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Capítulo 3

 

El sexto día de mi visita llegó antes que lo supiera, y a pesar de mi intranquilidad inicial, pronto entré a la casa donde había pasado trece años de mi vida antes de la Academia Real. Para mi alivio, las chicas lo habían tomado bien. la vista de las tres tomando una siesta juntas en las tardes era como un confort— mi madre incluso se les había unido el día anterior. En cuanto al festival, donde el albatros me había vendido… No soportaba recordarlo. Me hice a la idea de nunca sacarlo a los cuatro vientos.

 

Luego del desayuno, me retiré a un cuarto abierto con una vista del jardín interior, donde me meneaba en una silla mientras leía la carta de Stella. Su ordenada y regular escritura, el leve aroma de flores tenía un efecto tranquilizador.  Había escogido estar de malas conmigo y parecía estar también retraída, así que decidí que debía llevar a alguna parte cuando nos volviéramos a encontrar. ¿Quizás el bazar de la capital real?

 

Y el imperio está realizando ejercicios militares junto a nuestra frontera también.

 

Miré al Gran Árbol en la distancia y el cielo sin nubes desde atrás. Tal hermoso día podría tener algo de diversión para las chicas.

 

Unos días antes, un rojo Griffin había entregado un sobre de Felicia. Contenía una orden para barriles de ese vino rojo que le enviaría junto a una precipitada nota garabateada: [Gordo caballero de verde en la casa de mis padres. Quizás ligado a los Algrens. Les dijo que no se involucraran. ¡Es sofocante! ¡También quiero ir por esos dulces helados! Allen… y quiero la mitad de cada uno, entonces intercambiar.]

 

Una palabra en su última oración evidentemente había sido borrada con algo de rudeza.

 

Aunque, ¿un caballero de verde? Ese era el color de los Lebuferas al oeste. Los sirvientes de Algren, incidentalmente, usan purpura. Solo una familia noble había migrado del oeste al este desde la Guerra del Señor Oscuro— la misma familia que había obtenido el odio de los hombres bestias hace una década atrás y luego supuestamente huido al Reinado del Santo Espíritu.

 

Necesito más información, decidí, mirando la nota. Felicia probablemente había querido adjuntar una carta— ¡Tendría que quedarme con ella por su descuido en mi regreso!

De pronto, mi visión se puso borrosa. Me giré para encontrarme a una chica de cabello plateado detrás de mí. [Tina, ¿no son esos los antejos de mi papá?] Pregunté.

 

Luego de un breve silencio, ella solo dijo. [Perfecto.]

 

Me preguntaba a qué podría referirse mientras estaba por removerme los anteojos. No se movía— una chica vestida en un pálido rojo y otra en un pálido verde estaban restringiéndome.

 

[¿Lynne? ¿Ellie?] Dije. [¿Por favor me soltarían? No puedo ver bien.]

 

[Si estás preocupado por la borrosa visión, usa estos.] El albatros intervino a una corta distancia antes de tirarle algo a Tina.

 

[Lydia, ¿por qué tienes algo como esto?] Tina preguntó. [No me digas—]

 

[Llamaré a Madre y Caren, así que hazlo rápido.] El albatros entonces dejo el cuarto, evadiendo el intento de cuestionarla.

 

Tan pronto me quité los lentes de mi papá y los puse en la mesa frente a mí fue que Tina colocó un nuevo par en mi rostro. Les faltaba corrección óptica alguna. Antes que pudiera reprender a mis estudiantes, formaron una fila, me miraron y preguntaron:

 

[¿Qué cree, Allen?]

 

[A-Allen…]

 

[¿Me luce, Nii-sama?]

 

[¿Dónde consiguieron esos trajes?] Respondí.

 

 

Las chicas estaban vestidas con jinbei, chaquetas de manga carta y pantalones a media rodilla populares entre los hombres bestias en la capital este durante los meses de verano. El traje de Tina era de un azul pálido con un diseño de flores de seis pétalos, el de Ellie es un verde pálido con varias pequeñas aves, y el de Lynne está bellamente estampado. La ropa se veía tan nueva que debieron haber sido trabajadas en la capital real antes de nuestra partida— otra señal de la influencia de la ama de llaves.

 

[Oh Dios mío. Olvidarte de alagar a una dama te hará perder puntos, Allen.] Mi mamá río mientras entraba al cuarto. Probablemente había estado con Lydia y Ellie, haciendo almuerzos.

 

Me toqué la cien de mis anteojos para calmar mis ansias y dijo. [Todas se ven adorables.]

 

[¡Gracias!] El trio respondió mientras unían sus manos emocionadas.

 

Mi hermana y el albatros siguieron a mi mamá al cuarto, luciendo algo molestas. Caren usaba uno de mangas cortas y shorts, mientras sus manos sostenían una insignificante bolsa. Lydia tenía una chaqueta de cáñamo de manga larga sobre una camiseta blanca y una larga falda escarlata. Un sombrero colocado en su cabeza, y llevaba una bolsa marcada con un encantador diseño de un ave, así como también una lonchera de mimbre.

 

[¿Se terminó la gran inauguración?] El albatros me preguntó con una sonrisa.

 

[Lydia, ¿asumo que Anna, Mrs Walker y tú tuvieron que ver con esto?] Pregunté.

 

[¿Quién sabe? Madre, ¿puedo ayudarle a preparar la cena otra vez hoy? Prometo que regresaremos a tiempo.]

 

[Claro, querida. Siempre he señado el cocinar con mi hija. ¡Ten un abrazo!] Mi mamá lanzó sus brazos alrededor de Lydia, y la joven noble respondió en respuesta.

 

Las chicas ya no encontraban esas demostraciones sorprendentes. Estaba aliviado de verlas animadas luciendo su ropa nueva entre sí mismas.

 

Una vez mi mamá libero a Ludia, se giró al trio y dijo. [Ahora, también prepárense para irse chicas. ¿Trajeron los trajes de baño?]

[¡Sí!] Un coro de respuestas llego mientras las chicas sostenían sus bolsas.

 

¿Qué acaba de decir mamá? ¿Trajes de baño?

 

Estaba en el proceso de llevarse a las chicas cuando Caren intervino con un franco. [Espera.] Mientras, Lydia se sentaba frente a mí con una mirada medio cerrada que decía, [Así que te pegan las niñas pequeñas, ¿verdad?]

 

¡M-Menuda pelotudez!

 

[¿Sí, Caren? ¿Qué pasa?] Mi mamá dijo en un tono cantadito.

 

[¡Sabes qué!] Caren respondió. Entonces apretó sus puños, infló sus mejillas y murmuró. [Mamá, um, acerca de mi yukata…]

 

Justo como los viejos tiempos. Pensé mientras sus palabras se silenciaban.

 

El albatros estaba totalmente metida en capturar mi gestos en un orbe de vídeo. [No te muevas.] Su mirada parecía decir. “¡Y no salgas de la casa con esos lentes puestos!” Algunas veces ella me desconcierta.

 

Mi mamá hizo a un lado a Caren y susurro en su oído. [No te preocupes. Estará listo para ti cuando regreses.]

 

Caren se animó. [Muchas gracias.] Ella susurró en respuesta.

 

Se llevan tan bien. Lo que me recuerda— Necesito preguntarle antes de irnos.

 

[Mamá, ¿también tienes un yukata para mí?] Dije, poniéndome de pie.

 

[Hm… No estoy segura.] Ella respondió. [Has crecido un poco, sabes.] Se puso de puntillas y me dio una palmadita en la cabeza con evidente gozo.

 

Cierto. Mi vieja yukata ya no me quedará— ¡Oh!

 

Las chicas estaban observando los papeles inversos con grandes sonrisas y cosas como, “¡Allen!” “¡Oh!” y “¡Esplendido, Nii-sama!” Lydia tenía una leve sonrisa también y siguió grabando. Solo Caren no prestaba atención; ella estaba metida en su propio mundo, levemente sonrojada y meneando su cola.

 

Ondeé mi maná y regresé al tema. [E-En ese caso, ¿qué hay la de papá?]

 

[Te haré una nueva, pero no lo tendrás este año. ¡Me muero por el siguiente verano!] Mi mamá respondió, radiante. Esa era su manera de decirme que sería mejor que venga de visita a casa otra vez.

 

[¿Debería llevar a las chicas con Dag?] Pregunté, rascando mis mejillas mientras trataba de cambiar el tema. [Asumo que quieren jugar con el agua.]

 

[¡Haha! ¡Me alegra que mi hijo esté consumado!]

 

Recordé al viejo hombre nutria; aunque su discurso podía ser un poco rudo, era cariñoso y amable con los niños. No había tenido que ver mucho con los humanos en la década pasada o así debido al incidente, pero lo había visitado antes con Lydia, así que no veía problema.

 

Le sonreí a las chicas, quienes atentamente habían estado observándome conversar con mi mamá. [En ese caso, reúnanse en la puerta una vez estén listas, e iremos a la fuente. Les mostraré un lugar secreto que ni siquiera los hombres bestias conocen.] Dije.

 

✽✽✽✽✽

 

Aunque la ciudad había tenido una gran fama como la “Ciudad del Bosque”, prefería pensar de ella como el “laberinto de vías fluviales”. Cientos— quizás miles— miles de canales de todos tamaños se extendían por la capital este como una red. Los hombres bestias siempre habían vivido en las bendecidas aguas otorgadas por el Gran Árbol y los densos bosques en las afueras de la ciudad.

 

[¡Sensei, mire!] La chica de cabello plateado grito, recostándose sobre el costado del puente y señalando al agua. [¡Ese pez nadando es enorme!]

[Sé cuidadosa, Tina. ¿Puedes nadar?] Le dije.

 

[¡Humph! ¡C-Claro! ¡Puedo hacer lo que sea!]

 

[¿Qué?] Ellie preguntó, sosteniendo su sombrero de paja. [N-No sabía que aprendió a nadar, Lady Tina.]

 

[¡Ellie, shush!]

 

Lynne ignoró el intercambio entre ama y sirvienta. [Yo no puedo nadar, Nii-sama.] Ella dijo. [¿Me enseñaría las bases?] Su petición atrajo miradas de sorpresa de sus compañeras y una mirada punzante de su caprichosa hermana mayor.

 

[Odias nadar, Lynne.] El albatros le recordó.

 

[N-Nee-samaaaa…]

 

Lydia, quien se paraba a la par de Caren, estaba cubriéndose con un paraguas a pesar de los sombreros de paja a juego que todos usábamos.

 

El oeste final de la ciudad, donde estábamos hablando, estaba el área más antigua de la Ciudad Vieja. Sus residentes generalmente tenían profundas raciones en el distrito.

 

Mientras pasábamos el puente y nuestro destino entraba a la vida, las chicas apretaban mis mangas y exclamaban en sorpresa y deleite. Al menos una docena de góndolas en tonos variados estaban varadas en una fila ordenada junto al muelle. Esas distintivas artesanías de los barqueros del clan nutria de la Ciudad Vieja al parecer eran un legado de sus ancestros en la ciudad del agua. Los hombres bestias de la Ciudad Nueva preferían lanchas.

 

De alguna manera descendí las empinadas escaleras de manera construidas al costado del canal adelante y luego extendí una mano para asistir a las chicas. [Bajen una a la vez.] Dije. [Los escalones crujían, pero estaban fijos.]

 

[¡Está bien!] El trio respondió.

 

Una vez las más pequeñas estaban abajo, Caren siguió si tomar mi mano. Su silencio no parecía indicar disgusto, pero había estado actuando extraño por los pasados días.

 

El albatros fue la última en descender. Pacientemente esperó su turno, luego entregó la canasta y dobló el paraguas, los cuales tomé y encanté para que flotaran a mi par. Tan pronto lo hice fue que salto a mis brazos.

 

[¿Lo hacemos cada año?] Me quejé.

 

[Claro, menos que eso sería negligencia del deber. ¿O preferirás cambiar de lugar?] Dijo.

 

Me bajé de hombros y le regresé sus pertenencias. Sentí heladas miradas de mis estudiantes, pero Caren se mantuvo calmada.

 

Lydia me lanzó una mirada— al parecer había captado el extraño comportamiento de mi hermanita. Asentí, indicando que buscaría la chance de caminar y hablar con Caren a solas.

 

Los tipos del clan nutria charlando cerca de las góndolas saludaron tan pronto me vieron y a Lydia, así que regresé el gesto.

 

[¡Allen!] Tina exclamó. [¡Es injusto! ¡Injusto! ¡Hágalo otra vez! ¡Demando hacerlo otra vez!]

 

[No.]

 

[¡Oh! ¡Que malvado es!] Su molestia iba más allá de la curiosidad. [Ahora, ¿qué bote iremos a tomar?] Preguntó, jalando mi manga derecha. El interés de Ellie y Lynne parecía estar sacando lo mejor de ellas también, mientras Lydia y Caren casualmente se dirigían al canal.

 

[Aquí es.] Respondí. [Síganme, y no se acerquen al agua.]

 

El trio vocifero su consentimiento y tomaron posesión de mi brazo derecho— no es lo que tenía en mente. Las lleve al final del camino, donde un hombre bestia sentado sobre una góndola que estaba notablemente más vieja y cuidada que el resto, estaba dibujando una línea de pesca en el agua. Su cabello, el cual salía debajo de su sombrero de mimbre tejido, era todo blanco, así como su cola, y tenía un jinbei color azul marino.

[Son humanos, ¿no? Todos menos dos. Lo sé por sus pisadas.] Anunció sin más. [Perdón, pero no he llevado a tantos humanos en los pasados diez años o más que puedo contarlos con los dedos de mis manos. Vayan con alguien más que me asustan a los peces.]

 

Las chicas me dieron miradas preocupadas, así que las acaricie por encima de sus sombreros de paja.

 

[¿Así es, Daga? Qué pena.] Dije. [Vamos chicas; ya encontraremos otra góndola.]

 

[¿Hm? Quédate allí.] Él dijo mientras empezaba a llevarme a las chicas.

 

Me di la vuelta, y nos dimos una sonrisa. [Me encantaría. Ha pasado tiempo, pero me alegra ver que estés bien.]

 

Él rugió con una risa. [¡No te ves tan mal, Allen!]

 

[Le debo eso a mi acoso— ahem, entrenamiento— a manos de la irrazonable hija de un duque.]

 

[No digas eso. Chica Escarlata, ¿está siendo útil?]

 

[Más o menos, aunque no puedo hacer nada con su rebeldía.] Lydia respondió.

 

Más carcajadas recibieron ese comentario. [Me alegra que no has cambiado.] El bajo hombre bestia anciano— Dag del clan nutria— se paró con un gruñido de esfuerzo, tomó su remo, y se dio lugar en la popa. Lucía igual que su hermano gemelo, Deg.

 

[Todos a bordo.] Dag dijo con una mueca en su mentón. [Puedo suponer a dónde se dirigen. Oh, las chicas esperen. Allen.]

 

[Claro.] Abordé góndola y bajé nuestras maletas. Luego de un momento de consideración, dije. [Ellie.]

 

[S-Sí.]

[¿Te unirías a mí para un ejercicio de entrenamiento? Lo demostraré.]

 

Ellie chilló mientras lanzaba un hechizo de levitación en ella y gentilmente la bajo en la góndola.

 

[Ahora tú inténtalo.] Dije.

 

La maid se puso rígida mientras abordaba. [A-Allen, creo que m-mover a personas sería muy difícil. Oh, um…]

 

[No te preocupes. Tina y Lynne son grandes nadadoras, así que estará bien incluso si se caen.] Mi alivio pareció desconcertar a la joven en cuestión.

 

[T-Tiene razón.] Ellie respondió. [¡No tengo n-nada de qué preocuparme!] Una maliciosa sonrisa se extendió en su rostro.

 

Supongo que esto tiene su encanto como— ¡No! ¡No debo alentarla a caer en el lado oscuro!

 

[Muévete, Allen.] Dag intervino. Necesitaría esperar un momento.

 

Las compañeras de Ellie unieron sus manos y empezaron a temblar.

 

[¡A-Allen!] Tina gritó. [¡No creo que sea seguro dejar que Ellie lo haga sola!]

 

[¡N-Nii-sama! ¡Anteponer nuestra seguridad y paz mental debería tener prioridad!] Lynne añadió.

 

¿Qué hacer? El par era hilarante, pero Lydia y Caren estaban empezando a calentar, así que tomé la mano izquierda de Ellie.

 

[¿A-Allen?]

 

[Yo las moveré.] Dije. [Trata de entender el hechizo.]

Lynne seriamente observó mi fórmula de hechizo mientras levantaba a Tina, Lynne, y Caren caren entraba a la góndola. Debo de apuntarlo en su libreta luego, pensé mientras le lanzaba una mirada a Lydia. El albatros saltó sin hacer un sonido, aterrizo justo en medio del bote, se sentó en un sillón, y desplegó su paraguas.

 

Liberé la mano de Ellie y le di la espalda a Dag. [Gracias por esperar. Estamos listos ahora.]

 

[Bien. Agárrense fuerte, chicas.] La vieja nutria lanzó su remo, y la góndola empezó a deslizarse lentamente fuera del canal.

 

El Gran Árbol se asomaba gigantemente sobre nuestras cabezas mientras nos deslizábamos. En esa distancia, pude ver que parte de su tronco era de color diferente.

 

Una vez llegamos a la corriente, Dag se hizo más conversador. [Esa fue una fiesta infernal.] Dije. [Aunque, Oí que fuiste y te metiste en un lio. ¿No es así, Allen?]

 

[Valoro la consistencia.] Respondí.

 

[Oh, ¿lo haces?] Él se rio. [¡Jupa!] Con un poderoso jalón de su remo, nos propulso a un antiguo canal estrecho. Sacó su pipa mientras íbamos a un paso más tranquilo, haciéndolo un viaje más alentador. [Ahora, también puedo saber los nombres de estas pequeñas.]

 

Asentí y apunté a mis estudiantes, quienes estaban en los asientos de atrás, maravillándose con el grupo de peces bajo la superficie del agua y el escenario al frente. [Te presentaré. De donde estás parado, la chica en la derecha es Tina, la siguiente es Ellie, y esa es Lynne en la izquierda. Soy su tutor privado.]

 

El trio se dio la vuelta para dar animados saludos.

 

[¡Soy Tina Howard!]

 

[E-Ellie Walker, a su servicio. Oh, um…]

 

[Soy Lynne Leinster. Es un placer conocernos.]

 

La vieja nutria se sorprendió por un momento, con su pipa entre sus labios. Entonces gruñó. [Tienes que estar jodiéndome.] Al parecer reconoció el significado de los nombres de las chicas— no muy sorprendente, dado que él una vez había sido el centro de la política del clan junto a Deg. Un chasquido de una piedra generó una pequeña llama tazón de su pipa— la cual casi al inmediato se encendió. Pasé mi mirada a Lydia y vi que tenía su dedo índice levantado. Casi había olvidado cuánto detesta el fumar.

 

Dag me miró y estalló en una fuerte carcajadas. [¿La Muchacha Escarlata no es suficiente para ti, Allen? ¿Y bien?]

 

[Hay circunstancias atenuantes. Muchas, diría yo.] Respondí sin más.

 

[¿Así es? Suena a que lo tiene difícil, Muchacha Escarlata. Y tú también, pequeña Caren. Mi corazón está para ti.]

 

[No te preocupes; tendré una mano más estricta con él.] Lydia respondió.

 

Caren evidenció su sentir con un [Mi hermano necesita disciplina.]

 

Al parecer tendría un trato más duro en mi futuro.

 

La entrada a un túnel oscuro se hizo evidente al frente. Avisté la cresta de Algren y la insignia de la Iglesia del Santo Espíritu en el muro del canal— ninguno había estado presente el año anterior.

 

[No necesitarán esos.] Les dije, a su evidente confusión. [Sacar luz sería poco inteligente.]

 

La góndola se sumergió en el túnel, los muros los cuales pronto empezaron a alumbrase con una leve luz verde. Tina libero un grito de admiración, al igual que un impresionado “I-Increíble” de Ellie y un asombrado “D-Dios mío” de Lynne. Noté que ninguna cresta dañaba el místico panorama.

 

[¡Allen! ¡Esos son fórmulas de hechizos antiguos, ¿verdad?!] Tina demandó, estallando con emoción.

 

Dag sonrió. [¿Oh? ¿Está interesada en esas viejas reliquias, señorita?]

 

[¡Desde luego!]

 

[¡E-Es tan complicado!] Ellie añadió.

 

[¿No te recuerda a la fórmula de Nii-sama?] Lynne preguntó.

 

La vieja nutria rio. [Bueno, claro. Te ves prometedora. Este lugar se remonta— justo antes del reino. He estado remando góndolas más que cualquier otro en la ciudad, y aún no sé qué tal lejos llega. Cualquier novato que deambula aquí esperando satisfacer su curiosidad se perdería de seguro y quizás nunca regresaría.]

 

[Uh, um… ¿Esas fórmulas de hechizos han estado aquí todo este tiempo?] Ellie preguntó.

 

Encontraba su muestra de interés inesperadamente inspirador. Entonces me di cuenta, para mi sorpresa, que Lydia estaba grabándome desde atrás de su libro. No me había preparado para tal malicioso comportamiento.

 

Dag agitó su cabeza. [Nop. Esos son más recientes. Cerca de quinientos años en el exterior. No conozco los detalles, peor cuando era más joven, mi abuelo me contó…]

 

[¿S-Sí?] Tres voces surgieron.

 

[Me dijo que una persona construyó todos esos hechizos— con la ayuda de los elementos.]

 

Los ojos de las chicas se abrieron.

 

[Ese es solo un cuento.] Caren intervino. [No les llene la cabeza con sinsentidos, Dag. Son mis compañeras más jóvenes y estudiantes, así que soy responsable de ellas.]

 

La vieja nutria rio. [Amabas escuchar mis historias cuando eras más pequeña.]

 

[S-Sí, pero… solo porque Allen solía cree en ellas.]

 

[Aún las creo.] Anoté.

 

Con un chasquido de mis dedos, intervine con la fórmula de hechizo— la cual tenía un familiar parentesco con la magia botánica. Mis estudiantes liberaron atemorizantes exclamaciones mientras las luces se hacían más brillantes. Aproveché la oportunidad para preguntarle a Dag lo que me había estado molestando; el anterior líder siempre estaba bien informado.

 

[Noté que las insignias de Algren y el Santo Espíritu en el muro del canal.] Susurré.

 

[Algunos lacayos de los idiotas hijos del duque debieron haberlo hecho mientras no estábamos viendo.] Respondió. [El viejo Algren no es malo, así que debe estar en mala forma para dejarlos salirse con la suya.]

 

[¿El viejo duque está enfermo?] Pregunté, asombrado.

 

El septuagenario Duque Guido Algren— “el viejo duque”, como era llamado a menudo— gobernó las tierras del este del reino. También era el padre de Gil Algren, mi amigo de la universidad.

 

La nutria mordió un poco su pipa. [No conozco los detalles. Solía visitar los distritos de los hombres bestias, pero nadie lo ha visto estos pasados meses.]

 

Me tomé un momento para procesar eso. [¿Quién lo sucederá?]

 

[¿Me importa? Mientras el honren al Antiguo Compromiso, no nos quejaremos.] Dag se pauso, luego añadió. [Aunque, esos estúpidos niños están observando. Tienen algunas nociones equivocadas acerca de lo que pasó en la Guerra del Señor Oscura que podría— ¡Whoa!] Tomó su remo mientras la salida entraba a nuestra vista.

 

[La repentina luz del día puede ser cegadora.] Le advertí a las chicas. [Cierren los ojos y ábranlos lentamente.]

 

La góndola se deslizó elegantemente fuera del túnel subterráneo y entró a la placida superficie de un lago. Altas colinas, superadas por un canope de denso follaje, nos rodeaba por tres costados. Incluso la única entrada era estrecha y cincelada en una forma que sugería que el lugar una vez había sido cerrado por completo. Grupos de pequeños, nadando con las gentiles corrientes, eran claramente visibles a través de las cristalinas aguas. Esta isla escondida en las afueras de la capital este era un secreto bien guardado, incluso entre los hombres bestias. Salvo por una simple cabaña levantada por Dag y algunos otros locales, no había ni una sola estructura artificial a la vista.

 

[Muchas gracias.] Le dije a Dag mientras poníamos nuestras maletas en la blanca arena de playa. Tina, Ellie, y Lynne igualaron mi sentimiento mientras ellas salían de la góndola después de mí. Deleitosos gritos siguieron mientras sus pies sentían el agua.

 

Caren desembarcó sin mi ayuda y rápidamente se unía a las chicas. Luego venía Lydia, quien una vez saltó a mis brazos mientras su paraguas y cesta flotaban a un lado.

 

[Fácilmente pudiste haber llegado a la orilla.] Señalé.

 

[Quizás, nunca lo sabremos.] Respondí.

 

Mis emocionadas estudiantes ni nos prestaron atención ya que se arrojaban a Dag con preguntas.

 

[¿Cómo se llama este lugar?]

 

[Uh… ¿Alguno de los peces aquí, un, son peligrosos?]

 

[¿Deberías estar al pendiente de alguna fuertes caídas o fuertes corrientes?]

 

La vieja nutria canosa rio. [Hay peces sabrosos aquí, pero ninguna necesita preocuparse por eso. Toda el área es un gran cardumen, y las corrientes son suaves. Y es llamada, uh…] Él dudo.

 

[No tiene un nombre formal, pero la llamó la Isla Atra.] Dije, hablando en referencia a un genuino juramento. Caren me miró, y le asentí de regreso. No olvidaríamos a nuestros amigos de la infancia.

Dag murmuró bajo su respiración que necesitaba recordarlo mientras daba marcha atrás a su barco por el camino por el que habíamos llegado. Luego se giró a mi y gritó. [¡Estamos! ¡Regresaré por todos ustedes esta tarde! ¡Eres un maldito por quedarte aquí con cinco señoritas!]

 

[¿Quieres cambiar de lugares?] Respondí.

 

[Ni loco. Mi mujer me mataría si lo descubriera. Relájate ahora.]

 

[Gracias.]

 

[Ni lo menciones. Te veo luego. ¡Y chicas, tienen mi permiso para hacerle la vida imposible!]

 

[¡Gracias! ¡Lo haremos!] Tina, Ellie, y Lynne respondieron.

 

Dag levanto un brazo en respuesta y luego se dirigió hacia el canal subterráneo.

 

[¡Dag!] Grite, lanzando una botella de vino rojo de mi bolsa a su retirada.

 

[¿Huh? ¡W-Whoa!]

 

[Bébelo con tu esposa. Puedo garantizar su sabor.]

 

Dag rio mientras aseguraba su agarre en la botella. [Gracias.] Él respondió, sosteniéndola con cuidado mientras movía habilidosamente su góndola fuera de vista.

 

Le lancé una sonrisa a las chicas. [Ahora, vayamos a ponernos nuestros trajes de baño. No se olviden de su protector solar.]

 

✽✽✽✽✽

 

Un rápido hechizo levantó un muro de arena, detrás del cual me puse mi trajo de baño— un par de buenos shorts— y una camisa blanca de mangas cortas, la cual usé desabotonada.

Ya listo, extendí una manta en la playa y sembré una enorme sombrilla que habíamos traído para darnos sombra del sol. También inflé un par de flotadores de con diseño de lobo para Tina y Lynne.

 

El albatros y compañía estaban cambiándose dentro de la cabaña. Necesitaría poner una mesa y sillas una vez terminaran; estaba seguro que un aficionado dedicado como Dag pondría unos buenos muebles.

 

Salvajes Griffins— de cuellos más grandes que los del servicio postal diario— surcaban elegantemente por los cielos. Recordé que me encontré con uno en el bosque de niño, y había sido una grandiosa criatura hermosa. Debo compartir estas experiencias con mis estudiantes ahora que—

 

El sonido de pisadas golpeando la arena interrumpió mis pensamientos.

 

[¡Allen!]

 

[¡Nii-sama!]

 

Muy bien, eran Tina y Lynne. Ambas chicas estaban escondiéndose con blancas toallas.

 

[¿Ya están cambiadas? Eso fue rápido.] Dije.

 

[S-Sí.] Las jóvenes nobles respondieron, emocionadas, pero evidentemente nerviosas. Sin embargo, pronto se animaron y removieron sus tollas— un audaz movimiento que instintivamente me hizo cubrir mis ojos.

 

[¡Allen, mire!] Tina gritó, con desafió en su voz. [¡¿No es el mío más lindo que el de Lynne?!]

 

[Sé cuidadoso, Nii-sama.] Lynne añadió en el mismo tono. [Dile que el mío es más bonito.]

 

Descubrí mis ojos y luego me reí. Mientras, ambas chicas me daban miradas confusas.

 

[¿Allen?]

[¿Nii-sama?]

 

[Siempre supe que eran buenas amigas.] Dije.

 

El par parpadeó en sorpresa a mi comentario, entonces se miraron entre sí y se sorprendieron.

 

[¡Lynne, ¿cómo pudiste?!] Tina exclamó. Casi al mismo tiempo, Lynne gritó, [¡Tina, ¿cómo pudiste?!] Tina usaba un traje de baño blanco y azul con un top con volantes y una corta falda. El de Lynne era rojo, pero el corte era idéntico.

 

[¿Los compraron en la misma tienda?] Pregunté.

 

[L-Lo hicimos…] Tina admitió. [Ellie estaba con nosotras también. ¡Trabajé tan duro para mantenerlo en secreto todo este tiempo!]

 

[Q-Qué mortificante…] Lynne añadió. [¡Señorita Primer Lugar, ¿cómo terminamos escogiendo el mismo luego de pensarlo mucho?!]

 

[Lucen encantadoras.] Les aseguré. [¿Por qué no admiten que están felices de estar a juego?]

 

[¡N-No lo estamos!] Gritaron en conjunto. Incluso sus protestas eran idénticas. Deseaba que fueran más abiertas consigo mismas.

 

Entonces más pisadas, rápidas pero dudosas, pasaban por la arena hacia nosotros.

 

[Um, uh… A-Allen…] Su dueña balbuceó.

 

[Ellie, estás lista para—] Las palabras se quedaron en mis labios. A diferencia de sus compañeras, el traje de baño verde pálido con puntos era de un corte de una mujer adulta.

 

[U-Um, bueno… L-La vendedora recomendó este, pero no e-estoy segura cómo me veo con él.] Ellie dijo, asustada mientras se me acercaba.

Aclaré mi garganta. [Tranquila, te ves adorable.]

 

[¡M-Muchas gracias! ¿Huh? ¿L-Lady Tina? ¿L-Lady Lynne?] Las dos nobles chicas tomaron a la maid por las manos y la arrastraron por la orilla. Vamos, empezaron con ejercicios de calentamiento— posicionándose para ver el agua.

 

Fue allí cuando Caren llego para regañarme. [No deberías comértela con los ojos, Allen.]

 

[Me gustaría pensar que no lo estaba.] Respondí, de alguna manera defensiva.

 

El nuevo trajo de baño violeta de mi hermanita era diseñado para libre movimiento, con shorts por pantalones y casi sin decoraciones.

 

[Te ves bien también, Caren.] Añadí, respondiendo a sus amenazantes miradas.

 

[¿Es todo?] Sus orejas y cola cayeron en decepción.

 

[¿Asumo que ese traje viene de la misma tienda como el collar que te di para tu cumpleaños?] Murmuré en su oído mientras le pasaba un flotador. [La pequeña marca de mariposa bordada en los shorts es un regalo antiguo.]

 

[P-Pura coincidencia.] Caren avisto a las chicas observándonos. [¿Qué están viendo?] Ella demandó, dirigiéndose al asombrado trio con un flotador en cada mano. Ella era tanto una atenta profesora y una mejor nadadora que yo, así que opte por dejar a Tina y Lynne en manos confiables.

 

Finalmente, sentí al albatros acercándose.

 

[Qué terrible jaleo.]

 

[¿Eso crees?] Pregunté. [Disfruté nuestra última vista cuando fuimos los tres, pero también estoy—] Me di la vuelta y luego de inmediato bajo mi mirada.

 

Lydia me dio una asombrada mirada. [Qué se te metió— Oh, ya veo.]

[¡E-Espera! ¡Dame un momento!]

 

A pesar de mis protestas, la noble joven escarlata avanzó a mí paso a paso.

 

Lydia era hermosa. Su traje de baño no era rojo, sino blanco. El resto de su conjunto consistía de su sombrero de paja en su cabeza y un pareu escarlata alrededor de su cintura.

 

El albatros rio mientras presionaba su sonriente rostro cerca del mío.

 

[No se te da lidiar con este tipo de cosas, ¿verdad?] Ella dijo. [¡Ahora, elógiame! ¡No seas tímido!]

 

[¡E-Eso es jugar sucio!] Me quejé. [¡Eso es lo que te hace una mala jugadora, Lady Lydia Leinster!]

 

[Puedes hacerlo mejor que eso.]

 

Gruñí. El albatros se dio cuenta de mi sonrojo y se hizo más grande. Al menos, no tenía más elección que—

 

Tina liberó un grito. [¡Lydia! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!]

 

Las chicas lo habían notado. ¡Estaba a salvo!

 

Ludia chasqueó su lengua y me fijo una intensa mirada. Me bajé de hombros, pero me decidí, y susurré en su oído. [Creo que te ves hermosa.]

 

[¡H-Humph! Bueno, esto no estuvo mal.] Entonces, probablemente cubriendo su vergüenza, ella gritó. [¡Tiny! ¡Hoy es el día que te enseñaré tu lugar!] Ella se echo a la joven noble con el flotador de lobo. Seguí yo, golpeando mis mejillas.

 

Desearía que dejara de meterme en cosas como esta. Mi corazón no podrá soportarlo.

 

Me senté en una silla de mimbre, esforzándome a pensar con calma. Esto era, después de todo, una reunión de las más finas hechiceras y espadachinas en el reino. Al inicio habían estado contentas por jugar en el agua, pero…

 

Mientras revisaba la escena ante mí, reflexione que algunas variaciones en este resultado podrían haber sido inevitable.

 

Tina y Lynne lanzaron docenas de disparos de hielo y bolas de fuego, gritando “¡Te tengo ahora!” y “¡En la mira, Nee-sama!” Su objetivo, Lydia, se paraba con calma al borde del agua y remontó sus ataques con un solo movimiento de su brazo.

 

[¡¿C-Cómo es eso posible?!] Tina intervino.

 

Lynne gruñó. [E-Eres mucho más fuerte de lo usual, N-Nee-sama.]

 

[No.] El albatros respondió. [Ustedes son débiles.]

 

Ambas chicas levantaron la mirada, indignadas, y empezó a desplegar hechizos con ambas manos.

 

Lydia bostezo y regresó su atención a Caren, quien estaba a su costado. [La victoria no les llega a esos que esperan.] Ella les provocó. [Me sentaré a su lado en el almuerzo.]

 

[¡En tus sueños, quizás! ¡Protegeré a mi hermano!] Caren desplegó y entonces activó un torrencial de rayos. A diferencia de las chicas, mezcló lo instantáneo y retrasó hechizos, aunque no empleó el Lightning Apotheosis o magia avanzada. Aún era un juego, el objetivo del cual era hacer a Lydia usar magia ofensiva dentro del tiempo límite. Solo hechizos elementales eran permitidos, y las barreras fueron afinadas para resistir cada elemento para preservar la playa de cualquier daño. El ganador se ganaría el derecho para sentarse a mi lado en el almuerzo, o así se resumía.

 

El albatros intervino y desmantelo los hechizos de Caren, provocando un asombrado “¡P-Pero ese es el truco de Allen!” de mi hermana.

 

[De verdad creías que me ocultaría sus técnicas, ¿no?] Lydia respondió.

 

Esta vez, las chicas se unieron a la sorprendida Caren. Claro, Lydia no se había empleado; compartí todo mi conocimiento y habilidad con ella, pero eso no significaba que había dominado todos mis trucos.

 

Pasé mis ojos a las tres fórmulas de hechizo flotando y una hoja de papel que Anna me había entregado en la Estación Central en la capital real. Una tetera y una gran cesta de mimbre se posaron en la mesa redonda.

 

 

[Allen, ¿me gustaría una copa?] Ellie preguntó, ofreciéndome el té negro helado que había ido a la cabaña a preparar. Se había puesto una camisa blanca sobre su traje de baño.

 

[Sí, por favor.] Respondí. [¿Segura que no quieres unirte a las otras?]

 

 

[S-Sí. Prepararle el té es suficiente para mí. E-Especialmente porque esto usando su c-camisa.] La maid rio avergonzada. Evité mirarla directamente— la combinación de mi camisa y su traje de baño era más de lo que mis ojos podían soportar.

 

Tomé un sorbo de mi vaso. Ellie había hecho un excelente uso del control de temperatura al enfriar el té e incluso había pensado en añadir cubos de hielo. [Delicioso.]

 

[Gracias.] Respondió. [Incluso la abuela ha estado alagando mi té últimamente.]

 

[No sería sorpresa si la ama de llaves de los Leinster te ofrece un trabajo uno de estos días.]

 

[Oh, um…] Ellie rio con nervios.

 

[Menuda hora que me entero. Perdóname.] La siempre eficiente Anna al parecer ya había tratado de reclutar a la joven Miss Walker.

 

Mi nota de la ama de llaves se leía: [Posible descubrimiento en el caso de la Duquesa Rosa Howard debido a una duda en su linaje. A pesar de meticulosas cubiertas, se hizo notorio que no viene del Conde de Coalhear, una extinta casa del este, pero más bien era una hija adoptada. Puntos clave implican consentimiento de la familia real. Más informes por llegar.]

Este pasado se pone seinen.

 

Fui por mis lentes solo para que me los quitaran a mis narices.

 

[Lydia, eso es mío.] Dije sin más.

 

[Significa que eso me pertenece. Ellie.] El albatros respondió.

 

[¡¿S-Sí?!]

 

[Tiny y Lynne te están llamando. Dicen que van a practicar el nado. ¡Hicimos el almuerzo juntas, así que pasaré por alto tu intento de adelantárteme, pero quítate esa camisa!]

 

[¡S-Sí!] La maid se quito y dobló cuidadosamente mi camisa antes de dejarla en la mesa. Entonces, corrió para asistir a las dos hijas de los duques, quienes Caren estaba enseñando los fundamentes del nado.

 

El albatros se sentó frente a mí y siguió bebiendo mi té.

 

[¿Cómo estaban las chicas?] Pregunté.

 

[B-Bueno, no están a mi altura, aunque no lo han hecho tan mal, considerando que solo han tenido poco más de medio año contigo.]

 

[Asumo que están haciendo buenos progresos. Es una dicha ver a mis estudiantes crecer.]

 

Me dio hambre, así que tomé un sándwich de huevo de la cesta para alimentarme. El albatros siguió con su mirada fija en mí todo el tiempo.

 

[¿Te das cuenta me la estás poniendo difícil el comer?] Eventualmente me quejé.

 

[¿Está bueno?] Preguntó, ignoró mi comentario.

Claro que estaba bueno; reconocería la cocina de mi madre en cualquier parte.

 

[Bueno, sí.] Dije. [Caren y yo crecimos comiendo— ¿Lydia?] El albatros me había dado la espalda— silla y yo— y estaba apretando su puño en triunfo.

 

¿Qué carajos…?

 

Metí la nota de Ana en el bolsillo de mi camisa y me di por refinar la fórmula de hechizo— o eso traté. Lydia sentándose con sus piernas abiertas y examinando todos mis movimientos era perturbador.

 

[¿Por qué no vas a nadar también?] Sugerí.

 

[No, me estoy reabasteciendo.]

 

[¿Cómo?]

 

Su bello dedo trazó mi fórmula de hechizo. [Este es el hechizo de transportación del director, ¿no? ¿Y eso es para encriptar? El último es solo un fragmento.]

 

[Lo he visto muchas veces. Lanzarlo está más allá de mí, pero apuesto que tú puedes hacerlo. Te contaré acerca de los otros dos una vez terminen.]

 

[Mm…]

 

El tiempo pasó con paz. A las orillas del agua, aunque aún cerca para que los pies de las chicas toquen el fondo, Caren le estaba enseñando a Tina y Lynne nadar con sus flotadores. Oí frustrados gruñidos de “C-Caren” y  “L-Las personas simplemente no están para flotar”.

 

[Sí, lo están. Solo mira a Ellie.] Mi hermana señaló a la maid, quien estaba en aguas más abiertas, nadando a larga distancia.

 

[¡Lady Tina! ¡Lady Lynne! ¡Vengan conmigo!] Ellie dijo, saludando. Su inocente invitación silenció a sus compañeras.

[Muy bien.] Caren dijo con una mirada indiferente en sus ojos. [Digamos que sus pechos son la razón por la que no pueden aprender a nadar. ¿Realmente están dispuestas a aceptar eso?]

 

[¡N-Nunca!] Esa fue la unánime respuesta.

 

[Bien. ¡Juro que haré que naden!]

 

Puedo cuestionar los métodos de Caren, pero había logrado motivar a las chicas.

 

[Sabes, mi cumpleaños es el próximo mes.] El albatros murmuro.

 

Oh. ¿Eso es lo que ha estado en su mente?

 

[Tengo mi agenda libre.] Le aseguré.

 

[Gracias.]

 

La respuesta de Lydia fue seca, y enterró su rostro en sus rodillas tan pronto lo dijo. Su nuca era escarlata.

 

[Serás la más grande otra vez.] Comenté, observando a Tina y Lynne mover sus piernas.

 

[Naturalmente. ¡Soy más grande que tú, y debes respetar a tus mayores!]

 

[Supongo que mis mayores no necesitan ser mimados.]

 

[No tan rápido.] Lydia camino, arrastrándose a mi lado, y de inmediato tomó mi mano izquierda. [No me has consentido lo suficiente. Puedo trabajar mucho más duro si lo haces.]

 

[Sí, sí. No te presiones demasiado.]

 

[¡Solo un “sí”!] Ella respondió. [Y será mejor que comas lo suficiente, descanses y duermas bien.]

 

[Yo, um, d-daré lo mejor.]

 

Lydia se molestó. [Qué sirviente poco confiable eres. Quizás deba huir a la ciudad del agua contigo.]

 

[Estás más cerca de la República Lalannoy.] Señalé.

 

[Al menos trata de ser dulce.] Ella murmuró de mala gana, acariciando su cabeza contra mí. ¿Qué es lo que haré con esta noble?

 

Una extraña presencia arriba me alerto que algo estaba cayendo sobre nosotros. Levante la vista para ver un… ¿bola de pelo? No; estaba aleteando frenéticamente sus alas. Dicho eso, no era un ave. Con la ayuda de un hechizo de levitación mío, la retorcida criatura aterrizó en nuestra sombrilla.

 

Lydia y yo nos paramos para mirar y exclamamos a lo que encontramos. La redonda y esponjosa figura en nuestra sombrilla era un polluelo de Griffin marino. Los ojos dorados de la joven bestia nos miraron en blanco.

 

[Un Griffin tan joven debe tener un padre cerca. ¿Quizás se cayó desde arriba?] Dije.

 

Lance un hechizo de levitación cerca de la sombrilla, solo para estar seguros. No tocaría al polluelo. Los Griffin eran criaturas inteligentes, pero algunas razas salvajes aborrecían la esencia humana, así que—

 

La bola de pelo rebotó de la sombrilla a mis brazos, donde ronroneó con gusto. Me fui a mi asiento, confundido, pero el bebé animal se quedó.

 

El albatros también se sentó, luego de inmediato se hizo a un lado, murmurando bajo su respiración. [Qué bien regalo. Se ven perfectos juntos. Así es cómo será cuando tengamos niños— Espera. Él se ve bien, pero se supone que ese sea mi lugar. ¿Nuestros hijos me lo arrebataran? Pero cuando se trata de niños, realmente debería…]

 

[¿Lydia?]

 

[No es nada. ¡Más té!]

 

[Va enseguida.] Conjuré bloques de hielo en su vaso y luego les vería té. El polluelo plantó sus pies en la mesa, evidentemente intrigado.

 

Hm…

 

Recogí un cubo de hielo y lo metí en el pico del polluelo. Un deleitoso ronroneo fue la respuesta.

 

Justo mientras le entregaba al albatros su vso de té, un Griffin marino aterrizó sin sonido en la playa. Ningún hechicero podría lugar tan maestría de magia de viento. La criatura de cuello largo tenía ojos dorados y un pico amarillo, y sin cuernos, asumo que es la madre del polluelo. Debía ser al menos dos veces más grande que un hombre humano alto, con sus delgadas, brillantes alas y una hermosa capa de plumas azules y esmeraldas. Sus extremidades llegaban justo al talón.

 

Las chicas habían notado nuestra situación, peor les mencioné no intervenir. Iba a estar bien.

 

Puse al polluelo en el suelo. Deambule hacia su madre, deteniéndome a sus pies. Luego, se dio la vuelta a mí y se sacudió— un gesto de gratitud.

 

[No duele.] Le informé a la madre del Griffin. [Cuida de no dejarlo caer otra vez.]

 

La madre gentilmente acarició al polluelo con su pico y lo puso en su espalda, luego extendió sus aladas y emprendió vuelo.

 

Las chicas llegaron corriendo a mí, todas gritando. Escuché un “¡Allen! ¡Allen!” de Tina, un “¡Oh, Allen!” de Ellie, y un “¡Nii-sama! ¡No me digas que domaste a un Griffin adulto— y uno salvaje!”. El albatros y yo intercambiamos miradas, y nos echamos a reír.

 

[¡Allen! ¡Arriba de ti!] Caren gritó ansiosa.

[Sí, ella es amable.] Respondí mientras la agitación de sus alas anunciaba un número de objetos redondos cayendo hacia nosotros. Los atrapé con hechizos de levitación.

 

Las chicas unieron sus manos, asombradas por las docenas o más de nueces flotantes, cada una de al menos el tamaño de un gato adulto.

 

[¿Q-Qué son esas?] Tina preguntó.

 

Ellie respondió. [A-Algún tipo de fruta gigante.]

 

[N-Nunca antes había visto a un Griffin regresando un favor.] Lynne añadió.

 

Esas eran las frutas del Gran Árbol— aunque realmente provienen de sus descendientes en el bosque cercano. Caren y yo a menudo las comíamos de niños. Las frutas creían por sí solas en la capital este, sin embargo, generalmente estaban fuera de nuestros medios, siendo lujosos objetos destinados para la realeza y otras prominentes personas.

 

[¿Les abrirías agujeros, Caren?] Pregunté.

 

[Claro.] Ella se dispuso a abrir la futa con su daga.

 

Tomé uno y lo sostuve arriba de un gran tazón de vidrio en la mesa. Las chicas observaron con interés mientras agitaba la fruta. Antes que el jugo dentro se regara, lancé hechizos de viento y hielo, logrando una piscina miniatura. Tres asombrados gritos recibieron el baño resultante de jugo congelado, el cual se metió en el tazón como nieve.

 

Tomé una cucharada y se la ofrecí a mi hermana. [Dinos cómo sabe, Caren. Di “aah”.]

 

[A-Allen, yo…] A pesar de su rechazo inicial, Caren pronto cedió y metió la cuchara en su boca.

 

[¿Qué tal?] Pregunté.

 

Sonrojada, mi hermana respondió. [Frío y un poco dulce.]

[Me alegra oírlo.] Lancé la fruta al aire, se abrió con un hechizo de viento, y añadí su contenido al tazón. Con eso hecho, le pasé el tazón a Caren y regresé mi atención a las chicas. [Hagamos un juego con estos. Creo que disfrutaran tratar de partirlos mientras tienen los ojos tapados.]

 

[¡Nos encantaría!] Tina respondió con ánimos.

 

[P-Pero…] Ellie añadió.

 

[También me gustaría lo que le acabas de dar a Caren, Nii-sama.] Lynne dijo, completando su encantadora petición.

 

Mi hermana se comió el jugo de fruta congelado en silencio mientras preparaba una segunda ronda. Luego, un pensamiento me impacto. [Tina, ¿te importaría intentarlo?] Dije.

 

[¡Me encantaría! ¡Solo déjamelo mí!] La chica de cabello plateado accedió. Sus apretados puños mostraban su determinación.

 

[¿Segura?] Pregunté otra vez, solo por maldad.

 

[¡Humph! ¡Puedo hacerlo! ¡Se lo demostraré! ¡Grandísimo malote!]

 

[Está bien. Está en tus manos.]

 

[¡No defraudaré!]

 

Ellie y Lynne vieron al entusiasmo de su compañera.

 

Ahora, veamos como lo hace.

 

Un gustoso almuerzo siguió. La comida que habíamos empacado contenía delicias, y el jugo de fruta— reducido a sólidos bloques de hielo— también tenía su encanto.

 

Pasamos la tarde nadando, persiguiendo peces, rompiendo las frutas del Gran Árbol con los ojos tapados, y generalmente disfrutando. Las chicas, cansadas del largo día de juego, se durmieron en la góndola en nuestro viaje de regreso. El albatros y Caren lucían refrescadas también. Estaba alegre que hubiéramos hecho el viaje— a pesar de la insistente grima de Dag.

 

✽✽✽✽✽

 

Para cuando llegamos a casa, se estaba haciendo noche. Caren fue directo al baño, diciendo que tenía que “sudar”. Tina, Ellie, y Lynne el reportaron el día de aventuras a mi mamá, quien se había impacientado de esperarnos, aun así escuchó con ánimos a sus historias. Dicho eso, regresaron a sus habitaciones, en encamaron, y de inmediato cayeron a los brazos de Morfeo.

 

[Vaya, parece que se la pasaron grandioso.] Mi mamá dijo, observando al trio. [Deberíamos dejarlas dormir hasta la cena. Allen, Lydia, ¿seguros que no les gustaría descansar también?]

 

[Estoy bien. ¿Qué hay de ti, Lydia?] Respondí.

 

[Tampoco lo necesito.]

 

Mi mamá junto sus manos. [Oh, vaya. En ese caso, Lydia querida, ¿me ayudarías a alistar la cena?]

 

[Claro, madre.] En un susurro, el albatros añadió. [Ese almuerzo funcionó como un amuleto. Muchas gracias.]

 

[Me alegra escucharlo.] Mi mamá respondió, riendo.

 

[¿Necesitas más manos, mamá?] Pregunté. [Me gustaría salir con Caren.]

 

Los ojos de mamá se abrieron, entonces dijo. [Estaba por pedírtelo. Espera en la puerta frontal.]

 

[Está bien. ¿Lydia?]

Realmente amaba a mi mamá.

 

Un rato después, estaba retocando una fórmula de hechizo en la entrada principal cuando una voz desde atrás me llamó. [Gracias por esperar, Allen.] Levanté la vista para ver a mi adorable hermanita.

 

[Vaya, Caren, qué sorpresa.] Dije, fallando en suprimir una sonrisa. [¿Desde cuándo viste eso fuera de casa?]

 

Ella tenía un yukata violeta pálido con un elegante sueño floral de verano, el cual nuestra madre había diseñado para ella a mano. Me di cuenta que también olía a jabón.

 

[Incluso yo tengo ganas de vestirme bien algunos días.] Ella respondió. [¿Cómo me veo?]

 

[¡Sabía que mi hermanita era la más linda de todo el mundo mundial!]

 

[¡A-Allen! ¡Sé serio!]

 

[Lo digo en serio. Ahora, ¿nos vamos?] Extendí mi mano izquierda, y ella la tomó sin protestar. Nuestro mandado era comprar vegetales frescos.

 

Salíamos mientras el sol empezaba a ponerse. Redondas linternas de papel, un rasgo distintivo de los distritos de los hombres bestias en la ciudad, se cuelgan por las calles. [Oh, claro.] Dije. [Casi olvido la época del año que es.]

 

[Sí. ¡Si te quedas hasta la semana después de la siguiente, estarás aquí para el Envío Espiritual!]

 

[Esa es una oferta tentadora. Me gustaría quedarme, si no fuera por mis deberes de enseñanza.]

 

Caminamos mientras hablábamos y pronto llegamos a una calle de costado la cual es paralela a un canal. Me quedé en el lado más cercano al agua. En sonidito de nuestro calzado llenó el aire.

 

[Estoy segura que las chicas visitarán a sus familias.] Caren dijo. [¿No te dará eso tiempo para extender tu visita?]

 

[Se supone, pero no tengo idea de cuáles sean sus planes. Puedes quedarte sin mí, sabes.]

 

[Qué fea forma de decirlo.]

 

Caren abrazó mi brazo izquierdo y me miró con reproche. [Primero fuiste y te hiciste un tutor privado sin decirme palabra. Lo siguiente que supe, ya era un profesor substituto en la Academia Real. Luego te involucraste en el establecimiento de una nueva compañía para dos casas ducales, y reclutaste a Felicia mientras estaban en ello.] Lentamente contó mis crímenes con sus dedos, iluminada por los últimos rayos del sol. [Llevaste a Stella a una cita— incluso si tenías una buena razón para eso— y la tomaste como tu estudiante. También te pusiste de examinador en la academia el otro día. Y no olvidemos la promoción de Lydia a guardia de la princesa. ¡Has estado demasiado ocupado!]

 

[Mm… Pero todas son excelentes chicas.] Dije. [Como sea, soy solo yo.]

 

[¡Ese no es el punto! ¡Debes estar dándole más tiempo a tu hermana!] Ella estaba pataleando al castado.

 

[También te mimo, ¿verdad?] Bromeé.

 

[No lo suficiente. Ni cerca de lo suficiente.] Ella me quito la mirada en un adorable gesto de rabia. Sus orejas se retorcieron mientras demandaba. [¿Escogiste la ropa que Lydia usó en nuestro viaje?]

 

Dudé antes de responder. [No siempre tengo palabra en esas cosas. Un Firebird frente a tus narices le gana a cualquier argumento.]

 

[¡Mentira!]

 

Mientras nuestra amistosa platica siguió, reflexioné que no había sido capaz de hacerme de este tiempo para Caren en meses. Tendría que resolverlo una vez regresáramos a la capital real y—

 

Mi hermana detuvo sus pasos.

 

[¿Qué ocurre?] Pregunté, sorprendido. [¡Oh! ¡No me digas que nos perdimos!]

 

[No. No me juntes con Tina.] Ella dijo. [Allen…]

 

[¿Hm?]

 

Caren me miró y casi empezó a hablar, pero luego dudo y se silenció. Luego de varios falsos inicios, dijo. [V-Verás—]

 

[¿Huh? ¡¿Eres tú, Allen?! ¡Hey! ¡También pasa por la Ciudad Nueva cuando tengas tiempo!] Un joven del clan lobo me llamó desde esquife que estaba llevando por el canal. Siendo un residente de la Ciudad Nueva, usaba típicas ropas más que un kimono. Su bote estaba cargado con frutas del Gran Árbol.

 

[Te daré una visita.] Prometí. [Quizás mañana.]

 

Él me saludó y meneó su cola en respuesta.

 

Una vez estaba fura de la vista, volvía Caren y la encontré luciendo abatida. [Lo siento. Me di cuenta que estábamos en medio de algo.] Dije, colocando una mano en su cabeza. [¿Por qué no me cuenta de ello? No has estado a tu 100% últimamente.]

 

Ella dudó, se sorprendió. Al final, sin embargo, dijo, [Es acerca de mi futuro.]

 

[Pensé que planeabas asistir a la universidad.]

 

[Me he estado preguntando si realmente sirve si voy.] Mi hermana confesó, sonando indeciso. [Digo, puedo aprender todo lo que necesite de ti.]

 

[Apreció el cumplido, aunque es un poco vergonzoso. ¿Significa que te rendirás en volverte en una hechicera de la corte?]

Caren se lanzó contra mi pecho. Con furia murmuró. [No quiero ser parte de ninguna organización que te trató tan malo.]

 

Así que eso es lo que le ha estado molestando. No puedo pedir por una hermana más cariñosa.

 

[Personalmente, me gustaría que avances a la universidad y te inscribas en el departamento del profesor.] Dije tan gentilmente como podía. [¡Espero que le muestres el error en sus métodos! Pero siempre tendrás mi total apoyo no importa lo que decidas hacer.]

 

Mi hermana se rehusó a seguirme el juego con mis bromas. [Seguiste con tu vista puesta en la corte de hechiceros a pesar de todo el prejuicio y discriminación que sufriste. Eso fue por mamá y papá, ¿verdad?] Ella me miró con lágrimas en sus ojos. [¿Y por mí? Porque podrías ganar mucho dinero de esa manera. He sido semejante carga para—]

 

[Caren.] Sin más envolví mis brazos alrededor de ella y acaricié su espalda— justo como solía hacerlo cuando estaba molesta. [Acertaste bien.]

 

[E-Entonces—]

 

Limpié sus lágrimas con un dedo. [Pero eso fue lo que quería hacer. Quería hacer lo que sea que pudiera por mamá, papá y por mi adorable hermanita que solía llamarme “Nee-san”. Nunca he pensado en ti como una carga.]

 

Caren enterró su rostro más en mi pecho. [No juegas justo, Allen.]

 

Me reí teatralmente. [¡Por mi hermanita, desafiaría al mismo destino!]

 

[Eso es a lo que me refiero.] Luego de un silencio, dijo. [¿Puedo pedirte un favor?]

 

[Puedes.] Respondí de inmediato. Los hermanos mayores estaban para conceder los caprichos de sus hermanitas.

 

Caren murmuró. [Quiero ir a la universidad. Aunque no estoy segura de convertirme en una hechicera de la corte.]

[Creo que lo serías. Y no te preocupes; ¡Tengo varios años de matrícula para ti!]

 

[¡¿Allen?!]

 

[No tomaré un no por respuesta. Quiero que dependas en mí.]

 

Una larga pausa siguió. [Bien.] Ella dijo al final.

 

[Bien. ahora, tenemos compras que hacer.] La liberé y nos dimos por seguir caminando, pero tomó mi camisa. [¿Caren?]

 

[¿Te importa si te pido una cosa más?]

 

[Adelante.]

 

Ella se me adelanto, y junto sus manos detrás de su espalda, y miró por su hombro. El sol se había puesto por fin, dejando las lámparas callejeras junto al canal para bañarnos en su leve luz.

 

[¡Quiero viajar a dio a la universidad desde tu cuarto!]

 

No me había esperado esto. [Caren—]

 

[Ya dijiste que sí.]

 

Gruñí. Mis aposentos estaban en el distrito laboral en la capital real, muy difícil de ser un hogar seguro para mi hermanita.

 

Caren respondió a mis preocupaciones al sacarme la lengua como una malévola niña. [Solo bromeo.] Ella dijo. [Si Stella también se inscribe, viviré con ella en los dormitorios.]

 

[¡C-Caren!]


 

[¿Ahora sientes que es lo que se siente que te tomen el pelo? Algo de buena fe que te falta.]

 

[Mi fe siempre está sufriendo por las duras demandas de mi hermanita.]

 

[Y mis demandas solo se pondrán más difíciles. Pero sigue mimándome más que nunca— de esa manera funciona el mundo.]

 

Caminé a ella e hice una señal de rendición. [Tú ganas. Me rindo. Tus deseos son mis órdenes, Madam Vicepresidenta.]

 

[Mejor. Ahora, ve a comprar esos— ¡¿Quién está allí?!] Caren se movió frente a mí para protegerme. Rayos violetas crujían mientras empezaba a desplegar hechizos.

 

[¡E-Espera! ¡N-No voy a intentar nada!] Un chico del clan lobo gritó, saliendo de un callejón junto al canal. Su tono era una mezcla de miedo y tensión.

 

Miré a Caren, y entonces ceso sus preparaciones mágicas.

 

[¿Toneri?] Dije. [Estamos en medio de un mandado.]

 

[No me importa lo que estés haciendo.] Él respondió. [Necesito que vengas al Gran Árbol. Ahora.]

 

[¿El Gran Árbol? Eso es tan repentino.]

 

[¡Solo cállate y sígueme!] Toneri respondió. Siempre había tenido un temperamento corto, pero usualmente no tan corto como este.

 

Caren aún estaba lista para el combate.

 

[No iremos a ninguna parte con Toneri. ¿Lo explicarías por favor?]

 

En respuesta, una joven mujer en atuendo masculino emergió de las sombras. Su cabello negro estaba atado justo detrás de su cabeza, su piel era de color oscuro, y una simple daga colgaba de su cintura.

 

¿Su maná ha cambiado?

 

[¿No eres la guardaespaldas de Gil?] Pregunté. [Creo que tu nombre es—]

 

[Konoha.] Respondió. [Dudé el entrar al distrito de hombres bestias como una humana, así que solicité la asistencia de Toneri. Perdón por la molestia, pero debo insistir que nos acompañen.]

 

[¿Puedo preguntar por qué?]

 

[No aquí, pero por favor considere esto como una petición de Lord Gil.]

 

Esperaba que Gil regresara a la capital este, pero ¿qué podría querer de mí?

 

[¡No lo creo!] Caren gritó. [¿Por qué Gil llamaría a mi hermano al Gran Árbol y no la mansión del duque? ¡Si es algo importante, el llamado debió haber venido de Ogi, nuestro jefe de clan! ¡¿Qué tienes que decir a esto, Toneri?!]

 

[M-Mi papá también quiere a Allen allí.] Toneri respondió, su mirada vacilaba. [D-Dice que es urgente.]

 

[¡¿Qué?!] Mi hermana se asombró.

 

Así que nuestro jefe también me quiere. Supongo que está arreglado.

 

[Muy bien, iré contigo.] Le dije a Konoha. [Caren, ¿puedes terminar las compras tú sola? Y dile a mamá a dónde me he ido.]

 

[¡Si vas, también voy!] Caren declaró, esparciendo chispas violetas en su enojo.

[Ruego su perdón, pero este no es un asunto para el público en general.] Konoha intervino.

 

Caren se quedó quieta de la furia.

 

[Estaré bien.] Le aseguré, esperando calmar su enojo. [Solo me iré al Gran Árbol y luego volveré.]

 

Sin más, Caren dijo. [No me lo creo.]

 

[¿Qué pasa? ¿No confías en mí?]

 

[Lo hago. Confió en ti más que nadie— nadie más en el mundo. ¡Pero!] Ella parecía estar preocupada.

 

[Gracias.] Me di la vuelta para el agitado chico y la maid en ropa de hombre. [Ahora, pongámonos en marcha. Necesito acabar con esto pronto, o llegaré tarde para la cena.]

 

✽✽✽✽✽

 

[¿Cómo está Gil?] Le pregunté a Konoha mientras cruzábamos el Gran Puente.

 

[Bien.] Ella respondió bruscamente.

 

El chico del clan lobo no dijo ni pio durante nuestro viaje.

 

Pronto llegamos a la entrada al Gran Árbol. El edificio era el más fino en el distrito de los hombres bestias, a pesar de haber adornado con un masivo hoyo en el tronco viviente— una hazaña que solo hechiceros botánicos podrían haber cumplido. Un adornado carruaje llevando la cresta de Algren se parqueó a la par de la puerta.

 

¿Un carruaje cerca del Gran Árbol? Muy bien.

 

Saludamos a los guardias, quienes abrieron las grandes puertas una vez explicamos nuestra situación.

 

El interior del árbol albergaba un vasto y circular salón en el cual numerosos hombres bestias revisaban documentos en los escritorios o conversaban en pequeños grupos. Más voces descendían por una abertura en el centro del techo del cuarto. Al parecer muchas personas estaban ascendiendo y descendiendo de las largas escaleras al fondo del salón. Todo el lugar lucía sin cambios desde que lo había visitado con mi papá de niño.

 

Para los hombres bestias, este siempre había sido el corazón del gobierno, administración, negocios, y religión. Todos los clanes también se refugiarían aquí en épocas de problemas. La cabeza del consejo tenía su oficina en el piso más alto.

 

Las personas que pasábamos se veían confundidas de ver a Konoha y Toneri, pero algo parecía llegar a tener sentido una vez me vieron. Varios conocidos saludaron.

 

[Vamos. Date prisa.] Toneri me apresuró, sonando molesto.

 

[Ya veo tu punto.] Respondí. [Toneri, ¿podrías manejar las enredaderas por nosotros?]

 

[¡C-Claro que no! ¡Solo los jefes y antiguos jefes pueden usar magia botánica!]

 

[Yo lo haré entonces.]

 

[¡¿E-Estás loco?! No escuchaste lo que—]

 

Toqué el tronco cercano a la entrada frontal y lancé un hechizo botánico, creando gruesos enredaderas que nos levantaron sobre la abertura en el techo. El chico del clan lobo miró alrededor con asombro, mientras la maid suspiro.

 

[Es solo porque estamos dentro del Gran Árbol.] Dije— sin mucho— por el beneficio de Konoha.

 

Las enredaderas nos llevaron a lo alto de la catedral en la capital real antes de dejarnos frente a la oficina del director en el mismo más alto. Podía escuchar voces a través de su gruesa puerta.

 

Toneri estaba viendo el suelo, su rostro estaba pálido. [Ogi me llamó, tu trabajo no está terminado hasta que te reportes con él.] Le recordé.

 

[¡Yo… no necesito que me lo digas!] Él respondió, entonces golpeó la puerta— cortésmente, a pesar de su irritación.

 

[No está cerrado.] La respuesta llegó.

 

Toneri hizo señas con su mentón, diciéndome que entrara.

 

[Perdón.] Dije.

 

Dentro encontré a cuatro hombres, tres de ellos humanos y todos viéndome.

 

Todos los humanos tienen cabello rubio con flequillos violetas. Uno era de buen cuerpo y cerca de los cuarenta. Usaba un uniforme militar violeta oscuro con un ornamento, una larga espada de caballero en su cintura. El siguiente estaba usando una ligera bata como los pastores, con pequeños lentes rectos antes que sus ojos se fruncieran. Asumo que está en sus veinte. El último y el más cercano a mí era mi amigo de la universidad Gil Algren, vestido como un hechicero.

 

[¡¿A-Allen?! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!] Gil gritó, soltando de su asiento. Casi al mismo momento, el molesto tipo del clan de lobo de cabello negro detrás de su escritorio dijo mi nombre más calmado, pero sin confusión. Ese era el jefe de mi clan y el representante de los hombres bestias como un todo.

 

[Es un placer verlo de nuevo, Jefe Ogi.] Dije. [Y Su Alteza, Lord Gil Algren también. Se me informó que deseaban verme y vine sin duda.]

 

[¿Yo?] Tanto Gil y Oit se vieron abrumados.

 

[Lord Gil, he traído al Cerebro de la Dama de la Espada, como me instruyó.] La maid intervino.

 

[¡¿Konoha?!] Gil exclamó. Estaba nada sorprendido de ver que el llamado haya sido mentira.

 

Mi mirada se encontró con la de Toneri antes que Konoha cerrara la puerta. Había oscuras emociones en sus ojos, como también una intensa intranquilidad.

 

El hombre en uniforme me dio una mirada llena de desprecio, aversión, y desdén, luego regresó su atención a Ogi. La cadena de oro alrededor de su cuello brilló mientras azotaba su puño en el escritorio del jefe.

 

[¡No me hagas repetirlo, Ogi! ¡Entrega el control de la milicia y accede a una requisición temporal del Gran Árbol!]

 

[¡Me rehúso, de acuerdo al Antiguo Compromiso!] Ogi lentamente respondió.

 

[Nuestros estándares sociales pueden diferir, pero estamos en iguales con tu casa. ceder el Gran Árbol, incluso temporalmente, está fuera de cuestión. En cuanto a poner la milicia a tu disposición… Quizás en guerra. Pero ¿en tiempos de paz? Deseo hablar con el duque personalmente.]

 

La milicia de los hombres bestias había tenido buenos días, pero mantenía un poco de su fuerza de lucha. ¿Qué podrían querer los Algrens?

 

[¡Ese horrible pacto antiguo fue diseñado hace doscientos años!] El hombre gritó. [¡Lo anularé en el momento que herede!]

 

[Entonces te sugiero regresar cuando sea el momento. Si tratas de anular el pacto, estamos preparados para llevar el pleito directamente a Su Majestad en la capital real.]

 

El hombre apretó sus dientes.

 

[Por favor dime de qué se trata esto, Lord Grant.] El jefe continuó. [Tú y tus hermanos llegaron de la nada y empezaron a hacer demandas sin mucha explicación. ¿El viejo duque sabe de esto?]

 

[Deja a mi padre fuera de esto. ¡Este es un asunto urgente! Ahora, solo tenemos las tropas de Gregory y los guardias a nuestro mando. A menos que actuemos pronto… ¡La capital este puede ser hecha cenizas!]

 

Esas palabras, venían de Su Alteza, Lord Grant Algren, eran mucho para que Ogi ignorara. [¿Qué? ¿Escuché bien? ¿Dijiste que la ciudad se quemará?] Dijo, asombrado.

 

Lord Grant gritó en frustración. [¡S-Suficiente! ¡Suficiente! ¡Suficiente! ¿N-No nos darás soldados o el árbol?]

 

[No, para nada. Pero me tomaré la libertad de informar al viejo duque que—]

 

Lord Grant cortó las palabras de Ogi con un fuerte y duro [¡No digas que no te advertí!] Mientras abría a pares la puerta. Me di cuenta de unas miradas entre él y la maid en ropa de mujer esperando fuera antes que diera un puertazo detrás de él.

 

Creo que he sentido este maná antes— en la mansión Algren en la capital real.

 

Un profundo suspiro del jefe interrumpió mis vagos pensamientos.

 

El hombre en túnicas de sacerdote se paró y cortésmente se presentó. [Es un placer conocerle, Cerebro de la Dama de la Espada. Mi nombre es Gregory Algren. Apreció todo lo que has hecho por mi hermano menor… y perdón por el comportamiento de mi hermano mayor. Los ejercicios militares junto a nuestra frontera este debió haberlo ponerlo al borde.]

 

Qué humilde es como hijo de un duque.

 

[Oh, no necesita disculparse. Soy Allen, y el placer es mío.] Me di la vuelta a mi jefe. [No entiendo, Ogi. ¿De qué se trata?]

 

[Solo sé lo que acabas de escuchar.] Ogi respondió. [Lord Gregory, nos contaría lo que pueda. ¿Qué ha hecho tan impaciente a tu hermano mayor?]

 

Lorg Gregory bajo su cabeza, viéndose igual de sombrío que Gil, y luego dijo. [¿Está al tanto que nuestra casa era responsable de resguardar al Príncipe Gerard?]

 

Asentí y miré a Ogi, notando que esa noticia había llegado evidentemente al jefe. [Sí. Estuve presente durante su ofensa.]

 

[¡Me parece!] El noble de ojos medio abiertos exclamó, su cabeza se alzó. [¡Otra gloriosa adición a las magníficas hazañas de la Dama de la Espada y su Cerebro!]

 

[M-Muchas gracias.] Len lancé una mirada a Gil que preguntaba: [¿De qué se trata esto?]

 

La mirada de respuesta de mi antiguo compañero decía: [Seguir las buenas nuevas tuyas y la jefa es su hobby.]

 

Vaya, que excéntrico.

 

[¿Y cómo está involucrado el Príncipe Gerard?] Pregunté, esperando motivar la conversación.

 

[Grant esperaba mantener esto en privado, pero seré directo: el príncipe escapó y está huyendo actualmente. Para hacerlo peor, creemos que está planeando algunos eventos de destrucción en la capital este.]

 

[¡¿Gregory?!] Gil se alzó. [¡Grant nos dijo que era top-secret!]

 

Lord Gregory agitó su cabeza. [No sirve tratar de esconderlo.]

 

[No lo entiendo, he oído que el príncipe era un caballero de la guardia real, pero solo es un hombre. ¿No debería ser un asunto fácil arrestarlo?] Ogi intervino.

 

Su duda era entendible. Gerard había sido un luchador capaz— el octavo mejor en la guardia— pero se había lastimado su brazo derecho dominante en nuestra batalla en la Academia Real. Esa herida le había puesto un fin a su carrera como un caballero, o así había oído.

 

La cara de Lord Gregory cayó. [La fuerza principal de nuestra casa, bajo el comando de mi hermano mayor, actualmente está ocupada con nuestra respuesta a las maniobras que los Caballeros del Santo Espíritu están conduciendo. Mi otro hermano mayor está en las afueras de la capital real con la Orden Violeta, una de nuestras Dos Alas. Yo, para mi pesar, soy frágil y no guerrero, mientras mi hermano menor aún es un estudiante. No tenemos tropas elite en la ciudad— nunca soñamos que habríamos de necesitarlas. Y así, esperábamos pedir la ayuda de los hombres bestias para ver por nosotros en este predicamento. En cuanto a requisar el Gran Árbo… Lo siento, pero estoy tan desconcertado como ustedes lo están. Quizás como máxima precaución. Y…] Él dudó. [Nuestro padre, Guido Algren, está faltamente enfermo. Llamamos a Gil a la capital este porque tememos lo peor, y porque a menudo la tarea la toman mis hermanos y yo desde casa. es por eso que nuestro padre no puede estar aquí con nosotros.]

 

Una pesada atmósfera prevaleció en el cuarto. Gil parecía estar al borde de las lágrimas.

 

[El rumor es que la guardia real ha tomado acción.] Ogi dijo levemente, proveyendo más información.

 

[La guardia… fue derrotada. Lord Richard Leinster, quien lideraba la fuerza, está hospitalizado en eta ciudad.]

 

Lord Gregory solo tenía malas noticias, al parecer.

 

[¿El príncipe está solo?] Pregunté, continuando donde Ogi lo dejo.

 

[No.] Lord Gregory respondió, agitando su cabeza. [Parece estar amasando una pequeña armada, aunque no puedo imaginarlo cómo lo mantiene. La situación es tan severa que el mismo comandante de la guardia real está de prisas desde la capital. Hemos identificado que el lugar de escondite del príncipe, y planeamos atacar esta noche. Se me ha dado mis propias tropas para la operación, por lo poco que pueda ayudar. Creo que solo Grant… no deseaba admitir las fallas de nuestra casa.]

 

[Ya veo.] Dije luego de una larga pausa. La situación era más precaria de lo que me había dado cuenta.

Los hombres bestias tienen una gran reserva por sus Antiguos Compromisos con las Casas Ducales de Algren y Lebufera. Al final de la batalla de la Guerra del Señor Oscuro, las dos casas ducales habían condenado a toda nuestra armada con su precipitado avance. Los batallones de hombres bestias habían redimido la falla con su propia sangre, llevando la batalla a un fin inconcluso, pero sufriendo una certera aniquilación en el proceso. en reparaciones, cada casa ducal le había hecho una petición a los hombres bestias: los Algrens reconocen el Gran Árbol como un terreno sagrado y le conceden a los hombres bestias amplios derechos para autogobernarse en la capital este; los Lebuferas le conceden a los hombres bestias un solo deseo usando todo el poder a su disposición.

 

Las peticiones eran inviolables excepto a las calamidades nacionales más graves, y ni siquiera la rebelión de Gerard calificaría— era “meramente” un incidente mayor. Dada la información a nuestra disposición, dudaba que Ogi pudiera tomar una decisión sin consultar con el consejo de jefes. Sin embargo, la demanda de Lord Grant por el control del Gran Árbol me preocupaba— era la fuente de barrera estratégica que protegería a la ciudad en aras de una emergencia. Claro, para mi saber, solo un gran hechizo era capaz de dañar a toda una ciudad de un solo ataque.

 

Supongo que estoy sin opciones.

 

Me hundí de hombros. [Oig, el consejo nunca llegará a una decisión a tiempo. Yo iré. El comandante de la guardia real es un viejo conocido mío, así que creo que seré de uso.]

 

[¡Allen!] El jefe rugió, pero un gritó de Lord Gregory ahogó sus próximas palabras.

 

[¡Qué esperanzador sería tenerte de nuestro lado, Allen! Pocos hechiceros en el reino pueden— muy pocos— igualarte. ¡En nuestra situación actual eres tan bueno como un ejército de refuerzos! Además de lo cual… estás libre de actuar bajo tu propia discreción. Jefe Ogi.]

 

[¿Sí?] Ogi respondió.

 

El noble sus ojos fruncidos se fruncieran más. [Al menos en papel, los títulos de jefe del clan y director del consejo están abierto a cualquier hombre bestia en el registro proveído a la Casa de Algren, independiente a la antigüedad. ¿Estoy en lo correcto? Y ese registro contiene el hombre de cada hombre bestia en la capital este, con excepción de los criminales.]

 

[¿Qué pasa?] El jefe respondió. [No tengo tiempo—]

[El hombre de Allen está faltando del registro que nos diste. Es decir, consideras que este caballero no es de los hombres bestias. Por lo tanto, no tienes autoridad para prohibirle de unirse a nuestra batalla.]

 

El siempre calmado Ogi se agitó. [Nosotros… pensamos en Allen como familia.]

 

[Pero su nombre no está en el registro.]

 

Ogi se silenció.

 

Lord Gregory me miró y siguió. [Y cuando a Allen se le negó un lugar en la corte de hechiceros por razones indefendibles, escogió esperar sin decir protesta alguna. Apenas está en posición de restringirlo ahora.]

 

[¡¿D-De dónde lo escuchaste?! ¡Solo el consejo puede saberlo!] El gran cuerpo del jefe se agitó.

 

El registro era una cosa, pero esto era nuevo para mí también. Gil estaba se sorprendió.

 

[Su Alteza, creo que ha dicho suficiente.] Intervine, ofreciendo a Ogi un alivio.

 

Lord Gregory se inclino profundamente. [Perdón por mi impertinencia.]

 

El calmado y gentil lobo estaba haciendo muecas.

 

[No te preocupes. Entiendo. No soy un niño.] Le aseguré.

 

[¡Allen!] Él gritó. [¡N-No podemos enviarte, de entre todas las personas, a luchar!]

 

[Lo sé.]

 

Éramos familia, pero no todos podrían hacer la posibilidad que podría convertirme en jefe algún día. Más allá de una década, las personas de la Ciudad Nueva aún recuerdan a Atra.

[¿Me dirías dónde se está escondiendo el príncipe y dónde está Richard hospitalizado?] Le pregunté a Lord Gregory.

 

[Un momento.] El nombre produjo un lápiz y libreta para empezar a escribir. Por un instante, miré una cadena de oro en su cuello.

 

¿Está a juego con el de su hermano mayor? Algo acerca de esto no está bien. Y ese maná que sentí en Konoha antes… Presioné una mano contra mi cabeza. ¿Qué me estoy perdiendo?

 

Lord Gregory me ofreció una hoja de papel.

 

[Muchas gracias.] Dije. [Hasta más tarde esta noche.]

 

Mi mirada se encontró con la de Gil mientras mi dirigía a la puerta. Sus ojos desplegaban angustia y espanto— el resultado, lo tomé, como su conflictiva lealtad a su casa y a mí. Le dio un guiño que significaba. [No dejes que te moleste.]

 

[¡Allen!] Ogi gritó con lamentación. [¡Eres uno de nosotros! ¡Uno de los hombres bestias y del clan lobo!]

 

Lo sé. Es por eso que voy a defender esta ciudad.

 

Le asentí a la maid vestida de hombre esperando fuera del cuarto. [Konoha… cuida de Gil.]

 

[Desde luego.] Por primera vez ese día, oí genuina emoción en su voz.

 

Toneri estaba donde no podía ser visto.

 

✽✽✽✽✽

 

La pequeña ave mágica que conjuré llevaba un mensaje al comandante de la guardia real pidiendo una inmediata respuesta. [Agradecido. Perdón. Esperando por ti.] Pude sentir su entusiasmo.

El problema era mucho para contarle a las chicas, y aún me lo cuestionaba cuando llegué a casa. Oí pisadas corriendo, y entonces Tina y Lynne corrieron para recibirme en su ropa de diario. Debieron haber percibido mi maná.

 

[¡De prisa! ¡Por aquí!] La noble de cabello plateado gritó.

 

[¡Nii-sama, estamos de parrillada en el jardín interior!] La pelirroja añadió.

 

Ellie y Caren no estaba muy lejos de ellas, vestida en un uniforme de maid y ropa casual, respectivamente.

 

[¡A-Ayudé a cocinar, Allen! ¡Hemos enfriado la sandía!] La maid anunció.

 

[No puedo esperar a probarlos.] Asentí levemente a mi hermana, quien al parecer había hecho un excelente trabajo en explicar mi ausencia. Aunque, avisté preocupación y frustración en sus ojos.

 

[Caren, ¿dónde está Lydia?] Pregunté.

 

[Recibió un llamado de la Casa Ducal de Algren. Estoy segura que volverá pronto.]

 

[No diga eso.] La pequeña mentira blanca de Caren debió calmar a las chicas.

 

La Lydia que conocía entraría en acción tan pronto descubriera que había sido escoltado al Gran Árbol. Probablemente estaba enviando sus pequeñas aves para juntar información.

 

[Ahora, volvamos adentro.] Le dije a las chicas, imitando mi usual tono. [Me les uniré una vez me cambie de ropa.]

 

El trio asintió animadamente, y le di otra reverencia a Caren.

 

Cuida a las chicas por mí.

 

Estábamos en el Ducado de Algren; las hijas de otros duques envolviéndose en un conflicto aquí, sin permiso o autoridad, podría causarle problemas. Sobre todo, la casa de mis padres estaba lo suficientemente cerca del Gran Árbol para que tomen refugio si se llegaba a eso.

 

En mi cuarto, me cambié a mi ordinaria ropa. En cuanto a un báculo, prestaría uno de repuesto a los caballeros de la guardia real.

 

Pisadas interrumpieron mis preparativos.

 

[Allen…]

 

Era mi mamá. Le dio una vista a mi vestimenta y sus ojos se pusieron llorosos.

 

[No te preocupes. Me han llamado para unirme a Lydia.] Le dije.

 

[Mentira.] Su tono contenía argumentos. [¿Te das cuenta cuántos años he sido tu madre? No puedes engañarme.]

 

[Mamá…]

 

[¿Sí?]

 

Dudé. Había hecho lo mejor para evitar pensar en este tema.

 

[¿Soy… un humano? ¿O un hombre bestia?]

 

[¿Quién fue? ¿Quién te ha estado diciendo semejantes pendejadas?]

 

Mis ojos se abrieron mientras mi mamá mie abrazaba con fuerzas. Lágrimas bajaban de su mejilla mientras declaraba. [¡Eres el preciado, preciado pequeño mío y de Nathan! ¡Nuestro único hijo!]

 

Estaba tan abrumado de gratitud para responder. [Gracias, mamá. ¿Me guardarías un poco de comida? Comeré cuando vuelva a casa.] Esta última petición me recordó a mi niñez.

 

[Ten cuidado. No te lastimes. Y… Y…]

 

[Lo sé. Estaré bien. Voy a salir ahora, papá.] Añadí, notando su ansiosa cara en la puerta. Debió haber llegado de su taller, porque aún tenía su delantal.

 

[Allen…] Dijo.

 

Me liberé del agarré de mamá y la lancé a él.

 

[Allen…] Ella sollozo. [¡Nathan!]

 

[Ellyn, estoy seguro que estará bien. creo en ti, Allen, pero… debes tener cuidado. ¿Está claro?]

 

[Sí. Lo tendré.]

 

Mi papá sacó un pequeño metal plateado de su bolsillo y lo presionó en mis manos. Su agarre era tan dolorosamente fuerte, debido a sus callosas manos, las cuales había amado de niño. [Hice esto de protección contra hechizos. Aún es un prototipo, pero puede prevenir una herida fatal.]

 

[Gracias. Lo cuidaré.] Dije.

 

[¡No tienes que! ¡Chatarras rotas pueden ser arregladas!]

 

[¿Papá?]

 

[¿Sí?]

 


 


 

[¿Puedo pasarme mañana en tu taller?] Pregunté, avergonzado por mi egoísta petición. [Desde la mañana a la noche, como cuando era pequeño.]

 

Lágrimas salían detrás de sus lentes. [Claro. Claro que puedes.]

 

No tengo nada que preocuparme. Ellos me aman con todo su corazón.

 

[Gracias. Y no le digas palabra de esto a las chicas— yo no quiero arruinarles sus vacaciones de verano.]

 

Tina, Ellie, y Lynne estaban de maravilla en el jardín interior.

 

Debo ponerle un fin a esto pronto—

 

Un gran objeto envuelto en trapo cayó en mis manos. [Hagamos esto rápido.] El albatros dijo. [Hazte un tiempo para el vino después.]

 

[Lydia…]

 

Estaba parada con sus brazos cruzados a la par de puerta frontal, vestida en su escarlata uniforme escolar. [Me refiero a nuestro pase, claro.] Ella añadió. [No perdamos más tiempo. ¿Hay algún problema?]

 

[No. Lydia—]

 

[Si te disculpas, te quemaré, luego cortaré lo que quede.]

 

Sonreí amargamente. No era rival para ella. [Supongo te agradeceré entonces. Gracias.]

 

[Idiota.] Ella tomó su brazo izquierdo y tomó mi mano. Mi mano derecha sostenía el largo objeto— un báculo de un hechicero de la corte. Juntos, no teníamos nada que temer.

 

Empecemos con una vista rápida. Tengo curiosidad a lo que tiene que decir Richard. 

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