Prólogo
[Excelente trabajo, chicos. Por favor,
me dan un poco de su atención.]
A esas palabras mías— Mina Walker,
segunda al mando de las maids en servio de la Casa Ducal de Howard— un pavor
pasó por el consejo de la mansión de la Casa Ducal de Leinster en la capital
real. A pesar de la matutina hora, muchas maids ya estaban trabajando duro
junto a oficiales escogidos de la Casa Ducal de Lebufera y otras familias
nobles. Y todos ellos levantaron sus cabezas para verme.
Cansancio pesaba en la mayoría de sus
rostros. Roland Walker, uno de nuestros mayordomos quien le había solicitado al
profesor la transferencia desde la capital norte, tenía círculos negros bajo
sus ojos.
En medio de todos ellos, me paré y
golpeé un grueso fajo de papeles con mi mano derecha. Una estampa roja en su
página cubierta se leía “ultra secreto”.
[Han reunido evidencia.] Dije. [De las
fechorías de nobles conservadores quienes no formaron parte en la rebelión
Algren, sin embargo, buscaron el poder durante la ausencia de Su Majestad de la
capital. La revisión final de estos documentos ahora está completa. Hoy, Día
del Feugo, es la fecha límite que el profesor estableció. Y ya que se redujo el
trabajo, terminaron a tiempo— y se ganaron una buena nota de mí.]
Todos jadearon… y entonces resonó un
coro.
[¡Lo hicimos!]
[¡Oh, pensé que nunca terminaría!]
[La cantidad de riqueza que estaban
amasando ilegalmente resulto ser demasiada.]
[L-Lo logramos. ¡Ahora puedo ser una
verdadera maid igual que usted, Susie!]
[¿H-Huh? ¡¿Bea?!]
Pudieron haberse dejado llevar un poco,
pero permitiría un poco de exceso en esta ocasión.
Una hermosa mujer con un refinado aire—
la octava en la Corporación de Maids de Leinster, Cordelia— calmadamente
observó la celebración. Entonces me vio.
Junté mis manos y ordené. [¡Preparen el
desayuno, luego descansen en turnos!]
[¡Sí!] Las maids de Leinster y Howard
respondieron, inmediata y animadamente salieron del salón. Ahora que lo pienso,
se habían sumergido en la papelería por más de diez días.
Cordelia bajó una copa de porcelana
blanca decorada con pequeñas aves escarlatas en un escritorio. El té negro, el
cual había oído que venía del sur de la Alianza de Principados, tenía un buen
aroma.
[Felicitaciones, señora.] Dije. Entre
su radiante cabello rubio y lustros ojos dorado y plateado, ella era tan
hermosa que olvidé sentir celos. Añádele a eso el gran pecho debajo de su
uniforme de maid, y la injusticia divina en verdad—
No más de eso.
[Gracias, Ms Cordelia.] Respondí. [Y
por favor, no me llames “señora”. Si tuvieras que hacerlo, te debería respeto.
Solo “Mina” está bien.]
[Entonces, por favor, solo llámeme
“Cordelia”. Mi familia me liberó. Ahora soy la número ocho en la Corporación de
Maids de Leinster— ni menos ni más.]
[Como gustes, Cordelia.]
[Gracias, Mina.]
Cordelia había hecho lo más posible
como la líder del equipo unificado de investigación. Ella estaba entre las
maids asignadas a la unión corporativa de los Leinsters y Howards— conocida
para muchos como Allen&Co— y había oído que estaba bien informada. Por
fortuna, podía usar esta oportunidad para construir un reporte con ella, pensé
mientras supervisaba el salón.
Un joven elfo contador yacía tendido en
su escritorio, dormido. Todos los sofás junto a los muros estaban igual de
ocupados— uno por Roland, quien estaba durmiendo como un vago. En el otro sofá
a su par, una joven maid rubia estaba hablando emocionadamente con su seria
colega morena cuyos mechones cubrían sus ojos.
Esas chicas le echaron ganas al
trabajo. Debo alabarlas luego. Y… Roland se ganó una buena nota también, aunque
desearía que se durmiera en su propio cuarto.
[Atestigüé la excepcional habilidad de
Mr Roland Walker con los papeles.] Cordelia remarcó, notando mi mirada y
sonrió. [Y Beatrice y Susie son encantadoras.]
[Todos nuestros especialistas de
escritorio se quedaron con nuestra ama de llaves en la capital norte.] Dije.
[Terminé pidiéndoles mucho a esos dos, a pesar que solo lograron un rango de
oficial— una falla de mi parte como segunda al mando. Debo seguir. Tenemos
suerte que Roland dejo el norte para unírsenos. Pero por favor, no se lo digas.
Se le subirán los humos.]
[No veo el daño en ser un poco francos…
pero está bien.] Cordelia guiñó su adorable ojo plateado.
Hermosa como una pintura. Elegante.
Alguien cubrió un trapo blanco sobre
los ojos del bien dormido Roland. Una maid Leinster con cabello azul pálido—
Nico, su número siete— se paró a la par del mayordomo, observando su estómago y
quedando interesada. Sonreí y me senté en una silla.
Cordelia fue lo suficientemente amable
para poner su asiento a la par del mío.
[Eso me recuerda, Mina. ¿Cómo va el
norte?] Dijo.
[En la capital, nuestra ama de llaves,
Mrs Shelley Walker, está arreglando los suplementos para más de diez mil
soldados.] Respondí. [Nuestro mayordomo, Mr Graham Walker, se le ha concedido
toda la autoridad para actuar en nombre del Duque Walker Howard y se fue a
negociar la paz con el Imperio Yustiniano. Oí que las pláticas están en sus
fases finales.]
[La reputación de ambos les preceden.
La mente maestra es el mejor logístico del reino, y el Abismo es temido a
través de todo el continente.]
Un pequeño plato vino para reposarse en
el escritorio frente a mí, teniendo galletas. Lo recibí con una reverencia y
dije. [Esos dos están son excelentes. Aunque, una parte de mí se pregunta lo
que Mr Allen, el Cerebro de la Dama de la Espada, y Miss Felicia Fosse, habrían
hecho si hubieran estado al mando de esta operación.]
[Esa lista de nombres habría sido el
doble de grueso, de seguro. La determinación de Miss Fosse no conoce límites
cuando está trabajando con Mr Allen, y un rumor no le hace justicia a sus
talentos.]
Recordé las hazañas que había visto de
la hija menor del Duque Howard, Lady Tina— o Su Alteza, ya que tenía el derecho
de ser llamada así— y Miss Ellie, la heredera del hombre Walker, realizar en
los cuarteles en la capital norte. Y sobre todo…
[Más allá del norte, en Rostlay, Lady
Stella se mostró tan sublime y noble que parecía casi una santa.] Dije. [No
siento más que gratitud por Mr Allen por ayudarla a llegar a tales alturas. ¡El
amor hace a una mujer fuerte!]
[Dada mi posición, me siento atada a
apoyar a Lady Lydia.] Cordelia respondió. [Pero Miss Fosse es tan adorable.]
[Es una pregunta engañosa, ¿no?]
[Sí, claro.]
Ambas reímos, y tenía el presentimiento
que seríamos buenas amigas.
[¿Ha habido alguna noticia del frente
norte?] Pregunté, mordiendo una galleta. [He pasado los últimos días corriendo
de aquí y allá, y por todas partes en la ciudad, esperando al profesor y Lord
Rodde, el Archimago.]
Cordelia asintió levemente y movió su
silla para que así se presionara contra la mía. A tal cercana distancia, se
veía como una princesa.
[No hemos perdido nuestra ventaja en el
frente norte.] Dijo. [La capital de Atlas, sin embargo, puede ponerse difícil.
El Fuerte de las Siete Torres evita el acercamiento a él, y un capaz comandante
se ha atrincherado allí con una guarnición de tropas de elite. Pero tenemos una
preocupación más fuerte.]
[Asumo que te refieres al estado de las
cosas en el centro de poder de nuestros enemigos—la capital de la Alianza de
Principados, la ciudad del agua.] Dije, recordando el reporte que había oí en
la capital norte concerniente a las diferentes opiniones en el corazón de la
alianza.
[Ven más cerca.] Cordelia murmuró.
Acerqué mi oreja a ella, y continuó con un susurro que fue más suave y claro.
[Sin duda ya lo has oído, pero Lady Lydia y Mr Allen están en esa ciudad
mientras hablamos. Están para actuar como un punto de contacto en las
negociaciones de paz.]
[Es como el profesor me dijo.] Susurré
de vuelta.
A pesar de los gloriosos logros del par
durante la insurrección liderada por la Casa Ducal de Algren del este, los
viejos aristócratas quienes apoyaba desde atrás al Príncipe de la Corona John
habían arrastrado al reino. Dicho eso, todo aquel sobre cierta posición sabía a
dónde se habían ido.
[Tengo colegas estacionadas
permanentemente en la ciudad del agua.] Cordelia continuó. [Desde la noche
pasada, sin embargo… hemos sido incapaces de contactarlas.]
Inicié.
Cordelia rápidamente presionó una mano
contra mis labios. [Mina.]
Calmándome, le di una mirada de
disculpas y transformé mi voz a un susurro. [¿Presumo que las maids
estacionadas en el centro de una potencial nación enemiga deben ser de rango
oficial?]
[Sí. Saki y Cindy juntas son el número
seis de nuestra corporación, y han sido asignadas para proteger al par.]
[Eso es preocupante. ¿Qué es lo que la
Casa Ducal de Leinster piensa hacer?]
Un coro venía de un rincón del salón.
Parecía que las otras maids trajeron el desayuno.
[No estoy segura.] Cordelia susurró.
[Cuando hice mi reporte a nuestra ama de llaves, ella dijo animada, “¡Sin
preocupaciones— con Allen a su lado, Lady Lydia es invencible!”]
[Ya veo. Si Ms Anna dice eso, entonces
debe ser cierto.] Ese nombre me sorprendió y me trajo recuerdos de mi tierra.
Dudé, entonces alejé a Cordelia y dije
en mi voz normal. [La fama de Lady Lydia Leinster como la Dama de la Espada nos
llegó hasta el norte. Pero ¿de dónde viene Mr Allen? Oh, por favor no me
malentienda.] Ondeé mis manos, y mi propio cabello rubio entró en mi visión.
[Él— Mr Allen— no solo salvó el corazón de nuestra Lady Tina, sino descongeló
el corazón de Lady Stella. Ayudó también a nuestra pequeña Miss Walker. Nunca
dudaría de alguien a quien le debemos tanto. Lo juro por mi nombre, Mina, el
cual mi difunta madre me dio.]
Cornelia peinó mi cabello con su mano.
[También tengo el mayor de los respetos por él. Dicho eso, algunas de las
chicas y yo una vez le hicimos la misma pregunta a nuestra ama de casa.]
Mis ojos se abrieron. [¿Y qué dijo Ms
Anna?]
Tenía que saberlo.
[La ama de casa respondió que “Mr Allen
pronto iba a volverse una leyenda viviente. Un día seguramente influenciaría a
todo el mundo para mejor.”]
¿Una buena influencia para el mundo?
Cordelia me dio una deslumbrante
sonrisa. [Nosotros le creímos a medias, pero Saki y Cindy siempre le dicen eso
a ellas, él era una “estrella para alumbrar la oscuridad.”]
[¿Una estrella?] Repetí lentamente.
Incitadas por Susie y Nico, una
sonrojada Beatrice colocó una manta sobre Roland. Su simple inocencia merece
mejores halagos.
Mi hermosa compañera de conversación
bajó su mirada. [No puedo negar que la discriminación contra los hombres
bestias, inmigrantes de muchas naciones, y otros sin apellidos es una realidad
en nuestro reino. Solo después me di cuenta que para tales personas, Mr Allen
es la esperanza misma. Aunque un huérfano criado por el clan lobo, graduado de
la Academia y Universidad real y ahora camina al lado de Lady Lydia. Hay más
con la respuesta de nuestra ama de llaves.] Una serie sinceridad entró en los
ojos dorados y plateados de Cordelia mientras recitaba. [“Lady Lydia pasa cada momento
al lado de Mr Allen saltando de la dicha. Para alguien como yo, ese hecho tiene
más peso que nada más— sobre todo lo demás. Esa es la única razón para confiar
y defenderlo.”]
Asentí repetidamente sabiendo a lo que
se refería. Lady Tina han sido llamada como una “niña maldita,” y el abuso la
había lastimado. Miss Walker había perdido a sus dos padres y mantenía en el
interior oculta su oscuridad. Lady Stella había sufrido por el aplastante peso
del ducado Howard que iba a heredar. Y un hombre había restaurado las cálidas
sonrisas en los rostros de mis queridas señoritas. ¿Qué más necesitaba saber?
[Sí, tienes toda la razón, Cordelia.]
Dije, estirándome y tomando la mano de mi nueva amiga. [No puedo agradecerte lo
suficiente.]
[Por favor, ni lo menciones, Mina.]
Mientras disfrutábamos un cálido
resplandor, una maid con cabello plateado corte entró por las puertas abiertas
y dijo. [Señoras.]
[Helene.] Dije. [¿Ocurre algo?]
La chica que asistía como la número
ocho se venía tensa mientras respondía tensa. [El profesor y la ama de llaves
de los Leinsters desean verlas. Parece urgente.]
No es sorpresa que esté nerviosa.
[Cordelia.] Dije.
[Veré las cosas por aquí, Mina.
Deberíamos visitar un café en la ciudad la siguiente vez que tengamos un tiempo
libre.]
Gracias a Dios es rápida con las
tareas.
[Sí, sería un placer.] Respondí,
asintiendo. [Espero que me des un tour de la capital real también.]
✽✽✽✽✽
[Hola, Mina. Buenos días. Odio ser tan
brusco, pero ¿has completado la tarea que te di?] Un caballero en un traje de
caballero— el profesor— preguntó sin levantarse de su asiento mientras entraba
al cuarto. Una caja negra yacía a su par, y una pequeña maid de cabello castaño
se paraba en asistencia con un gato negro en su hombro.
[Aquí está el informe de las fechorías
de la vieja guardia.] Respondí, colocando un grueso racimo de papeles sobre la
mesa. [Gracias por traer a Roland a la capital real.]
[Oh, Roland se ofreció.] El profesor
dijo, levantando su taza de té. [Y difícilmente puedo enviarlo a la capital
sur.]
[Esplendido trabajo. Permítame servirle
su té.] La maid de cabello castaño intervino, poniéndose atrás de mí y sacando
una silla antes que incluso me diera cuenta que se movió.
[Ms Anna, ¿por favor dejaría de
tratarme de lady?]
La ama de llaves río. [¡Claro que no!]
[Ríndete, Mina.] El profesor aconsejó.
[No puedes negar que ahora eres una fina dama de la familia Walker.]
Renuentemente, tomé el asiento frente a
mí. El gato negro familiar, Anko, cayó en la otra silla vacía y se acorruco.
El cabello junto sus manos en la mesa y
dijo. [Parece que un alboroto agitó a la ciudad del agua anoche. El combate
pudo haberse expandido en otros lugares.]
[Cordelia me lo dijo.] Respondí. [Pero
¿no la Alianza estaba yendo por la paz bajo el liderato del Dux Pisani, el
Diputado Nitti y cuatro marqueses del sur?]
[Al parecer el dux se ofreció para
visitar la capital sur en persona. Presumo que los halcones de la alianza
movilizaron tropas antes que pudiera seguir. Aunque, es un poco repentino.]
Una taza de porcelana pasó a reposarse
frente a mí sin un sonido. El aroma de las hojas de té de Lalannoya me recordó
a los viejos tiempos.
[Es cierto que hemos perdido contacto.]
La deslumbrante ama de llaves intervino. [Por favor, bebe.]
Debió haber preparado esto para mí.
Dudosa, respondí. [G-Gracias… Anna.]
[¡Oh, miss!] Para mi sorpresa, abrazó
mi cabeza y empezó a acariciar mi cabello— justo como solía hacerlo cuando
vivía en la capital imperial Yustiniana. [Solías ser tan pequeña como una
muñeca, y ahora te has convertido en una bella dama. Tu pobre Anna está
superada por la emoción. Si solo Lady Mia estuviera vivía, qué alegre estaría.]
[¡S-Suéltame!] Protesté. [¡Patrañas!
¡No creas que lo dejaré pasar!]
[Para nada.]
Gruñí. Entre los asesinos del Imperio
Yustiniano, Anna había sido conocida como el Ángel de la Muerte. Y ya que había
sido más que solo una conocida de mi madre—
El profesor junto sus manos. [Allen y
Lydia están en la ciudad del agua, y ni siquiera el héroe podría ser mejor que
esos dos cuando están unidos.] Dejo una pausa antes de añadir. [Sin embargo,
encuentro las más nuevas noticias de Liam desde la capital sur más bien
perturbarte.]
[Con su permiso.] Dije, aceptando la
carta ofrecida y haciendo a un lado a Anna para rápidamente revisarlo.
“Interferencia
a una escala masiva ahora bloquea las comunicaciones mágicas por la ciudad del
agua y áreas circundantes. Creo que los hechiceros de la iglesia son los
responsables.”
¿Han aislado no solo la ciudad, sino
toda la región? ¿Quién podría mantener un gran hechizo?
Cuando levanté la mirada, el profesor
asintió y dijo. [Parece que la Iglesia del Espíritu Santo tiene lazos más
profundos en el mando de la ciudad de lo que pensaba. Debemos restablecer
rápido las comunicaciones con el equipo de Allen. Creo que los Leinsters tienen
su mira puesta en la capital de Bazel. Sin embargo…]
[Bazel está situada en el norte y el
sur de la capital sur, más cerca de la mancomunidad.] Anna explicó. [Eso lo
pone más lejos de la ciudad del agua que de la capital de Atlas. Dudo que los
jinetes Griffins puedan hacer viajes completos desde allí.]
Así que si queremos restablecer las
comunicaciones con la ciudad del agua, nuestra única elección es tomar la
capital de Atlas.
[¿Fuiste capaz de descubrir algo de los
agentes de la iglesia en la capital real?] Pregunté. El profesor había “revisado”
todo lo concerniente con la ayuda de Anna y la segunda al mando de las maids de
Leinster, Romy.
[No, el viejo obispo no sabía nada.] El
profesor dijo. [Aunque, me encontré unas cuantas cosas interesantes.]
[Lord Rodde, el Archimago y nuestra
Maya Mato interrogaron a los antiguos señores Algren y todas sus historias
tenían un punto en común.] Anna pasó su bolígrafo sobre una hoja de papel.
“La Santa.”
Era
el título de una antigua leyenda que se suponía había usado el gran hechizo
Resurrection, con el cual había salido de la muerte.
¿Semejante cuento de hadas podría estar
tomando las riendas? La chica apóstol que había aparecido en Rostlay había
dicho su nombre, pero encontraba difícil de creerlo.
El profesor suspiró. [Esta
autoproclamada santa también parece haber orquestado el robo de reliquias y
textos antiguos de las capitales real y este. Ayudaría saber qué volúmenes al
cuidado del Marqués Crom y Gardner fueron robados, pero se rehúsan a decir
algo, así que no llegamos a nada. Sea como sea… la iglesia juega con algo con
lo que no deberían. Tenía razón en ir con la sugerencia de Lydia y enviar a
Allen a la ciudad del agua.]
[¿Algo que no deberían haber tocado?]
Repetí. [¿Se refiere a la cosa que Lord Rodde trajo desde la capital este para
investigar con usted?]
[Los últimos restos del dhampiro
Zelbert Régnier, el salvador del reino y el mejor amigo de Allen, quien yacía
en descanso en las catacumbas de la ciudad. Cuando Allen descubra de eso…] El
usualmente alegre profesor retorció su rostro en un fuerte ceño. [No puedo
empezar a imaginar su lamento. La iglesia sacrificó a sus caballeros y
seguidores para desplegar soldados hechizados en la capital este, también en el
norte en Rostlay y al sur en Avasiek. ¿Pudieron haber tomado el cuerpo de
Régnier como un medio para producir vampiros artificiales? Lord Rodde y yo
ciertamente eso tememos, al igual que la Flor de Sabia, Chise Glenbysidhe.
Chise reporta que tal magia existe entre las invenciones perdidas de su hermana
menor.]
Jadeé.
¡¿El mejor amigo de Allen era un
dhampiro?! ¡¿Los vampiros pueden ser creados?! ¡¿Y por qué fue enterrado en las
catacumbas?! ¡Con unas cuantas excepciones, solo la realeza puede entrar!
[Me dispondré a trabajar en la
“limpieza” de la capital real tan pronto lo haya discutido con Gerhard Gardner
una última vez.] El profesor continuó tan desapasionado, tocando la caja negra.
[Mina, actuarás como mi ayudante en la ciudad. Todas las maids Leinsters aparte
de Anna van a regresar a la capital sur en una apresurada agenda— necesito que
entreguen este paquete a Lynne. Su contenido debe ser sellado, pero Allen me
escribió antes de su partida, diciéndome que se lo confíe a ella, y no puedo
rechazarlo. Lisa y Leticia pronto dejarán el este y regresarán a la capital sur
también, y las armadas de los Duques Howard y Lebufera deberán visitarnos aquí
antes. Le he escrito a Stella acerca del padre de Felicia. Y cuando todo lo
demás esté dicho y hecho, y la tarea agotadora de apaciguar a la Princesa
Cheryl y mis estudiantes espera. Apreciaría toda la asistencia que puedan
ofrecer.]
[Claro.] Respondí, dejando mis dudas e
inclinándome en mi puesto como segundo al mando de las maids Howards. ¡Tenía mi
propósito, y lo cumpliría con lo mejor de mí!
[Por favor, siéntate y disfruta tu té,
señorita. ¡Tu querida Anna se encargará de todo!] Mi pequeña guardaespaldas
exclamó, dándome otro abrazo.
[¡A-Anna! ¡Suelta mi cabeza! ¡E-En
serio!] Grité, pero no podía quitarla.
El profesor libero una sonrisa mientras
decía la realidad de nuestra situación:
[Ninguno de esto cambia el hecho que nuestros aliados en la ciudad del agua están metidos en territorio enemigo sin esperanza de ayuda en el viniente futuro. Antes que los Algrens lanzaran su rebelión, Lord Rodde y yo recibimos documentos que la iglesia había formado, y en esa ocasión, no notamos la situación en la ciudad del agua. Avergonzado como estoy de admitirlo…] Él señaló al mapa en la mesa— justo en nuestra capital sur. [Nuestra única opción es poner a los niños a jugar. Lady Tina Howard es la única persona además de Lydia a la que Allen ha llamado genio. Pongamos nuestras esperanzas en ella y las otras luces de su generación. El futuro de nuestro reino descansa en ellos.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario