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La Chica del Cabello Escarlata


Una gran pintura colgaba de uno de los muros de una pequeña iglesia. Una vasta, árida tierra y cerca de diez hombres y mujeres sin cara estaban parados, todos amontonados entre ellos.

[Fuera del lejano océano de estrellas, los Dioses descendieron a la tierra.]

Una chica paraba veía a la pintura. Su cabello escarlata se asemejaba a una vivida llama, y la constitución de su cuerpo era del tipo de una chica en su juventud. Pero su expresión era cautivadora e inocente mientras veía a la pintura en ese muro casi como un infante.

[Viendo a ese vacío y descolorida planicie, las Dioses se llenaron con tristeza. Separaron en pequeñas porciones sus almas y se las dieron a las salvajes bestias las cuales aullaban en la tierra. Llevando fragmentos del alma dentro de ellos, las Bestias ganaron la inteligencia y empezaron a caminar por la tierra en dos piernas. Así es como la raza conocida como los humanos existieron.] El anciano que manejaba la iglesia terminó su explicación y se paró a la par de la chica. [Parece que estudiaste la pintura bastante bien, señorita. ¿Te interesa la leyenda de los Visitors?]

[Mm.] La chica asistió ligeramente. [Nunca he visto a mi padre o a nadie más.]

El instructor se veía muy gustoso. La historia de cómo los Visitors crearon a los humanos, lo que se enseñaba en la Iglesia de la Santa Luz no era muy creíble entre los plebeyos, así que una persona apasionada en sus creencias se refiriera a los Visitors como a sus padres era bastante raro. O al menos, es lo que ese anciano pensó cuando él escucho la respuesta de la chica.

[No hay necesidad de esos pensamientos. Las almas que a nosotros los humanos se nos dieron por los Dioses. Mientras estemos aquí, son las almas de nuestros antiguos ancestros, los Visitors.]

[No creo que sea posible.] La chica de cabello escarlata lo dijo con una sonrisa triste. [Los fragmentos del alma de los Visitors son limitadas. Pero los humanos crecieron en población muy rápido. Los fragmentos dentro de cada individual empezaron a despertar y perder significado. ¿Me equivoco?]

El instructor frunció el ceño. El comentario de la chica contenía algunas creencias que contradecían las enseñanzas de la Iglesia. Él pensó en señalárselo a ella, pero algo más tomo su atención.

[¿Por qué hablas tanto del pasado?]
[Incluso esos eventos son presentes para ti, para mí son el distante pasado.]

Ella no parecía estar bromeando o se hiciera la tonta. La chica tenía la transparente y vacía expresión de alguien que había dejado todo, una expresión completamente fuera de tono para una chica.

[Qué estás—]

[Ah.] La chica de pronto cortó al hombre mientras empezaba a preguntarle. [Perdón, ahora me voy. Carma llama.] Ella se dio la vuelta, causando que el ribete de su ropa se ondulara ligeramente. [Adiós. Reamente me gusta esa pintura.]

[E-Espera un se… Eh…]

El instructor pensó que había de escuchar esos débiles pasos, pero al siguiente instante la figura de la chica desapareció por completo de su vista. Él extendió la mano la cual había de tomar el hombro de la chica, y vio su palma.

[¿…Hm…?]

Sus recuerdos rápidamente se nublaron. Alguien había estado aquí ahora. Él intercambió palabras con ese alguien. Estaba seguro de ello, aunque no podía recordar a ese alguien, o esa voz de ese alguien, o de lo que estaban hablando. Casi como si fueran engañados por un hada en la oscura niebla de la noche.

[Qué acaba…] Él murmuró, pero nadie estaba allí para responder.

El anciano cambio su vista a la pintura colgada en el muro. Desde luego, los Visitors atrapados en los lienzos no podía hablarle. Aunque, por un breve momento, él pensó el ver solitarias sonrisas en sus caras originalmente sin expresiones.


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