La Vieja Capital
y Las Hadas
El almacén de hadas se localizaba en la 68ava Isla.
Por otro lado, Collinadiluche estaba localizada en la 11ava. Para ponerlo
simple, una iba del borde de Regul Aire, mientras la otra iba directo al medio.
Naturalmente, una gran distancia los separaba a los dos. Por lo tanto, debido a
la falta de una directa ruta entre ellas, uno tenía que alistarse para un
indirecto viaje que involucraba transferirse entre más que unas cuantas
aeronaves.
Claro, conseguir una nave patrulla de la armada para
moverse solucionaría el problema, pero generalmente están restringidas, no
tenían buffers de vibración por lo que el balanceo no se salía de control, las
ventanas eran pequeñas, y estar en el mismo barco se sentía depresivo. Por esas
razones, y entre otras, Naigrat rápidamente lo rechazó. Sin decirlo, no había
objeciones. Y así, pasaron todo el día en naves, balanceándose de aquí y allá
por el viento.
[Ohh…] Lakish, luego de desembarcar, miro el lugar con
una gran sonrisa. [¡I-I-Increíble! ¡Hey, Tiat, mira mira!]
[Sí, sorprendente, increíble. Ahora suéltame.] Los
hombros de Tiat están siendo agitados por Lakish, en una lucha para liberarse.
[¡Pero mira! ¡Es algo real!]
[Wooow……]
Lakish estaba completamente en trance. Bueno, Lantolq
podía entenderlo. Después de todo, ellas estuvieron en Collinadiluche. La caja
del tesoro en el cielo. El pan de los sueños y romance. Generalmente, las hadas
ni siquiera se les permitía dejar la 68ava Isla, por lo que los libros de
historia y películas de cristales eran lo único que les proveía el aprendizaje
de otras islas. Sirviendo como el escenario principal para incontables
historias no era otra más que Collinadiluche. Justo en esa ciudad, [Segundo
Manto] tomo 1 millón de Brandals de los ciudadanos. [Rust Nose] encontró el
verdadero amor, el [Minchuet] familiar fue de una gran revuelta… por años, las
hadas vieron todas esas historias con ojos de admiración. Lo que tenía sentido
que Lakish, estuviera parada con sus propios pies en ese escenario por primera
vez, siento una felicidad abrumadora. Siendo honestos, la misma Lantolq estaba
muy emocionada, incluso si no era su primera vez.
[¿…Y adónde vamos ahora?] Pensando en el desagrado de
sacar su emoción, Lantolq tomó un profundo respiro entonces calmadamente le
pregunto a Naigrat.
[Veamos, terminaremos yendo a los cuarteles generales,
pero antes tenemos que dejar a Lakish en la casa de mi senpai.]
[¿Senpai?]
[Él también se encarga de ustedes cuando crecen. El
gran doctor Kikuroppe. Él es mi senpai de la escuela médica.]
[Un terrorífico combo, ¿huh? Apuesto que sus
compañeros estuvieron asustados todo el tiempo hasta que se graduaron.] Aiseia
cayó del otro lado.
[Qué grosera. No hacíamos cosas peligrosas a menudo.]
Una contradicción que no era una contradicción como
respuesta. Lantolq descubrió que lo mejor sería no alargar el tema. […Vamos,
Lakish, Tiat. Vamos.] Ella fue tomada por ambas cosas. [No vinimos a turistear.
Haremos lo que necesitamos hacer.]
[Ah… l-lo siento.] Lakish fue sacada de su trance y se
disculpó.
[Ooo, la isla está girando…] Mientras tanto, los ojos
de Tiat giraban fuera de control. Lantolq se imaginó que se recuperaría tarde o
temprano.
[Pues bien, andando.] Naigrat lo dijo, luego reajusto
la gran mochila que llevaba.
Desde arriba de la mochila de cuero, unos objetos
puntudos se envolvían en trapos. Dentro estaban cuatro Armas Excavadoras…
Aiseia Valgalis, Historia Lantolq, Tiat Ignareo, y, como un amuleto de buena
suerte, una espada más sin dueño. Con todo eso junto, la cantidad de peso es la
de un pequeño vestidor (lleno de ropa), pero la forma en que la llevaba Naigrat
no lo demostraba.
[Compórtense, ustedes dos. Tenemos que caminar un poco
a donde necesitamos ir, así que no se distraigan y se pierdan, ¿de acuerdo?]
Lantolq lo dijo.
[E-Entiendo. Haré lo mejor que pueda.] Lakish
respondió.
El hecho es que ella trato de hacer lo mejor para
incomodar un poco a Lantolq, pero a ella le gustaba lo que hacía con su
actitud.
[¿…Ni siquiera unos cuantos desvíos? Hay muchos
lugares que no he visto desde la última vez…] Tiat lo dijo.
Lantolq deseaba que lo intentara un poco mejor. [No
hagas que lo repita. No venimos aquí para turistear.] Ella lo dijo en un fuerte
tono con su mano en la espalda de Tiat.
Tiat inmediatamente se calló. Lantolq se preguntó si
se pasó, pero no podía pensar en que decir. Bueno, ya que Tiat era un hada
apropiadamente adulta ahora, Lantolq se imaginó que al menos podía
restringirla… probablemente.
[Aaaah, ¿e-ese es el Square Falsta? La cosa en el
medio de la estatua del Gran Sabio, ¿cierto? ¿¡Podemos verlo más de cerca!?]
Lantolq regreso la mirada. Una gran plaza con una
fuente. Incontables parejas y una imponente estatua de un viejo usando una
capa. El Gran Sabio, la legendaria figura de quien fundó Regul Aire y que
continuaba apoyando… de alguna manera, su estatua tenía una reputación de tener
el poder de forjar los lazos entre una pareja. La verdad de esto no está clara,
pero, al parecer, a los amantes no les importa. En la plaza, parejas de varias
razas se murmuraban palabras de amor el uno con el otro. Sin una prohibición en
los desvíos, Lantolq tuvo el sentimiento que no era un buen lugar para que las
pequeñas estuvieran.
[¡También quiero verlo! ¡Cuando vine aquí antes,
Willem no me dejo!] Tiat lo exclamó, tomando ventaja de la situación.
Lantolq ligeramente bajo su puño a la cabeza de Tiat.
[Te lo dije, ¿no? Sin ver por ahí ni desvíos. Date prisa.]
Lakish y Tiat se deprimieron por la desesperación.
30 minutos más tarde.
La situación empeoro. Limpiando el sudor frío dentro
de su mente, Lantolq miro alrededor. A la derecha, varias personas y carruajes
jalados por caballos iban y venían de la gran avenida alineada con edificios de
piedra. A la izquierda, un vasto jardín se extendía detrás de una interminable
cerca de metal negra. Aunque no se esparció mucho, lo único era una luz verde
que lo cubría. En menos de nada, todo el lugar seguramente florecería con
vividos colores. Sin ser capaz de ver lo que se sentía un poco de mala suerte,
ahora no era el tiempo de pensar en ello.
Sin decirlo, ambos suspiros eran desconocidos para
Lantolq. Además—el verdadero problema es ese—ella no podía ver a nadie junto a
ella: Naigrat, Aiseia, Tiat, o Lakish.
[Bueno, esto es malo.] Ella murmuro, cerrando sus ojos
y presionó su frente.
Ella pensó en los eventos que la llevaron a esto. Era
simple: mientras caminaba por la ciudad, un edificio visible en la distancia de
pronto capturo su mirada. Ese era el espiral de una famosa iglesia que ella una
vez leyó en un libro, unas de las largas estructuras construida por un
arquitecto genio de hace 300 años en el pasado, de la cual solo existían 7 en
todo Regul Aire. Estaba descrito que su única silueta tomaba los corazones de
quien la viera, incluso desde lo lejano. Ahora Lantolq sabía que el libro
estaba en lo correcto. Luego de verlo, ella hizo un pequeño dibujo (o al menos
es lo que se dijo), y, la siguiente que supo, ella se separó de sus amigos.
Con vergüenza, termino de esa manera luego de
advertirle a las más jóvenes que no se distrajeran y perdieran. Lantolq nunca
pensó que se volvería en algo grande. Su destino era la facultad de trato en
Collinadiluche, el lugar donde una vez fue cuando se volvió una adulta. Sus
recuerdos son un poco borrosos, pero ella probablemente podía recordar el camino.
En el peor de los casos, ella podía ir por el cielo y ver las direcciones desde
arriba. Ella quería evitar el atraer la atención, pero sería mejor que atrasar
su reunión.
[Supongo que caminaré.]
Por fortuna, Collinadiluche es una ciudad de trato con
lazos en otras muchas islas, sin marcas como las hadas caminando por las calles
no era inusual. Mientras no hiciera algo particularmente inusual, ella no
sobresaldría. Con solo caminar, ella podía mezclarse con el escenario de la
ciudad. Pensando de esa forma, pudo ser capaz de olvidarse de su situación y
camino por ahí.
7 minutos después.
[…Ahh.]
Una vez más, Lantolq se sintió realmente terrible por
la cuidad que Collinadiluche era. Luego de caminar unos minutos, ella se
desconcertó un poco. Ya fuera un famoso edificio, un curioso callejón, o algo
parecido a una estatua de bronce al medio del camino, ella nuca dejaba de
maravillarse por el abundante repertorio de la ciudad. Si fuera por ella, no
evitaría pararse cada vez que veía algo.
No es bueno. Si ella no trataba de avanzar seriamente
un poco, el sol se pondría. Con ese sentido de urgencia presionando su espalda,
Lantolq corrió despacio por la avenida, giró por una esquina, y…
[…Ahh.]
…encontró otro magnífico edificio. La Gran Librería
Central de Collindiluche. No solo era una de las más viejas construcciones en
la ciudad, sino que tenía una gran colección de libros de todo Regul Aire. Esa
grácil torre blanca, seguía tan en alto luego de que pasaran siglos de
historia. A pesar de su concentración, Lantolq completamente cayó prisionera de
esa vista al momento que la vio. Sin embargo, sus piernas, tuvieron el sentido
de urgencia, continuaron moviéndose. Como resultado…
[¡Ah!]
[Hmph.]
[Ow…]
[Oh, mi culpa. Estaba un poco distraída.]
[Ah no. Yo no veía por dónde iba…] Ella respondió.
Al parecer, la cosa con la que Lantolq se topó no era
un muro, sino un hombre sin marcas con cabello rubio, barba rubia, y un físico
robusto como una roca. Debido al blanco puro de la manta que vestía, él
sobresalía, y no en una buena manera. Él parecía de forma abierta sobresalir
del escenario de Collinadiluche, la ciudad la cual aceptaba cualquier y a todas
las razas. Aunque, luego de verlo con sus propios ojos, Lantolq pensó por un
momento que quizás la cosa con la que choco era un muro. Ella no sabía por qué,
pero ese tipo de pesadez y misteriosa fuerza era la que eludía del viejo.
[¿Estás lastimada?]
Incluso en sus palabras de preocupación, una
abrumadora presión lleno su voz. Supongo
que es una gran e histórica ciudad, personas así de extrañas caminan
normalmente por la calle, Lantolq pensó.
[Ah… estoy bien, gracias.]
Tímidamente, ella tomo la mano que le dieron y se
paró. Una gentil sonrisa apareció de la cara del hombre, pero falló en ocultar
la filosa y penetrante mirada en sus ojos. Incluso siendo una soldada
acostumbrada, Lantolq sintió que sus piernas cederían si ella no se mantuviera
concentrada.
[Ah… es por aquí, señorita. Este intercambio de
palabras debe ser algo del destino. ¿Podrías ayudarme un poco con las
direcciones?]
Un breve silencio.
[¿Huh?]
[Bueno, es algo vergonzoso, pero, la verdad es que
estoy algo perdido.] El viejo lo dijo mientras rascaba su mejilla. El gesto no
le quedaba. [Pensé en preguntarle a alguien de camino, pero… bueno, hablar con
extraños no es mi fuerte.]
[Ah…]
Tenía sentido, Lantolq pensó. Por estar parada allí,
su enorme sentido de presencia parecía abrumar sus alrededores. Se imaginó que
estaría un poco mal preguntarle casualmente a alguien la dirección.
[No me importa, pero no soy de aquí, así que no puedo
decir que sea familiar con los caminos. No sé sí le seré de ayuda.] Lantolq
dijo que ella estaba algo perdida. [Bueno, ¿adónde se dirige?]
[Un restaurante. Escuche que está cerca de la faculta
de trato general.]
Qué coincidencia, Lantolq pensó. [Tengo asuntos allí
también. Si gusta, podemos ir juntos.]
[Oh, eso sería grandioso.]
El viejo sonrío. O al menos, arrugas aparecieron por
su edad, un viejo árbol con cara formó una sonrisa. La sonrisa que tenía tal
fuerza detrás que probablemente haría que un niño llorara. Lo bueno que soy un
adulto, Lantolq pensó, ligeramente termino levantando sus labios.
[Ya he venido a esta ciudad antes, así que decline una
oferta para las direcciones, diciendo que ya sabía el camino.] El viejo lo dijo
mientras caminaba.
Siguiéndolo, Lantolq sintió algo como un sirviente
encargándose de su maestro. [Oh,] Ella respondió desaminada.
[Pero cuando empecé a caminar, me di cuenta que los
caminos cambiaron completamente.]
[Ah...]
Eso no podía ser cierto. Collinadiluche era una ciudad
histórica. Quizás varias definiciones de “ciudad histórica” existían, pero una
de ellas tenía que ser la de muchos edificios parados dentro de la cuidad. Así
que naturalmente, los caminos no solo podían cambiar por completo. Por lo que
sabía Lantolq, el área alrededor de la Gran Librería no había tenido mayores
renovaciones en los pasos 100 años. Bueno, él es algo viejo. No sería sorpresa
que su memoria empezara a fallarle un poco. Descorteses pensamientos pasaron
por su cabeza.
[Ya que está es una rara oportunidad, pensé que sería
bueno disfrutar un poco de la vista mientras estuviera aquí, pero no quiero
hacer esperar por siempre a la persona con la que me encontraré.]
[Ah…] Una invisible espina perforo el pecho de
Lantolq.
[Aunque, es lamentable que solo sea un paseo por esta
ciudad. Supongo que tengo que regresar para turistear algún día.]
[¿Su actual residencia está en una lejana isla?]
Lantolq preguntó.
[Hm. Ciertamente está lejos, pero lo más problemático
de la distancia es—] de pronto, el viejo levanto la mirada.
Lantolq siguió su mirada. [Ah.]
Cruzando la calle estaba Naigrat. Ella era cerca de
una cabeza más alta de los peatones que pasaban por ahí, haciendo fácil el verla.
Notando a Lantolq, ella empezó a cruzar la avenida.
[¡Por fin te encuentro! ¡Nos preocupamos por ti!]
[Lo lamento.] Lantolq, sin decir excusas, sinceramente
se disculpó.
[Me estaba preguntando si chocaste con algún carruaje
o algo así, ¿sabes? Ustedes son fuertes cuando pelean, pero en momentos
normales no son tan fuertes.]
[Bueno… ah…]
Cerca de la mitad de la fuerza de las Leprechauns
salía de su Venom incinerado, y la otra mitad venía de las Armas Excavadoras
que portaban. En otras palabras, en la vida diaria, no tenían casi nada del
poder que tenían en el campo de batalla. Además, la mayoría de seres vivos, no
solo las Leprechauns, no estarían bien luego de ser aventados por un carruaje.
Pero claro, Naigrat no pertenecía a la ‘mayoría de seres vivos’.
[Incluso si te conviertes en mi comida, sabrás mejor
si pasaras por una máquina especializada que en el suelo.]
[Um… ¿qué?]
Lantolq empezó a perder el rastro de lo que Naigrat
estaba diciendo. Como sea, todo parece indicar que Naigrat estaba preocupada
por ella… probablemente. Ella ya se disculpó apropiadamente, y ahora necesitaba
reflexionar por su comportamiento.
[Ah, lamento interrumpir su conversación, señorita.]
El viejo se unió. [Por favor no regañes mucho a la niña. Estuve turisteando por
aquí, y me perdí. Ella tiene un corazón amable y me mostro el camino.]
[¿Eh?] ¿De qué
está hablando el abuelo de la nada?
[Si de alguna manera es inconveniente para usted,
permítame compensarla. A pesar de cómo puedo verme, tengo algo de autoridad. Y
por favor no sea muy dura con su hermanita.]
[Uh… bueno, ¿claro?] Lantolq respondió con duda. Sí,
ellos caminaron juntos mientras ella le mostraba el camino al viejo. Y, sin
embargo, por eso era completamente su culpa y no había razón para poner
excusas. Además, ella y Naigrat no son hermanas…
[Bien entonces.] Naigrat suspiro con un ligero
orgullo. [Nadie más lo sabrá, y no causo ningún problema. También no quiero
decirte que no seas buena con otras personas. Pero la siguiente vez cuéntamelo,
¿de acuerdo?]
[Ah… okay, comprendo.] Lantolq siguió la corriente y
asistió.
[Usted también maestro.]
[¿Hm?]
[Estoy segura que estuvo ansioso, perdido mientras
turisteaba, pero no es bueno que hables y camines con señoritas. Las personas
pueden pensar que la secuestraste, ¿lo sabías?]
[Ah… o-oh, sí. Supongo que tienes razón.]
[Turistas secuestrados no son una rara ocurrencia en
Collinadiluche. Si necesitas de las direcciones, puedes preguntarle a los
Golems colocados por el departamento de turistas, ¿okay?] Naigrat le habló en
una gentil voz, como si regañara a un niño por una broma.
Luego de un momento de silencio, el viejo, se miraba
desconcertado, de la nada estallo en risas. Las personas caminaban por las
calles, las palomas descansaban arriba de las lámparas, y un caballo qye jalaba
un carruaje en la distancia empezaba a galopear.
[¿…Se encuentra bien?] Lantolq preguntó.
[Sí, mis disculpas.] El viejo suprimió su risa y
limpió las lágrimas de sus ojos. [No ha habido nadie que tome esa actitud
conmigo desde hace un largo tiempo. Se siente refrescante y nostálgico ver que
la señorita no se intimide por mí. Me siento otra vez joven.]
[Uh.] Él en serio tenía una cara de miedo, un físico
de miedo, y un misterioso aire cerca de él, pero Lantolq no podía imaginar que
a todos a los que le hablara le temieran.
[Bueno, desde aquí, puedo encontrar el camino solo. No
quiero robar más su tiempo, así que es tiempo para que me vaya.]
[¿…Seguro que está bien?]
[Sin cuidado, la siguiente vez que me pierda se lo
preguntare a uno de esos Golems, ¿cierto?] El viejo lo dijo con un guiño, mejor
dicho, un habilidoso guiño. [Gracias por la divertida charla.]
Mientras veían al viejo despedirse, Lantolq y Naigrat
inclinaron sus cabezas en confusión.
[Siento que lo he visto antes… recientemente.] Naigrat
murmuró.
Ahora que lo mencionaba, Lantolq fue consciente del
extraño sentimiento que había estado en su mente. [Pero si me encontré con él
antes… siento que no sería capaz de olvidar a alguien con tal fuerte
impresión.]
[Hmm, si ambas recordamos verlo, eso significa que…
¿en la 68ava Isla? Pero eso no puede ser…]
Fallando en tener una respuesta, ellas continuaron
inclinando sus cabezas. Cerca, en la siguiente calle por la que pasaron, en la
gran Flasta Square, se alzaba la estatua del Gran Sabio, la imagen más
prominente de todo Regul Aire.
[Bien entonces, la chica que tuvo un sueño, vamos en
camino.]
[¡S-Sí! ¡Ya vampodsf!]
Lakish, lideraba un grupo de enfermeras en trajes
blancos, que llevaban a un hada adulta, sobresaltada por el dolor de haber
mordido su lengua enérgicamente.
[Dudo que fuera tan así.] Naigrat lo dijo con una cara
problemática, entonces fue a buscar a Lantolq. [Si algo le sucede, tendré que darle
un gran abrazo como castigo por hacer que me preocupe.] Ella bromeó.
Por cierto, se decía que la fuerza de los abrazos de
Naigrat podían hacer pedazos una piedra.
Ahora quedan dos. Ellas estaban sentadas en un
aburrido cuarto de espera de la facultad de trato, habiéndoles dicho que
esperaran hasta nuevas instrucciones. Sin embargo, no recibieron noticia de
cuando las nuevas instrucciones vendrían.
[Me pregunto a dónde fue Lan.] Aiseia murmuró, con una
cara aburrida en su cara.
[¡Definitivamente fue a ver la Tumba del Estafador!]
Tiat murmuró mientras saltaba de arriba abajo en el muro, tratando de ver el
escenario por fuera de la ventana colocada en lo alto. [Pasamos muy cerca, y es
un lugar popular del que definitivamente no puedes perderte cuando vienes a
Collinadiluche. ¡No es justo!]
[Lan no es de las que va por esas cosas, ¿sabes?]
[¡Se dice que Rust Nose es la hermosura que seduce al
corazón!]
[¿Segura que lo que dijo está en el contexto de lo que
hablamos?] Aiseia inclino su cabeza. [Como sea, seguro es aburrido. ¿Deberíamos
jugar un juego o algo?]
[¡No es aburrido! ¡Estoy muy ocupada justo ahora!]
[Ya veo.] Aiseia tiro su cabeza en el escritorio
enfrente de ella y observo la espalda de Tiat subir y bajar. Claro, Tiat pudo
solo incinerar el Venom y volar, pero no parecía que ella lo notara, y Aiseia
no sentía que tenía que decirlo.
[¡Ahh, solo un poco más, piernas! ¡Todo ese
entrenamiento físico fue por este momento!]
[Qué niña más despreocupada…]
Viendo a la ventana en pregunta, en su posición,
Aiseia solo veía el cielo azul expandirse del otro lado, el mismo cielo viejo
empezaba a oscurecerse con la misma cara como si lo observara en la 68ava o la
11ava Isla. Justo entonces, la puerta fue golpeada.
[Quizás sean las siguientes instrucciones.] Aiseia
levanto la vista, y abrió la puerta.
[Disculpen…] Con una voz dudosa, no entro Naigrat, ni
el doctor, o un soldado, sino un joven Lucantrobos con piel de suave
apariencia.
[¿Hm? Tú eres…]
[¿¡Firu!? ¡Tiempo sin vernos!] Al parecer, Tiat nombró
a la recién llegada antes que Aiseia.
Firacolulivia Dorio, la hija del alcalde. Unos meses
antes, Aiseia y Tiat fueron a visitar la ciudad bajo su guía—o más acorde, bajo
el plan de Willem. Para las Leprechauns, quienes usualmente no tenía casi nada
que hacer fuera de la 68ava Isla Flotante, eso era una experiencia inolvidable
y peculiar.
[¿Firu?]
[Mis disculpas.] Luego de entrar al cuarto y cerrar la
puerta detrás de ella, Firu golpeo el piso. [No sé nada. Qué son ustedes
chicas. Cuyos sacrificios se mantienen en la vida diaria que tomamos.]
[¿Huh?] Tiat abrió sus ojos.
[Ah—ya veo.] Aiseia comprendió el significado de tan
repentina disculpa, rascándose la parte trasera de su cabeza. [Lo escuchaste de
alguien, ¿huh? Qué somos.]
[Sí. Sucede que lo escuche de la charla de mi padre y
tío.]
El ‘tío’ al que se refería es el Primer Oficial
Limeskin, de quien era cercano desde pequeña, y el ‘padre’ al que se refería
era Gilandalus Dorio, el alcalde de Collinadiluche. Aiseia no sabía cómo las
Leprechauns salieron en la conversación de esos dos, pero, para ese tiempo,
parece que Firu sabía acerca de su naturaleza como armas secretas.
[Mientras todas arriesgan sus vidas en el campo de
batalla, yo estaba peleando con decidir cuál jamón pondría en mi lonchera. Pasé
cada día de mi vida así, sin saber la verdad o la vergüenza. Ahora, me siento
avergonzada…] Ella se confesó, su cara se hizo abajo, sonando casi al borde de
las lágrimas.
[Uhm, umm…] Tiat dijo esas palabras.
[Ah, bueno, estoy agradecida por esa fresca respuesta,
pero… Firu.] Aiseia empezó.
[¿Sí?]
[No necesitamos hablar de cómo somos armas desechables
ni nada. Tienes una fuerte consciencia, creciste en la clase alta del gobierno,
y eres del tipo que cree que hay más personas buenas que personas malas en el
mundo. No trataré de decirle a alguien así que esté de acuerdo con lo que
hacemos. Así que quiero que pienses de esa manera. Secretamente ponemos
nuestras vidas en riesgo para todas esas personas en cada Isla Flotante vivan
su vida cotidiana en ignorancia.]
[Vida cotidiana… ignorancia…]
[Eso es. No es vergonzoso que no sepas sobre nosotras.
Esa vez eras ignorante de por qué peleábamos exactamente… y así, nuestro
orgullo, o algo como eso.]
[Oohh…] Tiat parecía impresionada. Quedándose en duda
sí o no ella era consciente que Aiseia estaba hablando de sí misma.
[Mira arriba, Firu. Al menos, no arriesgamos nuestras
vidas todo el tiempo para ver a nuestros amigos llorar.]
[Ai… seia…]
Justo entonces, la puerta se volvió a abrir. Esta vez,
un hada de cabello azul, Lantoq, apareció.
[Lamento hacer que se preocupen—] La corta disculpa de
Lantolq se detuvo. Ella apareció en el cuarto: Aiseia con sus codos en un
escritorio, Tiat contra el muro con solo su cabeza girando hacia la puerta, y una
desconocida Lucantrobos pisando el suelo. [— ¿Qué ocurre aquí?]
[Esa es una difícil pregunta…] Aiseia lo dijo con una
cara preocupada, luego rio. [Espera. Lan, ¿estás sola? Pensé que Naigrat te
trajo.]
[Sí, ella estaba aquí cuando un mensajero del Primer
Oficial Limeskin se la llevó.] Lantolq lo dijo, señalando hacia la entrada de
la facultad de trato. [Volvieron a salir. Me dijeron que esperara aquí con
ustedes.]
[¿Salieron? ¿Adónde?]
[No lo sé, pero creo que no necesitamos preocuparnos.]
[Bueno, es cierto.]
Aiseia y Lantolq asistieron.
[¿…Um?] Firu, incapaz de seguir con su conversación,
inclino su cabeza de confusión, sus ojos seguían lagrimosos.
[¿Y qué viste? ¿¡La Tumba del Estafador!? ¿¡O fuiste
más lejos al Mercado Barley!?] Tiat, mientras tanto, estaba en su usual yo.
[Es por aquí, Miss Naigrat.]
[¿Qué?]
[El Primer Oficial Limeskin la espera.]
Un Reptrace más bien pequeño le mostro la puerta… o
quizás él estaba en lo promedio, mientras la altura individual de los Reptrace
variaba drásticamente debido a su variedad de períodos de crecimiento, pero
Naigrat, estaba acostumbrada a ver la gigantesca figura de Limeskin, no podía
evitar pensar eso.
[Sabías que estaba aquí, realmente puede ser un buen
descanso…]
El mensajero no respondió. Él se veía de la armada,
sin decir nada innecesario.
[Todos ya están esperando.]
[A quiénes te refieres con todos…]
Sin responder. Bueno, Nagrait lo venía venir.
Llevada por el mensajero, Naigrat salió de la entrada
trasera de la facultad de trato y entró a un pequeño y oscuro callejón lleno
con el hedor a detergente y desagüe. Viendo arriba, ella notó que lazos
cruzaban la calle de una venta a otra ventana con abundante ropa colgada de ellos.
— Me pregunto a dónde vamos, ella pensó. Juzgando por
la silenciosa atmósfera que daba el mensajero, Naigrat no podía pensar que
conseguiría una respuesta si preguntaba. Ya que estoy sola, probablemente sea
algo malo que él no quiera que las niñas escuchen, pensando eso, su humor se
hundió un poco.
Justo entonces, el delicioso aroma de carne asada pasó
por su nariz. Viendo arriba, ella vio un pequeño signo indicando la entrada
trasera de un restaurante. Oh sí, ¿qué haré para la cena? Mientras se lo preguntaba,
el mensajero abrió la pequeña puerta y entró al restaurante.
[¿Aquí?] Ella pregunto, pero, como esperaba, no
recibió respuesta. El Reptrace simplemente giró pronto, le hizo un gesto para
que la siguiera, luego siguió bajando por el pasillo. Entrando, Naigrat avisto
el lujoso interior. [Oh no, me pregunto si mi ropa no estará a la altura.]
Ella se vio. Ahora, estaba usando ropa linda, para sus
estándares, pero, era ropa casual. Además, luego de haberse movido en una
aeronave por todo el día, ella exactamente no podía decir que su apariencia era
muy refinada. A pesar de sus preocupaciones, la Reptrace seguía moviéndose más
y más. Él pudo haber dicho un poco al menos, ella se quejó dentro de su mente
mientras lo alcanzaba.
Se detuvieron enfrente de una pesada puerta. El
mensajero toco dos veces la puerta en sucesión, seguido de un tercer toque
luego de una corta pausa.
[Entre.] Una leve voz lo dijo desde dentro.
Oh vaya, un toque secreto, Naigrat pensó mientras se
abría la puerta. Una mesa se posaba en el centro del cuarto, por desgracia sin
comida. Cerca, caras familiares y cara desconocidas.
[¿…Eh?]
Contra el muro se paraba Limeskin con su uniforme
militar. Bueno, él era el que llamó a Naigrat, no es sorpresa que estuviera
allí. Luego de él se paraba un soldado Haresantrobos. La insignia en su hombro
que enseñaba un escudo y una hoz, lo que significaba que era la Policía
Militar, si Naigrat lo recordaba bien.
Un Lucantrobos de edad media sentado en la mesa. La
primera nueva cara. Él vestía un traje que se veía de alta calidad y monóculo a
la moda. Su atractiva apariencia le quedaba al restaurante más que la de
Naigrat. Luego, por alguna razón, había un viejo en una manta blanca del que se
despidió antes. Juzgando por su cara de sorpresa, él probablemente no esperaba
su encuentro tampoco.
Había una última persona en la mesa, una persona con
una cara especial, tan especial que todas las otras caras no resaltaban nada en
la mente de Naigrat. Una chica con cabello gris. Su ojo izquierdo estaba
cerrado por alguna razón, pero no había que preguntar por ello: ella era un
hada soldado que se suponía que se perdió en batalla en la tierra.
[¿Neph…ren?]
[Nn.] Nephren inclinó su cabeza.
[¿Eres… la verdadera?]
[Cerca de la mitad.]
Naigrat recibió una respuesta enigmática, pero ella
apenas pudo escucharla igual. Quería correr a ella. Abrazarla. Sobar sus
mejillas con las suyas. Llorar y gritar. Esos impulsos fueron a su cabeza,
fluyeron y estallaron. Naigrat colapsó en la alfombra.
[L-Lamento… causar tal vergonzosa escena…]
Naigrat tomo asiento, luego tomó a Nephren e hizo que
se sentara en sus rodillas en contra de su voluntad. La cantidad de miras de
los chicos cerca de la mesa era rígida, pero ella no tenía intenciones de
dejarla ir.
[Creo que sigues causando una vergonzosa escena.]
Nephren lo dijo.
[Callada.] Naigrat tampoco tenía intención de escuchar
quejas.
[…Pues bien, déjenme presentarme.] El Lucantrobos, aún
sentado, asistió ligeramente. [Mi nombre es Gilandalus Dorio. Soy el alcalde de
esta ciudad, elegido por los ciudadanos.]
[Eh.] Naigrat se congelo. [Ah, um, soy Naigrat, de la
Compañía de Trato de Orlandri.]
[Encantado de conocerla, Naigrat. Estamos aquí para—]
[Las coincidencias son terribles. Nos encontramos
antes, señorita.] El viejo con la manta blanca lo dijo con un guiño, cortando a
Dorio. [Mis disculpas por no presentarme antes. Mi nombre es Suwon. Soy algo
como un consejero de la Guardia Alada.]
[Ah… mucho gusto otra vez.] El alcalde y un anciano
retirado de la armada. ¿Por qué estas personas se reúnen en secreto, y, además,
por qué ella fue llamada a la reunión secreta? Naigrat no lo entendía. [Um, así
que… no tengo idea de nada… ¿Qué sucede? ¿Por qué Nephren está aquí? Puede ser
que—] ¿Willem también está a salvo? Ella empezó a preguntar, pero su boca fue
cerrada. [¿—Otra persona también se salvó del suelo?]
La atmósfera cerca de la mesa parecía haberse puesto
ligeramente pesada. Nadie hablo. Quizás ella no debió haber preguntado.
[¿Puedo explicar la situación?] El Haresantrobos
soldado dio un paso adelante reajustando sus anteojos.
[Te lo dejo a ti.] El hombre en bata blanca asistió.
[Primer Oficial Baroni Makish. Mucho gusto.] El
Haresantrobos lo dijo luego de inclinarse.
[Ah, el gusto es mío…] Primer Oficial… ¿significa que
es tan importante como Limeskin?
[Primero, aclaremos un malentendido. La cosa que tiene
en sus rodillas no es la hada que conoce. Es algo más, algo cuyo cuerpo y mente
fue transformada luego de ser corrompida por una Bestia en la Tierra.]
[Uh…] Más bien un juego de palabras. Naigrat trato de
darle un golpe a la mejilla de Nephren con su dedo. Carne suave. Del tipo de
suavidad que hacía que ella quisiera hervir y comer. Esa textura la cual
Naigrat sabía muy bien que no cambio ni un poco. ¿Por qué lo dice? ¿Corrompida
por una Bestia?
[Siguiente… Creo que ya es consciente que ahora no se
han predicho ataques de Teimerre…]
Claro que lo sabía. Naigrat asistió.
[Hemos identificado la causa de ello. Kutori Nota Seniolis.]
¿Eh?
[En primer lugar, para que un Teimerre ataque arriba
en el cielo, se necesita tener el cuerpo suficiente, luego partir ese cuerpo y
los fragmentos son llevados por el viento hasta que aterrizan en una isla
flotante. En otras palabras, un gran número de ellos debe reunirse para ello. Kutori
Nota Seniolis destruyó a un increíble número de Teimerre durante la batalla en
las Ruinas K96-MAL. Por lo tanto, uno de los que anteriormente dormía salió a
la superficie y encontró la aniquilación.]
[¿Kutori…?]
[El número de Teimerre que estaban en el suelo cayó
drásticamente. Aunque puede que no se extingan, probablemente necesiten de un
gran período de tiempo hasta que sean capaces de atacar el cielo otra vez.] El
Haresantrobos continuo.
[La chica deshecho su vida… no, uso su vida hasta el
final para proteger a Regul Aire.] Limeskin lo dijo, pero las palabras fallaron
en seguir.
Sacrificándose para salvar una isla. Ese era el deber
original de las hadas. Kutori peleó y regresó a casa viva porque ella quería
liberarse de ello, pero, al final, lo cumplió igual.
[…Ella realmente era torpe.]
Naigrat no quería recordar su muerte. Kutori peleó por
su propia voluntad hasta su último respiro por aquellos que amaba, o quizás
solo a aquel que amaba. Regul Aire solo fue un efecto secundario. Ella prefería
pensar en algo como eso.
O quizás los ‘Braves’ de los que Willem hablaba una
vez fueron así también. Pelearon por ellos mismos, pero su lucha se retorció
por las palabras como el destino o el deber a una pelea por el mundo. Ya no
había batallas que pelear. El peligro se fue. La situación debió hacer a
Naigrat feliz. Debía enorgullecerla. Aunque, por alguna razón, se sentía algo
frustrada.
[Esta información es sabida no solo por la Guardia
Alada, sino también por varias organizaciones en Regul Aire con algo de
habilidades de recolección de inteligencia. A lo que descubrimos, todos estamos
de acuerdo en un punto: ahora es el momento para que Regul Aire repiense toda
su estrategia contra las Bestias.] El Harensantrobos explico.
[Es por eso que tratan de ponerle una mano a nuestras…
usuarias de Armas Excavadoras, huh.] Naigrat lo dijo.
Los ojos de Limeskin parecían decir ‘tú eres la única
que puso sus manos en ella’. Nephren miró a Naigrat con una cara que preguntaba
‘¿a qué te refieres?’. Ocurría a menudo, pero de todas formas me encargue de
esos chicos malos. Claro, ella no podía decirlo en voz alta, en su lugar ella
apretó su puño. Quizás debió enviar el mensaje.
[Además, una cosa más.] El Haresantrobos lo dijo.
[¿…Qué?]
[Ellos demandan a la Guardia Alda que liberen la
autoridad de lucha contra las 17 Bestias. Especialmente los derechos del
desarrollo de armas, mantenerlas, y usarlas en tiempos de necesidad. Las Armas
Excavadoras no son más que una parte de ello.]
A Naigrat le tomó un poco entenderlo. [Las Bestias son
enemigos poderosos y misteriosos. Para pedir permiso al desarrollo y
mantenimiento de armas de poder para pelear contra ellas significa…] Ella
tragó. […Es lo mismo que pedir permiso para expandir la milicia sin límite.]
[Eso es. Si ellos no pueden juzgar cuánta fuerza es
necesaria para pelear con las Bestias, se les permitiría decir que cualquier y
todo el poder que ‘pueda ser necesario’. La Ética y Constitución de Regul Aire están
hechas para enfrentarse a tal excusa.]
Una gran variedad de razas viven en Regul Aire,
incluso algunas de las cuales son originalmente relaciones de Presa-Depredador.
Por siglos, todos gradualmente aprendieron a llevarse pacíficamente, pero eso no
cambia el hecho que todos tengan diferentes valores.
Naturalmente, conflictos, grandes y pequeños, nunca se
detuvieron. Una gran guerra que involucraba a muchas razas amenazaba con pasar
una o dos veces. La Constitución de Regul Aire existía por el propósito de
detener los conflictos. Escritos por el Gran Sabio de los años anteriores en
Regul Aire, servían como una gran ley, aplicada en igualdad a casa raza y
lugar. Sin matar. Sin robar. Sin llevar armas innecesarias. Todo aquel que
rompiera tales reglas recibiría un juicio por el gobierno local de las
diferentes islas, o por la Guardia Alada cuando no era posible.
[Nuestro verdadero tema empieza desde allí.] El
Haresantrobos lo dijo.
[¿…Aún queda más?]
[Ellos piden la autoridad de usar las armas
Anti-Bestias siempre que lo demanden.]
[¿Qué significa eso?] Él vio a Naigrat, como si
esperara por una respuesta.
Naigrat no lo sabía. Ella no era un soldado, solo un
empleado de la compañía de trato. Aunque no era completamente ignorante de ese
tipo de tácticas, no podía decir que lo supiera.
[En cualquier lugar dónde una Bestia aparezca, ellos
pelearan con tal poder tanto como quieran.] Nephre lo dijo.
[Exactamente.] La Haresantrobos lo dijo.
[¿…Por qué es eso? Sin Bestias además de los Teimerre
que puedan volar, eso no importa ahora, ¿cierto?] Nephren respondió.
[Pero no debería ser posible…]
[Perdón. Permitan que les dé una explicación.] El
Alcalde Dorio, quien había estado observando silenciosamente su conversación
hasta ahora, interrumpió, sus puntudas orejas de Lucantrobos se movieron de
atrás hacia adelante. Después de ver a todas las personas importantes alineadas
en ese cuarto, empezó. [Esto ocurrió hace medio mes. Una aeronave cayo en esta
isla. Estaba registrada en los documentos como una nave de un salvador civil,
pero ahora sabemos que simplemente fue una fachada. El verdadero nombre de la
nave era ‘Captador del Mañana Número 7’, una nave de expedición extraoficial de
la Fuerza Nacional Aérea Elpis.]
[La nave se hizo pedazos luego de caer, pero el
almacén seguía particularmente intacto de su forma original.] El anciano con la
bata blanca, Suwon, lo dijo. [Los rastros son de técnicas de barrera de alto
grado.]
¿De qué están hablando estas personas? Naigrat no lo
comprendía. Ella tampoco lo quería. Por desgracia, entendía lo suficiente de la
conversación para pensar eso. [¿Técnicas de barrera…?]
[Son buenas para ganar mi aprobación. Y son buenas
para contener a una Bestia.] Suwon dijo.
[…Um.] Naigrat no sabía lo que el viejo aprobó para
implicarlo, pero ella encontró la única conclusión que podía seguir a sus
explicaciones. Parecía tan irreal que no podía creerlo. [¿Está diciendo que…
Elpis trajo una Bestia a Regul Aire?]
Naigrat deseaba que todos se pusieran a reír a su
ridícula pregunta. Sin embargo, ni una sola persona lo hizo. Sintió que tenía
que cambiar a Nephren de sus rodillas.
[Claro, no es más que una posibilidad. No hay pruebas
contundentes. No hay rastro de que una Bestia escapara de la nave, y no ha
habido reporte de ataques. Es por eso que terminamos llamando a las hadas
aquí.] Limeskin lo dijo.
[Hay reportes que muchos soldados de Elpis se
infiltraron a la isla. No hay error en que tratan de hacer algo pronto.] El
Haresantrobos asistió.
[¿…Pero… por qué? Por qué harían algo tan estúpido…]
[No importa cuán irregular pueda ser nuestro
comportamiento, ellos se dejaron llevar, y debemos responder. Por favor,
quédate en esta ciudad un poco y prepárate para lo peor.] El Alcalde Dorio se
inclinó.
Naigrat vio a los soldados, que asistieron
silenciosamente. La Guardia Alada no tenía formalidades para pedirle a las
hadas que se queden en Collinadiluche. Ellos necesitan que Naigrat pretenda que
las trajo a todas por su propia voluntad.
[Comprendo.] Sintiendo algo amargo en su garganta,
Naigrat asistió. Luego de escucharlo todo, no había forma que pudiera decir que
no. [Pero, hm, me permiten una condición.]
[Sí. Si es algo de que podamos hacer.] El alcalde
respondió de inmediato.
Parte de Naigrat no sentía que tuviera derecho a usar
su posición, pero no quería perder la oportunidad. Ella haría cualquier cosa para
ayudar a esas niñas, incluso el volverse un demonio. Bueno, ella igual es un
demonio, pero… se hizo a la idea, Naigrat habló.
[¿Pueden darles a las niñas permiso de tener un tiempo
libre?]
wow! es como dicen: si te chocas con alguien en el camino algo grande pasara contigo xD de cualquier manera wow! gracias por la traducción esta super archi recontra genial. y ya quiero ver como reaccionan las demás al ver a Rem jejeje
ResponderEliminarpor cierto estaría super exelente que tambien tradujeran la continuacion de sukasuka osea wow! si es que no me equivoco tiene continuación creo que es sukamoka? bueno ahí dejo el dato jeje muchas gracias otra vez por la traduccion.
ResponderEliminarQue interesante conversación han tenido. Gracias!
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