Prólogo
Una gran llama estaba esparciéndose. Hileras
de llamas estaban saliendo de todas partes.
El mundo estaba envuelto en una
tormenta de un rojizo, nublado y desastroso fuego.
Escondiéndose atrás estaba un extraño
hedor que estaba llevando tu sentido del olor a la locura.
Además, el cielo estaba cubierto de
negro humo, y un océano de sangre dominaba el suelo.
Tanto como el ojo podía ver— era
interminable y se extendía en la eternidad.
Las flores y césped que se habían
extendido en el suelo estaban muriendo sin cesar. A su par, los cadáveres que
aún estaban en su forma original estaban quemándose y ardiendo.
El cuerpo, perforado con incontables
espadas, de pronto se aplastado por los caballos.
[¿Hay alguien con vida?]
El soldado en el caballo estaba
corriendo con una gran cantidad de sangre goteando de su costado. Se paró en
los cadáveres de sus amigos con los que había reído ayer y siguió corriendo. A
pesar que miró alrededor desesperado, lo que vio fue una planicie cubierta con
flores muertas.
[¡Mierda! ¡Mierda! ¡Por qué, por qué!]
Decidiendo que era demasiado peligroso
seguir más, el soldado se hizo al frente y empezó a correr tan rápido como
podía.
Pero la vida des cruel. No hay Milagros
para eso que están atrapados.
[Hey, soldado sobrante. ¿A dónde estás
corriendo?]
Una chica que apareció frente a él con
un abanico en su mano, luciendo fuera de lugar en este campo de batalla y, uno
podía añadir, que no tenía que estar allí.
[¿Me dirás? ¿Cómo pudiste escapar en
tal maltratado estado?]
[¡¿Hyiii?!]
[Bueno, no hay necesidad de estar
asustado. Soy una mujer amable. Te asesinaré sin dolor.]
Con una sonrisa profunda, la chica
escupió crueles palabras y dio un paso al frente. Eso fue suficiente para
acabar con la mente del soldado.
El corazón del soldado, quien había
visto la muerte y había superado muchas duras situaciones, se rompió al
instante. Perdió toda esperanza de vivir, su rostro se puso pálido, y su
espíritu colapsó.
En
ese momento…
[¿¡Hyaaaaaaahhh――!?]
Él explotó.
No es una metáfora. Es como la palabra
dice, sin previo aviso, el cuerpo de soldado explotó desde adentro. El vacío
sonido agitó el aire, y la sangre fresca se vertió en el suelo junto a piezas
de sangre.
Sin embargo, sin mancharse de una sola
gota de sangre sobre ella, la chica quien abrió su abanico sonrió sin más.
[No has hecho nada malo.]
Todo está colapsando. El gran imperio
que ha mantenido fuera a todos los enemigos extranjeros está por colapsar.
[No es tu culpa— excepto por la
desgracia de tu nacimiento en esta tierra.]
Nadie puede detener este flujo.
[Solo nacer en Grantz es suficiente
para merecer la muerte.]
Ningún ser humano puede detener una
alocada tormenta. Todo lo que pueden hacer es esperar a que pase. El débil no
tiene más opción que esconderse detrás de las puertas y ocultar su respiración.
[Vayan. Aniquilen. ¡Conquisten!]
El murmullo de la chica fue acompañado
por una serie de gritos alrededor de ella.
No fue solo uno o dos. Había docenas de
ellos, apilándose y gritando como si estuvieran partiendo el aire. Nadie podía
sobrevivir. Incluso una sola respiración era suficiente para enviar docenas de
lanzas. No había forma de escapar de las bestias que iban por su presa.
Aun así, hubo algo que se paró frente a
ellos con valentía.
[¡Párense! ¡Quien se pueda parar,
sígame!]
La forma en que producía cadáveres con
un solo movimiento era algo fuera de este mundo. La forma que salpicaba la
sangre en el suelo era justo como un vil demonio.
Su proeza marcial es tan abrumadora que
es difícil imaginarlo de su ordinaria apariencia.
[¡No permitan que esas personas pongan
un pie en la tierra de Grantz!]
Uno de los grandes héroes, conocidos
como los Cinco Grandes Generales, empezó su ataque con los derrotados soldados
restantes.
[Debes ser Bakish, uno de los cinco
grande generales que protegen el oeste. Si no te importa, me gustaría tener tu
cabeza.]
Una mujer con sangre sobre todo su
cuerpo sonrió miserablemente frente al héroe. En sus manos, sostiene un
martillo gigante que está por sobre su altura.
[Deja de bromear… No quieres que tu
enfermiza cara sea aplastada, ¿verdad?]
[Entonces aplastaré tu cuerpo…]
Al momento que la mujer piso el suelo,
los vientos del mundo convergieron y explotaron.
[Qu—
Nnggh.]
[Como esperaba de uno de los cinco
grandes generales que se han hecho un nombre por sí solos en el mundo, iba a
perdonarte, pero eres bastante tonto, ¿verdad?]
[R-Ridículo…]
Bakish se arrodilló en el suelo y
vomitó sangre cuando vio el gran hoyo en su estómago.
[Parece que tienes una gran vitalidad.
Entonces, ¿quizás me divertirás un poco?]
La mujer levantó su mano, y sus
soldados sonrieron y sacaron sus dagas.
[Gghhh, ¿qué estás haciendo…?]
[No sé cuánto dolor puedas soportar,
pero tiene que ser una tortura, claro.]
A pesar de las crueles palabras, la
mujer reveló una sonrisa refrescante.
[Primero, te arrancaré tus uñas,
desgarrar tus orejas, y cortar tu nariz.]
[Fuhahahah— ¡Bastardos podridos…!]
Bakish golpeó el suelo con su espada en
su mano con toda la fuerza que podía juntar. Pero luchar era tonto y un acto
infantil.
La filosa hoja solo cortaba por la
delgada piel, la cual mantenía poca resistencia.
Rodeado por un gran número de soldados
enemigos, Bakish se vio en una tormenta de odio. No hay excepciones en el campo
de batalla, no importa cuán famosa la persona sea. No hay misericordia.
Todos estaban muriendo por la espada.
Enventualmente, la cabeza del general
cuyos miembros habían sido desgarrados fue expuesto, y gritos de gozo salían
por todo el lugar.
[¡Hemos derrotado a uno de los cinco
grandes generales, Bakish! ¡Dejen que todos en la tierra sepan que las cabezas
serán expuestas en las calles! ¡Déjenles saber que nosotros, los Seis Reinos,
somos los fuertes, y dejen que nos teman al decirles quien los ha atacado!]
Aunque, no se detuvieron. No terminaron
la guerra incluso luego de tomar a un general.
[¡Erradíquenlos a todos! ¡No los dejen
vivos! ¡Denles una muerte igualitaria, independiente a su estatus!]
En respuesta a la voz, una inagotable
cantidad de personas muertas fueron creados como si liberaran el resentimiento
acumulado.
A pesar de rodearse de tal situación
horrible, la chica no dejo de sonreír.
[Ahora es el momento de tomar venganza
por nuestros ancestros.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario