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Capítulo 1

 

[¡No es cierto! ¡¿Esperas que crea que mi tutor— ese Allen se quedará atrás para enfrentar la muerte certera y nunca regresara al Gran Árbol?! ¡Me rehúso a aceptarlo!]

 

El grito de mi hermanita, Tina Howard, llenó la oficina de mi padre en las afueras de la capital norte. Su pequeño cuerpo se agitó, y tanto su cabello— plateado con manchas azules— y el blanco listón atado detrás de su cabeza se levantaba con el maná que irradiaba inconscientemente.

 

[Stella-neesama.] La chica en uniforme en mi izquierda murmuró, con lágrimas en sus ojos, y tomó mi brazo. Ellie Walker era la maid personal de Tina y prácticamente otra hermana para mí.

 

[Está bien, Ellie.] Dije. [Tina, cálmate. Escuchémosla primero.]

 

Ellie se silenció. Luego de unos momentos, Tina murmuró. [Está bien.]

 

Tomé un tono calmado por su beneficio, pero si no hubieran estado aquí, también pude haberme estado quejando. Una tormenta ardió en mi corazón.

 

¡Allen! ¡Allen! ¡Allen! (NT: momento simp de Stella)

 

[Continua con tu reporte.] Un poderoso hombre de cabello plateado sentado en una silla— el padre de Tina y mío, el Duque Walter Howard.

 

[¡Sí!] Celerian Ceynoth respondió, la caballera de la guardia real quien había venido portando noticias de la guerra en la capital este. A pesar de sus muchas heridas, se mantuvo de rodillas, con la cabeza abajo, y cerró sus ojos mientras continuaba su reporte. [Iniciamos una desesperada búsqueda por Allen tan pronto como regresamos de la Ciudad Nueva, pero fracasamos en localizarlo. Entonces, uno de mis compañeros caballeros y yo obtuvimos los Griffins de la Compañía Skyahawk y escapamos de la ciudad. Yo fui al norte, y él, al sur, sinceramente me disculpo por mi tardía llegada; me vi forzada a tomar muchos desvíos en mi camino.]

 

Diez días habían pasado desde el estallido de una rebelión de nobles radicales liderada por la Casa Ducal de Algren. Habíamos pasado el tiempo intermedio juntando lentamente información, incluyendo pocos de indudables buenas noticias, tales como un reporte que Su Majestad y el resto de la familia real estaban vivitos y coleando en la capital oeste. La noticia que mi amiga Felicia Fosse, quien había estado trabajando en Allen&Co. en la capital real cuando la insurrección inició, estaba a salvo en el sur también me vino como un alivio. Pero la situación en la capital real y este seguía como un misterio. De acuerdo al hombre cercano a la vejez quien esperaba detrás de mi padre— nuestro espía maestro y mayordomo líder Graham Walker— la armada rebelde en la capital real no estaba moviéndose, pero su análisis no revelaba nada más.

 

[Sabía que se presionaría a tales extremos.] El hombre escolar de lentes quien se paraba a la par de mi padre gruñó, presionando su mano izquierda en su frente. El profesor era uno de los viejos amigos de mi padre y uno de los mejores hechiceros del reino. [¡Allen es un idiota! ¡Un absoluto cabezadura!]

 

Casi protestaba, pero una mirada al profesor me convenció tragarme mis palabras. Su rostro era una máscara de resentimiento, y su enojo era consigo mismo.

 

[¡Sé que pudo haber escapado solo si se hubiera preparado, pero honrando a su nombre, escogió seguir las pisadas de la Estrella Fugaz!] El profesor continuó. [Celerian, ¿cuánto tiempo Richard puede aguantar?]

 

La Estrella Fugaz era una leyenda del clan del lobo. Cuando humanos y demonios habían chocado en la Guerra del Señor Oscuro, él había liderado una brigada, en su mayoría hombres bestias. Y Allen era su homónimo, como Caren— la hermanita de Allen y mi mejor amiga— una vez me había contado felizmente.

 

[Las palabras del vicecomandante fueron, “Somos la guardia real. El Duque Howard y el profesor sabrán lo que eso significa.”] Celerian respondió.

 

[Luchará hasta el amargo final.] El profesor dijo. [No esperaría menos del hijo de Liam.]

 

[Admiro su resolución.] Mi padre añadió. [Pero su situación debió haber sido muy precaria para dar una respuesta definitiva.]

 

Ambos hombres gruñeron.

 

Toqué la pluma del Griffin oceánico verde en mi bolsillo izquierdo secreto— un regalo de Allen. Él y Caren estaban en mis pensamientos.

 

[¿Y qué hay de la armada imperial al sur?] Mi padre preguntó, cambiando su mirada hacia Graham.

 

[Deben estar listos para marcharse pronto. Estimo su número en doscientos mil.]

 

[¿D-Doscientos mil?] Tina repitió, aferrándose a mi brazo derecho y temblando del miedo. Su flequillo decayó.

 

[E-Eso es mucho.] Ellie intervino, asombrada.

 

Luché por mantener oculto mi torbellino interior.

 

No, Stella. Tina y Ellie se preocuparán si también te asustas. Puedes llorar cuando estés sola.

 

[La situación ha cambiado.] Mi padre dijo, girándose al profesor. [Los aplastaremos más rápido de lo que planeamos.]

 

[Lo acabaremos rápido.] El profesor accedió. [Las tropas imperiales están mal suplidas y pobremente disciplinadas. ¿Cómo va la evacuación de civiles?]

 

[Ya le he informado al archiduque de Galois. Acogeremos a la mayoría de mujeres, niños y los ancianos en las afueras de la capital norte. Shelley supervisará la movida.]

 

Shelley Walker era nuestra ama de casas. Al parecer tenía un antecedente militar, aunque no tenía idea hasta hace unos días.

 

[¡Ha!] El profesor golpeó su rodilla. [Nadie en el reino maneja la logística como la “Mente Maestra” Digo que dejemos nuestra retaguardia en sus capaces manos. Graham, ¿en qué has estado?]

 

[Para empezar, he estado esparciendo el rumor a lo largo de la frontera que los Howards están siendo intimidados por el tamaño de la armada imperial.] Graham respondió.

 

[Excelente plan.] Mi padre dijo lentamente.

 

[Déjalos sentirse superiores hasta el último momento.] El profesor añadió.

 

Los tres hombres asintieron. Las miradas en sus rostros daban miedo.

 

Entonces, sin duda, Celerian habló. [Allen me confió un objeto que debe ser dado a Su Alteza, Lady Tina Howard.]

 

[¿Allen me envió algo?] Tina repitió, limpiando sus ojos.

 

Celerian extrajo un limpió y doblado pañuelo blanco de su bolsillo interior y se lo presentó a Tina. Su mano estaba agitándose.

 

Tina tomó el pañuelo con sus dos manos y lo abrió. [Pero ¿por qué?] Ella preguntó, viendo al caballero.

 

El paquete contenía un listón azul.

 

[Allen desató los listones de su báculo y los dejo con nosotros cuando se quedó atrás para proteger nuestra retaguardia.] Celerian explicó, aguantando las lágrimas.

 

Por un momento, Tina no dijo nada. Entonces frescas lágrimas brotaban de sus ojos, tomando el listón mientras murmuraba. [¿Lo hizo?] Flores de hielo empezaron a formarse a su alrededor.

 

Ellie y yo pusimos nuestros brazos alrededor de ella.

 

[Lady Tina…]

 

[Tina, cálmate.]

 

[¿Por qué? ¡¿Por qué?! Por qué él… ¡¿Por qué Allen no se lo llevaría hasta el final?!] Tina gritó, enterrando su cara en mi pecho. Por un instante, el listón azul brilló. Mientras lo hacía, la marca de gran hechizo Frigid Crane se iluminó en su mano derecha, suprimiendo y disipando su hielo.

 

¿Pudo Allen haberle imbuido magia para contener el gran hechizo?

 

Intercambié una mirada y le asentí a Ellie.

 

[Allen también dejo un mensaje.] Celerian continuó, su voz temblaba. [“Porque tina es una llorona,” dijo.]

 

Tina miró a Celerian, su apagado rostro en silencio apresuraba al caballero a continuar.

 

Celerian se enderezó y recitó. [No te apresures. Calma y sé cuidadosa. Mientras te apegues a eso, tengo fe que serás rival para cualquiera— incluso para Lydia.]

 

[No lo creo.] Tina sollozo. [Allen, ¿cómo pudo?]

 

Ellie y yo murmuramos su nombre, y las tres compartimos un abrazo.

 

[Bien hecho, Ceynoth.] Mi padre dijo. [Déjanos, y pasa tu tiempo recuperándote.]

 

Con un leve retraso “Sí, señor” la caballera se retiró del cuarto, viéndose bastante aliviada.

 

Mientras acariciaba la espalda de mi sollozante hermana, miré a listón azul y entonces al profesor. Asintió levemente. Había tenía razón con la fórmula de hechizo pacificadora.

 

[Stella, Ellie, y yo estamos bien ahora.] Tina murmuró, secando sus ojos y apartándose. Entonces ató el listón azul alrededor de su muñeca derecha y declaró. [¡Padre, tengo una petición! ¡Por favor, permite que ayude en los cuarteles!] Más flores de hielo llenaron el aire, vociferando sus emociones, pero no había nada salvaje en ellas. Se veían sagradas.


[Tina.] Nuestro padre respondió. [Es la guerra de lo que estamos hablando.]

 

[No entraré en batalla. Puedo lanzar el Blizzard Wolf, pero no estoy lista para eso aún. Allen no lo aprobaría.]

 

El hechizo supremo Blizzard Wolf era un poderoso símbolo del poder militar de la Casa Ducal de Howard, junto a su arte secreta, los Puños Azures.

 

[¿Y qué esperas hacer en los cuarteles?] El profesor intervino. Él ya había sugerido colocar a Tina bajo el mando de Shelley en una ocasión previa.

 

[¡Pronosticar el clima durante la guerra!] Tina respondió. [¡Y reunir vehículos para mover tropas y suplementos! ¡Ya he estudiado ambos durante mi investigación de agricultura!]

 

[¿Cubriste todo eso?] Pregunté, llevando una mano a mi boca en sorpresa. Mientras, mi padre gruñía, mientras el profesor liberaba un “Oho.”

 

[¡D-Disculpen!] Ellie levantó su mano, viéndose determinada. Entonces se inclinó y dijo. [¡T-También quiero servir bajo el mando de la ama de casa! ¡Por favor, permítamelo!]

 

Los ojos de Graham se abrieron, entonces una sonrisa se expandió en su rostro mientras murmuraba. [¿Ellie tomando la iniciativa? Nunca pensé que viviría para ver este día.]

 

Tina y Ellie se pararon rectas, esperando el veredicto de mi padre. Luego de una extensa pausa, el Duque Walter Howard pronunció. [Apruebo tu asignación a los cuarteles. Stella, vas a unirte a ellas en—]

 

[Lucharé en el frente de línea uniformada.] Dije antes que pudiera terminar, viéndolo a los ojos.

 

¡Dudo que Allen lo aprobaría, pero sé que haré más allí que en la retaguardia!

 

Un padre fue el primer en alejar la mirada. [Nel.]

 

[¡Padre! ¡¿Por qué?!]

 

Pero ignoró mi protesta y se dirigió a la plenaria. [Profesor, supervisará el frente conmigo. Graham, dales a los imperiales dulces sueños. Te dejaré los detalles a ti. Tina, Ellie asegúrense de ser útiles en los cuarteles.] Él se pausó. [Stella, conforta a los residentes del sur de Galois. Esta es una orden formal de tu duque.]

 

✽✽✽✽✽

 

Me paré en la orilla del majestuoso Río Lignier, la frontera entre el Ducado de Howard y Galois— y una vez nuestra frontera con el Imperio Yustinian. Miré las Montañas del Dragón Azul en la brumosa distancia, recordando que mi padre una vez me había traído aquí de niña.

 

[Nunca lo olvides, Stella.] Dijo. [Cuando el imperio invadió hace un siglo, la Casa Ducal de Howard les dio batalla. Y en Rostlay en el sur de Galois, nuestros ancestros clamaron la victoria final.]

 

Miré al cielo. [Esta lluvia no cede…] Murmuré, ajustando mi capucha contra el frío aguacero de verano fuera de temporada, la cual obscurecía mi vista del Puente de los Dos Cielos— el único gran puente que cruza Lignier desde antes de la Guerra del Señor Oscuro. Charcos se formaban en el camino donde el pesado tráfico de los pasados días había dañado el pavimiento de piedra. Necesitaba reportar esas condiciones a nuestros cuarteles en la capital norte y—

 

Alguien levantó una sombrilla sobre mi cabeza. Me giré a ver a un alto y rubio joven con monóculo andando detrás de mí. Roland Walker, mi mayordomo personal para todo el descanso de verano, estaba protegiéndome de la lluvia.

 

[Lady Stella, por favor espere en el carruaje.] Dijo. [Todos los residentes ya han evacuado.]

 

Era el tercer día desde el terrible reporte de la capital este. Tina y Ellie estaban en los cuarteles, los cuales habían sido puestos en el salón de mi casa. Mi padre y el profesor estaban con nuestra armada al norte de Galois, luchando contra las fuerzas imperiales. Los movimientos de Graham eran un enigma, pero parecía estar muy metido en el espionaje. Yo, por otra parte…

 

[Está bien, gracias.] Respondí. [Esperemos un poco. Puede haber rezagados, ya que los rieles llegan a Seesehr, muy cerca de la frontera sur de Galois y la armada está usándolo ahora.]

 

[Muy bien, mi lady.] Roland se retiro con evidente renuencia y empezó a ajustar su monóculo con su mano izquierda libre. Me preguntó si se hubiera molestado conmigo. Aunque, tener a alguien sosteniendo mi sombrilla era—

 

Sentí un pinchazo en mi corazón mientras recordaba el día que compartí sombría con Allen en la capital real. Había puesto cara dura frente a Tina y Ellie… pero era más débil que las dos. ¡En mi corazón, quería dejar todo y correr a la capital este ahora mismo! ¡Correr en ayuda de Allen, el mago que me había salvado! Aunque… no podía hacerlo. Una palabra de mi padre me había detenido de prepararme para la guerra, mucho menos ir a luchar. Bajo mi capa, usaba mi uniforme de la Academia Real.

 

[Quizás todo para lo que sirvo es disculparme con las personas mientras entrego comida caliente y quedarme en la lluvia o lanzar hechizos de curación en los heridos.] Gruñí, bajando mi cabeza en arrepentimiento.

 

[Mi lady—]

 

[¡No lo crees, Lady Stella!] Una vivida voz gritó, interrumpiendo las palabras de Roland.

 

Levanté la mirada. [Mina.]

 

La protesta había venido de una maid cerca de la altura de Ellie cuyo cabello rubio se despegaba de su rostro. Había cumplido 21 este año, si lo recuerdo correctamente, se veía más joven. Su nombre era Mina Walker, y era la segunda al mando de la Corporación de Maids de Howard, quien lideraba su equipo de combate ahora que Shelley estaba retirada del deber. En el presente, ella y una docena o más maids se comprometieron a mi guardia temporal.

 

Mina caminó a mí, con sombrilla en mano. Mientras hacia a un lado a Roland, murmuró algo que no pude oír. “Muévete, y no pienses en nada de ponerte romántico bajo esa sombrilla. El nuevo estilo de cabello de Stella debería decirte que no está de humor. Cagaste, pendejo.” Pensé ver que le metió un putazo en el plexo, pero ignoró a mi tambaleante mayordomo y me miró.

 

[¡Todas las personas aprecian su devoción de estos días!] Ella exclamó brillantemente. [¡Dicen que están honrados de recibir atención personal de Su Alteza! ¡Están orgullosos!]

 

Mi madre tierra tiene cuatro duques, cada uno en el norte, este, sur y oeste. Ya que los duques de otras naciones eran llamados como “Su Gracia,” los miembros de nuestras casas ducales eran llamados “Alteza” en reconocimiento a nuestro papel en la fundación del reino y lazos sanguíneos con la familia real. Eso me hace “Su Alteza, Lady Stella Howard.”

 

[Cualquiera podría haberlo hecho.] Respondí. [Oí que Tina ya ha estado por todo el ducado.]

 

Sobre los pasados días, había hablado con las personas del sur de Galois mientras hacía mis rondas, distribuyendo comida y tratando a los heridos. Y muchos de ellos me habían preguntado por mi hermana.

 

[¿Lady Tina está bien?]

 

[Cultivar esas nuevas variedades de frutas y vegetales que Lady Tina nos trajo hace que vivir valga la pena.]

 

[¡Esos patanes del imperio pueden destruir los campos, pero tendremos nuevos en cuestión de tiempo!]

 

Mis pensamientos debieron haberse mostrado en mi rostro, porque Mina lo dijo. [¡Ellos realmente la aprecian! ¡No cabe duda!]

 

[Gracias. Es bueno verte de nuevo, incluso bajo estas circunstancias. Realmente lo digo.] Respondí, devolviéndole la sonrisa a la mad con un poco de maldad.

 

Un escalofrío pasó por el cuerpo de Mina y su cabello rubio. Sus ojos se abrieron mientras ponía una mano en su boca. [Oh, L-Lady Stella, qué sonrisa. E-Es toda una diosa.]

 

Más rápido de lo que mis ojos podían seguir, las otras maids llegaron para apoyarla.

 

[¡Señora!]

 

[¡Oh, no! Su corazón ya no podrá resistirlo.]

 

[¡Nos advirtió usted misma de sobre-emocionarnos!]

 

Me sentí más calmada sabiendo que nuestras maids están más contentas.

 

[Me alegra ver que lo esté disfrutando, Stella.] Una voz interrumpió mis pensamientos. [Quizás Walter no necesitaba preocuparse.]

 

Todos nos giramos hacia el puente. El nuevo, un hombre de lentes sosteniendo una sombrilla negra, era el…

 

[¡¿Profesor?! Pensé que estaba con mi padre.]

 

[Su Alteza me amenazó para venir a verte.] Explicó. [Espero que aprecie que cubrir tal distancia es un trabajo tedioso. Mina, Roly, señoritas, ruego su perdón, pero ¿me permitirían un momento?]

 

[¡Sí!]

 

[No puedo acceder a eso. Y deseo que no me llame—]

 

La rodilla de Mina se pegó al estómago de Roland.

 

[Veo que no has cambiado.] El profesor remarcó, sonriendo mientras la segunda al mando de la corporación de maids arrastraba a mi mayordomo. [Ahora, Stella, no me iré por las ramas— Ohwin, la vieja capital, ha caído.]

 

Me quedé sin palabras. Ohwin era la ciudad más grande en el norte de Galois. La armada imperial estaba moviéndose más rápido, incluso considerando que nuestras fuerzas estaban evitando la batalla frontal.

 

 

El profesor asintió. [El enemigo está avanzando más rápido de lo esperado. Su comandante, el Príncipe de la Corona Yugene, ya sea esté motivado o acompañado por un excelente personal. Y dado el estado de sus suplementos, sospecho que la vanguardia imperial pronto se separará de la fuerza principal e irá por su siguiente objetivo— quizás la riqueza de las provisiones almacenadas en Meer en el centro de Galois.]

 

No hubo reacción en la retirada, debido en parte a la historia de mi familia de buena gobernanza en Galois. Incluso así, quizás debimos pararnos firmes y luchar.

 

[Discutí el asunto con Walter, y acordamos seguir nuestro plan original.] El profesor continuó. [Nuestra armada se retirará, resguardando a la población civil, hasta el momento de la batalla. La mitad de las fuerzas del archiduque ya están acampando en Rostlay, construyendo las fortificaciones campales.]

 

¿”Hasta el momento de la batalla”? Qué conveniente frase.

 

[Seamos francos.] Dije, viendo a los ojos moribundos del profesor. [¿Mi madre no confía en mí? ¿Es por eso que no explico los detalles de nuestra estrategia y me prohíbe usar un uniforme militar o acercarme al campo de batalla?]

 

[Solo tienes quince.] Respondió. [Un Leinster puede ir a la guerra a esa edad, pero—]

 

[Tina y Ellie están ayudando en los cuarteles.]

 

[Pero habrías rechazado la orden de quedarte en la retaguardia, donde es seguro.]

 

Me atrapó.

 

Una vez, había envidiado el rápido crecimiento de Tina, Ellie y Lynne y el talento de mi mejor amiga, Caren. Ver a Lydia Leinster, la Dama de la Espada en acción me había llenado de desesperación. Me había asustado cuando Felicia, quien había visto como débil, resulto ser mucho más fuerte que yo. Me había resentido con mi padre por rehusarse a dejarme inscribirme en la Academia Real, ya que el título de “futura Duquesa Howard” había resultado como una carga para mí.

 

Justo cuando había estado por caerme y perder mi camino, conocí a Allen… y me salvó. Me reconcilié— aunque algo raro— con mi padre y regresé al norte. ¡Más fuerte que antes!

 

O así había pensado hasta hace poco.

 

[Lady Tina Howard es un genio.] El profesor dijo, abruptamente cambiando de tema. [Su nombre habría sido grabado en los anales de la historia incluso si nunca hubiera aprendido a lanzar un hechizo. Ellie Walker crecerá para ser la mejor y más fuerte de su generación—conocía bien a sus difuntos padres. Y no se diga con Lady Lydia Leinster. Mientras tenga a Allen a su lado, puede competir contra cualquiera en el mundo.]

 

No pude responder. Todo era verdad.

 

[Me guardaré los halagos para las otras señoritas para otra ocasión. Ahora, ¿qué hay de Lady Stella Howard? Ella está bendecida, pero no es un genio. Y no se ha ganado el apodo de la “Dama de Hielo.” Pero considéralo, Stella: ¿quién es el mejor mago que conoces?]

 

[¿Qué? B-Bueno…] La primera cara que vino a mi mente tenía la sonrisa más serena y calmada. Había rezado por la seguridad de su propietario cada noche desde que recibimos las malas noticias. Calidez llenaba mi pecho mientras murmuraba. [Allen.]

 

[He visto a muchos hechiceros más bendecidos que él.] El profesor respondió. [Pero no dudo que se convertirá en uno de los más grandes del continente. ¿Sabes por qué?]

 

A esta pregunta, puedo responder.

 

[¿Porque nunca, nunca deja de moverse hacia adelante?]

 

El renombrado hechicero asintió. [Tú y Allen son muy parecidos. Sé que practicas cada mañana el hechizo supremo y el arte secreto que te dio y la otra magia que escribió en tu libera. Eso ya te hace digna del nombre de Howard.]

 

[Gracias.] Dije lentamente.

 

Era igual a Allen. La tormenta que había estado estallando en mi corazón desde la primera vez que oí de la rebelión— aunque había tratado de no mostrarlo— empezó a calmarse. Vaya SIMPatica que soy.

 

Es absoluta y totalmente su culpa que yo terminará de esa forma, Allen. Una vez esta guerra acabe y le haya rescatado sano y salvo… Insisto que me ha mimado hasta que me convertí en una SIMPatica.

 

[Entonces trabajaré más duro desde ahora en adelante.] Dije. [Recuerde, Caren y yo planeamos inscribirnos en su departamento el próximo año. Espero que nos dé una cálida recepción.]

 

[Espera. Cálmate. ¡No te precipites, Stella! ¿E-Estás segura que mi departamento de queda como anillo al dedo? M-Muchos otros consiguieron investigaciones que—]

 

[¿De qué departamento se graduó Allen? Allí es a donde queremos ir.]

 

El profesor deliberadamente evitó el contacto visual. [Si solo supieras lo seguido que he oído esas palabras en entrevistas los pasados años. ¿Te gustaría saber el lema del departamento? “Obedece a Lydia sin cuestionar. Venera a Anko con todo tu corazón. ¡Cuando Allen te pida un favor, solo di, “Es un placer”!” ¡¿Qué pasó con mi respeto?!]

 

[Eso suena bien.] Reí. [Ahora estoy más preparada para inscribirme.]

 

El profesor me dio una mirada que parecía demandar qué encontraba tan divertido. Entonces se sacó una gran sonrisa. [Allen no está muerto.] Me aseguró. [Regresó esos listones a Tina y Lydia porque son inestables. Hablando de eso, creo que te envió una pluma y una segunda libreta.]

 

[Me pongo nerviosa sin él, así que espero más de su atención.] Dije, esquivando el contraataque del profesor. Estaba muy consciente de mi predisposición y no tenía intención de cambiarlo. Seguramente Tina y Lydia se sentía igual—

 

[¿Qué hay de Lydia?] Pregunté abruptamente. [Si el reporte llegó a los Leinster también, entonces debe estar…]

 

[Más razón por la que no tenemos tiempo que perder.] El profesor respondió. [A menos que actuemos pronto, la capital real y este estarán— Oh, parece que podemos conseguir un poco de alivio de esta lluvia.]

 

Rayos de luz atravesaban por las nubes. Podía ver a las personas en el otro lado del puente.

 

[Muy bien, debo volver.] Continuó. [Pero antes de irme, Stella, permíteme compartir unas cuantas palabras mágicas.]

 

[¿Cuáles son esas palabras?] Pregunté, asombrada, mi corazón se sintió mucho más ligero. Pensé que encontraría la respuesta pronto.

 

El profesor destelló una sonrisa. [Cuando estés perdida, solo pregúntate: ¿qué haría Allen? ¡Roly! Graham me dio un mensaje para ti: “Se te libera de tus deberes como el mayordomo personal de Lady Stella. Regresa a tu nombramiento como un Walker.” Mina, ahora eres oficialmente la guardaespaldas de Stella. ¡Trabajen duro, chicos!]

 

✽✽✽✽✽

 

El día siguiente me encontré en mi casa a las afueras de la capital norte, entre el frenesí de nuestros cuarteles militares. Mayordomos, maids, oficiales de logística, y representantes de nuestras casas vasallas llenaban el salón, gritando aquí y allá mientras batallaban con la papelería en sus escritorios. Procesaban reportes mágicos y escritos de todos los cuarteles, asegurándose que las coloridas piezas en el masivo mapa en relieve al centro del cuarto reflejaran la más nueva información militar.

 

[Este lugar puede estar ordenado, pero es aún es un campo de batalla.] Murmuré mientras entraba con Mina. Acabábamos de regresar de Galois hace tres días.

 

Justo entonces, oí una vara caer al suelo detrás de mí.

 

[¡Dichosos mis ojos!] Exclamó una voz clara y cordial. [Me alegro haber venido desde la ciudad. Es bueno verla otra vez, Lady Stella.]

 

[¡Lord Ector!] Grité, girándome para ver a un pequeño hombre en un uniforme azul. Sostenía un bastón de madera, su cabello blanco y cejas le hacían verse tan bondadoso como realmente era. El Marqués Hubert Ector era un general cuya casa se había situado por mucho tiempo con la mía como defensores del norte.

[Mi nieto me cuenta de sus proezas en la Academia Real.] Él dijo, mirándome. [El duque debe estar regocijándose.]

 

[Oh, me da mucho crédito.]

 

A los ojos de mi padre, aún soy una niña.

 

Un gran hombre fornido de arrugas, con cabello castaño recortado y de comportamiento intimidante, el viejo marques entró al salón y en silencio inclinó su cabeza ante nosotros.

 

[¡Lord Brauner!] Exclamó, levantando una mano a mi boca.

 

[Así que viniste después de todo, Steel.] Lord Ector dijo, logrando abrir un solo ojo.

 

[Mis tropas están en orden, así que pensé vería a la afamada mente maestra en su trabajo.] El hombre— el Marqués Jabbok “Steel” Brauner— respondió sin evidente interés. Cuando se trataba de batallas defensivas, ningún otro comandante en el reino podría superarlo.

 

Seguí caminando, haciendo señas con mis manos y ojos para que ambos lords me siguieran. Lo trabajadores notaron nuestra llegada, pero ninguno se detuvo a saludar. Estaban bajo órdenes de ignorar las etiquetas— mantener líneas de suplicios y tener al corriente a la armada de los últimos sucesos demandaba toda su atención.

 

Ambos marqueses liberaron exclamaciones de apreciación cuando llegaron al centro del salón y vieron el modelo topográfico del campo de batalla.

 

[Fue idea de mi hermana.] Les informé. [Dijo que retener todo esto en su cabeza era “imposible.”]

 

El mapa comprimía el territorio del sur del Imperio Yustinian a las afueras de nuestra capital real. Modelaba montañas, ríos, pantanos, lagos, y barrancos junto a lo que sabíamos de las condiciones del clima actual. Rieles y caminos cruzaban su superficie, marcaba el número de trenes, Griffins, y wyverns en servicio. Vi pequeños modelos de carros en el extremo sur de Galois. Piezas marcaban el número y la posición de las tropas en ambos lados del conflicto y la mayoría tenía los nombres de los oficiales al mando en sus pequeñas banderas. Graham y sus espías al parecer estaban a punto de poner al descubierto a sus enemigos.

Lord Ector honró el despliegue con un cálido “Qué inteligente,” mientras Lord Brauner expresó su admiración más moderada “Trabajo preciso a corto plazo”.

 

[¡Oh! ¡Stella!] Un grito de felicidad vino a mí. [¡Bienvenida!]

 

[¡L-Lady Stella!] Otra intervino.

 

Sonrisas se mostraban en cada rostro mientras Tina y Ellie saludaban entusiastamente desde atrás del salón, donde ocupaban los asientos finales en una fila de tres escritorios. Saludé de vuelta, notando el listón azul atado alrededor de la muñeca izquierda de Tina.

 

Detrás del escritorio central se sentaba una mujer de lentes cerca de la vejez. Shelley la “Mente Maestra” Walker, la ama de casa de mi casa y la logística más innata del reino, había bajado su cabello y puesto un viejo uniforme militar viejo.

 

[Bienvenida, Lady Stella.] Ella dijo, levantando la mirada. [Lord Ector y Lord Brauner, se me ha asignado como oficial en jefe de la logística para la duración de esta crisis. Por favor, avísenme si puedo ser de ayuda.]

 

[Es bueno estar de vuelta, Shelley.] Respondí.

 

[No tengo nada más que halagos para el trabajo de la Mente Maestra.] Lord Ector añadió, seguido de un momento después por un bufido de “Lo apreció” de Lord Brauner.

 

Su escritorio estaba repleto con documentos. Mover unidades de decenas de miles requería montañas de materiales y papelería. Incluso mientras hablaban, los ojos de Shelley abarcaban una serie de formas. Rápidamente consideraba y firmaba cada documento antes de meterlos en una caja etiquetada “aprobado,” “rechazado,” o “aplazado.” A su par, Ellie murmuró. [E-Este va, um… aquí.] Mientras añadía nuevos papeles a su propio escritorio. ¡La velocidad de su trabajo de escritorio es increíble!

 

Los marqueses estaban asombrados.

 

Luego de un momento, Lord Ector pasó su atención a mi hermana. [¿Y qué está haciendo, Lady Tina?]

 


[Pronosticando el clima en Galois y el ducado.] Ella respondió, su flequillo se ondeaba mientras se paraba. [Un poco de logística— ¡Estoy reuniendo vehículos de todas las casas!]

 

[¿El clima?] Lord Ector repitió, sus rasgos son una mezcla de curiosidad y apreciación. [Qué bien.]

 

Predecir el clima se mantenía como un desafió, incluso en esta época de amplia magia, trenes y automóviles. Muchos estudiosos en la historia de nuestro reino lo habían intentado… sin éxito. Aunque mi hermanita, quien siquiera había sido capaz de lanzar un hechizo hasta hace unos meses, estaba realizando una hazaña imposible para todo el Ducado de Howard— incluyendo Galois— y lo realiza perfectamente. Sus pronósticos eran una bendición para todo desde los esfuerzos de evacuación hasta las tropas moviéndose y el suplicio de transporte.

 

[Antes que aplicara a la Academia Real, mi tutor me hizo un examen de prueba.] Tina dijo, sonriendo mientras tocaba el listón azul en su muñeca. [Escribió cientos de preguntas para predecir cuál sería la correcta. ¡Colectando algunas décadas de reportes del clima y hacer pronósticos no es nada a la par de eso! ¡Además, he estado reuniendo esta información de décadas! ¡Incluso tengo modelos listos, ya que siempre quise probarlos en todo el ducado un día!]

 

El marques se congeló, asombrado en silencio. Tina no tenia idea de su propia brillantez. Pudo haber investigado el clima antes, pero revisar varios reportes de décadas pasadas y crear predicciones de ellos en tal corto tiempo era una hazaña sobrehumana.

 

[¡Creo que Ellie es más extraña que yo!] Tina añadió, con una maliciosa mirada en su maid personal.

 

Ellie gritó y protestó. [¿L-Lady Tina? Yo r-realmente no creo…] Pero a pesar de su sorpresa, se mantuvo clasificando su pila de papeles. Y aunque parecía como un simple trabajo a primera vista, las apariencias engañaban.

 

Me acerqué al escritorio de Ellie y miré los documentos encima. En verdad cubrían un gran área, indicios y causas de enfermedad y heridas, la moral y la salud de las tropas, resúmenes de los nuevos reportes del imperio… La lista seguía y seguía. Y Ellie a penas las veía antes de clasificarlas en su caja indicada. Cuando una caja se llenaba, pasaba su contenido a Shelley.

 

[Le está siguiendo el paso a la ama de casa.] Mina murmuró, asombrada. [Tienes mi respeto, Miss Walker.]

 

[Ellie.] Lord Ector dijo lentamente. [¿Dónde aprendiste a hacer eso?]

 

[¡H-Hola, milord!] Ellie respondió. [S-Solo lo estoy aplicando el mismo principio que Allen me enseñó para activar hechizos. Todos los libros de texto dicen lo difícil que es lanzar múltiples hechizos al mismo tiempo, pero él le mostró a Lady Tina y a mí lo contrario cuando hizo florecer flores de los ocho elementos juntos. Así que pensé que quizás podía hacer más de un trabajo a la vez también.]

 

Los marqueses no podían creerlo.

 

[¿Todos los ocho elementos?]

 

[¿Simultáneamente?]

 

Las maids y los logísticos fuera de nuestra casa principal detuvieron su trabajo, igualmente asombrados.

 

[Lady Tina y yo aprendimos mucho de Allen.] Ellie dijo, llenándose de orgullo. [Ahora puedo hacerlo con siete flores, aunque Lady Tina aún le cuesta realizar una bien.]

 

[¡¿Qué?!] Tina respondió. [¡Yo… yo puedo hacerlo cuando me lo propongo!]

 

[¡S-Sus flores de hielo casi demuelen el invernadero la última vez que lo intentó!]

 

Tina libero un gruñido de frustración. Ella y Ellie iban tirándose mierda mientras trabajaban, conscientes de las miradas de asombro en ellas.

 

Los marqueses y Mina se veían sorprendidos, murmurando “¿Siete elementos?” “¿A la vez?” y “Pero el invernadero tiene muchas barreras.”

 

Sentí mi corazón sospesarse con la más pequeña de las envidias. Probablemente podía hacer un buen intento al predecir el clima basada en los viejos registros, y sentía confianza que podía procesar la papelería bastante rápido. Incluso había logrado hacer florecer cinco flores. Pero Tina de inmediato había sugerido el pronóstico y lo hizo realidad, mientras Ellie ponía sus propias habilidades en uso para asistir a Shelley. Yo, por otra parte, andaba por ahí confortando a las personas por órdenes de mi padre. Otra vez, me sentí opacada por mis hermanitas—

 

De pronto, recordé lo que Allen me había dicho en el café con el techo color cielo. [No tienes que pensar en hacerlo todo sola.] Sus palabras— y su amable sonrisa— me despertaron, así sin más.

 

Eso es. No necesitaba hacerlo todo sola. Esas son mis hermanitas, no mis enemigos, y no podía hacer más que estar orgullosas de ellas.

 

Caminé a Tina y Ellie. Entonces me estiré y gentilmente acaricié sus cabezas, incitando un asombrado “¿S-Stella? U-Um…” y “Oh, Stella-neesama” en respuesta.

 

[¿No son mis hermanitas increíbles?] Dije. [Espero que todos las recuerden cuando esta guerra se acabe.]

 

Risas se alzaron por todas partes, y el trabajo continuó.

 

Retiré mis manos y regresé a los marqueses. [¿Qué estratagemas creen que mi padre empleará en esta campaña?]

 

Ambos hombres respondieron, su asombro se reemplazó por la de serios oficiales experimentados.

 

[No cuestiono a Howard el Dios de la Guerra.]

 

Mi padre debió haber compartido sus planes con sus vasallos, Shelley y los oficiales clave de su armada. Así que quiere que busque la respuesta por mí mismo.

 

 

Estudié el mapa, refrescando mi conocimiento de la situación militar. De acuerdo a la predicción del profesor, la armada imperial se había dividido en dos grupos, solo las fuerzas de mi padre y esos con el archiduque les hicieron frente a Galois. Aunque mi padre había ordenado una movilización general de las casas del norte. ¿Dónde está el espíritu de guerra que había mostrado cuando había retado al embajador imperial? Incluso nuestra fuerza principal se veía arraigada a su posición en el sur de Galois, en el viejo campo de batalla de Rostlay.

 

¿Qué haría Allen?

 

De pronto, un grupo de vehículos me llamó la atención.

 

[Tina, si leo este mapa bien, papá pidió a cada vehículo disponible en Seesehr— cerca de la terminal de trenes.] Dije. [Y te ha pedido que le pongas especial atención a los patrones de los pronósticos semanales del clima entre la capital norte y Rostlay. ¿Tengo razón?]

 

[Sí, eso es.] Tina respondió, perpleja. [Los arreglos para los vehículos ya están completos… pero cree que solo podemos hacer un movimiento coordinado con ellos, ya que la tecnología es tan poco confiable. Hizo una rara petición respecto al clima también: quiere que señale los días cuando pueda haber neblina sobre el sur de Galois, pero no lluvia.]

 

[Gracias. Shelley, ¿cuánto material hemos almacenado en la capital norte?]

 

[Suficiente para suplir a todas las armadas del norte para tres meses de operaciones de combate.] Shelley respondió de tajo. [Estamos preparados para transportarlo al primer aviso.]

 

¿Tres meses? Es mucho para una guerra dentro de nuestras fronteras.

 

Empecé a ver el gran diseño que mi padre y Graham estaban ideando.

 

·         A pesar de sus hostiles palabras con el embajador, mi padre continuaba retirándose sin dar batalla

·         Había movilizado a las casas del norte para mantener a sus armadas en reserva alrededor de nuestra capital.

 

·         Solo un ferrocarril llegaba a Seesehr, en el extremo sur de Galois.

·         Esta temporada del año generalmente es lluviosa— y a menudo también nublado.

 

¡Claro! ¡Defensa profunda! ¡Está usando todo Galois para atraer al enemigo a una batalla decisiva! Y luchará esa batalla en…

 

En silencio apunté a Rostlay. Shelley y los marqueses levantaron sus cejas.

 

[Pero Stella, Rostlay no es propensa a la niebla.] Tina objetó, pestañando en sorpresa.

 

[Yo c-creo que la armada más grande puede tener una ventaja allí.] Ellie añadió inconforme.

 

Los invasores imperiales ascendían a doscientos mil contra nuestras treinta mil tropas aliadas en Galois. Rostlay era un terreno mayoritariamente llano, excepto por una colina central y un pequeño río en el sur— el terreno perfecto para que una gran armada se desplegara. Una batalla campal allí seguramente terminaría en nuestra derrota. Sin embargo…

 

[En efecto.] Le dije a Tina y a Ellie, levantando mi dedo índice izquierdo y me sentí como una profesora. [Pero ¿qué si es lo que papá y el profesor quieren que la armada imperial piense? Saben, los ladridos de los “Los Howards” son peores que su mordedura; podemos vencerlos en batalla. Estoy segura que Graham está tratando de esparcir ese pensamiento también.]

 

[Entonces, ¿papá y el profesor lo planearon todo?] Tina susurró, abriendo los ojos.

 

[¿Y-Y también mi abuelo?] Ellie intervino, igualmente asombrada.

 

Ahora entiendo cómo se siente Allen— ellas se ven adorables cuando están sorprendidas. Aunque me preguntó si siempre le estoy dando miradas así. Me muero de la vergüenza… y estoy algo feliz.

 

[¡Bien hecho!] Lord Ector exclamó, poniendo una sonrisa. [¡El dios de la guerra tiene una digna heredera!]

 

[¿Recibiste educación militar en la Academia Real?] Lord Brauner preguntó.

 

[No.] Respondí. [Leí unos cuantos registros militares, pero es todo.]

 

[¿Entonces cómo descifraste el plan del duque?]

 

Le sonreí a los marqueses fortalecidos por las batallas. [Es todo gracias a mi tutor privado.]

 

Recordé la capital real mientras la mirábamos juntos esa noche.

 

Allen, me dijiste que querías ver el futuro de Tina y Ellie. Bueno, yo quiero ver el tuyo. Quizás no justo a tu lado— No tengo confianza para eso aún— pero lo más cerca de ti que pueda estar.

 

Dos ruidos de molestias me alertaron de las miradas de ira que estaba recibiendo de Tina y Ellie. Entonces se pararon y se fueron contra mí.

 

[¡S-Stella! ¡Yo… yo soy la primera estudiante de Allen! ¡Yo!] Tina insistió con toda la vehemencia que podía sacar. [Tú eres, um… Yo, Ellie, Lynne… ¡La cuarta! ¡Eres la cuarta!]

 

[Y-Y no te olvides de mí.] Ellie añadió. [Yo… yo, um, bueno…]

 

[No se preocupen.] Dije, sonriendo. [Lo sé.]

 

[¡Humph! C-Cuando lo pones de esa manera, lo haces ver que estamos siendo… i-irrazonables.] Tina gruñó, luciendo un poco avergonzada.

 

[¡Me alegra tener que recibir las lecciones de Allen con usted, Lady Stella!]

 

[¡Ellie, traidora!]

 

[U-Usted es la unca que siempre se contraria, L-Lady Tina.]

Y con eso, mis hermanas regresaron a sus usuales peleas.

 

¡Me resolví— necesito mantenerlas a salvo mientras Allen no está!

 

Me paré recta, entonces me incliné ante los marqueses. Ambos hombres dijeron mi nombre en confusión, al igual que Tina y Ellie.

 

No tengo la brillantez de Caren o la fuerza de Felicia. Puedo ser la chica más débil y menos talentosa en la orbita de Allen. Incluso así, quiero seguir dando lo mejor que puedo y moverme, justo como él lo hace. ¡Me iré a la capital real y luego a la este, nunca dudando que Allen y Caren están allí esperando por mí!

 

[Lord Ector, Lord Brauner.] Dije. [¿Le aconsejaron a mi padre que la presencia de Stella Howard en el campo de batalla sería bueno para la moral? Soy la futura Duquesa Howard,e iré al frente— sin su permiso, si se necesita. Shelley, por favor ve por mi super traje.]

 

✽✽✽✽✽

 

La luna brillaba en los ardientes almacenes de Pholoe, una ciudad portuaria al sureste del Ducado de Leinster y en el pico más al sur del Principado de Bazel.

 

[Creo que son todos.] Yo, Lynne Leinster, murmuré mientras montaba mi Griffin por el cielo nocturno. [Debemos cuidarnos de mantener el daño colateral al mínimo.]

 

Entre el fuego ardiendo, humo, y disparos enemigos, más de una docena de Griffins se lanzaban en rápida sucesión. Las maids a espaldas lanzaron una variedad de hechizos ofensivos, añadiendo más impacto a nuestro ataque.

 

Diez días habían pasado desde que la Casa Ducal de Algren había iniciado su rebelión y encendido una guerra entre mi casa y la Alianza de Principados en el proceso. Desde que nos habíamos encontrado con los principados de Atlas y Bazel en batalla en la Planicie Avasiek, mermando sus fuerzas en una histórica victoria. Y en el presente—

 

Desde el muelle, los soldados enemigos me atacaron con un torrente del hechizo elemental Divine Water Arrow. Mi Griffin chilló en respuesta, conjurando un muro de magia de viento para rechazar la salva acuosa.

 

[¡Suba más alto, Lady Lynne!] La voz de una maid sonó desde mi clip negro en mi cabello. [Sabe que no está autorizada a luchar en batallas terrestres.]

 

[Mira quién habla, Lily. Sé que estás armando un terremoto allí abajo.] Le respondía a la número tres de la Corporación de Maids de Leinster mientras maniobraba mi Griffin a nuevas alturas.

 

Justo después del estallido de la guerra, mi madre nos había informado un terrible plan: una campaña de asaltos aéreos en los puertos, puentes, almacenes, mercados y carreteras de los cinco principados del norte. Enviaríamos a una armada de Griffins a esas incursiones lejanas— ¡Seguramente la primera en los anales de la historia militar!

 

Desde entonces, habíamos pasado nuestros días atacando a los objetivos en todo el mapa— aunque como regla, teníamos prohibido aterrizar, y solo dos de nosotras estaban luchando abajo.

 

El cabello largo y escarlata de Lily brillaba mientras saltaba en el grupo de soldados quienes me había disparado. Un corte de su gran espada rompió su formación y los envió a volar al océano.

 

[¡Whew! ¡Que buen trabajo!] Oí su comentario en mi orbe de comunicación mientras incrustaba su masiva hoja en el suelo y se hinchaba de orgullo. No tenía un uniforme militar, sino su usual falda larga y chaqueta con toques de escarlata pálido. Ni siquiera se había puesto una pechera.

 

Justo entonces, otra unidad enemiga— esta se componía de caballeros totalmente armados— avanzó hacia la maid. ¡Eran cerca de 50, y sus pesadas armaduras, largos picos y masivos escudos los señalaban como regulares Bezelianos!

 

[¡Lily!] Grité. [Atrás—]

 

[Pero todavía tengo un poco de energía de sobra.] La maid remarcó, pasando su gran espada sobre su hombro y poniéndose de cuquillas antes de seguir atacando.

 

Los caballeros estaban visiblemente desconcertados, sin haber esperado que una chica desarmada corriera directo a ellos. Muy desorganizados como para formar un muro de lanzas, lanzaron hechizos de agua individualmente. Pero cada uno de sus golpes remataba en flores de fuego— la magia favorita de Lily.

En un instante, la maid había entrado en el área de ataque, llevando su espada a un gran movimiento horizontal. La consternación de los caballeros cuando observaron que sus rotos armamentos eran palpables, incluso desde un punto de ventaja aérea.

 

La Corporación de Maids de Leinster era una estricta meritocracia. Naturalmente, su miembro número tres era una fuerza a tomar en cuenta.

 

Desde abajo, Lily soltó un alarido mientras continuaba su asalto sin esfuerzo, con movimientos de su masiva espada de una mano. En poco tiempo, ella había forjado su camino hacia otra formación enemiga.

 

Está mamadísima.

 

Ascuas de fuego se arremolinaban mientras sacaba mi propia espada y lanzaba un hechizo a las fuerzas enemigas. Recibí gritos de “Cuidado” y “F-F-Firebird” desde abajo y vi a los soldados lanzando barreras resistentes al fuego. Pero sus defensas eran insignificantes de cara al hechizo supremo de fuego— atravesaba una barrera tas otra, entonces se ladeo justo antes de impactar al enemigo y estalló en medio del aire. Edificios cercanos estallaron en llamas, bloqueando más ataques hacia nosotros. Había aprendido este truco con el Firebird de la libreta de Nii-san.

 

[¡Trabajé hasta las lágrimas!] Lily declaró, pretendiendo limpiar su frente. [¡No se ponga en el centro de atención, Lady Lynne! ¡No es justo!]

 

Me bajé de hombros. Pero antes que pudiera responder, un pilar de fuego se levantó en lo profundo del puerto. Varias astas volaban por el aire y llegaron a estallar en el muelle y el océano en una lluvia de llamas. Las maids voladoras y yo nos quedamos sin palabras.

 

¿E-Eso fue…?

 

Jalé las riendas de mi Griffin, poniéndole a bajar bajo.

 

[¡No, Lady Lynne!] Lily respondió, seria para variar. [¡Todas, quédense a medio vuelo!]

 

Ignoré la orden y salté al suelo.

 

[¡Lady Lynne!] Ella dijo otra vez, corriendo hacia mí.

 

[Voy contigo, Lily.] Dije. [Ese fuego debe ser—]

 

Otro rugido ahogó mis palabras. Vi varios grandes barcos zarpando hundirse entre el siniestro infierno.

 

Lily me miró por un momento, entonces puso una sonrisa de resignación. [Qué doncella más imposible es.]

 

[¿Oh?] Respondí. [¿Y qué eres entonces, Lady Lily Leisnter?]

 

Esta joven pechugona compartía mi apellido. Era mi prima— la hija más grande del archiduque que gobierna los antiguos principados de Etna y Zana, el centro del sur del Ducado de Leinster.

 

[¡Oooh!] Lily dijo, haciendo pucheros. [¡Soy una maid! ¡Una maid!]

 

[Sí, sí.] Dije. [¡Ahora muévete! ¡Nee-sama no esperará!]

 

Despegamos del muelle. Ta como podía ver desde arriba, la mayoría de nuestros objetivos ya estaban quemados. Aunque, ¿por qué mi queridísima madre nos prohibió atacar los almacenes o barcos que no están en la lista? No tenía sentido.

 

Pronto, estuve lo más cerca de una buena vista de la carnicería. Los más de veinte barcos que habían visto flotar en el puerto, todos menos uno o dos estaban hundiéndose. Y eso fue el trabajo de una sola persona— una joven mujer en uniforme negro con un corto cabello escarlata. Con una espada en cada mano y ocho aladas de cenizo fuego en su espalda, ella se estaba cargando al centenar de caballeros enemigos ordenados a lo largo del puerto. Su nombre era Lydia Leinster, la Dama de la Espada, y era mi querida hermana.

 

[Que… ¡¿Qué demonio eres tú?!] Un oficial de la línea frontal del enemigo dijo.

 

Nee-sama no respondió. Veía abajo al listón escarlata atado a su muñeca izquierda y murmuró. [He trabajo duro, ¿sabes? ¿No es suficiente por hoy?]

[¡Prepárate para atacar!] El oficial gritó. [¡No piensen en el consumo de maná!]

 

[¡Sí, señor!] Las filas de soldados enemigos empezaron a crear hechizos con todo su ser.

 

[¡No!] Grité.

 

[¡Fuego!] El oficial bajo su espada. Más de un centenar de hechizos ofensivos volaron hacia Nee-sama… y se desintegraron, partidos por una ráfaga de golpes de una espada carmesí oscura.

 

Nee-sama lentamente levantó sus espadas, sus hojas se encendieron con una mezcla de negrura y carmesí. Pero su mente no estaba en los enemigos ante ella.

 

[Sí, puedo terminarlo ahora.] Ella le dijo a su listón. [Luego me haces sentir como una reina por esto… Allen.]

 

[R-Retire—]

 

Antes que el agitado oficial pudiera terminar su grito, Nee-sana movió sus espadas.

 

[¡Lady Lynne!] Lily gritó, anteponiéndoseme y formando flores en una densa barrera.

 

Y un resplandor de luz llego, un ruido como un trueno, un fino vendaval de viento. Entonces la onda de choque impactó, levantando nubes de polvo y fuego. Escondí mi cara y me eché a temblar.

 

Cuando, al menos, el rugido se calmó, con miedo supervisé mis alrededores y susurré. [¿Q-Qué carajos?]

 

Cada barco y almacén en el camino de la Espada Escarlata se cortó en dos y se engulleron en fuego. El siniestro lenguaje de las rojizas llamas oscuras me recordaba a las serpientes cubiertas en espinas— como ascuas de la Despiadada Espada del Demonio de Fuego, la cual Nee-sama había liberado en Avasiek.

 

Entre la devastación, los caballeros Bazelianos simplemente se acobardaron en el lugar, tomando sus cabezas y temblando. ¡¿Cómo ninguno estaba muerto?!

 

Las alas de fuego se desvanecieron de la espalda de Nee-sama mientras enfundaba sus espadas. Sin darse la vuelta para vernos, apretó su detenido reloj y dijo. [Se terminó. Nos vamos.]

 

Quería decirle algo… pero no tuve el coraje. Lily también se veía estar pasándola mal.

 

Nee-sama nos ignoró y empezó a caminar por la calle. La marca del gran hechizo Blazing Qilin brilló en su mano derecha y el listón escarlata en su muñeca claramente estaba más quemado de lo que lo había estado cuando Nii-san se lo había enviado de vuelta hace unos días.

 

Lily y yo nos dispusimos a seguirla cuando el comandante enemigo gritó a nuestras espaldas.

 

[Demonio. ¡Demonio! ¡Demonio de fuego!]

 

Los caballeros recibieron el grito y empezaron a desplegar los hechizos más fuertes que podían hacer. Me agité de la ira, pero antes que pudiera responder, una mano llego a detenerme.

 

[¿Nee-sama?]

 

[No me importa ser un demonio.] Ella dijo. [Seré lo que sea con gusto mientras él esté a salvo.]

 

[¡Fuego!] El oficial rugió otra vez. [¡Ataquen al demonio! ¡Maten al Demonio de Fuego!]

 

Los caballeros desataron otro bombardeo de magia de agua.

 

[Solo quiero ir a salvarlo.] Nee-sama murmuró mientras respiraba. [Y si se meten en mi camino…] Ella abrazó su reloj de bolsillo y rugió. [¡Lo quemaré todo! ¡Hasta! ¡El último de ustedes!]

 

Ramas de espinas de fuego se esparcieron alrededor de ella, y el acuoso bombardeo dejo de existir. Un Firebird de ocho alas de siniestro carmesí se formó sobre la calle. Partes del mismo se partían y caían al suelo como serpientes espinosas las cuales extendían el fuego.

 

¡E-Esa no es la magia de Nee-sama! ¡El Firebird de Lydia Leinster nunca podría ser tan horroroso!

 

La fuerza enemiga se asustó. Los caballeros se tiraron al suelo o se dieron la vuelta y huyeron.

 

[Lady Lydia.] Lily dijo. [Por favor, detenga su hechizo. No queda nadie con quien luchar.]

 

Hubo una larga pausa antes que Nee-sama murmurara. [Bueno.] Ella disipo su Firebird y siguió caminando.

 

Tomé mi espada con fuerza y apreté mis dientes. Nii-san, qué… ¿qué debería hacer?

 

[Lydia.] Lily murmuró. [Allen estaría desolado si te viera ahora.]

 

Levanté la mirada al cielo. Fuego y humo se alzaban hasta las estrellas.

 

✽✽✽✽✽

 

Temprano en la siguiente mañana, aterricé mi Griffin ante la entrada de la residencia principal Leinster en la capital sur. Mozos llegaron a encontrarse con nosotras. Le di al Griffin que había luchado junto a mí estos pasados días una gentil palmada en el cuello y un “gracias” antes de dejarlo a su cuidado y llegué a la puerta frontal.

 

[Por fin, puedo tomar un baño.] Dije con un suspiro.

 

[¡Bueno, bueno, bueno! ¡El momento que he estado esperando! Hoy es el día que nos metamos juntas en la tina como—]

 

[No estás invitada, Lily.] Añadí, con una mirada fulminante a la maid de cabello escarlata persiguiendo mis pisadas.


[¡Oh, vamoooos! ¡Déjame unirme! ¡Será justo como cuando era pequeña!] Lily se quejó, haciendo una escena. Sus payasadas agitaron sus melones— tanto para mi irritación.

 

Mientras estábamos ocupadas en nuestra charla sin sentido, una belleza de uniforme negro nos pasó.

 

[¡N-Nee-sama!] Dije frenéticamente. [¿Te gustaría, um, un baño y quizás comer algo?]

 

[Envía algo de agua y ropa a mi cuarto luego.] Ella respondió, a su voz le faltaba emoción. [No necesito comida. No dejes que nadie me moleste hasta que sepamos nuestro próximo objetivo o recibamos información nueva de él.]

 

Empecé a estirarme hacia su espalda retirándose… entonces retiré mi mano. [Está bien.] Dije.

 

Una pequeña chica de cabello castañuela saludó a Nee-sama en la puerta. Maya Mato, la antigua número tres de la Corporación de Maids de Leinster, había regresado al deber en esta época de crisis. Nuestros ojos se encontraron, e incliné mi cabeza.

 

Por favor, da lo mejor por ella.

 

El par se desvaneció en la casa, Lily, las maids y yo soltamos un suspiro. No había sido capaz de llevar más que conversaciones informales con Nee-sama desde antes de la Batalla de Avasiek, es lo que pensaba.

 

Pero casi al instante, una maid en entrenamiento con cabello castaño de coletas y una maid de color de piel humilde cuyos lentes y cabello corto negro la hacían lucir hermosa llegaron a saludarnos.

 

[¡Lady Lynne!] Mi maid personal de verano, lanzo sus brazos alrededor de mí. Se veía pálida.

 

[Sida.] Dije. [¿No me digas que has estado esperando toda la noche?]

 

[Le estuve rezando a la Gran Luna.] Admitió. [Me alegra que esté bien.] Con eso, la chica un amo amor empezó a llorar.

[Bienvenida de vuelta, Lady Lynne.] La maid de cabello negr dijo— Romy, la segunda al mando de la corporación. [Me alegra verla sana y salva.]

 

[Gracias, Romy.] Respondí. [¿Cómo están todos?]

 

[Bueno. Todos me pedían más batallas que luchar.]

 

Romy y sus compañeras maids habían estado asaltando los puertos y caminos en el Principado de Atlas bajo el comando directo de mi madre, “La Dama Ensangrentada,” Lisa Leinster.

 

[Y tú eres la que más sanguinaria de todas.] Lily murmuró en su susurro.

 

[¿Dijo algo, Lady Lily?] Romy preguntó.

 

[No soy l-lady; ¡Soy una maid! ¡Una maid!] Lily protestó— en vano. Esa era una ocurrencia diaria que nadie le prestaba atención.

 

[La señora y el maestro ya han regresado, aunque no se quedarán mucho tiempo.] Romy nos informó. [Lady Lynne, repórtese en el consejo antes de hacer nada— Emma ha estado buscándole. Es respecto a Miss Fosse.]

 

Emma era la número cuatro de la corporación de maids, asignada a Allen&Co., nuestra asociación con la Casa Ducal de Howard. Y solo hace unos días, se había forjado su camino de vuelta aquí desde la capital real.

 

Felicia Fosse era una chica físicamente frágil. Una vez mi senpai en la Academia Real, ahora sirve como la presidenta de Allen&Co.

 

[Muy bien.] Dije. [Sida, suéltame. Oh, y déjame devolverte tu insignia. Gracias.]

 

[De nada, mi lady.] La aprendiz dijo, aún sollozando, mientras le devolvía el pendiente.

 

Entonces, le sonreí a las maids quienes nos habían acompañado en el camino. [¡Gracias a todas! Tomen un buen y largo descanso— se lo han ganado.] Dije. [¿Debemos dejarnos a Lily en casa la próxima vez?]

 

[¡Andando!] Un coro de respuestas salió.

 

[¡Lady Lynne!] Lily protestó. [¡Y el resto de ustedes también! ¡T-Todas son malvadas! ¡L-La traición, la decepción!]

 

Su berrinche nos puso sonrisas a todos nuestros rostros. Estaba agradecida por su delirante actuación, aunque nunca lo diría— ¡Se le subiría a la cabeza!

 

[Nee-sama se ve peor que antes.] Le susurré a Romy.

 

[La iré a ver luego.] La maid susurró de vuelta. [La señora me confió un mensaje para usted: “Ven a la oficina de Liam una vez termines con el consejo. Trae a Lily.”]

 

Me alejé de ella y lo reconocí con un guiño. Entonces regresé a mi llorona aprendiz y mi prima, quien había estado haciendo pucheros.

 

[¡Vengan conmigo, Sida Lily! ¡Tenemos lugar a los que ir!]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡¿Las líneas de trenes y los almacenes aún están repletos?! ¡Productos frescos se pudrirán en las estaciones!]

 

[¡Ayuda! ¡Cada casa está pidiendo su lugar en el frente de línea!]

 

[Los Griffins y wyverns morirán si los presionamos demasiado. Y recuerden: el frente sur no es nuestra principal preocupación. ¡Tengan cuidado!]

 

[¡Tres comidas al día, incluso para el frente de línea! ¡¿Se dan cuenta que las tropas de los Howards lo tienen, té de la tarde, y un bocadillo nocturno?!]

Los cuarteles generales se habían alborotado. Las maids Leinster y los logísticos, junto con las mentes más brillantes que las casas sur podían producir, estaban entrando y saliendo del salón y dándose órdenes entre sí, con sus ojos irritados mientras trabajaban con resmas de papelería. El caos prevalecía.

 

[N-No sé si doy la talla.] Sida balbuceó, liberando un temeroso chillido mientras apretaba mi brazo izquierdo.

 

[Bueno, no puedo decir que estoy sorprendida.] Lily remarcó. Parecía encontrar divertido el espectáculo.

 

[Oh, Lynne, Lily.] Nuestro abuelo dijo, Leen Leinster, levantando la mirada de su papelería y saludando desde su escritorio en la parte trasera del salón. Se veían tan sereno como siempre.

 

[Abuelito, he regresado.] Reporté, opacado por la exuberancia de Lily. [¡Acabamos de volver!]

 

[Bienvenidas.] Él respondió. [Es buena veras sanas y salvas.]

 

[Abuelito, me dijeron que encontraría a Felicia aquí. ¿La has visto?]

 

[¿Hm? Oh, sí. Miss Fosse está justo aquí.] Hizo un gesto con su mano izquierda.

 

Me giré a ver a donde señaló y me encontré sin palabras.

 

[¿U-Una montaña de papel?] Sida preguntó, igual de pasmada. Lily gruñó.

 

A una corta distancia se posicionaba un largo escritorio de oficina sumergido por una torre de documentos. Y sobre la torre, apenas pude verlo…

 

[¿Flequillos?] Sida y yo murmuramos juntas. Atados mechones de cabellos castaños y cabellos escarlata se meneaban de lado a lado.

 

¿Qué carajos…?

 

Miré atrás a mi abuelito, quien gentilmente me apresuró. [Pídele a Emma detalles.] Él dijo. [Ella me dice que solo puede hacer lo que necesita hacerse.]

 

[Ya… veo.] Asentí, entonces me acerqué al escritorio y miré en la pila de papeles. Lo que vi allí me hizo suspirar. [¿Qué crees que estás haciendo, Felicia? ¿Y tú también, Sasha?]

 

Sida siguió me comentario con una exclamación de puro asombro. Lily, mientras, hizo pucheros como nunca habías lo había hecho.

 

[Oh, Lynne.] Felicia me saludó felizmente, levantando la vista de sus papeles.

 

[Bienvenida a casa, Lady Lynne.] Sasha añadió en el mismo tono débil. Sus dos rostros estaba pálidos por la falta de sueño.

 

Sida les dio una mirada de asombro. [Oh Gran Luna.] Ella dijo. [¿Por qué ambas están usando uniformes de maids?]

 

Felicia Fosse estaba usando un uniforme de maid y sus flequillos estaban atados para mostrar su frente. Lo mismo iba para Sasha Sykes, la prometida de Richard-niisama y la segunda hija del Conde Skyes, el espía de mi casa. Por qué, no podía entenderlo.

 

[¿Puedo preguntarte algo, Felicia?] Dije.

 

[¿Sí?] La chica de lentes respondió somnolientamente.

 

¡¿Qué es esta adorable criatura pechugona?! ¡No es justo!

 

Antes que pudiera reaccionar y hacer mi pregunta, Lily se entrometió. [¡¿Por qué están vestidas como maaaaids?! ¡Demando una explicación!]

 

[U-Um… B-Bueno, verás…] Felicia balbuceó, nerviosa, luego libero un chillido y se desmayó.

[¡Miss Fosse!] Dos maids gritaron, quienes habían estado ordenando documentos cerca y ahora corrieron al lado de Felicia. Ella era Emma, nuestra número cuatro de la corporación de maids, cuyo hermoso cabello negro complementaba su buena apariencia.

 

[Te dijiste que tomaras un descanso.] Añadió la otra— Sally Walker, una maid de anteojos de los Howard cuyo cabello rubio se detenía en sus orejas.

 

Me pare de puntillas y di un zope a la cabeza de Lily con el costado de mi mano.

 

[¡Ow! La violencia no es la respuesta.] Se quejó.

 

[¡Felicia es tímida!] Respondí. [¿Qué estabas pensando, asustarla en su primer encuentro?]

 

¡En serio, qué pendeja maid!

 

Emma y Sally se me unieron en las gélidas miradas a Lily mientras atendían a Felicia, pero no parecía surtir efecto. Me bajé de brazos, regresé a Sasha, y dije. [¿Qué está pasando aquí?]

 

[Felicia y yo ahora estábamos actuando bajo el comando directo del Antiguo Duque Leen Leinster.] Sasha respondió. [Nuestros deberes son analizar despliegues dentro de la Alianza de Principados y diseñar planes de sabotaje.]

 

[¡¿Están a cargo de todo eso?!] Pregunté, estupefacta. Entonces, lentamente. [Anna dijo que se te daría temporalmente toda la autoridad dada a mi Nii-san, ¿verdad?]

 

[Claro. Podemos mover cualquier cantidad de dinero que gustemos, cantidades que hundirían las fortunas de la Casa de Leinster.]

 

Recordé a nuestra ama de llaves, quien estaba fuera en una misión de reconocimiento en las capitales reales y este. Esperaba que estuviera bien— infiltrarse en la capital este sería un desafío incluso para ella.

 

[¿Y los uniformes de maids?] Pregunté.

 

[¡Necesitábamos un cambio de ropa!] Sasha respondió, tirándose a una silla desocupada. [¡Y Cordelia dijo que Lord Richard lo aprobaría!]

 

Pasé mi mirada a la noble a la izquierda. Allí sentada una abrumadora mujer de cabello rubio largo, ojos brillantes de dorado con plateado, y piel tan blanca como la nieve— la maid número ocho de la corporación, Cordelia.

 

[Las jovencitas se rehusaban a dejar de trabajar, incluso para un descanso o un cambio de ropa.] Ella dijo, frunciendo el ceño levemente. [Recurrí a las patrañas por necesidad.]

 

[¡¿Cordelia?!] Sasha gritó. [¡¿Dices que Lord Richard no es afecto a los uniformes de maids?!]

 

[Creo que la decepción es necesaria algunas veces. Y se ve encantadora.] La maid dijo, con una sonrisa tan elegante que casi parecía noble.

 

[Cordeliaaaa.] Lily intervino, rompiendo el silencio con un rugido. [¡También quiero un uniforme de maid!]

 

Sida se escondió detrás de mí, pero Cordelia tomó el desafío de frente.

 

[Lily, la ropa que estás usando es el atuendo formal de maid en una tierra lejana del este.]

 

[¿En serio?] Lily preguntó luego de un momento de suspicaz silencio. [No me estás mintiendo, ¿verdad?]

 

[¡No he sido más que honestidad pura contigo, Lily!]

 

[Hmmm…]

 

Mientras Lily dudaba, Cordelia sacó su lengua de una forma que solo yo lo notaría. Qué amiguis que son.

 

Felicia gruñó mientras magia de viento refrescaba su consciencia.

[Buenos días.] Dije. [Felicia, ¿qué te dijeron las maids para que te pongas ese atuendo?]

 

[¿Huh?] Ella respondió, sorprendida.

 

[¡Demando respuestas!]

 

[Emma dijo que a Allen le gustan los uniformes de maids, así que— ¡Oh!]

 

[Ya veo.] Dije lentamente, fijándole a Felicia una mirada de resentimiento.

 

[¡N-No es lo que cree!] Ella protestó, nerviosa. [N-No tengo ningún ropaje aquí, así que era e-esto o nada.]

 

[¡Planeamos añadir orejas de bestia y una sedosa cola una vez la guerra termine!] Emma intervino.

 

[Allen no será capaz de resistirlo mucho tiempo.] Sally añadió. Ambas maids sonaban como si estuvieran gozándolo.

 

Felicia se sonrojó y cubrió su rostro con sus manos. Una vez más, me forcé a reconocer sus encantos. Estúpida y sensual Felicia. Estaba viendo más allá de la guerra. Mente de tiburón.

 

Me senté en una silla vacía y miré a la directora del Allen&Co a los ojos. [Felicia, por favor ilústrame con la situación.]

 

[Claro.] Ella respondió. [Emma, Sally me ayudaron.]

 

[Así es.] El par puso a Felicia de pie— significando que tenía mucha dificultad para pararse por cuenta propia. Por un momento, los ojos de las maids encontraron los míos. Su mensaje era claro: “Queremos que descanse.”

 

Obvio por nuestro silencioso intercambio, la directora se acercó a su escritorio y señaló al mapa esparcido en su centro, el cual mostraba el escenario de la guerra. Me recordó a la lista que Nii-sama nos mostró en la capital real, antes que hubiéramos dejado el este.

[Los pines blancos son aliados, y los negros, enemigos.] Sida especuló, de ojos abiertos. [Los pines rojos son ciudades, caminos, puentes que ya hemos atacado y los azules son objetivos que aún no hemos golpeado. ¿Tengo razón? N-No puedo creer que lo hicieran todo tan fácil a la vista.]

 

[Lo creé con los mapas de Allen.] Felicia dijo, con una sonrisa levemente presumida. [Desearía poder haberlo proyectado en tres dimensiones.]

 

[Mantener una constante proyección probo ser difícil.] Emma añadió. [Pocos, pero la ama de llaves puede producir uno.]

 

[Esperamos hacer algunas diferencias usando modelos a escala.] Sally añadió.

 

Felicia me dio una dura mirada. [No entiendo de asuntos militares. En efecto, solo hay una cosa que sé de esto.] Ella lo cogió de su bolsillo y tiró una moneda de oro en el escritorio— dinero de la alianza. [Y es esto. Sasha ha logrado descifrar cada código que la alianza usa en sus comunicaciones mágicas. E incluso luego de esa primera batalla, los principados no hay perdido la voluntad de luchar. Así que—]

 

[Enviaste Griffins a asediar los puertos, caminos, almacenes y mercados.] Lily interrumpió brillantemente. Una sonrisa se extendió en su rostro mientras estudiaba el mapa. [Y pusiste una pauta de dejar en paz a algunos ricos mercantes, oficiales y un cierto principado.]

 

Revisé el mapa también y vi que la distribución de pines azules restantes en efecto eran sospechosos. ¡¿Fue su plan sembrar sospecha dentro de la alianza incluso cuando detuvimos sus rutas de comercio?!

 

[No puedo entrar en batalla.] Felicia dijo con una seria expresión. [¡Pero Allen puso su confianza en mí, y tengo que cumplir sus expectativas! ¡Quiero ayudarlo lo más pronto que pueda!]

 

Me encontré reflexionando que ella podía ser la más fuerte de nosotras.

 

[Hemos terminado de comprar todo el trigo de las fronteras de Atlas y Bazel.] Emma dijo, retomando la explicación. [El único grano que queda está en los almacenes de algunos mercantes ricos del norte, quienes se han quitado de nuestra lista de objetivos. De acuerdo a nuestra información, los precios del trigo en ambos principados están por las nubes. ¿Qué debemos hacer ahora, Miss Fosse?]

[¡¿H-Has estado manipulando el mercado con todo lo demás en cuenta?!] Exclamé, bastante sorprendida.

 

[Por algo es mi trabajo principal.] Felicia respondió, dándome una mirada perpleja. Para Emma, dijo. [Venderemos, claro— a bajo el precio actual. Y…] Ajustó sus lentes levemente con un dedo y sonrió. La mirada en su cara era malévola— posiblemente siniestra, en efecto— y algo acerca de ello me recordó a Nii-san cuando estaba siendo malvado. [Variaremos nuestros precios. Vender grano un poco más barato en Bazel que en Atlas, y solo a civiles. Y cuando hagamos una venta… a alguien puede escarpársele los nombres de los mercantes sentados en grandes reservas.]

 

[Ya veo.] Emma se detuvo a pensarlo. [Eso debería causar estragos con los granos del mercado en toda la alianza, ponle obstáculos a los mercantes acaparando sus existencias, y provocar desconfianza entre Atlas y Bazel. Me ocuparé enseguida.]

 

[¡La educación de Allen a todo poder!] Lily bromeó, asintiendo. Claramente lo estaba disfrutando.

 

Sasha murmuró, olvidándose de sus propias tareas eran igual de terribles. [Por qué, Miss Fosse, es simplemente horrible.]

 

Miré a Sida y sentí alivio al verla pasmada en silencio.

 

Entonces oí unas ruidosas carcajadas. Sin que lo notara, mi abuelito se nos había unido y ahora se paraba cerca con una mano en su mentón. [Vaya plan.] Él dijo. [Miss Fosse, me gustaría el beneficio de tu opinión: ¿Bajo qué términos terminarías esta guerra?]

 

[¿Huh? ¡¿Qué?! U-Um…]

 

Felicia se asustó y se giró a Sasha, pero la hija del Conde Sykes exclamó. [¡Bien, sí que debo conseguir el cifrado de hoy del este! Papá ha estado muy metido en el espionaje del frente de línea como para ser de ayuda. ¡Está dejando que su admiración por Walker el “Abismo” se le escape!] Cada uno de sus gestos gritaba que estaba trabajando duro mientras se entrometía en la conversación.

 

La directora de lentes miró a Emma y Sally después, pero las maids se protegieron con papelería. Como último recurso, balbuceó mi nombre, rogando por ayuda.

Naturalmente, apreté mis puños y le señalé que le deseaba suerte.

 

[Yo… no estoy calificada para hablar de tales temas.] Felicia le dijo a mi abuelito como su último recurso.

 

[Oí que te ganaste el respeto de Allen.] Él respondió. [Y tu opinión es igual a la suya.]

 

Felicia se silenció por un momento. Luego dijo. [Solo haría una demanda, y sería apuntar al Principado de Bazel.]

 

[¿Y Atlas? Estamos ganando esta guerra; incluso una anexión es posible.]

 

[No les pediría nada.]

 

Pero antes de saberlo, el clamor del salón se había calmado. Todos estaban escuchando.

 

[¿Y qué le demandarías a Bazel?] Mi abuelito presionó.

 

[Permiso para usar correo grffin en su principado.] Felicia respondió.

 

[¿No “dentro de su principado”?]

 

[No, “en”. La alianza parece no tener ningún concepto de las rutas aéreas.]

 

Todos suspiraron. ¡¿Estaba planeando usar Bazel como un asidero para monopolizar cada ruta aérea en la alianza?!

 

[¿Así es?] Mi abuelito sonrió. [Gracias. Emma, Sasha y Miss Fosse se ven cansadas. Ve que tomen un descanso.]

 

[¡¿Qué?!] Ambas chicas gritaron juntas.

 

[¡Sí, venerable maestro!] Emma respondió de inmediato. Entonces, se giró a mí y me guiñó. Esas dos se veían bastante necesitadas de un descanso.

 

Emma y Sally empezaron por capturar a la desconcertada Felicia. Lily restringió a Sasha, aunque me preocupaba que la maid pudiera estar susurrando en el oído de la noble— atrapé lo que sonaba sospechosamente como “¿No quieres saber cuáles son realmente los gustos de Lord Richard?”

 

[¡¿E-Emma?! ¡¿S-Sally?!] Felicia gritó en pánico. [Yo… aún tengo trabajo que necesito—]

 

[¡No, señorita, lo que necesita primero es un baño!] Emma declaró.

 

[Y luego un largo y buen descanso hasta mañana.] Sally añadió.

 

[¡Yo… me la tomaré con calma luego que terminé de trabajar!] Felicia se quejó.

 

Emma y Sally me enviaron otra señal.

 

Con una pesada melancolía, dije las palabras mágicas: [Cuán triste estaría mi Nii-san de verte explotándote, Felicia.]

 

[E-Estoy segura que no le importaría.] Felicia respondió nerviosamente. [Pero ¿usted, um, lo cree así?]

 

[Estoy segura de ello. Pero quizás… ¿quieres importunarlo?]

 

[¡N-No! Yo… quiero ayudar a Allen a mi propia manera, y entonces darle algo de paz mental una vez esté sano y salvo. ¡Alguien necesita decirle que no exagere!]

 

Oh, lo sabía. Ella es fuerte— mucho más fuerte que Lydia Leinster, la Dama de la Espada.

 

A pesar del dolor en mi corazón, le sonreí a mi antigua senpai y dije. [En ese caso, debes descansar cuando lo necesitas.]

Los ojos de Felicia se abrieron, luego murmuró. [E-Está bien.]

 

[¡¿Entonces qué estamos esperando?!] Emma y Sally gritaron.

 

[Usted también, Lady Sasha.] Cordelia dijo, viendo a la noble de apariencia abatida.

 

Sasha estaba murmurando. [Qué desgracia. ¿Cómo pude yo, una hija de la Casa de Sykes, ser superada en un tema de información?]

 

Lily, mientras, estaba tratando de silbar, aunque sin éxito. ¿Con qué mierdas le había estado llenando la cabeza a Sasha?

 

Las chicas aún estaban quejándose con un “trabajooooo” y “descifraaaaar”, mientras las miads las sacaban del cuarto. Una vez estuvieron fuera de la vista, mi abuelito se dirigió al salón y dijo.

 

[Esa jovencita era Miss Felicia Fosse. El Cerebro de la Dama de la Espada la garantizo personalmente. Recuerdo su nombre— será conocido por todo el continente algún día.]

 

✽✽✽✽✽

 

Con Felicia y Sasha fuera, nos dirigimos a la ofician de mi papito en la parte trasera del tercer piso, acompañadas por mi abuelito.

 

[Es suficiente aquí, Sida.] Le ordené a la maid en entrenamiento cuando llegamos a la puerta. [Gracias por esperarme. Puedes descansar ahora.]

 

[¡No, esperaré por usted, Lady Lynne!] Ella insistió. [¡Y entonces la ayudaré a lavar esos lugares difíciles de alcanzar en el baño! ¡Se lo prometí a la Gran Luna que lo haría!]

 

[No me voy a bañar contigo. Ahora vete.]

 

[¡¿Q-Qué?! P-Pero Lady Lyyyyynne…] Sida rogó, con lágrimas en sus ojos.

 

Oh vaya. Soy demasiado blanda para mi propio bien.

[No me mires así.] Dije, evitando el contacto visual. [Una copa de té artesanal luego de mi baño sería maravilloso.]

 

[¡C-Claro, mi lady! ¡E-Entiendo!] La maid en entrenamiento se agitó de la emoción y saltó de la dicha. También la vi murmurando. [¡Sí! Funcionó justo como Ms Lily dijo que lo haría.]

 

¿Acaba de decir “Lily”?

 

[¿Hay algo en mi cara?] La maid preguntó, respondiendo a mi mirada tocándose sus mejillas. [No puedo esperar a meterme al baño y luego tomar una buena taza de té.]

 

¡Lo que sea que pase, no puedo dejar que Sida siga los pasos de Lily!

 

Con esa firme resolución en mi pecho, le lancé una mirada a mi abuelito, quien había estado esperando pacientemente. Él asintió amablemente, así que abrí la puerta de la oficina y entré.

 

Encontré a mis padres— Lisa Leinster, la anterior Dama de la Espada, y Liam Leinster— vestidos en sus uniformes militares y estudiando el mapa del campo de batalla puesto en el escritorio en el centro del cuarto. Levantaron la mirada mientras entrabamos.

 

[Siento llamarte aquí ahora.] Mi madrecita dijo. [Sé lo cansada que deben estar chicas.]

 

[¡Estamos bien!] Lily y yo le aseguramos.

 

[Suegro, gracias por cuidar de los cuarteles.] Mi papito añadió. [Realmente lo aprecio.]

 

[Ni lo menciones: todo lo que hago es sentarme en una silla.]

 

Justo mientras nos uníamos a ellos en el escritorio, la puerta se abrió de apares y una musical voz anunció. [¡Estoy en casa!] Venía de mi abuelita, Lindsey Leinster, llegando de una vista de la capital de nuestros enemigos, la capital del agua. Era todo sonrisas y vestida para el viaje, con un sombrero de trapo en su cabeza.

 

Detrás de ella, vi a un imponente hombre de cabello rojizo en uniforme— el Archiduque Lucas Leinster. Mi tiito sonrió cuando vio a Lily y a mí, luego siguió a mi abuelita al cuarto.

 

[Suegra, ¿cómo respondieron los principados del sur y la ciudad del agua?] Mi padre preguntó. [Luego de nuestra gran victoria en Avasiek, escalar esta guerra les beneficia tanto al igual que nosotros.]

 

[La ciudad del agua fue encantadora, como siempre.] Mi abuelita respondió.

 

[Oh, Celebrim está con Maya.] Al parecer, la segundo al mando de la corporación de maids, Celebrim Ceynoth, la había acompañado en su misión.

 

Mi abuelito se sentó en una silla ante el escritorio y mi abuelita entró sin importar nada. Dejo sus piernas descansar mientras reportaba. [Cuatro de los seis principados sur accedieron a esperar y ver. Solo, el estado de las cosas allí es… un poco raro.] Sus ojos brillaban con profundo intelecto mientras pasaba su delgado dedo sobre el mapa. [Los cinco principados norte se nos han opuesto históricamente, mientras los principados sur y la ciudad del agua se han contrapuesto a la guerra. Pero como Regina lo dijo, están lejos de estar unidos en este momento.]

 

Jalé la manga derecha de mi prima y susurré. [Lily, ¿quién es Regina?]

 

[La formidable señora que gobierna el principado sur de Rondoiro.] La maid susurró de vuelta.

 

Las conexiones de mi abuelita nunca dejan de asombrarme.

 

Mi madre hizo atrás sus hermosas trenzas y se dirigió a mi padre. [Anko nos trajo la noticia que la familia real escapó a salvo al oeste. Anna reporta que nuestros enemigos en la capital real están plagados con problemas de suministros, aunque han retirado a la Orden Violeta a la capital este. Significa que el Gran Árbol no ha caído aún. Liam, sabemos todo lo que necesitamos. ¿Cuál es tu decisión?]

 

Todos los ojos se posaron en mi padre, quien se paraba con sus brazos cruzados y sus ojos cerrados. Lentamente, los abrió, entonces declaró.

 

[Primero lo primero. ¡Dividiremos nuestras armadas en dos… y enviaremos a nuestra fuerza principal a la capital real!]

 

Sin más decir, dividir nuestras fuerzas sería un disparate táctico— llevar todo nuestro poder sobre nuestros divididos enemigos sería más preferible. Pero las circunstancias conspiraron para negarnos el curso más seguro. El enemigo en la capital real parecía estar encontrándose con retrasos en el presente, pero ¿quién podría decirlo cuando marchan al sur? Nuestro mejor curso era retomar la capital real y luego la capital este, reprimir la rebelión antes que tuvieran la oportunidad de actuar. Y naturalmente, rescatar a mis Nii-samas debe estar presente en nuestras mentes.

 

Mi abuelito levantó una mano. [Lindsey, Lucas, y yo nos ocuparemos de la alianza. Nos llevaremos a Felicia, Sasha, y la mitad de las fuerzas del ducado. Algunos extremistas entre la nobleza sur están clamando anexar todos los principados del norte; no podemos arriesgarnos con dejarlos aquí.]

 

[Supongo que muchas victorias pueden ser un problema en sí mismo. Les estoy en gran deuda. A ti también, Lucas.] Mi padre se reverenció profundamente a mis abuelos y luego le dio al Tío Lucas un golpecito en el pecho.

 

[¡Soy tu bro del alma, Liam!] Mi tío respondió con una gran sonrisa. [¡Les deseo a ti y a mi cuñada una gran campaña! ¡Pueden añadirlo a la gloria de la milicia Leinster!]

 

[Hemos recibido la noticia que los Howards están por reunirse con el Imperio Yustinian en el campo de batalla.] Mi abuelo añadió, asintiendo empáticamente. [Es momento oportuno para que nuestra fuerza principal marche a la capital real. Walter no dejará que los imperialistas tengan lo mejor de él, especialmente no con el profesor a su lado.]

 

Pensé en mis amigas en el norte— Tina Howard y Ellie Walker. Estaba ansiosa de hablar con ellas de muchas cosas: Nii-sama y Nee-sama, la rebelión…

 

¿Siempre he sido tan débil?

 

Puedo imaginarme a la Señorita Primer Lugar plantando sus manos en su cintura y levantando su pecho de tabla mientras decía. [Hm… Suena a que me necesitas más de lo que pensé, Lynne. En ese caso, supongo que tendré que escucharte. Después de todo, soy la líder de la clase.]

 

[Yo t-tengo muchas cosas que decirle también, Lady Lynne. ¿Las escucharías?] Su maid añadiría, sonrojada, pero feliz, luciendo como la hermana mayor y menor de Tina al mismo tiempo.

 

Retiro lo dicho— ¡No tengo nada que decirle a Tina! ¡Ellie y yo tendremos una muy buena plática! ¡Y yo nunca, nunca cederé hasta que la Señorita Primer Lugar se disculpe! Estoy segura que Nee-sama me apoyará en—

 

Me congelé, recordando cómo Nee-sama me había asustado en el campo de batalla. Su furioso “Fuera de mi camino” aún resonaba en mis oídos.

 

[Lynne, Lily, lo han hecho bien.] Mi padre dijo. [Déjennos trabajar en los detalles.]

 

Sentí una punzada en mi corazón. ¡Temía el preguntar, pero… pero necesitaba saberlo! Me armé de valor y dije. [Papito y mamita… ¿cuáles son los planes para Nee-sama?]

 

Cualquiera podría ver que estaba peligrosamente inestable— una espadachina poseída quien lo cortaba todo en su camino y lo quemaba con esas siniestras llamas. Podía despertar y explotar en cualquier momento.

 

[Me gustaría mantenerla en la capital sur.] Mi padre dijo, presionando sus manos en su frente.

 

[Pero nunca lo aceptaría.] Mi madre añadió. [Si le damos la orden…]

 

Nee-sama descartaría todo lo demás y correría a unirse a mi Nii-san— sin importarle si perdiera su vida como resultado.

 

[Nos llevaremos a Lydia con nosotros.] Mi madre concluyó. [Lynne, Lily, quiero que ustedes dos sean su “vaina” mientras Allen no está.]

 

[Sí, entiendo.] Respondí.

 

[Claro.] Lily dijo, igualmente desganada.

 

¿Podré hacerlo? ¿Podré yo, cuando Nee-sama— la Dama de la Espada, con sus aladas de fuego carmesí oscuras— me llena de tanto terror?

 

[Lady Lynne.] Lily tomó mis manos en las suyas. ¿Cómo podría rechazar a mi prima cuando actúa así? No era jugar limpio.

 

Mi padre golpeó sus manos juntas. [Muy bien, Lynne, Lily, deben irse. Realmente aprecio todo lo que han hecho.]

 

[Muchas gracias.] Dije. Su alago calentó mi corazón.

 

[¡Hora del baño con Lady Lynne!] Lily gritó.

 

[¡No… me voy a bañar contigo!] Dije. [¡Está fuera de cuestión!]

 

[¡Awww! ¿Por qué no? ¿No viste lo solitaria que Sida esta ahora? Tenía ese “Me pregunto si Lady Lyne me odia” en sus ojos.]

 

Qué golpe bajo. [E-Estás diciendo eso solo para joderme. ¿Por qué diablos odiaría a Sida? Ella es— Lily, ¿qué hay con ese pequeño orbe en tu mano?]

 

[¿Por qué diablos odiaría a Sida?] Mi voz se repitió de la grabadora.

 

Grité y traté de tomar el orbe, pero Lily se había ganado su lugar como la número tres de la Corporación de Maids de Leinster— se retiró hacia la puerta con tal gracia que casi parecía estar bailando. ¡Me jode! ¡Me jode hasta los huesos!

 

A pesar de mi furia, me incliné ante los adultos, quienes estaban metidos en su discusión, antes de seguir a Lily fuera del cuarto. Justo mientras la puerta se cerraba detrás de nosotras, vi a mi padre darle la espalda a mi padre, viéndose lo más apagado de lo que la había visto nunca. Ella murmuró. [Si ocurre lo peor— si Lydia…]

 

¿Qué? Deje de caminar. ¿Q-Qué… acaba de decir mi madre?

 

[¡Vamos, Lady Lynne!] Lily dijo, viendo sobre su hombro mientras caminaba enérgicamente hacia el corredor.

 

Asentí y proseguí, apartando el pensamiento.

 

Debí haberla escuchado mal. Sí, estoy segura de ello. ¡Digo, eso… no es posible! Mi madre nunca diría, “Si Lydia cae y se convierte en un demonio, la cortaré yo misma.”

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