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Ágata Negra de la Muerte

 

Feodor se preguntó si, como un ladrón, era más prudente llegar en la noche.

 

Sin embargo, la seguridad en el Almacén Confidencial Cero era constante por el día y noche. Porque era subterráneo, la luz del sol no se lo impediría, y que en cambio significaba que escoger entre el día y la noche no tenía sentido.

 

Era por eso que, al medio día iluminado por el deslumbrante sol, Feodor una vez más retó al Barril de Pepinillos enterrado en las profundidades de la base de la Guardia Alada.

 

________________________________________

 

Siendo este el segundo intento de Feodor, estaba acostumbrado a eso ahora… o no. Al momento que entró al cuarto y cerró la puerta, se derrumbó mientras toda la adrenalina salía de su cuerpo.

 

El cuarto, el cual normalmente no tenía ningún visitante, estaba como lo había estado la noche antes— oscuro, polvoriento y lleno con cajas de objetos peligrosos. Teniendo la luz al mínimo, Feodor dejo que sus ojos se ajustaran a la pálida oscuridad, retrocediendo los pasos que había dado.

 

Finalmente, sus extendidos dedos tocaron la superficie de la caja conteniendo la Ágata Negra de la Muerte.

 

Ahora bien…

 

Paso el proceso en su cabeza otra vez. La caja de madera en sí no lucía robusta. No era frágil, pero lucía extraño que algo tan peligroso como una Bestia sería almacenado allí. Eso significaba que era probablemente para otro contenedor sellado estar dentro de la caja de madera. ¿Hierro? ¿Algún otro material? En todo caso, algo extraño y seguro.

 

Consecuentemente, la primera cosa que Feodor hizo fue abrir un pequeño hoyo en el costado de la caja en un precioso espacio. Asomó un cristal de luz por el hoyo para ver el tamaño y la forma del contenido. Si era algo que pudiera remover del costado, entonces habría abierto el hoyo y—

¿Hm?

 

Había algo como un vacío cerca del tope de la caja. Una pequeña ventana cerca de dos palmas de tamaño, apenas visible a la leve luz.

 

¿Una ventana? Extraño…

 

¿Por qué era necesario para una caja almacenar material peligroso? Si apropósito haces una ventana, era como decir que hay algo visible por la ventana que necesita ser revisado.

 

Le dio una mala premonición, pero por ahora era conveniente. Feodor lentamente abrió la pequeña ventana, sus tensos ojos con nervios revisan por alguna posible trampa, y miró el contenido.

 

Contacto visual.

 

[¡¿Kh—?!]

 

Feodor de alguna manera suprimió la urgencia de gritar y puso sus manos en su boca. Mareo y nauseas le atacaron, y casi se desmayaba en el lugar.

 

¿Qué… carajos…? No entiendo…

 

Lo que había esperado que la caja contenga era el regalo de partida más silenciado del Gran Sabio. Dicho eso, el cadáver del Shiantor, el Lamento de la Primera Bestia, la cual había sido asesinada en la batalla de Collinadiluche hace cinco años.

 

Feodor no sabía qué apariencia la Primera Bestia tenía, pero había hecho su trabajo con las otras bestias, agotando toda la documentación de ellas de la investigación de Elpis y los propios registros de la Guardia Alada. La Segunda Bestia, Aurora. La Tercera Bestia, Dependence. La Cuarta Bestia, Legiteimitat. La Quinta Bestia, Materno. La Sexta Bestia, Teimerre. La Decima Bestia, Croyance. Feodor sintió confianza que al menos conocía algo acerca de casi todas las Bestias registradas en la historia.

 

Debido a eso, había desarrollado sin saber una cierta preconcepción. Había pensado que las otras bestias no documentadas eran grotescas criaturas, justo como las conocidas.

 

Y aunque—

 

El contenido de la caja yace allí delante de sus ojos—

 

Era algo muy lejano a la idea de una Bestia.

 

En efecto, algo como esto siendo una Bestia era extremadamente difícil de aceptar. Fue por eso—

 

[¿Lo viste?]

 

Feodor agitó su cabeza. La puerta había sido abierta, y alguien había entrado. Escalofríos pasaron por su espalda. No había ni sentido nada. ¿Por qué?

 

Mientras pregunta tras pregunta se apilaban sin respuestas, Feodor cayó en la confusión.

 

[Ah—]

 

La redonda silueta sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo colocó en su boca. Golpeando un lugar contra el muro, lo encendió.

 

[Tengo que admitirlo, me siento conflictivo. Quiero alabar la habilidad y coraje que tuviste para entrar en esta área, y el hecho que uno de mis propios hombres haya podido llevarlo a cabo me enorgullece, pero…]

 

Leve humo de tabaco se alza por el aire, mezclado con su calmada y relajada voz. Por alguna lunática razón, Feodor se preguntó si estaba bien tener una llama encendida en el cuarto.

 

[No puedo pasar por alto las cosas que estás haciendo, ni las que planeas hacer.]

 

[Comandante…] La seca voz de Feodor se rajó. ¿Por qué… por qué está aquí?

 

[¿Por qué? Porque estás aquí, Cuarto Oficial Feodor Jessman.]

 

[No es a lo que me refiero.]

 

[Pero es a lo que me refiero.]

 

El Primer Oficial dio un paso. Feodor se hizo atrás.

 

[Tuve a alguien persiguiéndote esta mañana, pero perdimos tu rastro bastante rápido. No creí que te dejarías coger tan fácilmente, así que te puse una trampa… nunca pensé que serías lo suficientemente imprudente para meterte el mismo día.]

 

Así que esa fue la presencia que había sentido en la mañana por la ciudad. Feodor se estremeció, pensando en cómo había estado a un paso de llevarlos directo a la tienda de Giggir.

 

[¿C-Cometí algún error?] En el frenesí, su mente sacó todas las cosas que había dicho y hecho. Aunque no recordó nada que luciera como un error. Ninguna explicación para cómo el Primer Oficial había terminado aquí.

 

[Bueno sí. Lo hiciste. Un error fatal, bastante impropio de ti.] Bajo su genial tono, la voz del Primer Oficial llevaba decepción. [Es por eso que estoy aquí.]

 

[Pero… no, no—]

 

[¿Recuerdas anoche, cuando oíste ese reporte? ¿Un edificio habiendo sido destruido, y una sospechosa explosión como la causa? No lucías particularmente interesado.]

 

[Oh…] Comprensión apareció.

 

[No estabas sorprendido en nada. Era como que pensabas que era perfectamente normal para los edificios explotar.]

Era sí que fue peculiar. Al fin que, había reportado que había sido incapaz de encontrar el escondite de Lakish. Además, había dicho en su reporte que sospechaba que ella estaba escondiéndose en algún lugar en la ciudad.

 

Y las hadas soldadas podían causar una gran destrucción y explosiones de lo que eran capaces la pólvora y vapor a presión.

 

[Debiste haber sido capaz de conectar una explosión de un origen desconocido a la Soldado Equivalente de Primera Clase Lakish. Pero tu falta de reacción mostró que su locación y seguridad ya habían sido verificadas. ¿Me equivoco?]

 

Fue un básico y rudimentario error que no podía decir nada para refutar. Ni siquiera se había dado cuenta que fue un error hasta este momento.

 

[¿Quizás no fui lo suficientemente perceptivo para ver la conexión?]

 

[Si fuera alguien más, por desgracia pudo haber sido posible. Pero, Cuarto Oficial Feodor Jessman, es posible porque lo pasaste de vista.]

 

El Armado río con tristeza. [Sabes, te observé cuando te volviste un oficial a tal temprana edad. Pensé que fácilmente podías subir en el futuro. Eres una promesa entrante a la 5ª División. Si la Guardia Alada— si este mundo— aun existía para el momento que me retirara, probablemente te habría dejado mi posición.]

 

[Comandante…]

 

[Pasé mucho tiempo soñando ese futuro.]

 

Feodor se perdió en las palabras. Sintió calor en la base de sus ojos. Por una razón no relacionada a la oscuridad rodeándolos, su visión se nublo.

 

[No… tengo excusa.]

 

Solo se las arregló para forzar con eso su garganta.

 

[¿Excusas? ¿Para qué?]

 

[He traicionado tu confianza.]

 

[Oh, no hay necesidad de sentirlo por eso. Nunca me engañaste para empezar.]

 

[¿Qué?]

 

[Desde el inicio, en serio estabas considerando el futuro de Regul Aire y tratando de enmendar los errores de tu hermano. Es por eso que te uniste a la Guardia Alada y terminaste traicionándola. Nunca te traicionaste, y no tienes nada de lo que avergonzarte.]

 

El Armado agitó su cabeza con arrepentimiento. [Aunque… el hecho que tu historia termine aquí es en efecto lamentable.]

 

[¡Ah—!]

 

Sin ser capaz de pensar algo para decir, Feodor se inclinó.

 

El Almacén Confidencial solo tiene una entrada. ¡Mientras el Comandante la esté bloqueando, no seré capaz de escapar sin noquearlo, o hacerle a un lado! El sólido Armado pesado lucía como un gigante muro frente a él. ¡Pero aún debería ser capaz de atraparlo!

 

Un soldado experimentado siempre estaba observando cosas como el centro de gravedad de su oponente, mirada, y trabajo de pies para predecir sus siguientes movimientos. Es por eso que la mezcla radica en la formación que verían y lanzarían sus movimientos. Ese tipo de pelea, la cual se aprovecha de la percepción del enemigo para darle la vuelta, era donde los Imps— o quizás solo Feodor como un individuo— tenía una superioridad indudable.

 

Feodor bajó su postura e hizo como si fuera a pasar en el pie izquierdo del Primer Oficial. En realidad, era una finta, y saltaría sobre el hombro derecho del Armado— pero también era un engaño. Haría que el Armado dudara de su izquierda y derecha, ya que la verdadera intención de Feodor era pasar por él con un ataque de frente. Las diferencias en sus físicos no podían ser subestimadas, pero mientras aprovechara la oportunidad cuando su oponente no lo estuviera esperando, entonces podría romper su postura y—

 

Un impacto.

 

El aire en los pulmones de Feodor escapó de él en un violento escape, mezclado con saliva y vomito. Todo su cuerpo se dobló, y su visión se deslumbro de blanco puro.

 

No sabía lo que había pasado. Confuso a como estaba, solo podía comprender el resultado: derrotado.

 

[Estoy sorprendido que nunca hayas reconocido tu propio hábito inoportuno.]

 

La única cosa que podía oír claramente era ese triste y de alguna manera solitario susurro en su oído.

 

[Pude gustarte los trucos, pero cuando la barra está en alto, siempre te decides en un ataque frontal. Cuando entendí eso, cosas como fintas apenas importan.]

 

Feodor por fin se dio cuenta que había sido golpeado en seco, precisamente sobre su corazón. Su respirar se había detenido, su sangre fluyo desorganizada, y ahora incluso su consciencia estaba separándose de él.

 

[Tu sueño… termina aquí.]

 

El Armado dejo caer otro pedazo golpe, esta vez directamente sobre la cabeza de Feodor, y todo se volvió negro.

 

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