Capítulo 4:
Nostálgicos Compañeros
El pesado silencio produjo
una inexplicable presión.
El vacío los desconectó
del mundo exterior. A pesar de ser parte de los juegos, los tumultuosos
aplausos y comentarios de la nada se sintieron distantes.
En un rincón de la
academia donde no se podía ver a nadie más que a Glen, Lumia y los guardias que
los rodeaban—
[¿Y-Yo... planeé asesinar
a Su Majestad...? ¿Ejecución…?]
Los hombros de Lumia temblaron
del shock.
[Tenemos toda la evidencia
que necesitamos, basura criminal. No tienes chance de un perdón y expiación.
Entrégate ahora y se cortada por mi espada.]
Le dijo el capitán a la
temblorosa chica.
La espada desenvainada
brillaba con una luz siniestra y con intención asesina.
No era broma, ni en lo más
mínimo.
[Recomiendo que no te
resistas. Si te declaras culpable de tu crimen y aceptas el castigo, le
permitiré que tenga una muerte indolora. Te garantizo que la pondré fin a tu
vida enseguida.]
Lumia sudar frío. Ella agachó
su cabeza sin decir palabra, su rostro pálido por la conmoción y el miedo.
El capitán luego le habló a
Glen, quien se movió para proteger a Lumia.
[Y tú, esa chica es un
criminal. Si insistes en protegerla, entonces no me queda más remedio que
castigarte por el crimen de traición en contra del Imperio. Ahora, entrega a la
chica.]
[...Si esto es una broma,
entonces es de mal gusto.]
Glen levantó la voz para amedrentar
a los soldados y los vio.
[¿Lumia está intentando asesinar
a la Emperatriz? No me hagas reír. Si hablas en serio, muéstreme alguna prueba,
¿quieres?]
[No tenemos la obligación
de divulgar evidencia a externos. Este es un problema altamente político que ciudadanos
comunes como tú no necesitan saber.]
Enfrentado a la actitud
opresiva del soldado, Glen se exasperó y reaccionó bruscamente.
[¡No me jodas! ¡¿Estás
diciendo que vas a castigarla sin un juicio?! ¡¿Estás demente?! ¿Desde cuándo
el Imperio se redujo a un grupo de salvajes bárbaros? ¡Qué tal si te leo los
estatus imperiales desde el inicio, estúpido retrasado!]
[Campesino insolente, tú
eres el que necesita leerlo. Su Majestad la Emperatriz es la máxima autoridad
de la nación. Sus palabras están por encima de la ley y son de máxima prioridad.]
[¡¿Eh?! ¡Para que sepas,
no me interesa llegar a un debate contigo de cómo funciona la ley!]
[Hmpf, lo mismo para mí.
No sé de qué tipo de lugar sucio saliste, pero si planeas continuar defendiendo
a ésta mequetrefe, entonces tendré que castigarlos a ambos.]
[¿Qué diablos? ¿Te has
vuelto loco o qué?]
[En todo caso, tu grosera forma
de hablar en mi contra, un leal súbdito de Su Majestad la Emperatriz, no es
diferente a insultar a Su Majestad. Creo que hecho lo justo para el caso de
Lèse-majesté.]
[¡Deja esa mierda conmigo…!]
Ya que la cosa estaba que
se calentaba y ambos se negaban a retroceder, la atmósfera se volvió más
hostil.
La primera persona que
intentó calmar la situación fue Lumia.
[¡Por favor espere,
sensei!]
Habiendo tomado su
decisión, Lumia gritó.
[...Haré lo que diga.]
Lumia lo dijo, mientras
estrechaba sus temblorosas manos frente a su pecho.
[¿…Huh? O-Oi...]
Glen, inquieto y perplejo,
giró su cabeza hacia Lumia.
[Me temo que esta es la
Emperatriz Rencorosa. Pensando en ello, la avergoncé con mi conducta
irrespetuosa. Lo expiaré con mi vida, espero que puedan mostrar misericordia.
Sensei no... ¡No está relacionado con nada de esto!]
[¡Idiota! Qué estás—]
Glen grito de rabia, pero...
[No puede, sensei.]
Sus protestas fueron
silenciadas por Lumia, quien había tomado la iniciativa.
[Si sigue tratando de
cubrirme, también se verá envuelto en mis problemas...]
[¡No! ¡Sabes que no es cierto!
¡¿Cómo las cosas estúpidas que dices pueden ser ciertas?! ¡Tiene que haber un
malentendido! ¡¿O no?! ¿Y por qué lo aceptas…? ¡MALDITA SEA!]
Glen levantó un puño en
una posición de pelea.
Reconociendo que tenía la
intención de retenerlos, los guardias al instante fueron a Glen.
[¡-N-No lo haga, sensei!
¡Por favor déjelo!]
[¿Sensei...? ¿Oho? ¿Eres
un instructor mágico de esta academia? Hmpf, resistirse es inútil, instructor.
¿Crees que puedes luchar nosotros cinco a la vez? ¿Sabes que todos somos
expertos en batalla?]
[¿Huh? ¿Y qué? No lo
sabremos hasta que lo intentemos, ¿verdad? ¿Y qué esperan, chicos? ¿Asustados?]
Glen parloteó y se burló
de los guardias. Momento siguiente, las cinco espadas de plata fueron blandidas
mientras cortaban el aire.
Para cuando Glen se dio
cuenta, las cinco espadas volaron más rápido de lo que el ojo humano podía
seguirlas contra su cuello y garganta por todas partes.
[...Mgh.]
Glen reprimió su voz.
El movimiento coordinado
de los cinco soldados fue bien practicado, si no perfecto. Si la distancia
entre ellos y Glen fuera más lejana, o si hubiera sido uno-a-uno, entonces sería
una historia completamente diferente, pero la sincronía de sus ataques no había
dejado espacio para siquiera intentar esquivar.
[Un engaño no funcionará.
¿Qué podrá hacer un mago a esta distancia? Además, estamos equipados con una
armadura resistente a la magia. Contra nosotros, un ataque tri-elemental y
hechizos de corrupción mental no funcionarán. Con eso dicho, ¿aún quieres
pelear? ¿Estás solo con cinco de élite?]
Glen chasqueó su lengua
con frustración.
No
hay nada que pueda hacer a esta distancia y situación. Incluso si estoy
dispuesto a morir, puedo acabar con uno o dos, pero el resto me quemaría vivo.
Así no podría salvar a
Lumia.
[¿Y sabes que no solo
somos nosotros cinco? Nos dividimos en grupos para poder buscar a esta chica,
por lo que nuestras fuerzas totales ascienden a mucho más que esto. Incluso si
sales bien librado ahora, ¿qué harías luego?]
[¿¡…!?]
[Retrocede ahora, mago.
Esta es mi última advertencia.]
Sudando, Glen miró a los
guardias a su alrededor como si buscara una apertura.
[Por favor sensei... Ya está
bien, ahora está bien, así que por favor... Si sigue haciendo esto... incluso
usted…]
Al suplicar Lumia, Glen
finalmente se detuvo.
Los puños que antes
estaban temblando ahora colgaban a su costado desganados, como si representaran
su abatida voluntad.
Al ver que ya no se
resistía, los soldados lentamente alejaron las espadas de Glen.
Ñ…Lo siento.]
[No necesita disculparse.]
Para Glen, que ahora
estaba demacrado y herido, Lumia le sonrió.
[...Supongo que es un
adiós.]
[Mm.]
[Paso tan rápido que no
parece real.]
[...Mm.]
[Por favor cuide de Sisti.]
[...Déjame decirte esto.]
[Hey, sensei... En
realidad, yo—]
[Es importante.]
Glen levantó su cabeza
hacia Lumia, y con una expresión sincera, dijo.
[...Por lo menos, cierre
sus ojos cuando llegue el momento. Si lo hace... entonces ya no habrá nada de
qué temer.]
En el siguiente momento—
[¡¿Gah!?]
Un soldado golpeó por la
nuca a Glen con la empuñadura de su espada.
Glen cayó de rodillas al
suelo, donde permaneció en silencio e inmóvil.
[¿¡Ahhh!?Sensei! Q-Qué
están—]
[Quédate tranquila, solo
está inconsciente. Sería problemático si el mago se resistiera.]
Mientras Lumia se aferraba
al abatido Glen, uno de los soldados agarró por el brazo a Lumia.
[¡Más importante,
criminal, ven aquí! ¡Date prisa!]
Los otros soldados
apuntaron sus espadas a Lumia mientras la jalaban.
[¡De acuerdo, está bien!
¡Ahora quédate quieta!]
Lumia fue llevada bajo un
árbol, donde sus manos fueron atadas a su espalda. Con espadas presionando su
cuello en cada dirección, era imposible moverse.
Luego, el capitán, que
parecía ser el que llevaría a cabo la sentencia, alzó su espada de donde estaba
Lumia.
[Relaja tu cuerpo y no te
muevas. Si haces un movimiento repentino, eso solo extenderá tu sufrimiento.]
Por un momento, Lumia miró
la punta de la espada con una mirada distante y vacía.
[…Bien.]
Ella respiro profundamente,
siguiendo las palabras de despedida de Glen, cerrando sus ojos gentilmente.
Lumia Tinzel se había
preparado para este día—
Se
suponía que debí haber muerto hace tres años. Si mi existencia fuera pública,
causaría un caos dentro y fuera del país. Para proteger este país, estaba
destinada a ser asesinada sin que nadie lo supiera.
No fue nada especial.
Entre las batallas de sucesión al trono, los conflictos entre las diversas
facciones involucradas con la realeza, y los sacrificios que se harán para
empoderar a la nación; hubo innumerables veces en que miembros de la realeza
fueron asesinados por diferentes motivos. Simplemente
solo soy una de esos muchos.
Sin
embargo, aún vivo.
Alicia
se apiadó de mí e hizo un camino donde podría seguir viviendo. Es claro que no
tengo más opción que aceptar mi muerte, pero sigo viva, aquí y ahora. Vaya suerte
la mía.
Entonces, Lumia se dio
cuenta que la razón por la que vivió hasta este día no fue más que pura y
simple suerte.
"Un día de esos por
fin vendrá"... Ella solía pensar eso.
Aunque fue reducida a una
simple plebeya, la existencia de Lumia dentro del Imperio de Alzano era una inestable
bomba a punto de explotar. Ya que el deber de la Emperatriz era sostener a la
nación, algún día su madre se vería obligada a tomar la decisión con respecto a
ella... Así que siempre llevaba esa resolución en su corazón.
El repentino enunciado de
su ejecución, probablemente solo fue... otro escenario el cual la llevaría a
sus momentos finales.
Es por eso que incluso la
misma Lumia se sentiría tan tranquila cuando el momento inevitable llegará.
Sin embargo, a pesar de
eso—
[…Asusta, ¿no?]
Me
preparé para esto, pero al final, la idea de morir todavía me asusta. No puedo
dejar de temblar, mis latidos se aceleran, me duele el pecho, no puedo respirar,
ni siquiera puedo pensar con claridad—
Más aún, Sisti me trató
como a una verdadera hermana, sus padres que me trataron como a su hija real, mis
compañeros con los que me llevo bien, y... Glen. Es triste que no tengo más que
decirles adiós a todos de esta manera.
“Alguien sálveme”, ella pensó.
“No quiero morir”.
Ella quería enroscarse y
llorar.
Al
fina ... todavía no quiero morir ...
Quiero
que sensei me enseñe muchas cosas. Quiero que recuerde... cómo me salvó la vida
hace tres años. Me queda mucho por hacer, mucho por hablar cosas con Sisti.
Y
al final, solo una vez más, con mi madre, yo—
...Ahah,
está bien...
Ella finalmente se había
dado cuenta.
Al
final... quiero verla una vez más...
Podía sentir las lágrimas
correr por sus mejillas.
Glen
tenía razón. Ya sabía lo que quería desde el inicio.
Si
solo hubiera sido más honesta conmigo misma... ¿Por qué fue tan obstinada por
aquel entonces...?
Sin embargo, era demasiado
tarde. Demasiado tarde... para cualquier cosa.
…Adiós.
Lágrimas salían de sus
ojos y bajaban por sus mejillas—
Luego de un flash—
Y con ello, un sonido
parecido a una explosión resonó arriba de su cabeza.
[¿¡Ugyaaaaaahh—!?]
A cambio del ardiente
dolor que marcaría su muerte, las orejas de Lumia fueron golpeadas por un
chirrido.
[¿¡…!?]
Para su sorpresa, Lumia
abrió sus ojos.
[U-AHHH. ¿¡…!? ¡Mis ojos,
mis ojos—!]
[Ugh... N-No puedo ver... ¡No
puedo ver nada...!]
Todo lo que Lumia vio fue
a soldados que dejaron caer sus armas al piso con sus manos contra sus ojos mientras
gritaban de dolor.
¿Qué? Lumia parpadeó y—
[¿Ver? Fue bueno que
cerras tus ojos, ¿verdad?]
Con una expresión de
agradecimiento en su rostro, Glen, se levantó en algún momento, y corrió hacia
Lumia.
[Caray, eso duele...
golpearme en la cabeza así de la nada. Bueno, al final no funcionó porque pensó
que era un mago ordinario. Mi fuerte es el combate cerrado, así que un golpe
como ese no funcionará en mí.]
Luego, él miró a los
soldados que desesperados se vieron tren sí.
[Además, contra enemigos esos
hechizos directos no funcionaran, puedes usar este tipo de método para lidiar
con ellos.]
[S-Sensei... Q-Qué va…]
Ya que Lumia era incapaz
de comprender el giro de eventos, Glen respondió con orgullo.
[Utilicé el hechizo [Flash
de luz] y dejé que estallara arriba de sus cabezas.]
La magia negra [Flash de
Luz]. Era un hechizo de autodefensa elemental que libera un intenso destello de
luz para cegar al oponente. Por supuesto, no contenía ninguna fuerza letal,
pero—
[Si lo usas bien, en
realidad es bastante fuerte y... ¡Santo Dios!]
[Guah—]
[¿¡Ah!?]
Glen golpeó a los guardias
en sus cuellos con una manopla, uno tras otro.
[¡B-Bastardo-! ¡Usar un
método tan secreto...!]
El capitán que era el
último hombre en pie recogió su espada caída y se puso en posición. Sin
embargo, ya que no recupero del todo su visión, su cuerpo se balanceó hacia un
lado.
[¡Pfft! "Estoy
cubierto de equipos resistentes a la magia, por lo que los ataques de asalto
triple y hechizos de perturbación mental no funcionarán", ¿eso dijiste? ¡Puhahaha,
idiota! ¿Crees que esas son las únicas armas que tienen los magos? ¿Te tragaste
los libros de la armada o qué? Tienes una fatal falta de experiencia en
combate.]
[Guh, maldito seas.
¡Deberías de saber que un insulto a nosotros es un insulto a la Em-Gah, uf...]
Antes de que pudiera
terminar, Glen lanzó un derechazo directo a la nariz del soldado.
[No voy a esperar a
escucharte, idiota. Para cuando termines, es probable que recuperes tu
visión...]
Glen miró con disgusto al
guardia que fue plantado al suelo de un golpe.
[Ahora, déjame liberarte,
Lumia.]
Glen sacó un pequeño
cuchillo plegable y cortó las cuerdas que ataban las manos de Lumia.
[S-Sensei... qué hizo...
atacaste a los guardias reales... ¿Por qué...?]
Luego de ser liberada,
Lumia guardo silencio por un rato debido al shock. Sin embargo, después de
comprender la gravedad de la situación, comenzó otra vez.
[Bien— erm, ¿cómo decirlo?
¡Mis manos y lengua se resbalaron! ¿Qué debería hacer?]
["¿Qué debería hacer?”
¿¡No pensó en ello antes!? ¡A este ritmo también será acusado de traición,
sensei!]
[Ah, mm, erm... supongo
que eso es muy malo.]
A pesar de su tono, la
inconformidad en la expresión de Glen era obvia. De su frente goteaba sudor
frío.
Al ver su expresión, uno podía
decir que él no lo había considerado antes.
[¡Por favor, huya sensei!
Si alguien lo ve aquí...]
[Está bien. Estoy seguro
que hay algunas personas que con gusto hablaran con los guardias. Vamos a
encontrarlos primero...]
[¡Los encontré—! ¡Aquí—!]
De repente, la voz de
enojó de un tercero sonó por el área.
Mirando a la dirección,
Glen vio a un nuevo grupo de soldados que se dirigían hacia ellos.
[¡M-Miren! ¡Nuestros compañeros
fueron asesinados!]
[¡Maldita seas, escoria
criminal! ¡Te juro que te rebanaré con mi espada!]
[¡Eliminaré los
arrepentimientos de mis camaradas que cayeron en su deber!]
En el vigor y
malentendido, los soldados estaban que explotaban de malicia. En ese punto,
parecía que ya no había lugar para la negociación.
Cuando los soldados se
acercaron con rapidez y desenvainaron sus espadas, la expresión de incomodidad
de Glen parecía palida.
[Chicos, ¿sus madres no
les enseñaron que deben dejar que las personas terminen lo que tienen que decir?]
[¿Q-Qué deberíamos hacer,
sensei? Siendo así, usted—]
[No hay tiempo para
'deberías', solo tenemos que seguir—]
[¿¡Kyaa!?]
Glen levantó a Lumia como
una princesa y corrió por las canaletas alrededor de la academia.
[<Lógica de los tres
reinos • Las reglas del equilibrio • Disco de las leyes húndete hacia el
costado>]
Cantando un hechizo de
tres etapas, Glen dio un salto corriendo.
Entonces, con el poder que
unas piernas humanas no podrían lograr, los dos volaron por el aire.
La magia negra [Control de
Gravedad]. Por usar el hechizo que debilita los efectos de la gravedad, sus
cuerpos fueron tan livianos como las plumas.
Lumia y Glen, saltaron la
cerca y salieron de la academia.
Cancelando el hechizo y
aterrizando en el suelo, Glen corrió como loco a la ciudad.
[¿¡S-Se escaparon!?]
[¡Tras ellos! ¡No dejen que
esos rebeldes se escapen—!]
Gritos venían de atrás de Glen, pero no tenía tiempo.
[¡Ah, vamos, maldita sea!
¿¡Por qué es una cosa tras otra hoy!? ¡Ya dije que odio trabajarrrr—! ¡WOOOOO!
¡Viva la vida de un encerrado—!]
En medio de un espectáculo
donde muchos hombres lo perseguían sin cesar, los gritos de llanto y dolor del
corazón de Glen resonaban a lo lejos.
En este mortal juego, Glen
parecía haber encontrado su primera victoria al usar el terreno a su favor. Al
llegar a una callejuela desierta, Glen confirmó que por fin había perdido a sus
perseguidores y bajo a Lumia.
[Hah, hah... Vaya, todo
esto resulto ser todo un fastidio...]
Glen recostó su espalda en
la pared, y recuperaba su aliento mientras sudaba.
[Pues bien, qué haremos
con esto...]
Cuando Glen recupero su
aliento y consideró sus opciones, Lumia preguntó.
[Sensei... ¿por qué...?]
La expresión de Lumia no
deshizo sus amargos sentimientos por el brusco giro de eventos.
Es probable que se
lamentara mucho por involucrar a Glen.
[Comprende que de continuar
esto, usted...]
[No, quiero decir, si te
dejo sola, el Gato Blanco se va a regañar. Sus regaños me lastimarían y en
serio que preferiría no hacerlo.]
A pesar de la situación,
Glen seguía bromeando; incluso la misma Lumia se irritó por eso.
[¡No es el momento para
bromear! Si no piensa seriamente sobre esto, lo asesinarán por traición a la
nación, ¿sabe? ¡Sensei!]
[Mhm, eso sería malo, ¿no?...
Me pregunto si saldré bien librado si uso mis logros del pasado... ¿Eso
funcionaría...? Lo más probable es que no, ¿supongo...? Hmm...]
A pesar de la seria
situación, la actitud de Glen era la misma de siempre. Su descaro y su sinvergüenza
parecían no tener límites; podrías decir que su actitud era muy fresca.
Hasta el punto de hacerla
sentir tonta por lidiar la situación con seriedad. Lumia solo podía suspirar.
[Hey, sensei. Tengo una
pregunta, y contésteme con toda honestidad.]
Lumia preguntó. Fue como
si hubiese dejado de intentar que Glen cambiara de idea.
[¿Qué pasa?]
[¿Por qué me salvó? Justo
ahora, ¿sabe que se ha puesto en una posición peligrosa? No sería extraño si lo
mataran. ¿Por qué fue tan lejos por mí…?]
Dependiendo de su razón, podía
haber espacio para rogar misericordia por las circunstancias.
Así que Lumia estaba que
Glen fuese capaz de responderle con honestidad—
[Ah-, ¿quién sabe? ¿Quizás
me enamoré de ti o por el estilo? Ya sabes, ¿no es este el tipo de estupidez donde
un hombre iría a los confines de la tierra por la mujer que ama? ¿No ha
ocurrido mucho en toda la historia? Y de todos modos, ¿lo entiendes ahora? Si
lo entiendes, calla. Tengo muchas cosas en qué pensar.]
[¡Sensei, por favor
responda en serio!]
Lumia alzó la voz con
agitación a Glen, al punto que no podía tomarlo en serio donde parecía ser el
problema de alguien más.
Glen miró a Lumia, cuyos
hombros temblaban de enojo mientras ella lo miraba directo a sus ojos con una
expresión pesada. Luego, se rascó la cabeza torpemente y murmuró con una voz
apagada.
[...Es porque lo prometí.]
[¿Lo prometió?]
Lumia siguió presionando,
incapaz de entender la respuesta de Glen.
[No, no es nada]
Aunque se encogió, Glen había
dicho “lo prometió”.
“¿Qué tipo de promesa fue?
¿A quién se lo prometió?" Lumia quería continuar, pero Glen le puso una
mano en su cabeza y la palmeó, para evitar que continuara.
"Bueno, no te
preocupes por eso. No lo hice por capricho, por lo que parece que soy un
imprudente... Bueno, incluso si no fuera por capricho, podría haber sido
imprudente para mí...]
[Sensei...]
[Todo está bien. La Emperatriz...
No, tu madre nunca haría algo para castigarte sin un juicio. Para que se dé una
orden de ejecución así... Tiene que haber algo detrás. Créeme.]
"¿Por qué estaba tan
seguro?" Lumia no podía entender la confianza de Glen.
[La condición de nuestra victoria
es bastante simple. Siempre podamos evitar a los guardias y llegar a la
Emperatriz, ganamos. Una vez nos reunamos con ella, podrá resolver el
malentendido.]
“¿Por qué era capaz de
decirlo con seguridad?” Lumia todavía no podía entenderlo.
Sin embargo, cegado por
las dudas de Lumia, Glen continuó con la lluvia de ideas.
[El problema es cómo vamos
a llegar a ella, pero...]
La Emperatriz se
encontraba en la academia mágica al norte de Fejiti. Ahora mismo, Glen y Lumia
se encontraban en el área oeste. Es seguro que, a estas alturas, los guardias
reales habrían bloqueado todas las puertas de la ciudad y empezado a recorrer
toda la ciudad. Sin mencionar que, también habría guardias estacionarios
alrededor de la Emperatriz para protegerla.
Incluso se apresuraban,
era prácticamente imposible tener una audiencia con ella.
[¿…Huh? ¿Y ahora qué?]
Ahora que lo pensaba con
calma, Glen no podía evitar sudar frío cuando se enfrentó a caminar la
inevitable cuerda floja.
[¡Espera, no tenemos que
reunirnos con ella directamente!]
Mientras hacía pucheros
por su propia estupidez, Glen sacó la mitad de una gema de su bolsillo.
[Sensei, ¿qué es eso?]
[Es una herramienta mágica
utilizada para comunicaciones a larga distancia. Si divides una gema en dos y
le surtes magia, el sonido puede pasar de una piedra a otra y usarse como medio
de comunicación. La otra la tiene Serika, y si la uso debería poder hablar con
ella.]
Desde luego, Serika fue
quien las hizo. Dada la habilidad de Glen, era imposible que él fabricara una
herramienta mágica de alto nivel.
[Y de todos modos, Serika
debe estar con la Emperatriz en el palco V.I.P. en este momento. Si hablamos
con la Emperatriz por medio de Serika, con eso deberíamos ponerle fin a la
persecución de la guardia real.]
Glen recitó el hechizo
para activar la herramienta mágica de comunicación.
El sonido del metal
resonaba de la gema.
Entonces—
[¿…Glen?]
Serika respondió de la
gema.
[¡Ah Serika! ¡B-Bien,
respondiste a la primera! ¡Me pregunta en qué diablos iba a hacer si hubieras
hecho lo mismo de antes!]
[.........]
Por alguna razón, Serika permaneció
en silencio. Es probable que no le gustara la forma de hablar de la otra
persona.
[¿…Serika? Como sea. Hey,
necesito ayuda ahora mismo. En realidad, me metí en un tipo de incidente
problemático, y—]
Antes que Glen pudiera
continuar—
[No puedo hacer nada.]
[¿¡—!?]
La respuesta inmediata vino
de forma negativa, cuya intención no podía descubrirse.
[Oi, espera, ni siquiera
he dicho nada—]
[Lo siento. No puedo decir
nada, Glen]
[¿Hah? ¿Cuál es tu
problema? ¡Hey, deja esa mierda, tonta! Estoy hablando en serio—]
Perdiendo su paciencia
como esperarías, Glen comenzó a sacar sus quejas.
[Diré esto una vez más, ¿sí,
Glen? No puedo hacer nada, y tampoco puedo decir nada.]
[¿¡—!?]
Glen finalmente notó que
había algo raro en las palabras de Serika.
Por lo menos, parecía que
esta secuencia de eventos no era un caso abierto y cerrado; por el contrario de
sus expectativas.
[...Hey Serika, solo
responde lo que puedas. ¿Sabes de la situación en la que estoy?]
[...Lo esencial.]
[¿Y no puedes hacer nada
al respecto?]
[Mhm.]
[¿Estás con la Emperatriz?]
[...Mhm.]
[¿Qué pasó? ¿Por qué los
guardias reales se enloquecieron?]
[.........]
La pregunta fue recibida
con silencio.
[¿Por qué parece que la Emperatriz
dio la orden de “Matar a Lumia”?]
[.........]
Esa pregunta también fue
recibida con silencio.
Parece que esa era la
parte donde “no podía decirlo”.
¿Qué
es esta situación? ¿Qué diablos está pasando? Serika es el único mago de
séptimo rango en el continente. ¿Qué pasó para que Serika sea restringida a
este punto?
Maldita
sea, no entiendo nada... ¿Qué demonios es esto...?
Glen mostró una expresión
amarga mientras presionaba su mano en su cabeza.
[Déjame decirte una cosa,
Glen. Eres el único.]
[¿Qué?]
[Eres el único que puede
superar esta situación. Sí, el único.]
[¿Qué quieres decir con
eso exactamente...?]
[Piensa en lo que digo
Glen, y haz lo que puedas para estar ante la Emperatriz. Si puedes llegar aquí,
puedo hacer algo con los guardias... Será riesgoso seguir hablando, así que
cortaré la conexión.]
[¡O-Oi!]
Dejando atrás nada más que
palabras ambiguas, Serika cortó la conexión.
Independiente a cuántas
veces lancé el hechizo y activé la gema, no parece que Serika responda.
[Solo no lo entiendo...
Incluso si me dices que vaya... ¿cómo diablos se supone que debo llegar hasta
la Emperatriz solo? ¡Maldición!]
Todos y cada uno de los
guardias reales estaban armados, pero ya que su deber principal era actuar como
guardaespaldas, carecían de verdadera experiencia de combate. Además, la magia
que usan se limita a ataques militares y hechizos de curación. Con la experiencia
de Glen en su pasado como Mago de la Corte Imperial y la gran cantidad de
hechizos que conocía, siempre que se dedicara a huir, se las arreglaría de
alguna manera.
Sin embargo, el tratar de
invadir un lugar era completamente diferente.
Con la diferencia de
números, había mucha diferencia en potencial de combate.
Sin mencionar que el
guardaespaldas que estaría más cerca de la Emperatriz era el comandante de la
guardia real, Zeros. En la Santa Guerra de hace cuarenta años, había luchado a
igual contra el general de los Caballeros de la Capilla de la Santa Elizareth,
la 'Santa Espada” Johannes, e indiscutiblemente era un poderoso veterano. Sus
habilidades no se pueden comparar con ninguno de sus compañeros.
No
importa cómo lo piense, esto va más allá de lo que puedo hacer. Necesito
aliados... sí al menos tuviera uno o dos aliados...
Al toparse con el muro de
la frustración, fue entonces que Glen—
Sintió un escalofrío por
su espalda. Fue un escalofrío mortal como si una espada de hielo le atravesara
la espalda.
[¿¡—Instinto asesino!?]
La sensación es demasiado
familiar que Glen giro hacia la fuente.
En la habitación del
edificio había un par de chicos. El par sin duda miraban a Glen.
Glen reconoció la indumentaria
y las figuras de los dos.
Los dos, que salieron de
las profundidades de su mar de recuerdos, eran—
[¿¡Riel!? ¿Y también Albert?
¿Por qué están...? ¡No puede ser, ¿puede ser que los Magos de la Corte Imperial
también se movilizaron?]
En el momento en que Glen
notó su presencia—
Riel saltó del techo como
una bala y corrió por las paredes de los edificios.
Al momento que tocó el
suelo, comenzó a decir algo y presionó sus manos contra el suelo.
Entonces, chispas estallaron
del suelo, en unos
segundos salió de las manos de Riel una claymore en forma de cruz. A
cambio, el pavimento de piedra bajo sus brazos desapareció.
Riel, que había hecho una arcilla de
acero del pavimento de piedra, trepó la espada en su hombro y fue hacia
Glen—
[¡Tch! ¡Tu combinación de
alquimia especial de [Transformación de Fenotipo] y [Reordenamiento Elemental]
para síntesis de armas de alta velocidad ya! ¡Y qué rapidez!]
Como es usual, no había
tiempo para sorprenderse por su habilidad.
No había duda sobre ello;
Justo ahora, Riel y Albert – antiguos camaradas de Glen – eran enemigos. Al
igual que la guardia real, habían venido a cazarlos.
Una sensación de desespero
parecía quemar a Glen. Él nunca pensó que de entre todas las personas, ellos—
[¡Detente! ¡Si no te
detienes, voy a tener que derrotarte!]
Sin embargo, Riel, sin
inmutarse por la amenaza de Glen, continuó corriendo.
El espacio entre ellos se cerró
en un instante—
[<Oh lobo helado de
plata • Con una capa de ventisca • Estalla>]
Glen completó el canto de
tres etapas sin más.
Momento siguiente, un
remolino de escarcha se concentró en la palma extendida de Glen. La ventisca se
convirtió en una tempestad helada que provocó que la temperatura disminuyera
rápidamente.
La abrumadora escarcha
causó que la humedad en el aire se congelara en fragmentos de hielo, las cuales
iban para Riel.
La magia negra [Ventisca
Helada] era un hechizo de ataque grado militar. Si fueras golpeado por la
ventisca sin protección mágica, tu sangre se congelaría al instante, y tu
corazón se detendría. Además, el impacto de innumerables fragmentos de hielo
provocaría que el cuerpo congelado se fragmentara en pedazos pequeños.
Normalmente, te detendrías
ante ventisca. Los magos con experiencia en combate levantarían protección
mágica en seguida y se alejarían de su área de efecto. De cualquier manera, se
detendrían.
No obstante, Riel no lo
hizo. Ignorando la tempestad y sin miedo a los fragmentos de hielo que la
golpearon, levantó los brazos para proteger sus ojos y continuó corriendo hacia
adelante.
[¡¿Eres demente o qué—?!]
Las bajas temperaturas de
la ventisca resistieron usando la magia negra [Tri · Resistencia], pero no
había forma que Riel se defendiera de los ataques físicos de los fragmentos de
hielo que volaban hacia ella. Para ella, seguir adelante no era más que una
prueba de su inusual tenacidad, la cual no sería capaz de medirse por su
apariencia o idiotez.
[¡Lumia-! ¡Abajo-!]
Al chasquear su lengua,
Glen tiró la bata que colgaba de sus hombros, y comenzó a recitar otro hechizo.
Lo que lanzó fue la magia
negra [Arma Encanto], que impregnaba sus puños con poder mágico. Involucrar a
la chica a un combate cercano sería lo mismo que pedirle que muera—
[¡Haiiiiiiiyaaaa-!]
Cuando Glen terminó el
canto, Riel, que corría como un vendaval, había cerrado una buena distancia.
Casi al mismo instante, levantó
su claymore sobre su cabeza.
Entonces, balanceó su
espada hacia abajo.
El golpe resultante fue
como un relámpago.
Fue un golpe decisivo,
directo, rudo, pero elegante.
[¡¿Tch—!?]
Glen cruzó sus puños arriba
de su cabeza para recibir el fuerte golpe.
¿De dónde saca Riel tanta fuerza en sus brazos pequeños?
Al momento que Glen
recibió el golpe, las abrumadoras ondas de choque parecían haber aplastado su
cuerpo del choque, y el pavimento bajo sus pies fue destruido.
[¿¡Gg—AAHHH—!?]
Lanzando sangre, Glen
resistió el golpe con todas sus fuerzas para no ser aplastado.
[¡Sensei!]
[¡He estado esperando este
momento, Glen!]
Riel sacó su espada y la
bajó de nuevo. El Claymore,
que debería haber sido considerablemente pesado, se balanceó como una rama de
sauce, y brilló hacia Glen dos a tres veces sin parar.
El estruendoso estallido
de cada golpe fue acompañado por el sonido del aire.
[¿¡Tch—!?]
Glen se agachó a la
izquierda, derecha y atrás para evitar la tempestad de acero. Las chispas saltaban
cada vez que las detenía con el dorso de sus manos, las cuales brillaban con
energía mágica. Sin embargo, la fuerza del impacto imparable chocaba contra su
cuerpo, y la tremenda fuerza detrás de la espada causaba un vendaval violento
de todas las direcciones, resintiendo su cuerpo.
[¡Iiiiiiiiiyaaaa—!]
Como el rugido de un león,
Riel continuó balanceándose una y otra vez.
La réplica de cada golpe
cortaba las paredes, pulverizaba el pavimento y lanzaba por el aire los
residuos. En un momento breve, el callejón ya se había reducido a un paisaje
infernal.
El rostro de Riel de
fuerza y violencia se asemejaba a un tornado.
[¿¡Guh—!? ¡H-Hey, espera-!
¡Riel! ¡¿Podrías escucharme por un momento?!]
[¡No tiene sentido! ¡Te
mataré!]
No importaba lo que Glen
dijera, todo lo que recibía eran feroces golpes.
Mierda...
¡Mierda...! ¡Albert está detrás de ella—!
En un tejado lejano, el
joven contemplaba la situación con su filosa mirada de halcón, esperando paciente
su oportunidad de atacar. La simple observación del joven hizo que Glen se sintiera
intranquilo.
Albert era un maestro francotirador
mágico. Incluso en medio de una batalla, podía evitar golpear a sus aliados y podía
atacar a sus enemigos con una precisión incomparable. Podría llamarse una
hazaña sobrehumana. Además, podía hacer el [Doble Lanzamiento], una técnica de
magia de alto nivel que te permite activar una magia dos veces con un solo
canto.
¡Mierda,
mi magia original [Mundo de IDiotas] no funciona en contra de estos chicos—!
Ejecutor #17 de las
Fuerzas Especiales de Magos de la Corte Imperial, 'La Estrella', Albert.
De la misma unidad,
Ejecutor #7, “La Carreta”, Riel.
El mago genio que podía
atacar por fuera del radio de [Mundo de idiotas], Albert.
El espadachín mágico genio
que dejaba a [Mundo de Idiotas] sin razón ante su , Riel.
Cuando Glen era conocido
como el Ejecutor #0, “El Idiota”, durante su tiempo en la Corte Imperial de
Magos, fueron los compañeros más confiables que podía pedir – Al mismo tiempo,
también eran los peores enemigos que podía enfrentar.
[¿¡Qué te pareció Glen!?
¡Este es el poder de mi magia!]
[¿¡Puedes llamarle a eso
magia!?]
Glen gritó mientras giraba
a un lado para esquivar el golpe cortante que destruyo el muro detrás de él.
[¡Claro que es magia!
¡Utilicé alquimia para hacer esta espada!]
Llevando su cuerpo al límite, Riel voló hacia Glen y
derribó su claymore en un exagerado golpe de mano.
El claymore apenas llego a Glen, que había logrado saltar, y demolió
el pavimento de piedra donde estaba hace un momento, dejando un cráter y fragmentos
a su paso.
[¡Y rechazó tu
explicación!]
A pesar de la contestación
juguetona, Glen no tenía espacio para moverse.
En un lado de la visión, podía
ver a Albert apuntando su dedo hacia él.
Imposible. Esquivar los
disparos de “Doble Lanzamiento” de Albert mientras luchaba contra Riel al mismo
tiempo estaba muy por lo imposible. Estaba más allá del alcance de las
capacidades de un ser humano.
Además, Riel, perseguía a
Glen como un perro de caza, sin siquiera fatigarse un poco.
No tenía ni una sola
opción.
¡Maldita
sea, lo siento, Lumia!
Pasando la tempestad de la
destrucción, Glen apretó los dientes sin poder hacer nada
Al mismo tiempo, Albert
lanzó la magia negra [Rayo Perforador] desde la punta de su dedo—
El rayo supersónico se
disparó a través del aire en línea recta en dirección a Glen—
[¿¡Ku—!?]
Sin forma de esquivar,
Glen se preparó para lo peor—
[¿¡Kyan!?]
La magia negra [Rayo
Perforador] golpeó la parte de arriba de la cabeza de Riel.
Riel cayó al piso, y su
cuerpo comenzó a temblar con espasmos.
[¿…Eh?]
La interminable
destrucción rápidamente se detuvo. Era casi como si todo hubiera sido una
broma.
Como Glen se sorprendió,
Albert, saltó del tejado, y aterrizó suavemente en el suelo.
[Ha pasado un tiempo, Glen.]
[Ah-Ahh...]
El tono calmado y
condescendiente detrás del saludo de su ex camarada hizo que Glen se sintiera
un poco perplejo.
[Vamos a otro sitio.
Sígueme.]
Albert, arrastró a Riel, y
caminó más allá por el callejón.
Incapaces de comprender la
situación, Glen y Lumia intercambiaron miradas y obedientemente asistieron.
Entonces—
[¡Estúpido idiota! ¡¿En
qué demonios estabas pensando?!]
El grito de Glen resonó
desde lo profundo de un callejón en la zona occidental de Fejiti.
[¡¿Tantas ganas tenías de
arreglar las cosas de cuando aún estaba en servicio activo!? ¡Piensa en el
momento y las circunstancias, idiota! ¡Cerebro de musculo! ¡Gracias a ti casi
muero!]
[...Mm.]
La fuerza tras [Rayo
Perforador] que había golpeado a Riel había sido controlada, y su natural tenacidad
también había aligerado el impacto. Ya se había recuperado, y su estado
emocional volvió al habitual. Dicho eso, ella parecía estar un poco desanimada.
[S-Sensei... ¿Quiénes son?]
Lumia se mantuvo un poco
alejada y miró con inquietud a Riel y Albert.
[Ah, estos tipos son mis compañeros
de cuando aún estaba en el ejército. Podemos confiar en ellos, así que tranquila...
o al menos eso creo. Luego de lo que pasó hace un rato...]
[Sí. Usar magia de grado
militar en medio de la ciudad… Fuiste muy descuidado, Albert. Quiero decir,
mira, incluso esta chica tiene miedo—]
[Es tu culpa, ¿sí? ¡Tu
culpa!]
Glen tomó la cabeza de
Riel entre sus manos y la sacudió de un lado a otro.
[...Cielos, no has
cambiado para nada... ha...]
Ignorando a Riel, quien
mantenía su inexpresividad cara soñolienta mientras temblaba como un metrónomo,
Glen suspiro con pesadez.
[¿…Podemos volver al tema?
Por como está, la situación actual es bastante grave.]
[L-Lo siento, prosigue.]
A pesar de reunirse con
Glen después de un largo rato, la actitud de Albert aún era fría. Debido a eso,
Glen respondió de manera incómoda.
[Por la información que he
reunido de mi vista mágica, Su Majestad la Emperatriz está detenida por la Guardia
Real. La guardia real se mueve de forma independiente para eliminar a la chica
– Lumia – que está allí.]
[Sí, lo entiendo. Esos
tipos recibieron una orden que la Emperatriz nunca dio. ¿Y cuál es su situación
en este momento?]
[La Emperatriz se
encuentra en el Stand VIP ahora. Aunque, todos los élite de las guardia real estacionaria
la custodian a la perfección, así que no hay por donde meterse. Tal parece que,
la emperatriz tampoco puede moverse. Cualquiera que se acerque se encontrará
con hostilidad pura... así que es bastante difícil abrirse paso.]
[¿Qué hay de Serika? Ya
sabes, la ex #21.]
[Ahora está al lado de la
Emperatriz, sin embargo, no parece que tenga algo planeado.]
[Es que no lo entiendo. Ya
que es Serika, no es que no pueda proteger a la Emperatriz y abrirse paso... Y
ya en eso, ¿entiendes por qué la guardia real va tras Lumia?]
[No conozco los detalles.
Sin embargo, si lo que dijiste es verdad, la señorita Lumia es la rumoreada “Princesa
Abandonada” ... Digamos que la guardia real se enteró de ello. Para proteger el
honor de la familia real, irán por su lealtad y la eliminaran... Supongo que es
una posibilidad.]
[Pero ¿no se están excediendo?
Hay un dicho que dice 'la verdad está destinada escaparse', asumamos que de
alguna manera se apoderaron de esta información confidencial. Aún así, no
tienen que hacerlo mientras la Emperatriz siga aquí, y no hay una razón sólida
para hacerlo ahora. Es que no entiendo por qué los guardias reales llegan a
tanto como para comprometerse con el Lèse-majesté por propia voluntad para
hacerlo.]
[Buen punto. Si los
guardias reales necesitaban hacerlo, hubiese sido mejor hacerlo en secreto.]
Mientras los dos pensaban
acerca de la verdad detrás del incidente, Glen mostraba una expresión sombría,
mientras que Albert mantenía su calmada indiferencia.
Cuando los dos parecieron haber
igualado sus pensamientos, Riel de repente se unió.
[Es suficiente. Hay cosas
que no entenderías sin importar cuánto pienses al respecto.]
[...No, ¿no sería mejor si
usas un poco más tu cabeza?]
[Es por eso que pensé en
un plan para salir de esta situación. Si estás aquí, Glen, podemos llevar a
cabo una estrategia un poco más avanzada.]
[¿Oh? Escuchemos.]
"Primero, yo iré al
frente. Entonces, Glen irá por el frente. Después de eso, Albert irá desde el frente.
Todo debería estar bien de esa manera... ¿Qué crees?]
[¿¡Puedes dejar de pensar
con tus músculos!?]
[Ow.]
Glen, quien estaba
conmocionado y asombrado, agarró la cabeza de Riel por ambos lados, y apretó
sus palmas contra su cabeza como un tornillo giratorio.
[¿Entiendes las
dificultades por las que he pasado desde que te fuiste, Glen?]
Las palabras que Albert
dijo en un tono práctico parecieron molestar a Glen.
[...Mhm, lo siento. Lo
siento mucho.]
[Ahora no es momento de
escuchar por qué nos dejaste sin decir nada, ni es momento de pedirte que
regreses, sin embargo... Haré que nos lo expliques todo un día. Es algo que nos
debes.]
[...Mhm.]
A eso, Glen, en circunstancias
excepcionales, asintió obedientemente.
[Y luego, saldarás cuentas
conmigo un día. Es algo que me debes.]
[¡Ni muerto!]
A Riel, quien se negaba a
darse por vencida, Glen refutó sin más.
[Bien. No quiero dejarlo
para otra ocasión. ¿Qué tal ahora?]
[¿¡Por qué lo ves así!?
¡Dame un respiro ya! ¿¡Hiiii!? ¡A-Aléjate!]
Riel alistó la espada
gigante, y se acercó con una mirada inexpresiva.
Glen sudaba como una
cascada mientras se echaba para atrás.
[De todos modos, ¿por qué
estás tan obsesionada con pelear conmigo?]
[En un duelo entre magos,
el perdedor debe hacer lo que el ganador quiera... eso escuché.]
[¡Ah, ¿entonces había una
tradición de esas? ¡¿Y qué hay con eso?!]
[…Eso es…]
Al escuchar la desesperada
y resignada pregunta de Glen, Riel se perdió en sus propias palabras.
[...Es porque... más que
nada... quiero que vuelvas... Glen.]
Aunque por lo general no
mostraba emoción, durante un breve momento de murmullos casi ahogados, el tono
de su voz sonó algo triste... o al menos eso parecía.
[...Tch, idiota. Si muero,
¿no estarías poniendo el carro delante del caballo...?]
[Glen no morirá tan
fácilmente.]
[En serio…]
Lumia, quien en silencio
observó la situación hasta entonces, se río.
[Albert-san y Riel-san...
¿verdad? Hehe, ambos son buenas personas, ¿no?]
[¿Huh? ¿Buenas personas?
¿Estos chicos? Tienes que estar bromeando…]
En este punto, Glen no
pudo evitar suspirar.
[Pues como sea, si podemos
encontrarnos en persona con la Emperatriz, seríamos capaces de superar esta
situación. Por una razón u otra, tengo que llegar a donde está la Emperatriz.]
[¿Y eso por qué, Glen?]
[¿Quién sabe? Eso es lo
que dijo Serika. Lo que dijo no era exactamente música para mis oídos, pero no
lo dijo sin razón. Tiene que haber alguna razón por la que debo llegar a la
Emperatriz. Ya que la situación va a empeorar si nos quedamos sentados sin
hacer nada, ¿por qué no lo intentamos?]
[¿Podemos confiar en ella?]
[Bueno, al menos, sé que
puedo confiar en ella.]
[…Bien. Si tú lo dices,
también confiaré en ella.]
Albert silenciosamente
cerró los ojos y asintió.
[Para que ustedes dos
lleguen a la Emperatriz... ¿qué deberíamos hacer?]
[Hmm, eso me pregunto—]
Glen lo pensó por un
momento... y les hizo una sugerencia a Albert y Riel.
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