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Capítulo 1

[¿En serio? ¿Ya han conectado los caminos? Los Leinsters y Niche no pierden el tiempo. Oh, Cindy, hiciste un error de cálculo en esta forma. Por favor, revísala otra vez.] Dejé de escuchar las más nuevas noticias del sur para levitar un documento que había estado revisando en un escritorio hacia la par del mío.

 

Allen&Co tenía sus nuevas instalaciones en el cuartel oeste en la capital real. La compañía había sido relocalizada porque un disturbio durante la Rebelión Algren casi había destruido sus oficinas anteriores. Oí que esta casa había permanecido a una rígida familia noble que había caído entre los disturbios de sucesión. Aunque, era espaciosa, conveniente y resistente. Apenas sí sentía el clima frío.

 

La número seis de la Corporación de Maids de Leinster puso una mala cara mientras aceptaba el documento, luego lo posaba en su escritorio. Sus blancas trenzas se meneaban con rapidez.

 

[Saqué el lote ganador para dejar la ciudad del agua antes y esto es lo que recibo.] Gruñó. [Y-Y se supone que tiene el día libre porque tiene lecciones esta tarde, Mr Allen. Lo dice en el pizarrón. ¡Yo… no puedo procesar más papelería! ¡Oh, Saki! ¡De prisa y váyase!]

 

Una pequeña con largo cabello blanco— Atra el Thunder Fox, uno de los Grande Ocho Elementales— levantó la mirada en alarma desde el sofá cercano donde había estado durmiendo, pero cerró sus ojos otra vez, aliviada, cuando me vio. Esta escena atrajo sonrisas a los rostros de cada maid Howard y Leinster en el cuarto y para el antiguo personal de la Compañía Fosse llevada por las circunstancias a trabajar con ellas.

 

[Un urgente aviso salió para todas las filas de maids Howard, incluyendo a Sally Walker y las otras asignadas a la compañía.] Dije, ajustando la fórmula de hechizo formada en el aire mientras firmaba. [Su partida hacia la capital norte nos deja cortos de personal. Le he solicitado a Anna personal adicional. El siguiente documento, por favor.]

 

[Oh, es por eso que todos nuestros oficiales han estado reuniéndose en la capital real. Excepto por Lady Lily— está visitando a sus padres en el viceducado. Pero ¿por qué tengo que escoger trabajar?] Cindy se quejó, aunque se disponía a corregir la papelería. Se tomaba su trabajo en serio.

 

 

Dos meses habían pasado desde la batalla por la ciudad del agua. Incluso nosotros quienes nos habíamos permanecido aquí, lidiando con las secuelas, gradualmente habíamos regresado a la capital real a través de la capital sur. Pensé que había hecho todo lo que podía en mi forzada posición como contacto para las negociaciones. Asignar al equipo de Saki para proteger a Niccolo Nitti y Tuna había sido mi idea. Pero no había tenido contacto directo en la política luego de mi regreso a la capital. Aunque había sido forzado a pararme en la línea de fuego desde la Rebelión Algren, permanecí como un hijo “huérfano” adoptado en el clan lobo, un humilde tutor privado y el presidente nominal de la compañía que portaba mi nombre.

 

La paz formal con el Imperio Yustinian se había retrasado, o así había escuchado, por la caída de la nación en una guerra civil poniendo al viejo emperador en contra del príncipe de la corona. Pero dejaría a mi viejo mentor, el profesor, ver eso, junto al Archimago, director de la Academi real como era conocido, y los Duques Howard, Leinster y Lebufera.

 

¡Nada mejor que la paz y tranquilidad! ¡Dejemos que el profesor y director manejen cada molesto y complejo problema desde ahora!

 

[¿Mr Allen? ¿Se da cuenta que se ve como un chico malicioso que acaba de tener una idea retorcida?] Cindy demandó, mirándome fríamente. [Y le agradeceré que no despliegue tal amenazadora fórmula mientras maneja tanto trabajo.]

 

Pestañeé. [Solo preparo la lección de esta tarde y reviso mis notas de la ciudad del agua. No necesitas preocuparte— No tengo el maná para activar ninguno de esos excepto aquel de Tina.]

 

La joven Lady Tina Howard, la segunda hija del Duque Howard, había lanzado mi carrera de tutor. Su padre tenía uno de los Cuatro Grande Ducados del reino, convirtiéndolo en gobernador del norte y ella una genuina noble del más alto pedigrí, con el título de “Alteza.” También poseía un prodigioso maná y un brillante intelecto y albergaba el gran elemental Frigid Crane dentro de su cuerpo. Desde el regreso a la ciudad, había continuado asistiendo a la Academia Real, la cual regreso a clases. Probablemente la encontraría en clase en cualquier momento.

 

[Las personas normales hacen fórmulas como esas.] Cindy dijo, sonando exasperada mientras pasaba su bolígrafo por una página. [Creo que asume mucho trabajo. ¿Cuántos problemas imposibles tiene a su mano ahora mismo? Vamos, puede decírmelo. Enseñar y la compañía no cuentan.]

 

[Déjame pensar.]

Primero, estaba investigando el repentino brote de la fiebre de los diez días que había golpeado la capital real hace once años. Mi pupila y la maid personal de Tina, Ellie Walker, había perdido a sus padres con la enfermedad. Aunque en la ciudad del agua, había encontrado un extraño fenómeno. La Marquesa Carlotta Carnien había permanecido en coma con una misteriosa enfermedad— una maldición lanzada por un apóstol de la Iglesia del Espíritu Santo— y sus síntomas coincidían con los de la fiebre de los diez días. Eso significaba que más que una plaga, la hechicería de largo alcance de la iglesia pudo haber tomado la vida de los Walker. Necesitaba llegar al fondo de las cosas de prisa.

 

Segundo, Stella Howard, la hermana mayor de Tina y presidenta del consejo de la Academia Real, había estado sufriendo por varios meses de una inexplicable y creciente abundancia de maná del elemento de luz. La Cada Ducal de Howard tradicionalmente usaba hielo con el cual sus antepasados habían contribuido grandemente a la fundación del reino. Pero en el presente, Stella solo podía lanzar hechizos de luz— a pesar del hecho que sus reservas de maná continuaban incrementando. Su poderosa fuerza de purificación había salvado a la Marquesa Carnien y la misma Stella llevaba la situación con valentía. Sin embargo…

 

Vi carros, carruajes y peatones abrigarse con túnicas corriendo en la calle más allá de las ventanas.

 

[¿Alguna noticia de la capital oeste, Cindy?] Pregunté.

 

[¡Si se refiere a las solicitudes de matrimonio, recibimos más cada día!]

 

Necesitaba un momento.

 

[Por favor, no se lo menciones a las chicas.] Se lo recordé a la sonriente maid de cabello blanco. Luego seguí pensando.

 

Tanto como iba el aliviar los síntomas de Stella, tenía que admitirlo, no tenía más que esperar al oráculo del dragón de flor que le había pedido al jefe dragón en la capital este. Los dragones superaban con creces la compresión mortal y el ritual oracular pedía su sabiduría.

 

Tercero, quería descifrar más de las notas que la madre de Tina y Stella, la Duquesa Rosa Howard, había dejado en el archivo secreto de los Nitti cuando era niña.

 

 

Aparte de eso, la vampiresa Alicia Coalfield, quien clamaba haber servido como teniente a la Estrella Fugaz en la Guerra del Señor Oscuro e Io la “Flor Negra”, que había asesinado a Robson Atlas, quería toda una investigación. Tampoco podía olvidar al hechicero que había aparecido para lanzar el gran hechizo Estrella Fugaz al final de la batalla por la ciudad del agua… o la misma autoproclamada “Santa” de la iglesia, quien había orquestado toda una serie de desastres desde las sombras. La enigmática tableta de tierra que había tomado de su lugar de descanso sellado en el Antiguo Templo me preocupaba también. Los tormentosos problemas se habían apilado.

 

Cindy giró su bolígrafo. [Una mirada a su rostro me dice que se ha cargado con mucho. No cree que puedo avisarle a Lady Lydia si lo atrapo presionándose demasiado.]

 

[Parece que estás muy ocupada estos días.] Pensé.

 

Mi compañera, Lady Lydia Leinster, había sido asignada como guardia personal de nuestra compañera de clases de la Academia Real la Princesa Cheryl Wainwright al inicio de este año. Los planes de los viejos mañosos y el anterior Príncipe de la Corona John, a quien ellos lo habían puesto como títere, habían purgado a los fanáticos de la aristocracia que no pudieron ver por dónde el viento estaba soplando y abrieron el camino para el alzamiento de Cheryl como heredera. Naturalmente, había empezado a asistir a muchas más grandes reuniones, lo cual mantenía a Lydia ocupada. No nos habíamos encontrado cara a cara en dos semanas. Intercambiábamos avecitas conjuradas mágicamente tres veces al día, pero sus recientes mensajes denotaban a una mujer colmada: “Mo más,” “Ya no puedo,” “Vamos a fugarnos. A Lalannoy esta vez,” “Dime cómo vencer a esta princesa ladrona ahora,” y así. Planear verla pronto puede que sirva para calmarla.

 

Un rápido sonido de pisadas en el corredor anunciaba la llegada de alguien quien claramente no sobresalía por correr. Parecía que la señora de la oficina había regresado.

 

[¡Allen!] Gritó una chica de lentes flacucha mientras entraba en el cuarto, largo cabello castaño revoloteaba. Un destello alumbró su pálida piel y lo flequillos que ocultaban sus ojos se levantaban y bajaban al igual que sus chichotas. NT: así de grandes, Peter. Usaba una larga falda blanca, evidentemente habiéndole confiado su atuendo de invierno a la maid que la había acompañado cuando había salido por unos negocios.

 

[Bienvenida, Felicia. ¿Hacía frío afuera?] Pregunté, mágicamente calentando el aire a su alrededor.

 

 

La chica, Felicia Fosse, había estado asistiendo a la Academia Real hasta hace unos meses. Era amiga cerca a Stella y mi hermana, Caren. Aunque por cosas del destino, ahora manejaba Allen&Co como directora. Durante la Guerra con la Alianza de Principados, sirvió como inspectora general de logística y mantuvo las difíciles operaciones de suplementos hasta el fin de las hostilidades.

 

[Oh, sí.] Felicia respondió, asintiendo. [El viento era tan frío que— ¡No trate de cambiar el tema! ¡Dios!]

 

Haciendo pucheros, camino a mi escritorio. Cada maid cerca tenía un brillo de felicidad en sus ojos. Obvio para ellas, Felicia plantó sus manitas en el escritorio y me fijo una fría mirada.

 

[¿No estaba calendarizado que se tomara el día libre?] Demandó. [¿No les enseñará a las chicas esta tarde? Eso es lo que dice en el tablero.]

 

[Terminé de preparar mi lección, así que pensé en venir.] Dije. [Para vigilar a Cindy.]

 

[P-Pero…] Felicia balbuceó, bajando la mirada y jugando con sus dedos. [S-Siempre pudo haber escogido una hora cuando estuviera aquí.]

 

[¿Mr Allen?] La maid de cabello lechoso me dio otra dura mirada.

 

En un rincón de mi mirada, miré a Atra invitar a la chica de lentes. Adorable.

 

[Me tomé la libertada de leer tu reporte.] Dije, levitando una silla cercana y poniéndola a la par de Felicia. [Los negocios con Atlas parecen ir viento en popa.]

 

[Sí, pero no tenemos las ganancias para demostrarlo aún.] Admitió, tomando el asiento ofrecido. [Creo que deberíamos estar usando este tiempo para plantar las semillas. Tuve la oportunidad de hablar con el presidente de la Compañía Skyhawk mientras estuve en la capital sur. ¡Atlas es solo el primer paso para monopolizar cada línea aérea en la alianza! ¡Juro que me haré de todo ello algún día!] Los grandes ojos mirando a través de sus flequillos ardían con fuerte ambición mientras apretaba sus puños.

 

No podía desalentarla.

La cara de la desconocida maid que me había acompañado a la capital de Atlas entró a mi mente. ¿Quién es que había sido? Había sonreído todo el viaje.

 

[Si tienes alguna preocupación sobre Atlas, por favor compártela con Niche.] Le aconsejé a la chica de lentes mientras las maids salían a atacar su cabello. [Parece que está creando un buen reporte con el Marqués de Atlas, así que dudo que necesitas preocuparte con que la información se filtre.]

 

Felicia de inmediato curvo sus labios. [Si eso dices.]

 

¿Qué tenemos aquí? Se veía tan alegre hasta hace poco. Sé que Niche es un hombre fácil de malentenderse, aun así.

 

Mientras reflexionaba, una calmada voz intervino. [Miss Fosse está quemándose de la ira porque le da mucha confianza a Don Niche Nitti. Justo ahora, en el carruaje, insistía que él “no sacará lo mejor de ella.”]

 

Una maid morocha con cabello castaño oscuro entró— Emma, la número cuatro de la Corporación de Maids Leinster, quien había estado apoyando a Felicia desde la primera vez que la compañía abrió. Llevaba una túnica y una bufanda, ambas dobladas.

 

Pestañeé y miré a Felicia, cuyo rostro se había puesto rojo.

 

[Er, bueno… ¡¿Puede culparme?! P-Parece que confías mucho en él y no se siente justo—]

 

[¡Emma!] La maid de cabello lechoso interrumpió, lanzándose a abrazar a su colega. Ondeé mi mano izquierda, lanzando un hechizo de levitación el cual puso los papeles que habían entrado en el aire en un escritorio cercano.

 

[¡Eek! ¡¿C-Cindy?!] Emma gritó. [L-Lo mismo digo. Ahora eres la número seis, al igual que una maid Leinster, debes mostrar algo de decoro y…]

 

Felicia junto sus manos, abrió sus ojos detrás de sus lentes y el resto de su olvidada queja. El desconcierto de Emma no era una ocurrencia de diario.

 

Mientras, Cindy presionó su cabeza contra el pecho de Emma y dijo. [Tablita.]

 

[¿Cindy? Debí haberte escuchado mal.] Emma respondió lentamente. [¿Necesito recordarte que una palabra equivocada en un momento equivocado puede poner tu vida en peligro? ¡Y-Y quién eres para hablar!]

 

[¡Lo siento, Emma, pero tengo más que tú!]

 

Oí algo golpearse. Las maids recolocaron la silla de la asustada de Felicia y el sofá de la emocionada Atra mientras los empleados de la anterior Compañía Fosse evacuaban. Se movieron como si tuvieran mucha práctica.

 

Emma frunció sus ojos y extendió sus manos. [Haz lo que quieras. ¡Te enseñaré algo de modales!]

 

[Oh, ¿lo harás? Sobreviví a una paliza de Lady Lydia en la ciudad del agua. ¿Crees que tienes lo que se necesita?] Cindy entró en acción también.

 

Un momento después, cada uno de sus fórmulas de hechizo se desintegraron.

 

[Nos acabamos de mudar a este nuevo edificio.] Reprendí a las asombradas maids, ondeando mi mano derecha. Mi anillo y brazalete brillaron. [Puedo decir que son buenas amigas, pero por favor, guárdense sus pendejadas para los Leinster. Piensen en el mal ejemplo que le dan a Atra.]

 

[Ruego su perdón.] Emma dijo luego de un momento.

 

[Oh, bien.] Cindy añadió. El par se relajó y se apartó, luciendo conflictivas.

 

Miré al sofá. Suficiente, Atra tenía una chispa en sus ojos y sus orejas y cola estaban girando.

 

[Felicia, ¿puedo ver tu reporte?] Dije. [Emma, Cindy, ¿les importaría entretener a Atra?]

 

[¡B-Bien!]

[Desde luego.]

 

[¡Claro!]

 

Mi tiré al sofá y revisé el más nuevo reporte de negocios. Las sumas cambiando crecían cada vez que leía uno.

 

Emma estaba con Atra en la cocina, preparando el té. El correo al parecer había llegado y Cindy había a la puerta frontal para recibirlo. [¿No hace mucho frío?] Dijo mientras dejaba el cuarto.

 

La pequeña mano de Felicia se estiré desde mi costado y revisó una línea de escritura: “Concerniente a la adquisición de la Compañía Fosse.”

 

[Mi mamá estaba en las nubes.] Dijo. [Aunque papá pudo ponerse furioso.]

 

Luego de nuestro regreso a la capital real, había recibido las noticias de los posibles lazos de Ernest Fosse con la armada rebelde y subsecuente desaparición de Felicia. Stella y Caren habían accedido a que era lo correcto. Pero eso nos dejaba con una pregunta: ¿qué sería del negocio que había dejado atrás? Con su presidente perdido y su única hija, Felicia, repudiada, la Compañía Fosse pudo haberse desintegrado. Había propuesto una fusión con Allen&Co como registro.

 

[Muchas casas están buscando a Mr Fosse.] Dije. [Dudo que fuera más que un renuente peón para la iglesia. Explicaré las cosas cuando vuelva.]

 

[Qué cosa, Allen.] Felicia gruñó, sonrojada y tomó mi brazo izquierdo. Simplemente continué leyendo el reporte.

 

[Estoy en contra de usar las rutas comerciales de la Compañía Fosse para expandirse hacia el oeste. Mejor concentrarse en fortalecer el negocio con Atlas.]

 

[¡¿Qué?! ¡Ya estamos hasta el cuello!]

 

[La respuesta es no, al menos hasta que Sally y las maids Howard vuelvan de la capital norte. Además…]

 

[¿A-Allen? Ah.] La chica de lentes jadeó mientras levantaba mi dedo índice derecho a su frente y le dio un ligero golpe. Eso fue suficiente para tumbarla en el sofá.

 

[La Directora Felicia Fosse colapsará por los nervios.] Terminé.

 

[E-Eso no— ¡Q-Quizás no puedas saberlo, pero sí que he mejorado mi resistencia!]

 

[¿Oh? En ese caso…] Tomé la mano de la pequeña y la ayudé a ponerse de pie. Mientras pestañeaba, le lancé mi dedo índice una vez más. [Intentémoslo otra vez. Si no te caes—]

 

[¡Nos expandiremos al oeste!]

 

[Al menos lo consideraré.] Hice a un lado los flequillos que ocultaban sus adorables ojos y sonreí. [Si caes. Añadiré días libres a tu horario— días del total. Sin trabajo permitido.]

 

[¡N-No lo haría!] Felicia dijo. [¿E-Esperas que lo crea de alguien que nunca descansa?]

 

Pisadas resonaron.

 

[Estoy a favor.] Dijo la maid, regresando con un té servido en una bandeja.

 

[¿Felicia tiene sueño?] Atra preguntó, apareciendo detrás de ella. A la niña le había agradado la directora desde su primera reunión en la capital sur.

 

[¡¿E-Emma?! ¡T-Tú también, Atra!]

 

Mientras la chica de lentes se quejaba, lancé un ataque sorpresa. Mi mano se agitó— pero no a su frente. Una palmada en la cabeza libero un repentino grito, luego un asustado murmullo. Sonrojada como tomate, chilló y parecía estar por desmayarse.

 

[¡Whoops!] La atrapé antes que colapsara.

 

¿Puedo considerarlo una victoria?

 

Miré a Emma, quien asintió vigorosamente con un aire de satisfacción. [Una espléndida actuación, Mr Allen.] Dijo. [Puede confiar en mí para cuidar la salud de Miss Fosse.]

 

[Por favor.] Respondí. Felicia no tenía una fuerte constitución. Necesitábamos asegurarnos que descansara cuando pudiera.

 

Levanté a la chica, la puse en el sofá y la cubrí con una manta. Recuperó la consciencia con un murmullo confuso, seguido por otro sonrojo y una frenética pelea para esconderse debajo de las mantas. Le ordené.

 

[Excelente trabajo. Ahora descansa en los días libres— órdenes del presidente.]

 

[¡Odenes!] Atra repitió. Estaba riendo a su pronunciación cuando sentí un tirón en mi túnica.

 

[¿Felicia?] Pregunté, mirándola.

 

[Allen.] Anunció, con medio rostro oculto. [¡Nunca dejaré que Nitti me gane, ¿bien?!] Sus ojos ardían con espíritu de lucha. Niche, parecía, lo había logrado y sacado pecho.

 

[Por favor, trata de mantenerte a raya.] Respondí.

 

[¡No! ¡Ni siquiera por usted!] Respondió y me dio la espalda.

 

Lo siento, Niche. Trata de mantenerte fuerte.

 

Estaba disfrutando el té con Atra y Emma, manteniendo el oído al pendiente a la respiración rítmica de la durmiente Felicia cuando Cindy regresó con una carta en mano.

 

[¡Mr Allen, noticias urgentes de Lady Lily en el viceducado!]

[¿Correo?] Atra preguntó, corriendo a saludarla.

 

La maid de cabello lechoso levantó a la niña de cabello blanco en sus brazos. [Parece que Lady Lily ha resuelto sus problemas por ahora.] Dijo en serio, entregando un sobre adornado con flores y pequeñas aves escarlatas. [Dice que volverá a la capital real pronto y que tiene asuntos que discutir con usted cuando vuelva aquí.]

 

[¿Lily quiere hablar?] Repetí. [¿Conmigo?]

 

[Eso parece, aunque no menciona sobre qué.]

 

Tenía un mal— no, mejor un terrible presentimiento. La maid en cuestión podía hacer algunas cosas atroces. Acepté el sobre, toqué el brazalete en mi muñeca izquierda y saco una brillante sonrisa. [Cindy—]

 

[¡Cuento contigo para solventar cualquier dificultad!] Ella me informó. [¿No va siendo hora para que se reúna con las señoritas?]

 

Así que presentía el problema antes que yo. ¡No es sorpresa que sobreviviera a esos experimentos para recrear al Señor Oscuro!

 

Metí el mensaje en un bolsillo interior, entonces tomé mi túnica y me la puse. Atra se veía alegre mientras Emma la abrigaba también.

 

[Creo que es hora que me vaya por hoy.] Dije. [Emma, por favor, ve que Felicia no se exija demasiado. ¡Cindy… trata de resistir un poco más!]

 

[Puede contar conmigo.] La maid respondió con una cortés reverencia.

 

[¿Allen?] La chica de lentes preguntó, levantándose. Parecía sonrojada a pesar de su sueño.

 

[Oh, bien.] La maid de cabello lechoso asintió, jugando con sus flequillos.

 

Atra estaba lista para el frío, así que tomé su mano en la mía y levanté la derecha en un pequeño giro. [Terminé de revisar toda la papelería. Felicia, te veré otra vez en la noche con los Leinster.]

 

[Su cocoa y té. Ten cuidado cuando lo bebas, Atra. Está caliente.]

 

[Gracias.] Le dije al mesero, quien se había convertido en un rostro familiar.

 

A mi par, Atra cantaba y agitaba sus orejas y cola en felicidad. Palmeé su cabeza y el mesero le sonrió a la niña mientras se movía atrás del mostrador.

 

Vi otros clientes en el café con el techo azul cielo cerca de la Academia Real donde había quedado en reunirme con las chicas. La temprana hora de la tarde explicaba parcialmente la baja, pero también lo tomaba como una señal que la población de la ciudad aún tenía que recuperarse por completo. Los meses de sufrimiento habían dejado sus cicatrices.

 

Atra trató de beber su cocoa y empezó. [Allen.] Ella me miró, sus orejas se aplastaron en su cabeza.

 

[¿Está muy caliente para ti?] Dije, levantando mi dedo índice para enfriar la bebida con un hechizo de control de temperatura— con cuidado, ya que enfriarlo mucho afectaría el sabor. El anillo en mi tercer dedo se alumbró.

 

La niña de cabello blanco observó la activación mágica con interés, luego tomó la copa de porcelana blanca y bebió. Sus ojos se alumbraron. [¡Dulce!]

 

[No te lo tomes muy rápido. No querrás quemarte.] Advertí, acariciado su cabeza. Entonces abrí el reloj de bolsillo que había dejado en la mesa y revisé la hora.

 

Quizás llegamos muy pronto.

 

Busqué en un bolsillo una carta que había recibido de los jefes del oeste el otro día. Pero tan pronto había empezado a leer fue que avisté a una chica pasando por la ventana frontal del café. Dos mechones de cabello rubio atado con listones blancos se asomaban al costado de su boina de la Academia Real y una cálida bufanda circulaba su cuello sobre una túnica azul.

Se detuvo cerca de la entrada, dio varios respiros, luego enderezó su boina y empezó a arreglar su cabello. Parecía estar sintiendo nervios. Nuestros ojos se encontraron. De inmediato golpeó sus manos en sus mejillas, sonrojada.

 

El mesero detrás del mostrado abrió la puerta para ella. [¡Entre! Está aquí para reunirse con alguien, ¿verdad? Por aquí.]

 

[S-Sí.] Con una rara asistencia, la chica entró. Llegó a nuestros asientos antes que pudiera terminar de limpiar la boca de Atra con un pañuelo.

 

[Hola, Ellie.] Dije, sonriendo. [Llegas temprano.]

 

[H-Hola, Allen.] Ellie Walker dijo sonrojada con ojos bajos, ella era no solo mi estudiante, sino la maid personal de Lady Tina Howard y heredera al hombre Walker del norte.

 

[¿No están Tina y Lynne contigo?] Pregunté mientras me paraba, tomé su túnica, y la colgué en el perchero.

 

[E-Estábamos de camino cuando las señoritas recordaron que tenían libros de hechizos que regresaron y volvieron a la escuela. ¡No podíamos mantenerlo esperando, así que me adelante sola!] Ellie levantó la mriada y dio un paso hacia mí, cabello rubio y bufanda balanceándose mientras apretaba sus puños.

 

[Esa bufanda luce encantadora en ti.] Dije de todo corazón.

 

[¡Muchas gracias! Mi abuela lo envió desde la capital norte. Porque muy pronto será que el invierno llegue aquí también, dijo. ¡Lady Tina y Lady Lynne recibieron igual!]

 

[¿Mrs Walker las hizo? Sí que le sabe.]

 

Me imaginé el serio rostro de la abuela de Ellie, Shelley Walker, quien servía como la ama de llaves de la Casa Howard. En su guerra con el Imperio Yustinian y la subsecuente marcha a la capital real y este, los Howard habían desplegado armadas tan grandes que solo pensar en la tarea de suplirlas hacía que mi cabeza doliera. Aunque Shelley había supervisado la logística y reportado continuamente. ¡Entre ella y su esposo, Graham, los Walkers eran una familia a temer!

Mientras pensaba en el impresionante linaje de la chica, Atra miró la bufanda.

 

Una gentil mirada vino del rostro de Ellie. [¿Te gustaría usar una también, Atra?] Preguntó, agachándose.

 

La chica gritó y asintió vigorosamente, sus orejas y cola se retorcieron.

 

Ellie desató su bufanda y la envolvió alrededor del cuello de Atra. [Te haré una para la próxima, ¿bien?]

 

[¡Suave!] La chica de cabello blanco sonrió y enterró su rostro en la bufanda, ondeando su cola con emoción.

 

[Qué amable, Ellie. No sabía que podías tejer.] Dije, guiñando y señalándole a la chica a sentarse.

 

[Sí. Mi abuela le enseñó a toda la familia.] Respondió, sentándose frente a mí. [Puedo tejer guantes también y— U-Um, Allen, sé que Lady L-Lydia le dio esa bufanda, pero…] Se quitó su boina y la colocó en su pecho, temblando.

 

Cierto, Lydia me dio esta bufanda por mi cumpleaños del año pasado. Pero ¿qué diferencia hace?

 

Mientras esperaba a que Ellie continuara, la mesera caminó hacia nosotros.

 

[¿Puedo tomar su orden?]

 

Ellie empezó. [Oh, b-bueno…]

 

Estaba progresando un paso a la vez, pero las inesperadas preguntas aún la desconcertaban tanto como lo hacían cuando nos conocimos por primera vez. Estaba por darle una mano cuando la puerta frontal se abrió y dos pequeñas chicas entraron, también usando túnicas sobre los uniformes de la Academia Real. Miraron alrededor hasta que nos vieron, una— cabello plateado y llevando una varita de hechicero en su espalda— dio un enérgico saludo.

 

[¡Allen! ¡Ellie!] Lady Tina Howard dijo, luz brilló en su clip.

 

[No grites, Señorita Primer Lugar. Me estás avergonzado.] La otra regañó, cabello rojo y usando una espada y daga en su cintura. La hermanita y segunda hija del Duque Leister, Lynne, era la misma de siempre.

 

[¿Ordenarías por todos, Ellie?] Pregunté, pasando un menú a la chica frente a mí. [Atra incluida, si no te importa.]

 

[¡S-Sí!] La joven maid reunió su coraje y entró en seria reflexión. Pronto, levantó la mirada y dijo. [Cuatro porciones de pastel, cada una con diferente sabor. Y té negro para beber, por favor.]

 

[¡Sale en seguida!]

 

[Bien hecho.] Le dije a Ellie.

 

Tina y Lynne llegaron a nuestra mesa mientras la mesera se iba.

 

[¿Ves? Te dije que Mr Allen estaría aquí.] Dijo el anterior. [¡Justo como predije!]

 

[¿Olvidaste que Ellie y yo pensamos la misma cosa?] La anterior respondió.

 

La temperatura subió, invocando copos de nieve y chispas. Dispersé ambos antes que tuvieran la oportunidad de extenderse. Ellie se movió para hacer espacio para el par.

 

[Tina, Lynne.] Dije. [Cuelguen sus túnicas en ese perchero y tomen asiento.]

 

[Sí.] Las jóvenes nobles respondieron juntas y juntaron con Ellie.

 

Los pasteles llegaron y las chicas se los comieron, sonriendo.

 

[¿Qué tal la escuela ahora que han vuelto a clases?] Pregunté mientras las observaba comer. Estoy que me muero por saberlo.

 

[Nuestra clase bajo a casi la mitad del tamaño.] Tina dioj. [¡Aunque ha estado creciendo poco a poco!]

 

[Pero Patricia Lockheart no ha regresado a la ciudad.] Lynne añadió. [Creo que se está quedando en su casa en las tierras del oeste a donde se llevó a Fred Harclay. Sé que querías cuestionarla, Nii-sama.]

 

[L-Lo oímos de Nori y Nanoa.] Ellie añadió.

 

La serie de eventos que habían movido a las Cuatro Casas Ducales del reino a acciones militares también estaban pasando factura en los jóvenes pupilos de la Academia Real. Esperaba preguntarle a Patricia acerca de Io la “Flor Negra” Lockfield, quien había asesinado a Robson Atlas en el Fuerte de las Siete Torres y luchado contra Caren, Lynne y Lily en la ciudad del agua, pero sin suerte. La casa de Fred incluso pudo haberle ordenado mantenerse en el oeste ya que el Conde Harclay había luchado en la vanguardia Algren y había sido castigado en consecuencia.

 

[Lady Stella y Ms Caren parecen tener sus manos llenas con el trabajo del consejo.] Ellie continuó, metiendo su tenedor en una brillante tarta de frutas amarilla.

 

[No creería las caras que hicieron porque no podían verlo. Seguían levantando sus ojos y bocas así.] Tina usó sus dedos para levantar sus ojos. Tanto Caren y Stella normalmente se nos habrían unido, pero con la siguiente elección escolar aún pendiente, se encontraban hasta el cuello de papeles y preocupaciones de los estudiantes.

 

Mejor me encargo del director.

 

[Nee-sama se ve igual de agitada, al menos de acuerdo a Anna.] Lynne añadió, sirviendo leche en su té.

 

[Cheryl ha tenido reuniones si parar con emisarios extranjeros desde que se volvió la primera en la línea al trono, así que siempre necesita un escolta. Como su guardia, Lydia no recibe un momento de descanso.] Dije, pensando que el estado mental de Lydia debía estar más precario de lo que suponía. Un efecto de todo el tiempo que pasamos en la ciudad del agua, ¿creo?

[¡Oh, y creo que mi padre y Graham visitarán la ciudad pronto!] Tina dijo.

 

[Al igual que mis queridos padres.] Lynne añadió.

 

[T-También el Duque Lebufera y la Duquesa Letty.] Ellie intervino. [El Jefe Chise, um, lo dijo en una carta, pero no viene porque necesita resguardar la frontera en el Río de Sangre.]

 

[¿Así es?] Dije lentamente.

 

Las hostilidades con los Yustinianos habían cesado, aunque no habíamos firmado un tratado de paz. ¿Qué podría juntar a los Duques Walter Howard, Liam Leinster y Leo Lebufera bajo un mismo techo? Y no podía olvidar al mayordomo de los Howard, Graham el “Abismo” Walker; la Duquesa Lisa Leinster, la anterior Dama de la Espada; o la Duquesa Emerita Leticia Lebufera, el “Vendaval Esmeralda,” quien había servido como el comandante de la legendaria Estrella Fugaz hace doscientos años e incluso cruzado espadas con el Señor oscuro. Los oficiales de la Corporación de Maids de Leinster estaban reuniéndose también.

 

Todo esto es inusual— no, extraordinario. Estoy seguro que tienen medidas que discutir contra la iglesia, pero el oráculo del dragón de flor pudo tener algo que ver.

 

[¿Recuerdan lo que les pedí a los jefes del oeste en la capital este?] Le pregunté a mis estudiantes, observando a Atra batallar con su pastel. [Escribieron desde la capital oeste para decir que los ritos para invocar al dragón de flor han empezado. Y las preparaciones para reforjar la daga de Caren y forjar la nueva de Lynne están saliendo sin pormenores.]

 

Los ojos de las chicas se abrieron y sus mejillas se sonrojaron. La daga de Caren una vez le había pertenecido a la Estrella Fugaz, así que restaurarla podía tener gran prioridad para las personas del oeste. Podíamos esperar grandes cosas de la nueva espada de Lynne.

 

[Pero a cómo están las cosas, Ellie hizo el mayor progreso.] Añadí, gentilmente molestando a la joven maid mientras bebía mi té. [No muchas personas consiguen una oportunidad para entrenar con la gran Flor de Sabia. Aprendí mucho de tus lecciones— la ocasión era demasiado buena para dejarla pasar.]

 

El lanzamiento de hechizos de Ellie deja poco rastro y también logra un excelente control. Había superado recientemente sus dificultades con la luz, el único de los ocho elementos con los que había tenido problemas y empezó a aprender mágica botánica, aunque estaba lejos de amaestrarla.

Agitó su cabello rubio, sonrojada y sonrió. [¡S-Sí! El Jefe Chise me envía muchas cartas. P-Puede parecer ruda, pero creo que tiene un buen corazón.]

 

Lo sabía— Ellie realmente es un ángel. ¡Debo defender su sonrisa, no importa a qué costo! NT: no es para tanto tampoco, mejor la de Stella.

 

Estaba en medio de la renovación de mi resolución cuando encontré un tenedor cargado con pastel llevado a mi dirección.

 

[Allen, aah.]

 

[¿Oh? Vaya, gracias, Atra.] Respondí, aceptando la amabilidad de la chica y tomando el bocado. Su refrescante sabor cítrico era para morirse.

 

Las chicas frente a la mesa se congelaron, mirándome.

 

¿Se les perdió uno igualito?

 

Sin inmutarse por el cambio de atmósfera, Atra entonó una canción y siguió la conquista de su pastel.

 

De inmediato, tenedores se lanzaron a mi boca desde tres direcciones. Cada chica sonreía a su propia manera, todas presionándome a escoger.

 

[Allen.]

 

[Nii-sama.]                                            

 

[A-Allen.]

 

Solté una fuerte risa. El anillo en mi mano derecha brilló con exasperación.

 

✽✽✽✽✽

[B-Bien, yo… lo intentaré.] Ellie anunció con nervios en el jardín interno de la mansión Leinster, encerrada en una barrera militar. La noche ya había llegado, pero lámparas de maná mantenían nuestros alrededores brillantes.

 

Le asentí a Ellie y le señalé a Tina y Lynne dar unos pasos atrás. Ambas chicas observaron a su amiga un año mayor con interés. Se habían cambiado a su ropa de diario y ella, en su uniforme de maid. Stella y Caren aún tenían que unirse. Felicia se había ido por un baño con Emma y la compañía de maids y se había llevado a Atra con ella.

 

Sonreí. Lo que había querido como un poco de ejercicio luego de la cena se había tornado en algo serio.

 

En silencio, Ellie lanzó su hechizo. Momentos después, Tina y Lynne se animaron mientras flores llenaban el jardín en una fusión de colores. Rojo, azul, café, verde, violeta, blanco, negro… Había combinado siete elementos en magia botánica.

 

¡Una fórmula de Chise Glenbysidhe, la misma Flor de Sabia!

 

Si mi fórmula fuera esquemática, entonces las del gran hechicero espiritual eran cinema, y a diferencia de aquellas pasadas entre los hombres bestias, evidentemente se activaban incluso sin hielo, mientras que el lanzador mantuviera su maná en perfecta proporción. Fascinante.

 

Aun me estaba maravillando cuando Ellie se volteó con mejillas sonrojadas y saltó de la dicha. [¡Allen!] Gritó. [¡Yo… lo hice!]

 

[Bien hecho, Ellie.] No pude detener mi mano de estirarse y palmear su cabeza. [Solo hay un puñado de hechiceros botánicos en todo el reino. Mejor me pongo a practicar o me superarás pronto. Sé lo duro que has trabajado por esto.]

 

[M-Me está dando mucho crédito. Pero g-gracias.] El ángel sonrió, tímida, pero alegre. No tenía idea que un día dominaría el hechizo botánico de gran escala que había diseñado.

 

Nuestro placentero momento duró hasta que la joven de cabello rojo aclaró su garganta. [¡Nii-sama! Creo que soy la siguiente.] Lynne anunció, luciendo perfectamente calmada mientras caminaba al frente.

 


Puse mi vista en Cindy, quien estaba parada sobre el techo y le di una ligera señal. Múltiples barreras militares resistentes al fuego se alzaron a nuestro alrededor.

 

Lynne tomó el mango de la Daga de la Fiera Serpiente colgando de su cinturón. Su gritó separó el aire mientras libera la hoja, liberando a una enorme serpiente de fuego en el cielo. Aunque el vuelo de la criatura nunca alcanzó las barreras. Lynne lo tenía bajo control.

 

[Humph. Nada mal.] Tina dijo, levantando la mirada.

 

[I-Increíble.] Ellie murmuró, sus ojos también en el espectáculo del cielo.

 

No puedo creer lo lejos que ha llegado en tan poco tiempo. Miré al perfil de Lynne. También es toda una Leinster.

 

La noble de cabello rojo ondeó su daga por el cielo, dispersando la serpiente y enfundo la hoja con sangre fría. [¿Y bien, Nii-sama? ¿Qué crees?] Pregunté, un mechón de su cabello meneándose mientras caminaba hacia mí.

 

[Creo que le has empezado a coger el truco a esa daga.] Respondí.

 

[¡Clarines! Seguí su ejemplo y empecé a practicar en las mañanas, así que, u-um…] La postura de orgullo de Lynne de pronto vaciló. Avanzó otro paso y recostó su cabeza hacia mí. Sus ojos de perrito rogaban, a lo cual respondí con una ligera palmada y mi honesta opinión.

 

[Sé que le dije la misma cosa a Ellie, pero apuesto que me superarás antes de saberlo.]

 

Por todo su remarcable progreso, ambas chicas agitaron sus cabezas.

 

[Eso creo.]

 

[Yo…no puedo.]

 

Nada nubló sus claros ojos. No podía dejarlos dudar.

[Gracias a ambas.] Dije.

 

Lynne y Ellie sonrieron y se menearon felizmente, manos presionadas a sus mejillas.

 

La mano de su mejor amiga de cabello plateado se levantó. [¡También estoy lista! Enséñeme un nuevo hechizo o técnica o—]

 

[Un nuevo ejercicio de hechizo de control. A darle que es mole de hoya. (NT: referencia a Broke de Pokemon)] Interrumpí, al instante desplegando un centenar de fórmulas para mantener ocupada a la puta de Tina. xd

 

[¡¿Qu—?!] Los ojos de la joven noble se abrieron. Infló sus mejillas, se cruzó de brazos y me dio la espalda. [¡Ooh! ¡¿Por qué tiene que ser tan malo?!]

 

Brillantes copos de nieve salían como flores. Sus reservas de maná habían crecido desde nuestra primera reunión y ya habían sido grandes desde entonces, ¿Era la influencia del Frigid Crane dentro de ella, o era su talento floreciendo?

 

Renovado, encontré los ojos de la maid rubia. [Ellie, tengo tu próxima tarea. Mira por allí.]

 

[¡Sí!] Ellie apretó sus puños.

 

Le di un guiño, luego levemente ondeé mi mano izquierda. De una vez, las flores dieron vida, formando grandes muros y una escalera espiral en el cielo. Los ojos de la encantadora maid se alumbraron.

 

[Trabaja usando plantas para construir estructuras así.] Dije, levantando mi dedo índice izquierdo. [Con tus reservas de maná, deberías ser capaz de atacar y defender con ellas. Apégate a la fórmula del Jefe Chise. Añadir hielo mejora la durabilidad, pero parece subir la dificultad.]

 

[Y-Yo daré lo mejor, pero…] Presionando su mano izquierda a su pecho y apretando su manga con la derecha, Ellie dijo. [Quiero usar s-su fórmula, incluso si es más difícil.]

 

La miré, agitado. Girándome a Tina y Lynne, las encontré sosteniendo sus manos con sus bocas. ¡Tímida, la reservada Ellie había aprendido a ser resuelta!

 

El crecimiento de mi pupila me puso una sonrisa en mi rostro. [En ese caso, las haré un poco más fáciles de usar para ti. ¡E intenta un hechizo de vuelo mientras estamos en ello!]

 

[¡Sí!] La angelical maid dijo, presionando sus manos y sonriendo de oreja a oreja.

 

Me giré a la noble de cabello rojo inquietándose mientras esperaba su turno. [Lynne, tu espada, si puedes.]

 

[¡Claro!] Respondió, mostrando la vaina de su arma.

 

Saqué la espada, la levanté y conjuré un fireball. [Sabes que carezco del maná para las artes secretas.] Le dije a Lynne sobre mi hombro. [Considera esto una imitación, nada más. Te daré la fórmula luego.]

 

Casi de inmediato, la fireball estalló, esparciéndose por todo el jardín. Una breve calma siguió. Luego las chicas se sorprendieron mientras ocho pilares de fuego convergieron en el centro. Un infierno se alzó… y se desvaneció. Mantuve el fuego a raya ya que no podía permitirme quemar las flores en las que Ellie había trabajado tan duro.

 

Tina apretó su varita. [Increíble.] Murmuró mientras el errante cabello en su cabeza se ondeó. Ellie abrazó a su señora desde atrás, sonrojada con emoción.

 

[Una atrasada activación seguida por una inesperada convergencia.] Expliqué, refundando la espada y regresándoselo a Lynne. [Perdiste el elemento sorpresa luego del primero, pero funciona bien en combate real. Practícalo mientras esperas por la daga que les pedí a los jefes del oeste hicieran.]

 

[¡Claro, Nii-sama!] La chica de cabello rojo respondió, apretando la espada con ambas manos. Tenía fe que lo lograría. Lynne Leinster no era un prodigio, pero siempre seguía yendo hacia el frente un paso a la vez.

 

Ellie y Lynne tocaron sus puños. En cuanto a la chica restante…

 

[Ya sé, ya sé. Nada más que ejercicios de control para mí. Sí, a pesar que puede enseñarle nuevos hechizos a Ellie y Lynne a Stella y Caren.] Murmuró, haciendo poses raras a una corta distancia y robando obvias miradas en mi dirección. Algo acerca de su actuación me recordaba a Cheryl. Habían hecho una amistad en la ciudad del agua y la capital sur, así que suponía que la princesa le había dado unas cuestionables clases.

 

Lo siguiente vez que la vea, se llevará una buena reprimenda.

 

[Tina, por favor anímate.] Rogué, incapaz de suprimir una sonrisa.

 

[Humph. No tomo peticiones de gente mala.] El listón blanco de Su Alteza y cabello plateado revolotearon mientras alejaba su rostro de mí.

 

Consideré, luego cambié. [¿Es así? Ellie, iba a enseñarle a Tina este nuevo hechizo, pero ya que— ¡Whoa!]

 

Dispersé un pequeño disparo de hielo en camino y me giré a Tina. Ellie y Lynne se pusieron detrás de mí.

 

[¿Perdón?] Tina demandó, mirándome entre un remolino de hielo mientras ese mechón de su cabello sobresalía con furia. Sus rostros no habían sido más que divertidas desde el día que nos conocimos.

 

Sonreí y lancé un hechizo de hielo.

 

[¿Q-Qué carajos…?] Tina jadeó mientras varios pequeños espejos de hielo aparecían sobre el jardín, esparciendo la luz reflejada.

 

[Qué hermoso.] Lynne se maravilló a la increíble escena. Ellie jadeó perdida en palabras.

 

[Traté de incorporar la fórmula de Linaria en Divine Ice Mirror.] Expliqué. [Lo diseñé para rechazar ataques entrantes, pero creo que puedes adaptarlo para la ofensiva o desviación. ¿Lo aprenderás?]

 

Mi preguntó envió un leve temor por el pequeño cuerpo de Tina “la tabla.” Sus mejillas se pusieron rojas y su cabeza se levantó. [¡¿Tiene que preguntar?!]

 

Pasé un momento enseñándole a Tina el hechizo y poniendo a Ellie y Lynne en acción. Estaba sentado en una silla, observando a las chicas haciendo sus ejercicios, cuando la voz de un hombre dijo. [¿No es algo tarde para ejercicios?]

 

Su propietario, un joven hombre con cabello ondulado rojo usando un uniforme blanco algo maltratado, sentándose en la silla vacía a mi par.

 

[Día largo, ¿Richard?] Pregunté.

 

El hermano mayor de Lydia y Lynne, el Vicecomandante Lord Richard Leinster de la guardia real, tomó la tetera de la mesa de madera y se sirvió. El caballero quien había hecho a su casa orgullosa de luchar en la capital este me dio una sonrisa agotadora mientras se servía su té herbal.

 

[Holitas, Allen. Me di cuenta que no he sido capaz de hacerme un tiempo para hablar contigo desde que volviste, así que me colé hoy. Anna me dijo dónde encontrarte. Parecía estar de buen humor.]

 

[¿De verdad?]

 

Anna debía estar tan cansada como nosotros. ¿Quizás está esperando la visita de Lisa?

 

[Concluiremos la paz formal con los Yustinianos.] Richard dijo, observando a las chicas practicar en un campo de flores. [Sin reparaciones monetarias. Ellos nos cederán todo el camino a la región fronteriza llamada Shiki. Tenemos las manos llenas planeando la seguridad para la ceremonia de firma.]

 

Luego de sufrir una gran derrota en Rostlay en el lado norte del reino, el imperio ha caído en una guerra civil mientras el emperador iniciaba una purga. Si hubiera estado firmando tratados, entonces más o menos debió haber terminado de “limpiar la casa.”

 

[Oí que la Alianza de Principados aún es un caos. ¿Qué hay de la frontera este?] Pregunté, tomando un trago del té herbal. Qué más si hay comparaciones.

El reino había tenido sobrellevado los ataques de los Yustinianos y la alianza, logrando estabilidad en el norte y sur. Los demonios del oeste viéndonos frente al Río de Sangre tenían una seria amenaza, pero no quería una guerra total. El problema real yacía en el este: los Caballeros del Espíritu Santo quienes habían usado la rebelión Algren para invadir la capital real y este. Sonreí, recordando si grito de guerra: “¡La Santa y el Espíritu Santo lo desearían así!” Había conocido a la chica que se hacía llamar la Santa en la ciudad del agua, pero no podía ni imaginar lo que estaba pensando.

 

La hermana menor de Richard tenía una acalorada discusión con Tina hasta que un abrazo de Ellie las calmó.

 

[La iglesia no se ha movido dentro de nuestras fronteras aún.] Dijo, observándola con una amigable mirada en su rostro. [Anna, nuestro Conde Sykes u la Casa de Checker del oeste están poniendo todo lo que tienen en la información. De lo que necesitamos preocuparnos…] Sacó un mapa de las regiones del oeste del continente de su bolsillo y tocó un país al noreste del reino. [Es Lalannoy.]

 

Una joven nación, la República de Lalannoy había sido la punta noreste del imperio hasta hace medio siglo, cuando un marqués blandiendo el hechizo supremo de luz los había llevado a la independencia. También colindaba con el reino frente al Océano de los Cuatro Héroes— el lago de agua salada más grande del continente— y probablemente había formado parte de la rebelión Algren.

 

Sé que no podemos dejarlos salirse con la suya, pero ¿realmente es un problema latente?

 

[Parece que su gobierno pudo cambiar de manos por primera vez desde la independencia.] El noble de cabello rojo respondió mi mirada cuestionadora. [Los altos mandos están molestos.]

 

[Ni lo digas.] Respondí. Ya que conocía del sistema de gobierno de Lalanoyano, no podía ver por qué los líderes del reino lo encontraban tan preocupante.

 

Su Alteza sacó varias hojas de papel de su bolsillo interior— evidentemente copiado de un orbe de vídeo.

 

[¿Y esto?] Pregunté.

 

[Duplicados que los Yustinianos entregaron para aligerar las negociaciones. Sabes lo mucho que detestan a Lalannoy. Claman que los interceptaron mientras espiaban a su mortal enemigo.]

 

Richard se fue por la primera hoja. La granosa imagen obviamente había pasado por mucho. Aun así, nunca olvidaría a este hombre en una túnica gris sucia o a la temible espadachina que tuvo su momento con Lydia y la Duquesa Letty en la ciudad del agua. Asombrado, murmuré sus hombres.

 

[Gerard y Viola.]

 

El anterior segundo príncipe de la Casa Real de Wainwright había desaparecido durante la rebelión mientras se dirigía a la capital real. ¿Qué fue del hombre que había tratado de quemar la capital este usando el Blazing Qilin tomando a Alicia la “Luna Creciente” Coalfield como escoltad de la iglesia?

 

[Y no solo ellos.] Richard dijo, pasando a la segunda hoja. Un joven hombre y mujer caminaron por un pasillo— el tercer hijo del Duque Algren, Gregory, y su asistente Ito. Los había visto cayendo sobre la Partida de los Caídos en las afueras de la capital este.

 

¡¿Sobrevivieron?!

 

Levanté la mirada, le di una mirada a la expresión del calculador líder de guerra y vicecomandante. [No sabemos más detalles.] Dijo. [Personalmente, el último me dio la mayor impresión.]

 

Una tercera hoja se salió a revelar a un fornido hombre de cabello rojo caminando a lo largo de una calle. Usaba una espada en su cintura y llevaba golosinas en sus manos.

 

[¡¿Lord Ridley Leinster, el Maestro Espadachín?!] Jadeé. [¡¿Q-Qué está haciendo en Lalannoy?!]

 

Había conocido al temible espadachín brevemente en la Academia Real, cuando Lydia apenas podía lanzar un hechizo. Para mi conocimiento, era la única persona otra que Lisa en superarla en esgrima pura.  Aunque no lo sabía en ese entonces, también era el hermano mayor de Lily. Luego de su duelo con Lydia y la batalla siguiente contra el dragón negro, había desaparecido, dejando solo una nota que se leía, [Aún no conozco el vasto océano.]

Richard presionó su frente. [Para el peor de males. Fuentes claman que han visto al Ernest Fosse que estás buscando y los traidores de los hombres bestias en Lalannoy también. Y con todo esto ocurriendo, Su Majestad y Su Alteza Real tienen una reunión o consejo tras otro. ¿Lynne te dijo que el humor de Lydia sigue empeorando? En cualquier momento podrá explotar.]

 

[Eso oí.]

 

Solo espero que no se pelee con Cheryl.

 

Un serio impacto entre mis antiguas compañeros demolería el palacio.

 

Ya mejor, coloqué una carta recién entregada en la mesa. Ellie hizo una silla con las flores mientras Tina y Lynne aplaudían.

 

Richard se sirvió una segunda taza de té herbal y la llevo a sus labios. [¿Qué es eso?]

 

[Sui lo envió.] Dije. [Dice que va a casarse con Momiji pronto. Planeó darles una luna de miel en la capital real, pero deseché esa idea— por cómo están las cosas. Aunque, no es muy seguido que mi compañero discípulo me pide un favor.]

 

Sui del clan lobo vivía en la capital este y lo conocía desde que éramos niños. Incluso habíamos estudiado artes marciales juntos, aunque nuestro maestro me había recibido primero. Su sagaz prometida, Momiji, tenía sus raíces en los islotes del sur. Su largo cabello negro dejaba una fuerte impresión.

 

[Y allí lo tienes.] Me incliné, concluyendo mi explicación a Richard. [Sé que tienes muchas demandas con tu tiempo, pero—]

 

[Allen.] El noble de cabello rojo me interrumpió. Levanté la mirada y sonrió. [Mi compañero de armas está empezando una nueva vida. Nada podría detenerme de despedirlo. Y eso va para todos los demás que lucharon en la capital este también.]

 

[Gracias.]

 

Lord Richard Leinster se preocupaba por aquellos que luchaban a su lado, independiente a su estatus social. Más que nada, me sentía seguro que merecía heredar el ducado.

 

El vicecomandante se acabó su taza y se paró. [Muy bien, lo mejor sería irme.]

 

[Te enviaré más detalles de Sui pronto.] Prometí.

 

[Bien. Sé que estarán felices de saberlo.] Dije. [Oh y Allen, ¿has oído lo que el Jefe Chise tiene que decir sobre Stella y Ellie? Dice que— P-Pensándolo bien, olvídalo. Cuida de mis hermanas.]

 

Richard se salió de la casa.

 

¿Qué fue eso?

 

Estaba poniendo mi atención en las chicas cuando detuvo sus pasos. [Casi olvido lo más importante. ¡Allen!]

 

Lynne oyó el grito también. [¿Richard-oniisama?] Dijo, asombrada.

 

Me giré al noble y lo encontré sonriendo. No me gustaba a dónde iba esto.

 

[Oí que mi tía y tío quieren conocerte.] Dijo. [Solo tenlo en mente.]

 

Un vacío “¿Así es eso?” fue lo mejor que pude decir. Nunca había estado en un cara a cara con el Viceduque Lucas Leinster o su esposa. Quizás tenían preguntas sobre Atlas, aunque había enviado todo a Niche.

 

Mientras me perdía en pensamientos, las chicas empezaron a saludar frenéticamente.

 

[¡Allen!]

 

[¡Nii-sama!]

[Yo… tengo una pregunta.]

 

Whoops. No más especulación. Justo ahora, soy el tutor de estas chicas. Dejemos que el eminente y capaz maneje las preguntas fuertes— el profesor y el director, en particular.

 

Saludé de vuelta y empecé a caminar.

 

[Tina, Ellie, Lynne.] Las llamé. [Ya voy.]

 

✽✽✽✽✽

 

[Volvi—]

 

Tan pronto Tina y Lynne pusieron un pie en mi habitación fue que un gran bosteza sincronizado oprimió su saludo. De vuelta de su baño y vestidas para dormir, de inmediato entraron a la cama y cerraron sus ojos.

 

Felicia murmuraba en sus sueños y recibía un musical chillido en respuesta. No hace mucho, había estado siendo elocuente acerca de los nuevos negocios. Ahora que dormía a sus anchas, Atra se acurrucaba en sus brazos. Y su ligero vestido de noche purpura no se me hacía muy decente.

 

[Yo… volví de— Ah.] Ellie cubrió su boca y pestañeó en sorpresa, entrando a un paso por atrás de sus amigas en un vestido de noche verde pálido y una túnica.

 

[Tina, Lynne.] Dije amablemente. [Si sienten sueño, tienen sus propios cuartos.]

 

Sus agotadas Altezas empezaron a murmuran en su sueño.

 

[Mmm…]

 

[Nii-sama…]

 

Ellie se les acercó con una sonrisa— como si fuera uno. Aunque, la cama podría resultar estrecha para los cuatro.

 

[Por favor, dé su permiso, Mr Allen.] Emma intervino.

 

[¡Por favor!] Una tropa de maids repitieron mientras ella y Cindy las dejaban entrar llevando un sofá, en el cual reposaron a Felicia. Observando la experimentada forma en que lo hicieron me hizo pensar que debieron haber conseguido practica en la capital sur.

 

[¡Atra, querida, upsy-dupsy!] Cindy dijo, levantando a la niña de cabello blanco. Con un guiño, añadió. [No se preocupe por Lady Stella y Miss Caren. Les envié un escolta.]

 

Buscaré otro cuarto para dormir.

 

Una vez había salido al corredor, con cuidado de no despertar a Tina y Lynne, me giré al ángel vestido a mi costado. [¿No tienes sueño, Ellie?]

 

[N-No.] Respondió, jugando con sus flequillos y mirando al suelo con vergüenza. [Yo, um, lo he visto en una semana, así que yo me, bueno, e-emocione. Y meterme en la bañera realmente me despertó, así que…]

 

¡¿Después de todo ese entrenamiento?! Los Walkers tienen un gran heredero.

 

Revisé mi reloj de bolsillo para ocultar mi asombro. Diligente como Stella y Caren lo eran, ellas apenas podrían aguantar más que eso. La capital real se jactaba de calles más seguras que la mayoría de ciudades, pero había atravesado un caos. Yo mismo hubiera ido a escoltarlas si Cindy no hubiera hecho otros arreglos.

 

Guardé el reloj y le di a la chica a mi par una mirada maliciosa. [¿Me darías una mano, Ellie? Me gustaría darle a Stella y Caren una sorpresa.]

 

Una vez había explicado lo que tenía en mente, la joven maid asintió. [Claro, Allen.] Dijo con una linda sonrisa. [¡Estaría encantada!]

 

El carruaje llevando a mi hermana y estudiante llegó a la mansión luego que terminamos nuestro trabajo. Doblé mi delantal y les pedí a las maids manejar el resto, luego corrí al salón principal con Ellie en fila. Prácticamente volamos por la escalera para encontrar la puerta frontal ya abierta. Una chica del clan lobo en una túnica y boina de la Academia Real se paraba dentro, agradeciéndole a un grupo de maids.

 

[Caren.] Llamé, haciendo un saludo con mi mano izquierda.

 

Ella se volteó, asombrada. Su rostro se iluminó. [¡Allen!] Pudo haber soportado el prejuicio contra los hombres bestia para ganarse su lugar como vicepresidenta del consejo de la Academia Real, pero su gola se maneaba con rapidez mientras se lanzaba a mis brazos. En su gozo, libero unos rayitos de luz purpura que hizo que las lámparas de maná parpadearan.

 

[Llegas tarde.] Dije. [¿Día largo?]

 

Caren se quitó su boina y colocó mi mano en su cabeza. [Largo, sin mencionar cansado.] Ella se quejó, frunciendo sus labios. [Pude no haberlo logrado hasta el Día de Hielo sin tu vieja boina. Mi fatiga no conoce límites, así que mímame. Cada hermano tiene el deber de mimar a su hermanita. Es una ley inmutable. ¿No es así, Ellie?]

 

[B-Bueno…]

 

[¿Qué haré contigo?] Dije, acariciando la cabeza de mi tóxica hermana mientras Ellie murmuraba su respuesta.

 

Mientras, nuestra otra visitante entró, vestida idénticamente a Caren. No veía su estoque en su cintura. Los mandos de las maids Leinster se pararon más rectas y se inclinaron en su acercamiento.

 

[Gracias a todas.] La belleza dijo. [Han sido de gran ayuda.]

 

Las maids respondieron.

 

[O-Oh, pero no necesita…]

 

[Estamos honrados de haber estado al servicio de una santa.]

 

[Solo palabrerías.]

 

La presidenta del consejo se veía sonrojada— y más madura de lo que había sido hace unos meses antes.

 

[Veo que has estado trabajando duro, Stella.] Dije como forma de saludo.

 

[¿No siente frío, Stella-neesama?] Ellie preguntó casi al instante, apretando las manos de la chica con un listón blanco en su largo y plateado cabello azul— Lady Stella Howard.

 

[Estoy bien, Ellie.] Su Alteza sonrió. [Mr Allen, solo comí un poco de almuerzo y me siento hambrienta.]

 

Pequeños flashes blancos aparecieron con cada paso que tomaba y podía sentir el aire siendo purificado. Stella había estado luchando con este inexplicable y extremo cambio del elemento de luz por tres meses y no mostraba señales de detener—

 

¿Hm?

 

Sentí el más leve rastro de otro elemento, pero se desvanecía. ¿Lo había imaginado?

 

[Caren.] Dije.

 

[Oh, bien.]

 

Una vez mi hermana sin ganas me liberó, le dio un guiño a Ellie. [Si tienen hambre, tengo la cena para ustedes.]

 

[¡M-Mr Allen y yo lo hicimos juntos!] La joven maid añadió. [Les gustaría, um…]

 

[Me encantaría algo.] Caren retorció sus orejas.

[Igual yo, Ellie. Gracias.] Stella abrazó a su hermanita con todo amor.

 

[Oh, Stella-neesama, estás toda fría.] Ellie liberó una vergonzosa risa, pero regresó el abrazo.

 

Las maids observando pusieron sonrisas. Luego un fuerte aplauso agitó el aire. Me giré y miré a Cindy sonriendo de oreja a oreja.

 

[Ven.] Dijo. [¡Lo que necesitan primero es un buen baño caliente! Por aquí.]

 

[Gracias, Cindy.] Respondí. [Ellie, ¿te gustaría unírteles?]

 

[¡S-Sí!]

 

Ellie y Caren siguieron a la maid de cabello lechoso, dejándome a Stella y a mí solos en el salón.

 

Mejor llevo la cena a sus aposentos para—

 

Sentí un repentino jalón en mi mano izquierda.

 

[¿Stella?]

 

[Siento frío. ¿Le importaría?] La noble de cabello plateado sonrojada preguntó tímidamente.

 

[Estaría honrado, Lady Stella Howard.] Respondí con un exagerado gesto de mi cabeza y arreglé la pluma de griffin en su boina. [Pero no debes trabajar tan tarde. ¿Te lo pensarás la siguiente vez?]

 

Stella presionó su cabeza contra mi pecho. [¿Se preocupó?] Preguntó en una voz tan leve que apenas pude oírla, sus orejas ardían.

 

En silencio, le di a la belleza dos palmeadas en la espalda. Respondió con un feliz show de brillos. Le quité su boina con mi mano izquierda y estaba empezando a peinar su cabello con mi mano derecha… cuando una onda de terror golpeó mi espalda.

 

[¿Allen, Stella?] Una voz preguntó lentamente. [¿Qué creen que están haciendo?]

 

Nos giramos, sorprendidos, para encontrar a mi molesta hermana y una joven maid con sus mejillas infladas como ardillas viéndonos con sospecha.

 

Oh vaya. Puedo no sobrevivir a esto.

 

Hice atrás a la noble de cabello plateado y recibí la furia de Caren y Ellie.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Vaya, Allen! ¡Eres demasiado bueno para tu propio bien! Piensa largo y tendido en cómo vas a guardar ese afecta para tu única y sola hermana. ¡Y no creas que te escapas, Stella!]

 

El amarrillo vestido de noche y túnica de Caren ondeaban mientras se quejaba. Ya había terminado su baño, se devoró su cena de sándwiches de carne asada y sopa de vegetales— cortesía de Ellie y mí— y ahora estaba devorando la porción de tarta en su plato.

 

Ellie se había unido a la conversación hasta hace poco, cuando había sucumbido al sueño y las maids se la habían llevado a su habitación. Quedarse hasta tarde de vez en cuando no le haría daño.

 

[Necesitamos igualdad de oportunidades, si me preguntas.] Stella respondió desde el sofá donde se sentaba con su vestido de noche azul, bebiendo té con perfecta etiqueta.

 

[Desearía que dejaras de molestarte, Caren.] Añadí, levantando la mirada del libro que había estado leyendo en una silla cerca de la ventana.

 

[¡Humph!] Mi hermana tomó asiento en la cama, ondeando su cola. Tan pronto había pasado una almohada en su regazo fue que tomó su túnica y la apretó. Su deseo de afecto alertaba a mi corazón incluso mientras cambiaba de tema.


[Eso me recuerda, Stella: Las personas han empezado a llamarte santa aquí, también en las capitales norte y sur y la ciudad del agua. Oí que has curado a bastantes pacientes.]

 

El reciente crecimiento de Stella no ha sido más que remarcable. A pesar de sus síntomas plagándola, había continuado haciendo esfuerzos diarios. Su magia de purificación, al menos, llegaba al rango de Cheryl como uno de los más potentes del reino.

 

La noble de cabello plateado frunció el ceño y puso su copa en la mesa. [No inicies también, Mr Allen. No hay nada de santidad dentro de mí. Si es algo…]

 

[Y oí que han empezado a llamarte el “emisario del dragón de agua” en la ciudad del agua.] Caren intervino, viendo un espacio para golpear donde era más vulnerable. Stella asintió con una sonrisa de orgullo.

 

[Deja eso, Caren.] Murmuré, mirando a la ventana al paisaje nocturno. [Que las hermanitas molesten a los hermanos mayores va contra la “ley del mundo.”]

 

[Que no.] Vino su rápido refuerzo.

 

[Desearía que lo aceptes, Mr Allen.] Stella añadió.

 

De cara a este concentrado ataque de la presidente del consejo de la Academia Real, no pude hacer más que gruñir.

 

Necesito que alguien deje de esparcir todo acerca del dragón de agua. Alguien como Niche.

 

[En todo caso, veo que tu magia de luz ha mejorado considerablemente.] Dije, regresando a la conversación con Stella mientras ocultaba una sonrisa detrás de su mano.

 

[Leí sus notas y practiqué a diario.] Respondió. [Aunque otros elementos y magia ofensiva aún me son difícil. Últimamente, incluso la mejora de fuerza básica me deja casi cansadísima.] Su mano cayó.

 

Sintiendo su fragilidad, me paré y arrodillé a su par. [Solo aguarda un rato más. El ritual para invocar al dragón de flor ha iniciado. Si solo pudiera hacer más, no tendrías—]

La delicada mano de Stella cubrió su boca. Su rostro llenó mi vista. Luego su frente tocó la mía.

 

[Prohíbo se disculpe.] Dijo, su vos tomando el tono de un rezador. [Sin los hechizos de control que creó para mí, estaría en cama en la capital norte en lugar de asistir a la escuela ahora mismo. Ni un día pasa que no lo aprecie. Porque lo tengo, y puedo—]

 

¡Ahem! Caren aclaró su garganta y nos separó de prisa.

 

Las mejillas de Stella se hicieron más rojas. [¡P-Perdón! ¡I-Iré a preparar más té!] Exclamó, saliendo del cuarto con una copa en mano.

 

¿No necesitará la tetera también?

 

Mientras dispersaba las luces remanentes, Caren se bajó de la cama y fue hacia mí. [¿Allen?] Dijo mi nombre, repleto de malicia.

 

Me giré a mi celosa hermana y dije en serio. [Caren, cuida de Stella por mí. Para la hija mayor del Duque Howard, perder acceso a la magia de hielo probablemente le agita más de lo que imaginamos— y lucha en una forma diferente a Tina o Lydia.]

 

[Lo sé. No sé escucha mucho en la escuela, pero sí algo.] Mi astuta hermana entendió lo que dije y se sentó en el sofá, molesta. [Pero yo… siempre te aprecio también. Ven a sentarte a mi par.]

 

Sintiendo su profundo enojo, obedecí sin cuestionar. Tan pronto me lancé al costado izquierdo de Caren en el sofá, se recostó contra mí, hombro a hombro.

 

Rascando mi mejilla, dije. [Te gustaría que te compre una nueva bo—]

 

[No, nunca.] Interrumpió en un tono que no dejaba lugar al argumento. Nunca logró nada cuando se pone de terca.

 

Sus ojos decían, “Acaríciame”, así que empecé a peinar su cabello con mis dedos. Ella sonrió, sintiendo las cosquillas, así como cuando éramos niños.

[Deberías esperar un mensajero del oeste pronto también.] Dije. [Querrán verte por—]

 

[La daga, ¿cierto?] Caren respondió, apretando sus ojos.

 

[Cierto. Escribí que enviaría a alguien con ella y recibí una molesta carta. ¡Nunca le darían a la espada del comandante tan pobre trato! Así que, ¿mi hermanita ha estado siguiendo con su entrenamiento?]

 

[Claro. Soy tu hermana, ¿recuerdas? Así que puedes contar con mi ayuda más que nunca. ¡No dejaré que Lydia o Stella saquen lo mejor de mí!]

 

No sé si un buen hermano dejaría que su hermanita lo derribe así. ¿Cuándo la cagué criándola?

 

Aún estaba preocupándome cuando la puerta se abrió tranquilamente.

 

[Yo… volví. Olvidé la tetera.] Una tímida noble dijo.

 

[Es bueno verte otra vez, Stella.] Dije.

 

[Bienvenida.] Caren añadió.

 

Stella pestañeó, luego cerró la puerta y caminó rápido al sofá sin decir palabra. Tomó asiento a mi lado izquierdo y puso su taza en la mesa, manteniendo sus rodillas juntas. Solo entonces, jugando con su propio cabello, habló.

 

[Mi padre y Graham dicen…]

 

Caren y yo le dimos miradas de asombro. La había oído tan tensa.

 

Stella tomó la pluma de griffin de su bolsillo y continuó con su voz normal. [Dijeron que les gustaría tener una larga y tendida platica contigo, Mr Allen.]

 

[¿El Duque Walter y Mr Walker?] Repetí.

 

Acerca de la fiebre de diez días y las notas de la joven Duquesa Rosa, sin duda.

 

Aunque había estado reportando todo lo que había aprendido de la ciudad del agua, la carta que recibí en mi regreso a la capital real traicionó la emoción de ambos hombres. No los culpaba. Ninguna casa ducal podría superar a los Walker cuando se trata de espionaje, pero ahora un país extranjero tenía información que eludía sus mejores esfuerzos.

 

Sentí algo cálido y suave en mi hombro derecho.

 

Caren asomó su cabeza para decir. [¿Soy yo, Stella, o estás más cerca que antes?]

 

[Debes estar imaginando cosas.] Stella respondió. [No me he movido nada.]

 

Las chicas cruzaron miradas y se rieron.

 

Me estiré y les di una palmada en la cabeza. [Sí, sí. Sin pelear. Y mejor lo dejamos ahora o no tendrán energía para mañana. Yo limpiaré.]

 

[Solo necesitas un “Sí.”] Caren murmuró.

 

[Nunca juega limpio.] Stella añadió.

 

Tímidamente, se pararon y fueron a la puerta. Parecía que había logrado—

 

Ambas chicas se detuvieron y se dieron la vuelta.

 

[¡Pensándolo mejor, nel!] Caren exclamó.

 

[¡Aún no quiero dormir!] Stella gritó.

 

Luego, juntas. [¡Hay mucho más de lo que quiero contarte y preguntarte también!]

 

Sus gritos quedaron en el aire por un momento.

 

[¿Deberíamos ir por más té?] Sugerí, poniendo una sonrisa falsa.

 

Los rostros de Caren y Stella pusieron sonrisas.

 

[¡Sí, vamos!]

 

✽✽✽✽✽

 

Temprano a la siguiente mañana, calidez en mi estómago y espalda me despertaron de mi sueño.

 

Pero ya es invierno, pensé mientras lentamente abría mis ojos y miraba a los costados. Aferrándose a mí, durmiendo bien, estaba un par de niñas vestidas de blanco.

 

[¿Atra?] Murmuré. [¿Lia?]

 

Dos pares de orejas se retorcían— una blanca y tipo lobo, la otra escarlata y tipo león— mientras dos felices sonrisas llenaban los rostros de las chicas.

 

Podía entender a Atra, pero Lia— el Blazing Qilin— se supone que se queda con Lydia. ¿Qué pasa con ella?

 

Al final, me desperté por completo. En mi vista, miré las adorables trenzas escarlatas y un par de delgadas piernas, sentándose frente a una silla. Me senté, con cuidado de no despertar a las niñas y me giré para enfrentar a la belleza descansando su mentón en sus manos y observándome. Como es usual, la “Dama de la Espada,” la hija mayor del Duque y la Duquesa Leinster del sur, estaba vestida como espadachina.

 

[B-Buenos días, Lydia.] Saludé a mi compañera recién cumplida 18 años-

[Buenos días, Allen.]

 

Nuestra primera conversación en dos semanas. La leve luz del sol matutina pasaba por las cortinas de la ventana, así que, ¿por qué siento como si la temperatura en el cuarto hubiera decaído?

 

[¿Qué, er, trae por aquí?] Pregunté, en silencio levitando a Atra. [Pensé que estaba en turno en el palacio otra vez hoy—]

 

Al instante, me di cuenta de mi error. El fuerte ardor parpadeó en los ojos de la joven que conocía desde nuestro examen de entrada en la academia real.

 

[¿Tienes que preguntar?] Demandó. [Atravesé esa maldita red de barreras de la paranoica princesa ladrona. Me la pase remal y siempre dice que lo aprendió todo de un cierto alguien.]

 

Solté una risa vacía mientras pasaba las cubiertas y dejaba a Atra a la par de Lia. Le había enseñado a Cheryl medidas de seguridad mágica durante nuestros días de estudiantes— aunque nunca imaginé que los usaría para contener a su guardaespaldas de desertar a su puesto.

 

La niña de cabello blanco chilló y se unió a su amiga de cabello escarlata. Eran demasiado preciosas para palabras.

 

Un dedo se hundió en mi mejilla para ponerle fin a mi escapismo.

 

[¿S-Sabes que eso duele?] Dije.

 

[No lo creo. Luces perfectamente bien.] Bajo su respiración, Lydia añadió. [Mientras yo estoy aquí, ya en mi punto crítico.]

 

Ella se lanzó a la cama, cabello escarlata revoloteando alrededor de ella hecho un lio. Nadie la tomaría por una noble de alta cuna cuya reputación marcial resonaba por todo el oeste del continente.

 

[Lydia.] Dije, usando mis manos para alisar los mechones escarlatas de la joven quien había plantado su rostro en mi estómago.

 

[No necesito que me lo expliques.] Ella dijo. [Mirándolo bien, Cheryl necesita un guardián porque su sangre es un objetivo primario para la iglesia.]

 

Los apóstoles habían usado sangre de Gerard y el príncipe de la corona Yustiniano para lanzar hechizos tabúes en batalla.

 

[Pero… Pero…] Lydia me miró con ojos llorosos y gimió. [¡Cosas que no puedo hacer! ¡Si hubiera sabido que esto venía, me habría quedado en la ciudad del agua!]

 

Ardientes ascuas, un poco de polvo al costado, llenaron el aire en sincronía con su berrinche. Las desvanecí todas.

 

Lo sabía. Todo este tiempo juntos en la ciudad del agua contrajo un efecto.

 

[Para la hija de un duque, puedes ser algo inútil algunas veces.] Murmuré, acariciando la cabeza de Lydia con especial cuidado.

 

[Sé que puedes. No actúes sorprendido.] Ella respondió y lanzó un hechizo de levitación sobre sí— una ocurrencia rara. Levantó una silla de madera a un lado de la ventana y la dejo a la par suya, luego palmeó el asiento. [¡Sentado! ¡A mi par!]

 

[Sus deseos, mis órdenes.] Dije, obedientemente tomando el asiento ofrecido.

 

De inmediato, lydia puso su cabeza en mi regazo. Le dio unos irritados giros al anillo pegado en el tercer dedo de mi mano derecha, luego se asomó un poco cuando vio que no estaba usando el brazalete que Lily me había dado. Mi decisión de quitarlo en territorio enemigo dio sus frutos.

 

Aún recostada, Lydia toco mi mejilla y demandó. [Envía criaturas mágicas más a menudo. Cuatro veces al día, no tres.]

 

[Dalo por hecho.] Respondí.

[¡Y busca por países a los que escapar!]

 

[Eso, no lo haré.]

 

[Siempre me contienes.] Lydia dijo, mostrando una fría sonrisa.

 

Acaricié su cabeza mientras repetía lo que le había dicho a Richard. Las noticias eran causa de celebración, y además, a Lydia le gustaba cuando le decías las cosas en persona.

 

[Como te escribí, Sui y Momiji vendrán a la ciudad pronto. ¿Así que me pregunto si…?]

 

La joven me escuchó en silencio. Ahora su rostro se puso serio. [Me gustaría atender, pero no será fácil. Estamos esperando a la princesa Yustiniana como mensajero de paz.]

 

Se rumoreaba que la Princesa Imperial Yana Yustin posee un extraordinario talento, aunque no podía llegar directamente al avejentado emperador en trono. Estaba ocupada purgando a los partidarios del príncipe de la corona, peones de la iglesia, pero ella podía entrar en sus planes. Claro, dudaba que se burlaría del profesor, quien al parecer en forma.

 

[Al menos podrías lucir decepcionado.] La noble se quejó, pellizcando mi mejilla. [¿No me quieres contigo, Allen? No enlazarás el maná.]

 

La noble una vez había sido llamada la “niña maldita de los Leinster” por su inhabilidad para usar magia. Por voluntad, siempre había tratado de ser fuerte y derramó lágrimas en secreto. Incluso luego de convertirse en una experta hechicera, heredando el manto de la Dama de la Espada, y ganando gloria en numerosas batallas, no había cambiado en el fondo. Solo conmigo, era una chica quien añoraba afecto.

 

[Lydia, párate.]

 

[¿Por qué?] Preguntó dudosa, levantándose sin ganas.

 

Levanté mi mano derecha a un lado y la varita encantada Silver Bloom, confiada a mí por Linaria Etherheart, se materializó. Al mismo tiempo, saqué una pequeña botella de cristal sellada con una manta. La pureza del agua dentro valía mucho.

Los ojos de Lydia se abrieron. [¿Es del… santuario en la ciudad del agua? Pero pensé que apenas podías llevarte alguna.]

 

[Solo tres botellas pequeñas de agua y una de flor.] Dije.

 

Luego de la llegada del dragón de agua, un joven Árbol de Mundo— un Gran Árbol en nuestro lenguaje— había echado raíces en los restos del Antiguo Templo en la isla central de la capital de la alianza. La bendición de los grandes elementales Thunder Fox, Blazing Qilin, Frigid Crane y Marine Crocodile— quien había amado a un mortal— había transformado el escenario en un indiscutible campo santo. En el día de nuestra partida, había pedido la ayuda de Atra y Lia y suplicado al Marine Crocodile por una pequeña parte del agua de manantial y flores que fluían y florecían sin fin.

 

A decir verdad, incluso es más de lo que merezco. Aunque…

 

Lydia templo mientras descorchaba la botella y libera una miga de su contenido. Las gotas fluyeron en el aire, sin ejercer magia, aunque la atmósfera del cuarto cambió. Incluso la luz se veía más brillante.

 

Increíble.

 

A pesar de mi asombro, lancé el hechizo que había desarrollado en dos meses de constante prueba y error.

 

El shock de la joven creció. [¿El dragón de agua…?] Ella susurró.

 

[Creo.] Murmuré. [Ni siquiera puedo llamarlo una imitación. Tu mano.]

 

[E-Está bien.] Extendió su mano derecha, llena de emocion.

 

[Siempre podemos intercambiar aves mensajeras, pero tus deberes oficiales harán difícil vernos de vez en cuanto.] Expliqué. [No puedo ser visto entrando al palacio. Y mantener un enlace de maná, incluso más profundo, tiene sus efectos secundarios.]

 

[No me importan. Puedes tener todo lo que he—]

[No.] Interrumpí, tomando mi varita. Luego activé el hechizo.

 

Como si tuviera vida propia, las gotas se unieron, circulando el dedo derecho de Lydia y se desvaneció. Pestañeó, abrió sus ojos. Un sonrojo coloreó sus mejillas mientras se daba cuenta.

 

[Este pacto mágico construye un seudo link.] Continuó. [Lo refiné de una fórmula que encontré en un enorme libro de hechizos en el archivo Leinster durante nuestros días de estudiantes. Debería dejarnos sentir el maná del otro, al menos vagamente, y llegar lo suficiente para cubrir más o menos toda la ciudad.]

 

Lydia se mantuvo en silencio, su mano derecha se apretaba a su pecho y los ojos bajos.

 

[S-Solo por un tiempo limitado, claro.] Añadí, hablando rápido mientras retornaba mi varita y una botella en el aire. [Si no te gusta, puedo deshacerlo ahora—]

 

[¡Me gusta!] Gritó, interrumpiendo mis excusas y tirándose a mis brazos. Ardientes ascuas llenaron el aire. [Idiota. Gracias, Allen. Con esto, puedo aguantar un poco más.]

 

[No te presiones, ¿recuerdas? Y trata de no pelear con Cheryl.]

 

[¡Mantendré la primera parte en mente, pero la segunda es imposible!] Lydia respondió, curvando sus labios, aunque podía decir que aún estaba disfrutando. [Y…]

 

[¿Sí?]                             

 

Lydia empezó a agitarse y levantó su dedo derecho. Ni una marca quedaba. [¿P-Por qué esta mano?] Pregunté. [¿Por qué… por qué las—?]

 

Una manada de pies corriendo en el corredor interrumpió. Un bombardeo de hechizos impactó en la puerta, abriéndola de par en par.

 

Espera, ¿una barrera?

 

[Nada mal. Supongo que debía haber lanzado defensas más fuertes.] Lydia chasqueó su lengua y se alejó de mí para confrontar a los intrusos.

 

[¡Allen! ¿Está—? Bueno, vaya.]

 

[¡Nii-sama! ¿Y… Nee-sama?]

 

[Sentimos magia poderosa y— ¡Humph!]

 

Los ojos de Tina, Lynne y Ellie se tornaron maléficos mientras las chicas abarrotaban la puerta en sus vestidos de noche.

 

Caren llego un momento después. [Asumo que estás preparada, ¿Lydia?] Preguntó, ya armada en rayos.

 

Stella siguió, mirándome en silencio. Incontables luces pequeñas la rodearon, llenas con negras chispas.

 

¿Oscuridad?

 

Me retiré a la cama y me senté a la par de las niñas, quienes seguían durmiendo a pesar del ajetreo.

 

[¡Lydia!] Tina gritó. [¡Demandó una explicación!]

 

[Puedes ser mi querida hermana…] Lynne añadió. [Pero hay límites.]

 

[¡Y-Y este es uno de ellos!] Ellie gritó.

 

[Ten un poco de vergüenza.] Caren añadió.

 

Stella siguió en silencio.

[¡Ha! ¿Es todo lo que tienen que decir?] Lydia dijo. [¡Él es MIO! ¿Realmente necesito decir algo tan básico?]

 

Las chicas respondieron con un despiadado ataque mágico. Lydia se abrió paso con sus manos, luego abrió una ventana y señaló al jardín interior antes de dejarse caer. Las chicas dieron persecución. Incluso Stella se dio la vuelta. Cindy estaba observando desde el techo, si su maná fuera a tomarse en cuenta.

 

Aún estaba curándome de mi dolor de cabeza cuando Emma entró, luciendo sombría y murmurando algo acerca de cómo “atravesó nuestra seguridad.” Felicia se asomó también con una mal peinado.

 

[¿A-Allen?]

 

[No hay cómo detenerlas.] Respondí antes que pudiera decir su pregunta.

 

En el jardín, las chicas ya estaban yendo con flechas y antorchas. El maná de Lydia no mostraba más que felicidad.

 

Aún no había superado me bochorno cuando una pequeña ave mágica voló por la ventana y aterrizó en mi hombro, portando las más nuevas noticias del director. El Duque Lebufera y el legendario Vendaval Esmeralda habían llegado desde la capital oeste.

 

[Felicia, ¿qué dirías con un desayuno matutino?] Pregunté mientras gritos del jardín resonaban en mis oídos. [Me gustaría tener contigo sobre Mr Fosse.]

 

 

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