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Capítulo 3

Mi Tan Esperada Vida de Aventurero

 

[Eres todo un papucho, Noor. ¡Siempre puedo contar contigo!]

 

[Para nada, Stella-san. Gracias por siempre contratarme.]

 

Stella era una mujer mayor y el cliente de la petición de limpieza de drenaje que había completado recién. Una conversación que era bastante común para nosotros ahora, ella firmó la boleta de petición que le había entregado, luego de lo cual la había despedido y corrido a mi siguiente trabajo.

 

El recuerdo de la primera vez que llegue a su caza aún estaba fresco en mi mente. Eso fue, después de todo, mi primer trabajo como aventurero. Stella vivía en un distrito de la capital real que las personas llamaban “el viejo cuartel” porque había estado allí por siempre. Ya que era una innegable parte de la ciudad, su proximidad a los límites más extremos significaba que no tenía acceso a los servicios de limpieza de la ciudad, lo cual iba mal para su trabajo en los distritos centrales. Como tal, los residentes del viejo cuartel tenían que limpiarlo solos.

 

Sin embargo, Stella, quien había vivido sola desde que su esposo e hijo habían fallecido, tenía mala vista y piernas enfermas. Sin nadie cerca para ayudarla, la tarea de limpiar se había vuelto el pan de diario. Entonces, los drenajes cerca de su casa, habiendo estado sin limpiarse por un tiempo, inevitablemente empezaron a dar un horrible hedor.

 

Ya que con muchas ganas de tratar con el problema, Stella se encontró incapaz de ello. Y así, sin ideas, se resolvió para poner una petición en el Gremio de Aventureros.

 

[Por favor.] La petición se leía. [¿Alguien sería tan amable de ayudarme?]

 

Y así, nadie lo hizo.

 

De lo que entendía, a los ojos de un aventurero del diario vivir, la recompensa que Stella ofrecía era simplemente poca. Las comisiones más preferibles de gran rentabilidad tales como la cacería de monstruos o reunión de urgentes materiales, esas eran el tipo de comisiones que el Gremio usualmente priorizaba cuando mediaba con los clientes.

Así que, quizás porque cualquiera involucrado pensaba que limpiar los drenajes residenciales podría ser manejado cuando sea, por cualquiera con tiempo libre, la comisión de Stella fue ignorada. Entonces, en un golpe de suerte, ya que estaba perdida en qué hacer, aparecí.

 

Estaba tan agradecida por la conclusión de mi primer trabajo que se convirtió en un cliente regular y empezó a pedirme por nombre. En efecto, debido a lo feliz que estaba cada vez que la asistía, me encontraba haciendo un extra, en lugar de solo apegarme a los detalles de la comisión. Mientras más me acostumbraba al trabajo, el tiempo que me tomaba para terminar las secciones de peticiones de drenaje más se acortaba— así que gradualmente, también limpiaría más y más de las secciones aledañas.

 

Aunque algunos podían decir que era una perdida de tiempo, los vecinos de Stella estaban muy agradecidos, así que felizmente continué. Claro, la paga por este trabajo no era nada especial, pero para mí, valía la pena hacerlo. Después de todo, llegué a ver las sonrisas que salían de los rostros de las personas, y sentir la satisfacción de saber que estaba haciendo un poco más limpia la ciudad con mis propias manos.

 

Dicho eso, probablemente terminaría acabado hoy. En algún lugar durante la limpieza, había perdido la noción del tiempo, así que me había ido a mi siguiente trabajo como pretendía.

 

[¿Voy a lograrlo?] Me pregunté.

 

Corrí por las calles de la ciudad, tomando dos giros por el camino, y finalmente llegué al lugar de construcción que era mi destino. Como es usual, el capataz, quien era mi segundo cliente del día, llego a saludarme.

 

[Justo a tiempo, Noor. Lo mismo hoy. ¡Estoy contando contigo!]

 

Estos días, mi agenda diaria generalmente consistía de limpiar drenajes en la mañana, seguido de mover basura de este sitio de construcción en la tarde.

 

Como lo entendía, la capital real donde estaba situado se le llamaba la “Tierra Santa de Aventureros” debido a la presencia de un enorme y antiguo calabozo dentro de los límites de la ciudad. Ya que la ciudad había estado realizando construcciones de gran escala a última hora con la intención de alargar los caminos frente al calabozo, peticiones habían sido enviadas para la mano de obra requerida para el proyecto. Eventualmente, debido a una escases de obreros, estas se habían vuelto comisiones puestas en el Gremio.

 

Pero, como con la limpieza de drenaje, el trabajo de construcción local no era muy tentador para un aventurero de la vida diaria. Al parecer, había sido la única persona que tomó la comisión por elección. Aunque eso no hizo nada para cambiar mi opinión que no podía haber pedido un mejor trabajo.

 

Después de todo, aquí, no importa quién fueras, eras juzgado solamente en la cantidad de trabajo que tienes. Entre más basura llevabas, más se te pagaba. Con la habilidad “Fortalecimiento Físico” que había obtenido de mi entrenamiento de guerrero, fácilmente podía llevar cinco veces más lo de una persona promedio, y con “Curación Baja”, una inútil habilidad que había desarrollado de mi entrenamiento de clérigo, lenta, pero establemente podía curarme mientras trabajaba, así que ni siquiera me sentía fatigado.

 

Mis habilidades no podían haber sido consideradas muy útiles para que me registre como un aventurero, pero eran de gran ayuda para mi actual estilo de vida. “Paso Ligero”, de mi entrenamiento de ladrón, era perfecto para atrapar a las mascotas perdidas, y “Pequeña Llama”, de mi entrenamiento de mago, me venía útil para cocinar. No tenía mucho uso para mi habilidad de cazador, “Tira Piedras”, pero ser capaz de golpear cosas desde lejos era grandioso para impresionar a los niños.

 

Sin embargo, a pesar de ser la única habilidad que había entrenado tan desesperado, no encontraba un uso real para “Rechazar”.

 

Seguía con mi entrenamiento, incluso ahora; era difícil dejar un hábito que había construido sobre el curso de quince años. Y ya que continuaba albergando la leve esperanza que mis esfuerzos algún día darían frutos, no tenía intención de detenerme— incluso si esa posibilidad era bastante baja.

 

Siendo así, a un lado mis prospectos de volverme un aventurero normal, mis habilidades eran más que suficientes para ayudarme a pagar los gastos asociados de vivir en la capital real. Aunque tanto como me gustaría pensar que todo mi entrenamiento no fue por nada, aún estaba lejos incluso para un aventurero de Rango Principiante. A como estaban las cosas, sabía de sobra que mi sueño de convertirme en un héroe contado en relatos era más que arrogante.

 

De vez en vez, me preguntaba. ¿Por qué no concentrarte en lo que tienes? Bueno, mi sueño de volverme un aventurero nació de ni deseo de ayudar a las personas, y bueno, ya lo estaba haciendo. Estaba tomando comisiones, siendo pagado por ellas, y las personas me estaban agradeciendo. Día a día, así era cómo vivía mi vida. Eso solo era suficiente para completarme; sería malo querer más que esto.

 

Además, no tenía familia a la que cuidar, y no necesitaba una gran cantidad de dinero. Tomar comisiones riesgosas tratando de hacerme rico rápido sería innecesario.

 

Supongo que hacer esto hasta que muera no sería malo.

 

Ese había sido el pensamiento pasando por mi mente mientras trabajaba por la ciudad, y antes de saberlo, tres meses habían pasado.

 

Esos días, tenía un lugar digno de residencia. Le había tomado el gusto a una posada barata que el tipo del gremio me había enseñado, y me había quedado allí desde entonces. Parte del porque era barata era que las comidas no estaban incluidas, pero ya que había estado cocinando para mí toda mi vida, no me molestaba realmente.

 

Tampoco tenía baño, pero había muchos baños públicos en la ciudad. Había de todo tipo por ahí solo con caminar, así que escogí basado en cómo me estaba sintiendo ese día. Algunas veces, luego de lavarme el sudor, me invitaría a algo delicioso de uno de los puestos callejeros. Aquí en la capital real, mi vida era cómoda.

 

[Haces un buen trabajo, Noor.] Dijo el capataz de la construcción. [Buen trabajo. Es una lástima que seas un aventurero. ¿Seguro que no quieres trabajar conmigo y mis chicos? Te pagaré el triple… No, cinco veces más del salario usual. Más, si quieres. Sé que eres bueno para lo que vales.]

 

El capataz me había tomado aprecio desde hace un tiempo, y había tomado el hábito de hacerme ofertas similares desde entonces. Aunque…

 

[Gracias.] Respondí. [Pero ya estoy feliz donde estoy.]

 

Tomé el hábito de rechazarle con la misma respuesta cada vez.

 

[Es una lástima, te digo.] Dijo, suspirando y dándome una mirada de pena.

 

Hacía eso cada vez. Me sentía culpable. Pero, para mi sorpresa, no podía permitirme dejar mi añorado sueño. Eso también se había convertido en un hábito. Al final del día, quería ser un aventurero. Aunque los trabajadores de la construcción se burlaban de mí, quería ir a aventuras como las dichas en los cuentos. Era un sueño tonto, claro, pero no me importaba.

Trabajé duro, moviendo la basura… y lo siguiente que supe, el sol empezó a ponerse. Era tiempo de terminar.

 

[Es todo por hoy.] El capaz dijo. [Nos adelantamos a la agenda gracias a ti, Noor. Cuento contigo mañana también.]

 

[Estaré aquí.] Respondía. [Te veo mañana.]

 

Entonces, como siempre, le entregué mi forma de comisión para que lo firmara. Luego de reportarlo al Gremio y recibir mi paga del día, tomaría un baño, entonces ir a mi usual lugar y entrenar.

 

Sin embargo, mientras me iba, pensé que vi un destello de luz. Había venido desde atrás del sitio de construcción, donde la entrada al Calabozo del Perdido se encontraba.

 

[¿Qué fue eso?] Me pregunté.

 

¿Había sido mi imaginación?

 

No, decidí; había visto algo. Una intensa luz purpura. Y mientras lo confirmaba—

 

[¡Alguien… ayuda…!]

 

Pensé oír un leve grito—

Capítulo 3

Mi Tan Esperada Vida de Aventurero

 

[Eres todo un papucho, Noor. ¡Siempre puedo contar contigo!]

 

[Para nada, Stella-san. Gracias por siempre contratarme.]

 

Stella era una mujer mayor y el cliente de la petición de limpieza de drenaje que había completado recién. Una conversación que era bastante común para nosotros ahora, ella firmó la boleta de petición que le había entregado, luego de lo cual la había despedido y corrido a mi siguiente trabajo.

 

El recuerdo de la primera vez que llegue a su caza aún estaba fresco en mi mente. Eso fue, después de todo, mi primer trabajo como aventurero. Stella vivía en un distrito de la capital real que las personas llamaban “el viejo cuartel” porque había estado allí por siempre. Ya que era una innegable parte de la ciudad, su proximidad a los límites más extremos significaba que no tenía acceso a los servicios de limpieza de la ciudad, lo cual iba mal para su trabajo en los distritos centrales. Como tal, los residentes del viejo cuartel tenían que limpiarlo solos.

 

Sin embargo, Stella, quien había vivido sola desde que su esposo e hijo habían fallecido, tenía mala vista y piernas enfermas. Sin nadie cerca para ayudarla, la tarea de limpiar se había vuelto el pan de diario. Entonces, los drenajes cerca de su casa, habiendo estado sin limpiarse por un tiempo, inevitablemente empezaron a dar un horrible hedor.

 

Ya que con muchas ganas de tratar con el problema, Stella se encontró incapaz de ello. Y así, sin ideas, se resolvió para poner una petición en el Gremio de Aventureros.

 

[Por favor.] La petición se leía. [¿Alguien sería tan amable de ayudarme?]

 

Y así, nadie lo hizo.

 

De lo que entendía, a los ojos de un aventurero del diario vivir, la recompensa que Stella ofrecía era simplemente poca. Las comisiones más preferibles de gran rentabilidad tales como la cacería de monstruos o reunión de urgentes materiales, esas eran el tipo de comisiones que el Gremio usualmente priorizaba cuando mediaba con los clientes.

Así que, quizás porque cualquiera involucrado pensaba que limpiar los drenajes residenciales podría ser manejado cuando sea, por cualquiera con tiempo libre, la comisión de Stella fue ignorada. Entonces, en un golpe de suerte, ya que estaba perdida en qué hacer, aparecí.

 

Estaba tan agradecida por la conclusión de mi primer trabajo que se convirtió en un cliente regular y empezó a pedirme por nombre. En efecto, debido a lo feliz que estaba cada vez que la asistía, me encontraba haciendo un extra, en lugar de solo apegarme a los detalles de la comisión. Mientras más me acostumbraba al trabajo, el tiempo que me tomaba para terminar las secciones de peticiones de drenaje más se acortaba— así que gradualmente, también limpiaría más y más de las secciones aledañas.

 

Aunque algunos podían decir que era una perdida de tiempo, los vecinos de Stella estaban muy agradecidos, así que felizmente continué. Claro, la paga por este trabajo no era nada especial, pero para mí, valía la pena hacerlo. Después de todo, llegué a ver las sonrisas que salían de los rostros de las personas, y sentir la satisfacción de saber que estaba haciendo un poco más limpia la ciudad con mis propias manos.

 

Dicho eso, probablemente terminaría acabado hoy. En algún lugar durante la limpieza, había perdido la noción del tiempo, así que me había ido a mi siguiente trabajo como pretendía.

 

[¿Voy a lograrlo?] Me pregunté.

 

Corrí por las calles de la ciudad, tomando dos giros por el camino, y finalmente llegué al lugar de construcción que era mi destino. Como es usual, el capataz, quien era mi segundo cliente del día, llego a saludarme.

 

[Justo a tiempo, Noor. Lo mismo hoy. ¡Estoy contando contigo!]

 

Estos días, mi agenda diaria generalmente consistía de limpiar drenajes en la mañana, seguido de mover basura de este sitio de construcción en la tarde.

 

Como lo entendía, la capital real donde estaba situado se le llamaba la “Tierra Santa de Aventureros” debido a la presencia de un enorme y antiguo calabozo dentro de los límites de la ciudad. Ya que la ciudad había estado realizando construcciones de gran escala a última hora con la intención de alargar los caminos frente al calabozo, peticiones habían sido enviadas para la mano de obra requerida para el proyecto. Eventualmente, debido a una escases de obreros, estas se habían vuelto comisiones puestas en el Gremio.

 

Pero, como con la limpieza de drenaje, el trabajo de construcción local no era muy tentador para un aventurero de la vida diaria. Al parecer, había sido la única persona que tomó la comisión por elección. Aunque eso no hizo nada para cambiar mi opinión que no podía haber pedido un mejor trabajo.

 

Después de todo, aquí, no importa quién fueras, eras juzgado solamente en la cantidad de trabajo que tienes. Entre más basura llevabas, más se te pagaba. Con la habilidad “Fortalecimiento Físico” que había obtenido de mi entrenamiento de guerrero, fácilmente podía llevar cinco veces más lo de una persona promedio, y con “Curación Baja”, una inútil habilidad que había desarrollado de mi entrenamiento de clérigo, lenta, pero establemente podía curarme mientras trabajaba, así que ni siquiera me sentía fatigado.

 

Mis habilidades no podían haber sido consideradas muy útiles para que me registre como un aventurero, pero eran de gran ayuda para mi actual estilo de vida. “Paso Ligero”, de mi entrenamiento de ladrón, era perfecto para atrapar a las mascotas perdidas, y “Pequeña Llama”, de mi entrenamiento de mago, me venía útil para cocinar. No tenía mucho uso para mi habilidad de cazador, “Tira Piedras”, pero ser capaz de golpear cosas desde lejos era grandioso para impresionar a los niños.

 

Sin embargo, a pesar de ser la única habilidad que había entrenado tan desesperado, no encontraba un uso real para “Rechazar”.

 

Seguía con mi entrenamiento, incluso ahora; era difícil dejar un hábito que había construido sobre el curso de quince años. Y ya que continuaba albergando la leve esperanza que mis esfuerzos algún día darían frutos, no tenía intención de detenerme— incluso si esa posibilidad era bastante baja.

 

Siendo así, a un lado mis prospectos de volverme un aventurero normal, mis habilidades eran más que suficientes para ayudarme a pagar los gastos asociados de vivir en la capital real. Aunque tanto como me gustaría pensar que todo mi entrenamiento no fue por nada, aún estaba lejos incluso para un aventurero de Rango Principiante. A como estaban las cosas, sabía de sobra que mi sueño de convertirme en un héroe contado en relatos era más que arrogante.

 

De vez en vez, me preguntaba. ¿Por qué no concentrarte en lo que tienes? Bueno, mi sueño de volverme un aventurero nació de ni deseo de ayudar a las personas, y bueno, ya lo estaba haciendo. Estaba tomando comisiones, siendo pagado por ellas, y las personas me estaban agradeciendo. Día a día, así era cómo vivía mi vida. Eso solo era suficiente para completarme; sería malo querer más que esto.

 

Además, no tenía familia a la que cuidar, y no necesitaba una gran cantidad de dinero. Tomar comisiones riesgosas tratando de hacerme rico rápido sería innecesario.

 

Supongo que hacer esto hasta que muera no sería malo.

 

Ese había sido el pensamiento pasando por mi mente mientras trabajaba por la ciudad, y antes de saberlo, tres meses habían pasado.

 

Esos días, tenía un lugar digno de residencia. Le había tomado el gusto a una posada barata que el tipo del gremio me había enseñado, y me había quedado allí desde entonces. Parte del porque era barata era que las comidas no estaban incluidas, pero ya que había estado cocinando para mí toda mi vida, no me molestaba realmente.

 

Tampoco tenía baño, pero había muchos baños públicos en la ciudad. Había de todo tipo por ahí solo con caminar, así que escogí basado en cómo me estaba sintiendo ese día. Algunas veces, luego de lavarme el sudor, me invitaría a algo delicioso de uno de los puestos callejeros. Aquí en la capital real, mi vida era cómoda.

 

[Haces un buen trabajo, Noor.] Dijo el capataz de la construcción. [Buen trabajo. Es una lástima que seas un aventurero. ¿Seguro que no quieres trabajar conmigo y mis chicos? Te pagaré el triple… No, cinco veces más del salario usual. Más, si quieres. Sé que eres bueno para lo que vales.]

 

El capataz me había tomado aprecio desde hace un tiempo, y había tomado el hábito de hacerme ofertas similares desde entonces. Aunque…

 

[Gracias.] Respondí. [Pero ya estoy feliz donde estoy.]

 

Tomé el hábito de rechazarle con la misma respuesta cada vez.

 

[Es una lástima, te digo.] Dijo, suspirando y dándome una mirada de pena.

 

Hacía eso cada vez. Me sentía culpable. Pero, para mi sorpresa, no podía permitirme dejar mi añorado sueño. Eso también se había convertido en un hábito. Al final del día, quería ser un aventurero. Aunque los trabajadores de la construcción se burlaban de mí, quería ir a aventuras como las dichas en los cuentos. Era un sueño tonto, claro, pero no me importaba.

Trabajé duro, moviendo la basura… y lo siguiente que supe, el sol empezó a ponerse. Era tiempo de terminar.

 

[Es todo por hoy.] El capaz dijo. [Nos adelantamos a la agenda gracias a ti, Noor. Cuento contigo mañana también.]

 

[Estaré aquí.] Respondía. [Te veo mañana.]

 

Entonces, como siempre, le entregué mi forma de comisión para que lo firmara. Luego de reportarlo al Gremio y recibir mi paga del día, tomaría un baño, entonces ir a mi usual lugar y entrenar.

 

Sin embargo, mientras me iba, pensé que vi un destello de luz. Había venido desde atrás del sitio de construcción, donde la entrada al Calabozo del Perdido se encontraba.

 

[¿Qué fue eso?] Me pregunté.

 

¿Había sido mi imaginación?

 

No, decidí; había visto algo. Una intensa luz purpura. Y mientras lo confirmaba—

 

[¡Alguien… ayuda…!]

 

Pensé oír un leve grito—


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