Prólogo
[Huh. Te ves como un perdedor, pero
supongo que no estás del todo perdido.] La chica a mi par se mofo mientras el polvo
llenaba el aire del campo de prácticas de la Academia Real. Era casi de mi
altura y delgada, de cabello corto escarlata e intimidantes rasgos refinados.
Su ropaje rojo y blanco obviamente eran de buena calidad, y su espada, la cual estaba
erguida, probablemente también era una obra maestra. Lo más impactante en ella
eran sus ojos, los cuales ardían con curiosidad respecto a mí, lo cual ella no
podía suprimir.
¿Realmente es el momento y lugar? Quería preguntar. Estamos en medio
de un examen que podría determinar el resto de nuestras vidas.
[Holis chica.] Me di a responder. [Oh,
pero quizás debería ser más formal, ¿Su Alteza, Lydia Leinster-sama?]
[Si quieres pelea, te daré una.] Ella
volvió en sí. Un instante después, el frío metal estaba contra mi cuello; su
espada se había movido muy rápido como para que mis ojos la siguieran. Si
hubiera sido seria, mi cabeza ya estaría rodando.
Su Alteza no quiere hacerme daño. Estoy
seguro que solo es un juego para ella. Aunque, supongo que es del tipo de hacer
primero y luego pensar. Qué aterrador…
Levante mis manos en rendición. [Es
solo una broma.]
[No fue divertido. ¿Qué tal si te rebano?]
Sus palaras fueron duras, pero parecía estar disfrutándolo aún más mientras
retiraba su espada— como una bestia que había encontrado un nuevo juguete.
No soy tu oponente, ¿recuerdas?
El examen práctico normalmente consiste
del uno a uno contra un profesor o un examinador, pero el mío era un dos contra
uno. Eso solo era una increíble excepción, pero también tenía a esta peligrosa
mujer como compañera y nuestro oponente era…
Expulse un suspiro, y la chica parada a
mi par de inmediato frunció sus ojos. [Te acabas de burlar de mí, ¿verdad?]
Preguntó.
[Santo Dios. Ahora, ¿no crees que
deberíamos hacer algo con él primero?] Pregunté, señalando a la sección de la
arena que aún está hundida en polvo. Había una masiva grieta en el campo y
parte del muro que circulaba la arena de pruebas había colapsado. Era una
inusual cantidad de daño considerando que la estructura estaba protegida por
una barrera de capas defensivas.
Lo que era aún más inusual es que lo
cortara como mantequilla…
[Bueno, está bien.] Había un poco de
insatisfacción en su voz, pero reposo su espada en su hombro sin más. [Te
concederé una tregua temporal. Sé agradecido por mi amabilidad.]
[Gracias. No puedo contener mis
lágrimas de gozo por tu generosa consideración.]
[Lo sabía. Te estás burlando—]
Su indignación fue detenida por un
tremendo rugido mientras escombros se esparcían en todas partes. La fuente, un
hombre de bata blanca sosteniendo un bastón empezó a levitarse en el aire. Sus
largas orejas y buenos rasgos indicaban que es un elfo. Sus expresiones eran
rígidas y— ¿mis ojos me la estaban jugando? – se veía que estaba a punto de
llorar.
Sí, sé cómo te sientes. ¿Quién
esperaría ir contra un terror como ella durante los exámenes de entrada? Digo,
cortar hechizos avanzados y barreras mágicas así— Whoa.
Retrocedí medio paso, evadiendo un
corte dirigido a mi cabeza, aunque unos cuantos cabellos de mi flequillo aún
pagaron el precio. El repentino golpe fue rápidamente seguido por un ataque
mientras mi atacante descargaba su disgusto en mi como un niño haciendo
berrinche.
[¡Me estuviste insultando en tu
cabeza!] Ella echó rabia.
[¡No puedes solo decirlo porque sí!]
[¡C-Cálmate! ¡Solo estaba pensando cuán
encantadora eres!]
Ella se pauso por un momento. [¿Yo?
¿Encantadora? Si vas a sacar estupideces—]
[Es en serio. Aunque serías más mi tipo
si te dejaras crecer el cabello… Oh, suficiente de cubrir tu espalda.]
Ella se paró otra vez, excepto que esta
vez… [Sabes, creo que te cortaré después de todo.]
[¡Lo digo como un cumplido! Además,
preferiría quedar en una sola pieza; por algo quiero entrar en la academia.]
[¡Vamos a acabar con esto! Luego
podemos tener una charla larga y tendida.] Ella dijo. [Oh, y solo llámame
Lydia. Si añades el “sama” o “Su Alteza”, serán las últimas palabras que dirás.
¿Cuál es tu nombre?]
[Mi nombre es…]
✽✽✽✽✽
Ese sueño me trajo recuerdos. ¿Han sido
4 años ya?
Estaba recostado en una suave almohada
mientras una cálida mano acariciaba mi cabeza. Era un asombroso sentimiento.
Había estado ocupado con esto y aquello últimamente, y parecía que había estado
más cansado de lo que sabía. Luego, lentamente abrí mis ojos, reconocí el techo
y el sentir del sofá.
Ahora, ¿qué pasó hoy?
Mi caprichosa noble joven me había
llamado a la Casa Leinster y luego me pidió demandas imposibles cuando llegué,
como es usual. Pensar que había asumido que la ceremonia de graduación
universitaria sería el fin de mi sufrimiento…
[Nada mal. Inténtalo la próxima vez.]
[¡Eso te luce encantador, Onii-san!]
Las voces aún resuenan en mis oídos.
Nunca más me vestiré como un mayordomo.
¿Me escucharon? ¡Nunca! He tenido suficiente de estos uniformes en mi vida.
Una vez mis deberes como muñeca
cambiable terminaron, me había recostado en el sofá en mi cuarto para un breve
descanso y…
Una hermosa joven con largo cabello
escarlata se recostaba a mi par y me miraba. Estaba vestida en su ropa casual
más que sus usuales atuendos de lucha y estaba sosteniendo un jarrón con una fotografía
de un ave roja en ella. Me eche atrás por instinto. Su niñería se había ido,
reemplazada por una belleza más madura, pero la mirada de sincero gozo en sus
ojos era la misma que había tenido ese día.
[Oh, estás despierto.] Ella dijo.
[Estaba esperando sacarte si aún estabas recostado por el anochecer. Que
desconsiderado de tu parte estropear mi diversión.]
[Tuve un sueño. Recuerdos la primera
vez que nos conocimos y…] Me detuve mientras de pronto comprendía lo que acababa
de decir.
[Sacarme no habría sido algo bueno. ¿No
puedes mostrarme un poco de amabilidad? Siempre hago todo lo que pides.]
[No, no lo recuerdo. Y has estado
obligado a hacer lo que yo pida desde el momento que naciste. Además, soy la persona
más amable que hay, no importa el tiempo o lugar, ¿recuerdas?]
[Me gustaría que fuera más linda
conmigo, si es posible.]
[¿Oh? ¿Cómo, específicamente?]
La brillante señorita que acababa de
dejar el jarrón en la mesa era Lydia, el albatros pegado a mi cuello. Era la
hija más grande de la Casa Ducal de Leinster, uno de los Cuatro Grandes
Ducados, lo cual la hacía una de las pocas personas en el Reino en ser llamada
“Su Alteza”. El inusual título quizás— un privilegio de las casas ducales—
tenía sus raíces en circunstancias históricas, e incluso había una especulación
que son las casas que quedaban en la línea real de sucesión.
El ancestro de Lydia era suficiente
para hacerla impresionante, pero a la edad de 17 años, también era la “Dama de
la Espada”, uno de las mejores espadachinas en el Reino; un hechicero que había
dominado el hechizo supremo de fuego Firebird; un genio que había adelantado
años tanto en la Academia Real y la Universidad Real y se graduó como la mejor
de su clase; una belleza deslumbrante, al menos hasta que abría su boca. En
resumen, era una jovencita noble sin fallas… Con la excepción de su
personalidad.
Sus delgados dedos continuaban jugando
con su cabello, haciéndome cosquillas.
[Puedo preguntar— ¿realmente consideras
mis sugerencias?] Dije.
[Me estoy sintiendo particularmente
generosa, así que te dejaré escoger entre cortado o quemado.]
[Fui demasiado tonto por tener
esperanzas. ¿Qué hora es?] Trate de decir, pero su pequeña mano cayó sobre uno
de mis hombros.
Oh vaya. Tengo un mal presentimiento de
esto.
[No te levantes aún. La cena estará
lista pronto.]
[Pero estaba planeando en ir a casa. Tengo
que prepararme para mañana.]
[Quédate.]
[Lydia… de casualidad, ¿sigues enojada?]
Ella dejo mi pregunta en el aire por un
momento antes de responder.
[¿Disculpa? Claro que no. Eres muy
confiado.] A pesar de sus palabras. Podía sentir cuán mal humorada estaba.
Parecía que siquiera estar acompañándola todo el día había sido suficiente para
curar su disgusto.
Extendí una mano y toqué su sedoso
cabello. [Perdón. Realmente habría amado ser capaz de asistir a tu investidura
de Hechicero de la Corte de mañana.]
[Ya te lo dije. No me molesta. No estoy
en lo mínimo molesta que asistirás a la invitación del Duque Howard de la
ceremonia de entrada de la Academia Real, mientras yo no podré ver a mi
hermanita allí.]
Luego de una breve pausa, añadió. [Y en
serio, en serio no me molesta que enlazarás tu maná con otra chica.]
No había nada que pudiera decir a eso.
Sonaba como que el disgusto de Lydia se hizo más profundo, y era difícil
argumentar con ella cuando sus raíces estaban incrustadas en mis defectos.
Había aspirado a convertirme en un Hechicero de la Corte junto a ella, pero
termine fallando el examen. Y entonces, tres meses atrás, se me había concedido
mi actual puesto como tutor privado de Tina, la segunda hija de la Casa de
Howard, uno de los Cuatro Grandes Ducados, y de Tina, la heredera a la Familia
Walker, uno de los apoyos de los Howards. Originalmente, se suponía que mi
trabajo durara al menos hasta que las chicas ganaran sus admisiones a la
Academia Real, pero aún estaba en marcha por una variedad de razones.
“Enlazar maná” era una inusual
habilidad mía. Solo había compartido su existencia con esos con los que
realmente era cercano, y en realidad lo había usado con la actual Dama de la
Espada, mi hermanita, y mi estudiante Tina, con quien había enlazado mi maná no
hace mucho. Por fin había logrado mantener mi enlace con Tina como un secreto…
pero Lydia ya lo había descubierto tres días luego de nuestra reunión. Era la
mejor para eso.
Nunca espere encontrarme metido en una
experiencia similar al después de la vida sin haber muerto.
Lydia al parecer estaba menos
entusiasta respecto a mi continuación como un tutor privado. ¿No has hecho
suficiente? Ella me pregunto. Personalmente había tenido la misma opinión,
pero… recordé los eventos en el jardín de los Howards.
Me llevaré ese secreto a la tumba, me
gustaría seguir con mi vida, por algo.
[Es una lástima que no seré capaz de
verte vestido en el palacio.] Dije mientras me sentaba— con éxito esta vez— y
calmaba a la noble.
[Iré con mi ropa normal mañana.] Ella
me dijo luego de una pausa. [No es que haya un código de vestimenta. ¡Como sea,
solo estaba pensando que ser vista por ese estúpido príncipe y tener que
respirar el mismo aire que él me hace que me duela el estómago!]
[No es que entienda todo. Aunque, que perdida
de belleza.]
[¿Te refieres a mí o al vestido?]
[Al vestido, claro.]
[Muere.] Ella dijo con una sonrisa,
tratando de jalarme con su mano. Me las arregle para detener el ataque solo
antes de ser bisecado.
[¡L-Lydia! ¡Te lo estoy diciendo, es
peligroso!]
[¡Eres una falla como sirviente! Como
castigo…] Ella estiró sus brazos a mí y gruñó un poco.
[No.] Dije sin más, pero respondió con
un gruñido más fuerte y luego me miro en silencio por un rato que sentí como
una vida.
[Oh bien. No tienes remedio.]
Pase a abrazarla, solo para ser
interrumpido por el toque de la puerta.
[Lydia-sama, Allen-san.] Reconocí la
voz de la maid; debía ser la hora de la cena.
[Qué mal momento…] Lydia dijo.
[Me pregunto cuando me equivoque al
criarte…]
[Tanto como me concierne, no me
criaste. Si es algo, yo te críe.] Lydia dijo de vuelta, sonando muy feliz ya
que había estado resentida. No podía evitar preguntarme dónde la tonta chica de
hace un momento se había ido.
Fue solo un acto… Nunca puedo dejar de ser
muy cuidadoso con ella.
[Vamos. En marcha.] Lydia se paró y
empezó a jalar mi mano derecha con las suyas. [¡Quédate esta noche y vuelve
luego de la ceremonia de entrada de mañana!]
[Eso realmente no…] Estaba por objetar,
pero me di cuenta que sería más seguro dar una explicación. [Prometí reunirme
con mi hermana para el almuerzo.]
[Entonces reúnete conmigo luego de eso.
Ya he enviado a un mensajero con los Howards. Necesitas estar en vestimenta
formal mañana, ¿recuerdas? Tendrás que vestirte aquí. Me estás haciendo ir sola
a la investidura de Hechicero Real, así que al menos haz algunos puntos.]
¿Realmente son puntos? Se siente más
como que estoy siendo extorsionado… Pensé,
pero la señorita me estaba viendo con una rara intranquilidad. Esto no es
justo; ¿cómo se supone que diga que no a esa cara?
[Bien.] Me preocupe. [Tomaré palabra a
tu generosa oferta.]
Ella me guiño, claramente echada para
atrás. [D-Debiste haber dicho eso en primer lugar, idiota.]
[Tee hee hee. Solo un “sí”,
¿recuerdas?]
Me estremecí al pensar en qué pasará
cuando se despierte… ¿cómo voy a salir de aquí en la mañana?
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