Prólogo
– Consejos Sobre la Caza de Matrimonio
Había un gran
número de personas solteras en la Ciudad Santa de Amaddo. Y en esta metrópolis,
donde bienes de varios lugares del continente se reunían y se comerciaban las transacciones
exitosamente, una abundancia de dinero y trabajos fluía.
Por lo tanto,
se manifestaba que la población masculina siempre excedía a la población
femenina en esta zona e inevitablemente, había muchos solteros. Asociados con
esta realidad era una cínica admiración que la industria del sexo creciera,
pero incontables hombres en general deseaban una vida marital pacífica y
buscaban una esposa.
Aunque Dimitar
debería estar por comenzar tal asunto a una edad sabía, él siempre le decía a
su amigo de la infancia que no tenía decidido casarse.
♦♦♦♦♦♦
Aunque él le
tenía un fuerte miedo u odio a la cosa llamada familia——.
Debido a que se
le inserto un pabilo de hierro que cruzaba hasta el centro, la espada de madera
se había hecho más pesada que Jagieruka. Si él ni siquiera pudiera mantenerse
bien luego de moverla por unos minutos, entonces estaba totalmente fuera de
combate.
Los colegas de
sus días de los Caballeros de la Orden del Sello no se tomaban en serio el
entrenamiento. Ya fuera para bien o para mal, era la única vez que Dimitar
estaba completamente aislado del grupo para entrenar tranquilamente.
Si fuera a
evaluarlo ahora, tendría un espíritu de niño malcriado. Sin embargo, el Dimitar
de esos días movería su espada seriamente, sacrificando su hora de sueño para
estudiar magia y leer para incrementar su conocimiento, mientras que de todo
corazón no perdería ante los nobles a su alrededor quienes tenían en alto su
orgullo. Eventualmente, ese esfuerzo no fue útil para lo más alto de la Orden
de Caballeros, pero se convirtió en una grandiosa arma en su vida como Hiera
Glaphicos.
Sin embargo,
esta rustica arma era muy holgada.
Por lo tanto,
Dimitar debía de pulirla siempre que estuviera libre.
En el jardín
trasero de la posada, él continuaba su práctica que se veía simple para una
tercera persona, y la hija del casero le gruñía imprudentemente a Dimitar.
「¿…Cómo es que puedes mover esa cosa día tras días sin aburrirte?」
Colocando en
una banqueta la ropa lavada a secarse, Mercier miró a Dimitar y suspiro.
「No
eres un niño. No entiendo por qué Dimitar-san quien ya es muy grande se distrae
jugando con la espada.」
「Es
porque es un mundo que no se relaciona contigo. Está bien el no saber nada.」
Mercier todavía
tenía 7 años, por lo que no sabía qué hacía Dimitar. Simplificándolo, incluso si lo veía practicar
así con la espada, ella nunca podía evitar pensar que era un entrenamiento
necesario para su trabajo.
Por lo tanto,
Dimitar permitía la conducta y atrevida forma de hablar de la chica, si él le
faltara el tacto y se enojara con ella, probablemente tendría que secar la ropa
él solo. A este paso, la ropa lavada la cual la chica colgó al aire también
incluía la de Dimitar.
「—Acerca de eso, ¿Dimi-san no vaga de un lugar a otro, no sería
mejor ponerte a trabajar?」
Ignorante a la
mente abierta de Dimitar, la condenable y ligera lengua de la chica decía las
cosas para su propia conveniencia.
「Si
no, no podrás casarte aunque quisieras. ¿Por qué no llevas a la hija del
pastelero por la calle como tu novia? Ella tiene 18.」
「¿Así
es eso? …Aunque, si me casó, ya no podré estar en esta posaba. Tendría que
rentar y mudarme a una casa en alguna otra parte.」
「…En ese caso, eso sería problemático.」
Mercier que
casi había terminado de secar la ropa húmeda posó sus manos en su delantal y
murmuró.
「Si
Dimi-san no está aquí, los ingresos de la posada decaerán.」
「Más
que decaer, ya no habría, ¿cierto?」
La casa de Mercier
era un bar y posada, pero por varios años, Dimitar era el único inquilino. Era
incierto si algo ocurrió, así que no se hospedaban inquilinos; si el bar donde
vulgares hombres se reunían se mantuviera a una distancia, podía ser
inimaginable que alguien viviera aquí.
「Como
sea, si fuera así, es mejor que no me case.」
「Tiene
sentido… ahora que lo pienso, Otou-san siempre dice que uno solo lo hace sentir
tranquilo」
「Entonces
el problema está resuelto」
「Todo
termino bien, supongo.」
Mercier cambió
su opinión y empezó a caminar al edificio mientras sostenía la cubeta vacía en
sus brazos. La orgullosa chica, que perdió a su madre tempranamente ayudaba a
su padre desde que era una niña, pacería que solo era de débil voluntad.
「……」
Luego de mover
su cuerpo otros cinco minutos, Dimitar por fin bajo la espada.
Dimitar había
estado libre desde que regreso de su misión en Seriba hace unos días. Mientras
restauraba y recobraba sus crestas mágicas, a menos que a Valeria se le
asignara la siguiente misión, era natural que Dimitar que era su Hiera
Glaphicos exclusivo no saliera.
En cuanto a
ese hecho, ya que el logro de Valeria suprimiendo la insurrección de Seriba
junto con las tropas de guarnición fue altamente evaluada, la reputación de
Dimitar se incrementó.
Sin embargo,
era insuficiente. A menos que cumpliera más méritos y ganará el reconocimiento
de las personas alrededor, él no sería de uso para el verdadero propósito de
Lucius.
Por lo tanto,
en momentos así—aunque él concluyo que él no dejaría que se
desperdiciaran—Dimitar se sentía impaciente.
Recostó la
espada de madera que estoco en el suelo, Dimitar respiraba fuertemente mientras
limpiaba su sudor cuando de pronto sintió una mirada y se dio la vuelta.
「¡Dimitar-san,
Dimitar-saan!」
Desde la
sombra de la puerta trasera, una pequeña pero amplia figura con un manto sobre
su cabeza estiro su mano rozada que crujía haca Dimitar y le hizo señas.
「¿…Siempre usas eso?」
Dimitar se aproximó
a Bettina con una expresión asombrada.
「Sé
que tu apariencia es sospechosa, ya que usas ese manto; ¿pero no sería major que
solo te quitarás ese Bachu en primer lugar?」
「¡T-Tenía
prisa!」
「¿Qué
con eso?」
「¡O-Oji-sama!
¡Fue Oji-sama!」
「¿…El Jefe Ingeniero?」
「¡L-Las
personas se lo llevaron abruptamente del castillo!」
「—」
Limpiándose el
sudor que bajaba de sus hombros, Dimitar cerró sus ojos parcialmente.
muchas gracias por el prologo
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