Capítulo 2
[¡Mira,
Cindy! ¡!Recibimos nuevos libros!]
[¡Y
nuevas camas! ¡Son tan suaves y acolchonadas!]
[Y
mira esa ropa.]
[Nos
compraron libertas y bolígrafos también. Estudiaré hasta el cansancio. Algún
día, quiero ser una maid Leinster como tú y Saki.]
Las
voces de felices niños llenaban el jardín de un orfanato en las afueras de la
capital sur. Solo ver sus enormes sonrisas me levantó el ánimo. Yo, Cindy, era
una mitad de la número seis de la Corporación de Maids de Leinster.
[¿En
serio? ¿Recibieron nuevos libros?] Pregunté, agachándome en medio del gentil
baño de luz solar. [¡Es increíble! Y las camas y ropa también. ¡Estudien bien y
estoy segura que lo lograrán! ¡Oh, su profesor las están llamando!]
[¡Oh,
nos tenemos que ir!]
[¡Nos
vemos, Cindy!]
[Hay
mucho de lo que quiero preguntarte.]
[Enséñanos
magia también.]
Con
un poco de renuencia, corrieron hacia una mujer del clan gato quien había
salido del edificio. No había estado aquí cuando Saki— mi otra mitad— y yo
habíamos vivido en este orfanato.
Advertida
por el entusiasmo de los niños y el tardío sol de primavera, me lancé en un
banco de madera. Levanté el borde de mi sombrero de paja, incomoda por mi
lechoso cabello y blanco vestido, y libero un suspiro. El cielo estaba azul y
en lo alto, apuntando al verano.
Extrañamente,
miré al orfanato donde había pasado cerca de una década de mi vida. El edificio
de ladrillo era una reutilizada iglesia. Hiedra brotaba de sus muros, e incluso
las ventanas de vidrio tenían su edad. Aunque se impregnaba con una viva
calidez que la vieja yo nunca conoció. Y me encontraba recordando vívidamente
el día en el que había sido traída aquí: las oscuras nubes, la fría lluvia… y
el hedor de sangre aún aferradas en mis manos. Si me hubiera encontrado con la
“actual” Cindy en ese entonces, nunca habría creído que ella era yo. A la edad
de siete, había estado en la más oscura mancomunidad—
[Cindy.]
Mi
mente regresó al jardín del orfanato.
[¡Oh,
Saki! ¡Bienvenida! ¿Cómo estaba el director?] Saludé a mi colega del clan ave,
como nueva de una reunión. El gris plumaje entrelazado con su cabello negro era
igual de hermoso, y se veía encantadora con un sombrero y vestido blanco a
juego con el mío.
[Muy
bien.] Mi mejor amiga respondió, sentándose a mi par en el banco. [Debiste
haberte ido conmigo.]
[No
fui una buena chica como tú.] Dije, conteniendo el sentimiento de culpa que se
sentía en mi voz. [No quiero que las cosas se pongan raras.]
[Tienes
un punto.]
[¿Qué?
¡Esa fue tu señal para seguirme!]
Habíamos
pasado al menos diez años juntas, pero nuestra relación no había cambiado desde
el día que nos conocimos.
Mi mejor amiga
puso una mano sobre su adorable cabello mientras un tardío vendaval soplaba. Su
mirada no tenía más que terquedad mientras observaba a los niños jugar. [Se ven
tan felices.]
[Me
dijeron que recibieron nuevos libros y papeletas que les hacía falta.] Dije.
[¡Y también nuevas camas! Incluso una chica dijo que quería ser una maid
Leinster como nosotras.]
[Será
algo que debemos esperar.]
[Desde
luego.]
Nuestra
conversación se detuvo, pero no de mala manera. Como huérfanas, prácticamente
éramos familia— aunque había mucho espacio para debatir cuál de nosotras era la
“hermana mayor.”
Mientras
seguíamos observando a los niños, la mujer del clan ave dijo. [Cindy.]
[¿Hm?]
[¿No
te parece extraño?] Saki estudió mi rostro. Parecía que quería compartir mis
dudas. [Sé que las casas sureñas han sido generosos con los orfanatos,
siguiendo el ejemplo de los Leinsters. Pero sus donaciones solo cubren lo
suficiente.]
[Nunca
sufrimos de hambre cuando estuvimos aquí, pero casi nunca pudimos permitirnos
algo nuevo, ¿verdad?] Acordé. [Quizás algunos adinerados decidieron
intervenir.]
[Es
posible.] Mi amiga admitió, pero no sonaba convencida. Si ricos donadores eran
tan comunes, no habríamos pasado noches difíciles, camas viejas, y habríamos
tenido muchos bolígrafos y libretas también. Nuestras donaciones desde que nos
convertimos en maids no cubrirían las comidas diarias. ¿Así que de dónde venían
esos fondos?
[¿Curiosas,
Saki? ¿Cindy?] Una animada voz preguntó.
Por
instinto nos paramos y saludamos.
[E-Es
bueno verla, señora.]
[S-Simplemente
encantador.]
Allí
se paraba una pequeña mujer con cabello castaño— la ama de llaves, Anna, usando
el uniforme de su oficio.
[Es
buena verlas. Qué bien es encontrarnos en su día libre.] Respondió, toda
sonriente. Viejos recuerdos me dieron un escalofrío por la espalda.
[Pero
¿no estaba en la capital real, señora?] Saki pregunto antes que yo tuviera la
oportunidad.
Gracias
a Dios. Siempre me ponía nerviosa por Ms Anna. Por algo, ella era quien me
había traído al orfanato.
[¡Lady
Lydia trajo a Mr Allen para pasar el verano en la capital sur otra vez este
año, así que me adelanté para tener las cosas listas!] Ms Anna respondió,
juntando sus manos y riendo.
Lady
Lydia, la hija mayor del duque, era una de las más brillantes esperanzas del
futuro del reino. A sus quince, ya se había ganado el título de la “Dama de la
Espada”. Mr Allen era un chico que había conocido en la Academia Real, y habían
sido inseparables desde entonces, incluso pasando las vacaciones de verano e
invierno juntos. Las otras maids secreteaban que él era un miembro adoptado del
clan lobo de la capital este— un sin hogar como nosotras. El conceso en la
corporación era que Lady Lydia tenía sentimientos por él, pero nunca lo había
conocido.
[¿Usted,
um, le importaría contarnos por qué las cosas han mejorado tanto en el
orfanato?] Le pregunté ahora que Saki había roto el hielo.
Una
leve briza sopló mientras la ama de casa daba unos pasos al frente con su
mirada en los niños escuchando a su maestra. [Las facultades han mejorado y los
niños están mejor suplementados gracias a un regalo de un cierto personaje.]
Ella dijo. [No solo aquí, pero en las ciudades por todo el sur.]
La
mujer del clan ave y yo nos miramos en silencio. ¿Podría ser cierto el cuento
de hadas?
[¿Puedo
preguntar el nombre del donador?] Saki pregunto.
[El
nombre en los documentos es “Lady Lydia Leinster.”]
Empecemos.
¡¿Un
regalo personal de Su Alteza, no de la Casua Ducal de Leinster?!
[Desde
que se inscribió en la Academia Real, Lady Lydia ha realizado muchas hazañas de
guerra y recibido vastas cantidades de los cofres estatales en compensación.]
Ms Anna continuó orgullosa. [Eso se convirtió en su capital, y desea que los
excedentes de su manejo generen apoyo a los orfanatos y niños que desean
estudiar en la capital sur y este.]
[Pero…]
[¿A-A
esta escala?]
Cuando
nos convertimos en maids, Lady Lydia parecía no tener interés en los
forasteros. Había estado sorprendida cuando puso su mirada en la Academia Real.
Pero ir a la capital real la había cambiado. Difícilmente reconocí a la vivaz
belleza que nos habló desde la última vez que nos reunimos.
Anna
agitó su cabeza. [Naturalmente, las recompensas de Su Alteza no pueden cubrir
los costos. Eso solo es lo que los documentos dicen.]
[Entonces…]
[¿Quién?]
La
ama de llaves se enderezó ante nosotras. [Ambos regalos para los orfanatos y el
nombre bajo el cual son hechos fue la idea de Allen. Recibió recompensas
también, pero donó todo el dinero aparte de un pago a sus padres y el costo de
la colegiatura de su hermanita y otros gastos indispensables. En sus palabras,
solo necesita “dinero suficiente para invitar a Lydia a un ocasional té y
pastel”.]
Nos
agitamos, boquiabiertas. ¿Un chico de quince lo había dado todo? ¿Y sin hogar?
[Entiendo
que sea difícil que lleguen a creerlo, pero es cierto.] Ms Anna dijo, viéndonos
congeladas del asombro. [La señora y el señor protestaron que no podían
permitir que fuera a tal extremo, pero Mr Allen insistió.]
[Señora.]
Saki dijo lentamente, mientras el viento soplaba. [¿Qué tipo de persona es el
tal Mr Allen?]
Mientras
apretábamos nuestros sombreros y falas, una cariñosa mirada apareció en el
rostro de la ama de llaves.
[Buena
pregunta.] Respondió. [Alguien muy bueno. Él es gentil, amable, nunca deja de
mejorarse. Aunque se juzga tan duro como puede. Algún día, estoy segura, su
leyenda será contada por todo el continente. Y sobre todo…] Cerró sus ojos y
puso una mano en su corazón. La mirada en su rostro no dejaba dudas que
genuinamente creía en lo que decía. [Lady Lydia siempre, siempre luce tan
dichosa cuando Allen está a su lado. La misma Lady Lydia que sufrió tanto odio
como una “niña maldita” que hasta había olvidado sonreír.]
Estábamos
sin palabras. La ama de llaves estaba cuidando de Lady Lydia desde que era un
bebé. Cada maid Leinster conocía la fuerza de sus sentimientos.
[En
la infancia de Lady Lydia…] Ms Anna continuó, levantando la mirada al cielo
azul. [Mientras la señora la sostenía, ella tomó mi mano— una mano manchada con
la muerte, sangre y deshonor. Nunca podré olvidar la agitación que me pasó en
mí o su angelical sonrisa. Mr Allen es la persona que restauró esa sonrisa. Y
para mí, sin importar la nación o la familia…]
Los
gritos de los niños llenaron el jardín del orfanato. Estaba sosteniendo libros
y juguetes nuevos. No podíamos evitar sonreír, y Ms Anna sonrió también.
[Eso
fue lo más preciado en el mundo.] Ella concluyó. [Al igual que esas sonrisas de
los niños son para ustedes, Saki, Cindy. No necesitan pensar de más— así de
simple.]
[Sí,
señora.] Saki dijo a mi par.
[Sí,
señora.] Respondí dudosa, sintiendo como si un peso hubiera caído en mi pecho.
A diferencia de mi mejor amiga, tenía sangre en mis manos. Criada como una rata
de laboratorio en la mancomunidad, ni siquiera tuve un nombre hasta que había
llegado a la capital sur, donde me había convertido en “Cindy”… y conocer a
Saki había salvado mi corazón. Y si… si alguna vez conocemos a Mr Allen, y si
nos encontramos en peligro, sería mi deber el…
✽✽✽✽✽
[Cindy.
Despierta, Cindy.]
Alguien
me movió. Lentamente abrí mis ojos y vi a una maid con grises plumas en su
hermoso cabello negro.
[¿Saki?]
Respondí dormida.
[Buenos
días.] Mi mejor amiga dijo, abriendo sus brazos en molestia. [Te tomó mucho el
despertarte.]
Me
senté en un sólido sofá donde había estado durmiendo y miré por el cuarto.
Antiguos libreros y lámparas de maná se alineaban en los cuatro muros, y
cualquier silla y mesa había sido retirada para hacer espacio para camas y
colchas. El tardío sol de verano había entrado desde el jardín interior más
allá de las grandes ventanas.
[Espera.]
Murmuré. [Eso es, um…]
Al
final, mi consciencia despertó. Claro. Estábamos en las ruinas del lado norte
de la ciudad del agua— un distrito laberíntico en proceso de ser consumido por
la vegetación. Aunque el área había sido abandonada hace un siglo, la Casa de
Nitti, como una de las primeras familias en la Alianza de Principados,
secretamente continuó usando esta vieja mansión heptagonal como un archivo.
Hace
dos días, en la tarde del Día de la Oscuridad, nos habíamos estado quedando en
la lujosa Posada del Dragón de Agua. Entonces el Marqués Carlyle Carnien y un
hechicero de la iglesia que se llamaba “apóstol” había atacado el hotel, con la
mirada puesta en el segundo hijo del Diputado Nitti, Niccolo. Lady Lydia y Mr
Allen había luchado, igual nosotras. Pero luego de repeler a los invasores, los
dos habían enfrentado a un vampiro clamando ser la legendaria Luna Creciente en
la Plaza de los Siete Dragones. Lady Lydia había llevado su maná más allá de
sus límites, dejándola cansada. Así que, a sugerencia del hermano mayor Nitti,
Niche, y con la aprobación de Mr Allen, nos había relocalizado la noche
anterior. Ayuda de la población del clan nutria de la ciudad había facilitado
la mudanza.
La
locación de este archivo era conocido solo para los Nittis y Toni Solevino— el
propietario de la Posada del Dragón de Agua, quien nos mantenía suministrados
con comida— y útiles barqueros. Estaríamos a salvo de ataques aquí por el
momento. Aun así, Saki y yo dormíamos en turnos hasta que la seguridad de la
mansión estuviera con pie firme. Excepto que al parecer me había quedado
dormida.
Mi
amiga del clan ave se recostó y presionó su frente contra la mía.
[¿Saki?]
Pregunté.
Luego
de un momento, dijo. [Bien. No siento fiebre.]
Sentí
mi pecho doler, y, parcialmente inspirado por mi sueño. Lancé mis brazos
alrededor de ella. Amaba a mi hermanita.
[¡Sin
fiebre!] Le aseguré. [¡Perdón por eso! Oh, ¿quieres tomar tu turno para dormir
ahora? Puedes usar mi regazo como almohada.]
[No,
gracias.] Saki se detuvo. [Realmente estás bien, ¿verdad? ¿No te lo estás
guardando?]
[¡Estoy
bien! ¡Mejor que nunca!]
Saki
era extremadamente sensible hacia los sentimientos de las personas, y no quería
preocuparla.
[Terminé
de posicionar las aves y poner los hechizos de detección.] Mi hermanita
reportó, ahora luciendo un poco como la número seis de la Corporación de Maids
de Leinster. [Pero alguien está interfiriendo la comunicación mágica en toda
esta área, y no puedo contactar con la capital sur. Cindy, asumo que conoces
nuestro deber.]
[Sip.]
Asentí empáticamente. Lo habíamos jurado en ese día de verano. [Mantendremos a
salvo a Lady Lydia, Mr Allen, y la pequeña Atra, ya sea el infierno o los
cielos.]
[Estoy
segura que tenemos lo que se requiere. Y si lo malo llega a empeorar…] Saki
dudó, entonces agitó su cabeza. [No, olvida todo lo que dije.]
Lo
pretendí, pero sabía a lo que se refería.
[Ahora,
empecemos.] Continuó. [Necesitamos revisar si el tú ya sabes qué funciona.]
[¡Claro
que sí!] Respondí, parándome y tomando un par de rusticas dagas al final de la
mesa. Mientras mi mejor amiga y hermanita llegaba a la puerta, le susurré. [No
te preocupes. Prometo que protegeré a Lady Lydia, Mr Allen, Atra, a ti, y todas
las otras maids— incluso si eso me mata.]
[¿Cindy?
¿Dijiste algo?] Preguntó, girándose. Era la misma amable chica a quien conocí
hace algunos años.
[¡No!
¡Para nada!] Respondí, juntando mis manos. [¡Vamos! ¿Qué estás esperando?
¡Somos maids, así que es hora que actuemos como tal!]
✽✽✽✽✽
[Busqué
en el archivo por pistas, pero no pude encontrar una mención de un
“Cornerstone” en ningún libro más reciente a la Guerra del Señor Oscuro. Apenas
recuerdo a mi abuelo contarme que “yace bajo el Antiguo Templo,” pero es todo.
Siento que no fuera capaz de ayudar, Allen.]
El
delgado chico de cabello azul— Niccolo Nitti— bajo su cabeza y se desplomó en
su silla. Tuna parecía igualmente estresada en su uniforme de maid azul.
Acaricié
al zorrillo durmiendo en una caja en el duro escritorio de oficina— Atra el
Thunder Fox, uno de los Ocho Grandes Elementales— mientras respondía. [Para
nada, Niccolo. Estoy más que agradecido. Odio preguntar, pero ¿te importaría
seguir buscando? Por favor, busca por cualquier cosa acerca de vampiros o
dragones también.]
[¡C-Claro!
Buscaré lo que gustes. ¡Nadie ha venido a mí por ayuda antes, así que no podría
estar más que feliz!] Niccolo dijo con sus mejillas sonrojándose con
entusiasmo. Era un buen chico.
Reflexioné,
revisando el cuarto. Aparte del escritorio y los libreros, tenía un sofá, una
cama, una mesa y varias sillas.
[Sabes,
puedo ser capaz de ayudarte a buscar en el archivo—] Dije.
Un
ostentoso ruido de garganta detuvo mi sugerencia. Una encantadora jovencita de
cabello escarlata se había movido al sofá así que no pude evitar verla, y su
mirada decía. “No. Nunca. ¡Absolutamente no!”
Sí,
Su Alteza.
[Muy
bien, Niccolo. Te veré otra vez en la cena.] Dije. [Tina, si trata de exigirse,
llévalo a la cama si es necesario.]
[Sí,
señor. ¡Puede confiar en mí!] La chica elfa respondió vigorosamente.
[¡¿A-Allen?!
No tú también, Tuna.] El chico gruñó. Sin embargo, se inclinó ante mí en su
camino para salir del cuarto.
Una
vez la pesada puerta se cerró, tomé un viejo libro del escritorio. Dragones,
Demonios, y Vampiros. La Gran Biblioteca de la ciudad también tenía una
copia.
[Ahora,
lo que sigue—] Murmuré.
[¡También
necesitas un descanso!] La noble respondió, estaba vestida de espadachina, y su
corto cabello escarlata era tan hermoso como ella misma. Como la hija mayor del
Duque Leinster, retenedores de uno de los Cuatro Grandes Ducados y gobernante
del sur, ella era una chica genio, con derecho al título “Alteza.” ¿Así que
dónde estaban sus modales? No es una pregunta que haría en voz alta, claro.
[Pero
verás, Lydia—]
[No
toleraré peros.] Interrumpió otra vez. [Has mantenido tus narices metidas en
los libros todo el día. ¿Cuál es tu nombre mientras estás en la ciudad del
agua? Lo escribiste en el registro del hotel, ¿recuerdas?]
[Allen
Alvern.] Admitió.
[¿Y
cuál es el mío?] Lydia sonrió mientras tomaba asiento en el escritorio.
Disfrutaba verme sufrir.
[Está
bien. Tomaré un descanso.] Respondí, levantando mis manos en rendición.
[Debiste
haber dicho eso en primer lugar. Ahora, ¿cuál es mi nombre?]
[Lady
Lydia Leinster, ¿puedo sugerir que asumir el apellido del Héroe sería
blasfemia?]
[¡Lo
escribiste!] Ella se molestó, entonces gruñó. [¿Qué pasó con “Leinster”? Oaf.
Malvado. Pendejo.]
[Técnicamente
estamos en territorio enemigo. Necesitas relajarte y recuperar tu fuerza luego
de esa batalla.]
[¡Tú
estás tan acabado como yo!]
Nuestra
pelea verbal continuó mientras nos movíamos a la cocina. Puse una tetera de
metal en una piedra hechizada de fuego.
[Mm.]
Lydia me pasó una jarra de cristal con hojas de té.
[Gracias.]
Respondí. Niche me había dado permiso— a través de un intermediario— para usar
cualquier cosa en la casa a nuestro gusto. Estaba más que feliz de aprovechar
su generosidad.
Mientras
esperábamos que el agua hirviera, le dio otra vista al cuarto. [Qué
biblioteca…] Murmuré, incapaz de suprimir mi admiración.
El
archivo secreto de los Nitti era magnifico. Aunque este edificio en el corazón
de la ciudad vieja parecía haber empezado como un heptágono, repetidas
renovaciones habían llevado las plazas y otros edificios a sus costados. La
forma original ahora podía sobrevivir solo en el hermoso jardín interior.
Libreros ocupaban la mitad o más de cada cuarto, incluyendo los muros de estos.
El diseño del jardín me recordaba al invernadero Howard en la capital norte y
el palacio donde Linaria había vivido con Atra. ¿Podría ser una conexión?
Lydia
cerró sus brazos, luciendo resentida. [¿Qué estaba pensando Niche Nitti,
ofrecerle este lugar a un ratón de biblioteca como tú?] Demandó. [Diría que
tengo el derecho para cotarlo, quemarlo y luego cortarlo más.]
[Bueno,
no lo sé.] Dije. [Debemos agradecerle por darnos un buen resguardado escondite.
Con las comunicaciones mágicas intervenidas por la ciudad, nos retiramos detrás
de las líneas enemigas. Dudo que un solo hechicero sea responsable, pero
incluso un grupo necesitaría ser bastante habilidoso para seguir el paso. Así
que nuestra mejor opción es mentir hasta que nos recuperemos.]
[¡Lo
sé!] Su Alteza se molestó, haciendo pucheros mientras me pasaba la tetera.
Parecía molesta que había pasado mi día en los libros y no en ella. No podía
evitar que Atra pasara todo el tiempo dormida en su forma de zorro.
Dejé
el hechizo, vertí el agua hervida en la cazuela, y entonces la llevé al jardín,
donde lo dejé en una mesa circular cercana. Los jardineros habían trabajado
aquí, evitando que las plantas crecieran más, y un arroyo burbujeante calmó mi
mente. De acuerdo a Paolo Solevino— quien una vez había sido el mejor espía de
los Nitti, y ahora maneja un hotel— el jardín una vez había tenido un techo de
cristal.
Fascinante,
si es cierto— me da más gusto por otros jardines.
[No
juegues conmigo.] Lydia gruñó mientras se paraba y ponía dos copas en la mesa.
Vertí agua caliente en ambos para calentarlos, entonces me tiré al sofá.
[Vamos,
Lydia.] Dije, señalando el asiento a mi par.
Su
cabello escarlata levantaba un poco de maná, y un sonrojo teñía sus mejillas.
Sin embargo, cerró sus brazos y se rehusaba a verme.
[¡Humph!
¡S-Si crees que puedes ganar mi perdón tan fácilmente, t-tienes que ponértelo a
pensar otra vez!]
[¿En
serio? Bueno, no te forzaré a que te unas.]
Con
un hechizo, levité la canasta de la durmiente Atra hacia el cuarto. Nuestra
batalla con la malévola vampiresa debió haberla perturbado, porque había estado
despierta siempre que no estábamos con ella. Bajé la canasta en el sofá, y el
enroscado zorrillo ondeó su cola.
[En
serio. Esa fue tu señal para hacerle mimos.] Molesta como Lydia sonaba, se
sentó a mi par y recostó su hombro contra el mío. Entonces llego una presencia
de fuego. [Cobarde. Harás que te apuñalen en un callejón oscuro uno de estos
días.]
[No
es que haya hecho algo para merecerlo.] Dije, vaciando las copas y empezando a
verter la fragancia de té negro para dos.
[Sí,
claro. ¡Mimas a Tiny! ¡Y no te olvides de ese anillo! ¡O ese brazalete!]
[No
puedo argumentar con el anillo y el brazalete, pero no diría que le doy un
trato especial a Tina. Aunque entre el Frigid Crane y el caso de la Duquesa
Rosa, le debo algo de tiempo.]
[¡La
mayoría de personas le llamarían a eso favoritismo!]
Le entregué
a Lydia su taza, entonces llené la mía. El brazalete que Lily había sujetado en
mi muñeca izquierda en la capital este recibió la luz, al igual que el anillo
que una bruja había sujetado en el tercer dedo de la misma mano.
“Tiny”
parecía ser el apodo de Lydia para Lady Tina Howard, una de las chicas a la que
le estaba enseñando. El gran elemental Frigid Crane residía dentro de ella, y
antes de conocerla, había sido conocida como la “niña maldita” de su familia
debido a su total incapacidad de usar magia. También era la segunda hija del
Duque Howard, retenedor de uno de los Cuatro Grande Ducados y guardián del
norte. En este momento, debió haber estado en la capital este con mis otros
estudiantes; su hermana mayor, Stella; la heredera del renombrado linaje
Walker; y la hermana menor de Lydia, Lynne.
Bebí
de mi té, entontes traté de razonar con la belleza de cabello escarlata. [Tina
es la razón por la que me convertí en tutor privado en primer lugar,
¿recuerdas? Y debo encontrar una manera de liberar al Frigid Crane. Eso también
concierne al Blazing Qilin.]
Lydia
alejó la mirada. [Nunca debí haberte dejado en la capital real luego de tu
examen de hechicero de la corte.] Dijo, nada convencida. [Mira lo que pasó
cuando te deje solo. Puedo hacer una generosa excepción con Lynne y Caren, pero
¿Tiny, Ellie, Stella y Felicia? ¡¿Y ahora Lily?! Quizás esto requiera algo de
disciplina.]
[Lydia.]
Envolví mis manos alrededor de los hombros de la noble— cuyo cumpleaños era el
siguiente Día de la Luz— y la acerqué, juntado nuestros rostros. Su temperatura
se elevó rápido. [Tina es como tú y yo, de cierta forma. Puedo no conocer del
dolor de ser marcada como “niñas malditas” les pesó, pero aprecio muy bien lo
que ser condenada y despreciada puede lastimar un corazón. ¿Qué crees que
habría sido de ella si no hubiera fracasado en mi examen de hechicero de la
corte?]
Lydia
no respondió. Habíamos aprendido de los niños malditos por la Duquesa Emerita
Leticia Lebufera, el Vendaval Esmeralda, quien había servido como el teniente
de la legendaria Estella Fugaz, Allen, hace doscientos años en la Guerra del
Señor Oscuro. De acuerdo a ella, morían ya sea a los veinte o se convertían en
demonios y se oponían contra la humanidad. Y las casas ducales eran las espadas
y escudos del reino. La elección que enfrentaron debió haber sido imposible.
Abrí
mis ojos y limpié las lágrimas de los ojos de Lydia. [Sé lo mucho que te agrada
Tina. No lo diría de otra forma.]
[Tienes
razón.] Ella dijo lentamente. [Lo siento, Allen. Gracias por reprenderme.]
Una
franca disculpa. Mi señora era sabia y también amable.
Nos
quedamos acurrucados así por un rato más, bebiendo nuestro té. El viento sopló
las ramas y las aves marinas estaban volando al norte.
[Lydia.]
Dije casualmente. [¿Me mimarías mientras pongo mis ideas en orden?]
La
noble quien había terminado su té y movido a jugar con mi brazalete solo
respondió, “Mm.”
[Primero,
el reino. Los Leinsters, en particular.] Empecé, dibujando un mapa marcado en
medio del aire— para magia de práctica. [La Alianza de Principados se
aprovecharon de la Rebelión Algren para invadir, planeando el recapturar los
antiguos principados de Etna y Zana. Pero fueron detenidos en la Planicie
Avasiek— gracias en parte a la hija de un cierto duque. Por cierto, no más
hechizos tabú.]
[Fue
tu culpa. Juro que no te dejaré escapar la siguiente vez.] Lydia gruñó. Parecía
que lo decía en serio, pero también noté un poco de miedo en su voz.
[Sí,
tienes razón. Lo siento.] Dije, tocando su cabello escarlata.
Lydia
se movió, enterrando su rostro en mi pecho. [Increíble.] Entonces levantó una
mirada que decía. [Acaríciame.] Sus nervios habían estado un poco inestables
desde la rebelión, y al parecer necesitaban relajarse.
[Luego
de la Batalla de Avasiek, las armadas de Atlas y Bazel se retiraron de sus
capitales.] Continué, lentamente acariciando su cabello. [Y por lo que Niche
dice, ambos marqueses abandonaron a su gente y huyeron a la ciudad del agua.
Supongo que querían estar aquí cuando el Comité de los Trece se reuniera.]
[El
plan de Felicia fracturó su alianza. Los conquistaremos a ambos luego.] Lydia
intervino.
Tiene
razón: podemos vencerlos. El problema es el tiempo.
[Bazel
carece de defendibles fuertes, pero la capital de Atlas tiene el Fuerte de las
Siete Torres para protegerla. Capturarlo tomará tiempo, aunque mucho depende en
quién el marqués deje al mando.] Dije. [Siguiente, nosotros. Recibe
llamamientos de la capital real y lo siguiente que supe, un grupo de viejos
nobles se acamparon detrás del Príncipe de la Corona John para hacer demandas
que nunca podría aceptar. Una cosa llevo a la otra y huimos a la ciudad del
agua, cuando—]
[Te
convertiste en nuestro centro diplomático.] Lydia interrumpió. [Estará en todos
los documentos oficiales una vez todo se calme.] Se rio, pasando sus dedos por
mi nuca. Por un momento, me imagine lo indefenso que un ratón se sentiría en la
vista de un depredador.
En
la canasta, las orejas de Atra se retorcieron.
[Cuando
el Dux Pirro Pisani se nos acercó mientras estábamos fuera de la vista.] Dije.
[Estaba hablando de la paz con los Leinsters, y pensé en mi idea en lo que los
términos podrían ser para él. Especialmente—]
[La
alianza cederá la impopular Planicie Avasiek y abrirá una ruta oceánica a la
ciudad del agua, en el nombre del “buen comercio entre nuestras naciones”.
Estoy seguro que mi abuelo y Felicia tenían algo más fuerte en mente, pero
mantendrán las peticiones territoriales al mínimo si tú lo dices. La alianza lo
encontrará fácil de digerir, ya que estaban preocupados por la pedida de ambos
principados en el peor escenario. Una propuesta pragmática si lo dices. ¿Y
bien? ¿Tengo razón?]
[No
soy oponente para ti.]
Tomar
Avasiek abriría una brecha entre Atlas y Bazel. Y ya que Bazel estaba más cerca
a la capital sur que la ciudad del agua, eventualmente caerán en nuestras
manos. No es que esperara que todo fuera tan fácil.
El
adorable rostro de Lydia se acercó al mío. Puso un dedo en mis labios y dijo,
con una asombrosa sonrisa. [Pero todos caerán.]
Tenía
razón. A como están las cosas, la paz entre la Alianza de Principados y el
Ducado de Leinster no llegaría pronto. Dependerá en la visita del Dux Pisani en
la capital sur.
[Una
chispa es todo lo que tomará para iniciar el conflicto entre los halcones y
palomas de la alianza.] Pensé, cambiando los colores de mi mapa. [Luchas ya
están apareciendo en toda la ciudad. La facción proguerra ha traído tropas por
centenares, mientras Rondoiro y el otro marqués del sur quien favorece la paz
están reuniendo armadas en sus propios dominios. De acuerdo a Niche, la perdida
de las comunicaciones mágicas forzó al dux a cancelar abruptamente su viaje a
la capital sur. El Comité de los Trece inicia mañana, y el resultado puedo
partir la ciudad en dos.]
[El
Dux Pisani, el Diputado Nitti, y los cuatro marqueses del sur son palomas.
Todos los cinco marqueses del norte son halcones, al igual que Carnien y
Folonto del sur. En términos de números, estamos en desventaja. Pero no son
problema.] Lydia se estiró y tocó mi mejilla con la luz de la batalla en sus
ojos. [Lo es ese apóstol de la iglesia. Y la Luna Creciente— Alicia Coalfield.]
Incluso
Lydia y yo juntos no habíamos sido partido para esa temible vampiresa. Como
teniente de Allen la Estrella Fugaz, la Luna Creciente era legendaria por su
esgrima mágica, pero apenas se había molestado en sacar su espada. Temblé,
recordando la abrumadora fuerza que Alicia había logrado tener bajo la luna
creciente. Su siniestra espada oscura había demolido la indestructible Plaza de
los Siete Dragones. Y aunque se había ido al sur, no tenía duda que nos
encontraríamos pronto.
Y no
estaba sola. Un apóstol estaba en la ciudad con una banda de inquisidores de la
iglesia, todo listo para dar sus vidas sin duda por su enigmático líder, la
autoproclamada Santa. ¿Teníamos alguna oportunidad de ganar?
Sintiendo
nervios, abracé a la noble de cabello escarlata en mi hombro izquierdo. Lydia
no dijo nada.
[Leí
una vieja edición de “La Nobleza” del archivo. Uno de los almanaques que lista
las casas nobles y los inicios de sus historias. No podía encontrar registros
de ellas en la capital real, este o sur, pero los Coalfields son un linaje
extinto del oeste del reino— un cadete de los Condes Coalheart, al parecer.]
Dije, difusos linajes empiezan a conectar puntos de temas no relacionados. [Y
los Coalhearts, al parecer, la familia de nacimiento de la difunta madre de
Tina y Stella, la Duquesa Rosa. Pero Anna reportó señales de un cubrimiento
real, y Gerard llamó a Tina la “chica Ethearheart.”]
[Así
que la Luna Creciente puede estar enlazada a la madre de Tiny. Y a la horrible
bruja quien puso ese anillo en tu dedo.] Lydia puso todo su peso en mi regazo y
se recostó contra mí. Con una dura mirada, dijo. [¿Y ahora qué?]
[¿Qué
crees?]
[Creo
que no deberías responder con una pregunta.] Ella rio, pasando sus dedos por mi
cabello.
La
dejé ser mientras respondía. [Bueno, Tina y Stella son mis queridas
estudiantes, y el Duque Walter me pidió investigar la muerte de la Duquesa Rosa
también. Lo más importante, no puedo dejar que Alicia a sus anchas.]
[Humph.
Tienes una debilidad por Tiny y Stella. ¿Estás apegado a tu reputación de
“tenerla fácil con las jovencitas”?]
[¡T-Te
equivocas!] Protesté, incapaz de soportar el comentario.
[¡No,
es la verdad!] Lydia respondió.
Gruñí,
y ella río. Esta noble siempre saca lo mejor de mí al final.
Disipé
mi mapa, ayudé a Lydia a pararse, y me paré antes de decir mi conclusión. [Para
empezar, me gustaría entrar en contacto con la capital sur.]
[Buena
idea. Mi abuela acabará con la capital de Atlas cuando escuche que este lugar
está en caos.]
[¿Acabar
con ese impenetrable fuerte? Como el autor de un plan de paz, me gustaría
evitar eso.] Dije lentamente, recordando un relieve del Fuerte de las Siete
Torres que había visto en la universidad. Los Leinsters sin duda podrían
tomarlo— pero a un terrible costo. Necesitaba hacer algo con eso, algo. Pero
qué podría hacer en esta—
Mi
compañero de conversación gentilmente pasó sus brazos alrededor de mí.
[¿Lydia?]
[Todo
estará bien.]
No
importa cuán a menudo la viera, nunca podré con su belleza.
[Estoy
a tu lado, y tú estás del mío.] Murmuró, tocando su frente con la mía. [Así que
nada en el mundo puede detenernos. ¿Estoy equivocada?]
[Su
Alteza dice la verdad.] Admití.
[¡Sin
títulos!]
Ambos
estamos en risas a este viejo dicho.
Cierto.
Con ella, siento que puedo hacerlo todo.
El
durmiente zorrillo giró en su canasta.
[Me
gustaría evitar encontrarme con Alicia ahora.] Dije. [Tu maná está
recuperándose aún. A menos que encontremos una solución mientras, no tenemos
las de ganar.]
[Eso
no— Bueno, tienes un punto.] Lydia dijo. Dimos todo lo que teníamos esa noche y
se quedó corto. Si no estábamos en nuestro pico, otra perdida estaba
garantizada.
[Así
que—] Guiñé. [Me gustaría meterme un poco en los libros para buscar más
pistas.]
[¡Tu
idea de “un poco” es molesta!] Lydia se molestó y miró su reloj de bolsillo. De
pronto me di cuenta que el sol se estaba poniendo. [Oh, mira la hora que es.
Cambiaré mi ropa, entonces empezaré a hacer la cena. Y asumo que te unirás.]
✽✽✽✽✽
[M-Mr
Allen.]
[Um…]
[Somos
capaces de cocinar.]
Miré
por la cocina al trio de maids y dije. [¿Podrían pasarme ese pescado cortado?
¿Puedo pedirte que prepares platos y pan también?]
[¡S-Sí!]
Cada maid se movió a su estación.
Puse
mantequilla en dos panes fritos, entonces puse el pescado en uno y un
acompañamiento de vegetales en el otro. El aroma abrió mi apetito e hizo que
Atra moviera su nariz en su canasta. Uno de nuestros conocidos, Suzu del clan
nutria, nos había traído ingredientes frescos. Sin duda estaba actuando con las
instrucciones de Paolo, pero en señal de la buena voluntad alegró mi corazón.
[L-Lady
Lydia, por favor.] Una maid de simple apariencia suplicó en favor de sus
colegas. [Al menos déjenos hacer la sopa.]
La
dama en cuestión se paró a mi par en un casual atuendo escarlata y un delantal
con un diseño de dos pequeñas aves. [Necesitaba un cambio de aire.] Dijo
amablemente, preparando su té. [¿Verían la ensalada?]
[¡S-Sí,
mi lady! ¡Delo por hecho!] Las maids respondieron, sus ojos se alumbraron
mientras saludaban y se disponían a cortar los vegetales.
Serví
rodajas de pescado frito en platos que las maids habían preparado para mí y las
rocié con salsa. Rompí un tenedor y dije “Lydia” antes de meter un pedazo en la
boca de la noble.
[Mmm.]
Las
maids se congelaron, pero sin darme cuenta llegó el cumpleaños de la chica.
Asomó su cabeza y declaró. [Necesita otra pizca de vino blanco.]
[Ya
va.] Vertí vino blanco en el pal frito, dándole un buen sabor.
Mientras
las maids hablaban, Lydia levantó una cuchara y dijo. [Prueben la sopa.] Su
cuello se sonrojó levemente, y su cadena brillaba.
Lo
tragué obedientemente— se molestaría de otra manera. [¿Quizás un poco de sal?]
[Sí,
eso pensé.] Respondió y añadió la sazón.
Espera.
¿Ya lo probó?
La
noble sonrió y se puso a cantar mientras una conmoción se esparcía entre las
maids.
[¿Qué?]
Finalmente demandé.
La
belleza escarlata puso un dedo en sus labios y reveló el secreto. [Hice que tu
madre me enseñara el cómo te gusta tu comida mientras estábamos en el este.
¡Mejore mi técnica desde nuestro tiempo en la capital real!]
[Mamá.]
Suspiré, levantando una mano a mi frente. Conociéndola, pudo estarle enseñando
a Ellie, Lily y también Stella. Caren se molestaría si lo descubre.
Nuestra
audiencia de maids murmuraron como en rezo.
[Yo…
no puedo seguir.]
[¡No
cedas! ¡Soporta!]
[L-Las
chicas en la capitales real y sur me contaron de esto.]
[Está
limpiando mi alma.]
[Ese
pescado y sopa lucen fenomenales.]
Las maids
Leinsters siempre dignas de sus puestos.
Emplaté
el pescado cocinado y los vegales mientras dos nuevas maids entraban, una del
clan ave y una humana. Las dos nuevas números seis, Saki y Cindy, supervisaron
a sus subordinadas y dieron órdenes.
[Sirvan
esos platillos antes que esta maravillosa comida se enfríe.]
[¡No
interrumpan este acaramelado momento! ¡Observaba mejor el que observa de lejos!
¿No es cierto, chicas?]
[¡Ciertamente!]
Las maids dijeron, asintiendo en acuerdo con sus líderes.
Lydia
miró. [¿Cindy? ¿Y el resto?]
[¡Esta
comida no se servirá sola!] La maid de cabello lechoso gritó y empezó a servir
la sopa.
Las
otras se pusieron a trabajar con un “¡R-Ruego su perdón!”
Suprimí
una risa y me giré a la maid del clan ave. [Odio molestarte, Saki, pero
¿llevarías la canasta de Atra por mí?]
[¡C-Claro,
señor!] Saki respondió, nerviosamente tomando la canasta y levantándola como
para no despertar a su ocupante. Pero el durmiente zorrillo abrió sus ojos y
ondeó su cola de la chica mientras ponía sus patas en el borde de la canasta.
[E-Eso
es peligroso.] Saki le dijo a Atra, aunque no podía suprimir una sonrisa
mientras dejaban la cocina. [A-Abajo. ¿Por favor?]
Lydia
jaló mi mano izquierda. [¿Qué estamos esperando?]
[Nada
que yo sepa.] Respondí.
En
nuestro cuarto, nos encontramos una mesa grande arreglada con comida y una
línea de maids a la espera. Niccolo y Tuna parecían no saber qué hacer. Incluso
Cindy estaba allí— presuntamente por obra de magia, ya que la había visto
preparar la sopa.
Saki
era una mujer extraña, jugando con el pequeño zorrillo. [¿M-Miss Atra?] Oí.
[¿Qué? ¿Un abrazo? P-Pero eso no sería…]
[Lydia.]
Dije.
La
noble de cabello escarlata, quien se había quitado su delantal, levantó su mano
izquierda. Todos los ojos se pusieron en ella. Puso una gran postura— el modelo
perfecto de la hija de un duque— mientras decía. [Gracias a todos. No sabemos
lo que el futuro depara, pero no tendremos la fuerza de enfrentarlo si no
comemos. Así que a darle que es mole de olla. Adelante. Tomen asiento.]
[¡Sí,
Lady Lydia!] Las maids se sentaron, juntando sus manos y entrando. Ruido lleno
el cuarto.
Niccolo
me dio una mirada de duda, así que le di una alentadora. Quería que comiera
mientras la comida estuviese caliente.
Una
vez Lydia y yo tomamos nuestros asientos, lado a lado, pude oír a los otros
comensales exclamar.
[¡El
pescado está de rechupete!]
[Y
la sopa ni se diga.]
[Pensar
que Lady Lydia…]
[No
llores. Me pondrás sentimental.]
[Ah…
mi fatiga se está deshaciendo.]
[¡Qué
fascinante sazón, Tuna! ¿Crees que este es el sabor del reino?]
[Don
Niccolo, tiene algo en la boca. Aunque, ciertamente es delicioso.]
La
percepción generalmente positiva elevó mi espíritu. Incluso los nativos de la
ciudad del agua parecían encontrar algo de gusto en la cocina del reino.
Tendría que hablar con Felicia acerca de exportar ingredientes y eventualmente—
Sentí
la mirada de Lydia en mí.
[Estás
pensando en ideas raras, ¿verdad?] Demandó.
[No.]
Respondí. [Nada de eso.]
[Oh,
¿en serio? Bueno, no es que importe.]
La
observé mientras comíamos, asombrado que cediera tan fácilmente. Las dos maids
se nos unieron.
[Lady
Lydia, tenemos un reporte.] Saki dijo, llevando a Atra en sus brazos.
[¡Todo
está listo!] Cindy intervino.
¿Qué
es “todo”? ¿Listo para qué?
Su
Alteza limpió su boca con un pañuelo. [Ya veo.] Murmuró. [Gracias.]
[Todo
por el trabajo de una maid.]
[¡Lo
que sea que necesite, solo dígalo!]
Atra
me miró y dio un gran chillido. Me estiré para tomarla de Saki, y pronto se
acurrucó en mi regazo. Las observantes maids sonrieron.
Una
vez terminé la cena, me dirigí a la noble bebiendo su té a mi par. [Lydia, voy
a entrar a un poco más de investigación antes de—]
[Por
favor espere, Mr Allen.] Saki intervino.
Cindy
añadió. [¡No va a ir a ninguna parte!]
Acaricié
a Atra para escapar del mal presentimiento pasando sobre mí.
[Como
Don Nitti nos informó por su mensaje.] La adorable maid del clan ave continuó.
[Este edificio tiene unas aguas termales.]
[¿Perdón?
¿Aguas termales?] Miré a Niccolo.
[E-Eso
es.] Dijo, asintiendo. [U-Uno de mis ancestros estaba encariñado con los baños
y había construido esta casa sobre un pozo natural.]
[Anoche,
estábamos inspeccionando el lugar, pero no veo objeción en probarlo esta
noche.] Saki añadió sin parpadear. Cindy se veía alegre.
Lydia
puso su copa en la mesa. [Una sumergida aliviará nuestra fatiga.] Dijo. [Los
hombres y mujeres por separado, claro. ¿No es una decepción?]
Gruñí.
Me había pasado por la cabeza por un momento y ella se había dado cuenta.
¡Había
estado reteniendo esta información para esto! Y Niche, no creas que olvidaré
esto, porque no lo haré.
Exhalé,
entonces regresé al chico de cabello azul y dije. [¿Te unirías a mí, Niccolo?
Viendo que somos los únicos hombres aquí.]
✽✽✽✽✽
[¡Ooh!]
Exclamé. [¡Vaya sorpresa!]
El
baño semicircular superaba mis más salvajes expectativas, con un diseño
semiabierto que dejaba que la luna y las estrellas brillaran por donde un techo
había estado. Miré un cometa de larga estela. Los constructores parecían haber
reutilizado una ruina como la habían encontrado, dándole un muevo aire.
Mientras
descendíamos las escaleras en una pálida niebla, vi que el agua fluía en la
tubería por una piedra tallada en lo que parecía la boca de un dragón. Un muro
de mármol dividía el baño de hombres y mujeres, aunque parecía estar abierto
por arriba. Más allá de un desmoronado muro yace la densa oscuridad del Gran
Canal. La vista debió haber sido espectacular en auge de la antigua ciudad.
[Esto
es, er, se supone que sea el cuarto más caro en todo el edificio.] Niccolo
dijo, siguiéndome desde atrás.
[Creo
que tus ancestros y yo nos llevaríamos bien.] Dije, pensando que los Howards
también habían puesto un considerable esfuerzo en sus baños en la capital
norte. Ambos listados entre las familias más prominentes del continente, así
que rastrear sus linajes debe revelar una conexión.
Estaba
lavándome con el libre fluido de agua cuando Lydia habló desde el otro lado del
muro. [¡Hey! ¡Dame el jabón!]
[¿No
trajiste el tuyo?] Pregunté.
[¡Olvídalo!]
Respondió de inmediato. [¡Ahora, de prisa!]
[Su
Alteza hace muchas demandas.] Aunque había esperado algo como esto, así que me
acerqué al muro y arrojé una barra sin usar al otro lado.
[¡A-Atra!]
Tuna gritó. [¡No debe jugar con el jabón!]
[¡Y
también el champú!] Lydia añadió.
[Sí,
sí.] Cerré una botella de vidrio y la levité por el muro.
[¡Al
menos podrías actuar avergonzado!] Se quejó, haciendo un chasquido con su
lengua.
[¡Me
imaginé que preguntarías! Baña a Atra por mí, ¿verdad?]
[Lo
sé.] Me detuve. [Gracias.]
[De
nada.]
Sentí
a Lydia alejarse del muro.
[¿Niccolo?]
Pregunté. [¿Ocurre algo?] El chico de cabello azul me miraba en silencio.
Nubes
de vapor se levantaban donde las aguas termales se unían con el agua marina
para ajustarse con la temperatura del baño.
[Bueno.]
Niccolo respondió. [Estaba pensando que tú y Lydia son muy, er, amigables.]
[Estamos
atados el uno con el otro.] Dije. [¿Y no tienes preguntas?]
[Oh,
er, bueno…] El chico bajó su mirada, y sus palabras se detuvieron.
Había
terminado de lavar mi cabello y cuerpo, así que le di un “cuando estés listo” y
me moví a la tina. Debí haber juntado más fatiga de la que esperaba, porque no
pude suprimir un suspiro mientras me hundía en el baño de agua caliente.
Niccolo
se me unió pronto, y luego de una corta espera, se armó de coraje. [Sé que este
es un asunto político a preguntar, pero Lydia es una doncella de la Casa Ducal
de Leinster, ¿verdad? Los duques del Reino Wainwright disfrutan de un estatus
que otras naciones se reservan para la realeza. Así que… encuentro difícil
creer que eres capaz de moverte junto a una de sus hijas.]
[Ah.]
Sabía cómo nuestra relación podía lucir extraña. Muchos en el reino también lo
pensaban, incluso si ya no lo decían en mi cara. [Es una larga historia, y
muchas cosas están entramadas en una simple explicación.]
Un
estallido de risa me decía que las mujeres se estaban llevando bien.
[Pero
hemos luchando juntos por un rato.] Continué. [Lydia es un genio prodigio, así
que la he pasado mal para seguirle el paso, pero creo que he crecido como
resultado.]
[Eres
fuerte.] Niccolo dijo lentamente. Entonces levantó sus pequeños puños y dijo.
[Nací como un Nitti, pero no puedo armarme del valor para seguir adelante.
Tengo maná, pero no soy bueno lanzando hechizos, y mi esgrima nunca mejora
porque mi miedo me supera.]
Escuché
tranquilo. Algunas personas podrían vociferar el pedigrí, talento y
temperamento para tener la mayoría de ellos.
[Y
por eso mi madre no espera nada de mí, y tampoco mi hermano. Quiero ir a la
Academia Real, pero ni siquiera puedo permitirme preguntar. Por favor, dime.]
Rogó, desesperado a pesar de que se venía abajo. [Cómo… ¿Cómo puedo ser fuerte
como tú?]
[Esa
es una buena pregunta.]
A cada
tanto, lucecitas brillaban por la oscurecida ciudad.
¿Elementales?
No, no pueden ser.
[Primero.]
Dije. [No soy fuerte. Mi maná está por debajo del normal. No puedo lanzar
hechizos avanzados y no soy rival para Lydia con una espada.]
[Pero…
Pero…] La voz de Niccolo se agitó.
Los
Nitti estaban entre las casas más sobresalientes de la ciudad de agua. De
acuerdo “A la Nobleza,” estaban relacionados a los príncipes que una vez habían
gobernado toda la alianza. No es sorpresa que este chico se preocupara en
secreto.
[Si
tengo algo de lo que enorgullecerme…] Confesé, levantando la mirada a las
estrellas. [Es que nunca dejo de caminar.]
[¿Nunca
dejar de caminar?] Niccolo repitió.
[Sí.
Déjame darte un ejemplo.] Apreté mi mano y un poco de agua flotaba en el aire,
cuando se transformó en delicadas flores de fuego, agua, tierra, viento, rayos,
hielo, luz y oscuridad. [He estado practicando este ejercicio para el control
mágico desde que era pequeño. Sin más decir, ni siquiera puedo formar una flor
para empezar.]
Niccolo
estaba asombrado. Luego de un momento, dudoso dijo. [¿Qué grimorio
encontraste?] Recibía mucho esa pregunta.
[Me
toma lo que encuentro en los libros de texto de magia básica y lo hago a mi
manera.] Ondeé mi mano, las ocho flores se desvanecieron en el aire. Entonces
encaré al chico, levantando ambos manos y dije. [Viste los frutos de diez años
de práctica.]
Niccolo
se vino abajo. Pero incluso mientras se hundía, oía a Atra gritar felizmente.
Ella, al menos, parecía estar disfrutando.
[Cada
paso que un genio toma me toma más del doble del mío.] Añadí, conjurando un
gatito en el baño y lo hice caminar por la superficie del agua. [Esa no es
excusa para parar de intentar. Creo que se trata de “hacerlo o no” al final.
Pero no luces convencido.]
El
chico levantó la mirada, su cabello azul se mojó, y respondió. [No. Entre el
control que desplegaste y la forma que luchaste el otro día, incluso un novato
como yo puede ver cuán majestuosa es tu técnica. Dices que puedo hacerlo, pero
encuentro difícil de creerlo.]
[Te
daré otro ejemplo. Déjame contarte de uno de mis kohais de la universidad.]
Propuse con un exagerado gesto, pensando que podía estar por entrar en una
discordia. A Teto Tijerina le gustaba usar sombreros de bruja y llamarse
“normal”— un indicador que nadie de los estudiantes del profesor, excepto yo,
tenía el derecho a ello. [Cuando se unió al departamento, dijo la misma cosa
que tú. Así que la hice practicar ese ejercicio cada día por un año.]
Niccolo
abrió sus ojos.
[Como
resultado, aprendió mis trucos del control de hechizos, tal cual son— aunque
pierde su temperamento cada que cuento esta historia. “¡Deja de esconderte
detrás de mí, Allen! ¡Y observa el control que puedes igualar!”]
El
chico bajo sus ojos, luciendo acabado.
Lydia
y Tuna rieron otra vez. Me sentía alegre que parecían estar haciéndose amigas.
[Trata
de tomar un paso para empezar.] Le dije a Niccolo mientras salía de la tina.
[Tú y Tuna juntos. Creo que tu mundo de pronto lucirá mucho más grande una vez
lo hagas.]
[Sí.
Sí, tienes razón. Gracias.] Niccolo Nitti asintió vigorosamente con
determinación en sus ojos.
Niccolo
y yo discutimos de todo tipo de cosas mientras esperábamos que las chicas
terminaran su baño. La lingüística parecía ser su especialidad, e incluso podía
más o menos descifrar el Imperial Antiguo— notorio por su impenetrabilidad.
Sospechaba que también tenía una inclinación erudita si hubiera pasado por el
primer volumen de “La Historia Secreta de la Guerra del Señor Oscuro”. Él y
Teto eran aves de un mismo plumaje.
Tuna
fue la primera en salir, usando una túnica sobre su vestido de noche y
balbuceaba. [¿C-Cómo pude haberlos hecho esperar?]
[¡Tuna!]
Niccolo gritó, corriendo a ella como un perro feliz. [¡Yo… voy a dar lo mejor!]
La
belleza elfica le dio a su joven maestro una escéptica mirada, entonces sonrió.
[Claro, Don Niccolo. Y yo estaré justo a su lado.]
[¿Qué
dijiste esta vez?] Lydia demandó, emergiendo vestida en su vestido de noche.
Llevaba a Atra en su canasta, la cual tomé de ella.
[Hablamos
de hombre a hombre.] Respondí, acariciando la esponjosa cabeza del zorrillo.
[Mis labios están sellados.]
[Oh,
¿en serio?] Lydia se acercó, su mirada se concentro en mi mano.
[¿De
qué hablaron?] Pregunté, levemente sonrojado por oler mi mismo jabón y champú
en ella.
[Hablamos
de mujer a mujer. Mis labios están sellados.]
Ya
veo. Así es cómo quiere jugar.
Miré
por el salón luego de la retirada del par. [Tuna no tiene nada de qué
preocuparse. Niccolo es el hermano de Niche. Él no la haría infeliz.]
Lydia
me dio una mirada y sin palabras empezó a jalar de mi brazo izquierdo.
[¡Ow!]
Grité. [¡Sin morder!]
[¡Entonces
deja de ser tan perceptivo!] Respondió.
[¡¿Qué
con eso?!]
Tomé
un descanso de ser molestado para saludar a Saki y Cindy, quienes habían estado
paradas en guardia en el corredor. [Por favor, asegúrense que todos tengan su
turno.] Dije. [Los baños son encantadores.]
✽✽✽✽✽
Regresé
con Lydia a nuestro cuarto y pasé a Atra de su canasta a su cama. El zorrillo
se metió bajo las cubiertas y retorció sus orejas en placer. Mientras ponía mi
reloj de bolsillo en la mesa, oí el sonido de pisadas, seguido de un “¡Mm!”
desde atrás de mí.
[Sí,
sí.] Dije.
[Solo
un “sí.”] Lydia se molestó desde su asiento en el sofá. El cansancio debió
haberla puesto sensible.
La
rodeé y empecé a cepillar su corto cabello escarlata. Un pacífico silencio
siguió.
[Lydia.]
Dije. [Como mencioné antes, me gustaría entrar en la lectura antes de ir a la
cama.]
[No.]
[Oh,
vamos.]
[¡No!]
La noble repitió, girándome para verme como una niña berrinchuda. [Dices un
“poco”, pero te quedarás leyendo toda la noche. Debes escucharme de vez en
cuando.]
[Creo
que lo hago.] Respondí, rascando mi mejilla. Le permitía tantos berrinches como
a Caren, ¿verdad?
La
noble rodó por el sofá, abrazando una almohada, y comenzó a patalear. [¡No! ¡Y
no me has preparado ningún dulce!]
Suspiré,
metí el cepillo en una bolsa, y me moví a la cocina. Esto requiere un té
herbal.
Lydia
se puso de pie y fue tras de mí. [¿Allen?] Preguntó, tomando el borde de mi
camisa. [¿Estás molesto?]
Miré
sobre mi hombro y encontré a Lydia mirándome preocupada, apretando el collar
que le había dado en su mano derecha. [Claro que no.] Dije, agitando mi cabeza
con una sonrisa forzada. [Para nada.]
[¡Pero
te fuiste!] Se molestó, abrazando mi cintura.
Dudé.
[Preferiría no decirlo.]
[¡Hazlo
igual, o no lo entenderé!]
Añadí
las hiervas a la tetera con deliberada lentitud. Lydia se rehusaba a quitarme
los ojos de encima.
Al
final, murmuré. [Tu cumpleaños.]
[¿Mi
cumpleaños?] Su Alteza repitió como una niña.
¡Oh,
por el amor de…!
[¡Quiero
acabar con todo este meollo antes del siguiente Día del Fuego!] Dije, haciendo
contacto visual. [¡No puedo solo entrar al Antiguo Templo mientras hay una
guerra en marcha!]
No
iba a decirle.
Todo
mi cuerpo ardía por la gran oleada de avergonzamiento.
Luego
de un momento, Lydia libero mi cintura y murmuró. [Muy bien.] Cuando moví la
tetera a una piedra de fuego y giré, tenía una sonrisa recatada. [¿Así que
quieres ir por la paz para la ciudad del agua, frustrar a la Iglesia del
Espíritu Santo, e incluso derrotar a la Luna Creciente por mí? ¿Lo entendí
bien?]
No
podía salirme de esta, así que respondí honestamente. [Sí. ¿Un problema?]
Lydia
rodo y se sonrojo como una manzana. Entonces murmuró. [P-Para nada.] Y se lanzó
a la cama. Luego de meterse bajo las cubiertas, se puso a patalear y sacar una
serie de gemidos de vergüenza.
[Despertarás
a Atra.] Dije.
La
noble escarlata sacó su cabeza, el zorrillo dormía en sus brazos.
Recogí
el, Dragones, Demonios y Vampiros y removí el marcapáginas de Saki para seguir
leyendo. Al parecer era un producto de un orfanato donde había crecido. Lydia
reía mientras me observaba, yaciendo su rostro en la cama y acariciando a Atra.
[¿Ahora
qué?] Pregunté mientras examinaba el viejo libro. Nada de lo que leía me
impactaba como un nuevo descubrimiento.
“El atributo más temible de un vampiro es el valor
físico nacido de un abrumador maná.”
“La capacidad de hechicería del vampiro para
autoreforzarse supera a cualquier mortal. También posee reflejos fugaces y el
poder de regeneración, y su maná brota en las noches lunares. Debilidad,
ninguna. El Héroe y el Señor Oscuro solo pueden ser considerados sus enemigos
naturales.”
“Aunque se dice que la cría del progenitor debe haber
bebido la sangre, una reputación que persiste, los vampiros modernos se
alimentan de maná.”
¿Es
todo?
[¿Hm?
Nada.] Lydia respondió.
[Oh.]
La olla había hervido, así que apagué la roca de maná y añadí el agua caliente
a la tetera.
Entonces,
una nota cayó de las páginas del libro— muy nuevo para pertenecer a un antiguo
libro. Lo recogí y le di una mirada a lo que estaba escrito en el Imperial
Antiguo. Y como si no fuera suficiente, usaba una escritura exclusiva de la
alta nobleza. Solo pude descifrar un poco. Aunque algo acerca de la escritura
me parecía familiar, mientras la torpe caligrafía sugería a un escritor
relativamente joven. Las frases que apenas podía estar seguro de leer…
¿“Nieve
plateada”, “la Santa de Blanco”, y “la Santa de Luto”?
Linaria
había mencionado a la anterior— una composición de agua, viento, luz y
oscuridad. Había teorizado que eso era el verdadero elemento de hielo y usaba
todo el poder en mi varita encantada Silver Bloom para producir una muestra
para Tina en la capital este. En cuanto a la otra… ¿Quién había oído de santas
viniendo en múltiples colores? Los misterios solo seguían apilándose. Ilusiones
de la historia, supongo.
Mejor
reviso esto en algún lugar donde pueda usar un diccionario, entonces se lo daré
a Niccolo en la mañana. Pero por ahora…
[Lydia,
me estás dificultando la lectura.] Le informé a la noble que había salido de la
cama y pasado todo este tiempo espiándome desde atrás del escritorio.
[No
dejes que te moleste.] Dijo.
[No
puedo evitarlo.]
[Entonces
necesitas trabajar en tu concentración. Qué mala excusa para un erudito.]
[¿En
serio?]
Viendo
que se fue por la ofensiva, me rendí para razonar con ella. Con la tetera y
taza en mano, regresé a mi asiento, saqué un diccionario y empecé a buscar las
palabras.
Lydia
sacó su cabeza de mi visión, murmurando algo inaudible. Me preguntaba que le
había pasado mientras vertía mi té herbal.
“La
forma en la que se ve de perfil cuando se pone así es injusto, y nunca lo ha
sido. Debí haberle prestado un orbe de vídeo a Saki o Cindy. Mejor no lo olvido
mañana.”
Un
sorbo del refrescante té aromático aclaró mi cabeza. Esperaba entender algo
antes del amanecer.
Lydia
se sentó en el escritorio y empezó a jugar con el anillo en mi mano derecha.
[Entenderé lo del brazalete.] Dijo. [¡Pero date prisa y deshazte de esa cosa!]
[¿Q-Quieres
que supere al Gemelo Celestial?] Pregunté. [Eso es—]
[Sip.
Déjala descansar.]
Oh
vaya. Parece que lo dice en serio.
Miré
el anillo y traté de moverlo para sacarlo. La piedra roja solo brilló.
Lydia
libero un gran bostezo.
[Si
tienes sueño, quítate mi camisa y ve a dormir.] Sugerí.
[Quiero
que me cargues.] Dijo.
[Mi
lady me pide mucho.]
[Sip.
Soy tan piadosa como puedo. ¿Te molesta?]
Una
honesta Lydia gana todo. Me resigné, me paré mientras la noble se quitaba mi
camisa prestada, y la miré. Se río en mis brazos, sonando como si no pudiera
estar más feliz, y enterró su cara en mi pecho. La bajé a la cama, y tan pronto
la acomodé que una adormilada Atra se movió a su lado. Lydia se estiró a mí,
así que tomé su mano.
[Estás
cálido.] Murmuró. [Me siento tan calmada cuando—]
Un
toque arruinó el ambiente.
Lydia
se sentó y tomó la espada encantada Cresset Fox del costado. Nos miramos y
asentimos.
[Entre.]
Dije.
[Ruego
su perdón.] Una voz respondió. La pesada puerta se abrió para que entre una
maid alta de largas orejas con piel oscura y un clip plateado en el frente de
su largo cabello rojo. Saki entró al cuarto detrás de ella.
Me
había reunido con la recién llegada unas cuantas veces en la capital sur.
Celebrim Ceynoth era la mano derecha de la Duquesa Emerita el “Cielo Escarlata”
Lindsey Leinster. Se había tomado la reputación de luchar en las tres Guerras
Sureñas. Celerian Ceynoth de la guardia real era su hermana menor.
[¿Celebrim?]
Lydia preguntó, saliendo de la cama para pararse a mi lado izquierdo. [¿Cómo
entraste a la ciudad?]
[Tengo
mis fuentes.] La maid respondió. [Y unos cuantos contactos en las islas
sureñas. Lady Lydia, Mr Allen, me alegra que se encuentren a salvo y—]
Para
nuestra mayor sorpresa, Celebrim detuvo su oración. Siguiendo su mirada, vimos
a Atra estirarse en la cama. El zorrillo se bajó, vino a mí, y me acarició con
su pata frontal.
[Lo
siento. ¿Te despertamos?] Pregunté, recogiendo a Atra. Respondió con un
chillido feliz, sus orejas y cola se ondeaban.
[M-Mr
Allen.] Celebrim dijo. [¿Qué es esa encantadora criaturita?]
[Atra
el Thunder Fox, uno de los Ocho Grandes Elementales.]
[A-Así
que se llama Miss Atra.] La maid irradió una tácita— pero inequívoca— ruego
para sostener al zorrillo. ¿Siempre había sido así?
[Las
explicaciones vienen primero, Celebrim.] Lydia intervino, con manos en su
cintura.
[Ruego
su perdón.] La maid elaboró una elegante reverencia y dejo todo. [Estoy aquí de
parte de la Duquesa Emerita Lindsey Leinster, el Cielo Escarlata. Desea oír el
reporte de Mr Allen de la actual situación antes de decidir cómo concluir el
sosiego a la capital de Atlas. Esta ciudad se ve más desordenada de lo que
había oído en la capital sur.]
[Sí,
claro. Permítame explicarlo.] Dije. Investigar, parecía, necesitaría esperar
hasta mañana. Mi lady ya estaba poniéndose una camisa. [Lydia, siéntete libre
de dormir si estás cansada.]
[Tonto.
Nunca dejaré tu costado. Es sentido común.] Respondió, como si fuera de lo más
natural. Entonces, con una belleza digna de la Dama de la Espada, añadió.
[Saki, ¿nos prepararías té negro? Lo suficiente oscuro para despertarnos.]
✽✽✽✽✽
[¡Mierda
Carlyle! ¡¿En qué estás pensando?! ¡No podemos permitirnos una división en el
corazón de la alianza ahora!] Yo, Niche Nitti, grité en mi estudio en la ciudad
de la isla central.
La
situación estaba empeorando por ahora. Incluso la visita del Dux Pisani a la
capital sur había necesitado ser pospuesta, debido a los disturbios en la
ciudad y la perdida de las comunicaciones mágicas— probablemente una fechoría
de la iglesia. Enfrentados con la incertidumbre, las grandes casas le habían
dado la espada a la tradición y enviaron tropas a la ciudad. Carlyle Carnien,
en particular, tenía varios centenares a su disposición. Varias luchas
resultaron. Mientras, los marqueses sureño pro paz había recibido pistas de
Rondoiro el ”Empalador”, dejando apoderados en la ciudad mientras regresaban a
sus tierra para prepararse para la guerra con los halcones. La Alianza de
Princiados ahora entraba en una guerra civil.
[Don
Niche, más trabajo esta noche afectará a su actuación en el comité de los trece
mañana.]
[Lo
sé. Gracias, Toni.] Dije.
Mi
padre, el diputado de la ciudad, ponía absoluta confianza en Toni Solevino, al
igual que yo. El viejo había perdido su brazo derecho— oí que con el “Cazador”
de los Leinster— y rayos vacilantes se reflejaban en la negra prótesis que
usaba en su lugar.
[Por
cierto, ¿el mensajero de Paolo ha llegado?] Añadí.
[Sí.
Indicó que empleará al clan nutria del Callejón del Gato para comida y entregas
por agua.] Toni respondió. Paolo era su hermano menor y el propietario de la
lujosa Posada del Dragón de Agua.
Carlyle
es pro guerra y sus asociados de la iglesia habían atacado el hotel y
parcialmente la destruyeron, pero Paolo sirvió como nuestro enlace con la Dama
de la Espada y su “Cerebro.”
Carlyle
y la Iglesia del Espíritu Santo habían ido tras Niccolo. Estaría más a salvo
con el contingente Leinster, especialmente ahora que se habían refugiado en un
lugar seguro.
También
le había enviado al Marqués Rondoiro la advertencia de Allen, enviando un
wyvern al sur con las noticias que un enigmático vampiro se llama la “Luna
Creciente” había ido a la misma dirección. Esperaba que sus preocupaciones
fueran infundadas.
[Señor.]
Toni dijo. [¿A dónde se han llevado a Don Niccolo?]
Aparte
de mi padre, mi hermano y yo, y solo un puñado de personas conocía del preciso
lugar de la casa. Paolo había jugando en el archivo con mi padre cuando eran
niños, y unos cuantos hombres bestias del Callejón del Gato habían trabajado
para mantenerlo lleno. El valor de los libros mantenía justificado este
secreto, pero incluso dentro de la familia, solo mi padre conocía exactamente
lo que los hacía tan preciosos. Aunque, pensé que debo contárselo a Toni.
[El
archivo en la ciudad vieja.] Dije. [Nadie los encontrará allí.]
El
viejo lo consideró. [Cierto. Una excelente opción, si debo decirlo, señor.]
[Deja
tus cosas.]
Me
había movido para evitar la guerra civil y llevar una brecha entre los cinco
belicosos marqueses del norte. Si convenzo al Comité de los Trece, entonces
incluso Carlyle tendría sus manos atadas. ¡Él y sus aliados de la iglesia
querían a mi hermano, pero “sacrificio familiar por la paz” no era un logo de
los Nitti!
[¿Cómo
explicaremos el asunto del Cerebro de la Dama de la Espada, señor?] Toni
explicó.
[Esa
es una buena pregunta.]
Ese
enfurecido y formidable hechicero tenía las agallas para llamarse “normal”.
Aunque, su presencia en la ciudad pudo haber sido un golpe de suerte. Como sea,
necesitaba mantenerlo informado. Niche Nitti se lo había prometido a Allen del
clan lobo.
[Le
escribiré una carta esta noche.] Dije. [Odio molestarte, pero ¿se la
entregarías a Paolo por mí?]
[Claro,
señor.] El viejo respondió con una respetuosa reverencia.
Miré
fuera de la ventana. Un cometa arrestaba su cola por el cielo nocturno se unía
a la incompleta luna.
[En todo caso.] Dije. [El éxito en la reunión de mañana significará la paz con los Leinsters, y he tomado medidas para asegurarme que el comité lo tome a nuestro favor. Una vez se arregle, podemos lidiar con los mandaderos de la iglesia.]
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