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Capítulo 2

 

[¡¿Qué?! ¡¿Felicia acaba de llegar de la capital real?!] Repetí.

 

[¡S-Sí, Lady Lynne!] Sida Stinton asintió repetidamente. La maid en entrenamiento, quien tenía su brillante cabello castaño atado en coletas, había sido asignada a servirme durante las vacaciones de verano.

 

Había estado en mi cuarto en la residencia Leinster en la capital sur del reino, tratando de calmar mis nervios al trabajar en la libreta de asignaturas que había recibido de mi querido hermanito— Allen, el Cerebro de la Dama de la Espada— cuando había entrado con las noticias.

 

[¡Su carruaje ha llegado!] La chica continuó. [¡Emma y las otras también están a salvo! ¡Creo que tomaron los Griffins de la Compañía Skyhawk que las llevo a la ciudad más cercana!]

 

[Ya veo.] Dije. [Me alegra. Me alegra tanto.]

 

Saber que mis amigos y conocidos estaban a salvo me hizo sentir más aliviada de lo que había estado desde el Día del Fuego, hace dos días, cuando habíamos recibido esa terrible noticia. [Rebelión de los nobles extremistas bajo el Duque Algren. La capital real y el palacio en llamas. Lord Richard, sus caballeros de la guardia y el Cerebro de la Dama de la Espada lucharon contra los rebeldes en la capital este— destino desconocido.] Ese reporte de Emma, la número cuatro de la Corporación de Maids de los Leinster, quien había escapado de la capital real, había devuelto el ánimo en este casa.

 

El reino, mi hogar, tenía cuatro duques, cada uno en el norte, este, sur y oeste. Debido a sus contribuciones a la fundación de la nación y lazos sanguíneos con la familia real, los miembros de esas casas ducales por costumbre tenían el “Alteza”. Yo, por ejemplo, era “Su Alteza, Lady Lynne Leinster”.

 

Por generaciones, los herederos de los Cuatro Grandes Ducales habían sido responsables por al defensa del reino. Aunque los Algrens habían lanzado esta ridícula guerra. Por qué, nadie estaba seguro. Sabíamos que mis Nii-samas— Allen, y Richard quien era mi hermano mayor de sangre y el vicecomandante de la guardia real— habían luchado con valentía, pero sin saber que fue de ellos.

 

[¿Hay nueva información?] Pregunté.

 

[Uh, um…] Sida respondió. [Lady Lydia se rehúsa a cenar otra vez hoy.]

 

Nee-sama, Lady Leinster, la Dama de la Espada, a quien amaba y respectaba, había caminado lado a lado con Nii-san desde que ambos se inscribieron en la Academia Real. Se había lamentado tan pronto como oyó las terribles noticias. Entonces, cuando estaba más calmada, había intentado salir a la capital este de una vez. Pero nuestra madre; nuestra ama de llaves, Anna; su segunda al mando, Romy; y su número tres, Lily, había bloqueado su camino. Había estado encerrándose en su cuarto desde entonces.

 

[Y, um, creo que enviados de Atlas y Bazel llegaron antes.] La maid en entrenamiento añadió.

 

[¿Enviados?] Repetí lentamente.

 

La Alianza de Principados se presentaba entre los grandes poderes del continente, y dos de sus estados miembros, los Principados de Atlas y Bazel, fronterizos al Ducado de Leinster al sur. Había oído que habían estado conduciendo ejercicios militares junto a la frontera recientemente, pero ¿por qué escogerían este momento para contactarnos?

 

No podía soportarlo más. Pasé mis dedos sobre la libreta en mi mesa, leí la cálida y gentil caligrafía de mi Nii-san: [No necesitas apresurar las cosas, Lynne. Brilla a tu propio paso.]

 

¡Nii-san, yo… yo quiero ir a tu rescate, pero soy inútil! Quiero confortar a mi Nee-sama, pero no sé qué decir.

 

Mientras abatimiento me sobrepasaba, creí oír las voces de mis amigas, quienes estaban ahora en el norte. Me imaginé a la pequeña hija del Duque Howard, con su hermoso cabello plateado, cruzándose de brazos y diciendo, “¡Hmph! ¡Eres débil, Señorita Segundo Lugar! ¡Te hace falto odio!”

 

“C-Cuide sus modales, Lady Tina. Lady Lynne, todo va a estar bien.” Su maid, una rubia y siempre levemente torpe vástago de los Walker, intervendría, se sonrojaría, pero aun trataría de alentarme.

 

Si solo estuvieran aquí ahora.

 

[U-Um… ¿Lady Lynne?] Sida dijo, hay preocupación en su voz.

 

[Estoy bien. Solo tenía algo en mente.] Dije, ondeando mi mano izquierda levemente mientras levantaba mi pie. Pasé la escritura en mi libreta con mi dedo, entonces lo cerré.

 

[¡Sida, voy a visitar a Felicia!] Le dije a la maid en entrenamiento, quien estaba acariciando el rosario de la Virgen María (NT: Es Gran Luna, pero típica pose de novela de televisa, única vez que lo pondré, luego se va Gran luna), una deidad cuyo culto no era muy conocido en nuestro reino.

 

[¡S-Sí, mi lady!] Ella respondió. [¡Creo que aún está en el salón principal!]

 

Nos apresuramos al entresuelo observando la puerta frontal y llegamos rápido con la chica.

 

[¡Felicia!] Grité mientras Sida y yo bajábamos las escaleras.

 

La obviamente exhausta chica con cabello largo color castaño y lentes abrió sus ojos y dijo débilmente. [¿Lynne…?]

 

[Oh, gracias a Dios. ¡Gracias a Dios!] Me le tiré y la tomé de las manos, las cuales estaban frías. Su respiración era agitada.

 

La chica yaciendo en la litera era Felicia Fosse, la perspicaz líder de Allen&Co., una junta de negocios establecida por mi casa y la Casa Ducal de Howard. Hasta hace poco, había sido mi senpai en la prestigiosa Academia Real.

 

Lágrimas llenan mis ojos mientras miraba alrededor y vi a una maid con cabello oscuro castaño y piel oscura— la número cuatro de la Corporación de Maids de los Leinster, Emma— entre otras caras familiares. ¡Nadie está faltando!

 

[Emma, chicas.] Sollocé. [Estoy tan, tan alegre.]

 

[Lady Lynne…  Nos honda con su preocupación.] Emma respondió. Ella y las otras maids estaban también llorosas.

 

Entonces, mientras tomaba la mano de Felicia y lanzaba un hechizo para calentarla, me di cuenta que había maids de Howard también.

 

[Soy Lynne Leinster.] Dije, inclinándome a la chica rubia con cara de poker. [Tiene mi más sincera gratitud por mantener a Felicia y las otras a salvo. Muchas, muchas gracias. ¿Algún herido?]

 

[Soy Sally Walker, número cuatro en la Corporación de Maids de Howard.] La maid rubia respondió, dejando solo una leve respuesta de sorpresa. [Estamos bien, gracias.]

 

[¿Walker? Tú y Ellie—]

 

[Lynne… aquí.] Felicia murmuró, deteniendo mi pregunta mientras presionaba unas cuantas hojas de papel en mi mano. Una miradita revelo el título: “Suministros de los estados rebeldes”.

 

[¿Qué pasa?] Pregunté, asombrada.

 

[Mis apuntes. Dáselos… a la Duquesa Lisa.] Tan pronto como los papeles me fueron dados, la chica de lentes se desmayó.

 

[¿Felicia? ¡Felicia!] Dije, pero sin respuesta.

 

¡N-No puede ser!

 

[¡Ruego su perdón, mi lady!] Emma gritó mientras ella y Sally temblaban entre nosotros. [¿Sally?]

 

[Ella se desmayó.] Sally respondió luego de un momento. [Ella apenas durmió en todo camino aquí.]

 

En una cercana inspección, pude ver el latido levantarse y caer del amplio pecho de Felicia.

 

[Gracias a Dios.] Suspiré. Entonces, cediendo a la urgencia de desplomarse en el suelo, enderecé mi postura, limpié mis ojos, y dije. [Emma— y tú también, Sally— Dejo a Felicia a su cuidado. ¡Ahora, llévenla a una cama!]

 

[¡Sí, mi lady!] Ambas maids respondieron juntas.

 

Me sentí un poco descorazonada mientras las observaba partir con Felicia. Viajar aquí desde la capital real en solo cuatro días debió haber sido difícil para mi antigua frágil compañera. Y aun así, para mi asombro, había encontrado el tiempo para escribir un reporte. El recordatorio del por qué Nii-san la había escogido me dejo un sentimiento de tranquilidad.

 

¡Yo… también necesito hacer más!

 

[¡U-Um, mi lady!] Mi maid en entrenamiento dijo de pronto.

 

[¿Sí, Sida?]

 

[Uh, bueno…] Sid dudó. Había sido una espectadora para el intercambio de antes. Observé, asombrada, mientras se acercaba y—

 

[¡Oh, allí está! ¡Lady Lynne!] Una amable voz dijo desde arriba de mí. Sida y yo levantamos la mirada mientras una jovencita saltaba sobre la barandilla en el vacío are con un pequeño “¡No!”

 

[¡¿Qué crees que estás haciendo?!] Grité, mientras Sida balbuceaba un grito de sorpresa.

 

La joven lanzó un hechizo de levitación a media caída, haciendo que su falda ondeara mientras lentamente bajaba y aterrizaba de pie frente a nosotros. Tanto como sabía, era la única persona aparte de Ellie, mi Nii-sama y Nee-sama que podrían emplear la levitación con tal facilidad.

 

[¡Lily, a sus servicios!] Ella declaró, sonriendo mientras realizaba un saludo teatral. [¡Las he estado buscando poooooor todo el lugar!]

Lily, la alta mujer, tenía largo cabello escarlata atado con un listón negro y usaba un top con un diseño de flechas entrelazadas, una falda larga, y botas de cuero. Esta algo excéntrica joven de 18 años servía como la número tres de la Corporación de Maids de Leinster.

 

[Deja de saltar sobre el mezzanine.] La amonesté. [Mira cómo has sorprendido a Sida; está tan dura como una tabla.]

 

[Aaaw, pero qué frío.] Lily se retorció. [Holis, Sida.]

 

[Oh, h-holis, L-Lily, señora.]

 

[¡Qué buena chica eres!] Lily sonrió y atrapó a Sida en un abrazo. La maid en entrenamiento balbuceaba incoherencias, mientras maids y sirvientes pasan con miradas que decían que estaban acostumbrados a la exuberancia de Lily.

 

Una vez Lily la libero, la desconcertada Sida murmuró. [Oh Gran Luna, ¿ser abrazada así por una chica es un pecado?] Mientras la maid regresaba su atención a mí.

 

[Lily.] Dije, levantando una mano para detenerla. [No estoy de humor para—]

 

Mi intento al frío rechazo terminó en un grito de asombro mientras Lily arrojaba sus brazos a mí.

 

Su pecho está… sofocándome.

 

[Nada de eso.] Ella dijo, gentilmente palmeando mi cabeza como lo hacía cuando era pequeña. [¡Momentos como este es cuando necesitas sonreír! Anímate. Todo estará bien.]

 

Lily me sonrió y rio musicalmente. Siempre pasaba de mí.

 

Además de nosotras, la maid en entrenamiento se perdió en pensamientos. Toqueteaba su pendiente y se veía petrificada mientras murmuraba. [Oh Gran Luna, ¿es lo que debo hacer? P-Pero eso sería tan vergonzoso…]

 


[¡Ese es el espíritu, Sida!] La maid dijo, girándose a ella. [Solo haz lo que hago, y, créelo o no, serás una maravillosa maid antes de saberlo.]

 

[¡M-Mis pies! ¡Mis pies no están en el suelo! ¡Solo sigo dando vueltas! ¡Oh G-Gran Luna!] La desorientada maid en entrenamiento rogó mientras Lily alegremente la tomaba por las manos y le daba vueltas.

 

[Alto, Lily.] Dije. [Sida, nunca te convertirás en una apropiada maid si sigues su ejemplo.]

 

[Eso no es muy bueno, Lady Lynne.] La autoproclamada maid protestó. [¡Soy una apropiada maid! ¡Sí lo soy!] Ella estaba haciendo una escena, pero al menos había liberado a Sida.

 

Le di la espada a Lily y me concentré en la pérdida aprendiz.

 

[Sí, serás, Sida.] Dije. [Vamos a trabajar en tus problemas juntas.]

 

[¡Sí, mi lady! ¡Daré todo de mí!] Sid apretó sus pequeños puños. Me recordaba a un cachorrito.

 

Miré sobre mi hombro y dije. [Así que Lily, ¿no estás aquí para llamarme?]

 

[¡Oh, cierto!] La maid dejo de hacer berrinche y me entregó su mensaje: [La señora dice, “Ven a la sala de consejo”. Enviados de Atlas y Bazel están aquí ahora, así que será una “buena oportunidad de aprendizaje para ti”.]

 

[¡¿Madre me quiere?!] Exclamé. [¡¿Por qué no lo dijiste antes?! ¡Vamos, Lily! Sida, no tienes permitido entrar, así que ve a cuidar a Felicia. Puedes decirme cómo está luego.]

 

[¡Claro!]

 

[¡S-Sí, mi lady!]

 

Aunque esa fue una impresionante imitación de la voz de mi madre. Pensaba mientras seguía a Lily al ala este del segundo piso. Si puede hablar así, debe hacerlo más seguido.

[¿Tiene algo en mente, Lady Lynne?] Preguntó, acercando su rostro al mío.

 

[Nada.] Respondí luego de un momento de duda. [Solo estaba pensando que no recibirás el uniforme de maid en el futuro cercano.]

 

[¡Oh, eres terrible! ¡Qué cosa horrible dices! ¡Se lo contaré a Allen!]

 

[¡N-No menciones a Allenchad! ¡No es justo!]

 

Podía oír las desconocidas voces de dos hombres viniendo del salón del consejo donde estaba por reunirme con mis padres. [¡Su Alteza, no deseamos la guerra!] Uno dijo. [En efecto, esperamos aliarnos con usted y ofrecer nuestra ayuda para someter a las fuerzas rebeldes.]

 

[Pero por el bien de nuestros compatriotas, a quienes equivocadamente tiene privados de sus tierras.] El otro continuó. [Usaremos cualquier medio a nuestra disposición. Las proezas de batalla de su casa son renombradas en todo el continente. Su armada, por el contrario, es menos impresionante.]

 

Esos deben ser los enviados de Atlas y Bazel.

 

[Parece que las pláticas ya han iniciado.] Le dije a Lily. [No podemos entrar en medio—]

 

[¡No es problema! ¡Perdón!]

 

[¡E-Espera! ¡¿Lily?!] Grité mientras la maid ignoraba mis recelos y abría la puerta.

 

Los dos hombres nos miraron. Estaban parados con sus puños apretados y ambos tenían simples trajes cargados con llamativos adornos.

 

Mi padre, el Duque Liam Leinster, y mi madre, la Duquesa Lisa Leinster, se quedaron en sus sillas, bebiendo té. Su elegancia contrastaba con la agitación de los enviados. Detrás de ellos se paraba nuestra ama de casas, y su segunda al mando de lentes, Romy. El par siempre servían como guardaespaldas en tales ocasiones.

 

Nuestra casa una vez había empleado a un mayordomo, antes que naciera, pero lo habíamos detenido luego de un serio incidente en el cual había casi secuestrado a Nee-sama. Desde entonces, hemos concedido niveles de autoridad a nuestra maids que serían impensables para los estándares de otras casas. Naturalmente, nuestra corporación de maids era una estricta meritocracia. El hecho que Romy, una inmigrante de cabello y piel negra de las islas sureñas, sirviera como segunda al mando testificaba eso.

 

[¿Qué? ¿Maya?] Dije desde mi escondida posición detrás de Lily.

 

A la par de mi madre se sentaba una pequeña mujer cuyo cabello castaño era tan largo como para ocultar sus orejas— Maya Mato, la antigua número tres de la Corporación de Maids de Leinster, quien había atendido a Nee-sama y a mí cuando éramos pequeñas. Nos había mostrado a su encantadora bebé, Lynia, una semana antes, pero ¿qué estaba haciendo aquí?

 

[Parece que nos hemos perdido en el tema.] Uno de los enviados continuó, con aparente irritación en su voz. [Esperaremos por su respuesta mañana.]

 

[No estamos demandando el entero regreso de los antiguos principados de Etna o Zana a la vez.] El otro añadió. [Una gradual restitución será bastante satisfactorio.]

 

¡¿La restitución de Etna y Zana?! ¡Qué repentino! No podemos responder a tal demanda con rapidez. Y basada en lo que oí que estaban diciendo los enviados antes, la alianza debe saber de la rebelión.

 

La Alianza de Principados, los cuales gobiernan la península al sur del Ducado Leinster, una vez se habían conformado de siete estados en el norte, seis en el sur, y la ciudad independiente del agua. Pero los antiguos principados del norte de Etna y Zana habían encontrado difícil restringir su deseo por las fértiles tierras de los Leinster. Sus planes encendieron tres sucesivas Guerras del Sur. Gracias en parte a los esfuerzos de mi madre y abuela, ambos principados fueron anexados al reino. Ya que habíamos establecido un administrador del ducado ahora la región es pacífica.

 

[No puedo darle una respuesta aquí.] Mi padre dijo, ondeando su mano. [Debo consultarlo con mis vasallos.]

 

[Tenemos la esperanza que escogerá sabiamente.] Su colega añadió.

 

Con eso, dieron retirada.

 

Mi padre frunció el ceño. [Menudo problema.] Remarcó. Oscuridad llenaba el salón.

 

Atlas y Bazel no están comprometidos. Que podría—

 

El sonido de manos aplaudiendo llevo mi mirada a m madre.

 

[Ahora, procedamos a los que nos acomete.] Ella dijo. [Lynne, explica amablemente esos papeles que estás sosteniendo. Dada la situación, he decidido solicitar la ayuda de Maya, aunque me arrepiento de arrebatársela a Lynia.]

 

[Aprecio su preocupación, señora.] Maya intervino. [Pero mi madre y esposo cuidaran de ella.]

 

[Perdóname.] Mi madre respondió luego de una breve pausa. [Lynne.]

 

[¡Cierto!] Dije, poniéndome de pie. Luego algo nerviosa, me puse a dar la explicación.

 

El tamaño de la armada enemiga, estimación basada en la cantidad de material por la que negociaron.

El estado de las provisiones de los rebeldes, calculo basado en el número de transacciones que habían hecho y el número de tres en servicio entre las capitales del este y real.

La condición de las operaciones logísticas que apoyan el seguido uso de las vías ferroviarias, mientras infiere en los intervalos entre trenes.

 

Cada punto fue conciso y respaldado por la lógica. Los generales enemigos estarían asombrados si vieran esos papeles. Desde un punto estratégico, nos ofrecieron una considerable ventaja sobre los rebeldes.

 

La pagina final del reporte tenía la conclusión final de Felicia: [A la mayoría de fuerzas rebeldes les falta apoyo logístico. Aunque controlan muchos trenes, se niegan a reparos para sostener el transporte en las vrías.] Además añadió un proscrito. [Sin señales de actividad del uso de Griffin y wyvern.]

 

[Esplendido.] Mi madre pronunció una vez había oído mi explicación y leído el reporte. [Dicen que las personas muestran su verdadero valor en tiempos de calamidad. Nuestras operaciones logísticas estarán en buenas manos con Felicia. Anna, distribuye copias de este reporte a todas nuestras casas vasallas para ya.]

 

[Como diga, señora.] La ama de llaves se inclinó respetuosamente.

 

[Si el reporte de Felicia es preciso.] Mi padre continuo, también terminándolo de leer. [Entonces los rebeldes ocupando la capital real…]

 

Él toco el mapa del reino en el muro detrás de él con un puntero. Un gran punto negro apareció sobre la capital real, seguido por blancos puntos en el norte, sur, y oeste— marcando presuntamente las capitales de cada ducado.

 

[Deben estar planeando iniciar eliminando a los Howards o nosotros.] Él concluyó, señalando al norte y sur con su puntero. [Porque—]

 

[El Imperio Yustinian le está causando problemas a los Howards, mientras las armadas de Atlas y Bazel están haciendo lo mismo con nosotros.] Mi madre dijo, siguiendo con la explicación. [Dada las circunstancias, ambos deben tener lazos con los rebeldes, significa que puedes atraparnos en un doble despliegue si atacan ahora. Por buenas, nuestros enemigos no parecer haber logrado afectar a los Lebuferas y la Orden de Caballeros Reales, quienes están observando a las armadas del Señor Oscuro en el Río de Sangre.]

 

Ella levantó su dedo izquierdo índice, y grandes manchas negras aparecieron en el norte y sur del mapa. Otra mancha negra, la más grande todas, entonces cubrió el oeste. Viendo la situación desplegada en el mapa me recordó el gran riesgo de ser atacados en dos frentes con los Howard y nosotros incluidos.

 

[Basados solo en gráficos, parece que estamos en desventaja.] Mi padre dijo calmado. [Tienen la capital real, y la familia real está perdida. Perdimos comunicación con las Casas Ducales de Howard y Lebufera. Pero la situación no es tan simple. ¿No, Anna?]

 

[No, está bien, Señor.] Anna concordó. A su par, Romy asintió. Lily, sin embargo, estaba desparramada en la mesa, quejándose que no podía esperar el almuerzo.

 

[Lily, ¿entiendes la situación?] Romy demandó, ajustando sus anteojos.

[Si, claro.] Nuestra maid número tres respondió, levantándose de la mesa. Luego se paró, se movió a una posición cercana al mapa, y pasó su dedo. Una vez su dedo llego a posarse en la capital real, continuó en un tono diferente. [El palacio y la capital real han caído, pero aún no hemos tenido noticias de Su Majestad o del resto de la familia real. La conclusión obvia es que evacuaron con éxito al oeste, como uno esperaría en una emergencia.]

 

[¿Por qué lo dices?] Mi padre preguntó, sonando asombrado. Mi madre, Anna, Romy y Maya tenían expresiones idénticas. Todos tenían una debilidad por Lily cuando piensas en ello.

 

[Si los rebeldes hubieran asesinado o capturado a cualquier miembro de la familia real, habrían hecho un hincapié para demostrar ese hecho.] La maid continuó. [Pero no lo han hecho así, y la armada que ocupaba la capital real no ha hecho mayores movimientos desde entonces. Las comunicaciones mágicas que el Conde Earl ha descifrado cuentan la misma historia.] El Conde Earl era el padre de la prometida de Richard-niisama, Sasha, y cuidan de las operaciones de inteligencia de nuestro ducado. [No sé si el reporte de Miss Fosse es correcto, o si hay otras razones, pero sospecho que múltiples factores se han combinado para retrasarlos.]

 

[Hm… ¿Como qué?] Mi padre preguntó.

 

La número tres de la Corporación de Maids de Leinster enderezó su espalda y miró a mis padres. [Solo estaba yoooo pensando que quizpas hay una pelea en la capital este. Así que los rebeldes pueden estar teniendo problemas tomando la decisión de si llamar refuerzos desde la capital, ¿saben?]

 

Lily pudo haber regresado a su usual tono risueño, pero su conclusión impactó a todo el salón. La capital este le pertenece a la Casa Ducal de Algren, lideres de la rebelión, y habían lanzado su insurrección hace cuatro días. ¿Cómo podían aún estar enfrentando resistencia allí?

 

[Ese panorama es bastante optimista.] Romy objetó. [Quiero creerlo, pero no podré soportarlo si algo le pasó a nuestro pequeño Lord Richard, pero esta situación requiere un análisis no pasional y objetivo.]

 

[Oh, pero tengo buenas razones para mis ideas.] Nuestra número tres dijo.

 

Lily sonrió. [Lord Richard está en la capital este. Y más importante, está Allen.]

 

Su confiada declaración dejo a Romy sin palabras.

 

Mi corazón estaba pesado. ¿Cómo puede Lily tener tanta fe en Nii-san? Solo se lo había encontrado un par de veces, durante las vacaciones de verano, se sentía que me había perdido de algo.

 

Si solo Tina y Ellie estuvieran aquí para que pudiera hablar con ellas de inmediato.

 

[No se preocupe, mi lady.] Maya susurró, gentilmente tomando mi mano. [Solo siga creciendo poco a poco.]

 

Eso fue lo que Nii-san me había dicho. Luego de un momento, sonrojada le susurré de vuelta. [Lo haré. Gracias, Maya.]

 

Si tuviera que nombrar la emoción que había sentido, sería… envidia. ¡Pero… pero ahora, era la estudiante de Nii-san! ¡Tina, Ellie, Stella y yo! ¡No había espacio para Lily, y no se lo daríamos!

 

[¿No quieres tu postre, Lady Lynne?] Lily intervino mientras regresaba a la mesa. [Entonces, ayudaré a—]

 

[¡No puedes tenerlo!] Respondí, alejando mi plato de su mano extendida.

 

[En todo caso…] Mi padre dijo. [Esta amenaza al reino es sin precedentes. Mañana, convocaremos a las cabezas de cada casa noble en el sur. Y luego de ese consejo, debemos darles a los enviados de Atlas y Bazel nuestra respuesta. Necesitamos toda la información que podamos reunir para determinar nuestro futuro curso.]

 

[¡Si, señor!] Todos respondimos juntos.

 

Ana dejo el salón con Romy en cola. Lily se quedó atrás.

 

[¡Phew! Eso me puso de nervios.] Ella dijo, se meneaba en su silla mientras masticaba postres y bebía té.

 

¡Qué mentira!

 

[Oh, casi se me olvida. Lynne.] Mi madre me llamó.

 

[¿Sí?] Respondí, alejando mi irritada mirada de la maid. [¿Qué pasa, madre?]

 

Ella no habló de inmediato. Cuando lo hizo, tenía una mirada de profundo estrés, la cual no había mostrado durante la discusión de antes.

 

[Cuida a Lydia todos los días. He asignado a varias maids de altos rangos para cuidarla, pero dicen que se rehúsa a salir de su cuarto. Y yo puedo provocarla demasiado su entró. Odio tener que molestarte, Maya, pero ¿irías con ella?]

 

[¡Sí, claro!] Dije.

 

Maya rápido añadió. [Por favor déjemelo a mí.]

 

[Cuento contigo.] Mi madre suspiró. [La situación me recuerda lo mucho que Allen significa para Lydia. Espero que esté a salvo, pero…]

 

✽✽✽✽✽

 

Esa tarde, luego de cambiarme en mi vestido de noche, me llevé a Sida conmigo y me acerqué al cuarto de Nee-san. No había salido para nada en el día y me estaba sintiendo preocupada.

 

Respiré profundamente. Inhale y exhale.

 

[Puedo hacerlo.] Dije cuando terminé.

 

[B-Buena suerte, mi lady.] Sida intervino emocionada mientras llegaba y tocaba la puerta.

 

Ninguno de los sellos mágicos que habían sido levantados seguía. Estaba por abrirla cuando recordé el escenario de Nee-san sollozando por el reciente reporte que el destino de Nii-san era desconocido. Sentí duda de pronto.

Sin advertencia, una delgada mano se estiro a mi costado. Miré una manga estampada con flechas entrelazadas.

 

[¡Lady Lydiaaa!] Su propietaria dijo. [¡Le he traído estofado para la cena!]

 

[¡E-Espera! ¡¿L-Lily?!] Grité, agitada, mientras la maid me apartaba y abría la puerta. Luego, una mirada de confusión apareció en su rostro.

 

[Oh vaya.]

 

[Qué ocurre— ¿Nee-sama?]

 

El cuarto estaba vacío.

 

Nee-sama había pasado su verano de perezosa, así que sus ropas estaban regadas por todas partes. Gruesos libros de hechizos estaban apilados en su escritorio, junto a una variedad de libretas y lapiceros, estropeadas bolas de papel tiradas en el suelo. Allen, el lobo de peluche que Nii.san le había dado como un recuerdo de su viaje del norte, reposaba en la cama. La mesa de noche era loa única superficie arreglada en el cuarto. Una hoja de papel se posaba en ella con un intrincado hechizo de fórmula con la letra de Nii-san. El cronograma de Nee-sama abierto, con una sola fecha— su cumpleaños— marcado en rojo.

 

Lily bajó su bandeja sobre la mesa, estudió el papel, y abrazó a Allen. [Hm… No dejo un solo rastro de maná aquí.] Ella dijo. [Ahora, deberíamos buscar por la casa o—]

 

[¡Lily! ¡No te aproveches de esta situación para tomar lo que no es tuyo!] Grité, bastante agitada.

 

¡E-Ella es increíble!

 

Sida recogió una hoja de papel desecha y la desdobló. [M-Mi lady.] Ella dijo, abriendo sus ojos. [Miren esto.]

 

[¿Qué es eso? ¿Un hechizo?]

 

Parte de una fórmula extremadamente precisa cubría cada rincón del papel. Podía decir que era un antiguo hechizo de fuego, pero nada más. Pensé, tratando de recordar cualquier cosa similar en los libros que había leído. Parece ser un poco… tabú.

 

[No, eso no puede ser.] Murmuré, agitando mi cabeza.

 

[¿Mi lady?] Sid preguntó.

 

Ignoré su pregunta y doblé el papel otra vez, luego lo quemé.

 

Ahora que los grandes hechizos eran cosa del pasado, los tabús eran la magia más poderosa en existencia. Pero venían con una cláusula— los hechizos tabúes eran tan destructivos y tan inhumanos que su uso había sido prohibido en tiempos de guerra. Los Acuerdos Humano-Demonios rigiendo la Guerra del Señor Oscuro los habían prohibido. ¡Nee-sama, Lydia Leinster, nunca recurriría a tal cosa!

 

Tomé a Allen de Lily, quien había tomado asiento en la cama y empezado a comer el estofado.

 

[¡Oh, vamos, Lady Lynne!] Ella dijo. [Él es mío. Regrésemelo.]

 

[¡No lo es! ¡Y cuida tus modales!] Respondí. [¿No puedes rastrear el maná de Nee-sama?]

 

[Hm…] Lily levantó su dedo índice izquierdo. Algo acerca del gesto me recordó a Nii-san. Abracé al animal de peluche mientras en silencio ella lanzaba un hechizo de largo alcance, un hechizo de detección de luz, produciendo un leve brillo.

 

[¿Y?] Pregunté.

 

[Bueno, ella no está en la casa, y no hay dejado ningún rastro de maná tampoco.] Lily frunció el ceño levemente y se tragó otra gran cucharada de estofado.

 

Pensé. ¿Dónde pudo haber ido Nee-sama?

 

[Lady Lynne.] Una nueva voz intervino.

 

[¡Oh, Maya!] Exclamé, levantando la mirada mientras la antigua número tres de la Corporación de Maids entraba al cuarto.

 

Miro alrededor, entonces recogió una bolsa de trapo con un diseño de una pequeña ave, la cual colgaba cerca y nos sonrió. [Sé a dónde se ha ido Lady Lydia.] Ella anunció. [¿Me acompañarían en una caminata?]

 

Seguido de una breve e iluminada caminata por la capital sur, Maya nos llevo a un salón a una corta distancia de la residencia Leinster. Había nacido y crecido en esta ciudad, pero nunca había visitado este lugar antes. Las ruinas de piedra antes nosotras era… desalentador.

 

Me pegué al brazo izquierdo de Maya, y Sida tomó el derecho. La despreocupada Lily entro antes que nosotros a las ruinas, envuelta en una capa de pálido escarlata y llevando una linterna en una mano. Sida y yo decíamos su nombre en tonos apagados, pero nos miró por sobre el hombro con un guiño y una sonrisa.

 

[¡Que excelente exploración nocturna!] Ella prácticamente lo cantó. Entonces, con una sonrisa, añadió. [¡Oh! No están asustadas, ¿verdaaaad? Bueno, supongo que aún son niñas.]

 

¡Q-Que pedazo de mie… maid! ¡Sonó igual que Tina ahora! ¡Se me va a mi lista negra!

 

Sida y yo rápidamente soltamos los brazos de Maya y tomamos sus mangas.

 

¡E-Esto está fuera de mi control! ¡No tengo miedo!

 

[También deberíamos entrar, Lady Lynne, Sida.] Maya dijo, sonriendo amablemente.

 

[C-Cierto.] Ambas respondimos y empezamos a caminar.

 

Alcanzamos a Lily al final de un pasaje de piedra. Docenas de largas columnas de mármol se alineaban en el corredor, creando una atmósfera que era… bastante siniestra.

Nuestra maid número tres lanzó múltiples hechizos que detienen el sonido, zumbando todo el rato. Siguió la situación con un comentario. [Espero que lleguemos a ver un fantasma o algo mientras estamos aquí.]

 

[¡¿L-Lily?!] Grité, asombrada. [T-Tales cosas son mejor no decirlas.]

 

[¡E-Eso es!] Sida añadió. [¡E-Ellos vienen cuando los llamas!]

 

[Awwww, pero pueden ser buenos fantasmas.] Lily dijo. [¡Miren! ¡Por allí!]

 

Sida y yo lanzamos nuestros brazos alrededor de Maya otra vez. La amable exmaid sonrió amablemente.

 

[Qué magnifico edificio.] Sida murmuró, mirando alrededor sin relajar su agarre. [Se parece como las fotografías que he visto de la tierra santa de la Gran Luna.]

 

Sentí un leve rastro de maná y visualicé un leve brillo de arriba de las columnas. Algunas de las lámparas de le estructura al parecer seguían operando. Aquí y allá, la luz de la luna y la luz de las estrellas se filtraban por los hoyos del techo, creando una escena mística.

 

Procedimos junto al largo pasaje hasta que llegamos a una masiva puerta doble de piedra, uno de los lados estaba faltando. Maya se detuvo ante la puerta que aún estaba parándose.

 

[¿Qué es este lugar?] Pregunté.

 

[Una capilla construida antes de la Guerra del Señor Oscuro, creo, aunque no sé a qué le adoraban aquí las personas, Lady Lynne.] Maya levantó su brazo derecho y miramos por delante a la dirección que estaba apuntando.

 

[¿Nee-sama…?]

 

 

 

Ocho masivos pilares apoyaban lo que una vez había sido una capilla circular rodeada por las leves mágicas luces. La luz de las estrellas pasaba por una masiva grieta en el techo. Y dentro de la ruina estaba una mujer de extraordinaria belleza. Arrodillada, tomando algo en sus manos mientras en silencio y fervientemente rezaba. Su largo cabello escarlata había perdido su usual lustre, y se veía más pequeña de lo que la recordaba. Peor aún, estaba descalza y solo tenía un blanco vestido de noche. Mi corazón me dolió a la vista de mi ídolo— mi amada hermana mayor, la renombrada Dama de la Espada de nuestro reino, Lydia Leinster.

 

[No lo creo.] Murmuré, conteniendo mi respiración. [¿Ella está… rezando?] Solo una cosa podía llevarla a eso— su deseo de ver a Nii-san sano y salvo.

 

[Cuando ella era joven, Lady Lydia algunas veces se salía de casa y venía aquí para orar sola.] Maya me lo dijo. [Nunca pude lograr que me explicara cómo descubrió este lugar.]

 

[Maya.] Dije lentamente. [No creo que deberíamos estar aquí. Volvamos a casa y—]

 

Antes que pudiera terminar mi oración, Lily dejo su posición a mi lado izquierdo y entró a la capilla. Sida y yo frenéticamente gritamos su nombre, pero siguió caminando tan rápido para que la detuviéramos.

 

[¡Lady Lydiaaaaa! No debería salir así vestida.] Ella dijo, quitándose su capa de pálido escarlata y poniéndolo alrededor de los hombros de Nee-sama.

 

Nee-sama siguió orando… pero eventualmente, murmuró. [No lo necesito.]

 

[¡Atrapará un resfriado!] Lily protestó.

 

Puse mi cabeza en mis manos.

 

¿Cómo ser tan mala leyendo el ambiente? ¡Esa es otra forma en la que me recuerda a Tina, y otra vez se va a la lista negra!

 

Le hice señas a Maya y Sida con una mirada y me adelanté. [Nee-sama, yo, um…]

 


Un momento de silencio siguió.

 

[Estoy bien, Lynne.] Ella respondió, parándose sin quitarse la capa. Sus manos tomaban su reloj de bolsillo, el cual se mantenía detenido.

 

Las ruinas de pronto se pusieron oscuras; una nube debió haber escondido las estrellas. Maya y Sida alumbraron la capilla con su magia, pero Nee-sama se quedó mirando hacia arriba tranquila al lúgubre cielo nocturno.

 

[¡Vamos, Lady Lydia!] Lily de pronto terminó el silencio, sus brazos se abrieron. [La llevaré de vuelta a—]

 

[Caminaré.]

 

[¡Eso no pasará! Lastimará sus hermosos pies. Estoy segura que Allen estará triste cuando escuche esto.]

 

El argumento de Lily silencio a Nee-sama, pero Maya luego sacó un par de zapatos del bolso de trapo que había tomado antes y los puso en el suelo.

 

[Por favor uste estos, mi lady.] Ella dijo.

 

[¡Oh, Mayaaaa! ¡¿Por qué trajiste esos?!] Lily dijo. [¡Quería llevarla en mis brazos como una pequeña princesa! ¡No he tenido la oportunidad de hacerlo desde que éramos niñas!]

 

¡Q-Que ovarios de esta falsa maid!

 

Maya la miró y dijo, [Lady Lily, por favor muestre algo de respeto.]

 

[¡N-No soy l-lady!] Protestó una sonrojada Lily. [¡No me llames así!]

 

[Me he retirado del servicio, Lady Lily. Y ya que no soy tu colega, debo dirigirme a usted apropiadamente.] Maya sonrió. [Ah, guardarse el “Lady Lily” se siente bien.]

[Oh, Maya, eres una molestia…] Lily se agachó de mala gana y empezó a escribir en el suelo con su dedo. Maya, parecía, haber ganado.

 

Nee-sama se puso sus zapatos. Luego, le dio otra mirada al cielo nocturno antes de darse vuelta y salir sin decir palabra. Corrimos tras ella— todos menos uno.

 

[¡Lily, nos vamos!] Dije sobre mi hombro.

 

[¡Estaré con usted!] La maid pasó detrás de mí y me atrapó en su abrazo.

 

[¡¿L-Lily?!]

 

[Mmm… También amo abrazarte, Lady Lynne.]

 

[¡H-Hey!]

 

La vista de nosotras fue demasiado para Sida. [Oh G-Gran Luna.] Ella balbuceó. [¡¿D-Debería unirme en momentos como este?!]

 

[¡Actúa como una persona normal y ayúdame!] Grité.

 

Lily, Sida y yo hablamos el resto del camino a casa. La tristeza que estaba sobre mí ya no estaba.

 

¿Cómo pudo Lily haber planeado esto?

 

[¿Lady Lynne, tomemos un baño juntas cuando volvamos! ¡Solía entrar a la tina conmigo todo el tiempo cuando era pequeña!]

 

Lo retiro. ¡Esta falsedad llamada maid no tiene nada en su cabeza!

 

✽✽✽✽✽

 

Me desperté en mi ahora oficina familiar en Allen&Co. en la capital real. El cuarto se veía como siempre. Allí estaba mi escritorio y silla, las cuales el profesor y el director habían seleccionado para mí. Solo una cosa estaba fuera de lo ordinario— él tenía una playera blanca y se sentó en una silla cercana, trabajando.

 

[Felicia, este número no está bien. Tampoco este, ni este.] Él dijo, dándole vueltas a su lapicero. [Debes estar exhausta. Mejor que no se pases trabajando. ¿Te estás recordando de comer a tiempo y dormir bastante?]

 

¡Pero que pelotudez pregunta luego que no nos hemos visto en mucho tiempo! ¡¿Quién se cree que es?!

 

Inflé mis mejillas, caminé a él, planté mis manos en mi cintura, y lo miré. Pero a pesar de mi mejor cara de “Estoy enojada”, él me sonrió. Y tanto como odiaba admitirlo, estaba alegre. Muy alegre. Tan alegre que no sabía qué hacer conmigo. Ser capaz de verlo y oír su voz hacía que mi corazón latiera más rápido. Al parecer, lo había extrañado más de lo que me daba cuenta.

 

[¡Los pasé para probarlo, Allen!] Dije, cruzando mis brazos para enmascarar mi vergüenza.

 

[Ya veo.] Respondí. [En ese caso, ¿pasé tu examen?]

 

[¡Regañarme fue una falla automática! Si quiere pasar…]

 

[¿Sí?]

 

[Ven a trabajar conmigo una vez vuelva a la capital real. Solo pasa tiempo con las otras, no es justo. ¡También quiero algo de atención!]

 

Normalmente nunca podría haberme llevado a pedir tal descarada petición en alto, pero me salió fácil. ¿Cuándo me había vuelto tan directa? Pero mi poca duda se desvaneció cuando Allen abrió su boca.

 

[Lo siento mucho.] Dije, frunciendo el ceño. [Parece que mi viaje de regreso se retrasará un poco. Pero te agradezco mucho por la nueva daga de Caren; realmente nos ayudó. Sabía que lo harías por nosotros.]

Así que, la daga que había escogido para Caren, quien era mi mejor amiga y la hermanita de Allen, había llegado a salvo.

 

[No te cortes con los halagos.] Respondí, parándome más recta y riendo. [Encontrar esa cosa no fue fácil, sabes. Pero si es funcional, entonces mi trabajo fue—] Dudé y detuve mis palabras.

 

Espera. ¿A qué se refiere con, “realmente nos ayudó”? ¿Ya llego la situación donde Caren tuvo que usarla? ¿Dónde?

 

Mi cabeza era un torbellino.

 

[Pare ser honesto, no creo que sería capaz de encontrar una tan rápido.] Allen continuó, descansando su cabeza en sus manos y sonriendo. [Sobrepasaste mis expectativas.]

 

[¡¿Huh?! ¡¿Qué se supone que eso significa?!] Apreté mis puntos y los ondeé en protesta. [¡Dios! ¡Malo, malo, malo! ¡¿Por qué toma ese tono conmigo, Allen?! ¡Nunca actúa así con Stella y Caren, o con Tina, Ellie, y Lynne!]

 

[Porque desde luego confió en ti, Felicia.] Respondí, haciendo guiño y esparciendo sus brazos en un teatral gesto. [Sé que puedo contar con la líder de Allen&Co.]

 

Le fruncí el ceño. [Malo.] Entonces, grité cuando él golpeó mi frente con su dedo. [¿E-Eso por qué fue?]

 

[Felicia, cuento contigo para que cuides de Lydia y los otros por mí.] Él dijo, dándome una sonrisa que fue tierna, pero con tristeza. [Por favor, ayúdalas. Y sé consciente de tu propia salud también. No te presiones demasiado.]

 

[¿Qué? Allen, a qué se refiere— ¿Allen?]

 

Mi oficina estaba sucumbiendo mientras la oscuridad se la tragaba. Lo siguiente que supe, Allen estaba vestido en una andrajosa bata de hechicero y sosteniendo un báculo. Entonces, me dio la espada y caminó a la oscuridad.

 

[¡¿Allen?! ¡¿A dónde va?!] Grité a todo pulmón. [¡Espere! ¡Espere por mí! ¡Iré contigo!]

 

Entré a la oscuridad y…

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Allen!]

 

Mi propio grito me despertó.

 

Lo primero que mis ojos captaron fue un blanco techo. Pensé que estaba decorado con un intricando patrón, pero sin mis anteojos, se veía tan borroso para estar segura. Estaba yaciendo en una cama increíblemente grande, y podía decir que el cuarto también era ridículamente grande.

 

¿La realeza vive aquí?

 

Me senté. El follaje que podía ver fuera de la ventana se veía un poco diferente de los árboles de la capital real.

 

¿Dónde estoy…?

 

[¡Buenos días, Miss Fosse!] Una voz familiar me saludo desde el costado de mi cama. [Aquí están sus lentes.]

 

Me giré en sorpresa. Luego de ponerme mis lentes, miré a una mujer delgada de cabello castaño que me los había entregado.

 

[¿Anna?] Dije, incrédula.

 

[¡Así es!] La ama de llaves de la Casa Ducal de Leinster dijo. [Anna, la favorita de todos, a su servicio.]

 

Mis recuerdos vinieron a mí. Emma y las otras maids me habían rescatado de la capital real. Habíamos huido al sur juntas, y— ¡Claro! ¡El reporte!

[No temas. Lady Lynne presento sus resultados a la señora.] Anna dijo, calmando mi pánico. [En medio de toda esta confusión, sinceramente apreciamos tu oportuna y actualizada información.]

 

[Oh, gracias a Dios.] Suspiré del alivio. Entonces sentí un escalofrío; Anna tenía una mirada perturbadora en sus ojos, y sostenía una toalla húmeda, aunque no me había dado cuenta que la tenía. [¿Anna? U-Um…]

 

[Parece que te has sacado un buen sueño, Miss Fosse.] La ama de llaves sonrió. [Permítame limpiarla.]

 

Su mirada se centró en mi pecho.

 

[¡Yo… estoy bien! ¡Yo p-puedo limpiarme!] Grité, apretando una almohada y agitando mi cabeza mientras sentía el peligro.

 

[¿Oh?] Anna inclinó su cabeza en asombro. Podía ver lo sádico en sus ojos. [¿Este es un caso de “Solo una persona está permitida a tomar mi piel”?]

 

[¡N-No es eso! Como sea, ni siquiera Allen la ha tocado—]

 

Pero él había tocado mi frente más de una vez, recuerdo. Levanté mi almohada para esconder mi sonrojada cara y gruñí.

 

[Oh vaya, ¿qué tenemos aquí?] Anna preguntó, sonriendo. [Parece que di en el punto. Solo debo conseguir los detalles de Emma luego.]

 

[¡“Solo no puede”!] Grité. [¡D-Dios! Allen y yo realmente no hemos hecho nada como—]

 

De pronto, recordé el palacio real cuando lo había visto durante nuestro escape de la capital real. Mis pensamientos regresaron al creciente comercio en suplementos militares y los caballeros visitando a las ciudades de mercantes, incluyendo mi propia firma familiar, el cual no había visto antes. Las personas quienes causaron tanto daño en la capital real no pudieron haber dejado la capital real en paz.

 

[Anna.] Dije dudosa. [Allen está, um…]

 

[Él estará bien.] La ama de llaves me aseguró. [Allen es la persona más fuerte que conozco. Así que no necesita preocuparse, Miss Fosse. Estoy segura que tus padres también están a salvo. El comandante efectivo de la fuerza que capturó la capital real es el Lord Haag Harclay, un gran caballero. No dará a civiles. Ahora, limpiaré tu espalda.]

 

Sonaba segura, pero no me daré más detalles. Allen realmente era fuerte, no tanto como un espadachín o un hechicero, sino como una persona. Aunque, sentía que herviría de la preocupación. Maldije mi propia debilidad. Si solo fuera como Stella o Carnen, pude haber luchado junto a él.

 

Desenvolví mi ropa y le di la espalda a Aanna. El sentimiento de la fría ropa me hizo chillar.

 

[Vaya, que encantador grito.] Anna dijo. [Debo grabar esto y compartirlo con Allen.]

 

[¡Deja eso!] Grité. [¡Moriré de la vergüenza!]

 

[¿Qué debería hacer? Si compartes un poco de esos melones conmigo, Miss Fosse, entonces puedo considerar guardarlo para mí.]

 

[¡E-Eso es imposible! Además, no hay nada bueno con ello. Mis hombros se ponen rígidos, y los hombres me miran.]

 

[¿Eso también va para Allen?]

 

[Que Allen las miré no me molesta por— ¡N-No te burles así de mí!] Envolví mis brazos alrededor de mi pecho y miré a la maid limpiando mi espalda.

 

[Entiendo que Emma se siente un poco mejor.] Anna dijo, sonriendo como un niño malvado. [Sí, bien hecho.]

 

[Gracias.] Respondí. Mantuve una mirada de reproche mientras tomaba la ropa de ella y empezaba a limpiarme.

 

Desde fuera, podía oír un sinfín de caballos relinchando, ruedas de carruaje retumbando, y alas de Griffin aleteando. Era mucho tráfico, incluso para la Casa Ducal de Leinster. Ya debieron entrar a la guerra para—

 

[Miss Fosse.] La ama de llaves dijo de pronto, sacándome de mis pensamientos. Giré mi rostro a ella y vie que se veía más deprimida de lo usual, pero sus ojos hervían de violenta emoción. [Debo decírtelo, Allen fue al infinito y más allá del llamado del deber en la capital este, junto al Joven Maestro Richard.]

 

[Ya veo.] Dije lentamente.

 

No estaba sorprendido; la rara manera en la que Emma y los otros habían actuado en nuestro camino me había llamado la atención. Me había preparado para ello— o al menos eso pensé. Pero aun así…

 

Presioné mis manos contra mi pecho. La tormenta agitando en mi corazón me dificultaba el respirar. Lágrimas nublaron mi visión y mancharon mis lentes.

 

Allen. ¡Allen! ¡Allen! ¡¿Quién eres para decir, “No te presiones demasiado”?! ¡Yo debería decirle eso! ¡¿Qué pisadas seguiré si te pierdo?!

 

De pronto, me volví consciente de mis sentimientos.

 

Oh. Me preocupo mucho por él… mucho…

 

Anna tomó mis manos. [Nunca tema.] Ella dijo. [No es que me repita, pero él es fuerte— más fuerte que el Héroe, en cierto sentido. Nunca haría algo que las entristeciera.]

 

Me quité mis lentes y sequé mis ojos con mi manga. [Anna…]

 

Tiene razón. No es tiempo para llorar. Mis lágrimas no lo ayudarán, así que pueden esperar hasta que me asegure que está a salvo. ¡No soy tan fuerte o valiente para entrar en batalla, pero lo salvaré a mi manera!

 

Miré directo a los ojos de Anna y dije. [¡Por favor, deme trabajo para hacer!]


[¿Miss Fosse?] Ella se veía genuinamente sorprendida.

 

[No sería de ayuda en batalla, y soy tan frágil que un poco de movimiento me dejará postrada así en cama.] Apreté mis puños. [¡Pero haré lo que pueda! Estoy segura que eso es lo que Allen me diría que hiciera.]

 

La ama de llaves de la Casa Ducal de Leinster me miró, entonces gentilmente sonrió. Su apasionada mirada me recordaba a la de mi difunta madre. [Veo que eres bastante fuerte, Miss Fosse. Muy bien, déjamelo a mí. No te arrepentirás.]

 

[Muchas gracias.] Me incliné profundamente, sintiendo como si una luz hubiera llegado a mi corazón.

 

¡Está bien! ¡Es hora que Felicia se ponga seria! Ahora que mi mente está clara, iré directo a trabajar y—

 

Con un leve gesto, Anna me recostó en la cama.

 

¿Huh? ¡¿Qué acaba de hacer?!

 

[Pero por favor, descansa por hoy.] Ella me regañó. [Tendrás mucho que hacer mañana. Emma, Sally, amablemente le trajeron la comida a Miss Fosse.]

 

Oí un sonido desde afuera del cuarto. Luego de un toque en la puerta, dos maids entraron. Una era alta y delgada con cabello y piel algo oscura. La otra era una maid rubia usando lentes. Ambas eran hermosas, y ambas parecían un poco agitadas.

 

[¡¿C-Cómo nos notó?!] La anterior demandó. [¡Lanzamos muchos hechizos anti sonido!]

 

[Veo que la ama de llaves de los Leinster es tan inescrutable como siempre.] La otra añadió.

 

[Emma, Sally.] Llamé desde mi cama.

 

Los ojos de las maids se abrieron mientras encontraban los míos.

[¡Miss Fosse!]

 

[¡Oh, gracias a Dios!] Ellas gritaron mientras corrían llorosas hacia mí y tomaban mis manos.

 

Anna, mientras, dejo un saludo y un vivido, [¡Muy bien, me iré!]

 

[Muchas gracias.] Dije, inclinándome ante Emma y Sally. [Sin ustedes, no estaría aquí.]

 

[Su palabra es más de lo que merecemos.]

 

[Perdónenos por forzarla a extralimitarse.]

 

[Emma, Sally, yo—]

 

Justo entonces, mi estómago gruñó ruidosamente.

 

¿P-Por qué ahora? Pensé, sonrojándome.

 

Las maids, sin embargo, sonrieron amablemente.

 

[¡Esto requiere una comida!] Emma declaró.

 

[Permítame alimentarla.] Sally dijo.

 

[¿No crees que te estás pasando]

 

[¿Qué hay de ti, Emma? Limpiaste hasta el último rincón del cuerpo de Miss Fosse anoche.]

 

[¡¿E-Este es el momento o lugar para sacar eso?!]

 

La disputa de las maids animó el cuarto pronto.

 

No te preocupes, Allen. Estoy bien, y ya dejé de llorar. Así que… así que espera un poco más. ¡Me pondré a trabajar para ayudar a todos pronto, y daré todo de mí!

 

✽✽✽✽✽

 

[Vamos, eso es todo. Sida, trae mi boina.]

 

[¡Seguro, mi lady!] Sida respondió, para ponerme el sombrero en mi cabeza.

 

Me revisé en el espejo grande y asentí. No me podría a encontrarme a los líderes de cada casa sur en un atuendo casual, pero un uniforme militar se veía excesivo, así que me había puesto mi familiar Royal Academia.

 

[No vas a entrar a la sala de conferencias, ¿verdad?] Pregunté.

 

[No, mi lady. ¡P-Pero he sido asignada para abrir la puerta!] La maid en entrenamiento respondió. [¡Mis oraciones a la Gran Luna dieron sus frutos!]

 

Mejor no mencionó que le pedí a Anna que le diera ese trabajo. Ser una magnánima señora incluye mantener mi propio equipo.

 

[¡Oh, sí! Um…] Sida sacó una libreta de su bolsillo. [Por desgracia, no tenemos nueva información concerniente a la rebelión, pero Miss Fosse ha despertado y comido.]

 

[¿Felicia? Gracias al cielo.]

 

Mi antigua senpai convertida en una jefa era físicamente frágil. Huir aquí desde la capital real debió haber sido bastante duro para ella.

 

[Espero que se tome su tiempo para descansar y recuperarse.] Añadí.

 

[Bueno…] Sida dudó. [Oí que Miss Fosse está leyendo muchos documentos en cama.]

 

Me tomé un momento para digerir esa información. [No puedo decir que estoy sorprendida.]

 

Sentí un dolor de cabeza entrando. ¿Cómo alguien tan delicada puede ser tan adicta a su trabajo? Entonces otra vez, probablemente era parte de lo que Nii-san vio en ella.

 

[Gracias por decirme.] Ajusté mi boina, entonces ondeé mi mano y dije. [Ven conmigo, Sida. En marcha.]

 

Los líderes de cada casa noble en el sur se habían reunido en al gran salón de dos pisos. Además de dos marqueses y cuatro condes, una deslumbrante variedad de comandantes renombrados por sus proezas de valor, ferocidad y astucia estaban a la orden.

 

[Por aquí, Lady Lynne.] Anna me llamó desde atrás del cuarto.

 

Luego de un rápido “te veo luego” a Sida, con nervios me senté en una silla a la izquierda del asiento de honor. El escrutinio que recibí de los lideres militares reunidos era bastante vergonzoso.

 

[¿Cómo está Nee-sama?] Rápidamente le pregunté a Anna.

 

[Lady Lydia dice que no se siente bien.] Ella respondió. [Maya la está atendiendo.]

 

[Ya veo.]

 

La puerta se abrió para dar paso a mis padres y un hombre con cabello rojo rizado que se veía como mi madre— mi tío, Lucas Leinster. Ellos tomaron sus asientos al frente de la reunión y Sida cerró la puerta.

 

[Bienvenidos a todos ustedes.] Mi padre saludo a la asamblea de nobles. [El tiempo apremia, así que seré breve: La Casa Ducal de Algren y los nobles conservadores han lazado una insurrección para lo que ellos llaman su “Gran Causa”. La capital real y el palacio ya han caído, y no sabemos que ha sido de Su Majestad y familia real. Sin más decir, el principal fuerte rebelde está en la capital este. Lucas, si pudieras.]

[Claro, Liam.] El tío Lucas, quien se sentaba a la izquierda de mi padre, retomó la conversación. Como el sub-duque, gobernaba el territorio sur de nuestro ducado que una vez había sido los Principados de Etna y Zana. Eso lo hacía especialmente experto acerca de los movimientos de la alianza. [Como reporté anteriormente, los Principados de Atlas y Bazel han desplegado tropas junto a las fronteras del subducado. Creo que se coordinaron con la rebelión.]

 

Una agitación pasó por el salón, y no es sorpresa— eso no era información nueva, sino la alianza entre la Casa Ducal de Algren y la Alianza de Principados estaban asombrados.

 

[Significa que nos enfrentamos a las armadas de Atlas y Bazel con los rebeldes a nuestras espaldas.] Mi padre continuó. [Y los enviados representando a ambos principados han demandado la gradual restitución de Etna y Zana. Deseo escuchar sus opiniones en este consejo. ¿Qué debemos hacer?]

 

Los dos marqueses fueron los primeros en hablar.

 

[Odio como lo diré, creo que debemos esperar y retirarnos del conflicto hasta que sepamos si Su Majestad está a salvo.]

 

[Igual. Si Su Majestad está bien, entonces los rebeldes no son amenaza. Eventualmente se desaparecerán sin nuestra ayuda.]

 

Un corto de otras voces siguió, todos abogando ya sea prolongar la guerra defensiva o quedarnos fuera del conflicto. Poderes extranjeros consideraban a la Casa Ducal de Leinster y sus vasallos una guardia de nobles guerreros del reino, pero precisamente nuestro énfasis marcial nos lleva a acercarnos a la guerra con precaución. Pérdidas materiales y financieras resultarían de cualquier campaña militar— especialmente una contra la Alianza de Principados, uno de los tres grandes poderes del continente. Esos que conocían mejor la guerra, la temían más.

 

[Liam, creo que reunir información debería ser nuestra prioridad.] El tío Lucas dijo, resumiendo la respuesta. [Sé que estás preocupado por Richard, pero no debemos actuar precipitadamente.]

 

[Cierto.] Mi padre sin ganas accedió. Entonces, frunció el ceño, se puso a pensar.

 

Me sentí inquieta. Cada opinión había sido perfectamente razonable, pero si mi casa no toma acción en el futuro inmediato, entonces Nee-sama ciertamente correría al lado de Nii-san.

 

Justo entonces, oí aleteos fuera de las ventanas. Un clamor lleno el cuarto.

 

[Ese es el Griffin de la compañía Skyhwawk.]

 

[Y cubierto de heridas. ¿De dónde viene volando?]

 

Tengo un horrible y feo sentimiento de esto.

 

Un ruidoso toque llevo los ojos de todos a la puerta. Un claro “ruego su perdón” pronto siguió, y entró una belleza de piel y cabello negro— la segundo al mano de la Corporación de Maids. Se veía agitada, un cambio de su usual fría compostura.

 

[¡Romy, ¿qué ha pasado?!] Mi padre demandó.

 

Ella respondió. [Sir Ryan Bor de la guardia real ha regresado de la capital real.]

 

¡D-Debió haber llegado en ese Griffin!

 

Sorpresa entró en el salón. El padre de Ryan, el Conde Bor, estaba impactado.

 

[¿Puede hablar?] Preguntó mi madre.

 

[Parece que se sacó una forzada marcha. He asignado maids para atender sus heridas, pero…] Romy se veía melancólica mientras dejaba sus palabras en alto.

 

[¡Su Alteza!] El Conde Bor rugió, golpeando la mesa. [¡Las noticias de la capital este importa más que la salud de mi hijo ahora!]

 

[Nolan.] Mi padre respondió lentamente. [Sé razonable. La insurrección inició hace unos cinco días. Deja que descanse antes—]

 

[¡Disculpen! ¡Traje a Ryan!] Una animada voz anunció, sonando fuera de lugar en el sombrío salón. La expresión del tío Lucas se puso rara.

 

Lily entró, llevando a Ryan y una silla en sus brazos. Entonces plantó el asiento en el suelo y deposito al caballero encima. Estaba respirando agitadamente y se veía mucho peor que su ropa, su armadura tenía abolladuras y manchas de sangre.

 

[¡Ryan!] El Conde Bor gritó. [¡¿Por qué?! ¡¿Por qué regresaste solo?! No me digas que huiste de cara al—]

 

[Bájele, por favor.] Lily interrumpió, lanzando tres hechizos avanzados de la Magia de Curación Imperial en Ryan. [¡Muchas preguntas para sus heridas!]

 

El tío Lucas aclaró su garganta. [Lily, tenemos prisa de oír lo que Ryan tiene de reporte.]

 

[¡Pero cualquiera sabe que el tratamiento médico viene primero!] El tono de Lily cambió por completo mientras continuaba. [¿O Su Alteza, el Subduque Lucas Leinster, intenta criticar a un caballero de la guardia real por hacer un escape de la muerta desde la capital este?]

 

[Bueno, no, pero…]

 

El tío Lucas y los otros nobles visitantes apartaron la mirada— Todos excepto el Conde Bor. [¡Ryan!] Él gritó otra vez. [¡Responde! ¡¿Qué fue de Lord Richard?! Cómo están las cosas en la capital—]

 

Flores ardientes se juntaron alrededor del conde.

 

[Oh, por favor bájele.] Lily dijo, sonriendo. [Todos esos hechizos de curación no fueron suficientes para recuperarlo, ¿sabe? Es bastante obvio que no desertó, si me pregunta. Y además—] Un potente surgimiento de maná salió de su cabello escarlata mientras se giraba para enfrentar a los comandantes reunidos. [Allen, el Cerebro de la Dama de la Espada, estaba en la capital este, y ningún caballero que luchó con él podría ser un cobarde. ¿No es así, Ryan?]

El brillo de la magia de curación cesó, y Ryan se levantó de su silla. El color había regresado a su rostro.

 

[Sí, Su Alteza.] Dijo, poniéndose de rodillas e inclinándose ante mis padres. Luego, en un apagado tono, declaró. [Soy Ryan Bor, un caballero de la segunda compañía de la guardia real. He regresado para reportar la situación militar en la capital este.]

 

[Bienvenido.] Mi padre respondió. [Estamos alegres de verte con vida y bien.]

 

[Dado que has pasado por mucho para regresar.] Añadió mi madre. [Asumo que la situación es grave.]

 

Ryan mantuvo su postura mientras entregaba las siniestras noticias:

 

[La capital este ha caído. Los caballeros de la guardia real, junto a la milicia de los hombres bestias y voluntarios, se mantienen en el Gran Árbol, pero el enemigo posee abrumadores números. Si nada se hace, nuestra derrota es inevitable.]

 

[¡¿Entonces qué haces aquí?!] El Conde Bor rugió. [Tienes mucho que aprender, pero pudiste proteger a Lord Richard si—]

 

[¡No pude!] Ryan gritó sin advertencia. Todo su cuerpo se agitaba, y sus lágrimas manchaban el suelo. [Ni siquiera pude ser un escudo. Todo lo que logré hacer fue retrasar a Allen. Pero… ¡Pero es por eso que necesito decirlo! Necesitan oír lo que pasó en la capital real— ¡Cómo Allen, Lord Richard, la guardia real, y los hombres bestias lucharon! ¡Por favor, esperen hasta que terminé para dar juicio!]

 

El Ryan Bor que conocía era un caballero apacible, no apto para servicio militar. Pero el hombre ante mí ahora, luchaba por cumplir con su deber mientras lloraba, sin duda todo un caballero. Un creciente miedo amenazaba por superarme.

 

Justo entonces, oí la puerta del consejo abrirse.

 

[¡Nee-sama!] Grité, corriendo a ella antes de saber lo que estaba haciendo. Llego vestida en un vestido de noche blanco y una capa escarlata pálida. Maya la seguía de atrás, viéndose preocupada. Su llegada encendió la más grande conmoción en el salón ese día.

El rostro de Nee-sama estaba como fantasma. Caminó a Ryan con Maya siguiendo su paso y dijo. [¿Luchaste con él?]

 

[Sí, Su Alteza.] El caballero respondió.

 

Un breve silencio cayó. [Ya veo. ¿Me lo contarías?]

 

[Mi lady, tome asiento por favor.] Maya intervino, llevando una silla y haciendo que Nee-sama se sentara.

 

Lydia Leinster, la Dama de la Espada, junto sus manos y cerró sus ojos, como si rezara.

 

Ryan inhalo profundamente, luego levantó su cabeza y empezó a relatar lo que había pasado ese día en la capital este.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡¿Cuánto falta, Allen?!]

 

[¡Casi estamos!] Respondí. [¡El salón está adelante!]

 

Casas de madera quemadas alrededor de mí mientras corría por los callejones en uno de los distritos de hombres bestia en la capital este, el cual estaba en medio de un creciente infierno. Conmigo estaba Lord Richard Leinster, el pelirrojo vicecomandante de la guardia real, cuarenta y seis caballeros escogidos bajo mi mando.

 

[¡¿Hemos perdido a alguien?!] Grité.

 

[¡Once están levemente heridos, pero todos estamos aquí!] Un caballero gritó acompañando a Richard en la guardia. Él estaba lleno de vida y tenía una magnifica barba.

 

[¿Escucho eso, Supremo Comandante, Allen?] El vicecomandante bromeó. [¡Bertrand, ¿seguro que ninguno está mintiendo con la gravedad de sus heridas?! Ninguno como, ¿digamos, Ryan? ¿O Ryan? ¿O quizás Celerian?]

 

[¡S-Sí!] Protestó un sonrojado caballero joven cerca de la mitad de nuestro grupo.

 

[N-No me junte con el Pequeño Lord Bor.] Añadió molesta una mujer caballero quien usaba un casco sobre su adorable rostro.

 

Ambos tenían los brazos vendados.

 

Que buena unidad, pensé mientras los otros caballeros se reían.

 

La rebelión de nobles conservadores, bajo el liderato de la Casa Ducal Algren, había invitado del este a los Caballeros del Espíritu Santo al reino. Por simple hecho, esa orden no tenía reparos en matar a los hombres bestias. Y así, nos encontramos corriendo por la ardiente zona de guerra que las personas recientemente habían alabado como la “capital de bosque” para rescatar a un grupo de hombres bestias rodeados por enemigos en la Ciudad Nueva.

 

Una estable corriente de criaturas mágicas me seguía informando de los movimientos de los enemigos. Apuntaba a evitar luchar lo que fuera posible, ya que la armada rebelde iba sobre los diez mil elementos. No podían traer todo su poder contra nosotros en las estrechas calles de los distritos de hombres bestias, pero aún estaríamos en problemas si nos atrapan.

 

Una flama roja se alzó de la colina delante de nosotros. Dos más siguieron en intervalos. La señal significaba “emboscada”. Sonreí.

 

No tenemos tiempo que perder. Solo envié un ave para alertarlos.

 

[¿No crees que es hora tomes un descanso con las criaturas mágicas, Allen?] Richard preguntó en una voz baja mientras corría a mi lado. [Ha estado sin parar desde este mañana. Algunos de los caballeros pueden conjurarlos también, incluso si no están cerca de tu nivel.]

 

[Aprecio tu preocupación, pero estaré bien.] Respondí. [Todos ustedes deberían conservar su maná lo más posible.]

 

[Solo quedar claros, dejarte morir no está en mi lista de cosas por hacer.]

 

[Qué coincidencia— Tampoco pretendo dejarte morir.]

 

El amable vicecomandante sonrió. Pero antes que pudiera continuar la conversación, de pronto grito. [¡Allen!]

 

[¡Lo sé!]

 

Una tormenta de hechizos elementales Divine Lightning Arrow se disparó a nosotros desde el aparente vacío camino. Giré mi báculo, lo toqué con una espada de hielo, rechacé los rayos en mi camino. Richard, mientras, conjuró un muro de fuego. ¡Nuestra defensa no tenía fallas, y los caballeros detrás de nosotros, sin daños!

 

Golpeé mi báculo en el suelo y lancé el hechizo elemental Divine Ice Thorns sobre la amplia área delante de nosotros. Gritos y sangre se esparció. Entonces, el masivo hechizo de bloqueo de percepción colapsó y reveló una fuerza de fuertes caballeros armados formados en la calle. Estimé su número en quinientos, al menos la mitad de quienes traen lanzas de hechizos. En el centro de su formación centraba una extraña caja, lo suficientemente larga para meter a una persona, la cual irradiaba magia. La serpiente enroscada en espinas en sus estándares de batalla representaba a los Condes de Zani, los vasallos de Algren cuya línea producía algunos de los más renombrados hechiceros del este.

 

Así que, esta era una emboscada.

 

Esa extraña caja en el centro, la cual había escondido a toda la fuerza de mis aves exploradores, representaba una tecnología mágica desconocida. Nunca había oído que los Algrens, los Caballeros del Espíritu Santo, o la iglesia que representaban fueran particularmente inventores consagrados, pero—

 

¡Oh no!

 

Vertí un poco de maná que había dejado en mis aves, incrementando su sensibilidad.

 

Lo sabía.

 

Mentalmente regañándome por mi descuido, me giré y grité. [¡Richard, lleva al grupo al frente! ¡Hay más viniendo detrás de nosotros! ¡Necesitamos actuar rápido, o estaremos rodeados!]

 

[¡Voy!] El asombrado vicecomandante respondió. [¡Bertrand, toma al Segundo Pelotón y haz lo que Allen te diga! ¡Primer, Tercer y Cuarto Pelotones, síganme!]

 

[¡Sí, señor!] La guardia real de inmediato se puso en acción.

 

Corrí a la retaguardia de nuestro grupo y estiré mi báculo, presionando la velocidad de hechizo elemental Divine Light Arrow a su límite mientras avistaba una caja invisible. Oí algo romperse, y luego la fuerza enemiga apareció. Ellos superaban levemente a sus compatriotas y levantaron el estandarte del Conde Zani.

 

En el centro de la línea enemiga se paraba un anciano, levemente armado, usando una lanza, y usando sombrero de ala hacha de hechicero. Lanzó su mirada a la caja desparramada, luego regreso su mirada perforante en mí.

 

[¡Soy el Conde Zaur Zani!] Él proclamó. [¡Lo han hecho bien hasta ahora, pero los hemos rodeado! ¡Ríndanse!]

 

El Conde Zani era un hechicero de los viejos tiempos, y su oferta tenía un grado de certeza.

 

Me incliné levemente mientras preparaba un hechizo en mi báculo. [Apreció su cortés oferta, pero debo declinarme firmemente. Dígame: si alguien hubiera prendido fuego a su hogar, ¿bajaría sus armas sin dar pelea a esa petición? Vaya, qué tan bajo ha caído la Casa de Zani.]

 

[¡¿Cómo te atreves?!] Uno de los tenientes hechiceros ancianos gritó, un joven hechicero que tenía su largo cabello atado. [¡Abran fuego!]

 

[¡Sandra!] El conde gritó. Pero fue demasiado tarde— ¡Mi insulto había funcionado!

 

Uno tras otro, caballeros lanzaban sus lanzas desde atrás de sus escudos y desplegaban Divine Lightning Arrows.

 

¡Es nuestra oportunidad!

 

Introduje una porción de su hechizo de fórmula, propiciando explosiones de electricidad que caía sobre las filas de los rangos enemigos. Luego, lancé los hechizos elementales Divine Earth Mire y Divine Water Thorns debajo de sus pies. Los confundidos caballeros entraron en el lodo, mientras espinas acuosas entorpecían más sus movimientos. Lo que es más…

 

[¡Esas no son espinas ordinarias!] Vino un grito de pánico. [¡Están envenenadas!]

 

[Me estoy e-entumeciendo.]

 

[¡Bertrand!] Grité, conjurando una nueva espada de hielo en mi báculo mientras corría.

 

[¡Segundo Pelotón, avancen!] El veterano caballero gritó detrás de mí.

 

Mi maná ya estaba agotado, pero junté lo suficiente para conjurar cuatro flotantes Divine Ice Mirrors. Entonces encerré a un grupo de enemigos, los cuales deliberadamente había dejado fuera del radio de explosiones y mis hechizos. Tres rápidos movimientos de mi báculo provocaron dos gruñidos y dudosos [Q-Qué rápido…] Mientras cortaba las lanzas y escudos de tres caballeros de su vanguardia. La esgrima que el albatros sin piedad me había arremetido tenía sus usos.

 

Los caballeros de ambos lados fueron lentos para reaccionar mientras giraba y lanzaba los Divine Light Arrows, apuntando a las brechas en sus armaduras. Hechizos de luz fueron más rápidos que la magia ofensiva, la cual hacía que evadirlos desde corto rango fuera un desafió— especialmente para los asombrados oponentes. Varios enemigos fueron incapaces de reaccionar y cayeron de rodillas, lastimados y quejándose del dolor.

 

[¡Te maldigo!] Un caballero sin rasguños lanzo su lanza hacia mí, solo para que la espada de Bertrand la partiera en dos. Seguido, una patada del veterano recayó en el escudo del caballero, pero aun así lo envió a volar.

 

Entonces, otros trece miembros de la guardia real se unieron al combate, haciendo retroceder a los enemigos y asegurando nuestra posición.

 

[¡No se concentren en acabarlos!] Bertrand gritó mientras tomaba una posición defensiva a corta distancia de mí. [¡Lastímenlos y hagan tiempo mientras Richard limpia el camino para nosotros! ¡Ryan, Celerian! ¡No arrastren a Allen en sus corridas para ganarse honor!]

 

[¡Sí, señor!] La mayoría de la guardia respondió, aunque también oí el incrédulo “¡¿Sir Bertrand?!” de Ryan y el agraviado “No planeo eso” de Celerian. Realmente me encariñé a esta unidad, aunque deseaba que dejaran de dirigirse a mí con respeto.

 

Maná se sentía adelante y a los lados de nosotros. Moví mi Divine Ice Mirrors para rechazar y neutralizar el hechizo intermedio Divine Lightning Spear. Su lanzador, la hechicera llamada Sandra, se puso pálida.

 

[No es mala idea, pero su ejecución es carente. Solo sigue, activación lineal es un juego de niños fácil de ver.] Remarqué, moviendo mi báculo en una demostración de confianza. Entre las sucesivas batallas en las que había estado desde la mañana y los efectos de enlazar el maná con Caren, me estaba sintiendo de la mierda.

 

El Conde Zani me miró a los ojos. [Usaste criaturas mágicas para prever nuestra emboscada, tomaste control de los otros hechizos, rechazaste la magia de Sandra con facilidad, y la curras en sutil magia y combates confusos.] Se pausó. [Es un honor conocerlo, Cerebro de la Dama de la Espada.]

 

[Me sorprende que sepas de mí. No muchas personas lo saben.] Respondí, en parte como un juego.

 

Sentí el caluroso viento en mi espalda. Richard también estaba acabado de las continuas luchas. Encontraría difícil superar una abrumadora desventaja en números y abrir un camino de un ataque frontal. Solo esperaba que cierto alguien se diera cuenta pronto.

 

[Todos han oído de la Dama de la Espada, claro.] Añadí, cuidadosamente creando más hechizos.

 

[Tenía mis dudas hasta que te vi con mis propios ojos, pero parece que Lord Gil dijo la verdad.] El anciano hechicero respondió. [Debes darte cuenta que no puedes derrotarnos en tu condición. Si prolongas esta balla, morirás.]

 

 

Sonaba seguro. Debí haberlo esperado de un veterano como él ver en mis farsas. Creo recordar que Gil Algren, mi antiguo compañero en la Universidad Real, una vez mencionó que el “Viejo Zaur entrenó con papá, Haag, y Hayden, aunque era un poco más joven que ellos”. Estaba en serios problemas.

 

[Sí, claro.] Admití, descansando una mano en mi frente y suspirando. [Pero por eso, solo puedo repetir la pregunta que te hice antes. ¿Este desastre es a donde esperaban que sus investigaciones mágicas fueran?]

 

El conde bajó el borde de su sombrero y sostuvo su lanza. [Parece que el tiempo para palabras vacías ha pasado.] Él dijo en una voz baja. [Prepárense por todo un bombardeo simultaneo. Prioricen los números, no el poder. La maestría de ese hombre es formidable, aunque no es más que solo un mago cansado. ¡Abrúmenlo y cánsenlo!]

 

[¡Sí, señor!] Los caballeros enemigos lanzaron sus lanzas y desplegaron más Divine Lightning Arrows de las que podía contar. Para mi mal, las órdenes del anciano hechicero fueron puntales.

 

Bertrand y los otros caballeros de la guardia real se veían agotados. Los tres lanzaron hechizos avanzados Imperial Thunder Lance, famosos por su penetrante poder, tomaban forma en la punta de la lanza del Conde Zani. Para hacerlo peor, su fórmula estaba encriptada— una técnica avanzada que incrementaría el agotamiento en mi maná si trataba de interferir con ellos.

 

El bombardeo de Divine Lightning Arrows llegaría primero. Si recibía esas fórmulas, los hechizos avanzados me golpearían, y viceversa.

 

Santo Dios. Siempre parece que termino entre la espada y la pared. Dios realmente la tiene conta mí.

 

Sonreí por mi mala suerte y apreté el agarre en mi báculo. Sus listones escarlatas y listones se ondeaban como si me animaran. Detrás de mí, la guardia real preparó hechizos defensivos también.

 

El anciano hechizo frunció sus ojos. [Impresionante. ¡Apunten!]

 

[¡Yo… puedo con él!] Ryan de pronto gritó, echándose a correr antes que el conde pudiera dar su siguiente orden. Estaba desplegando la defensa mágica más fuerte que podía hacer.

[¡Ryan, no!] Celerian fue tras él, haciendo a un lado su casco para revelar sus orejas, las cuales eran largas, aunque no tanto como las de un elfo. Su hermoso cabello, la forma más pálida posible de rojo, ondeando detrás de ella.

 

De inmediato le señalé a Bertrand con una mirada, entonces envolví mi pie en rayos y magia de viento y corrí al frente.

 

[¡Fuego!] El Conde Zani grito.

 

La línea enemiga soltó sus flechas de rayos. Lancé trece Divine Ice Mirrors, lo más que ahora podía mantener a la vez. Los hechizos los rechazaron mientras alcanzaba a Ryan y Celerian y lanzaba atrás al asombrado par con magia de viento. Bertrand y los otros veteranos usaron hechizos de tierra para crear una trinchera en ese momento. Incluso levantaron docenas de muros de piedra delante de nosotros para proveer soporte mientras se retiraban a su improvisada fortificación.

 

Uno a uno, mis espejos de hielo se destruyeron por el ataque. Los muros de piedra también estaban sucumbiendo, pero los hechizos enemigos seguían llegando.

 

Luego, sentí el poderoso maná. El anciano hechicero bajó su lanza y disparó sus tres Imperial Thunder Lances, gritando, “¡Prepárate, leyenda de la nueva generación! ¡Sobrevive a mi poder si puedes!”

 

[¡No soy una leyenda!] Grité, tensándome.

 

Si lo esquivo, sus hechizos golpearan a la guardia real. ¡Necesito bloquearlos!

 

En silencio imbuí mi báculo con mi pseudo Espada Azure y un nuevo hechizo experimental que no había nombrado todavía, luego desmantelé varios de los hechizos yendo hacía como podía. En cuanto al resto, solo pensé en los rayos que me habrían dañado grave o faltamente mientras seguía moviendo mi resplandeciente báculo azur, aguantando todo lo que podía. Los muros de piedra ya no estaban, y me estaba quedando sin espejos.

 

Desvié el primer Imperial Thunder Lance con mi báculo y mi último espejo, entonces me pasé al segundo cifrado para desmantelarlo. ¡El tercer hechizo… fue una activación retrasada! El último me golpearía a menos que la ayuda llegara.

 

Un gritó pasaba por el aire mientras, en el momento oportuno, un alto hombre bestia saltaba desde el techo de un ardiente edificio. Sus pies brillaban de blanco mientras lanzaba una patada voladora al hechizo avanzado, el cual se desvió a una casa con un tremendo choque. El joven hombre del clan lobo, quien tenía un uniforme de artes marciales de un azul pálido, aterrizó en una postura de batalla, sus orejas y cola se meneaban.

 

[Hola, Sui.] Saludé a mi salvador mientras me bañaba en el hechizo de magia elemental de curación. [No pudiste haber hecho una mejor entrada. ¿Lo planeaste a propósito?]

 

[Juro que voy a cortarte luego, Allen.] Le respondí a mi viejo amigo de la infancia. Aunque estaba agitado, su determinación para defenderme era indudable.

 

Delante de nosotros, el bombardeo de la línea enemiga paro. Aún estaba tratando de disparar, pero su fórmula de hechizo seguía colapsando por propia inercia.

 

[¿Qué pasa?] El anciano hechicero murmuró, gritando.

 

[¡Maestro!] Los hechiceros gritaron. [¡Yo… no puedo lanzarlo! ¡Algún extraño cifrado está destruyendo mi fórmula!]

 

Diría que es un éxito.

 

La Duquesa Rosa Howard, la madre de mis estudiantes Tina y Stella, había dejado el diario de un formidable hechicero. Había adaptado su cifrado para los míos. El hechizo resultante automáticamente encriptó las fórmulas de mis enemigos y causó que su magia se viniera abajo, pero aun era un trabajo en progreso, y el mismo cifrado era simple. El viejo Conde Zani sería capaz de deshacerlo fácilmente.

 

Estaba pensando que más combate se pondría difícil cuando mi orbe de comunicación volvió a la vida. [¡Allen, la milicia está con nosotros!] Richard gritó. [¡Estamos pasando por el costado! ¡Ven rápido!]

 

Levanté mi mano izquierda levemente. Los caballeros de la guardia real, quienes ya había llegado a sus trincheras, empezaron a correr.

 

Mi mirada se encontró con la del anciano hechicero. [Este es el fin.] Dije. [¡Sui!]

[¡Voy!]

 

Nos unimos a la retirada tan rápido como nuestras piernas nos llevarían.

 

[¡Cerebro de la Dama de la Espada!] La voz del conde estalló desde atrás de mí. [¡¿Por qué?! ¡¿Por qué luchas tan tenazmente por los hombres bestias?!]

 

Esa es una buena pregunta. Por mi mamá, papá, y hermana, supongo. Y por mi promesa a esa pequeña, Ine. Aparte de eso…

 

Recordé a la chica del clan lobo que murió por error cuando era joven. Pero incluir a Ine y Atra era para engañarme.

 

Bueno, lo primero y más importante.

 

[No puedo dejar que mi amigo y mi pequeño discípulo mueran sin mí.] Murmuré mientras los caballeros enemigos continuaban su bombardeo de hechizos.

 

[¿Allen?] La desconcertada voz de Richard vino de mi orbe de comunicación.

 

[¡Hey! ¡¿Dijiste algo?!] Sui demandó, viendo sobre su hombro.

 

Agité mi cabeza. [No es gran cosa. ¡Ahora, corramos!]

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