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Capítulo 3: Incluso si el Futuro es Incierto


La Chica sin Cara


¿Qué soy? Kutori pensaba de ella.

Kutori Nota Seniolis. Un hada soldado adulta. Usuaria de la Arma Excavadora Seniolis. Quien se encontró con Willem, aprendió mucho, y le fue dado esperanza.

¿En serio?

…En serio.

Ella llamó a Aiseia en medio de la noche.

[Brr, hace bastante frío, ¿huh? Debería usar otra manta.]

Las dos se pararon sobre una pequeña colina a la parte del distrito puerto. El viento siempre tan fuerte. La vista era buena, de modo que era fácil localizar a cualquiera que vinieran.

[Perdón. Seré breve, así que sopórtame.]

[¿…Hm?] Aiseia miró a Kutori cuestionablemente mientras temblaba. [Si me trajiste hasta aquí sé breve, asumo que es algo que en verdad nadie quiere escuchar.]

[Sí, algo como eso. Bueno, probablemente ya lo sabes qué es.]

[No, no. Sé solo de unas cosas y escucho más que la persona promedio. No soy algún Dios que lo sabe todo, ¿sabes?] Aiseia lo dijo al poner su linterna en el suelo y se sentó. [De tal manera hay algo que en verdad quiero preguntarte también. ¿Te importa si voy primera?]

[…Está bien. ¿Qué es?]
[¿Quién eres?]

Aiseia hizo tal pregunta con tanta indiferencia, casi como si simplemente preguntará el menú de hoy. Kutori respiró frío por un segundo.

[Kutori Nota Seniolis.] Ella lo dijo lentamente, como si reflexionara sobre cada palabra individualmente.

[¿Segura?]

[¿Me miro como alguien más?]

[Supongo que no…]

Un viento jugaba con el cabello de Kutori al chiflar. El cielo azul se derretía en los alrededores de la ciudad, llegando indiscutiblemente. Rojo, sin embargo, claramente podía verse bailando en medio del aire.

[Bien, eso es todo por mí. ¿De qué querías hablar?]

[Nn.] Kutori vio al cielo. Nubes negras las que no parecían más que sombras planeando rápidamente por sobre su cabeza. Más allá yacía ligeramente el cielo estrellado y ligeramente cegaban la luna tintada de dorado. [Pensé por un tiempo en cómo hablar de esto, ¿pero dada tu pregunta debo de asumir que ya lo descubriste?]

[No realmente. Lo de ahora fue un viejo estilo técnico. Hay unas cosas que sé con certeza: el intruso de tu anterior vida no se fue ni paro. El recuerdo de Kutori Nota Seniolis y la personalidad están siendo atrapadas al hablar, ¿estoy en lo cierto?]

[Mhm. Es lo que parece.] Kutori la abrazó salvajemente por el cabeza y la acerco a su pecho. [El mismo intruso es un raro evento, el intruso antes de los 20 es un caso raro entre casos raros, ¿no? Cuando tu intruso ocurra, ¿sería también así?]


[Sí. O al menos, eso creo. Ni puedo recordar eso, y el proceso exacto puede ser un poco diferente que en tu caso.] Aiseia sonrió, pero Kutori sabía que sólo era una máscara. Siempre hacía esa cara cuando quería ocultar sus verdaderos sentimientos. [Me conoces hace tanto. Así que también conoces de la edad de Aiseia, ¿cierto? Anímate, siempre estás en los asuntos de otros, no tan honesta consigo misma… tu hobby era la escriturad de ficción, ella nunca se perdió de un día en su diario vivir… Aiseia Myse Valgalis era una chica amable. Fue lo primero que supe luego que leí su diario.]

Ah, en aquel entonces, Kutori pensó. Fue hace cerca de 2 años. Aiseia se había hecho un hada soldado adulta, de pronto atrapó un resfriado y se mantuvo en su cuarto por días. Debió ser desesperante borrar todas las entradas de ese diario por todo ese tiempo. Viendo atrás, Kutori sentía como la personalidad de Aiseia cambió de poco en esos días… o tal vez no. Era difícil de decir. No eran muy cercanas en ese entonces.

[¿Fue difícil?]

[Ni que. Pensé que me alocaría. Unas veces incluso quise morir. Pero hacer eso no le regresaría al propietario este cuerpo… la real Aiseia. La única forma que podía pagar mis pecados era tomar la vida que había borrado… para llevar la existencia de Aiseia Myse Valgalis sin que nadie lo notara. O de otro modo, es lo que me dije, y de alguna manera llegué tan lejos.]

[¿Por lo que nos engañaste todo este tiempo?]

[Así es. ¿Enojada?]

¿Estoy enojada? Kutori se lo pregunto. Ella no podía sentir enojo. Ella no sentía desconcierto. La verdad era simple, como si solo conociera de una nueva pieza en la trivia.

[Un diario, ¿Huh?] Ella tomó asiento a la par de Aiseia. [Tal vez también siga.]

[Bueno, en tu caso, puede ser un poco difícil ir inadvertida. A diferenciad de mí, toda tu apariencia y todo en sí está cambiando.]

Ah. La mezcla roja con el cabello de Kutori probablemente completaría el azul tarde o temprano. Una transformación notable que sería en efecto difícil de ocultar a otros.


[Aunque, ¿incluso quieres tomar la vida de alguien? No es que traté de decirte qué hacer o no, pero ¿en verdad quieres que alguien más se ponga en donde siempre quisiste ir o esté en donde siempre pertener?]

Ah. Eso sonó algo de mal gusto.

[Cualquier sentimiento que quiera ir a un sitio o deseos que quieran ir a un lugar probablemente igual desaparecerán, ¿cierto? De modo que no hay tanta tristeza.] Kutori abrazo sus rodillas fuertemente. […O tal vez sería mejor morir ahora, mientras recuerdo esas cosas.]

[Puede ser una opción viable. En serio. Justo ahora hay cosas que mantienes pegas en tu corazón, cosas que te ayudan a vivir. Pero pronto se irán. Probablemente incluso sea más doloroso de lo que piensas.]

[Eso es cierto…] Ella enterró su cabeza entre sus rodillas. La chica se sentó a su par colocando un brazo alrededor del hombro de Kutori. [¿Aiseia?]

[Hay mucho viento y hace frío, ¿sabes? La temperatura de mi cuerpo no es tal alta como la de Nephren, pero espero hacerlo.]

[…Aha.] Una pequeña sonrisa se escapó de los labios de Kutori. [Gracias. Eres muy cálida.]

[Bueno, es grandioso. La vida vale la pena vivirla a pesar de todo, ¿huh?]

No era claro si era el simple resultado de las coincidencias apiladas sobre las coincidencias o si era un resultado causado por las acciones intencionales de alguien, pero el invasor de su vida anterior ciertamente ocurrió, y era cierto que era una verdadera amenaza.
Devorando la esencia que la hacía ella, destruyendo su corazón, destrozando sus recuerdos, asesinando su alma… y luego, aunque el proceso de rememorar, el espíritu revivido de su predecesor gradualmente tomaría el resto de su cuerpo físico. Todo el proceso ocurriría automáticamente, independiente a la voluntad del propietario de su vida anterior.

Sin milagros de amor que la salvaran.

O tal vez uno lo hizo, pero ya casi es tiempo.
La chica llamada Kutori Nota Seniolis pronto desaparecía para siempre.

[¿Mantendrás el secreto del Señor Técnico?]

[Sí. Si lo sabe, se preocuparía.]

[¿Qué ocurre con eso? Creo debes privilegiar que él esté preocupado por ti.]

[Tal vez.]

Kutori lo había pensado antes. Pero si se lo dijera, solo podría ser capaz de ver su desesperación, cara preocupada por lo que le quedaba de tiempo. Quería que pensara por ella. Pero no quería que llorara por ella. No quería que la viera como una trágica heroína.

[Quieres que ambos sean felices por un poco más… creo.]

Aiseia no se veía impresionada. [Diciendo esas líneas suena a que van directo a un romance cremoso… al menos sabemos que definitivamente eres Kutori.]

Las dos se vieron y sonrieron agridulcemente.

[Bueno, al menos, sin más Venom, ¿Okay?] Aiseia lo dijo. [Claro, soy yo, y tú eres tú. Somos hadas, pero al final significa que ambas somos almas perdidas de niños que murieron jóvenes. Somos familia, pero al mismo tiempo somos completamente diferentes. No hay garantía en que suceda de la misma manera que me ocurrió a mí. Pero, al menos escucha un consejo.]

[Mm.] Kutori asistió.

[Es obvio, eso también significa no tocar las Armas Excavadoras. Eso es lo menos que puedes hacer si quieres mantenerte tanto como puedas.]

[Mm… entiendo. Gracias, Aiseia.]

[A propósito, no ibas a preguntar algo, ¿huh? ¿Mi nombre real o de donde soy o algo así?]

Kutori fallo en ver la importancia de esas preguntas. [También eres Aiseia. Anímate, siempre te metes en los asuntos de otros, no eres honesta contigo para nada.] Ella ligeramente golpeó la nariz de Aiseia. [Nuestra preciada compañera, y sobre todo, una amiga. No te pareces a nadie más que a mí.]

[Hahaha. Bueno, me alegro entonces.]

Ella nunca podía sonreír bien a Aiseia. Todas en el almacén de hadas acordaban en ese punto. Después de todo, ¿en quién confías siempre mantiene una sonrisa a pesar de si están felices, tristes, enojados, o confundidos?

A pesar de eso, ahora, le sucedió a Kutori, y solo tal vez, podía confiar a veces.

En el borde del ojo de Aisei, iluminado por poco, una sola lágrima brillaba.


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