Capítulo 4
[Vaya,
aún estás despierto, ¿Allen? ¡No te presiones así!]
La
voz de mi mejor amigo me trajo tantos recuerdos. A donde vaya, veo su cara (NT:
meme de Spiderman), a pesar que estábamos en pleno invierno. Una luna tan fría
que casi se veía siniestra flotaba en el cielo. Reconocería la mansión Leinster
en la capital real donde fuera, aunque…
Apreté
mi puño.
Claro.
Estoy soñando. Nunca he olvidado la noche que luchamos contra ese vampiro de
sangre pura, Idris. Nunca podré olvidar la noche que hicimos esa promesa.
[Mira
quién habla, Zel.] Dije. [Sé que apenas has dormido en días.]
Parándose
a la luz de la lámpara de maná, mi amigo se quitó sus lentes y acarició sus
ojos. De la túnica de hechicero que usaba y el par de espadas en su cinturón,
imagine que no tenía planes de quedarse a dormir.
[Para
ponerle un fin a Idris y detener a mi hermana Chloé, dejé mi humanidad y me
convertí en un Dhampir hace doscientos años. Oh, pero beber sangre es solo un
mito, ¿bien? Perdón por mentirles.] Lo confesó a Lydia y a mí luego de nuestra
batalla con el demonio ante el Gran Árbol.
En
el sueño, Zel reemplazó sus lentes, luciendo avergonzado.
[Me
atrapaste. Lo siento.] Admitió. [¿Dónde está la Señorita Escarlata? ¿No se va a
la cama contigo?]
[¿Te
das cuenta que estamos en la casa Leinster?] Le recordé.
Al
público, la academia se mantuvo tranquila luego que la infiltración de Idris
saliera a la luz, pero había mejorado la seguridad en secreto.
A
Zel y a mí no se nos había permitido regresar a nuestros aposentos desde la
batalla. Estuvimos contra un vampiro y un demonio, amenazas al nivel de los
dragones. El director nos dijo que los altos mandos estaban debatiendo el
enviar a los más grandes luchadores del reino e incluso a los Cuatro Grandes
Duques. Por desgracia, problemáticos movimientos en los países vecinos
mantenían a los Duques, Howard, Leinster y Algren ocupados, mientras el oeste
con el Duque Lebufera tenían ocupados a los demonios más allá del Río de
Sangre.
[Me
duele admitirlo.] El profesor dijo. [Pero estamos forzados a dejar el asunto en
sus manos. Yo les daré todo el apoyo que pueda.]
Oí
verdadero dolor en la voz del hombre se suponía ser el más peligroso hechicero
del reino.
[Patrañas.]
Zel sonrió y le dio un exagerado movimiento a su cabeza.
[¿Lady
Lydia Leinster lo aceptaría? ¡No! ¡Ni muerta! Aunque lo tendrías más fácil si
la Dama de la Luz estuviera cerca.]
Cierto,
Lydia había apretado su manga y murmuró. [Por favor, no te alejes ni me dejes.]
Cuando entró a la cama. Me sentía seguro que la ausencia de Cheryl tenía que
ver en gran parte con eso— la princesa estaba estacionada en el palacio por
órdenes de Su Majestad y Lydia estaba más tímida que de costumbre.
[Pero
¿eso no me costaría mi entrada a la universidad?] Pregunté, bromeando con mi
amigo.
[Solo
múdate al sur.] Respondió. [“Allen Leinster” tiene su encanto.]
Silencio
cayó. La clase que divide a Lydia y a mí no podía ser más grande. Puedo ser
capaz de quedarme con ella en la universidad, pero ¿después?
[¿Qué,
no te gusta la capital sur?] Zel descansó una mano en su espada. [Ve a la
ciudad del agua— ¡No, ve a la República Lalannoy, como te dije antes! El
prejuicio contra los hombres bestias no es tan fuerte allá y los dos no
tendrían problema en hacer una vida allí. Incluso puedes hacer que algunos
peces gordos te den recomendaciones— tienes las conexiones para eso.]
Suspiré.
[No le des a Lydia ninguna idea extra.]
[¡Zelbert
Régnier nunca se guarda nada!] Mi amigo se rio con el aire de un hombre que
había hecho bien su trabajo. [¡Claro que ya se lo he dicho! ¡Siempre toma notas
y dice gracias para variar!]
[¿Zel?]
Dije lentamente, lanzándole una mirada de reproche. Lydia se preocupaba por su
familia, pero también se dejaba llevar.
Mi
amigo dio unos cuantos pasos sin voltearme a ver. [Por una vida contigo, la
Señorita Escarlata dejaría su país sin pensarlo dos veces.] Dijo, viento agitó
su castaña cola de caballo. [Quizás el mundo entero, si lo piensas.]
Recordé
como Lydia lo había dicho: [¡Seré tu espada, Allen! ¡Es suficiente para mí!]
[Planeo
pagar mis deudas.] Dije, agachándome para tocar una flor en mis pies. [Ahora,
déjate de andar por las ramas.]
[Creo
que la tendrías más fácil si dejas de preocuparte y te comprometes, pero haz lo
que quieras.] El espadachín hechicero empezó. [Los vampiros son cosa seria.
Maná infinito les da todo un arsenal de magia ofensiva, y tanto como sé, Idris
tiene unos cuantos siglos— quizás cerca del milenio— de experiencia en sus
manos. La tiene jurada contra nosotros y ni siquiera está tratando de
ocultarlo.]
Luego
del choque en el Gran Árbol, habíamos luchado contra el vampiro cerca de la
catedral en una colina a las afueras de la ciudad y había mostrado ser
formidable. Habíamos logrado atraparlo con la guardia baja y tomado su brazo
derecho, pero temblaba al pensar lo que pasaría si no hubiéramos experimentado
la ira del dragón negro.
[Y
no olvides a Chloé.] Continuó. [Mi hermana y prometida tiene un gran talento
para lanzar hechizos y la esgrima. Añade los poderes de un demonio y un vampiro
a ello, y probablemente es una amenaza más grande que Idris. No puedo contra
ambos solo.]
Mi
amigo no dijo más. Una fría briza esparció los pétalos de flor.
Lo
atrapé y puse un brazo alrededor de su hombro. [No te preocupes. Lydia y yo
mantendremos a Idris ocupado. Tú concéntrate en tu objetivo: despertar a tu
hermana de su interminable sueño.]
Chloé
Régnier había muerto hace doscientos años. Su casa baronial había sucumbido
para salvar a la brillante chica de su enfermedad. Idris lo había aprovechado,
reduciéndola primero a vampiro, luego a demonio, y finalmente a una mortal
muñeca sin sentimientos.
Zel
cubrió sus ojos, lágrimas bajaban por sus pálidas mejillas. [Lo siento. En
serio, yo… lo siento.] Soltó una risa vacía. [No puedo pensar en nada más que
decir. Bastante patético para un tipo que ha vivido doscientos años, ¿huh?]
[Está
bien. He estado contigo tanto tiempo como para echarme para atrás ahora.] Nunca
olvidó mis deudas, justo como mi padre me enseñó.
Zel
secó sus ojos y continuó su análisis. [Idris está acabado. Puede descender de
una leyenda que vivió en la era de los dioses, pero no puede permanecer
invisible para siempre. Vino a la capital real buscando una forma de extender
su vida. Ese chico encapuchado que nos encontramos primero, pudo haberle
advertido. Esos que acechan en las sombras tienen redes de conexiones.]
El
anciano vampiro nos dejo claro a dónde quería ir. Quería matar a Zel a toda
costa— el pago por su brazo derecho.
[¿Y
qué será lo que quiere en las catacumbas?] Pregunté, nombrando el sitio de la
pelea a muerte del día siguiente.
[No
sé lo que pueda ser. Mañana es día de luna carmesí. Ni una barrera podrá
retenerlo.]
Pétalos
sin fin danzaban en las luces nocturnas. Parado entre ellas, mi amigo se veía
igual de frágil.
[Escucha,
aibo— a diferencia de la Dama Escarlata y la Dama de Luz, y tú, soy bastante
normal. No puedo dar los saltos que tú das. Pero me he fortalecido todo este
tiempo para salvar a Chloé y tomarla de Idris. ¡Es por lo que he vivido tanto
tiempo!] Zelbert Régnier juntó sus enfundadas espadas, ojos ardientes con
determinación. [No puedo tener todo lo que deseo. El mundo no te la pone fácil.
Pero no hay razón para tirar la toalla. ¡Esta vez, pondré a dormir el alma de
mi hermana y terminaré con la eterna noche de una leyenda perdida en el
tiempo!]
Su
resolución era inamovible— lo cual lo hacía más peligroso.
[¡Vayamos
a dormir!] Dije. [Tenemos una última reunión con el profesor y el director en
la mañana.]
[¡Buen
punto!]
Entramos
juntos. El maná de Lydía no había cambiado. Parecía estar durmiendo a pierna
suelta, pero pensé que mejor regreso a mi cuarto a la par del suyo rápido.
[Sabes,
Allen…] Zel dijo desde una sombra debajo de una lámpara de maná. Sus ojos se
pusieron carmesí. [Hace doscientos años, Idris aniquiló a toda mi familia,
luego se llevó a la enferma Chloé para echarle más sal a la herida. La venganza
era todo en lo que podía pensar. Le rogué a un amigo y rompí el Juramento
Estelar por voluntad propia para abandonar mi humanidad. El poder que gané me
ha mantenido a salvo, pero es demasiado para mí.] Mi amigo bajó la mirada y
parecía sufrir para encontrar las palabras. [Si… si me consume una vez logre lo
que me propuse a hacer— si rompo el Juramento Estelar y pierdo mi camino otra
vez…] El maná creo un destello de luz, revelando el rostro de Zel con lágrimas.
[¡Por favor, te lo ruego, detenme! No puedo pedírselo a cualquiera.]
Ya
no podía más. [¡Zel!] Grité, corriendo a mi difunto mejor amigo. [¡No perdiste
el camino! ¡Salvaste el alma de tu hermana! ¡Y no es todo! La magia de
invocación de Idris habría superado a Lydia y a mí si no hubieras—]
✽✽✽✽✽
[¡Zel!]
Abrí mis ojos gritando el nombre de mi
amigo. Limpiando las lágrimas de mis mejillas, me levanté entre las
parpadeantes luces esmeraldas. Incontables pétalos negros y blancos navegaban
por el aire y el retoño del Gran Árbol soltaba un tenue brillo propio. NT:
Necesito una explicación no gay para esto.
Este lugar realmente me recuerda al
santuario de la ciudad del agua.
Mis manos tocaron algo suave y me di
cuenta en qué había estado recostado.
[¿Una cama de flores?] Me pregunté. ¿El
ángel lo había hecho para mí?
Me decidí salir, pero restringentes
dedos jalaban mi brazo izquierdo.
[Allen, no.]
Me giré para encontrar al ángel blanco
y negro sentándose sobre sus tacones entre las flores, ojos fruncidos en
molestia mientras sus cuatro alas se movían lentamente.
¡¿Ella conoce mi nombre?!
Miré alrededor, tratando de no mostrar
mi sorpresa. La espada de rosa azul, el báculo de Stella y el Silver Bloom
estaban flotando en el aire. La fórmula de hechizo no tenía nada en común con
la magia existente. No podía descifrarlo. Una barrera de espinas enjaulaba toda
el área. Apenas podía sentir el maná de Lydia, pero se sentía más leve que
antes. Espinas habían cubierto el destruido mausoleo también. Ya no podía ver
las Lanzas Estelares. La santificación debió haber seguido esparciéndose
mientras estaba dormido. A menos que salga pronto—
El ángel se estiró y jaló mi mejilla
con su dedo índice. [Necesitas dormir. Stella y yo queremos seguir
observándote.]
[¿Huh?] Pestañé en sorpresa. ¿También
conocía a Stella?
Un jadeo se escapó del ángel, y su
mirada negra y blanco vagó levemente. Unos cuantos copos de nieve cayeron.
Abruptamente se paró y alteó sus alas, volando a una de las columnas restantes
y se escondió detrás de ella. Su largo cabello negro y blanco se mecía.
Me levanté y rasqué mi cabeza. [¿Hice
algo para ofenderla?]
[Solo está siendo tímida. Ya vendrá
dentro de poco.] Una nueva voz intervino desde atrás de mí.
No pude suprimir un gripo de asombro.
Una pequeña de blanco con cabello largo carmesí tomó asiento al borde de la
cama, agitando sus piernas. Se parecía mucho a Atra y Lia, pero ninguna tenía
tal maliciosa expresión. Por algo, me recordaba más a la fotografía de una
joven Lydia que Anna y las otras maids en secreto me habían mostrado en la
capital sur, aunque Lydia había sido forzada a sonreír para la cámara.
Una vez terminé de negar la realidad,
revisé el anillo en mi mano derecha. Como se esperaba, estaba brillando con una
luz roja-
Oh vaya.
[Um…]
[No te molestes en preguntar.] La chica
dijo. [Soy Linaria. Linaria Etherheart, la única e irremplazable, Gemelos
Celestiales. ¿Olvidaste cómo luce en los libros de historia el más grande
caballero y hechicero? Recuerdo haberte dado valiosas pistas más de una vez.]
Silencio.
[¿Qué? ¿Tienes un problema con esta
forma? Y no me parezco a tu tóxica— ¡Ella se parece a mí!]
[Yo… desearía que no leyeras mi mente.]
Dije.
[Humph. No eres divertido.] La chica se
bajó de la cama y empezó a caminar a través de las flores. Pétalos negros y
blancos, copos azules— sus ardientes ascuas los superaban a todos.
No podía dejar que las apariencias me
engañaran; estaba mirando al indiscutible pináculo del éxito mortal. Hace
quinientos años, esta bruja había carreado al mundo sola y casi ganaba.
Linaria tocó el retoñó del Gran Árbol.
[No tenía que decírtelo, pero este lugar ya es un campo santo. La vida y la
muerte se entrelazan aquí. Mi aparición plantea muchos problemas.]
Sentí la calidez en mis hombros. El
ángel había tomado refugio detrás de mi espalda. ¿Estaba en cautela por
Linaria?
La niña nos miró, luego se paró y
declaró. [Claro, soy un genio. Puedo alterar una o dos leyes sin sudar. Así que
pensé en iluminar a un chiquillo prisionero de un ángel temporal con unas
cuantas palabras de sabiduría. ¡Muestra algo de gratitud!]
Miré al molesto ángel detrás de mi
espalda. Podía resolver todos mis problemas solo dejándome ir, pero el conjunto
de hechizos de atadura que estaba desplegando en secreto me decía que no era
una opción. Me giré al gran hechicero.
[Tengo tantas preguntas que tengo ganas
de hacerte.] Dije. [Pero por ahora, ¿me dirás que será de Stella?]
El ángel se alejó de mi con agitación,
luego se giró, quejándose en silencio, y apretó mi camisa. Pude ver su rostro,
Linaria soltó un exasperado suspiro.
[Después de todo esto, ¿estás más
preocupado por tu santa que en ti mismo? Te van a apuñalar uno de estos días.]
[No me gusta cómo suena, pero no puedo
dejar de ser cómo soy.] Respondí.
La chica de pronto se desvaneció, luego
retomó su asiento en la cama. Sus hechizos de teletransportación eran
increíbles.
[¡Aburidoooo!] Linaria se quejó
mientras me asombraba de la gran brecha entre nosotros. [Debes tener otras
preguntas. ¿Qué era el Archivo Sellado? Por qué lanzar esa horrible maldición—
la fiebre de los diez días, ¿era? ¿Para qué es este lugar? Algo como eso. ¡Dame
algo para pasar el rato! ¡Tienes el deber de entretenerme!]
[No, claro que no. Y no tenemos el
tiempo para eso, ¿verdad? Más o menos puedo suponer esas respuestas. Ahora,
¿qué será de ella?]
[No eres divertido.] Linaria frunció
sus labios e hizo a un lado su cabello. Su perforante mirada se fijó en el
ángel blanco y negro. [La otra chica desaparecerá pronto, una vez las espadas
sagradas de los Wainwright se queden sin maná. Debió haber pasado cien años
sellada. Incluso después de convertirse en un demonio de ocho alas, se mantuvo
casi que por completo con solo su fuerza de voluntad. Debió haber tenido
fuertes sentimientos que quería compartir con alguien. La fórmula de hechizo
angelical permanecerá, así que tu santa no debería tener problemas usando magia
de hielo una vez esté liberada. Oh, y las ramas están protegiendo este lugar
porque el bondadoso retoño del Gran Árbol lo quiere. Deben sentirse mal por
ella.]
[¿El Árbol del Mundo— el Gran Árbol— lo
quiere?] Repetí, encontrando la mirada del ángel sobre mi hombro. Su
sorprendida sonrisa no mostraba señales de dolor y lamentación.
“Fuertes sentimientos,” ¿huh?
Linaria miró a la espada de rosa azul
flotando sobre su cabeza. No podía ni imaginar los alcances de su maná. [El
fundador de la dinastía Wainwright hizo lo que ningún mortal debería y rompió
el Juramento Estelar, tratando de juntar todos los ángeles temporales para
cumplir con sus propias ambiciones. Construyó altares para el ritual por todo
el mundo casi en secreto. Oí ocasionales rumores acerca de ellos cuando estaba
viva, aunque las historias eran tan fantasiosas que nadie les daba crédito.]
Ardientes ascuas quemaron las flores y
ramas cubriendo el destruido mausoleo. El poder que controlaba me quitaba la
respiración.
El ángel hizo una mueca y me lanzó una
mirada que decía. “¡Respóndele!”
¿A una bruja, tan prepotente como
poderosa? Creo que paso.
[Pero ahora he visto a esta chica y
este lugar— un altar ceremonial de la era de los dioses—no tengo más elección
que creerlo.] La gran hechicera dijo con frialdad, ignorando nuestra
conversación. [Los guardabosques debieron haber construido el sistema que
conecta y almacena el poder del retoño del Gran Árbol.]
Recordé la parte del testamento del
padre de Ellie, Remire Walker. [El Archivo Sellado murió hace cien años.] Había
escrito. El archivo en secreto había servido como una espiga. Lo que hace este
lugar…
Linaria incineró el torbellino de
pétalos de flores, sin esforzarse en ocultar su aborrecimiento. [Alguien pasó
un largo— increíblemente largo— tiempo juntando el suficiente maná aquí para
influenciar al mismo mundo. La espada sagrada sirve tanto como recipiente y un
control de mecanismo. Querían crear un ángel artificial. No creo de alguien de
mi familia— pero del linaje principal— un Etherfield— pudo haber formado parte.
Oí que algunos se enviciaron con ese tipo de investigación. Claro, ninguno de
ellos llegó a hacerlo en mis días.] Ella añadió, casi para sí misma.
[Por favor, cuéntamelo Linaria.] Dije,
memorizando cada una de sus palabras. [¿Quiénes son los tres guardabosques y el
guardián del Gran Árbol?]
Alicia llamó a Ellie un “cachorro de
los tres guardabosques,” mientras el Jefe Chise Glenbysidhe la llamó un
“guardián del Gran Árbol.” Carecía del conocimiento para entenderlo.
[El primero descendía de los creyentes
del Árbol del Mundo.] La gran hechicera respondió, meneando su mano. [El último
protegía a los retoños del Árbol del Mundo alrededor del mundo después que
cayera el primero. Prácticamente ambos existieron hace quinientos años. Si
tienen algún descendiente vivo en tu época, honestamente es un milagro de Dios.]
[Hm…]
¿Ellie pudo haber heredado la sangre de
ambos en—?
Mientras pensaba, el ángel con el
rostro de Stella se puso frente al mío, el cabello negro y blanco se meció y se
acercó.
[Allen.]
[¿Huh? ¡Ah!] Grité mientras sus alas me
envolvían y nuestras frentes se tocaban. Lo siguiente que supe fue que mi
visión se llenó de luz.
✽✽✽✽✽
Primero, un lugar conocido apareció
frente a mí. Se parecía un poco al Gran Árbol de la capital este. Ante mí, vi a
un hombre bien vestido que tomaba por un rey Wainwright junto a los jefes de
los hombres bestias.
Un chico del clan lobo movió una pieza
de ajedrez. Su hermoso cabello gris plateado brillaba.
[Su turno, Su Alteza Real.] Dijo.
[¡Ya… sé eso!] Una chica respondió,
molesta, pero evidentemente contenta por su atención.
Levantó la mirada— y el Gran Árbol de
la Academia Real entró a mi mente, sobresaliendo en un nuevo campus. Pasé a
través de las puertas frontales y avisté largo cabello rubio en un rincón de mi
visión. Un joven del clan lobo se sentaba esperando, leyendo un libro. Sentí mi
corazón latir. Dio un pequeño saludo y la chica caminó hacia él con rapidez.
Lentamente, abrí mis ojos.
[¿Son estos recuerdos?] Pregunté.
El ángel asintió y cerró sus ojos otra
vez. ¿Había algo que ella quería que supiera?
Un campo de flores llenó mi visión. La
chica parecía estar sentada en paz sobre una frazada de picnic. Debajo de
nosotros quedaba la vieja Catedral del Espíritu Santo la cual había observado
en el paisaje nocturno de la ciudad con Stella. Estábamos en las colinas oeste
de la capital real.
[Su Alteza Real, gracias por esperar.]
Un joven del clan lobo dijo, recuperando el aliento.
[No estaba esperando. Y no me llames
“¡Alteza!”] Carian Wainwright respondió, alejando su rostro. Aun así, sus
palabras transmitían dicha.
El joven, ahora vestido como un
hechicero, saludaba mientras caminaba. Cabello gris plateado y oreas purras
salían de su boina. Una peluda cola se meneaba detrás de él.
¡¿N-No me digas que una princesa
Wainwright estaba saliendo con un hombre del clan lobo?! NT: Cheryl; “y me llamaron loca, mi
momento ha llegado.”
Carina se echó a correr hacia el hombre
si importarle que su propia boina se cayera… y la escena se oscureció.
Oscuridad, fría lluvia cayó, aunque no
era del cielo. Ante un mausoleo llena de grietas, entre abundantes flores, el
joven se paraba revestido en rayos con una chispeante lanza en cada mano. Él
encaraba a un joven hechicero de cabello y ojos azules sosteniendo un largo
báculo.
Es el altar bajo el palacio— el mismo
lugar en el que estamos ahora.
Fresca sangre goteaba de los labios del
hombre. Su piel lucía pálida y se veía demacrado.
[¡—! ¡Huye!] Carina gritó a través de
los fríos vendavales, a pesar de las cadenas de hielo atando sus brazos,
piernas y cuatro alas. En sus ojos, vi la espada de rosa azul clavada en un
rincón.
El joven la miró y sus labios se
movieron. [No te preocupes. Te salvaré.]
Sus rayos ganaron incluso más fuerza
mientras se recostaba.
[Estás a la altura de tu reputación,
“Lobo Plateado.”] A pesar de su apariencia, la risa del hechicero sonaba ronca
y dolida. [Nadie más se dio cuenta de principal objetivo: transformar a la
princesa en un ángel cuando recurrió a los milagros de la espada para salvarte.
Pero por desgracia para ti, mi demacrado héroe…] Se elevó al suelo. Entre una
creciente tormenta de hielo, sus ojos azules destellaron un frío desdén. [¡No
tengo interés con un ángel incompleto! ¡Vine por tu vida! ¡Muere, héroe! ¡Muere
por mi ambición!]
El único hombre bestia en la historia
que se ganó el rango de vizconde se lanzó a una dura batalla contra el
enigmático hechicero. Cayó, mojando las flores con su sangre mientras tomaba
una espada de hielo apuntada a Carina. Una demacrada mano, manchada con sangre
se extendió a la princesa, pero fracasó en llegar. Un ensordecedor gritó salió
de la mujer.
La oscuridad envolvió todo mientras las
encadenadas alas se oscurecían. No pude oír nada más que la burlona carcajada y
el lamento de la chica.
Al final, un Héroe de cabello plateado
y la Duquesa Letty usuaria de lanza, incapaces de esconder su asombro, pisaron
las flores negras. La barrera que nos encerró parecía obra de Lord Rodde. El
demonio de ocho alas dio sus oraciones para sacar la ensangrentada espada
sagrada enterrada en el suelo ante ella. Luego…
✽✽✽✽✽
Abrí mis ojos y limpié las lágrimas del
ángel con un dedo.
Así que eso es lo que pasó. Ahora entiendo.
[Incluso asolado por la enfermedad, él—
el Lobo Plateado— lucho para salvarte del amargo final, ¿verdad, Carina?]
La chica asintió una y otra vez,
escondiendo su rostro.
Amor entre una princesa y un héroe del
clan lobo, la intriga y tragedia a sus sombras. No es sorpresa que los libros
no desarrollen su historia.
De pronto, recordé un pasaje de una
historia. Hace cien años, luego de sofocar un disturbio en la capital real, el
Vendaval Esmeralda y la Brigada de la Estrella Fugaz habían marchado a los
islotes del sur. Esa era otra pregunta que hacerle a la Duquesa Letty.
[Quería tomarme mi tiempo para
mostrarte los sucesos.] Linaria chasqueó su lengua. [¡Regresa!]
Su gritó me trajo al presente. El ángel
negro y blanco extendió sus alas y tomó vuelo, tomando la espada de rosa azul y
el báculo de Stella mientras conjuraba más Radiant Shields de los que podía
contar. El Silver Bloom se mantuvo en el aire.
Tan pronto había salido de la cama fue
que la chica se aferro a mi espalda y señaló a la espinosa barrera. [Ten
cuidado.] Dijo. [Las reservas de maná no son garantía en el campo de batalla.]
[Sé a lo que te refieres, pero— ¿Qué?]
El muro de espinas que había probado ser
tan indomable y para mi sorpresa, empezó a retirarse. Mientras jadeaba, un
hombre alto apareció en la nueva brecha abierta. Usaba una túnica blanca con
capucha con bodes verdes: un apóstol de la iglesia.
¡Debió haber venido por Carina! Pero
¿cómo rompió la barrera del Gran Árbol? No, más importante—
Antes que pudiera terminar de lanzar un
hechizo, el hombre se meció y se aceleró. Los escudos arriba rápido cambiaron
la ruta y se dirigieron hacia el hombre mientras él se aferra al suelo. Carina
cruzó la espada y báculo, empezando a concentrar una increíble cantidad de
maná.
¡Destruirá toda la caverna si la dejo
activar eso!
Desplegué hechizos botánicos incluso
cuando estaba nervioso, esperando detener el avance del apóstol. Nuestros ojos
se encontraron. Vetas de verde oscuro atravesaron su blanco cabello. Delgados
lentes— un regalo de su hermana— cubrían sus ojos carmesíes. Conocía a este
hombre.
[¿Qué?] Jadeé, asombrado por completo.
[¡Idiota!] Linaria respondió mientras
el apóstol me ignoraba, tomando un gran salto para mover al ángel con su mano
derecha. Miré una vieja daga en su cinturón.
Una espada carmesí se sangre cortó los
Radiant Shields y colisionaron contra la espada de rosa azul. La onde de choque
resultante atravesó el techo. Ramas y troncos caían al sulo junto con plumas
blancas y negras y un baño de sangre.
Los ojos blancos y negros de Carina se
fruncieron y lanzó los inidentificables hechizos de hielo que había estado
preparando en su báculo. Espirales espadas de hielo se lanzaron hacia el
apóstol mientras apoyaba sus piernas en el techo.
Un poderoso impacto y un vendaval de
aire frío siguió. esquivé una lluvia de piedras y plantas mientras trataba de
entender lo que había pasado. El nublado cielo se asomaba por un enorme hoyo
diagonal.
[¡¿P-Pudo llegar hasta a la
superficie?!] Exclamé.
Los combatientes cruzaron sus espadas
en el aire, creando un frenesí de destrucción. No podía durar mucho tiempo.
Carina me dio una silenciosa mirada por un momento antes de volar al hoyo. El
apóstol abrió sus alas de sangre y la siguió.
¡¿Poder vampírico?!
[¡Stella!] Grité, preparando un
hechizo.
[¡Arriba de ti!] Linaria vociferó su
advertencia mientras una roca más grande que la mayoría de los edificios se
dirigía hacia mí.
Si eso me golpea, estoy acabado.
Fuertes ascuas y chispas violetas
danzaban alrededor del aire. Una espada encantada cortó la piedra como
mantequilla mientras una lanza de luz lo atravesaba.
[¡Ellie!] Una voz infantil gritó.
[¡Sí, Lady Tina!] Ramas contuvieron los
fragmentos restantes y el hechizo avanzado Imperial Ice Blizzard los congeló.
Un grupo de chicas aterrizó frente a
mí, todas gritando.
[¡No te pongas en peligro mientras no
estoy cerca! ¡¿Quieres que te corte?!]
[Allen, una vez este asunto se
resuelva, tendremos que hablar.]
[¡Yo… también estoy aquí, Allen!]
[¡Lydia, Caren, Ellie!] Exclamé. [No
puedo creer vinieran aquí—]
Sentí un apretón en mi mano izquierda.
[¡Allen! ¡Estamos aquí para salvarlo!]
Lady Tina Howard me dejó sin palabras. Las chicas sí que crecen rápido. NT:
Como te odio, Tina de mierda.
[Gracias.] Dije. [Lo aprecio. Pero
Stella está—]
[Lo sabemos, Allen.] Caren intervino,
poniéndose su boina.
[Stella-oneesama.] Ellie murmuró,
juntando sus manos con ansiedad.
Lydia me dio una mirada que decía,
“Allen, ¿estás bien?” mientras se mantenía quemando las rocas y ramas. Suponía
que no le podía ocultar cuán agitado estaba a mi compañera-
Cometí un error. Debí hacerlo. Él
murió. Mi mejor amigo murió. Probablemente profanaron a grandes personalidades
sepultados en las catacumbas para—
[¡Allen! ¡Vayamos tras Stella!] Tina
dijo, apretando fuerte su varita. [Por cierto, ¿quién es esa chica en su—?]
[¡Teletranspórtanos, Anko! ¡Este lugar
no aguantará mucho tiempo!] Lydia interrumpió.
El maullido de un encantador gato negro
sonó desde la lejanía y una complicada matriz circular apareció, destellando
con luz oscura.
Si— si— ese apóstol es él, yo—
Una repentina ráfaga de aire golpeó mi
frente.
[Eso dolió, Linaria.] Me quejé.
Para la sorpresa de mis compañeras, la
chica estaba desapareciendo. El enorme hoyo debió haber debilitado el
santuario, eso creía.
[¡Como es usual, te preocupas demasiado
y pasas mucho tiempo en las nubes!] Dijo. Luego una pequeña mano descansó en mi
cabeza.
Tina, Ellie y caren jadearon en
sorpresa.
[Muy bien.] Lydia murmuró lentamente
mientras una aterradora sonrisa se esparcía en su rostro.
[Solo tenía a Atra cuando morí.] La
gran hechicera continuó sin inmutarse. [Irónicamente, la llave final que se
hacía llamar la “Estrella Fugaz” murió también. La princesa Wainwright solo
tuvo un aliado y observando a su salvador, el valiente lobo que ella amó, murió
empujándola al extremo hasta que casi se convirtió en un demonio de ocho alas
con el poder de destruir el mundo. La soledad fácilmente puede arrastrar
incluso a las personas más fuertes a la oscuridad.]
La pulsación del círculo mágico se
aceleró y llamas empezaron a engullir el cuerpo de Linaria.
[Pero tú no estás solo. Nunca olvides
eso. Soy el más grande genio que ha vivido, incluyendo la era de los dioses.
Quizás no en el top cinco, pero al menos puedo llegar al top diez. Así que
cuando te doy un consejo, siéntate y presta atención. ¡Ahora, ve a darle una
paliza a esos patanes sin que te importe el muerto!]
¿Muerto? Claro. Lo sabía.
Me incliné. [No puedo agradecerte lo
suficiente.]
[Receptivo. Me gusta eso.] Linaria rio,
luego se puso a cantar entre sus llamas. [Calma, paralizar y luego colapsar.
Qué será de la nueva era si aún está iniciando.] Mirando a Lydia sosteniendo
uno de mis brazos y Tina, el otro, el Gran Gemelo Celestial empujo atrás su
cabello y me dio un último guiño. [Pero relájate— tus elecciones solo influirán
el destino de la civilización mortal, a lo sumo. Di lo mejor por Atra y sus
amigos. Hasta que nos volvamos a encontrar, Allen del clan lobo.]
✽✽✽✽✽
[¿Hm? Oh vaya.]
La magia de Anko nos había
teletransportado a la Academia Real— directamente arriba del Gran Árbol. Tina y
Ellie se abrazaron y gritaron a todo pulmón. Lancé un hechizo de levitación en
ellas agitando mi mano izquierda.
Lydia y Caren se propulsaron con magia
de viento, aterrizando en un techo naranja delante de nosotros y se pusieron en
guardia. Me sentía alegre de tener una señora— y una hermana— con las que podía
contar.
[Mi sincero agradecimiento, Anko.]
Murmuré y recibí un maullido en respuesta. El fabuloso felino, parecía, fue a
apoyar a Cheryl.
Las alarmas del palacio estaban
resonando por toda la ciudad. Múltiples barreras militares rodearon el Gran
Árbol mientras hechiceros de la corte esperaban en caso de un gran alboroto.
Parecían haber terminado de evacuar a los estudiantes.
El ángel y apóstol estaban atrapados en
un feroz combate aéreo, moviéndose hacia el oeste. Cada uno de sus impactos
agitaba el cielo, esparciendo ondas de maná, las ramas y vides del Gran Árbol
se retorcían en resultado. Su santificador poder ya hacía difícil al extremo el
rastreo mágico, pero pensaba que las batallas ya estaban formándose a varios
lugares.
Será mejor que nos movamos.
[Tina, Ellie, prepárense para lanzar
hechizos a cualquier momento.] Les instruí mientras aterrizábamos en el techo.
[La capital ya es un campo de batalla.]
[¡Sí!] Mis estudiantes asintieron con
ojos llenos de espíritu de lucha.
Estaba pensando en su crecimiento
mientras un fuerte viento envió a volar la boina de Caren. Me estiré y la
atrapé, envolviendo mi brazo alrededor de la cintura de mi hermana mientras
ella estaba por caer.
[¡Vaya, Caren! ¿Estás bien? ¿Y Atra
está contigo?]
[Sí.] Respondió, escondiendo su boca
con su boina mientras sus orejas y cola se meneaban.
Las manos de mis pupilas se levantaron.
[¡Objeción!]
[M-Ms Caren habría estado bien por sí
sola.]
Mi hermana me entregó su boina, sus
ojos me apelaban a ponerlo en su cabeza mientras limpiaba el polvo de su falda.
¿Por qué estaba usando un atuendo idéntico al de Lily, aunque de diferente
color?
[Me sobrestimas.] Dijo. [Y ruego su
perdón, pero estoy ejerciendo mis legítimos derechos como hermana.]
Puse la boina en la cabeza de Caren y
las chicas se quejaron. Su cola se meneaba con felicidad.
Lydia, quien había estado observando la
escena desde atrás, se acercó. [Un interrogatorio está en proceso.] Se detuvo.
[Pero todo eso puede esperar. Que no se les olvide.]
[¡Claro!] Tina y Ellie dijeron juntas.
[Sí.] Caren respondió.
Una vez esta batalla acabe, será mejor
que huya como si vida dependiese de ello.
[¿Los orbes de comunicación siguen sin
servir?] Le pregunté a mi compañera, dejando a Caren a cargo de las pequeñas.
No mencioné al apóstol que encontramos.
[Sí. Estamos invocando a las aves
mensajeras.] Lydia respondió. No continuó con el tema.
[¿Dónde está Cheryl?] Dije,
agradeciéndole con mis ojos. Por extraña que pueda ser, nunca conocería a una
chica más amable.
[Por allá.] Lydia señaló con su delgado
dedo a un lugar cerca del palacio: el Archivo Sellado. Un momento después, una
mata de ramas cortadas se alzó al cielo.
[Ellie, usa magia botánica para
conjurar aves y envíalas por toda la ciudad tan rápido como puedas.] Dije,
levantando mi mano y proyectando una fórmula de hechizo. [Yo daré la fórmula.
La acerqué tanto como pude al Gran Árbol, así que no deberías encontrar ninguna
interferencia.]
[¡S-Sí!] La joven maid siguió mi
fórmula con sus dedos, murmurando, “La magia de Allen.” Luego extendió sus
brazos y lanzó dos hechizos.
Los ojos de tina se abrieron.
[Muy bien.] Lydia murmuró.
[Nada mal.] Caren añadió mientras parte
del techo se transformaba en una bandada de aves y tomaban vuelo. Ellie había
combinado magia botánica en silencio con un hechizo de viento.
[Muy bien.] Dije, conmovido por el
fruto de su constante esfuerzo. [Me superarás en cualquier momento.]
[¡N-No! Yo n-no puedo— Ah.]
[¡Vaya!] Grité mientras atrapaba a
Ellie. Ella había apretado sus manos y agitado su cabeza con tal fuerza que
casi se caía.
Ha pasado tiempo de esto, ¿verdad?
[Ten cuidado. Es fácil que pierdas el
balance aquí.] Le sonreí a la agitada maid.
[G-Gracias.] Ellie sonrió con
felicidad.
Lydia incrustó su espada en el techo
con rudeza y se cruzó de brazos. [Tiny.]
[Mis sospechas se agudizan.] Tina
respondió.
[Será mejor que lo pongamos en la lista
de pendientes.] Caren coincidió.
Exasperado por las tres, le susurré a
Ellie Walker. [Juro llegaré al fondo de lo que sucedió con tus padres. Por
favor, no lo tomes en cuenta.]
En mis brazos, Ellie bajó sus ojos y
limpió el comienzo de unas lágrimas. [Sí.] Susurró de vuelta. [Sí.]
Le di a su cabeza una suave palmada y
me moví al borde del techo. La pelea en la ciudad se había hecho más fuerte.
Pensaba que sería mejor contactar pronto a Cheryl mientras un grupo de figuras
moviéndose entraba en mi campo de visión.
[Así que Stella y su oponente se
dirigen a las colinas del oeste mientras el alboroto del Gran Árbol se
extiende.] Murmuré.
[Sin orbes de comunicación, el daño
podría salirse de control. Y—] Lydia desenfundó su espada. [Tenemos compañía.]
Un momento después, hechiceros de
túnica blanca nos rodearon, tomando espadas, lanzas y estoques. Tenía una gran
variedad de edades y sexo, pero todos tenían miradas penetrantes y ninguno de
ellos trató de esconder su enemistad hacia mí.
[¡¿Q-Quiénes son ustedes?!] Tina
demandó mientras Ellie balbuceaba, aunque ambas tomaron posturas de combate.
[¿Van detrás de Allen?] Caren añadió,
igualmente molesta.
Lydia no se molestó en cambiar su
postura, pero ya tenía múltiples Firebirds listos para atacar. La noble de
cabello escarlata no tenía piedad con cualquier cosa que me quisiera dañar.
Uno tras otro, los hechiceros
levantaron sus propias armas y empezaron a crear hechizos. No lucía nada bien.
Me moví para detener a las chicas antes—
[Espera.]
El Director de la Corte de Hechiceros
Gerhard Gardner me detuvo, llegando al techo con un hechizo de viento un poco
por detrás de sus subordinados.
[Todos ustedes, regresen a sus puestos
y concéntrense en mantener las barreras alrededor del Gran Árbol.] El viejo
hechicero ordenó, llevando una desgastada lanza y usando una armadura ligera
sobre su túnica blanca.
[Estas personas son nuestros aliados.]
Los hechiceros de la corte se retiraron
con un renuente coro de “Sí, señor.” Gerhard los observó antes de fijarme una
mirada. Luego les dio la espalda.
[Pensé que por fin nos desharíamos de
ti esta vez.] Él dijo con frialdad. [Pero veo que sobreviviste.]
[No pude haberlo hecho sin usted.]
Bromeé, despejando el fuego, hielo, rayos y viento que las chicas en silencio
estaban invocando.
[Desde que me convertí en un hechicero,
he añorado una cosa: un reino son héroes.] El anciano dijo.
Aquí parad en la corte el líder de los
aristócratas conservadores, el defensor del antiguo Príncipe de la Corona John
y el desheredado Gerard. Había mantenido su poder político a pesar de la
rebelión Algren. Y una vez había detenido mi camino a la designación a
hechicero de la corte. ¿Qué tendría que decirme?
Gerhard se quitó su monóculo. [La
Estrella Fugaz, el Vendaval Esmeralda, el Lobo Plateado— todas las leyendas
quienes han dejado su marca en la historia de nuestro reino. Sus hazañas en
batallas nunca perderán su brillo. Aquellos como yo nunca podrán tener una
oportunidad contra ellos, incluso si me esfuerzo en toda mi vida. Ellos
salvaron el reino— incluso el mundo quizás. Pero incluso las leyendas mueren
eventualmente. No podemos contar con su protección para siempre.]
Esta despiadada autocritica, viniendo
del director de la corte de hechiceros— seguramente uno de los mejores del
reino— nos detuvo. Firme resolución palpitó en los ojos de Gerhard.
[¿Cómo pueden aquellos como nosotros
nacidos en la nobleza justificar nuestra propia existencia si no podemos
salvaguardar a aquellos a quienes se los hemos jurado cuando llega el momento?
La Estrella Fugaz y el Lobo Plateado pudieron ser hombres bestias, pero aún
eran jóvenes a los que teníamos el deber de proteger. ¿Quieres que soporte
tales humillaciones? Puede faltarme ingenio, pero me gustaría pensar que no soy
tan tonto como para haber olvidado la deshonra y no pretendo cambiar eso. El
fracaso de transmitirle ese sentimiento a Gerard dejó la más grande mancha en
mi carrera.]
Un encontronazo resonó a través de la
ciudad debajo de nosotros. Las siniestras espadas de sangre del apóstol crearon
una grieta en las nubes.
Gerhard recolocó su monóculo y me dio
una fuerte mirada. [Tanto como me duele admitirlo— y te lo aseguro, me duele
mucho— parece que requerimos tu ayuda una vez más. Restringir al Gran Árbol
aquí llevará nuestro poder al límite.]
[Puede confiar en mí. Lady Stella
Howard es mi estudiante.] Respondí, haciendo hincapié en la identidad del
ángel. Puede que nunca llegue a un entendimiento con este hombre, pero puedo
confiar en su orgullo de noble.
[Altares para la creación del ángel no
se limitan a la capital real.] El viejo hechicero dijo. [De acuerdo a la
tradición oral, hay siete de ellos en total. Aquellos en esta ciudad, la
capital sur, la ciudad del agua y en el corazón de los islotes sureños han
perecido. Como nota, solo conozco la locación de uno: la Republica Lalannoy.]
Nos quedamos boquiabierto. No es
sorpresa que ese lugar me recordara al santuario en la ciudad del agua.
Muy bien. La Republica Lalannoy.
Gerhard caminó al borde del techo y se
detuvo. [También tengo preguntas para Lord Crom y Gardner.] Dijo con frialdad
con su espalda volteada. [No tengo la intención de extenderte una invitación
cuando lo haga, pero haré un reporte a su debido tiempo.] Sin esperar una
respuesta, lanzó un hechizo de viento y saltó.
Lydia descansó su espada en su hombro,
luciendo enfadada. [Sí que no ha cambiado nada.]
[Pero no es nuestro enemigo.] Respondí.
[Eso es suficiente.]
La Nobleza Obliga, ¿huh?
Quitándome ese pensamiento, me giré a
las chicas hirviendo de la ira por mí. [Asegurémonos que todos estemos en la
misma página mientras esperamos que esas aves entren en posición.]
[¡Vamos!] Tina, Ellie y Caren
respondieron.
Mientras las alarmas sonaban, proyecté
un detallado mapa de la capital real. [El ángel negro y blanco que vimos está
controlando el cuerpo de Stella mediante la espada sagrada.] Dije, añadiendo
puntos de luz y flechas para indicar el lugar. [Su nombre es Carina Wainwright.
Hace cien años, sucumbió y se convirtió en un demonio de ocho alas. El Héroe de
ese entonces y la Duquesa Letty la sellaron debajo del palacio. En cuanto al
hombre alto moviendo las espadas de sangre…] Dudé. Apreté el reloj en mi bolsillo
para calmar mis nervios. [Debe ser un apóstol de la iglesia. Lydia, ¿el
profesor entró en acción?]
[Está en las catacumbas con Anna y
Graham, luchando contra un hechicero llamado Aster que se hace llamar el
“primer apóstol.”] Respondió. [¿Recuerdan al hombre que nos lanzó la Lluvia de
Estrella en la ciudad del agua? Es él.]
Caren se tensó. Ella había luchado
contra el segundo apóstol, Io Lockfield, en dos ocasiones y conocía la gran
amenaza que representaba. No era difícil imaginarse que su superior pudiera
enfrentarse a una armada sin ayuda. Al mismo tiempo, algo parecía raro.
[Ese es un significante equipo de
lucha. Aunque—]
[Son medias tintas.] Tina terminó por
mí. [No importa lo formidables que esos apóstoles sean con hechizos y esgrima,
esta es la capital real. Necesitan más fuerzas si quieren asegurarse de cumplir
con sus objetivos aquí. A mí no me parece bien planeado. ¿Puede que estemos
enfrentando una decisión impulsiva?]
Caren y Ellie se veían impresionadas.
[Bueno, eso fue fácil.] Lydia murmuró.
[Concuerdo.] Dije, tocando la varita de
la niña genio. [Apuesto que me superarás en poco tiempo. ¿Me permitirías seguir
como tu tutor?]
[¡No le permitiría dejarlo, aunque me
rogase!] Tina se sonrojó con sus manos sobre su corazón mientras se preparaba
para una declaración. [Nunca dejaré su—]
[¡A-Alllen, las aves están en
posición!] Ellie gritó, apuntando al cielo.
[¿Ellieee?]
[¡Oh, L-Lady Tina, me está
a-asustando!]
Sonreí a la pelea entre señora y
sirvienta.
Si solo Lynne estuviera aquí también.
[El Gran Árbol ahora está seudo
santificando la ciudad.] Continué mi explicación, levantando mi mano derecha.
[No podemos usar cualquier orbe. Los apóstoles debieron haberse infiltrado
porque previeron este giro de eventos. Nuestras fuerzas no pueden arriesgarse
si les falta información. Sin embargo…] En silencio lancé un hechizo elemental
sin nombre. Un leve brillo cubrió a las
aves surcando el cielo y empezó a extenderse. Los ojos de Tina, Ellie y Caren
se abrieron mientras Lydia fruncía el ceño. [Eso no se aplica a la magia del
Gran Árbol.]
Sacando un orbe de comunicación, llamé
a mi antigua compañera quien podía cambiar el resultado de la batalla. [¿Qué
tal la recepción, Cheryl?]
Unos momentos de silencio. Entonces…
[¡Allen! ¡¿Estás bien?! ¡No estás
herido, ¿verdad?!]
La voz de la Princesa Cheryl Waiwright
llegó a mis oídos junto con el estruendo de destrucción. El sonido pudo haber
sido más claro, pero su alivio puro llego fuerte y claro. Juzgando por el
sonido de trasfondo, parecía que se ha unido a la guardia real para contener el
disturbio del Gran Árbol.
[Estoy bien, gracias por tu ayuda.]
Respondí. [Perdón por preocuparte. Ahora—]
[¡“Lo siento” no es suficiente! ¡Ni de
cerca! Una vez esto termine, insisto que despejes toda una semana de tu agenda
para—]
[Oh, calla puta, Princesa Ladrona.
Allen estaba a medio hablar.] Lydia intervino, llegando a usar mi orbe.
Nuestros hombros se tocaron, compartiendo el calor corporal.
[¡L-Lydia, cambia de lugar conmigo
ahora mismo!] Cheryl gritó. [¡¿Olvidaste que se supone que eres mi
guardaespaldas?!]
[Una princesa que puede destrozar las
ramas del Gran Árbol con solo sus manos no necesita guardaespaldas. Ni estás en
la capital real.]
Cheryl apretó sus dientes en
frustración. Sus bromas no han cambiado desde nuestros días de estudiantes. No
estaba solo.
[Su Alteza Real.] Dije. [Desearía
ofrecer una opinión como su investigador personal.]
Tina, Ellie y Caren jadearon. Podía oír
la sorpresa de Cheryl a través del orbe. Lydia debió haberlo entendido porque
empezó a caminar.
[Puedes hablar, Allen del clan lobo.]
La princesa respondió suavemente, atrapada por el estruendo de la batalla.
Lydia se detuvo al borde del techo y
corrió. Parecía estar viendo al centro.
[Dos apóstoles de la Iglesia del
Espíritu Santo se han infiltrado en la capital real.] Dije. [Quieren tomar al
ángel que se manifestó en el cuerpo de Lady Stella Howard. Las ramas del Gran
Árbol y guardianes están causando estragos por toda la ciudad. La situación
parece caótica a primera vista, pero con un rápido intercambio de información
entre comandantes, será más manejable. Si Su Alteza Real fuera a coordinar la
comunicación a través de las aves que hemos desplegado usando magia de luz—]
[¿Eso servirá, Allen?]
No solo la calidad de audio, sino mi
habilidad para sentir el maná subiría de golpe. Cheryl debió haber ideado la
fórmula sola y los desplegó antes que pudiera compartir los que yo había creado
para ese propósito. Había alcanzado la escala requerida para cubrir el palacio
y todo a su alrededor con la precisión necesaria para permitir que la magia de
los otros llegué— una hazaña cercana a lo sobrehumano.
[Nunca dejas de asombrarme, Cheryl.] Le
dije a mi antigua pupila, medio impresionado.
[¡Si yo te asombro, tú me asombras más!
¡Tú me enseñaste los fundamentos de la magia en la Academia Real, ¿recuerdas?!]
El compañero de Cheryl, el lobo blanco
Chiffon, añadió un ladrido en acuerdo. Por suerte, esto resolvería—
[Un hechizo de invocación está por
activarse.] Lydia murmuró, la primera en darse cuenta.
Un potente estallido de maná irradió de
la plaza central mientras una flor negra florecía en el cielo. Reconocía el
diseño del Archivo Sellado— y del Apócrifo de la Gran Luna. Largas figuras
armadas tan altas como colinas emergieron de sus pétalos, armados con grandes
espadas, picas y enormes hachas. Su aterrizaje creó ondas de choque.
Tina y Ellie reforzaron sus barreras.
[¡Allen!]
[¡Nosotras le protegeremos!]
[No puede ser…] Caren jadeó. A menos
que olvidara a nuestros invitados, estábamos viendo a…
[Colosales soldados hechizados como los
que Lydia derrotó en Avasiek.] Dije. [Ocho en total.]
[No es problema.] Lydia respondió.
[Mira.]
Un destello carmesí pasó a un soldado
hechizado que había aterrizado en el este y un infierno engulló a los colosos.
Otro usuario de pica se hizo cenizas con un amplio hoyo en su estómago. La Dama
Ensangrentada, la Duquesa Lisa Leinster y la Dama Sonriente, la Viceduquesa Fiane
Leinster, habían derribado a dos soldados hechizados en un suspiro.
Los gritos de los valientes guardias
reales salían de mi orbe de comunicación. [¡Quítense, muchachos! ¡Reclamo esta
presa!]
[Entonces yo igual.]
[¡Owain! ¡No tú también, Richard!]
[¡No dejen que los oficiales se
luzcan!]
[Una vez que reciba el renombre, por
fin podré casarme con mi dulce amiga de la—]
[¡Cierren la boca, idiotas!]
Ninguno de ellos se veía ni un poco
intimidado.
Mientras, un bombardeo de oscuras
lanzas y hechizos supremos de fuego, hielo y viento derribaban a dos soldados
hechizados usuarios de espada que habían aterrizado cerca del palacio. Sin
duda, obra de la Duquesa Letty y los tres duques.
Viendo a cuatro de los ocho acabados en
un parpadeo, Tina y Elllie saltaron de la emoción.
[¡Wow!]
[P-Pero eran tan grandes.]
[Vean a los heridos. ¡Que nadie muera!]
Cheryl le ordenó a sus guardaespaldas con orgullo. Para mí, ella dijo. [Vas
tras Stella, ¿verdad? ¡Yo me ocuparé de las cosas aquí! Aprendí esta magia de
ti— puedo contralar las comunicaciones en una ciudad de este tamaño sin sudar.
Pero primero…]
Tenía un mal presentimiento. Mientras,
vía las aves, estudiaba el maná de los enormes soldados hechizados encarándonos
desde la plaza central, la princesa hizo una demanda tan desafiante como la que
había temido:
[¡Dile a todos unas cuantas palabras!
Claro, en mi nombre.]
Lo sabía.
[Er, no estoy a la altura y en términos
de estatus—]
[¡Allen!] Tina interrumpió mis
vacilantes excusas.
[Creo que debe aceptar.] Ellie añadió.
[¡Allen, nos quedamos sin tiempo!]
Caren presionó.
Me giré a Lydia, la única del grupo que
pudo haber vetado la propuesta, pero agitó su cabeza. [Acaba con esto ya. Y
recuerda presentarte como el “sirviente de Lydia Leinster” cuando—]
[¡Ahora!] Tina, Ellie y Caren se
pusieron de puntillas para cubrir la boca de Lydia.
Liberé un largo suspiro, luego levanté
el orbe y empecé a hablar.
✽✽✽✽✽
Mi madre, la Duquesa Lisa Leinster,
cortó un colosal soldado hechizado con un corte brusco antes que pudiera tocar
el suelo y lo incineró antes que Resurrection pudiera actuar. Cenizas se
esparcieron, danzando con el viento.
[Increíble.] Jadeé, tomando mi espada
con fuerza mientras me quedaba asombrada en el centro de una calle cuyos
residentes ya habían evacuado. Aunque otro soldado hechizado venía hacia mí…
[Observa con cuidado, querida Lynnie.]
Mi pequeña Tía Fia dejó de quedarse al
margen y corrió, moviéndose alrededor de la gran espada que se desplomaba hacia
ella.
[¡Allí!]
Levantó su ardiente estoque y lanzó al
cielo, perforando capas de defensas mágicas y la gigantesca armadura con
facilidad antes de aterrizar en el techo de un edificio cercano. El Firebird de
mi madre se activó luego de un leve retraso, acertando un golpe directo en el
segundo soldado hechizado y el instante incineró al coloso.
Con un suspiro de alivio, levanté la
mirada a la enorme flor negra en el cielo— el mismo círculo de
teletransportación que la iglesia había empleado en el Fuerte de las Siete
Torres y en la ciudad del agua. La propagación del santificador poder aún
estaba haciendo a nuestros orbes de comunicación inútiles, así que solo tenía
una vaga idea de la situación. Cuando bajaba de las colinas del este vi a dos
seres volar sobre la ciudad lo que proba ser la elección correcta, pero ¿con
qué diablos me había encontrado?
[Arriba.] Mi madre señaló al más grande
de los edificios cercanos, luego lo escaló con una sola pata sobre el muro.
Seguí con prisa.
La capital real se había convertido en
un campo de batalla. Las espinosas enredaderas del Gran Árbol atravesaron los
caminos y edificios mientras bestias guardianas parecidas a los griffins
oceánicos se juntaban en un rebaño arriba. Destellos de hechizos de cada elemento
y el débil estruendo de la batalla me decía que el combate había comenzado. Y
oscilando alrededor de la plaza central, seis enormes soldados hechizados—
Grité. Un portador de una gran espada
cerca del palacio se había quedado quieto, empalado en una lanza esmeralda. El
segundo fue derribado en un ataque de fuego, hielo y viento. El aire— y el
edificio— se agitó mientras caían.
[La Duquesa Letty y los tres duques.]
La Tía Fia dijo al aterrizar detrás de mí.
Mientras, la batalla parecía haber
llegado cerca del Archivo Sellado. No me preocupaba la Princesa Cheryl— Su
Alteza Real podía contenerse contra Nee-sama— pero esperaba que
Richard-oniisama, Lily y las otras maids estuvieran a salvo.
[Lynne, Fia y yo nos ocuparemos de las
cosas aquí.] Mi madre, resplandeciente en su uniforme escarlata de guerra,
declaró mientras yo estaba inquieta, señalando a los edificios cercanos con su
mano izquierda. [La chica ayudará.]
Allí estaba Teto Tijerina, única con su
oscuro sombrero de bruja y báculo de madera, junto con varios chicos y chicas:
los antiguos compañeros Nii-sama y Nee-sama del laboratorio del profesor. Vi
humanos, elfos, espirituales y del clan dragón. Pero cual sea que fuera la
raza, cada uno usaba la túnica de un hechicero similar a la de Nii-sama y cada
uno llevaba un arma.
[¡Todos lo hablamos y accedimos a
participar— con el permiso de Lydia, claro!] Una agitada Teto lo explicó una
noche en la capital sur. [Por favor, no se lo digas a Allen.]
[Corre a la fuente central.] Mi madre
ordenó. [La ayuda del profesor en combate está limitada. Sus oponentes parecen
habilidosos, pero la Daga de Serpientes puede ponerlos en aprietos.]
¡Permiso para actuar sin restricción!
[¡Sí!] Asentí mientras una pizca de
dicha recorría mi espalda. [Por favor, cuídense también, madre, Tía Fia— ¡Ah!]
[Claro.] Mi madre dijo mientras la Tía
Fia me atrapaba en un abrazo.
[¡Eres tan linda, Lynne!] Ella dijo
mientras encontraba mi cabeza enterrada en su enorme pecho y sujeta a todo tipo
de caricias.
¡¿Se da cuenta que los estudiantes del
profesor están observando?!
Logré liberarme, sin esfuerzo, y saludé
a ambas. [Me iré. ¡Hasta que nos volvamos a ver!]
[Sí.]
[Cuídense.]
Me dirigí al techo continuo con una
combinación de reforzamiento físico y magia de viento. Saltando otra vez, iré
atrás sobre mi hombro a medio vuelo y vi a un par en una sombría conversación.
Me apresuré a la plaza, moviéndome de
techo en techo. Las ramas del Gran Árbol y las bestias no habían hecho mucho
para impedir mi progreso de lo que había anticipado. Pude permitirme acelerar
mi paso sin—
[A todos ustedes escuchando sus orbes
de comunicación mientras luchan.] Una calmada voz sonaba en mi orbe. [Este es
Allen del clan lobo, el investigador personal de Su Alteza la Princesa Cheryl
Wainwright.]
[¡¿Nii-sama?!] Aterricé en un techo
amarillo con un grito de sorpresa. Alivio llegó a mi corazón, pero seguí
moviéndome. Tanto como me hubiera gustado hablarle, no podía permitirme
interferir con las comunicaciones.
¡Por ahora, necesito apresurarme!
[La magia de Su Alteza Real y Miss
Ellie Walker ha restaurado los orbes de comunicación y vídeo. Por favor,
úsenlos para obtener cualquier información que necesiten.]
Saqué un orbe de vídeo de mi bolsillo
para revisarlo. Puntos azules y rojos destellaban en un detallado mapa de la
capital real.
[¡¿Son marcas de las posiciones de
enemigos y aliados?!] Jadeé mientras volaba por el aire, cortando una rama que
atravesó un edificio para golpearme. [¡Y reconozco esta fórmula de hechizo!]
Parecía que una de mis mejores amigas
había seguido los pasos de Lily y se convirtió en la segunda persona en usar la
fórmula de Nii-sama sin modificaciones. Admiración y envidia chocaban en mi
pecho, una mezcla de emociones.
Mirando el mapa, vi tres puntos azules
en la plaza central y uno rojo. ¿Ese era el grupo del profesor y su oponente?
[Los hechiceros de la corte están
reteniendo al Gran Árbol. Mantengan la calma y muévanse con cuidado. Los
soldados hechizados es una treta para hostigar nuestras fuerzas y comprar
tiempo. Siempre que podamos intercambiar información, tendremos las de ganar.]
La desapasionada voz de Nii-sama
explicó el estado actual de la batalla. Nada en su discurso parecía calculado
para alentarnos, aunque por alguna razón que no podía explicar, me sentía
invencible. Mi prima debió sentirse igual, porque oír la escuche tararear a
través de mi orbe de comunicación— ganándose un duro “¡Lily! ¡Estamos en
batalla!” de Romy.
¿Qué haremos con esa maid?
Trepé el muro de una vieja torre. ¡La
plaza estaba al frente!
[Parece que la culpa de enloquecer al
Gran Árbol e invocar a los enormes soldados hechizados yace en los dos
apóstoles. No tenemos tiempo para entrar en detalles, pero déjame darte uno.]
[¿Qué?] Jadeé. Mi piel se puso de
gallina. No pude suprimir mi agitación. ¿Nii-sama en verdad estaba enojado? Sus
palabras me congelaron más de lo que el Blizzard Wolf de Tina podría.
[Creemos que los apóstoles irrumpieron
en las catacumbas reales y profanaron a los muertos que reposan allí.]
A través de mi orbe, oí atónitos
silencios de los luchadores por toda la ciudad.
[Todos ellos no merecen piedad. Sé lo
que mi profesor diría bajo estas circunstancias.] Nii-sama inhaló y declaró. [¡No
permitan que dejen esta ciudad con vida!]
El mismo orbe se agitó. Las palabras de
Nii-sama nos molestó— y puso triste. Sentí que mi pecho dolía.
[Les pido que pongan mucha atención a
cualquier orden que salga de Su Alteza Real. Y por favor, cuídense. Eso
concluye mi mensaje.]
Cerré mis ojos, dándole una poderosa
patada a la pared y salté sobre la vieja torre.
Aterrizando en la destruida plaza,
encontré a dos hombres y una mujer enfrentando a un joven hechicero de
complexión débil y cabello azul sosteniendo un antiguo báculo— uno de los
apóstoles de la iglesia, sin duda.
La pequeña mujer de cabello castaño de
pie sobre una losa a mi derecha— la ama de llaves de mi casa, Anna— me miró e
hizo señales para que fuera cuidadosa. Vi sucias manchas en su uniforme.
¡Qué formidable enemigo!
[¿Qué dices que terminemos este juego
del gato y el ratón, Primer Apóstol Aster?] El profesor dijo. De pie en el
centro de la plaza, siete cubos negros girando alrededor de él.
El delgado hombre encaramado en los
restos de una fuente no respondió.
¡El líder de los apóstoles!
El avejentado hombre con perfecta
postura a mi izquierda— el mayordomo de los Howards— ajustó sus guantes
blancos.
Aster golpeó la fuente con la punta de
su báculo y un fuerte sonido resonó. Una fórmula de hechizo atravesó toda la
plaza— hasta que los cubos negros se esparcieron en siete diferentes direcciones,
dispersando el maná y el hechizo se extinguió. No pude ni comprenderlo.
[No toleraré más invocaciones para
comprar tiempo y no te dejaré escapar.] El profesor dijo en un tono frío
mientras estaba atónita. [Mis estudiantes me dan pesadillas. Tiemblo al pensar
en lo que harán si alguien que lastimó a Allen se escapa frente a mis narices.
Ahora, puedes empezar al decirme el nombre de tu casa.]
Los labios de Aster se retorcieron de
una forma en la que se me pusieron los pelos de punta. Ondeó su báculo,
conjurando incontables espejos de hielo— solo para que rayos de luz tan
delgados que casi no veía destruyeran hasta el último de ellos. Cuando los
fragmentos de hielo apagaron hasta el último destello de luz, Anna llevo su
dedo índice a sus labios.
[Ya he visto ese truco.] Ella dijo. A
primera vista, se veía normal, excepto que su sonrisa no era tan grande.
[Ningún territorio en el continente
puede jactarse de tantos hechiceros de hielo.] El abuelo de Ellie, Graham el
“Abismo” Walker, dijo levemente. [Aunque este favorece a los hechizos de
invocación y responde a nuestros ataques como un caballero con muchos años de
experiencia luchando en la vanguardia.]
El anciano hombre en impecable librea
desapareció. No se había movido tan rápido para perderlo de vista, ni se había
teletransportado. Simplemente se había desaparecido. Aún estaba tratando de entender
lo que había pasado cuando Aster de pronto gruñó y salió volando con sus
defensas mágicas deshechas. Luego vi a Graham, quien había acertado una patada
envuelta en parpadeante maná oscuro a su lado.
[Un segundo más lento.] El mayordomo
murmuró.
¿Qué acaba de hacer?
A pesar del enigmático ataque, el
primer apóstol se estabilizó en el aire y giró. Ocho pequeñas flores empezaron
a florecer alrededor de él.
¡Un hechizo de teletransportación!
Me apresuré a desatar el hechizo que
había estado conjurando. Pero entonces…
[No irás a ninguna parte.]
Un fuerte tornado envolvió al apóstol,
desmantelando su magia. Un hechicero élfico armado con un largo báculo
descendió del cielo y aterrizó a la par del profesor.
[¡Tarde, anciano!] Respondió.
Lord Rodde, el Archimago y director de
la Academia Real gritó. [Deja de llorar, jovencito. Vengo de discutir con Su
Majestad y llevarlo al palacio. Se le metió en su cabeza real el comandar a
Letty y los tres duques y meterse en la batalla. Muestra algo empatía.]
Un viento empezó a formarse,
reuniéndose alrededor del báculo del director. Su color: un siniestro carmesí.
Sus ojos tenían una fría mirada que nunca antes había visto en ellos. [¿Así que
este es uno de esos “apóstoles”?] Le preguntó al profesor. [Vaya que escogió un
viejo y antiguado título a relucir.]
Anna me mandó una señal con sus dedos.
[Terminaremos con esto.]
¡Entendido!
Tomé mi espada y empecé a crear
hechizos. Solo tendría una oportunidad.
[El “Viento de Sangre,” asumo.] El primer
apóstol dijo.
[Deseché ese nombre.] El director
respondió mientras su báculo atravesaba el aire.
El apóstol levantó su propio báculo al
mismo tiempo. Ciclones carmesíes chocaron contra una barrera azul.
[Un hechizo de este calibre nunca
perforará mis defe—]
[No pretendo perforar nada.] La fuerza
de los ciclones seguía creciendo. Con un aire de experto, el director murmuró.
[Pretendo reducirte a la nada.]
El apóstol dejo de reforzar su barrera
y tomó una considerable distancia. Alzó una sucesión de muros de hielo
defensivos, pero sucumbieron uno a uno mientras el viento abría hoyos en ellos.
Sabía que el director estaba de nuestro lado, pero el violento ataque me dio
escalofríos.
[Oí que lanzaste el gran hechizo Lluvia
de Estrellas en la ciudad del agua. Aunque…] El director acarició sus ojos y
conjuró desde un segundo báculo viejo en su mano derecha. El número de ciclones
se duplicó. Su destrucción no conocía límites. [Tu poder difícilmente puede
superar al del Señor Oscuro. No tenemos nada que temer.]
[¡Perdón por la molestia!] Las
“cuerdas” de Anna atravesaron el bombardeo de lanzas de hielo lanzadas para
interceptar los ciclones.
El apóstol de cabello azul sacó una
daga de su cinturón y conjuró un pequeño escudo gris el cual detuvo ambos
ciclones y las cuerdas.
¡Conozco esa daga! ¡Tiene restos del
Radiant Shield!
De una vez, los cubos del profesor
giraron a una increíble velocidad, impactándose en un cegador brillo contra el
escudo. Agitación apareció en el rostro de Aster mientras el escudo gris
empezaba a sucumbir.
¡¿E-Esa fue la interferencia mágica de
Nii-sama?!
El profesor— era metido como el “más
peligroso hechicero del reino”— soltó una maliciosa sonrisa. [No de aconsejo
subestimar a nuestro Allen. El análisis es donde brilla en verdad y no duda en
compartir sus descubrimientos. ¿Crees que su mentor no habría leído sus reportes?]
[Un verdadero hombre a ser temido. De
otra manera nunca le confiaría a mi nieta.] Graham añadió, llevando su puño al
rostro del apóstol y lanzando al hechicero al aire.
¡No podía pedir mejor oportunidad!
Saqué mi daga en un rápido movimiento,
activando el hechizo de control creado por Nii-sama. Llamas llegaron al aire.
[¡Ve lo que ganaste!] Grité mientras mi
fiera serpiente se iba con todo contra el indefenso Aster. Aunque su hocico
desgarró su brazo izquierdo, se levantó y retorció antes de aterrizar en el
suelo.
Por un momento, estaba sin palabras.
Luego un murmullo “¿Qué?” escapó de mis labios, confusión superó mi dicha de
acertar un golpe. El brazo arrancado que vi en el hocico de mi serpiente estaba
hecho de hielo.
[Anciano.] El profesor dijo.
[Claro.] El director respondió.
[Una imitación, creo.] Graham añadió,
compartiendo su descubrimiento.
Anna se mantuvo en silencio.
Aster agitó su brazo izquierdo e
incluso su trota túnica estaba como nueva. [Santo Dios.] Murmuró en molestia
mientras lo observábamos. [En Ángel de la Muerte y el Viento de Sangre son
demasiado. Puedo ver por qué sobrevivieron a un enfrentamiento con el Señor
Oscuro y lograron matar a un general en esa sangrienta guerra. Y les dio a los
rumores del más peligroso hechicero del reino un poco de crédito. En cuanto al
Abismo… ¿Qué eres? ¿Eres humano?]
Su última pregunta sonaba genuina. La
reputación del Abismo había llegado al sur, pero ahora que lo veía en acción,
tampoco podía entender cómo se movió.
El primer apóstol puso su impasible
mirada en mí. [También estás mejorando, chica Leinster. Incluso tomando en
cuenta la Daga de la Serpiente de Fuego, debo decir que estoy impresionado. Las
eras pasan, aunque tu casa siempre encuentra una forma de volverse una
molestia.]
Aster levantó su báculo y arregló su
cabello azul fuera de sus ojos. Fragmentos de hielo empezaron a juntarse
alrededor de toda la plaza. [Añadan a la Sama Ensangrentada, la Dama Sonriente,
los tres duques y la indudable lealtad de las maids Leinster, sin mencionar los
otros guerreros que entraron a la escena. No tenemos las de ganar.]
¿Planeaba rendirse? Pero ni siquiera
los supuestos apóstoles lo dejarían fácil. [He cumplido mi objetivo con
creces.] Dijo. [Gracias por entretenerme, permitan presentarme. ¡Soy Aster
Etherfield, el Sabio! ¡Este repulsivo mundo mortal terminará por mis manos!]
Las palabras apenas habían dejado su
boca antes que todo su cuerpo brillara de un azul oscuro, brotaron… y
estallaron. Copos de hielo oscurecieron mi visión, aunque podía sentir los
cubos del profesor y el director nos encerró en una potente barrera.
[¡¿Se autodestruyó?!] Grité,
defendiéndome con mi espada y daga.
[¡No!] Anna gritó.
Extrañamente, los vendavales de hielo
regresaron a ellos, juntándose en un solo punto.
¿P-Puede ser?
Mi visión pronto se recuperó mientras
una grotesca monstruosidad emergía ante nosotros. Ocho cabezas de serpientes se
extendían de un enorme torso parecido a una tortuga. Un bosque de espinas de
hielo se formó en su espalda. Nos estábamos enfrentando contra el monstruo milenario
que habíamos matado junto con Nii-sama en la capital este— el Océano Ardiente.
Solo no apareció tan grande como lo había sido antes y oscuro hielo azul
formaba su cuerpo.
[¡¿No me digas que creo un hechizo de
invocación con su propio cuerpo?!] Exclamé, recordando a los supuestos
apóstoles en Avasiek, quienes se habían sacrificado para convertirse en un
enorme soldado hechizado. ¿Qué estaba pensando la “Santa” de la iglesia?
El profesor miró a los monstruos e hizo
una mueca. [Huyó. ¿O quizás quería detenernos? Anciano, ¿puedo dejar esto en
tus manos?]
[Jovencito, la cortesía sugiere que te
estás ofreciendo.] El director bromeó a pesar del latente peligro.
Graham se veía totalmente impasible
mientras que Anna se mantenía igual. La información en mi orbe de vídeo se
actualizó. El grupo de Nii-sama había perseguido al ángel y apóstol hacia la
catedral en las colinas del oeste.
[¿Asumo que no podemos reunirnos con
Nii-sama hasta que derribemos a esta cosa?] Dije, cruzando mis espadas mientras
una misteriosa luz brillaba de la espalda del Océano Ardiente. [¡No tendré
piedad! ¡Él enlazará conmigo después! ¡Me aseguraré de ello!]
[Pensé que yo seguía.] Mi prima
intervino en el orbe de comunicación.
[¡Permítame acompañarla!] La ama de
llaves intervino.
Yo, mientras, ataqué a toda marcha.
✽✽✽✽✽
[¡Allen! ¡Allí están!] Tina gritó,
señalando desde los brazos de Ellie.
Perseguir al ángel y el apóstol,
metidos en un fiero combate, nos había llevado a la Catedral del Espíritu Santo
que alzaba sobre un campo a las afueras del oeste de la capital. Cortes y
hechizos inundaron los hermosos espirales y muros de la más antigua estructura
en la ciudad a excepción del palacio— de al menos cinco siglos de antigüedad.
No vi ningún peregrino. Quizás habían evacuado. Y eso no era todo.
[L-La catedral.] Ellie jadeó, bajando a
su señora.
[¿L-Las plantas la están devorando?]
Tina murmuró.
Caren, nuestra vanguardia, en su
armadura de rayos añadió y tomó una postura defensiva.
[¡Sobre nosotros! ¡Muévanse!] Lydia
gritó y nos dispersamos en todas direcciones antes que alguien tuviera tiempo
para decir algo.
Lanzas de viento caían desde arriba,
impregnando con hoyos el suelo en el que habíamos estado parados. Me hice
atrás. Miré a lo que había emergido y gruñí. Reconocería esos largos cuellos,
picos y garras en cualquier lado, al igual que las grandes alas e incomparable
maná. Estaban hechos de ramas. Y una manada de criaturas similares a griffins
nos miraban con fuerte enemistad.
[Los guardianes del Gran Árbol.]
[Sí.] Lydia añadió, preparando su
espada. [Y para hacerlo peor—]
[¡No gustar!] Atra gritó desde el
interior de Caren. Sonaba molesta.
Las ramas del Gran Árbol atravesaron el
vidrio manchado de la catedral, luego se detuvieron, pitándose de negro.
[Yo diría que los apóstoles las están
controlando.] Lydia terminó, obteniendo un atónito jadeo de las chicas.
¿El apóstol como puede controlar el
Gran Árbol? Esa barrera de espinas subterráneas tampoco le da problemas. No me
digas…
Un Firebird tomó forma sin advertencia
y se lanzó en la jauría, incinerando gran parte de ella. [Yo los detendré
aquí.] Lydia dijo. [¡Adelántese sin mí!]
Tina balbuceó. [¡¿L-Lydia escogió
separarse de Allen?!]
[¡S-Sí!] Ellie se inclinó.
[Ten cuidado.] Caren añadió,
materializando su lanza de rayos con punta de cruz mientras se nos adelantaba
hacia la catedral.
Entre una lluvia de ardientes ascuas,
miré a la joven que había estado cuidando desde nuestro examen de entrada de la
Academia Real. [Lydia.] La llamé, conteniendo un mar de emociones. [Acerca del
apóstol dentro de la catedral—]
[No estoy segura.] La noble respondió
antes que pudiera terminar mi pregunta, recostando su cabeza contra mi pecho.
[Él es más alto y se ve diferente. Pero estarás bien. Lo estarás.] Ella movió
mi mano a su dedo anular mientras sus palabras tomaban forma a una oración. [Me
tienes y yo a ti. Lo que sea que pase, nunca lo olvides.]
Supongo que no puedo acojonarme ahora,
no después de hacer a una chica decirme algo como eso. Aún me asusta, pero
necesito seguir adelante.
Entre las llamas, le di un leve abrazo
y gentilmente acaricié su cabeza. [Nunca.] Lo prometí. [Te veo pronto. Vayamos
a escoger tu nuevo listón una vez esto termine.]
[Esperaré, pero no por siempre. En
listones te cortaré— luego quemaré— si me engañas.]
Compartimos una sonrisa, luego nos
separamos. Con un hechizo de viento sobre magia para fortalecer mi cuerpo,
alcancé a mi hermana en un parpadeo.
[Caren, ve a la cabeza.] Dije.
[¡Claro!]
Un relámpago se formó. Las cuatro
cabezas de largos cuellos de los guardianes abalanzándose sobre nosotros
salieron volando y un segundo golpe eliminó las retorcidas ramas entre nosotros
y la catedral. Las cerradas puertas con rejas quedaron expuestas. Lancé un
hechizo para abrirnos paso, pero se evaporó.
[¿La magia botánica no funciona?]
Murmuré lentamente.
[¡Allen, permítame!] Ellie corrió al
frente, plantando sus manos en los adoquines tan pronto como aterrizó. El suelo
se agitó y maná puro brotó mientras las ramas ser dirigían hacia la catedral,
pulverizando las oscuras ramas mientras trataba de crecer y arrancaban las
puertas de mental de sus bisagras.
[¡Yo… lo hice!] Ellie apretó sus puños
y se sonrojó de la emoción, girándose a mí con los ojos de una adorable
comadreja.
Así que, esto es lo que un guardián del
Gran Árbol y un descendiente de los tres guardianes puede hacer. Será mejor que
sea serio o ella de verdad me superará. No es que me importe si lo hace.
[Muy bien.] Dije. [Caren, toma la
cabeza desde—]
[Iré primero. Ellie, haznos un camino
con las plantas. ¡Tina, apóyanos cuando lo necesitemos!] Mi hermana gritó y de
inmediato gritó.
[¡Sí, señora!] Ellie y Tina
respondieron, siguiendo su mando.
Están emocionándose, si el maná y ruido
se toma en cuenta. Necesitamos apresurarnos.
Luche por encontrar cualquier vestigio
de la fachada de la catedral que había estado presente cuando la visité con
Stella.
La enorme insignia sagrada en el muro
trasero yacía rota y partida. Cada majestuosa ventana se había destruido.
Incluso las ventanas tragaluz representando a los ocho grandes espíritus había
sido destruidas, y ninguno de los cientos de bancos de madera se mantenía
entero. La falta de ramas atrapadas adentro parecía en único lado positivo.
[¡Allí!] Caren alzó al cielo su lanza,
habiendo limpiado las oscuras ramas de nuestros alrededores. Su armadura de
rayos se hacía más intensa mientras sus ojos se ponían en un violeta más
oscuro.
Estaba señalando a un árbol falso
formado de ramas y espinas entrelazadas. Probablemente servía como un punto de
apoyo para—
Un choque violento y un fuerte grito
llenó la catedral. Miré al apóstol y al ángel de negro y blanco cruzar espadas
en las alturas. El maná de Carina se había mermado considerablemente. Las
cuatro alas que había tenido en el subterráneo se habían reducido a dos y su
cabello negro y blanco parecía estar regresando a su original azul plateado.
Así que Linaria tenía razón.
Lanzó letales lanzas de luz de la
flotante Silver Bloom, pero cada uno de sus ataques apenas se funcionaba.
Aunque el apóstol era un espadachín, un luchador de primera línea, también
tenía potentes defensas mágicas.
Al final, Carina sucumbió a su violento
ataque. La espada de rosa azul y el báculo de Stella se separaron de sus manos
y se incrustaron en un muro. Aún trato de resistirse, pero múltiples círculos
mágicos aparecieron en el aire, esparciendo enredaderas de espinas negras.
Además, la aprisionaron en un muro, conteniéndola con rapidez.
La chica de cabello plateado gritó.
Luego sus ojos se cerraron y se quedó sin fuerzas. ¿Trajo de vuelta a Stella?
Fresca sangre se derramaba mientras la Silver Bloom se queda sin poder y se
enterraba en la tierra.
[¡Stella!] Caren gritó, corriendo sobre
las ramas con desesperación.
[¡Oh no, que no!] Tina movió su varita
en un amplio movimiento, lanzando el hechizo avanzado Swift Ice Lances al
apóstol. En silencio lancé un hechizo de mi autoría.
El apóstol alto detuvo el golpe que
estaba por dar, esquivando las entrantes lanzas de hielo. Aunque, algunas
rasgaron sus mangas, cortándolo y haciéndolo retroceder. Había colocado
barreras de bloqueo de percepción en algunas.
Tomé la flotante Silver Bloom en el
aire y la giré. [¡Ellie!]
[¡Sí!] La joven maid activó un enorme
hechizo botánico. Las ramas del Gran Árbol brillaron en un verde esmeralda y
recuperaron su aura sagrada, llevándonos directo a la cima de la catedral.
[¡No le pondrás las manos encima!]
Caren gritó enojada, adelantándose a nosotros. Su relámpago tomó la forma de un
aullante lobo mientras extendía su lanza y atacaba al apóstol.
Los ojos carmesíes bajo su capucha la
miraban con frialdad. Luego levantó su mano izquierda. Mi hermana jadeó
mientras su frenético ataque chocaba contra una brillante flor de agua. Su
perturbador liquido viscoso rápidamente disipó el potente relámpago, dejando a
Caren como una inmóvil estatua. El apóstol levantó su sangrienta espada para
atacar.
[¡Caren!] Grité, lanzando el Divine
Light Shot— el más rápido de todos los hechizos— desde su punto ciego. Tina y
Ellie se unieron, lanzando una rápida lluvia de Divine Ice Spears y Divine Wind
Shots. El apóstol bloqueó cada hechizo no con su espada, sino con su flor, como
si los hubiera visto venir, y se hizo atrás.
¿Se dio cuenta a primera vista de los
enredaderas de hielo que mezclé?
Mejoré mi evaluación ante esta amenaza
al más alto posible mientras Caren se retiraba para unirse a nosotros.
[Gracias.] Murmuró, frustrada, sin quitarle la vista al apóstol. Mi hermana
había derribado la puerta frontal del “impenetrable” Fuerte de las Siete Torres
y el escudo flor de agua había detenido todo su poder. Reconocía este hechizo.
Lo había visto en el Archivo Nitti en la ciudad del agua, realizado por un
viejo mayordomo manco quien nos había traicionado con la iglesia por venganza.
[¿Un escudo… de agua?] Tina tembló,
apretando su báculo.
[Q-Qué hechizo.] Ellie tembló con ella,
apretando sus puños.
[Restos del Radiant Shield mezclados
con el Watery Grave, el gran hechizo que robaron de la ciudad del agua.] Dijo.
[Bajo estas circunstancias, me atrevería a suponer que utilizaron Resurrection
como buena medida— aunque parece que hay algo más en ese truco que eso.]
Oscurecidas ramas se retorcían
ocasionalmente a pesar que Ellie las eliminaba. Los leves trazos de maná
saliendo del corazón del apóstol le pertenecían al Gran Árbol.
Detrás de nosotros, Stella tenía la
cara pálida, inconsciente y sin fuerzas con gotas de sangre de ambas muñecas
manchando su roto vestido blanco. Necesitaba ayuda y pronto.
Ellie lanzó el Imperial Storm Tornado.
[¡Allen, Lady Tina!] Gritó mientras repentinos vendavales atravesaban la
catedral. [¡Ms Caren y yo lo contendremos! ¡Por favor, vayan a rescatar a
Stella-oneesama! ¡Por favor!]
[¡¿Ellie?!] Tina gritó.
[Pero—]
[Allen, no desperdicies la resolución
de tu estudiante.] Caren me interrumpió. Con su cabello gris ondeando en el
viento, conjuró una nueva lanza de rayos y me guiñó mientras se agachaba a
correr agachada. [Las hermanas protegen a sus hermanos. Así es cómo funciona el
mundo. Ahora, cuida de mi mejor amiga.]
La espada de sangre del apóstol partió
un tornado. Caren se le acercó en un parpadeo, bajando su lanza de cruz,
arremetiendo inmediatamente con una corta lanza de rayos en su mano izquierda.
Atra y Tina gritaron casi al mismo
tiempo.
[¡Allen, déjanoslo a nosotras!]
[¡Allen!]
Apreté mis dientes y tomé la decisión.
[¡Ellie, encárgate de esto!] Grité,
lanzándole un frasco desde mi bolsillo a la joven maid. Ella lo atrapó con su
mano izquierda y sus ojos se abrieron. [Es una segunda. Tienes lo que se
necesita para dominarlo ahora.]
[¡Allen!] Ellie abrió la tapa y regó el
agua bendita del santuario sobre las ramas a sus pies.
Toda la catedral se sacudió. El apóstol
se había mostrado más ágil que Caren, incluso con su armadura de rayos. Ahora
que se había colocado contra el techo, luz brillaba de sus delgados lentes bajo
su capucha.
Una manada de leones salidos del Gran
Árbol se abalanzó y Ellie cubrió sus puños con luz esmeralda. Agua del
santuario amplificaba enormemente el maná de su usuario. Claro, hacer “uso” de
ella demandaba un control excepcional de la magia y ni siquiera estábamos
contando los riesgos de tocar el campo santo. Pero Ellie Walker estaba a la
altura.
[Vamos, Tina.] Dije, girando mi varita
y toqué el cabello plateado de la chica noble.
[¡Allen!]
Le respondí y corrimos juntos a lo
largo de las ramas para rescatar a Stella.
Temblor.
Un terrible escalofrío pasó mi espalda.
El flácido cuerpo de Stella se retorcía y ocho alas empezaron a tomar forma
detrás de ella. Las negras, un recordatorio de una noche sin estrellas,
parecían rechazar toda luz. Recordé el incidente de hace cien años. La desesperación
había convertido a un ángel en un demonio. Y ahora que Carina había perdido su
poder, no había nadie para interponerse.
Oscuras enredaderas espinosas brotaban
de todas partes, sacando a Stella de la vista. Si esperábamos irrumpir—
[¡Yo las abriré!] Tina detuvo su paso y
levantó su varita. Vientos congelantes se transformaron en una tormenta de
nieve y el hechizo supremo Blizzard Wolf se materializó. Con un poderoso
rugido, atacó, congelando y destruyendo la invasión de las oscuras enredaderas
mientras mantenía su paso.
¡Nieve plateada!
Lancé la barrera resistente al hielo
más fuerte que pude crear, levantando la Silver Bloom como un escudo mientras
me abría paso por la ventisca.
[¡Stella!] Grité el nombre de la
durmiente noble a todo pulmón. Sangre chorreaba de mi mejilla y se congelaba
allí.
[¡Despierta, Stella!] Grité otra vez,
luchando contra la tremenda presión del maná que irradiaba.
Las zarzas bajo mis pies se
transformaron de oscuras a heladas. El largo cabello plateado de Stella y las
ocho alas empezaron a cambiar a negro y blanco. Lentamente, abrió sus ojos y su
mirada encontró la mía.
[¿A-Allen?] Lágrimas bajaron de las
mejillas de Stella.
De pronto, un oscuro vendaval se
levantó, tomándome con la guardia baja. El blanco en su cabello y alas empezó a
perderse mientras la oscuridad envolvía el aire a nuestro alrededor.
[Se… suponía que te protegería.] Oí su
sollozo como el de un niño. [Pero no pude. ¡Nunca me levantaste una mano, pero
yo te apunté con mi espada, con mis hechizos y yo… yo!]
A ella no le faltaba ingenio. Como la
futura Duquesa Howard, como la presidenta del consejo estudiantil de la
Academia Real, como una amiga para Caren y Felicia y una hermana mayor para
Tina y Ellie, tenía un inquebrantable espíritu. Y a menos que escogiera bien
mis próximas palabras, podía sucumbir al mal-
[Allen, hay momentos en la vida cuando
tienes que tomar una gran decisión.] Mi mejor amigo me había dicho en el campo
de su última batalla. [No hay salida de ello. Yo estropeé la mía— la estropeé
tanto como se pudo. Así es cómo perdí a Chloé. Pero tú estarás bien, aibo.
¡Eres mi único y solo compañero! Si encuentras a alguien llorando, ayúdalo por
mí.]
Zel, no sé por qué pensabas que yo
“estaría bien.” Aunque, no puedo creer que terminara estando allí para ayudar a
la hermana menor en la capital este, y ahora a la mayor aquí. ¿Cuáles son las
probabilidades?
Saqué dos frascos de mi bolsillo: agua
y flores del santuario, las últimas. Las abrí sin dudar y la oscuridad se
retrajo mientras su aura sagrada emergía. Vi una fracción del poder del dragón
de flor y el Árbol del Mundo. Dudaba que pudiera mantenerlo por mucho tiempo.
Aunque, tenía a una chica pidiendo ayuda justo frente a mí. No extenderle una
mano para ayudarla significaría traicionar la devoción que Zel me había
mostrado cuando arriesgo su vida para salvar a Lydia y a mí de la gran
invocación de Idris. ¡La salvaría, aunque fuera la última cosa que hiciera!
A pesar del agudo dolor, lancé un
hechizo de curación sobre la chica sollozando en sus manos. Curando las heridas
de las que había derramado tanta sangre, sonreí y solo dije:
[¡Dame tu mano!]
Stella tembló y levantó la mirada.
Lágrimas bajaban de su rostro, presionó su mano derecha en su corazón y estiró
la izquierda hacia mí. Apenas podía soportar ver sus ensangrentadas manos, pero
tomé su mano y la acerqué.
Un mundo de blanco se extendió
alrededor de nosotros.
En mis brazos, toda la oscuridad se
desapareció de las alas y cabello de Stella. No podía verlas, pero Atra, Lia y
el Frigid Caren estaban cantando. Con cada nota, el aire se santificaba más y
flores blancas empezaron a brotar a mis pies. La espada de rosa azul y un
báculo levemente brillando se cruzaron, medio enterrados en un floreciente
campo.
Stella se alejó de mí por un momento,
ojos rojos por llorar, pero pronto se envolvió dentro de mi brazo izquierdo.
[A-Allen.] Ella dijo. [Perdón, pero ¿a-a dónde vamos?]
Limpié sus lágrimas con mi pañuelo—
hasta que cabello rubio adornado con flores azules entró a mi visión.
[¿Nos darías un poco de espacio?]
Un asombrado grito se me escapó
mientras me encontraba alejado de una igualmente asombrada Stella. Me giré,
apoyándome sobre la Silver Bloom por balance, y encontré a una joven de blanco
abrazando a Stella y acariciando su cabeza. Su expresión en sí misma era
amable. Allí, con un clip floral en los brillantes mechones dorados que
llegaban hasta su cintura, se paraba el ángel y demonio de hace un centenar:
Carina Wainwright.
[Todo está bien. Recuerda, no estás
solo.] Estaba diciendo. [Gracias por prestarme tu cuerpo. En verdad siento
causarte tal ansiedad. No pude contener mi malicia.] Su voz tembló y susurró
algo en el oído de Stella. “Sé que debiste haber odiado poner tu espada
contra tu amado.”
Las mejillas de Stella se supieron
rojas. [N-No, eso es, yo— ¡Oooh!] Ella se acurrucó, escondiéndose con sus ocho
alas blancas. ¿Qué diablos le dijo Carina?
Carina puso sus manos detrás de su
espalda y prácticamente bailo en unos cuantos pasos. Poso una mano en el báculo
sobre el suelo y las flores blancas empezaron a juntarse sobre el orbe.
[Dime, Señor Blandito del Lobo y la
Llave.] Dijo, su voz temblaba con un tono desgarrador. [¿Me harías un solo
favor?]
[No, claro que no.]
[Gracias. Verás…] Un inmaculado viento
ahogo las palabras de la princesa mientras me entregaba su accesorio de
cabello.
Al final, Stella abrió sus alas y se
paró, apretando una pluma de griffin sobre su pecho. Parecía haberse calmado.
[Lo juro por mis padres, el Gran Árbol,
y mi propio nombre.] Respondí, ocultando el clip de cabello para su resguardo.
Las flores empezaron a soltar sus
pétalos. La espada de flor azul y el báculo, el orbe sobre lo que había tomado
la forma de una flor, flotaban y se movieron al costado de Stella.
[Parece que es hora.] La joven noble
sonrió, sosteniendo sus dorados mechones mientras una melancólica entraba en
sus ojos. [¿Crees que él me encontrará? ¿Incluso después que me convertí en un
ángel y un demonio?]
Ni Stella o yo pudimos encontrar alguna
respuesta a la repentina pregunta, hecha por la misma Carina.
Los juramentos están para cumplirse—
Más que todo los juramentos hacia los muertos.
Mientras el mundo de blanco sucumbía,
Carina tomó la mano de la noble de cabello plateado. [Siempre eres tan amable,
Mi Santa, y un poco demasiado seria. Que la luna y las estrellas bendigan el
camino que recorres. ¡Te daré una mano, así que no dejes que cosas como el
destino te depriman!]
El mundo blanco colapsó.
[¡Allen! ¡Stella!] Tina nos gritó, sus
manos apretaban su varita.
[¡No sirve! ¡No puedo contenerlo!]
Ellie gritó. Caren solo gruñó, pero ambas estaban muecas por el dolor.
Una tormenta de hielo, rayos violetas,
y fuertes vientos todos se impactaban contra el enorme orbe de agua carmesí,
pero estaban perdiendo terreno. Eso me daba escalofríos.
[Allen, déjeme esto a mí.] Stella se
alejó de mí y levemente flotó sobre el suelo. Luz irradiaba de su cabello
plateado e inmaculadas alas blancas. Sus ojos destellaron mientras invocaba una
extraña magia angelical.
El hechizo del apóstol alto había
estado al borde de superar a Tina, Ellie y Caren, pero ahora cedió,
aplastándose directamente en el techo.
El colapsó de la catedral procedió con
rapidez y los escombros caían sobre una red de ramas que formaron puntos de
apoyo.
[No se preocupen, Tina, Ellie, Caren.]
Stella le sonrió a sus hermanitas y mejor amiga. [¡Ahora, estoy bien!
¡Gracias!]
[¡Genial!]
[¡Oh, Santo Dios!]
[¡Felicia y yo hablaremos contigo
cuando volvamos!]
Incluso mientras las chicas hablaban,
el apóstol retomó su ataque— luego giró sus esqueléticas alas de sangre para
interceptar un corte de Lydia mientras ella pasaba por un hoyo en el techo.
Fuego y sangre chocaron, extendiendo la devastación en cada dirección.
[Muy bien.] La Dama de la Espada mostró
sus caninos con la sonrisa de un lobo hambriento, luego golpeó al apóstol con
una lluvia de ascuas, llevándolo a un nivel inferior. Tina, Ellie y Caren,
quienes se habían encontrado superadas en un tres contra uno, mordieron sus
labios en frustración.
Lydia no les prestó atención, girando
tan bruscamente casi como si pisara el aire, aterrizó a mi lado. Mientras no
estaba observando, Anko se había montado sobre el hombro de Caren.
La Dama de la Espada miró a Stella y
mostró una tierna sonrisa antes de dar un conciso informe: [Me ocupe de todo
aquí afuera.]
[Entendido.] Respondí, sintiendo los
ojos de las chicas sobre mí mientras miraba al apóstol alto en su desgarrada
túnica.
[Tengo una pregunta.] Dije, con voz y
cuerpo temblante. [¿Quién eres?]
No recibí respuesta. El apóstol con su
blanco cabello con toques verdes, levantó su sanguínea espada con ambas manos y
cortó el espacio vacío. Para la sorpresa de las pequeñas, creo una viscosa
burbuja de agua negra tras otra. Incontables espadas de sangre se
materializaron junto con ellas y todas se dirigieron hacia nosotros. Dudaba que
la magia ordinaria pudiera repeler este ataque.
Pálidas luces azules llenaron el
espacio, purificándolo.
[¡Déjenme las defensas!] Stella gritó,
ocho alas aleteando mientras formaba sus Escudos Azures, bloqueando todo el
ataque.
[¡Vamos, Caren!] Lydia gritó,
impulsándose con una poderosa patada contra una rama.
[¡No necesitas recordármelo!] Caren
respondió— una vez superó su sorpresa.
El apóstol dejo que se le acercaran.
Ahora, ascuas y chispas violetas despedazaban su túnica blanca mientras él
mermaba el ataque con su increíble esgrima y corría sobre un muro. Tan pronto
había saltado es que golpeó el techo, impulsándose hacia abajo. ¡Tenía su mira
en… mí!
[¡No me pasarás!] Los Escudos Azures de
Stella se convirtieron en temibles espadas de hielo interpuestas en el camino
del apóstol.
[¡No bajo mi guardia! ¡Lady Tina!]
Ellie gritó.
Tina libero un grito de guerra mientras
el Imperial Storm Tornado de la maid amplificaba su Blizzard Wolf. Los hechizos
atraparon el hombre a medio vuelo y luego…
Las tres chicas jadearon mientras su
sangrienta espada de pronto se expandía y dividía, interceptando cada uno de
sus hechizos. El apóstol aterrizó en mi rama. La catedral se sacudió,
soportando su propio peso— ese último ataque debió haber impactado un golpe
mortal a uno de sus pilares. Parte de la túnica del hombre se desgarró. Una
sección superior.
[No lo creo.] Murmuré. [Esa era una de
sus técnicas.] No podía dejar de temblar. Los hechizos que había estado creado
se desvelaron.
Tina, Ellie y Caren me dieron miradas
perplejas.
[¿Allen?]
[¿Allen?]
[¿Allen?]
Lydia y Stella mantuvieron su
preocupación en silencio.
Él era más alto. Su rostro lucía mayor
también— los gestos de un veinteañero, no uno de dieciséis años. Su cabello no
había sido de ese color y nunca me había visto con tales ojos fríos. Las
evidentes auras del Watery Grave y del Gran Árbol brotaban de donde el corazón
de este hombre debería estar y la fórmula para el Radiant Shield y Resurrection
se marcaban en sus mejillas.
Esto ya ni siquiera es magia. Es una
maldición, hacer a un hombre muerto caminar.
Me estremecí y grité el nombre de mi
querido y difunto mejor amigo.
[¿Zel?]
Su silencio me llegó a lo más profundo.
Casi sucumbía, incapaz de soportar mi propio peso. Luego cabello escarlata
entró a mis ojos y su dueña, me atrapó en su pecho.
[¡Stella, Caren, Ellie!] Lydia gritó.
[¡Mantengan a este tonto descerebrado ocupado! ¡No necesitamos mucho!]
[Muy bien.]
[Bien.]
[¡Sí, señora!]
Las tres chicas se movieron a
confrontar a Zel, comprándome tiempo. Eso solo me dejaba a mí, Lydia y Tina
apretando con nervios su varita. En la parte trasera de su mano derecha, la
marca del Frigid Crane destelló fuerte y rápido.
La belleza de cabello escarlata enterró
su espada en una rama y presionó mis manos en su corazón. [¡Enlázanos!] Gritó.
[Sé que Atra debe estar diciendo lo mismo.]
Lo sabía. Claro que sí. Zelbert Régnier
era un dhampir al igual que un impecable hechicero espadachín. No podíamos
esperar superar a menos que lo diéramos todo y más. Aunque…
Lágrimas bajaban de mis mejillas.
[Lydia, mantener… mantenerle mi promesa significa para mí más que solo…]
Lydia suspiró. [Algún “mago.” Realmente
eres un bicho.]
Soltó un fuerte jadeo.
Lydia me había tomado en su fuerte
abrazo. [¿Recuerdas lo que te dije? Estarás bien. Estoy aquí. No te dejaré
llevar la carga solo y tampoco dejaré que la asumas tú solo. Nunca lo olvides:
soy tu espada y de nadie más. Tus errores son los míos también. Por ti, pondría
a todo el mundo contra mí sin dudarlo.]
Mi compañera sabía cómo motivarme mejor
que nadie más en la tierra y no tenía escrúpulos en aprovecharse de ello.
[No te pruebas, pero tampoco dudas.] Me
burlé de la sonriente belleza. [Aunque, estás actuando bastante amable hoy.]
[¿Me perdonas? ¿Cuándo yo he sido menos
que un pan de Dios?]
Compartimos una sonrisa, topamos
nuestras frentes… y forjamos un profundo enlace de maná. Ocho alas de fuego
brotaron de la espalda de Lydia. Ella se veía renuente mientras alejaba mi
frente. Luego desfundó su espada antes de ostentosamente poner su dedo índice
en su frente.
[Te mantuve cerca porque Lia me
advirtió que podríamos necesitarte.] Le dijo a Tina, cuyos labios se torcieron.
[Pero parece que me preocupe por nada, así que deja de quedarte parada allí y
regresa a respaldar a las otras tres. Mueve el culo, puta. Shoo.]
[¡¿Qué?! D-De todos los factos—]
[Tina, dame tu mano.] Interrumpí.
[S-Sí.] La expresión de la noble joven hizo
un giro total de furia a timidez mientras se acercaba a mí.
Nuestro maná se enlazó.
Dos alas azules aparecieron en la
espalda de la chica y flores de hielo fortalecieron su varita. El Frigid Crane
parecía furioso, aunque no sabía por qué. Tina llevo su mano a su pecho y
sonrió tímidamente mientras el mechón de su cabello se meneaba de lado a lado.
Intercambiamos miradas y nos preparamos
para el combate.
[¡Asumo que sabes qué hacer, ¿Tiny?!]
Lydia dijo.
[¡Mi nombre es Tina!] La noble
respondió, desatando el listón en su cabello plateado y atándolo en su varita
antes de cruzar su arma con la espada encantada de Lydia. Ardientes ascuas y
flores de hielo se mezclaron mientras preparaba un arma secreta de mi autoría.
Observé mientras Zel destrozaba a los
leones negros con sus manos, acercándose a Ellie. Caren y Stella cubrieron su
retirada con jabalinas de relámpagos, hielo y luz. La demolición de la catedral
se aceleró. El colapso total estaba cerca.
Zel se hizo atrás y desplegó las alas
sangrientas que odiaba tanto, asumiendo una postura de ataque en medio del
aire. Su mano tomó la daga en su cinturón. Sus ojos carmesíes solo me vieron a
mí. Luego, al final, habló. [¡He venido por ti, llave defectuosa!]
Maná carmesí que rivalizaba con el de
Alicia se juntaba en su daga. La sacó en un parpadeo y la corta espada se
agrandó hasta alcanzar grandes proporciones, cotando todo lo que estaba a su
alcance.
Ellie y Caren se habían reunido con el
resto de nosotros, su ropa manchada con sangre y suciedad. Ahora gritaron en
alarma.
[¡¿Una espada gigante de sangre?!]
[¡Allen!]
Aleteando sus ocho alas blancas, la
espada de rosa azul y báculo en mano, Stella se puso en el camino.
[¡Yo mantendré a salvo a Allen!] Gritó
mientras sus Escudos Azures se juntaban, construyendo algo como una flor
interceptando el ataque de la espada de sangre. La colisión dispersó fragmentos
de hielo para congelar el cielo, muros y ramas por igual. La sangre salpicada
creaba maldiciones solo para ser purificadas.
[¡Ellie!] Mi hermana gritó.
[¡Sí!] La joven maid respondió y el par
levantó muros de rayos y viento para apoyar a Stella.
[¡No nos dejen afuera!] Lydia gritó.
[¡Porque aquí vamos!] Tina intervino
mientras levantaban sus cruzadas espada y varita, luego las bajaron. El más
grande Firebird y Blizzard Wolf que había visto de ellas destrozó la espada de
sangre desde ambos flancos.
Entre los energéticos torrentes de
maná, cuatro chicas giraron sus cabezas y dijeron mi nombre.
[¡Allen!]
[¡Allen!]
[¡Allen!]
[¡Allen!]
Me alce al aire para igualar la altura
de Zel. [Al final…] Grité mientras azotaba la Silver Bloom, cargada con todo el
maná que podía controlar. [¡Al final usaré las habilidades que me enseñaste!]
La espada en la punta de la varita
encantada creció a un colosal tamaño. Un destello blanco atravesó la catedral
de pies a cabeza. Justo antes que lo engullera, mi mejor amigo movió sus labios
ligeramente.
Nada mal, aibo.
Un masivo retumbar. Un gran vendaval.
Los desechos me cegaron mientras lanzaba un hechizo de levitación y me tiraba a
una destrozada rama. Stella jadeó por aliento. Las otras parecían estar a salvo
también.
[Así que asaltar la capital Wainwright
y llevarse al ángel fue esperar demasiado. Algunos dicen que esta ciudad está
al mismo nivel que el fuerte del Señor Oscuro en Dracul.] Una desapasionada voz
llegó a nosotros. [Cuatro alas e impura, ¿no? Supongo que no podemos esperar
mucho de un altar muerto.]
Nos estremecimos, yo incluido. Un
hechizo de viento de Ellie aclaró nuestra visión y levanté la mirada para ver a
un delgado hombre en una túnica con capucha adornada con azul, un anticuado
báculo en mano. Oí su nombre por el orbe: Primer Apóstol Aster Etherfield, el
Sabio. Tenía a Zel con cadenas de hielo y los ojos azules bajo su capucha se
fijaron en mí.
[Mi obra maestra puede superar a
Alicia.] Dije. [No esperaba que lo repelieras, incluso si aún necesita
afinarse. No es sorpresa que la Santa te haya tomado interés. Muy bien, Nueva
Estrella Fugaz. Espero verte pronto otra vez en el siguiente altar. Muestra
cuán lejos puedes llegar.]
Un círculo mágico moldeado en una flor
de ocho pétalos tomó forma.
[No es—]
Casi al mismo tiempo, Stella se
tambaleó, la espada de rosa azul se deslizó de sus dedos y sus alas se
desvanecieron. Cayó, desplomándose hacia el suelo. Mis hechizos de levitación
se rehusaban a activarse— interferencia de la flor, asumía.
Si no voy tras Zel ahora, nunca lo
recuperaré.
Dudé en mí por un momento. Luego salté
y atrapé a la inconsciente Stella en medio del aire. Mis ojos encontraron los
de Zel.
[¡Sí!] Gritó. [¡Ese es el
espíritu! ¡No serías mi amigo de otra manera!]
El alago de mi viejo amigo envió un
escalofrío por mi espalda. Habiéndome librado de la influencia del círculo,
activé la levitación.
Las chicas estaban lanzando un
frenético ataque de hechizos a nuestros enemigos retirándose, pero la barrera
del Sabio detuvo cada uno. Mientras mi mejor amigo entraba en la oscuridad,
miré profundo arrepentimiento en los ojos detrás de sus delgados lentes.
[¡No sigas mis pasos!] Dijo. [¡Rompí el
Juramento Estelar cuando debí haberlo mantenido, y fracasé en mantener a mi
amada a salvo! ¡Fui un idiota! ¡No cometas el mismo error! ¡No pierdas de vista
lo que debes proteger!]
Las palabras no salían. ¿Qué podría
decir?
El par se desvaneció. La flor empezó a
sucumbir.
[Estaré esperando en Lalannoy.] Una voz
susurró en mi oído. Magia de viento. [La siguiente vez, por favor— por favor—
mantén la promesa que hiciste esa noche. Perdón por siempre ponerte en
problemas, Allen.]
[¡Zeeel!] Grité, estirando mi
mano izquierda, pero el círculo sobre mí se desvaneció por completo. Me congelé
con mi brazo derecho envuelto alrededor de Stella.
Las chicas dejaron su ataque y nos
alcanzaron. Todos necesitábamos salir de la catedral antes que se desplomara
sobre nosotros. Tina, Ellie y Caren me miraron preocupadas.
[Allen.]
[Allen.]
[Allen.]
[Allen.] Una consciente Stella tocó mi
mejilla, añadiendo su voz al grupo.
Lydia había seguido lanzando ataques
hasta el final, pero pronto se acercó a mí también, empezando a decir algo. Los
manchados vidrios, llenos de hoyos, se vinieron abajo con un fuerte sonido de
impacto.
[¡¿R-Refuerzos enemigos?!] Tina, Ellie
y Caren gritaron, corriendo para interceptar. Se callaron mientras la Princesa
Cheryl Wainwright emergía de los restos de una inmaculada túnica blanca de
hechicero, luz hacia brillar sus doradas trenzas. Anko se subió sobre un
Chiffon de apariencia apologética.
[¡Aquí estoy, Allen!] Proclamó,
levantando su gran pecho. [¡Ahora, señálame al enemigo!]
Lydia le dio un cosco a la cabeza de
Cheryl mientras sus llamas desaparecían la lluvia de escombros. [Mira el
ambiente, Princesa Estúpida.] Ella la miró, lanzándole un dedo reprochador a
nuestra antigua compañera. [Lo juro, desde la academia real has sido—]
Gruñido.
Todos los ojos se pusieron sobre
Stella, quien susurraba mientras sus mejillas se enrojecían. Un mechón de su
cabello se levantó y enterró su rostro en mi pecho, agitando su cabeza.
“No pierdas de vista lo que debes
proteger.” Buen consejo, Zel.
Revisé a las chicas. Atra se puso a
cantar.
[Vayamos a casa.] Dije. [Me siento igual de hambriento que Stella.]
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