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Capítulo 4: La Ira del Dios de la Guerra

 

17 de noviembre del año 1023 del Calendario Imperial.

 

20000 tropas liberadas por el segundo hijo del Gran Ducado de Dral— Hunthaven— entró al Fuerte Feine, a nueve kilómetros de donde Hiro había establecido su campamento.

 

El hecho que no han atacado a pesar que han estado monitoreándolos sugiere que tampoco están observando la situación o solo están siendo cuidadosos, pero igual, les han dado tiempo para pensar— Y ahora, Hiro estaba sentándose solo en la silla en el centro de comando, preguntándose qué hacer.

 

[Disculpas.]

 

Hiro inclinó su cabeza y abrió un ojo. La voz sonó similar, pero estaba asombrado por el tono de respeto en él.

 

Viendo a la entrada del centro de comando, vio a Ghada parado allí, justo como lo había imaginado. Sin embargo, había unas cuantas veces cuando sería condescendiente a Hiro. Fue cuando estuvo rodeado por soldados o en la presencia de dignatarios o la realeza.

 

A su costado están los hermanos Hugin y Munin. Y detrás de ellos estaba la causa del serio comportamiento de Ghada.

 

Era una figura desconocida, pero de la forma que estaba vestido, no estaba usando el uniforme de la Armada de Grantz. Su apariencia sugería que era de otro país.

 

Quizás porque Hiro no reaccionó, Ghada bajo su cabeza otra vez y sacó una voz baja.

 

[Su Alteza, Hiro Schwartz, un mensajero del Gran Ducado de Dral ha llegado.]

 

Ya veo, dijo Hiro… Hiro le permitió entrar con algo de sorpresa.

 

[Disculpa. Soy un general del Gran Ducado de Dral. Exe von Martina. Soy el vasallo de Hunthaven-sama y he sido admitido en los rangos bajos.]

 

Tan pronto cono entró a la tienda, el hombre en una rodilla en el suelo bajo su cabeza.

 

[Es un honor conocer a Su Alteza Hiro Schwartz von Grantz, el Cuarto Príncipe del Imperio Grantz, cuyo valor es bien conocido incluso esta remota región.]

 

[Por favor levanta tu cabeza. Incluso siendo enemigos ahora, pero estamos en iguales.]

 

Por cierto… Hiro siguió.

 

[¿Qué quiere el General Exe conmigo?]

 

Hiro le dijo breve, y luego Exe asintió abiertamente y se paró.

 

[El otro día, creo que capturaste varios nobles del Gran Ducado de Dral.]

 

[Sí, de hecho hay algunos entre los capturados.]

 

[¿Por favor nos los regresarías así podamos pagar el rescate?]

 

Una hoja de papel es entregada a Hiro por Exe.

 

Hiro levantó una ceja mientras lo desenrollaba con una mirada dudosa en su rostro. El rescate es algo de dinero escrito encima. No importa cuánto quieran conseguir a sus nobles de vuelta, no pueden ofrecer esa cantidad de dinero a una persona sin alguna razón…

 

[Lo tendremos para ti para mañana. Hasta entonces, no lanzaremos ningún ataque de nuestro lado.]

 

Sobre todo, parece que es un hombre valiente para entrar al campo enemigo solo.

[Su Alteza Hiro Schwartz, ¿cuál es su respuesta?]

 

También se mostró que se le había confiado mucho. Además de la cantidad de dinero, la carta también decía que si el mensajero sufría una sola herida, de inmediato lanzarían un ataque.

 

Ahora, ¿qué de ellos, y por qué querían pagar un altísimo rescate para regresar a sus nobles?

 

Hiro, quien había estado estudiando la expresión del General Exe, de pronto lo notó.

 

El escudo de armas en el pecho del general era el mismo como en la gran bandera que había sido cubierta en lodo durante la reciente batalla. Y le estaba sirviendo al segundo hijo.

 

[General Exe, ¿ese es el escudo de armas de Hunthaven-dono?]

 

Cuando Hiro señaló a su pecho, Exe arrugo su frente en disgusto al ser desviado. Sin embargo, asintió honestamente, como si sintiera que ignorarlo no fuera una buena idea.

 

[Sí. Ese es el escudo de armas de mi maestro, Hunthaven-sama; ¿qué con eso?]

 

[No, lo he visto unas cuantas veces antes.]

 

Algo pasó por su mente. El noble que fue capturado— la gran bandera que estaban llevando era la misma como la del pecho de Exe— probablemente le pertenecía a una facción que apoyaba al segundo hijo.

 

Si ese es el caso— su facción será debilitada si fueran tomados por el Imperio Grantz como rehenes. Para la facción que apoya a Hunthaven, eso no es algo que puedan ignorar.

 

Es por eso que están tratando de recuperar nobles al dar una gran cantidad de dinero.

 

[Por desgracia, no podemos regresártelos.]

 

Exe fue consternado en seco por esas palabras y se acerco a Hiro, su cara se puso roja.

 

[¿Por qué? ¿Crees que esa cantidad de dinero es aceptable?]

 

[Si te acercas más a Su Alteza Hiro, te abatiré.]

 

Exe trató de acercarse a él, pero fue echado atrás por Ghada y Munin de camino.

 

Fue fortuito. Hiro acarició el parche y profundizo su sonrisa; era una buena decisión dejarle con vida en lugar de matarlo.

 

[Creo que tales asuntos importantes deberían ser decididos entre los comandantes.]

 

[¿Quieres que traiga a Hunthaven-sama a este lugar? No creo que sea posible. No hay forma que podamos hacer eso porque puede dañarse. ¡Es por eso que vine en su nombre!]

 

Huro señaló su mano a Exe, quien levantó su voz para silenciarlo.

 

[Nunca dije nada de eso. Iré a su lugar.]

 

Incluso Exe hizo una cara de asombro como siendo incapaz de mantener su boca cerrada.

 

Cuando se silenció, Exe miro directo a Hiro como si tratara de leer sus pensamientos. Luego, como siendo incapaz de darse cuenta de algo, suspiro profundamente como si se rindiera.

 

[Solo quiero hacerte una pregunta… ¿Estás loco?]

 

Hiro cubrió su boca con su mano para contener su risa y agitó su cabeza.

 

[Sí, bastante loco… ¿Hay algo mal con eso…?]

 

El rostro de Exe se bajó como preguntándose, y luego volvió a él con una mirada de asombro en su rostro.

 

[No es posible para mí decidir un asunto tan serio solo. Me disculpo, pero me gustaría volver al Fuerte Fiene para consultarlo con Hunthaven-sama.]

 

[No me importa, pero ¿puedes darme una respuesta para esta tarde?]

 

[Entiendo. Entonces volveré lo más pronto posible.]

 

Exe, quien se había inclinado, salió de la tienda con prisa.

 

Luego Ghada le dio a Hiro una feroz mirada.

 

[¿Quieres irte a matar? ¿Quieres entrar a un lugar lleno de enemigos tú solo?]

 

[Sí… ¿Hay algo de malo con eso…?]

 

[El Sabio hermano es fuerte y apuesto, pero creo que estás siendo muy temerario esta vez…]

 

[Eso es. ¿Por qué no al menos te llevas un escolta?]

 

Hugin y Munin también se quejaron. Hiro no pudo refutar, sino bajo sus hombros.

 

Ghada frotó sus dedos por su frente para aliviar su fatiga.

 

[Puedo entender que la captura de la Sexta Princesa te está distrayendo, pero esta vez es muy peligroso, incluso para ti, Dragón de Un Ojo. Hay 20000 oponentes. No puedes matarlos a todos, ¿verdad?]

 

El ambiente no era propicio para bromear en desafiar tus límites.

Los tres estaban dándole a Hiro una mirada seria. Pudo ver que genuinamente estaban preocupados por su bienestar. Si es el caso, tendría que decirles sus verdaderos sentimientos.

 

Hiro suspiro y confió sus verdaderos sentimientos.

 

[Para ser honestos, es una parte de mí que quiere apresurarse. Creo que estoy siendo temerario. Pero no puedo tomar más tiempo. Si me preguntas por qué, solo puedo decir que tengo un presentimiento… Así que por favor no me hagan más preguntas.]

 

[Pero el enemigo siempre tendrá sus colmillos en ti. ¿Qué si eres capturado de la misma forma que la Sexta Princesa?]

 

[Pueden estar dispuestos a negociar conmigo cara a cara. Si tratan de capturarme, volveré con las cabezas de Hunthaven y Exe.]

 

[Si tanto insistes, no tiene sentido tratar de persuadirte, ¿verdad?]

 

[Lo siento. Soy muy terco.]

 

Hiro dijo, y Ghada se sentó en una silla cercana, cruzo sus brazos, y tranquilo cerro sus ojos. Se veía infeliz, indicando que no estaba convencido, pero parecía haberse rendido en tratar de convencer a Hiro.

 

Hiro sintió pena por él, pero esta es la única cosa que no puede ceder…

 

Y Hugin, con sus cejas fruncidas, se acercó al determinado Hiro.

 

[Deberías ser cuidadoso. Estaré lista para moverme rápido si algo te pasa.]

 

[Estaré contando contigo.]

 

Pero Hiro estaba confiado que lograría esa negociación.

El Gran Ducado de Dral creería que Hiro podía estar planeando algo para irrumpir. Así que debe ir y corregir el error.

 

Lo siento, pero tendré que alimentarlos con todos mis planes.

 

Hiro frunció sus ojos y extendió sus labios en una forma de cresta. Su rostro es ese de un estratega militar intrigante y un depredador que está fuera para atrapar a su presa.

 

Si, una serpiente.

 

Un momento después, Hiro recibió un mensajero— no de Exe, sino de un oficial de alto rango del Gran Ducado de Dral.

 

[Su Alteza Hiro Schwartz, he venido por usted.]

 

[Heh… ¿Así que sumo que han establecido una mesa de negociación?]

 

[Su Alteza Hiro Schwartz, estoy aquí para recibirlo. Por favor deje la seguridad del camino a mí.]

 

Es un poco irrazonable estar aliviado con un escolta proveído por el enemigo.

 

Cuando Hiro tuvo una cara complicada. Ghada le murmuró a Hiro.

 

[Ten cuidado. Estaré listo para pelear en caso que algo de pase.]

 

[Sí. Cuida del resto.]

 

[Su Alteza, Hiro Schwartz. ¿Está listo?]

 

[Sí. En marcha.]

 

A la invitación del oficial de alto rango, Hiro se subió al carruaje que había sido preparado para él.

 

Al momento que Ghada y los otros lo habían despedido, el sol se estaba poniendo sobre el inestable horizonte. El carruaje siguió navegando en las calles, confiando en la tenue luz roja.

 

Pronto, el campamento de la Armada de Dral entro a la vista.

 

Los soldados que no había sido capaces de entrar al fuerte parecían estar acampando afuera, hablando con tazones de madera en sus manos, quizás porque era la hora de comida. Podía ver figuras entusiastas trabajando duro en su entrenamiento y limpiando sus armaduras. Mientras se acercaba al Fuerte Feine, la pacífica atmósfera empezó a ser un escenario ruidoso.

 

[¡Que entusiasta bienvenida! Supongo que no me dejaran irme si las negociaciones fallan.]

 

Los soldados estaban alineados en una línea cruzan el camino donde los carruajes pasan. En sus manos, sus afiladas armas emitían un brillo, y estaban armadas hasta los dientes, determinados a no dejarlo irse.

 

Eventualmente, cuando Hiro llego a la puerta principal del Fuerte Feine, se bajó del carruaje en frente de la puerta.

 

Un rugido surgió de los soldados en la torre de vigía del fuerte. Probablemente no pensaron que Hiro vendría de verdad. Todos estaban viéndolo con sus ojos abiertos.

 

Ya veo, algunos están escondidos detrás de los parapetos con sus arcos listos. Es una politica insegura en caso que escape.

 

Luego, viendo sobre su hombro, vio una línea de infantería armada pesada con lanzas listas. El aire era tan tenso que una batalla empezaría de inmediato si hacía un ligero movimiento.

 

En medio de tal tensión, la puerta se abrió, y una persona apareció con una oferta.

 

Con Exe a su espalda, el hombre era bastante obeso. Sus brazos y piernas son cortas, y su panza es tan voluminosa como un ogro. Su personalidad, juzgando de su gorda cara, parece a lo mejor amable y rajón a lo peor. Quizás sea Hunthaven, el segundo hijo del Gran Ducado de Dral.

 

[E-Estoy sorprendido que de verdad vinieras.]

 

[Soy Hiro Schwartz von Grantz del Imperio Grantz.]

 

Sonrió con ánimo y sostuvo sus manos diciendo que estaba encantado de conocerlo.

 

[¡E-El placer es mío! ¡Soy Hunthaven von Dral del Gran Ducado de Dral!]

 

Hiro notó que la mano de Hunthaven estaba temblando levemente al momento del apretón de manos, pero pretendió no darse cuenta y le sonrió.

 

[Así que, si te importa que pregunte, ¿te gustaría negociar?]

 

[S-Sí. No es el lugar correcto, así que por favor entra a la tienda.]

 

Estaba por ir por detrás de Hunthaven, quien se había dado vuelta cuando alguien intervino.

 

[Me disculpo, pero no puedo dejar que algo le pase.]

 

Exe dijo, apretando el mango de la espada en su cintura. Por rutina, Hiro solo asintió y los siguió.

 

Tan pronto como pasaron la puerta principal, la presión del viento golpeó a Hiro desde atrás. Su cabello trasero se cayó, y el dobladillo de la “Princesa de la Camelia Negra” se ondeó.

 

[¿Qué significa eso?]

 

Hiro se volteó y vio que la puerta fue cerrada al momento.

Entonces, cuando vio al escenario alrededor de él otra vez, vio que los soldados que habían estado escondiéndose atrás de los muros del castillo que habían empezado a rodearlo con lanzas largas. Mientras alza la vista, vio que había cientos de flechas apuntándole desde arriba.

 

[S-Su Alteza, Hiro Schwartz, negociemos aquí.]

 

[Está bien. Primero, escuchemos tus demandas.]

 

[Mientras no te resistas, no te trataremos mal. Serás un rehén para mí para recuperar a mis hombres.]

 

[¿Y?]

 

[¿Eh?]

 

La respuesta de Hiro fue inesperada, y Hunthaven estaba sorprendido y abrió sus ojos.

 

___________________________

 

[¿A-A qué te refieres con eso?]

 

[Te estoy preguntado si vas a tener de rehén por algo así.]

 

[G-General Exe… ¿Qué deberíamos hacer?]

 

Luego de dudar, Hunthaven pidió ayuda de Exe a su par. Hiro suspiro, como en disgusto, y señaló su dedo índice a Hunthaven.

 

[Hunthaven-dono, estoy negociando contigo.]

 

[P-Pero…]

Era la imagen de un joven vulnerable. Siempre estaba viendo a los rostros de otras personas y no podía tomar une decisión por sí solo. No era sorpresa que algunas facciones lo apoyen.

 

No solo es fácil de manipular, pero alguien pudo incluso llevar el país detrás de escenas.

 

¿Quién le está dando órdenes a Hunthaven ahora…? Es la primera persona que le está pidiendo opiniones, y es alguien quien tiene ciertamente una posición en el país.

 

De momento, solo hay una persona. Era el General Exe quien está a la par de Hunthaven, sosteniendo su frente y agitando su cabeza.

 

[Eres libre de tratar de capturarme, pero antes que lo hagas, hay algo que quiero que leas.]

 

Hiro hurgo su bolsillo y sacó una carta. La lanzó horizontalmente con gran destreza, y voló a los pies de Exe.

 

[…]

 

Exe miró a Hiro como si dijera. [¿Qué crees que estás haciendo?]

 

[Quiero que leas la carta primero.]

 

Exe curvo su boca y miró a la carta con sospecha. Recogió la carta y la entregó a Hunthaven en una forma molesta.

 

[Puedes leerlo primero, Hunthaven-sama.]

 

[¿Está bien?]

 

[Sí.]

 

Habiendo recibido permiso, Hunthaven empezó a leer la carta con cuidado.

[Wa…]

 

Sus ojos se abrieron, y miro a Hiro con una expresión de sorpresa.

 

[¿Qué pasa?]

 

[G-General Exe, por favor mira eso.]

 

[Huh… ¿Qué es?]

 

Luego de recibir la carta de Hunthaven, Exe, cuyos ojos estaban moviéndose, dijo.

 

[Empecemos con la negociación. Sería bueno si pudiéramos llegar a un compromiso mutuo.]

 

Luego Hiro sonrió a la fuerte y levanto una mano, como una fiera bestia revelando su verdadera naturaleza. Fuera de la nada, el “Emperador Celestial” apareció, emitiendo una deslumbrante luz. Además, el aire alrededor estalló en un fuerte sonido, y una tormenta soplo.

 

Muchas grietas fueron creadas en el vacío, el borde de la “Princesa de la Camelia Negra” empezó a danzar con gozo.

 

[Lo que estoy pidiendo está escrito en el papel. No creo que sea un mal trato, ¿cierto?]

 

Los soldados alrededor se hicieron atrás por el repentino cambio en el joven. No, todos estaban viendo a Hiro en asombro, como si se hubiera transformado en un lobo.

 

[¡General Exe! ¿Qué diablos?]

 

Hunthaven estaba asustado por el viento que estaba soplando dentro del fuerte. Los soldados estaban siguiendo instrucciones, pero sus voces no eran escuchadas. El torbellino se extendió como una onda de los estruendosos soldados enemigos.

 

Los soldados que habían estado sosteniendo sus arcos sobre la cabeza de Hiro desaparecieron de atrás del muro como si tuvieran miedo de caerse de las vigías.

 

[Hyii, hyii, ¿qué carajos es ese chico?]

 

Viendo el fantástico escenario y la abrumadora supremacía, y una gran cantidad de sudor saliendo de la frente de Hunthaven. Y Exe, quien está pasado a su par, parece que ha recuperado su compostura y está mirando a Hiro con una mano temblando en el mango de su espada.

 

[¡Tenemos más números! ¡No se asusten! ¡Hay más de 100000 tropas esperando afuera! ¡Qué se le teme a una sola persona!]

 

Exe le grito a los soldados. Hunthaven se congelo en el lugar.

 

Hiro camino al asustado hombre y dejo algunas palabras en él.

 

[Quiero escucharlo de ti, Hunthaven-dono. ¿Aceptas o rechazas esta negociación?]

 

[¡E-Está bien! ¡Acepto, así que por favor deja tus extraños trucos!]

 

Estaba desesperado. Le hizo pensar que no importa que haga, será inútil. Así es cuán fuerte Hiro era.

 

[¿Supongo que terminamos de negociar?]

 

Se inclino en el lugar y puso su mano en la cabeza de Hunthaven.

 

[S-Sí… pero ¿hay una cosa que necesito revisar…?]

 

[¿Qué es?]

 

[Si no te disculpas y compensarnos por las villas quemadas cerca de la frontera, no seremos capaces de convencer a las personas y los soldados.]

 

Incluso si su cabeza era cortada, le dijo en una voz temblorosa que no podía dejar esa cosa. Era natural. Hiro mostró su entendimiento, luego puso su mano en el costado de Hunthaven y levanto su obeso cuerpo levemente para pararse.

 

[Por desgracia, no recuerdo quemar las villas.]

 

Sus ojos vacilaron sin comprender, y Hunthaven busco a Exe por ayuda.

 

[Eh… E-Eso es, ¿huh?]

 

[No jodas. ¡Tenemos testimonios de los pobladores y soldados! ¡Dicen que quemaste hasta las cenizas sus villas!]

 

El furioso Exe se giró a Hiro con ojos que parecía como si estuvieran por maldecirlo a muerte. Pero Hiro, viendo atrás a él con una cara calmada, ondeó una mano en disgusto.

 

[¿De verdad viste las villas quemadas?]

 

[¿Q-Qué? En efecto, los reportes muestran humo negro saliendo de—]

 

Detuvo su charla, y de la mirada en sus ojos, parecía haberlo notado.

 

[Sí, estoy seguro todos no han visto más que humo negro.]

 

[¿E-Eh?]

 

Hunthaven no parecía entenderlo y vio a Hiro y al General Exe alternamente, revelando su confusión. Así que Hiro decidió darle una explicación.

 

[Es simple, Hunthaven-sono. Es solo una distracción.]

[¿Eh?]

 

[No quemamos las villas; quemamos algo más. Ahora, los aldeanos capturados debieron haber sido liberados y regresado a sus vidas normales.]

 

Es contra sus principios dañar a personas inocentes. Por eso, no era su intención quemar la villa desde el principio.

 

Así que hizo lo mejor por sacar a todas las personas del área y lo hizo parecer como si hubiera quemado las villas. Cuando esos que escaparon de las villas les dijeron a las villas cercanas acerca de la crueldad de la Armada del Cuervo, y cuando los soldados derrotados huyeron a la ciudad, el miedo se extendió.

 

[Habiendo llegando tan lejos, no me importa si las personas descubren que estoy mintiendo. Todo se trata de sacar a Hunthaven-dono, sabes.]

 

[Todo fue una fachada para atraernos a esta situación.]

 

El cuerpo de Exe tembló de enojo ya que se dio cuenta que había sido engañado desde el inicio. Hiro sonrió y puso su dedo índice en su boca como si se burlara.

 

[Eso es, todo lo que ustedes consiguieron en la mesa de negociación.]

 

[¡Tienes que estar jodiéndome!]

 

Exe apuntó la punta de su espada con un intento asesino desbordante. Corrió a Hiro en línea recta mientras grita con entusiasmo.

 

Pero es muy lento. Era un movimiento increíblemente lento.

 

[¡Gah, gah!]

 

Hiro le quito la espada de la mano de Exe y lo derribo.

[¿Ahora qué puedes hacer?]

 

Mientras somete la resistencia de Exe, Hiro miro la situación alrededor de él.

 

Los soldados estaban conteniéndose y se miraron como si le estuvieran pidiendo a Hunthaven tomar una decisión. Aunque no había forma que pudiera tomar una decisión normal cuando estaba tan asustado.

 

O eso pensó.

 

[P-Por favor espera. Su Alteza Hiro, por favor perdone al General Exe por su desdén.]

 

Con ambas rodillas temblando y su garganta chorreando con lágrimas, Hunthaven se le inclino a Hiro. No solo Hiro, sino también Exe giro sus ojos en sorpresa a eso.

 

[Hunthaven-sama…]

 

[Él es mi leal vasallo. Si vas a tomar su vida—]

 

Hunthaven levantó una mano y la señaló a Hiro.

 

[E-Eso significa que las negociaciones se han caído…]

 

Las flechas de los arqueros todas apuntan a Hiro de una vez.

 

[Pero… ¿qué hay de ti, General Exe?]

 

[Ugh…]

 

Cuando la punta de la espada del Emperador Celestial estaba presionada contra su garganta, la cara de Exe se retorció en frustración.

 

[Si Hunthaven-sama ha tomado su decisión… Solo seguiré su decisión.]

 

Hiro se relajó y se alejó de Exe, y puso sus manos en sus caderas, y puso espalda a espalda.

 

[Me alegra que se haya hecho en algo sangriento. Al fin que, las negociaciones deben ser resueltas en paz.]

 

Aclaró su garganta y asintió sin palabras.

 

[También me gustaría preguntarte por la Sexta Princesa quien tu hermano capturo. Si sabes algo de ella, por favor dime.]

 

[N-No conozco los detalles. Solo he recibido una carta de él diciendo que estaba feliz por haber capturado a la Sexta Princesa, pero no me ha mencionado nada en sus cartas siguientes.]

 

[¿Estás seguro…?]

 

[Pupchen-sama siempre ha tenido una tendencia de monopolizar juguetes nuevos cuando los consigue.]

 

Exe respondió a favor del cobarde señor mientras sostenía su cuello.

 

[Era especialmente estricto con su hermano, Hunthaven-sama. No dejaría a su hermano tocarla, ni con sus dedos. Digo, es posible que esté obsesionado con ella.]

 

[Hm… ¿Así es?]

 

[Seguirá jugando hasta que se aburra, hasta que se acabe. Si quieres rescatar a la Sexta Princesa, tendrás que apresurarte. Pupchen-sama está perdiendo algo importante como un ser humano.]

 

[Ya veo…]

Hiro trato de mantenerse calmado lo más posible, pero la impaciencia y tensión estaba agitándose dentro de él.

 

[¿Y aún está en la región de Felzen?]

 

[N-No, mi hermano escribió una carta diciendo que estaba regresando aquí para interceptar a Su Alteza Hiro Schwartz.]

 

Hay una posibilidad que Liz será llevado al Gran Ducado de Dral. Si es así, debería esperar a Pupchen y tomarla de vuelta.

 

[¿Cuántas tropas tiene a su mano?]

 

[S-Suele tener cerca de 30000, pero la batalla con el Tercer Príncipe Blutar redujo ese número, y ahora tiene cerca de 20000.]

 

[Quieres ser el siguiente Archiduque, ¿verdad, Hunthaven-dono?]

 

[S-Sí… es lo que estaba esperando…]

 

[Entonces necesito tu ayuda con algo…]

 

No aceptaré un no. la sonrisa en su rostro decía todo.

 

___________________________

 

Al mismo tiempo, la batalla del Fuerte Mitte estaba por ser más fiera y estaba por llegar a su clímax. Y gran número de flechas fueron liberadas de los arqueros y se extendían en una forma lineal. Sin embargo, parece que los resultados no son tan buenos como se esperaban, quizás porque el sistema de comando de la Armada de Grantz es sólido.

 

Aunque si pueden llegar a la vigía, las escaleras de inmediato serían interceptadas y derribadas.

[Era mi culpa por subestimarlos. Quizás estaba muy confiado en mis habilidades.]

 

Ella había empezado tan bien que no se había dado cuenta del asedio en nada. Pensó que sería capaz de derribar el fuerte donde los cansados soldados habían huido en tres días.

 

No, si no fuera por la Doncella de la Guerra, habrían derribado el fuerte hace mucho.

 

 Y ahora, pudieron haber tenido una batalla decisiva con al Tercer Príncipe Blutar y sacar a la Armada de Grantz de la tierra. Con ese pensamiento, Skaaha bajo sus hombros y agitó su cabeza.

 

[No debo ser tímida. Hay muchos soldados que creen en mí y están peleando en lugar de huir.]

 

Gracias a los esfuerzos de los soldados, el fuerte por fin estaba al borde de caer.

 

[Si nos hubiéramos conocido de diferente forma, pudimos haber discutido tácticas con la Doncella de la Guerra.]

 

[Skaaha-sama, parece que es imposible derribar el fuerte hoy.]

 

Rach miro al Fuerte Mitte con su boca abierta en frustración.

 

[No creo que vaya a caer… ¿Es imposible atacar con tal ferocidad?]

 

¿Qué tipo de magia es usada para soportar tanto? El número de oponentes, incluyendo a los heridos, es menos de 5000 y contando los daños hasta ahora, solo hay unos 2000 soldados que pueden pelear. Y todos están heridos.

 

[El sol se pondrá pronto. Podemos lanzar un ataque nocturno, pero hay una buena posibilidad que sería… inútil.]

 

 

Cada noche, el enemigo siempre está alerta, con fogatas ardiendo en grandes números y alineadas a las paredes y soldados patrullando el área. Skaaha no tenía idea de qué tipo de entrenamiento les permitiría estar despiertos y seguir peleando. Si fueran a plantarse en un tal de gran seguridad, los atacantes estarían en una desventaja. Perderían soldados por nada, y no tendrían la fuerza para pelear con el Tercer Príncipe Blutar.

 

[Pero no es una situación donde no puedan permitirse perder tiempo.]

 

Skaaha estaba apresurado. No quedaba tiempo para bajar la guardia.

 

[¿Cuánto tomará para que el Príncipe Blutar llegue aquí?]

 

Temprano de hoy, había recibido un reporte del espía que el Tercer Príncipe Blutar estaba moviéndose.

 

[Depende en el trabajo de la unidad separada, pero diría que al menos cuatro días, dos días a prisa. El Tercer Príncipe Blutar ha reducido el número a 15000 para acelerar el rescate.]

 

Rach, el vasallo cerca de ella, no se veía bien. Es obvio que tiene irritación.

 

[Tenemos menos de 13000, incluyendo los heridos— no, menos de 10000 si excluimos a las tropas extras, y por fin estamos superados en número.]

 

Los remanentes de Felzen pensaron que habían arrinconado al enemigo, pero eran ellos los que estaba preocupados.

 

Los resultados podían haber sido diferentes si no atrapaban a la Doncella de la Guerra y retaban al Tercer Príncipe Blutar para una batalla decisiva cuando aún podían mantener a sus 30000 tropas.

 

[No, la Doncella de la Guerra nos usó como cebo para atraernos y prevenir que eso pase.]

 

Es una lástima, pero el enemigo está a uno o dos pasos de nosotros. Es una gran estrategia que te hacer aplaudirla, no importa cuánto uno la haya leído.

 

[Pero si el Gran Ducado de Dral no hubiera huido, habríamos capturado el Fuerte Mitte.]

 

[No se puede evitar. Tienen un país que proteger, así que no hay forma que podamos retenerlos.]

 

El descendiente del Dios de la Guerra está en marcha al Gran Ducado de Dral— acercándose a la capital a gran velocidad. Por favor regresen a casa lo más pronto posible. Fue hace cuatro días que recibieron las noticias.

 

Pupchen, a quien se le pidió volver a su país de origen, estaba consternado. El enemigo era el Dragón de Un Ojo, el descendiente del Dios de la Guerra, no se podía evitar.

 

No querían perder su país natal, Pupchen de inmediato decidió volver a casa. Como resultado, el muro que contenía al Tercer Príncipe Blutar se perdería.

 

Aunque le han ordenado a una unidad separada acabar con la situación, no es claro cuánto tiempo serán capaces de comprar.

 

[Siendo así, necesitamos derribar el Fuerte Mitte para mañana o al día siguiente…]

 

Si no derriban ese fuerte tan pronto sea posible, será su lado el que será aniquilado por el ataque enemigo.

 

A Skaaha le gustaría evitar dejar morir a los soldados de Felzen innecesariamente sin poder vengarse.

 

Skaaha vio a la lanza azul en su mano.

 

Si usaba su poder como lo hizo antes, sería capaz de derrumbar ese fuerte. Pensó así, pero…

 

[Por favor no.]

 

Rach la detuvo.

[Si pierde la consciencia mientras hace lo de antes, perderemos a nuestro comandante. Eso les daría más tiempo. Después de todo, estará en coma todo el día.]

 

[Pero si uso mi poder, puedo derribar el Fuerte Mitte. De esa manera, podemos preparar la confrontación con el Tercer Príncipe Blutar.]

 

[Si lo usa esta vez, puede dormir por dos o tres días. Si eso pasa, interferirá con la batalla cercana contra el Tercer Príncipe Blutar. Por favor no haga eso.]

 

[¿Qué deberíamos hacer? Si no podemos forzarlo, todo lo que podemos hacer es sacarlos…]

 

Luego de decir eso, un plan pasó por la mente de Skaaha. Pero también era algo que la Familia Real Felzen no quería usar.

 

[¿Skaaha-sama? ¿Qué pasa?]

 

 

Rach está preocupado por Skaaha, quien de pronto se ha callado y la llamó. Pero Skaaha, quien no mostraba alguna reacción y estaba dudando en qué hacer, dijo.

 

[¡Lo he decidido!]

 

Ella giro sus determinados ojos a Rach-

 

[¿Estás en contra de usar la fuerza?]

 

[No. Primero que todo, la batalla se hoy se acabó. Que todas las tropas regresen.]

 

[¿Qué? ¿De qué estás hablando de la nada?]

 

Skaaha empezó a explicar al sospechoso Rach.

 

[Se me ocurrió un plan que no me gusta usar, pero es una forma de desmoralizar y acobardar al enemigo.]

 

[¿Qué pasa…?]

 

[Te lo diré luego. Como sea, dile a toda la armada que vuelva. Entonces por favor dales a los soldados algo de descanso. permitiré un poco de alcohol. Mañana tendrá que trabajar más duro que hoy.]

 

[Muy bien. Tendrás que explicármelo luego.]

 

Rach dijo como si se lo recordara y le dio instrucciones a toda la armada, dando vueltas muchas veces.

 

Skaaha bajo su cabeza.

 

[Perdón. Todo es necesario para nosotros ganar.]

 

Skaaha jaló las riendas de su caballo, saltó a su espalda, y se dirigió a un lugar. Era el campamento principal de la armada remanente de Felzen, a la par de la tienda donde Skaaha estaba durmiendo.

 

Skaaha se desmontó de su caballo y trató de caminar sin decir palabra a los guardias.

 

[¿Cómo puedo ayudarte, Skaaha-sama?]

 

Normalmente, la guardia la saludaría, pero la guardia la llamo debido a la apariencia en su rostro. Skaaha se sintió culpable, así que bajo la mirada.

 

[Vine para ver a los prisioneros. ¿Hay algún problema?]

 

[¡Ha, no hay problema!]

 

[Qué bien. Déjenme pasar.]

 

Skaaha pasó por la entrada de la tienda resguardada. Ella camino en silencio y llego a su destino eventualmente. Era un cuarto extraño con una jaula en medio.

 

[¿Cómo te sientes?]

 

Skaaha se acercó a la jaula y le habló a la chica de cabello rojo descansando adentro.

 

[Gracias a ti, me estoy sintiendo mucho mejor.]

 

La figura vendada aún estaba tan adolorida como siempre. Pero gracias al tratamiento, su apariencia está mejorando.

 

[¿Y qué quieres?]

 

Su despreocupada sonrisa era deslumbrante. Es una chica atractiva que nació en la Familia Imperial Grantz.

 

Sí, ella es la Sexta Princesa Celia Estrella.

 

¿Por qué está aquí—? Porque ha tomado la custodia de Pupchen, quien decidió retirarse. Claro, resiste a idea de dejarla ir, pero Skaaha lo silenció con su fuerza.

 

[¿Qué pasa contigo? Te ves muy de miedo.]

 

[Lo siento. Sé que no seré perdonada por tal cosa que haré.]

 

[¿Sí?]

 

Liz inclinó su cabeza en sorpresa mientras Skaaha inclino su cabeza con una sincera disculpa.

 

[Lo siento.]

 

Por alguna razón, no entendió las palabras saliendo de su boca. Era como si las palabras “Voy a matarte ahora” se hubieran desvanecido de su cabeza, y no salían de su garganta.

 

[Oh… así que a eso te refieres.]

 

Liz parecía haberse dado cuento de algo del comportamiento de Skaaha. Y… sin preguntar algo, sonrió, lo cual sorprendente.

 

[Gracias por rescatarme de ese hombre.]

 

No parecía estar acabada del todo. Debe tener muchos arremetimientos en este mundo. Debe haber tenido algunas cosas que quería cumplir. Está tratando de mantener la compostura, pero el miedo a la muerte debe ocupar su mente. Aunque le sonrió con ánimo.

 

[Estaba preparada para este cuando escogió este camino. Sé libre y haz lo que tengas que.]

 

Increíble. No puede ser cierto. Si tuviera decir su resentimiento, en una palabra, habría hecho sentir mejor a Skaaha, pero ¿por qué le diría gracias?

 

[Oh, es difícil de hacerlo cuando me estás mirando.]

 

Ondeó su mano adorablemente y libero una última sonrisa, luego cerró sus ojos y se quedó sin expresiones. Como un miembro de la familia imperial, no le mostrará su desgraciada apariencia, y será noble hasta el amargo final. Tocada por el corazón y alma de Liz, Skaaha se sintió tan pequeña que alejo su mirada de ella como para huir.

 

[— Emperador del Hielo, concédele el eterno sueño.]

 

Cuando Skaaha sostuvo su lanza azul, el “Emperador del Hielo”, un fuerte viento frío se extendió adentro. La jaula en la cual Liz estaba atrapada gradualmente empezó a ser cubierta por hielo.

 

Mientras sus pies empezaron a congelarse, la protección del “Emperador de las Llamas” fue activada. Sin embargo, quizás por preocupación de la seguridad de Liz, las llamas no eran tan fuertes para derretir el hielo.

 

En un pestañeo, Liz está inmersa en el hielo, las llamas rápidamente se dispersaron.

 

[¡Skaaha-sama!]

 

Oyó su nombre llamándola desde atrás. No tenía que voltearse para verlo. Era probablemente porque Rach se para en la entrada.

 

[No estás desesperada, ¿verdad?]

 

[Sí…]

 

[Justo porque somos superados no significa que quieras matarla, ¿verdad?]

 

[Sí…]

 

[Quiero que expliques por qué exactamente hiciste eso.]

 

El tono de su voz estaba lleno de enojo. No pudo ver a Rach a la cara.

 

No había forma que pudiera criticar a Pupchen mientras fuera así. No era diferente a Pupchen ya que fue ella quien termino matándola.

 

[Decidí exponer a la helada Sexta Princesa en frente del Fuerte Mitte para agitar a la escondida Armada de Grantz.]

 

[De hecho… pueden estar ansiosos por recuperar el cadáver.]

 

[Aun si no, el enojo, alivio, como sea, la Armada de Grantz no será capaz de estar calmada. Siendo así, no podremos aprovecharnos de la batalla.]

Sin enfrentar a Rach, Skaaha se acercó a la armada parada en el rincón de la tienda. Se hecho a correr con una sola espada en su mano y la hundió en la helada Liz con gran fuerza.

 

[¡Skaaha-sama! ¿Qué está haciendo? ¡No puedes humillar a un cadáver solo así!]

 

Una voz llega a detenerla. Aun así, no le preocupa e incrusto su lanza y espada en la helada Liz una tras otra. Pero todas se detienen antes de tocar a Liz.

 

[Sé que no puedo deshonrar a un cadáver. Aunque ver a la Sexta Princesa en tal estado, el enemigo probablemente sería agitado. Pueden imaginarse cuánto fue amenazada y temblar del enojo.]

 

Eso es lo que le pasó a Skaaha cuando vio el cadáver de su familia. No quería pensar en ello, pero no podía evitar imaginárselo en su mente.

 

[Aceptaré cualquier abuso y calumnia que venga a mí. Sé que estoy siendo cobarde.]

 

Aunque el camino por delante es difícil, no tiene intención de detenerse hasta que vengue a sus familiares. Incluso si el fin del camino es el infierno, está preparada para pasar con el Emperador del Hielo.

 

[Mi país fue destruido, mi gente fue oprimida, mis soldados acabados, y mi familia torturada.]

 

Comparado a eso, el daño a su autoestima no es gran cosa.

 

[No me importa si mi orgullo muere mientras pueda redimir la humillación que han sufrido.]

 

Por fin, incrusto el Emperador del Hielo en el suelo y aplastó su frente contra el muro de hielo.

 

[No pediré el perdón. No temo la muerte. Lo que temo es que el fuego de venganza será extinguido.]

 

Mientras Skaaha empezaba a sollozar, dobló sus rodillas como orando a los dioses.

 

[Es la única cosa que mi familia me ha dejado…]

 

Si lo pierde, lo perdería todo. Pero si ganaba, disfrutaría de su felicidad permanentemente. Una de dos cosas, el frente o la retaguardia, es la única diferencia.

 

___________________________

 

20 de noviembre del año 1023 del Calendario Imperial.

 

La Armada de Dral que había estado marchando en la Región Felzen había regresado a las afueras del Fuerte Feine. Les tomó solo dos días de una marcha forzada de llegar allí. Era una milagrosa marcha que mostró su determinación para proteger su país.

 

Pero el precio era alto. Los rangos estaban en desorden, la formación se rompió, y la armada fue dividida. De los 20000 soldados en la Armada de Dral, solo 5000 fueron capaces de mantenerse en la armada principal.

 

A la cabeza de la línea estaba el carruaje llevando al comandante, Pupchen.

 

[¿Quizás deberíamos tomar un descanso en algún lugar?]

 

Un pasajero le aconsejo. Pupchen, quien estaba recostado en el sofá, retorció su nariz y vio al pasajero.

 

[No necesitas preocuparte por eso. El número de enemigos es solo de 5000, ves.]

 

[Si los nobles de Dral estaban a la defensiva, su número sería reducido considerablemente.]

 

[Entonces no hay nada de que preocuparse.]

 

Pupchen sacó una canasta bajo su asiento, tomó una manzana de allí, y la mordió con dicha.

[¿Quieres?]

 

Pupchen se lo ofreció al mensajero, pero agitó su cabeza en rechazo.

 

[En primer lugar, no creo que sea una buena para mí estar aquí, ¿verdad?]

 

[Es por eso que deberías irte lo más pronto posible. No es seguro que te acerques más a ese hombre.]

 

A esas palabras, Puchen dijo, lanzó su manzana medio mordida en el suelo, y abrió su boca como si de pronto recordara.

 

[Oh… ¿para que los llamaste otra vez? ¿Era el Ojo de la Muerte Oscura o algo así?]

 

[No apreciamos tales errores. Somos el Cuello Secreto.]

 

[Es eso, eso es. Oí que tienes algunas buenas personas en tu grupo.]

 

Pupchen sacó una botella de vino y la llevo a sus labios sin preparar un vaso.

 

Es la mejor forma de beber, Pupchen dijo con una risita.

 

[No puedo quedarme más contigo. Si me disculpas, tengo cosas que atender.]

 

El hombre llamándose el “Cuello Secreto” salió por la puerta sin hacer sonido.

 

Desde afuera, las ruidosas voces de los guardias podían escucharse. Era temprano en la mañana, justo al amanecer, y un hombre así habría sido sospechoso. Pupchen se rió al hecho que había un extravagante grupo de agentes secretos.

 

[Pero el Imperio Grantz, ¿cómo pueden abandonarlos tan fácil?]

 

Pupchen aplastó la botella de vino en el suelo en frustración. El vaso se deshizo con un gran golpe y rozó su brazo, causando un corte. Sus hombros pesados suben y bajan mientras exhalaba salvajemente.

 

[Pupchen-sama, hemos confirmado que la Armada de Grantz ha rodeado el Fuerte Feine.]

 

Un reporte vino del exterior en una voz asustada.

 

[¿Cuántos eran?]

 

[Cerca de 3000.]

 

[Vamos a retrasar a la armada principal y unirnos con las tropas despachadas mientras se dirigían al Fuerte Fiene. Primero, formen un equipo de avanzada para atacar a la Armada de Grantz.]

 

[Muy bien señor. Le notificaré a cada comandante de unidad.]

 

El frío de la mañana es tan intenso que te quita lo dormilón. Pupchen puso la manta sobre su cabeza, quejándose del frío.

 

[Mierda, Hunthaven, por molestarme con solo tres mil enemigos.]

 

Había pensando que una gran armada había invadido la ciudad debido al llamado de ayuda.

 

[¿Qué con ese descendiente del Dios de la Guerra? ¿No tiene alguna vergüenza en andar por ahí con ese título?]

 

En ese caso, deseaba se hubiera quedado atrás en la Región de Felzen con solo 5000 tropas. De momento, debió haber tenido a la Sexta Princesa en sus manos.

 

[Fue una lástima. No debía dejarla ir. Si esa mujer no hubiera interferido… todo habríasido perfecto.]

Era una desagradable y maliciosa mujer.

 

Se arrepintió que debió haber sorprendido a los remanentes de la Armada de Felzen y tomado a la Sexta Princesa en lugar de retirarse con calma. Sin embargo, es muy tarde. Puede volver y aniquilar a la armada remanente de Felzen desde ahora… Pupchen pensó en eso, pero luego sintió una presencia en el otro lado de la ventana.

 

[¿Qué ocurre?]

 

[La Armada de Gratnz ha empezado a retirarse del Fuerte Feine.]

 

[No, la Armada de Grantz escapó sin luchar…]

 

Notó un poco de confusión en la voz del mensajero. Pupchen no entendió lo que estaba pasando, pero abrió la ventana en el carruaje.

 

Viendo fuera de la ventana, pudo ver negras sombras moviéndose en la nube de polvo del Fuerte Feine. Es la “Armada del Cuervo” que las personas han estado hablando… Había oído que era una despiadada y malevola armada.

 

[Es una pena que estén huyendo sin pelear.]

 

Si es el fin, es una decepción. No sabía por lo que estaba volviendo. Lo que es más, ¿a dónde el descendiente del Dios de la Guerra va, y no siempre son invencibles?

 

[Los rumores tienden a volverse exagerados.]

 

Cerró la ventana y se sentó en el carruaje, murmurando. “Aburrido”.

 

[Seguiremos nuestro camino al Fuerte Feine. Tengo que reprimir a mi inútil hermano.]

 

[Entiendo.]

 

Eventualmente, el Fuerte Feine entro a la vista. Un campamento había sido colocado alrededor. El fuego aún estaba ardiendo, y las ollas y sartenes habían sido arrojados, indicando que la Armada del Cuervo había huido de prisa.

 

[Hm, este tipo de escenario me hace sentir que me hago más fuerte.]

 

Con el sol alzado sobre su cabeza, Pupchen llego a la puerta principal del Fuerte Feine. Una gentil briza estaba soplando en el suelo, y el rocío de la mañana en el césped y las flores estaban brillando en la luz del sol.

 

La marcha de la Armada de Dral se había detenido, y luego que algo de tiempo pasara, Pupchen notó algo extraño.

 

[Hey, ¿las puertas aún no están abiertas?]

 

Lanzo su irritada voz al frente, y un soldado llego con una asombrada mirada en su cara.

 

[Eso es… he estado llamándolos varias veces, pero…]

 

[¿Qué cree que está haciendo Hunthaven?]

 

Puppchen se bajó del carruaje para ver si podía ir directo a él. Sus ayudantes, quienes reconocieron su apariencia, bajaron y lo siguieron asustados. Si fueran a montar sus caballos y seguir a Pupchen mientras iba a pie, un rayo de luz de seguro pegaría.

 

[¡Hunthaven! ¡Abre las puertas; tu hermano ha vuelta para ayudar a su inútil hermano!]

 

Viendo a las heráldicas banderas de su hermano alineadas en las vigías, los pies de Pupchen golpeaban el suelo en frustración. Dada la presencia de los soldados en guardia, es probable que no hubiera nadie allí.

 

[Hey, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué no abres la puerta? ¡Quieres que te corte la cabeza!]

 

Sintiendo el enojo de Pupchen, sus ayudantes palidecieron. Ellos, también, apelaron a que se abrieran las puertas.

 

Eventualmente, un hombre apareció en la vigía.

 

[Bienvenida, Pupchen-sama.]

 

El hombre incline su cabeza, pero su capucha escondía su rostro, así que era imposible leer sus expresiones. La única cosa que podía discernir de su voz era que era un joven.

 

[¿Quién eres tú?]

 

[Soy el chambelán de Hunthaven-sama.]

 

[¿Qué diablos está haciendo? ¿Por qué no viene directo a mí?]

 

[Hunthaven-sama está enfermo.]

 

[¿Qué? No leía nada de eso en su carta del otro día.]

 

[Fue solo ayer, no es sorpresa que Pupchen-sama no lo sepa.]

 

[Si ese es el caso, no se puede evitar. Abre la puerta para que pueda visitar a Hunthaven.]

 

Pupchen trató de terminar la conversación, peor pero el encapuchado no se movió nada.

 

[¿Qué le pasó a la Sexta Princesa?]

 

[¿Por qué debería decirte tal cosa? ¡No importa; solo abre la puerta!]

 

[Te preguntaré de nuevo. ¿Qué le pasó a la Sexta Princesa?]

Este chico es ridículo. ¿No sabía con quién estaba hablando? Los ayudantes se estaban insultando entre sí.

 

No hay necesidad de informar a cada soldado acerca del Sexto Princesa. Pupchen, quien había tomado esa decisión, se quedó en silencio, pero agitó sus hombros en molestia.

 

[Pupchen-sama, ¿no va a responder respecto a la Sexta Princesa?]

 

A las palabras del encapuchado, Pupchen por fin le dio una mirada de enojo.

 

[Bastardo, ¿no sabes a quién le estás hablando?]

 

Estaba tan enojado que sus ayudantes empezaron a distanciarse de él del miedo.

 

[¡Abriré las puertas de inmediato y te cortaré la cabeza!]

 

Justo entonces, un clamor salió desde atrás de él.

 

Y sus ayudantes voltearon a ver qué estaba pasando, Pupchen miro al encapuchado en la vigía. Murmuro algo de cómo lo mataría y por fin sacó su espada de su cintura.

 

[¡Oy!]

 

[¿Qué es?]

 

[No te llame. ¡Le estoy hablando a los soldados alrededor de ti!]

 

Pupchen miró a los soldados alrededor del encapuchado. Sus ojos sangrientos vacilaban, y sus labios se retorcieron un momento.

 

[Quién sea que le corte la cabeza a ese hombre será recompensado.]

 

Pero nadie se movió. Más bien, es la risa que se lleva el viento.

 

[Más que eso, Pupchen-sama. Por favor mire detrás de usted. Está en un gran problema.]

 

[¿Qué?]

 

Pupchen se dio la vuelta mientras le señalaban la retaguardia.

 

[Jadeo cuando vio la extraña vista.]

 

Una tormenta de área se levantó desde atrás de la Armada de Dral, aunque no había viento. El siguiente sonido fue un grito ensordecedor, el cual fue reemplazado por un grito.

 

[¡Pupchen-sama! ¡Una sombra enemiga detrás de nosotros! ¡Parece que la batalla ha empezado!]

 

Un ayudante reporto.

 

[¿Cuántos son?]

 

[¡No sabemos debido a la tormenta!]

 

[¿Quiénes son?]

 

[¡Eso es—!]

 

Un rayo sonó. Era un simple sonido, como el sonido de cortar una fruta. Pupchen abrió sus ojos y miro a los ayudantes colapsados. Una sola flecha perforó la frente del ayudante de ojo blanco caído.

 

[Pupchen-sama, es peligroso alejarse.]

 

Al sonido de la voz, Pupchen regresó su atención a la vigía. Había una bandera desconocida en el parapeto.

 

[¿Q-Qué… es eso…?]

 

Pupchen rugió y señaló sus temblorosos dedos a la bandera de escudo de armas. Todos la han visto al menos una vez.

 

En algunos países, es bastante popular; en otros, es un símbolo de miedo.

 

— Un dragón sosteniendo una espada blanca y plateada.

 

[¿La Divina Bandera del Dios de la Guerra?]

 

Puppchen murmuro consternado.

 

Mientras tanto, las banderas de Hunthaven eran lanzadas al suelo una tras otra, y la bandera del Dragón Negro fue colocada en su lugar. La siguiente en aparecer fue un gran número de arqueros.

 

[E-Espera, ¿a quién le están apuntando sus flechas?]

 

Los arqueros alineados en una fila en el muro del castillo, apuntando a Pupchen.

 

El viento chifló.

 

Tan pronto como el sonido de cortar el aire fue oído, los ayudantes alrededor gritaron.

 

Los soldados en guardia notaron algo malo y trataron de correr a Pupchen con sus escudos alzados. Sin embargo, un gran número de flechas lanzadas del Fuerte Feine se extendieron como un abanico y le disparo a cada soldado en guardia. Fue un infierno el de allí.

 

Una implacable lluvia de flechas llovía, y los ayudantes y soldados cayeron a la muerte con facilidad. Pupchen estaba tan aterrorizado por el repentino evento que no pudo moverse.

 

[Pupchen-sama, las puertas están abiertas.]

 

Debió haber sido la gran espera de las puertas abriéndose, pero lo que salió de las puertas fue la caballería pesada. Sus ayudantes, quienes de alguna forma se las habían arreglado de sobrevivir a la lluvia de flechas, fueron aplastados sin más.

 

[Por favor entra. Si puedes, eso eso.]

 

 Esos que huyeron fueron perforados por lanzas desde atrás, y esos que rogaban por el perdón fueron cortados sin más por espadas.

 

Claro, nadie podría hacerle frente a tal situación. No había forma que alguien pudiera escapar, y murieron gritando.

 

Pupchen, quien había estado muy vigoroso, también escogió huir. con sus ayudantes siendo abatidos, corrió con desespero, sus rodillas temblaban del miedo.

 

[Pupchen-sama, ¿a dónde va?]

 

[T-Tú eres…]

 

El encapuchado apareció frente a él. Era el hombre en la vigía, clamando ser el chambelán de Hunthaven.

 

[Pupchen-sama, ¿qué le pasó a la Sexta Princesa?]

 

[¡¿Quién eres bastardo…?]

 

Lo sabía sin preguntar. Solo no quería creerlo. Probablemente era como Pupchen lo había imagino que sería.

Había escuchado tanto de él. No importaba a cuál fiesta asistiera, el tema de conversación siempre era él. Todos dicen su nombre con asombro; todos dicen su nombre con miedo.

 

―― Hiro Schwartz von Grantz.

 

El hombre se quitó su capucha, y su verdadero rostro fue expuesto a la luz del día. El vendaval arrebató la capucha y la llevo lejos, lejos en el cielo.

 

[¿Eres el Dragón de Un Ojo?]

 

Su suave rostro, sin cabida en el campo de batalla, le hizo sentirse más aterrorizado.

 

[Estoy cansado de ver esa reacción. Me gustaría ver una reacción que desafié las expectativas de un cambio.]

 

Hiro sonrió con ánimo. Es una sonrisa inocente fuera de lugar.

 

[¿Y puedes decirme que le pasó a la Sexta Princesa?]

 

[¿Qué harás una vez lo sepas?]

 

[Bueno, no lo sabré hasta que lo escuche.]

 

Uno tras otro, jinetes de negro se reunieron detrás de Hiro, bloqueando el camino. La cabeza de Hiro se giró a verlos, y finalmente, giró su mirada a Pupchen.

 

[No tomará mucho.]

 

No necesitaba preguntar nada. La armada de Pupchen estaba sin un comandante, y todos sus ayudantes habían sido disparados hasta la muerte con flechas. En resumen, la cadena de comando era tan buena como desgarradora. La armada de 20000 rápidamente se hizo un grupo heterogéneo, incapaz de coordinarse de alguna forma, y superada por la Armada Oscura.

Lo más importante es, Hiro, murmuro y siguió hablando.

 

[Si es un comandante arrogante como tú, es probable que no les darás un descanso.]

 

Era cierto. Pupchen había forzado a los soldados a llegar tan lejos sin darles un descanso.

 

[Bueno, déjame preguntarte otra vez. ¿Qué le paso a la Sexta Princesa?]

 

Pudo mantenerse callado, pero si era terco al respecto, habría sido torturado. Si ese fuera el caso, sería mejor decir la verdad y ser tratado como un prisionero de guerra.

 

Pupchen sonrió mientras tomaba esa decisión.

 

[S-Se la entregue a los remanentes de Felzen.]

 

[Ya veo. Escuchemos los detalles.]

 

[S-Sí— ¿Gaah?]

 

Mientras asentía obediente, un shock corrió de su espalda a su cabeza. Antes de conocer el dolor, la consciencia de Pupchen fue llevada a las profundidades de la oscuridad.

 

___________________________

 

Viendo atrás al colapsado Pupchen, Hiro le pateó en la pierna y le dio vueltas. Luego sacó la espada de su cintura y se sentó en su espalda.

 

[Lo despertamos, ¿no?]

 

Hiro giro el mango de su espada, la levanto, y la bajo con gran fuerza. La punta de la espada perforó la palma de la mano de Pupchen y se enterró en lo profundo del suelo.

 

[¿Aah? Q-Qu— ¡¿Hyaa?!]

 

Hiro tomó a Pupchen del pelo y aplastó su rostro en el suelo, causando que su nariz sangre.

 

[Dime más de la Sexta Princesa. Si mientes en algo, te dolerá más que ahora.]

 

[Hyiuu, hyiuu, detente.]

 

[Que sea rápido; no tengo tiempo.]

 

[C-Capturé a la Sexta Princesa, pero ya que es la Princesa del Imperio Trantz, tuve que ocuparme de ella.]

 

[Pero no tiene sentido. Oí que el Tercer Príncipe Blutar pidió verla para confirmar su seguridad, pero te rehusaste.]

 

[¡E-Eso es porque las condiciones eran malas! Tenía miedo que se la llevaría. Era importante para mí negociar.]

 

[¿Y dónde está ella?]

 

[Fue llevada por los remanentes de Felzen. No son humanos; son demonios. No sabes lo que le harán a la Sexta Princesa. Es por eso que me rehúse a entregársela, pero no pude resistirme cuando usaron sus extraños poderes.]

 

[¿Extraños poderes…?]

 

[La mujer usa una lanza extraña. Puede congelar cosas alrededor de ella y manipular el clima para a ver que lluevan lanzas.]

 

[Heh, esa es una mujer inusual.]

 

¿Qué es esa mujer, y cómo puede controlar el clima…? La única cosa que recuerda de sus memorias es una sola lanza.

 

Y ya que puede congelar cosas, debe ser el Emperador del Hielo...

 

Pensó que era la Quinta Espada del Emperador Demoniaco, el Demonio Azul, pero era una espada de doble filo, no una lanza. Si es así, debe ser una de los Cinco Emperadores del Espíritu de la Espada, el Emperador del Hielo.

 

No es sorpresa que el Espíritu de la Espada escogería a una persona de otro país ya que los espíritus originalmente son los protectores de los humanos, aunque no pensaba que dejarían el Imperio Grantz.

 

El Imperio Grantz es solo favorecido por el Espíritu del Rey entre los humanos.

 

[Sin embargo, la mujer es una sobreviviente de la Familia Real Felzen.]

 

[De hecho es un portador problemático.]

 

En el pasado, el Emperador del Hielo ha sido un poco extraño, pero tiene sentido que saldría de lo normal para favorecer a una persona del país enemigo… El Emperador del Hielo es la más excéntrica de los Cinco Emperadores del Espíritu de la Espada.

 

[Esa mujer odia a la Familia Imperial Grantz. Si piensas en la seguridad de la Sexta Princesa, mejor ayúdala lo más pronto posible. A diferencia de mí, ella no es amable.]

 

[¿Cómo estaba Liz cuando la entregaste a los remanentes de Felzen?]

 

[Traté de hospitalizarla lo más posible, pero parece que la vida de un prisionero de guerra era dolorosa para la princesa, quien había vivido en lujos. Demando muchas cosas y abuso de mí.]

 

[Ya veo… Entiendo.]

 

[Aah— ¿Hyiaaaa?]

 

[Puedo decir que estás mintiendo.]

 

[¿D-Dónde están tus pruebas? ¡No estoy mintiendo!]

 

[¿Liz vive una vida de lujos? No sabes por lo que ha pasado, así que no hables sin sentidos de ella.]

 

Hiro libero una temerosa voz y retorció el agarre para incrementar el dolor.

 

[Cuando fue escogido como el Emperador de las Llamas, muchas personas se le acercaron para aprovecharse de ella. Pero la abandonaron pronto, y fue dejada con solo dos ayudantes y un lobo.]

 

Ser escogido como uno de los portadores de los Cinco Emperadores del Espíritu de la Espada le ha dado una vida problemática. Si el Emperador de las Llamas no la hubiera escogido, habría vivido una vida feliz como una princesa imperial. Nunca habría entrenado, ido a la guerra, o ser tomada como prisionera.

 

[¿Crees que esos que trabajan duro en secreto no obtienen recompensa?]

 

Nunca ignore sus propios defectos, e incluso sufrió muchos reveses, y nunca huyo de su solitario sufrimiento.

 

Liz siempre está viendo al futuro. Nunca se quejó, nunca dejo de sonreír, y nunca dejo de intentarlo.

 

[No la insultes así.]

 

Hiro sacó la espada de la mano de Pupchen otra vez y señaló la punta de la espada a la nuca.

 

[¿Qué le has hecho a Liz? Si descubro que mientes, aplastaré tu cabeza rápido.]

[¡E-E-Espera!]

 

[Date prisa. Una armada liderada por tu hermano viene acá. No tenemos la fuerza suficiente para lidiar con ellos. Así que si me dices la verdad, no tomaré tu vida. Te tomaré como un prisionero de guerra y te entregaré luego de negociar con Hunthaven-dono.]

 

[¿E-En serio?]

 

[Claro. Es por eso que quiero que respondas con honestidad.]

 

Para asegurarlo, Hiro sonrió y le dio una pequeña palmada a Pupchen en el hombro. Luego Pupchen suspiro profundamente y empezó a hablar de ello.

 

[Para probar el poder de las bendiciones de los Cinco Emperadores, tuve que probar varias cosas. No sé por cuánto reaccionaría, así que empezó al lanzar pequeñas piedras y luego cambiando su tamaño. Al final, como el poder de la bendición se debilito, sus uñas—]

 

[Suficiente…]

 

[¡Pero nunca le toque un pelo! ¡Es la verdad! ¡Lo juro!]

 

[Es suficiente.]

 

[Wa—]

 

Hiro bajo su espada con una fuerza poderosa. La punta de la espada se incrusto en el suelo, cortando la mejilla de Pupchen levemente.

 

[Hi-hi-hiyaaa…]

 

[Ya que has sido tan honesto conmigo, te tomaré como mi prisionero.]

 

Hiro se paró y se alejó de la espalda de Pupchen.

[L-Lo aprecio. ¡Muchas gracias!]

 

Con lágrimas y mocos saliendo de su rostro, Pupchen se aferro a la pierna de Hiro.

 

[No necesito tus asquerosas gracias. Tendré que restringirte por ahora.]

 

¿Bien? Pupchen asintió varias veces mientras pedía por su consentimiento. Los otros soldados, bajo las órdenes de Hiro, empezaron a atar a Pupchen con una cuerda.

 

Entre ellos estaba Hugin. Ella estaba viendo a Pupchen sin esconder su enojo.

 

[Es de mal gusto que alguien como tú aún esté con vida.]

 

Hugin estipulo, y Pupchen levantó el borde de su boca.

 

[¿Puedes atarme un poco más gentil? Y bájale, te digo.]

 

Hiro quien había estado tranquilamente observando el intercambio entre los dos, le dijo a Munin, quien estaba cerca, conseguir un dragón veloz.

 

[Bien, lo traeré de inmediato.]

 

Mientras Munin desaparecía en la multitud de soldados, Ghada llego para reemplazarlo.

 

[Gran parte de la Armada de Dral ha huido. No tenemos que perseguirlos, ¿verdad?]

 

[Sí. Ahora que sabes dónde está Liz, vayamos a Felzen.]

 

[¿Y vas a dejar a ese hombre vivir?]

 

Ghada señaló a Pupchen, quien estaba siendo tratado de sus heridas.

[Sí. Soy un hombre de palabra.]

 

[Ya veo…]

 

Ghada había estado dándole una mirada, pero al final, lucía convencido.

 

[¿Nos apegaremos al plan?]

 

[Sí. Quiero que todos los heridos vayan con el General Bakish.]

 

[Entiendo. Enviaré instrucciones a los comandantes.]

 

Ghada se va.

 

Luego de observar su espalda, Hiro se acerco a Pupchen, quien estaba atado por cuerdas.

 

[Vamos a la Región de Felzen. Me gustaría que me siguieras como prisionero.]

 

[¿Qué? Contacta de una vez a mi hermano. Tengo que preparar una recompensa—]

 

Antes que Pupchen pudiera terminar, Hiro movió su mano para callarlo.

 

[No podemos permitirnos tomar mucho tiempo. Va a ser una marcha forzada.]

 

[Hiro-sama, he traído el dragón veloz.]

 

Munin regresó al costado de Hiro.

 

Tan pronto como el dragón veloz a su par toco a Hiro, restregó su cabeza contra el pecho de Hiro.

 

[Además, Pupchen-dono, por desgracia, tu caballa no está listo.]

 

[E-Entonces negociemos—]

 

Luego de ver la mirada en la cara de Hiro mientras acaricia el cuello del dragón, Pupchen no podía decir palabra.

 

[Sí. Luego que regresemos de la Región de Felzen.]

 

Hiro sonrió con ánimo y recogió una soga que se había caído al suelo. El fin de la cuerda conecta a Pupchen. Ató la cuerda al cuello del dragón.

 

[Ahora, corre lo más rápido que puedas.]

 

[¿Es—?]

 

Se acercó al rígido Pupchen y levemente lo tocó dos veces en el hombro.

 

[Si aún estás vivo, te liberaré.]

 

El rostro de Pupchen se puso azul de la desesperación cuando vio a Hiro sonreír cruelmente.

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