Full width home advertisement

Post Page Advertisement [Top]

Capítulo 1: Nunca Sabrás lo que Pueda Pasar en la Vida

 [Hey, Yuya. ¿Dónde está tu padre ahora?]

 

Yo, Yoshizumi Yuya, sentado en la sala de mi casa estaba enfrentando a un grupo de hombres de mala cara usando trajes negros y lentes de sol con cicatrices en sus mejillas. Para los exteriores, parecía como una panda de personas peligrosas.

 

[No lo sé.] Dije. [Tengo la casa y encontré esto en la mesa…]

 

Entregue una nota de la mesa a la persona que parecía el jefe de grupo de miedo. Luego de quitarse sus anteojos de sol y terminó de leer la nota, sus hombros empezaron a temblar.

 

Oh, de verdad parece estar enojado ahora.

 

[Ese bastado… ¡Por fin se huyó…! ¡Incluso dejo a su hijo solo! ¡Qué bastardo!]

 

Nunca sabrás lo que pueda pasar en la vida”. Eso es lo que mi padre solía decir.

 

Solía ir por la última moda esperando hacer una fortuna, pero siempre estaba un paso atrás. Así que, para el momento que inicio, los caros objetos ya estaban fuera de moda y al final se quedo con nada más que mercancía sin vender junto a muchas deudas.

 

¿Qué fue la última cosa que intento? Creo que fue Tapioca, pero honestamente no quiero recordarlo.

 

Para tal falla como mercader, mi madre amaba a ese inútil hombre que no poseía ningún talento en negocios. Mi madre tenía cara de bebé que parecía que nunca envejecería. Incluso cuando caminaban juntos, eran confundidos como hermano y hermana varias veces. Ella era hermosa y también buena cocinera, y como su hijo, me sentí orgulloso de mi madre. Es por eso que una vez le pregunté por qué se casó con tal inútil persona. En ese momento, respondió timidamente:

[Bueno, ¿no crees que es bueno ver a alguien quien es estúpido, sino también está trabajando duro en su propia estúpida forma? Tu madre ama a tal hombre.]

 

El amor te hace ciego, así es como iba el dicho. Cuando veo que las personas estaban trabajando duro, no tengo nada más que respeto por ellas. Pero en el caso de mi padre, realmente rebasa los límites. Quería predicarle que las personas deben aprender de sus errores.

 

Pero la única persona a la que realmente necesitaba decírselo era a mí mismo.

 

No le dije nada a mi padre, quien empezó un nuevo negocio y falló, llevando deudas, y también a mi madre, quien lo apoyaba y lo alentaba. El resultado era el desastre que era ahora mismo.

 

[Taka-san. ¿Cuánto dinero mi padre te presto esta vez?]

 

[¿Oh? No, no te culpo por no saberlo. Eso es… Bueno, cerca de 30 millones de yenes. Tu padre siguió prestando dinero, prometiendo pagarlo, y por eso la deuda ha crecido desde entonces.]

 

Mientras decía eso, Taka-san y sus hermanos bebieron su té. Oh, olvidé mencionarlo, pero no estoy asustado de estas personas. He conocido a Omichi Takashi, alias Taka-san desde que estaba en primaria. Era un hombre fuerte y tenía un duro trabajo, pero ha sido bueno conmigo. Es como un hermano mayor para mí.

 

[Mierda. Kotaro, bastardo. Finalmente dejaste atrás a Yuya y huyó al extranjero. Y lo que es más, ¿dejaste el resto a los abogados?]

 

¡¿Qué tanto pensaste que podías haber ido con eso, bastardo?!

 

Cuando llegué a casa, no encontré a mi madre allí y las luces fueron encendidas, como normalmente deben estar. Cuando entre al cuarto preguntándome por qué, había una carta en la mesa, dicho eso:

 

— ¡Yuya! ¡Sé que es repentino, pero tu madre y padre han decidido irse al extranjero! ¡Al parecer, Japón parece ser demasiado pequeño para nosotros!

¡Dicho eso, vamos a ganar el premio gordo en los casinos en las Vegas, así que por favor espéralo! ¡No te preocupes, tengo un amigo abogado que se encargará del resto! ¡Bye! —

 

Para ser honesto, dudé en las palabras de mi padre, pero debió haber sido serio porque las pertenencias de mi padre y madre faltaban en la casa. ¿Qué se supone que haga ahora solo? Cuando estaba perdido en qué hacer, Taka y sus amigos llegaron, creando esta situación.

 

[Aunque naciste de tal pareja, Yuya, creciste bien. ¿No es un milagro? No, ¿quizás es gracias a mí?]

 

[Haha… Bueno, al menos descubrí que mis padres eran las peores personas a mi alrededor. Pero ¿qué tienes planeado hacer ahora, Taka-san?]

 

[Eso es. Como se esperaba, tu padre no pago la deuda, y no ya no puedo ayudarte con la situación. Tengo que llevarte conmigo.]

 

Taka dijo eso con una triste mirada en su cara. Y sus hermanos también alejaron sus cabezas.

 

Ya veo, tengo que lidiar la deuda ahora en lugar de mi inútil padre y probablemente es demasiado ahora mismo. ¿Mi vida termina aquí?

 

[Despreocúpate, Yuya. He persuadido a tu padre para que te deje quedarte conmigo. Haré todo en mí para que estés seguro de vivir apropiadamente, relájate.]

 

[¡Eso es, Yuya! ¡Lo mejor para ti es permanecer como eres, un estudiante normal de secundaria!]

 

[¡No puedes ser como nosotros, Yuya!]

 

Taka-san mordió sus labios y dijo eso con una determinada apariencia en su cara. El resto de sus hermanos siguieron, apretando sus puños y animándome. Sus caras no me dan miedo. Bueno, tienen caras de miedo, pero eran personas muy buenas. Quizás era también por eso que mi padre se dejaba llevar con ellos.

[Bien. Perdón por hacerlo así, pero te vendarás conmigo, Yuya. Te honraré con mi perfecta dogeza.]

 

Ding dong—

 

El timbre sonó, anunciando un visitante. ¿Quién puede ser? Era demasiado temprano para el repartidor de periódico. ¿Era un testigo de jehová? No, me los he encontrado muchas veces. Estoy listo para pagar por el servicio de señal, ¿y quién puede ser?

 

Ding dong— Ding dong.

 

Luego de dos o tres veces, el intervalo entres los timbres gradualmente se acortaron. Con eso, luego de varios timbrazos, el coro del siguiente sonó también. Era tan ruidoso que Taka y yo tuvimos que cubrir nuestros oídos. No tuve más que responder.

 

[¡Sí, sí! ¡Ya voy! ¡¿Quién es?!]

 

Abrí la puerta del frente, estando un poco frustrado de eso. Parándose allí era…

 

[Hola, Yoshizumi-kun. Vine a ayudarte.]

 

La chica el frente de mí tenía largo y liso cabello negro claro que me recuerda al cielo nocturno. Sus ojos eran como perlas, tan redondas como un gatito. No estaba mal compararla con modelos a menudo vistas en revistas, parecía como una diosa fuera de una famosa pintura.

 

[¿Hitotsuba Kaede?]


Hitotsuba Kaede, la princesa de nuestra escuela, quien había ganado el Gran Prix en el concurso Señorita Nacional de las Secundarias para Chicas y había sido votada como la chica más linda de secundaria en Japón, estaba parada allí sonriendo. 

 

4 comentarios:

Bottom Ad [Post Page]