Capítulo
2 – Esos Quienes Tiene que Regresar a Casa y Esos Quienes Continúan Esperando
Mucho Después
Recientemente,
rumores que la lluvia ha estado filtrándose por el pasillo del segundo piso
están rondado. Una rápida visita confirma que el trabajo de carpintería es
necesario. Alguien pudo ser llamado de la ciudad al día después, pero ahora
puede ser algo duro taparlo. Lo que él necesita es tablones de madera y una—
[-Hey, ¿sabes
dónde martillan madera?] Él se giró para descubrir que a su pregunta no había
absolutamente nadie.
Bueno, eso es raro…
Hasta ahora,
una chica con cabello azul siempre había estado a su lado. Llego a ser algo tan
regular que él pensó que la chica ahora estaría allí y le hizo una pregunta,
pero…
[¿Kutori?] Él
llamó su nombre, pero no recibió respuesta. Un mal sentimiento empezó a correr
por su mejilla. [¿Aiseia? ¿Ren?] Él también trato de llamar el nombre de las
amigas cercanas de Kutori, pero otra vez nadie respondió.
Él decidió
tomar un descanso de arreglar la gotera del techo y busco a las chicas. Andando
y andando por el edificio. Del último al primer piso a otro. El cuarto de
lectura. El cuarto de juego. El almacén para equipamiento de entrenamiento. La
cocina y cafetería. Él subió al segundo piso y diligentemente reviso cada
cuarto.
Afuera. Cerca
del bosque. Por el pantano. Él fue a todos los caminos de la ciudad y tiendas.
Librerías. Relojerías. El teatro. Tienda de accesorios. Cafés. La carnicería.
No había nadie. En ningún lugar.
Él tomo a cada
hada que vio y trato de preguntar, pero las respuestas que recibía eran todas
iguales. Nadie las había visto. No lo sabía. Justo cuando empezó a
preguntárselo qué diablos pasó, alguien palmeo su espalda. Girando, él vio a
una mujer Troll—Naigrat que lo miro con una sonrisa melancólica.
[Es hora que
lo aceptes ya.] Ella dijo gentilmente. [Ya están muertas.]
—¿Qué?
[No tienes que
esconder a las chicas.]
¿Qué está diciendo? ¿Es una broma?
Este grupo de
islas flotantes es conocido como Regul Aire estaba al borde de la destrucción frecuentemente.
La causa, aparentemente, el tronco de la tierra de abajo, las cuales numerosos
invasores montaron el viento a la isla. Y pelear contra esos invasores requiere
de súper armas antiguas, y activar esas armas requiere hadas, quienes tienen
apariencia y alma de chicas. Encima de todo, en sus pequeños hombros descansa
el destino de Regul Aire. Un retorcido e inestable mundo. Un mundo el cual
tiene un futuro incierto. Un mundo en el fin.
[¿Lo
olvidaste? Las despediste para la batalla.]
Por supuesto
que lo recordaba. No había forma que lo olvidara. Pero él hizo una promesa. Si
ella vivía y regresaba a casa, él escucharía una petición. Cuando él le dijo
que sobreviviera y regresara a casa, ella puso una sonrisa y replico ‘déjamelo
a mí’. Así que no hay forma que ella…
[Será mejor
que te acostumbres pronto. En este mundo, esto ocurre a diario.] Una voz amable
y tierna, como la de una madre tratando de confortar a su hijo triste.
El tiempo que
han pasado allí él no lo sabía, pero, viendo los ojos a Naigrat. Willem notó a
cuatro pequeñas hadas juntándose cerca. Por alguna razón, son pequeñas, las
chicas siempre corrían despreocupadas y causaban un alboroto, todas estaban
paradas en una línea perfecta y en silencio. Con apariencias sin expresiones,
las cuatro lo vieron. Cada uno de sus delgados brazos, llevaba espadas
familiares. Todas abrieron sus bocas al mismo tiempo y dijeron, [Ahora yo voy.]
En ese
momento, un fuerte viento sopló. Él incisivamente se cubrió ambos ojos con sus
brazos. Pero cuando los abrió otra vez, las cuatro figuras ya se habían ido. En
su lugar, solo una pluma blanca de origen desconocido floto enfrente de sus
ojos. Justo cerca de tocar el suelo, sin embargo, un viento fuerte volvió a
soplar, llevando la pluma a un lugar lejano del cielo.
[Tienes que
acostumbrarte a eso.] Naigrat repitió esas palabras otra vez, luego cerro su
boca.
Espera. ¿Está es una broma? Él debería
acostumbrarse. Él entendía eso. Pero qué, exactamente, ¿a qué se acostumbrará?
Kutori, Aiseia, Nephren. ¿Dónde están? ¿Cuándo volverán a casa? Esas cuatro que
estaban allí, Collon, Lakish, Panival, Tiat. ¿Adónde fueron con esas espadas?
¿Qué fueron a hacer?
[Enfrenta la
realidad.]
No. Deja eso. No me des esa basura.
Si fuera la
realidad. Entonces él no quería verla más. Así que Willem cerró sus ojos, tapó
sus oídos, y, para detener su mente divago en otra cosa, empezó a recitar
nombres de los Regal Braves en su cabeza. Todos esos nombres los memorizo como
un niño que empezaba a quitar los pensamientos innecesarios. Abel Melkera.
Tolben Shunol. Wecker del Jade Aromático. El Sin Nombre de Espaldas.
[Tira Noten.
Wiley de la Espada Podrida…]
Él abrió sus
ojos y vio el cielo borroso por unos segundos, miro por la venta y confirmo que
la luz de la mañana estaba brillando por las cortinas color beige, tomando
otros segundos.
[La Más Fuerte
Nils, Leila Asprey…]
Dejando de
lado su cobija, él perezosamente se sentó y trono su cuello. Después de un
tiempo para entender su situación actual.
[¡Bueno,
gracias a Dios, ese fue solo un sueño!] él exclamó en un tono lloroso, y cargo
su cabeza en sus manos.
No todo dentro
de un sueño era mentira. Es cierto que este mundo, Regul Aire, existe sobre un
estrato del delgado hielo. Y también es cierto que ese delgado hielo era
soportado por una rama de antigüedades y las chicas que las blandían.
Kutori,
Aiseia, Nophren. Las tres chicas partieron a un duro campo de batalla. Y él, el
encargado de las hadas (al menos ese era su título oficial), Willem Kumeshm las
despidió. Todo era verdad.
Y no hay al
menos un punto que ese sueño estuviera fuera de la realidad.
Ya que la
batalla empezó, la mitad del mes pasó.
Las chicas
todavía no regresan a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario