Capítulo 2
[Parece que el consejo de jefes aún no
puede llegar a un acuerdo, Caren.] Dag dijo con pesar. [No conozco los
detalles— ni siquiera nos dejaron pasar estos días— pero tan pronto algo
cambie, te avisaré.]
[Oh, bien.] Esa fue mi respuesta.
El antiguo jefe del clan nutria y yo
estábamos dentro del Gran Árbol, en la primera planta. Las personas iban y
venían alrededor de nosotros, llevando y asistiendo a los heridos.
Cuatro días habían pasado desde que
Mizuho, la hermana menor del jefe del clan del lobo, había arreglado poner una
propuesto ante el consejo: invocar el Antiguo Pacto de los hombres bestias con
la Casa Ducal de Lebufera. Cuatro días sin acción. Pensé en las historias del
legendario héroe del clan lobo la Estrella Fugaz y sus compañeros que Allen me
había contado cuando éramos niños. Evidentemente, no había héroes ahora en el
consejo.
Desde una corta distancia, dos chicas
en blanco— mis viejas amigas, Kaya del clan ardilla y Koko del clan leopardo—
me llamaron, “¡Caren! ¡Ven rápido!” y “Careeeen, alguien está mal herido.”
[¡Ya voy!] Grité y me paré. A Dag le
dije. [Gracias por mantenerme informada.]
[Desearía poder hacer más.] Él gruñó.
[¡Ustedes chicas están aquí abajo atendiendo a los heridos, ¿y qué hacen estos
pendejos en el consejo?! Se encerraron en su cuarto en el nivel alto y nunca se
han mostrado.]
Junto a Kaya y Koko, estaba ocupándome
atendiendo las bajas llevadas a los niveles bajos del Gran Árbol. Abajo, quería
luchar en el frente de línea— luchar para así ir al rescate de Allen. Pero Su
Alteza, Lord Richard Leinster, el vicecomandante de la guardia real, y Rolo, el
padre de Koko y capitán de la milicia de los hombres bestia. No me lo
permitirían. Mis padres también estaban en contra. Y así, me quedé esperando a
que los jefes se pusieran a su disposición.
Nuestro pacto con los Lebuferas les
autorizaba a los hombres bestias cualquier deseo dentro del poder que el duque
pueda conceder. En ese momento, pedirle enviar tropas a la capital este parecía
nuestra mejor apuesta. Aunque el consejo estaba dando vueltas.
[Felicia se habría decidido en un
parpadeo.] Murmuré.
[¿Dijiste algo?] Dag preguntó.
[No, nada. Adiós; debo irme.]
[Bien.] Mientras la vieja nutria se
iba, noté que su cola era más blanca y su espalda menos amplia de como lo había
estado hace unos días. Se estaba maldiciendo por arrastrado a Nii-san en su
góndola a la Ciudad Nueva.
Entonces, oí los gritos de mis amigas.
[¿Q-Qué? N-No jodan…]
[¡N-Noooooooooo!]
Regresé mi atención a ellos, vi a Kaya
con cara pálida, mientras Koko se aferraba a una cama que habían entrado. Todos
los demás alrededor de ellas estaban agitados también. Me abrí paso por la
multitud hasta finalmente acercarme a ver a la persona en la cama… y jadeé.
[¡¿R-Rolo?!]
El líder de la milicia del clan lobo
yacía cubierto en sangre. Mi mamá— Ellyn del clan lobo— estaba cerca de él,
vestida de blanco y revisando sus heridas. Dos jóvenes del los clanes del gato
y cabra, quienes lo habían traído aquí, estaban rogándole.
[¡Por favor! ¡Tiene que ayudar al
capitán!]
[Él nos defendió.]
[Estará bien.] Mi mamá les dijo.
[Caren, dame una mano.]
[¡S-Sí!]
Empezó a lanzar un hechizo de
amplificación que nunca antes había visto con Rolo. Su hermoso brillo verde me
perdía mientras movía mis manos sobre él, lanzando Divine Light Recovery. El
hechizo intermedio desplegó más de su usual potencia.
El fracaso de Allen de volver
inicialmente había reducido a nuestra madre a un estado de constantes lágrimas.
Pero entonces, hace cuatro días, de pronto y muy brillante había declarado.
[Este no es momento para llorar, ¿sí? ¡Tengo que reaccionar!] Y se prestó
voluntariado para ayudar a tratar a los heridos. Sabía que ninguna magia la
curaría, pero había hecho milagros para numerosos bajas al amplificar los
efectos de los hechizos lanzados por otros. Era algo que no sabía que mi madre
era capaz.
[Lo aprendí de alguien de nuestros días
de deambular.] Ella explicó, frunciendo el ceño mientras notaba mi mirada en
ella. [Solo funciona dentro del Gran Árbol, y a Nathan no le agrada.]
[Enséñamelo una vez la guerra termine.]
Dije. [Cuéntale a Allen y a mí cómo lo aprendiste.]
[Claro. Tú y Allen.] Ella respondió.
Tanto pronto el nombre de Nii-san salió, lágrimas bajaron de sus mejillas. [Oh,
yo l-lo siento mucho. Necesito enfocarme.]
Los ojos de Rolo habían estado
cerrados, pero ahora rápidamente los abrió y abrió sus apretados puños. Una
mano sostenía un destrozado amuleto de metal.
[Lo apreció mucho.] Balbuceó. [Ahora
puedo volver a la lucha. La baratija mágica de Nathan salvó mi—] Sus palabras
se detuvieron.
[¡Papá! ¡No!] Koko se aferró a él con
lágrimas, agitando su cabeza. A pesar de que la vida de Rolo estaba fuera de
peligro, no estaba en condiciones para luchar.
Sin embargo, el capitán de la milicia tomó
una posición de sentado y gritó. [¡Este rasguño no es nada a la par de lo que
Allen recibió! ¡Ese joven habría cambiado el futuro de los hombres bestia y
deje que se fuera a la Ciudad Nueva! Oh, qué… qué idiota fui. Ellyn, lo siento.
¡Lo siento mucho!] Rolo tomó las manos de mamá en las suyas ensangrentadas e
inclinó su cabeza una y otra vez.
Mi mamá secó sus ojos. [Toma un
descanso, Rolo.] Ella dijo, forzándose a sonreír. [No quieres que Koko se
preocupe, ¿verdad?]
[Lo siento.] Repitió. [Yo, lo siento.]
Mi hechizo de curación terminó su
trabajo.
[Saquen a Rolo.] Mi madre le instruyó
al militar en su usual tono risueño. [Y traigan al siguiente paciente de
inmediato.]
[¡E-Estamos en ello!] Ellos
respondieron juntos, llevando la camilla de Rolo a la biblioteca, la cual
parcialmente se había convertido en un hospital. Koko se fue con ellos.
Kaya me miró, así que asentí, mi amiga
del clan ardilla siguió la camilla también. La otra mitad de la biblioteca
albergaba a niños refugiados, así que conociendo a Kaya, se detendría a ver a
sus nuevas amiguitas— Lotta, Ine, y Chiho del clan del lobo de la Ciudad Nueva.
Lotta era una brillante chica, creo. Había estado viendo las leyes de los
hombres bestias.
Shima del clan liebre se acercó y se
veía preocupaba. El líder de la unidad de la milicia observó a los curadores y había
regresado de curar a un paciente diferente. [Quiero que al menos todos ustedes
escuchen esto.] Ella dijo. [Dejamos que Allencito fuera a la Ciudad Nueva. La
mayoría de personas quienes estaban encerradas allí llegaron a salvo al Gran
Árbol… pero no él. No somos grandes hechiceros, pero nunca nos rendiremos. No
tenemos permitido rendirnos— No después que él pusiera su vida al límite para
salvar a su “familia.”]
Todos alrededor de nosotros asintieron
y empezaron a trabajar. Vi a los hombres bestias, humanos, elfos, enanos… razas
sin lazos.
Mientras mi mamá limpiaba las lágrimas
de sus ojos, tomé su mano libre. Estaba fría. [Él estará bien, mamá.] Dije,
viéndola a los ojos. [Allen está vivo. ¡Tiene que estarlo!]
[Caren…]
[Estará bien. Solo bien.] Repetí esas
palabras una y otra vez mientras miraba a la cima del Gran Árbol. Los jefes aún
no mostraban señales de bajar.
✽✽✽✽✽
[¿Qué dijiste, Konoha?] Mi lord— Su
Alteza, Lord Gil Algren, preguntó fríamente mientras miraba fuera de la
ventana. Estábamos en la villa Algren en las afueras de la capital este, donde
una vez más había sido confinado prosiguiendo con la parte en las hostilidades
iniciales. Aunque era nuestro primer encuentro en trece días, su falta de
calidez no me sorprendía— mis ilustres fracasos lo habían forzado a batallar
con su ídolo.
[El Cerebro de la Dama de la Espada no
está en ninguna parte en la ciudad.] Repetí a través de mis apretados dientes.
[Sospecho que ha sido abducido.]
[¿Abducido?] Mi lord repitió,
incrédulo. [¡¿Qué estaban haciendo Hayden y Zaur?!] Nunca lo había oído tan
furioso.
El Conde Haig Hayden era un gran
caballero y un general Algren, y el Conde Zaur Zani, un hechicero de renombre.
Los dos habían tomado al joven de prisionero, junto a los caballeros
supervivientes de la guardia real.
Lord Gil se me acercó. [Konoha.]
Miré a sus fríos ojos. El saber que
había puesto esa mirada en su rostro hacía que mi corazón doliera tanto que
pensé que dejaría de latir.
[No puedo entender por qué trataste de
mantenerme bajo arresto domiciliar.] Él continuó. [Querías mantenerme lejos de
esta ridícula rebelión. Pero no puedes hacerlo sola. Habla. ¡Dime todo lo que
sepas!]
Contuve las lágrimas. Lord Gill me
había liberado y a mi hermana Momiji de la esclavitud de la Iglesia del
Espíritu Santo. ¿Cómo podría decirle esto? Hablar significaría mi muerte— la
marca de maldición de Gregory Algren fue grabada en mi corazón. Pero ¿qué importaba
ahora?
En el primer día de insurrección,
Gregory me había mostrado a Momiji, a quien mágicamente había puesto
inconsciente, y dijo. [Me gustaría poner a Gil contra el Cerebro de la Dama de
la Espada. Eres libre de rehusarte, claro. Pero ¿qué pensará Grant de él, sin
seguro donde su lealtad yazca? ¡Un pequeño choque ahora te reunirá con tu
perdida hermana y asegurará la seguridad de Gil! ¿Por qué dudarías?]
¿Cómo podría hacerle eso a Lord Gil? La
indecisión había sido agonía. Al final, había sido incapaz de tomar una
decisión, y Gregory me había capturado. Me había mostrado a mí y Momiji a Lord
Gil y revelado la verdad: [Estas jóvenes son las hermanas que emancipaste de
niño. Dime, Gil, ¿te libraras de las vidas que una vez salvaste? ¿O… derrotaras
a tu preciado Allen?]
Gregory Allen había probado ser más vil
de lo que me imaginaba.
[¿Qué ocurre?] Lord Gil me presionó.
[No puedo entenderte si no hablas.]
[Lord Gil, yo—]
El dolor se disparaba por mi pecho. Me
hice al frente y me caí de rodillas, incapaz de pararme. Sudor frío pasaban por
mis cejas.
Aún no. No hasta que le diga todo
acerca—
[Y estabas atadas por la magia.] Lord
Gil dijo. [Mira arriba.]
Aunque jadeando, logré plantarme. [Sí,
mi lord.] Y seguí. Entonces, para mi asombro, Lord Gil presionó sus labios
contra los míos. El dolor en mi corazón se desapareció.
¿Qué?
Mi lord retiró sus labios, dejando que
lo mirará.
[Trasplanté la maldición a mí.] Dijo.
[Ahora, habla.]
[¿Lord Gil? P-Pero ¿por qué? ¡¿Por
qué?!]
[¡¿Cómo lo sabría?! ¡Solo lo sentí
así!] Respondió. [No te entiendo, y no confías en mí. ¿Cómo terminamos en este
desastre?]
¿Las cosas habrían sido diferentes si
fuera hacia adelante? Si pude haberme forzado a hablar, “Soy una de las chicas
que salvaste de la Iglesia del Espíritu Santo.”
Agité la fantasía. Era una pérdida de
pensamientos.
[Originalmente fui enviada aquí por
Grant Algren.] Dije. [Mis órdenes eran monitorearlo y reunir información de la
Dama de la Espada y la Casa Ducal de Leinster. Todo iba de acuerdo al plan.]
Los ojos de Lod Gil se abrieron.
[Entonces, ¿te uniste al servicio secreto porque pensabas que era la mejor posibilidad
de acercarte a mí? Asumo que Gregory te puso la marca de Grant en algún punto.]
Grant Algren era un cobarde sin casi
experiencia militar. Cualquier plan suyo parecía destinado a fallar. Pero
Gregory Algren era un enigma. Aunque sabía que él estaba a nivel de los
demoniacos Caballeros del Espíritu Santo, quien había tomado la vida de mi
madre y reducido a mi hermana y a mí en esclavas, no podía imaginarme su
objetivo. Aunque de todo lo que había aprendido de él, no parecía intentar
arrastrar a Lord Gill en esta Gran Locura. Por eso, me había convertido en un
espía de Gregory.
[Las órdenes de Gregory eran casi
idénticas a las de Grant.] Continué. [Aunque su interés se extendía al Cerebro
de la Dama de la Espada. En el momento, soy lo que puede llamar un doble
agente. Lo siento mucho que no fuera capaz de advertirle—]
[Si terminas esa disculpa, entonces te
despreciaré mientras viva— y por las vidas que vengan.] Mi lord se interrumpió.
[Y tenías razón— Gregory no está tratando de cazarme. Se disculpó conmigo luego
de luchar con Allen, e incluso me dejo la daba. Y solo te deja tener una mano
libre. Por qué me preguntó.] Se pausó y luego preguntó. [¿Sabes dónde está
Allen?]
[Creo que un grupo de carretas extrañas
fueron al noreste.] Reporté sin dudar.
[¿Noreste? Dónde pudieron ir— El Océano
de los Cuatro Héroes. Deben estar dirigiéndose a una ruina de un poco antes de
la Guerra del Señor Oscuro.]
Varias Islas dotaban de salina al lago
más largo del continente, hogar para las estructuras antiguas que los Algren
habían mantenido ocultas por mucho tiempo. Por algo, creía, que aún estaba sin
explorarse.
Justo entonces, los hechizos de
detección que se pusieron en la villa daban una advertencia.
[Así que los viejos están aquí.] Lord
Gil dijo, molesto. [Bien, los escucharé.] Dejó el cuarto sin mirarme, y la
puerta se golpeó en seco detrás de él.
Mi corazón dolía, aunque es libre de la
marca de la maldición. Mi primer beso había sido demasiado amargo por esas
palabras.
✽✽✽✽✽
Perseguí a Lord Gil. Un caballero y un
hechicero— guardias, presumía— esperaban en el corredor fuera de otro cuarto.
Mi lord ignoró sus saludos y abrió la puerta. Dentro, dos hombres ancianos lo
esperaban— el Conde Haig Hayden y el Conde Zaur Zani, ambos guerreros
experimentados y llaves clave de las fuerzas rebeldes. Su ropa, manchada con
andar de la batalla, sugería que se habían movido del frente de línea.
Ambos se mantenían parados mientras
ponían sus miradas perforadoras en mí y se dirigieron a mi lord.
[Lord Gil, saque a su maid.]
[No podemos hablar en su presencia.]
Pero Lord Gil respondió con prontitud.
[Konoha está de mi lado— incluso Allen lo dijo. Siéntense.]
Presioné una temblante mano en mi boca.
Después de todo lo que hice, él… ¿aún está dispuesto a llamarme su aliado?
Los
ancianos asintieron renuentes y se postraron en sus sillas.
[Rogamos su perdón por nuestro trato
con Mr Allen.] El Conde Hayden empezó.
[Estamos viendo los detalles, pero la
identidad de su raptor aún nos elude.] El Conde Zani añadió. [Como el control
del Gran Árbol.]
[Suena a que los están haciendo luchar
por ello.] Lord Gil remarcó.
[Y ya que los Caballeros del Espíritu
Santo no se habían movido, supongo que las casas del este están pagando el
precio.]
El gran caballero prosiguió. [Creo que
el joven Lord Grant planea llamar a la Orden Violeta desde la capital real.]
[Y yo sospecho que serán las últimas
tropas que podamos mover por tren en esa dirección.] El viejo hechicero añadió.
[La mezcla de la milicia y trenes civiles ha hecho un caos en los rieles, y los
planes formados antes de la guerra ya están perdidos.]
[Mi casa está rodeada de guardias—
nunca estuvimos listos para ir a una campaña.] Mi lord dijo. [Nuestras
logísticas no están para mantener una armada suplida por tren. Ese era un
simple sueño.]
Enviar materiales por tren era una
maravillosa historia… pero se mantienen normales, servicio bien ordenado sin
exceso o deficiencia era un monumental trabajo. Un masivo personal de apoyo era
esencial para mantener a los trenes corriendo. Aunque ese simple hecho se
perdió con Grant y Greck Algren.
Los veteranos comandantes cambiaron de
tema.
[Un empujón más y el Gran Árbol será
nuestro. Creemos que herimos al capitán de la milicia hace unos días. La
ausencia del Cerebro de la Dama de la Espada también está funcionando a nuestro
favor.]
[Tenemos que agradecerle por eso, Lord
Gil— derrotar a Mr Allen fue un gran logro.]
El viejo hombre quería confortar a mi
lord, pero su adulación le tocaron la polla. [¿Qué fue eso?] Él demandó,
abruptamente furioso. [¡¿Crees que lo “derroté”?! ¡¿Qué tan estúpidos pueden
ser?!] En su hirviente rabia, poso sus puños en la mesa frente a él. La gruesa
madera se rajó. [¡Él nunca le apuntaría en serio su espada a cualquiera que
decidiera es uno de los suyos— ni siquiera si se lo ruegan! ¡Todo el tiempo que
luchamos… Allen solo usó su espada para bloquearla! ¡Incluso la forma en que
movía su báculo era justo como nuestros combates de entrenamiento en la
universidad! ¡Y yo estaba usando el Radiant Shield!]
La impresión fue simple en los rostros
de los viejos.
[Imposible.]
[Él es un hechicero; me cuesta creer
que pueda ser mejor que usted en combate cercano.]
[¿Están olvidando que aprendió esgrima
de Lydia Leinster?]
Lord Gil respondió con su voz
temblando. [¡Si no hubiera estado lastimado, pudo haber tomado mi cabeza en los
primeros golpes! ¿Y de ese último hechizo de luz que lance? ¡Allen lo inventó
para mí! ¡¿Creen que lo hubiera derrotado en una pelea justa?!]
El Cerebro de la Dama de la Espada
había puesto una dura resistencia, al igual que los expertos caballeros de la
guardia real y los veteranos de los hombres bestias. Aunque vastamente
superados en número y arrasados por las ondas de bombardeos, ni uno solo de
ellos había tratado de huir. Todos sus caídos habían caído de frente. Algunos
incluso intentaron ataques suicidas. Aunque las posibilidades habían sido bajas
contra ellos, así caían, uno a uno. Al final, habían luchado hasta que las
bengalas del Gran Árbol señalaron que todos su compañeros habían llegado al
santuario. Y el último de pie había sido un joven de cabello oscuro.
[Allen tiró a los sobrevivientes de la
guardia real en el canal con un hechizo de viento, luego sonrió como si no le
importara el mundo.] Lord Gill sollozó. [¡Le rogué rendirse, y ¿qué creen que
dijo?! “No llores, Gil; tomaste la decisión correcta. Konoha es tu aliada.
Cuídate de Gregory.” Soy patética— una mierda— pero él pensaba en mí hasta el
amargo final. ¡¿Y creen que yo lo derroté?! ¡Están lunáticos! ¡Perdí! ¡Estaba
exhausto de muchas batallas y casi sin maná! ¡Incluso usé esta daga maldita! ¡Y
allen me derrotó! Quería ser el primero en ofrecerle a Allen mi espada cuando
lo necesitara… pero no pude creer en el por completo. Parte de mí no pensaba
que estuviera a la altura del desafió. Y… este es el resultado.]
Me mordí mi labio, luchando por
controlarme mientras escuchaba el lamento de mi lord.
[Pero el tiempo no espera a nadie.] Él
les dio a los hombres una sonrisa fugaz. [Hablemos del futuro. Siquiera tendría
que decir esto, pero los Algren están acabados, y también todas las otras casas
del este que formaron parte en esta Gran Tontería. Desde ahora en adelante,
solo concéntrense en el control de daños.]
Los condes estaban sorprendidos.
[¡¿Lord Gil?!]
[Nuestra derrota está lejos de estar
asegurada.]
Mi lord los observó. Vi lamento en sus
ojos. [Nosotros los Algrens nos hemos satisfecho con defender la frontera por
los pasados doscientos años, mientras los Leinster, Howard, y Lebufera han
estado deteniendo otra guerra con el Señor Oscuro. Si en serio creen que somos
sus iguales, entonces nos hemos estado durmiendo en el este por mucho tiempo.]
Apartó la mirada y suspiró.
La evaluación de Lord Gil dejo en
silencio a los ancianos.
[Llaman a los Leinster el “Dios de la
Espada,” Howard el “Dios de la Guerra,” y Lebufera el “Dios de la Batalla.”
Esos son con quieras nosotros y nuestros vasallos escogieron luchar. Y sobre
todo, lastimamos a Allen. La Dama de la Espada no dejará pasar eso— ni en un
millón de años. ¿Saben lo que nos dijo en la universidad, cuando Allen no
estaba cerca?] Mi lord levantó sus manos y sonrió con lágrimas. [Ella dijo, “No
me importa ninguno de ustedes, aunque no importa darles una mano cuando tenga
el tiempo. Pero si lastiman a Allen o traicionar su confianza, no esperen
misericordia.”]
Había revisado los registros de cada
batalla que la Dama de la Espada y su Cerebro habían luchado en combo, y había
estudiado sus caracteres también. Esa búsqueda me había llevado a la
conclusión— Lydia Leinster era la espada más fina en el mundo y ese joven era
su vaina.
[Todas las historias que han escuchado
de las hazañas de la Dama de la Espada son ciertas. Ella alejó al dragón negro,
mató a un demonio de cuatro alas y un vampiro de pura sangre, e incluso mató al
Océano Punzante— esa monstruosidad milenaria.] Con un asombro sincero, mi lord
concluyó. [Vamos a tener que luchar contra una genuina leyenda viviente en el
camino de la guerra.]
[Pero no somos enclenques.] El Conde
Hayden dijo dudoso.
[Seguramente ni la Dama de la Espada
podría contra todos nosotros.] Añadió el Conde Zani.
Lord Gil rechazó sus objeciones con un
ondeo de su mano izquierda. Aguante las ganas de correr con un hechizo de
curación cuando lo vi sangrando.
[La jefa es solo la Dama de la Espada
cuando tiene a Allen a su lado. Sin él, ella es la Dama del Fuego— lista para
quemar todo en su camino. ¿Han sido golpeados por un Firebird? No es gracioso.
En este punto, mejor se preparan para que ella reduzca la mayor parte de las
capitales del este y real a cenizas.]
Sudor frío salió de las frentes de los
ancianos. Lo habían calculado mal.
[¿Tan mal es?]
[¿Ella es humana?]
Sospeché que el viejo Duque Guido
Algren y sus confiables seguidores tenían diferentes objetivos que Grant y
Gregory… pero nunca imaginé que estuvieran así.
[Lanzar su guerra mientras Allen estaba
en la ciudad fue el peor error que pudieron haber hecho.] Lord Gil dijo.
[Claro, atacar a la gente que juraron proteger ya fue una mierda. ¿Cómo esperan
reconciliarse con los hombres bestias después de esto?]
Los viejos condes inclinar sus cabezas
profundamente.
[Nuestro trato con los hombres bestias
ha sido inexcusable.]
[Cuando el momento llegue, aceptaremos
nuestra responsabilidad.]
Suponía que los Caballeros del Espíritu
Santo— esos diablos en piel de humano— y las tropas que ellos habían incitado
estaban detrás del fervor para atacar a los hombres bestias. Esos ancianos
habían dado lo mejor para resguardar a los hombres bestias seguido de la
Batalla de la Nueva Ciudad… pero explicar eso no restauraría la confianza que
habían perdido.
[Cuando Haah me dio esta daga, me dijo
“preserva el honor del nombre de Algren.”] Lord Gil dijo. [Él me sobrestimó.
Soy un bobo que puso su espada en la persona que debió habérsela ofrecido. No
tengo honor.]
Sus palabras perforaron mi corazón.
Nunca sería capaz de expiarme por subestimar la malicia de Gregory Algren.
[¿Por qué mi padre— Guido Algren—
detuvo esta farsa?] Lord Gil demandó, asombrándome con su gélido tono.
[Aprendió lo que significa ser un caballero de Emerald Gale, la mismísima
Antigua Duquesa Leticia Lebufera, al igual que ustedes. Sé que ustedes no
seguirían con esto, así que díganme: ¿Qué está planeando el viejo? Si resultar
ser un sinsentido…]
Oh, eso… no se suponía ser así, pensé mientras el hombre que había
jurado proteger, incluso al costo de mi vida, dijo las fatídicas palabras:
[Yo acabaré con él.]
Un triste silencio cayó sobre el gran
caballero e incluso el veterano hechicero. Toda esta catástrofe debió haber
sido tanto como una cadena de malos cálculos para ellos como para mí. al menos,
sin ganas, empezaron a hablar.
Cuando Lord Gil había oído todo lo del
“deber” de su casa, apretó sus manos en su cabeza. [Es ridículo.] Murmuró.
[Idiotez. ¿Es por eso que Haag me encomendó esta daga? ¿Todo para que pudiera
“limpiarme” cuando todo se acabara? ¡¿Qué tan egoísta pudo ser?!]
Los viejos solo bajaron sus cabezas.
Recordé al viejo Duque Algren como lo
había visto ese día, cuando había reprendido a un joven Lord Gil por liberar a
mi hermana y a mí. La dureza del hombre me asombró. Para defender a su país,
incluso haría eso con su propio hijo.
Un leve toque rompió el silencio.
[Lord Hayden, tenemos órdenes para
asaltar al Gran Árbol.] Un hombre— presuntamente uno de los guardias que había
visto en mi camino— se anunció desde afuera.
[Para nosotros también, maestro.] La
mujer añadió.
[Entro, Huguemont.] El gran caballero
respondió con pesadez.
[Entiendo, Sandra.] El gran hechicero
respondió.
Ambos ancianos llegaron a la puerta.
Lord Gil murmuró. [No les desearé
suerte, pero… aún no mueran.]
Luego de una larga pausa, ambos condes
respondieron. [Sí, mi lord.]
Una vez el par se había ido, Lord Gil y
yo regresamos a la recamara. Abrió un cajón de su escritorio, sin molestarse en
sentarse, me lanzó un pequeño trapo. Me balanceé para atraparlo y lo encontré
sorprendentemente pesado. Estaba lleno de monedas de oro.
[Eso debería comprarte un pasaje por
ahora.] Mi lord dijo. [Rescata a tu hermana y huye. Nosotros… no nos queda
mucho tiempo. Cuando las otras casas ducales ataquen, no resistiremos sus
golpes.] Luego de una pausa, añadió. [Gracias por tratar de protegerme.]
Esas últimas palabras gentiles
perforaron mi corazón. [¡Lord Gil!] Rogué, monedas se salían de la bolsa
mientras presionaba mis manos en mi pecho y caía de rodillas en el suelo. [¡Sé
que no tengo derecho para pedirle esto, pero por favor, por favor, por favor
manténgame con usted hasta el final!]
[Te salvé y a tu hermana en un
capricho. Y caí en este desastre debido a mi propia estupidez. ¿Para qué
estudié con él en la universidad?]
Tomé levemente las aún sangrientas
manos de Lord Gil y lancé un hechizo de curación, manteniendo la magia mientras
agitaba mi cabeza una y otra vez. [¡No! ¡No! ¡No! Ese día, en el mercado de
esclavos subterráneo en el dominio del pontificio, yo— nosotras— estábamos en
las profundidades de la desesperación. ¡Y usted nos salvó! ¡Solo usted! Saber
que alguien llegó a mí, una chica sin amigos de las islas del sur, era… era lo
que me mantuvo vivo hasta hoy. ¡Así que… por favor, se lo ruego, manténgame a
su lado!]
Lágrimas empeñaban mi visión.
He fracasado— fracasado miserablemente.
Pero… aún estoy vivo. ¡Así que esta vez, al menos mantendré a Lord Gil a salvo!
Luego de lo que parecía el más largo
silencio de mi vida, mi lord respondió con calma. [Primero, encuentra a tu
hermana y ponla a salvo. Luego, si aún quieres… vuelve a mí. aún soy un Algren,
y tengo un deber que hacer.]
✽✽✽✽✽
El puente ante el Gran Árbol no era más
que una zona de guerra.
[¡Vicecomandante Richard Leinster! ¡Te
tengo!] Un joven caballero enemigo gritó, yendo a mí con su lanza. Detrás de
él, una línea de sus compañeros preparó sus flechas de luz y las dispararon
juntos. Luego de días de constante lucha, los rebeldes me reconocieron por
vista.
Una diminuta figura salió frente a mí,
y la lanza rebotó contra el masivo escudo del hombre del clan oso.
[¡No en mi guardia!] Toma gritó, un
líder de escuadrón de la milicia de hombres bestia. [¡Sui!]
[¡En ello!] Un joven del clan lobo
respondió en un uniforme azul de artes marciales deshecho. Sui, un
sobreviviente de la Batalla de la Ciudad Nueva, arrojó una pequeña medalla de
plata hecha en el Gran Árbol. El amañado amuleto liberó una simple barrera
resistente a la luz, interceptando los proyectiles mágicos.
El caballero enemigo gruñó mientras una
patada voladora de Sui lo enviaba a volar con sus compañeros. El luchador del
clan lobo aterrizó con una sonrisa en su rostro.
[Te estás retrasando, Toma.] Él dijo.
[Los viejos deben seguir—]
[¡Muerte, maldito!] Un grupo de
infantería pesada atacó, lanzando sus hachas de batalla en Sui.
Toma reaccionó. Detuvo los golpes con
su escudo y, con un grito de aliento, movió su martillo de una mano en los
asombrados rebeldes. Los caballeros armados cayeron.
¡Hablando de pendejos!
[¿Qué con la edad, Sui?] Él dijo. [¿Es
por eso que tu prometida huyó de ti?]
[¡Cabeza de músculo!] Sui respondió.
Ah, amistad.
Levanté mi espada y disparé un
Scorching Sphere a la línea enemiga. El hechizo avanzado atravesó las barreras
resistentes al fuego y creo un hoyo en sus rangos.
[¡Fuego! ¡Sigan el liderato del
vicecomandante!] Una joven caballero— Valery Lockheart— dijo desde atrás de mí.
Hechizos ofensivos de todos los elementos se vertieron en la brecha que había
creado, maximizando la confusión y forzando a los rebeldes a retirarse. Sus estandartes
los proclamaban como un colectivo de unidades de segunda final liderados por
barones y baronesas, y su moral era baja.
[Llamaría eso una victoria.] Murmuré,
luego saqué una respiración y enfundé mi espada. No se sentía bien, ya que era
mi propia espada— Allen se le había pasado eso— pero finalmente me había
acostumbrado.
[¡Entren a los heridos al Gran Árbol!]
Toma ordenó.
[¡Descansen en turnos!] Sui añadió.
[¡Shizuku, ve quién está herido!]
Sus subordinados reconocieron las
órdenes y se pusieron a trabajar. Me había preocupado cuando los rebeldes
sacaron a Rolo de acción, pero la actuación de la milicia había probado que mis
miedos eran infundados.
[Bertrand, deberíamos— Oh, casi lo
olvidaba.] Me detuve y rasqué mi cabeza. Mi segundo al mando se había quedado
atrás en la Ciudad Nueva con Allen. Estos días de constante batalla estaban
agotándome.
[Por favor descanse también,
Vicecomandante. ¡Construiremos nuevas fortificaciones mientras no esté!] Valery
me corrió con entusiasmo. Éramos tan presionados que ya no podía permitirme
mantener a mi caballero más joven, quien tenía su cabello verde en un peinado
de bollo, lejos del campo de batalla. La milicia estaba en el mismo
predicamento con su miembro más joven, Shizuku.
Los otros caballeros detrás de ella me
miraron, al igual que Toma y Sui. Sus ojos transmitían el mensaje. [Descansa.]
[Está en sus manos.] Respondí.
[Avísenme de inmediato si avistan movimientos en el campamento enemigo.]
Ne retiré del puente al Gran Árbol.
Alrededor de mí, un constante flujo de personas entrando y saliendo. Pero a
pesar de su actividad, todos estaban en sus últimas.
En el estallido de la insurrección,
habíamos colocado nuestras barricadas en la vasta plaza a lo largo del puente
desde el Gran Árbol. Desde entonces, sin embargo, los rebeldes nos habían forzado
a retroceder medio camino hacia el Gran Árbol. Nuestro frente de línea ahora se
queda dentro de una sana distancia del Gran Árbol. Un constante flujo re bajas
habían mermado nuestro poder de lucha y privado a mis caballeros y la milicia
de la mayoría de nuestros oficiales. Incluso así, no podríamos permitirnos
llamar a Shima de clan libre al combate activo excepto como último recurso—
nunca hubiéramos podido mantener la línea por tanto tiempo si no hubiera estado
dentro del Gran Árbol, organizando los esfuerzos médicos. Aunque tampoco podía enviar
a Caren a la batalla. Ella es más joven que Valery.
Y incluso en estos desesperados
momentos, el consejo de jefes se quedaba en silencio.
Ninguna noticia llegaba de otras
partes. Ni sabíamos lo que le había pasado a Allen o esos que se habían quedado
con él. Para empeorar las cosas, nuestros enemigos estaban reteniendo el núcleo
de su armada, forzándonos a agotarnos, luchando con menos tropas día tras día.
Teníamos los almacenes de agua y provisiones, pero estábamos perdiendo nuestro
mando en los canales.
Dejé el camino. Revisé la destrucción
de las góndolas flotando en el vasto canal, saqué mi caja de cigarrillos…
entonces la alejé. Solo me quedaba uno.
Una estridente risa me saco de mi
mundo. [Te ves sombrío, Lord Red. Oí que probablemente te encontraría aquí.]
[Dag.] Respondí mientras el antiguo
jefe del clan nutria se acercó.
Me señaló, así que lo seguí. Aseguramos
una mesa y sillas para sentarnos de frente entre todo el caos.
[Debe ser por nosotros.] La vieja
nutria dijo, su pipa estaba entre sus dientes. [El jefe del clan mono es el
único miembro de consejo sentado que ha asomado su cabeza en los niveles bajos,
y solo aparto la mirada. Necesito un favor de ti.]
[Qué coincidencia: estaba por pedirte
lo mismo. Pero primero…] Lancé un hechizo que bloquea el sonido, aunque no uno
muy bueno. Una vez nuestras voces ya no eran audibles, miré a Dag. [No puedo
guardarte secretos. Nuestra situación militar es desesperada. Necesitamos al
menos sacar a las mujeres, niños, ancianos y heridos antes que el Gran Árbol
caiga. Seremos su guardia trasera.]
La vieja nutria pensó por un momento.
[Tomaré unos botes. Pero con una condición— el favor que mencioné.] Él aplastó
su pipa en la mesa. Vi profunda tristeza en sus ojos. [Sacaremos a los heridos,
mujeres, niños… y rodos los miembros de las otras razas que han tomado refugio
en el Gran Árbol. Todos los antiguos jefes, alcaldes, y la mayoría de personas
de influencia ya lo han acordado. Queremos que vayas con ellos por protección.]
[P-Pero…] Balbuceé una respuesta.
[Sabes, Allen era un polluelo cuando lo
conocí por primera vez.] Dag rio, ilustrando con sus dedos. La mano sosteniendo
su pipa estaba temblando. [No era mucho más alto que Caren, no tenía mucho maná
a relucir, y tampoco era un atleta. Y en cuanto a su apariencia, sobresalía
como una aguja en un pajar en los distritos de hombres bestias. Solía llorar
mucho en mi regazo cuando se montaba en mi góndola, sollozando en que la vida
sería mucho mejor si hubiera tenido orejas o cola.] Se detuvo, luego añadió. [Esto
queda entre nosotros. Ni se lo he contado a Nathan, Ellyn o Caren.]
Asentí levemente. Había visto el pasado
de Allen después de ese asunto con Gerard, y leí que los hombres bestias habían
sido menos acogedores con él por un tiempo.
Dag se giró a ver a la distancia— hacia
la Ciudad Nueva. [Pero nunca se rindió. ¡Trabajó y trabajó, y siguió
trabajando! Y logró meterse en la Academia Real sin mucho apoyo. Me escribió
una carta luego que pasara el examen. ¿Qué crees que decía?]
Me detuve, invitando a Dag a continuar.
“Estoy muy agradecido por todas esas lecciones que he aprendido de ti.
Espero me darás otra vuelta en tu góndola un día. ¡Hasta que nos encontremos de
nuevo, Dag-ojisan!”
La vieja nutria recitó.
[No hice nada por él— solo darle unos cuantos paseos. Yo… nunca he sido capaz
de hacer algo por él, pero… pero él…] Lágrimas bajaron de sus mejillas.
[Lloré esa noche. ¡El temblor no se
iba! ¡El pequeño Allen, quien solía sentarse en mi regazo y escucharme hablar
de mis viejos días, lo hizo bien!] Dag cubrió su rostro con una temblorosa
mano. [Nunca lo dije, pero él… él era como un nieto para mí. Y… no moví un solo
dedo para salvarlo. Escucha, Lord Red.] La viejo nutria bajo su mano, revelando
una mirada de resolución en sus enrojecidos ojos. Podía decir que él amaba
profundamente a Allen. Y claro, Allen lo amaba. [Hemos tenido suficiente de
escondernos detrás hijos y nietos para comprarle un tiempo extra a nuestros
viejos huesos. ¡Hemos tenido más de eso que no podemos seguir! Tiene sentido
que sea nuestro turno ahora. Así que, Su Alteza, Lord Richard Leinster, cuando el
momento llegue, cuida de nuestras esposas, hijos, hijas, nietos y toda la peña
de otras radas varadas aquí.]
✽✽✽✽✽
Luego de separarme de Dag, caminé de
regreso al pie del Gran Árbol. Estaba pensando que era tiempo que regresara al
frente cuando alguien me llamó. [Lord Richard.]
Me giré a ver a un hombre del clan lobo
con lentes desgastados y manchas en sus mejillas— el padre adoptivo de Allen,
Nathan. Fatiga y dolor se le sentían.
Me incliné. Era la única cosa que podía
hacer.
[Por favor, para. No olvides que eres
el hijo de un duque.] Protestó. Luego lo oí suspirar, y me entregó un pequeño
metal grabado con un complicado diseño. [Quiero que tengas esto.]
[¿Yo?] Pregunté, levantando mi cabeza y
aceptando el amuleto. [¿No es este uno de los artefactos encantados que
salvaron la vida de Rolo?]
Nathan asintió. [Es un talismán
experimental para protegerse contra la magia. Puede evitar un golpe falta, pero
solo una vez.] Se silenció por un momento. [Es el último que puedo hacer con
los materiales que traje.]
[No puedo aceptar esto.] Protesté,
asombrado. [No tengo el derecho.]
[Tú y tus caballeros han defendido el
Gran Árbol todo este tiempo. Si caes… estamos acabados. Le he dado otros a mi
esposa e hija.]
Significa que no conservo uno para sí.
Me incliné otra vez.
[Si aún tienes reparos, ¿escucharías un
poco de mis quejas?] Él dijo.
[Claro.] Respondí lentamente.
Nathan se quitó sus lentes y miró al
Gran Árbol. Por alguna razón, parecían ser más Griffins oceánicos verdes
volando sobre sus ramas desde el inicio de la rebelión. Y así, murmuró, [Allen…
fue demasiado buen hijo para nosotros.]
[¿Cómo?] Pregunté, confuso.
[Debes ver en su pasado. La Casa Ducal
de Leinster no pudo fallar para investigar a un chico del clan lobo tan cercano
a Lady Lydia.] Nathan se tiro unos hechos, el brillo de la sabiduría en sus
ojos me recordó que estaba entre los artesanos mágicos más grandes. [Ellyn y yo
no estamos relacionados con Allen por sangre. Lo encontramos y acogimos. En ese
tiempo, habíamos dejado nuestro hogar para vagar por el continente, y estábamos
buscando un lugar para asentarnos.]
De acuerdo al reporte que leí, el linaje
de Allen era “completamente desconocido.”
[La vida en la capital este nos trajo
paz y tranquilidad. Incluso tuvimos una hija, Caren. Pero porque nuestras vidas
fueron tan bendecidas, fuimos lentos para notar la soledad que Allen
enfrentaba.]
Cito el reporte: “Allen sufrió un
período de ostracismo seguido de la muerte de la chica del clan lobo en la
Ciudad Nueva.” Pero la investigación de mi casa había sido incompleta. ¿Qué
pudo haber hecho la muerte un secreto de estado?
[Ellyn y yo no sabíamos qué hacer.
Dejar la capital este habría sido lo mejor para Allen. Por otro lado, Caren aún
era joven. Al final, decidimos quedarnos.] Nathan cerró sus ojos, y sus hombros
temblaron. [¡Pero si hubiera sabido que esto pasaría… yo habría probado mi
suerte en cualquier otra ciudad del reino! Tome la decisión incorrecta.]
La voz de Nathan, era suave, pero
amable, detuvo a los cercanos.
[Fue lo mismo en la Academia Real. Pudo
haber avanzado al siguiente nivel de su educación pronto— tenía las notas para
ello, y las escuelas de la capital oeste admiten a los jóvenes estudiantes.
Pero queríamos quedarnos con su sonrisa tanto como pudiéramos. Así que lo
mantuvimos en el nido, incluso después que tuviera las alas para volar.]
Significa que podría haber no conocido
a Lydia. Supongo que todo permanece en las más pequeñas posibilidades. ¿O fue
el destino?
[No tengo la fuerza de mis ancestros.
Ellyn y yo nunca pudimos haberla encontrado solos para llegar hasta aquí si no
fuera por ese chico. Nunca podré pagarle, excepto por convertirme en su escudo.
Y aun así, yo—]
[Allen no querría eso. Y muchos de los
soldados le deben sus vidas.] Dije, mirando directo a Nathan. Parecía estar por
colapsar bajo el peso de su vergüenza. Aunque esas portables barreras
resistentes a la luz habían sido su idea y su trabajo.
De pronto, sonrió. Se parecía mucho a
Allen. [Ningún padre sobreviviente vale la vida de su hijo. Estoy seguro que el
mundo está lleno de personas quienes piensan diferente… pero yo no cederé. ¡Los
padres viven para amar y proteger a sus hijos! Al menos, así es como creo que
debería ser.]
La audiencia de Nathan asintió en
silencio.
[Esta es solo una suposición.] Dije.
[Pero creo que él simplemente quería pagarles por todo lo que han hecho por
él.]
Un largo silencio siguió. Entonces,
Nathan repitió. [¿Quería… pagarnos?]
[Sí. Él ama a sus padres, su hermana y
a toda la familia de hombres bestias con todo su corazón, y quería hacer
cualquier cosa para poder pagarles por todo lo que le han dado. Estoy seguro que
se siente de la misma manera hacia mi hermana. El prejuicio contra los hombres
bestias aún es fuerte en la capital real, pero ella está a su lado desde su
examen de entrada a la Academia Real. Creció siguiendo su ejemplo. De eso, no
tengo dudas.]
Pero eso no significa que estoy dejando
que te salgas con la tuya cuando este guerra acabe, Allen. Tienes un brillante
futuro por delante de ti, ya sea que te guste o no. Me rehúso a dejarte morir.
[Tenga orgullo.] Continué, colocando
una mano en el hombro de Nathan. [¡No ha hecho nada malo! Estoy seguro que sin
usted, él no habría sido capaz de seguir forjándose como lo ha hecho. Richard
Leinster siempre estará orgulloso de haber luchado aquí a la par de Allen del
clan lobo.]
Nathan lloró, emocional, respondió.
[Gracias.]
[¡Vicecomandante!] Valery gritó desde
el Gran Árbol. La urgencia en su voz era inequivocable. [¡Actividad en el
campamento enemigo! ¡Están agitando los estandartes de los guardias de Algren y
la Casa de Zani! ¡Incluso Grant Algren pudo haberse unido a sus filas!]
[¡Entiendo!] Respondí, fingiendo
compostura. [¡Valery, alerta a Shima también!]
[¡Sí, señor!]
Probablemente este era su ataque
principal. Nuestras cansadas fuerzas no podían superarlo sin Shima y sus
curadores— si solo pudiéramos rechazarlos todos.
No, nos estamos preocupando más de lo
que es posible. Es un todo o nada ahora. Allen no se rindió, y soy su amigo. No
puedo dejarme perder tampoco.
[Cuando esta batalla acabe, cuénteme
más de Allen.] Le dije a Nathan en la partida. [Idealmente con algunas buenas
bebidas con Dag.]
Las oleadas de maná desde fuera eran
más fueras de lo que habían sido en días. No podía evitar murmurar de ello
mientras trabajaba, incitando miradas intranquilas de Kaya y Koko, quienes
nerviosas dijeron mi nombre.
Estábamos sentándonos en la biblioteca
en el segundo nivel del Gran Árbol, cortando innecesarios trapos en vendejas
provisionales. Cerca, Ine y Chiho del clan lobo se asustaron, sus orejas y
colas temblaban mientras se aferraban a Lotta— la chica mayor de uno de los
orfanatos de la ciudad que admiraban a mi hermano. Solo hace unos momentos,
habían estado leyendo un libro ilustrado llamado los Griffins Pagan Sus Deudas.
La madre de las dos chiquillas, Mizuho, no se veía en ninguna parte. Ella y mi
mamá estaban asistiendo a un consejo de curadores.
Me aventuré a salir de la biblioteca y
me encontré las masivas puertas frontales del Gran Árbol abiertas. Un constante
flujo de severas bajas pasan a través de ella, entraban con camillas. ¿La
batalla estaba contra nosotros?
[¡Kaya, Koko, me voy! ¡Cuiden a las
chicas por mí!] Grité, lanzando mi bata blanca antes de saber lo que estaba
haciendo.
Hace unos días antes, mis amigas me
habían detenido. Esta vez, sin embargo, bajaron sus cabezas en silencio.
Pasé mi boina de la Academia Real sobre
mis ojos e hice mi salida. Otras personas armadas también estaban acudiendo a
las puertas— no debía haber sido la única lista para unirme a la batalla. Shima
del clan liebre se paraba en la entre puerta, con una lanza en mano, y tenía
una banda de la milicia con ella.
[El enemigo ha lanzado una ofensiva
general.] Ella dijo. [¡Vamos a salir a luchar! Me gustaría que te quedaras de
guardia dentro del Gran Árbol mientras no estamos. Si lo peor pasa, por favor
huye con los niños.] Ella se inclinó y partió al campo de batalla. Nunca había
visto su mirada así antes.
Estaba pensando que necesita unirme a
ella cuando alguien lanzo sus brazos alrededor de mí desde atrás.
[Mamá.] Dije.
[¡No, Caren!] Ella gritó, tomándome con
fuerza. [¡No! Por favor… Por favor no te vayas.] Ella estaba lagrimosa, y
sentía angustia en este fresco recordatorio de cuán pequeña se había puesto.
[Mamá, me hice más fuerte en la capital
real. ¡Necesito proteger a todos!]
[Caren, si te pierdo también, yo… yo no
sé lo que haré.]
Un temblor de miedo me pasó. Podía
entender solo un poco de cómo Allen se sintió. Aun así, apreté la mano de
nuestra mamá y dije. [Prometo que volveré. ¡Después de todo, necesito ir a
salvar a Allen!]
Mi mamá me miró en triste silencio.
Lentamente me alejé de ella y miré a mi papá en la multitud. Miró, pero me dio
una ligera asistencia. Me enderecé y me fui a la puerta.
[¡Caren!] Mi mamá gritó. Pero no miré
atrás— no habría sido capaz de contener mis lágrimas.
Luego de dejar el Gran Árbol, tomé mi
primer respiro de aire del exterior. Olía a sangre y quemado.
[¿Es el frente de línea tan cercano?]
Murmuré.
Cuando Allen se dispuso a rescatar a
las personas de la Ciudad Nueva, la guardia real y la milicia habían controlado
la plaza hasta el Gran Árbol. Pero ya no más— nuestras líneas habían sido
echadas hacia atrás casi al Gran Árbol.
Numerosos Griffins oceánicos verdes
volaban a través de los cielos desde arriba.
[Si Allen estuviera aquí, aquel que
encontramos antes pudo habernos ayudado.] Murmuré, de pronto recordé el libro
ilustrado que las chicas habían estado leyendo. Era una esperanza.
Hice un lento progreso a través de las
personas llevando a los heridos al Gran Árbol y otros dejándolo para unirse a
la batalla. Mientras me acercaba al frente, sin embargo, empecé a tener una
imagen más clara de la situación. Ambas vanguardias estaban cerradas en un
intenso bombardeo mágico. Una unidad enemiga en particular estaba disparando
hechizos de luz elemental a una rápida sucesión. Sus miembros tenían lo que
parecía varitas. ¿Eran esos hechizos de pistola Lalannoyan?
Miré a Dame Valery Lockheart y Shizuki
del clan cabra— el par que me había detenido de dejar el Gran Árbol hace unos
días antes— lanzan hechizos de curación a toda su potencia.
En el límite frontal, los defensores
fueron encerrados en combate. Dos comandantes se pararon en el lado enemigo: el
anciano gran caballero Haig Hayden, blandiendo una lanza afilada, y un
hechicero canoso con un sombrero y lanza. Espié al comandante supremo de los
rebeles, Grant Algren, montando a caballo al fondo de la línea enemiga. De
nuestro lado estaba Lord Richard; Toma del clan oso, quien había tomado el
mando de la milicia seguido de la herida de Rolo; Sui de clan lobo, líder de la
milicia de la Ciudad Nueva; y Shima, quien se había unido a la batalla.
Corrí a la formación de la guardia
real, la cual estaba empezando a caerse. Valery estaba gritando algo acerca de
“Conde Haig Hayden y Zaur Zani.” También reconocía el último nombre— ¡un
poderoso enemigo!
Hayden deslizó su lanza a un lado,
liberando cinco rápidos hechizos avanzados de Imperial Storm Tornado. Entonces
el viejo Zani levantó su lanza en alto, lanzando el triple hechizo avanzado
Imperial Thunder Lance. Sus explosiones golpearon los tornados… y emergieron en
cinco furiosas tormentas de trueno.
¡¿Ocho hechizos avanzados en un
ataque?!
Los viejos soldados dijeron. “¡Ve lo
que hicieron esto!” y “¡Bloquéalo si puedes!” mientras lanzaban sus hechizos.
¡Si Lord Richard y los lideres de la milicia lo esquivaran, la magia de los
condes demolería nuestras líneas!
[¡Iniciaré!] Toma gritó, adelantándose
del grupo y levantando su gran escudo para bloquear la primera tormenta.
[¡No luches solo, Toma!] Shima dijo
desde atrás de él. [¡Recuerda; estoy contigo!]
Sus poderosas defensas mágicas debilitaron
la fuerza de los hechizos, permitiendo que el escudo de Toma detuviera una
explosión y luego otra. Pero ese fue su límite. Antes que la tercera tormenta
impactara, Toma colapsó, gruñendo, con su escudo hecho trizas.
Sui se puso adelante para cubrirlo.
¡Concentrado todo su maná en una mano, el hombre del clan lobo rugió y lanzó un
directo golpe a la tercera tormenta… y entonces la atravesó!
Pero Sui también cayó. Shima lanzó
hechizos de curación en él y Toma, manteniendo su barrera todo el tiempo, pero
su maná rápidamente se estaba agotando. Y quedaban dos tormentas de truenos.
[¡Gracias!] Lord Richard gritó. [¡Yo lo
retomaré desde aquí!] Corrió al frente, ambas manos sosteniendo su espada. Con
dos lanzamientos del hechizo avanzado Scorching Sphere, interceptó la cuarta y
quinta tormenta. Al menos, el camino de los viejos condes se aclaró para una—
[¡Perece!] Grant Algren gritó desde el
fondo de la línea rebelde. Un movimiento descendente de su alabarda disparó dos
combos del hechizo avanzado Imperial Lightning Dance en los caídos Toma y Sui.
¡Es momento para meterse!
La guardia real y la milicia estaban
ocupados luchando con las tropas enemigos como para responder. ¡Incluso yo
estaba muy lejos! ¡No lo lograría a tiempo!
Shima gritó. Entonces, vi a Lord
Richard torcer su ataque en otra dirección. Con un furioso rugido, llego para
defender a Toma y Sui, encontrando la magia de luz del enemigo con dos rápidos
movimientos de su espada.
¡Sí! Los bloqueó perfec—
El caballero a la cabeza de los
guardias Algren y los hechiceros liderando las tropas del Conde Zani
redirigieron sus unidades para rodear y apuntar a Lord Richard.
[¡Todos juntos ahora!]
[¡Disparen!]
Incontables lanzas y rayos le cayeron a
Lord Richard. Él movió su espada, protegiendo a los caídos lideres de la
milicia. Detrás de él, Shima, sus caballeros, la milicia, y los luchadores
voluntarios lanzaron las más fuertes defensas mágicas que podían crear. Aunque
el abrumador número de ataques enemigos desgastó sus barreras hasta que, al
menos, un hechizo pasó.
De inmediato levanté mis manos contra
la cegadora luz y la onda de choque que siguió. mis orejas recibieron el sonido
del metal cochando. Entonces la luz se calmó, y abrí mis ojos, temiendo lo que
vería.
Nuestras líneas no habían sufrido daño
directo. Sin embargo…
[Ahora sí que lo hiciste.] Lord Richard
gruñó. [Estoy más que endeudado con Nathan.] Aunque su piel y armadura estaban
manchadas con su sangre, miró al gran caballero y su hechicero compañero.
¿A qué se refiere a que le debe a mi
papá? Me pregunté.
Luego recordé el amuleto que llevaba.
El caballero pelirrojo movió su espada
a un lado, incauto de sus heridas. Sus fuerzas lanzas mantenían a los viejos
condes a raya mientras gritaba. [¡Salgan de aquí Toma y Sui! ¡Para ya!]
[¡Sí!]
Los caballeros y milicia rápidamente
tomaron al acabado par detrás de nuestras líneas. Los líderes caídos dejaron
gruesas líneas carmesí detrás de ellos. Shima, Valery y Shizuku corrieron a
curarlos, pero habían perdido demasiada sangre como para continuar la lucha.
Tanto aliados como fuerzas enemigas
dejaron el choque y se retiraron para reagruparse.
[¡Huguemont, ¿por qué interfieres?!] El
canoso gran caballero gritó. [¡Y usted, Duque Grant! ¡Nosotros podemos
manejarlo solos!]
[¡Sangra, no jodas este honorable
concurso!] Dijo el viejo hechicero. [Duque Grant, espero una explicación de su
conducta luego.]
[P-Perdonadme.] Respondió el agitado
caballero. Los hechiceros, mientras, protestaron. [P-Pero maestro…]
[¡O-Olvídense de esas trivialidades!
¡Continúen el ataque!] Grant respondió, parloteando, pero dando órdenes. Sus
tropas, sin embargo, dudaban de obedecer.
Mientras tanto, luz curadora parpadeaba
sobre Lord Richard. Aunque no era suficiente. El maná de nuestras fuerzas
estaba prácticamente agotado.
[Perdón.] Hayden dijo. [Aunque, no
puedes derrotarnos a los dos, herido y fatigado como estás.]
[Luchaste bien.] Zani añadió. [Ríndete.
Te tomaremos como prisionero de guerra, igual que tomamos a esos que lucharon
en la Ciudad Nueva.]
Lord Richard no respondió a la
propuesta.
¿Prisioneros? ¿Eso incluye a Allen?
El caballero pelirrojo limpió la sangre
de sus mejillas. Luego sacó su caja de cigarrillos, encendió uno, y lo colocó
en su boca con práctica elegancia. Luego de soplar su humo… él tiro su cigarro
al aire y lo quemó con un hechizo de fuego.
[¿Es todo lo que tienen que decir?]
Demandó, lanzando su espada al Gran Puente. [La respuesta es no. ¡Absoluta y
totalmente no!] Fieras ascuas llenaban el aire, resonando con su rugido. Luego,
tranquilamente, Lord Richard Leinster se dirigió a los condes. [Haig Hayden.
Zaur Zani. Esa estúpida pregunta no es digna de un gran caballero y un
hechicero de su renombre. ¿Han olvidado las más viejas tradiciones de nuestro
reino?]
Podía sentir la moral de sus caballeros
subir mientras el vicecomandante gritaba. [No importa lo fiera de la batalla,
no importa lo desesperada de nuestra situación… ¡La guardia real nunca se
rinde!]
El sonido del metal sobre metal llenaba
el aire, mientras, los caballeros cercanos golpeaban sus pecheras en acuerdo.
[¡Especialmente no luego que Allen me
dejaron terminar esta batalla! ¡Me lo confió!] Llamas de ira se encendieron en
los ojos de Lord Richard. [¡¿Cómo podría llamarme un caballero, mucho menos un
futuro duque, si abandonó una promesa con mi hermano de armas?!] Se detuvo, luego
concluyó en un tono más calmado. [¿Tienen otras preguntas?]
[Veo que hemos perdido nuestro tiempo.]
El gran caballero respondió.
[Debemos enseñarte a respetar a tus
mayores.] Dijo el hechicero.
Ambos viejos condes levantaron sus
armas. Una vez más, hechizos avanzados empezaron a tomar forma en las puntas de
sus espadas.
Toqué mi vaina. ¡Finalmente estaba
cerca! Pero justo cuando me decidí a actuar, fui interrumpida por el sonido de
alas aleteando y un grito desde arriba.
[¡Qué esplendida resolución, Joven
Maestro Richard! ¡Ese es el verdadero espíritu de un Leinster!]
¡Yo… conozco esta voz! P-Pero ella está
en la capital sur.
De prisa levanté la mirada para ver
cuatro Griffins circulando. ¡En sus espaldas… estaban las maids de Leinster!
Lord Richard sacó su espada del suelo y
la descansó sobre su hombro. [Aunque aún no soy rival para mi madre.] Dijo.
[¿Gane una nota ganadora, Anna?]
Leve y sin un sonido, la pequeña ama de
llaves de cabello castaño bajo ante Lord Richard. Estaba desarmada y de manos
vacías, aunque tenía una pechera sobre su usual uniforme.
[¡Sí, claro!] Ella dijo, con un animado
guiño. [Ahora por favor, permítanos que nos encarguemos desde aquí.]
✽✽✽✽✽
Tres maids más se unieron a Anna en el
suelo y sus Griffins descendieron de las alturas. Uno tenía su pálido cabello
escarlata en una floja cola detrás de su cabeza. Sus orejas eran algo largas, y
su piel era un poco prieta. Era alta, delgada y llevaba una masiva guadaña
negra en su mano izquierda. Además, tenía unas tetonas.
A la derecha del usuario de la guadaña,
una pequeña mujer con cabello azul en coletas desfundó su báculo y empezó a
construir una fórmula de hechizo. Probablemente hechizos avanzados de agua, creo.
La última maid tenía un hermoso cabello
plateado. Sus dientes eran grandes y revelaban sus caninos, y se veía preparada
para una lucha. Sacó un par de espadas curvadas de su cintura y empezó a lanzar
potente magia de fortalecimiento sobre ella.
[Nunca espere ver a maids en un campo
de batalla.] El Conde Zani gritó. [¡Pero no les mostraremos misericordia!
¡Preparen un bombardeo mágico!]
[¡Sí, señor!] Las tropas del viejo
hechicero prepararon sus hechizos y armas.
[Joven Maestro Richard, permítame.] Anna
instruyó. [Me muero de ganas por presentarme.]
[Bien, pero no seas dura con ellos.]
Lord Richard respondió, entonces se retiró detrás de nuestras líneas.
Caballeros y la milicia corrieron a empezar a curarlo.
[¡Dios!] Exclamó, sonando algo floja.
[Muestra preocupación por los rebeldes, pero ¿no por mí? ¿Cuándo creció en un
caballero tan desalmado? Oh, pobre de mí.]
[¡Fuego!] El Conde Zani rugió, bajando
su lanza magia con gran fuerza.
Sus tropas activaron su magia de luz…
y, uno tras otro, sus hechizos se dispararon equivocadamente, enviando a los
rebeldes armados a surcar el aire. Los rangos enemigos colapsaron en un
desordenado clamor de gritos y lloros.
¿Q-Qué carajos pasó?
[Soy Anna, la ama de llaves de la Casa
Ducal de Algren.] Anna anunció, inclinándose con una elegante cortesía. [Pero
no necesitan recordar mi nombre— simplemente odiaría ganarme una reputación
entre degenerados caballeros.]
Su repentino comentario provocó un
estallido de ira de las fuerzas enemigas.
[¿Clamas que hemos dejado la
caballería?] El viejo Conde Zani demandó.
[¿Hm?] Anna inclinó su cabeza en una
falsa confusión, inmutable por la ira de los rebeldes. Luego junto sus manos,
se exaltó y exclamó. [¡Oh! Ruego su perdón. Me lo estaba olvidando;
esencialmente han sido perros derrotados desde el Río de Sangre. ¡Y ahora están
aquí, tratando de hundirse más hondo! No puedo evitar admirar sus esfuerzos
malgastados.]
[¡Silencio!] Sandra la hechicera gritó,
posicionada para lanzar el hechizo avanzado de luz que ya tenía preparado en su
báculo. [¡No estamos derrotados, y no hemos olvidado el Río de Sangre!
¡Nuestros ancestros lucharon valientemente, pero la fortuna les jugo en su
contra, y la victoria se les escapó de las manos!]
Esta mujer no tiene idea de lo que pasó
en el Río de Sangre.
[¡No puedo dejar eso sin responderse!]
Añadió el viejo hechicero.
[¡Zaur, espera!] Hayden gritó, pero su
compañero lo ignoró. Zani desplegó otros tres Imperial Thunder Lances en la
punta de su lanza.
Anna miró atrás y encontró mi mirada.
[No tenga miedo, Miss Caren. Aunque puedo no parecerlo…]
¡El viejo hechicero y su aprendiz
dispararon sus hechizos avanzados! En respuesta, Anna levemente ondeó su mano
izquierda. En ese instante, miré líneas correr por el aire.
[¡¿Qué?! ¡I-Imposible!] El hechicero
gritó, para sorpresa de todos, sus hechizos se desintegraron, luego de unos
momentos de su activación.
[Soy bastante fuerte.] Anna concluyó
con un guiñó.
[¡¿Cortó un hechizo avanzado?!] El
viejo Conde Zani gritó, igualado por la incredulidad de Sandra. [¡N-No puede
ser!]
La sangre se drenó del rostro de Grant.
[Juego de niños, si puedo decirlo.] La
ama de llaves dijo. [¡El Joven Maestro Richard pudo haberlo hecho diez veces
mejor!]
[Ni en una vida.] Lord Richard
intervino. También debió haber perdido mucha sangre, porque tenía la cara
pálida y se sentó.
[Qué descorazonado, mi lord. ¡Oh, la
humanidad!] Anna estalló en lágrimas de cocodrilo. Al mismo tiempo, retorció su
mano derecha.
El viejo hechicero liberó un grito de
asombro mientras su lanza y defensas mágicas eran cortadas en docenas de
piezas. Su sombrero dejo su cabeza.
[¡Maestro!] Sandra gritó.
El mismo conde se detuvo con los ojos
abiertos en asombro. Pero justo cuando incontables líneas estaban cerca de
cortarlo en pedazos, el viejo gran caballero gritó. [¡Zaur!] Y tomó a su
compañero por el cuello, tirándolo hacia atrás. El hechicero estaba sangrando,
pero sus tropas lo atraparon.
Las líneas causaron estragos en el
frente enemigo también, cortando los hechizos, alabardas, escudos, pentagramas
y armadura con facilidad. Los soldados rebeldes gritaron y gimieron mientras el
terror se esparcía por sus líneas. Uno de ellos logro esquivar el ataque.
Aunque sangra a mares y lanza magia de curación sobre sí, Hayden miró a Anna y
dijo. [Esa es una técnica imperial.]
[Anteriormente servía como un asesino
de Yustinian.] Anna admitió alegremente. [El imperio me pactó en su rango más
alto— el Ángel de la Muerte.]
Los rebeldes se congelaron de la
impresión. ¿Realmente un Ángel de la Muerte Yustiniano era tan atemorizante?
[Todas las fuerzas, regresen al medio
del puente.] El gran caballero ordenó, levantando su mano izquierda.
[Huguemont, toma el mando. ¡Duque Grant, retírese!]
Luego de una breve pausa, el caballero
respondió, “¡Sí!” y Grant “M-Muy bien.” Las tropas enemigas superaron su miedo
y empezaron a retirarse al Gran Puente.
Anna y Hayden se enfrentaron, sus
expresiones son serias en contraste. Ella era toda sonrisas, mientras él tenía
un ceño sin emociones. Luego, con un filoso gruñido, el viejo gran caballero
golpeó su lanza en el suelo y lanzó un hechizo de agua. Una fina niebla se
levantó para cubrir el puente.
[Tus trucos son difíciles de prever.]
Dijo. [Pero no imposible.]
[Sí, ya veo.] Anna respondió.
[Ciertamente te adaptas rápido. Pero ¿me permitirías hacer una sola
observación?] Ella ondeó sus manos levemente.
[¡Inútil!] El gran caballero rugió,
atacando. [Si puedo verlo, puedo—]
Los gritos venían de las líneas
enemigas retirándose. Regando sangre y pedazos de sangre llenaban el aire
mientras brazos y armaduras caían en pedazos. Incluso Grant se cayó de su
caballo, su grito de ayuda se cortó mientras la multitud de soldados lo
seguían.
[Aún. Estás. Al. Alcance.] La ama de
llaves se rio mofándose.
Los soldados rebeldes continuaron
gritando.
[¡¿Qué ocurre?! ¡¿Q-Qué diablos nos
está golpeando?!]
[¡Cuerdas! ¡Ella está atacando con
cuerdas invisibles!]
[¡Desplieguen sus defensas mágicas más
fuertes! ¡Conjuren muros de piedra y métanse! ¡Sigan lanzando los hechizos de
curación!]
[Celenissa, Nico, Jean.] Anna llamó a
otras tres maids. [Dispersen a la chusma tanto como puedan. Este puente está
construido con las viejas ramas del Gran Árbol— no se romperá fácilmente.
Pueden ser tan duras como gusten.]
[¡Sí, señora!]
[¡Entiendo!]
[¡Está bien!]
Las maids levantaron sus armas y
corrieron a la par de Hayden. El viejo gran caballero se quedó quieto con su
lanza lista— no pudo permitirse quitarle los ojos a Anna.
La maid líder, Celenissa, interceptó a
un grupo de caballeros armados. Su guadaña de ébano de dos manos pasó a una
fila de robustos escudos y cayó en la línea trasera de hechiceros al suelo en
un sangriento acto,
[¿Está disparando hojas de viento de su
guadaña? Ni siquiera puedo contarlos todos.] Murmuré, temblando. Su finesa
mágica es imposible.
Nico, la maid con el cabello azul, se
detuvo antes de llegar al enemigo y levantó su báculo en alto. Un masivo
hechizo de fórmula nunca antes visto surgió sobre el puente. Un momento
después, imponentes embudos de agua surgieron del canal de abajo.
[¿Son esos leones de agua?] Shizuki
preguntó en asombro. [Y así muchos más.]
Nico había conjurado una armada de
criaturas mágicas— ¡Varios cientos de ellos al menos! Ella golpeo el suelo con
su báculo, y sus leones atacaron a las fuerzas rebeldes. Naturalmente, eso la
hizo un objetivo fácil. Aunque atravesó el bombardeo mágico en su camino,
apoyándose en las fuertes barreras e incontables hechizos de curación. Con un rugido
ensordecedor, bajó sus curvadas espadas desde arriba. Incluso yo pude sentir
las ondas de choque del golpe de fuerza bruta, el cual envió a volar una
multitud de soldados rebeldes del puente hacia el canal. Jean no tenía heridas.
[Difícilmente se te puede confiar el
resguardar la frontera este si endebles señoritas como nosotras son demasiado
para ti.] Anna le dio su opinión al gran caballero mientras entraba en escena.
[Estaba bajo la impresión que los Algren dan sus vidas para su deber hecho,
incluso cuando se encuentran superados.]
Hayden no respondió. En cambio, gritó.
[No usas cuerdas, ¿sí?]
[Todos parecen confundirme con una
usuaria de cuerdas. No puedo imaginar por qué.] Anna respondió, con una
melodiosa risa. [¡Claro, Allen pudo ver mi técnica a primera vista e incluso se
sujetó a un detallado análisis! Pobre de mí. Es todo un papucho, aunque nunca
lo sabrás viéndolo. Lady Lydia adora sus bromas a pesar de su fanfarronería,
pero yo no lo disfruto— ¡Oh!] La ama de llaves tembló y presionó sus manos en
sus mejillas como si hubiera descubierto la verdad secreta de la vida.
Inquieta, balbuceo. [¿P-Puede ser este un ejemplo del deseo juvenil de burlarse
de la chica que ama del que tanto he oído? O-Oh, pero n-no puedo. Ya tengo a mi
señora, Lady Lydia y Lady Lynne. Pero si fuera solo compras, comidas, y mirar
el escenario nocturno—]
[¡No!] Grité antes que pudiera decir
más insensateces. [¡Ni lo sueñes! ¡Como su hermana, lo prohíbo absolutamente!]
[Anna, considera tu edad.] Lord Richard
añadió.
La ama de llaves nos hizo pucheros. [No
sea aguafiestas, Miss Caren. Y en cuanto a usted, Joven Maestro Richard… le
dedicaré unas palabritas luego.]
Con eso, regresó su atención al viejo
gran caballero. [Pero ¿dónde están mis modales? Lo deje esperando. Tengo una
pregunta.]
Ella destelló y se me puso la piel de
gallina. De pronto se veía mucho más fría que antes.
[¿Mr Allen está a salvo?] Ella demandó.
[Creo que deberías considerar tu respuesta con cuidado. Una respuesta
equivocada puede ser la muerte garantizada de la nobleza este y todos los
involucrados en esta Gran Locura.]
Hayden levantó sus blancas cejas.
[¿Viniste hasta la capital sur para preguntar eso? Seguro que un luchador de tu
calibre es necesario para la guerra con la alianza, especialmente ahora que los
Howard están ocupados con el imperio como para ayudar.]
Sentí un jalón en mi pecho. No era solo
la capital este; ¡El norte y sur también estaban bajo ataque!
Anna, sin embargo, solo libero una
sonrisa.
[¡¿Qué encuentras tan divertido?!] El viejo
conde respondió, blandiendo su lanza.
[Oh, simplemente nunca imagine oír
tales cosas de Lord Haig Hayden, un gran caballero y una de las “Alas” de
Algren. Quizás la edad le llego.] La ama de llaves respondió. Aún estaba
sonriendo, pero su voz era fría. [¿De verdad imaginas que la Casa Ducal de
Leinster perdería contra la Alianza de Principados? ¿O que los Howard dejarían
que una sola armada imperial tomara lo mejor de ellos? Imposible.]
Anna hizo señas con ambas manos, y las
otras tres maids aterrizaron detrás del viejo gran caballero. Detrás de ellos,
los acabados restos de las líneas enemigas estaban luchando para rechazar a los
leones de agua.
[Los Howard son los “Dioses de la
Guerra.”] La ama de llaves continuó. [Varios siglos han pasado desde que su
casa apareció en la historia, aunque literalmente se mantienen invencibles en
el campo de batalla. Sus constantes compañeros, los formidables Walker, se mantienen
firmes a su lado. Y en esta ocasión, el profesor los ayudará en serio. Ni
siquiera lo llamaría un concurso. Aunque, otra pregunta me preocupa: ¿el viejo
duque en verdad ha olvidado la desgracia de su caza en el Río de Sangre?]
[El Duque Guido no ha cambiado.] Hayden
respondió. [En cuanto a Allen, lo tomamos de prisionero… pero luego fue
secuestrado y llevado, yo sospecho, al Océano de los Cuatro Héroes. Ya sea que
esté vivo o no, no lo sé.]
Antes de saber lo que estaba haciendo,
puse mis manos en mi boca. Estaba agitándome como una hoja.
¿Secuestrado? ¿Por qué el Océano de los
Cuatro Héroes? ¿Y… puede estar muerto?
Valery y Shizuku corrieron y me
abrazaron fuertemente de ambos costados, murmurando mi nombre.
[Ya hemos tomado el primer paso.]
Hayden declaró, preparando su lanza. [¡Y por mi honor, veré mi deber hecho!
¡Puedes ser un Ángel de la Muerte, pero te acabaré!]
La mirada de Anna se bajó. [¿Acabarme?]
Murmuró. [Puede que te estés dejando llevar por una mala apreciación.]
El viento se calmó, el silencio llegó,
y brillos de machas negras empezaron a esparcirse alrededor de nosotros.
[¿Te das cuenta que… estoy bastante
furiosa?] La ama de llaves preguntó, lentamente levantando su cabeza. Para
nuestra sorpresa, sus ojos tenían profundo arrepentimiento. [Me siento segura
que Lady Lydia está blandiendo su espada incluso mientras hablamos. No dudaría
en abandonar todo y correr al lugar al que pertenece— al lado de Mr Allen. Y
eso debe romper los corazones de mi señora, Lady Lynne y Lady Lily el verla en
ese estado.]
¡Lydia! Pero… sé cómo se siente. No
puedo evitar saberlo. Allen siempre es el centro de su mundo.
[Desde la infancia, Lady Lydia ha sido
despreciada como la “niña maldita de los Leinster.” Lloraba para dormir en la
mayoría de noches y ya había olvidado cómo sonreír. Pero desde que conoció a
Allen, ha estado llena de dicha. ¡En verdad que sí! ¡¿Tiene idea de lo grande
que ese milagro fue?!]
Allen me había escrito de ella: [Si
cabello es corto, escarlata y hermoso. ¡Y su esgrima es increíble! Actúa como
la patrona, pero en el fondo es una bebé llorona… y es una chica muy amable.]
Entonces, cuando la conocí en persona, todas mis sospechas habían cambiado a
certezas. Sin mi hermano, ella no duraría…
Anna ondeó sus brazos a ambos lados. El
negro brillo de su maná completamente encerró a Hayden, interrumpiendo su
retirada.
[Luego de su examen de entrada de la
Academia Real, llevo a Mr Allen a la residencia Leinster en la capital real.]
Continuó. [¡Oh, la dichosa y sonrojada sonrisa en su rostro mientras
frenéticamente se probaba cada vestido en la casa! ¡Y el deleite de mi señora
mientras lo observaba desde las sombras! En todos mis años en al servicio de
los Leinster, nunca recuerdo sollozar tan intensamente como lo hice esa noche.
Eso es lo que el caballero que dañaron significa para mí.]
Hayden estaba sin habla. La animosidad
de Anna era tan intensa como para una respuesta.
[No tengo idea qué circunstancias los
llevaron a cometer esta Gran Estupidez. Sin embargo, tanto como me concierne,
las lágrimas de Lady Lydia es todo lo que importa. Solo tengo una cosa que
decirle.] Anna levantó su mano izquierda al cielo. Cuatro oscuros tornados se
crearon, rodeando a Hayden de todos los lados.
[La muerte es un castigo muy bondadoso
por hacer llorar a mi señora. Y si lo peor pasa, y el corazón de Lady Lydia se
rompe…] Los ojos de Anna no tenían luz, solo oscuridad. El Ángel de la Muerte
había llegado, usando una sublime sonrisa incluso mientras llenaba el aire con
malicia o negro maná. [No se engañen con una muerte placentera. Los cortaré,
machacaré y desharé hasta que no quede ni el más mínimo rastro de carne.]
[Acepto su censura, Ángel de la
Muerte.] Haig Hayden respondió lentamente. [¡Pero no me retiraré! ¡Me rehúso!]
Aún audaz, tomó su lanza y se preparó para encontrarse con la muerte.
[En ese caso, debo insistir que deje el
escenario—]
Justo entonces, un flash esmeralda pasó
sobre nuestras cabezas. Un solo viejo caballero salió de la nada, gritando.
[¡No puedo permitirte tomar su vida!]
El trio de maids entró en acción.
[¡Ms Anna!]
[¡Señora!]
[¡Aprovecharon el momento para un
ataque!]
Con una guadaña, león, y espadas
curvadas, bloquearon y rechazaron la lanza disparada hacia una Anna corriendo.
[Lord Haag Harclay.] La ama de llaves
dijo, mirando al nuevo. [La otra “Ala” de los Algren. Un gran caballero y
comandante de la Orden Violeta. Veo que ponerles un alto a los trenes no ha
prevenido su regreso de la capital real.]
[Así que el sabotaje de los rieles este
fue cosa tuya.] Harclay respondió. [Perdóname, pero también tengo órdenes que
acatar— aún no podemos morir. ¡Haig! ¡Vuelve en sí!]
[¡No tienes que recordármelo!] Hayden
respondió.
Las Dos Alas se pararon lado a lado.
Harclay, quien tenía su melena de cabello blanco en una cola de caballo, movió
su lanza en un amplio arco, lanzando cinco veces el Imperial Storm Tornado en
sucesión. Hayden prosiguió igual, llevando el número de alocados vórtices a
diez.
Sentí las tormentas de viento rozar mi
piel mientras pasaba mi mano junto a mi vaina, saqué mi daga, y lancé el más
fuerte Lightining Apotheosis que podía. La fórmula de hechizo de Allen me
apoyó, recorriendo la negra hoja y tornándose violeta. La lanza de luz que
había conjurado se convirtió en una masiva lanza con una cabeza de cruz. Me
sentí alegre como nunca antes— ¡Allen me estaba protegiendo!
En un flash, estaba al lado de Anna.
[Santo Dios, Miss Caren. Y esa daga…]
La ama de llaves dijo, mirándome.
[Así que no podemos alejarte, Caren.]
Lord Richard añadió, suspirando mientras los curadores lo atendían.
[¡Soy Caren, hermana de Allen, del clan
lobo!] Grité, invocando más poderosos rayos mientras lanzaba al frente mi
lanza. [¡Tengo muchas preguntas para ustedes, y demando respuestas!]
Los grandes caballeros gruñeron, murmurando.
“Atavismo” y “Como la Estrella Fugaz,” pero se paraban en el suelo.
Justo cuando el choque estaba por
empezar, diez tornados y las luces de maná abruptamente dejaron de existir.
Para nuestra sorpresa, un rebaño de Griffins oceánicos verdes habían rodeado el
Gran Puente.
[¿Qué?] Murmuré, asombrado.
[Muy bien.] Anna dijo, evidentemente
intrigada.
Lord Richard no habló. Su mirada se
concentro en un solo punto— el viejo Griffin oceánico verde blanco que había
aterrizado frente a mí. Tenía un viejo collar alrededor de su cuello y en su
espalda se sentaba felizmente pillando un infante criatura— el polluelo que mi
hermano había rescatado. Sentí la presencia sobre mí y levanté la mirada a ver
a la madre Griffin. Esto es como sacado de los Griffins Pagan Sus Deudas.
El blanco Griffin ignoró a los grandes
caballeros y se me acercó, su mirada se centró en la daga que estaba usando
como un medio para mi magia. Cuando disipé mi lanza, el Griffin estiró su largo
cuello y toco la hoja.
Una vivida escena pasó por mi mente. Un
hechicero del clan lobo se paró a espaldas a mí con una daga en su mano. ¿Era
esa la misma daga que tenía? Delante de él, una masiva armada demoniaca se
estaba acercando.
[Gracias por todo.] El hechicero estaba
diciendo. [En verdad. Soy afortunado de haberte conocido— por eso, no tengo
duda. Ahora, ve. ¡Soy el único que necesita morir en esta idiotez!]
[Yo.] Grité, sollozando. Al igual la
cosa montándose en mi espalda.
¿Una loli?
Un hechicero usando una capucha carmesí
avanzó a la cabeza de la armada enemiga.
[¡Ve! ¡Déjame!] El hechicero del clan
lobo gritó. [Dame un aventón en tu espalda en mi siguiente vida, si tengo una.
Cuida del Gran Árbol y de todos por mí…]
Susurré un nombre: [Luce.]
El blanco Griffin llenó el aire con su grito
de dicha. Lágrimas empezaron a derramarse de sus lustrosos ojos dorados. El
resto de la banda empezó a desplegar magia de viento contra los viejos grandes
caballeros.
La Estrella Fugaz hizo muchas promesas…
y no solo con personas.
[No soy la persona que esperas que
renazca.] Dije. [Pero ¿me ayudarás igual?]
Luce cerró sus ojos, extendió sus
blancas alas, y empezó a cantar. Tenía una clara vista del diseño de su collar—
una estrella fugaz.
Retomé mi lanza de rayos. [Tomar este
hechizo de frente sería una mala idea.] Le advertí a los caballeros.
¡Un óctuple lanzamiento de Thunder Fang
Spear, el hechizo avanzado experimental que Allen había inventado para mí! Era
el mediodía, pero no tenía problema con ver el blanco y violeta brillo de maná
arremolinándose alrededor de mí.
Hayden y Harclay se veían más sombríos
de lo que los había visto.
[¿Amplificación mágica?]
[Así que sigue la grandeza de su
hermana.]
[¡Tomen esto!] Rugí a tope de mis
pulmones, invocando ocho gigantescas lanzas de luz desde arriba del cielo.
[¡Todos, atrás!] Lord Richard gritó.
[¡Celenissa, Nico, Jean, retirada!]
Anna dijo.
El estruendoso impacto fue como algo
que no había experimentado antes. Una gran masa se desplomó en el canal.
Una vez liberé mi Lightning Apotheosis,
el Griffin polluelo saltó a mis brazos, cantando en dicha. Los viejos grandes
caballeros no estaban por ninguna parte. Probablemente se habían retirado.
[No lo creo.] Lord Richard remarcó
detrás de mí. [¿Has considerado una carrera en la guardia real, Caren?]
[Me voy a la universidad.] Respondí.
[Se lo prometí a Allen y Stella.]
[Es una lástima. Reclutas que puedan
demoler el Gran Puente son raros de conseguir.]
El vasto puente que se había desplegado
delante de nosotros ya no estaba.
Enfundé mi daga y le regresé el
polluelo a Luce. [Gracias.] Dije. [Me salvaste la vida.]
El blanco Griffin ronroneó y tomó
vuelo, aún cantando su canción de dicha. Parecía dispuesto a ayudarnos otra
vez.
[¡Bien!] Lord Richard dijo, juntando
sus manos. [No dejemos a los heridos esperando por tratamiento. Ms Shima, ¿Toma
y Sui están a salvo?]
[Están rebien.] Shima dijo. [Su Alteza,
Lord Richard Leinster, gracias por salvar a mi amado y mi compañero. En verdad
que estoy agradecida.] Se inclinó profundamente, y el resto de la milicia hizo
lo mismo.
Lord Richard rascó la punta de su
nariz. [Ni lo piensen. Cualquiera haría lo mismo por sus hermanos de armas.]
[Joven Maestro Richard, sí que ha
crecido.] Anna intervino. [¡Simplemente me gana la dicha! Nico, Jeam, quédense
aquí y vean a los heridos. Celenissa, cuida a Miss Caren.]
[Entendido.]
[¡Claro!]
[Sí.]
[Muy bien.] Lord Richard dijo. [Caren,
Anna, vamos. Va siendo hora que veamos a los jefes.]
[¡Estoy con usted!] Respondí.
[Debo pagar mis respetos con Mrs Ellyn
primero.] La ama de llaves dijo. [La señora me confió con una carta para ella.]
Mientras seguía a Lord Richard hacia las puertas del Gran Árbol, ella susurró.
[Joven Maestro Richard, ¿asumo que no quería escoger una honorable muerte?]
[Nunca. Allen me dejo a cargo. Veré que
todos sobrelleven esto, no importa lo que tome.] El caballero pelirrojo
respondió, su voz suave, pero firme. Entonces, envió su mirada al otro costado
del Gran Puente, hacia la Ciudad Nueva. [A orillas del Río de Sangre, la
Estrella Fugaz les dijo a los sobrevivientes, “No dejaré que tomen el camino
fácil. No importa lo desesperadas que sean las cosas, quiero que hasta el
último de ustedes viva su propia vida.” Apuesto que se sintieron como nosotros
ahora. Allen es un duro señor— no nos dejará morir sin dar pelea.]
✽✽✽✽✽
Acompañé a Lord Richard al Gran Árbol,
donde Anna miró a mi mamá y corrió a unirse con ella. También miré a Mizuho
cerca.
En lugar de la ama de llaves, Dag y
Deg, los antiguos jefes del clan nutria, corrieron a nosotros.
[Allí está, Lord Red. Y tú también,
Caren.]
[Apostaría que se dirigen al último
nivel. Vengan con nosotros.]
Asentimos y los seguimos al centro del
gran salón circular. Las personas nos rodearon mientras Dag y Deg se paraban
directamente debajo del hoyo en el techo y juntaban sus manos.
[¡Cierto!]
[¡Aquí va!]
Lanzaron hechizos botánicos en
conjunto, y gruesas enredaderas salieron del suelo, llevándonos hacia arriba.
Las plantas nos llevaron al nivel más alto, en la entrada del consejo.
[¿Q-Qué es todo esto?] Grité, jadeando
mientras entraba en escena. Denso follaje cubría la puerta del consejo, e
incontables barreras mágicas intervenían en el camino.
¡Magia botánica!
[¡¿A qué están jugando?!] Dag demandó,
mirando la obstrucción.
[¡Todo el consejo debió haberlo visto!]
Deg respondió, igualmente furioso.
Miré al caballero pelirrojo, quien se
paraba de brazos cruzados. Lord Richard mostró una triste sonrisa. [Celenissa.]
Dijo, con un rápido movimiento de su mano izquierda.
[Sí, mi lord.] ¡La maid de cabello
escarlata pálido se paró frente a nosotros… y atravesó las plantas y defensas
con un rápido movimiento de su guadaña! ¡Pateó la puerta para abrirla a pares!
Cayó todo dentro del cuarto con un abrumador golpe, revelando a Ogi— jefe del
clan lobo y líder del consejo— junto con los otros jefes, concejales y…
¿Qué está haciendo la banda de Toneri
aquí?
Kume del clan raya aún faltaba del
grupo. Algo no se veía bien, así que conté a los asombrados y demacrados jefes.
Los clanes lobo, leopardo, oso, nutria, gato, liebre y ardilla de la Ciudad
Vieja todos estaban. De la Ciudad Nueva, vi a los líderes de los clanes lobo,
comadreja, cabra y buey. ¿Dónde estaban los jefes del clan rata y mono?
Dag y Deg se veían tan confundidos como
yo me sentía, pero Lord Richard y Celenissa entraron al cuarto como si no les importara
nada, así que las tres corrimos detrás de ellos.
Lord Richard se detuvo ante la mesa del
consejo, inclinó y dijo. [Vicecomandante Richard Leisnter de la guardia real, a
su servicio. Perdón por la molestia— me cansé de esperar, así que vine a ver su
decisión en persona. Jefe Ogi, ¿invocará el Antiguo Pacto con los Lebuferas?]
Una vez superaron su asombro, los
rostros de los jefes empezaron a enrojecerse. Respondieron con un coro de
abusos.
[¡El título de tu padre no excusa
esto!]
[¡Desde luego que no!]
[La propuesta no tiene precedente—
¡Necesitamos tiempo para considerarlo!]
[¿Cómo llegaríamos a la capital oeste?]
[¡Tu casa oirá de este ultraje!]
[Las negociaciones con los Algrens aún
están sobre la mesa.]
Mi mente se enfrío mientras escuchaba.
¿Qué… qué están haciendo estas
personas? ¿De qué diablos están hablando?
[¿Así es?] Lord Richard dijo con un
suspiro. Entonces aplastó sus manos en la mesa y miró las dagas en los jefes.
Un furioso torbellino de ascuas ardientes llenó el aire. [¡¿Qué han estado
haciendo todo este tiempo?! ¡¿Jugar vencidas?!]
Los jefes se palidecieron y se
silenciaron, evitando su mirada. Solo dos se quedaron inamovibles: Ogi, quien
estaba obviamente cansado, y Hatsuho, el jefe interino del clan lobo. Al rincón
se habían retirado Toneri y sus lacayos asustados y cubiertos en lágrimas.
[Se han quedado encerrados en su
consejo, nunca se han molestado en visitar a los heridos en los niveles bajos.]
Lord Richard se enojó. [No han tomado el mando de la defensa, no puedo decidirse
con nada. No han dado más que excusas. ¿Espera que le crea que así es cómo el
consejo de hombres bestia opera, Ogi? ¡Suficiente es suficiente! ¡¿Se sentarán
aquí “debatiendo” mientras el Gran Árbol se queda frente a sus narices?!]
El rostro de Ogi era de la misma
angustia, pero al menos, se forzó a hablar. [Su Alteza, por favor calma.]
[¿Calma?] Lord Richard respondió, con
una exageración actuación de confusión. [Simplemente estoy haciendo una
pregunta; la situación está perdida; ¿qué harán al respecto?]
[Los Algren rompieron su Antiguo
Pacto.] Ogi respondió con pesadez. [¿Lo que se le mostrará a los Lebuferas hará
que honren su parte? Pero eso está sujeta a si no podemos contactarlos, y es un
largo camino hacia la capital oeste. Negociar con los Algren puede ayudar—]
[¿Por qué no dejarlo así, Joven Maestro
Richard?] Una fría voz preguntó desde atrás de nosotros. [Creo que está
perdiendo su tiempo.]
Me giré a ver a Anna.
[Soy Anna, la ama de llaves de la Casa
Ducal de Leinster.] Dijo, con alegante cortesía. [Me atrevo a decir que la
historia se está repitiendo. Como pueden recordar, hace doscientos años, sus
ancestros pasaron la noche anterior a la batalla final con el Señor Oscuro en
una inútil discusión y retrasaron el envió de su fuerza principal hacia el Río
de Sangre… hasta que dejaron perecer a la Estrella Fugaz.]
Los jefes se endurecieron en
consternación.
¿Los hombres bestias esperaron y
dejaron morir a la Estrella Fugaz?
Me giré a ver a Dag y Deg, y encontré amargas miradas en los rostros de las
viejas nutrias.
[Luego de la batalla, hubo rumores
entre muchos soldados. “Los hombres bestias pensaban que la Estrella Fugaz se
volvería una molestia si sobrevivía a la guerra, ya que no pertenecía a la
capital este, así que perdieron un día en consejo. Eso retraso a los mensajeros
con los elfos y gigantes, quienes llegaron tarde a la batalla también.”]
[¿Lo sabían? Pero por eso es que puede…]
La ama de llaves reviso el cuarto, contando a los presentes. [Su consejo parece
escaso. ¿Cómo cuentan a los jefes ausentes?]
Otra vez, un pesado silencio cayó sobre
el consejo.
Que podían estar—
Los residentes varados de la Ciudad
Nueva no habían evacuado a los canales debido a las órdenes del Gran Árbol.
No puede ser. N-No… ¡De ninguna manera!
[Asumo que había traidores entre los
jefes de ambos distritos.] Anna concluyó. [Y que esos jóvenes estaban
involucrados.]
Desesperación se esparció en los
rostros de los jefes, la banda de Toneri se agitó.
Espera.
[¡¿Es por eso que no hay dejado el
nivel superior desde que la rebelión estalló?!] Grité. [¡¿No podía permitirse
admitir que teníamos traidores, y que algunos de ellos eran jefes!? ¡¿Tienen
alguna idea de cuántas personas fueron asesinadas o lastimadas mientras estaban
escondiéndose aquí?! Y Allen, mi hermano… qué… ¿Para qué fue todo eso?] Tomé el
mango de mi daga. [Les haré pagar.] Pero mientras iba a sacarla, sentí la fórmula
de apoyo en la vaina.
Allen.
[¿Es cierto, Ogi?] Lord Richard demandó
fríamente.
[Los jefes, Nishiki del clan mono y
Yono del clan rata, estaban aliados con los rebeldes.] Ogi admitió lentamente.
[Ambos desaparecieron varios días antes, y varios textos antiguos teniendo el
candado y llave con ellos. Como si no fuera malo, mi idiota hijo y varios otros
hijos de jefes parece que dieron falsa información en la Ciudad Nueva en el
primer día de la rebelión.] Él enterró su cara en sus manos.
La mayoría de otros jefes estaban
pálidos, mientras Toneri y sus secuaces encorvados, abrazando sus rodillas.
Anna agitó su mano. [No he venido aquí
a condenarlos.] Ella dijo, mirando a Ogi. [Pero luego de repetir los errores
del pasado, sugiero que se resignen a la verdad de la historia. ¿Han olvidado
por qué sus ancestros llegaron tarde al Río de Sangre? Estaban paralizados por
la sospecha luego que algunos de sus números rechazaran a los demonios.]
Los jefes bajaron sus cabezas.
¿Un clan de los hombres bestias se alió
con los demonios?
Anna suspiró. [¡Si solo la Estrella
Fugaz hubiera vivido! No puedo decirles cuán a menudo oí esas palabras una vez
la guerra se acabó. Siempre que haya personas, muchos se distinguirán… pero las
verdaderas leyendas, capaces de cambiar al mundo para bien, son pocos. ¿Confió
que han oído que Mr Allen ha caído en las manos del enemigo? ¡Él es la
verdadera nueva Estrella Fugaz! Y sentarse a observar a la Estrella Fugaz morir
dos veces seguramente sería… una mancha en la reputación de los hombres
bestias.]
[Tu maid habla como si hubiera visto lo
que pasó hace doscientos años por sí misma.] Gruñó un jefe del clan comadreja.
Estaba entendiendo la movida.
[¿Y por qué no?] Anna preguntó, tocando
su mentón con su dedo índice derecho e inclinando su cabeza en falsa confusión.
[Serví en la Guerra del Señor Oscuro, y luche en la Batalla del Río de Sangre—
aunque nunca tuve el honor de conversar con la misma Estrella Fugaz.]
El asombro más grande del día cayó en
el cuarto.
Q-Qué tan vieja es An—
La ama de llaves se giró y detuvo mi
especulación con una sonrisa. [Miss Caren, no debería indagar en los secretos
de una dama.]
Cierto.
Lord Richard estaba por hablar cuando
una chica del clan zorro con cabello gris oscuro entró al cuarto, tomando un viejo
libro.
[Me gustaría hablar con el líder del
consejo, por favor.] Lotta dijo.
Hatsuho del clan lobo se paraba en la
puerta junto con sus hijas, Ine y Chiho. Ella lanzó su cabeza en Anna.
La chica camino a la mesa y miró a Ogi
a los ojos. [Mi nombre es Lotta del clan lobo, y vivo en el orfanato del Gran
Árbol.] Ella continuó. [Esas chicas realmente quieren decirle algo, señor. ¿Las
escucharía por favor? “La cabeza del consejo de jefes debe prestar oído a todos
los hombres bestias.” ¿No es cierto?]
¿Ha estado buscando esto todo este
tiempo?
Ogi asintió. [Las escucharé.]
[Muchas gracias. Vengan, ustedes dos.
Háblenle.]
[¡Sí!] Las chicas asintieron. Luego de
una mirada a su madre, se alejaron de ella y se unieron a Lotta, mano a mano.
Entonces, le hicieron una petición a Ogi.
[¡Por favor ayude al hombre que me puso
en el bote!]
[Por favor ayude el hombre que trajo de
vuelta a mi hermana.]
Total silencio cayó sobre el consejo. A
esto, Ogi se paró sin palabras, abrió un cajón detrás de él, y sacó una cajita,
la cual colocó sobre la mesa. Los otros jefes contuvieron su aliento. [Nos
hemos equivocado.] Él dijo lentamente. [No podemos dejar que los pequeños
carguen con nuestras cargas. ¡Esto no va! ¡Pido al consejo invocar el Antiguo
Pacto con la Casa Ducal de Lebufera!]
Los jefes gritaron en acuerdo, como si
hubieran sido liberados de un encanto.
[¡Aye!]
[Aye.]
[Estoy con Ogi.]
[No superaremos esto sin arriesgar
nuestras cabezas.]
Ogi abrió la caja. Dentro yacía un pedazo
de trapo negro— supuestamente un recuerdo que la Estrella Fugaz le confió a su
teniente. Las historias eran ciertas.
[La pregunta es cómo llevar esto a la
capital oeste.] Ogi continuó. [Su Alteza, Mss Anna, ¿a quién le confiarían con
esta misión?]
[Caren tiene mi voto.] Lord Richard
respondió.
[Miss Caren es la única opción.] Anna
añadió sin un momento de duda.
Dudé, me hice atrás por a la repentina
nominación. Quería quedarme y luchar.
En un rincón del cuarto, Toneri se puso
de pie. [Papá.] Él dijo. [Déjame ir. De otra manera, yo… yo…]
[Toneri.] Ogi lo miró. Su hijo nunca
había sido una buena persona ni por casualidad, pero tampoco había sido una
mierda. ¿Qué lo había influido?
Lord Richard caminó a Toneri y, sin
advertencia, sacó su espada. El chico colapsó en un aterrorizado estado
mientras unos cuantos cabellos caían de su flequillo.
[Fallaste.] El caballero pronunció.
[Toma y Sui me contaron un poco de ti: “Tenía una promesa— más que como Allen
lo hizo de pequeño— pero él dejo de intentar mejorarse.” Parece que tenían
razón.]
[T-Tú… ¡¿crees que me conoces?!] Toneri
gritó, asombrado.
[No, para nada. Y no quiero conocer a
alguien quien ofrecería a su propia gente al enemigo.]
Lotta, Chiho e Ine se aferraron a mí,
asustadas por mordaz respuesta.
Sí que es un Leinster.
Lord Richard miró a Toneri. [Caren no
solo pudo haber bloqueado ese golpe, sino haber estado listo con un hechizo
avanzado. Allen se habría quedado allí, sin acobardarse, y señalando que no
estaba tratando de golpearlo. Tú ni siquiera has puesto un pie en la arena.
Creo que sé lo que mi comandante te diría: “Empieza desde cero.”]
Toneri apretó sus dientes, bajó su
cabeza, y empezó a sollozar.
El caballero pelirrojo regresó a Ogi.
[Si lo recuerdo correctamente, los Lebuferas pactaron concederle a quien sea
que venga con ese trapo negro cualquier deseo a su disposición. Ogi, ¿qué
pedirás?]
Todos los ojos se dirigieron a la
cabeza del consejo, quien junto sus manos y proclamó su respuesta solemnemente.
Cuando terminó, estaba asombrada. Lágrimas bajaron de mis mejillas.
Yo nunca… nunca pensé que viviría para
ver este día.
Dag y Deg soltaron fuertes carcajadas,
gritando. “¡Extiendan la noticia abajo!” y “¡Es hora de arreglar la cagada de
nuestros ancestros!”
Lord Richard también estaba brillando.
[Parece que no tendré que dejar mi admiración por los hombres bestias. ¡Caren,
nuestro mensaje al este está en tus manos! Ogi, dale todos los detalles.]
✽✽✽✽✽
Tomé el trapo negro de Ogi, lo abrí, y
sellé dentro el reloj de bolsillo de Allen con la mejor magia de seguridad que
sabía. Entonces, regresé a los niveles bajo. La noticia ya se había extendido,
y el Gran Árbol era un relajo.
[No lo creo.]
[Realmente existe.]
[¿Ella estará bien? Es muy joven.]
[Oí que el Jefe Ogi explicará todo
después.]
Atravesé a la multitud murmurando en la
entrada, cuidada por Anna y Celenissa. Las personas se abrieron como un océano
ante nosotros.
Fuera, todos quienes habían luchado por
el Gran Árbol se juntaron: los caballeros de la guardia real, la milicia, los
voluntarios, e incluso Jean y Nico, nuestros refuerzos de la capital sur. Los
Griffins oceánicos verdes planeaban arriba, y no tenía problema en elegir el
nevado plumaje de Luce entre la manada.
De pronto, las voces gritaron,
“¡Caren!” y mis viejas amigas encapuchadas de blanco lanzaron sus brazos
alrededor de mí. Vi lágrimas en sus ojos, aunque normalmente eran tan
optimistas.
[Kaya, Koko.] Dije, forzándome a
sonreír. [¡No se preocupen! ¡Volveré rápido!]
Me abrazaron más fuerte sin decir
palabra, luego se hicieron atrás y asintieron.
Pisadas me alertaron la llegada de dos
Griffins oceánicos verdes. La madre tenía una montura en su espalda, y su
polluelo estaban montándose encima. El padre seguía atrás, junto con los
artífices, quienes debía haber llevado el arnés. El parte se paró frente a mí.
Entonces el padre Griffin recogió al polluelo con su amarrillo pico y lo
depositó en su espalda antes de enredar su largo cuello con el de la madre como
si dijera, “Cuídate.”
Alguien posó una capa violeta pálida
sobre mis hombros. Me giré a ver y…
[Caren.]
Mi mamá, sosteniendo una bolsa de
cuero. Me abrazó fuerte y me miré a los ojos.
[Allen está vivo.] Dije. [¡Sé que lo
está! ¡Así que esta vez, yo— nosotros— necesitamos ayudarlo! ¡Es por eso que…
me voy a la capital oeste!]
[Cuídate, bien. Y lleva esto contigo.
Mantelo cerca.] Con una mirada de angustia, mi mamá me entregó la bolsa y su
propio amuleto. Los tomé sin protestar. Entonces enterró su cara en mi pecho y
empezó a sollozar. ¿Qué más podía hacer que abrazarla igual?
Mi papá se nos unió y me entregó un
dije mágico del tamaño de una palma.
[¿Qué pasa?] Pregunté, pasmada.
[Las puse juntas con prisa. Señalará el
camino a la capital oeste.] Respondió. [Supongo que debo detenerte. Luego de lo
que le pasó a Allen…]
[Papá, mamá…] Me alejé de mi mamá, miré
a mis amados padres, y me incliné. [Siento tanto preocuparlos. ¡Pero quiero
salvar a Allen— para rescatar a mi hermano! Así que por favor… tengan fe en
mí.]
Ambos me apretaron en un gentil abrazo.
[Eras tan pequeña no hace mucho.] Mi
papá murmuró. [Pero creo en ti, Caren.]
[¿Cuándo te hiciste tan grande?] Mi
mamá añadió. [Creo en ti también. Después de todo, siempre seré su madre.]
[Muchas… gracias.] Lágrimas obstruyeron
mi visión. Mis padres acariciaron mi cabeza, entonces me liberaron.
Lord Richard salió del Gran Árbol con
Shima, Mizuho, Lotta, Ine, y Chiho.
[Velaremos de las cosas aquí, Caren.]
Shima prometió. [Lo hiciste mucho más fácil cuando derribaste el Gran Puente.]
Su amplio pecho estaba levantándose con orgullo. Supongo que Sui y Yoma estaban
en la enfermería.
[Creo que podemos soportar un poco
más.] Lord Richard añadió. [Y ahora Anna está aquí, puedo tomar un merecido descanso
de—]
[¡Vaya! ¿Su Alteza nos quiere reprimir
a simples maids? Oh, cómo me duelen mis heridas de guerra.] Anna pretendía
estar dolida, y Lord Ricahrd levantó sus manos en rendición. Todos sonrieron.
[¿Tienes la ruta, Caren?] Continuó. [Primero,
llega a la casa del Margrave Solnhofen en la capital oeste. Hay un gran árbol
muerto en los terrenos— no te perderás. Luego de eso—]
[Pedir una audiencia con la Anterior
Duquesa Leticia Lebufera, quien fue ayudante de la Estrella Fugaz, ¿cierto?]
[Solo me he reunido con ella una vez,
pero es una buena persona.] Confirmó. [Las noticias de la rebelión debieron
haber llegado a la capital oeste por ahora, y seguro que la han llamado.]
Asentí. Luego de un leve saludo a
Lotta, Ine, y Chiho, caminé al cuello de la madre Griffin y miré sus dorados
ojos. [Será un largo camino, pero no podré hacerlo sin ti.]
Ella cerró sus ojos y se acaricio
contra mí, felizmente apresurándome.
¡Está bien! ¡Es hora de irnos!
Ajusté mi boina escolar, me puse mi
capa y guardé el reloj de Allen en mi bolsillo interior. Entonces, bolsa de
trapo en mano, me monté en la madre Griffin.
[¡Juro que volveré con ayuda!] Grité a
todos los presentes. [¡Aguaten hasta que regrese!]
[¡Denle a Caren una apropiada
despedida!] Lord Richard gritó, y la guardia real me saludo. Regresé el gesto.
La milicia, voluntarios, y otros también me saludaron.
La madre Griffin extendió sus alas y
tomó vuelo. El padre surcó a la par de nosotras con su polluelo en su espalda.
Seguimos subiendo hasta que emergimos sobre el Gran Árbol, donde Luce y varios
cientos de Griffins oceánicos más estaban esperándonos. La manada se formó
detrás de nosotros… y empezaron a cantar.
¡Amplificación mágica!
Las alas de la madre Griffin empezó a
emitir un pálido brillo. Entonces aleteaba y se alzaba, dejando brillo mágico
mientras ganaba velocidad rápidamente. ¡Estábamos en nuestro camino a la
capital oeste y sus gobernantes, la Casa Ducal de Lebufera!
Un poderoso viento a favor nos llevo al
frente mientras apretaba con fuerza el reloj de bolsillo de Allen.
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