Prólogo
[¿Estamos
ganando?] Pregunté.
[En
efecto, Grant.]
El
décimo día que habíamos lanzado la Gran Causa— nuestra rebelión contra la Casa
Real de Wainwright— me encontraba, el Duque Grant Algren, en las afueras
arboladas de la capital este, encerrado en un cuarto secreto en la villa de mi
casa. Conmigo estaba Greck, el mayor de mis hermanos menores, y su hombre de
confianza, el Conde Raymond Despenser. Habían hecho un regreso temporal vía
wyvern para reportar el estado de la guerra. Mi siguiente hermano menor Gregory
también asistía, ocultando su pobre físico bajo una túnica gris.
[Mi
armada exitosamente ha ocupado la capital real y la región central alrededor.]
Greck declaró, irradiando confianza mientras alumbraba su puntero en el mapa del
reino en la mesa. [¡No te sorprenderá oír que estuvimos solos viendo desde
lejos las recientes políticas de la familia real como una amenaza a la
existencia del orden social! Además he tomado custodia de Gerard Wainwright,
quien había sido transportado a la capital real. Ya ni puede hablar, pero será
de buen uso como rey marioneta. Y—] Su puntero dio en el norte y sur. [Traje
buenas noticias concerniente a los Howards y Leinster también. Como parece,
hace unos días, ambas casas ducales tuvieron hostilidades en sus fronteras— con
el Imperio Yustinian y la Alianza de Principados, respectivamente. ¡Los
reportes iniciales tienen que los Leinster perdieron su primer combate y están
a la defensiva, mientras los Howards están en proceso de retirar sus tropas y soldados
de Galois! ¡De prisa, Grant! ¡El tiempo es oro para su avance a la capital
real!]
[¡Bien
dicho!] Me vi sentado en el trono. La marioneta Gerard lo ocuparía en realidad,
pero para intenciones y propósitos, yo sería el rey.
[Esperen
un momento, Grant, Greck.] Gregory intervino. Me giré para encontrarlo doblando
el mapa.
[¿Qué
pasa?] Pregunté, molesto a su propuesta interrumpida. [¿Tienes algo que
añadir?]
[Sí,
tres cosas.] Un pálido dedo tocó el oeste del reino. [Primero, Gerard es el
único de la familia real que logramos capturar. Y en el oeste, los Lebufera,
sus vasallos, y la Orden Real de Caballeros mantienen una fuerza a tener en
cuenta.]
Greck
chasqueó su lengua. Esperaba tomar a la familia real junto con la capital, pero
la fiera resistencia de los caballeros de la guardia real y los escoltas
personales de la realeza habían frustrado ese plan.
[¡Estoy
consciente de eso!] Respondió. [¡Pero estoy seguro que herimos al rey, y las
fuerzas oeste no pueden dejar sus puestos! ¡La Casa Ducal Lebufera y la Orden
de Caballeros no se han movido en doscientos años! ¡No desde la Guerra del
Señor Oscuro!]
[Precisamente.
No pueden arriesgarse a debilitar las defensas…] Gregory respondió mientras sus
dedos viajaban por el mapa otra vez, llegando a un alto en la frontera oeste
del reino— el Río de Sangre, un campo de batalla que la raza humana nunca podrá
olvidar. Solos recuerdos de la amarga derrota quedaban allí, nuestros sueños de
reclamar la tierra santa y derrotar al Señor Oscuro habían sido acabados. [Para
evitar que los demonios sigan su marcha al este.]
[Entonces
qué—]
[Pero
esa lógica solo se aplicaría si tuviéramos al rey y su familia en nuestras
manos.] Gregory continuó, valiéndole orto la interrupción de Greck. [De acuerdo
a mi información, se han retirado a la capital oeste. Los Lebufera no se
moverán, pero temo que la Orden de Caballeros Reales hacerlo.]
[Pero
no todos ellos.] Greck dijo y golpeó su puño en el mapa. [¡Podemos manejar una
unidad!]
Nuestro
error para capturar a la familia real había sido un mal cálculo. Le pedía
Gregory continuar. Mi segundo hermano menor estaba siendo de mi agrado, a pesar
de su fragilidad y vulgar sangre en sus venas, debido a sus útiles previsiones
en la situación en la capital este. En las manos de un habilidoso jugador, cada
pieza tiene su uso.
[Segundo,
los Howards y Leinsters.]
[Ambos
están retirados.] Greck respondió. [Mi información está al día y corroborado
por varios wyvern y Griffin mensajeros. ¡Incluso los Caballeros el Espíritu
Santo confirmaron que ambas casas han sido hostiles!]
Habíamos
sido advertidos que nuestro comandante en el Imperio Yustinian y la Alianza de
Principados habían atacado a ambos poderes en su expansionismo, pero planeado
detener sus armadas luego de reclamar el territorio perdido. Consideraba que la
mentira en ese aspecto es bastante improbable.
[No
dudo que hayan ido a la guerra.] Gregory respondió, sonando impropio de él.
[Pero ¿no crees que la noticia ha llegado a la capital real más pronto de lo
que debería?]
[¿A
dónde quieres llegar?] Pregunté, mirando al mapa.
Numerosas
piezas violetas— nuestros aliados— cubrían el este y el centro del reino. Las
otras piezas cerca de la capital real representaban al Marqués Crom y Gardner,
quienes tenían que mostrar su lado. Piezas azules, escarlata y esmeralda
marcaban a nuestros enemigos en el norte, sur y oeste. Más allá de nuestras
fronteras, marcas claras representaban Imperio Yustinian al norte y los
principados de Atlas y Bazel en el sur. Y gracias a la intercesión de los
Caballeros del Espíritu Santo, podíamos contar con ambos poderos extranjeros
entre nuestros aliados. Desde la vista aérea, nuestra posición parecía
inexpugnable.
[Comunicaciones
entre las casas ducales están dañadas.] Gregory murmuró. [Así que me pregunté
cómo la capital real— y solo la capital real— puede saber de los eventos tan
rápido.]
[Oh,
¿es todo?] Greck rio sin más. [¡El imperio y la alianza debieron haberlos
superado en números de tres a uno, y no ir contra los números! ¿No es cierto,
Raymond?]
[Sí.]
Raymond respondió, terminando el silencio. [Naturalmente, hemos reunido
información de varias fuentes, y todo apunta a los hechos que los Howard han
abandonado Galois y los Leinster sufrieron una derrota inicial.]
Gregory
inclinó su cabeza a Greck. [Ruego su perdón.] Dijo, concediendo el punto sin
más argumento. Greck liberó un bufeo de triunfo.
Concuerdo
que los eventos están moviéndose muy rápido, pero ya que buena parte de
nuestros enemigos fueron detenidas en el norte, sur y oeste, no teníamos nada
que temer.
[¿Y
tu tercer punto, Gregory?] Pregunté.
[Claro.]
Gregory dudó por un momento. [La capital este y su Gran Árbol no están bajo
nuestro control total.]
Greck
me miró incrédulo. [¿A qué se refiere con eso, Grant? Solo tienes a un puñado
de guardias reales y esos asquerosos animales allanando nuestra ciudad. ¡¿Cómo
pueden resistir por diez días enteros?!]
Recordé
mi choque con el hijo mayor de los Leinster, el animal, y una falsa bestia en
el primer día de la Gran Causa. Doblé mis brazos y contenía mi molestia
mientras explicaba la situación. [Odio alabar al enemigo, pero Richard Leinster
y sus caballeros son una fuerza formidable. Los hemos arrinconado a medio
camino del Gran Puente— casi al mismo árbol— pero siguen resistiéndose.]
[Le
prometimos a los Caballeros del Espíritu Santo el parcial control del Gran
Árbol.] Greck respondió, bajando su voz. [A menos que se nos ocurra una
solución pronto, esto podría dañar nuestra relación con la iglesia una vez la
guerra acabe.]
Los
hombres bestia injustamente habían reclamado la posesión del Gran Árbol en la
capital este y se usó para extraer masivas concesiones. Lo reclamaríamos por la
humanidad sin decir más, pero también se las debemos a los Caballeros del
Espíritu Santo, quienes habían entrado en batalla por nosotros. No sería bueno
dejar que este conflicto se prolongue.
[Greck.]
Dije, mirando a mi hermano a los ojos. [Recuerda a la Orden Violeta. Con su
ayuda, aplastaremos a la guardia real y cumplir nuestra obligación con la
iglesia. Confió que no objetarás, ya que tienes la capital real a la mano.]
[Su
líder, Haag Harclay, es un hombre peligroso.] Greck respondió dudoso.
[El
Viejo Harclay construyó y entrenó a la misma orden.] Raymond añadió. [Permita
que unan fuerzas con los caballeros de Haig Hayden y las tropas de Zani puede
ser poco sabio. Si resultan traidores—]
[Haag,
Hayden y Zaur son reliquias. No le darán la espada a la Casa de Algren ahora
que he heredado su símbolo, la Oscura Violeta.] Con confianza declaré, mirando
a la encantada alabarda recostada en la silla a mi costado.
Ya
he tenido éxito padre mío. ¡Soy el Duque Algren!
Antes
de embarcarnos en la Gran Causa, le había hecho un último reporte a mi padre—
el lamentable idiota que había promovido a la Casa Real de Wainwright y sus
movimientos para quitar a la aristocracia de nuestros privilegios establecidos
en nombre de le “meritocracia”. Desde el lecho donde mi veneno lo había puesto,
Guido Algren había dicho. [Deja las pendejadas, Grant. Si sigues adelante con
esto, nuestra casa siempre será conocida como ingratos sinvergüenzas. Recuerda
a nuestros antepasados en el Río de Sangre.]
Sí
que era un idiota. ¿Cómo pudo permitir que los eventos de hace doscientos años
lo cegaran? ¡No les debemos nada a los hombres bestia, y ciertamente no tenemos
la obligación de honrar el Antiguo Pacto! ¡Tanto como había leído, nuestros ancestros
habían sufrido insignificantes perdidas en el combate inicial!
¡Dido
que sea consciente, pero espero que observes mientras yo, Grant Algren,
gobierna este reino!
[Excepto
por la fútil resistencia en el Gran Árbol, todo está procediendo más o menos
como lo planeamos.] Anuncié. [Iniciaremos al quitarnos esa piedrita en nuestro
zapato, entonces acabar con esa poca resistencia poco a poco.]
[¡Sí,
señor!] Greck y Raymond respondió.
[Grant.]
Gregory interrumpió. [S-Solo dos detalles más, si no te importa.]
[Dilos.]
Dije, perdiendo la paciencia.
[¿Qué
hay de Gil?]
[No
lo mates a menos que se vaya en nuestra contra. Recupera la daga imbuida con
los vestigios del Radiant Shield y mantelo donde no pueda hacerse daño.]
Mi
detestable hermano menor, Gil Algren, había sido el favorito de nuestro padre.
Chismes lo había honrado como el más probable de nosotros para heredar el
ducado. No se había unido a la Gran Causa a la primera, así que, por consejo de
mi espía Konoha, lo había puesto en arresto domiciliar. Traerlo en nuestros
planes habría alertado a los Leinster— el Cerebro de la Dama de la Espada, y
fiel a su nombre, esa falsa bestia era cercano a la misma Lydia Leinster. Poner
a Gil en contra de su problemático compañero había sido idea de Gregory.
[Gil
parece bien hallado con ese sujeto.] Él dijo. [¿No sería una distracción
divertida?]
Una
impresionante sugerencia, incluso viniendo de la sangre de mi sangre. No tenía
idea cómo Gregory había llevado el tema de Gil, pero el resultado era que
nuestro hermano menor había acabado con esa falsa bestia. Estaba demasiado
implicado como para ir en nuestra contra.
[Entiendo.]
Gregory dijo. [En cuanto al otro asunto… Lord Despenser.]
[¿Cómo
puedo ser de utilidad?] Raymond respondió, viendo a Gregory.
[¿Ha
habido alguna dificultad con los suplementos?]
[Nada
que valga la pena mencionar. ¡La idea del Duque Grant de provisionar a nuestras
tropas por tren está funcionando espléndidamente!]
[¿Así
es?]
[Gregory.]
Greck interrumpió, reprobando. [¿Quiere sugerir que nuestras líneas de
suplementos no son como deberían ser?]
[N-No,
nada de eso. Perdóneme; Solo estaba un poco nervioso. Grant, no tengo nada
más—Bueno, en realidad, hay una cosita.]
[Gregory…]
[Tomaré
custodia de la falsa bestia.] Dijo, ondeando sus manos. [No le he informado a
Hayden o Zaur.]
[En
verdad es una cosita.] Respondí sin ganas. Pude haber castigado a esa falsa
bestia personalmente, pero esto servirá.
[Haz
lo que gustes.] Greck añadió casi al mismo tiempo e igual desdén.
[¿Qué
uso tienes para eso?] Pregunté, notando la mirada de desagrado en el rostro de
Gregory.
Él
sonrió. [¿Tienes que preguntar?] Un escalofrío pasó por mi piel, pero no podía
entender por qué. Gregory tenía su usual sonrisa. [Los animales son buenos para
una cosa— un pequeño experimento.]
✽✽✽✽✽
Una
vez el consejo secreto termino, entré al cuarto oculto y encontré al Maestro
Gregory solo, moviendo piezas en el mapa con su mano derecha y jugando con el
emblema del Espíritu Santo en la izquierda.
[Mi
lord.] Dije suavemente.
[Ito.]
Respondió, sin importarle su tono ahora que estábamos solos en el cuarto. [No
uses esa rasposa voz. Y deja ese disfraz— me jodes.]
[Ruego
su perdón.] Las arrugas se desvanecieron de su rostro, cuello y manos, e
incluso se hacía más chaparro mientras regresaba a mi verdadera voz y
apariencia. Haciendo atrás mi capucha gris, me moví al lado de mi lord, molestó
por mis flequillos grises y negros.
[¿Y
bien?] Preguntó, sin mirar al mapa.
[Los
tenemos.] Respondí, entregándole los papeles que había adquirido. Revelaban el
estado de los suplicios en la capital real.
Mi
lord miró y revisó los lugares que había marcado. Entonces se tiró a la silla
detrás de él. [Lo pensé mucho.] Él dijo, jugando con una clara pieza de juego.
[¿Cuánto tiempo eso lote durará en la capital real?]
[Asumiendo
que no hay cambios… quizás un mes.]
La
capital real no producía nada comestible. La ciudad tenía su propio suplemento
de agua, pero necesitaba importar provisiones y necesidades de otra parte. El
plan de Grant de mantener las líneas de suplementos por tren supuestamente
resolvía ese problema. Sin embargo…
[Siempre
fue una teoría.] Mi lord remarcó. [¡Pero aún no puedo creer que se cagaran en
cada parte! Los trenes no van a tiempo, y no se descargan eficientemente, y los
pilas de provisiones terminan pudriéndose en las estaciones de aquí y en la
capital real porque nadie se pone a distribuirlas. No es sorpresa que ese bufón
de Greck no pueda permitirse reportar este desastre.]
[La
mayoría de mercantes se están rehusando a cooperar.] Dije. [Al parecer, el
líder de la Familia Torreto (NT: la familia es primero xD) le está informando a
sus colegas que la rebelión está destinada a fracasar. Grupos de exploradores
también van frecuentemente a las afueras de la capital real, mientras los
trenes y señales sufren de sabotaje. La situación empeora día a día.]
[El
pago por tomar a Momiji de prisionera, supongo. Y el sabotaje debe estar en las
manos de las otras casas ducales. Pero Grant nunca se ha puesto a pensar en
mantener la infraestructura de rieles. Eso deja que alimente a más de cien mil
soldados y la población de la capital real usando solo lo que pequeñas firmas
pueden proveer— lo cual es imposible.] Mi lord tiró los documentos en la mesa.
Mientras sus páginas giraban, el nombre de uno de los mercantes me llamo la
atención: Ernest Fosse, recomendado por el Conde Rupert. Entonces se cruzó de
piernas en irritación, moviendo las piezas de juego y la insignia de la
iglesia. [Parece que los zoquetes perderán su guerra más pronto de lo que
anticipamos. ¿Qué descubriste de los Howard y Leinster?]
[Ambas
casas ducales están enfrentando enemigos externos. En cuanto a los Lebufera—]
[El
oeste no se moverá. No pierdas mi tiempo con trivias inútiles.]
[Ruego
su perdón.] Incliné mi cabeza en sincera disculpa. Como dijo, la Casa Ducal de
Lebufera y sus vasallos del oeste nunca tomarían armas contra una rebelión.
[Lev
tiro al Cerebro de la Dama de la Espada en la celda del Demonio de Fuego. Pero
la abrirá, me pregunto.] Mi lord dijo. [Una vez la Orden Violeta regrese,
podemos tomar el Gran Árbol. Los animales que vayan por amor, dinero y salud
son sorpresivamente fáciles de manejar. La iglesia tiene al Gran Árbol de la
capital real y el archivo real, y si consiguen por lo que vinieron, no tiene
sentido quedarse aquí. Gil será un asombroso espécimen. Grant puede tener la
Oscura Violeta; ese juguete le queda a un idiota como él. Y entonces está ese
hombre con el que Lev sacó del saco— debo probarlo en combate. Ahora, si puedo
ponerles mis manos a los papeles del Demonio de Fuego, puedo convertirme en el
hechicero más grande en vida. Cuando Lev regrese, debo…]
Una
vez el Maestro Lev se pone a trabajar en ese estado, necesitaba algo de tiempo
para encontrar su solución.
Leve
estaba lejos en noreste del reino, visitando una pequeña isla en el Océano de
los Cuatro Héroes, el lago de salino más grande del continente. Mi señor se
había encontrado al autoproclamado “apóstol” varios años antes en una visita al
dominio del pontífice. Aunque inútil, el mierdoso hombre se presentó como
nuestro aliado, quien podía decir lo que pasaba detrás de sus espaldas. Aun mi
señor se lo había dicho. [¡La Iglesia del Espíritu Santo y su revoltoso Santo
son todas piezas en mi tablero de juego! Pero no Lev— Él es in familiar.]
Eres
listo, mi querido Maestro Gregory. Puedes ver por la mayoría de las cosas. Pero
¿sabes, mi lord? Aunque el oeste nunca se movería contra una rebelión…
[Los
Lebufera, sus vasallos, y los demonios de mi amada tierra no han olvidado a la
Estrella Fugaz, o su Antiguo Pacto con él.] Susurré, para que pudiera oírse.
Mi lord no respondió. Se mantuvo en pensamientos, justo cuando había sido un pequeñito. Y nunca me cansó de verlo.
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