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El Supervisor Superficial


¿Quién soy? Willem se hacía a menudo esta pregunta.

Hace tiempo, vivió en un orfanato, donde conoció a su maestro. El maestro lo crio y le enseñó todo lo que necesitaba saber con el fin de sobrevivir. El maestro también era una persona horrible. Normalmente, como el gerente a cargo del orfanato, él debió actuar como un padre para los niños. Sin embargo, él completamente abandonó su responsabilidad, dejando a Willem, quien era el único que era más grande que los otros niños, a cargo del papel de ‘Padre’.
El maestro a menudo bebía y tomaba cada oportunidad para contarle historias acerca de cómo solía ser un Regal Brave. Mientras qué él era relativamente fuerte, hábil con las espadas, y una persona muy informada, los niños estaban de acuerdo que él parecía más como un chico malo que un héroe.
Willem podía pensar en otros ejemplos, pero si el comenzaba a contar las cosas de su maestro nunca terminaría. Hablaba inapropiadamente a las chicas en la ciudad, hacía que los niños pequeños leyeran libros raros, no rasuraba su cabello facial no importa cuántas veces se lo dijeran—nunca estaba en casa para los momentos importantes. La lista iba y venía. Así que el joven Willem juro nunca convertirse en un adulto como él.

Ente los dichos del maestro, la única cosa que se quedó Wille fue: “Cuídate de las mujeres- los hombres no pueden escapar de ellas. También cuídate de los niños. Los adultos no pueden ganar contra ellos. Contra una chica, prepárate. No importa lo que hagamos, no podemos igualarlos.” Cuando el maestro le dijo esto  Willem, no le prestó atención. Él no quería pensar tales cosas molestas. Pero afortunadamente, entre todas las enseñanzas del maestro, eso se convirtió en uno de sus principios guías.

Gracias a eso, otras veces sospechaban que Willem se metía con las chicas—pero él no prefería pensar en esos tiempos.
No tenía nada que ver solo que era la descripción total de los pensamientos de Willm acerca del trabajo, pero también era más doloroso de lo que imaginó. Ahora que lo pienso, los pasados seis meses a él siempre le hacía falta tiempo, pasando de un trabajo de mala paga a otro. Desde temprano en la mañana hasta la noche, o algunas veces de una mañana a otra, él trabajaba a más no poder. En cuanto a dormir, él tomaba una sienta en pocas horas si tenía tiempo, independiente a la hora del día.
Así que conseguir una noche de buen sueño en una cama suave y despertar con los cálidos rayos del sol era una incomparable comodidad para Willem. Pero la había pasado difícil ajustándose a su nueva situación de no tener varios trabajos asomándose detrás de él 24/7. Su mente, tomando ventaja de la libertad, trajo recuerdo que olvido y se consumieron en pensamientos que no eran pensados.

Willem también no estaba totalmente cómo en su nueva casa, el así llamado “almacén”. En total, cerca de 30 niños vivían en el lugar, todas chicas, con edades entre los 7 a 15. Además, ellas tenían vida, cabello casi transparente con colores brillantes. La paleta de colores parecía casi de otro mundo, como algo fuera de una pintura abstracta, pero por alguna razón el cabello de las chicas no se sentía antinatural para Willem, quizás porque los colores no estaban teñidos.
Ninguna de las chicas tenía experiencia con los adultos, especialmente con hombres, así que casi todas se mantuvieron cautelosas de Willem y hasta lo evitaban. Él se dio cuenta que el grupo que dio en su cuarto en el primer día debía haber sido una excepción. Bueno. Él no podía culpar a las chicas. Ellas habían crecido en su propio pequeño mundo, completamente aisladas dentro del almacén. Era natural que un repentino un repentino intruso, y de apariencia extraña, principalmente ese, no recibiera una bienvenida calurosa.
Caminando en los pasillos, él siempre sentía algunas presencias ocultas en las sombras. Pero ya sea que se diera vuelta, él sólo podía ver la espalda de los niños corriendo por sus vidas. Después de un rato, Willem empezó a sentir culpa solo con salir de su cuarto y caminar por dónde sea.

Por supuesto, incluso ocultándose en su cuarto todo el día, no había nada que pudiera hacer, él no tenía pasatiempos notables, y trabajar ya no tenía mucho significado ya qué ya no peleaba. Willem no le importa sentarse por la ventana y ver hacia afuera de vez en cuando, pero desperdiciar los siguientes meses no parecía muy placentero.
Él decidió cambiar un poco las cosas visitando la ciudad más cercana. Consistiendo en unos cientos de edificios de piedra alineados en una suave pendiente rodeada por campos, formando un entorno idílico diferente al que se sentía en la sombría Isla 28.
Mientras caminaba en las calles, Willen notó que nadie de los peatones parecía tener una actitud especial hacia él, a pesar de no estar vistiendo un abrigo o capa para cubrir sus rasgos sin marcas. Él decidió pasar a comer algo en un restaurante cercano y preguntarle al dueño de eso.

“Hmm… bueno supongo que realmente no nos importa andar por aquí.” El joven hombre, con una cabeza como de perro color castaño, le explicó a Willem mientras salteaba el sartén. “Hablar de las personas a sus espaldas solo porque se ven como chicos malos de hace siglos… no entiendo porque hacerlo. Si lo quieres, puedes estar hablando de los chicos haciendo cosas malas en este momento,”

“Bueno, supongo que en algunos lugares hay muchos chicos malo por ahí que solo se dan por vencidos y apuntan contra los sin marcas. Ya que han sido discriminados por generaciones pasadas, es más fácil de esta manera. Ni siquiera pienso en ello, aunque, vivir pacíficamente y despreocupado, no quiero ninguna de esas. ”

Ya veo… así es cómo es aquí.
“También… puedes no saberlo ya que no eres de por aquí, pero hay unos que viven cerca. Es mil veces mejor un Sin Marcas que cualquier Emnetwyte terrorífico del pasado. Cualquier quiera que vea esa sonrisa se olvida de la historia y agradece que estén vivos.”
… Ya veo.

A la mitad de la charla con el chef mientras esperaba por su comida distraído, Willem de pronto escuchó una desde atrás.

“¿Hm? Oh, eres tú…”

Una cara familiar caminaba. La chica con el cabello cielo azul claro.

“Hey, Kutori… y…”

Las otras chicas le seguían detrás, ambas de la misma edad de Kutori. Todas juntas, ellas eran tres de las más grandes que vivían en el almacén, aunque no diría tal cosa.

“¡Oooh, el guapo hombre del que todos han estado hablando últimamente!” Una chica con cabello dorado descolorido vino corriendo y puso su cara en frente de Willem. “Además, ¿sólo saludas a Kutori por el nombre? Desde cuando ustedes se volvieron tan cercanos. ¿hm?”

“Bájale.”

“Biiienn”. Ella retrocedió en respuesta a la voz fría de Kutori.

“No es que haya algo entre nosotros… paso que me había encontrado con él antes que ustedes, así que tuve la oportunidad de decirle mi nombre… eso es todo.”

“Hmm… bueno, si eso dices.”

“Eso es cierto.”

“Bien, bien. Ahora qué, Segundo Técnico de Armas Encantadas, sería bueno si pudieras recordar nuestros nombres también… esta ruidosa chica de aquí es Aiseia y esa-.” Ella se dio vuelta y señalo a la tercera chica, sentada en una mesa en la esquina con una cara en blanco. “Ocúpate de tus propios asuntos Nepheren. Mucho gusto.”

“Bueno. Esa fue una presentación creativo… ¿supongo que ya sabes mi nombre?”

“¡Por supuesto! Además, mi comida favorita es la carne picante, no eres demasiado exigente pero las cajas de almuerzo de Reptrace no van, te gustan las chicas mayores amables… ¿cierto?”

“Espera, Aiseia… no escuché nada de esto.” Kutori, aparentemente no le informó de esta a las chicas de la avalancha, miró a Aiseia sospechosamente.

“Hehehe… aquellos que controlan la información controlan la isla. Un poco de espionaje puede ir por un largo camino, sabes…”

“¡Dime!”

Energéticamente yendo de un lado a otro, el par se movía a donde estaba Nephren sentada.

“¿Qué hay con todo eso? ¿Eres conocido con las chicas del almacén?” El cabeza de perro Lucantrobos vino a entregarle el almuerzo a Willem: papas al horno, variedad de vegetales, gruesas tiras de cerdo, un pedazo pequeño de pan, y por último una taza de sopa.

“Sí… recientemente me mude al almacén por mi trabajo.”

“¿Hmm? Ese almacén… viviendo…” Por alguna razón, todo el color de la cara del cocinero se le fue drenado, “¡¡AHHH!!” con una terrorífica velocidad, el joven retrocedió y pego su cuerpo contra la pared, sus partes temblaban. “¡L-Lo siento, no me mates, por favor no me comas, tengo una familia de la cual ocuparme!”

Una inesperada reacción, pero Willem pudo ver donde el malentendido pudo surgir.

“No soy un Troll, sabes…”

“Aún tengo la deuda de este restaurante, así que es probable que no sepa bien— ¿eh? ¿Qué acabas de decir?”

El Lucantrobos detuvo sus movimientos por un segundo y pestaño.

“De que no soy un Troll… sé que es difícil decir la diferencia entre una raza sin marcas, pero no voy a comerte ni nada de eso, así que cálmate.”

“P-Pero, seguramente debes de ser de la misma raza si vives bajo el mismo techo que ‘el Estómago Rojo’.”

“Espera… ¿las personas de esta ciudad han sido devorados antes?” Viendo la cara asustada del hombre, Willem pensó en un posibilidad qué él realmente no quería considerarlo. Si fuera cierto… eso no sería bueno, por decirlo así. Mientras las diferentes islas de Regul Aire fomentaban la variedad de culturas, todos estaban unidos por leyes en común. Y de cuerdo a esas leyes, los asesinatos de cualquier vida inteligente constituyen un crimen serio, incluso para los hambrientos trolls.

“Bueno… no… pero…” el joven perro bajo sus orejas. “Hasta hace poco, hubo una oscura organización de Ogros rondando por aquí. Nombrada ‘Pelaje Negro’… bueno de cualquier manera, esta organización—”

“Ah, eso es suficiente… puedo ver a donde va esta historia.”

Willem pensó que el Negro de algo u otra organización hizo algo con las chicas, entonces Naigrat fue a eliminarlos, y fue testigo de la risa maniática mientras estaba cubierta de sangre. Pero, bueno… Naigrat ayudó a Willem en el pasado, era uno de sus conocidos, y ahora su compañero de trabajo, así que él imagino que debería tratar de ayudarla.

“Naigrat no va comiendo personas por querer. Ella puede ser malentendida…o más bien temida porque en momentos como estos, ella es una chica buena. Eso es, si tú la ignoras su impaciencia o su temperamento o cómo ella siempre habla acerca de comer personas… bueno de cualquier manera, no hay nada que realmente tengas que temer.”

En general, cuando ella sonríe y pregunta “¿puedo comerte?”, 90% de esas veces es una broma… o más bien una broma oscura. Pero sabes que ella realmente no tiene intenciones de comerte, así que no hay porqué estar asustado, Willem prefirió no pensar en el 10% restante.

“Wow… eres increíble.” Por alguna razón, el cocinero miró a Willem con una gran cantidad de respeto en sus ojos.

El arma más fuerte. En toda la historia, no importa el tiempo o  lugar, esa había sido la mujer. Bueno, es obvio si piensas en ello. Las chicas son más rápidas y la forma más fácil de levantar a las soldados, un hecho que había sido cierto desde días antiguos.
La vanidad del hombre no podía ser sobrestimada. En el campo de batalla, en medio del caos y repitiendo luchas entre vida o muerte, los soldados son arrojados con la visión de victoria, sueños de gloria, su dignidad… pero, hasta su último aliento ellos se rehusaban a rendirse en un cosa; ellos no podían verse mal frente a una chica. Tan simple motivo levanta la gran vitalidad dentro de los soldados esperando por su muerte.
Los mejores ejércitos sabían bien el efecto y se aseguraban de siempre mezclar algunas mujeres con los salvadores en el campo de batalla. El suplicio de la unidad o equipo médico trabaja bien, pero posiciones cerca de la línea frontal siempre daba más de un impacto. Una mujer caballero, hábilmente blandiendo su espada, pasaba por el campo de batalla. Una mujer Brave sin igual escogida por Kaliyon. Un taumaturgo escondiendo una poderosa magia arcana dentro de su delicado cuerpo.

Si alguien fuera a rumorearlo en algún campo de batalla en alguna parte, los idiotas soldados se animarían. Incluso en historias de tales personas en batallas del pasado o historias que difícilmente contienen algo en que creer podían añadir un poco de esperanza a la aburrida situación.
Willem conocía a una chica que era alabada como un héroe y respetaba como una leyenda entre los soldados. Sin más que decir, ella era fuerte, pero su fuerza tenía a ser exagerada por los chicos. Escuchando cuentos de sus grandes hazañas en el campo de batalla, ella simplemente reía.

No pensarías que fuera demasiado difícil. Es exactamente como dije. Somos las armas de la que hablas.
Esas palabras resonaron en la cabeza de Wille. Parece que las chicas reían y jugaban aquí en el almacén diferente a esas otras mujeres. Por supuesto, un héroe creado para el único propósito de subirles la moral a los soldados que necesitan ser más celebres, lo cual también requería a la raza más popular, no una sin marcas. Además, para ponerlo simple, ella necesitaba apelar a la asqueroso y lujurioso corazón de hombre.

Así que sentía que algo estaba mal acerca de esas chicas, quienes no solo se mantenían en secreto del público sino también su juventud quedaba en segundo plano. Algo acerca de su situación era claramente diferente a esas chicas guerreras a las que Willem solía conocer. En cualquier caso, si fuera la verdadera naturaleza las armas o las chicas, a él no debería preocuparle. Como un supervisor superficial, él simplemente necesitaba estar en el almacén sin causar problemas.
— Al menos, Willem estaba tratando de pensar. Después de tres días, aunque, su paciencia había alcanzado el límite. La combinación de ver a las chicas asustadas y saber que la fuente de su miedo no era otro más que él lo envió al borde.

“¿Hm? Ah, bien… está bien conmigo, supongo…”

“Muchas gracias.”

Willem pidió ayuda con la cena ese día y presto un rincón de la cocina. Huevos, azúcar, leche y crema. Una pequeña pila de bayas. Un hueso de pollo para extraerle la gelatina. Habiendo recolectado todo las ingredientes útiles en el mostrador, Willem recordó los pasos de su receta ‘popular con los niños y fácil haciendo postres’.
Es hora de ponerse a trabajar. Él se puso su delantal personal y encendió la estufa. Sus oídos recogieron el sonido de unas pequeñas espías en las sombras, mirando en la cocina.

“¿Qué está tratando de hacer?”

Aquí en el almacén, ir a la cocina cuando no eres el que cocina está estrictamente prohibido, así que mirar adentro es lo mejor que puedes hacer. Soportando el peso de muchas pequeñas miradas detrás su cuello, Willem continúo con su trabajo. Pasados unos días, él había llegado a la conclusión que el gusto de las chicas era diferente al suyo. Obviamente, deferente género y edad puede traer algunas preferencias contrastadas, pero la desconexión se debía al racismo, y las consecuencias fisiológicas, diferenciaban aún más.
En el pasado, Willem una vez fue a comer con un amigo Borgle (Bueno… ese era Grick). Esa experiencia lo asusto de por vida. Cuando Willem dijo algo del delicioso sabor, para Wille, el sabor era como una pesadilla.
Deberían haberse rendido allí, pero Grick insistió que ellos deberían encontrar algo bueno para ambos gustos. Y desde ese punto, el día se hizo aún peor o como una pesadilla. Al final ambos terminaron desesperados tomando agua para lavar su boca, lagrimas bajaban de sus caras, mientras prácticamente gritaban “¡Delicioso! ¡Delicioso!”

De cualquier manera, Willem imaginó que el gusto de esas chicas no podía ser demasiado diferente, viendo cómo se sentaron en el mismo comedor y comieron la misma comida. Él llamó a la chica encargada de la comida para mostrarle su trabajo. Ella miró en la cuchara llena de caramelo como si ella hubiera encontrado un alíen en el camino, pero eventualmente saco el coraje suficiente, cerró ambos ojos, y puso la cuchara en su boca, después de unos segundos de silencio muerto, la chica ligeramente abrió sus ojos y murmuró “¡Está delicioso!” Silenciosos aplausos llegaron hasta las espías.
Al final, todo salió bien. Las chicas quienes ordenaron el  ‘postre especial’ lo colocaron en la esquina del menú a último minuto teniendo la misma reacción. Después de una breve pausa, la cafetería se llenó con brillantes ojos.
Willem, ahora tomo su turno de esconderse en las sombras y espió a las chicas, sacando una pose de victoria afuera del comedor. Como esperaba, un poco de azúcar era todo lo que él necesitaba para capturar el estómago de las chicas.

“… ¿Qué hiciste?”

Naigrat sacó una voz en desaprobación viniendo desde atrás.

“Recibí esta receta directamente de mi maestro. Odio admitirlo, pero él tenía mucha influencia sobre los niños… esta es la prueba. En esos días, caí víctima de esos postres incontables veces.”

“Uh, no es eso. Incluso si decidiste hacer algo más que trabajar, no conseguirás más paga, ¿sabes?”

“No me importa.” Willem inclinó su cabeza. “Me siento mal que me miren asustadas. Si esas chicas son armas, entonces como su encargado no creo que deba ponerles más estrés del necesario. Así que esto es… cómo decirlo…”

Él luchaba para encontrar las palabras correctas. Él no podía siquiera asegurar que los sonidos saliendo de su boca hicieran sentirle algo. Pero Willem tenía algo que necesitaba decir.

“No es que esté tratando de mimarlas o algo como eso. Es solo que… si he sido negativo aquí, solo estoy tratando de regresar a cero. Después de todo, es mi ‘trabajo’ para no tener que influenciar más que eso, ¿no es así?”

“Bueno, si lo dices así… realmente no me importa.” Naigrat cerró sus ojos. “Pero… dijiste eso extrañamente rápido, sonó como a una excusa forzada, y parece como que estabas tratando de engañarte pensando que era vergonzoso… si verdaderamente significa lo que dijiste, entonces no vas a escuchar quejas de mí.”

Ella vio directamente a través de él.

“Lo siento, por favor no me preguntes más, te lo ruego.”

“Cuando te conocí por primera vez, pensé que eras más una persona patética y cínica.”

“Ah… bueno...” Willem también había pensado en ello. Él había decidido vivir como ese tipo de personaje, quedándose aislado de las personas y eventos que le rodeaban. Por lo que, él mismo se sorprendió de sus acciones de ahora. “Perdí conmigo mismo por un momento… por ahora, tendré más cuidado.”

“Quiero decir, no es realmente malo… mientras esos niños sean felices, nada más importa. Además…”

“¿Además qué?”

“Hueles mejor con esa esencia de azúcar que tienes.”

“De ahora en adelante, realmente tendré más cuidado.”

Willem hacía una nota mental para tomar una ducha después de lo que paso en la cocina.


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