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Capítulo 3

 

Gruñí. Los sobresalientes depósitos de sal en el piso del calabozo no hacían nada por aliviar mi lento gateo. La fiera serpiente que había asesinado a los caballeros del Espíritu Santo en un solo golpe no estaba en ninguna parte. No podía sentir su maná tampoco.

 

Estaba en mala forma. Los golpes que el hombre de capucha gris— el confidente de Gregory Algren, Lev— había impactado en mi espalda con su báculo eran especialmente preocupantes. Necesitaba encontrar alguna manera de liberar mis brazos y quietarme los brazaletes que mantenían mi maná sellado. Dudaba que hubiera estado muy adolorido…

 

[Desde esa pelea con el dragón negro.] Murmuré débilmente para mí mismo.

 

Lydia me forzaría a tomar una semana de descanso si me viera así. [Eres increíble.] Diría. [Ridículo. Qué idiota. ¿Cómo puedes lastimarte mientras no estoy cerca? ¡Tampoco te atrevas a lastimarte cuando estás conmigo!] Y con eso, la bebé llorona de cuna de oro lloraría para dormirse.

 

No podía permitir que mis estudiantes— Tina, Ellie, y Lynne— me vieran en este desastroso estado. Podía imaginarlas pegadas a mi cama, conteniendo sus lágrimas mientras murmuraban. “Allen,” “Allen-sensei,” “Nii-san.” Adorable, claro, pero ¿qué tipo de tutor sería si causó que se preocupen? Ya les había dado suficiente como para preocuparse en estos días.

 

En cuanto a Stella… [Allen, por favor no haga nada más que descansar hasta que esté totalmente recuperado. Cuidaré de usted todo el tiempo. Estoy muy preocupada.] Apretaría mi manga y se rehusaría a irse.

 

Caren no lo pasaría por algo. [¿Por qué estás haciendo que Stella te cuide?] Ella demandaría. [¡Es mi deber de hermana! ¡Así funciona el mundo!] Entonces, con toda su ira murmurando y chispas violetas, me limpiaría con un paño húmedo.

 

Felicia probablemente tendría la más grande reacción, aunque trataría de no mostrarlo. [Allen, ¿por qué insiste en sobrepasarse?] Ella preguntaría, con un suspiro. [Eres una causa perdida. Ahora, ordenaré medicina de todo el continente. ¡Te necesito en forma pronto! ¡Y lo que sea que haga, no haga ningún trabajo en su habitación— porque yo lo haré!]

 

Podía imaginarme mi cama apilada con medicinas costosas. ¡Qué fragante abuso de autoridad!

 

Mientras mi imaginación volaba, no podía evitar sacar una sonrisa.

 

Bien. Si puedo sonreír, aún no estoy tan mal.

 

Necesito volver a ellas, no importa qué. Entristecerlas es la última cosa que quiero hacer. No puedo morir— no hasta que encuentre una forma de liberar los grandes hechizos de Tina y Lydia y pagarles a mamá, papá y Caren por todo lo que han hecho por mí. Y necesito hablar con Gil; estoy seguro que ha estado culpándose todo este tiempo.

 

Poco a poco, me abrí paso por la oscuridad, hacia algo que poseía una asombrosa cantidad de maná. Extrañamente, no sentía malicia. Si hubiera querido matarme, lo había hecho ya.

 

[Hay algo familiar con este maná. Me recuerda al Frigid Crane y Blazing Qilin.] Murmuré, recostando mi espalda contra un muro. Con un gruñido, me levanté y tambaleé al frente, un paso a la vez. Ignoré el agudo dolor; estaba dentro de lo que toleraba.

 

De pronto, lámparas de maná se encendieron en ambos lados. Ante mí se paraba…

 

[¿Una puerta?]

 

A mi retaguardia, sentía maná bajo un fuerte control— la fiera serpiente, supongo.

 

Levanté mis atados brazos y dije. [Gracias por tu ayuda de antes. Sin embargo, con mi magia sellada, dudo que seré de mucho uso para—]

 

Un destello de luz escarlata partió los brazaletes. Lo que quedaba de ellos cayó al suelo, dejando mis muñecas sin heridas. El hechizo había sido más poderoso y más preciso que el imbuido en la daga que Gerard había portado. Un tembló me recorrió, aunque eso no me detuvo de lanzar el hechizo elemental Divine Light Healing. Mi dolor físico se calmó a un nivel soportable.

 

Mientras estaba en ello, levanté los fragmentos del brazalete del suelo y los guardé. [La maldición inquisidora grabada en ellos te matará en diez días.] Uno de los hombres encapuchados de gris que me había traído aquí había dicho. Revisando mis muñecas en la tenue luz, las encontré marcadas con diseños maliciosos.

 

[Remover los brazaletes no levanta la maldición entonces.] Dije. Si el hechicero fuera a decir la verdad, tenía diez días restantes para vivir.

 

¿Diez días?

 

Algo como una campana resonó. Sin embargo, me giré… para ver hacia arriba a una enorme serpiente de fuego más alta que yo. [Gracias.] Dije. [¿Debo entrar?]

 

Los ojos de la serpiente de oscuro carmesí brillaron, los hechizos de fuego que yo nunca antes había visto empezaron a desplegarse. El mensaje era claro: [Sigue o dispararé.]

 

Estaba atrapado entre una criatura de incalculable maná y una serpiente armada con magia de fuego. De vuelta a la superficie, los Caballeros del Espíritu Santo me habían rodeado, y Lev no era un amateur. Yo, mientras, tenía a lo sumo un diezmo de mi usual fuerza. Tratar de abrirme paso sería un ejercicio temerario. Aunque esconderse tampoco me hace bien— moriría cuando mis diez días se acabasen. Mi único camino era adelante.

 

Me resolví y lancé mi peso contra la vieja puerta.

 

Abrió para una vasta cámara que te quita la respiración. Las lámparas de maná brillaban junto a los muros, significando que la visibilidad no sería un problema. Regresé mi atención al lado más lejano del cuarto y vi… un gigantesco zorro blanco, arrodillado con sus extremidades atadas con siniestros grilletes negros.

 

El zorro levantó su cabeza. Nuestros ojos se encontraron. Rugió.

 

El tremendo sonido causó una onda de choque que hizo que las lámparas de maná parpadearan y chispas violetas se esparcieron por la cámara. Actuando por instinto, lancé el hechizo elemental Divine Earth Wall varias veces. Tan pronto como había me había agachado fue que el vendaval llenó el aire alrededor de mí con escombros del muro roto.

 

[P-Pudo haber sido peor.] Murmuré.

 

Doce de los trece muros habían sido demolidos. Grietas recorrían al único de pie. ¡No podía empezar a calcular cuánto maná había metido en ello!

 

El zorro blanco estaba tratando de pararse, forzando las cadenas, pero las polvorientas restricciones contrarrestaban con una explosión de siniestro maná. Conocía esta magia, y sacaba mi odio a flote. Era el derivado del Radiant Shield y Resurrection empleadas por Gerard y Gaucher— el caballero del Espíritu Santo quienes Caren y yo habíamos derrotado en la capital este. Significa que el alcance de la iglesia se extendía incluso—

 

Con un perforador rugido que agitó los muros de la cámara, el zorro colapso. Cubrí mis oídos. Y entonces, me llegó: ¿Podía la bestia… estar gritando? Me di cuenta por qué la serpiente me había llevado a este cuarto— quería que rompiera las cadenas.

 

Miré sobre mi muro de piedra al zorro. Los grilletes parecían haberla inmovilizado como para moverse mucho. Estaba aullando y agitándose, quizás del dolor.

 

Recordé una lección que mi papá me había enseñado de niño. [Puedes olvidar las cosas que has hecho.] Dijo. [Pero nunca olvides lo que otros hacen por ti.] Y ya que la serpiente había removido mis brazaletes… debo de regresar el favor.

 

Papá, nunca he ido contra tus enseñanzas. ¿Qué tipo de hijo sería si empezara ahora?

 

Mi mente estaba resuelta. Aunque el maná del zorro vastamente opacaba el mío. Incluso en mi tope, pude haber no sido capaz de llegar al lado más lejano de la cámara— y está lejos de estar en forma. Luego de liberar un largo suspiro, saltó desde atrás del muro.

 

El zorro no podía pararse, pero aulló, las puntas de su pelaje blanco se tornaron violetas mientras lanzaba hechizos de luz que nunca antes había visto. Traté de interferir, pero no lo hice a tiempo— me faltaba maná, y el encriptado del hechizo se transformo como si estuviera vivo. Y ninguna magia a mi disposición sería suficiente para bloquear o desviar el ataque. ¡Eso solo me dejaba una opción!

 

Vertí el poco maná que podía reunir en un hechizo de viento. Entonces, lanzando una barrera resistente a la luz, corrí a través de la estrecha brecha entre los acabados pillares. Solo rocé el rayo por un momento, pero igual me impactó el agudísimo golpe. Un fuerte gruñido de dolor se me escapó. ¡Sin embargo, llegué al zorro!

Las cadenas están conectadas al muro. Si puedo tocarlas directamente, debería ser capaz de—

 

[Oh bueno, supongo que era demasiado por esperar.] Murmuré mientras el zorro levantaba su tembloroso cuerpo y se preparaba para lanzar otro hechizo.

 

La flotante fórmula era el epitome de la precisión, y ardía con electricidad mientras se dirigía a mí. la cantidad de maná que contenía fácilmente superaba los rayos que Gaucher había disparado luego de transformarse con Resurrection y Radiant Shield. No podía contenerlo solo con magia.

 

Lentamente, levanté mis manos y miré directamente a los dorados ojos del zorro blanco. [No quiero lastimarte.] Dije. [Puede que se capaz de liberarte de esas cadenas. Por favor, confía en mí.]

 

Abruptamente, cada luz en el cuarto se apagó. No se les había acabado el maná— ¡Era la interferencia! Antes que pudiera reaccionar, me encontré agachado en el suelo con un duro sonido metálico. Un grito se me escapó, pero yo no podía moverme.

 

Cuando la luz regresó, el zorro empezó a mirarme, sus filosos colmillos están a flor de piel. Vi la intensa precaución en sus ojos.

 

Oh vaya. Entre el dolor y la falta de maná, creo que puedo desmayarme.

 

Con gran esfuerzo, logré pasar mis dedos contra una cadena y traté de presentarme con la magia.

 

Ugh. ¿Qué es esta cosa? Está hecho para apretarse cada vez que el zorro se mueva. ¿Qué estaban tratando de hacer, rasgar sus piernas? ¡Esta no es manera de tratar a una criatura viviente!

 

Usando todo mi maná restante, me abrí camino a una sola cadena… y la dañé. El grillete cayó con un choque ensordecedor, y oí el suelo rajarse debajo de ello.

 

El blanco zorro me quito su pata derecha en aparente asombro. El ensangrentado miembro dolía de solo verlo.

[¿Eso me ganó… un poco de confianza?] Pregunté débilmente, forzándome a sonreír mientras mi visión se oscurecía.

 

No es bueno. No puedo levantar ni un dedo. Realmente… preferiría no morir aún.

 

La primera cosa que llegó a mis sentidos cuando desperté, gruñendo, fue la tenue luz de las lámparas de maná. Al parecer, el zorro había potado por no comerme. No había señales de la serpiente tampoco.

 

Eso me recordó un comentario de cierta chica golosa me había dicho una vez: [Hm. No me vas a dar algo rico ahora. Debes ser más dulce conmigo.]

 

Sabes, Alice, no salgo por postres con chicas quienes digan cosas como esa.

 

Aunque medio despierto, logré levantarme en una posición de sentado. Justo entonces, con un choque de metal, una loli de los hombres bestias de ojos llorosos vestida de blanco lanzó sus brazos alrededor de mí.

 

Me estupefacto “¿Disculpa?” estaba totalmente fuera de lugar en este lugar. Atrapé a la chica— un reflejo nacido del hábito— pero mi mente era un desastre.

 

¡¿Qué está haciendo una pequeña Caren aquí?!

 

Miré a la chica en la tenebrosa luz, entonces agité mi cabeza. [No, no eres mi hermana. Su cabello nunca ha sido tan largo o de este color, y tus orejas y cola son diferentes también. De hecho, con tus ojos dorados, casi te pareces como…] Me detuve, superado por las memorias de Atra, la chica del clan zorro que había muerto protegiendo a su hermana pequeña cuando éramos niños.

 

La pequeña no respondió. En silencio, me mostro su muñeca izquierda. Estaba esposada— mejor dicho, una cadena se pegaba lo bastante profundo para sacar sangre. Cadenas similares se ataban a sus piernas. Lágrimas salían de sus grandes ojos mientras agitaba su cabeza en protesta.

 

Rabia hervía dentro de mí. Sin dudar, intervine en la magia de las cadenas, ignorando el agudo dolor y una ardiente sensación como pequeños bichos correteando por todo mi cuerpo. Partes de la fórmula de hechizo tenían un parecido marcado a Gaucher.

 

¡Puedo hacerlo!

 

Canalicé todas mis fuerzas para deshacer el hechizo. Los grilletes en las piernas y muñeca izquierda de la chica se abrieron y cayeron al suelo, donde se desintegraron en una siniestra luz negra.

 

Mi siguiente acto fue lanzar hechizos de primeros auxilios en silencio en las heridas de la chica. Mi tratamiento dejaría cicatrices— necesita sacarla y encontrar a alguien para tratarla con magia de curación avanzada pronto.

 

Entonces estaban los pulsantes diseños en sus muñecas y tobillos. Las tomé por maldiciones, dado a su parecido a las marcas en mis propias muñecas. Levantar maldiciones era una rama de la magia— sin mencionar la intensidad del maná— extremadamente avanzado. Unas cuantas personas eran capaces de realizarla. El profesor y el director podían, pero nadie más en mi círculo inmediato. Había escrito un hechizo de purificación experimental en el cuaderno de Stella, y dudaba que lo hubiera dominado ya.

 

Mientras miraba en mis sombríos pensamientos, la loli me dio una mirada de incredulidad. Brotaba más lágrimas mientras me abrazaba con fuerza.

 

[Mi nombre es Allen.] Dije. [¿Cuál es el tuyo?]

 

La chica se echo a sollozar en mi pecho. Sus orejas estaban retorciéndose, así que quizás podía entenderme, pero no hablar.

 

Estaba encadenada y se ve como del clan zorro, pensé, aceptando juego sin resistencia. Su cabello es blanco con pálido violeta en sus puntas, y sus ojos son dorados.

 

[Incluso su maná cuadra con el de ese zorro.] Dije.

 

La chica me dio una mirada de pregunta.

 

[No te preocupes. Perdón por lo de antes.]

 

Ella agitó su cabeza repetidamente y luego se desplomó, abatida. Al parecer, quería disculparse.

 

Tenía razón— ella es ese zorro blanco.

 

La chica seguía mirando sus manos y pies.

 

[¿Aún duele?] Pregunté. [Si solo fuera un poco mejor en magia de curación.]

 

Con una serie de exagerados gestos, indicó que no necesitaba preocuparme.

 

Realmente me recuerda a una joven Caren, pensé, dándole una gentil palmada en su cabeza en agradecimiento. Oh, su cabello se siente diferente.

 

La chica actuó quisquillosa, pero felizmente acariciaba su cabeza contra mi mano.

 

Ahora, que gustillo…

 

Me agache para ver directo a sus hermosos ojos lustrosos. [Necesito dejar este lugar.] Dije. [Pero terribles personas están esperando en la entrada, y no puedo dejarlos atrás. ¿Conoces otra salida?]

 

La chica saltó y se tiró a mis manos con emoción. Sus muñecas aún estaban sangrando. Mi curación, al parecer, no estaba a la altura.

 

[Espera un momento.] Llame a la chica, quien se veía más ansiosa por partir.

 

Se detuvo, aunque sin ganas, así que le di otra palmada en la cabeza. Usando magia de viento, corté una sección relativamente intacta de mi andrajosa túnica, luego lo corté otra ver por todo lo largo para crear improvisados vendajes.

 

[¿Me dejarías ver tus muñecas y tobillos?] Pregunté, sonriendo mientras me agachaba otra vez al nivel de sus ojos. [Me gustaría atarte estos.]

 

Obedientemente levantó sus brazos y piernas uno a uno. Los lavé cada uno con magia de agua antes de vendarlos— no muy fuerte— con un pedazo de trapo y lancé otro hechizo de curación en silencio.

 

[Eso debería servir por ahora, pero vamos a conseguirte un apropiado doctor una vez salgamos de aquí.]

 

La chica les dio una desconcertada mirada a sus vendajes, luego empezó a dar vueltas alrededor de mí en evidente deleite. Ella era terrón de energía. Aunque, ¿cómo pudo llegar a ser aprisionada en un lugar así?

 

[El sello del Demonio de Fuego.] Dije, recordando lo que Lev había dicho cuando me había arrojado en la celda. [Creo que un pionero en magia tabú tenía ese nombre. Y esta es una ruina en el Océano de los Cuatro Héroes, más antiguo que la Guerra del Señor Oscuro. ¿Puede ser… su laboratorio?]

 

Mientras mis pensamientos finalmente empezaban a caer en su lugar, la chica tomó mi mano derecha y la tiró. Al parecer estaba diciéndome que me diera prisa.

 

Podía sentir otra puerta abrirse adelante, y suponía que necesitaría tomarla. No había a dónde ir. Al menos no había maldad en la chica. Confiaría en ella, decidí, mientras ella me llevaba de la mano a las profundidades.

 

Un tardío “Muy bien” fue todo lo que pude lograr luego de considerar lo que yacía en la siguiente cámara. La siniestra oscuridad del estruendoso aullido me dejo sin aliento. Encendidas lámparas de maná se alineaban en los muros, pero su débil luz siquiera llegaba a alumbrar el fondo.

 

¿Podemos bajar?

 

Dudé, y la chica me dio a mi mano otro tirón, sin miedo. Sus orejas y cola expresaban impaciencia con mi vacilación. Aunque, no podía evitar ser precavido.

 


Cuando no me movía, la chica se cansaba de esperar. Soltaba mi mano y marchaba directo a la oscuridad. Liberaba un grito de asombro, pero ella se iba. No podía sentir casi nada de su maná.

 

Traté de conjurar varios destellos y dejarlos caer en el borde, pero no revelaban nada. La oscuridad casi parecía devorar la luz. Si quisiera saber lo que estaba allí abajo, necesitaría ir yo mismo.

 

[No queda de otra, supongo.] Murmuré, rascando mi cabeza.

 

Luego de preparar un hechizo de levitación para activar en cualquier momento, entré en la oscuridad— o estaba cuando, de la nada, sentí el toque de una pequeña mano. La sorpresa casi me daba un ataque al corazón. Aunque mi agraviado “Hey” quedó en nada por la pequeñita ante mí, quien parecía estarla pasando en grande.

 

Me dispuse a bajar en la invisible escalera. Aunque solo había tomado un paso, el borde del agujero no se veía para nada. ¿Qué estaba pasando?

 

Los escalones bajo mis pies se veían firmes. Todo alrededor de nosotros, tenues luces brillaban aquí y allá. Se sentía como si me hubiera escondido dentro del globo celestial el que una vez le había mostrado a los estudiantes de la Academia Real.

 

[¿Son estas las mismas luces que volaban alrededor del Gran Árbol durante la Ofrenda del Espíritu?] Me preguntaba dudoso.

 

La chica tenía la estima en alto. Luces se levantaban del suelo debajo de sus pies, como incontables estrellas bañándonos en su pálido brillo.

 

¿Es esto… un tipo de magia?

 

[Increíble.] Murmuré en franca admiración. A pesar de nuestro predicamento, sentí un escalofrío subir por mi espalda, y no podía evitar sonreír. No sabía quién había construido este lugar, pero su maestría mágica estaba más allá de lo que podía comprender ahora. ¿Cómo funcionaba?

 

Prácticamente podía oír una exasperada respuesta de Lydia. [¡En serio, hay un tiempo y lugar! ¿Ya olvidaste que casi moriste? ¿O que puedes morir dentro de diez días? ¡Tengo algo de preocupación! ¡¿Debes ir por cada nuevo hechizo que veas?!]

 

Oh bueno… sé que me deje llevar.

 

La chica me lanzó una curiosa mirada, entonces le dio a mi mano otro exuberante tirón.

 

Ahora, me pregunto qué nos espera en el fondo.

 

✽✽✽✽✽

 

He estado descendiendo la invisible escalera espiral por un tiempo, aunque el fondo seguía sin verse. Solo pálidos brillos que danzaban en cada escalón que descendía y las luces mágicas que había conjurado apaciguaban la densa oscuridad. Si hubiera estado solo, el miedo pudo haber sacado lo mejor de mí. Sí, si hubiera estado solo.

 

La pequeña chica zorro sosteniendo mi mano izquierda me dio una mirada de asombro. El gesto, típico de ella, me recordó a una joven Caren.

 

[Oh, lo siento.] Dije. [Estoy bien.]

 

La chica sonrió.

 

Por fortuna, había recuperado el suficiente maná para conjurar agua. Con ello, había aplacado con mi sed y lavado un poco de sucio. Y pensé mientras miraba los vendajes en las muñecas y tobillos de la chica, que me había permitido limpiar sus heridas.

 

[¿Tus manos y pies duelen?] Pregunté, en respuesta a otra de sus miradas preguntonas.

 

Ella agitó su cabeza.

 

[Bien. Aunque esta escalera parece ser infinita.]

 

La chica solamente le dio otro tirón a mi mano y nos pusimos en marcha. No había soltado mi mano y me dirigió por el camino. Incluso cuando había tapado sus heridas, me había dado problemas tratando de resistirse.

 

Sí que es como Caren solía ser.

 

Sin embargo, el descenso me empezó a agotar. [¿Qué tal un corto descanso?] Sugerí.

 

La chica asintió, así que me senté en el lugar y estiré mis piernas. Cada parte de mí dolía, y ningún hechizo de curación que pudiera lanzar curaría heridas serias.

 

[¿Hm? ¿Cuál es el problema?] Pregunté, en respuesta a la determinada mirada de la chica. [Oh, ¿quieres sentarte en mi regazo? Está bien, ven aquí.]

 

Ella se me trepó, con el rostro brillante, y se dejó caer con una mirada de felicidad. Acaricié su cabeza mientras pensaba en mi predicamento.

 

Luego de nuestra batalla en la Ciudad Nueva, el Conde Haig Hayden me había tomado de prisionero. Levemente recordaba al anciano gran caballero, junto con el Conde Zaur Zani, mirándome mientras dirigían sus tropas.

 

[Escuchen bien.] El caballero había dicho. [Un verdadero caballero es aquel que alza al débil, y derriba al poderoso, y arriesga su vida por otros con una sonrisa. Nunca olviden eso, jóvenes caballeros. ¡Un hombre como Mr Allen… debería ser el modelo que lograr emular en todos los días de sus vidas!]

 

[¡Como un hechicero, nadie en el este iguala a su finesa!] El viejo hechicero continuó. [¡Y la fuerza interior que posee! ¡Nuestro reino es hogar de muchos hechiceros, pero no conozco a ninguno mejor! Jóvenes hechiceros, tienen largas vidas por delante de ustedes. Si se ponen un objetivo, debe ser él.]

 

Nunca supe que tan embarazoso podría ser tener a alguien tirándome flores cuando ni puedo responder. Debería intentarlo con las chicas alguna vez. Pero es como es…

 

 

Tanto como soy capaz de decir, los condes no querían tomar mi vida. Junto con el viejo Conde Harclay, quien estaba en la capital real, eran los pilares de la milicia de Algren— leales caballeros y hechiceros de los tiempos dorados. Claro, probablemente por eso habían sentido la necesidad de unirse a esta farsa.

 

Entonces Lev había regresado con sus caballeros e inquisidores del Espíritu Santo y me habían traído a este lugar— el Océano de los Cuatro Héroes, a menos que mi suposición estuviera mal. Dado a los golpes que había sufrido en el viaje y al hecho que, para mi conocimiento, los Algrens nunca habían invertido en viajes aéreos, debimos haber llegado la mayoría del camino en carruaje. Y tomando en cuenta el número de desagradables comidos que había recibido me llevaba a… la conclusión más horrible.

 

Bueno, habían sido diez días o más desde el estallido de la rebelión. Es más que el tiempo suficiente para que Lydia entre en locura, incluso con el listón que le había confiado a Sir Ryan Bor de la guardia real. Ella puede ser sorprendentemente rápida para perder la cabeza en momentos así. A menos que de alguna manera pueda hacerle saber que estoy vivo—

 

La chica había empezado a mirarme otra vez.

 

[¿Sí? ¿Ocurre algo?] Pregunté.

 

Ella respondió con salvajes articulaciones.

 

[Oh, ¿lo dije en alto? Veras, hay una chica que conozco. Ella es amable, pero una llorona, y necesito volver rápido a casa porque probablemente ha estado llorando todo este tiempo. Además, mi hermana está esperándome también. Tú me recuerdas a ella.]

 

La chica se veía preguntona.

 

[Mi linda hermana.] Dije. [Su nombre es Caren. Te la presentaré una vez salgamos de aquí.]

 

Ella me dio un gran abrazo. Qué tan encantadoramente expresiva puede ser. ¿Quién mierdas había puesto esas horribles cadenas en esta chica? La fórmula de hechizo probaba que ni la Iglesia o los Caballeros del Espíritu Santo estaban involucrados. Pero esto era del Ducado de Algren, y los grilletes de la chica al menos habían estado allí unos cuantos años. Dudaba que el viejo Duque Guido Algren, un leal miembro de la corona, hubiera permitido el ingreso de la iglesia. Y sobre todo, ningún caballero o hechicero ordinario pudo haber pasado a la serpiente.

Naturalmente, no tenía ilusiones que esta chica fuera un hombre bestia ordinario. Ninguna persona podría sobrevivir por años encadenado como ella lo había estado. En cuanto a lo que realmente era, tenía mis sospechas.

 

¡Pero todo eso podía esperar hasta que lográramos nuestro escape! Si no salía de aquí de prisa, Lydia entraría, cortaría todo en pedazos y quemaría toda el área— incluso toda la isla— para destruir la evidencia. Luego de eso… estaría en otra abducción. No había razonamientos con ella. Dada la localización, encontraba horrorosamente fácil imaginarla llevándome directo al norte sobre el Océano de los Cuatro Héroes hasta Lalannoy. Encabezados proclamando, “¡Lady Lydia Leinster se va a la república!” no sería algo para reírse.

 

Tina y Ellie estarían bien— Stella estaba con ellas. Nuestra santa era una dura con una buena cabeza en sus hombros (NT: pero muy simp, papi). Ella mantendría a sus hermanas bajo control y no haría nada temerario.

 

Todo debía ser más duro para Lynne. Lydia por desgracia tienden a encerrar su visión cuando se siente ansiosa.

 

Felicia estaba con Emma y las otras maids, así que probablemente escapó a la capital real y llegó al sur. Solo esperaba que no hubiera arruinado su salud en el proceso.

 

Eso me deja…

 

Acaricié la cabeza de la chica un poco fuerte y me dio una mirada.

 

[¿No te gusto?] Pregunté. Pero se veía muy feliz. [¡En ese caso, ¿qué tal esto?!] Acaricié más fuerte, y la chica se retorcía felizmente en mi regazo.

 

Luego de Lydia, Caren era la más probable a perder la cabeza en momentos así. [¡El deber de una hermana es proteger a su hermano!] Pero hablando como su hermano, deseaba sinceramente que mi hermanita se quedará sana y salva.

 

¿Nuestros padres estaban a salvo? Mi corazón dolía cuando recordaba nuestra partida en el puente ante el Gran Árbol. Pero no me arrepentía. Si tuviera que hacerlo otra vez, tomaría la misma decisión cada vez. Si no es por mis padres y Caren, mi vida habría terminado hace mucho— el momento había llegado simplemente para devolver el favor.

 

En cuanto a Richard… Sería mejor alejarme de él por el momento. Él era más de sangre caliente de lo que se deja ver y sin duda vendría con todo en nuestra próxima reunión. Bertrand y sus compañeros podrían hacer lo mismo. Ellos tenían el derecho a estar furiosos luego que los hubiera lanzado al canal en el amargo final.

 

La pequeña empezó a cantar y pálidas luces alrededor de nosotros bailaban como si estuvieran vivas. Mientras, mis pensamientos seguían dando vueltas.

 

La rebelión sería suprimida en poco tiempo. Los Algren y sus vasallos del este no habían salido a una campaña en doscientos años. Su logística palidecía en comparación a las otras tres casas ducales. Incluso si lograban ocupar la capital real, dudaba que serían capaces de retenerla. Podían enviar suplementos por tren, pero eso no les haría ningún bien— aún necesitarían descargar, almacenar y distribuir el carguío. Y mantener tal sistema de largo plazo serpia una monumental tarea. Dudaba mucho del líder rebelde, Grant Algren, tomando en cuenta la dificultad de su tarea.

 

En un nivel puramente táctico, la diferencia era más grande. Ninguna armada en el continente podría derrotar a los Leinster o Howard en el campo de batalla. La Alianza de Principados y el Imperio Yustinian podían tratar de tomar ventaja de esta rebelión, pero aun así, esas dos formidables casas ducales los harían a un lado sin complicarse la vida.

 

Recordé la conversación que una vez tuve en ese café con el techo azul cielo. Mientras se devora una de las especiales tartas, una chica con cabello rubio plateado felizmente— aunque sin aparente interés— me había enseñado el internacional balance del poder. [Las ovejas no puedo derrotar a los perros con lobos liderándolos; son solo desayuno.] Creía en lo que había dicho [Y los conejos no pueden derrotar a las aves con agilas liderándolos; son solo la cena.]

 

Alice, me gustaría pagarte por tu ayuda durante esa pelea con el dragón negro, aunque me di cuenta que ayudar al Héroe podía ser mucho que esperar. Y claro, sé que no se involucrará en cosas de humanos. Ahora, ¿dónde estaba?

 

Bueno, la casa ducal del oeste de Lebufera no necesitaría intervenir. Aunque lo haría— si los hombres bestias invocaban el Antiguo Pacto. Nadie había olvidado sus dudas y su historia. Aunque… recordando al consejo de jefes cuando los había visto me ponía de mala leche. Por ahora, ellos debían haber estado—

 

[¡Whoa!]

La chica en mi regazo terminó de cantar y presionó sus manos en mi mejilla con gran devoción. Al parecer resentía mi falta de atención.

 

[Lo siento.] Dije. [¡Te lo compensaré… con esto!]

 

Ella se veía sorprendida y entonces intervino con deleite mientras yo me paraba, levantándola en mi espalda. Ella era increíblemente ligera.

 

[Ahora, vamos.]

 

Desde su posición en mi espalda, respondió con una canción llena de emoción. Realmente parecía comportarse como Caren solía hacerlo.

 

Necesito darme prisa en volver— volver a donde pertenezco.

 

Con la resolución renovaba, regresé a mi caminata por la escalera espiral.

 

 ✽✽✽✽✽

 

[¿Crees que este sea el fondo?] Pregunté en voz alta cuando después de escalón tras escalón invisible me dio la certeza de tierra firme.

 

Pero mientras dejábamos la escalera, nuestros alrededores se mantenían oscuros. Conjuré varias luces flotantes, pero fallaron en iluminar el camino por delante. Los pálidos brillos danzando también se fueron.

 

Tanto como podía determinar usando magia de viento, estábamos en otro gran espacio, aunque no tan vasto como el salón de arriba. Claro, no podía estar seguro si estábamos en la misma torre. ¿Que si habíamos sido teletransportados sin darnos cuenta? Tocar muros le puso un fin a esa preocupación— estábamos mojados por partes con agua salada. Al mismo tiempo, lo que encontré me dejo perturbado.

 

[Los muros están cubiertos con una fórmula de hechizo antigua.] Murmuré. [¿Pueden ser los mismos como aquellos en los canales subterráneos de la capital este?]

 

La chica asomó su cabeza sobre mi hombro para ver.

 

[Está bien.] Le aseguré. Luego de lavar mis manos con un hechizo de agua, le di una palmada en la cabeza. Ella le había tomado gustillo a ir en mi espalda, como si sus musicales gritos fueron algo para ignorar. Hice una anotación mental para darle un paseo en mis hombres también si fuéramos a salir de aquí.

 

Entonces, me senté y agaché para verla a los ojos. [¿Es aquí donde me querías llevar?]

 

Su gesto de respuesta, el cual hacía uso de todo su cuerpo, era un ambiguo “Sí.”

 

[Está bien.] Dije, con una sonrisa y asentí. [¿Me llevarías por el camino?]

 

Ella me dio otro salto y caminó, jalándome por el camino de la mano. Parecía saber a dónde iba. Sus orejas y cola se meneaban, animada y sin miedo, y no mostraba rastros de las lágrimas que había derramado en nuestra primera reunión.

 

Seguí, manteniendo la guardia en nuestros alrededores— solo en caso— y continué con mis pensamientos. ¿Qué había dicho Lev? [Levanta el sello del Demonio de Fuego, luego muere. Eres una llave desechable.]

 

Dudo que estuviera hablando de sus cadenas, pensé, observando a la emocionada chica delante de mí. No sentí nada del maná de la serpiente en ellas. Significa que…

 

[El sello “real” está más adentro.] Murmuré, deteniéndome para ver al frente.

 

La chica me miró, como si dijera, “Sigue caminando.”

 

[Oh lo siento, ¡Toma, abrazo del osooooo!] Dije, doblando mis rodillas y dándole un gentil abrazo, justo como mi madre solía hacerlo conmigo. Sus retorcidas orejas y ondeante cola me mostraban que lo disfrutaba tanto como Caren siempre lo hacía. En una vista más cercana, pude ver un toque de violeta en su blanco cabello— quizás era su color natural.

 

Entonces, mi estómago gruñó. Seguí el sonido con un vergonzoso “Oh,” aunque era algo natural. No había comido desde que los inquisidores me habían traído aquí.

La chica me miró, perpleja, entonces toco mi barriga con su dedo índice.

 

[Ese ruido significa que tengo hambre.] Expliqué. [Una vez salgamos de aquí, tenemos muchas cosas dulces que comer. (NT: como por ejemplo, Stella y Lydia)]

 

La chica se veía alarmada, entonces corrió.

 

[¿Qué ocurre?] Pregunté, siguiéndole en asombro.

 

Ella se detuvo luego… aunque no podía ver nada. Llevé mi luz cerca del lugar, pero solo revelaba un sucio muro de piedra.

 

La chica saltaba de arriba y abajo.

 

[¿Aquí? No veo ningún—]

 

Tan pronto como había tocado el muro con mi mano derecha que un escalofrío me paso.

 

Así es cómo me sentí luchando contra el dragón negro o ese demonio de cuatro alas— como el miedo de una insuperable brecha tiene mi corazón en sus manos. Y aun así…

 

La chica no sintió tal cosa. Por el contrario, ella estaba meneando su cola con todo corazón y viéndose como si quisiera saber por qué me estaba tomando mucho tiempo.

 

Supongo que no daría una buena impresión si tirara la toalla ahora.

 

Sonriendo, seguí tocando el muro. ¡Un instante después, maná surgió detrás de mí! corrí por ahí en sorpresa para encontrar lámparas de maná en los muros encendidas y la fiera serpiente volaba a mí. Salté a un lado, y se impactó en el muro, en el cual se quedo enterrada.

 

[¡¿Q-Qué diablos?!]

 

Una puerta negra emergió donde estaba seguro que había estado una gran roca hace un momento. Un torrente de maná escarlata vivido siguió y empezó a construir simultáneamente ocho de los hechizos de fórmula más complicados que haya visto.

 

E-Este maná puede ser…

 

[¡¿El mismo tipo usado en la fórmula de Blazing Qilin?!] Exclamé. [Entonces… ¡Este debe ser el “sello del Demonio de Fuego”!]

 

Sentí mi corazón acobardarse. Había tenido a Lydia y Tina a mi lado en ese encuentro. Ahora, sin embargo—

 

Cálidos deditos se cerraron alrededor de mi mano izquierda. La chica de orejas de zorro me sonrió gentilmente, como si dijera, [No te preocupes. Estoy aquí, ¿recuerdas?]

 

Mi mente se calmó. Había visto su fórmula antes, así que debería ser capaz de lidiar con ellas. Y si dejo que el miedo me gane…

 

[¡”No tengo ningún derecho de ver el futuro de Lydia o las chicas”!]

 

El hechizo de fórmula estaba extendiéndose para cubrir no solo la puerta, sino toda el área alrededor. Su belleza me ponía rojo de envía, y su precisión era sin igual. Pero también eran hostiles. Si liberaban su magia, sería un hombre muerto.

 

Liberé un profundo respiro, toqué la puerta negra para empezar mi interferencia… y de inmediato me lleve una gran sorpresa— el enorme volumen de información casi fríe mi cerebro. Tuve que batallar para mantenerme de pie.

 

Mentalmente, subscribí lo que había aprendido:

 

·         Esas fórmulas se parecían a las de la fiera serpiente.

·         Todas estaban encriptadas, y el encriptado cambiaba a una rápido velocidad. Controlarlas o acabarlas era imposible.

·         Este encriptado era casi idéntico al cifrado usado en el diario que había contenido el hechizo de fórmula del Blazing Qilin.

·         Esos hechizos contenían asombrosas cantidades de maná— más de las que Lydia podía generar ahora y a la par con lo que imaginaba que Tina podía lograr un día en su mejor día. Quien sea que hubiera hecho estos era incuestionablemente un genio superhumano.

·         ¡Si salían, golpearían con la fuerza de la magia de asedio estratégico!

 

La fórmula continuó creciendo todo el rato, incluso llegando hacia la escalera espiral que habíamos bajado. Sonreí. ¡A menos que las deshiciera, esos hechizos no solo arrasarían la isla, sino también dejar su marca en el escenario aledaño!

 

La chica me miró, perplejo. Puede que no haya sido capaz de seguir lo que estaba pasando.

 

Agriete el encriptado y estaba por desarmar el primer hechizo, pero vino a mí antes que tuviera la oportunidad. [¡Lo siento!] Dije mientras estaba lidiando con el rápido cambio de fórmula. [¡Con mi maná, este puede ser un reto!]

 

La chica me dio otra mirada de asombro, entonces junto sus manos y empezó a cantar. Pálidas luces empezaron a juntarse alrededor de mí y brillar más fuerte.

 

[Qué carajos—]

 

Deje mi pregunta a medio camino mientras mi maná de pronto aumentaba. ¡¿Había sido forzado a enlazarme con las parpadeantes luces?!

 

Siento que puedo hacer lo que sea. Solo había esperado esta abrumadora sensación una vez antes— cuando había forjado un profundo enlace con Lydia durante nuestra lucha contra el dragón oscuro. E incluso eso pudo haber no sido tan intenso.

 

Lo sabía. Esta chica es un gran hechizo. Y estas luces son elementales, así que— ¡No, todo eso puede esperar!

 

Apoyándome en mi nuevo maná, me dispuse a desarmar la fórmula por la fuerza bruta. Mientras estaba en ello, ondeé mi mano derecha y dirigí múltiples lanzamientos del hechizo avanzado Imperial Light Recovery a la chica y a mí. Una vez nuestras heridas sanaron, traté de levantar la maldición en mi mano, pero no sirvió.

 

¡Esas marcas del maleficio están más allá de lo que puedo hacer! ¡Si solo hubiera pasado más tiempo estudiando purificación!

 

Aun así, estaba logrando detener la expansión de los hechizos mientras los desarmaba. Uno, dos, tres, cuatro… Al final, penetré siete fórmulas. Justo cuando iba a ir por el octavo y último, se me hizo demasiado difícil. Gruñí mientras la fórmula final me tiraba hacia atrás, incluso tragándose los hechizos que pensaba que ya había desarmado.

 

¡No va bien!

 

Justo entonces, un desconocido hechizo de apoyo apareció en la puerta, y una escritura consigo. La fórmula era elegante, aunque sólida y dibujó todos los ocho elementos.

 

¡¿Es derivado de la magia botánica?!

 

Audazmente incorporé la nueva fórmula solo, acelerando mi descifrado.

 

Podía decir que el mensaje era bastante viejo debido a que la primera mitad se había deteriorado hasta lo ilegible, y las letras usadas me permitían reducir el período de tiempo. ¡La rama oeste del clan lobo había usado este dialecto cerca de hace doscientos años!

 

Los tres cruzamos el corredor dimensional y llegamos aquí, en las profundidades de la torre del laboratorio del Corazón de Éter. Y aunque levantamos siete de los sellos en la puerta trasera, escogimos retirarnos. Para cualquiera de mi familia que pueda leer esto, deje un hechizo para ayudarte, y el nombre que desbloqueará el sello final. Cuando lo obtengas, es que yo no tuve el coraje de ver lo que yace al final. Si lo encuentras útil, espero que dejes una fruta del Gran Árbol en mi tumba. El nombre es…

 

El nombre y fecha se habían desvanecido, pero podía suponerlo. No muchos hombres bestias hablaban el dialecto del clan lobo del oeste y ansiaban la fruta del Gran Árbol.

 

Ya veo. Así que también aquí. Ahora, doscientos años luego, estoy aquí con el mismo nombre. ¿Las maravillas nunca cesarán? Y lo que es más…

 

Miré a la pequeña zorro cantando y sonriendo.

[Tu nombre también es Atra.]

 

Sus dorados ojos se abrieron. “Atra,” murmuro, sonrojada, pero llena de dicha.

 

Las luces alrededor de nosotros crecieron a un deslumbrante brillo, y el maná a mi disposición se incrementó. El sello que me la había puesto difícil se derretía. Al menos, las ocho fórmulas de hechizo se desintegraron. Toqué la superficie de la puerta trasera y la empuje con todas mis fuerzas.

 

En un rincón de mis ojos, miré a la fiera serpiente transformándose en un hechicero con largo cabello carmesí y un par de pequeños lentes.

 

Dónde la había visto— ¡Esa visión cuando sellé al Blazing Qilin!

 

Al siguiente momento, Atra y yo estábamos metidos en la puerta negra. Aún podía sentir su cantico.

 

✽✽✽✽✽

 

[¿Dónde diablos…?]

 

Lo siguiente que supe, estábamos parados en un desconocido camino de piedra. Miré alrededor, pero no vi rastros de la puerta o el lugar que recién dejamos. Leves luces brillaban sobre nosotros y sentí una gustosa briza. Flores que nunca antes había visto florecían a un lado del camino, el cual atravesaba un bosque de árboles.

 

[¿Bosque?] Murmuré mientras revisa el escenario. [No, los árboles están arreglados muy pulcramente para eso, y este camino claramente está hecho por el hombre. Un jardín abandonado, ¿quizás? Tina sería capaz de decirme más de esto.]

 

Miré arriba y vi ramas de árboles atravesando la estructura restante de un edificio, el cual se veía como si una vez hubiera sido equipado con vidrio. Y más arriba…

 

[¿Una banda de Griffins oceánicos verdes?] Tanto como sé, esa raza solo habitaba las regiones estes del reino. Pensé en la evidencia por un rato. Luego, obtuve una explicación. [Estas deben ser las ruinas de un invernadero o algo así. Aunque, cómo llegaron aquí de tan profundo— ¡Whoa!]

Atra tiró de mi mano izquierda con las dos suyas. Al parecer, quería que la siguiera. No podía comprender dónde estábamos, pero opté por seguirla por el momento. Nos fuimos juntos.

 

Mientras continuábamos bajando, experimente un fuerte sentido de déjä vu. Aunque este lugar obviamente fue construido a una escala más grande, el diseño de sus caminos, la forma que sus árboles y flores habían sido plantados, e incluso la localización de lo que una vez debió haber sido una área de descanso todas tenían fuertes similitudes al invernadero de Tina en las afueras de la capital norte.

 

[Aunque digo…] Dije. [Quizás este lugar fue la inspiración.]

 

Ni la capital real podía jactarse de un invernadero tan grande como el de Tina. Me había impresionado por su tamaño en ese momento. Sin embargo, en retrospectiva, no podía evitar preguntar cómo una casa ducal había logrado exceder a la primera ciudad del reino. Dudaba que el Duque Walter deliberadamente hubiera retenido la información. Lo más probable, el mismo no lo sabía. Tendría que preguntarle quién había diseñado ese invernadero cuando nos reuniéramos la siguiente vez.

 

Mi investigación con la difunta madre de Tina y Stella apenas había progresado, a pesar de que había estado en ello desde invierno. Aunque había descubierto su apellido original— Etherheart. Y había leído ese mismo nombre en el mensaje de la puerta.

 

[Significa que la Duque Rosa pudo haber conocido este lug— ¡Ah!]

 

Una salpicadura de agua fría pudo un abrupto fin a mi especulación. Un grito musical llevó mi atención a Atra, quien se había subido en los restos de una fuente. El agua aún estaba chorreando en la arruinada base. Su malévola mirada y girante cola me decía que quería jugar.

 

[¡Hey! ¿Alguien ha sido atrevida?] Demandé, mirando a la chica. [¡Los niños que no se comportan… se ganan esto!] Salté a la antigua fuente y me dispuse a lavar a Atra en el arrojo de agua limpia.

 

De corazón, pensaba que Caren y yo a menudo habíamos saltado dentro de un canal así en nuestro camino a casa de salir a jugar. Pero mientras estaba nostálgico, Atra se libero de mi agarre y felizmente me lanzó agua.

 

[Sí que lo haz hecho.] Amenacé a la bulliciosa chica que se giró a huir. Ella era como una niña de los hombres bestias mientras se abría paso por el agua, gritando alegremente.

 

Una vez nos quitamos la suciedad, continuamos nuestro camino, masticando suculentas frutas de los árboles que nos encontrábamos. Estaba fascinado de descubrir que pequeñas aves y animales no había de nuestro acercamiento. Parecía que las personas se llevarían una desconocida vista de aquí.

 

Atra le dio otro tirón a mi mano.

 

[Oh, lo sabía.] Dije mientras la puerta a un cuarto privado muy parecido al de Tina entraba en mi visión.

 

Caminé hacia la puerta de madera y cautelosamente ponía mi mano en ello. Aunque sin barreras, se había encerrado en una capa sobre otra capa de magia de prevención. Lentamente la abrí, luego me congelé.

 

[Esto es… increíble.] Murmuré, asombrado.

 

El cuarto estaba completamente cubierto con libreras. Iniciaban cerca de la puerta y continuaban en el camino en los muros. Una vez más, me recordé del cuarto de Tina, pero en una escala más grande. Toqué un tomo— Un Registro de Todos los Caballeros Celestiales y los Magos Celestiales. Esos extintos títulos que una vez habían caracterizado a los maestros más fuertes vivientes en el combate cercano y de largo alcance, respectivamente.

 

[Sin polvo.]

 

La percepción de los hechizos evidentemente se extendía a todo el cuarto. Podía esperar a examinar detenidamente esta biblioteca priva. Sin embargo…

 

Miré a Atra. Jugar entusiásticamente la había dejado cubierta con hojas, significando que la primera cusa que debía buscar era…

 

[Un baño, supongo.] Murmuré. [Qué con toda la magia preservando este lugar, aún puede ser de utilidad. Y— ¡Hey! ¡Vuelve aquí!]

Atra se había metido más dentro del cuarto, sus orejas y cola se levantaron. Asumía que no era fanática de los baños.

 

Cada vez más una joven Caren.

 

Sonriendo, me embarqué en un juego de parejas con la chica.

 

Luego de un tiempo de persecución, logré descubrir un baño al aire libre que aún funcionaba. Luego de una lavadita y enjabonada para calmar mis pensamientos, empecé, confusamente, ver la gran imagen.

 

Este lugar era más grande que la mayoría de mansiones, aunque no tenía corredores— cada puerta se abría directamente al siguiente cuarto. La gran biblioteca a la que había entrado primero, un cocina evidentemente sin uso, el baño de aguas calientes al aire libre, y una simple área de trabajo, y más estaban diseñadas para formar toda una residencia juntas. Ninguna de las fórmulas de hechizo que los mantenían juntos se ajustaba a los patrones existentes. Mi miserable maná no será suficiente para activar uno solo de ellos.

 

Pasé mis manos sobre los closets negros que se alineaban en los muros del cuarto. Estaba usando una nueva camisa blanca, la cual Atra había encontrado para mí durante mis exploraciones. Quizás había vivido aquí una vez.

 

Los closets estaban hechos de madera. Pero ¿qué podría preservar que la madera se pudriera por siglos, incluso con la magia de preservación? Mi mente se transportó al Gran Árbol sobresaliendo sobre la capital este.

 

Atra me dio una mirada de asombro, preguntándome por qué no la estaba siguiendo, y corrió a mí. Su cabello estaba mojado, y tenía un nuevo vestido blanco, pero los vendajes que había atado alrededor de sus muñecas y tobillos aún estaban allí— no se veía con ganas de quitárselos. Pretendí no notar que se acercaba… luego la atrapé en un abrazo. ¡Prisionero asegurado!

 

La pequeña se revolcaba en mis brazos, usando todo su cuerpo para protestar.

 

[No hay nada de injusto con esto.] Respondí. [Ahora, sequemos tu cabello, luego encontremos un lugar para descansar.]

 

Atra apuntó su brazo a la puerta. Seguí sus direcciones por varios cuartos llenos con closets y llegamos a otra puerta, más grande que el resto. Parpadeaba con el encriptado cuando Atra lo tocó, impidiendo nuestra entrada. Sin embargo, al final, la fórmula cedió, y la puerta se abrió.

 

[Muy bien.]

 

Nos encontramos en una habitación con una enorme cama con dosel en el centro. Una pequeña mesa y una silla común de gran antigüedad se postraban al costado. Aunque más closets se alineaban en las paredes, y luces ocupaban los cuatro rincones. Una llamativa alfombra carmesí cubría el suelo.

 

Me sentí un poco culpable de colarme, y Atra se aprovecho de mi disconformidad para salirse de mi agarre. Se tiró directamente a la cama— o más bien, en mi hechizo de levitación, en el cual la atrape antes de que aterrizara en ella. La pequeña giró en medio del aire, sus flequillos, orejas, y cola se pararon de lleno mientras hacía pucheros del disgusto.

 

[No.] Le dije. [No mientras tu cabello esté mojado.]

 

La puse en una silla de madera y comencé a secar su cabello con una cálida briza mágica. Ella se alegró y chillaba de la felicidad.

 

Esta mesa y silla no vienen de un artesano— un principiante las hizo a mano. Pero al mismo tiempo…

 

[Realmente debieron haberlas atesorado. Tienen cerca de un millar de hechizos de preservación.] Murmuré. [Bien, terminé.]

 

Atra se paró y empezó a girar en el lugar, disfrutando el sentimiento de su nuevo cabello lavado y secado. Entonces, corrió a mí. La atrapé, y de inmediato empezó a treparse sobre mí.

 

¡Oh no! ¡Por fin logre limpiar, y ya quiere jugar otra vez!

 

 

Con otro hechizo de levitación, gentilmente arrojé a la asombrada chica en la cama. Rebotó unas cuantas veces con exuberancia antes de enroscarse en las mantas. Ella se meneó debajo de ellas un par de veces, luego sacó su cabeza para verme. Atra le dio unas pataditas a la cama, ordenándome sentarme. Una vez obedecí, recostó su cabeza en mi regazo, así que la acaricié, para su evidente satisfacción. Pronto, el sonido de relajados y regulares respiraciones anunciaban que ya estaba dormida.

 

Pensé que sabía lo que Atrae era. Pero lo que sea que fuera, le debía mi vida. Tenía que hacer algo. Una vez más, recordé la lección que había aprendido de mi sabio padre: [Puedes olvidar las cosas que has hecho, pero nunca olvides lo que otros hacen por ti.]

 

Deslice mi mano izquierda y la postre en la cabeza de la niña.

 

Sí, papá, lo recuerdo. Después de todo, soy tu hijo.

 

Sentí una presencia detrás de mí. Lentamente, pase la cabeza de Atra a la almohada, luego me pare y gire. El verdadero desafío, suponía, estaba por empezar.

 

[Te he estado esperando.] Dije.

 

[Llevemos esto a otro lado.] La gélida voz de una joven mujer respondió. [No debemos arrastrar a Atra a esto.]

 

✽✽✽✽✽

 

Lo siguiente que supe, estaba parado en el primer cuarto al que había entrado. Asombrado, no podía evitar murmurar. [Hace que teletransportar a otros se veía fácil.]

 

[¿Cómo puede un hombre romper los sellos a los que le dedique mi vida dejar que un hechicito como este lo sorprenda?]

 

Me giré a ver a la belleza con sus pequeños lentes y distintivas trenzas, parándose al lado de una mesa. Tenía la bata de un hechicero con sombras escarlatas, y una espada encantada colgaba de su cintura. Suponía que estaba al final de su adolescencia. Algo de ella me recordaba a Lydia, aunque no podía pensar en qué. Sus brazos estaban cruzados, y me miraba con frialdad— aunque su translucida figura me decía que esta mujer ya no estaba entre los vivos.


[Soy Allen, hijo de Nathan y Ellyn del clan lobo.] Dije, recordando lo que había visto cuando había sellado el Blazing Qilin. [¿Tengo el honor de dirigirme al hechicero aclamado como un genio sin igual de hace cinco siglos— el gran Demonio de Fuego?]

 

Una daga de fuego se disparó pasando mi cuello a una increíble velocidad, entonces se detuvo en un librero y se quedó colgada en al aire. Había sido totalmente incapaz de reaccionar. El más leve movimiento habría significado mi muerte.

 

[No uses es apodo.] La mujer respondió. [Y tampoco me gustan los títulos.]

 

Incontables serpentinas raíces de fuego se expandían a mi alrededor en un amenazador círculo. Aunque ninguno de los libros o libreros agarraron fuego. Incluso más allá de ello, ella controlaba sus hechizos con asombrosa finesa. Me sentía tan fuera de clase que mi curiosidad se llevo lo mejor de mí.

 

[Ruego su perdón.] Dije. [Pero ¿cómo es que Atra llegó a estar encadenada así contigo aquí? Eso debió haber pasado hace años, si se toma en cuenta el maná.]

 

[¿Por qué debería decírselo a un hechicero de tu calibre?] Demandó.

 

Agité mi cabeza en silencio. No tenía razón para decírmelo. Sin embargo… [¡Entonces por favor, quítale la maldición a Atra!] Rogué. [No quiero verla sufrir.]

 

Pude oír sus dientes apretarse mientras su hermoso rostro se convertía en una máscara de ira. [¡Si pudiera hacerlo, lo habría hecho hace mucho tiempo!]

 

Un vendaval de fuego carmesí soplaba por el cuarto, y varias fieras serpientes de inmediato se acercaron a mí. Sin embargo, continué.

 

[Si no puedes levantarla, ¿quién puede? Luche contra la Iglesia del Espíritu Santo y sus caballeros varias veces antes que me lanzaran a este calabozo, y reconozco la marca de la maldición de Atra.] Desplegué la marca en mi muñeca izquierda y vi sus ojos fruncidos. [Estoy seguro que es el mismo tipo de maldición, aunque la suya es mucho más potente. Con un ejemplo para trabajar, quizás puedas—]

 

[Esa maldición fue inventada para matar a los Etherhearts y despertar a los grandes hechizos capturados.] Ella interrumpió. [No pude romperlos cuando estaba viva, y mis desechos tienen menores chances.]

 

Desechos, ¿huh?

 

Supongo que solo había logrado romper su sello, incluso con la ayuda de Atra, debido al tiempo requerido que había tomado.

 

[Un lobo con el mismo nombre que tú, lo más lejos que llego hace doscientos años fue la puerta negra.] La mujer continuó, mirándome. [Él era una llave genuina. Para ser honesta, esperaba que lo abriera. Pero se detuvo luego del séptimo sello y se fue— debió haberse dado cuenta de lo peligroso que este lugar es. ¡Y ahora una llave defectuosa, de entre todas las personas, viene y se mete!]

 

Al parecer, la Estrella Fugaz poseía una habilidad como la mía— aunque una versión más potente. Bueno, luego de ver el hechizo de apoyo que había dejado, no estaba en posición de argumentar.

 

[¡Me iré de una vez si me dices cómo!] Rogué en serio mientras ella me fijaba su mirada. [Tengo muchas otras preguntas para ti: ¿Dónde estamos? ¿Para qué fue construida esa torre? ¿Quién aprisionó a Atra? Pero no puedo permitirme el tiempo para preguntarlas. Y… dudo que tú puedas.]

 

Aunque el maná de la joven seguía inmenso, claramente había estado perdiendo poder desde que romí el sello.

 

Las serpientes de fuego se desvanecieron. [Eres igual de astuto que él lo fue. Bien, te contaré todo. Pero solo—] Para mi sorpresa, de pronto arremetió contra mí. [¡Si me vences!]

 

Su espada salió volando de su vaina en un movimiento horizontal. Tenía que agradecerle a mi entrenamiento con Lydia por mi habilidad de esquivar los cortes. Mi cuerpo reaccionó más rápido que mi mente, canalizando magia de viento en mis pies. Luego de rechazar la hoja, de inmediato me hice atrás para ganar distancia.

 

¡Los libreros en el camino de su espada no tenía un solo rasguño— una hazaña sobrehumana, por así decirlo!

La mujer descansó su espada en su hombro y sonrió como un lobo hambriento. [Supongo que tienes algo de habilidad. Quería cortarte la cabeza.]

 

[Eres muy amable.] Respondió, creando hechizos. ¡Ese golpe me había enseñado una cosa— esta mujer era incluso más fuerte que Lydia!

 

Lentamente, dirigía su espada a mí. [Supones bien— me iré dentro de poco. Vertí casi todo mi maná en sellar la puerta negra cuando morí, y eso fue hace quinientos años. Apenas puedo lanzar un hechizo ya. A lo sumo, puedo durar otro medio día.]

 

Sonreí. ¿Esta era su idea de “apenas lanzar un hechizo”?

 

[Me da igual tus razones, salvaste a Atra, así que te daré un poco de información.] La joven continuó, su expresión se suavizo por primera vez. [Atra fue encadenada hace dos años, y los huesos del dragón azul que permanecieron en las profundidades de la torre fueron robados al mismo tiempo. Ella ha estado llorando desde ese día. Gracias por liberarla. Dicho eso…]

 

Me preparaba mientras la temperatura se alzaba precipitosamente y una barrera encerraba todo el cuarto— supongo que para que Atra no se dé cuenta. Mientras brillantes ascuas de fuego llenaban el aire, me puse a pensar.

 

Atra había sido aprisionada hace dos años, lo más probable por los inquisidores de la iglesia o los Caballeros del Espíritu Santo. Pero ¿por qué esta mujer había dejado que pasara? ¿Y los últimos restos del dragón azul? Los huesos de dragón contienen un gran maná, e incluso muertos. ¿Qué podrían planear hacer con una cosa así?

 

[Ya no puedo permitirme confiar en las personas.] La hechicera continuó. [He sido traicionada muchas veces en la vida y muerte. Puedo poner más fe en los cautivos grandes elementos que traté de usar como armas. ¿Asumo ya que te has dado cuenta de esa parte? Atra es uno de los Ocho Grandes Elementos. Capturé tres de ellos para usarlos en la guerra— Blazing Qilin, Stone Serpent, y Thunder Fox. No podía permitir transformarlos en magia militar, así que deje dos con personas que podía confiar antes de morir. Pero antes que pudiera liberar a Atra, fui asesinada— por quién, no puedo recordarlo. En mis últimos momentos, sellé la puerta negra, y he estado aquí desde entonces, protegiendo a Atra y esperando por alguien que la saque. Y entonces… otra traición.]

 

Fieras ascuas se arremolinaron, congregándose en el centro del cuarto. Allí, un Firebird tomó forma. El tamaño del hechizo supremo y el maná que contenían era de una magnitud mucho más grande que cualquiera de mis experiencias.

 

[Así que por favor, gánate mi confianza. Convénceme que puedo dejarte a Atra— que al menos puedo dormir.] Entonces, sonriendo de oreja a oreja, la mujer se presentó. [Soy Linaria “Gemelos Celestiales” Etherheart, la única persona en la historia en ser tanto un Caballero Celestial y un Mago Celestial. Lucha como si tu vida dependiera de ello… porque lo hace.]

 


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