
La Batalla Final
El tiempo
fluyo lento pero seguro. El profundo verdor del pasto en el camino, y los
árboles casi parecían competir entre ellos para ver cuál florece primero. El
viento soplaba con un gentil sentimiento y calidez del pasar de los días.
Mientras las
temporadas pasaban, el almacén de hadas gano dos nuevos residentes. Uno venía
de un bosque en la 26ava Isla Flotante, y la otra apareció en el lago en la
40ava Isla flotante. La agencia de búsqueda de la Guardia Alada las tomó y
llevó al almacén de hadas. Al principio, Almita y sus amigos, la generación más
joven hasta el momento, se regocijaba y causó una gran conmoción al escuchar
las noticias. Tiat, sin embargo, le dio un alto, regañándolas y actuando más
madura ya que se convirtió en la hermana mayor.
Por otra
parte, agradecidos, porque ningún residente se perdió esa vez. Ni un solo
ataque de un Teimerre ocurrió desde entonces, y nadie necesitaba ir al campo de
batalla y sacrificar su vida. Kutori. Nephren. Willem. Desde ese día cuando el
almacén de hadas perdió a esas tres caras irremplazables, el tiempo paso
pacíficamente, justo como esos tres lo hubieran deseado.
[Como es
usual, no hay predicciones en las batallas.] Un gigante Reptrace lo dijo a
secas del otro lado del comunicador de cristal. [Un Teimerre atacará en el
futuro, ciertamente será atrapado por el ojo plateado. Puede que sea un breve
respiro, parece que los soldados continuaran descansando sus espadas.]
[…Ya veo.]
Naigrat respiro en alivio.
Era un evento
regular, aun así, Naigrat siempre se ponía nerviosa con las conversaciones al
Primer Oficial Limeskin. Sin embargo, la culpa no necesariamente recaía en él.
El tema no es exactamente el adecuado. Su corazón nunca podía estar calmado al
pensar que el almacén enviaría a preciadas niñas al campo de batalla.
Pero debido a
su plática era de tener los nervios de punta, las veces cuando Limeskin
reportaba que nada más pasó hacía que Naigrat se pusiera feliz. Solo en los
momentos así ella sentía agradecimiento por la supuesta habilidad de predicción
del ojo plateado Prima. Desde que declararon que no habría batalla, un ataque
sorpresa era inconcebible. Los días de flojera en el almacén de hadas
continuaron por un poco más.
[Me alegra
escucharlo.] Ella lo dijo desde lo profundo de su corazón. [Este período de paz
terminara en poco. Antes de ello, habría 2 o 3 ataques por mes… pero no ha
habido nada hasta ahora.]
[Mu.] El
Reptrace dio un indescifrable gruñido antes de callarse.
Naigrat ignoro
eso y continúo, cargada por la interminable felicidad que fluía en ella. [Eudea
y los otros lo hacen bien. Sabes, la más nueva vino el mes pasado. Parecen
asustadas por dormir solas, y me quedarte con ella toda la noche. Ahh, sus
caras cuando duermen son tan lindas que solo quisiera tragármelas, ¿sabes?]
[Ya… veo…] La
voz del Reptrace mientras murmuraba por compromiso respondió de alguna manera
más sombría de lo usual.
Naigrat se dio
cuenta que algo claramente estaba mal. [¿Ocurre algo?]
[Ah… no es
algo fácil qué discutir.] Limeskin parecía estar dudando, algo muy inusual en
él.
[Oh, ¿hablas
acerca de eso? Luego que el Shiantor desapareciera, una expedición fue enviada
abajo en un apresuro, ¿cierto? ¿Encontraron algo?]
[No es eso.
Los reportes de la expedición se mantuvieron escondidos por alguien de mayor
puesto que yo.]
[¿Eh?]
Limeskin era
un Primer Oficial. Ahora, Naigrat no conocía de la estructura de la Guardia
Alada a detalle, pero comprendía que el Primer Oficial era de una posición alta.
Ciertamente, que le negaran la información no era una ocurrencia normal. En
otras palabras, esa expedición encontró algo allí abajo, y ese algo tenía un
significado que ni siquiera el Primer Oficial podía saber. Eso intrigo un poco
a Naigrat, pero al parecer Limeskin tenía otro tema en mente.
[Es acerca de
las predicciones de batalla.] Él continúo.
[¿Sí?]
[No solo hoy o
mañana. En lo absoluto, los Teimerre se han avisto ahora.]
¿Qué? Naigrat
le dio una confusa apariencia al comunicador de cristal.
[Por los
últimos años. O quizás por la eternidad. Es como durara esta paz.]
[Al menos unos
años… la eternidad…] ¿Qué? Naigrat repitió esas palabras unas veces en su
cabeza. [¿¡En serio!?] Ella pregunto, apoyándose contra el cristal, llevada por
su abrumador gozo.
La eternidad
probablemente era mucho que esperar, pero si ella hacía que esas chicas
pelearan por más de unos años, ya no podría haber noticias felices. Ella no
quería experimentar tal dolor y tristeza, y no quería que nadie más las
experimentara.
[Waah. Waah.
Waah.] Extraños sonidos empezaron a salir de la boca de Naigrat. Ella
desesperadamente suprimió los impulsos de saltar por el cuarto de alegría.
[…Respecto a
estas noticias, la opinión en general, los mandamases de arriba de nosotros,
los oficiales, se dividieron.] Limeskin continúo con la misma voz. Ni un solo
fragmento de felicidad se mostró en sus palabras o en su expresión. [En
realidad, no me queda más que decir que ese viento golpeará en una dirección
poco favorable.]
[¿Eh? ¿Qué
quieres decir?]
[Muchos dicen
que deberíamos eliminar al almacén de hadas.]
La boca de
Naigrat se colgó. [¿Por qué?]
[Para que un
guerrero sea un guerrero, una batalla es necesaria. Un guerrero que pierda su
batalla y enemigos ya no puede seguir con las reverencias y ofrendas de las
personas.] El gran lagarto lo explico en una voz que sonaba completamente
casual a Naigrat. [Cuando el viento deje de golpear, incluso las grandes
banderas ya no podrán aletear.]
[Por qué…] Las
palabras del Reptrace comprobaron ser enigmáticas como siempre, pero Naigrat ya
se había acostumbrado a hablar con él en estos años. Y, por desgracia,
comprendía perfectamente bien el significado detrás de esas palabras.
Ni la Guardia
Alada o la Compañía de Trato Orlandri eran de mentes simples. Muchos de sus
miembros no veían favorable el uso de las Leprechauns y Armas Excavadoras.
Naigrat podía entender el por qué. Después de todo, ellos tomaron prestado el
poder que los Emnetwyte dejaron atrás. La supervivencia de Regul Aire yacía
literalmente en las manos de un grupo de sin marcas, quienes usaron armas cuya
estructura y lógica no entendía nadie. Fantasmas estaban a cargo del futuro de
esos seres. Muchos odiaban directamente a esos monstruos que tomaban la forma
de niños. Sin mencionar que, el comprar y reunir Armas Excavadores costaba
muchísimo dinero…
De todas
formas, había una montaña de razones. Varias personas con varios valores
encontraron su propia razón para oponerse a la existencia de los Leprechauns.
Las chicas continuaron como siempre a pesar de toda la resistencia solo porque era
necesario. Regul Aire seguía flotando con su sacrificio. Sin embargo, si se
diera la necesidad, desaparecerían, las cosas cambiaban. Una vez los ataques de
Teimerre se detuvieran, todas esas personas no se mantendrían calladas. Lanzaban
argumentos y quejas que iban dirigidas todo el tiempo contras las chicas.
De eso debe
ser de lo que habla Limeskin. Empezando con su inestabilidad, las Leprechauns
tenían muchos problemas asociándose con otros. Así que ahora, con la amenaza
del Teimerre fuera, las personas en la Guardia Alada decían que las eliminaran.
Pero entonces….
[Si eso pasa,
¿qué de esas chicas? Ellas ya no serán… libres, ¿verdad?]
Naigrat sabía
muy bien que eso nunca pasaría. En el fondo, las chicas no eran más que bombas
caminantes con ropa. Y ya que nadie más que la misma Naigrat les ponía su ropa,
si el almacén de hadas desapareciera solo serían bombas caminantes sin siquiera
usar ropa… bueno, como sea, nunca serían puestas en libertad sin alguna
supervisión.
[Unos de la
armada municipal dicen que quieren afilar sus dientes contra las Bestias.]
Limeskin dijo la verdad sin misericordia. [Sus voces anteriormente se
concentraron en dejarle toda la pelea con las Bestias en las manos de la
Guardia Alada y las Leprechauns. Para ellos, esta es la oportunidad perfecta
para seguir con su camino.]
[¿Y quieren
que otras armadas se les permita mantener a las Leprechauns? ¿A cambio que la
Guardia Alada reuniera a todos como lo han estado haciendo ahora?]
[Ah. No hubo
más que unas cuantas voces de acuerdo dentro de la Guardia Alada.]
Ya veo. Solo
con perder su posición como el consejero de armas anti-Teimerre, las
Leprechauns se volvieron en nada más que ‘poderosas e inestables bombas’. No es
sorpresa que hubiera algunos en la Guardia Alada que no quisieran tratar con su
mantenimiento
Y también no
es sorpresa que otros quisieran poner sus manos en ellas. El poder hace que las
personas se sientan seguras y esos cerca de ellos se sienten incomodos. Regul
Aire no era un país grande. El Noble Imperio Alado, la Federación Mercantil
Elpis, el País Té Elmwood, el Bosque Boreal… no había escasez en islas y
ciudades quienes desearan el poder político y militar para ponerle una mano a
sus vecinos. Pero eso significaría…
[No hay forma
en que deje que nuestras preciadas niñas estén en otra organización.]
Desde luego,
Naigrat no podía estar certera que todos esos lugares fueran horribles. Una
vida buena podía estar esperando a las chicas en alguna parte. Sin embargo,
ninguno de esos lugares tendría alguien que les diera amor a las chicas como
Naigrat lo hacía. De ninguna manera. La enorme cantidad de tiempo que paso en
el almacén y los muchos litros de lágrimas que derramo dejaba que Naigrat lo
declarara con confianza. Ella no dejaría que cualquiera les pusiera una mano.
[Todavía no ha
sido decidido. No saques conclusiones.] Limeskin le advirtió.
[Pero es el
probable resultado, ¿no?]
[No te
apresures. Hay muchas voces en desacuerdo, incluyéndome.] Él respondió en seco.
Sin embargo, él dijo más. [Pero, lo mejor sería prepararte.]
Naigrat de
pronto se recordó de sus días de escuela. De recordarlo bien, ocurrió durante
una clase de historia. Su Armado profesor hablaba en su usual tono difícil de
escuchar.
El conflicto es lo natural para el destino
de todos los seres vivientes. La paz es desconocida, y por eso es valiosa. Eso
significaba que lo desconocido no podía obtenerse por darlo por sentado. Solo
después de gastar el esfuerzo necesario y pagar los sacrificios necesarios para
suprimir el instinto y perseguir el razonamiento podría obtenerse. Precisamente
porque era difícil de obtener, la paz se veía como una cosa hermosa.
Ah, ya veo. Naigrat lo pensó luego de
escucharlo. Es precioso porque
naturalmente no existe. Tenemos que construirlo con nuestros propios esfuerzos…
ya que lo pienso, lo mismo puede decirse por casi todo. La paz no es una
excepción mágica.
Al final del
día de clase, el profesor declaró esa última línea, como si de pronto lo
recordara. Las cosas desconocidas siempre
vienen con dificultades inmensurables. Claro, para tratar de mantener algo con
dificultades inmensurables era necesario el resultado de una gran pérdida.
Parece extraño, pero el precio de la paz es más que el de una guerra. Es
difícil ver de dónde vendrían los costes. Esa es la razón por qué desde tiempos
antiguos las personas siempre veían la paz, pero nunca eran capaces de
mantenerla por tanto tiempo.
[…Por qué
siempre es así…]
Luego que se
cortara la comunicación del cristal, Naigrat puso su cara contra el escritorio.
Nadie más que ella estaba en el cuarto. Usando eso como una excusa, enterró su
cara en su manga y dejo fluir las lágrimas.
[Si no
necesitan que peleen más, ¿entonces por qué no las dejan descansar? Si pueden
vivir en paz ahora, ¿por qué no las dejan? Por qué no puede ser así de simple.]
Si fuera un
cuento de hadas, una vez los malos fueran derrotados y el mundo fuera bueno,
ese sería el final. El mundo vendría a un acercamiento para vivir con todos
felizmente, y el futuro más allá de eso se mantendría sin cambiar. Para la
desgracia de Naigrat, el mundo real es un poco más complicado que los cuentos
de hadas. Incluso luego del fin de la historia, el tiempo sigue moviéndose. Esa
felicidad ganada desapareció y se esparció. Nada termina mientras esté lleno de
felicidad.
[…Willem, idiota…]
Sus llanos se volvieron quejas para una cierta persona ausente. [No fuiste el
que dijo que este dolor no es para sentirlo solo… no prometiste que lo
compartiríamos nosotros dos…]
Naigrat se dio
cuenta de lo lamentable de sus quejas, pero ya ni le importaba. Nadie más que
ella estaba en el cuarto. Sus quejas no molestarían a nadie, ni llegaban a los
oídos de las personas directamente.
Rayos y nekos en serio que cada cap te ase querer seguir queriendo leer mas.
ResponderEliminarPobre Naigrat y las niñas... por cierto una de las dos recien llegadas debe ser la reencarnación de kutori.
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