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Epílogo

 

[Ahora, si me disculpa, Mr Allen, tomaré prestada a Lady Lydia por un momento.] Anna dijo, su voz es tan musical y animada como siempre.

 

La petición incito un resentido “Hey” de Lydia, quien se sentaba en una silla al lado de mi cama, vestida en su vestido de noche y abrazando la espada y varita encantada. Su mirada medio cerrada era más elocuente. [¡No quiero ir!] Dijo. [¡Dile que no!]

 

Estábamos en un cuarto del hospital más grande en la capital este. Varias lámparas de maná se colgaban de los muros. Más allá de la ventana abierta, la noche había caído, la luna y las estrellas se habían escondido detrás de las nubes. Aprecié la leve briza.

 

Luego de matar al Océano Punzante, me habían traído aquí en contra de mi voluntad y a pesar de mis protestas. Esperaba unirme a los esfuerzos de reconstrucción, pero la oposición universal me había consignado a la cama— ya había muy pocas alrededor. Las miradas que había recibido habían sido… algo atemorizantes. Al parecer, más de medio había pasado desde mi secuestro.

 

Mis padres me habían acompañado al hospital. Pronto, claro, habían regresado a casa para encararse de la ropa y otras necesidades.

 

Atra— aunque en su forma cachorro— había terminado su cena y ya estaba enroscada en mi regazo, durmiendo. Qué adorable.

 

Le di a Lydia una palmada en la cabeza y dije. [Adelante. Estoy seguro que Lisa quiere hablar contigo. Recuerda que le has hecho la vida imposible.]

 

[¿No irás a ninguna parte?] Preguntó dudosa.

 

[Nop. Me quedaré justo donde estoy.] Respondí, encontrando la mirada de la noble. Lydia parecía haberse alocado— no solo se había arrepentido de cortarse el cabello, estaba emocionalmente frágil, rehusándose a dejar mi lado mucho tiempo desde que la batalla termino. También se veía genuinamente resentida por el anillo de Linaria.

 

Nos miramos en silencio. Luego Lydia se paró abruptamente, dejo la espada y varita en su silla y dijo. [Estoy bien. Admito que le hice pasar mucho a mi madre. Dicho eso…] A pesar de que Anna estaba observando, gentilmente tomó mis manos y puso su cabeza contra la mía. [No puedes dejar mi lado otra vez. Nunca más. Simplemente no puedo soportarlo. Si algo como esto vuelve a pasar otra vez, llévame contigo. Si alguien trata de separarnos, renunciaré a mi casa y país. ¿Te gustaría ir a la ciudad del agua o Lalannoy?]

 

[Está bien.] Respondí lentamente. [Lo prometo.]

 

[¿En serio? ¿Lo dices en serio?] Lydia me miró con ojos llorosos. Las estrellas emergieron de las nubes, y un rayo de luna brilló en el cuarto.

 

[Dolorosamente me he vuelto consciente de lo que me falta. Pero juntos, somos invencibles, ¿cierto?]

 

Su Alteza asintió. [Cierto. Volveré pronto, así que deja la puerta abierta.] Ella dijo y dejó mi cuarto.

 

Anna inclinó su cabeza ligeramente, extendió su falda en una elegante cortesía, y luego siguió.

 

Ahora…

 

[Pensé que ya era hora que llegaras, Alice.] Dije.

 

[Mm-hmm.] Una respuesta vino del techo. Entonces una asombrosa chica rubia que usaba una vieja espada debajo de su manto entró por la ventana.

 

Y ni siquiera le alertó a Lydia.

 

[¿Qué con eso?] Pregunté, mirando la bolsa de papel que sostenía.

 

[Un regalo. Lo compré en la capital real.] Alice respondió y se movió a mi lado. Me ofreció la bolsa, así que la tomé. La sostuve…

 

[¿Pasteles del café con el techo azul? Has comido allí antes, ¿verdad?]

 

[Mm-hmm. Se quedaron abiertos a pesar de todo. Estaba impresionada.]

 

Su cabello claramente era más pálido de lo que lo había sido cuando luchamos contra el dragón negro.

 

[Gracias.] Dije, poniendo la bolsa a un lado. [Oh, casi lo olvido. Alice, esto es—]

 

[El Thunder Fox, uno de los Ocho Grandes Elementales.] Alice terminó por mí.

 

Supongo que no puedo engañarla.

 

Acaricié al cachorro, y ella medio un pequeño ronroneo. El anillo en mi mano derecha brilló.

 

[Los Gemelos Celestiales dejaron a Atra a mi cuidado. Un día, celebraremos un funeral para ella.]

 

[Ya veo.] La chica dijo. Su cariñosa mirada puso un nudo en mi garganta.

 

[Alice.] Dije. [No fui lo suficientemente fuerte. Yo—]

 

[Hyah.] La chica se estiro y me dio un cosco en la cabeza. [Mi compañera me dio una idea de las cosas. Allen, otra vez, lo que has hecho desafía lo creíble. Salvaste tanto el alma de los Gemelos Celestiales y el Thunder Fox, asesinaste al Océano Punzante otra vez e impediste una amenaza continental. Deberías estar orgulloso. Pero has trabajado muy duro. Muchas personas lloraron cuando te lastimaste. Incluso yo me siento triste. No estás solo. No importa qué, no olvides eso.]

 

Sus palabras quedaron en el aire por un momento. Al final, dije. [Tienes razón. Gracias.]

 

Alice era amable— demasiado amable para su propio bien. Me preguntaba si esto es lo que sería tener a una hermana mayor mientras tomaba un postre de la bolsa y lo comía.

[Delicioso.] Remarqué cuando estaba solo.

 

[Lo mejor del mundo.] Alice concordó. [Me las enseñaste hace cuatro años, cuando luchar era todo lo que sabía. Es lo mismo para Lydia, Tina, Stella y el resto. Eres su estrella. Recuerda eso. Nadie puede caminar en la oscuridad solo.]

 

Luego de otra larga pausa, respondí. [Cierto. No lo olvidaré.]

 

[Bien.] La chica se dio la vuelta, su manto tomaba el viento mientras luces espirituales llenaban el espacio— las mismas luces que había visto en la escalera invisible. [Las personas puede seguir viviendo ahora, incluso sin dioses o seres como yo. Pero aún tengo cosas sin terminar. Lo arreglaré por los Gemelos Celestiales.]

 

[Alice.] Pregunté lentamente. [¿Qué son esas puertas negras?]

 

[No. No puedo decirte.] Ella agitó su cabeza.

 

Entonces la respuesta involucra a las mismas raíces del mundo.

 

El Héroe era el protector del mundo. Solo tener una oportunidad de conversar con ella era como una ocurrencia excepcional.

 

[En ese caso, ¿me contarías acerca de los Ocho Grandes Elementales?] Pregunté, acariciando al cachorro. [Conozco al Blazing Qilin, Frigid Crane, Stone Serpent, Tempest Kingfisher y Thunder Fox. ¿Cómo se llaman los otros tres?]

 

Alice me miró, entonces lentamente dijo. [Marine Crocodile, Lunar Cat y Tenebrous Wolf. Allen, tú—]

 

[Di mi palabra.] Dije, guiñando. [Y no me pega romper una promesa. ¿No concuerdas?]

 

Lo consideró brevemente antes de responder. [Mm-hmm. No puedo ayudarte directamente, y será un camino difícil. Pero buena suerte.]

 

[Gracias.]

 

Compartimos una mirada. Aunque habíamos pasado solo unos momentos juntos, me sentí en paz.

 

Alice se movió a la ventana, entonces miró sobre su hombro y anunció. [Debo irme ahora— tengo una vieja promesa que mantener. Y mi compañera está esperando.]

 

Oí un sonido del pasillo.

 

[Gracias otra vez, Alice.] Dije. [Lo que sea que pase, reunámonos otra vez.]

 

[Mm-hmm. Nos vemos.]

 

Entre los sesgados rayos de luna, la chica me dio una última sonrisa y saltó por la ventana. Una sombra se agitó para alcanzarla. Un Griffin oceánico, blanco como la nieve, estaba alejándose del este con Alice en su espalda.

 

Hasta que nos reunamos otra vez.

 

Una vez se fue, llamé a la chica escondiéndose en el corredor.

 

[Tina, ven aquí.]

 

[S-Sí.] Respondió la joven noble. Vestida en su vestido de noche y con su cabello suelto, ella se movió al costado de mi cama.

 

[Así que tú y Ellie han estado ocupadas.] Dije casualmente. [Stella me contó todo de sus grandes logros.]

 

[Yo… fui… tan engreída.] Tina dijo, con lágrimas en sus ojos. [No soy buena.]

 

[No estás sola en eso, Tina.] Dije, persuadiendo. [Soy igual de malo. Tomé más de lo que podía e hice a muchas grandes personas llorar. Y casi se nada del Frigid Crane, Blazing Qilin, Thunder Fox y los otros grandes elementales. Todo lo que sé—] Gentilmente acaricié a Atra. [Es que no son lo que las leyendas las hacen parecer. Necesito hacer más investigación, pero juro que me concentraré en ello hasta que encuentre una forma de liberar al Frigid Crane.]

 

Tina se mantuvo en silencio un momento. Entonces, “juntos” dijo, colocando sus manos sobre las mías que las tenía en Atra. [No quiero que trabajes solo, Allen: quiero estar justo allí con usted. No podré soportarlo de otra manera.] No hubo nada infantil en la forma en la que me miraba. NT: Tina tremenda PUTA, y puto autor lolicon y simp.

 

Las chicas crecen tan rápido. ¿Cómo se supone que compita?

 

[Tienes razón.] Dije. [Trabajemos juntos.]

 

[Sí, claro.]

 

Tina y yo compartimos una mirada y luego una sonrisa.

 

Ellie, Lynne, Stella y Caren— todas vestidas para dormir— entonces asomaron sus cabezas en la puerta del cuarto. Aunque se mantenían allí, sabía exactamente lo que querían preguntar. [¿Qué hay de nosotras?]

 

Lydia entró de cara y declaró. [Él no necesitará a ninguna de ustedes— no cuando me tiene. ¿No es cierto? ¡Date prisa y asiente!] NT: Falta Stella-God. Nací por mi madre, moriré por Stellagod.

 

Ese rebelde flequillo del cabello de Tina llamó la atención. Ella se di la vuelta, apunto su dedo a la arrogante Dama de la Espada, y exclamó. [¡Así que te muestras, Lydia la llorona! ¡Mi compa me dijo todo lo que necesito saber, así que seré mejor que te prepares! ¡Y no lo olvides, ya te vencimos una vez!]

 

[Sí, sí. Calla pinche puta.] Lydia respondió con un movimiento de su lando. (NT: no lo dijo, yo lo traduje así xD). Sus ojos estaban sonriendo.

 


[¡S-Solo un “sí”!] Tina respondió.

 

[Oh, L-Lady Tina.] Ellie intervino nerviosa. Entonces, de una vez, mi cuarto se volvió un ajetreo.

 

[Nii-sama, tengo mucho que contarte también.]

 

[¿Cómo se siente, Mr Allen? Pude lanzar un hechizo de curación para—]

 

[Sí que hiciste mucho, Stella.]

 

Ya veo. He regresado a casa donde pertenezco.

 

Mientras Lydia y Tina se peleaban como gatas, un sentimiento de tranquilidad me pasó.

 

✽✽✽✽✽

 

[Vaya, si no es Edith.]

 

Este del Reino Wainwright, enlazado entre el Reino del Espíritu Santo y la República Lalannoy, yace el corazón de la iglesia— el dominio del pontífice. Estaba caminando por los vastos corredores de piedra de su santuario más interior— prohibido para nadie más que apóstoles y unos cuantos fanáticos— cuando una voz habló detrás de mí. Me giré a ver a un hombre de una túnica blanca con un borde carmesí que lo marcaba como un verdadero apóstol.

 

[Raymond.] Dije, deteniéndome para darle un ceño fruncido. [¿O debería llamarte Apóstol Ibush-nur? Pensé que habías ido para Lalannoy.]

 

[Y pensé que también de habías ido. ¿No se te asignó para reforzar la ciudad del agua?]

 

[La cagué en Rostlay.] Respondí. [Debo tomar la responsabilidad.]

 

[Nunca cambias. Ahora, procedamos. Nuestro líder espera.]

 

Dudé por un momento antes de decir. [Sí.] Sentí miedo, aunque también una irreparable emoción. ¿Y por qué no? Estábamos por ir a ver a nuestra única y sola señora, la Santa viviente.

 

El pontífice, líder de la Iglesia del Espíritu Santo, era reverenciada prácticamente como una deidad en el reino, y en los otros países vecinos también. Su influencia superaba a cualquier líder de estado. Aunque el actual pontífice, Theobald III, postraba su avejentado cuerpo en este jardín en el corazón del Palacio del Espíritu Santo, entregando su reporte al igual que nosotros.

 

[Fracasé en anticipar que los Algrens se habían vuelto tan débiles.] Él estaba diciendo. [Me supera la vergüenza que fallé en obtener la santa espada— y lo que le quita el sello— de la capital real, y el más antiguo capullo del Gran Árbol del este.]

 

[Compartimos la culpa.] Añadí.

 

[Nos absolvimos y derrochamos el regalo de profecía de Su Santidad.] Ibush-nur dijo.

 

Una figura en una túnica encapuchada blanca le dio la espalda a las flores que había estado tocando. Ella era una chica de sublime belleza, con largo cabello blanco grisáceo y fiel sin defectos. Esta era la Santa viviente, la única autoridad a la que le responderíamos. Nos postramos más a fondo ante ella.

 

[No se preocupen.] Su Santidad declaró. [He recibido el capullo más antiguo del Gran Árbol de la capital real, como también el corazón del monstruo del Océano Punzante, antiguos y prohibidos libros necesarios para recrear la verdadera Resurrection, restos de las catacumbas de la Academia Real, y los jefes de los hombres bestias instruidos en la magia botánica, junto a sus hijos. Incluso el infame príncipe Wainwright está en mis manos. Estamos bien equipados para dar otro paso al frente. Oí que Sir Gaucher, los Jóvenes Apóstoles Racom y Rolog, e incluso Lev se han martirizado. Encárgate que cualquier familia que tengan sea bien recompensada, y haz lo mismo con todos los otros mártires en el orden de su labor. Edith, Ibush-nur, ustedes también han trabajado sin cesar. Acepto toda la culpa por sus fallas.]

 

Temblé, superado por la emoción como para hablar. Su Santidad había dejado el nombre de cada mártir en la historia.

[¡Oh, que compasión sin límites! No la merecemos.] Exclamó el avejentado pontífice. [Envidió a nuestros mártires hermanos con todo mi corazón.]

 

Su Santidad tomó una flor y murmuró. [Mis pecados son graves. He enviado a muchos a su muerte— aunque en el nombre de una noble causa, la restauración del gran hechizo Resurrection. Debo disculparme con todos los caídos cuando se reúnan en el más allá. Pero no ahora, aún no. Les ordeno, continúen prestándome su ayuda.]

 

[¡Siempre!] Respondimos en conjunto, nuestra resolución se renovó.

 

Mi siguiente deber me llevaría a la ciudad del agua— el centro de la Alianza de Principados, la ciudad mortal más antigua, y el legendario lugar de la llegada del dragón de agua. Allí, me remediría por mi desgracia en Rostlay.

 

✽✽✽✽✽

 

El anciano y los apóstoles habían dejado el jardín, y ni siquiera ellos serían capaces de entrar de nuevo— ya había desplegado capaz de barreras. Yo, la Santa viviente de la Iglesia del Espíritu Santo, estaba sola.

 

Pasé mis dedos por las cubiertas de varios tomos prohibidos— recién recuperados— los cuales yacían en una pequeña mesa. Registros de Ciertos Asuntos de Alta Importancia para la Familia Real estaba marcado como secreto en los sellos desaparecidos de Crom y Gardner. Un volumen más delgado tenía el garabateado título de Hallazgos en el Décimo Día de Fiebre y el nombre de su autor— Millie Walker. El antiguo libro con una verde cubierta era Referencia del Árbol del Mundo, autor desconocido. La Estrella Fugaz en la Guerra grababa las hazañas del héroe de los hombres bestia en la Guerra del Señor Oscuro. Una insignia con la forma de una luna creciente ocupaba la esquina de su cubierta frontal. El volumen final era una destrozada libreta, manchada de negro en lugares que me hacían saber que es sangre. Gentilmente, lo recogí.

 

[Hermana.] Murmuré, abrazando la libreta de mi difunta hermana mayor. Entonces, lo abracé en mi pecho, bailé sola a la par de la fuente, entre la profusión de las flores floreciendo. [¡Esta vez, conseguí todooo lo que quería!] Canté. [¡Incluso liberé al Thunder Fox a tiempo! ¡El reino tendrá sus manos ocupados por un ratooooo! Incluso cuando la guerra está detrás de ellos, ¿me pregunto si estarán en forma para salir al exterior? ¡Y terminé acabando con las descerebradas abejas obreras de la iglesia! ¡Martirio, martirio y más martirio! Así que…] Sonreí estando cerca de la pequeña fuente, sosteniendo la flor que había recogido antes. [Será mejor que me divierta en Lalannoy mientras pueda. ¡Pero primero, la ciudad del agua! ¡Oh, manada de tontos! ¡Nadie en el mundo puede contra mí!]

Miré un nombre en el reporte, casi molesta por el cariñoso y nostálgico anhelo.

 

Allen.

 

[Me pregunto si me atrapara.] Me emocioné. [Envié a ese tonto de Lev a decir hola. ¿Qué hará si se da cuenta? ¡Oh, no puedo esperar!]

 

Aplasté la flor en mi mano. Los restos que se deslizaron por mis dedos estaban marchitados.

 

[Pero si se mete en mi camino— si trata de detenerme yendo a la raíz del asunto, el mundo sin dioses— entonces no tendrá misericordia de mí. La Estella Fugaz ha venido otra vez y le recordó al mundo su luz…]

 

Alrededor de mí, todas las flores empezaron a marchitarse y morir. La superficie del agua reflejó las orejas de bestia blancas y una afelpada cola. Mis ojos se tornaron carmesís mientras la marca del Stone Serpent se esparcía por mi mano y mejilla derecha. Abrazando la libreta, le susurré al viejo pendiente que colgaba de mi cuello.

 

[Pero cada estrella fugaz cae en la tierra al final. ¿No crees lo mismo, Hermana Atra?]

 


Afterword

 

Riku Nanano-desu. Han pasado otros cuatro meses, y gracias a todos ustedes, llegué al volumen ocho— el final de la parte dos. Diría que tiene una estructura inusual para una novela ligera de estos días, ¿verdad? Digo, el héroe se convirtió en una “damisela en peligro” en mayor parte. Una de las fortalezas del Koujo Denka es que nunca se queda corta en personajes que mueven la historia.

 

Esta novela se basa en mi actual serialización en el sitio de novelas web Kakuyomu, aunque, como es usual, cerca del 90% de esta es material nuevo. También retoqué casi todo lo que no quería añadir directamente— pero igual cuenta como una revisión.

 

Tanto como la historia va, creo que logré cubrir todo lo que quería incluir en la parte dos. Mostré todas las fortalezas y debilidades de las chicas, también como su crecimiento (un cierto bebé llorón escarlata excluido). NT: Autor puto, me anda nerfeando a Lydia, solo porque bufeo a Stella ando feliz. Exploré la historia con los sentimientos y arrepentimientos de aquellos que sobrevivieron— incluso si deseaban que no. Y Allen dio su primer paso a su propia libertad.

 

Dos cosas me sorprendieron:

 

El vicecomandante de la guardia real llego a nuevas alturas en cada volumen.

 

La Santa del Lobo maduró a un paso increíble.

 

Puse las cosas en acción y dejé que mis personajes hagan el resto, superaron mis expectativas.

 

¿Hm? ¿Qué hay de Lily, preguntas? Sospecho que empezará a entrar en el siguiente volumen.

 

¡Hora de anuncios! Henkyou Toshi no Ikuseisha está recibiendo una adaptación a maga dibujada por Hidaka. Me gustaría seguir escribiéndola junto a Koujo Denka, espero que lo vean.

 

Me gustaría agradecer a todas las personas que me ayudaron:

Mi editor. Gracias por ayudarme en otro volumen. El ilustrador, cura. Sus hermosas ilustraciones me siguen motivando. Espero trabajar contigo en el volumen nieve y más.

 

Y a todos ustedes quienes han leído hasta ahora. No puedo agradecerles lo suficiente, y espero verlos otra vez. En el siguiente volumen, esperen marañas, citas y trampas.

 

Riku Nanano. 

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