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Capítulo 4: Nostálgicos Compañeros


El pesado silencio produjo una inexplicable presión.

El vacío los desconectó del mundo exterior. A pesar de ser parte de los juegos, los tumultuosos aplausos y comentarios de la nada se sintieron distantes.

En un rincón de la academia donde no se podía ver a nadie más que a Glen, Lumia y los guardias que los rodeaban—

[¿Y-Yo... planeé asesinar a Su Majestad...? ¿Ejecución…?]

Los hombros de Lumia temblaron del shock.

[Tenemos toda la evidencia que necesitamos, basura criminal. No tienes chance de un perdón y expiación. Entrégate ahora y se cortada por mi espada.]

Le dijo el capitán a la temblorosa chica.

La espada desenvainada brillaba con una luz siniestra y con intención asesina.

No era broma, ni en lo más mínimo.

[Recomiendo que no te resistas. Si te declaras culpable de tu crimen y aceptas el castigo, le permitiré que tenga una muerte indolora. Te garantizo que la pondré fin a tu vida enseguida.]

Lumia sudar frío. Ella agachó su cabeza sin decir palabra, su rostro pálido por la conmoción y el miedo.

El capitán luego le habló a Glen, quien se movió para proteger a Lumia.

[Y tú, esa chica es un criminal. Si insistes en protegerla, entonces no me queda más remedio que castigarte por el crimen de traición en contra del Imperio. Ahora, entrega a la chica.]

[...Si esto es una broma, entonces es de mal gusto.]

Glen levantó la voz para amedrentar a los soldados y los vio.

[¿Lumia está intentando asesinar a la Emperatriz? No me hagas reír. Si hablas en serio, muéstreme alguna prueba, ¿quieres?]

[No tenemos la obligación de divulgar evidencia a externos. Este es un problema altamente político que ciudadanos comunes como tú no necesitan saber.]

Enfrentado a la actitud opresiva del soldado, Glen se exasperó y reaccionó bruscamente.

[¡No me jodas! ¡¿Estás diciendo que vas a castigarla sin un juicio?! ¡¿Estás demente?! ¿Desde cuándo el Imperio se redujo a un grupo de salvajes bárbaros? ¡Qué tal si te leo los estatus imperiales desde el inicio, estúpido retrasado!]

[Campesino insolente, tú eres el que necesita leerlo. Su Majestad la Emperatriz es la máxima autoridad de la nación. Sus palabras están por encima de la ley y son de máxima prioridad.]

[¡¿Eh?! ¡Para que sepas, no me interesa llegar a un debate contigo de cómo funciona la ley!]

[Hmpf, lo mismo para mí. No sé de qué tipo de lugar sucio saliste, pero si planeas continuar defendiendo a ésta mequetrefe, entonces tendré que castigarlos a ambos.]

[¿Qué diablos? ¿Te has vuelto loco o qué?]

[En todo caso, tu grosera forma de hablar en mi contra, un leal súbdito de Su Majestad la Emperatriz, no es diferente a insultar a Su Majestad. Creo que hecho lo justo para el caso de Lèse-majesté.]

[¡Deja esa mierda conmigo…!]

Ya que la cosa estaba que se calentaba y ambos se negaban a retroceder, la atmósfera se volvió más hostil.

La primera persona que intentó calmar la situación fue Lumia.

[¡Por favor espere, sensei!]

Habiendo tomado su decisión, Lumia gritó.

[...Haré lo que diga.]

Lumia lo dijo, mientras estrechaba sus temblorosas manos frente a su pecho.

[¿…Huh? O-Oi...]

Glen, inquieto y perplejo, giró su cabeza hacia Lumia.

[Me temo que esta es la Emperatriz Rencorosa. Pensando en ello, la avergoncé con mi conducta irrespetuosa. Lo expiaré con mi vida, espero que puedan mostrar misericordia. Sensei no... ¡No está relacionado con nada de esto!]

[¡Idiota! Qué estás—]

Glen grito de rabia, pero...

[No puede, sensei.]

Sus protestas fueron silenciadas por Lumia, quien había tomado la iniciativa.

[Si sigue tratando de cubrirme, también se verá envuelto en mis problemas...]
[¡No! ¡Sabes que no es cierto! ¡¿Cómo las cosas estúpidas que dices pueden ser ciertas?! ¡Tiene que haber un malentendido! ¡¿O no?! ¿Y por qué lo aceptas…? ¡MALDITA SEA!]

Glen levantó un puño en una posición de pelea.

Reconociendo que tenía la intención de retenerlos, los guardias al instante fueron a Glen.

[¡-N-No lo haga, sensei! ¡Por favor déjelo!]

[¿Sensei...? ¿Oho? ¿Eres un instructor mágico de esta academia? Hmpf, resistirse es inútil, instructor. ¿Crees que puedes luchar nosotros cinco a la vez? ¿Sabes que todos somos expertos en batalla?]

[¿Huh? ¿Y qué? No lo sabremos hasta que lo intentemos, ¿verdad? ¿Y qué esperan, chicos? ¿Asustados?]

Glen parloteó y se burló de los guardias. Momento siguiente, las cinco espadas de plata fueron blandidas mientras cortaban el aire.

Para cuando Glen se dio cuenta, las cinco espadas volaron más rápido de lo que el ojo humano podía seguirlas contra su cuello y garganta por todas partes.

[...Mgh.]

Glen reprimió su voz.

El movimiento coordinado de los cinco soldados fue bien practicado, si no perfecto. Si la distancia entre ellos y Glen fuera más lejana, o si hubiera sido uno-a-uno, entonces sería una historia completamente diferente, pero la sincronía de sus ataques no había dejado espacio para siquiera intentar esquivar.

[Un engaño no funcionará. ¿Qué podrá hacer un mago a esta distancia? Además, estamos equipados con una armadura resistente a la magia. Contra nosotros, un ataque tri-elemental y hechizos de corrupción mental no funcionarán. Con eso dicho, ¿aún quieres pelear? ¿Estás solo con cinco de élite?]
Glen chasqueó su lengua con frustración.

No hay nada que pueda hacer a esta distancia y situación. Incluso si estoy dispuesto a morir, puedo acabar con uno o dos, pero el resto me quemaría vivo.

Así no podría salvar a Lumia.

[¿Y sabes que no solo somos nosotros cinco? Nos dividimos en grupos para poder buscar a esta chica, por lo que nuestras fuerzas totales ascienden a mucho más que esto. Incluso si sales bien librado ahora, ¿qué harías luego?]

[¿¡…!?]

[Retrocede ahora, mago. Esta es mi última advertencia.]

Sudando, Glen miró a los guardias a su alrededor como si buscara una apertura.

[Por favor sensei... Ya está bien, ahora está bien, así que por favor... Si sigue haciendo esto... incluso usted…]

Al suplicar Lumia, Glen finalmente se detuvo.

Los puños que antes estaban temblando ahora colgaban a su costado desganados, como si representaran su abatida voluntad.

Al ver que ya no se resistía, los soldados lentamente alejaron las espadas de Glen.

Ñ…Lo siento.]

[No necesita disculparse.]

Para Glen, que ahora estaba demacrado y herido, Lumia le sonrió.
[...Supongo que es un adiós.]

[Mm.]

[Paso tan rápido que no parece real.]

[...Mm.]

[Por favor cuide de Sisti.]

[...Déjame decirte esto.]

[Hey, sensei... En realidad, yo—]

[Es importante.]

Glen levantó su cabeza hacia Lumia, y con una expresión sincera, dijo.

[...Por lo menos, cierre sus ojos cuando llegue el momento. Si lo hace... entonces ya no habrá nada de qué temer.]

En el siguiente momento—

[¡¿Gah!?]

Un soldado golpeó por la nuca a Glen con la empuñadura de su espada.

Glen cayó de rodillas al suelo, donde permaneció en silencio e inmóvil.

[¿¡Ahhh!?Sensei! Q-Qué están—]

[Quédate tranquila, solo está inconsciente. Sería problemático si el mago se resistiera.]

Mientras Lumia se aferraba al abatido Glen, uno de los soldados agarró por el brazo a Lumia.

[¡Más importante, criminal, ven aquí! ¡Date prisa!]

Los otros soldados apuntaron sus espadas a Lumia mientras la jalaban.

[¡De acuerdo, está bien! ¡Ahora quédate quieta!]

Lumia fue llevada bajo un árbol, donde sus manos fueron atadas a su espalda. Con espadas presionando su cuello en cada dirección, era imposible moverse.

Luego, el capitán, que parecía ser el que llevaría a cabo la sentencia, alzó su espada de donde estaba Lumia.

[Relaja tu cuerpo y no te muevas. Si haces un movimiento repentino, eso solo extenderá tu sufrimiento.]

Por un momento, Lumia miró la punta de la espada con una mirada distante y vacía.

[…Bien.]

Ella respiro profundamente, siguiendo las palabras de despedida de Glen, cerrando sus ojos gentilmente.

Lumia Tinzel se había preparado para este día—

Se suponía que debí haber muerto hace tres años. Si mi existencia fuera pública, causaría un caos dentro y fuera del país. Para proteger este país, estaba destinada a ser asesinada sin que nadie lo supiera.

No fue nada especial. Entre las batallas de sucesión al trono, los conflictos entre las diversas facciones involucradas con la realeza, y los sacrificios que se harán para empoderar a la nación; hubo innumerables veces en que miembros de la realeza fueron asesinados por diferentes motivos. Simplemente solo soy una de esos muchos.

Sin embargo, aún vivo.

Alicia se apiadó de mí e hizo un camino donde podría seguir viviendo. Es claro que no tengo más opción que aceptar mi muerte, pero sigo viva, aquí y ahora. Vaya suerte la mía.

Entonces, Lumia se dio cuenta que la razón por la que vivió hasta este día no fue más que pura y simple suerte.

"Un día de esos por fin vendrá"... Ella solía pensar eso.

Aunque fue reducida a una simple plebeya, la existencia de Lumia dentro del Imperio de Alzano era una inestable bomba a punto de explotar. Ya que el deber de la Emperatriz era sostener a la nación, algún día su madre se vería obligada a tomar la decisión con respecto a ella... Así que siempre llevaba esa resolución en su corazón.

El repentino enunciado de su ejecución, probablemente solo fue... otro escenario el cual la llevaría a sus momentos finales.

Es por eso que incluso la misma Lumia se sentiría tan tranquila cuando el momento inevitable llegará.

Sin embargo, a pesar de eso—

[…Asusta, ¿no?]

Me preparé para esto, pero al final, la idea de morir todavía me asusta. No puedo dejar de temblar, mis latidos se aceleran, me duele el pecho, no puedo respirar, ni siquiera puedo pensar con claridad—

Más aún, Sisti me trató como a una verdadera hermana, sus padres que me trataron como a su hija real, mis compañeros con los que me llevo bien, y... Glen. Es triste que no tengo más que decirles adiós a todos de esta manera.

“Alguien sálveme”, ella pensó. “No quiero morir”.

Ella quería enroscarse y llorar.

Al fina ... todavía no quiero morir ...

Quiero que sensei me enseñe muchas cosas. Quiero que recuerde... cómo me salvó la vida hace tres años. Me queda mucho por hacer, mucho por hablar cosas con Sisti.

Y al final, solo una vez más, con mi madre, yo—

...Ahah, está bien...

Ella finalmente se había dado cuenta.

Al final... quiero verla una vez más...

Podía sentir las lágrimas correr por sus mejillas.

Glen tenía razón. Ya sabía lo que quería desde el inicio.

Si solo hubiera sido más honesta conmigo misma... ¿Por qué fue tan obstinada por aquel entonces...?

Sin embargo, era demasiado tarde. Demasiado tarde... para cualquier cosa.

…Adiós.

Lágrimas salían de sus ojos y bajaban por sus mejillas—

Luego de un flash—

Y con ello, un sonido parecido a una explosión resonó arriba de su cabeza.

[¿¡Ugyaaaaaahh—!?]

A cambio del ardiente dolor que marcaría su muerte, las orejas de Lumia fueron golpeadas por un chirrido.

[¿¡…!?]

Para su sorpresa, Lumia abrió sus ojos.

[U-AHHH. ¿¡…!? ¡Mis ojos, mis ojos—!]

[Ugh... N-No puedo ver... ¡No puedo ver nada...!]

Todo lo que Lumia vio fue a soldados que dejaron caer sus armas al piso con sus manos contra sus ojos mientras gritaban de dolor.

¿Qué? Lumia parpadeó y—

[¿Ver? Fue bueno que cerras tus ojos, ¿verdad?]

Con una expresión de agradecimiento en su rostro, Glen, se levantó en algún momento, y corrió hacia Lumia.

[Caray, eso duele... golpearme en la cabeza así de la nada. Bueno, al final no funcionó porque pensó que era un mago ordinario. Mi fuerte es el combate cerrado, así que un golpe como ese no funcionará en mí.]
Luego, él miró a los soldados que desesperados se vieron tren sí.

[Además, contra enemigos esos hechizos directos no funcionaran, puedes usar este tipo de método para lidiar con ellos.]

[S-Sensei... Q-Qué va…]

Ya que Lumia era incapaz de comprender el giro de eventos, Glen respondió con orgullo.

[Utilicé el hechizo [Flash de luz] y dejé que estallara arriba de sus cabezas.]

La magia negra [Flash de Luz]. Era un hechizo de autodefensa elemental que libera un intenso destello de luz para cegar al oponente. Por supuesto, no contenía ninguna fuerza letal, pero—

[Si lo usas bien, en realidad es bastante fuerte y... ¡Santo Dios!]

[Guah—]

[¿¡Ah!?]

Glen golpeó a los guardias en sus cuellos con una manopla, uno tras otro.

[¡B-Bastardo-! ¡Usar un método tan secreto...!]

El capitán que era el último hombre en pie recogió su espada caída y se puso en posición. Sin embargo, ya que no recupero del todo su visión, su cuerpo se balanceó hacia un lado.

[¡Pfft! "Estoy cubierto de equipos resistentes a la magia, por lo que los ataques de asalto triple y hechizos de perturbación mental no funcionarán", ¿eso dijiste? ¡Puhahaha, idiota! ¿Crees que esas son las únicas armas que tienen los magos? ¿Te tragaste los libros de la armada o qué? Tienes una fatal falta de experiencia en combate.]

[Guh, maldito seas. ¡Deberías de saber que un insulto a nosotros es un insulto a la Em-Gah, uf...]

Antes de que pudiera terminar, Glen lanzó un derechazo directo a la nariz del soldado.

[No voy a esperar a escucharte, idiota. Para cuando termines, es probable que recuperes tu visión...]

Glen miró con disgusto al guardia que fue plantado al suelo de un golpe.

[Ahora, déjame liberarte, Lumia.]

Glen sacó un pequeño cuchillo plegable y cortó las cuerdas que ataban las manos de Lumia.

[S-Sensei... qué hizo... atacaste a los guardias reales... ¿Por qué...?]

Luego de ser liberada, Lumia guardo silencio por un rato debido al shock. Sin embargo, después de comprender la gravedad de la situación, comenzó otra vez.

[Bien— erm, ¿cómo decirlo? ¡Mis manos y lengua se resbalaron! ¿Qué debería hacer?]

["¿Qué debería hacer?” ¿¡No pensó en ello antes!? ¡A este ritmo también será acusado de traición, sensei!]

[Ah, mm, erm... supongo que eso es muy malo.]

A pesar de su tono, la inconformidad en la expresión de Glen era obvia. De su frente goteaba sudor frío.

Al ver su expresión, uno podía decir que él no lo había considerado antes.

[¡Por favor, huya sensei! Si alguien lo ve aquí...]
[Está bien. Estoy seguro que hay algunas personas que con gusto hablaran con los guardias. Vamos a encontrarlos primero...]

[¡Los encontré—! ¡Aquí—!]

De repente, la voz de enojó de un tercero sonó por el área.

Mirando a la dirección, Glen vio a un nuevo grupo de soldados que se dirigían hacia ellos.

[¡M-Miren! ¡Nuestros compañeros fueron asesinados!]

[¡Maldita seas, escoria criminal! ¡Te juro que te rebanaré con mi espada!]

[¡Eliminaré los arrepentimientos de mis camaradas que cayeron en su deber!]

En el vigor y malentendido, los soldados estaban que explotaban de malicia. En ese punto, parecía que ya no había lugar para la negociación.

Cuando los soldados se acercaron con rapidez y desenvainaron sus espadas, la expresión de incomodidad de Glen parecía palida.

[Chicos, ¿sus madres no les enseñaron que deben dejar que las personas terminen lo que tienen que decir?]

[¿Q-Qué deberíamos hacer, sensei? Siendo así, usted—]

[No hay tiempo para 'deberías', solo tenemos que seguir—]

[¿¡Kyaa!?]

Glen levantó a Lumia como una princesa y corrió por las canaletas alrededor de la academia.

[<Lógica de los tres reinos • Las reglas del equilibrio • Disco de las leyes húndete hacia el costado>]

Cantando un hechizo de tres etapas, Glen dio un salto corriendo.

Entonces, con el poder que unas piernas humanas no podrían lograr, los dos volaron por el aire.

La magia negra [Control de Gravedad]. Por usar el hechizo que debilita los efectos de la gravedad, sus cuerpos fueron tan livianos como las plumas.

Lumia y Glen, saltaron la cerca y salieron de la academia.

Cancelando el hechizo y aterrizando en el suelo, Glen corrió como loco a la ciudad.

[¿¡S-Se escaparon!?]

[¡Tras ellos! ¡No dejen que esos rebeldes se escapen—!]

Gritos venían de atrás de  Glen, pero no tenía tiempo.

[¡Ah, vamos, maldita sea! ¿¡Por qué es una cosa tras otra hoy!? ¡Ya dije que odio trabajarrrr—! ¡WOOOOO! ¡Viva la vida de un encerrado—!]

En medio de un espectáculo donde muchos hombres lo perseguían sin cesar, los gritos de llanto y dolor del corazón de Glen resonaban a lo lejos.

En este mortal juego, Glen parecía haber encontrado su primera victoria al usar el terreno a su favor. Al llegar a una callejuela desierta, Glen confirmó que por fin había perdido a sus perseguidores y bajo a Lumia.

[Hah, hah... Vaya, todo esto resulto ser todo un fastidio...]

Glen recostó su espalda en la pared, y recuperaba su aliento mientras sudaba.

[Pues bien, qué haremos con esto...]

Cuando Glen recupero su aliento y consideró sus opciones, Lumia preguntó.

[Sensei... ¿por qué...?]

La expresión de Lumia no deshizo sus amargos sentimientos por el brusco giro de eventos.

Es probable que se lamentara mucho por involucrar a Glen.

[Comprende que de continuar esto, usted...]

[No, quiero decir, si te dejo sola, el Gato Blanco se va a regañar. Sus regaños me lastimarían y en serio que preferiría no hacerlo.]

A pesar de la situación, Glen seguía bromeando; incluso la misma Lumia se irritó por eso.

[¡No es el momento para bromear! Si no piensa seriamente sobre esto, lo asesinarán por traición a la nación, ¿sabe? ¡Sensei!]

[Mhm, eso sería malo, ¿no?... Me pregunto si saldré bien librado si uso mis logros del pasado... ¿Eso funcionaría...? Lo más probable es que no, ¿supongo...? Hmm...]

A pesar de la seria situación, la actitud de Glen era la misma de siempre. Su descaro y su sinvergüenza parecían no tener límites; podrías decir que su actitud era muy fresca.

Hasta el punto de hacerla sentir tonta por lidiar la situación con seriedad. Lumia solo podía suspirar.

[Hey, sensei. Tengo una pregunta, y contésteme con toda honestidad.]
Lumia preguntó. Fue como si hubiese dejado de intentar que Glen cambiara de idea.

[¿Qué pasa?]

[¿Por qué me salvó? Justo ahora, ¿sabe que se ha puesto en una posición peligrosa? No sería extraño si lo mataran. ¿Por qué fue tan lejos por mí…?]

Dependiendo de su razón, podía haber espacio para rogar misericordia por las circunstancias.

Así que Lumia estaba que Glen fuese capaz de responderle con honestidad—

[Ah-, ¿quién sabe? ¿Quizás me enamoré de ti o por el estilo? Ya sabes, ¿no es este el tipo de estupidez donde un hombre iría a los confines de la tierra por la mujer que ama? ¿No ha ocurrido mucho en toda la historia? Y de todos modos, ¿lo entiendes ahora? Si lo entiendes, calla. Tengo muchas cosas en qué pensar.]

[¡Sensei, por favor responda en serio!]

Lumia alzó la voz con agitación a Glen, al punto que no podía tomarlo en serio donde parecía ser el problema de alguien más.

Glen miró a Lumia, cuyos hombros temblaban de enojo mientras ella lo miraba directo a sus ojos con una expresión pesada. Luego, se rascó la cabeza torpemente y murmuró con una voz apagada.

[...Es porque lo prometí.]

[¿Lo prometió?]

Lumia siguió presionando, incapaz de entender la respuesta de Glen.

[No, no es nada]
Aunque se encogió, Glen había dicho “lo prometió”.

“¿Qué tipo de promesa fue? ¿A quién se lo prometió?" Lumia quería continuar, pero Glen le puso una mano en su cabeza y la palmeó, para evitar que continuara.

"Bueno, no te preocupes por eso. No lo hice por capricho, por lo que parece que soy un imprudente... Bueno, incluso si no fuera por capricho, podría haber sido imprudente para mí...]

[Sensei...]

[Todo está bien. La Emperatriz... No, tu madre nunca haría algo para castigarte sin un juicio. Para que se dé una orden de ejecución así... Tiene que haber algo detrás. Créeme.]

"¿Por qué estaba tan seguro?" Lumia no podía entender la confianza de Glen.

[La condición de nuestra victoria es bastante simple. Siempre podamos evitar a los guardias y llegar a la Emperatriz, ganamos. Una vez nos reunamos con ella, podrá resolver el malentendido.]

“¿Por qué era capaz de decirlo con seguridad?” Lumia todavía no podía entenderlo.

Sin embargo, cegado por las dudas de Lumia, Glen continuó con la lluvia de ideas.

[El problema es cómo vamos a llegar a ella, pero...]

La Emperatriz se encontraba en la academia mágica al norte de Fejiti. Ahora mismo, Glen y Lumia se encontraban en el área oeste. Es seguro que, a estas alturas, los guardias reales habrían bloqueado todas las puertas de la ciudad y empezado a recorrer toda la ciudad. Sin mencionar que, también habría guardias estacionarios alrededor de la Emperatriz para protegerla.

Incluso se apresuraban, era prácticamente imposible tener una audiencia con ella.

[¿…Huh? ¿Y ahora qué?]

Ahora que lo pensaba con calma, Glen no podía evitar sudar frío cuando se enfrentó a caminar la inevitable cuerda floja.

[¡Espera, no tenemos que reunirnos con ella directamente!]

Mientras hacía pucheros por su propia estupidez, Glen sacó la mitad de una gema de su bolsillo.

[Sensei, ¿qué es eso?]

[Es una herramienta mágica utilizada para comunicaciones a larga distancia. Si divides una gema en dos y le surtes magia, el sonido puede pasar de una piedra a otra y usarse como medio de comunicación. La otra la tiene Serika, y si la uso debería poder hablar con ella.]

Desde luego, Serika fue quien las hizo. Dada la habilidad de Glen, era imposible que él fabricara una herramienta mágica de alto nivel.

[Y de todos modos, Serika debe estar con la Emperatriz en el palco V.I.P. en este momento. Si hablamos con la Emperatriz por medio de Serika, con eso deberíamos ponerle fin a la persecución de la guardia real.]

Glen recitó el hechizo para activar la herramienta mágica de comunicación.

El sonido del metal resonaba de la gema.

Entonces—

[¿…Glen?]

Serika respondió de la gema.

[¡Ah Serika! ¡B-Bien, respondiste a la primera! ¡Me pregunta en qué diablos iba a hacer si hubieras hecho lo mismo de antes!]

[.........]

Por alguna razón, Serika permaneció en silencio. Es probable que no le gustara la forma de hablar de la otra persona.

[¿…Serika? Como sea. Hey, necesito ayuda ahora mismo. En realidad, me metí en un tipo de incidente problemático, y—]

Antes que Glen pudiera continuar—

[No puedo hacer nada.]

[¿¡—!?]

La respuesta inmediata vino de forma negativa, cuya intención no podía descubrirse.

[Oi, espera, ni siquiera he dicho nada—]

[Lo siento. No puedo decir nada, Glen]

[¿Hah? ¿Cuál es tu problema? ¡Hey, deja esa mierda, tonta! Estoy hablando en serio—]

Perdiendo su paciencia como esperarías, Glen comenzó a sacar sus quejas.

[Diré esto una vez más, ¿sí, Glen? No puedo hacer nada, y tampoco puedo decir nada.]

[¿¡—!?]

Glen finalmente notó que había algo raro en las palabras de Serika.
Por lo menos, parecía que esta secuencia de eventos no era un caso abierto y cerrado; por el contrario de sus expectativas.

[...Hey Serika, solo responde lo que puedas. ¿Sabes de la situación en la que estoy?]

[...Lo esencial.]

[¿Y no puedes hacer nada al respecto?]

[Mhm.]

[¿Estás con la Emperatriz?]

[...Mhm.]

[¿Qué pasó? ¿Por qué los guardias reales se enloquecieron?]

[.........]

La pregunta fue recibida con silencio.

[¿Por qué parece que la Emperatriz dio la orden de “Matar a Lumia”?]

[.........]

Esa pregunta también fue recibida con silencio.

Parece que esa era la parte donde “no podía decirlo”.

¿Qué es esta situación? ¿Qué diablos está pasando? Serika es el único mago de séptimo rango en el continente. ¿Qué pasó para que Serika sea restringida a este punto?
Maldita sea, no entiendo nada... ¿Qué demonios es esto...?

Glen mostró una expresión amarga mientras presionaba su mano en su cabeza.

[Déjame decirte una cosa, Glen. Eres el único.]

[¿Qué?]

[Eres el único que puede superar esta situación. Sí, el único.]

[¿Qué quieres decir con eso exactamente...?]

[Piensa en lo que digo Glen, y haz lo que puedas para estar ante la Emperatriz. Si puedes llegar aquí, puedo hacer algo con los guardias... Será riesgoso seguir hablando, así que cortaré la conexión.]

[¡O-Oi!]

Dejando atrás nada más que palabras ambiguas, Serika cortó la conexión.

Independiente a cuántas veces lancé el hechizo y activé la gema, no parece que Serika responda.

[Solo no lo entiendo... Incluso si me dices que vaya... ¿cómo diablos se supone que debo llegar hasta la Emperatriz solo? ¡Maldición!]

Todos y cada uno de los guardias reales estaban armados, pero ya que su deber principal era actuar como guardaespaldas, carecían de verdadera experiencia de combate. Además, la magia que usan se limita a ataques militares y hechizos de curación. Con la experiencia de Glen en su pasado como Mago de la Corte Imperial y la gran cantidad de hechizos que conocía, siempre que se dedicara a huir, se las arreglaría de alguna manera.

Sin embargo, el tratar de invadir un lugar era completamente diferente.
Con la diferencia de números, había mucha diferencia en potencial de combate.

Sin mencionar que el guardaespaldas que estaría más cerca de la Emperatriz era el comandante de la guardia real, Zeros. En la Santa Guerra de hace cuarenta años, había luchado a igual contra el general de los Caballeros de la Capilla de la Santa Elizareth, la 'Santa Espada” Johannes, e indiscutiblemente era un poderoso veterano. Sus habilidades no se pueden comparar con ninguno de sus compañeros.

No importa cómo lo piense, esto va más allá de lo que puedo hacer. Necesito aliados... sí al menos tuviera uno o dos aliados...

Al toparse con el muro de la frustración, fue entonces que Glen—

Sintió un escalofrío por su espalda. Fue un escalofrío mortal como si una espada de hielo le atravesara la espalda.

[¿¡—Instinto asesino!?]

La sensación es demasiado familiar que Glen giro hacia la fuente.

En la habitación del edificio había un par de chicos. El par sin duda miraban a Glen.

Glen reconoció la indumentaria y las figuras de los dos.

Los dos, que salieron de las profundidades de su mar de recuerdos, eran—

[¿¡Riel!? ¿Y también Albert? ¿Por qué están...? ¡No puede ser, ¿puede ser que los Magos de la Corte Imperial también se movilizaron?]

En el momento en que Glen notó su presencia—

Riel saltó del techo como una bala y corrió por las paredes de los edificios.

Al momento que tocó el suelo, comenzó a decir algo y presionó sus manos contra el suelo.

Entonces, chispas estallaron del suelo, en unos segundos salió de las manos de Riel una claymore en forma de cruz. A cambio, el pavimento de piedra bajo sus brazos desapareció.

Riel, que había hecho una arcilla de acero del pavimento de piedra, trepó la espada en su hombro y fue hacia Glen—

[¡Tch! ¡Tu combinación de alquimia especial de [Transformación de Fenotipo] y [Reordenamiento Elemental] para síntesis de armas de alta velocidad ya! ¡Y qué rapidez!]

Como es usual, no había tiempo para sorprenderse por su habilidad.

No había duda sobre ello; Justo ahora, Riel y Albert – antiguos camaradas de Glen – eran enemigos. Al igual que la guardia real, habían venido a cazarlos.

Una sensación de desespero parecía quemar a Glen. Él nunca pensó que de entre todas las personas, ellos—

[¡Detente! ¡Si no te detienes, voy a tener que derrotarte!]

Sin embargo, Riel, sin inmutarse por la amenaza de Glen, continuó corriendo.

El espacio entre ellos se cerró en un instante—

[<Oh lobo helado de plata • Con una capa de ventisca • Estalla>]

Glen completó el canto de tres etapas sin más.

Momento siguiente, un remolino de escarcha se concentró en la palma extendida de Glen. La ventisca se convirtió en una tempestad helada que provocó que la temperatura disminuyera rápidamente.

La abrumadora escarcha causó que la humedad en el aire se congelara en fragmentos de hielo, las cuales iban para Riel.

La magia negra [Ventisca Helada] era un hechizo de ataque grado militar. Si fueras golpeado por la ventisca sin protección mágica, tu sangre se congelaría al instante, y tu corazón se detendría. Además, el impacto de innumerables fragmentos de hielo provocaría que el cuerpo congelado se fragmentara en pedazos pequeños.

Normalmente, te detendrías ante ventisca. Los magos con experiencia en combate levantarían protección mágica en seguida y se alejarían de su área de efecto. De cualquier manera, se detendrían.

No obstante, Riel no lo hizo. Ignorando la tempestad y sin miedo a los fragmentos de hielo que la golpearon, levantó los brazos para proteger sus ojos y continuó corriendo hacia adelante.

[¡¿Eres demente o qué—?!]

Las bajas temperaturas de la ventisca resistieron usando la magia negra [Tri · Resistencia], pero no había forma que Riel se defendiera de los ataques físicos de los fragmentos de hielo que volaban hacia ella. Para ella, seguir adelante no era más que una prueba de su inusual tenacidad, la cual no sería capaz de medirse por su apariencia o idiotez.

[¡Lumia-! ¡Abajo-!]

Al chasquear su lengua, Glen tiró la bata que colgaba de sus hombros, y comenzó a recitar otro hechizo.

Lo que lanzó fue la magia negra [Arma Encanto], que impregnaba sus puños con poder mágico. Involucrar a la chica a un combate cercano sería lo mismo que pedirle que muera—

[¡Haiiiiiiiyaaaa-!]

Cuando Glen terminó el canto, Riel, que corría como un vendaval, había cerrado una buena distancia. Casi al mismo instante, levantó su claymore sobre su cabeza.

Entonces, balanceó su espada hacia abajo.

El golpe resultante fue como un relámpago.

Fue un golpe decisivo, directo, rudo, pero elegante.

[¡¿Tch—!?]

Glen cruzó sus puños arriba de su cabeza para recibir el fuerte golpe.

¿De dónde saca Riel tanta fuerza en sus brazos pequeños?

Al momento que Glen recibió el golpe, las abrumadoras ondas de choque parecían haber aplastado su cuerpo del choque, y el pavimento bajo sus pies fue destruido.

[¿¡Gg—AAHHH—!?]

Lanzando sangre, Glen resistió el golpe con todas sus fuerzas para no ser aplastado.

[¡Sensei!]

[¡He estado esperando este momento, Glen!]

Riel sacó su espada y la bajó de nuevo. El Claymore, que debería haber sido considerablemente pesado, se balanceó como una rama de sauce, y brilló hacia Glen dos a tres veces sin parar.

El estruendoso estallido de cada golpe fue acompañado por el sonido del aire.

[¿¡Tch—!?]

Glen se agachó a la izquierda, derecha y atrás para evitar la tempestad de acero. Las chispas saltaban cada vez que las detenía con el dorso de sus manos, las cuales brillaban con energía mágica. Sin embargo, la fuerza del impacto imparable chocaba contra su cuerpo, y la tremenda fuerza detrás de la espada causaba un vendaval violento de todas las direcciones, resintiendo su cuerpo.

[¡Iiiiiiiiiyaaaa—!]

Como el rugido de un león, Riel continuó balanceándose una y otra vez.

La réplica de cada golpe cortaba las paredes, pulverizaba el pavimento y lanzaba por el aire los residuos. En un momento breve, el callejón ya se había reducido a un paisaje infernal.

El rostro de Riel de fuerza y violencia se asemejaba a un tornado.

[¿¡Guh—!? ¡H-Hey, espera-! ¡Riel! ¡¿Podrías escucharme por un momento?!]

[¡No tiene sentido! ¡Te mataré!]

No importaba lo que Glen dijera, todo lo que recibía eran feroces golpes.

Mierda... ¡Mierda...! ¡Albert está detrás de ella—!

En un tejado lejano, el joven contemplaba la situación con su filosa mirada de halcón, esperando paciente su oportunidad de atacar. La simple observación del joven hizo que Glen se sintiera intranquilo.

Albert era un maestro francotirador mágico. Incluso en medio de una batalla, podía evitar golpear a sus aliados y podía atacar a sus enemigos con una precisión incomparable. Podría llamarse una hazaña sobrehumana. Además, podía hacer el [Doble Lanzamiento], una técnica de magia de alto nivel que te permite activar una magia dos veces con un solo canto.

¡Mierda, mi magia original [Mundo de IDiotas] no funciona en contra de estos chicos—!

Ejecutor #17 de las Fuerzas Especiales de Magos de la Corte Imperial, 'La Estrella', Albert.

De la misma unidad, Ejecutor #7, “La Carreta”, Riel.

El mago genio que podía atacar por fuera del radio de [Mundo de idiotas], Albert.

El espadachín mágico genio que dejaba a [Mundo de Idiotas] sin razón ante su , Riel.

Cuando Glen era conocido como el Ejecutor #0, “El Idiota”, durante su tiempo en la Corte Imperial de Magos, fueron los compañeros más confiables que podía pedir – Al mismo tiempo, también eran los peores enemigos que podía enfrentar.

[¿¡Qué te pareció Glen!? ¡Este es el poder de mi magia!]

[¿¡Puedes llamarle a eso magia!?]

Glen gritó mientras giraba a un lado para esquivar el golpe cortante que destruyo el muro detrás de él.

[¡Claro que es magia! ¡Utilicé alquimia para hacer esta espada!]

Llevando su cuerpo al límite, Riel voló hacia Glen y derribó su claymore en un exagerado golpe de mano.

El claymore apenas llego a Glen, que había logrado saltar, y demolió el pavimento de piedra donde estaba hace un momento, dejando un cráter y fragmentos a su paso.

[¡Y rechazó tu explicación!]

A pesar de la contestación juguetona, Glen no tenía espacio para moverse.

En un lado de la visión, podía ver a Albert apuntando su dedo hacia él.
Imposible. Esquivar los disparos de “Doble Lanzamiento” de Albert mientras luchaba contra Riel al mismo tiempo estaba muy por lo imposible. Estaba más allá del alcance de las capacidades de un ser humano.

Además, Riel, perseguía a Glen como un perro de caza, sin siquiera fatigarse un poco.

No tenía ni una sola opción.

¡Maldita sea, lo siento, Lumia!

Pasando la tempestad de la destrucción, Glen apretó los dientes sin poder hacer nada

Al mismo tiempo, Albert lanzó la magia negra [Rayo Perforador] desde la punta de su dedo—

El rayo supersónico se disparó a través del aire en línea recta en dirección a Glen—

[¿¡Ku—!?]

Sin forma de esquivar, Glen se preparó para lo peor—

[¿¡Kyan!?]

La magia negra [Rayo Perforador] golpeó la parte de arriba de la cabeza de Riel.

Riel cayó al piso, y su cuerpo comenzó a temblar con espasmos.

[¿…Eh?]

La interminable destrucción rápidamente se detuvo. Era casi como si todo hubiera sido una broma.

Como Glen se sorprendió, Albert, saltó del tejado, y aterrizó suavemente en el suelo.
[Ha pasado un tiempo, Glen.]

[Ah-Ahh...]

El tono calmado y condescendiente detrás del saludo de su ex camarada hizo que Glen se sintiera un poco perplejo.

[Vamos a otro sitio. Sígueme.]

Albert, arrastró a Riel, y caminó más allá por el callejón.

Incapaces de comprender la situación, Glen y Lumia intercambiaron miradas y obedientemente asistieron.

 Entonces—

[¡Estúpido idiota! ¡¿En qué demonios estabas pensando?!]

El grito de Glen resonó desde lo profundo de un callejón en la zona occidental de Fejiti.

[¡¿Tantas ganas tenías de arreglar las cosas de cuando aún estaba en servicio activo!? ¡Piensa en el momento y las circunstancias, idiota! ¡Cerebro de musculo! ¡Gracias a ti casi muero!]

[...Mm.]

La fuerza tras [Rayo Perforador] que había golpeado a Riel había sido controlada, y su natural tenacidad también había aligerado el impacto. Ya se había recuperado, y su estado emocional volvió al habitual. Dicho eso, ella parecía estar un poco desanimada.

[S-Sensei... ¿Quiénes son?]

Lumia se mantuvo un poco alejada y miró con inquietud a Riel y Albert.
[Ah, estos tipos son mis compañeros de cuando aún estaba en el ejército. Podemos confiar en ellos, así que tranquila... o al menos eso creo. Luego de lo que pasó hace un rato...]

[Sí. Usar magia de grado militar en medio de la ciudad… Fuiste muy descuidado, Albert. Quiero decir, mira, incluso esta chica tiene miedo—]

[Es tu culpa, ¿sí? ¡Tu culpa!]

Glen tomó la cabeza de Riel entre sus manos y la sacudió de un lado a otro.

[...Cielos, no has cambiado para nada... ha...]

Ignorando a Riel, quien mantenía su inexpresividad cara soñolienta mientras temblaba como un metrónomo, Glen suspiro con pesadez.

[¿…Podemos volver al tema? Por como está, la situación actual es bastante grave.]

[L-Lo siento, prosigue.]

A pesar de reunirse con Glen después de un largo rato, la actitud de Albert aún era fría. Debido a eso, Glen respondió de manera incómoda.

[Por la información que he reunido de mi vista mágica, Su Majestad la Emperatriz está detenida por la Guardia Real. La guardia real se mueve de forma independiente para eliminar a la chica – Lumia – que está allí.]

[Sí, lo entiendo. Esos tipos recibieron una orden que la Emperatriz nunca dio. ¿Y cuál es su situación en este momento?]

[La Emperatriz se encuentra en el Stand VIP ahora. Aunque, todos los élite de las guardia real estacionaria la custodian a la perfección, así que no hay por donde meterse. Tal parece que, la emperatriz tampoco puede moverse. Cualquiera que se acerque se encontrará con hostilidad pura... así que es bastante difícil abrirse paso.]

[¿Qué hay de Serika? Ya sabes, la ex #21.]

[Ahora está al lado de la Emperatriz, sin embargo, no parece que tenga algo planeado.]

[Es que no lo entiendo. Ya que es Serika, no es que no pueda proteger a la Emperatriz y abrirse paso... Y ya en eso, ¿entiendes por qué la guardia real va tras Lumia?]

[No conozco los detalles. Sin embargo, si lo que dijiste es verdad, la señorita Lumia es la rumoreada “Princesa Abandonada” ... Digamos que la guardia real se enteró de ello. Para proteger el honor de la familia real, irán por su lealtad y la eliminaran... Supongo que es una posibilidad.]

[Pero ¿no se están excediendo? Hay un dicho que dice 'la verdad está destinada escaparse', asumamos que de alguna manera se apoderaron de esta información confidencial. Aún así, no tienen que hacerlo mientras la Emperatriz siga aquí, y no hay una razón sólida para hacerlo ahora. Es que no entiendo por qué los guardias reales llegan a tanto como para comprometerse con el Lèse-majesté por propia voluntad para hacerlo.]

[Buen punto. Si los guardias reales necesitaban hacerlo, hubiese sido mejor hacerlo en secreto.]

Mientras los dos pensaban acerca de la verdad detrás del incidente, Glen mostraba una expresión sombría, mientras que Albert mantenía su calmada indiferencia.

Cuando los dos parecieron haber igualado sus pensamientos, Riel de repente se unió.

[Es suficiente. Hay cosas que no entenderías sin importar cuánto pienses al respecto.]

[...No, ¿no sería mejor si usas un poco más tu cabeza?]

[Es por eso que pensé en un plan para salir de esta situación. Si estás aquí, Glen, podemos llevar a cabo una estrategia un poco más avanzada.]

[¿Oh? Escuchemos.]

"Primero, yo iré al frente. Entonces, Glen irá por el frente. Después de eso, Albert irá desde el frente. Todo debería estar bien de esa manera... ¿Qué crees?]

[¿¡Puedes dejar de pensar con tus músculos!?]

[Ow.]

Glen, quien estaba conmocionado y asombrado, agarró la cabeza de Riel por ambos lados, y apretó sus palmas contra su cabeza como un tornillo giratorio.

[¿Entiendes las dificultades por las que he pasado desde que te fuiste, Glen?]

Las palabras que Albert dijo en un tono práctico parecieron molestar a Glen.

[...Mhm, lo siento. Lo siento mucho.]

[Ahora no es momento de escuchar por qué nos dejaste sin decir nada, ni es momento de pedirte que regreses, sin embargo... Haré que nos lo expliques todo un día. Es algo que nos debes.]

[...Mhm.]

A eso, Glen, en circunstancias excepcionales, asintió obedientemente.

[Y luego, saldarás cuentas conmigo un día. Es algo que me debes.]

[¡Ni muerto!]

A Riel, quien se negaba a darse por vencida, Glen refutó sin más.

[Bien. No quiero dejarlo para otra ocasión. ¿Qué tal ahora?]

[¿¡Por qué lo ves así!? ¡Dame un respiro ya! ¿¡Hiiii!? ¡A-Aléjate!]

Riel alistó la espada gigante, y se acercó con una mirada inexpresiva.

Glen sudaba como una cascada mientras se echaba para atrás.

[De todos modos, ¿por qué estás tan obsesionada con pelear conmigo?]

[En un duelo entre magos, el perdedor debe hacer lo que el ganador quiera... eso escuché.]

[¡Ah, ¿entonces había una tradición de esas? ¡¿Y qué hay con eso?!]

[…Eso es…]

Al escuchar la desesperada y resignada pregunta de Glen, Riel se perdió en sus propias palabras.

[...Es porque... más que nada... quiero que vuelvas... Glen.]

Aunque por lo general no mostraba emoción, durante un breve momento de murmullos casi ahogados, el tono de su voz sonó algo triste... o al menos eso parecía.

[...Tch, idiota. Si muero, ¿no estarías poniendo el carro delante del caballo...?]

[Glen no morirá tan fácilmente.]

[En serio…]

Lumia, quien en silencio observó la situación hasta entonces, se río.

[Albert-san y Riel-san... ¿verdad? Hehe, ambos son buenas personas, ¿no?]
[¿Huh? ¿Buenas personas? ¿Estos chicos? Tienes que estar bromeando…]

En este punto, Glen no pudo evitar suspirar.

[Pues como sea, si podemos encontrarnos en persona con la Emperatriz, seríamos capaces de superar esta situación. Por una razón u otra, tengo que llegar a donde está la Emperatriz.]

[¿Y eso por qué, Glen?]

[¿Quién sabe? Eso es lo que dijo Serika. Lo que dijo no era exactamente música para mis oídos, pero no lo dijo sin razón. Tiene que haber alguna razón por la que debo llegar a la Emperatriz. Ya que la situación va a empeorar si nos quedamos sentados sin hacer nada, ¿por qué no lo intentamos?]

[¿Podemos confiar en ella?]

[Bueno, al menos, sé que puedo confiar en ella.]

[…Bien. Si tú lo dices, también confiaré en ella.]

Albert silenciosamente cerró los ojos y asintió.

[Para que ustedes dos lleguen a la Emperatriz... ¿qué deberíamos hacer?]

[Hmm, eso me pregunto—]

Glen lo pensó por un momento... y les hizo una sugerencia a Albert y Riel.

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