Prólogo
[Allen… No puedo creer que esté
diciendo esto, pero perdiste el examen de Hechicero de la Corte.]
[Oh, ¿así es?]
Y esa era la razón. Ha estado
preguntándome por qué el profesor me había llamado a su oficina a primera hora
de la mañana.
Para ser honesto, no estaba seguro en
cómo reaccionar. Personalmente había tenido una buena corazonada con la porción
escrita de mi examen, y mis respuestas en la entrevista no habían sido
geniales, pero tampoco habían sido terribles. Incluso cuando se trataba de la
magia práctica… No, estaba bastante seguro. No lo había cagado.
Sin embargo, el resultado era una nota
mala. Llego como un fuerte recordatorio que el mundo podía ser duro, pero había
algo mucho más importante en mi mente:
[¿Tienes un trabajo para mí, Profesor?
Me temo admitirlo, pero no he conseguido fondos para volver a casa, y como
sabes, no tengo nada que hacer hasta la graduación de esta primavera viniente.
Ya había reservado un asiento en el tren sur y todo.]
El profesor se pausó antes de
responder. [¿Otra vez? ¿Y quieres volver a tu pueblo natal? Estoy seguro que
puedes encontrar cantidad de trabajos aquí en la capital si pones tu mente en
ello.]
[Eso es lo que había pensado también,
pero parece que hay más impresionantes candidatos allí afuera.]
Luego del examen, he revisado mis
respuestas con cierto alguien que he apodado el “albatros alrededor de mi
cuello”. Todas lucían bien, lo suficiente que estaba seguro que había asegurado
una nota para aprobar. Mi desempeño en la práctica debió haber sido el
problema, después de todo— Ciertamente no era mi punto fuerte.
Supongo que siempre hay alguien mejor
que tú.
[Es una pena.] El profesor dijo. [Tú y
Lydia ambos fueron excelentes estudiantes— sin duda entre los mejores cinco a
los que he enseñado. Y he estado enseñando por un largo tiempo.]
[Muchas gracias. Estoy seguro que ella
pasó, así que espero que continuará apoyándola.]
[Claro que lo haré. Ahora, acerca del
trabajo— pasa que un viejo amigo mío está en el mercado por alguien que le instruya
a su hija. Es un curro corto— solo hasta la primavera—pero la paga es buena.
¿Qué crees? ¿Le darías un intento?]
[¿Un tutor privado?]
Recuerdos amargos de mis largas horas
pasadas enseñando en la Academia Real y luego la Universidad Real llegaron a
mí. Aunque podía no haber muchos estudiantes demandando a esa persona.
Sí, va a estar bien.
[Estaría encantado.] Dije.
[Oh, ¿lo harías? Entonces como dicen,
el ave prematura atrapa al gusano. Llamémoslo de una vez.] El profesor
respondió, llegando al teléfono en su escritorio.
¿Hm? ¿Esta familia tiene un teléfono?
No muchos hogares ordinarios tienen esos. Tengo un mal presentimiento de esto…
[En realidad, Profesor. Creo que—]
[¿Hola? Soy yo. Sí, es para lo que
estoy llamando. Puedo presentarte a uno ahora. ¿Es bueno, preguntas? Sabes que
te he contado de él antes; ¡Es uno de los mejores que he visto en mis treinta
años de enseñar! Sí, ya veo. Entiendo. Muy bien, te enviaré los informes luego
por un familiar.]
Con eso, el profesor bajo el teléfono y
luego me lo lanzó. Reconocí esa mirada en un instante; siempre que sonríe así
es siempre porque significa problemas.
[Amarían tenerte. Le estarás enseñando
a la hija del Duque Howard, Tina, quien espera ser admitida a la Academia Real
esta siguiente primavera. Me he reunido con ella unas veces antes, y estarás
encantado de oír que es la más dulce chica. Oh, y no le diré a Lydia de esto
por ahora. Asumo que lo prefieres de esa forma.]
[Me engañaste…]
[Aha. ¿A lo que te refieras? Uno de mis
estudiantes más sobresalientes está por esconderse en un pueblo y relajarse—
olvidarse de él. Como su consejero académico, es difícil que esperes de mí
apartar la mirada a tal perdida de potencial. Considéralo un regalo de mí para
ti.]
[Qué gracioso. Humildemente lo
rechazo.] Lo dije. Hubo un momento breve de silencio antes que continuara. [No
estoy buscando subir rangos, sabes. Es un milagro que pudiera arreglármelas
para llegar tan lejos. Lydia solo me arrastro junto a ella.]
[Estoy impresionado que puedas
admitirlo tan fácilmente. Es una de tus virtudes, pero también una de tus
fallas. En todo caso, estoy seguro que te encontrarás regresando a la capital
en cuestión de nada. Puedo decirlo.]
Puedes hacer todas las confiadas
declaraciones que gustes, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Ser un tutor privado de la hija de un
duque iba a ser un verdadero desafío— al menos, era mi pensamiento inicial,
pero luego recordé que Lydia también es la hija de un duque. Es decir, las
cosas probablemente serían ocupadas para como es usual.
Mi reino tiene cuatro ducados, cada
quien gobierna un vasto territorio en una de las cuatro direcciones cardinales.
Podemos llamar a esos territorios los Cuatro Grandes Ducados.
Los duques habían logrado grandes cosas
antes cuando el reino fue fundado. Debido a su historia, y porque la primera
generación de cada casa ducal está conectada a la Familia Real por matrimonio,
nos dirigimos a ellos diferente como otros países lo harían. Por ejemplo, toma
al Duque Howard— la cabeza de la Familia Howard que resguarda las tierras norte
de la capital. Se le llamaría comúnmente “Su Gracia” en donde sea, pero nos
dirigimos a él como “Su Majestad”. Sus hijos e hijas se les tipifica “Alteza”
también.
El plan original había estado en tener
a los duques como duques reales, pero habían objetado que era “irreverente”. La
familia real rechazo dar marcha atrás, sin embargo, las casas ducales en
secreto aún eran incluidas en la línea real de sucesión, pero quién sabía que
realmente era cierto. Aún era tan confuso.
Como sea, llegaría a quédame en la
capital. No importa quién era mi estudiante, me ocurriría algo.
[Está bien.] Concedí. [Lo acepto.]
[¿Sí? Vete entonces. Tu destino es el
Ducado de Howard, dudo que necesite recordártelo, pero es un poco más frío allí
a esta época del año de lo que sueles tener aquí en el capital. Cuídate.]
[Sí, profesor. Ahora sí pudiera
prestarme dinero para el boleto del tren…]
[Toma tu boleto. El tren parte esta
tarde. Te reservé un asiento en primera clase.] El profesor dijo. Luego se
pausó por un rato y añadió. [Sé que ganas más de lo suficiente para cubrir tu
propio viaje. Además de tu renta, pagas la matrícula de tu hermanita y su
alimentación, y luego envías casi todo lo demás a tu familia en casa. ¿No Lydia
siempre te está reprendiendo por eso? Suficiente es suficiente, digo— empieza a
cuidar de ti mismo por un tiempo. Toma, tengo este almuerzo de despedida
preparado para ti. Solo lo ordeno de este restaurante en ocasiones especiales;
es todo un trato.]
Tuve que detenerme por un momento para
tomarlo todo. [De verdad me engañaste, ¿verdad?]
El profesor río. [Tengo que enviar a
mis preciados estudiantes al mundo tarde o temprano. Estoy especialmente
emocionado de oír lo que tendrás que decir luego. La vida, Allen, es una serie
de sorpresas.]
Realmente parece que está disfrutando
esto. Oh bueno, necesito guardar algo de dinero antes que pueda ocultarme—
Digo, ir a casa— en mi pueblito. Mejor paso los tres siguientes meses dándole
al curro.
A pesar de lo que el profesor había
dicho, decidí dejar una carta para Lydia, quien ahora estaba visitando a su
familia. Tenía miedo de pensar cómo podía tomar las noticias; necesitaba dejar
alguna evidencia que al menos había hecho el esfuerzo de decirle.
Lydia estará por el sur ahora. Debe ser
bueno y cálido allí, pensé. Me pregunto cómo Su Majestad— mi futura estudiante—
es. Espero que sea bien portada. Incluso si es un poco de miedo enseñarle, no
puede ser tan mala como Lydia. Supongo que solo queda su personalidad por
preocuparme.
Viendo atrás, quería decirle a mi
antiguo yo despertar. ¿Cómo pude haber sido optimista acerca de un trabajo
arreglado para mí por ese profesor? Aunque, era una lección que solo
experiencia puede darte.
Tenía un centenar de días para meter a
un niño que ni siquiera podía hacer magia elemental a la Academia Real y estar
en la cima de su clase.
Gracias por su aporte
ResponderEliminar