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Capítulo 5 – Gatito Perdido

 

En otro lugar de esta oscura noche, una pequeña sombra cubierta en una bata corría por los callejones traseros, salpicando en los charcos del agua de lluvia.

 

Cansancio e impaciencia habían desestabilizado el ritmo de la figura. Con zapatos llenos de humedad, era inevitable que la figura de resbalaría. Incapaz de recuperar el balance, la sombra se tumbó, rodó, y deslizo por el sucio camino antes de colisionar con una gran pila de basura. Viejos periódicos empapados y vacíos botes oxidados fueron enviados a volar.

 

Las pisadas se estaban acercando. La sombra se levanto de la montaña de basura. Mirando al costado rápidamente, trato de correr por un callejón estrecho— luego cayó, el dolor se agudizo en un tobillo. No habría que correr más allá de eso.

 

Un decrepito bote para basura había caído justo al costado. La figura se arrastró sin dudar. El bote no era tan grande, pero el bote empujo su cuerpo dentro y cerró la tapa desde dentro.

 

Envuelto en oscuridad, eliminó su presencia mientras los sonidos de las lentas pisadas se acercan. La figura vestida con una túnica sostuvo con fuerza su cuerpo tembloroso.

 

Las pisadas se detuvieron. Su corazón se sintió que estaba igual. Lo que sea que estuviera afuera se quedo en el mismo lugar, como si buscara por algo.

 

La figura no detuvo su cuerpo del temblor. Incluso si trató de restringirse con sus manos, esas manos estaban temblando aún más violentamente.

 

Las pisadas otra vez empezaron a acercarse más. Se detuvieron a la par del basurero.

 

Aahh…

 

La sombra sabía que era todo. En resignación, tomó un pequeño cuchillo de debajo de su túnica. Si correr no era una opción ya, necesitaría pelear. No importa cuán desesperada la situación pueda ser, rendirse no era opción. Al fin que, desde el inicio había sabido que un final feliz no era posible. Siendo el caso, al menos quería pelear hasta el último respiro.

Hubo un gran estallido mientras una mano abre la tapa del basurero, acabando la encerrada oscuridad con luz. La oscura sombra apretó su agarre en el mango del cuchillo.

 

[¡Así que eres tú, Ritie!]

 

[¿Huh…?]

 

La extraña e inesperada voz hizo que todo el cuerpo— la chica— de la sombra se congelará. Una dulce mujer estaba viéndola, sonriendo con dicha.

 

Ella estaba completamente atónita. Ha sido tanto desde la última vez que me llamaron así.

 

Su nombre, para ser preciso, era Marguerite. Normalmente, prefería ser Margo. La última vez que le han llamado Ritie fue… ¿probablemente cuando había caminado entre las personas de la 4ª Isla Flotante? No era necesario decir que el apodo no era usualmente usado en otras islas.

 

Por fuera de eso, tanto como podía recordar hubo una sola persona que la llamaba por ese nombre.

 

[¿Señorita… Odette…?] Margo Medicis murmuro el nombre de la mujer.

 

[Oh, gracias a Dios me recordaste. ¡Estoy tan alegre!]

 

La mujer lanzó su mano al basurero y tomó el cuerpo de Margo, sosteniéndola en el aire como un gato abandonado. Trozos de papel y escombros crujieron y caían mientras se retorcían.

 

[Desde que oí que estabas viva, he estado buscándote por un largo tiempo.]   

 

[No… jodas… Estás… mintiendo.]

 

Había creído que estaba completamente sola. Pensó que había perdido todo lo que la conectaba a ese infernal día en el que la Federación Mercantil Elpis colapsó. Pensar que el día llegaría cuando se encontraría con alguien que recordaba su nombre.

 

[Parece como que estabas asustada. Lo siento mucho por llegar tarde.]

 

Su gentil voz la rompió. Todo lo que Margo había estado aguantando hasta ahora estalló de una vez.

 

[Ode— Señorita Odette, yo… yo…]

 

[Estás bien ahora.]

 

No importa que había estado cubierta en basura o tenía una pierna lastimada. Todas esas cosas se desvanecieron.

 

Las emociones que había acumulado por los pasados cinco años se habían endurecido en un gran y resistente bloque, así que las palabras no podían expresar como se sintió. En lugar, Margo solo abrazó a la mujer, llorando y sollozando, sus lágrimas y mocos y quién sabe qué más esparciéndose.

 

* * ** *

 

El nombre de la mujer era Odeete Gundakar.

 

Pero había cambiado su apellido cuando se casó. Había nacido en los Jessman, un distinguido clan de la vieja Federación Mercantil Elpis.

 

Odette era la hermana mayor de sangre de su prometido Feodor Jessman. Es decir, la futura cuñada de Margo.

 

Ella lloró y lloró hasta que estaba cansada de llorar y por fin se calmó. Mientras empezaban a caminar por el callejón, sosteniendo sus manos, Margo empezó a hablar poco a poco.

 

[Señorita Odette… yo estaba… en el pasado… temerosa de usted.]

 

[¿Oh?]

 

[Sí. No pude entenderte. Pero estaba mal. Si solo hubiéramos hablando como se debía, habría… descubierto que eres buena. Y…]

 

Levantó su rostro, viendo directo a Odette. [Estoy tan feliz… que estés viva. Gracias.]

 

[De nada…] Odette no busco sus ojos y continúo mirando en dirección de una naranja puesta de sol. Era como si estuviera avergonzada.

 

[Hm… ¿O es… aquello? El poder de los ojos de un Imp hace que cualquiera sea tu amigo.]

 

[Oh… No, no es como eso.]

 

[Sí… yo… perdón por la pregunta.]

 

Odette sacudió su cabeza. [No solo no necesito usar eso contigo, Ritie, es difícil usarlo y hay grandes riesgos que vienen con ello, así que solo lo uso si necesita ser usado. Además, si no mato a la persona a la que he encantado lo más pronto posible, puede ser una amenaza.]

 

[¿Huh? Matar, ¿dijiste?]

 

[O-Oh no, lo siento, por favor olvida eso. Tonta yo, ¿qué estoy diciendo?] Odette río, agitando su mano. [Oh, pero ¿Ritie?]

 

[Sí.]

 

[Si. Y estoy diciendo si…]

 

[Sí.]

[Si, además de mí, Feodor también hubiera sobrevivido, ¿te gustaría… verlo?]

 

Los pies de Margo se detuvieron. Odette se detuvo a su par. Paso más de un minuto pensando en ello.

 

[No puedo.] Fue su eventual llana respuesta. [He hecho tantas cosas malas. Encontrarme con Feodor es… ya no tengo el derecho. Si nos encontramos, me odiará. Yo… nunca, de los nunca, quiero ser odiada por él.]

 

[Ya veo.] Odette asintió y no dijo nada más.

 

* * ** *

 

Esa noche, en el cuarto de hotel de Odette, Margo había caído en un profundo sueño, al mundo de Morfeo. Por los pasados cinco años, nunca había sido capaz de dormir con la paz mental de tener una persona con la que pudiera confiar a su lado.

 

Los dedos de Odete gentilmente acariciaron una blanca mejilla.

 

[Así que soy amable, ¿no?]

 

Como si se burlara de la durmiente chica, ella retorció sus labios.

 

[Qué chica tan tonta. Como si la amabilidad de un mentiroso Imp pusiera ser real.]


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