
Enfrentando el
Pasado
Recientemente, Naigrat había estado actuando extraño. Viendo por
fuera de una ventana, parecía que lloraría, enterraba su cabeza en sus brazos,
de pronto salía a cazar osos en las montañas… bueno, no, siempre hacía esas
cosas, pero… pero aun así, algo se sentía mal en ella. Es difícil ponerlo en
palabras, pero algo le ocurría de seguro.
Poniendo eso de lado por ahora, Lantolq Itsuri Historia enfrentaba
un problema personal.
Horneó un pastel. Aplasto unas hojuelas de café y las amasaba a
golpes, añadía algo de brandy para saborear y algo de nueces tostadas para la
textura. Hacer postres siempre había sido uno de los hobbies de Lantolq. En el
pasado, a menudo prestaba un rincón de la cocina y horneaba algunos dulces para
variar en los días sin entrenamiento. Siquiera tenía tiempo para ello. En
total, tenía una buena cantidad de fe en sus habilidades.
Luego de terminar ese pastel, Lantolq casi tuvo éxito. Ella había
luchado por mantener una sonrisa solemne en su cara. Con expectaciones de
elogios, ella cortó las porciones en pedazos más pequeños.
Luego que todos le dieran su primera mordida, caras más bien
desganadas llenaron el cuarto, como si alguien hubiera venido y golpeara esa
misma expresión en la cara de todas las chicas.
[Algo está mal.] Tiat murmuro.
[El sabor es como una imitación.] Panival lo vio lamentablemente.
[¡Está amargo!] Collon lo declaró con migas pegadas por toda su
mejilla.
Unánimes reseñas negativas. Lantolq pronto se dio cuenta de la causa
de su falla. El sabor que ella quería probar era diferente al sabor demandado
por las pequeñitas. Ella olvido el tomar ese simple hecho en consideración. Si
ella solo hubiera pensando en las personas que comerían su creación, se hubiera
evitado tal error de novato. Sintiéndose algo abrumada por su incompetencia,
Lantolq cayó directo al suelo.
[¡Ah, creo que está delicioso! ¡Tiene un sabor muy adulto!] Lakish
se paró de su silla y desesperadamente trato de defender el pastelillo fallido.
Lakish era una niña buena, siempre considerada con otros. Lantolq
quería darme un abrazo. Sin embargo, esa amabilidad le molesto un poco en ese
momento.
Lantolq quería tratar de participar en los juegos de pelota de las
niñas. El giro de los eventos apareció en un nuevo tipo de juego desconocido
para ella, y por primera vez aprendió de las reglas. Involucrando a dos equipos
para meter el gol al equipo opuesto. Con el fin de ganar, un equipo tenía que
obtener un cierto número de puntos, o que cada miembro del equipo anotara al
menos una vez.
[Willem nos enseñó este juego. Dijo que es bueno practicar en equipo
para una batalla.]
Escucharlo irrito ligeramente a Lantolq, pero ella no lo mostro en
su cara. Ella no quería que nadie supiera cuán consciente del segundo técnico
era, así que se lo guardo. A cambio, ella se hizo a la idea de disipar esa
frustración para dominar el juego.
Sin embargo, no sería así de simple. Siendo un hada adulta, las
habilidades físicas de Lantolq superaba a las pequeñas. Y naturalmente, ir
contra oponentes con una gran desventaja inherente sería muy inmaduro. Ella
pensó qué si no fuera fácil con ellas, el juego no sería divertido.
Todas las niñas no se guardaron nada. Y Lantolq sufrió una miserable
derrota. La razón era clara: una sola persona no podía anotar por cada miembro
del equipo. Además, la fuerza y velocidad no era mucho para todos esos miembros
del equipo. Habilidades como el trabajo en equipo y la habilidad de mantener la
pista una vez lo juegues, Lantolq no era rival para las niñitas.
[La idea es de sacar al mejor goleador de la siguiente mitad de juego.
En la primera parte, solo pueden jugar a la defensiva.]
[Además, la habilidad de ayudar a un compañero a anotar es más
importante que el marcarlo solo.]
[¡Pelea con cuerpo y alma!]
Las palabras las cuales fueron de alguna manera como un consejo se
apilaron sobre el hada derrotada. Lantolq se desplomo sobre el suelo.
[E-Está bien. ¡Estoy segura que eres rápida!]
Como es usual, Lakish intento animarla. Realmente era buena niña.
Pero, otra vez, esa amabilidad dolía un poco.
[¿Qué haces?] Aiseia lo pregunto, sacando su cabeza por fuera de la
ventana del cuarto.
[Qué hago…. Realmente me lo pregunto…] Lantolq apoyo su espalda
contra un muro cercano y respondió con una voz exhausta.
A pesar de su personalidad, Lantolq todavía tenía el orgullo de ser
la más grande en el almacén. Como alguien que creció y servía como una guía
para las pequeñas, no podía perder contra un chico que de pronto salió de la
nada. Con ese razonamiento, ella declaro en silencio una guerra contra una
cierta persona ausente, pero obviamente terminó en una miserable derrota.
[¿De dónde sacaste esa idea de tu cabeza? No sirve pelear con
alguien que no está aquí, ¿sabes?]
[No es nada de eso.] Lantolq frunció el ceño y alejo su cara.
[Haha.]
[¿…Qué? ¿Dije algo divertido?]
[Ah, solo me hizo recordar un poco. Cuando él vino por primera vez,
Kutori tuvo una reacción similar.]
Espera un segundo, no
dejaré que yo tenga el mismo sentimiento por ese técnico que Kutori tenía al
hecho que es más del exacto opuesto de nuestras reacciones solo por la
coincidencia de ser similares así que no puedes atarnos algo como eso…
[Ya veo.] Lantolq respondió tranquilamente, suprimiendo la urgencia
por gritar sus reales pensamientos.
El alegre sonido del Noft tocando la campanilla llego a Lantolq en
un gentil viento. Juzgando por los gritos de batallas, Noft rápidamente
comprendió el juego y se fue con las pequeñas. En otras palabras, eso hizo que
Lantolq fallara sola. Superada por el sentimiento de una irremediable derrota,
Lantolq cayó y cayó más al muro hasta que al fin se sentará en el suelo.
[…A propósito, Aiseia. No has estado en el cuarto de lectura
recientemente.] Ella lo dijo en el lugar con un suspiro pesado.
Solo hasta el otro día, Aiseia Myse Valgalis había estado en el
cuarto de lectura y referencia, concentrada en algún tipo de búsqueda. Lantolq
no la vio salir de esos dos cuartos sino fuera por comer. Bañarse, o dormir.
[¿Terminaste de buscar lo que querías saber?]
[Hmm, no he terminado, es más que lo opuesto…] Aiseia doblo sus
brazos en el antepecho, descanso su barbilla, y dejo salir un largo suspiro.
[Me di cuenta que hay un límite en cuánto puedo encontrar aquí.]
[En cuanto a recursos relacionados con nosotras y las Armas
Excavadoras, de preguntarle a Naigrat, puede que las envíen aquí desde la
Compañía. ¿Es diferente acaso?]
Ya que el almacén de hadas era una facultad de investigación de
Leprechaun y Armas Excavadoras, al menos en papel, tenían que permitirse
algunos fondos para gastar en libros especiales y más, incluso aquellos de
relevancia dudosa. Los libros de investigación que Lantolq usaba para conseguir
el antiguo lenguaje, las palabras que los Emnetwyte usaron una vez, una pequeña
porción le pertenecían a Nephren, el monstruo de leer libros del almacén.
[El tema en sí no es el problema. Si pudiera comprarlo lo haría en
seguida, pero al parecer es un libro preciado con solo cinco copias en todo
Regul Aire. Solo no puedes conseguirlo con dinero, necesitas un permiso
especial para que te lo muestren.]
[Bueno… supongo que no hay mucho que puedas hacer.]
[Sí. Nada.]
Lantolq y Aiseia simultáneamente dejaron salir un pesado suspiro.
Siendo armas, las Leprechauns no tenían el permiso de salir del almacén de
hadas y caminar con libertad. Sin tanto que decir, ninguno se confiaría lo
suficiente para mostrarles un libro tan valioso.
[Aunque no creo que seamos iguales.] Lantolq lo dijo.
[¿De qué me estás hablando?]
[Kutori y yo. Ella no se rendiría tan fácilmente.]
[Ah, cierto cierto.]
Si Lantolq lo recordaba bien, ese era el tipo de chica que Kutori
Noa Seniolis era. No es que ella fuera tan tonta que no comprendiera el
concepto de lo imposible. Ella lo entendía perfectamente bien y lo aceptaba.
Sin embargo, ella era extremadamente terrible con la verdad y con sus
sentimientos. Su razonamiento y emociones llegaron juntos a su cabeza, y al
final siempre terminaba corriendo en alguna parte. Lantolq nunca lo vio de una
forma fácil de vivir, pero ella ocasionalmente pensaba que se veía como una
forma divertida de vivir.
No creo que sea capaz de
vivir de esa manera. Bueno, no es que lo quiera igual, Lantolq pensó, pretendiendo no notar el duro dolor en su corazón.
[¿Bueno? ¿De todas formas qué estás buscando?]
[Hm, ¿lo quieres saber?]
[Supongo…] Claro que Lantolq quería saberlo. Ella nunca encontró el
momento correcto para preguntarlo. Luego de perder a sus buenas amigas, ver a
Aiseia contener sus lágrimas y confinarse sola en el cuarto de referencia,
Lantolq encontró difícil acercársele. [¿Está bien si lo pregunto?]
[No es nada que valga la pena ocultar. Solo quería saber exactamente
qué somos.]
[…Filosofía, ¿huh?]
[No, no en ese sentido. Es más práctico… o un significado físico. El
técnico dijo que las Leprechauns han existido por un largo tiempo, pero solían
ser diferentes a nosotras ahora.]
[¿Diferentes?]
Lantolq vio al suelo. Ella vio a pequeñas hadas quienes que no
parecían pensar mucho, cubiertas de lodo y correr emocionadas por ahí. Además,
Noft se mezclaba muy bien con ellas.
[Ah, también diferimos de ellas.] Aiseia lo dijo. [Tan pequeñas que
podían sentarse en la mano de un Emnetwyte. Ya que eran el resultado de un
fenómeno natural de los fragmentos del alma de una persona fallecida la cual
tomo la forma física inadecuada, casi parecían ilusiones, difíciles de tocar.]
[Uh…]
Las Leprechauns eran un tipo de fantasma, un fenómeno natural el
cual resulto del alma de quien fallo en comprender la muerte propia y vagaba
por el mundo. Lantolq ya lo sabía. Basados en esa suposición, también tenía
sentido que ellas no tuvieran un cuerpo estable o sintieran su yo. Parecía más
natural que tales almas aparecieran más como vestigios efímeros, como las
viejas Leprechauns las cuales Aiseia hablaba, y de las cuales Willem Kumesh
alguna vez habló.
[La materialización de un alma. Al parecer, ese es un raro fenómeno.
Sin embargo, el alma de un animal es tan pequeña que no puede formar nada más
que una gruesa niebla.] Aiseia continúo.
[…Eso es extraño.] Lantolq estaba un poco interesada ahora. [Y si
las hadas no son más que eso, ¿cómo podemos explicárnoslo?]
[Sí, esa es la cuestión. Somos fantasmas, pero tenemos carne en
nuestros cuerpos… bueno, no en mucho de los casos.] Aiseia, vio en el pecho a
Lantolq.
¡Hey! Tienes menos que yo,
las tengo bien comparado a las otras hadas, espera no, no es tiempo para hablar
sobre eso…
[Pero de todas formas, lo vi en los más recientes libros de
investigación, pero no dicen nada diferente. Hadas y fantasmas, y fantasmas que
tiene una masa física cercana a cero. Su forma materializada es inestable, y
son propensas a desaparecerse en el aire.] Aiseia continúo.
[Bueno… tiene sentido si piensas en ello. Este almacén es como un
botadero para reliquias sin analizar del pasado. Somos extrañas y podemos
explotar en cualquier momento, por lo que nos metieron en la Isla 68ava fuera
de las pueblos y ciudades.]
[Es cierto. Hubo alguien quien propuso una nueva hipótesis. Él fue
el anterior encargado.]
Preguntándose si ella podía conocerlo, Lantolq empezó a ver en sus
recuerdos, pero pronto se dio cuenta. Casi todos los encargados enviados a
servir al almacén nunca se aparecieron en el almacén. Obviamente, ella no
recordaba a ninguno de ellos. Solo una cara se le ocurrió al mencionar el
título del encargado del almacén de hadas, o el Segundo Técnico de Armas
Encantadas.
[Él dijo que si el alma de cualquier animal es demasiado pequeña,
entonces asumir que la forma original de ese ser debió ser un alma
ridículamente grande así resolviendo la contradicción y explicaría la existencia
de las Leprechauns.] Aiseia explico.
[¿Huh?] La reacción inicial de Lantolq salió por su boca. [¿Qué
razón es esa? Incluso si la contradicción desaparece, el sentido de la
credibilidad saldría por la ventana.]
[¡Hablamos de nosotras, y somos reales! Claro que necesitas ser
realista.]
[Bueno.] Aiseia lo dijo con una risa animada. [Somos fantasmas y
monstruos… es decir, estamos bajo la suposición que no somos reales.]
Pero…
[Si lo dices así… entonces no hay punto en nada de esto, ¿verdad?]
[El breve sueño de un niño que muere prematuro. Es lo que somos. No
hay nada por apartar nuestros ojos de ese hecho.]
Eso… puede ser cierto…
pero…
[A propósito, mi… uh, la Aiseia de mi vida anterior también fue una
Leprechaun. Vivió aquí por 10 años, usando la Arma Excavadora Pache, y murió a
los 18.]
[¿…Qué?] Lantolq vio a Aiseia, solo para ver su usual sonrisa
difícil de leer.
[Y esa hipótesis que acabo de mencionar no es contradictoria a mis
recuerdos. Si una Leprechaun es el fragmento de un alma gigante, entonces todas
las contradicciones sirven como el ingrediente para una nueva Leprechaun.]
[Aiseia…]
[Ah, mantengámoslo en secreto de las otras, ¿de acuerdo? Viví por un
tiempo relativamente largo, pero solo le dije esto a ti y Kutori.] Aiseia lo
dijo, luego río con su usual sonrisa.
Lantolq pensó que quizás Aiseia olvido la expresión apropiada para
hacer en estas ocasiones.
[Claro, solo no podemos sacar conclusiones de todas nuestras vidas
previas como Leprechauns. Incluso si cada reencarnación resulta en la misma
especie, debe haber algo diferente si vuelves lo suficientes. Lo que sea que
esté allí, es lo que quiero saber.]
Lantolq no podía pensar nada para decirle.
[Bueno, ya que no he ido muy lejos, no hay nada más que decir. Si el
técnico estuviera aquí, apuesto que pudo haberme dado un consejo, pero no lo
está. Originalmente empecé la búsqueda para ver si hay una manera de ayudar a
Kutori. Y como lo puedes ver, no he hecho nada, así que ya no hay punto en
ello.]
Aiseia rio otra vez. Esta vez, sin embargo, más que una máscara para
ocultar todas sus emociones, había una sonrisa melancólica, una que casi hacía
que Lantolq quisiera llorar al verla.
Wow! en serio quiero leer mas porfa y muchas gracias por la traducción otra vez.
ResponderEliminarAiseia le ha dado al clavo casi seguro. Gracias por el capitulo.
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