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Capítulo 2

 

[Tina y Ellie vienen tarde.] Remarqué. [De acuerdo a la carta de Allen, están viajando con el profesor, así que estoy segura que estarán bien. aunque, ¿crees que se hayan podido mezclar con algún problema?]

 

La luz del sol de la tarde del verano atravesó las ventanas de vidrio, iluminan el interior de la Estación Central en la capital del norte. La estación era bulliciosa con personas yendo y viniendo, quizás porque era el Día del Fuego, el inicio de una nueva semana.

 

Estaba esperando el tren llevando a mi hermanita, Tina Howard, y su maid personal y amiga de la infancia, Ellie Walker. Pero su hora de llegada agendada ya se había pasado.

 

[Lady Stella, ¿puedo suponer que el tren solo está llegando tarde?]

 

Me di la vuelta para ver al hombre alto, rubio y de apariencia joven en atuendo de mayordomo ajustando su monóculo. [Probablemente tengas razón.] Dije- [Gracias, Roland.]

 

[No piense en ello.] De inmediato y desapasionado respondió. Él era Roland Walker. Los Walkers habían servido a la Cada Ducal de Howard por generaciones, él era— supuestamente— el joven más consumado vástago de los cadetes de su familia.

 

Mi padre y nuestro mayordomo líder, Graham Walker, debieron haber pensado muy bien de Roland, ya que lo habían asignado a ser mi mayordomo durante las vacaciones de verano. Siendo franca… lo encontraba como un jovencito raro con el que tratar. Digo, nunca decía una palabra más de lo necesario. Lo recordaba siendo un poco más conversador la última vez que nos encontramos, cuando aún había estado en entrenamiento.

 

Aunque, es mi mayordomo personal. Si me dieran a elegir, escogería a alguien como… Allen, por ejemplo. En efecto, ¿q-qué si Allen fuera mi mayordomo? [Lady Stella.] Él dijo. [¿Le apetecería una caminata por la estación? Permítame sostener su mano en caso de tropiezo.]

 

[C-Claro.] Respondería, sonrojada, pero felizmente tomando su cálida y amable mano. Sonreí mientras me imaginaba la escena.

 

En ese punto, regresé a la realidad. Agité mi cabeza para aclararla, presionando mis manos en mis sonrojadas mejillas.

 

¿Q-Qué me pasa? N-No debo pensar en tales cosas. No debo. Hacer a Allen un mayordomo simplemente sería… sería… P-Pero ¿Tina y Ellie no dijeron que se visitó como uno en la mansión Leinster una vez? S-Significa que si encuentro el pretexto correcto, puedo ser capaz de convencerlo de vestirse y que lo vea en un apuesto atuendo.

 

P-Por otra parte, cuando le escribí acerca de Roland— solo para evitar cualquier malentendido— él envió una horrible respuesta. Digo, en serio. “¿Hacen una bonita pareja?” Oh, si solo actuara un poco más celoso.

 

En medio de mi angustia, me di cuenta que Roland me estaba dando una mirada de asombro. [¿Lady Stella, ocurre algo?] Él dijo.

 

[Oh, er, bueno… N-No es nada. N-No me prestes atención.] Respondí, apresurándome a reponerme y poner una sonrisa.

 

El mayordomo no dijo palabra, pero se paró recto

 

¡O-Oh no! ¡Me olvidé por completo de Roland y me perdí en mi mundillo! No dije en alto alguna de mis fantasías, ¿verdad?

 

Coloqué mis manos en mis mejillas y cerré mis ojos. Necesito ser más cuidadosa.

 

Justo entonces, el tablero arriba se alumbró para anunciar que un tren había llegado. Pasajeros salían para entrar a la estación. Vi muchas razas representadas, pero muy pocos hombres bestias— un indicativo de su desproporcionado estatus social bajo. Mi casa debe emplear más de ellos para poner el ejemplo.

 

Esperamos por la entrada un rato más, y entonces…

 

[¡Stella!]

 

[¡Lady Stella! ¿Huh? ¿R-Roland?]

Mi hermana Tina y Ellie se nos acercaron, gritando y ondeando sus brazos. Estaban usando sombreros y vestidos de verano. Con ellas estaban con el profesor, cuyo conjunto de un sombrero de paja, camisa de manga corta, y pantalones largos anunciaba su intención de relajarse. Su gato negro familiar, Anko, se subió en su hombro.

 

Saludé en respuesta.

 

[Estamos de vuelta.] Mi hermana anunció cuando nos alcanzó, sonriendo de oreja a oreja.

 

[¡Es b-bueno estar en casa!] Nuestra amiga de la infancia añadió con una mirada de deleite.

 

[Bienvenida de vuelta.] Respondí. [Veo que disfrutaron la capital este.]

 

[¡Lo amamos!]

 

El mero sonido de sus animadas respuestas era suficiente para calentar mi corazón. Giré al profesor, me incliné, y dije. [Muchas gracias por escoltarlas hasta aquí.]

 

[Ni de qué. Solo me subí a un tren.] Respondió. [¿Es el pequeño Roly al que veo detrás de ti?]

 

[¿Roly?] Tina, Ellie, y yo no pudimos evitar repetir.

 

Roland Walker era conocido por ser frío y serio, el más perfeccionista en su familia, un hombre con agua helada en sus venas, y así seguía. El profesor probablemente era la única persona en el reino que podría salirse con la suya llamándolo “Roly”.

 

El mayordomo ajustó su monóculo y me miró antes de responder.

 

[Mi padre está bien.] Luego de una pausa, añadió. [Profesor, perdone mi comentario, pero ¿por favor dejaría de llamarme por ese nombre?]

 

 

[Pero siempre has sido Roly. Nunca has tenido problema con ello— ¿Hm? Ya veo cómo están las cosas.] El profesor abruptamente cambio la ruta, dándole una maliciosa sonrisa a Roland y guiñándome el ojo por alguna razón. [En ese caso, estaría encantado de corregirme— al menos en presencia de Stella.]

 

El joven asumió una amarga expresión, pero sin ganas murmuró. [M-Muchas gracias.] Entonces bajó su cabeza y gruñó algo que sonaba como. [¿Cómo pude haber sido tan despreocupado?] No puedo entender nada de esto.

 

Tina y Ellie se veían igual de confusas como yo al principio, pero entonces de pronto intercambiaron miradas y empezaron a juntar sus manos.

 

[¡Oh, Ellie!] Mi hermana exclamó.

 

[¡S-Sí! ¡Debe ser eso!] Nuestra amiga respondió.

 

El par saltó en el lugar y entonces asintieron entre sí.

 

¿Soy la única que no lo entiende?

 

Mientras me hacía la pregunta, Roland se inclinó a la más jóvenes. [Lady Tina, Miss Walker, bienvenidas a casa.] Él dijo. [Su Alteza, el Duque Howard me ha asignado como el mayordomo de Lady Stella durante su estadía en la capital norte. Espero su entendimiento.]

 

[¡¿Estás asignado a mi hermana?!] Tina exclamó, apretando sus puños. [Ya veo. ¡Buena suerte! ¡Te estoy apoyando!]

 

Roland se vio agitado por un momento, pero respondió. [Soy solo un humilde sirviente.]

 

[¡Yo también e-estoy de tu lado!] Ellie intervino, sonriendo y chocando sus manos. [Y, uh, um… No necesitas llamarme “miss”.]

 

[Me temo no comprenderlo, Miss Walker. Es la heredera de la casa principal.]

 

Ellie gruñó. Roland ya estaba devuelta a su usual yo, cabeza fría. ¿Solo había imaginado su agitación hace un momento?

 

[Allen me escribió acerca de la mayor parte de su tiempo en el este, pero ¿tienen algo más que decirme?] Pregunté, cambiando la conversación al tema del viaje de Tina y Ellie.

 

[Nada.] Mi hermana respondió luego de un momento de duda. [Nada de nada. Ahora, Stella, vamos a casa. Andando.]

 

[U-Um… Verá, Lady Stella, en la estación en la capital este, Lady Tina—]

 

[¿Ellie?] Tina intervino. Aún se veía calmada, pero su interrupción levantó mis sospechas.

 

Miré con dureza al rostro de mi hermana mientras una agitada Ellie sollozaba. Tina de pronto evitó mi mirada, y el mechón de sus flequillos estaba meneándose felizmente. Estaba escondiendo algo— ¡y probablemente involucraba a Allen!

 

[Me dirás lo qué pasó, ¿verdad, Ellie?]

 

[¡Sí!] Ellie respondió. [P-Pero yo, um, soy la maid personal de L-Lady Tina, así que…]

 

[¿Segura, Ellie?] Dije calmadamente, mirando a mi amiga de la infancia a los ojos. Sus tímidos ojos se pudieron firmes, y levemente infló sus mejillas.

 

[¡Lady Tina ató su listón azul en el báculo de Allen en la estación de la capital este!]

 

[¡¿Ellie?!] Tina gritó.

 

[¡No c-creo que debía haber tratado de a-adelantársenos así! ¡Y-Y eso fue peligroso!]

 

[¡Yo n-no estaba tratando de adelantarme a nadie!] Mi hermana protestó. [Y-Y en cuanto a peligroso… Bueno, lo fue, pero…]

 

Mientras peleaban, me imaginé a Tina atando su listón alrededor del báculo de Allen. No era justo. Desearía poder haber hecho lo mismo. Pero era su hermana mayor, y pensé que sabía qué habría hecho Allen.

 

[¡Sin pelear, las dos!] Dije, levemente presionando un dedo índice en la frente de cada una. [Tina, pasarte de lista con nosotras así no fue jugar justo. Ellie, demandemos atención extra para compensarlo una vez estemos de vuelta a la capital real. ¿De acuerdo?]

 

[¡S-Sí!] Ellie respondió.

 

[P-Pero…] Mi hermana gruñó, viéndose abatida.

 

Acaricié su suave cabello. [No te deprimas. ¿Qué más pasó?]

 

[Bueno— Oh, es cierto. Tengo algo que darte.] Tina se veía algo molesta mientras me entregaba una carta. Era del mismo tipo usado para el carreo ordinario Griffin, excepto por el hechizo de fórmula inscrito en su lado reverso. Sentía que el corazón se me salía mientras lo tomaba.

 

[¿Qué es esto?] Pregunté, aunque conocía la respuesta.

 

[Sé que no necesito decírtelo, Stella.] Tina dijo. [Es de Allen.]

 

[Y-Ya veo. G-Gracias.] No pude detener que mi habla se agitara. Mi corazón se aceleró mientras empezaba a abrir la carta… y entonces me detuve. [¿T-Tina? ¿E-Ellie? ¿N-Necesitan algo?]

 

[Por favor, no nos…]

 

[¡P-Prestes atención!] El par respondió, fisgoneando detrás de mí como si fuera lo más natural del mundo.

 

[Lady Tina, Miss Walker.] Mi mayordomo personal intervino. [Por favor, absténgase de hacer algo que moleste a Lady Stella en—]

 

[No te preocupes, Roland. Estoy bien.] Dije, silenciando al quisquilloso joven. Entonces, me dirigí a Tina y Ellie. [Muy bien, leámosla juntas.]

 

[¡Stella, te amo!] Mi hermana señaló.

 

[¡Y-Yo también te amo! Oh…] Ellie intervino.

 

Su entusiasmo me puso de buen humor mientras regresa mi atención al sobre. Aún parada, tomé varios respiros profundos.

 

¡Lista!

 

Traté de alistar mi corazón, el cual estaba latiendo con fuerza mientras lentamente rompía el sello. Los leves rastros del maná de Allen que quedaban sobre él me parecían preciosos.

 

El sobre contenía una carta y una nueva libreta. Jubilo brotaba desde lo profundo de mí. Apenas podía contener mi deleite mientras abrazaba la libreta, tratando de no dañarlo. Mi corazón no tenía espacio para nada más— estaba en el cielo. Qué mujer tan simple era, pensé mientras reía con gustillo.

 

¡Había estado tan nerviosa cuando escribí “ya he completado todas las tareas en esta libreta que me diste” en mi última carta, temiendo que pedir una segunda podría parecer egoísta, pero dio sus frutos! Oh, p-pero ¿había sido una molestia? Si Allen le desagradaba por esto, yo solo—

 

De pronto una carta en mi hombro derecho me regreso a la realidad. [¿Sí, Anko?] Dije. [¿Ocurre algo?]

 

El familiar del profesor libero un meow.

 

[¿Qué?]

 

Para mi asombro, la libreta flotó y se abrió ante mí.

 

Los ojos de Tina y Ellie se abrieron mientras gritaban “¿Stella?” y “¿Q-Qué ocurre?” respectivamente. Roland se unió con una alarmado “Lady Stella”.

 

[No se preocupen.] Les dijo mientras, desde entre las primeras páginas de la libreta, tomaba una reluciente pluma azul esmeralda.

 

[¡Esa pluma!] Tina exclamó, llevando una mano a su boca.

 

[¿Es de Griffin oceánico?] Ellie preguntó, viéndose igual de asombrada.

 

[Oh-ho.] El profesor remarcó. [Esa es una rareza.]

 

[Es hermoso.] Murmuré antes de saber lo que estaba diciendo. Entonces, sostengo la pluma cuidadosamente para no aplastarla, bajé mi mirada a la libreta y vi la gentil escritura del hombre que adoraba. Lo leí, [Un amuleto de buena suerte para una malhumorada presidenta del consejo estudiantil. Visitemos un café otra vez en la capital real.]

 

Oh, en serio, Allen. Usé toda mi buena suerte para conocerte, y ningún amuleto cambiará eso.

 

Mi brillante maná blanco azulado se escapaba de mí y revoloteaba por el edificio de la estación.

 

[Stella se ve feliz.] Tina dijo. [Desearía estar en tus zapatos.] Luego de una serie de chillidos de quinceañera, Ellie libero un añorado. [Estoy tan celosa.]

 

Ambas chicas tenían sus dedos en sus labios, mientras Roland no decía nada, pero ajustaba su monóculo dos o tres veces. Pero fui tan obvia para todos. Al fin que, esto demostraba lo mucho que estaba en los pensamientos de Allen.

 

El profesor se hecho a reír. [Eres una suertuda, Stella.] Él dijo. [Esa pluma es preciosa, así que cuida de ella. Roly, creo que es buen momento para irnos. Oí que Walter y Graham están fuera, pero Shelly nos dará unas palabritas si llegamos tarde. Vine aquí a aliviar mi estrés, no para agrandarlo.] Él se pausó. [Tengo más que suficiente con los problemas que me esperan en la capital real.]

 

✽✽✽✽✽

 

[Ellie. ¡Ellie! ¡Despierta!]

 

[¡S-Sí!] Grité. [P-Pero Lady Tina, no existe tal cosa c-como un truco para hacer que tu pecho crezca— ¿Huh?]

 

Abrí mis ojos, y allí se parada Lady Tina en su vestido de noche, lanzando una luz mágica con su mano izquierda. Incluso en mis sueños, aún se veía encantadora.

 

[Lady Tinaaa.] Llamé, sonriendo felizmente mientras la abrazaba.

 

[¡H-Hey! ¡Deja!] Ella gritó. [¡V-Vamos, Ellie! ¡Despierta! ¡Dios!]

 

Grité mientras algo frío caía en mi frente, despertando mi mente.

 

¿Hielo?

 

Nuestros ojos se encontraron.

 

[L-Lady Tina.] Dije. [B-Buenos días.]

 

[Aún es de noche. Ahora. Arriba.] Ella tomó mi mano y me tiró a la cama.

 

Déjame pensar… Roland nos llevó de la estación de regreso a la Casa Howard. La abuela Shelly me abrazó al momento que entré por la puerta, entonces todas las otras maids también lo hicieron. Luego de la cena— lo cual era increíble— tome un baño. Estoy bastante segura que hablé con Lady Tina en su cuarto, y fuimos a dormir juntas.

 

Conjuré mi magia de luz para poder ver el reloj. [L-Lady Tina.] Dije. [Es media noche, ¿a-a dónde quiere ir a esta hora?]

 

[Alguien pudo habernos vigilado si nos hubiéramos ido antes.] Respondí. [¡Ahora, vamos a mi cuarto!]

 

[¿Su cuarto?] Respondí, confundida. Entonces asentí vigorosamente mientras me daba cuenta a lo que se refería. [¡S-Sí!]

 

Lady Tina tenía razón; habíamos estado muy ocupadas que no habíamos tenido la oportunidad de visitar su cuarto en el invernadero— el cuarto donde habíamos tenido clases con Allen. ¡Otra mirada al reloj confirmó que el día no había terminado aún!

 

Tomé las manos de Lady Tina y dijo. [Bien, Ellie, en marcha.]

 

[¡S-Sí!]

 

Pasamos con cautela por la causa, lanzando hechizos de bloqueo de percepción y bloqueo de sonidos mientras íbamos. Casi todos estarían en cama a esta hora, pero las maids patrullaban en turnos y mi abuelo se despertaría a primera vista de problemas. Mi abuelo— Graham Walker, el mayordomo en jefe de los Howard— estaba fuera por negocios, pero los hechizos de detección montados en todas partes fueron diseñados por él. La antigua yo habría sido atrapada al momento de dejar la habitación.

 

¡No podría haber hecho nada de esto sin Allen! Pensé mientras dirigía a Lady Tina con calma por los largos corredores, evitando cada uno de los hechizos de detección.

 

[¡Eres increíble, Ellie!] Ella murmuró. [¡Esa es mi maid! Pude haber sido atrapada de inmediato sin ti.] Ella se veía adorable, especialmente en la forma que su mechón seguía meneándose.

 

[¡Bueno, soy tu hermana mayor!] Murmuré, sonriendo.

 

[Me gustaría argumentar, pero supongo que no tengo opción. ¡Seré tu hermanita por esta noche!]

 

[S-Siempre es mi hermanita. ¡I-Incluso Allen lo dice!]

 

[¿De verdad?] Lady Tina se pauso. [¡Demando detalles!]

 

[¡N-No me mire así!] Rogué. [¡M-Me está asustandooo!]

 

Por ahora, llegamos al cuarto en el invernadero, abrí la puerta, y entramos. Una luz mágica flotaba a nuestra par mientras nos acercábamos a la mesa y las sillas donde habíamos practicado casi a diario solo hace unos meses atrás. No encontré ninguna pizca de polvo; el cuarto se había mantenido limpio.

 

Lady Tina se sentó en su silla e hice lo mismo con la mía. El sentimiento familiar me hizo sonreír.

 

[¿Puedes creerlo, Ellie?] Lady Tina murmuró, pasando sus dedos por la mesa. [El último verano, pasé todo mi tiempo encerrada aquí, leyendo libros o cuidando y estudiando plantas.] La silenciosa cortina de la noche se tragó sus palabras. [Todo porque no podía hacer magia.]

 

[Sí.] Respondí luego de una larga pausa. Lady Tina siempre se había visto dolida en ese entonces. Había trabajado muy duro, pero no había logrado demostrarlo.

 

[Y mírame ahora. Soy la mejor de nuestra clase en la Academia Real, y puedo lanzar todo tipo de hechizos— incluso el hechizo supremo de mi casa, Blizzard Wolf.] Ella siguió. [Incluso me amisté con Lynne. ¿Qué crees que diría mi pasado yo a eso? ¿Un cuento de hadas? ¿Un sueño? ¿O… magia?]

 

[Lady Tina.]

 

[Algunas veces, aún me encuentro preguntándome si esto es un sueño. Creo que quizás despertaré en la mañana y me daré cuenta que nunca conocí a Allen.] Lady Tina me miró nerviosa. Su mirada estaba vacilando.

 

[Todo está bien.] Dije, parándome y gentilmente tomando sus manos. Estaba segura que Allen habría hecho lo mismo. [Este no es un sueño ni un cuento de hadas. Allen también se lo diría. Pero sé cómo te sientes, porque… me siento de la misma manera.]

 

[¿Tú también, Ellie?] Lady Tina preguntó lentamente.

[Sí.] Asentí. [Antes de conocer a Allen, todo el tiempo estaba nerviosa. Sabía que era la heredera del nombre Walker, pero no se sentía real. Pero en verdad estaba preocupada si una torpe como yo tenía lo necesario como su maid. Pero creo que he logrado madurar mucho— o al menos un poco— desde ese entonces.]

 

[¡No seas tonta, Ellie!] Lady Tina exclamó. [¡Eres la única para mí! ¡Estoy orgullosa de tenerte como mi maid personal!]

 

[Muchas gracias. Pero algunas veces, cuando despierto en la mañana, también me lo preguntó.] Respondí. [Quizás era todo un sueño, y no está Allen, y sigo siendo la vieja inútil yo.]

 

A eso, Lady Tina se echó a reír— y cuando dio. [Supongo que pensamos igual.] No pude evitar unirme a ella.

 

[Sabes, Ellie.] Lady Tina murmuró luego, agitándose mientras tomaba mi mano. [Recordar lo que le pasó a Allen en la capital este me asusta. Nunca se habría lastimado así si hubiera sido capaz de mantener bajo control a la chica dentro de mí. ¿Crees que secretamente está decepcionado de mí? Si… si lo estuviera, no s-sé qué habría…]

 

Mientras mi señora daba voz a su tristeza y preocupación, apreté su pequeña mano y lloré. [¡Nunca lo haría! ¡Allen nunca podría odiarla, Lady Tina!]

 

El mechón de mi señora cayó. [Quería quedarme en la capital este.] Ella confesó. [Es mi culpa que Allen se lastimara, así que quería ayudarle en cualquier cosa que pudiera.]

 

[Lady Tina.] Dije. [Yo m-me siento de la misma manera. Quiero ayudar a Allen también. ¡Así que, necesitamos trabajar mucho, mucho, mucho más duro de lo que hemos estado!]

 

Mi señora se tomó un momento para responder. [Sí, tienes razón. ¡Tienes razón! ¡Necesitamos trabajar duro! Gracias, Ellie. Casi pierdo el horizonte. Hemos estado con Allen todos estos meses, así que quizás me siento nerviosa porque no está aquí.]

 

[Y-Yo también. Solo hemos estado separados dos días, pero ya estoy extrañando su voz y la forma que acaricia mi cabeza. Oh…]


 


Nos miramos entre sí y sonreímos.

 

[Tina, Ellie.] Una calmada voz intervino. [Espero que se den cuenta que no lo he visto mucho más que eso.]

 

Asombradas, ambas nos volteamos a ver a la puerta. Parada allí Lady Stella, vestida en sus pijamas y un poncho, aunque ninguna de nosotras había notado su llegada. Tenía una gentil expresión y tenía una libreta en sus manos.

 

Entró al cuarto, se sentó en la única silla disponible— la de Allen— y colocó su mano derecha sobre su pecho. Ocho copos de nieves blancos azulados circulaban alrededor de ella. ¿Estaba invocando algún tipo de barrera?

 

[También habría amado tomar lección de Allen aquí.] Ella dijo. [Ustedes dos deben saber que Shelly estará furiosa si las atrapa saliéndose de sus habitaciones a esta de la noche.]

 

[L-Lo mismo para para ti, Lady Stella.] Protesté, gruñendo.

 

[Solo estaba probando una de las nuevas fórmulas de hechizo de Allen.] Ella respondió. [Incluso pude pasar a Roland, quien insiste en hacer guardia afuera de mi cuarto no importa cuán seguido le diga que tiene que dormir.]

 

[¿Un n-nuevo hechizo de Allen?] Lady Tina repitió, incrédula.

 

[¡¿Y-Y Ronald no la vio?!] Añadí, igualmente sorprendida. Mi abuelo personalmente había observado el entrenamiento de Roland.

 

Lady Stella colocó su nueva libreta en la mesa y la abrió. Inclinamos nuestros cuellos para ver un hechizo anti detección que usaba la luz y el hielo para mejorar el silencio. La formula estaba limpia y meticulosamente dibujada, con una nota con la letra de Allen. [Aún está en la fase experimental, así que no lo considero una tarea.]

 

Lady Tina se maravilló, mientras decía “Increíble. Oh…”

 

[Estoy seguro que no necesito decirles esto.] Lady Stella dijo. [Pero Allen es mucho más demandante de lo que parece. Puso varias tareas en esta libreta que sabía que se verían imposibles a primera vista. Qué desagradable tipo.] A pesar de sus palabras, estaba deslumbrando, y su mechón estaba meneándose como el de Lady Tina lo hizo cuando estaba feliz.

 

[Stella…] Lady Tina dijo.

 

[Lady Stella, se ve bastante emocionada.] Añadí, terminando el pensamiento de mi señora.

 

[¿De verdad?] Ella preguntó.

 

[¡En absoluto!] Lady Tina exclamó. [Escucha, Stella, si llegas a acercarte más a Allen, puede que sea más malvado contigo. ¿No crees que debes salir mientras aún puedas?]

 

[Hm… Puede que tengas razón.] Lady Stella respondió. Parecía perdida en pensamientos.

 

Lady Tina me lanzó una mirada que decía. [¡Ellie! ¡Ayúdame!]

 

Ohhh… Sostuve mi cabeza en mis manos. Yo s-soy la maid personal de L-Lady Tina, pero… pero también adoro a Lady Stella, ¿qué debería haceeeer?

 

Oí una risa a mi costado.

 

[¡Humph!] Lady Tina se molestó. [¡E-Ese fue un acto, ¿verdad, Stella?! ¡Solo estabas pretendiendo que te importaba!]

 

Lady Stella río, sonriendo como una pequeña malcriada. [Sé que Allen se habría burlado de ustedes si estuviera aquí. Aunque, estoy segura que eres más querida para él de lo que acepta. Tina, él puede ser malvado… pero quiero continuar siguiendo al mago que lanzó un hechizo en mí.]

 

[¡Humph!] Lady Tina se agitó en su asiento, y su mechón se paró. [Stella, has empezado a parecerte a nuestro tutor.]

 

[¿En serio?] Lady Stella preguntó. [Eso me haría feliz.] Una hermosa mirada de dicha se esparció en su rostro.

 

Ohhh… me siento derrotada.

 

Lady Tina también se veía agitada, pero se recuperó y balbuceó. [P-Pero yo… he llegado más lejos con Allen que cualquiera de ustedes dos.] En ese punto, sus mejillas se sonrojaron levemente, y su mechón empezó a menearse lado a lado.

 

Esto sí que me jode.

 

Había oído acerca de la batalla contra el Príncipe Gerard en la capital este, pero no los detalles de lo que había pasado dentro de la vieja mansión donde tomó lugar. Todo lo que Lady Lydia y Lady Tina me habían dicho luego de eso fue:

 

·         El gran hechizo Frigid Crane, el cual vivía dentro de Lady Tina, había poseído mi cuerpo en un apuro por ayudar a su amiga el gran hechizo Blazing Qilin.

 

·         Cuando Allen, Lady Lydia y Lady Tina habían derrotado al Príncipe Gerard, habían sellado al Blazing Qilin dentro de Lady Lydia.

 

Nada más. Y el profesor y director se habían opuesto a contarnos más. Pero Allen los había callado con un “Su van a quejarse luego de sus cagadas, debieron haber arreglado el problema ustedes mismos”.

 

¡F-Fue tan genial! P-Pero no es en lo que necesito concentrarme ahora.

 

Lady Tina hizo una actuación de tocarse sus labios. Entonces río levemente.

 

El viento empezó a girar alrededor del cuarto.

 

[Ellie, entiendo cómo te sientes, pero mantén tu maná controlado.] Lady Stella me advirtió. [Estoy segura que debió haber sido una emergencia.]

 

[S-Sí.] De prisa frené el poco de maná que se me había escapado.

E-Eso es cierto. Allen no debió haber tenido más opción que, um… besar a Lady Tina. Lo hizo para enlazar el maná con ella así que eso— Aunque nunca enlazará el maná conmigo. Me consolé.

 

Lady Tina se hizo la orgullosa y libero una sonrisa desdeñosa. [¡Allen y yo compartimos un firme vínculo! ¡Incluso hemos lanzados hechizos juntos!]

 

[Sí, estoy segura que sí.] Lady Stella dijo. [Pero no estás sola en eso.] Maná blanco azulado danzaba y brillaba alrededor de ella mientras adorablemente sacaba una pluma azul esmeralda de su bolsillo.

 

Un gruñido de disgusto escapó de Lady Tina mientras empuñaba sus puños y los levantaba en desafió. [Yo… admitiré que Allen te dio un nuevo hechizo supremo y arte secreto, una segunda libreta, e incluso una pluma de un Griffin oceánico… ¡P-Pero aún no me has derrotado!]

 

¡Él no me ha dado nada de eso!

 

Las únicas cosas en mi libreta de tareas eran ejercicios para hacer mis hechizos más callados y usar la levitación para mover personas y animales, también de las revisiones de Allen de los existentes hechizos ofensivos. Mis mejillas se hincharon de la molestia.

 

[¡Ambas e-están jugando sucio!] Me quejé. [¡Yo… también quiero tratar de enlazar maná con Allen, y-y también quiero que me enseñe un nuevo hechizo para mí!]

 

Primero, las dos hijas Howard se sorprendieron, pero entonces empezaron a reírse. Lanzaron sus brazos alrededor de mí, Lady Tina gritando “¡Ellie, eres adorable!” mientras Lady Stella decía “Lo siento, Ellie. ¿Me perdonarás?”

 

¡E-Esto es trampa!

 

Yo, en serio, en serio las amo, así que las abracé de vuelta y dije. [¡Sin perdones! Como castigo, ambas tendrán qué…]

 

[¿Sí?] Ambas preguntaron.

 

[¡D-Dormir en la casa de Allen conmigo cuando regresemos a la capital real! Ohh…]

 

Tengo un nudo en la garganta. ¿P-Por qué siempre me trabo con mis palabras en momentos así?

 

[¡Ni que decir!] Lady Tina declaró. [Supongo que tendremos que llevar también a L-Lynne.]

 

[Si vamos a invitarnos solas, quizás debamos entrar todas juntas.] Lady Stella añadió. [Caren me dijo que tiene más de un cuarto de invitados.]

 

Todas reímos.

 

Era como un sueño hecho realidad. Lady Tina había aprendido a lanzar hechizos increíbles, y Lady Stella estaba sonriendo gentilmente. ¡Y todo fue gracias a Allen! Estaba tan feliz. ¡Tan, pero tan feliz!

 

Todas nos miramos. Lady Tina fue la primera en hablar.

 

[Stella, Ellie. Sé que dije esto antes, pero… soy seria.] La mirada más seria en su rostro me decía cuánto lo sentía.

 

[Yo… yo, bueno, um, soy la maid de Lady Tina.] Dije, dudando mientras trata de poner mis sentimientos en palabras. [P-Pero si también puedo estar al lado de Allen, entonces… Oh…] Escondí mi rostro en mis manos. Este era mi límite.

 

¡Estoy tan a-avergonzada! ¡Nunca p-podría decir algo como esto en presencia de Allen!

 

Lady Stella habló al último. [Ambas se han hecho fuertes.] Ella dijo. [Le estoy tan agradecida a él.]

 

[Esa no es una respuesta, Stella.] Lady Tina presionó. [¿Q-Qué crees de nuestro tutor?]

 

[¿Yo? B-Bueno…] Lady Stella miró a su pluma mientras sus palabras se detenían en un murmullo. [Creo que solo Allen d-debe escoger.]

Sus mejillas se sonrojaron, pero había determinación en sus ojos mientras continuaba con su usual voz. [Pero aún intento hacer todo lo que pueda. Después de todo… ¡Quiero que me escoja, así que necesito trabajar más fuerte! En la forma que estoy ahora, estoy lejos de valer para estar al lado de Allen. Ese es el lugar de Lydia.]

 

[Ya lo sé.] Lady Tina dijo lentamente. [Pero—]

 

[¡N-No cederemos!] Grité de corazón.

 

Mis señoras me miraron y se echaron a reír otra vez.

 

Oh…

 

[¡No dejaré que nadie se lleve lo mejor de mí!] Lady Tina declaró. [Pero nuestro enemigo es demasiado fuerte. ¡Digo, no es justo! ¡Hace trampa!]

 

[L-Lady Lydia es, bueno… no sé si “increíble” si quiera es la palabra correcta.] Añadí. [Y creo que ella y Allen pueden entenderse sin siquiera decir palabra.]

 

[¿Han notado que Allen algunas veces cuenta sus historias con Lydia sin darse cuenta?] Fue la contribución de Lady Stella.

 

Las tres suspiramos. Levantamos la mirada y vimos un campo de estrellas a través del techo de cristal del invernadero, pero las estrellas fugaces se desvanecían antes que tuviera la oportunidad de desear algo.

 

[Pero tenemos un problema más grande.] Lady Tina siguió, frunciendo el ceño.

 

[Se refiere al estatus social de Allen.] Lady Stella respondió, viéndose preocupada. [Claro, siempre podemos resolver el problema ignorándolo y huyendo a la República Lalannoy.]

 

[¡Stella!] Lady Tina gritó. [¡Siempre pensando igual que Lydia!]

 

[¿Sí?] Lady Stella preguntó con la cabeza inclinada, perpleja.

[¡Sí, siempre! ¡Lloraría si termina siguiendo su ejemplo!]

 

[Pero ¿no pueden entender por qué siempre piensa de esa manera? Cosas como el estatus social—] La voz de Lady Stella decayó a un susurro. [Felicia es la única de nosotras con quien Allen p-puede salir, ya que es la hija de un mercante.]

 

[¡D-Desearía que no te sonrojadas de la nada! ¡También me estás avergonzado!] Lady Tina se quejó. [Oh, me acabo de dar cuenta. Hay una forma más fácil de salir de esta.]

 

Mi señora de pronto se paró de su silla y empezó a saltar animada. Era adorable… pero no sabía qué hacer con ella.

 

[¿Tina?] Lady Stella dijo.

 

[Uh, um… ¿A-A qué se refieres?] Pregunté.

 

Lady Tina respondió con una atrevida risa. [¡Es simple! ¡Todo lo que necesitamos hacer es subir el estatus social de Allen nosotras mismas! ¡La Casa Real de Wainwright líderes de la meritocracia y yo no podemos imaginarnos a nadie más digno de reconocimiento que nuestro tutor!]

 

[P-Pero dudo que Allen lo aceptaría.] Dije, gruñendo.

 

Lady Tina rugió como si hubiera sido golpeada. [P-Puede que tengas razón. Supongo que regresamos al principio…]

 

[No.] Lady Stella murmuró unos momentos después, frunciendo el ceño. [No es una mala idea. Excepto que…]

 

[¿Stella?]

 

[¿Lady Stella?]

 

[No podemos lograrlo solas.] Ella concluyó. [Necesitaremos la ayuda de Lydia.]

[P-Podemos lograrlo sin—] Lady Tina empezó, luego se detuvo. [No, tienes razón, Stella. Esto requiere…]

 

[Sí.] Lady Stella concordó. [No tenemos de otra. Necesitamos mantener nuestras prioridades en orden.]

 

[Lady Tinaaaa, Lady Stellaaaaa.] Sollocé, completamente perdida. Mis señoras me habían dejado por fuera, y habían llegado a un mutuo entendimiento sin mí. Me sentía excluida.

 

A Lady Tina le dio un ataque de risa. [E-Ellie es una persona increíble, pero no podemos pretender que consiga el reconocimiento que merece. No puedo soportarlo, y estoy segura que Lydia se siente igual.]

 

[P-Pero no quiero ofender a Allen.] Argumenté.

 

[Es por eso que necesitamos tener a Lydia de nuestro lado. Ella es una formidable enemiga, pero si podemos convencerla de unírsenos, estoy segura que no se interpondrá en nuestro camino— al menos cuando se trate de este objetivo.]

 

[¡Entre más mejor!] Lady Tina intervino. [Te tenemos a ti, yo, Caren, Felicia, Lynne, y Lydia. Y también deberíamos tratar de ponernos en contacto con los compañeros de universidad de Allen. ¡Preguntémosle al profesor de ellos!]

 

[Yo conozco a uno de ellos.] Lady Stella respondió, asintiendo. [Lord Gil Algren.]

 

[¡¿Qué?!] Lady Tina lloró. [¡Pero… eso significa que tres de los Cuatro Grandes Ducados están prácticamente de nuestro lado ya!]

 

A pesar de la alta moral de mi señora, solo podía balbucear.

 

¡¿Dónde estaba mi nombre en esa lista?! ¡Son terribles! ¡Se lo contaré a Allen!

 

Mis mejillas se inflaron más de lo que lo habían hecho en toda la noche. No estaba de malas— ¡Estaba furiosa!

[Claro, tú también te unirás, ¿verdad, Ellie?] Lady Stella preguntó, colocando su mano en mi cabeza.

 

[¡S-Sí!] Respondí, asombrada. [¡Yo d-daré lo mejor de mí!]

 

[Gracias. Eso es bastante tranquilizador.]

 

Sonreí. Las caricias de cabeza de Stella-neesama eran mis favoritas.

 

[¡Reuniremos a todos a un consejo una vez volvamos a la capital real!] Lady Tina anunció, hinchando su pecho. [¡Reunámonos en el café con la marquesina azul!]

 

[¡S-Sí!]

 

[Se lo haré saber a Caren y Felicia.] Lady Stella dijo.

 

Esto era tan emocionante. ¡Solo pensar en un consejo secreto en la capital real con los demás hacía que mi corazón se acelerara!

 

Y entonces, para mi mal, mi estómago rugió.

 

[¿Estás molesta, Ellie?] Lady Tina preguntó. [Bueno, ¿cenaste? Nunca te convertirás en una dama si continua—]

 

El estómago de mi señora gruñó. Al instante, ella se puso roja y levantó sus piernas frente a mí.

 

[Qué buenas amigas son.] Lady Stella cubrió su boca y se río elegantemente de nosotras. [Ahora, creo que es momento que lo dejemos por esta noche— pero parece que aún no podemos.]

 

 


 


Mi señora y yo liberamos gritos de asombro mientras las puertas se abrían. Allí parada mi abuela, la ama de llaves de la Casa Ducal de Howard, Shelly Walker. Tenía una bandeja cubierta con un trapo blanco en su mano izquierda, y debía haber estado en medio de hacer sus rondas, porque estaba usando su uniforme. También estaba más que molesta.

 

[¡L-Lady Tina! ¡L-Lady Stella!] Grité, levantándome para interponerme entre mis señoras y abuela. [¡P-Por favor, sálvense ustedes! ¡Yo… la contendré! Oh… se me trabo la lengua otra vez.]

 

[E-Ellie.] Lady Tina dijo. Lady Stella guardo su compostura.

 

[Mis señoras, ¿qué las trae aquí a esta hora?] La abuela preguntó, acercándose a nosotras. [Ellie, debiste de haberlas detenido.]

 

Yo… estoy asustada. ¡B-Bastante asustada!

 

Lady Tina y yo nos abrazamos y empezamos a balbucear excusas.

 

[No e-es lo que parece, Shelly. Verá…]

 

[A-Abuela, um, uh… Oh…]

 

[¡Sin excusas!] Ella respondió.

 

Mi señora y yo temblamos, pero Lady Stella le habló a mi abuela como si no fuera nada malo.

 

[Yo las invité, Shelly.] Ella dijo. [Cálmese por mí.]

 

[¡¿Stella?!] Lady Tina gritó en asombro. Seguí casi de inmediato con un [¿Stella-neesama?]

 

[Como la heredera del Ducado de Howard, su deseo de proteger a los menores es memorable. ¡Sin embargo!] La abuela dejó la bandeja en la mesa.

¿Huh?

 

[Desearía que me diera algo de confianza y me consultara de ante mano la próxima vez.] Ella continuó. [Sugiero que nosotras las mujeres nos quedamos hasta tarde botaneando esta noche, y espero que me contará todo acerca de sus experiencias en la capital real y capital este. Ellie, ayúdame a poner la mesa.]

 

[¡S-Sí!] Salté antes de saber lo que estaba haciendo.

 

¡Nos quedaremos hasta tarde!

 

[¡Shelly!] Lady Tina gritó. Estaba asombrada, pero su mechón estaba meneándose de aquí y allá.

 

Lady Stella sonrió gentilmente. [Estoy segura que la pasaremos en grande.] Ella dijo, sonriendo mientras quitaba el trapo de la bandeja. La abuela nos había traído una tetera de porcelana de té herbal, un juego de tazas, y un pequeño plato de pastelitos horneados.

 

Luego de eso, las cuatro tuvimos una fiesta de té de media noche. La historia de mi abuela de cómo ella y el abuelo se conocieron y casaron era atemorizante. Como lo contaba, incluso él había escogido su vestido. ¡Eso tiró la conversación a la ropa, y decidimos que iríamos de compras en la capital norte al día siguiente!

 

El p-plan era que mis señoras y yo le mostremos nuestros nuevos atuendos a Allen en la capital real. Me sentía avergonzada, p-pero también quería escoger algo lindo que me mereciera toneladas y toneladas de cumplidos. El Duque Walker y el abuelo al parecer estarían llegando a casa de Galois al día siguiente. Esperaba que tuviéramos una oportunidad de verlos antes que dejáramos la ciudad.

 

✽✽✽✽✽

 

La capital norte, la piedra angular de la región, estaba dividida en cuatro grandes distritos— uno en cada uno de los puntos cardinales. Mientras observaba el paisaje a través de la ventana del carruaje, recordé algo que mi difunto padre, Travis Howard, me había dicho cuando era joven— que la ciudad había sido establecida con el mismo plan básico que la capital real. Lo que lo separa era su predominancia de edificios de piedra y techos inclinados.

 

[¡Oh, mira Ellie!] Tina gritó emocionada desde el asiento trasero. [¡Esa tienda está llenísima con personas! Me preguntó qué vende. Y esos árboles junto a la ruta tienen frutas comestibles. ¡Es delicioso cuando lo mueres de lleno y sabrosa cuando lo haces mermelada! Hm… ¡No veo muchos carruajes en las calles!]

 

[¡L-Lady Tina, no sé a dónde vamos!] Ellie protestó. Mi hermana también estaba recostada para fisgonear por la ventana.

 

Ambas usaban vestidos— el de Tina azul pálido y el de Ellie verde pálido— y hacen juego con los sombreros de paja con listones. Yo tenía un sombrero de tela blanco y un vestido azul cielo que las maids habían escogido para mí.

 

La emoción de mis hermanitas me calienta el corazón, pero regresé mis pensamientos a la ciudad. Una obvia— y sorprendente— diferencia entre el norte y la capital real era la falta de un palacio. El centro administrativo de mi casa está en su palacio, pero el robusto y práctico edificio no sobresalía en sus alrededores— el fruto de generaciones de duques Howards dando su mejor esfuerzo para abstenerse de excentricidades.

 

También notablemente ausente era el Gran Árbol que se erguía sobre la Academia Real. Estaba segura que Allen sabía la razón de eso, pero aún tenía mucho que aprender. Mi corazón saltó de dicha cuando me di cuenta que había encontrado otro tema que pudiera enseñarme.

 

Y luego de mi tiempo en la capital, un rasgo más de esta cuidad salió a mi vista.

 

[Los edificios no son muy altos, ¿verdad?] Remarqué. [Supongo que puedes decir que eso lo hace un ordenado y lindo horizonte. Y los colores de los techos varía por distrito, así que pueden verse geniales desde arriba. Me pregunto si el edificio de la estación daría una buena vista.]

 

[Lady Stella, subir el edificio de la estación es contra la ley.] Roland Walker comentó desde el asiento del conductor a mi par. Debió haberme escuchado hablar.

 

[No te preocupes, Roland. No lo haré.] Dije. [¿Seguro que no te importa acompañaros hoy? Sé que fue repentino, así que entendería si tienes trabajo que hacer.]

 

[Lo terminé antes de salir.] Él respondió en su usual tono, viendo al frente. Apreciaba que nos trajera un carruaje. Aunque…

[¡Stella, Roland tiene una misión vital hoy!] Tina intervino, sacando su cabeza desde el asiento trasero. [¿Verdad, Ellie?]

 

[¡S-Sí!] Ellie confirmó. [¡Buena suerte, Roland!]

 

[Yo, Roland Walker, entrego mi cuerpo y alma a mi deber.]

 

Estábamos de camino a comprar ropa, como lo habíamos decidido la noche anterior. Primero, habíamos planeado conseguir que alguien nos dejara en la Estación Central y escogiéramos nuestros atuendos… pero para el desayuno de esa mañana, Tina de pronto había exclamado. [¡Stella, invitemos a Roland! ¡Podemos usar la opinión de un hombre, y me gustaría que alguien llevará nuestras bolsas! ¿No estás de acuerdo, Ellie?]

 

[¡S-Sí!] La asombrada chica respondió. [Me g-gustaría oír el valioso consejo de Roland.]

 

Había dudado. Roland era mi mayordomo personal, pero también tenía trabajo. ¿No sería esto muy repentino? A pesar de mis recelos, el joven esperándome había ajustado su monóculo respondió con un simple “Bien, mis señoras” en su usual desapasionado tono.

 

Mi mayordomo había sido extremadamente dedicado a su trabajo. Parecía haberse desvelado para hacer guardia la noche anterior, así que necesitaba asegurarme que descansara algo antes colapsar por mucho trabajo.

 

[Me sentí algo mal por mi padre y Graham esta mañana, ¿verdad, Ellie?] Tina siguió. [Montaron Griffins desde Galois, y Shelly los mando a trabajar tan pronto llegaron a casa.]

 

[E-El, uh, um, profesor también, creo.] Ellie añadió. [El m-maestro y el abuelo lo pusieron a trabajar.]

 

Mi padre, el Duque Walker Howard, y nuestro mayordomo en jefe, Graham Walker, habían pasado los últimos días en Galois, un territorio que nuestra casa había ganado en una anterior guerra, haciendo preparaciones para ejercicios militares mayores que el Imperio Yustinian estaba conduciendo cerca de nuestras fronteras. Se habían acelerado para terminar sus mandados y regresaron a casa a tiempo para el regreso de Tina y Ellie, pero la armada del imperio sur había retrasado al par al anunciar una extensión en sus maniobras.

 

Incluso la llegada de mi padre y Graham esa mañana había sido un lio— el resultado de empaquetar su trabajo sin terminar en los Griffins para un viaje de regreso. Habían logrado intercambiar unas palabritas con las chicas antes que Shelly y su ayudante los hubieran acosado. El profesor se había cagado de la risa mientras observaba a las maids acompañarlos al estudio… hasta ellas lo habían tomado de los brazos sin decir palabra.

 

[¡L-Libérame, Walter! ¡Graham!] El asombrado académico había gritado. [¡Vine aquí para relajarme, no para hacer su trabajo! Les hago saber que tengo mis dificultades para— y-ya me disculpé por lo que pasó en la capital este. ¡N-No! ¡Me estoy tomando unos días de vacacione¡ A-Anko, sálvame de—]

 

El magnifico gato había abandonado a su maestro sin más y se fue a unirse a las maids mientras la puerta frontal encerraba al profesor, gritando en desesperación. Allen lo había dejado en su carta, pero sospechaba que el profesor y el director se habían metido en algo en la capital este mientras—

 

[Lady Stella.] Roland anunció. [Nuestro destino está a la vista.] Su puntal voz me trajo de regreso al presente.

 

[Tina, Ellie.] Dije, girándome para sonreírle a las chicas en los asientos traseros. [Alístense. Casi llegamos.]

 

✽✽✽✽✽

 

Ethertraut era una de las más grandes tiendas de ropa en la capital norte, ocupando un masivo edificio de piedra que tenía siete pisas sobre el suelo y dos por debajo. Además de vestidos, era conocido por su sección de joyería, zapatería, cosméticos, y todo lo necesario para lucir como la mejor. El negocio había estado operando por doscientos años y fácilmente predecía de la Guerra del Señor Oscuro. Supuestamente su nombre derivaba en parte de cierto hechicero que una vez había rescatado a su fundador. Y en la cámara más interna de ese venerable establecimiento— un cuarto espacioso reservado para nobleza de alta clase— me encontraba asombrada por la pila de ropa y joyería en la larga mesa de mármol ante mí.

 

Eso no era lo que realmente tenía en mente.

 

[¡Toma, Stella! ¡Sé que también lucirás grandiosa en este!] Tina anunció, añadiendo un vestido pálido de amarillo y naranja y un sombrero con un listón floral en la base.

[E-Escucha, Tina, yo no—]

 

[Eso es demasiado, Lady Stella.] Ellie intervino antes que pudiera decir palabra. Me entrego un fino vestido verde jade con un escote de corte bajo.

 

[E-Ellie, esto no es realmente—]

 

[¿No te los probarás?] Ambas chicas rogaron juntas.

 

[Está bien.] Concedí luego de una rara pausa y me desvanecí dentro del cambiador. Ya había moldeado al menos una docena de trajes surtidos, pero parecía que fuera a terminar. Y para hacerlo peor…

 

Moví la cortina del cambiador y fisgoneé. Una pequeña armada de vendedoras— todas las mujeres— estaban observando a Tina y Ellie mientras escogían un vestido tras otro. El único hombre en el cuarto era Roland Walker, quien se paraba a un costado, como una estatua. Había esperado una experiencia de compras más relajadas, pero Shelly al parecer había dado un aviso previo de nuestra visita a la tienda. Tan pronto como pusimos un pie en la puerta que fuimos acompañadas a esta cámara exclusiva, donde maliciosas miradas de inmediato habían aparecido en las caras de Tina y Ellie.

 

[Debemos empezar contigo… Stella.] Mi hermana había alardeado. [No tengas miedo; ¡Ellie y yo encontraremos el mejor para ti! No creo que puedas escoger tu propio atuendo. ¡Tomaremos nuestro turno una vez termines!]

 

[¡Yo d-daré lo mejor, Stella-neesama!] Ellie había intervenido.

 

La astuta observación de Tina no había dejado espacio para argumentar. En efecto, era una novata cuando se trataba de compra de ropa. Mi escaso guardarropa consistía de atuendos que había convencido a Caren y Felicia para escoger para mí, o que había comprado a juego con los suyos.

 

Miré a los trajes que Tina y Ellie me habían entregado y suspiré. Si solo Allen estuviera aquí, diría. [Eres tan preciosa que te ves adorable con cualquier atuendo, Stella. ¿Por qué no te pruebas el siguiente?]

 

Ooh… yo s-solo puedo imaginármelo siendo malo conmigo.

 

Sin embargo, pensé que usaría cualquier cosa que Allen escogiera para mí. Simplemente me moría por conocer su gusto en ropa. Parece que recuerdo que una vez Caren dijo, [¡No te la esperas de mi hermano! Él me vistió a mí y Lydia como maids cuando visitamos la mansión Leinster. ¡Incluso hizo que Lydia usara orejas de gato! ¡Es mi deber como ñorteña ponerle los pies en la tierra antes que se vuelva en un desviado!]

 

¿Quizás Allen tenía una fascinación por las orejas de furros? Bueno, había sido criado entre hombres bestias. Quizás… ¿puedo encontrar un vestido así?

 

Los llamados de Ellie y Tina “¿Stella?” y “¿A-Aún no está lista?” interrumpieron mis silenciosas reflexiones.

 

[Esperen un momento.] Respondí. [Me estoy cambiando.]

 

La realidad me había atrapado.

 

No te preocupes, Stella. Me di valor frente al gran espejo. Puedes hacerlo.

 

Y con ese pensamiento, empecé a ponerme los atuendos que mi hermana y mi amiga habían escogido para mí.

 

Me revisé en el espejo, preguntando si el vestido me lucía.

 

[Tina, Ellie, estoy cambiada.] Llamé, saliendo del cambiador.

 

El par detuvo su búsqueda de más vestidos y corrieron a mí, con sus ojos brillando.

 

[Muy bien.] Tina asintió con satisfacción. [¡Esos colores se ven adorables en ti, Stella!]

 

[Oh, wow. ¡Simplemente se ve asombrosa, Lady Stella!] Ellie sonrió y junto sus manos.

 

[¿E-Eso creen?] Pregunté. [¿S-Suponen que a Allen le gustaría?]

 

[¡Desde luego!] De inmediato respondieron.

 

Mi mayordomo se tomó un momento para ajustar su monóculo y entonces pregunto. [¿Allen?]

 

Las vendedoras me estaban dando miradas positivas también. Superada por la vergüenza, bajé el borde de mi sombrero de tela— había escogido ponerme el vestido amarillo y naranja de Tina.

 

[¡Mira, Roland! ¡¿Qué crees?!] Tina demandó. Ellie siguió con un [¡P-Por favor, danos tu opinión, Roland!]

 

El joven mayordomo me miró desde su posición en el rincón, entonces apartó la mirada y respondió. [Creo que el atuendo le, um, queda bien.]

 

Que te digan todo lo que me probé “me queda” era un poco desconcertante en sí mismo. No quería que Roland me vieran tan intensamente, pero esperaba un poco más de información útil.

 

[L-Lady Stella, p-por favor pruébese el que escogí.] Ellie rogó adorablemente.

 

[No lo he olvidado.] Le aseguré. [Pero primero, Roland.]

 

[¿Sí, mi señora?] El mayordomo respondió.

 

[Todo lo que dijiste acerca de mi ropa es que me “queda”. Eres el único hombre aquí, así que desearía que fueras más específico.]

 

[Lady Stella, te ves positiva…] Justo cuando Roland parecía estar por dar una respuesta más larga, sus palabras vacilaron y se detuvieron. ¿Y fue disconformidad lo que vi en sus ojos?

 


Espero a que el alto mayordomo continuara, pero su silencio persistió. Al final dije, [Roland, no te estás sintiendo bien de casu— ¡Oh, que idiotez de mía! Lo siento mucho. Siéntete libre de sentarte.]

 

[No, mi lady, tengo perfecta salud. Pero gracias por su preocupación.] Él respondió. ¿De verdad estaba bien?

 

Tina y Ellie presionaron sus manos en sus frentes y miraron al cielo. No estaba segura qué hacer con la situación. Aunque, conociendo a Roland, seguro que daría más comentarios específicos en mi siguiente atuendo.

 

¡Si voy a comprar ropa, también puedo escoger lo que más me consiga halagos de Allen!

 

✽✽✽✽✽

 

Una vez salimos de Ethertraut y volvimos al carruaje, Tina libero un exhausto suspiro. [Eso dio en el clavo.] Ella dijo desde el asiento de atrás. [¡Vestirte es más divertido que comprarlo para mí, Stella! ¡Te ves hermosa y adorable con todo! ¡Deberíamos hacer esto otra vez en la capital real!]

 

[M-Muchas gracias, Lady Stella.] Ellie intervino. [Me la pase bien.]

 

[¿Qué haré con ustedes?] Respondí. [Sería mejor que fueran primero la siguiente vez.]

 

[¡Claro!] El par respondió.

 

Luego de agonizar por todas mis opciones, finalmente había comprado un vestido con el tono más pálido posible de amarillo con un sombrero de tela a juego con una chaqueta blanca. Todo el conjunto era una versión actualizada de lo que había usado en mi primera c-cita con Allen. Una vez volviera a la capital real, podríamos ir a otra…

 

Solo pensar me emocionaba. Esperaba conseguir una oportunidad para usar la ropa para dormir que le había pedido a una de las vendedoras que me encontrara mientras Tina y Ellie no estaban viendo.

 

[Gracias por esperar, mis señoras.] Roland dijo mientras se subía al asiento del conductor luego de meter nuestras compras en el cajón.

 

[De nada.] Respondí. [Lamento hacerte venir con nosotras, Roland.]

 

[Ni que lo diga. Me aseguraré de estudiar formas apropiadas para describir a una dama antes de su siguiente salida.] Mientras el mayordomo ajustaba su monóculo y encendía el motor, me di cuenta que se veía sombrío y que su ceja se había fruncido levemente. No podía culparlo por sentirse cansado luego de pasar todo ese tiempo como el viejo raro en un cuarto lleno de mujeres.

 

Probablemente había tomado mi petición de comentarios más específicos bastante a pecho, aunque nunca había logrado decir nada más que un rígido “Eso le queda”. Estaba convencido que necesitaba un descanso.

 

[Tina, Ellie.] Dije, dándome vuelta alrededor de mi asiento. [¿Le gustaría tomar un desvío?]

 

✽✽✽✽✽

 

Las maids me habían recomendado este nuevo café con gran entusiasmo, y el número de clientes sugería que no solo era para sus fans. Algo acerca del lugar me recordaba al café de techo azul al que frecuentábamos en la capital real, pero lo que lo separaba era—

 

[¿Shtella?] Tinia dijo, pausándose para mirarme.

 

[Hashe frío.] Ellie añadió, siguiéndola.

 

[Terminen de comer antes de hablar.] Les respondí.

 

[Okish.] Ellas respondieron juntas y luego siguieron su batalla contra los congelados postres ante ellas— montañas de hielo raspado se reposaba en platos de cristal y cubiertos con dulces esencias de azúcar y jugo de fruta. No estaban en el menú en la capital real. No había ordenado uno para mí— Se venían como más de lo que pudiera comer.

 

[Aquí tienes, Lady Stella.] Mi mayordomo anunció, entregándome un platillo con una taza de té negro, el cual había vertido con una pulida perfección.

 

[Gracias, Roland.] Respondí. [Ten algo para ti.]

 

[Claro, mi lady.]

 

Tomé un sorbo y encontré la fragancia y el sabor del té de mi gusto. Viendo alrededor del interior del café, vi que su tenue decoración también me recordaba a su contraparte techada en la capital real. Mientras observaba a Tina y Ellie enfrentándose con sus congeladas comidas, me pregunta si hubiera ordenado uno si Allen hubiera estado con nosotras.

 

Solo podía imaginarlo diciendo, [Stella, deberíamos probar uno mientras estemos aquí.]

 

[P-Preferiría que no.] Respondería. [Nunca podría terminarme uno.]

 

[En ese caso, ordenemos uno para los dos.]

 

Tomé otro sorbo de té.

 

Sí, podría decir eso. Y entonces…

 

[Stella, ¿abrirías tu boca?] Él preguntaría.

 

[A-Allen, um… ¿q-qué con esa cuchara?] Yo balbucearía.

 

[Come antes que se derriba. De lo contrario… puedo convertirme en un malvado mayordomo y te haría algo horrible, mi lady.]

 

[Oh, Allen, e-eres tan malvado. Mmm…]

 

Eso es exactamente lo que pasaría. Solo sé que él—

Tina y Ellie dejaron de comer para verme, sacándome de mi fantasía con llamadas de “Stella” y “L-Lady Stella”.

 

[¿S-Sí?]

 

[Justo ahora, estaba pensando en…] Tina empezó.

 

[Allen, ¿verdad?] Ellie concluyó.

 

[Yo… no lo estaba.] Respondí, asombrada.

 

Las miradas de las jovencitas se clavaron en mí, mientras a mi costado, oía un choque de una taza de té regresando a su platillo.

 

Recogí mi taza y dejé que mi vista vagara alrededor del café. El hielo raspado parecía ser el favorito entre los estudiantes, mientras la mayoría de los otros clientes ordenaban té o café. Mi mirada se encontró con la de la mujer trabajando detrás del mostrador, y dejo lo que estaba haciendo para acercarse a mí.

 

¿Q-Qué? ¿E-Ella cree que quiero ordenar algo?

 

Sin estar acostumbrada a salir a cenar, empecé a asustarme y miré a mi compañía por ayuda. [T-Tina, Ellie, u-ustedes—]

 

Pero antes que pudiera pedir por ayuda, la animada mesera estaba viéndome de frente y se anunciaba con un energético “¡Gracias por esperar!”.

 

[Oh, um, uh… T-Tina, E-Ellie. Por favor.]

 

Mi hermana recibió mi suplica con un suspiro y un comentario que yo no “tenía remedio”.

 

[N-No hay nada que temer.] Ellie añadió.

 

Roland siguió su vida.

 

[¿Señorita?] La asombrada mesera preguntó.

 

[Oh, perdón.] Tina respondió. [Parece que ha habido un malentendido. ¡Este raspado está delicioso!]

 

[M-Me recuerda a algo que comí en la capital este.] Ellie añadió.

 

[¿Estás familiarizadas con los postres del este?] Preguntó la asombrada mesera.

 

[Nos hicieron uno el otro día.] Tina confirmó.

 

[D-Del fruto congelado del Gran Árbol.] Ellie comentó.

 

Sus respuestas realmente parecieron tomar por sorpresa a la mesera. [E-Eso es increíble, especialmente dado cuán costosos son esos frutos.] Ella dijo sin más. Entonces, con calma, continuó. [Um… Será que ustedes señoritas son de la Casa Ducal de Howard, ¿no?]

 

Las chicas me miraron, y les di permiso.

 

La mesera se puso respetuosa. [¡Es un h-honor conocerlas!] Ella tartamudeó con sus mejillas sonrojadas. [H-Había oído que Sus Altezas estuvieron en la capital real. M-Mi hermanita trabaja en un café allá, saben, y ella me escribió para decir, “¡Esta ciudad es increíble! ¡Solo el otro día, un apuesto joven plebeyo cenó aquí con la hija de un duque!”]

 

Tres suaves gritos de recordatorio se escaparon de Tina, Ellie, y yo mientras recordábamos a la energética mesera del café con el techo azulado. Ahora que lo pienso, había un cierto parecido. Y no esa mesera le había prestado a Allen y a mí su sombrilla cuando—

 

[¡Un día lluvioso le presté mi sombrilla a un joven y a la hermosa hija de un duque con hermoso cabello largo plateado!] Escribió. [¡Resulta que las parejas compartiendo sombrilla no solo pasa en novelas! ¡Oh, amo este trabajo! ¡Dime lo bien que lo he hecho!] La mesera se pausó y repitió. [“La hermosa hija de un duque con hermoso caballo largo plateado…” D-De cualidad no serías ti, ¿verdad?]

Solo sonreí y respondí. [Esas historias son mejores cuando quedan entren familia.]

 

[S-Sí, claro.] La joven rio nerviosa. [Y-Yo me voy; ¡Mucho que hacer!]

 

Con eso, ella evitó mi mirada y se volvió a estar detrás del contador.

 

Oh, e-ese día se suponía quedarse entre Allen y yo. Pero esa es la menor de mis preocupaciones.

 

[No es lo que creen.] Dije, plantando mis codos en la mesa mientras me daba la vuelta para enfrentar el interrogatorio de mis compañeras.

 

[Presidenta del Consejo Estudiantil de la Academia Real Stella Howard, no tienes permiso para apelar tu caso.] La Oficial Tina Howard fríamente me informó. [Solo puedes responder “sí” o “no”. ¡Oí los r-rumores en la escuela un tiempo, pero nunca pensé que fueran ciertos! Solo mira— ¡Hemos reducido a Roland a un cuerpo sin alma! ¡Ninguna herida sería tal fatal! ¡Le voy a escribir a Allen de esto tan pronto lleguemos a casa!]

 

Mi hermana señaló a mi mayordomo, quien se sentó en silencio en su asiento a mi costado. Roland Walker se congeló allí con ambos ojos cerrados y una mano en su monóculo. Su rostro estaba pálido y sus cejas estaban fruncidas mientras murmuraba algo acerca de “circunstancias no previstas”.

 

¿De alguna manera es mi culpa?

 

[C-Compartió una sombrilla. C-Compartió una sombrilla con Allen.] La Oficial Ellie Walker entonó con sus ojos sin luz. [Lady Tina, empecemos. ¡Vengaremos a Roland!]

 

Al parecer, no tenía aliados. Sin embargo, logré recopilar una buena información de Tina y Ellie mientras me interrogaban. No podía evitar sentir que Allen era más gentil con sus jóvenes estudiantes.

 

Para el final del interrogatorio, Roland aún no mostraba señales de recuperación. Debió haber pensado que mi conducta es muy impropia de la Cada Ducal de Howard. Originalmente había planeado dejarlo aquí por su bien, así que necesitaba disculparme por estropear su oportunidad para relajarse.

✽✽✽✽✽

 

Querida Stella (quien probablemente aún está estudiando, incluso en casa),

 

Finalmente he encontrado el tiempo para responder a tu carta. ¡¿Por qué, por qué todos— tú, Caren e incluso Allen— terminan sus cartas con “estoy segura que estás ocupada, así que no te esfuerces a escribir una respuesta”?! ¡Todos son malvados! Admito que no soy la mejor corresponsal, pero aun así…

 

La capital real en general está pacífica. Y sofocante. Las maids del trabajo y yo hemos estado visitando el café con el techo azulado, y Emma se hace amiga rápido con las meseras. Va allí prácticamente todos los días.

 

Sabía que no era rival para ti y Caren, pero disfruté el lanzamiento de hechizos y estudios. Así que siempre asumí que, luego de la Academia Real, iría a la universidad con ustedes. Y aquí estoy en Allen&Co donde pasó día tras día lidiando con increíbles cantidades de productos y alcohol mientras hago negocios con ridículas cantidades de dinero. No puedo evitar preguntarme si esto es real.

 

Escucha, Stella— sé que te va a soñar extraño, pero ¿te preguntaste si Allen es un mago? Como, ¿un genuino taumaturgo? Desde que lo conocí, todo en mi vida ha estado cambiando para mejor.

 

No puedo escribirle a Caren de esto. Se reiría si dijera algo como “Así es como mi hermano es. Felicia, ¿todo ese trabajo finalmente te está ganando?” Lo que me recuerda: ¿no crees que ella habla como Allen a veces?

 

Perdón por escribirte algo tan raro, pero pensé que podrías entender a que venía. Ahora, mejor regreso a trabajar. Tú volverás a la capital real la próxima semana, ¿cierto? Estaremos esperando por ustedes.

 

Atentamente

 

Felicia (quien tiene una corazonada que estará negociando con bienes desde el este al norte y sur muy pronto)

PS: ¿No crees que Caren está actuando muy emocionada? ¡Como sus amigas, diría que es nuestro deber llevarla a ese café en la capital y que nos diga qué pasó exactamente en el este!

 

¡Y Allen es demasiado suave con ella! ¡Incluso, sobreprotector! ¡La trata como a una pequeña! ¡Por qué, solo el otro día, me pidió encontrarle algo que no me lo creerías! Que no puedan seguir actuando como hermanitos lo explica todo.

 

¿Qué tiene que decir la Presidenta del Consejo Estudiantil de la Academia Real Stella Howard en este asunto?

 

✽✽✽✽✽

 

Me reí con gusto mientras terminaba de leer la carta de mi mejor amiga, sentándose en mi silla bajo la luz de la lampara de mi habitación.

 

[Sí, tendremos que hablar con ella.] Dije. Caren tiene una tendencia a usar el ser la hermana de Allen como una excusa, aunque dado a que me había escrito acerca de cómo la mimaba, estaba segura que ella tenía sus propias dificultades. Aunque, estaba alegre por la certeza que Caren estaría inscribiéndose en la Universidad Real conmigo.

 

Seis días pasaron desde el regreso de Tina y Ellie. Era el Día de la Luz en la Ofrenda del Espíritu, del cual Caren me había escrito, mientras el par aún estaba con ella en la capital este. Mi mejor amiga ya no tenía dudas para poder atender a Allen. Eso no era justo de ella, especialmente considerando que tenía que recibir una carta de él— debido, al parecer, el mal clima.

 

Puse la carta de Felicia en la mesa ante mí y me tiré a la cama. La vista a través de mi ventana con cortinas era oscuridad, así que Tina y Ellie probablemente ya estaban dormidas.

 

[Es… tan… injusto.] Murmuré, agité mis piernas y abracé mi almohada.

 

¡También quería salir con Allen! Caren me había escrito, [La Ofrenda del Espíritu es un importante ritual de los hombres bestias, así que no tengo motivos ocultos para asistir con Allen. Somos hermanos.] Pero me sonaba mucho a una c-cita.

 

Otra vez agité mis piernas, fracasando en suprimir un gruñido. Cierto, había ido a una c-cita con él también, pero había sido tan repentino que no creía que realmente contara.

 

¿Siempre he sido así? Me pregunté mientras enterraba mi cara en mi almohada. No podía creer que estaba celosa de mi mejor amiga por otra cosa que no fuera la magia. Especialmente, ya que me había escrito una carta acerca de la Ofrenda del Espíritu el año anterior también.

 

[Es toda tu culpa, Allen.] Le reproché a mi maga interior. Entonces levanté la mirada y añadí. [Qué martirio para verte.]

 

Me estiré con mi brazo izquierdo, tomé mi libreta de mi mesa de noche, y lo abrí. Pasé las hojas hasta que miré la pluma que había estado usando como marca libros, entonces presioné mi cara a la almohada otra vez.

 

Un tren me llevaría de vuelta a la capital real el siguiente Día del Viento, y en realidad llegaría allí en la tarde del Día de la Luz— probablemente demasiado tarde para verlo de inmediato. Lydia y Lynne también regresarían de su viaje a casa en el Día de la Luz, y Tina y Ellie estarían compartiendo mi tren. Allen y Caren, mientras, llegarían en la noche del Día del Viento. Conociendo a Caren, diría algo como [Es mi debe como norteña pasar la noche en sus aposentos.] Y entonces…

 

Libero otro rugido ruidoso mientras mis pies dejaban una imagen en la cama.

 

Yo nunca he logrado pasar siquiera una noche en— ¡Oh! ¿Q-Qué diantres estoy pensando? Levanté mi cabeza y la agité. D-Digo, quiero mostrarle la ropa— y las pijamas— que compre aquí, pero eso sería simplemente i-indecente. Como la hija de la Casa Ducal de Howard, p-por mi dignidad que—

 

Un gran estruendo de trueno me saco de mi ensueño. Salí de la cama y me acerqué a la ventana, donde retraje las cortinas para ver el exterior. El clima había sido bueno ese día, pero densas nubes oscuras ahora cubrían el cielo. Otra vez, un trueno pasó, y por un instante, puedo ver las Montañas del Dragón Azul en la distancia. Como es usual, nieve cubría sus picos.

 

La visa de esa nieve había propiciado a Tina a decir, [Gracias a Dios. Paece que tendremos una cosecha abundante en otoño.] con evidente alivio. Ella era tan lista y amable— era como Ellie, quien había estado felizmente viéndola.

Finalmente me sentía calmada. Quería ver a Allen pronto, así que no tuve nada de lo que preocuparme. Nada de nada. Solo tendría un poco de trabajo más antes de—

 

Oí un suave toque.

 

¿A esta hora?

 

El toque se repitió.

 

[¿Quién es?] Pregunte, acercándome a la puerta.

 

La respuesta fue un reprimido “Stella” y un tumultuoso “Oh, Stella-neesama”. Era Tina y Ellie. Tan pronto abrí la puerta que las chicas se tiraron a mí, repitiendo sus llantos con gran volumen.

 

Se aferraron a mí. El cabello de Tina estaba cayéndose, mientras Ellie tenía lágrimas en sus ojos. Ambas estaban temblando.

 

[¿Q-Qué las trae a esta hora?] Pregunté, envolviendo mis brazos alrededor de las chicas en vestidos de noche.

 

Una tercera ronda de truenos causara que apretaran su agarre en mí. [¿Aún le tienen miedo a los truenos?] Dije, acariciando sus cabezas.

 

[E-Ellie lo está…] Tina respondió. [N-No yo.]

 

[Tengo tanto miedo.] Ellie confirmó con un rugido agitado.

 

[¿Qué haré con ustedes?] Dije. [Muy bien. pueden dormir en mi cuarto esta noche.]

 

[¿L-Lo dices en serio?] Dos asombradas respuestas salieron.

 

[Nunca miento.]

[¡Sí!]

 

[¡Hey! ¡Sin correr!] Grité mientras el par saltaba directo a mi cama y se metían debajo de las mantas. Las tormentas de trueno siempre las habían llevado a mi cuarto cuando eran más chiquita, lo recuerdo con cariño.

 

[¿Aún no vas a la cama, Stella?] Tina preguntó, sacando su cara de las mantas. Ellie estaba temblando debajo de ellas.

 

[Estaba por leer un poco más de las tareas de Allen antes de ir.] Respondí.

 

[¿Qué? ¡Vamos! ¡Debemos ir a la cama juntas! ¿No estás de acuerdo, Ellie?]

 

[¡S-Sí!] Ellie dijo, saliendo por aire. [¿N-No te nos unirás, Stella-neesama?]

 

[En serio, chicas.] Recogí la libreta de mi escritorio y caminé a la cama.

 

[Está bien.] Me metí entre ellas.

 

Justo entonces, el más brillante flash del rayo alumbro el cuarto, seguido por un rugido de un trueno. Tina se aferró a mi brazo derecho y Ellie a mi izquierda.

 

[No te preocupen.] Les aseguré. [Están a salvo conmigo. Y Tina, ¿no las tormentas de truenos son importantes para las cosechas?]

 

[E-Eso es a-aparte.] Mi hermana balbuceó.

 

[Oh, muy bien. Puedes quedarte así hasta que los truenos se detengan.] Dije.

 

[Ellie, ¿apagarías la luz?]

 

[S-Sí.] Ellie se estiro y redujo el maná en mi lámpara.

Las sombras en el cuarto se profundizaron, promoviendo un poco de intranquilidad. Era lo bastante grande para asustarme de las tormentas de trueno— ¿Y qué causaba este sentimiento?

 

Tina, omitiendo mis pensamientos, finalmente parecía haberse calmado. [Stella.] Dijo. [Todos se ofrecieron para enviar algunas de sus cosechas a la capital real luego de la cosecha del otoño. Una vez lleguen, vamos a— ¿Huh?]

 

[¿Tina?]

 

[¿Lady Tina?]

 

Pero mi hermana ignoró a Ellie y a mí mientras se sentaba, su cabeza se inclinó en asombro. Entonces retiró su brazo derecho de las mantas y desplego su mano— en la cual la imagen de un ave azul con alas extendidas era levemente visible.

 

¡Esta es la marca del Frigid Crane, el gran hechizo viviente que el profesor mencionó! Pero ¿por qué? Se supone que no hay peligro si se sale de control.

 

Mi agitación de malestar se hizo más fuerte mientras mi hermana tocaba la marca en su mano izquierda.

 

[¿Tina?] Repetí y se sentó en la cama también.

 

[¿S-Se encuentra bien?] Ellie añadió, siguiendo.

 

El brillo irradiando de la mano de Tina lentamente se desapareció hasta, al menos, desaparecer por completo. Con calma, murmuró. [Estoy bien. creo que estaba tratando de decirme algo, aunque no estoy segura qué exactamente.] Ella se pauso. [Stella, me gustaría escribirle otra carta a Allen en la mañana.]

 

[No, espera hasta que volvamos a la capital real.] Respondí lentamente. [Es demasiado riesgoso escribir acerca del Frigid Crane usando nuestro encriptado. En momentos así, desearía tener una línea telefónica a la capital este.]

 

[Es cierto. Y tienes razón. ¡Oh, si solo pudiera hablar con el Frigid Crane!] Tina se recostó otra vez, desahogando su frustración. Ellie y yo también nos recostamos.

 

[Preguntémosle al profesor de la marca mañana.] Sugerí. [Asumiendo que pueda tener el tiempo.]

 

[¡O sea casi no!] Tina declaró.

 

[Yo, um, lo vi llorando en el pasillo.] Ellie añadió.

 

Graham y el profesor habían estado recluidos con mi madre en su oficina desde el regreso de Tina y Ellie, luchando sin duda por dirigir los ejercicios militares en marcha en el Imperio Yustinian. El imperio nunca nos había provocado así antes, o al menos no en mi vida. Y aunque—

 

Otro flash de un rayo interrumpió mis pensamientos, incitando un grito de “¡S-Stella, la tormenta volvió!” de Tina y un tímido “N-Neesama…” de Ellie mientras las chicas recuperaban el agarre en mis brazos. Un ensordecedor choque de truenos siguió. Al parecer, estábamos en una gran tormenta.

  

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