¿Qué
Harás en el Final?
Aiseia Myse
Valgalis es una chica bastante sospechosa. Siempre usaba esa sonrisa que sonaba
artificial para esconder sus verdaderas emociones. Cuando sus amigas se
lastimaban, o incluso cuando las perdía para siempre, ella nunca se quitó esa
vaga máscara de sonrisa.
Como
resultado, muchas de las pequeñas que no la conocían muy bien la tomaban de
corazón frío. Porque ella se mantenía sonriendo no importando lo que ocurriera,
ellas tenían la impresión que realmente no le importaba nadie más que ella.
Ahora, esa
Aiseia estaba en el cuarto de lectura, investigando algo. Ella sacó un libro
grueso del estante, lo esparció por el escritorio, paso sus hojas, colgó su
cabeza, y murmuró ‘nada’, luego lo regreso.
[Lo sabía
desde el comienzo, pero las cosas que puedes aprender son realmente limitadas.]
Ella lo dijo con un suspiro.
[¿Quieres
saber algo que no puedas aprender aquí?] Lantolq de pronto lo dijo desde atrás,
causado que Aiseia saltara con un grito. [¿Libros de teología? No me pareces
del tipo que lea de esos.]
[¿Q-Q-Qué
haces aquí Lan? ¡No me asuste así desde atrás!]
[¿Cómo se
supone que venga desde el frente cuando tienes la cabeza debajo del escritorio?
...Parece que estás investigando mucho.]
[Ah, haha, siento
como que no voy a nada.] Aiseia lo dijo con una risilla mientras se rascaba la
parte trasera de su cabeza.
[…Mi cuarto
está a la par del tuyo.]
[¿Huh? Oh, sí,
es cierto.]
[Admiro tu
fuerza para nunca llorar en frente de otros, pero, si lo haces en tu cuarto,
por favor baja la voz. Estos muros son muy delgados, así que puedo escucharlo.]
[¿¡En serio!?]
Aiseia parecía genuinamente asustada, una vista que Lantolq no veía en un rato.
[Uh… ah, lo tendré en cuenta desde ahora, y apreciaría si pudieras olvidar que
nunca escuchaste nada…]
[Ni le iba a
decir a nadie igual. No dejaré todos esos esfuerzos que pusiste en tu sonrisa
falsa sean un desperdicio.]
Kutori y
Nephren.
Un poco más de
medio mes paso desde que perdieron dos compañeras—no, dos amigas. Todos sabían
que ya era tiempo que terminara. Lo sabía, pero hacerlo así probaría ser más
bien difícil.
Además,
Lantolq escuchó que hasta hace poco, un hombre llamado Willem Kumesh había
vivido también en el almacén. Por solo caminar, encontró rastros de él en todas
partes, lo quisiera o no. Un colgador para un uniforme masculino. Una
rasuradora para bello fácil. Largas botas. Botellas de especias. Unos puntos
importantes que se agregaron a la lista de las reglas del baño. Al final del
menú de la cafetería, un nuevo objeto de ‘Postre del Día’ fue añadido, y luego
borrado.
Las hadas del
almacén era su hogar. El lugar al que pertenecían. Su lugar de nacimiento.
Pero, en dos meses que se habían ido, un completo extraño entro y transformo
este preciado lugar. ¿Por qué tenían que soportar los sentimientos de despego y
disconformidad del único lugar en el mundo el cual les daba paz y nostalgia?
Lantolq no
podía aceptarlo. Ese hombre era su mayor enemigo.
[Lo conociste
y hablaste con él, ¿verdad?] Aiseia pregunto. [Debiste ser capaz de decir qué
tipo de persona es él. No pudo ocultar nada para salvar su vida.]
[Por
desgracia, solo vi su lado hábil y devoto.] Lantolq agitó su cabeza. [Me temo
que no puedo sacar conclusiones de tal prejuiciosa información.]
[En verdad
eres una molestia… bueno, siempre lo supe.]
Cállate.
[El mejor
siempre es el que muere primero. Es lo que dice Grick.] Noft lo dijo, tocando
sus manos en el viejo piano frente a ella.
Desde que
Kutori se llevó a Desperatio con ella, Noft temporalmente era un hada sin espada.
Además, por aparte, desde hace medio mes, ella no se cortó su cabello.
Lentamente empezaba a ser como las otras chicas.
[Estoy segura
que ese Emnetwyte debió ser un buen chico.]
[Esa lógica
llena todos los vacíos, pero considerando que Aiseia y yo somos las únicas
usuarias compatibles, es más bien persuasivo.] Lantolq lo dijo.
[Hey, también
cuenta a Tiat.]
[…Oh, es
cierto.]
Para ser
honesta, Lantolq solo veía a Tiat como una pequeña hada que no hacía nada más
que perseguir a Kutori. Ella nunca pensó acerca del hecho que Tiat un día
pelearía a su par. Pero, al final, esa es la vida. El tiempo nunca deja de
moverse, y nada deja de cambiar. Esos quienes se quedaban atrás o se
presionaban con seguir la corriente.
[Y además, no
he terminado aún. Mi vida fue salvada, y no dejaré que se desperdicie.] Noft lo
dijo mientras empezaba a tocar una canción.
Una melodía
viva y de tempo ligeramente rápido salía del piano. ¿La canción reflejaba el
humor de Noft? ¿O ella la escogió para tratar de hacer que Lantolq se sintiera
mejor?
En una vasta y
cenicienta planicie, Willem abrió sus ojos.
[…Uuh…]
Él rápidamente
los cerró otra vez. Sus sentidos iban mal. Él no podía ver bien. Ni podía
escuchar, sentir, o hacer algo más apropiadamente. Casi como que su cuerpo se
hubiera transformado en una criatura completamente diferente. Sus sentidos y
consciencia no parecían ir bien con las otras. Esa disconformidad casi hacía
que él quisiera vomitar.
…No, no es ‘casi como’. Me transforme.
En algún lugar
dentro de su mente, una flama se quemaba continuamente. Era rabia. Era odio.
Una misteriosa y terrorífica urgencia para llenar todo con la despreciable
fuerza conocida como vida.
Ah, así que esto es una Bestia. Él
comprendía por qué destruyeron el mundo.
Todavía había
gente que no había sido asesinada, cosas que aún no habían sido destruidas. Ese
mismo hecho ocupaba su mente como un pecado imperdonable. No eran más que
manchas de inmundicia en la gran madre patria cenicienta. No se les podía
permitir que existir. Necesitaban ser eliminados.
Este impulso
fue sin duda tallado en algún lugar profundo de su ser. Si él quisiera
resistirse, el único camino era el de quedarse en el sueño.
Lentamente,
volvió a abrir los ojos.
Se paró.
Las planicies
de la hermosa arena cenicienta se extendían por siempre y para siempre bajo el
cielo estrellado.
Al mismo
tiempo, los sentimientos de alegría y serenidad de por fin regresar a casa se esparcían
dentro de su corazón.
Envuelto en la
oscuridad de la noche, rodeado de vastos tramos grises, una bestia emitió su
primer llanto.
au... esta obra es una de mis favoritas definitivamente
ResponderEliminarCuando empatizas con Willem.
ResponderEliminarLa bestia llora pobre de willy
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