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Capítulo 2
Arribista

 

En la Academia Serendia, los estudiantes escogían dos clases electivas para participar cada año. Monica había escogido equitación para la primera y ajedrez para la segunda. Dos días después de su sesión de montadura, se dirigió a su clase de ajedrez por primera vez.

 

Durante el día de observación, intentó jugar el juego sin realmente saber las reglas. Pero esta vez, había leído un libro entero sobre el tema de antemano.

 

Mientras caminaba, pensaba en el contenido de dicho libro— el cual se había trasnochado leyendo la noche anterior. Justo entonces, oyó una vivida voz llamándola desde atrás.

 

[¡Hey! ¡Monica!]

 

Cuando se dio la vuelta, segura, vio a un joven alto con cabello rubio desteñido saludándola— Glenn. A su par estaba Neil, quien era considerablemente más bajito y su prometida, la hermosa y alta Claudia. Era un extraño grupo.

 

Reverenciándose, Monica dijo. [Hola. Um… ¿todos juntos están tomando la misma clase?]

 

[¡Claro!] Glenn respondió. [¡Estamos por ir a magia fundamental!]

 

Cuando lo vio el día anterior, usando un hechizo de vuelo para acercarse al cielo, eso había sido magia práctica— donde los estudiantes prueban hechizos reales. Magia fundamental, a la cual se dirigían ahora, estaba concentrada en una clase de aprendizaje. Una vez un estudiante había completado ambas clases, podía progresar al curso de magia avanzada práctica al año de ese. El curso avanzado era el que Cyril estaba tomando y Glenn al parecer pretendía iniciarlo al año siguiente.

 

[La magia práctica es tan divertida.] Glenn continuó. [¡Llegamos a usar tantos hechizos! Pero hoy es una clase presencial de fundamentos… Neil, si me quedo dormido, despiértame, ¿sí?]

 

Neil ofreció una incómoda sonrisa. Glenn ya se veía seguro que él se dormiría en clases.

Claudia pasó su brazo sobre el de Neil. [¿Así que has logrado que Neil te despierte si te duermes? Ya veo… No es una mala idea.]

 

[Um, Lady Claudia.] Dijo su prometido con una expresión preocupada. [No te vas a dormir, ¿o sí?]

 

Claudia simplemente sonrió— o quizás era más una risilla. En todo caso, la hacía ver más maléfica.

 

Mientras, Glenn veía con gran interés al libro de texto apretado en las manos de Monica.

 

[¿Qué clase tomaste al final?] Preguntó.

 

[Escogí equitación y ajedrez… Hoy es, um, la clase de ajedrez.]

 

[Ajedrez, ¿huh? Suena difícil.] Glenn dijo sin más.

 

Niel sonrió e intervino. [Eso me trae recuerdos.] Dijo. [Lady Claudia y yo tomamos ajedrez el año pasado. ¿No es cierto?]

 

[Sí, claro…]

 

En contraste a la sonrisa de Neil, la expresión de Claudia estaba nublada. Siempre tenía un aire sombrío y melancólico alrededor de sí, pero esa aura parecía que creció dos veces más pesada tan pronto como escuchó la palabra ajedrez.

 

Me preguntó qué paso… Monica pensó, perdida en cómo reaccionar. De pronto, sintió una carga sobre ella. No era la carga del malhumor de Claudia, sino que, un peso físico— alguien había colocado su mano en su hombro.

 

Con movimientos forzados, Monica se giró para encontrar un par de ojos caídos mirándola. Era uno de los secretarios del consejo estudiantil, Elliott Howard.

 

[Hey, ardillita.] Dijo. [Es hora para la clase de ajedrez, ¿cierto? Ambos debemos ir, así que vamos juntos.]

 

Había una optimista sonrisa en su rostro, pero Monica fue incapaz de descifrar sus verdaderas intenciones y se congeló.

 

Elliott era más estricto cuando se trataba de la jerarquía social. Le desagradaba Monica porque había sido escogida como un miembro del consejo a pesar de su estatus como plebeya. Cuando previamente había encontrado a los intrusos pretendiendo ser de la Compañía Abbott, había dejado en claro que eran diferentes— tenía responsabilidades y ella no las tenía.

 

Así es cómo debe sentirse con ella. Y ahora que lo piensa, Monica apenas le ha hablado al secretario desde entonces; había estado ocupado lidiando con el incidente de la caída.

 

Ella gruñó internamente. Esto es tan incómodo…

 

Mientras miraba al libro en sus brazos, sintió la mando en su hombro tomarla con un poco más de fuerza.

 

[Deberíamos irnos.] Elliott dijo.

 

[¡G-laro!]

 

Monica se inclinó ante Glenn y los otros, empezando a seguir a Elliott. El caminó por el pasillo sin decir palabra, y necesitaba un caminar un poco más para seguir el paso. Ella lo persiguió, levemente sin aliento.

 

Cuando llegaron a la clase, Monica empezó a asustarse donde debía sentarse, y Elliott le señaló con su mentón hacia la ventana.

 

[Siéntate por aquí. Juguemos una partida.] Dijo antes de tomar un tablero de ajedrez del estante sin esperar su respuesta.

 

Monica se sentó como se le dijo y Elliott recogió dos piezas de rey y las revolvía en sus manos debajo del escritorio.

 

Cuando termino, extendió sus puños cerrados a Monica. [Escoge el que quieras.]

 

[B-Bien, entonces… um, este.] Dijo, señalando.

 

Abrió la mano que indicó para revelar al rey negro. Elliott tendría el primer turno como el blanco mientras Monica iría luego de él con el negro.

 

Mientras torpemente alineaba sus piezas, Elliott— quien terminó las de su lado— puso su mentón en sus manos y dijo. [Hey.]

 

Monica dejó de fijar las piezas y lo miró. [¿S-Sí…? ¿Qué pasa?]

 

[Acerca de la partida que jugamos antes en el día de observación.] Murmuró, jugando con una de las piezas. [Aún no te había contado del enroque, pero aun lo usé para ganar… ¿Por qué no se lo dijiste a todos?]

 

Monica pestañeó, sin entender,      

 

Recordaba de sobra su primera partida de ajedrez en el día de observación. Elliott se puso en desventaja al quitarse su propia reina y dándole a Monica el primer movimiento. Al principio, había sido dominante. Pero al final, Elliott había usado un movimiento especial llamado enroque, el cual le permitía cambiar de posición su torre y el rey en un solo turno, derrotándola. Esa vez, no conocía la regla, así que en ese sentido, era natural que perdiera.

 

Mientras lucha por encontrar una respuesta a la pregunta de Elliott, continuó. [Tenías el derecho a criticarme, Lady Norto— decir que no era justo.]

 

De pronto, Monica se dio cuenta. Últimamente, Elliott había estado actuando algo extraño— trataba de decirle algo en el salón del consejo, solo para apartarse. ¿Era porque quería hablar sobre esto?

 

[Um, bueno…] Empezó a escoger sus palabras con cuidado. [Alguien que conozco es probable que lo dijera…] Monica record a su colega y compañero Sabio, el Mago Barrera Louis Miller. Tenía una buena idea de lo que tenía que decir sobre la situación. [“Fuiste una tonta por aceptar el reto de alguien basada solo en sus explicaciones, sin siquiera revisar las reglas por ti misma”.]

                                                          

Elliott se quedó boquiabierto. [¿Quién es esa persona? Me parece terrible.]

 

[Bueno, en realidad, yo, accedía a ellas, así que… Y cuando me enseñó a jugar a las cartas, me dijo que el juego había empezado antes que siquiera nos sentáramos.]

 

El secretario sopeso un suspiro, entonces levantó sus manos como en rendición.

 

[Bien, bien. Aguanta. No estaba tratando de engañarte por no enseñarte el enroque. Solo pensé que alguien nuevo con el juego no entendería lo que era. Y ahora estoy siendo presumido. Me imagine que te vencería fácilmente sin usarlo.]

 

[Oh,] Monica dijo ambiguamente.

 

Elliott puso cara de amargura, luego desarregló el flequillo que tenía bien peinado. [Es de lo que se supone que debes estar molesta.] Insistió. [Te hice de menos, luego me molesté cuando empecé a perder y usé un movimiento que no te había enseñado con tal de robar la victoria. No fue justo. Fue una pena que un noble lo hiciera.]

 

[Um… Bueno…]

 

Esto inquieto a Monica. No tenía idea en qué debería estar molesta. Nunca se había enojado con alguien por menospreciarla. Para ser honestos, tenía más de un problema con las personas burlándose de ella.

 

No podía pensar en una razón para culpar a Elliott por no contarle acerca del enroque. Era su propia culpa por no revisar las reglas ella misma. Así que jugó con sus dedos y dijo tranquila. [Lo siento. No puedo en una razón para, um, estar enojada.]

 

Por alguna razón, eso hizo que los ojos de Elliott se abrieran en sorpresa.

 

Confundida y preguntándose si había dicho algo extraño, Monica continuó. [Solo quiero poder, um, jugar ajedrez, así que…] Terminó de ordenar sus piezas restantes y miró a Elliott. [¿Empezamos, um, ya?]

 

Toda expresión dejo su rostro. La duda y indecisión que siempre llenaba sus juveniles gestos dieron paso a una tranquila mirada como el agua calmada mientras esperaba a que Elliott hiciera el primer movimiento.

 

Soltó un largo respiro, luego puso su mano en un peón blanco. [Entonces, no tendré piedad. Daré lo mejor para ganar.]

 

[Eso, um, me haría feliz.]

 

[¡Hey, qué bocona! Solo no empieces a llorar cuando te venza, ardillita.] Elliott dioj antes de mover la pieza. Parecía extrañamente entusiasta.

 

✽✽✽✽✽

 

Cuando Elliott Howard, el hijo mayor del Conde Dasvy, tenía seis años, su padre lo había llevado a visitar al Duque Clockford por primera vez. Fue cuando conoció a Felix Arc Ridill, el nieto del duque y el segundo príncipe del reino. La misma edad de Elliott, Felix era un chico frágil quien al parecer había estado recuperándose fuera del castillo en la casa de su abuelo. El padre de Elliott lo había traído aquí para jugar con el príncipe.

 

Pero Elliott odiaba a Felix.

 

El chico era torpe y tenía terribles habilidades motoras. Era tan débil que siquiera podía levantar una espada de entrenamiento apropiadamente y sin un sirviente sentado detrás de él, a penas podía montar a caballo. Su baile era horrible también. Era lerdo para aprender, así que nos notas eran bajas. Era torpe y estúpido— no podía hacer nada bien.

 

Sobre todo, Felix era terriblemente tímido. No podía soltar ni dos palabras frente a alguien más— se trababa y miraba sus pies. Apenas podía decir hola.

 

De hecho, el sirviente quien siempre estaba con él hablaba y actuaba mucho mejor que el príncipe. Elliott había simpatizado con él— debió haber sido difícil, tener un inútil mocoso como él de maestro.

 

Felix era tan incompetente. Cuando Elliott pensaba en la posibilidad que el chico eventualmente los superaría a todos ellos, lo hacía sentir molesto.

 

Y así, con la común naturaleza molestona de un chico de seis años, Elliot se había burlado del príncipe y lo menospreció. Y cada vez que lo hacía, Felix bajaría la mirada tristemente y diría la misma frase.

 

[Lo siento. No puedo hacer nada bien…]

 

Qué miserable adefesio. Y así, estaba mucho más lejos en estatus que Elliott. Y un día, tendría que gobernar.

 

Aunque Felix se quedaba atrás en la mayoría de cosas, él era bastante experto en una sola cosa en particular: astronomía. A pesar que el tema es de muy poco uso para la realeza, los ojos del segundo príncipe siempre brillaban cuando las conversaciones se tornaban a las estrellas y siempre que tenía la oportunidad, se escondería y leería un libro sobre ellas.

 

Así que Elliott había tomado el libro de Felix mientras los adultos y sirvientes no estaba viendo y lo oculto arriba de un árbol en los jardines. Como se esperaba, Felix estaba listo para echarse a llorar. Se aferró a Elliott, rogando que le regresara su libro.

 

[Está allí arriba en el árbol.] Elliott respondió. [No es tan alto, ¿ves? Puedes ir a tomarlo.]

 

Felix pálido mirando a las ramas. Con sus horribles habilidades motoras, nunca habría sido capaz de subirlo solo.

 

Elliott, totalmente consciente, sonrió y se burló incluso más.

 

[¿No vas a ir llorando con tu sirviente como siempre lo haces? ¿O pedirle a tu poderoso abuelo que te salve? Vamos, diles que no puedes hacer nada solo.]

 

[…]

 

El príncipe miró al árbol por un rato, rostro tenso, hasta que eventualmente apretó sus dientes y empezó a agitarse. Pero no era capaz de mover sus extremidades apropiadamente, y pronto se congeló y empezó a temblar.

 

[Débil.] Elliott gruñó mientras la temblante mano de Felix se estiró a una rama… luego, falló, haciendo que cayera.

 

No estaba muy en alto, así que Elliott solo observó lo que paso. Pero extraño, Felix no dio marcha atrás. Elliott se acercó con cuidado, luego vio una filosa rama pegada al costado del chico. Había caído en ella, empalándose. Una mancha roja lentamente se extendió por la ropa de Felix, centrada en esa rama.

 

Elliott se puso blanco, gritó y llamó a un adulto.

 

[¡¿Tienes idea de lo que has hecho?!] El padre de Elliott demandó, golpeando su mejilla.

 

Elliott no dio excusas. Sabía que su insensatez fue la culpable de todo.

 

La herida de Felix no era muy profunda; han dicho que la vida del chico no estaba en peligro. Pero aún necesitaría varios puntos.

 

[Le has dejado una cicatriz permanente.] El Conde Dasvy dijo. [Y tu misma vida no será suficiente para compensar ese crimen.]

 

Su padre estaba preparado para ofrecer su cabeza. Pero Felix, recién salido del tratamiento, intervino.

 

[¡Por favor, espera!] Dijo.

 

Aunque su sirviente lo estaba sosteniendo, el príncipe estaba parándose con sus propios pies. El rostro de Felix estaba pálido y con sudor. Claro que lo estaba— había recibido unas suturas.

 

[No es la culpa de Elliott.] El príncipe continuó. [Estaba tonteando y me trepé en el árbol. Elliott trató de detenerme e incluso suavizó mi caída con su cuerpo.]

 

Era una gran mentira. Elliott había estado sonriéndole a Felix mientras este caía, confiado que no se lastimaría.

 

Pero gracias a Felix cubriéndolo, se escapó de la culpa— y su padre podría conservar su vida.

 

Y luego de eso, Elliott había entrado al cuarto de Felix. [¿Por qué me cubriste?] Preguntó. [Ese accidente fue mi culpa. ¡Te lastimaste bastante por mí!]

 

¿Está tratando de ganarse un favor mío? Elliott se preguntó, bastante sospechoso.

 

Las cejas de Felix se cayeron y sonrió débilmente. Se veía confundido.

 

[Me caí del árbol porque no sabía cómo treparlo. No puedo ver razón alguna para culparte por eso, Elliott.]

 

Lo dijo como si fuera la cosa más lógica del mundo. El príncipe en serio pensó que fue su culpa por no ser capaz de trepar árboles.

 

[Cuando tu herida se cure, te enseñaré cómo…] Elliott murmuró.

 

Los ojos celestes de Felix brillaron. [¿En serio? Muchas gracias. Siempre he pensado que podría ver las estrellas mejor desde la copa de los árboles.] El príncipe le ofreció a Elliott una sonrisa— una que se veía feliz y acogedora.

 

La razón por la que Elliott de pronto había recordado todo esta era porque Monica Norton dijo la misma cosa que el chico de sus recuerdos. Elliott le preguntó por qué no lo culpo— y le dijo que no podía pensar en una razón— con la misma mirada en su rostro que ese gentil chico.

 

Oh. Todo tiene sentido al fin… ¡Es por esto que él quiere mimar a Lady Norto tanto!

 

Guardándolo en un rincón de su mente, Elliott movió su arfil blanco.

 

Monica no perdió tiempo en tomar su siguiente jugada.

 

Como la última vez, Monica estaba moviendo sus piezas bastante rápido. Nunca se tomaba mucho tiempo para pensar. Elliott movería una pieza, y de inmediato respondería por reflejo.

 

Y entonces, cuando Monica movió su reina, el juego llegó a un fin. Elliott miró al tablero y dijo. [Es un punto muerto.]

 

Un punto muerto— a pesar de no tener desventaja y del primer movimiento.

 

Contra una chica que acaba de jugar ajedrez un par de veces.

 

Monica solo miraba el tablero, no sin ver frustrada o a gusto.

 

Probablemente estaba pensando en la partida que acababan de jugar.

 

[El ajedrez tiene esta cosa de sacar la personalidad de alguien.] Elliott remarcó, casi para sí.

 

[¿Huh?] Monica lo miró y pestañeó.

 

Elliott se encogió un poco. [Cyril juega un ajedrez fácil de entender y protector del rey. Siempre tiene una fuerte defensa. Tú eres lo opuesto.]

 

Aunque, para ser precisos, el estilo de juego de Monica no solo favorecía la ofensiva. Si tuviera que describirlo, diría que era bastante lógica, sin perder un movimiento.

 

[Probablemente usarías a tu rey como cebo si eso significaría que podrías ganar.] Continuó.

 

Para Monica Norton, el rey era igual de valioso que el peón. Podría sacrificar cualquier pieza que necesitara, siempre que incrementara sus chances de ganar incluso un poco. Era fuerte— sin Piedad. Si continuaba ganando experiencia y aprendiendo en cómo leer y manipular a su oponente… se convertiría en un monstruo en el juego. La predicción hizo temblar a Elliott.

 

Esta chica tenía fuertes habilidades que incluso Felix luchaba por entender, pero su personalidad era tímida y subordinada. La brecha entre sus talentos y comportamiento era subnormal.

 

Mientras los ojos caídos de Elliott seguían observándola, Monica habló.

 

[Lord Howard, tu estilo de juego es, bueno…] Empezó.

 

[¿Oh? ¿Una novata quiera hablarme de cómo juego?]

 

[Se bastante insistente en el rol de cada pieza.]

 

Las cejas de Elliott se levantaron. Mr Boyd le había señalado la misma cosa en el pasado. Su estilo de juego se concentra mucho en el rol predispuesto de cada pieza. Las reinas actúan como reinas, peones como peones— tiende a darle a las piezas de rangos mayores un papel mayor en su estrategia. En ese sentido, era el polar opuesto de Monica, quien no les asignaba ningún valor a sus piezas.

 

Ella señaló a uno de los peones de Elliott aún en el tablero. [Hubo un punto en el juego donde pudiste haber promovido a tu peón.] Explicó. [Era el movimiento optimo, pero no lo aprovecho.]

 

Si un peón llegaba al otro lado del tablero— el lado del oponente— el jugador puede llevarlo a otra piza, como una reina. Elliott a propósito había evitado hacerlo.

 

Impresionado en privado que lo notara, le dio una sarcástica sonrisa.

 

[Odio a los arribistas.] Dijo.

 

Un soldado que detiene su camino directo a la parte más profunda del campamento enemigo puede subir de rango. Elliott no quería esa regla.

[Mi tío, por alguna impensable razón, tomó a una plebeya como su esposa legal.] Explicó. [Siempre la llama como una chica simple, honesta y amable. Pero al final, se gastó todo su dinero. Mi tío, sintiéndose traicionado… se ahorco.]

 

El primero en descubrir su muerto y frío cuerpo había sido Elliott, quien había visitado a su amado tío con tal de aprender más acerca del ajedrez de él. La escena estaba aún estaba grabada en sus ojos después de todo este tiempo. Esencialmente todo el valor en su tío ya se había ido para el momento que Elliott llegó. Al descubrir la muerte del hombre, su esposa, la anterior plebeya, lo tomó todo y huyó— sin siquiera detenerse a lamentar la muerte del hombre al que ella llevo al suicidio.

 

[¿Entiendes?] Preguntó. [Los plebeyos deben actuar como plebeyos y los nobles como nobles. Trata de cruzar la barrera del estatus social y alguien saldrá lastimado.]

 

Es por eso que Elliott odiaba a los plebeyos que actuaban más allá de su posición. Tales arribistas hacían que se enojara.

 

Primero, tenía los mismos sentimientos hacia Monica. No solo se había inscrito en la Academia Serendia como una plebeya, sino incluso se había convertido en un miembro del consejo estudiantil. No podía evitar verla como una molestia— hasta ahora, al menos.

 

Supongo que existen personas raras como ella— del tipo cuyos increíbles talentos los llevaban más allá de su posición. Elliott aún no había determinado cómo tratar a alguien como ella. Así que solo puso una cara de amargura y le dio una advertencia.

 

[Dejaré de lado mi juicio sobre ti por el momento, Lady Norton. Pero hay una cosa que necesito advertirte.] Abrió sus piernas y la miró a los ojos, tratando de asegurarse que sus palabras llegaran. [Los plebeyos que nacen con talentos raros tienden a ser envidiados por incompetentes o se aprovechan de su astucia. Conozco personas como tú cuyas vidas han sido arruinadas por tales personas.]

 

Las palabras iban dirigidas a quitarle la ansiedad a Monica y lo hicieron. Se puso pálida como el papel y se tensó.

 

Elliott bajó un poco sus hombros en su usual forma sarcástica y sonrió. [Necesitas tener más cuidado en cómo actúas. Después de todo, tendrás muchos más ojos sobre ti en el futuro.]

 

[¿Huh…?]

 

Monica parecía no haberse dado cuenta, pero alguien había estado observando su juego desde la lejanía todo este tiempo. Un hombre alto con la cabeza rasurada y grandes músculos— el profesor de ajedrez, el Profesor Boyd.

 

El profesor había escrito algo con tiza en el pizarrón ahora. Elliott lo reviso, señalándole con sus ojos a Monica que también viera. Cuando lo hizo, se congeló.

 

Representantes Competición de Ajedrez

Primer Partida: Monica Norton

Segunda Partida: Benjamin Mording

Tercer Partida: Elliott Howard

 

Los ojos de Monica se abrieron y sus labios— ahora blancos— temblaban mientras decía. [¡¿La… competición de ajedrez…?!]

 

[El finde anterior al festival escolar, invitamos a jugadores de otras escuelas y celebraremos un torneo de ajedrez. Viste el evento las propuestas de presupuesto, ¿verdad?]

 

[¡P-Pero ¿yo…?!] Balbuceó, temblando, su rostro pálido.

 

El Profesor Boyd caminó a ellos, pies golpeando el suelo. Con la presencia de un guerrero quien había visto incontables campos de batalla, estiró su larga mano, la cual podía fácilmente aplazar la cabeza de una persona, y palmeó el hombro de Monica. Habló en voz baja, sin expresión en su rostro.

 

[Tengo grandes expectativas.]

 

[Yo—yo—yo—yo—yo— pu-pu-pu-pu, yo…]

 

Imaginando lo que estaba tratando decir, “no puedo,” Elliott se resignó y le dijo. [Vamos a divertirnos, ¿eh, Lady Norton?]

 

Monica siguió repitiendo la palabra una y otra vez, retorciéndose. Elliott pensó que debía estar medio consciente a este punto.

 

Era como el chico de sus recuerdos— sucumbió ante la presión.

 

La competición de ajedrez era un evento tradicional donde tres escuelas, incluyendo la Academia Serendia, enviaría a tres jugadores que participarían en partidas contra la otra.

 

Monica, escogida como uno de los jugadores y por lo tanto, cargando con el orgullo de una famosa escuela, estaba completamente nerviosa. Debió haber sido un honor ser escogida como un representante para algo, pero Monica solo tenía malos recuerdos de tales eventos.

 

Recordó lo de hace dos años, cuando había sido parte del laboratorio del Profesor Gideon Rutherford en la Institución de Entrenamiento de Magos de Minerva. Aunque había sido terco y de mente cerrada, generalmente había permitido que Monica hiciera su propia investigación. Y así, se había encerrado en el laboratorio, trabajando en nada más que fórmulas mágicas.

 

Luego, un día, el Profesor Rutherford— fumando de una pipa— le dijo. [Hey, Everett. ¿Qué tal si vas a probar suerte para las pruebas de los Siete Magos?]

 

Los Siete Magos estaban en el pináculo de la hechicería en el Reino de Ridill. La competición de calificación para un grupo tan importante era algo que difícilmente una persona pudiera “probar suerte.”

 

Monica había pensado que el hombre solo estaba haciendo una broma pesada, pero luego le dijo que ya había enviado una carta de recomendación y que había pasado el filtro de documentación.

 

[¡¿P-Por qué yo?!] Ella sollozó. [¡No puedo! ¡No puedo hacerlo! ¡Nunca podré!] Se había estado agitando de pies a cabeza, envuelta en una de las cortinas de la ventana del laboratorio, cuando el Profesor Rutherford la había llevado— aún envuelta— y prácticamente la lanzó en la competición.

 

Luego, a pesar de cometer el gran error de desmayarse durante su entrevista, había sido escogida como una de los Sabios. En el momento, sintió que su estómago iba a explotar por la presión. Aun así, había dos personas en el mundo a las que de verdad quería informarles de su selección.

La primera era su madre adoptiva y el segundo su único amigo.

 

Fue gracias a ese amigo que Monica había podido aprender magia sin recitar y dio lo mejor en Minerva. Al momento, pensó que era su deber contarle. Había estado alejada de él por un tiempo, pero sabía que si le contaba que se había convertido en un Sabio, él la alabaría. Y luego…

 

[Hey, Lady Norton. Estás por chocar con un muro…] Escuchando una voz desde arriba, Monica se agitó.

 

Esta era la Academia Serendia, no Minerva, y se hacía llamar Monica Norton como cubierta para infiltrarse en la escuela y proteger al segundo príncipe.

 

Y ahora que Monica había sido seleccionada como un representante para la competición de ajedrez, ella y Elliott habían terminado el papeleo en el almacén, iban de camino a dar su reporte al consejo estudiantil.

 

[Lo siento…] Susurró una disculpa, viendo a Elliott, quien estaba caminando a su par.

 

Elliott la miró, exasperado. Claramente estaba deprimida. [Has sido escogida como uno de los cuatro jugadores, pero no parece que estés un poco feliz por ello.]

 

Monica no dijo nada en respuesta, y eventualmente, Elliott se detuvo frente al salón de consejo estudiantil.

 

[Bueno, lo que sea que sientas por ello, aún se lo reportamos al príncipe.]

 

[Ooff… Bien…]

 

Reportar el asunto a Felix era otra cosa con la que Monica se sentía mal. Ella y Elliott recibirían un entrenamiento especial para la competición cada oportunidad que tuvieran— incluyendo descansos y después de la escuela. Naturalmente, significaba que su trabajo como miembros del consejo estudiantil quedaría en pausa.

 

Voy a causarle más problemas a Lord Cyril… Había estado pensando en cómo todos los demás siempre la estaban ayudando y preguntándose si podía hacer algo por ellos en cambio— y ahora esto. Bajó su cabeza, la situación, pesaba en su mente.

 

En tanto, Elliott abrió la puerta. Felix y Cyril estaban adentro revisando papelería, pero Bridget y Neil estaban ausentes, probablemente llevando otras tareas.

 

Felix levantó la mirada de los documentos, moviendo su mirada entre Monica y Elliott. Sonrió.

 

[Me enteré de la competición de ajedrez. No puedo estar más feliz por tener a dos miembros del consejo estudiantil participando otra vez este año. Esperaré sus mejores resultados como representantes de la academia. Y hasta entonces, reduciré su carga del consejo.]

 

Monica le lanzó una mirada a Cyril. Tenía sus brazos cruzados y sus ojos fruncidos en su usual rígida mirada mientras miraba a los recién llegados.

 

Espero que no esté pensando que todo esto es… un fastidio…

 

Monica se recompuso, inconsciente empuñando sus manos, y luchando por expresar sus siguientes palabras.

 

[Um, Su Alteza Real, Lord Cyril… Puedo llevar mi trabajo a mi dormitorio, así que—] Insistió.

 

[Es ridículo.] Cyril interrumpió, parándola de golpe. Sus hombros saltaron, y Cyril continuó, altanero como siempre. [Nuestra gran Academia Serendia celebra la competición de ajedrez. El resto del consejo estudiantil estará presente en el evento también, atendiendo otros asuntos. Necesitas concentrarte en el ajedrez, para que no avergüences más al príncipe.]

 

Elliott asintió en acuerdo. [Eso es.] Dijo. [Además, si decides tomar todo ese trabajo extra, tendré que hacer lo mismo, idiota.]

 

[¡P-Pero…!] Monica balbuceó, agitada.

 

[Lady Norton.] Felix dijo en una gentil voz. [Estuve en la competición de ajedrez el año pasado.]

 

[¿Usted… lo estuvo?]

 

[Sí. Y el resto del consejo estudiantil me ayudó con mi trabajo. ¿Así que me permitirás ayudarlos a ambos este año?]

 

A pesar de la selección de Monica, Felix y Cyril estaban actuando de la misma manera.

 

No parecía que la encontraran molesta o envidiarla por ello.

 

Relajó sus puños y se reverenció ante ambos.

 

[Gracias.]

 

Fue solo una palabra, pero salió sorpresivamente fácil. Sintió un poco de orgullo por haber sido capaz de expresar apropiadamente su agradecimiento sin trabarse.

 

[De nada.] Respondió Felix, dándole una leve sonrisa malévola. [Pero trata de no exigirte de más. Eres dada a dejar de dormir.]

 

[Oof…]

 

Es cierto, desde el primer día que aprendió las reglas, había estado prestando libro de ajedrez de la biblioteca y comiendo en su hora de dormir para leerlos. En especial estos días— ha estado teniendo episodios de insomnio luego del incidente de Casey y había estado encerrándose en su ático, usando el ajedrez para distraerse.

 

No tenía un tablero de ajedrez propio, así que dibujó cuadros en un pedazo de papel y usó pedazos de madera y pequeñas piedras como piezas. Jugaba ajedrez consigo misma, y antes de saberlo, la mañana llegaba. Había pasado varias vecesa ya, y evidentemente, Felix había notado su falta de sueño.

 

Mientras Monica jugaba con sus dedos, Elliott miró a Cyril, pareciendo recordar algo. Sus labios formaron una oscura sonrisa.

 

[Ahora que lo pienso, creo recordar a alguien enojarse mucho por perder ante mí en ajedrez que se desvivió estudiando, luego se desmayó durante nuestra partida. ¿No te suena eso, Cyril?]

 

[Tengo una reunión con el director de departamento, así que me iré temprano.] El vicepresidente dijo, su rostro se arrugó mientras se daba la vuelta y rápidamente dejaba el salón del consejo.

 

[Elliott no deberías burlarte mucho de Cyril.] Felix intervino. [Se toma las cosas a pecho.]

 

Elliott se agitó. Una forzada sonrisa se formó en el rostro de Felix; el otro chico claramente no tenía intención de arreglar su comportamiento.

 

[Como sea, de tu punto de vista, ¿qué tan hábil es nuestra ardillita?]

 

[Es una bestia.] Respondió. [Solo hemos jugado un par de veces, pero ya me ha llevado a un punto muerto.]

 

[¿En serio?] Felix respondió, luciendo un poco sorprendido. Se levantó de su silla y tomó un tablero de ajedrez y algunas piezas del estante. Luego se movió a la mesa de recepción, coloco todo y miró a Monica. [¿Quieres probar jugar contra mí? Si vas a estar en una competición, no hará mal ver cómo te emparejas con una variedad de oponentes.]

 

[¡N-No!] Gritó. [Nunca podré intervenir en su trabajo así…]

 

[De momento, solo estoy esperando una respuesta de director del departamento, así que no hay nada que tenga que hacer.] Explicó. [Veamos… Si me vences, te concederé un deseo.]

 

Los ojos de Monica se abrieron a la propuesta. Usualmente café oscuro, ahora brotaban con luz, brillando del color del verde césped.

 

[¿Puede ser… lo que sea?]

 

[Claro.]

 

Monica tenía algo que quería pedirle a Felix. Había sido demasiado difícil para ella decírselo antes, pero esta era la oportunidad perfecta.

 

Con un aire determinado, tomó asiento frente a él.

 

[¡G-Gracias!] Dijo, bastante entusiasmada. ¡No puedo perder esta partida! Pensó.

 

Mientras, Felix la observe con una mirada de leve alegría.

 

Mientras se enfrentaba a Monica, el corazón de Felix estaba saltando con emoción.

 

En general, Monica nunca pedía nada. Ella se agitaba solo por pedir prestado una pluma. ¡Pero ahora quería algo de él!

 

Felix estaba extremadamente interesado en lo que la ardillita quería pedirle. Había estado esforzándose respecto a su trabajo en las clases y el consejo, así que si quería algo, estaría encantado de dárselo como recompensa.

 

La vista de ella y Cyril bebiendo chocolate hace poco pasó por su mente. Felix tenía el sentimiento que su ardilla favorita se había apegado mucho a Cyril recientemente. De hecho, ahora lo llamaba “Lord Cyril” en lugar de “Lord Ashely.” Aunque a él lo seguía llamando “Su Alteza Real” y “señor.”

 

Básicamente, había estado de malhumor porque su mascota favorita se acercó a alguien más.

 

¿Qué podría una chica como ella querer…? ¿Un libro de matemáticas o algo más quizás? En ese caso, presentarle el más raro que podría encontrar y atestiguar su asombro sonaba a gran diversión.

 

Mientras lo planeaba, movió sus piezas. Hábilmente, quería perder sin ser obvio. Con la estoica ofensiva de Monica, el juego terminó fácilmente en menos de una hora. En esencia porque Felix estaba conteniéndose— pero mayormente por la forma en que lo atacó había sido algo sin piedad. Se encontraba aceptando la evaluación de Elliott de ella como “bestia.”

 

[Es… jaque mate.] Monica declaró, suspirando. La impasible expresión que había tenido durante el juego desapareció de su usual mirada inocente.

 

Quizás me contuve mucho… Felix pensó. Bueno, como sea. Planeaba perder igual.

 

Mientras pensaba, Elliott— quien había estado observando la abrumadora partida unilateral— tomó una fuerte apariencia y miró a Monica.

 

[Finalmente lo descubrí.] Dijo. [Lady Norton, te estabas conteniendo en la partida contra mí esta tarde, ¿verdad?]

 

Monica lo miró en confusión y agitó su cabeza. [¡N-No, no! ¡Yo, um, no me contuve nada!] Gritó, desesperada por tratar de negarlo— antes de autodestruirse al insistir. [¡Di lo mejor para conseguir ese punto muerto!]

 

[¡Lo sabía!] Elliott gruñó en voz baja con enojo. [¡Estabas buscando un empate desde el principio! Sabes que usualmente a eso se le llama “contenerse,” ¿verdad?] Pellizco las mejillas de Monica. Para alguien sin mucha carne en sus huesos, su piel era inusualmente elástica.

 

Sollozando con su boca medio abierta, Monica trato de poner excusas. [Quería probar patrones que llevarían a un punto muerto…] Ella dijo.

 

[Así que me usaste como una rata de laboratorio.] Elliott respondió. [No me gusta nada. Te lo voy a decir y haré que cambie posición conmigo.]

 

[¡Noooo!] Ella lloró. [¡Yo lo shiento!]

 

Elliott pellizco su mejilla derecha mientras lloraba, recordando al príncipe de un cierto bribón de su niñez. El chico pretendía mucho actuar como un noble lo más posible, pero Felix sabía que había sido todo un mocoso hace mucho tiempo.

Qué energético par, pensó, poniendo una sonrisa amarga en la forma que Elliott estaba disfrutando a pesar de su enojo.

 

[Está bien, es suficiente. Suelta a la niña.] Intervino. [De lo contrario, las mejillas de la ardillita van a quedarse así.]

 

Sin ganas, Elliott quitó su mano del rostro de Monica. Resopló y acarició el punto rojo en su lado izquierdo.

 

[Como sea…] El príncipe continuó. [¿Qué es lo que querías pedirme?]

 

[Puede… ser lo que sea, ¿cierto?]

 

[Sí, claro.] Felix asintió generosamente.

 

El rostro de Monica adquirió una desconocida expresión filosa. Empuñó sus manos otra vez.

 

[¡¡Yo quiero que… deje de llamarme ardillita!!]

 

[…]

 

Manteniendo su calmada y gentil sonrisa, Felix en silencio se estiró y pellizco la mejilla izquierda de Monica.

 

[¡¿P-Por quéeee?!] Ella gritó.

 

[Wow, son elásticas.] Remarcó. [Mm. No creo que pueda acostumbrarme a eso.]

 

[¡Poppfiittt!]

 

[Oh. Mis disculpas, Monica.] Felix retiró su mano. Sollozando miserablemente, ella acarició sus mejillas y lo miró con los ojos más abiertos que había visto.

[T-Tú… ¿Huh? Justo ahora…] Balbuceó.

 

[¿Sí? ¿Qué pasa, Monica?] Felix dijo, sonriendo.

 

Monica se palideció por todas partes excepto sus rojas mejillas, como si fuera un truco de magia. Luego, con sus manos aun cubriéndolas, empezó a agitarse.

 

[U-Ummm…] Empezó. [Quizás, err, ¿podría llamarme Lady Norton o Contadora Norton, um, como a todos los demás…?]

 

[Tu petición fue que dejara de llamarte ardillita, ¿cierto?] Respondió sin más. [No recuerdo que especificaras cómo querías ser tratada.]

 

Al final, Monica dejo de moverse.

 

Felix no tenía forma de saber esto, pero la mente de Monica ahora estaba llena con la arrogante risa del Mago Barrera Louis Miller.

 

[Ha-ha-ha.] Rió. [Esto es lo que pasa cuando fracasas en definir tus términos, mi compañera Sabio.]

 

Mientras lágrimas bajaban de los ojos de Monica, reflexionaba en cómo era el perfecto ejemplo de ganar una batalla sin perder la guerra.

 

✽✽✽✽✽

 

Benjamin Mording, el segundo estudiante en el equipo de ajedrez de la Academia Serendia, estaba en tercer año en el curso avanzado y el hijo de un músico de la corte. Había estudiado música desde una edad muy temprana, actuando, componiendo, y haciendo todo lo que se le interpone. Al parecer, ya había ganado fans de la alta sociedad. Benjamin tenía el cabello color lino cortado hasta su mandíbula, y su apariencia era delicada y frágil.

 

Sí, frágil. Él era un hombre frágil.

 

[¡El ajedrez es música! ¡Los registros de las partidas de ajedrez son notas musicales! ¡Mirar a los registros de una persona, jugar una sola partida con ellos y verás la música de su juego! ¡Mientras algunos irán por ti con feroces ataques— fuerte, fuerte y recontra fuerte! ¡Otros juegan con la dignidad clásica, formidable y calmada! ¡El ajedrez de Elliott es como una marcha! ¡Una melodía como un desfile de soldados bien entrenados, teniendo belleza y fuerza en su forma regular! ¡Sí, solo escucha, y lo oirás! ¡Los grandes cuernos señalando el comienzo de las hostilidades! ¡El valiente chasquido de las pesuñas de caballería por el suelo!]

 

Monica se preguntó cuando Benjamin tenía tiempo para respirar mientras daba este sobresaliente discurso con la cara roja. Elliott parado a su par con una cara de cansancio.

 

[Él es… también algo de artista.] Su compañero explicó. [Una vez empieza, no hay quién lo pare.]

 

[O-Oh.] Dijo.

 

[Lo mejor es ignorarlo.]

 

No estaba claro si Benjamin los había escuchado o no. Su delgado y delicado dedo danzaba por el aire como un bastón de director mientras miraba el tablero de ajedrez con emoción. Las piezas en él mostraban la conclusión de la partida que había jugado con Monica.

 

[¡Lady Norton, tu ajedrez es como un traje perfecto para una orquesta! ¡Una partitura sin adornos innecesarios, cada nota desde su preludio al final se construyó cuidadosamente usando precisos cálculos! ¡Una gran y sublime melodía, cada armonía tocada por cada instrumento a la perfección—una compilación de las almas de los músicos! ¡Me atrevería a decir que esta milagrosa partitura fue concedida a nosotros por el dios de la música! Lo que quiero decir es que…]

 

Benjamin se giró a Monica, posando sus manos en sus hombros mientras continuaba.

 

[Deberías ser nuestro tercer jugador— el ancla de nuestro equipo. Trabaja duro.]

 

[Concuerdo.] Elliott dijo en respuesta.

 


Monica enterró su rostro en sus manos, retorciéndose en el suelo y sollozando. [Yo— ¡Yo… no puedo hacerlo!]

 

Como parte del programa especial de entrenamiento para la competición, Monica se había enfrentado contra Benjamin Mording, el segundo jugador de su equipo, por primera vez.

 

Fue un oponente poderoso y pudo ver por qué había sido escogido como uno de los representantes de su escuela. Elliott le había advertido no ir por el punto muerto, así que no lanzó ataques y sacó una victoria al final.

 

El resultado de su victoria había sido ese apasionado discurso.

 

[Soy el más débil de los tres.] Benjamin dijo, casi como si no le importara en lo más mínimo. [¡Es natural que deba jugar de primero!]

 

Monica agitó su cabeza. [¡No es cierto!] Insistió. [¡Soy la jugadora más nueva, así que…!]

 

[No importa si eres un novato o veterano…] Dijo. [Aquel con la mejor habilidad juega primero. ¡Y esto no es solo adulación o modestia de mi parte! ¡Mi familia tiene un lema— las mentiras pueden funcionar en los recolectores y amantes, pero nunca en la música o ajedrez!]

 

No le parecía a Monica como un lema familiar que alguien quisiera sacar a flote. Buscó a Elliott por ayuda, pero solo se encogió.

 

Claramente no captó la molestia de Elliott, Benjamin siguió ondeando su dedo y haciendo gestos.

 

[Escucha bien, Lady Norton. Mi ajedrez tiene la versatilidad de la misma música. En momentos es fuerte, en otros es desgarrador. ¡Y en otros puede ser leve y feliz, grave y seria, o grande y majestuoso! ¡Puedo reproducir cualquier estilo musical con mi ajedrez a voluntad— pero eso no me hace talentoso!]

 

[Um, creo que eres bastante talentoso…] Monica dijo.

 

[Puedo ser algo Fuerte, más que talentoso, un poco mejor que el promedio. Pero sé que no sobresalgo ante mis compañeros. Tu habilidad, sin embargo, lo hace. Si no eres nuestra ancla, entonces te pregunto— ¡¿Quién lo será?!]

 

Elliott asintió en firme acuerdo.

 

¡Oh no! Monica pensó. ¡En serio me hará jugar la última partida a este paso! Desesperada se aferró a ellos y rogó.

 

[Por favor. Por favor, yo… ya estoy asustada de solo jugar como el primer jugador. Si me… hacen el ancla, yo… yo…]

 

Vertiginosos recuerdos de su pasado volvieron. La entrevista donde se había hiperventilado. El ensayo para la ceremonia en el que había vaciado el contenido de su estómago en todo el lugar. Fácilmente pudo ver la historia repitiéndose al momento que la hicieron su ancla.

 

Mientras sollozaba y lloraba, Elliott puso un dedo en su mentón y frunció sus ojos caídos. [Digo, ya hemos enviado la orden a Mr Boyd. Sería un fastidio cambiarlo ahora, así que… quizás nos quedaremos con lo que le dimos y me quedaré como el ancla.] Se veía deprimido mientras jugaba con su flequillo. [Hay muchas expectativas en nosotros este año, sabes. La Academia Serendia arrasó absolutamente la competición del año pasado.]

 

Monica de pronto recordó algo que Felix había dicho. Estaba alegre que dos personas del consejo estudiantil fueran escogidas otra vez— y sabía que había estado en el equipo el ano anterior. Es decir, alguien más que Felix del consejo estudiantil había participado el año pasado.

 

[Um.] Dijo. [¿Quién del consejo estudiantil compitió el año pasado?]

 

[El príncipe y el oficial Maywood.] Elliott respondió. [El primero fue el segundo y el último fue nuestra ancla.]

 

[¿Huh…?] Los ojos de Monica se agrandaron.

 

En general, con competiciones como estas, el ancla era el más habilidoso. Pensó que Seguro sería Felix, pero al parecer, había sido Neil— el miembro del consejo que se veía el menos indicado para el papel.

 

[¿Sabes por qué el Oficial Maywood es tan considerado? Como, siempre sabe exactamente lo que queremos que él haga.]

 

[S-Sí.]

 

[Él puede hacer lo opuesto en ajedrez. Sin piedad, te atacará justo donde menos lo quieres… Es atemorizante.]

 

Tuvo problemas imaginando a un chico gentil como Neil aplasta los planes de su oponente solo así. Mientras lo intentaba, todo en lo que podía pensar era su cálida sonrisa.

 

Benjamin movió su dedo como un bastón otra vez e intervino. [El ajedrez de Maywood es como un técnico improvisador extremo. ¡Predice los movimientos de sus oponentes, luego sale con el perfecto contraataque! ¡Es verdaderamente maravilloso!]

 

[Umm… ¿Cómo es el ajedrez del príncipe?] Monica preguntó con calma, recordando su partida contra él. Lo había vencido, pero no parecía que él lo había tomado muy en serio— o quizás era su estilo nunca permitir ver en lo que estaba pensando.

 

Los valores de Elliott podían verse en la forma en la que jugaba de vez en vez, pero el estilo de Felix lo ocultó. Para ser honestos, sintió que él había sido indulgente con ella. Fue por eso que Monica estaba interesada en lo que Benjamin sentía con ello.

 

Benjamin puso una mano en su mejilla y cerró sus ojos. [Es increíblemente difícil extraer un estilo musical de ajedrez del príncipe. Pero si tuviera que decirlo… Puede ser similar al tuyo, Lady Norton.]

 

[¿Huh…?] Monica dijo, sus ojos se abrieron en una mirada de sorpresa.

 

Benjamin levantó el dedo que estaba usando como bastón sobre su cabeza, luego lo detuvo allí— antes de bajarlo como una navaja de guillotina.

 

[Preciso, sin perder nada… Usará cualquier medio necesario a su disposición para tomar al rey.]

 

✽✽✽✽✽

 

[Monica, ¿quieres ir de compras este finde?]

 

Con solo dos días restantes hasta la competición de ajedrez, Lana propuso una salida a Monica durante su almuerzo. Al parecer, quería comprar unas cosas para el festival escolar.

 

Monica agitó su cabeza mientras mordía su pan. [Yo… lo siento. Tengo, um, algo que hacer ese día…]

 

[La competición de ajedrez…] Claudia murmuro, provocando que Monica se atragantara.

 

Lana la miró con una gran mirada. [¿El consejo estudiantil está ocupado incluso en el día de la competición de ajedrez?]

 

[Um, bueno, sí, pero… yo, u-um—] Monica balbuceó.

 

Claudia habló otra vez del asiento a su par. [Uno de los jugadores. En nuestro primer lugar.]

 

Monica vio a Claudia con lágrimas en sus ojos, luchando por comer. La racha ganadora de la Academia Serendia dependería en la competición de ajedrez de este año y todos los estudiantes lo observaban de cerca. Lana, sin embargo, estaba ocupada ya sea con el festival escolar o solo no tenía mucho interés en el ajedrez. Parecía que ni siquiera se había enterado de Monica siendo escogida para el equipo. Monica no dijo nada al respecto tampoco.

 

[¡Espera, Monica, ¿te escogieron para el equipo?!]

 

[Yo supongo…]

 

Monica encontraba muy difícil hablar con las personas acerca de ser seleccionada como representante solo así.

 

Sería mejor que te fueras a vivir a una cabaña montañesa en algún lugar lejos de todos los demás. Fuerte palabras de un recuerdo distante aparecieron en su mente. Recordó los ojos fríos de alguien que una vez había considerado su amigo. Fue suficiente para casi aplastar su corazón.

 

Pero Lana se paró con estruendo, se recostó y exclamó. [¡Eso es increíble!]

 

Monica la miró, sorprendida.

 

Emocionada, Lana habló de prisa. [¡Oh, Monica, ¿por qué siempre te guardas cosas como esta?! Puedo ir para darte porras, ¿cierto?]

 

[¿Incluso si no sabes las reglas del ajedrez?] Claudia señaló.

 

Lana la miró con el ceño fruncido. [Conozco las reglas. Um... m-me gustan los nombres de las piezas.]

 

[¿Y crees que entiendes el juego solo por eso? Casi ni me creo que seas seria con esto.]

 

[¡Oh, y a quién le importa igual!] Sus mejillas enrojecidas de la vergüenza, Lana miró a Monica, cuya boca estaba que se abría y cerraba, incapaz de formar una respuesta.

 

A pesar de enterarse de la selección de Monica, Lana no la había visto a mal. Tampoco a Felix o Cyril. Monica presionó una mano en su pecho, tratando de calmar su latiente corazón.

 

[Sí. Me… encantaría.] Dijo.

 

[Ten cuidado con lo que dices… La tonta es capaz de empezar a gritarte porras desde las bancas sin siquiera saber las reglas.] Claudia remarcó.

 

[¡Ni lo haría!] Lana respondió antes de pronto recordar algo y darse la vuelta a la sombría mujer.

 

[Espera, ¿no formaste parte de la competición el año pasado? Y los otros dos estaban el consejo estudiantil…]

 

[Me sorprende que lo recuerdes.] Claudia dijo, su hermoso rostro envuelto en una expresión de amargura, como alguien que acaba de recordar un error pasado.

 

Monica recordó el rostro de la chica apagado antes cuando el ajedrez salió a tema durante su discusión de los electivos.

 

[Lady Claudia, ¿formó parte de la competición de ajedrez?]

 

[Sí.] Claudia respondió. [Y me arrepiento en poner tanto empeño. Neil quería que ambos diéramos lo mejor, así que lo hice… Qué error.]

 

Claudia Ashley tenía una gran capacidad mental, pero sí que odiaba cuando aquellos a su alrededor dependían de ella. Debido a eso, emanaba un aura de negatividad que mantiene a otros lejos, sin molestarse en ocultar su actitud de alguien más que Neil. Probablemente había jugado en el concurso del año pasado debido a que Neil estuvo allí.

 

Me preguntó qué tipo de ajedrez Lady Claudia juega, Monica se preguntó. Dudo que acceda a una partida si se lo pido, pero… estoy algo interesada. Elliott había mencionado que la Academia Serendia ganó por gran margen el año anterior, así que Claudio debió haber sido una fuerza a tomarse en cuenta. Le preguntaré a Elliott o Benjamin por ella.

 

Lana, recordando algo más, dijo. [Hey, ¿están compitiendo las mismas escuelas de la vez pasada?]

 

¿Huh…? Monica sintió la sangre salir de su cuerpo.

 

¡Qué estúpida había sido! Hasta este momento, nunca había pensado en las escuelas con las que se enfrentarían en la competición de ajedrez. Se habría dado cuenta de inmediato cuando escuchó que se suponía que sería una batalla entre escuelas elite.

 

Las tres escuelas elites del Reino de Ridill eran la Academia Serendia, hecha para los hijos de nobles; la Universidad, una escuela de ley bajo la jurisdicción del Templo; y la más gran institución para magos aspirantes en el territorio, Minerva— la misma escuela que Monica una vez había asistido.

 

Hubo un sonido fuerte de golpeteos. Había dejado caer el tenedor de su mano.

 

[¿Monica?] Lana dijo.

 

[Oh… Yo… lo siento.]

 

Agitada, se paró de su silla y trató de recoger el tenedor. Pero sus dedos estaban agitándose demasiado para tomarlo apropiadamente— se deslizaba de su mano cuando lo intentaba y caía al suelo.

 

Monica se había saltado un año y graduado de Minerva una vez se convirtió en un Sabio, pero muchos de sus compañeros seguirían inscritos.

 

 

Estará bien, se dijo a sí misma. Estoy segura que… que ninguno de ellos me recuerda.

 

Luego de aprender magia sin cántico, se había encerrado en un laboratorio de investigación por el resto de su tiempo allí, sin formar parte en ninguna conferencia o presentación de investigaciones. Dudaba más que una o dos personas aún recordasen su rostro. Estará bien. Estará bien. Estará bien…

 

Pero a pesar de su repetida insistencia, su cuerpo no dejaba de agitarse. Los enojados ojos de chico que creía era su amigo llegaban a ella.

 

No eres mi amiga.

 

Su garganta se abrió mientras un pequeño chillido salía de sus labios.

 

Sintió que venir a la Academia Serendia le permitiría mirar al futuro, aunque un poco. Pero la fría voz de sus recuerdos removía las raíces de su creciente confianza.

Olvidando cómo respirar apropiadamente, empezó a temblar, respiraciones pausadas. Se estaba hiperventilando. Entrando en pánico, llevo sus manos a su garganta.

 

[¡¿Monica?!]

 

Lana, notando algo mal, saltó de su asiento y se arrodillo al costado de su amiga.

 

No puedo… molestar a Lana con esto… Monica pensó, temblando y moviendo sus labios.

 

[Yo… estoy bien. No… es nada…]

 

[¡Claramente no es nada!] Lana dijo, frunciendo el ceño.

 

Claudia murmuró. [¿Conoces a alguien de la Universidad o Minerva?]

 

[¡…!]

 

[Por lo que parece, así es.] Dijo. [Y es alguien que no te agrada, ¿hmm?]

 

Aun apretando su pecho, Monica gitó su cabeza. No, pensó. Está mal. No es la culpa de Barnie. Estoy segura fue mi culpa. Hice algo mal. No puedo odiarlo cuando yo soy la culpable de todo.

 

Cada vez que ese rostro familiar pasaba por su mente, se criticaba otra vez. Sentía que él nunca la perdonaría si no lo hacía. Lo siento, lo siento… Perdón por salir de mi cabaña montañesa… No se supone que esté con personas. ¡Quizás solo debí haberme quedado haciendo lo que Barnie dijo…!

 

[Monica.] Lana dijo firmemente, poniendo una mano en el hombro de su amiga. Monica lentamente la miró, y el rostro de Lana era uno de resolución. [La mañana de la competición de ajedrez, levántate un poco más temprano y ven a mi cuarto.]

 

[¿…?]

[Prométemelo.] Dijo con más firmeza.

 

La personalidad de Monica no le permitiría hacer algo más que asistir, y así lo hizo, aunque un poco renuente.

 

[No lo olvides.] Lana dijo otra vez, asegurándose que Monica la escuchara.


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