Epílogo
El 11 de Julio, 1023 del Año Imperial.
Diez días después de la batalla con el
Principado de Lichtine.
Fuerte Berg, Torre Central. Hiro estaba
en el cuarto que le dieron. Era una habitación vacía con una cama cerca de la
ventana y un espejo largo a la derecha. En sí, no había algo como pertenencias
personales. La única cosa que trajo consigo de la Tierra es su uniforme.
[Fufu, bien.]
Hiro se paró frente al largo espejo,
viendo su figura. Más bien, estaba acariciando una parte de su cara. Un parche
que cubre la mitad restante del rostro de Hiro se reflejaba en el reflejo. Es
un parche especial purificado con un talismán espiritual.
Aunque nunca se acostumbraría al incómodo
sentimiento, gracias a eso, ya no pudo sentir al mundo fuera de lugar, y pudo
continuar pasando su tiempo como antes. Si se lo quita, el mundo girará como
antes. Hace que su cerebro capte más información que podría explotar.
[Bueno… supongo que estoy acostumbrado.
El punto es, solo tengo que acostumbrarme.]
Eso es; es solo cuestión de dominar el
Espíritu del Ojo Celestial. Es su propio ojo; será capaz de usarlo en el futuro
cercano. Y no es algo malo. Se siente bastante maduro con el parche. Por eso, Hiro
cruzó sus brazos y levantó su barbilla para lucirlo. Se está preguntando si
debería llamarle “Emperador Celestial” también cuando empiece a cogerle ritmo a
las cosas.
[¡Hiro! Voy a entrar.]
Una chica pelirroja entró sin tocar la
puerta. Quería decir cosas acerca de la privacidad y eso, pero la situación era
aún peor que eso.
[¿Qué estás haciendo?]
Con una gran sonrisa, Liz se paró
frente a la puerta. La cara de Hiro al instante se puso roja— fue visto, y es
bastante vergonzoso. Sus latidos se aceleraron. Pudo ver que su cuello se
estaba poniendo rojo. Hiro desarmó su postura y ondeó sus manos.
[¡N-No! ¡Esto es diferente!]
[¿Qué es diferente?]
Liz inclinó su cabeza y agitó su rojo
cabello. Fue un hermoso gesto, pero Hiro no tuvo el tiempo suficiente para
disfrutarlo. Si es posible, quería huir de ese lugar ahora mismo. Pero la
puerta es bloqueada por Liz.
[No… ¿qué debería decir…?]
Sería mucho más fácil si pudiera decir
que su cuerpo fue dominado por su Chuunibyou. El silencio cayó. Un tipo de
rareza flotó por el aire. Con Hiro inseguro de lo que hacer, fue Liz la que se
movió primero.
[¿A qué te refieres con eso? ¡Por
ahora, ven conmigo!]
Ella tomó el brazo de Hiro como si no
le importara que esté apenado. Luego de ser sacado del cuarto con una tremenda
fuerza, salieron corriendo del cuarto y vieron una escalera en espiral
conectada al primer piso.
[¿A dónde vamos a ir—?]
Aún estaba enfermo del otro día, pero
no podía decir esas palabras porque empezó a bajar las escaleras a toda
velocidad. Si hablan en tal situación, se morderán sus lenguas.
Ellos bajaron las escaleras tan rápido
como pudieron. Mientras salían de la torre central, fueron saludados por el
escuadrón central. El brillo del sol está quemando el suelo. Podían sentir su
piel sudar.
[Aura va a volver al este, así que
vayamos a despedirla, ¿bien?]
[¡A-Aún hay tiempo, cierto! ¡No hay
porque apresurarnos!]
Aura se había quedado en el Fuerte Berg
para enterrar a los soldados que habían sido asesinados en la última batalla,
incluyendo a los del tratamiento médico. Por desgracia, había muchos soldados
que no pudieron ser encontrados. Había muchos lastimados, y era difícil saberlo
por los cadáveres cubiertos de lodo, ya sea que fueran amigos o enemigos. Incluso
si estaban lastimados, Aura había estado viendo los cadáveres de sus hombres
hasta caer la noche.
Todos los cadáveres de la armada del
Principado de Lichtine se reunieron en un lugar y se enterraron. Debido al
miedo de una posible plaga, se decidió ocuparse de ellos lo más rápido posible
con la ayuda de la Cuarta Armada Imperial. Luego de eso, la Cuarta Armada
Imperial se dividió en varias partes en el territorio del Margrave Grinda.
Eso fue porque los remanentes de la
Armada de Lichtine podían seguir en el territorio del Margrave Grinda y
empeoraría la situación. El 1º Príncipe Stobel, quien estaba acompañándolos,
regreso a la Ciudad del Gran Imperio con sus guardias de élite.
Algún día… tendré que pagar esa deuda.
Como Altius se lo dijo ese día, Hiro
quiere vivir su vida a gusto. Mientras tanto, le pagará algún día al 1º
Príncipe Stobel, así que no dejará salir su enojo ahora. Porque hay alguien que
debe ser despedido con una sonrisa.
[¿Despedida? No es necesario.]
Una chica con un brazo suspendido con
un cabestrillo— Aura con la misma mirada mortificada en su cara como siempre.
Está al lado de Spitz, cuyo cuerpo está envuelto en vendajes. Es una dolorosa
figura, pero no podía evitar reírse a su algo cómica apariencia.
[Su Majestad, y… descendiente-dono.
Gracias por despedirme.]
La voz de Spitz sonaba bastante
disgustada cuando dijo “Descendiente-dono”. Hiro no podía ver la expresión en
su cara debido a los vendajes, pero sabe qué tipo de mirada está haciendo.
Liz puso su mano en sus caderas y dijo.
[Sí, hemos pasado por mucho. Ambos
tienen suerte de estar vivos.]
[Sí. El resultado es un desastre. Pero
muchas cosas buenas salieron de ello.]
Aura dijo, y luego— miró a Hiro.
[¿Cómo están tus ojos?]
Hiro le dio una afectuosa sonrisa a los
ojos cenicientos que parecían estar buscando algo.
[Sí. Supongo que tomará un rato el sanar.]
Solo Liz, Tris y el doctor saben del
problema de sus ojos. Al resto de personas se les dijo que es como una herida
de guerra. Así que no hay forma que Aura pueda entender, pero ¿por qué siente
como que lo sabe ya que lo está mirando para observarlo?
[Ya veo… me alegra que no quedaras
ciego. Pero es un gran parche.]
[Sí, bueno, eso es…]
La única forma de prevenir que el
talismán espiritual sea visto era usar el gran parche. No hay forma de
explicarlo. Mientras Hiro estaba pensando en qué excusa hacer, Liz le dio una
mano.
[¡Se hizo una gran herida! ¡Qué puedo
decir de eso… era una increíble cicatriz!]
[¿Se quedará así…?]
Aura le dio una mirada de preocupación.
Hiro abrió su boca, tratando de escapar de la culpa.
[Oh, no, creo que estará bien. No
dolerá, y me quitaré el parche cuando la herida sane.]
[Ya veo… eso espero.]
A pesar de las palabras, esos ojos
grises están mirando al parche de Hiro con incredulidad. No importa cuánto
tome, su mirada se queda viendo a Hiro. Quizás pensando que eso no va a llegar
a ninguna parte, Liz se paró frente a Hiro para interrumpirlos.
[Les enviaré una carta.]
[Y, también les enviaré una carta
cuando me asenté otra vez.]
[Aura-sama. Ya es hora.]
Spitz interrumpió la conversación. Detrás
de ellos— Aunque sus números han sido reducidos bastante, los “Caballeros
Imperiales Negros” están alineados.
Debido al calor, no están usando la
armadura pesada sino una ligera, y los jinetes también se quitaron sus
armaduras. En cuanto a cuando se quitaron la armadura pesada, fue puesta en un
cartón con comida y agua.
[Entonces nos iremos. Cuídense ustedes
dos.]
Aleteando las mangas de su uniforme
militar y rodeando el cuerpo de su caballo, Aura se fue a la puerta principal. Luego
de avanzar un poco, se dio la vuelta. Su mirada llego a Hiro.
[Hiro. Te veré luego.]
Con eso, no volvió a voltear la mirada.
Una horda de jinetes liderados por ella lentamente salió de la puerta. Aunque
era tan caluroso, su corazón se enfrío y un escalofrío le golpeo.
Liz palmeó la espalda de Hiro mientras
se ponía rígido.
[Hiro, es temprano, pero vamos a practicar
el montar un caballo.]
Ese fue el dicho que hizo que Hiro se
congelara otra vez. Hiro estaba expuesto a él abrazador sol, y se quedó con más
rasguños.
— Dos días después.
Un edicto del actual Emperador le llego a Hiro.
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