Capítulo 6: Verdad, la Maldad Revelada
La ceremonia de clausura del
Festival de Juegos Mágicos procedió de manera solemne.
Los estudiantes se reunieron
en hileras ordenadas en el campo, las palabras de apertura de la ceremonia se
dijeron, se cantó el himno nacional, se dio las gracias a los visitantes y se
anunciaron los resultados... No se desperdició ni un segundo porque el
itinerario fue gradualmente terminado.
La secuencia general de
eventos no fue diferente a años anteriores. Sin embargo, quedó un factor que
provocó la emoción de los estudiantes – la participación de la Emperatriz en la
ceremonia.
Por fin, llego el momento en
que Alicia diera los premios. Detrás de ella estaba Zeros y Serika, el
comandante de la guardia real y la orgullosa maga de séptimo rango de la
academia. No había nada de qué quejarse cuando se trataba de elegir
guardaespaldas. En ese momento, probablemente no había ni una sola persona que
pudiera lastimar a Alicia.
[Ahora bien, Su Majestad la
Emperatriz le entregará la medalla a la clase con la mejor participación en
este festival. Que el representante de la clase dos suba al escenario. Por
favor, denle sus aplausos.]
El sonido de los aplausos salía
de la multitud.
Los instructores de cada
clase lo vieron con envidia. Una concesión personal de recompensas por parte de
la Emperatriz fue un honor único en la vida. Además de eso, Glen Ryders de la
clase dos sería el que recibiría ese honor. A pesar de que había seguido las
reglas y las había vencido, los otros instructores no podían ocultar sus celos.
[¿¡Gungngngng—!? ¡Cómo pudo
pasar esto! ¡Yo... un mago de quinto rango... perdiendo contra un mago como
Glen Ryders...! ¡Perdí con ese hombre que no tiene una pizca de orgullo como
mago!]
Harry mordió sus dientes y
arrancó su cabello de la frustración.
[Harry-sensei... Si sigue
haciendo eso con su cabello, lo dañará, ¿sí? Considerando que está en la edad
que su cabello...]
[¡Cállate! ¡Mantén tu boca
cerrada si vas a decir cosas innecesarias!]
Harry reprendió a sus
estudiantes que estaban a punto de decir algo bastante cruel y desagradable y
comenzó a pensar en qué hacer después de la competencia.
El
que perdiera es bastante humillante, pero perder de tres meses de salario
también duele.
Es
seguro que me convertiré en una figura notable que se convertirá en sexto, si
no en un séptimo rango. Sin embargo, necesito tener resultados para merecer una
promoción. No puedo permitir que mi investigación se detenga por algo así.
Pero, gracias a que perdí mi
apuesta, los fondos de mi investigación son insuficientes—
[Maldición... ¿Dónde crecen los
arbolillos en esta academia? Puedo rebajar mis gastos si encuentro esas ramas...
AH, ¿en qué estoy pensando? ¡Cómo un mago bien como yo puede caer tan bajo¡ ¡Ah,
maldición! ¿Por qué me está pasando esto? ¡Miiiierda! ¡No te perdonaré, no te
perdonaré, uuuuu Glen Ryderssssss—!]
Entonces—
Con los aplausos
disminuyendo, el sonido de los murmurios empezó a esparcirse.
[¿…Huh? ¿Esos dos son...?]
Cuando Alicia vio al escenario,
su mirada llego a esas figuras por sobre la multitud.
No era Glen, sino más bien,
un conocido dúo de chico y chica.
[¿Albert...? ¿Y Riel...?]
[…Ustedes ha venido.]
Ignorando el asombro de
Alicia, Serika pronunció esas pocas palabras.
Dudoso por la situación,
Zeros le susurró algo a Alicia.
[...Su Majestad, ¿ese hombre
es el instructor de la clase dos, Glen Ryders?]
[No, él no… pero...]
Entonces—
[Hey, anciano.]
La fría expresión que Albert
llevaba se pronto dijo eso en un tono que no queda con su apariencia.
[Es hora de ponerle fin a
ese desastre.]
[¿Qué dijiste…?]
Entonces, el bien parecido
de Albert cantó un hechizo.
El aire alrededor del dúo de
repente se distorsionó—
Cuando los dos volvieron a
verse, lo que apareció fue—
[¡¿U-Ustedes bastardos son—!?]
[¡¿B-Bastardos, quiénes son ustedes dos?!] Cros
gritó enojado.
Algunas idas y vueltas
habían pasado luego de aquello.
Con espíritus indomables y
fuerza de voluntad sin igual, los guardias reales continuaron su persecución.
Incluso si ya no podían
pelear, sus pies nunca se detendrían. Continuaron persiguiendo, persiguiendo,
persiguiendo—
Y entonces—
Finalmente, después de todo,
pensaron que habían arrinconado a su objetivo.
Llegaron a un callejón sin
salida.
En los tejados cercanos
había varios soldados en espera.
Los guardias que más antes
participaron en la búsqueda reunieron a todas sus fuerzas. A pesar de que
habían sido derrotados en cada momento hasta ahora, esta vez, su objetivo
definitivamente no tenía a dónde correr.
Por fin alcanzarían la
victoria que se les fue de las manos, pensaron— Pero entonces—
Las dos figuras arrinconadas
se convirtieron en personas diferentes luego de transformarse.
Frente a este inconcebible giro
de eventos, Cross quería llorar desde el fondo de su corazón.
[¿Ahora está bien? Albert.]
[Mhm. En todo caso, parece
que los otros han hecho contacto.]
La causa de su tormento
decía cosas que él no podía entender.
[¡Al carajo todo! ¡¿Q-Quién carajos
son ustedes?!]
[No veo razón para responder.]
[Operaciones especiales de la
Corte Imperial de Magos, ejecutor # 7, Riel la “Carreta”.]
[.........]
[.........]
El suave murmuro de Riel
silenció a todos en el área.
[¿…Comprendes lo que dices? ¿Recuerdas
que estamos en una misión clasificada? Incluso dentro de la Armada Imperial, la
existencia de nuestro grupo es altamente confidencial.]
[No lo entiendo, pero está
bien.]
Frente al dúo que comenzó
una extraña comedia dramática, Cross se recompuso y apretó sus temblorosos
puños.
[Magos de la Corte... vaya
sorpresa... ¡Maldición, ¿es que caímos con tanta facilidad?! ¡Unidad dos, tres,
cuatro! ¡Tomen a esos dos! El resto vayan con el comandante y comienzen a
rastrear nuestro verdadero objetivo…]
[Es mejor que no lo hagas.]
De repente, dos rayos pasaron
por el aire.
[¿¡Gyaa—!?]
[¿¡Guha-!?]
Los guardias cayeron al
suelo por la magia de Albert.
[E-Eso fue una activación
retardada de un hechizo... ¡¿Y un doble lanzamiento?!]
[No te aflijas, me contuve. Juguemos
otro rato más.]
Albert, quien permanecía
inmóvil con su dedo extendido, lo dijo con frialdad.
[T-Tú... ¿Planeas resistirte...
en esta situación... con esta diferencia de números?]
[¿Resistirse? No. Lo haré—]
[Lo mejor es no tocarlos.]
Albert retuvo a la guerrera
Riel por su pelo.
[Con esta diferencia de
números, estaríamos en desventaja en una confrontación directa. Sin mencionar,
nuestro trabajo es ser un señuelo. Debemos considerar a nuestro oponente en
consecuencia. Solo tenemos que ganar tiempo.]
[Entiendo. Déjamelo a mí.
Los cortaré a todos.]
Sin cambios en su expresión,
Albert cerró sus ojos con resignación.
[...Al menos, no los mates.
No están relacionados con la facción que tira las cuerdas y siguen siendo
nuestros aliados. Simplemente no han abierto sus ojos a la verdad.]
[¡Yo iré! ¡Voy a… vencer...
a nuestros enemigos! ¡IIIIIIIiya—!]
Riel se agachó y causó una
gran explosión. Por precipitarse, colocó su mano en el suelo y creó una gran
espada en un instante.
[...]
Observando con frialdad cómo
se lanzaba contra el enemigo sin decir palabra, Albert comenzó a cantar con
calma un hechizo de protección.
En el centro del escenario
del Festival de Juegos Mágicos, en el área abierta frente al podio de premios.
La repentina aparición de
Lumia y Glen hizo gritar por reflejo a Zeros.
[¿¡Cómo es que puede ser!?
Lumia-dono, justo ahora, debería estar en medio de la ciudad con ese instructor
mágico—]
Los invitados que se
sentaron en las gradas y los estudiantes que estaban cerca no podían entender
lo que pasaba. Todo lo que podían hacer era ver de lejos el escenario en
confusión.
En medio de la conmoción,
Glen reveló con orgullo su truco.
[Nos cambiamos con nuestros
amigos usando [Auto-Ilusión]. Vaya, sí que cayeron con un truco tan simple. Deberías
educar a tus subordinados más, ¿no?]
[¡Ku-! ¡Guardias! ¿¡Qué
están esperando!? ¡Arresten a estos insurgentes!]
Zeros se puso por delante de
Alicia y gritó una orden. Más luego, los guardias cerca del perímetro del
estadio recobraron el sentido y juntos desenvainaron sus espadas, avanzando
para agarrar a Glen y Lumia.
[¡Serika, por favor—!]
Ante el grito de Glen,
innumerables líneas de luz destellaron en el suelo.
Una barrera se levantó al
instante en el centro del escenario, encerrando a Glen, Lumia, Alicia, Zeros y
Serika en su interior. Las imponentes barreras de luz cortaban el interior de
los alrededores y evitaban que los soldados se acercaran a Glen.
[¡~~~~~~~~ -! ¡~~~~~-!]
Los soldados afuera
golpearon las paredes de la barrera con sus puños y gritaron, pero sus voces no
podían alcanzar a aquellos que estaban encerrados dentro de la barrera.
[¿Oho? ¿Una barrera de
aislamiento que incluso apaga el sonido? Eso es bastante considerado de tu
parte, Serika.]
Serika mostró una amplia
sonrisa ante los elogios de Glen.
¿Cuándo se construyó la
barrera? Desde la palma izquierda de Serika apareció un pentagrama construido
con líneas de luz. Sonidos de campanas podían escucharse de su mano—
…Como
pensaba.
Todos menos Sistina, que
habían previsto lo que se desarrolló en el escenario, no pudieron ocultar su
desconcierto y sorpresa.
Pensé
que era algo extraño...
Ella había pensado que los
asientos V.I.P. habían estado algo ocupados desde que Lumia había desaparecido,
pero si esa hubiera sido la única anormalidad, entonces Sistina no lo habría
pensado más.
Pero, Glen y Lumia habían
regresado con apariencia y voz cambiada, escondiendo sus verdaderas identidades
cuando se acercaron a Sistina. Como sabía de la historia de Lumia, no le
resultó difícil imaginar que había surgido una situación peculiar.
La magia negra [Auto-Ilusión]
crea una ilusión para transformar la apariencia del usuario. Tocarlo
directamente te permitiría sentir si algo andaba mal... Sin mencionar, no
confundiría cómo se sienten sus manos.
Sin embargo, a pesar de
haber desentrañado el misterio, quedaba una decisión por tomar. ¿Debería obligarlos a que me lo digan? ¿O no
debería?
Ella y Lumia eran amigas tan
cercanas como para ser hermanas. Si Lumia estaba involucrada en algún tipo de
problema, naturalmente querría ayudarla. Ayudaría incluso si no se lo pidieran.
Eso era un hecho.
Sin embargo... Lumia le
había dicho esto.
—'Cree en nosotros.'
No le pidió ayuda, ni que se
involucrar... simplemente le habían pedido que 'creyera en ellos'.
En ese caso, ella creería.
Esa era la forma de la
amistad de la que se enorgullecía.
Aún
así, me siento un poco molesta de que Lumia le pida ayuda a ese tipo y no a mí...
Ya que ella no podía
entender los sentimientos sombríos que salían de su corazón, vio desde la distancia
a los dos al otro lado de la berra, donde confrontaban a la Emperatriz.
Sistina no podía llegar a
comprender lo que estaba pasando en el momento. Además, con la barrera que
impedía que pasara algún sonido, ni siquiera podía tratar de comprender la
situación.
Aún así—
Sensei...
Salva a Lumia... Por favor...
Ella unió sus manos frente a
ella como si estuviera rezando.
[¡Serika-dono... ¡Intentas
traicionarnos ahora?!]
Zeros contempló
desdeñosamente la barrera y le grito a Serika con furia.
[...]
Sin embargo, Serika
permaneció en silencio y distante.
[Maldita sea, ¿cómo llegamos
a esto…?]
Zeros no podía evitar
reventar sus dientes de la frustración.
Las personas que no se
involucraron en este incidente solo podían ver asombradas, incapaces de
comprender la situación.
[Ahora que los personajes
secundarios se han ido...]
Glen chasqueó sus dedos y se
giró hacia Zeros.
[Hey anciano, ¿qué con todo
esto? ¿Sabes lo que estás haciendo?]
[Gl—]
[Su Majestad, perdone mi
actitud presuntuosa, pero déjeme decirle lo que ha hecho este anciano. Abusó de
su autoridad en un intento de causarle daño a una niña inocente, ella es, Lumia.]
[...]
Alicia miró a Glen.
[Esté tranquila, Su
Majestad, todo se acabó ahora. Lumia está sana y salva, y los guardias reales
que la tenían restringida están fuera de la barrera. No hay nadie aquí que
pueda reprimirla por la fuerza. Sé que ese viejo es estúpidamente fuerte, pero
él no es realmente un rival para Serika y para mí si tuviéramos que enfrentarlo.]
[¡Malditos traidores...!]
[Dum-bo, ¿quién es el
traidor aquí? Como sea, todo habrá terminado una vez que Su Majestad dé la
orden. Hey, no ignorarías una orden imperial dada personalmente por Su
Majestad, ¿verdad?]
Esto por fin ha terminado —
pensó Glen.
Todavía
no entiendo realmente lo que está pasando, pero igual, el problema en sí se resolvió.
Puedo tomarme mi tiempo para hacer preguntas más adelante si realmente lo
necesito. Diablos, este no era mi trabajo, para empezar.
Al Glen perderse en esos
pensamientos—
[Zeros.]
[Sí... ¿Dígame, Su Majestad?]
[Por orden mía... Esa chica,
Lumia Tinzel, debe ser ejecutada.]
Alicia pronunció esas inesperadas
palabras.
[¿…Huh?]
[¿¡…!?]
Glen se congeló. Lumia se
palideció.
A pesar de todo, Alicia
continuó con una expresión helada mientras seguía calmada.
[Con respecto a mi posición,
esa chica es alguien que no debe existir.]
[Hey... Su Majestad, ¿qué
está diciendo...?]
Al decir Alicia palabras
inimaginables, esta vez, fue el turno de Glen de estar confuso.
[Lo mejor sería que nunca
hubiese nacido. Nunca te he amado. '¿Por qué esta niña debe existir en el
mundo?' Solía pensarlo... Es el arrepentimiento que nunca olvidaré.]
[E-Eso es...]
Incluso Lumia no podía
soportar las palabras de su madre.
[¿De… verdad lo piensas?
¿Eso es lo que realmente sientes...? ¿Qué hay de la amabilidad que me
mostraste...? ¿Qué hay del calor que me has dado...?]
Su cuerpo tembló mientras se
alejaba, pero aun así, ella hizo esas preguntas como si se aferrara a su querida
vida.
[Mhm, todo fue una mentira.
Con lo cansado y aburridos que son los deberes de gobierno, es bueno jugar
algunas veces para aclarar la mente, ¿sí? Por eso, debes morir con el
arrepentimiento de haber sido tan tonta y desobediente.]
Sometida a tal crueldad,
lágrimas salieron de los ojos de Lumia tras el caer de su cuerpo.
[¡N-No, esperae, Su
Majestad! ¿Por qué estás diciendo palabras tan desalmadas...?]
En contraste con la
creciente inquietud de Glen, Zeros recuperó su fuerza.
[¡F-Fuha, Fuhahahha! ¡Por
fin lo entiende, Su Majestad! ¿Qué tal eso, escoria? ¡Esta es la verdadera
voluntad de Su Majestad! ¡La justicia está conmigo!
[¡Tch—!]
Me
equivoqué. Pensé que si podíamos reunirnos con la Emperatriz, la situación se
resolvería sola. Estoy aquí porque creo en Serika, pero esto fue más allá de
mis expectativas que la Emperatriz dijera eso.
[¡Ya veo, ahora que lo
pienso, Serika-dono no nos traicionó... porque los traidores están atrapados
dentro de la barrera! No hay ningún lugar para que corras ahora, ¿verdad?]
[Maldición...]
[Bien, lo único que queda
por hacer es deshacerme de los traidores... ¡Lo haré personalmente yo!]
El cuerpo de Zeros se llenó de
un instinto asesino mientras sacaba sus espadas.
Con un estoque en cada mano,
parecía que Zeros empleaba un estilo de doble hoja.
Su juego de pies no parecía
dejar ninguna apertura cuando se acercaba a Glen paso por paso.
[¿¡Oi Serika!? ¡¿Harás algo?!
¡Hola Serika, ¿estás ahí?!]
[...]
Sin embargo, Serika no
respondió. Ella cerró sus ojos y se centró en mantener la barrera. No importaba
cuán frustrado estaba Glen, todo lo que podía hacer era apretar sus dientes.
Maldita
sea, Serika, ¿no dijiste que todo estaría bien si llegábamos con la emperatriz?
¿Estás segura de que no querías decir que nos encontraríamos atrapados en un
apuro? ¡Ella no estará tratando de joderme, ¿verdad?!
Glen se paró frente a Lumia,
quien había caído de rodillas, en un intento por protegerla.
¿¡…Ahora
qué!? ¿¡…Qué debería hacer!? Zeros es diferente a los otros soldados que
carecen de experiencia en combate. ¡Sobrevivió a la vanguardia de la guerra
hace cuarenta años, es el hombre!
El sudor goteaba por la
frente de la ciudad de Glen.
Zeros se acercó a Glen con
pasos constantes. Con cada paso que se aproximaba, la presencia de la muerte
crecía más como una bruma invasora. Glen pudo sentir esa presión corriendo por
su espalda. La forma en que se acercaba Zeros era como el avance implacable de
un dios de la muerte.
¡¿Qué
demonios es esto?! ¿¡Qué está pasando!? ¿Por qué Su Majestad dice cosas tan malas?
Sin mencionar que no se lo están preguntando, amenazando o controlando.
¡Realmente lo dice en serio!
Zeros pronto achicaría la
distancia.
Al momento después de eso,
Glen sería asesinado – muerto, asesinado.
¡Mierda!
¡No hay nada que pueda hacer a esta distancia contra este viejo! ¡Si intento
comenzar a recitar ahora, me matarán antes de que pueda terminar...!
La distancia entre los dos
ya estaba dentro del rango cercano. Sería bastante difícil completar un hechizo
de una etapa, pero ¿qué podría hacer Glen cuando solo podía usar uno de tres
etapas? La barrera detrás de él bloqueaba su retirada, sin mencionar que no
podía retroceder con Lumia justo detrás de él.
¡…Tengo
que hacer algo, ¿no es así...?!
Con una sombría
determinación, Glen levantó sus puños en una postura tradicional de lucha con
los puños.
Sin lugar a dudas, Glen
tenía mucha confianza en su habilidad de combate cuerpo a cuerpo.
Si tuviera que ponerlo en
palabras, diría que era mejor en eso que en cualquier aspecto de la magia.
Pero aun así, ¿su habilidad
de combate sería de alguna utilidad contra este monstruo...?
Lo
siento... Lumia... Aunque te traje aquí para deshacerte de esos pensamientos
repugnantes, termino así…
Quizás Lumia ya se había
dado por vencida. Agarró con fuerza el guardapelo que le colgaba del cuello,
cerró sus ojos y bajó su cabeza en pose de oración.
A medida que el dios de la
muerte continuaba acercándose, Glen sintió una oleada de ansiedad por su
espalda. Aunque sintió un fuerte impulso de huir de inmediato, Glen dio un paso
adelante para atacar con imprudencia—
Fue entonces cuando Glen se
dio cuenta de un destello de comprensión.
Ahora que lo pienso... ¿Por
qué eligió Su Majestad este momento para decir esas cosas?
'Con respecto a mi posición,
esa chica es alguien que no debe existir'.
‘Lo mejor sería que nunca
hubiese nacido. Nunca te he amado. ¿Por qué esta niña debe existir en el
mundo?' Solía pensarlo... Es el arrepentimiento que nunca olvidaré’
Es
extraño no importa cómo lo piense. Incluso si Su Majestad sí lo creyera, podría
haber dicho 'Mátala' y ese sería el fin de la historia. Por qué tenía que hacer
tanto para herir a Lumia... ¿Por qué tenía que decir cosas tan innecesarias?
Sin mencionar, todas eran mentiras... ¿Por qué tenía que hacerlo en esta
situación?
Glen miró a la nuca de
Alicia, y luego hacia las manos unidas de Lumia.
Si
tuviera que decir qué hay algo extraño en esto... ¿qué hay de los guardapelos
idénticos? Su Majestad lo atesoro, pero no lo está llevando hoy...
Los pensamientos de Glen
comenzaron a surgir.
No
hay duda de que nada de lo que está diciendo es lo que siente de verdad, pero
si ese es el caso, ¿por qué? Entiendo que no puede decir cómo se siente en
público, pero ¿realmente tenía que hacer todo eso para decir todo lo contrario?
¿Qué se supone que significan sus mentiras? ¿Es Su Majestad alguien que haría
cosas sin sentido? O no tiene más remedio que mentir... Tal vez... ¿hay alguna
razón por la que no puede decir la verdad?
Entonces, recordó.
Recordó lo que Serika le
había dicho.
—Diré esto una vez más, ¿sí,
Glen? No puedo hacer nada, y tampoco puedo decir nada.
—Eres el único que puede
superar esta situación. Sí, eres el único.
Ahora
que lo pienso, tiene que haber alguna razón por la cual Serika se negó a
decirme algo. Ella también debe estar insinuado algo por la manera en que
mantiene la barrera insonorizada. Entiendo que quiere decirme algo, pero ¿qué
es?
Ya
que esta barrera nos está separando del mundo exterior, debe ser una situación
en la que cualquiera puede decir lo que quiera, pero todavía no dice nada.
Todavía están tratando de transmitir algo con sus acciones... lo que en sí
mismo significa que la situación actual es bastante grave, ¿no?
Y
hay algo que yo puedo hacer que Serika no puede... ¿Qué es?
De
ninguna manera... ¿Podría ser—?
La verdad, al principio fue
una corazonada.
En el momento en que el
pensamiento cruzó por su mente, Glen habló de inmediato.
[Su Majestad, ese collar
suyo... es bastante lindo. Le queda muy bien.]
Zeros se congeló por la
respuesta a la extraña declaración de Glen. Lumia volvió sus ojos a Glen,
Serika abrió sus ojos y reveló una amplia sonrisa triunfante, y el rostro frío
de Alicia se cambió a una cálida sonrisa.
Dejando a un lado a Lumia, la
reacción de todos fue extraña.
[¿Así es? Es mi
"favorito" por así decirlo.]
A diferente de su frialdad
de antes, ahora hablaba de una manera alegre y serena.
[Su 'favorito' huh... ya veo,
ya veo. ¿Aunque no es algo llamativo? Digo, ¿sus hombros no se sienten
cansados? ¿No será mejor quitárselo?]
Glen se frotó los hombros en
tono de broma.
[Fufu, no lo creo. No me lo quiero
quitar. Para nada.]
Ahora
lo entiendo. Esta forma de hablar extraña que está usando... No hay quite.
[...Ya entiendo, Su Majestad.]
Por fin, al fin Glen
entendió.
La verdad detrás de este
incomprensible incidente, y la malicia que había causado esta situación
críptica.
[¿¡Qué estás tratando de
hacer…!?]
Glen se sacó una sonrisa
intrépida y Zeros, encontrando esto extraño, gritó para intimidarlo.
[¿No es obvio? Vamos a
quitarle ese collar.]
[¿Qué dijiste?]
[Hey anciano. ¿Podrías
voltearte? No hay necesidad para que lo uses en mi contra.]
Zeros levantó una ceja.
[¡Tu engaño es muy
superficial, mago! ¡Hazte el gracioso y te cortaré aquí mismo!]
[Bueno, es obvio que
reaccionarías de esa manera huh... tarde en darme cuenta, ¿no? Ahora que ya
estoy dentro de alcance, no tengo tiempo para convencerlo, ¿no? Pero primero...
¿Hey, Lumia?]
Al escuchar su nombre ser
llamado de la nada, Lumia levantó la cabeza.
[Todo dicho y hecho... Tu
madre... ella realmente te ama.] Dijo Glen.
Luego miró detrás de Zeros e
intercambió miradas con Alicia.
Alicia asintió firmemente en
respuesta.
Al recibir ese gesto, Glen
movió con rapidez su mano izquierda.
El breve momento se extendió
sin fin mientras que el ambiente se acercaba a sus límites—
Los magos usan magia de su
brazo izquierdo el cual está más cercano a su corazón.
Zeros, que notó que la
acción iba como un vendaval sin dudar un solo momento.
[¡No te lo permitiré—!]
Dejó atrás una imagen residual.
Fue con un paso a la velocidad de la luz que no parecía posible para el cuerpo
humano.
Glen empezó a sudar ante el
apresurado Zeros, que parecía romper los límites de la realidad—
Moviendo con desespero su
mano izquierda, sus movimientos eran lentos en comparación con la velocidad del
rayo de Zeros—
—Al siguiente momento, salió
una sed de sangre.
[No sé qué es lo que estabas
intentando... pero eres demasiado lento, mago.]
[¿¡Ga—!? ¿¡Agh-...-!?]
Zeros lanzó su espada justo
hacia adelante, atravesando el brazo izquierdo de Glen.
En cuanto a la mano
izquierda de Glen— no había rastros de ningún fenómeno mágico.
Aún quedaba una espada más
en la mano izquierda de Zeros.
Si la espada continúa
perforando al corazón de Glen, todo terminaría, Glen moriría.
[¡Se acabó, mago!]
[N-No— ¡Sensei—!]
Cuando Zeros alistaba su
espada, Lumia gritó—
La punta de la cuchilla cortó
el viento, generando un sonido chillón a su paso.
El acero plateado fue
directo hacia su objetivo.
Justo antes de que pudiera
perforar el corazón de Glen—
En un rincón de la visión de
Zeros, un destello de luz verde cayó desde arriba.
[Qu—]
Por alguna razón, los ojos
de Zeros siguieron atentamente el camino de la luz.
La luz por pausas caía al suelo
con un sonido de 'clink', rebotando una, dos veces, antes de caer.
La verdadera forma de la luz
era el collar de piedras preciosas de jade de Alicia.
Al momento siguiente, la
espada de Zeros se detuvo por el asombro. Se volteó para ver a Alicia—
Y confirmó que Alicia lo
había arrojado...
[¡Su Majestad, ¿qué ha hecho—?!]
Su expresión se tornó en una
de desesperación mientras gritaba—
—Esa acción se convirtió en
el factor decisivo entre batalla de Glen y Zeros.
Un monumental torbellino
surgió.
En el momento que Zeros
perdió su compostura, Glen, sin dudarlo, desencadenó una patada circular en un
movimiento que era similar a una primavera.
Juntando toda la fuerza que
pudo, la pierna de Glen golpeó sin piedad el costado de la cabeza de Zeros con
su pierna derecha, noqueando a Zeros mientras seguía con la patada.
[¡—GAAAAAAH—!]
El golpe mortal mando a
volar a Zeros dando tumbos violentos por el suelo.
El momento que parecía
extenderse por siempre regresó a la normalidad mientras la adrenalina seguía
saliendo.
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