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Capítulo 1

 

[¿El título de “príncipe” existía aquí, pero ningún documento en la ciudad preserva detalles de la última persona en tenerlo, e incluso hablar de ellos significa tabú? ¿Su sentencia se extendía más allá de la propia muerte?]

 

[Sí. Aparte de eso, solo recuerdo una vieja oración que va, “dame el coraje para superar al último príncipe.” ¿Eso ayuda en algo, Allen?] Niccolo preguntó nervioso con sus ojos abajo. El segundo hijo de la famoso Casa de Nitti de la alianza tenía cabello azul y una complexión delgada que parecía femenina. Su adorable compañera, Tuna— una chica mitad elfa usando un uniforme maid azul— se veía igualmente preocupada.

 

[Claro que sí.] Dije. [Entre esto y aquel meno del archivo que descifraste, sigo poniéndome en deuda contigo.]

 

[P-Para nada. Estoy bajo tu protección.] El chico en la mira de la iglesia se veía animada, aunque asustado. Desearía que su hermano mayor, Niche, aprendiera de su ejemplo.

 

Nos sentamos en la ciudad nueva, en un escondite sin nombre entre las ruinas en las afueras del asentamiento de hombres bestias estaba el Callejón del Gato. Agua burbujeaba en el centro de un jardín de tres filas. Mariposas y pequeñas aves volaban cerca de las abundantes flores en florecimiento. El mismo edificio de piedra parecía haber servido para alojar distinguidos visitantes antes que la mitad se hubiera sumergido y tenía sin duda la dignidad de un templo. Musgo crecía por sus viejos muros.

 

Hace dos días, en una tarde del Día del Viento, habíamos repelido un ataque de los inquisidores de la iglesia y viejo mayordomo de los Nitti. Toni Solevino, en el archivo de los Nitti en la ciudad vieja. Habíamos estado perdidos en donde más ir hasta que Zig del clan nutria, líder de los hombres bestias de la ciudad, nos había ofrecido refugio.

 

Por un rato, el espacioso jardín había sido un campo para un duelo falso entre una noble de cabello escarlata— mi compañera, Lydia Leinster, la Dama de la Espada— y la número seis de la Corporación de Maids de Leinster, Cindy, cuyo cabello blanco revoloteaba. Podía oírlas ahora.

 

[Lady Lydia, ¿h-ha considerado contenerse?]

 

[¡Quejarte no te salvara, Cindy!]

Unos días antes, habíamos chocado con Alicia la “Luna Creciente” Coalfield— un teniente del más grande héroe en la Guerra del Señor Oscuro, la Estrella Fugaz, ahora cayo en el vampirismo. Aunque apenas habíamos logrado repelerla, Lydia había superado su maná, dejándola sin condiciones para otra batalla. Ahora estaba entrando en forma.

 

[Vamos por leyendas.] Dije, girando mi mirada al chico. [Atra leyó un libro ilustrado en la Gran Librería. Mostraba dos dragones, uno azul y otro con un cuerpo y alas hechas de árboles, eso—]

 

[¡D-Disculpa, Allen! ¡Tengo un favor que pedirte!] Niccolo levantó su cabeza y me fijo una mirada seria.

 

[E-En serio, no necesitas ser tan formal con—]

 

[¡¿D-Don Niccolo?!] Tuna gritó mientras un errante flujo de maná puso al chico mareado.

 

Quizás este ejercicio era demasiado intenso para él.

 

Aún estaba observando a Tuna regresarle la consciencia a Niccolo cuando una pequeña de orejas de zorro con un listón violeta en su largo cabello blanco salió de casa y entro en mi regazo. Atra el Thunder Fox, uno de los Ocho Grande Elementales, se veía gustosa de estar usando en su cabello coletas.

 

[Atra, ¿quién—?]

 

[¡Saki!] Ella chillo en su tono musical.

 

[¿Saki arregló tu cabello?] Dije. [Se ve perfecto.]

 

Atra sonrió.

 

Saki, quien compartía cargo con Cindy como la número seis de la Corporación de Maids de Leinster, estaba protegiendo el perímetro de la casa para nosotros. El plumaje gris mezclado con su hermoso cabello negro era su rasgo más encantador.

 

Estaba saboreando la calidez cuando un vendaval violeta sopló frente a mí. El aire se agitó mientras Lydia manejaba su encantada espada, Cresset Fox, contra el par de cuchillos negros de la sonriente Cindy. Volví para admirar a la chica, quien tenía su cabello abajo, antes de levantar un vaso en sus manos y beber el agua fría con gusto. Entonces Cindy me dejo el resto.

 

[¡No más abuso! ¡Demando mejores condiciones de trabajo! Mr Allen, lo menos que puedo hacer es empujar a Lydia y ponerle un alto a su—]

 

El gemido de la maid se transformó en un chillido mientras fracasaba en soportar el ataque y se fue volando. Lydia, mientras, se paraba con su atuendo de espadachina, sin molestarse en presionar su ventaja. Se veía como el modelo de una joven Leinster.

 

Cuatro casas ducales ocupaban el norte, este, sur y oeste de nuestra tierra, el Reino Wainwright, y la sangre real en sus venas les ganó a cada ducado y sus herederos el título de “Alteza.” En el momento, sentía que Lydia estaba a la altura del honor.

 

Mientras limpio la boca de Atra con un pañuelo, mientras sondeaba el maná. Saki había levantado barreras de ocultamiento sin fallas que ni siquiera los apóstoles de la iglesia nos descubrirían pronto. Nuestro problema era la intervención de las comunicaciones mágicas que ocuparon toda la ciudad otra vez. El Fuerte de las Siete Torres había caído, asegurando nuestra habilidad para contactar a los Leinster, nos manteníamos aislados en el territorio enemigo.

 

La pequeña se llegó a enroscar en mi regazo. Estaba acariciándola cuando un desesperado grito vino del aire.

 

[¡¿H-Hola?! ¡Por favor, deja de relajarte y ayúdameeee!]

 

Cindy tuvo su oportunidad contra Toni hace dos noches. Ahora, sin embargo, corría por el jardín tan rápido como sus piernas la llevarían, perseguida por los pobres ataques de Lydia.

 

[A-Allen.] Un Niccolo de cara pálida rogó en su favor.

 

[Supongo que tienes un punto.] Dije. [Niccolo, por favor cuida de Atra.]

 

La pequeña en mi regazo soltó un chillido de felicidad mientras lanzaba un hechizo de levitación en ella. Una vez estaba segura en las manos de Niccolo, tomé mi varita encantada, Silver Bloom, y me pare. Tan pronto que el palo toco el suelo fue que…

 

[¡Hey! ¿Te importaría?] Lydia respondió.

 

[Quéjate con Cindy. Ella pidió ayuda.] Dije mientras bestias mágicas salían para rodearla. Mis leones de rayos se lanzaron a la noble en masa.

 

[¡Sabía que vendrías, Mr Allen!] Cindy gritó, alistando sus cuchillos para otra ronda. [Como una mujer mayor, estaría feliz de—]

 

[No, gracias. Valoro mi vida.]

 

[¡Oh, molesto!] La maid rio mientras saltaba del muro de piedra que rodeaba la casa y encerraba a Lydia otra vez. Uniéndose al ataque de los leones, bloqueó las espadas de la Dama de la Espada.

 

¡Saki me asombra, pero Cindy tampoco se queda!

 

Mientras me asombraba, Atra jaló de mi manga izquierda desde su lugar en los brazos de Niccolo. [¡Allen, Allen!] Gritó, señalando a los leones, los cuales iban y venían, asombrándose de los repetidos ataques hacia Lydia. Los ojos de la pequeña brillaron con curiosidad.

 

El rayo era el elemento más rápido. Así que, recordando el familiar de la princesa de nuestro tiempo juntos en la Academia Real, conjuré un lobo blanco. Atra se fue al momento que Niccolo le puso en el suelo y enterró su pequeño rostro en su peluda barriga.

 

[¡Mullido!] Grito.

 

Simplemente adorable. No diré lo contrario.

 

Tuna puso una sonrisa también, y una conmoción estalló entre las maids observando desde lejos.


[¡Ah! Mi corazón.]

 

[Qué pequeña belleza.]

 

[¡Mi fatiga se está derritiendo!]

 

[¡Por favor, vea por aquí, Miss Atra!]

 

[¡Debemos mostrárselo a las chicas luego!]

 

Me preguntaba si unificada respuesta a su lindura venía de la instrucción de una cierta ama de llaves.

 

En medio del clamor, Niccolo murmuró algo bajo su respiración. (Criaturas mágicas de luz son difíciles de controlar, aunque lo hacía lucir fácil mientras conjura criaturas de otro elemento al mismo tiempo.) Los chicos de su edad no deben tener fin a sus preocupaciones.

 

Estaba por retomar mi asiento cuando Cindy, manteniendo su distancia de Lydia, se giró y dijo. [¡Mr Allen! ¡Mr Allen!] Mis leones parecían algo nerviosos.

 

[¿Sí?] Respondí.

 

[Bueno, verás, no p-puedo esperar a defenderme contra ese hechizo, así que…]

 

Una gran ave de fuego sobrevoló encima de la cabeza de Lydia, aleteando alas blancas. El hechizo supremo Firebird era la carta del triunfo de los Leinsters y este tenía poder fortalecido, afinado para nuestro reencuentro con Alicia. Por eso, debió necesitar varios intentos para mantenerlo estable, incluso considerando el estallido que nuestro profundo enlace de maná le dio a su control mágico. Pero para mi continua consternación, mi compañera era una prodigio a toda regla.

 

[No te preocupes.] Dije levemente. [¡Sé que puedes hacerlo, Cindy! Al final, estoy seguro. Diría un 50-50.]

 

[¿Dice que no le importa si les informo a las otras señoritas cómo usted y Lydia pasaron su tiempo en esta ciudad?] La maid respondió.

 

Me imaginé a mis estudiantes y hermana, quien debió haber estado en la capital sur en este momento. Con un suspiro, desmantelé mis leones de rayos.

 

La maid de cabello lechoso me dio un saludo perfecto, entonces se retiró y lanzó sus brazos alrededor de la chica zorro, llorando. [¡Oh, Miss Atra!]

 

Luego de una fría mirada a su vestido, regresé mi atención a la noble con cabello escarlata corto. [¿No crees que es suficiente, Lydia?] Grité, dispersando su Firebird con un ondeo de su mano izquierda.

 

[¿Qué? Pensé que estaban acoplados.] Dije con ojos ardiendo como un depredador espiando a su presa.

 

Oh vaya. Quiere seguir.

 

Hemos sido compañeros desde nuestro examen de entrada en la Academia Real, pero me bajé de brazos y dije. [Seguramente Su Alteza bromea. Estamos esperando visitantes en cualquier momento, Lady Lydia Leinster.]

 

[Tonto.]

 

Al siguiente instante, estaba sobre mí, moviendo su espada. Gruñí mientras lo bloqueaba con mi báculo.

 

[¿Cuántas veces debo decirte que soy Lydia Alvern?] Elle me corrigió, esparciendo ascuas de fuego todo el rato. [Me dejaste atrás el día antes de ayer. ¡Diría que necesitas una lección!]

 

Liberó un bombardeo de la clásica esgrima de los Leinsters. De corte volador a un movimiento horizontal a un golpe.

 

[Desearía que no dijeras eso mientras mueves tu espada.] Contesté, bloqueando con mi varita. [Digo, soy un humilde tutor privado, no queda con la Dama de la—]

 

[¡¿Quién está tonteando?!] Niccolo, Tuna, Cindy y las otras maids dijeron.

 

Un inexplicable sentimiento vino a mí mientras amarraba la encantada espada con cuerdas de hielo. Lydia lo había visto venir y de inmediato atacó con fuego, quemándolas en poco tiempo. Había aterrizado detrás de mí con un corte rodante sin piedad. No podía esquivarlo, así que lancé un hechizo.

 

Su espada golpeó un Azure Shield improvisado y lo detuvo por las justas.

 

[Lydia.] Dije, frunciéndole el ceño a la feliz noble. [Puedes cortarlo ahora.]

 

La noble de cabello escarlata sonrió. [Sabía exactamente lo que estaba haciendo.] Ella envainó su espada, entonces se paró e infló sus mejillas, evidentemente deleitada que me había forzado a apoyarme en su maná.

 

[Arriba.] Dijo. [¿Por qué la cara larga?]

 

[Siempre se ve así.]

 

[Una historia probable. ¿Cuánto tiempo crees que he pasado observando tu rostro?] Otra risa. [¡La victoria es mía!]

 

Gruñí. Por alguna rara razón, Lydia le gustaba hacerme usar su maná. Recordando que tenía su cumpleaños el siguiente Día del Fuego, decidí vociferar mis preocupaciones.

 

[Te ves recuperada, pero ¿es en serio?]

 

[Sí, estaré bien.] Respondió. [Así que…]

 

[Vamos.]

Lydia se acercó, recostándose contra mí. No estaba en sus brazos, pero un dulce y floral aroma se asomaba en mi nariz. Las maids explotaron en chillidos. Niccolo balbuceó, y Tuna le advirtió no mirar, pero Lydia ignoró al par emocionada.

 

[Puedes enlazar nuestro maná más profundamente sin preocuparte.] Ella dijo. [¿Qué estás esperando?]

 

[No.]

 

[Siempre puedes apartarme.] Lydia hizo pucheros, dándose la vuelta.

 

Las maids de inmediato formaron una línea. [Traigan té. Y Cindy, aún no te has recuperado de tu cansancio. La iglesia hará su movimiento en el Día de la Oscuridad, el día después de mañana, así que descansa hasta entonces.]

 

Cindy dejo de retorcerse y literalmente se puso de pie. [L-Lady Lydia, no estoy nada—]

 

Lydia restó importancia a su protesta. Entonces puso su mirada en mí. [Ignora la fatiga y cometerás un error cuando pase. Me rehúso a perder leales sirvientes Leinster por una razón tan idiota. Justo ahora, tienes el deber de recuperarte— y para reflexionar en cómo pudiste haber considerado en sacrificarte dos veces. ¿Estoy mal? ¿Y bien?]

 

Cindy y yo juntamos nuestras manos en nuestros pechos para suprimir el dolor y evitamos su mirada. Sabíamos de sobra a lo que se refería.

 

Mis oídos capturaron pisadas de la casa. Saki había llegado. Debió haber estado escuchando por orbe de comunicación porque realizó una gran y elegante reverencia y dijo. [Como dice, Lady Lydia, reprenderé a mi hermana menor.]

 

[¡Oh, vamos, Saki! ¡No es justo!] Cindy protesto, dirigiéndose hacia su compañera. Atra corrió y abrazó a la recién llega en imitación. [¡Sé que habrías hecho lo mismo si estuvieras en mis zapatos! Y yo soy la mayor—]

 

[Lo que habría hecho no está en cuestión. Pero creo que decidimos que soy la hermana mayor. Ahora, ¿qué tienes para decir, Señorita Tomé Todo para Proteger la Retirada en el Archivo?]

Cindy se tambaleó atrás con un gruñido, entonces se vino abajo, agachándose hacia el suelo, y empezó a juguetear con su dedo. [Eres horrible.] Lloró, añadiendo un estornudo. [Bien. Solo soy una testaruda maid sin salvación que se le caliente la cabeza.]

 

Su rechazo sonaba genuino, pero Saki y las otras maids las ignoraron, entrando para preparar el té. Miré a Lydia, quien dijo. [Estamos acostumbradas.]

 

[Ya veo.] Dije lentamente.

 

Aunque, ¿dónde he visto alguien así de tonta antes?

 

Se dio que bajé la mirada y el brazalete en mi brazo derecho me llamó la atención. Lily, la número tres de la Corporación de Maids de Leinster, me lo había dado en la capital este. Ella y Cindy habían sido cercanas.

 

Mientras pensaba, Atra lanzó sus brazos alrededor de la maid de cabello lechoso. [¡Cindy! ¡Abrazo!]

 

[¡Oh, Miss Atra! ¡Eres mi única amiga!] Cindy lloró, regresándole el abrazo. Se paró, se enderezó y luego bajo a la niña al suelo con una adorable palmada.

 

[¡Muy bien, ayudaré!] Dijo, saludando antes de salir disparada para entrar a la casa. Oí su cuchicheo con Saki, quien parecía haber estado esperándola.

 

Unos momentos después, el chico de cabello azul se levantó. [V-Volveré adentro también.]

 

[Por favor, si nos disculpan.] Tuna añadió.

 

[Claro.] Dije. [Oh, pero primero, Niccolo…]

 

Niccolo Nitti me dio una mirada de asombro.

 

[¿Puedo llamarte ”Nick” desde ahora?] Pregunté.

[¡P-Por favor, hazlo!] El chico se sonrojó y asintió.

 

[Está bien. Nick, me gustaría continuar descifrando esa nota. Eres la única esperanza en ese frente. Te llamaré cuando nuestro invitado llegue.]

 

[¡Claro! ¡Vamos, Tuna!]

 

[P-Por favor, Don Niccolo, no tan rápido.] La chica intervino mientras él la tomaba de la mano y dejó el jardín.

 

Así que traición de su padrastro no ha cambiado ni un poco la forma en que la trata. Ese chico es genial.

 

Una vez estuvimos solos, Lydia puso su delgado dedo en la punta de mi nariz. [Solo para estar claros, va lo mismo para ti. No más autosacrificios. ¡Ni uno!]

 

[Lo sé.] Dije.

 

[No lo sabes. Oh, en serio.] Infló sus mejillas ligeramente y se cruzó de brazos. Al final, su estado mental parecía estar recuperándose de la rebelión Algren y los otros sustos que le siguieron.

 

Compuse su clip de cabello, peiné sus mechones escarlatas, y dije. [¿Cómo está el Firebird?]

 

[Nada mal. Me gustaría probarlo unas cuantas veces más, pero no lo dejarían pasar.]

 

[No.] Accedí. Saki y sus compañeras maids habían hecho un espléndido trabajo poniendo barreras de ocultamiento alrededor de esta mansión, pero si Lydia lanzaba un hechizo supremo a tope, algo de maná inevitablemente se saldría. Esperaba evitar más ataques de la iglesia. Cuando Lydia y yo regresamos al campo de balla, enfrentaríamos a la leyenda caída, la Luna Creciente.

 

Pasé bajo el techo y tomé una silla. Mi lobo blanco aulló y se desvaneció.

 

[Teóricamente, debería funcionar mejor que la última vez.] Le dije a la noble sentándose a mi izquierda.

 

[Pero no es suficiente para ganar por completo.] Dijo. [No podemos depender que un hechizo supremo le di un golpe decisivo a esa lunática.]

 

[No, no podemos. Así que hagamos algo extra. Por instancia…] Proyecté la fórmula de control de maná y el plan de batalla que se me ocurrió en el espacio vacío.

 

Lydia puso sus ojos sobre ellos y asintió. Entonces, dispersando la proyección con su dedo, mostró la más débil pizca de intranquilidad en su rostro. [Nada mal. Probablemente, el más poderoso golpe que podemos lograr ahora. Pero ¿puedo—?]

 

[Puedo.] Declaré. [Sé que Lydia Leinster puede lograrlo.]

 

Sentí un peso en mi hombro, seguido por un poco audible “Increíble.”

 

Una gentil briza sopló, acariciando su cabello. Pasamos el tiempo pacíficamente hasta que la chica de ojos de zorro dejo de jugar con las aves y dijo. [¡Allen!]

 

[¿Sí, Atra?] Respondí.

 

[¿Ocurre algo?] Lydia preguntó, intercambiando una mirada conmigo.

 

Las orejas de la niña y la cola se agitaron. Apretó sus pequeños puños y gritó. [¡Atra también!] ¿Quería ofrecer su ayuda? El gesto calentó mi corazón.

 

Lydia levantó a Atra, sentó a la niña en su regazo y la miró. Entonces un ave mágica aterrizó en mi hombro— una señal de nuestro esperado invitado. Lydia y yo asentimos. El tiempo era oro, pero aún queríamos toda la información que pudiéramos conseguir. Solo esperaba que los cuentos de la ciudad antigua nos dieran una pista.

 

✽✽✽✽✽

 

[Perdón por hacerlos pasar por esto. Desearía conocer un mejor lugar para que descansen.] La vieja nutria dijo usando un jinbei y sosteniendo su pipa.

 

[Salía a ver con los otros golondrineros, pero sin suerte.] Añadió la chica nutria en un yukata azul. Ambos bajaron sus cabezas en disculpas. Eran las personas que había estado esperando; Zig, el líder de la comunidad de hombres bestias de la ciudad y su nieto golondrinero Suzu.

 

[No, no podía pedir más.] Les dije, agitando mi cabeza. Lydia acaricio a Atra— la niña había restregado su cabeza en su regazo. [Estamos cerca de cada lugar importante en la ciudad y tiene un adorable jardín. Solo un jefe de clan nutria y golondrinero podrían haberlo encontrado para nosotros— conocen la ciudad como la palma de sus manos.]

 

Zig y Suzu pestañearon, entonces sonrieron.

 

[¿Eso crees?] La vieja nutria sonrió. [Apuesto que eres así en la capital este. No es sorpresa que Dag y los otros sean suaves contigo. Es divertido que menciones ese jardín. Lo abrimos en uno de los mejores puntos de la ciudad— aunque no a menudo, claro. El diputado y la Marquesa Carnien le tomaron un gusto especial. Conseguimos un arreglo desde hace tiempo así que siempre atendemos el jardín aquí, incluso si cambia de manos. Mi bisabuelo me decía que era algo para hacer un “chivo expiatorio,” pero nadie sabe más que eso.]

 

[Gracias por contarlo.] Suzu dijo.

 

[¿Te das cuenta que te lo estamos imponiendo?] Pregunté, poniendo una resentida sonrisa mientras les servía algo de té que Suzu había traído.

 

Así que el diputado y la Marquesa Carnien debieron haber estado aquí. Qué rara combinación. ¿Y por qué “chivo expiatorio”?

 

Respiré el fresco aroma, así que un recuerdo de la capital este, entonces con eso basta. [Te invité aquí para discutir de las leyendas locales. Nick, ¿podrías?]

 

[¡C-Claro!] El chico de cabello azul se puso de pie. Su silla resonó, haciendo que Atra se asustara, pero Lydia debió haberla calmado, porque pronto continuaría con su rítmico respiro de sueño.

 

[El segundo hijo del Diputado Nitti, Niccolo a su servicio.] Dijo, más tenso de lo usual— quizás porque Tuna no estaba con nosotros. [¡Por favor, permítame hacerles unas preguntas acerca de las leyendas de la ciudad!]

 

[Muy bien.] Zig pensó. [El chico del diputado. ¿Cómo está el chico Niche estos días?]

 

Niccolo empezó. [¿C-Conoces a mi hermano?]

 

La vieja nutria lucía igual que Dag mientras sonreía y metía su pipa en su boca. Lo hizo notar, entonces miró a Atra y lo reconsideró. [Claro. Ese pequeño infeliz puede hacerse el duro ahora, pero no creerías lo malicioso que solia ser. Siempre se dejaba ver por el Callejón del Gato y remando las góndolas con un remo de nuestros chicos. Me trae recuerdos.]

 

Niccolo estaba sin palabras, genuinamente asombrado.

 

¿Niche, tripulando una góndola con hombres bestias? El pensamiento me picaba.

 

[¿Así que estás interesado en las leyendas locales?] Zig continuó, guardando su pipa en un bolsillo. [¿Qué quieres saber? Oh, y no te molestes yéndote por las ramas. Tenemos cerebros en nuestras cabezas. Esta ciudad ha visto golpes de estado, pero sabes que esta vez es diferente. Estamos balanceándonos al borde de algo raro, pero terrible. Y si quieres detenerlo…] Los ojos de la vieja nutria mostraban profunda preocupación. Suzu se veía igual de preocupada. [Necesitamos que Allen y su novia salen. Nuestros ancestros pusieron las bases de esta ciudad, y no puedo soportar verlo quebrarse. ¡Haremos lo que podamos, así que será mejor que ganen!]

 

[Daremos lo mejor.] Lo prometo solemnemente.

 

[Naturalmente.] Lydia dijo, pero su máscara se estaba cayendo. Una pequeña risita se le escapó, y sus fieras ascuas blancas amenazaban con llenar el aire— hasta que apreté mi mano izquierda y las dispersé.

 

[Oh, abuelo.] Suzu murmuró. [Todos ustedes eran antes, “la familia de Allen, y los hombres bestias nunca le darían la espalda a la familia.”]

 

[¡Q-Quieto!] Zig respondió, golpeando una silla con su cola blanca. [¡Estoy hablando de cosas importantes! ¡Ve a hacerte el tonto por allí!]

 

[Lo que digas. Allen, Lydia, y yo le daremos una mano a las maids.] Suzu se paró y entró. Debió haber querido darnos espacio. La chica del clan nutria crecería en una gondolera genial.

 

Le lancé una mirada a Niccolo, indicando que debería sentarse, y dijo. [El plano político de la ciudad está divido entre halcones y palomas. Hasta el otro día, luchaban por la supremacía—]

 

[Pero alguien se fue por el marqués del sur quien abogaba por la paz, o eso oí.] Zig terminó por mí. [Y Atlas está dejando la alianza ahora que han perdido el Fuerte de las Siete Torres. Se salieron y le ofrecieron a los Leinster un trato de paz separado.]

 

[Estás bien informado.] Dije, asombrado. Lydia murmuró mientras Niccolo exclamó en sorpresa. Ninguno de los más recientes desarrollos había sido reportado en la ciudad.

 

Zig acarició su barba y sonrió. [El negocio pone comida en nuestras mesas, ¿recuerdas? Me entero de todo lo que pasa por la ciudad. Creo que tendremos que vivir con que Atlas se separara. El actual marqués es un bufón, pero su hermanito Robson tenía su madurez. Será extrañado. En tiempos mejores, habría sido un buen tipo algún día.]

 

¿La iglesia lo mataría por su talento?

 

Lydia me lanzó una mirada que decía. [Las preguntas pueden esperar.]

 

Sí, señora.

 

[No sabemos si los cuatro marqueses sobrevivieron el ataque.] Continué, regresando mi atención al asunto que apremiaba. [Fuerzas proguerras ganarán el impulso, pero esa es la última de nuestras preocupaciones. La Iglesia del Espíritu Santo tiene apóstoles e inquisidores trabajando detrás de escenas.]

 

[L-La Iglesia está planeando algo en la ciudad.] Niccolo añadió. [No sabemos qué, exactamente, pero están tras de mí… y esto.] El chico de cabello azul lo señaló, entonces presentó una hoja de papel.

 

“El Cornerstone en el Antiguo Templo.”

 

Zig se veía confuso, entonces sus labios se curvaron en ceño. [¿Te quieren a ti, no a Allen y su señora?] Preguntó. [Y esto es…]

 

Su marcada reacción puso mi sospecha en algo. Sabía algo que nosotros no.

 

[Por favor.] Dije. [Dinos si algo te suena. No importa qué. Y si sabes algo del príncipe, nos gustaría escucharlo también.]

 

La vieja nutria vio a los cielos, entonces suspiro. [Sabía que eras algo muy especial.] Murmuró. Entonces, levemente, empezó su relato.

 

✽✽✽✽✽

 

¿Dónde empiezo? ¿Saben cómo abandonamos la mitad de la ciudad una vez? Sí, digo la ciudad antigua.

 

Bien, entonces— ¿qué hay de lo que pasó allí antes? ¿Ni siquiera el chico de los Nitti lo sabe? Verán. Bueno, no puedo decir que estoy sorprendido. Unos cientos de años han pasado desde entonces, y nadie en esta ciudad tiene una razón para estar orgulloso de esta historia.

 

Bien, Allen. Dag te alaba demasiado, heredaste el manto de la Estrella Fugaz, e incluso le ganaste al Comenta. Debiste sentir algo raro. Digo, viste en lo que la Plaza de los Siete Dragones fue construida, ¿verdad?

 

Es cierto— semillas del Gran Árbol. Así que, apuesto que te preguntas de dónde vienen esas ramas. ¿De la capital real? ¿O quizás el este? Adivina otra vez. Nadie puede transitar ramas suficientes para hacer las bases para toda la isla central y los islotes del norte. Esas semillas pueden crecer en árboles, pero los precios se van a las nubes.

 

Ahora que lo tienes. Un Gran Árbol solía crecer aquí, en la ciudad del agua. Donde la ciudad vieja está ahora. Pero nuestros ancestros terminaron perdieron su árbol, y la ciudad vieja con ello. Antes de eso, la vieja y nueva ciudad se alzaron en una gran metrópolis. Y el último príncipe perdió su trono al mismo tiempo.

 

¿Qué hizo, preguntas? No lo sé. No, realmente. No tengo idea. Pero puedo suponerlo.

 

El último príncipe puso sus ojos en lo que pasó con el Gran Árbol. El “Cornerstone” en el Templo Antiguo jugo una gran parte también. Y supongo que el resultado forzó a la alianza a reinventarse.

 

¿Qué pasa? Conoces algunos viejos rezos. Eso me trae recuerdos. Recuerdo oírlo hace una o dos generaciones.

 

El último príncipe probablemente no era un mal tipo. De hecho, apuesto que tenía un buen corazón y sabía algo. Ese rezo no habría impactado tanto de otra manera.

 

Oí que nuestros ancestros se arrepintieron luego de perder la ciudad vieja. No podía creer lo idiota que fueron. Pero, bueno, el problema no termina allí. Si es algo, solo empezó.

 

✽✽✽✽✽

 

En ese punto, Zig finalmente se detuvo por un poco de té. Entonces sacó su pipa, lo puso entre sus dientes otra vez, y me miró a los ojos. [Quizás no necesito decirte esto, ya que creciste en la capital este, pero algo acerca del Gran Árbol desafía el entendimiento mortal. Es más de lo que cualquiera de nosotros puede manejar.]

 

[Puedo apreciarlo.] Dije, recordando un milagro que el árbol había realizado en mi hogar— instantemente reponiendo el maná del Cresset Fox y el Silver Bloom en respuesta a la canción de mamá y Atra.

 

Zig bajó su cabeza y su voz. [Luego el Gran Árbol se fue, plantas crecieron sobre los abandonados distritos tan rápido que no lo creerías. Y no se detuvieron allí. Casi se tragaron toda la ciudad también.]

 

[¿Plantas? ¿La ciudad vieja está bajo su influencia?] Niccolo preguntó. [En ese caso, ¿por qué mi casa mantuvo un archivo allí por tanto tiempo? Debe significar algo.] Perdido en pensamientos, el chico se retiró. Su vacía mirada vagaba mientras maná se le escapaba.

 

Suprimí su maná y me dirigí a la vieja nutria con una mirada.

 

[Nuestros ancestros se asustaron.] Dijo. [Intentaron todo, pero no pudieron detener la invasión de vegetales. Al final, consideraron abandonar toda la ciudad. Los jefes de esa vez se reunieron en consejo tras consejo.] Una amarga mirada llegó en la cara de la vieja nutria. [Y finalmente, nuestros ancestros cometieron un error.]

 

[¿Qué error?] Pregunté.

 

[¿Puedes ser más específico?] Lydia dijo al mismo tiempo.

 

Sentí algo de conexión, lenta, pero seguramente formando líneas. ¿La “Santa” quien controlaba la Iglesia del Espíritu Santo sabía de la historia perdida?

 

Zig cerró sus ojos. [No lo sé. Como dije, han sido unos cientos de años. Pero lo que hicieron debió haber sido algo malo— tan horrible que ni siquiera lo escribieron. Debieron haberse muerto de la vergüenza.]

 

Niccolo levantó la mirada a su ensueño, sus ojos se alumbraron con profunda inteligencia. [Pero como resultado de sus acciones.] Dijo. [Los vestigios del Gran Árbol cesaron su invasión, preservando la ciudad del agua.]

 

[Y lo que detuvo la incursión aún existe debajo del Antiguo Templo.] Añadió. [Ese es el Cornerstone. Debieron haberte fijado porque necesitan la sangre del príncipe, aunque no puedo ver por qué solo tú y no Niche.]

 

El chico se bajó de hombros. [Cierto.] Murmuró y bajo la mirada.

 

Si lo peor sucede, queremos poder evacuarlo a tiempo. Nuestros oponentes saben más que nosotros, y a menos que eso cambie, nuestra victoria cuelga de un—

 

Lydia apretó mi mano izquierda bajo la mesa y la carga que había caído sobre mi mente empezó a aclararse. Suponía que carecía de disciplina.

 

Zig acabó su taza y dijo. [Luego que nuestros ancestros cometieran su error y dejaran al Cornerstone descansar, le rezaron al agua y flores de dragón poner una barrera bajo el Antiguo Templo, y fue todo. Los dragones eran más amigables con las personas en esos días. Y pidieron a un famoso hechicero que estaba vagando antes de la era conflictos para colaborar también, o así va la historia.]

 

Mi mirada cayo en el anillo del tercer dedo de mi mano derecha. La joya parpadeó. Así que la leyenda era cierta— ¡Los Gemelos Celestiales habían puesto a descansar huesos de dragón!

 

Niccolo apretó su cabeza y dijo el nombre de su hermano, abrumado por la gran revelación.

 

El dragón negro con el que Lydia y yo una vez habíamos luchado clamó haber “vivido un milenio o más.” Las razas mortales conocían solo siete criaturas así: el dragón de fuego, dragón de agua, dragón de tierra, dragón de viento, dragón de rayo, dragón de flor y el dragón negro. Lógicamente hablando, debieron haber sido ocho, correspondiendo a los elementos clásicos. Quizás algunos dragones se retiraron para abrirle paso a las nuevas generaciones, aunque nunca había oído la historia concerniente al dragón negro o de flor.

 

Zig se paró con una mirada de melancolía en su rostro. [Te he contado todo lo que sé.] Dijo. [Si quieres más, intenta con el Diputado Nitti. Está relacionado con el viejo príncipe, y su gente pudo haber pasado más detalles en secreto. Pero no te hagas ilusiones. El tiempo de vida de las personas no puede medirse con la larga historia. Incluso los elfos, enanos, gigantes y los espirituales no viven para siempre. Si alguien conoce toda la historia… debieron haber dejado lo que los hacía una persona hace mucho.]

 

✽✽✽✽✽

 

Luego de despedir a Zig y Suzu, me detuve por la cocina. La limpieza había terminado la noche anterior, bajo la supervisión de Saki, y sin una pizca de polvo quedaba. Estaba revisando los ingredientes que Suzu nos había traído donde Lydia y Atra entraron. La niña usaba un pañuelo triangular, y ambas tenían nuevos delantales decorados con una imagen del Gran Árbol. La considerada novata debió haber traído ropa igual que comida.

 

[¡Allen!] Atra gritó, felizmente aferrada a mí, y dio una vuelva, sonriendo mientras mostraba su delantal. Simplemente adorable.

La noble escarlata se acercó con una sonrisa. [Toma. aquí está el tuyo.] Dijo, desplegando un delantal que tenía y circulando sus manos por mi cuello.

 

[Muestra algo de pudor.] Dije. [Le darás un mal ejemplo a Atra.]

 

[¡¿Perdón?!] Lydia se prendió. [¡Debes considerarte suertudo!]

 

[Si puedo volver en el tiempo, viviría mi año escolar en la Academia Real y emparejado con Cheryl para reeducarte.] Respondí con una sarcástica sonrisa. [Pero gracias. ¿Sacarías esos tazones del estante?]

 

[Deja a la gata ladrona de la princesa.] Gruñó, sus mejillas se inflaron del enojo. Sin embargo, ella dejo los tazones de madera en la mesa. Empecé a poner la harina, huevos, mantequilla y azúcar a su par.

 

Atra se subió a una silla, meneando su cuerpo con su ondeante cola— una mala posición. Lancé un hechizo de viento para apoyarla mientras me giraba a la noble escarlata y dijo. [Aún eres el guardaespaldas personal de Su Alteza Real, ¿recuerdas? Mejor quédate con eso en mente. Siéntete libre de observar mientras vengo con algo dulce. Te lo prometí allá en el archivo Nitti.]

 

[Tonto.] Lydia me hizo un puchero. Un fuerte brillo llegó en su mirada y su mano izquierda jugaba con su collar y clip.

 

La batalla decisiva fue en solo dos días, en el Día de la Oscuridad. Esta sería mi última oportunidad para hornear y lo usaría para hacer las recetas de galleta de mi mamá. Suzu parecía haber reunido buenos ingredientes para nosotros, así que no podía esperar a ver cómo resultan.

 

Mientras medía los ingredientes, un grupo de maids asomaron sus determinados rostros por la puerta.

 

[M-Mr Allen.]

 

[Si quieres galletas…]

 

[¡Las hornearemos para ustedes!]

 

[¡Así que por favor, descansen!]

 

[Sabemos que se quedaron hasta tarde anoche y la noche anterior a esa.]

 

[¡Deje esto a nosotros!]

 

Cogí un huevo y tracé una línea por él con mi dedo. Un sutil hechizo de viento partió el cascaron, causando que los ojos de Atra se iluminaran. Tomé el cascaron en ambas manos y le asentí a las maids mientras separaba la yema de la clara.

 

 [Aprecio tu preocupación.] Respondí. [Pero hornear te da un buen cambio de humor. Y…] Hice la yema a un lado en un pequeño tazón y tomé un segundo huevo. [Necesito mimar a una caprichosa noble que ansía postres caseros.]

 

Como un uno, las maids inclinaron sus cabezas en asombro, entonces juntaron sus manos con un “Ah” de entendimiento.

 

Lydia, quien había estado observando con sus manos cruzadas, les fijo una mirada. [¿No tienen otro lado dónde estar?] Demandó, un mechón de su cabello escarlata se levantó.

 

[¡P-Perdón!] Las maids dijeron y se retiraron, asustadas por Su Alteza. Aunque, las mejillas de Lydia se sonrojaron.

 

Con mis ingredientes listos, añadí mantequilla sin sal y azúcar al enorme tazón y empecé a juntarlos con una espátula de madera.

 

[Dulce, ¿Allen?] Atra preguntó, ondeando su cola.

 

Mientras movía, añadí las yemas de huevo que hice a un costado.

 

[Eso es.] Respondí, mirando directo a los ojos brillantes de la niña y asentí. [Y apesto que sabrán aún mejor si me ayudas a batir.]

[¡Batir!] Ella saltaba de arriba y abajo en su silla, lista.

 

Lydia se acercó con una pequeña espátula de madera. Atra la tomó y empezó a cantar de la dicha. Esa vista me calentaba el corazón— entonces una joven se puso a mi lado con una espátula propia.

 

[¿Lydia?] Pregunté, viéndola de perfil.

 

[También batiré.] Dijo. Pero la conocía desde hace tanto para ver sus intenciones. A pesar de las apariencias, Lydia Leinster no podía soportar ser dejado a un lado.

 

Mi corazón se sentía cálido y una sonrisa se esparció por mi rostro.

 

[¿Qué?] Lydia demandó, viéndome tan fríamente mientras agitaba el tazón con movimientos prácticos.

 

[Nada.] Dije. [Vamos, Atra, ayuda también. Los tres terminaremos rápido.]

 

Un rato después, los tres habíamos transformado todos nuestros ingredientes en un pastel amarillo. Atra miró el tazón y preguntó. [¿Hecho?]

 

[Aún no.] Dije. [Necesitamos cubrirlo con un papel primero.]

 

Estiré un papel delgado sobre el tazón, lo metí en una caja de madera, y lancé un hechizo de hielo menor. No teníamos una hielera, pero esto funcionaría. Entonces saqué el reloj de bolsillo que Lydia me había regresado generosamente, revisé la hora, y palmeé la cabeza cubierta con un pañuelo de la niña.

 

[Ahora dejemos que repose por un rato.] Le dije. [Luego de eso, le damos forma y los horneamos. Entonces estarán listos.]

 

[¿Formar?] Atra repitió, confundido.

 

[Sí. Sería mejor alistarse para—]

Justo entonces, Saki y Cindy espiaron por la puerta de la cocina. Detrás de ellas se paraban dos maids a las que Lydia les había perseguido antes. Debieron haber esperado en el pasillo.

 

[Mr Allen.]

 

[¡Por favor, deje que nos encarguemos desde aquí!]

 

[¡Estamos listas!] Todo el grupo repitió, cada maid llevo un cuchillo de madera. Atra dejo su silla y corrió hacia la puerta de la emoción.

 

Saki y Cindy me lanzaron y a Lydia breves miradas.

 

[Muy bien, si fueran tan amables.] Dije, quitándome mi delantal con un cabezazo.

 

[¡Ni lo pienses!] Las maids respondieron en conjunto.

 

Por el largo pasillo, Lydia y yo caminamos en silencio… en nuestro cuarto privado. Tenía una cama y sofá viejo, una pequeña mesa, y varias sillas. Incluso la lámpara de maná en el muro era antigua. De acuerdo a Zig, décadas habían pasado desde que un viajero había sido traído a quién sabe dónde, compró la mitad de la mansión, y renovó cada cuarto a su gusto. Al dejar la ciudad, se lo donaron a los hombres bestias en gratitud por asistencia.

 

Me lancé al sofá y Lydia sirvió un vaso de agua. [Mm.] Gruñó, me lo entregó.

 

[Gracias.] Respondí y me bebí cerca de la mitad. Entonces puse el vaso en una mesa redonda tambaleando y me recosté en mi asiento.

 

La calidez de la noble se sintió en mi hombro izquierdo.

 

[Lydia.] Dije lentamente. [¿Qué crees de la historia de Zig?]

 

[Creo que tiene algo de cierto. Es más seguro asumir que algo está sellado debajo del Antiguo Templo.] Respondió en su tono de Dama de la Espada, sin tomárselo en serio.

Miré al techo y lo encontré cubierto en patrones geométricos florales. [Primero.] Murmuré. [Me sentía seguro que el cadáver del dragón de agua era el Cornerstone. Suponía que la leyenda debió haberse distorsionado en el curso de la historia. Pero…]

 

[Parece que estabas equivocado.] Lydia se paró y paso al frente. Con su espalda a la mía, continuó. [Los Gemeles Celestiales dejaron al dragón descansar durante la era de conflictos, pero el Antiguo Templo fue construido mucho antes de eso. Y lo que sea que esté sellado allí se ganó ese nombre. La nota que encontraste en el archivo Nitti encaja con esa teoría también.]

 

[En todo caso… tenemos problemas.]

 

La Duquesa Rosa Howard— la madre de mis estudiantes Tina y Stella, cuya casa ducal gobernaba el norte del Reino Wainwright— probablemente había escrito esa nota. Mencionaba a las personas conocidas como el “Cielo Floral” y la “Flor Negra,” también dragones y lo que sea que dormía en el corazón del Antiguo Templo.

 

¿Podemos manejar esto solos?

 

 La joven escarlata rompió si silencio con un leve golpe en la frente.

 

[¿Lydia?] Pregunté. Entonces miré a su sonrisa sin miedo.

 

[Tonto.] Dijo. [¿Cuántas veces tengo que decírtelo?] Ella se retiró a una corta distancia, moviéndose como un bailarín, entonces me apunto su dedo. [Estoy a tu lado, y tú estás al mío.] Declaró con perfecta confianza. [¿Cómo podríamos perder?]

 

Pestañeé, entonces me bajé de hombros. [No soy rival para ti.]

 

[He oído esa respuesta más veces de las que puedo contar. Así que hoy, tengo una pregunta para ti. A-Así que, um…] Lydia de pronto dudo, bajo su mirada, y empezó jugar con sus dedos.

 

Una gustosa briza entró por una ventana abierta y llegó a nuestro cabello. Cuando se calmó, la joven lentamente me miró, con ojos llorosos.

 

[Dime.] Dijo. [¿Qué es Lydia Leinster para ti?]

 

[Mi única y sola compañera. Me quedaría con ella en una batalla contra… oh, digamos todo el mundo.] Respondí sin pensarlo dos veces.

 

¿Por qué dudaría? Lydia debía sentirse igual— ¿Huh?

 

[Um… ¿Lydia?] Pregunté.

 

Un leve chillido se escapó de la noble escarlata, cuyos ojos se hicieron más grandes que antes. No solo su rostro y cuello, sino las manos que se presionaban en sus mejillas se sonrojaron y se quedó dura como una estatua. Ni de cerca la reacción que esperaría.

 

Me paré, agitada, y empecé a tomar dudosos pasos hacia ella… cuando sin advertencia, se lanzó a mi pecho y puso sus puños contra él, gritando. [¡I-Increíble! ¡N-No me dejes cargar con cosas así, Allen, gran idiota! ¡A-Ataques injustos son contra las reglas!]

 

[¡Ow! ¡S-Sin golpear!] Tomé los delgados brazos de la noble, revisando su ataque.

 

Me miró, molesta como una niña. Entonces sentí el peso y la calidez en mi pecho. [Me siento igual.] Confesó en el más leve de los susurros. [Y no lo olvides.]

 

Un largo momento paso. Entonces dije. [Sí, sí.]

 

[¡Un “Sí” es suficiente! Dios.] Lydia hizo pucheros, entonces restregó su cabeza contra la mía. Ese lado suyo no ha cambiado desde el día que nos conocimos.

 

Me lancé a una silla y me dispuse a mejorar el humor de la caprichosa noble. Estaba arreglando su despeinado cabello cuando alguien llamó a la puerta.

 

[Entre.] Dije, haciendo a un lado el cepillo. [No está cerrado.]

 


 


La puerta se abrió casi al instante, y entró una joven con cabello azul usando lentes y un traje forma— Niche Nitti. Solo dos días o más habían pasado desde nuestra última reunión, pero se veía tan desgastado que algunos lo tomarían por el diputado de la actual alianza.

 

[Mierda.] Niche gruñó, fijándome una dura mirada. [¿Crees que puedes permitirte holgazanear así?]

 

[Hola, Niche.] Dije, levantando mi mano izquierda en saludo. [Buen trabajo.]

 

[¿Tú otra vez?] Lydia intervino. [Alguien de tu estatus debería saber cómo entender las indirectas.]

 

Niche azotó su pie. [¡¿Crees que vino aquí por diversión?!]

 

Apreté mi puño izquierdo, lanzando de inmediato un hechizo bloqueado de sonidos. Entonces miré al enojado hermano de Niccolo, dejándole paso a continuar. Se tomó un momento para calmarse, entonces empezó otra vez en un tono serio.

 

[No quiero arriesgarme usando criaturas mágicas como mensajeros ahora que Carnien y su facción proguerra han fortalecido su seguridad. Folonto, en particular, tiene un problema. Parece que ha conseguido una gran armada en la ciudad, y considerando su equipo y moral, casi pensarías que es el líder.]

 

Carlyle Carnien y Fossi Folonto, ambos marqueses del sur, habían tomado algo contra la reconciliación con los Leinster. Tanto como sabía, Carlyle había tomado el liderato en los esfuerzos por la paz. ¿El balance de poder había cambiado mientras la batalla decisiva se acercaba?

 

Algo parecía raro, pero me moví a una pregunta que me había estado preguntando.

 

[¿Cómo atacó la Luna Creciente a los cuatro marqueses del sur? La Marquesa Rondoiro en particular.]

 

Niche había compartido su más reciente información militar con nosotros cuando nos habíamos relocalizado en este escondite. El marques que había favorecido la paz se suponía ser un experto militar. La cosa se hubiera visto diferente si hubieran escapado del desastre.

Pero el rostro de Niche se vino abajo. [Desconocido.] Respondí, agitando su cabeza. [Pero no soy tan optimista para esperar que sobrevivieran. Roa Rondoiro estaba desolada. Justo ahora, solo puedo decir una cosa por seguro: incluso si la marquesa vive, no pueden entrar a la ciudad antes que los se cuenten en el Día de la Oscuridad. Eso pone el tema de la paz en una desventaja preocupante.]

 

[¿Te refieres al Comité de los Trece que se reunirá?] Pregunté.

 

[Estamos luchando contra los apósteles de la iglesia ahora— ningún otro oponente importa. Parece seguro asumir que usaron la lucha interna entre los halcones y las palomas para sus fines. ¿No los marqueses del norte restante y los representantes de la marquesa del sur pondrán sus principados primero y dejarán la ciudad?]

 

Niche no respondió, pero mi duro comentario trajo una sonrisa en su rostro. Debí haber dado en el punto.

 

El principado norte de Atlas había concluido una paz por separado, y ni siquiera sabíamos si los cuatro marqueses del sur estaban vivos. Carlyle y Folonto estaban concentrando sus fuerzas en la ciudad del agua mientras otro marques y sus representantes la dejaban. El cuerpo ejecutivo supremo de la alianza— el Comité de los Trece— no podía funcionar bajo esas circunstancias. El tiempo para la política había pasado.

 

Niche se quitó sus lentes y suspiró. [Lo tienes bien. A ese punto, el tamaño de las armadas dejará que hablar. Le aconsejé a mi padre movilizar las tropas, pero se rehusó.] Se pausó antes de añadir. [Nadie me ha regañado así en un buen tiempo. Me prohibió tanto mientras le hablaba hasta que el comité se reúna. Asigné a Paolo a él, por si acaso.]

 

El anterior espía Nitti, Paolo Solevino había manejado la Posada del Dragón de Agua, el lujoso hotel que nos había alojado cuando habíamos llegado a la ciudad. Él era el hermano mayor de Toni, pero podíamos confiar en él.

 

Aunque, ¿qué hizo enojar tanto al Diputado Nieto Nitti? Oí que apoya la paz.

 

[Oímos una vieja leyenda de Zig, el líder de la ciudad de los hombres bestias.] Dije, dejando la pregunta para luego. [Comparándolo a lo que habíamos descubierto de otras fuentes, creemos que la iglesia está tras algo llamado el “Cornerstone,” el cual descansa en el Antiguo Templo. Quieren que Niccolo levante una barrera entre el dragón de agua y dragón de flor, o por alguna otra razón. No podemos estar seguros.]

Las cejas de Niche se retorcieron. [¿Y qué es eso de “Cornerstone”?] Preguntó en tono falto de sentimiento.

 

[No puedo adivinarlo. Tu hermano me está ayudando a investigar, pero no tenemos el tiempo suficiente. Pero eso me recuerda.] Añadí para aligerar el ambiente. [Oí que solías hacer todo tipo de maldades en el Callejón del Gato.]

 

Niche me miró. Entonces cruzó sus brazos, alejó su cabeza y gritó. [¡No sé de qué estás hablando! ¡Debes estar pensando en alguien más!]

 

¿Quién supiera esa anécdota se ganaría el odio de él?

 

Le lancé a Lydia ya mirada que decía. [¿Crees que hay más de eso?]

 

[Claro.] Su mirada respondió.

 

Debo preguntarle a Zig los detalles una vez todo se calme.

 

Sonreí, sacando una temible mirada de Niche. Levantando mis manos en rendición, empecé. [No supondré un dictamen en términos de paz, pero—]

 

[Mentira.] Lydia interrumpió mientras Niche respondía. [Vete al infierno.]

 

[Qué rudo.] Protesté. Entonces me puse a proponer los términos para mi anterior compañero de la Academia Real. [Enviarte a ti y Niccolo a la capital sur puede ser viable.]

 

De pronto, Niche azotó sus notas en la mesa con una mirada de profundo disgusto. [Alto. ¡Todo lo que dices tiene peso, y es tiempo para que te des cuenta!] El noble gritó y me dio la espalda.

 

Sentí una vivida alza del maná de Atra tan clara como el día. La galleta estará lista.

 

[¿Ya te vas?] Pregunté. [Podemos ofrecerte galletas recién horneadas si esperas un rato.]

Niche no respondió, pero se había detenido ante la puerta. [Roa Rondoiro me dijo algo.] Dijo sin mirarme. [La esposa de Carlyle contrajo una misteriosa enfermedad hace un año y no ha salido de cama desde entonces. Me enviaste una pregunta acerca de los motivos de Carlyle Carnien, y esto puede estar atado a ello. Cuida de mi hermano y Tuna.]

 

Con eso, Niche salió, dejando la puerta abierta detrás de él.

 

En serio, qué tipo más desesperante.

 

Lydia descansó su cabeza en mi nombro izquierdo y murmuró. [No es sorpresa que cierto tonto esté encariñado con él.]

 

Levanté mi hechizo bloqueador de sonido justo a tiempo para oír a alguien correr en el pasillo. Unos momentos después, Niccolo entró al cuarto. Debió haber entrado muy a prisa, si el sudor bajando en su frente es para tomarse en cuenta.

 

[¡P-Perdón!] Jadeó. [Oí a mi hermano— Oh. Ya se fue.]

 

Tuna entró luego del chico, se reverenció, y empezó a limpiar su rostro con su pañuelo.

 

Lydia aclaró su garganta fuerte para llamar la atención del par. Maestro y sirviente bajaron sus miradas, avergonzados.

 

[Nick.] Dije, levantando las notas de Niche en las manos del chico.

 

[¡S-Sí, señor!] Respondió, de vuelta a la normalidad. Se veía listo para saludar en cualquier momento.

 

Sonreí. [Odio tener que pedírtelo, pero Niche trajo un nuevo tema de investigación. Trata de recordar si has leído de una enfermedad que se empareje con estos síntomas. Pero no te presiones mucho. Tuna, estoy contando contigo para ayudarlo.]

 

Eso le dio un susto a Niccolo— había estado trabajando para resolver el misterio de su hermano. [P-Pero Allen—]

 

Asentí y me giré a la noble manteniendo una cara dura a mi par. [Lydia, ¿qué dices si unimos fuerzas en la repostería? Quién sabe cuándo tendremos otra oportunidad.]

 

Esa tarde, me senté solo bajo una pequeña lámpara de maná, ideando hechizos para atacar a Alicia. Los enemigos naturales de los vampiros eran el Héroe y el Señor Oscuro. Había visto vestigios de la magia de ambos, y Cindy me había mostrado su fórmula también. Pero los hechizos simplemente requerían mucho maná. Ni siquiera podía desplegarlos solo.

 

Fuera de la ventana, una luna menguante y un enorme cometa se mecían en el cielo nocturno. Podía oír solo el sonido del agua. Parecía como el preludio de una gran batalla.

 

Oh, y necesito controlarme y conseguir el regalo de cumpleaños de Lydia.

 

Lydia y Atra estaban bien dormidos en una cama no muy lejos. Tendría que dejar el trabajo y necesito dormir pronto. No dejaría que mi fatiga me afecte en un momento crucial.

 

Atenué la luz, la levanté, y me acerqué a la cama. Las manos de Atra se asomaron bajo las mantas, moviéndome felizmente. Quizás estaba soñando acerca de cuando hizo galletas más antes ese día.

 

Tomé una silla al lado de la cama y acaricié la cabeza de la chica. Entonces mi mirada cayó en el durmiente rostro de Lydia. Mientras venía a mí lo hermosa que era, la noble escarlata abrió sus ojos.

 

[Oh, lo siento.] Dije. [¿Te desperté?]

 

[No me mires durmiendo.] Murmuró, sentándose.

 

Puse mi chaqueta sobre ella— ese delgado vestido de noche amenazaba mi cordura.

 

[¿Aún despierto?] Lydia demandó, escondiendo su boca con una maga. [Pensé que fuiste a la cama cuando nosotras lo hicimos.]

 

[No podía dormir.] Respondí, rascando mi mejilla y evitando su mirada. Mis preocupaciones nunca cesaron.

[¿La pelea con la Luna Creciente?] Preguntó la noble con un el cabello despeinado.

 

[Sí. Mañana en la mañana, me gustaría preguntarte sobre—]

 

[Pregúntame ahora.] Lydia se cruzó de piernas bajo la cama y se recostó contra mí. Sentir la calidez del otro me trajo una gran paz mental.

 

[Mm.] Ella vociferó, mirando mi perfil ya que casi se tocaban nuestras cabezas.

 

[Digo, es algo complicado, así que—]

 

[¡Mm!]

 

[Oh, bien.] Respondí. Nada podía mover a Lydia cuando se ponía así. Nunca lo manejaría.

 

Tan pronto que me recosté fue que se acurrucó a mi par. [Mucho mejor.] Dijo. [¿Y?]

 

Extinguí la lámpara de maná y proyecté la fuerza estimada del combate con Alicia en el techo. Una tenue luz envolvió el cuarto.

 

[Los vampiros son diabólicos de buen humor.] Dije. [Tienen inmensas reservas de maná, regeneran la mayoría de heridas, y usan un poderoso poder bruto. Pero nuestro oponente es la Luna Creciente. Ningún ataque ordinario la asombrará… y usará la espada del Señor Oscuro.]

 

[Cierto.]

 

La Plaza de los Siete Dragones había sido construido en las ramas del Gran Árbol, el cual casi nada podía dañarlo. Pero la siniestra espada negra había cortado sus bases.

 

[Refiné el Firebird, así que debería golpear más fuerte.] Continué. [Pero no será suficiente. Necesitaremos combinarlo con las tácticas que propuse antes hoy.]

 

Sentí el cambio de Lydia. Entonces…

 

[No te molestes. Despertarás a Atra.] Susurró, sujetándome y mirándome a los ojos con una increíble sonrisa.

 

Mi corazón latió rápido. No podía evitarlo— esta igual que cualquier otro hombre.

 

[Pero eres valiente.] Lydia continuó, pasando su dedo en mi mejilla izquierda. [Incluso con un nuevo Firebird y plan de batalla, te preocupa que dando todo nuestro poder sea suficiente. ¡Te pesa tanto que te quedarte despierto hasta tarde— y rechazas a tu e-esposa!]

 

No podía resistir la forma en la que se sonrojaba, no importa cuán a menudo la viera.

 

[Sabes, Lydia.] Respondí con gran dificultad. [No tienes que decir cosas de las que te avergüences— Lo siento. No debí haberlo dicho. Así que por favor, sin morder.]

 

Lydia dejo caer la mitad de su cuerpo, gruñendo amargamente mientras dejaba chupones en mi hombro. Debió haber estado en su límite también.

 

Acaricié su cabeza y susurré en su oído. [No eres el problema— soy yo. Linaria me dio su báculo, pero ni siquiera tengo el suficiente maná para hacer uso de todo su potencial. Si solo pudiera arreglar eso, podría— ¿Lydia?]

 

Nos miramos, tan cerca que podíamos sentir la respiración del otro. Pero los ojos de la noble brillaron con lágrimas y rabia. Tomó mis manos, tocó su frente con la mía, y empezó una confesión que pasaba como un rezo.

 

[No digas cosas así. Pones más esfuerzo que cualquiera, siempre trabajando solo hasta el cansancio no importa qué. ¿Te das cuentas de cuántas veces verte hacer eso me ha salvado?]

 

Una pausa siguió. Dispersé mi fórmula, incapaz de sacar más que un “Lo siento.”

 

[Esucha.] Lydia rogó, lágrimas bajaban de sus mejillas. [Debiste darte cuenta del mejor camino para cerrar la brecha entre nosotros y la Luna Creciente. No podría ser más simple. ¿Y por qué no tomarlo?]

 

[Pero Lydia…]

 

La luz lunar pasaba por la ventana, brillando en su rostro. No podía rechazarla ahora.

 

[Para ser honesto, lo he considerado.] Dije.

 

[Entonces—]

 

[Dicho eso…] Me paré, enfrentando a Lydia, y señalé a la marca del Blazing Qilin en su mano derecha, parpadeando con maná. [Ya que no creo que los grandes elementos sean demonios como las leyendas claman, no sabemos de lo que son capaces. Si queres sacar su poder, también necesitaremos enlazar el maná más profundamente que nunca, y no conozco qué efectos podrá tener. No me importa quitarme años de vida, pero tu—]

 

Fuerte dolor paso por mi pecho. Lydia había incrustado sus uñas con mucha fuerza.

 

[Nunca sugieras acortar tu vida otra vez.] Demandó, presionando su cabeza contra mi pecho. [Tu madre y padre estarían destrozados de escucharte decir eso. y yo…] Las palabras la dejaron, y calmados sollozos de la noble llenaron el cuarto.

 

Envolví mis brazos alrededor de ella, acariciando su espalda mientras decía. [Lo siento. Por favor, no llores.]

 

[No estoy llorando.] Sollozo, lista con una mueca tan grande como las lágrimas cayendo de su rostro.

 

Las limpié con mi dedo y tomé sus manos. [Guardemos esta pregunta por ahora.] Sugerí. [Hay muchos factores inciertos, y— ¿Qué?]

 

La marca brillo más fuerte, irradiando poderoso maná. Aún estábamos preguntándonos qué hacer con eso cuando sentí una calidez en mi espalda. Mirando sobre mi hombro, encontré que la chica de cabello blanco se había despertado sin nosotros notarlo.

 

[Ella dice, “Lo intentaré”] Cantando. [¡Atra también!]

 

Me quedé sin palabras.

 

Lydia jaló mis mejillas, inspirada por esos refuerzos. [¿Y?] Dijo. [La oíste.]

 

Atra añadió sus imitaciones.

 

[Busquemos la nota a oído.] Dije, levantando mis manos levemente en rendición. [No tomaremos esa ruta si no tenemos que.]

 

[Sí, sí.] Lydia dijo mientras Atra cantaban felizmente una nota.

 

Me recosté y me metí bajo las mantas con un gruñido. Lydia y Atra pronto se me unieron y tomaron cada uno de mis brazos.

 

[La caída del Fuerte de las Siete Torres creo el camino para una rápida tregua entre Atlas y los Leinster.] Murmuré, mirando a los visibles patrones en el techo. [Normalmente causaría una celebración, pero…]

 

Lydia tomó mi brazo izquierdo. Atra se movió sobre mi estómago, donde su respiración tomó el ritmo de un saludable sueño. En la oscuridad, Lydia retomó el hilo de la conversación.

 

[Odio admitirlo, pero ese fue un golpe maestro. Conociendo a mi madre y abuela, debieron haber considerado ocupar la ciudad del agua usando una armada de griffins para lanzar las tropas desde el aire. Pero ahora que Atlas se ha rendido, necesitaran ataques aéreos para protegerse de los otros principados norte. Y a pesar que mi abuelo y Felicia están juntando una sobrehumana cantidad de suplementos, no tiene el material para absorber todo el norte de la alianza.]

 

Todo el poder de los Leinster y las otras casas bajo su estandarte podrían derrotar incluso a Alicia. Pero las circunstancias las impedían llevarlo acabó. Y saqué una conclusión realista:

 

[Así que no podemos esperar refuerzos durante esos días cruciales. A lo peor, tendremos que luchar con solo nuestras fuerzas actuales.]

 

Lydia apretó su agarre. [Dejaste a Tiny, Caren y Lily.]

 

[¿Tina, Caren y Lily?] Repetí. Había una gran posibilidad que hubieran formado parte del asalto en el Fuerte de las Siete Torres. Había promovido la participación de las chicas, en el plan de batalla propuesto que le había confiado a Celebrim, la anterior segunda al mando de la Corporación de Maids de Leinster. Aun así, dudaba que podrían llegar a la ciudad del agua tan rápidamente— o que Lisa lo permitiría.

 

[Tengo un mal— un horrible presentimiento.] Lydia murmuró en la oscuridad. [Necesitamos cambiar los escondites ahora, pero es muy tarde.]

 

Libere una risa, seguro que estaba preocupándose por nada. Cuando baje la mirada, la marca del Blazing Qilin brilló con fuerza como si nos animara y se desvaneciera.

 

[Lydia.] Dije. [Creo que haré un poco más—]

 

[No dormiré sin ti.] Interrumpió, moviéndose para atacarme con fuerza.

 

[En serio. S-Sé razonable. Si vamos a invocar un gran elemental, necesitamos la fórmula para—]

 

[Ve a dormir o te atacaré.]

 

Oh vaya. Lo dice en serio.

 

Sintiéndome como una presa en la mira de depredador, me relajé y dije. [Sabes, me siento con mucho sueño ahora. Quizás entraré.]

 

Lydia no respondió a mi forzada actuación de inmediato, pero su humor me decía todo lo que necesitaba saber. ¡Estaba haciendo pucheros como nunca antes!

 

Segura, pronto se desplomó en mi pecho y murmuró. [Increíble. Allen, idiota. Esa fue tu señal para ceder y deja que te tome. Oh, p-pero… no me importaría si tú em tomas—]

 

[La hija de un duque no dice tal cosa.] Interrumpí.

 

Ella me dio un leve “Humph”, pero tocó mi mejilla. Le regresé el gesto.

 

[Buenas noches, Lydia. Hagamos el desayuno mañana juntos en la mañana.]

 

[Buenas noches, Allen. No me importaría cocinar para ti.]

 

✽✽✽✽✽

 

[¿Y realmente, estás bien seguro, Nieto?] El Dux Pirro Pisani preguntó en un estudio Nitti en la ciudad de la isla central.

 

Era muy noche, y yo, Paolo Solevino, esperaba como una estatua, mis nervios llegaron al punto de quiebre.

 

[Tu sabiduría nos ha llevado por muchos océanos y por batallas que debieron habernos matado.] Don Nieto, el dux y el actual líder de la Casa de Nitti, respondió. [Claro que ya lo sabes. “De cara a un maligno dragón de flor, divide tu carga. Disminuir el riesgo es la base del arte del comercio.” Ese viejo adagio nos hizo entender que los niños tienen razón.]

 

El maestro de mi abuelo me había enseñado esa frase. Oírla me traía una onda de nostalgia. Don Nieto no había cambiado nada desde esos días.

 

Mi maestro se enderezó y se inclinó ante el dux, quien se quedo sorprendido, luciendo sombrío. [Ahora que los eventos han llegado a este punto, necesita dar la orden.] Dijo. [“Deja que la Casa de Nitti cumplan con su deber”. No costará mucho— solo mi vida y la ruina de mi casa. Mientras tú y nuestras brillantes luces sobrevivan, no tengo duda que reconstruirás la ciudad y la alianza.]

Un interminable silencio siguió.

 

Al final, el Dux Pisani logró liberar un “Perdóname.”

 

[Debería ser el que se disculpe.] Don Nieto dijo. [Mi hijo Niche lamentó los lazos de Carnien y su facción de la iglesia desde la primera vez y a menudo me aconsejo ir contra ellos. Incluso el Cerebro de la Dama de la Espada, con quien te reuniste y declarado confiable, aconsejó precaución. ¡Y mira el resultado! Oí que el Cerebro nunca se rinde. Una batalla decisiva en la ciudad se ha vuelto inevitable.]

 

Había oído arrepentimiento en la voz de mi maestro solo una vez antes, cuando había fracasado en detener un trato viable con la mancomunidad. Estaba anticipando el peor resultado posible— la perdida permanente de la ciudad del agua.

 

El diputado de la alianza se inclino a su dux. [Mi estupidez logró todo esto. Sé cómo tomar la responsabilidad, Capitán Pirro.]

 

¡Toni, ¿por qué no estás aquí ahora?!

 

Mientras sufría la tortura del arrepentimiento, el dux respondió. [Aye. Sé eso de sobra, Primer Oficial Nieto.]

 

Esos dos hombres, quienes habían pasado décadas laborando tanto para que la alianza y la ciudad pudieran prosperar, cerraron sus ojos.

 

[Nieto Nitti. Pirro Pisani, el dux de la Alianza de Principados, te ordena.] El dux se dio la vuelta para irse. Aunque se apoyaba de un bastón, camino con un paso estable. Ante la puerta, se detuvo y dijo con dignidad.

 

[Cumple tu deber.]

 

¿Alguna orden más sombría había sido dada en la larga historia de la Alianza de Principados? Aunque Don Nieto respondió levemente, sin siquiera levantar su cabeza. [Humildemente acepto. La alianza y la ciudad, te las dejo.] Levantó la mirada. [Pirro, viaja a salvo, y que los dragones y elementales te guíen. ¡O Árbol del Mundo! Dale a mi amigo de la vida el coraje para superar al último príncipe, quien se bañó en la desgracia, pero salvó la ciudad.]

El dux se bajó de hombros y su bastón tembló. Aun así, no miró atrás. [Adiós, Nieto, mi amigo.] Dijo. [Daré mis disculpas en el purgatorio. Por favor, espérame allí.]

 

La puerta del estudio se cerró.

 

Don Nieto se veía aliviado. [Paolo, gracias por dar una lamentable excusa para un hombre como yo. Las palabras no pueden expresar mi gratitud.] Se detuvo antes de añadir. [Lo siento por Toni. Debí haberlo observado. Perdóname.]

 

[Maestro.] Rogué, cayendo de rodillas. [Se lo ruego. Por favor… ¡Por favor, lléveme ocn usted!]

 

[¡No!] Rugió como un trueno, con una repentina partida en su tono de voz. Entonces descansó una mano en mi hombro. [Mi muerte será suficiente. No necesitas unirte.]

 

[Don Nieto…]

 

Mi maestro, el hombre quien había propuesto irse al lado proguerra para asegurar que la alianza sobreviviría a lo que sea que le cayera y persuadió al dux para adoptar su plan, salió al paisaje nocturno y dijo. [Deseo dejar a Niche y Niccolo a tu cuidado. La Casa de Nitti sin duda caerá en esta batalla. Pero…] Apretó sus puños y declaró. [Aun así, la vida seguirá. Mis hijos tienen cerebros, pero necesitarán a un hombre de tu experiencia para ayudarlos. Esta es la última petición de tu tonto maestro. Por favor, acéptala.]

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