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Capítulo 1

 

[¡Diablos! ¡¿Qué está pasando en la capital real?! ¡¿Su Majestad está a salvo?! ¡¿Cómo pudieron los Algren lanzar un golpe de estado?!] El hombre frente a mí rugió. Su cabello era plateado con tintes azules, y tenía una mirada de angustia.

 

[Walter, no tenemos tiempo que perder quejándonos.] El erudito dijo sentado en el sofá con sus piernas cruzadas. [Debemos enfrentar los hechos. ¿No estás de acuerdo, Stella?]

 

[Sí, profesor.] Respondí y asentí, luego bajé mi mirada al suelo. [Pero el hecho es que no tenemos suficiente información.]

 

Estábamos en la ofician del duque en el estado de Howard a las afueras de la capital norte. El frustrado hombre era mi padre, Walter Howard, uno de los Cuatro Grandes Duques, y el erudito era el profesor, su amigo cercano y uno de los hechiceros más reconocidos del reino.

 

[¡La Rebelión Algren! ¡Capital real y palacio han sido tomados! ¡La seguridad de su Majestad es incierta!] Se leía breve, pero innegables malas noticias que habían llegado a la capital norte la noche anterior. Uno de los retenedores de mi casa lo había enviado usando un hechizo de comunicación luego de escapar por los pelos de la capital real.

 

La rebelión había estallado en el Día de la Oscuridad. Esto fue en el Día del Agua, y había muchos hoyos en nuestro conocimiento. La situación se veía compleja.

 

Mi padre, el profesor, y nuestro mayordomo, Graham Walker, quien mantenía su debida distancia, decidirían la respuesta definitiva de la Casa Ducal de Howard. Yo, Stella Howard, normalmente no tendría lugar en sus deliberaciones, pero un comentario del profesor abruptamente había cambiado eso.

 

[Walter.] Él dijo. [Stella es tu heredera. Una experiencia como esta será buena para ella. Estoy seguro que Allen diría lo mismo.]

 

Y así, aquí estaba, mientras mi hermanita, Tina, y su maid personal, Ellie, esperaban en sus cuartos.  No había sido capaz de decirles nada aún, aunque tendría que una vez decidiéramos cómo nuestra casa actuaría. En retrospectiva, la marca del Gran Hechizo Frigid Crane, el cual había aparecido en la parte trasera de la mano de tina la noche del Día de la Luz, pudo habernos estado advirtiendo este desastre.

[¡Graham, debes tener nueva información!] Mi padre respondió.

 

[Por desgracia no.] Graham respondió, agitando su cabeza. Viéndolo así me llevo a pensar en lo mucho que se parece a Roland Walker, mi mayordomo personal temporal. Pero Roland aún tenía que desarrollar la calma de Graham— había respondido a las noticias de la rebelión con un sorprendido “¡Imposible!” No es que yo estuviera en posición de juzgarlo por eso.

 

Acaricié al gato negro en mi regazo— Anko, el familiar del profesor— mientras recordaba la noche anterior. Había estado extremadamente agitada cuando nuestra ama de llaves, Shelley, nos había dado las noticas tarde en ese día. Un levantamiento Algren significaba peligro para mi mejor amiga, Felicia Fosse, y los retenedores de mi casa en la capital real, también como mi otra mejor amiga, Caren y Allen en el este. Allen era mi tutor, y me preocupaba mucho por—

 

[Revisemos lo que sabemos.] El profesor dijo. Con un movimiento de su mano, conjuro un mapa del reino y sus vecinos en el centro del cuarto.

 

¡Allen usaba magia de luz así también!

 

Cinco puntos de luz entonces aparecieron en el mapa del reino. El que estaba en el centro era la capital real, mientras las luces restantes marcaban las capitales de los cuatro ducados en el norte, sur, este, y oeste. Todos brillaban de blanco, excepto por el punto negro marcando la capital este.

 

[La Casa Ducal de Algren, la cual gobierna el este de nuestro reino de Cuatro Grandes Ducados, ha unificado a la nobleza conservadora en una rebelión contra la Casa Real de Wainwright que daba paso a la meritocracia.] El profesor explicó. [Le llaman la “Gran Causa”. La Orden Violeta y las otras tropas Algren conduciendo maniobras cerca de la capital real han tomado la ciudad. No sabemos si Su Majestad o el resto de la familia real está a salvo.]

 

La capital real se oscureció. Líneas ferroviarias y rutas aéreas aparecieron en el mapa, lo cual dividió en secciones de luz y oscuridad para reflejar el balance de poder. Cada punto clave en el este y las regiones centrales han caído en manos rebeldes.

 

 

 

[La capital real es el eje de las redes de tránsito del reino, incluyendo vías ferroviarias, griffins, y wyverns. Su caída nos detiene a las otras casas ducales.] El profesor tomó un respiro. [Una vez empezaron su ataque, debieron haber detenido un gran número de cartas y paquetes en la capital real. Eso explica por qué no hemos recibido correo vía griffin o wyvern. Debí haber notado que algo no estaba bien— La Compañía Skyhawk se toma en serio asegurar que sus griffins hagan entregas a tiempo.]

 

Le habíamos escrito a Allen en la capital este, pero sin recibir respuesta. Reportes habían culpado al mal clima, pero…

 

¡Si solo me hubiera dado cuenta antes!

 

[Como sea, no podemos contactarnos con la capital real vía telefónica, y las comunicaciones mágicas están siendo obstruidas en una vasta área.] El profesor se paró y apuntó a dos círculos en el este del reino que tampoco se habían puesto blancos o negros. [Basados en nuestra incompleta información, el Marqués Gardner y Crom parecen querer quedarse imparciales y esperar a ver a dónde sopla el viento. Probablemente planean apoyar al ganador. El único rayo de luz es que las fuerzas rebeldes no se han movido desde que ocuparon la capital real. Los Algrens se especializan en defender la frontera este, así que sospecho que están experimentando dificultades logísticas.]

 

[¿Qué supones que Gerhard Gardner hará?] Mi padre preguntó lentamente.

 

Gerhard Gardner era el líder de la corte de hechiceros. Había sido conocido como un aristócrata soberbio antes de la rebelión, así que había posibilidad que se aliará con los Algrens. Pero la respuesta del profesor fue directa.

 

[Él está protegiendo a Su Majestad.]

 

[¿Por qué lo crees?] Mi padre presionó.

 

[Porque es un patriota, de la vieja escuela.] El profesor dijo.

 

[Supongo— solo supongo— ese Gardner desertara y mató a Su Majestad y la familia real. ¿Entonces qué?]

 

[Tendríamos motivos de sobra para acabar con la armada rebelde.] Graham intervino fríamente, sin una pizca de su saúco comportamiento. Desapasionadamente estaba dando su opinión como el espía maestro del Duque Howard. [En ese caso, el trono probablemente pasaría al este con el hermano menor o sobrino de Su Majestad. Y el nuevo rey tendría el apoyo de las Casas Ducales de Howard, Leinster, y Lebufera.]

 

[Naturalmente, los Algrens proclamarían a su propio rey o una marioneta.] El profesor añadió. [Pero nunca podrían escapar de la infamia de la usurpación. Gardner no es un tonto. Al menos por ahora, sabe que es mejor no hacer nada—]

 

Mi padre cerró sus ojos, viéndose estresado. Luego de unos momentos dijo sombríamente. [Bajo circunstancias normales, enviaría tropas a la capital real de una vez. Pero no es posible.]

 

[No sorprende que el Imperio Yustinian esté conduciendo ejercicios militares a lo largo de nuestra fronte norte.] El profesor dijo. [Están aliados con los rebeldes. Graham.]

 

[Exterminé a todas las “ratas” del imperio que había dejado a sus anchas tan pronto el reporte llegó. Tenía muy poco que decir, pero junté un poco de información— el príncipe a la corona de Yustinian está al mando.]

 

Las palabras de Graham se quedaron en el aire por un momento.

 

[El príncipe de la corona, ¿dices?] Mi padre respondió.

 

[Muy bien, el imperio está siendo serio.] El profesor reflexionó.

 

Los ojos de ambos hombres se fruncieron mientras una desdeñosa oscuridad llenaba el cuarto.

 

El Imperio Yustinian había estado conduciendo un ejercicio militar masivo a lo largo de la frontera de Golois, una región que mi casa había tomado de ellos en una de nuestras campañas en el norte. La identidad del comandante imperial había estado en el misterio, pero nunca en mis más salvajes sueños había imaginado que el mismo príncipe de la corona estuviera liderando la operación. Sucumbí ante la presión y abracé a Anko.

 

¡A como… a como están las cosas, nunca podremos marchar a la capital este— a salvar a Caren y Allen!

 

[Probablemente sea igual con los agresivos movimientos que la Alianza de Principados ha estado tomando en el sur.] El profesor suspiró. [Walter, Graham.]

 

[¿Sí?] Ambos hombres respondieron.

 

El profesor se mantuvo en silencio, descansando su mentón en su mano. Sus ojos fueron muy perspicaces. Luego se sentó recto y declaró. [Qué problema. Vamos a aplastarlos.]

 

[¿Profesor?] Mi padre dijo, asombrado.

 

[¿A qué se refiere con eso?] Graham preguntó.

 

[Precisamente lo que dije.] El profesor levantó sus manos en un teatral gesto. Se veía cómico a primera vista, pero reconocía su ira. Estaba furioso con los rebeldes, el imperio, y la Alianza de Principados… y sobre todo, con él mismo. [El imperio se nos interpone, así que aplastémoslos, sin piedad alguna. Hagamos que muerdan el polvo para que ya ni puedan quejarse de esto y solo dejarlos, digamos, luchando una de esas guerras civiles que tanto les encantan. Así como lo hicimos nosotros hace cincuenta años.]

 

[Profesor.] Mi padre dijo lentamente. [No pida lo imposible.]

 

[¿Imposible? Imposible, ¿Walter? Si en serio lo dices, entonces la paz ha mermado tus colmillos, Lobo del Norte.]

 

Mi padre miró al profesor con fiereza. [¡¿A qué te refieres con eso?!] Él dijo mientras, en su ira, su maná se salía y esparcía cristales de hielo.

 

[Allen sospechaba de la traición de Algren.] El profesor continuó, sin inmutarse.  [Estoy seguro de que te advirtió mientras me advertía a mí. Y luego de haber investigado sus almacenes de materiales, negaste la posibilidad. ¿Me equivoco, Graham?]

 

[Tiene razón.] Graham lentamente respondió. Mi padre se mantuvo en silencio.

Un dibujo de una persona

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[¡¿Allen lo supuso?!] Exclamé, liberando a Anko para cubrir mi boca mientras jadeaba.

 

No… no puede ser. Allen ha previsto este desastre, ¿y fracasamos en apoyarle?

 

El profesor hizo una mueca y puso su dedo en una larga, delgada y negra caja que descansaba en la mesa. [Tú y Liam están bien parados— no tienen nada que reprocharse.] Él dijo. [Pero Allen deposito sus miedos con el anciano— Lord Rodde, el Archimago— y yo en persona en la estación de la capital este, y nosotros las pasamos por alto. Nos reímos y le dijimos que no hay documento que los Algrens puedan falsificar que nos engañe. Incluso le quitamos la daga de fuego de Gerard. ¡Si tan solo le hubiéramos dejado esa arma, la cual debió haberle pertenecido a un gran hechicero de la antigüedad! ¡Pero parte de nosotros no podía creer que uno de los Cuatro Grandes Duques haría semejante cosa, y ninguno de los dos tomó sus advertencias en serio!]

 

Se detuvo brevemente, entonces continuó en un tono más calmado.

 

[Nos hemos humillado solos ante todo el mundo. No me importa mire reputación, y claro, no lamentaré ningún daño a la misma. Sin embargo—] La oscuridad eliminó hasta el último cristal; el arrepentimiento del profesor era intenso. [Luego de actuar como imbéciles, no tenemos el derecho para estar perdiendo tiempo. Debemos de tomar una decisión de inmediato. Especialmente porque… porque conozco a Allen. estoy seguro que ha hecho algo imprudente en la capital este. Ese chico nunca podrá quedarse de brazos cruzados y observar a las inofensivas personas siendo dañadas. No dudaría en dar su vida para defender al débil. ¿Me entienden, Walter, Graham? Así es cómo el Cerebro de la Dama de la Espada es— un niño de 17 años. Por ley, nosotros deberíamos estarlo protegiendo.]

 

Mi padre y Graham en silencio pensaron en el significado de las palabras del profesor. [Ha hecho algo imprudente en la capital este.]

 

Sí, estoy segura de que sí. Eso es lo que Allen— mi mago— haría. Aunque por muy fuerte que pueda ser, su seguridad está lejos de estar asegurada.

 

Lágrimas nublaban mi visión. El repentino y fuerte recordatorio de una realidad que trataba de ignorar me agitó. Entonces, sin previo aviso, Anko lamió mi mano. El familiar, parecía que, estaba tratando de confortarme.

 

 

[En primer lugar, Walter.] El profesor dijo con un suspiro. [Recuerda todo lo que Lydia y Allen han conseguido. El reino les debe repeler ese dragón negro, matar al demonio de cuatro alas y al vampiro de pura sangre y mucho más. Si dejamos esta oportunidad para pagar nuestras deudas, ni siquiera seremos capaces de conseguir el interés. Sobre todo… está el tema de la niña maldita. Los Leinster y Howard están en profunda deuda con el chico.]

 

[Tienes razón.] Mi padre dijo lentamente. [Sí, tienes razón. ¡Graham!]

 

[¡Sí, señor!]

 

“Niña maldita” era un término despectivo para un niño incapaz de lanzar hechizos. tina había sido llamada así detrás de sus espaldas hasta hace solo unos meses.

 

“Lydia” era Lydia Leinster, también conocida como la Dama de la Espada. Era hermosa, casi sin igual en el reino tanto en esgrima como hechicería… y se paraba al lado de Allen. Conocerlo permitió que ella y Tina ganar el control de magia y dejaran atrás el nombre de “niña maldita”. Aunque, algo no me parecía bien. Ciertamente estábamos en deuda con Allen, pero ¿en realidad era suficiente para influir en las decisiones de una casa ducal?

 

[¡Por la presente, declaro un estado de guerra en todo el ducado, efectivo desde ya! ¡Llama a los líderes de cada casa en el norte!] Mi padre le ordenó a Graham. [¡Consideraré a cualquiera que me retrase mi enemigo!]

 

[En seguida, señor. ¿Puedo hacer una petición?]

 

[Dila.]

 

[Por favor, déjele la logística a mi esposa.] Graham sonrió sin más. [Y permítame estirar mis piernas un poco.]

 

[Concedido.] Mi padre respondió. [Tienes pase libre. Sé meticuloso.]

 

Shelley, ¿a cargo de la logística?

 

[Oh-ho.] El profesor sonrió, ignorando mi confusión. [Entonces el militar logístico más preparado del reino, Shelley el “Comandante” Walker, y su más temido maestro espía, Graham el “Abismo” Walker, entrarán en acción. Esto sí que será divertido. Oh, Walter, tengo una idea.]

 

[¿Ahora qué?] Mi padre preguntó.

 

[Sugiero que asignes a Tina al mando de Shelley.]

 

[¿Qué?] Mi padre y yo respondimos juntos mientras le dábamos miradas de sorpresa al profesor.

 

[Escucha bien, Walter. Y tú también, Stella.] El gran hechicero dijo con perfecta serenidad. [Tina posee el talento para rivalizar con el de Lydia. Allen, entre todas las personas, la llama un genio.]

 

Sentí leves cuchilladas en mi corazón. Aun así, me alegra escuchar que mi hermana tiene tan alta estima.

 

[Él y Lydia se han encontrado con todo tipo de guerreros y hechiceros consumados en los pasados cuatro años, y a mi departamento no le falta prominentes jóvenes.] El profesor continuó. [Pero Allen nunca antes llamó a ninguno de ellos un genio. Eso debe darte algún tipo de idea del potencial de Tina. Sería un crimen desperdiciar su talento.]

 

Mi padre cerró su boca y se cruzó de brazos. Al final dijo. [¡Eso lo decide Tina, pero no dejaré que entre al campo de batalla!]

 

[Naturalmente.] El profesor respondió, asintiendo mientras recogía una libreta y rasgaba una hoja de ella. [Solo creo que debemos dejarla brillar en la retaguardia. Esto es educación, Walter. Es por el bien de los chicos. Parece que he copiado uno de los malos hábitos de Allen. En todo caso, enviaré a Anko a la capital oeste a toda prisa. Usando su magia de oscuridad para viajar, debería llenar en menos de un día. Una vez allí, confirmará la seguridad de la familia real y luego procederá a la capital sur, donde intentará establecer comunicaciones con los Leinsters.]

 

Los ojos de mi padre y los de Graham se abrieron.

 

¿A qué se refiere?

 

Anko me lanzó una mirada a mi sorprendido rostro mientras descendía al suelo. El familiar luego tomó la hoja de papel doblada de la mano del profesor con su boca, reviso sus alrededores, y libero un solo meow. Con eso, se desvaneció en la oscuridad.

 

¡¿Ya se fue?!

 

[Su Majestad y el resto de la familia real probablemente fueron evacuados a la capital oeste, como es el protocolo estándar en casos de emergencia.] El profesor explicó con calma. [Los caballeros de la guardia real estaban en un caos debido al asunto del este, pero la familia real aún tiene sus guardias personales y hechiceros de la corte— asumiendo que estos no hayan desertado. Más importante, el Comandante de la Guardia Real Owain estaba en la capital real. No es conocido como el “Inmortal” por nada, y puede ir en un tú por tú contra Lydia en combate cercano. Y no debemos olvidarnos de la Princesa Cheryl. Ella fue compañera de Lydia y Allen, recuerdas.] Su cariñosa forma de hablar incito un bajón de hombros de mi padre y Graham y una sonrisa de mí.

 

Entonces, un pensamiento me llegó. Dado cuán intranquila estas noticias me hicieron sentir, ¿cómo debieron sentarle a ella?

 

[Profesor.] Dije. [¿Cómo cree que Lydia está tomando esto?]

 

[Ella es una causa pérdida.] El gran hechicero respondió con una exagerada agitación de su cabeza.

 

[C-Claro que no es tanto así.]

 

[Lydia es una causa pérdida sin Allen. Tenemos suerte que esté con su familia. No saldrá corriendo directo a la capital este con Lisa cerca para mantenerla a raya.]

 

No estaba del todo convencida, pero no debatí el comentario.

 

¿Ella estará bien? Me pregunté. Sé de primera mano cómo se siente por Allen.

 

Sin ganas, mi padre dijo. [En cuanto a las noticias para Tina y Ellie…]

 

[Padre, permítame.] Intervine.

 

[¿Lo harías, Stella?]

 

[Sí.]

 

Luego del breve intercambio, el profesor junto sus manos.

 

[Muy bien.] Dijo. [Todos tenemos algo en que trabajar, así que a ello. El embajador imperial le pondrá una fecha y hora a nuestra reunión en cualquier momento.]

 

✽✽✽✽✽

 

Luego de dejar el estudio, fui directo al invernadero contiguo, segura que Tina y Ellie estarían dentro del cuarto. En mi camino, intercambié unas cuantas palabras con las maids y otros sirvientes atendiendo las plantas. Todo el cariño que le tiene a Tina caliente mi corazón. Todos la amaban— y yo no era la excepción.

 

[Lady Stella.] Alguien comentó. [Se ve igual a la señora.]

 

¿En serio lo estoy? Ciertamente lo esperaba así.

 

Entonces, el cuarto de Tina entro a la vista. Tenía una habitación en la casa principal, claro, pero me parecía que había pasado más de su tiempo en el invernadero en los pasados años, desde que había comenzado su investigación de la botánica y agricultura.

 

[Tina, Ellie, estoy entrando.] Dije, abriendo la puerta y entrando. [¿Qué pasó?]

 

¡¿Todo este cuarto está encerrado en… una barrera resistente al hielo grado militar?!

 

Viéndolo más de cerca, vi ocho candelas arregladas en la mesa. Arriba de cada una florecía una flor de hielo, las cuales se hacían más grandes mientras observaba.

Ante la mesa estaban dos chicas. Una usaba un listón blanco nieve en su cabello, el cual era plateado con tintes de azul, y una blusa de manga corta y falda. Esa era mi hermanita, Tina Howard. Estaba sosteniendo la varita de mi madre y tratando de controlar un hechizo.

 

La otra, rubia y usando un uniforme de maid, era más alta y desarrollada que Tina. Ella era su maid personal y— por así decirlo— mi otra hermanita, Ellie Walker. Sus abuelos eran nuestro mayordomo, Graham, y su ama de llaves, Shelley.

 

Tina libero un gruñido. [Yo… no lo entiendo.] Ella murmuró. [A-Así no es como se supone que funcione.]

 

[¡L-Lady Tina, d-detenga su maná!] Ellie dijo, asustándose. [¡L-Le hará un hoyo al techo!]

 

[¡Ya… lo sé! ¡Ellie!]

 

Al parecer estaban practicando un hechizo de control, pero si se deja pasar… Saqué mi estoque y varita.

 

[¡L-Lady Tina!] Ellie gritó mientras las flores seguían creciendo, tensando la barrera militar a sus límites. [¡P-Por favor, maneje sus hechizos con más delicadeza! ¡E-Estaremos en serios, muy s-serios problemas si esto sigue así!]

 

[¡E-Estoy tratando!] Tina gritó. [P-Pero es más difícil que— Ah.] Su control del hechizo de fórmula se desbordó. Una ventisca salió, congelando todo en el cuarto mientras las flores de hielo rápidamente se expandían.

 

Moví mi estoque, lanzando el hechizo avanzado Imperial Snow Blade, el cual propulso el golpe de mi espada para aterrizar en las flores de hielo en sus raíces. Con eso hecho, usé mi varita para envolver a Tina y Ellie en el hechizo experimental de tres elementos Icewind Wall. La ventisca interior aún seguía alborotada, aunque gradualmente se hacía pequeña hasta que finalmente se detuvo. Un movimiento de mi varita aclaro el hielo restante.

 

Salió bien.

 

Exhalé y enfundé mis armas. Luego, caminé al par de chicas asombradas, planteé mis manos en mi cintura, y les di un regaño.

[¡Espero que te des cuenta qué tan peligroso fue, Tina! Y Ellie, debiste haberla detenido.]

 

Ambas chicas chillaron del miedo. Tina balbuceó. [S-Stella, verás…] Mientras que Ellie se unía con un vacilante. [L-Lady Stella, um, digo…]

 

[Sin excusas.] Dije. [¿Qué dicen cuando hacen algo mal?] (NT: ¿Quién más ama a Stella?)

 

[Lo sentimos.] Ellas respondieron juntas.

 

[¡Eso es!] Sonriendo, pregunté. [¿Estuvieron practicando magia?]

 

[¡Exacto!] Tina dijo, su mecho se vino arriba de la emoción. [¡Allen nos enseñó este ejercicio!]

 

[N-Nos preguntábamos qué tan bien podríamos hacerlo ahora.] Ellie añadió. [Lady Tina dijo que hacer uno sería aburrido. ¡Me alegra q-que pusiéramos la barrera!]

 

[¿A qué te refieres con eso, Ellie?] Tina demandó, mirando a la otra chica.

 

[¡E-Estuvo así de cerca de abrirle un hoyo al techo! ¡Allen nos habría regañado!]

 

[B-Bueno…] Tina gruñó.

 

Su cómica plática calmo mis acabados nervios. Pero cuando me puse en el asiento vacante, se congelaron y me dieron fuertes miradas [¡Stella, esa es la silla de Allen!] Tina dijo. [¡¿Por qué siempre la tomas?!]

 

[L-Lady Stella, ese asiento tiene dueño. Oh…] Ellie se unió, trabándose con sus palabras.

 

[Es solo una coincidencia.] Dije.

 

[¡Mientes!] Tina gritó. [¡Y sonaste como Lydia ahora! ¡Por favor, no más! ¡¿Q-Qué haré si empiezas a tomar ejemplo de la Dama de la Espada, esa fanática creyente de la Iglesia de Monopolización de Allen?! ¡O-Oh, qué pesadilla!]

 

[Pero ese el tipo de chica que a Allen le gusta.] Contraataqué.

 

[¡Stella, malvada! ¡Humph!] Tina se sentó, de brazos cruzados, e hizo su cabeza a un lado. Su mechón anunciaba su enojo.

 

¿Eso hace mi cabello cuando estoy Allen?

 

Mientras, Ellie había limpiado las candelas que había cortado y puso ocho nuevas. [¡M-Mi turno sigue!] Ella anunció. Sus apretados puntos mostraban que no le faltaba entusiasmo. [¡Yo d-daré lo mejor de mí! ¡Solo obsérvenme!]

 

¡¿Siete de ocho elementos clásicos?!

 

[Eso es increíble, Ellie.] Dije, genuinamente impresionada. [¿Ahora incluso puedes lanzar hechizos de luz?]

 

[¡S-Sí, señora!] Ella respondió, alegre. [¡He estado e-entrenando duro para impresionar a Allen!] (NT: así se hace no como otras castrosas *tosido tosido* Tina)

 

Ella también adora a Allen.

 

Tina sigue lanzando miradas a las flores, evidentemente consciente del logro de Ellie.

 

[Supongo que necesitarás poner un poco más de esfuerzo.] Le dije, sonriendo.

 

[Yo… lo estoy intentando.] Ella dijo. [¡Ese intento que vio fue mejor del que hice en mis lecciones con Allen en el último invierno! ¡Lo hice con ocho a la vez!]

 

[Hm… Quizás debas iniciar con uno solo entonces.]

[¡D-Dios! ¡No tú también, Stella! ¡Bien! ¡Que sea de esa manera! ¡Aun tendré a Allen enseñándome, incluso si no soy buena en el control de hechizos!] Tina señaló, su mechón ahora se meneaba de lado a lado.

 

Ellie y yo reímos. Pronto, el tono de nuestra conversación se hizo más calmado y el cuarto de alguna forma más pacífico.

 

[Tina, Ellie.] Dije otra vez, sentándome derecha. [Tengo algo importante que decirles.]

 

[¿Stella?]

 

[¿Lady Stella?]

 

Se veían asombradas. Me resolví y empecé. [Por favor, escuchen con calma. Verán…]

 

Cuando terminé de hablar, Tina y Ellie se veían menos impresionadas de lo que esperaba. Se veía raras, claro, pero seguían calmadas. Dicho eso, ambas chicas murmuraron el nombre de Allen con preocupación.

 

[No sabemos nada definitivo aún.] Dije. [Graham está investigando mientras hablamos. ¡Pero no se preocupen! Padre nunca le daría la espalda a Allen ni tampoco el profesor.]

 

[¡Cierto!] Ellas respondieron juntas.

 

Se veían tan serias que no pude evitar preguntar. [¿No están preocupadas?]

 

[¿Preocupadas?] Tina y Ellie repitieron. No parecía que entendieran mi pregunta.

 

[Sí. Si— si les importa— Allen está involucrado en este desastre… él estará enfrentando a una armada de entrenados soldados. Sé que es increíble, y que Caren está con él, pero aun así…]

 

[¡No te agites, Stella!] Tina dijo.

Dibujo en blanco y negro de una persona

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[¡No creerías lo fuertes que son Allen y Caren!] Ellie intervino.

 

Ambas me miraron directo a los ojos.

 

Oh, ya veo.

 

Simplemente tenían fe en Allen— una completa fe sin vacilar. Claro que igual yo. Creía en él con todo mi corazón. Y sabía que mi mejor amiga, la hermana de Allen, Caren, era mucho más fuerte de lo que yo era. Aunque no podía quitarme mis sentimientos de vago recelo. Podía creer firmemente que Felicia, quien había estado en el más grave peligro en la capital real, estaba a salvo, pero no con Allen. Aun así, no podía dejar que mi intranquilidad se pasara a Tina y—

 

[¿Stella?]

 

[¿Lady Stella?]

 

Tina y Ellie dijeron mi nombre y miraron de cerca mi rostro.

 

Oh no. Las estoy preocupando.

 

[Sí, tienes razón.] Dije, forzándome a sonreír y asentí con calma. [Allen y Caren son duros. Está bien; ¡concentrémonos en lo que podemos hacer aquí! Estoy segura que tendrán mucho que aprender de Shelley.]

 

[¡Sí!] Tina gritó. [¡Trabajaré duro para asegurarme que todos tengan deliciosa comida y para impresionar a Allen!]

 

[¡Y-Yo igual!] Ellie asintió. [¡Daré lo mejor de mí con Lady Tina!]

 

Tenían muchas ganas de ir. Y como su hermana mayor, necesitaba reaccionar.

 

[En ese caso, creo que también podré a prueba mi mano haciendo flores. No dejaré que se me adelanten.]

Esa tarde, de regreso a mi propio cuarto, el sueño me ganó. Tina y Ellie estaban bien dormidas en mi cama, mano a mano. Habían insistido en quedarse la noche conmigo. Ninguna de nosotras había experimentado una verdadera guerra, así que debían haber estado nerviosas.

 

Afuera, las nubes escondían la luna y las estrellas, y la noche era oscura. Me senté en una silla cerca de mi ventana, leyendo la segunda libreta que Allen me había enviado con la luz de una pequeña lámpara. Solo hace unos días, mi corazón habría saltado de la dicha con la sola vista y sentir de su escritura. Pero no ahora. Mis lágrimas caían en las páginas, dejando manchas. Esto no sirve. Limpié mis ojos. Había estado en este bucle por un tiempo, incapaz de hacer algún progreso.

 

La libreta detallaba lo s nuevos hechizos Pale-Azure Snowflakes y el Eight Icicle Talons; nuevas aplicaciones para la Espada y el Escudo Azure, las artes secretas que Allen me había regalado; y una fórmula de hechizo mejorada para el Frost-Gleam Hawks, el nuevo hechizo supremo que había creado para mí. Su gentil escritura se leía “Desplegar alas será un desafió, siento decirlo. No puedo comprender cómo Lydia lo hace. Pero Tina lo logró recientemente, y me encantaría ver cómo tú luces con ellas, así que daré lo mejor para resolver el misterio.”

 

¡Allen, Allen! ¡ALLEN! (NT: sí, Stella es una SIMPatica)

 

Apreté mis puntos y me agaché, luchando para controlar los sollozos. Tina y Ellie estaban preocupadas, pero creían, casi ciegamente, que estaría bien. Para ellas, Allen era un héroe de historieta. El héroe que siempre triunfa, y el mal siempre cae. Compartía algo de ese sentimiento— ni por un momento había dudado de los increíbles talentos de Allen. Y aun así… Recordé un poco de lo que me había dicho en el techo de la catedral, viendo la capital real en la noche:

 

[Las personas me llaman el Cerebro de la Dama de la Espada. Es impresionante nombre, pero no soy nada especial. A diferencia del Héroe del imperio o la misma Dama de la Espada, dudo que cumpliré mi deseo de la infancia de volverme un héroe de leyenda.]

 

¡Allen, por favor, por favor sé fuerte! ¡Madre, por favor protege al hombre que amo!

 

Recé en silencio fervientemente, apretando la pluma del griffin del océano verde que Allen me había enviado y el listón azul cielo que mi madre me había dejado contra mi pecho. Todo mientras, pensaba en las palabras de mi madre, las cuales Allen me había ayudado a recordar esa noche en el techo de la catedral:

[En noches cuando no puedas dormir, quédate callada y observa la luna y las estrellas. Entonces, los elementos te mostrarán el camino. No hay nada que temer.]

 

Recé y recé, pero no podía vislumbrar las luces en el cielo nocturno.

 

✽✽✽✽✽

 

Los veranos del norte eran efímeros, incluso en la capital del Imperio Yustinian, una de las dos grandes potencias en el oeste de nuestro continente. Por eso, ¿qué mejor que pasar esas breves temporadas que en el jardín más íntimo del palacio real? Y como un decrepito emperador cuyo único valor yacía en mantenerse con vida, tal era nuestro deber más importante, reflexionábamos mientras reposábamos en nuestra cama, la cual había sido colocada debajo de un techo de piedra. Nuestra última conversación casi era certera— una siesta vespertina era el entretenimiento de los ancianos. Por eso—

 

[¡Su Majestad Imperial! ¡Su Majestad Imperial, Imperador Yuri Yustin, ¿dónde puedo encontrarlo?!]

 

Un ensordecedor rugido refrescó nuestras divagantes mentes de regreso a la realidad.

 

Me cago en Dios. Así que ya se dio cuenta.

 

[Moss.] Respondimos malhumorados. [Bájale a tu voz. Estamos disfrutando nuestra siesta vespertina.]

 

[¡Su Majestad Imperial, este no es momento para relajarse!] Replicó el barbaján quien había entrado ruidosamente en nuestro jardín— El Gran Mariscal Moss Saxe, el anciano comandante supremo de nuestra armada. No se lo pensó para levantar su voz contra su emperador.

 

Como siempre, Moss tenía un buen estado físico— a diferencia de nosotros. Tenía una esplendida figura en su uniforme militar, y la siniestra belleza de la espada encantada Castle Breaker, la cual colgaba de su cintura, permanecía intacta.

 

El tipo se ganó cabellos grises y arrugas, pero los años no le han pasado factura.

 

[Menudo pelotudo se convirtió en el gran mariscal imperial…] Respondimos. [¿Qué hay de la frontera norte?]

 

Nuestro imperio se conecta con tres lados enemigos. Bárbaros se reúnen a lo largo de nuestra frontera norte. A nuestro noreste yace la Republica Lalannoy— un panda de rebeldes que nos frenaron hace un siglo. Y en el sur, nos fronteriza el Reino Wainwright y su molesto Ducado de Howard. Particularmente estábamos en malos términos con Lalannoy, debido a las circunstancias de su origen, y sus recientes esfuerzos en el desarrollo de tecnología mágica hizo que subestimáramos a la fuerza de la república. Por eso, el volumen de nuestras armadas, y bajo el comando personal del gran mariscal, protegió el noreste… y debe mantenerse así. Aunque décadas han pasado sin mayores conflictos, encontronazos fueron demasiados para ser recordados. Los demonios, quienes tenían la más lejana costa al Océano Imperial Norte, también eran una seria amenaza, dejando la mayor parte de nuestra armada naval inmóvil. Pero al menos no deseaban la guerra. Los humanos eran menos razonables.

 

[Los rebeldes de Lalannoyanos están luchando entre sí.] Moss dijo, contándonos nada que no supiéramos ya. [Esta ronda de peleas se ve intensa, pero no podemos permitirnos recursos para interferir. Estoy más preocupado con—]

 

[¿El tema de Wainwright?] Intervenimos.

 

[Su Majestad Imperial, no debemos involucrarnos con su desastre. ¡Detengamos a la armada sur de una vez!] Moss rogó, acercándose ante nuestra presencia. Cada palabra era como lo habíamos predicho. El hombre era perro leal, aunque su palabrería era tan tosca como implacable.

 

[¿Cuántos años tienes, Moss?] Preguntamos.

 

[¿Otra vez?] Respondió, sorprendido.

 

[Tu edad. ¿Cuántos años has vivido?]

 

[72 años. ¿Qué con eso?]

 

[Un polluelo. Tenemos 73 años. Más de cincuenta años han pasado desde que heredamos el imperio de nuestro difunto hermano, y ya tenemos un pie en la tumba. Muchos nos llaman “perros viejos” a nuestras espaldas. Dudamos que vivamos para ver la siguiente primavera.]

Nuestro anciano gran mariscal nos miró con incredulidad. [Su Majestad Imperial.] Él dijo fríamente. [Ha estado diciendo eso por más de 50 años— aunque lo llamaron el “Cerdo de Plata” desde el principio.]

 

[¡Oh, deja que lo disfrutemos! ¡Ese es el problema con los hombres que viven mucho tiempo!] Intervenimos y fuimos por un vaso de agua helada, el cual bebimos.

 

No podíamos evitar ser chaparros y gordos, no nos gustaba montar a caballo. Nuestro una vez hermoso cabello rubio plateado se había caído. “Perro viejo” era un apropiado mote.

 

Con una mirada, nos dirigimos a Moss para que bebiera un trago de agua también. Nuestro gran mariscal llenó su vaso y lo bebió sin dudar.

 

[Moss.] Dijimos.

 

[¿Sí?]

 

[Deseamos retirarnos y devotar nuestros últimos años a las deliciosas siestas. Movilizar la armada al sur fue idea de Yugene. Se lo preguntó, explotó las neuronas que no tiene, e incluso tomando el consejo de estúpidos de quién sabe dónde antes de pedir el trono. Sería… una lástima que se le salga de las manos. Idiota o no, es nuestro único hijo.]

 

Habíamos fracasado en concebir niños. Nuestro primer hijo había nacido cuando teníamos más de cincuenta, y ese niño— El Príncipe de la Corona Yugene— provo ser un fracaso. Aunque por tradición, regresando al amanecer de nuestro imperio, sostenía que un Emperador Tustiniano debe liderar el ataque en la guerra, Yugene era un espadachín, arquero, y hechicero mediocre— justo como nosotros habíamos sido. Sus logros académicos también eran deficientes. Sin embargo, él ansiaba poder.

 

Encontrábamos difícil creer que la sangre del Arquero, una de las leyendas que le había dado un fin a la lucha que había consumido el continente hace cinco siglos, corriera por sus venas. Aunque claro, él era nuestro hijo. Nunca estaría a la par del ingenio de nuestro difunto hermano.

 

Aunque todas las otras ramas de nuestro linaje claman modestos éxitos. Una vez demos nuestro último respiro… nuestro imperio pronto se fracturaría. En las repercusiones, los Howards y Lalannoyanos se dividirán nuestro territorio.

[Precio sus sentimientos con el tema.] Moss dijo. [Pero él escogió la batalla equivocada para luchar. Los Howards no dudarán en hincarnos sus colmillos si nos enemistamos con ellos.]

 

[Oí que el Lobo del Norte es el único maestro confirmado de su hechizo supremo y arte secreta.] Continuamos. [Y su sobresaliente armada es pequeña— unas veinte mil tropas contra nuestra armada del sur con doscientos mil.]

 

[Quién ha estado llenando su cabeza con tanta mierda como— No, no importa. Los Howards no son para tomarse a la ligera, incluso si sus talentos mágicos han decaído.] Nuestro gran mariscal presiono, forzándonos a confrontar la dura realidad. [Ellos desafían el sentido común. Los más jóvenes en los cuarteles generales del estado mayor están convencidos que son capaces de montar compañas en el mortal invierno.]

 

Una armada que podía soportar una compaña de invierno es señal de la abrumadoramente exhausta organización logística. Ninguna de nuestras fuerzas, con excepción de los subordinados directos de Moss, se acercaba a su nivel de disciplina. Sin embargo…

 

[Supongamos que tienes razón.] Dijimos, asintiendo en acuerdo. [Nosotros… dudamos que Yugene triunfará. Incluso puede sufrir una histórica derrota.]

 

[Entonces—] Le lanzamos una mirada a nuestro anciano vasallo antes que podía decir la palabra por qué. [Su Majestad Imperial, no querrá decir…]

 

Le dimos una mirada a nuestro jardín. Las plantas aprovechaban lo máximo del verano, a pesar de su brevedad. ¿Cuándo fue el verano?

 

[Deberíamos probar que nuestras predicciones son falsas, y los Howards se han hecho más débiles de lo que imaginamos, entonces Yugene ganará su guerra, y todo estará bien.] Explicamos indiferentes. [Luchar contra un pedazo de tierra del reino en todo este caos se calificaría como una victoria sobre una dinastía invencible. ¿No sería esa una medalla en el pecho de nuestro chico? Además, el reino es nuestro bastión contra los demonios; no podemos permitir que se debiliten severamente. Pero incluso un debilitado Duque Howard aún es un “dios de la guerra”, entonces que sea así. Ningún idiota podría contener al trono imperial contra un Cada de Howard intacta y esos rebeldes Lalonnoyanos. Hemos asignado a nuestra bisnieta más joven y tu nieto a los cuarteles de la armada sur. Que experimenten de primera mano lo bien que les caerá la lucha contra el Lobo del Norte y su armada.]

 

[¡¿La Princesa Yana y Huss?!] Moss exclamó. Entonces, declaró con fuerza. [Su Majestad Imperial, lo que sea que pase, la Casa de Saxe defenderá al Emperador Yuri Yustin.]

No había cambiado nada. En los viejos tiempos, cuando nos habíamos rebelado contra nuestro hermano, había sido nuestro único aliado.

 

[Puede ser un baño de sangre.] Le advertimos con cariño [Justo como hace cincuenta años. Después de todo… podemos ser forzados a añadir el filicidio y fratricidio, y también matar más de los nuestros— sin mencionar oficiales y hombres. Y terminaremos coronando a la nieta de nuestra cuñada emperatriz. Sin duda nuestras muertes serán más que gustosas.]

 

[Demasiado tarde para preocuparse por eso.] Moss sonrió e infló su pecho. [La Princesa Yana es sabia. Podemos estar tranquilos con el futuro en sus manos. Dicho eso, mejor evitar un forcejo con el actual Duque Howard y el “Abismo” Walker.]

 

[Lunáticos, todos ellos. El mundo es duro con los hombres mediocres como nosotros. Mientras hablamos, nuestros enviamos deben estar conversando con el Lobo del Norte en la capital norte del reino. Oh, eso nos recuerda.] Recordamos al más loco de ellos, quien nos había dado una inesperada visita hace unos días. Naturalmente, ninguna persona ordinaria podría meterse en el santuario interior de nuestro palacio, ya que todos los guardias eran inútiles cuando se refería a ella. [El Héroe también se ha ido al norte.]

 

Por primera vez en esta conversación, nuestro gran mariscal perdió su compostura. [¿Dice que ella ha tomado cartas en el asunto?] Él demando asombrado. [¿El asunto es tan serio?]

 

[Quizás. Compartimos reportes no confirmados con ella, pero fuimos simples mortales que no pueden comprender la mente de una genuina leyenda viviente. Ahora, suficiente de charlas. Nos vamos a dormir.]

 

Despedimos a Moss con un exagerado ondeo de nuestras manos. Él realizó un perfecto saludo y luego partió. Ese saludo suyo no había cambiado desde que éramos niños, cuando este jardín interior había sido nuestra prisión y se había quedado acompañándonos.

 

[Pocos conocen el arte de los Ocho Grandes Elementos y las Ocho Herejías.] Dijimos, viendo alrededor de nosotros a los ocho masivos pilares deteriorados. [¿Es una victoria para que nos autoproclamemos “héroes”? O es…]

 

Una briza del sur sopló sobre nuestra capital imperial. Incluso en verano el viento era lo suficientemente frío para que nos congeláramos hasta los huesos.

 

✽✽✽✽✽

La mañana después que les hubiera transmitido las noticias de Allen a Tina y Ellie, regresé a mi cuarto luego de desayuno para cambiarme de ropa. Papá y yo nos íbamos a reunir con el embajador imperial.

 

Me miré en el espejo. Usaba mi uniforme de la Academia Real. Shelley me había ofrecido un traje militar, pero podía intimidar a los imperiales. Esta era la negociación que mi padre conduciría; No necesitaba sobresalir. Antes de ponerme mi boina, enderecé la insignia del ala y espada que me proclamaban como el presidente del consejo estudiantil.

 

No había noticia de Caren o Felicia. Nos manteníamos apartados de las grandes ciudades del reino, incapaces de comunicarnos por correo griffin o wyvern, magia, o teléfono. Aunque estábamos reuniendo información de los refugiados huyendo de la capital real, a quienes acogimos en la ciudad, los detalles se mantenían deficientes. Tampoco había sabido de Anko, pero si la conjetura del profesor probaba ser correcta, conoceríamos el destino de la familia real antes que el día se acabara.

 

Abrí una caja cerca de la mesa. Contenía mi tesoro— la pluma del griffin del océano que Allen me había dado. Lo recogí, lo apreté en mi pecho, y recé. No podía evitar sentirme ansiosa.

 

¿Qué haría si… si él se lastima? El solo pensamiento trajo lágrimas a mis ojos. Estaba fuera de mí con preocupación. Estaba fuera de sí por la preocupación. Luego de reunirme con ese mago, me había hecho increíblemente fuerte— e increíblemente débil. In la capital sur, Lydia debió haberse estado sintiendo tan ansiosa como yo. Incluso más, de hecho. Ella incluso puede—

 

No. No puedo pensar de esa manera.

 

Pasé la pluma en mi bolsillo de pecho y ligeramente golpeé mis mejillas. [Alto, Stella.] Me dije, brevemente cerrando mis ojos. [Ya no eres una llorona, ¿recuerdas? ¡Momentos como estos son cuando necesitas mantenerte firme!]

 

Allen, por favor cuídese.

 

Oí un golpe.

 

[L-Lady Stella.] Una voz nerviosa dijo. [¿Está allí?]

[¿Ellie?] Respondí. [¿Sucede algo?]

 

[P-Perdóneme.]

 

La puerta se abrió, y la maid entró. Tina no estaba a la vista. ¿Qué la trajo aquí? El día anterior, les había advertido a ambas chicas quedarse en sus cuartos hasta que el embajador se fuera, solo para estar seguras.

 

[E-Ella tampoco está aquí.] Ellie dijo, gruñendo nerviosa mientras miraba por el cuarto, asombrada.

 

[¿Tina?] Pregunté.

 

[Eso es. Dejó el cuarto antes, y aún no ha vuelto.]

 

[¿Has intentado con un hechizo de rastreo?]

 

Ellie bajo su cabeza. [Sigo lanzándolos, pero no funciona.]

 

¿Tina está bloqueando la detección mágica?

 

[Entiendo.] Dije, ajustando mi boina escolar y asegurando mi estoque y varita. [Todos están ocupados, así que busquémosla juntas.]

 

[P-Pero Lady Stella, ¿no tiene un pendiente importante?]

 

[Nada en la tierra es más importante que mi hermanita. Especialmente—] Le di a la frente de Ellie un gentil golpe con mi dedo, igual como Allen lo hacía algunas veces. [Suena como Allen…]

 

[¿Sí? Quizás gradualmente me estoy pareciendo a él. Ahora, en marcha.]

 

Dejé mi cuarto con una Ellie tímida.

[Lady Stella, no tiene tiempo para perder.] El pulcro joven con monóculo esperando en el corredor dijo tan pronto como me vio. [Por favor, proceda al consejo en—]

 

[Roland, Tina parece haberse perdido.] La interrumpí. [Ellie y yo vamos a buscarla.]

 

[¿Lady Tina?] Mi mayordomo persona de verano ajustó su monóculo, luciendo asombrado. [En ese caso, me les uniré—]

 

[¿Buscarías en la casa entonces? Ellie y yo revisaremos el invernadero.] Dije, interrumpiéndolo otra vez, y empecé a caminar. Tan serio como era, Roland sin duda no dejaría rincón o grita sin explorar.

 

[¡S-Sí!] Ellie respondió. Para mi mayordomo, ella añadió. Uh, um, R-Roland, por favor, anímate!]

 

Luego de un tenso sonido, Roland dijo. [Miss Walker, la simpatía puede ser cruel.]

 

El heredero del nombre Walker gruñó. A pesar de las apariencias, ella estaba en buenos términos con su primo.

 

[Ven, Ellie.] La llamé, viendo atrás.

 

[¡S-Sí!] Ellie corrió hacia mí.

 

Roland empezó a caminar también, diciendo, [Les avisaré si la encuentro.]

 

Salimos del pasadizo conectado y entramos al invernadero. Cuando mi padre primero había mencionado sus planes de construir este edificio, nunca me había imaginado algo tan grande. Las plantas dentro se veían considerablemente más variadas que loas que habían estado cuando me fui a la Academia Real. Mi hermana nunca dejara de asombrarme.

 

Normalmente habría esperado encontrar a alguien atendiendo las plantas, pero no había nadie a la vista. Debido a la visita del embajador, la casa estaba en alerta máxima.

 

Ellie y yo miramos alrededor mientras continuábamos por el corredor.

 

[Tenemos mucha área para cubrir.] Dije. [Supongo que deberíamos iniciar con el cuarto de Tina. Sígueme.]

 

[¡S-Sí!]

 

Una corta caminata después, oí una pequeña conversación. Ellie y yo nos miramos entre sí, y presioné un dedo en mis labios, señalándole quedarse callada. Un árbol del este creció cerca, y miramos a hurtadillas desde atrás.

 

Allí está.

 

Tina se sentaba en un enorme banco de madera. Estaba sacando un pequeño jarro de una cesta que reposaba a su costado y hablándole animada a una chica sentada en su otro costado. No reconocía a su compañía. Luces iluminaban casi toda el área alrededor de ellas.

 

La desconocida chica era cerca de la altura de Tina, con un delicado y frágil cuerpo y una hermosa cara de muñeca. Su ropa casi era toda blanca, y una vieja espada colgaba en su cintura en una vaina negra. Juzgando por el color de su cabello— rubio plateado y atado con un listón dorado— ella provenía del imperio.

 

Tina estaba hablando felizmente con esta misteriosa belleza, pero estábamos muy lejos para escuchar lo que estaban diciendo… hasta que Ellie en silencio lanzó un hechizo de escucha.

 

[¡…y esta miel es de Galois! ¡Hice que los apicultores experimenten con todo tipo de diferentes flores cada año!] Tina estaba mostrándole emocionado el jarro a su compañía. Su cesta al parecer contenía miel cosechada de nuestro ducado.

 

[Hm… Es un color diferente de que estoy acostumbrada en el imperio.] Remarcó la extraña.

 

[¡Exacto!] Tina libero una leve risa. [El color y sabor cambian dependiendo de dónde sea cosechada. Galois no siempre demasiada, pero estoy deseando incrementar la producción y volverlo algún día la especialidad local.]

 

Una muñeca con el dibujo de una persona

Descripción generada automáticamente con confianza baja

Desde mi regreso a nuestro ducado, había oído un sinfín de historias acerca de las plantas que mi hermana había investigado y cosechado. Los locales me dijeron, “Lady Tina me enseñó acerca de estas frutas y vegetales,” “Sin mencionar las plantas medicinales,” y “Incluso empezó a extender la apicultura”. Todos les daban sus halagos como si ella fuera su propia hija o nieta. Les importaba mucho. Y se preocupaban. Otros comentarios incluían “Lady Stella, por favor cuide de Lady Tina,” y “¿A su tutor le está yendo bien?” Me había sorprendido un poco que su interés se extendiera hacia Allen.

 

[Los mercados dentro del ducado son limitados.] Tina continuó, agitando su pie mientras su mechón se meneaba. [Idealmente, me gustaría enviar algo a la capital real para vender a— ¡Hey! ¡No te lo comas sin pedir!]

 

[Mmm. Delicioso.] Dijo su compañía. [Este es un paco por esos hechizos de hielo que me lanzaste de la nada más antes.]

 

[E-Esa fue tu culpa por vagar dentro— ¡Ahhh! ¡No agarres tanto!]

 

La chica ignoró las protestas de Tina mientras destapaba otro jarro y empezaba a lamer la miel dentro. Entonces, pasó su atención al pecho de mi hermana y asintió empática. [Eso pensé. Eres mi compañera, Lobo Cachorro.] Ella dijo. [Así que lo que es tuyo es mío. Y lo que es mío es mío.]

 

[H-Haces sonar eso noble.] Tina protestó. [¡Pero ¿no debería ser eso lo tuyo es mío?!]

 

[Claro que no. El mundo es un lugar difícil.] La chica alzó su pecho, aunque no tenía pecho del que hablar. Qué argumento más infantil.

 

[¡¿Qué?! ¡Dios!] Tina dijo, tomando el jarro de su compañera y lamiéndolo. [Oh, esto sabe increíble.]

 

[Mm-hmm. Te lo dije.]

 

[Me encantaría compartir esto con mi tutor.] Tina dijo esperanzada.

 

[¿Tu tutor?] Como un animalito, la chica mostró su asombro con su hermosa cabeza inclinada.

[Sí, te lo mencioné antes. Él es el más amable y apuesto, y también un poco malvado. Pero—]

 

[¿Te gusta?]

 

[¡Sí! Más que a nadie más en todo el mundo mun—] Tina se detuvo mientras su rostro se ponía rojo ante mis ojos. Su mechón se sobresaltó, entonces lentamente se bajó, y puso sus manos en sus sonrojadas mejillas y se meneó en vergüenza. Ella adoraba a Allen con todo su corazón. E igual lo hizo mi otra hermanita, su competitiva mirada no era nada para dejar pasar.

 

[No hagas esa cara, Ellie.]  Susurré, sonriendo. [Te importa mucho Allen, ¿verdad?]

 

Ellie se veía sombrada, luego gruñó y susurró de vuelta. [Y-Y a ti también, ¿Stella-neesama?]

 

[Me atrapaste.] Sonreí, luego intercambiamos miradas y nos sonreímos. Encontré esta plática acogedora.

 

[Mmm. Eso fue divertido.] La desconocida chica dijo, lanzándole una tierna mirada a Tina antes de bajarse del banco. [Me alegra que las plantas me llamaran aquí. Eres lista y entretenida, Lobo Cachorro. Incluso me diste una demostración de un hechizo de fórmula que recuerdo con cariño. ¡Y aunque eres un poco habladora, eres mi compañera! Así que te daré una advertencia.]

 

[¿Sí?] Tina dijo. [¡Yo todavía tengo potencial! ¡La victoria final será mía!] (NT: no si voy a Japón a matar al Autor)

 

La chica agitó su cabeza levemente y libero un ostentoso suspiro. Ya dejaste de crecer, Lobo Cachorro— digo tu altura y pecho. Yo no. Victoria.] Ella liberó una risita.

 

[¡¿Qué?! ¡¿Cómo sabes eso?! ¡Deja de llamarme “cachorro”! ¡Estás más plana que yo!]

 

[Cachorrito.] De pronto, el tono de la extraña chica cambió, y una mirada de profundo afecto entró en sus ojos. [El hecho que puedas hablar conmigo así es un milagro en sí mismo. Tu buena suerte pide un descanso. Si todo el mundo empezara de nuevo, esto no pasaría otra vez. Así que—]

Ella con ternura acarició la cabeza de Tina con su pequeña mano, una leve sonrisa se desplego en sus labios. [Ahora que has atrapado tu estrella, no la sueltes nunca. Usaste toda tu buena suerte, Cachorrita. No tendrás una segunda oportunidad. Ese mundo bueno para nada es duro y cruel. Pero mientras mantengas tu estrella, nunca te dejará. ¿Entiendes?]

 

¿Qué estrella? A quién puede— De pronto me imaginé el rostro de la persona que más ansiaba ver, llamándome tiernamente.

 

[¿Allen?] Ellie murmuró a mi costado. Había tenido la misma idea.

 

Tina pestañeó en sorpresa, lo considero por un momento y asintió.

 

[¡Sí, entiendo! Muchas gracias. ¡Daré lo mejor!]

 

[Mm-hm. Eres una buena niña, Cachorrito.] Su compañía dijo. [Oh, y no te preocupes por la chica dentro de ti. También es buena.] Entonces la chica se giró a Ellie y a mí con una hostil mirada a diferencia de las miradas que le daba a Tina. Al parecer se había dado cuenta que nos escondíamos. [Mis enemigos por allá no deberían tomarse la molestia. Su pecho es inmodesto. Verdaderamente deplorable.]

 

[¡E-Eso no es muy bueno!] Ellie protestó, balbuceando en sorpresa.

 

[¿E-Eso a qué vino?] Respondí.

 

Una vez salimos detrás de los árboles, Tina exclamó. [¡S-Stella! ¡Ellie!]

 

[Tina.] Dije. [Hemos estado buscándote.]

 

[¡L-Lady Tina, no debe desaparecer así!] Ellie añadió.

 

[Yo… quería apresurarme.] Tina balbuceó. [Pero me trajeron la miel, y encontré a esta chica vagando por el invernadero, así que…]

 

Pero sus dudosas excusas fallaron en detener el malvado avance de Ellie. [¡L-Le pedí que regresara de inmediato!]

 

[No te molestes, Ellie.] Tina dijo. [¡M-Mira, miel fresca! ¿Te gustaría hacer dulces con ella?]

 

[N-No me distraerá con— ¡Oh, wow! ¡Se ve adorable! ¡Tienes suficiente aquí para hacer todo tipo de dulces!]

 

Mis hermanitas pronto se metieron en una avivada conversación, justo como en los viejos tiempos. Estaba por unirme cuando un flash de luz llamó mi atención.

 

[Una hija del Corazón de Éter es una santa en proceso, mientras la Cachorrito es una niña maldita que detuvo su maldición al hospedar uno de los Ocho Grandes Elementos dentro de sí.] La extraña chica murmuró, pasando de mí sin un sonido o alguna otra señal de su presencia. [Y lo conociste. El mundo es tan misterioso. Santa del Lobo, él está en tus manos. Protégelo.]

 

[¿Qué?] Pregunté lentamente, asombrada.

 

Yo, ¿una santa?

 

Rápidamente me di la vuelta, pero la hermosa chica había desaparecido.

 

[Oh, eso me recuerda.] Tina dijo brillantemente. [¡No pregunté tu nombre, compañera! ¿Cómo debía llamarte—? ¿Huh?]

 

[O-Oh, no la veo por ningún lado.] Ellie se entrometió.

 

Ellas miraron por el invernadero hasta que Tina bajo su mirada a su jarro y gritó. [¡Se acabó todo!]

 

[Ellie, ¿intentarías rastrearla con magia de viento?] Pregunté. [Veré lo que puedo hacer usando la luz.]

 

Ellie lanzó un hechizo, y usé algo de magia de luz de mi libreta, pero la chica no estaba en ninguna parte. Entonces, un pensamiento me llegó— no habíamos sido capaces de localizar a Tina mágicamente en nuestro camino.

 

[¡Oh, nos estábamos llevando tan bien!] Mi hermana dijo. [¡También lo había planeado todo! ¡Lynne, mi compañera y yo nos juntaríamos con Caren como nuestra consejera honoraria, y derrotaremos a esas dos, Lydia y Felicia!]

 

[¡L-Lady Tina, tiene una mirada de miedo en sus ojos!] Ellie balbuceó.

 

Justo entonces, alguien entró al invernadero. [Stella, aquí estás. Tina, vuelve a tu cuarto. Nunca podemos estar muy preparados.]

 

[Padre.] Dije. [Entiendo.]

 

[Oh, está bien.] Tina respondió.

 

Me volteé a mis hermanas y me paré recta. [Tina, Ellie, hablaremos luego. Voy a ver al embajador imperial con papá. Le dirían a Roland, ¿sí?]

 

✽✽✽✽✽

 

[Su Gracia. Sinceramente aprecio se tomará su tiempo para discutir ciertos asuntos conmigo hoy. Soy Hughric Chaser, el emisario embajador imperial.]

 

[Estoy al tanto.] Mi padre respondió a secas.

 

En el consejo, habíamos encontrado a un glamuroso hombre cimbreño de cabello castaño esperando por nosotros. Detrás de él se paraban varios más hombres, probablemente guardaespaldas. El delgado hombre pasó su lasciva mirada sobre mí. (NT: a Stella no me la tocas)

 

Asqueroso.

 

Si lo recuerdo bien, fue el mismo embajador que se le había propuesto a Lydia en la capital real. Y había hecho un punto al llamar a mi padre “Su Gracia”.

 

[¿Sería tan amable de presentarme a esta encantadora jovencita?] El hombre preguntó, mirándome.

 

Mi padre esperó un momento antes de responder. [Mi hija Stella.]

 

[¡Querida! Qué hermosura es. Esplendida. Verdaderamente esplendida.]

 

El embajador debió haber sentido un poco de su superioridad, porque sus palabras exudaban desdén y codicia. No hice el intento de enmascarar mi aversión mientas tocaba la pluma secreta en mi bolsillo.

 

Allen…

 

Ma padre se sentó en una silla, entonces indicó con una mirada que debería seguirle. Una vez sentada a su par, se dirigió al embajador.

 

[Sin más retrasos. Por favor sea breve.]

 

[Supongo que esa sería su postura.] El embajador respondió. [Dado que Su Majestad, la nueva cara del Duque Algren ha ocupado la capital de su reino. Oí que el antiguo rey y su familia siguen perdidos y que las comunicaciones entre sus casas ducales están siendo ineficiente. Rumores en efecto preocupantes.]

 

¡El imperio fue informado de la rebelión, justo como el profesor había predicho! Incluso insinuó los lazos con los Algrens.

 

Luego de una pausa, mi padre dijo fríamente. [No me iré por las ramas— ¿qué quiere el imperio?]

 

[Entonces, no usaré dulces palabras.] El embajador frunció sus ojos como una serpiente. [Deseamos que retire sus fronteras en el Río Lignier.]

 

Estaba por gritar. ¡Retirarse del Lignier significaría negar el resultado del siglo dorado de la Guerra del Norte, renunciar a Galois y retirarse detrás de las Montañas del Dragón Azure!

 

[¿Y si nos rehusamos?] Mi padre preguntó, su tono era más gélido.

 

[Entiendo. ¡Sí, lo comprendo perfectamente!] El delgado hombre dijo, curvando sus labios y burlándose de nosotros con sus gestos. [¡Para su casa, Galois es una tierra de victoria! Y— por desgracia— para mi tierra, es un sitio de amarga derrota. Pero es precisamente por eso que Su Majestad Imperial y Su Alteza Imperial, el príncipe de la corona, no están contentos con dejarlo en las manos de su reino. Lo que me recuerda de algo que oí de un pajarito.] Él levantó sus manos teatralmente. Entonces, con su serpentina mirada sobre mí, continuó con un tono ligero. [Algo acerca de nuestra armada sur conduciendo ejercicios cerca de sus fronteras. Simplemente maniobras, claro— el imperio no tiene segundos motivos— pero quién podría saber lo que las travesuras de nuestros acalorados jóvenes caballeros podrían acarrear.]

 

Mi casa ya estaba consciente de las tropas imperiales amasándose junto a nuestras fronteras. Y basados en el análisis del profesor y Graham de sus suplementos, iban más que por solo Galois. ¡Tras las sombras, el imperio estaba empeñado en tomar territorio mientras el reino estaba en un ajetreo!

 

Mi padre miró con dagas al delgado embajador, quien sonrió.

 

[Vaya, que terrorífico.] El hombre dijo. [Tal feroz mirada del afamado Lobo del Norte deja a un mero embajador como yo muy petrificado como para hablar. Aunque enfrentar a nuestra armada sur de doscientos mil probaría ser una gran dificultad incluso para tu casa. ¿Cuál es el tamaño de su armada? ¿Diez mil? ¿Veinte mil? Seguramente menos treinta mil, incluso si fuera a declarar una movilización general.]

 

Tenía razón que nuestra armada no era muy grande. Innegablemente nos encontraríamos superados. Sin embargo, mi padre nunca se tragaría tal indignante—

 

[Entiendo tus términos.]

 

[¡¿Padre?!] Exclamé, volteándome para verlo en asombro. Sus ojos brillaban con inteligencia— e ira.

 

[¡Maravilloso!] El embajador gritó maravillado. Había fallado en ver lo que yo había visto. [¡Sabía que Su Gracia entraría en razón! Ahora que tenemos un acuerdo, me gustaría que firmara estos papeles de una vez. Su Majestad Imperial ya ha aprobado—]

 

[Su Excelencia parece estar elaborando un malentendido.] Mi padre dijo, cortando en seco la conversación.

 

[Un malentendido, ¿dice?]

 

[Sí.]

 

A pesar del sol de verano pasando por el salón, mi piel sentía frío.

 

[¿Quién crees que se sienta delante tuyo?] Mi padre le preguntó al embajador, cruzando sus brazos. Su perforante mirada le llego directo a Chase, cuya presumida sonrisa se desvaneció mientras sudor frío pasaba por su frente. Entonces, mi padre declaró sin más. [¡Mi nombre es Walter Howard, protector de las tierras norte del reino! Nunca he considerado ceder territorio sin pelear. Si tu emperador quiere tierras, dile—]

 

Recordé lo que mi padre me había dicho antes de irme a la capital real: [Los Cuatro Grandes Ducados deben ser las deidades guardianas de nuestro reino.] Ahora puedo apreciar en serio a lo que se refería.

 

[—que venga a tomarlo.] Mi padre rugió.

 

La sangre se drenó de la cara del embajador. Luego de un momento de impresión, liberó una nerviosa risa. [¿Seguro que puede permitirse tener ese tono conmigo?] Él preguntó. [¿Cree que la armada imperial es ignorante con las circunstancias de su casa? ¡Pudo haber logrado robar Galois de nosotros hace un centenar de años, pero no puede ir solo contra nuestra armada ahora! No tenga esperanza de victoria en esta—]

 

[“La niña maldita de los Howard…”] Mi padre murmuró, su expresión es de lamento. Sentí un cuchillazo en mi pecho.

 

[¿Quién?] El misterioso embajador preguntó. [Su Gracia, estábamos en medio de la discusión—]

[La aristocracia de este reino llamó a mi hija más joven así detrás de nuestras espaldas no hace mucho.] Mi padre continuó, ignorándolo. [Y no es sorpresa— No podía lanzar ni un solo hechizo. Los nobles sin magia son objetivos fáciles del escrudiño, y en el imperio también, sin duda. Eso va doble por un miembro de una casa ducal. “Niña maldita, niña maldita”, la llamaban, sin siquiera saber el verdadero significado de lo que decían.]

 

[S-Sí, pero eso que tiene que ver con—]

 

La ferocidad de mi padre levantó de su silla. Los guardias detrás de él tomaron el mango de sus espadas… luego se pusieron pálidos y miraron sus manos. Sus espadas estaban congeladas en sus vainas.

 

[Pero todas las personas de nuestro ducado la aman sinceramente.] Mi padre continuó. [La llamaban “nuestra pequeña señorita”. E incluso si nunca lo dijeron en alto, sabía que él la salvó. ¡Lo sabían!] Él rugió, expresando toda su ira.

 

Oh, padre ama a Tina demasiado.

 

[Me refiero al joven que, cuando este disturbio explotó, lo más probable luchó hasta el amargo final en la capital este, sin pensar en su propia seguridad.] Continuó en un tono más calmado, como si estuviera tratando de persuadir al embajador. [Eso es lo que él significa para mi casa, Su Excelencia. Si no entiendo lo que digo, pregúntele a su emperador— el tema afecta a su nación también. Es por eso que tenemos prisa— mucha prisa— por derrotar a esos rebeldes y rescatar a nuestro salvador. ¡¿De qué vale nuestro título si no pagamos nuestras deudas?! Aunque, su nación insista en meterse en nuestro camino. Por eso…] El puño de mi padre impactó en la mesa, su sobresaliente maná congela las muescas de madre mientras estas se esparcían. Esta es mi primera vez viendo al Duque Walter Howard, guardián del norte, cuando de verdad estaba determinado. [No nos deja más opción que meterles nuestros colmillos y dejar sus rotos cuerpos en el campo de batalla. ¡No nos tomes a la ligera, chico!]

 

Una ventisca llenó el cuarto. El embajador imperial se puso pálido, y sus guardaespaldas temblaban.

 

Mi padre se giró a la puerta y gritó. [No tienes palabra en esta farsa, ¿verdad?]

 

[El emperador me dijo que estuviera aquí.] Una voz respondió. [El territorio no me interesa. Está congelado. Odio el hielo y la nieve. Alto.]

[Ruego su perdón.] Mi padre inclinó su cabeza y disipó la ventisca.

 

¿Quién merecería tal consideración de un duque?

 

Pasé mi mirada a la puerta y balbuceé. [¿Qué? Pero tú estás…]

 

Allí parada la adorable chica con la que me había reunido en el invernadero, aunque no había notado señales de la puerta abriéndose. Las siguientes palabras de mi padre solo añadieron más sorpresa.

 

[Ha pasado tiempo.] Él dijo, sin darse cuenta de mi confusión. [¿Qué te trae aquí, Héroe Alice Alvern? No creo que cualquiera aquí podría afectar el mundo lo suficiente para ameritar el uso de tu espada.]

 

[Mm-hmm. Esta es una tormenta en un vaso de agua.] La chica accedió. [Mi espada no está bajo petición, así que puedo hacer lo que guste. La armada imperial tiene los números, pero son unas blancas palomas. Incluso la mayoría de sus comandantes son palomas. Dudo que serán reto para una partida de cachorros con un lobo liderándolos.]

 

¿Qué? ¡¿Esta chica es el Héroe?! ¡¿Como en los cuentos de hadas?!

 

Estaba más desconcertada que nunca, pero la chica ni me presto atención mientras entraba, se postró en una silla vacía, y dijo. [Santa del Lobo. Té.]

 

[Oh, c-claro.] Respondí. Antes de saber lo que estaba haciendo, le había entregado mi propia tasa vacía. Ciertamente no se veía como una leyenda mientras bebía, murmurando “caliente” y soplando el té.

 

[¡L-Lady Alice, eso es inapropiado!] El embajador gritó, asustándose ahora que finalmente había superado su impresión. [¡Considere lo que su presencia aquí significa! Como un vasallo de Su Majestad Imperial, está atada a dar lo mejor para el imperio—]

 

Sin advertencia, las piernas del hombre delgado se doblaron, al igual que las de sus guardaespaldas, y colapsaron ruidosamente de manos y rodillas. Una sola mirada de la chica había sido mucho para ellos.

 

[No soy su vasallo.] Dijo sin miedo. [Solo he estado en el imperio un largo tiempo. Vine aquí hoy porque los elementos estaban haciendo relajo— y porque el emperador mencionó que podría haber un nuevo maestro del Blizzard Wolf. Ahora estoy satisfecha. Además…] Rayos atravesaron el cuarto, destrozando las luces del techo, las cuales se desintegraron antes que golpearan el suelo. El tono de la chica se mantuvo sin cambiar. [No recuerdo darles permiso a los gusanos de llamarme por mi nombre. Puedo no gobernar ninguna tierra, pero soy la Gran Duquesa Alice Alvern. Incluso un insolente como tú debería ser capaz de quién supera a quién. Cuida tu lengua. ¿O te gustaría morir por impertinencia?]

 

El embajador balbuceo con miedo en el suelo. Me estremecí, aunque cuidé de no mostrarlo.

 

¿Fue magia? Ni siquiera vi un hechizo de formula. Y ahora el imperio conoce que Tina puede lanzar el Blizzard Wolf.

 

La antigua yo ya habría retirado sus armas, pero no más. Toqué con fuerza la pluma de Griffin oceánico en el bolsillo de mi pecho.

 

Estará bien. ¡Soy el estudiante de Allen, y tomará más que una leyenda viviente para asustarme!

 

[¿También debería usar su título?] Mi padre le preguntó a la chica mientras calmada sorbía su té.

 

Ella regresó su atención a mí y dijo. [Mmm. Nada mal, Santa del Lobo. Mi compañero tenía razón; no le meneas tu cola por nada. Golosinas.]

 

¿”Menear la cola”? Pensé mientras le ofrecía un plato de pasteles. Tina, algunas cosas son mejores no decirlas, incluso si son ciertas. Aunque, ¿me estoy imaginando cosas, o ella conoce a Allen?

 

El Héroe destapó un pequeño jarrón y untó la miel de Tina sobre su postre. [Llámame por mi nombre.] Ella le respondió a mi padre. [Más importante, tengo un par de preguntas acerca de mi compañera.]

 

[¿Tu compañera?]

 

[Se refiere a Tina, padre.] Añadí. El Héroe parecía haberle tomado gusto a mi hermana.

 

Mi padre asintió, y ella continuó. [Mi compañera ha aprendido a lanzar el Blizzard Wolf, como el emperador dijo, pero no deberías enviarla a la guerra. Su maldición no está rota, solo detenida.]

 

¿Qué maldición? ¿De qué está hablando?

 

Mientras estaba perdida en pensamientos, el delgado embajador se levantó y tomó el borde de la mesa. De cara pálida y respiración pesada, se levantó e intentó unirse a la conversación.

 

[¡¿Un… un nuevo usuario de la magia suprema?! Lady Alice, esa es vital—]

 

Otra mirada de la hermosa chica hizo que se retorciera y luego tropezara, suspirando por la boca.

 

[Lo que teme no sucederá, Lady Héroe.] Mi padre dijo como si nada hubiera pasado. [Tina solo tiene trece años— es demasiado joven para un campo de batalla. Y nunca querría enviarla a la guerra, incluso si llega a la adultez.]

 

[Tenía siete cuando luché con un dragón y asesiné a dos demonios alados.] El Héroe respondió, sin inmutarse. [Trece años es más que suficiente para las batallas.]

 

[Un impresionante registro de servicio.] Mi padre remarcó lentamente.

 

El tono casual de la chica me dejo sin palabras. Dragones y demonios eran conocidos como los seres más viciosos en la existencia, prácticamente calamidades de carne y hueso. Luchar contra uno era casi imposible.

 

[¿Cómo mi compañera de pronto domino la magia suprema?] El Héroe preguntó, yendo directo al punto.

 

[Pensé que la habías conocido.] Mi padre respondió. [Mi hija menor ha estado presionándose hasta el cansancio. Y oí que eres una conocida de Allen. Eso debe decirte todo lo que necesitas saber.]

 

[Mm-hmm. Él hace una gran diferencia, y sé que mi compañera es una trabajadora. Pero…] El Héroe se pausó, luciendo genuinamente asombrada. [¿Es todo?]

 

Los esfuerzos de Tina y la guía de Allen no fueron suficientes para satisfacerla como explicación. ¿Qué más? Tina había enlazado maná con Allen…

 

[No tengo razón para mentir.] Mi padre respondió, agitando su cabeza. [Además, un hechizo supremo no se ve muy diferente de cualquier otra magia en tus ojos. ¿Por qué tan preocupada?]

 

El Héroe frunció sus cejas mientras se comía su postre. [Mmm. Delicioso. Me sobrestimas. Los hechizos supremos son algo molestos.]

 

[¿Algo? Están más allá de algunos cuantos hechiceros del reino.]

 

[Cuatro líneas sanguíneas en una nación es mucho, comparado al resto del continente.]

 

[Naturalmente. Tenemos al Señor Oscuro al oeste.]

 

Le Héroe frunció sus labios. [Eres astuto, Lobo. No me gusta.]

 

[Solo porque estoy rodeado de indeseables amigos.] Mi padre dijo.

 

[Estoy segura que tampoco les agrado. Bueno, hice mis preguntas, incluso si tus respuestas son difíciles de digerir. Ahora puedes luchar con tu tormenta en tu vaso.] Con eso, dejó el tema. Al parecer, realmente había venido a preguntar por Tina.

 

[Héroe Alice.] Mi padre dudoso dijo. [En cuanto a él…]

 

[Mm-hmm. Lo sé.] El Héroe respondió. Su hermoso rostro se vio ansioso por un momento, pero pronto regresó su inexpresa expresión. [Lo sé. Pero no puedo intervenir con asuntos mundanos. Él puede superar esto. No te preocupes.]

 

[Ya veo.]

 

Ahora estoy seguro de ello. Ella conoce a Allen, y se siente muy apegada a él, aunque no de igual forma que nosotros.

 

[¿Terminamos?] Mi padre le preguntó al embajador imperial, quien se postraba en el suelo, jadeando del dolor. [Tengo una guerra que preparar.]

 

[Inconcebible.] El delgado hombre protestó. [No puedo— ¡Me rehúso a creerlo! ¡¿C-Cómo puede un simple duque declarar la guerra tan casualmente contra un gran poder como mi tierra madre?! ¡¿Qué ocurre contigo?! ¡¿No sientes miedo?!]

 

[¿Miedo?] Mi padre y yo repetimos. Entonces, nos miramos entre sí… y sonreímos.

 

[¡¿Q-Qué es tan divertido?! ¡¿Perdieron la cabeza?!] El delgado hombro se bajó de hombros, su arrogante actitud se fue.

 

[Oh, bueno, es algo espantoso.] Mi padre admitió. [Me aterroriza el pensamiento de permitir que alguien a quien le debo mucho muera sin yo pagarle. En verdad lo es. Así que lo diré las veces necesarias— estamos apresurados, y nos gustaría que te quedaras fuera de nuestro camino, Su Excelencia, Embajador Imperial Hughric Chaser. ¿No concuerdas, Stella?]

 

[¡Sí!] De inmediato respondí. Estaba aterrorizada de nunca ser capaz de volver a ver a Allen otra vez. Si eso llega a pasar, no estaba segura que sería capaz de recuperarme. Así de profundamente estaba… estaba…

 

El embajador gruñó mientras se levantaba con la ayuda de sus guardias. [Se arrepentirán de—]

 

[No me arrepentiré una mierda.] Mi padre intervino. [Nunca más. Lo juro por mi difunta esposa. ¡Esta discusión está terminada!]

El delgado hombre dejo el cuarto con sus guardias, sus piernas tiemblan como un ciervo recién nacido mientras gritaba. [¡Bárbaros!]

 

Una vez se fueron, mi padre se giró a la chica, quien había terminado hasta la última gota de su té y comido su postre. [Ahora, Lady Héroe, fue un honor reunirme con usted.] Él dijo. [Espero verte otra vez algún día— preferiblemente no en el campo de batalla.]

 

Ella me miró, haciéndose al frente y dijo. [Mm-hmm. Santa del Lobo, limpia mi boca.]

 

¿Soy solo yo, o es un poco como Lydia? Pensé mientras limpiaba su boca con un pañuelo.

 

[Gracias.] El Héroe dejo su asiento. [No tengo el hábito de atormentar lobos… a menos que lo peor pase. En ese caso, nuestra próxima reunión será en una batalla.]

 

[¿Oh? ¿A qué te refieres con eso?] Mi padre preguntó con evidente interés.

 

[Para ser honesta, no puedo entender a lo que te refieres con “miedo”.] Ella dijo, al parecer ignorando la pregunta mientras caminaba hacia la puerta. [Solo he sentido miedo una vez en mi vida.]

 

[¿Tu renombrada batalla con el dragón oscuro? ¿O quizás tu ahora legendario duelo con la Dama de la Espada, la cual le precedió?]

 

[No.] El Héroe miró atrás a nosotros con una radiante sonrisa. Era una expresión de sincero amor. [El bebé escarlata no me asusta. Si está sola la próxima vez que nos reunamos, la aplastaré por seguro. Solo una persona en este inservible mundo me ha salvado en un mortal campo de batalla o se ha enojado y derramado lágrimas por mí. La única vez que he sentido miedo fue en el momento que sentí que nunca podría ser capaz de verlo otra vez. Solo esa vez.]

 

Mi mente conectó los hilos.

 

Claro. Lydia y Allen una vez lucharon contra un dragón negro junto a ella y salvaron la capital real.

 

[Pero eso también va para el bebé escarlata. Y ella no es tan fuerte como yo lo soy—solo es buena con una espada. No puede caminar en el oscuro camino sin él— Allen— tomando su mano. Así que—] El Héroe profetizo. [Si la profunda, muy profunda oscuridad se traga al bebé llorón, puede volverse en mi enemigo y del mundo. Si eso pasa, Lobo, nos reuniremos otra vez pronto… porque tendré que matarla.]

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