Epílogo
[¿Así que aún tienes tus recuerdos de
cuando eras un ángel?] Pregunté, entregando una taza de té caliente a la chica
en un enorme sofá. [Aquí tienes, Stella.]
[Sí, aunque no muy claro.] Respondió.
[Muchas gracias, Allen.]
Stella había dejado su cabello suelto y
usaba un abrigo sobre su vestido de noche azul. Parecía tranquila— estar en su
propio cuarto en la mansión Howard sin duda ayudó. Un fino brazalete plateado
flotaba a un costado de una mensa, envuelto en un aura sagrada.
Tres días habían pasado desde el asalto
de los apóstoles en la ciudad. Había estado aprisionado escribiendo tantos
reportes y asistiendo a tantas reuniones acerca del incidente que solo ahora
había encontrado el tiempo para hablar con Stella. Un absurdamente
sobreprotector Duque Walter había formado parte en el retraso.
Afuera, los caballeros de la Orden
Escarlata se reunieron a la brillante luz del sol, invocando magia de tierra
para reparar las destruidas calles. Escenas similares sin duda se estaban
desarrollando por toda la capital.
Dos chicas en vestidos blancos y un
gato negro— Atra, Lia y Anko— yacían enroscados sobre el tapete con Chiffon
como almohada. Cheryl había dejado al lobo blanco “para su protección.” En todo
caso, hacían un adorable grupo.
Stella puso su taza de té sobre la mesa
y recostó su hombro derecho contra el mío. [Ella— Carina— nunca dejo de llorar.
“Estaba en mí salvar al hombre que amaba y lo deje morir.” Cosas como esa.
Parece que su adoración, el Lobo Plateado, cayó enfermo de gravedad y uso la
espada sagrada porque un extraño hechicero le susurró al oído que podría
salvarlo. Pero también había estado conteniendo todo ese maléfico maná todo ese
tiempo.]
Una princesa Wainwright y un héroe del
clan lobo. Cada uno hizo lo mejor para proteger a su amado. Como resultado, el
héroe había perdido su vida y la amable chica se había transformado de un ángel
a un demonio.
Aunque, un altar para crear ángeles.
Había tomado mil años o más para producir ocho alas. Esta vez, solo un centenar
o así para formar cuatro. ¿Puedo el brote de la fiebre de los diez días de hace
once años haber sido un plan para verterle maná? Maná tomado de…
Despejé ese horrible pensamiento y miré
a Stella a los ojos. [Juro que mantendré mi última promesa con Carina.] Dije.
[Me pidió dejarla descansar “a su lado.” Y no debemos olvidar la catedral—
nadie puede entrar ahora que se convertido en otro santuario, fijado con la
espada de rosa azul. Espero que me darás el beneficio de tu consejo para ambos.
¡Pero por ahora, necesitas descansar! Especialmente desde que tus dificultades
con la magia de hielo se han arreglado.]
[¡N-No! ¡No puedo quedarme sentada y
dejarle hacer todo el trabajo!] Stella ondeó sus manos en protesta y brillantes
copos de nieve llenaron el aire. La extraña enfermedad de magia de luz
elemental que había estado causándole problemas por meses ahora estaba curada.
La fuerza del primer hechizo de hielo que intentó la había dejado impresionada
o eso oí— algo acerca de un glaciar sobresaliendo en un rincón del ducado. Los
dragones no mienten.
[Todos se reunieron y me banearon de
formar parte activa por el momento.] Admití. [¿Puedes creer que incluso
consiguieron una orden con la firma de Su Majestad? No un documento público,
pero… Lynne y Lily también presionaron. “Nii-sama, mi turno debe ser el
siguiente.” “Allen, ¿me podrías explicar por qué te quitaste tu brazalete?” La
pase bastante mal.]
Mientras no podía estar más feliz de
ver a mis estudiantes y hermana mejorar, deseaba poder protegerlas de la mala
influencia de Cheryl y Lydia. Y no veía cómo el brazalete había sido mi culpa.
[Le hablé a mi padre.] Stella murmuró,
jalando mi manga y mirándome con inexplicable encanto. [Le pedí que se te diera
un descanso.]
[¡¿Qué?!]
La cola de Chiffon se movió.
[Habría esperado este tipo de traición
de Felicia, pero nunca de ti.] Dije, haciéndome el dramático para la culpable
noble.
[Me convertiría en un demonio si eso
significa que puedo darle un tiempo libre. Y Felicia comparte la culpa. Oí al
personal Howard quejarse acerca de cómo “el presidente y director se exceden
trabajando.”]
No podía objetar ante esos cargos, así
que saqué mi reloj de bolsillo y revisé la hora. [Es más tarde de lo que pensé.
Necesito salir un momento. Pero primero, esto es para ti.] Dije, entregándole a
Stella su listón azul envuelto en un pañuelo. Perdí mi oportunidad la vez
pasada.
[Vaya, este es mi…]
[Te peinaré con él luego, si me
permites.]
La noble apretó el listó en su pecho y
curvo sus labios. Encantadoras alas blancas se movieron atrás de ella. No
parecía haber notado que aparecieron.
[Eres todo un galán, Allen.] Dijo. [Y
también eres deshonesto.]
[Eso me dicen, aunque no puedo imaginar
por qué.]
La chica gruñó y se enterró en un
cojín, brazos, piernas y alas se mecían en avergonzamiento.
Tomé el brazalete de la mesa y lo pasé
a mi muñeca derecha. Desde la puerta, dije. [Stella.]
Nuestra santa de cabello plateado
levantó la mirada, curiosa.
[Estoy tan alegre que estés a salvo.]
Le sonreí. [Estoy expectante de muchas más lecciones juntos.]
Stella se puso roja como tomate en
tiempo récord y escondió su boca con un cojín. [Como dije, deshonesto.]
Bajando por el amplio corredor,
encontré a alguien esperándome cerca de la sala del consejo a la que me
dirigía: una pequeña chica con piel pálida y largo cabello castaño. Usaba
lentes y sus largos flequillos escondían un ojo.
[¡Tarde, Allen!] Lo dijo la otra mejor
amiga de Stella y Caren, Felicia Fosse, con brazos cruzados por la indignación.
No podía imaginar por qué había usado un uniforme de maid, aunque asumía que
las otras maids se lo pusieron.
¿Debería advertir que esa tendencia
atrae la atención a su pecho?
[Llegue a tiempo.] Dije. [Ahora, ¿qué
estamos esperando?]
La chica de lentes gruñó y se posicionó
detrás de mí, inconsciente a mi sorpresa. Estábamos de camino a una reunión de
negocios conjunta que las Casas Ducales de Leinster y Howard habían
establecido, de la cual Felicia y yo habían entrado para funcionar como
director y presidente, respectivamente.
Los arquitectos de la mansión Howard
habían tomado especial cuidado para obstruir el frío— una muestra de la base
del poder de sus propietarios. Aunque no sentía frío, lancé un hechizo para
calentar el aire alrededor de Felicia, solo en caso. Ella era la enfermedad
encarnada.
[Oí de tus hazañas.] Dije. [Mantuviste
las tropas de cada casa suplidas a pesar de la poca premisa. Quizás debería
considerar retirar—]
[Ni lo sueñes.] Felicia respondió a
medio paso detrás de mí. [No le prestaré atención. No pierdas mi tiempo con
pendejadas.]
[Oh, ¿dónde la pura e inocente Felicia
aprendió tal lenguaje?] Me lamenté dramáticamente. [Supongo que todas las cosas
buenas llegan a su fin.]
[Culpo a un cierto “Cerebro de la Dama
de la Espada,” quien consiguió unos impresionantes logros por su cuenta en
nuestra reciente emergencia. Pero quizás lo conoces mejor como “Estrella Fugaz”
o “Emisario del Dragón de Agua.”]
¿Sacando apodos y títulos? Debe estar
cabreada.
[Me parece un tipazo.] Respondí,
dándole a Felicia un ligero golpe en la frente. Se tambaleó con el ligero
toque. [Si lo veo, le diré que aprovecharía mejor su tiempo extorsionando a Ms
Felicia Fosse para que cuide mejor de sí misma.]
Se sintió bien, volver a la vieja
rutina. Tanto como me gustaba investigar magia y secretos antiguos, no podía
negar que los negocios tenían su encanto. Pero eso solo me hacía dudar más.
¿Realmente podría justificar el involucrar a esta chica en mis problemas?
[Felicia.] Empecé luego de un momento
de indecisión. [Me gustaría pedirte un favor. El asunto es totalmente personal
y concerniente a mi—]
[Claro.] Respondió antes que pudiera
terminar. Dudé mientras la flacucha chica me miraba. [Un mensaje de un señor
del oeste, el Margrave Solnhofen, llegó a noche. Quiere arreglar una reunión
acerca de la expansión en los mercados del oeste de la que estabas tan renuente
a establecer el otro día. ¿Asumo que ese cambio radical tiene algo que ver con
ello?]
Felicia Fosse, la directora de
Allen&Co, había demostrado su inteligencia como inspectora general de
logística en el frente sur durante la reciente guerra. No era una hechicera de
batalla, pero su hechicería con papel y lápiz aplastaba a sus enemigos sin
dudar.
Levanté mis manos ligeramente, luego
tomé una nota de mi bolsillo y se lo pasé. [Si el negocio se expande al oeste,
necesitarás investigar los mercados del oeste. Me gustaría que recoletes
leyendas y folclores al mismo tiempo, y en supremo secreto. He anotado lo que
estoy buscando.]
[Veré que se consiga.] Felicia dobló mi
nota y la metió con cuidado en un bolsillo sin detenerse a leerla.
Los ancianos de las razas longevas—
elfos, enanos, dragones, gigantes y espirituales— preservaban prohibido
conocimiento perdido para el resto de nosotros. Si esperaba competir con la
iglesia que había profanado a Zel, necesitaría aprenderlo— para ver en la
oscuridad de la historia. Me había decidido a hacer lo que se requiriera. De
ser necesario, incluso aceptaría esa reunión con el Señor Oscuro que la Duquesa
Letty me había dicho en privado.
Las palabras de partida de Zel señalaban
hacia Lalannoy. La situación política de la república sonaba menos que estable,
pero la información de Gardner colocaba un altar “vivo” allí. Trampa o no, le
daría una visita al lugar pronto. Aunque…
[¿No quieres una explicación?] Le
pregunté a Felicia en serio. [Puedo meterte en serios problemas. Aún no he
localizado al Sr Fosse.]
[No tienes que decirme si quiero.
Confío en ti.] La chica de lentes golpeó sus grandes magumbos. Su bandana de
encaje se meneó. [Una buena directora apoya a su presidente de compañía. Esta
es la primera cosa egoísta que me pediste. Ahora te aguantas porque iré con
todo para que tenga éxito, Señor Mago de Gran Corazón con un Toque Malvado que
odia luchar casi como le gusta la magia y se contiene a llegar a un lugar más
alto de lo que nosotras queremos.]
Miré, asombrado. Luego sonreí. No
estaba solo. Tenía personas en las que podía contar.
[Lo tendré en mente, Ms Boba Directora
Maid.] Dije.
[¡¿Q-Q-Qué?! ¡¿A-Ahora sacas mi
atuendo?!] Felicia exclamó, cambiando entre muchas divertidas caras típicas de
la Puta de Tina. [Y yo aquí de tonta, preguntándome, “E-Espera, ¿por qué no está diciendo nada? ¿Quizás no
luce bien en mí?”]
[Te queda bien.] Confesé. [Muy
encantador.]
La chica de lentes se congeló.
[E-E-Encanta—]
[¡Vaya!]
Se tambaleó con un chillido y de prisa
la atrapé a media caída. Las maids asignadas a Allen&Co se asomaron por un
rincón donde habían estado escondiéndose, sonrientes. Una movió sus labios.
[Absolutamente perfecto.]
Debió haber estado bailando en la palma
de sus manos, pensé, tomando a Felicia en mis brazos. Mientras la llevaba el
resto del camino hacia la sala de reuniones, miré fuera de la ventana.
Espero que las chicas estén ayudando
con la reconstrucción.
✽✽✽✽✽
[¡Hecho! ¡La victoria es mía!] Tina
gritó. [¿No es cierto, Lynne?]
[¿Qué acabas de ver, Tina? La batalla
no se termina hasta que arreglemos ese gran hoyo de allí.] Su compañera
respondió.
[¡¿Qué?!]
[¡Oh, p-por favor no peleen!] Ellie
rogó.
[¡La victoria es mía!] Su Alteza Real
declaró con una orgullosa sonrisa. [Teto, no veo tus manos moverse.]
[¡¿Princesa Cheryl?!] Las chicas chicas
se quejaron.
A pesar de mi disconformidad, mis
cuatro compañeras parecían estar divirtiéndose reparando el daño que la
escultura de hielo del Océano Ardiente había hecho en la plaza.
¿Cómo una chica normal como yo llego a
trabajar con ellas? Me
pregunté mientras tocaba el borde de mi sobrero de bruja y lancé un hechizo con
mi báculo. Aún estaba arreglando muros cercanos cuando una chica del clan lobo
destruyó una rota lámpara de maná con su lanza de rayos y gritó.
[¡Tómenselo en serio, chicas! ¿O
prefieren que le diga a mi hermano cómo están actuando? ¡Y lo mismo va para
usted, Su Alteza Real!]
[¡S-Sí, señora!] Los culpables
respondieron, poniéndose firmes.
Caren me asintió y se unió a su
trabajo. No podía evitar notar lo bella que se veía en su uniforme y boina de
la Academia Real. Esa es la hermana de Allen.
[Parece que terminarán las grandes
reparaciones para hoy por cómo van las cosas.]
La voz de mi antigua senpai me hizo
saltar, aunque la había oído lo suficiente en la universidad. Sí, el profesor
me había jurado callarme, pero aun le ocultaba que la iglesia robo el cuerpo
del Barón Zelbert Régnier con las consecuencias más desastrosas que pude
pensar. ¿Quién podría imaginar que la iglesia resucitaría a un héroe caído y lo
enviaría a la batalla? Le había dado mis disculpas a Allen, pero…
Corazón latiendo, miré a mis compañeras
trabajar en las reparaciones por ayuda, pero la realidad era cruel. No recibí
respuesta.
¡Traidoras sin corazón!
Al final, me armé del coraje para
hablarle a la mujer con largo cabello escarlata parada a mi par, vestida en un
atuendo de espadachina.
[P-Perdón, Lydia—]
[Dime algo, Teto.] Casualmente me
interrumpió. La Dama de la Espada estaba más enojada de lo que pensaba. [¿Qué
crees que querían sacar de este desastre?]
Su voz sonaba anormalmente suave. Me
sentí lista para arrodillarme del miedo.
[¿Crear un ángel?] Dije, pensando que
merecía una reprimenda por responder eso. En cuanto a todo aquel que había
corrido a la primera de problemas y ahora observándonos desde el techo de un
edificio cercano, nunca les permitiría superar esto. Incluso había dejado de
vivir con Yen, si eso se requería para enseñarles una lección.
Lydia observó a las pequeñas, quienes
se habían unido a unas maids Leinster y empezaron otra ronda de competiciones
de reparación mientras ella me pasaba una hoja de papel.
N-No puede ser.
[“Lord Crom y Gardner encontrados
muertos en las afueras de la capital oeste”] Leí. [¿No me digas…?]
[La incursión en la capital fue una
pantalla de humo.] Lydia confirmó. [Una fuerza separada asesinó a los marqueses
y cortó nuestro acceso a lo que sabían.
El palacio cree que ese era su verdadero objetivo. Basado en los métodos
usados, el apóstol de segundo rango, Io Lockfield, probablemente realizó el
ataque. El palacio es un caos. Prácticamente renunciaron a lidiar con el nuevo
santuario que ha tomado la catedral junto con las ramas y flores o la espada de
rosa azul que no podemos retomar. Hablando así, perdimos el conocimiento que
debería ser nuestro.]
Recordé al temible hechicero espiritual
con el que había intercambiado hechizos en la ciudad del agua. Solo Allen,
Lydia y Anko habían detenido mis talismanes con tal facilidad.
Lily entró a la vista, vestida en un
atuendo extranjero y conversando con Caren. Quizás la hermana de Allen comparte
su gusto para hacer conexiones.
[Aunque, teníamos a nuestras mejores
tropas en la ciudad en caso que algo como hace cien años sucediera otra vez. El
Sabio debió haber sabido dos apóstoles no tenían mucha posibilidad de éxito,
pero igual quería al ángel. La Santa, sin embargo…] Un vendaval agitó el
cabello escarlata de Lydia. [Ella es diferente.]
Su serenidad me asustaba.
Objetivos ocultos. Diferencias. ¿Qué
separa a la Santa del Sabio? ¿Qué me estoy perdiendo?
Miré el purgatorio en los ojos fríos de
Lydia, tan fríos que me hacían temblar.
[Esa mujer atacó la capital real para
restregarle a Allen en la cara el profanado Zelbert Régnier y dejarle una
espina de por vida. “¿Lo ves? Mírame”. Esa fue toda su razón. Ahora él está
sufriendo. Irá a Lalannoy pronto, incluso si sabe que es una trampa.]
Las palabras no salían. El rostro de
Lady Lydia Leinster exsudaba intensa frustración. La marca del gran elemental
Blazing Qilin apareció en su mano derecha.
[Reúne a los estudiantes del profesor y
escoge guardaespaldas de entre ustedes. No puedo ir a Lalannoy con tan poca
premisa. Mi posición no me lo permitirá.] Ella se detuvo antes de añadir. [Al
fin de cuentas, quizás debería haber dejado el país con él.]
✽✽✽✽✽
[Verás, la Casa de Lockheart es un
desastre. Temo que no podemos aportar tiempo u hombres para hondar en nuestra
historia, incluso si lo pode el Vendaval Esmeralda. Lo siendo de verdad, Lord
Solos Solnhofen.]
La joven humana se reverencio ante mí.
Usaba el uniforme de la guardia real con una espada en su cintura, un contraste
a mi atuendo formal verde.
Saboreé la cálida y gentil briza
soplando por las ventanas de mi casa en la capital este. Disfrutábamos los
inviernos más calmados aquí que en el norte del reino.
[Entiendo su situación.] Dije
calmadamente sin dejar mi silla. [Incluso nosotros, los elfos, encontramos la
historia difícil de mantener en orden. Reportaré a mi antigua superior en la
capital real. Tienes mi gratitud, “Lucky” Valery Lockheart.]
[G-Gracias, mi lord.] La joven
caballero se veía tímida, aunque se salvaba bien defendiendo el Gran Árbol
durante la batalla por la capital real. A pesar de ponerse en la dura batalla,
era dicho, nunca recibió más allá de un rasguño.
Si su Casa de Lockheart— supuestamente
una rama secundaria de los Lockfields— no podía darme nueva información,
suponía que necesitaría consultar a los espirituales Glenbysidhes y los Ios del
clan dragón. Las relaciones entre las personas del oeste habían estado lejos de
lo cordial antes de la Guerra del Señor Oscuro y no podía pretender que habían
mejorado. Argumentos de odio parecían inevitables. Si todo lo demás fallaba… yo
miré a los papeles que había recibido de mi anterior oficial.
“Re: negocios con Allen&Co.”
Si todo lo demás falla, necesitaría
llamar a la nueva Estrella Fugaz. La Duquesa Letty y los anteriores jefes de la
Brigada de la Estrella Fugaz, todos pensaban en ese joven— al igual que el
Señor Oscuro, quien había pedido una reunión con él.
[Aunque…] Dije. [Nunca pensé que los
Lockhearts estaban ocultando a un Harclay. No creo que Su Majestad incluso
considerara castigar a los niños rebeldes, ¿sabes?]
[Te diré lo que mi padre dijo.]
Respondí. [Me alegra verlo llevarse tan bien con mi hermanita— ¿Oh?]
[¿La Señorita Valery?]
La joven caballero ignoró mi pregunta y
apuntó a la ventana hacia mis jardines, los cuales florecían con flores incluso
en invierno.
[¿Una pequeña?] Valery murmuró.
Claro, allí se paraba una pequeña en
una túnica extranjera negra llevando un paraguas de papel— una rareza de las
tierras del este. Estaba extendiendo su pequeña mano para tomar una flor. No
podía ver su rostro, pero su cabello plateado y piel blanco le daba un aire de
belleza a su digna figura.
¿A quién pude haber visto así—?
¿Cabello plateado con exótica ropa y un paraguas exterior?
[¡N-No!]
[¿Mi lord?]
Entré al jardín, ignorando el grito de
sorpresa del caballero. Mis seguidores y los compañeros de Valery salieron de
la casa igual, urgidos para reprender a la chica.
[¡Espera!] Grité, anteponiéndome entre ellos con
mis brazos extendidos.
[¿Q-Qué ocurre?] Valery preguntó,
llegando detrás de mí.
[¡Ustedes, no hagan nada sin mi
permiso!] Le dije a ella y los asombrados miembros de mi casa. [¡Estamos ante
alguien más allá de nosotros! Recuerdas el viejo adagio: “El que saque una
espada que se prepare a morir por una.”]
[Conoces los viejos dichos. No he oído
ese en un largo tiempo.] La chica se giró, sonriendo. Su vestido estaba atado
con una faja, en la cual se avistaba una daga. No podía ver su rostro, pero su
incomprensible maná no dejaba dudas. Bajo ese paraguas, su pequeña mano cambió
levemente.
[Oh, perdóname.] Dijo. [Pensé que tocar
en la puerta frontal causaría un revuelo. Dejé una sombra en la capital
demoniaca, así que no necesito temer por el momento. Claro, ella se dio
cuenta.]
Nos agitamos. Un gato blanco se sentó
en una banca cercana, aunque no había notado su llegada.
[La luna y las estrellas han cambiado.
La época de calma acabará.] La chica recitó, cantando prácticamente. Los había
visto antes, esos ojos dorados que ven en todo— visto hace doscientos años, en
Dracul, el fuerte del Señor Oscuro. [Una nueva era se acerca, no muy lejos de
ahora. Deseo poder ver a la Estrella Fugaz de la que se habla antes de ello. ¿Me
escoltarías, como un favor para aquel con quien luchaste hace doscientos años?
Abandoné el mundo mortal hace mucho y sé un poco del mismo. Mis viejos compañeros
de armas han tomado el viaje más largo y me dejaron atrás.]
Sus palabras tenían una terrible
tristeza y se desvanecieron con la briza.
Me arrodillé y bajé mi cabez.
[Como desee, Su Oscura Majestad.]
Afterword
Riku Nanano-desu. Han sido cinco meses.
No, no cuatro— cinco. Rompí el horario que había estado manteniendo desde el
volumen cinco, y estoy tan, tan apenado.
Realmente sufrí con este volumen. Hubo
muchas escenas que quería escribir y Su Alteza Real seguía exigiendo más tiempo
en el foco— aunque Chiffon, Atra y Lia terminaron robando la mayoría de ello.
Me esforzaré para tener el siguiente volumen al usual paso.
Ahora, al grano. He dejado pista de él
por un tiempo, pero Zel, el amigo quien le enseñó a Allen trucos mucho menos
que escrupulosos, por fin apareció. Actúa como que no le importa nada, pero en
el fondo lleva el peso de un trágico pasado. Adoro a los personajes así.
Luego está la Falsa Santa, uno de mis
pocos aliados como autor. Ella es el personaje más fácil en todo el elenco con
el que lidiar, pero eso la hace la más temida. Hará lo que sea para conseguir
lo que quiere y no le importa hacer del mundo un lugar peor en el camino.
Allen hizo de alentar a las chicas su
prioridad todo este tiempo, pero no seguirá descansando sobre laureles a sus
espaldas. Ténganlo en cuenta en el siguiente volumen.
Hora de anuncio: el tercer volumen de
las Espadas Celestiales de las Estrellas Gemelas está a la venta (en japón). El
volumen tres cierra el primer arco, así que espero que lo lean. Sé que una
fantasía inspirada en la milicia china no es el género más común estos días,
pero ¿por qué darle un intento?
Me gustaría agradecerles a todas las
personas que me ayudaron:
Mi editor. Sé que te causé muchos
dolores de cabeza. Prometo trabajar más duro el siguiente volumen.
El ilustrador, cura. Cada volumen,
entregas una increíble portada e ilustraciones. ¡Stella no podría lucir mejor!
Y a todos ustedes que han leído hasta
ahora. No puedo agradecerles lo suficiente y espero verlos pronto otra vez. En
el siguiente volumen— ¡¿Ustedes ya saben quién regresará?!
Riku Nanano.
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