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Capítulo 2

 

[Lo siento. Sé que hoy estaba la ceremonia de entrada de Academia Real.]

 

Cuando llegué a la entrada del campo de maniobras de la guardia real, escoltado por un guardia del palacio, encontré a Lydia y al hermano mayor de Lynne, el futuro Duque Leinster, esperándome. Su Alteza, el Señor Richard Leinster era la imagen de un caballero— alto y apuesto, con una cabeza de cabello rojo rizado. También estaba engalanado en su magnífico uniforme de caballero; debió haber estado participando en la ceremonia. No podía evitar estar impresionado por su apariencia al momento que puse mis ojos en él.

 

Oh no. Siento que me acaba de vencer en algo.

 

Al fin que, también era el enemigo de cualquier hombre con mala suerte en el amor. Una vez me había dicho casualmente, [Soy muy del gusto con las damiselas en la guardia, ¿sabes? No es fácil tener que rechazarlas y despedirlas en lágrimas cada vez.]

 

Está bien, lo admitiré; ¡No tuve suerte en el amor en la Academia Real, o en la universidad tampoco!

 

Qué deprimente admisión. Por supuesto, debido a cierta persona que me había arrastrado con ella cuando se había saltado años escolares, no tenía muchos amigos de mi edad, y mi plato había estado más que lleno con una fila de difíciles problemas por los pasados cuatro años. Las únicas amigas que logre hacer todas se habían distanciado en algún punto u otro, y ya que estaba confiando en mis kohais en la universidad no les desagradaba, siempre se estaban burlando de mí. Pero siempre divago.

 

Lord Richard era uno de los dos vicecomandantes de los caballeros de la guardia real y estaba calificado en segundo lugar en la organización. Sus gloriosos logros en los pasados años incluían subyugar masivas bandas de bandidos y monstruos. El capaz hombre estaba por sus 25 años de edad, como yo, una víctima— ambos tendíamos a ser llevados al peligro y terminamos teniendo la bronca.

 

Víctimas de quién, ¿preguntas? Imagino que puedes deducirlo por tu cuenta.

 

[Ha sido un tiempo, Su Alteza.] Salude a Richard sin más, consciente de los otros caballeros cercanos.

 

[Dame un respiro, Allen.] Él me dijo. [Nos conocemos tan bien para estar en la ceremonia, y todos son veteranos en los que confió. Puedes relajarte.]

 

[Gracias, Richard. Me encantaría ponerme al día contigo, pero no parece que tengamos el tiempo para eso.]

 

[Tienes la razón.] Admitió luego de una pausa. No podía decir si la mirada en sus ojos era resignación o esperanza— como es, estaba cansado. Parecía comprender el cruel destino que yace para él.

 

Había estado recibiendo vistazos de lo que había estado pasando detrás de él por algún tiempo, y podía oír el choque de espadas y el rugido de hechizos activándose. Reuní el coraje necesario para darle una mirada, dirigí mis ojos a lo que estaba pasando en el campo de maniobras… y rugió.

 

¿Qué es lo que cree que es, un campo de ejecución? ¿No se da cuenta que estamos en medio de la capital real?

 

Aparté la mirada. Estoy convencido que, algunas veces, la evasión es lo mejor para una persona.

 

[Parece que nos quedamos sin tiempo.] Dije. [Está furiosa. ¿Cuál es el plan?]

 

[No tenemos mucho tiempo hasta que todos sean eliminados. Y una vez lo estén, soy el siguiente.] Richard explicó. [¡Asumo que mi madre sabe de esto también, y significa que mi vida cuelga de un hilo! Oh, vaya que maldigo mi asquerosa fortuna. Allen, quiero tu empatía y conforte. ¡Por favor sácame de esta!]

 

[Simpatizo con tu posición, y puedo ofrecerte mi conforte.] Le dije. [Pero Richard…]

 

[¿Sí?]

 

[Desearía que dejaras de usarme como un escudo humano.]

 

Richard se estaba acobardando detrás de mí; sabía que Lydia tiene buenos ojos. Desearía que se enfrentara a ella por sí solo.

 

[Allen, soy solo un caballero de guardia.] Él dijo. [No puedes esperar que la enfrente de cara cuando está enojada. ¡No tengo ganas de meterme a voluntad al purgatorio!]

 

[Pero ¿no te importa enviarme a mí?] Pregunté.

 

[Estoy seguro que estarás bien.] Él dijo. [Puedes perder un poco de sangre, pero algunos sacrificios tienen que tomarse.]

 

[Pudiste haberlo dicho de una manera diferente.]

 

El número de personas haciendo cola en el campo de maniobras estaba disminuyendo más rápido mientras hablábamos; no dudarán por mucho tiempo.

 

Supongo que no tengo de otra, pensé mientras empujaba a Richard delante de mí como un escudo. Que no te moleste resistirte; es mi creencia que las dificultades deberían ser compartidas. Ahora, deja de luchar y ve a morir— ahem, trata de lidiar con eso.

 

[¡A-Alto, Allen! ¡P-Piensa en mi amorosa, amorosa prometida!] Richard rogó.

 

[Lo sé.] Dije. [Es extraño, pero me hace querer llevarte más conmigo. ¡La muerte es lo que un caballero con mujeres enamoradas por él merece! Vivirás, en todo caso; ella sabe cómo contenerse, aunque no tanto.]

 

[¡¿L-Llamas a eso “contenerse”?! ¡L-Las únicas personas que pueden desviar sus ataques son tú y mi madre!]

 

[Lisa está más haya de mí así que no hay comparación. Como sea, es como un gato juguetón; nunca puede herir a alguien que le importe.]

 

Richard se tomó un momento para procesar mis palabras. [No puedo creer a lo que dices.] Él gruñó y se desplomó. [Oh Dios, ¿por qué me das menudas pruebas? Por favor, salva a todos por Allen— estoy seguro que a mi hermana le gustaría eso.]

 

Perdón por decir que no dudaría en cortar a un Dios.

 

Nos estábamos acercando al campo de maniobras un paso a la vez. Un hedor a sangre llenaba el aire, acompañado de gritos y leves llantos de dolor.

 

No puedo dejar que las chicas vean esto, pensé. Pueden ensuciar sus vestidos, solo por esto. Hm, ¿qué pasa? ¿Por qué estás llorando por algo como esto, Richard? Sigue moviendo tus pies. Uno, dos. Uno dos. Vamos; ese es el espíritu.

 

[Es una buena chica, calma. Lo sabes tanto como yo.] Dije, manteniendo mi gentil voz, como calmando a un niño chiquito. [¿No puedes tener un poco de fe en tu hermana?]

 

[Ahora sé de lo que mis hermanas están hablando cuando te llaman malvado.] Richard respondió.

 

Qué rudo. Soy amable con todos, no importa el tiempo o lugar— solo hago una excepción por los caballeros con mujeres enamoradas por ellos.

 

Empuje a mi cobarde escudo delante de mí, y mi campo de visión de pronto se expandió.

 

De una vista aérea, el campo de maniobras de la guardia real era un círculo rodeado por un muro de piedra que salía por ahí de mis hombros. Ahora que lo veo otra vez, tenía un parecido a el campo de entrenamiento de la mansión de los Howards; puede que originalmente lo hubieran construido del mismo plano.

 

El campo de maniobras estaba equipado con un magnifico asiento de espectador impropio de una facultad militar porque también recibía la competición anual de artes marciales del reino. Los boletos eran populares y difíciles de conseguir, o eso oí— nunca tuve que obtenerlos por mí mismo ya que en ambas ocasiones había asistido como un “sobrante”. Aunque, la competición era una ocasión especial. La facultad era primariamente para el uso de caballeros, así que fue mejor construida que la Academia Real e impermeable al daño—o al menos así debió haber sido.

 

Una terrorífica escena se expandía ante mí. Los muros estaban cubiertos con cortes de espadas, algunos de los cuales se extendían a la fila más alta de los asientos de los espectadores— algunos amenazaban con llegar hasta el mismo palacio real. Era extraño; ningún hechizo debía haber sido capaz de causar ese tipo de daño.

 

Sus oponentes eran caballeros— al parecer los jóvenes miembros de la guardia real. Los que están en túnicas blancas bordadas en oro, desesperadamente realizan hechizos con sus grandes pentagramas, debían ser los hechiceros de la corte. Parecía que algunos de ellos fueron designados; su equipo era de marca nueva.

 

Más de 10 de ellos ya estaban desplomados, sin moverse, contra los muros. Un gran número de espadas rotas y pentagramas abandonados o incrustados en el suelo, también estaban regados fragmentos de escudos, cascos, pecheras. Incluso las túnicas de los magos de la corte, los cuales fueron erguidos con poderosas barreras mágicas, fueron rasgadas y manchadas de rojo. Sangre se juntó en varios lugares.

 

Los que quedaban en pie eran— Oh, derribó a las últimos cuatro de una vez. Uno tras otro, chocaban contra la estructura con gritos y llantos de dolor y caían. Si hubiera sido uno de los populares juegos de mesa dando vueltas en la capital real, había sido una victoria total.

 

[¿Eso es todo? Luego de toda esa fanfarronería, ¿es todo lo que pueden hacer? ¿Y se hacen llamar caballeros de la guardia y magos de la corte? Necesitan entrenarse otros diez mil años para ser tan buenos para verlo por el hombro.] Lydia fríamente los juzgo, se dio la vuelta mientras lentamente hablaba. [Qué tipo de entrenamiento han estado haciendo para terminar—]

 

Al siguiente momento, un Firebird tomo vuelo. Richard temblo.

 

Oh, en serio… Pensé mientras saltaba sobre el muro y disipaba el hechizo con mi mano derecha. [No puedo decir que apruebo tu brutalidad. Y ese hechizo no es un substituto para un hola.]

 

[¿Q-Qué estás haciendo aquí? N-No sentí tu maná para nada.] Lydia dijo. [¡Mi estúpido hermano!]

 

Richard rio. [Hago todo lo que posiblemente puedo para sobrevivir en el momento, incluso si eso significa el que no viviré para ver el sol salir mañana— ¡Así es Richard Leinster!] Habría estado de acuerdo con la mitad si no se hubiera estado retirando a toda velocidad mientras decía eso.

 

[¿Y qué sucedió?] Pregunté. [A Lisa no le gustará que te pongas violenta en su gran día.]

 

[¡C-Cállate!] Lydia gritó. Luego de una corta pausa, añadió. [¡¿Qué cobarde esconde su maná hasta que llega más cerca?! ¡No es justo! ¡Me rehúso a aceptarlo!]

 

[Habrías huido si sabías que estaba en camino y entonces perderías tu temperamento si no te perseguía.] Dije. [Siempre que mueves tu espada, la carga siempre cae— no hay rastros de maná. ¿Richard?]

 

[¿Qué?] El vicecomandante llamó. Había llegado a las gradas y se aseguró un asiento. Parecía que un grupo pequeño de raritos estaban viendo a pesar del peligro.

 

[¡Un nuevo retador! ¡Todo mi dinero a él!]

 

[¿Estás ciego? Ese tipo no tiene oportunidad.]

 

[¡Le estoy apostando a la larga!]

 

[Tendré mi apuesta a la segura. Es la Dama de la Espada para mí.]

 

[¡Ha! ¡Apostaré todo a un empate!]

 

[¿Sabe algo que nosotros no, Comandante de Escuadrón?]

 

[¡Esto está fácil!]

 

Era difícil enojarse con ellos cuando estaba hablando desde tan lejos. La multitud incluía a personas quienes parecían ser nobles de rangos altos, además de caballeros de la guardia real y hechiceros de la corte. Si han sido invocados a la ceremonia de investidura, debían ser condes al menos. Algo acerca de eso me desconcertó, pero no podía hondar más en eso.

Oh bueno. Puede esperar.

 

[¿Alguien la retó a una pelea con espadas?] Le pregunté a Richard.

 

[¡Lo hicieron!] Afirmó. [Los novatos en el suelo te estaban llamando un—]

 

[Repítelo y no vivirás para ver la luna levantarse en la noche.] Lydia dijo, parándolo.

 

Richard me dio una risa forzada. [¡En serio, me voló mi cabeza por completo!] Declaró.

 

[Escucha, Lydia.] Dije.

 

[¿Qué?] Ella preguntó luego de un breve silencio.

 

[Gracias.]

 

[N-No hice esto por ti.] Ella dijo. Luego de un rato, añadió. [No, ¿bien? ¡N-No te hagas una idea equivocada!] Ella no está convenciendo a nadie cuando sus orejas se ruborizaban mientras lo decía— si que era muy adorable en momentos como este.

 

Hey, no me sacudas así.

 

Aunque, desafiarla a una pelea de espadas había sido muy imprudente. Su Firebird era un poderoso hechizo, el albatros a mis narices era conocido como la “Dama de la Espada” por esa razón. Tendrías que estar loco para pensar que sería más débil sin su magia.

 

Le ofrecí mi mano derecha con una amarga sonrisa. [Vamos. En marcha. La ceremonia de entrada debió haber terminado por ahora, y los Leinster y Howards realizaran un banquete hoy para celebrar— vino incluido. ¿No estás llena ya de tanta violencia?]

 

Esta salvaje mujer noble me miró con una mirada malhumorada. [No.]

 

[¿No? ¿En serio?] Pregunté.

[No estuvo ni cerca.]

 

Por enésima vez en ese día, tuve un mal presentimiento acerca de lo que iba pasar luego— y este era peor que el resto. Lydia tomó la espada de un caballero pegada al suelo cerca de ella y me la arrojó. Puse mi mano en mi frente y suspire mientras la atrapaba; era fácil predecir lo que diría.

 

Oh vaya. ¿Por qué parece que está disfrutando esto mucho?

 

[Y, acompáñame de vez en cuando.] Ella dijo.

 

Estaba subido con la satisfacción de un trabajo bien hecho. Mi adorable hermanita había estado irradiando sed de sangre, pero todo eso se había desvanecido sin más tan pronto como le había ofrecido a Allen como sacrificio— Ahem, regalo.

 

[Ese fue algo laborioso.] Remarqué para mí. [Debo apaciguar la situación y andar fuera de cualquier daño. Ahora, solo tenemos que pensar en una estrategia para lidiar con mi madre.]

 

[Estoy muy de acuerdo. Puede ser la solución ideal, dado cuán apegada Lady Lydia está con Allen. Pero eso, Lord Richard, está por aparte. ¿Cómo puede el futuro Duque Leinster acobardarse de su propia hermana y regalar a su futuro cuñado? Ese solo pensamiento llena de lamento a esta humilde maid. Incluso puedo llorar.]

 

Un estremecimiento pasó por mi espalda. Francamente miré por mi hombro, pero no había nadie allí. ¿Lo imaginé? Por un momento, había pensado que nuestra ama de llaves, el orgullo y terror de mi hogar, ya estaba aquí.

 

Quizás estoy cansado. Haré que mi prometida me dé conforte en mi siguiente día libre.

 

[Creo que tu tiempo puede ser mejor empleado pensando en formas de sobrevivir de la regañada que la señora te va a dar. Al fin que, ella y Lady Lynne están encariñadas con Allen— además Lady Lydia no está sola en esto. Siendo ese el caso, quizás debas irla a ver primero. Puede ser tu última oportunidad antes que la cagues permanentemente.] El ángel de la muerte dijo con ánimo desde el asiento a mí par.

 

[¡¿A-Anna?!] Temblé, parándome y alejándome de ella.

 

[Sí, mi señor. Anna, la ama de llave de la Casa Ducal de Leinster y presidente de la Sociedad para el Cuidado de Lady Lydia y Lady Lynne en Público y Privado. He venido por las órdenes de mi señora.] Ella respondió. [Gran Caballero, ¿me puede dar una de esas bebidas también? Estoy sedienta.]

 

Allí se sienta nuestra ama de llaves. Tenía el cabello castaño y una figura que te dejaba deseando mucho en un área en particular. Ella dijo que estaba sedienta, pero nunca lo supondrías al verla— su frente no tenía sudor, y su ropa estaba en perfecto estado. Estaba grabando el campo de maniobras con un orbe de vídeo en su mano izquierda.

 

Terminará sin mayor pormenor— Lydia sacó la espada de un caballero y se la lanzó a Allen, quien la atrapó con una sonrisa triste mientras mantenía la distancia de ella. Espera… ¡No me digas que quieren seguir!

 

Lydia me había superado hace mucho. Solo un puñado de espadachines y hechiceros en todo el reino eran capaces de enfrentarla de cara. Sabía que Allen era un hechicero capaz, y había oído que era la única persona en que mi hermana confiaba cuidar su espalda, pero ¿enfrentarla en una lucha de espadas? ¡Esa era una locura! ¡Necesitaba detenerlos!

 

Aunque incluso tuviera la oportunidad, fui restringido por la ama de llaves. [Hm. Nada mal, pero no tan bueno para la Casa Leinster.] Ella comentó, sorbiendo su jugo de fruta. [Lord Richard, interrumpir la cita de unos amantes es el colmo de la grosería. Regrese a su asiento por favor.]

 

[¿L-Llamas a esto una cita?]

 

[Está iniciando.]

 

Anna señaló al campo de maniobras. En un instante, Lydia se desvaneció de la vista. Su desaparición fue seguida por un fuerte sonido del metal chocando— Allen había bloqueado un golpe de Lydia Leinster, la Dama de la Espada, una de las más finas espadachinas en el reino, sin siquiera sudarla.

 

La conmoción pasó por el grupo que había estado absorto en el duelo, ¿y quién los culparía? Ninguno de los caballeros de la Guardia Real y Hechiceros de la Corte que mi hermana había acabado había logrado bloquear un solo golpe.

Unos cuantos choques más, Lydia de pronto saltó a un lado. Aún me estaba preguntando por qué las cadenas en la tierra se levantaban. Docenas de fórmulas de hechizos aparecieron en el aire alrededor de mi hermana, deteniendo su escape a los costados mientras se activaban uno tras otro. Ella contraatacó al cortar las mimas fórmulas de hechizos, asegurando espacio para evadir mientras corría por el campo de maniobras. Se estaba aprovechando de la apertura para cerrar la distancia con Allen, quien estaba manteniéndose fuera del alcance de su espada mientras bloqueaba o evadía los cortes que atravesaban su bombardeo de agua, tierra y hechizos de luz elementales.

 

No jodas. ¿De verdad ando viendo esto? ¡¿Qué fórmulas de hechizos son esos?! Esos no están en los libros.

 

Usualmente los hechizos ofensivos se despliegan frente al lanzador. Un luchador experimentado puede desplegar un hechizo por arriba o abajo para coger al oponente con la guardia baja, pero no contra un luchador de combate cercano de rápido movimiento como Lydia— eso lo hacía mucho más desafiante para solo un hechizo. Controlar tanto al mismo tiempo era—

 

[Lord Richard, está bloqueando la vista de los asientos detrás de usted.] Anna me advirtió. [Por favor, siéntese.]

 

La ama de llaves encontraba este espectáculo sorprendente. Aunque, ¿tenía que darme esa decepcionante mirada, como ya debería de saberlo? ¡Digo, era la Dama de la Espada de la que estábamos hablando! Lydia puede ser mi hermana, pero básicamente es un monstruo. ¿Cómo un hechicero como Allen puede dar una buena pelea contra ella?

 

Me volvía a enterrar en mi silla, pero Anna me detuvo con una empática movida de su cabeza. [¿Quién te dijo te podías sentar aquí?] Ella pregunto. [La señora me dijo que te la hiciera pagar.] Luego de un momento, ella añadió. [Y solo estabas con pensamientos negativos de mis características físicas. Siéntese justo donde está, JOVEN MAESTRO Richard.]

 

[¿E-En el suelo?] Pregunté. [T-Tengo una reputación que mantener.]

 

[Siéntese.]

 

[E-Escucha, no solo—]

 

[Sentado.]

 

[Sí, señora…]

 

Anna fue estricta. Esto me trajo recuerdos de mi niñez. Esperaba que mis subordinados y los espectadores no estuvieran observando.

 

¡N-No me miren ahora! ¡E-Era una emergencia! ¡Tengo justificación! ¡No había nada más que pudiera hacer para salvar mi pellejo! ¡Si ves lo que está pasando frente a ti debería de ser obvio! Además, él es más fuerte de lo que pensaba que era, así que— ¿Huh? ¿E-Estamos en el norte? Se puso frío de pronto.

 

[Joven maestro, ¿entiende por qué se le forzó a sentarse?] Anna dijo.

 

[Porque traté de hacer que limpiara el desastre que la guardia real ayudo a causar. Y porque pensé que su—] Comenté.

 

[¿Mi qué? Estás a medias en lo correcto.]

 

[Lo siento. Lo siento. Por favor no mates— ¿Solo la mitad…?]

 

[Véalo por sí mismo.]

 

Confundido, volví mi atención al campo de maniobras a tiempo para ver a Lydia atravesar los hechizos y se acercó a él, moviendo su espada. Allen bloqueó algunos golpes y cayó al suelo para evitar otros— tiñendo su traje formal y despeinando su arreglado cabello en el proceso.

 

[¿Entiendes ahora?] Anna preguntó.

 

[Está en desventaja en combate cercano.]

 

 

[No. Allen se vistió en traje formal y estilizo su cabello hoy porque estaría asistiendo a la ceremonia de entrada de la Academia Real. ¿Tienes alguna idea de cuánto tiempo Lady Lydia pasó seleccionando ese traje? Allen es un joven sensible— rara vez consiente aparecer en público con ropa preparada para él por la Casa Leinster. ¡Y tú, el hermano de Lady Lydia, permitiste que tus subordinados arruinaran una de esas preciosas oportunidades para ella!]

 

[¿E-Es por eso que está molesta?] Dije. [¡P-Pero Lydia está destruyendo su traje! ¡Tampoco tengo jurisdicción con la corte de magos!]

 

[Joven maestro, eso es aparte.]

 

[Oh, vamos…] ¡Me sentí mal por la situación y planeaba tomar la responsabilidad, pero en serio, ¿no debería estar más preocupada que él pueda lastimarse?!

 

[No hay nada fuera de lo ordinario con Lady Lydia jugando a lo brusco con Allen. Me atrevo a decir que más que todo es por atención… entre otras cosas. No queda duda que lo lastimara— mi señora es habilidosa para eso.]

 

Lydia cortó y se movió a través de los incontables hechizos elementales para acercarse a Allen por enésima vez. Para mi sorpresa, estaba sonriendo de oreja a oreja mientras se movía a una tremenda velocidad. Allen apenas evadió sus golpes y liberó otra barricada de hechizos elementales, poniendo distancia entre ellos otra vez.

 

Repitieron esos mismos pasos una y otra vez. A diferencia de la primera vez, Allen no mostraba señales de rodar por el suelo para evitar los ataques de Lydia. Mantuvo una distancia fija y construyó “corredores” de hechizos elementales; parecía que estaba tratando de limitar la dirección de sus ataques.

 

Una conmoción se inició entre los caballeros y magos observando el combate mientras empezaban a darse cuenta de lo que estaba pasando. Sabía cómo se sentían— “Superhumanos” siquiera podía describirlo. ¿Cuántos caballeros o hechiceros de la corte podían hacer algo así?

 

Ahora que lo pienso, ¿por qué Lydia no está lanzando el Firebird? Ella no ha usado un solo hechizo ofensivo en todo este tiempo. No veo por qué se apegaría a las reglas por su última pelea, a menos…

 

Anna asintió. [Lady Lydia se limita a hechizos de fortalecimiento físico y abstenerse de toda la magia ofensiva, mientras Allen solo lanza hechizos elementales. ¿Entiendes el significado de esas reglas?]

 

[¿Dices que es una forma de comunicación?] Pregunté.

 

[Precisamente. Ninguno de los dos va en serio. Tanto como Lady Lydia concierne, esta solo es una muestra de afecto, y siempre está de maravilloso humor luego de eso. Allen es un maestro para complacerla.]

 

Ahaha. Quizás mis ojos por fin me la están jugando, porque la pelea que estoy viendo sería digna de las finales de un torneo.

 

La multitud en los asientos— algunas personas quienes habían estado tirando mierda hace un momento— ahora estaba debatiendo con serias miradas en sus rostros. Los caballeros y hechiceros se veían especialmente tensos.

 

¡Vale! ¡Esa es la reacción que estaba buscando! ¡Me alegro que estén de acuerdo! Esta maid que sigue filmando es la locura— Uh, olvida lo que dije.

 

[Anna, ¿crees que puedas vencerlo?] Pregunté francamente.

 

[Esa es una buena pregunta. Si fuera a encontrármelo en un campo de batalla, supongo que empezaría a considerar cómo escapar.] Ella respondió.

 

Así que ni Anna, la líder del servicio secreto de la Casa Leinster, una mujer que había pasado por incontables peligros con una sonrisa e incluso forzó a mi madre a sacar su espada, pensaría en luchar contra Allen. Puede ser que lo he subestimado. A Lydia le gusta, y he oído una variedad de rumores acerca de sus hazañas, pero la mayoría de esos rumores se habían centrado en mi hermana. Parecía que algunas personas desestimaron las habilidades de Allen. Y no era la excepción, incluso lo conocía personalmente. Solo podía imaginar que otros tenían peores impresiones de él.

 

Los rumores acerca del examen de hechicero de la corte eran ciertos. El Príncipe Gerard había perdido tan mal ante Allen y luego hizo sus objeciones para que él perdiera el examen en consecuencia. Apenas podía creerlo.

 

[¿Ahora entiende por qué Allen es aclamado como el compañero de Lady Lydia— como el cerebro de la Dama de la Espada?] Anna pronunció. [Ni apariencias o caprichos le han ganado su lugar a su lado; más bien, se lo ganó por puro mérito. Toda la Casa de Leinster está al tanto que ha estado trabajando duro, joven maestro… pero no es suficiente. Debe aplicarse aún más diligentemente.]

 

[Lo haré.] Lo prometí luego de un momento de silencio. No había nada que decir que necesitaba trabajar más duro.

 

Por cierto… mis piernas se han entumecido. ¿Hay alguna posibilidad que me liberes ahora? ¿Qué? ¿No lo harás? Ah. ¡Sí, señora! ¡No tienes que decírmelo otra vez, Anna!

 

✽✽✽✽✽

 

Lydia evitó el hechizo de agua elemental Disparo Divino de Agua desde arriba mientras se acercaba a mí a una increíble velocidad. Active el hechizo de rayo elemental Disparo de Rayo Divino con retraso en la dirección que ella esquivo, pero vio mi trampa. Incluso variando el tiempo de activación y la velocidad de cada disparo individual no hacía diferencia; estaba tomando velocidad mientras atravesaba las docenas de hechizos.

 

Apenas podía creerlo— era más fuerte de lo que había sido en nuestra última batalla de hace medio año. ¿Había estado entrenando por su cuenta mientras había estado enseñándole a Lynne? Supongo que era el tipo de cosa que haría, pero el pensarlo no hizo nada para detener mi sudor frío.

 

Intenté retrasarla usando el hechizo de tierra elemental Cadenas de Tierra Divina, pero acabo con unas más de mis fórmulas de hechizos antes que siquiera pudieran activarse. ¿Qué haré? Ya me estaba presionando mucho.

 

Mientras creaba mis siguientes hechizos, me resolví para cruzar espadas con esta caprichosa noble. Lo siguiente que supe, ella estaba yendo a por mí de frente.

 

[Creo que te hiciste un poco más fuerte.] Protesté luego de bloquear uno de sus golpes. [M-Me gustaría pedir algo de ventaja.]

 

[Oh, ¿en serio?] Lydia respondió. [Aunque te ves confiado. Apuesto que no te importara que me ponga seria.]


[No, gracias. ¡Esperaba esa amabilidad!]

 

Eché atrás su espada y luego hice una inmediata y calculada retirada, desplegando débiles ejemplares de hechizos de viento elemental de Onda de Viento Divino en el espacio resultante entre nosotros. Estaba por tratar de liberarme de ella lo más rápido posible cuando… detuve mis pasos. Si esta táctica salía como esperaba, no tendría mucho efecto, y tampoco me gustaría mucho.

 

[¿Qué ocurre?] Lydia pregunto, poniendo algo de distancia entre nosotros mientras me lanzaba una mirada de pregunta.

 

[Oh, bueno, um…] Tartamudeé. No era una pregunta fácil de responder. Probablemente, por algo no era cosa mía. No pude dejar de lanzar mis ojos de los asientos de los espectadores a la falda de Lydia, y fue entonces que empezó a exudar una inconfundible sed de sangre.

 

[Ya veo que tienes ganas de morir.] Lydia dijo luego de un tenso silencio. [Está bien. Que ni me importa partirte a la mitad.]

 

[¡¿P-Por qué es esa tu respuesta?! D-Digo, una falta así de corta es—]

 

[Ni intentes argumentar.]

 

[¡Sé razonable!]

 

Lydia se fue antes que tuviera tiempo de desplegar mis hechizos. El metal toco contra el metal mientras sobrevivía con dificultad a su embestida. Mi espada estaba haciendo unos sonidos raros.

 

Cortes de arriba abajo, horizontales y diagonales, intensos golpes. Terminó con una rápida sucesión de 8 ataques y dos cortes perpendiculares antes de repetir la secuencia en un orden diferente. Era una dura recapitulación de técnicas básicas. ¿Tanto quería arrastrarme al mundo de la esgrima? Incluso estaba silbando mientras atacaba.

 

No la cojas conmigo solo porque te estás quedando sin gente con la que pelear. E-Espera. ¿Esos son rápidos ataques y cortes perpendiculares de técnicas básicas? ¡No recuerdo ver a muchos espadachines usarlos en un combate real!

 

Detuve una arremetida horizontal, pare el golpe de reversa que lanzó, y bloqué un corte de bajada, pero su arremetida estaba lejos de terminarse. Los miles— cientos de miles— de sus ataques que había recibido por los pasados cuatro años me habían enseñado que no estaba para ser un espadachín, este ataque era un pequeño recordatorio. Podía lograr llegar a ser mejor que el promedio, pero nunca sería un verdadero maestro. Antes que Lydia hubiera aprendido a lanzar hechizos, no creía en nada más que su espada. Mi improvisada esgrima nunca sería competencia para su dedicación.

 

Evitar la arremetida de Lydia era simple— ella solo apuntaba a un lugar, y era difícil de defender. ¡Es decir, se estaba conteniendo tanto como podía! Podía no haber otra explicación a por qué estaba aún de pie en una pelea de rango cercano, especialmente con mi habilidad de desplegar hechizos parcialmente restringida.

 

Dicho eso, incluso yo tengo mi orgullo. No planeaba terminarlo así. Además, mi espada estaba acercándose a su límite— se hizo con firmeza, pero los golpes de Lydia eran demasiado rápidos para que yo los evitara apropiadamente. ¡Necesitaba comprarme un poco de tiempo para preparar un contraataque!

 

Rechacé otro de los cortes de Lydia y restringí su espada con el hechizo oscuro elemental de Oscuros Hilos Divinos. Me habría hecho de un tiempo contra la mayoría de espadachines… pero mi oponente no era como la mayoría de espadachines. El hechizo era difícil de detener, pero era no duraría más que unos cuantos segundos contra Lydia. Me hice atrás mientras alistaba mi próximo hechizo.

 

[¡Siempre usas esos sucios trucos!] Lydia atravesó todos mis hilos.

 

[¡Gracias por el cumplido!] Bromeé mientras liberaba un salvaje Disparo de Rayo Divino, el más rápido de todos los hechizos elementales. Era imposible reaccionar a eso dentro de cierta distancia, y ya que es improbable que inflija un golpe fatal, era capaz de detener a un oponente con su ataque. Sin embargo, contra la Dama de la Espada…

 

[¡Muy lento! ¡Nunca lograrás tocarme con hechizos como ese!] Ella gritó.

 

[¡Esa fue tu señal para que te quedes allí y llores porque la esgrima es cosa del pasado!] Me quejé.

[¡Ha! ¡En tus sueños! ¿En serio pensaste que el mismo hechizo funcionaría en mi dos veces?]

 

Bloquear y evadir mis hechizos habría sido algo, pero que los hubiera recibido por gusto con la hoja de su espada y me los devolvía sin más. Incluso tuvo el tiempo para acelerarlos con su propio poder. Los disparos reflejados eran tan rápidos para que yo los desmantelara, así que los cancelé con hechizos idénticos, quemándolos con mi maná.

 

Lydia debió haberla sudado buscando formas para contrarrestar esta táctica solo porque la había derrotado con ella en nuestro combate del año pasado. ¿Era una entusiasta estudiante o una mala perdedora? Como sea, quería insistir que no había necesidad de ir tan lejos. Me la pensé mucho en cancelar y desplegar hechizos, pero no servía— no podía estar usando hechizos elementales. No podía lanzar ningún hechizo intermedio, y eso significaba que no tenía oportunidad de ganar— tampoco es que lo esperase. Aunque, se molestaría conmigo si perdiera a propósito.

 

[¡Vamos!] Lydia me provocó. [¡Muéstrame de lo que estás hecho! ¡Eso no puede ser todo lo que tienes!]

 

[Conozco a alguien que estaría molesto si lo fuera. ¿Puedo dejarlo ahora?]

 

[Que patán. No me enojaría. Solo usaría esa mentirilla para molestarte por un rato.]

 

¿Qué hacer? Esta en una situación desesperada. Sabía que no quería dar ningún daño, pero ella aún era Lydia Leinster. Si no fuera cuidadoso, había una buena posibilidad que me encontraría sollozando para poder dormir en los siguientes meses. Sentí un deseo por simpatizar con los herbívoros llevados al límite por sus depredadores. Puedo no ser capaz de ganar, pero tendría que encontrar alguna forma de minimizar mi desventaja para poder negociar.

 

Lydia termino de aplastar mis Disparos de Rayo Divino y empezó a ir por mí por enésima vez. Esperaba realizar mis preparaciones con cuidado, pero tendría que dar lo mejor que podía bajo estas circunstancias.

 

Dejé de desplegar hechizos y me acerqué a Lydia. Un flash de sorpresa en su rostro cambió rápidamente a una encantadora sonrisa— ¡Lo estaba disfrutando demasiado!

 

La distancia entre nosotros se cerró rápidamente, y nuestras espadas se cocharon al centro del campo de maniobras. El impacto de nuestro maná escapando llenó el aire con pesadez, y el peso de su golpe me hizo gemir por el esfuerzo.

 

Lydia sonrió. [Te recomiendo que te decidas a arreglar esto de frente.] Ella gritó.

 

[D-Dame un momento…] Grité.

 

[No.] Ella dijo, poniendo mucha más fuerza en su espada.

 

R-Recuerdas que estamos luchando, ¿cierto? ¿Y que estás usando una espada real? Si me cortas con eso, realmente me lastimará. Sé mejor que nadie más que eres muy habilidosa para que eso pase, pero… Ahora, ¿cómo te gustaría una sorpresa?

 

Llevé mi mano izquierda a la hoja de mi espada y deslicé el hechizo que había estado creando a lo largo de ella. Los ojos de Lydia se abrieron mientras una delgada capa de hielo mágico revestía el arma, teniéndola de azul.

 

Bien. Funcionó.

 

[Muy bien, ¿ese es un regalo de los Howards? Es una interesante fórmula de hechizo.] Lydia remarcó.

 

[Tuve mucha surte de atestiguar los Puños Azures, así que le puse empeño para reconstruirlo.] Expliqué.

 

[Oh, ¿en serio? Espero que no pienses que eso será suficiente para vencerme.]

 

La espada encantada de Lydia brilló, rompió mi hielo, pero había anticipado eso. Docenas de enredaderas heladas se materializaron de mi espada para atacarla. Ella rápidamente se retiró, chasqueó su lengua en molestia, pero las enredaderas la siguieron. Moví mi mano derecha y lancé un salvaje bombardeo de Disparos de Luces Divinas, Disparos de Rayos Divinos hechas para ser parecidas, y Ondas de Viento Divino, las cuales eran difíciles de ver y cubrir en un área abierta.

 

Sentí alivio mientras la brecha entre nosotros se expandía. Había logrado recuperar mi paso. El único problema era que la victoria parecía inalcanzable. No quería pensar en lo que pasaría si mi maná se acabara.

 

Ahora que había probado esta técnica— la cual había decidido llamar la “Espada Azure” imitando los Puños Azures de los Howards y la Espada Escarlata de los Leinster, aunque su poder y esencia estaban lejos de ser algo— me di cuenta que usaba maná. Pero sin eso, no tenía forma de llevar el encuentro a un empate.

 

Estaba manteniendo a raya a Lydia con incontables enredaderas y hechizos elementales, pero parecía que se ha ajustado a mis nuevas tácticas. Estaba inmóvil y los derrumbaba sin siquiera tratar de esquivarlos. Era tan rápida, y sus cortes parecían ser más filosos que antes. Su animado humor se había cambiado; ahora, parecía estar descontenta.

 

[Um, ¿Lydia?] Pregunté con timidez, deteniendo mi bombardeo de hechizos.

 

[¡¿Qué, maldito ingrato?!] Ella respondió.

 

[¿Por qué estás tan molesta?]

 

[No estoy molesta. ¿Necesitas revisar tus ojos?]

 

[No, estás muy enojada.]

 

[No me hagas repetirlo.]

 

[¿Qué opción tengo?] Protesté. [Sabes que no puedo replicar el arte de tu familia en público.]

 

[Te lo dije, no estoy molesta.] Ella insistió. Luego de una breve pausa, ella preguntó. [Si puedes usarla, ¿por qué no?]

 

[Pensé que sería una mala idea revelar una imitación del arte secreta de una casa ducal en un lugar como este sin permiso.]

 

[¡Aunque estás usando la de los Howards, ¿y por qué no usas la mía?!]

 

[Oh, bien… V-Verás…] Tartamudeé.

 

La Espada Escarlata era un arte secreta blandida por el directo linaje de la Casa Ducal de Leinster. Junto al Firebird, era su carta del triunfo y el símbolo de su fuerza material. Creía que compartía su origen con los Puños Azures, pero ambas técnicas habían sido refinadas independientemente. Como alguien que había observado ambas, era opinión mía que la Espada Escarlata se concentraba en ofensiva, mientras que los Puños Azures combinaban ofensiva y defensiva. Tenía la certeza que los Puños Azures que el Duque Walter había empleado durante el examen final de Tina y Ellie había sido solo una probadita, lejos de lo que realmente era capaz.

 

Para bien o para mal, la misma Lydia me había entrenado con la Espada Escarlata, y al menos había amaestrado la forma de la técnica— con el permiso del Duque Leinster y Lisa, eso es. Si hubiéramos luchado sin audiencia, habría optado por más practicada Espada Escarlata. O quizás no— no podía imaginar que el fuego tuviera algún efecto en mi oponente.

 

Mi Espada Azure era un trabajo en progreso, pero también tenía la ventaja de la innovación. Era la mejor opción. Pero la mirada de la malhumorada chica frente a mí hizo para mí que la lógica era un punto y aparte. Aunque, era medianamente más razonable en público. Quizás esta era su reprimida frustración— mi fallo con el examen de hechicero de la corte y tomar un trabajo como un tutor privado se habían combinado para mantenernos alejados por más de tres meses. Era la primera vez que habíamos estado apartados por tanto tiempo desde nuestro encuentro hace cuatro años. Entonces otra vez, nos habíamos estado viendo a diario. ¡¿Cuán egoísta puede ser?!

 

Moví mi espada a una posición horizontal y pasé mi mano a lo largo de la hoja otra vez. Mientras la espada cambiaba de azur a escarlata, brilló e inmediatamente irradió calor.

 

[Debiste haber hecho eso en primer lugar.] Lydia dijo.

 

[Sirvientes desconsiderados son una molestia.]

 

[Esto causará problemas.] Respondí. [Así que espero que te disculpes junto conmigo. ¿Entendido?]

 

[Si me vences.]

 

[¿Alguna vez te he vencido?]

 

[Claro que no. ¿Cómo puedes ser mejor que yo en una pelea de espadas?]

 

Lydia relajó su postura. Su mano derecha, sosteniendo su espada favorita, colgaba sin pena mientras la tensión dejaba su cuerpo. Esa era la verdadera postura de batalla de la Dama de la Espada— parecí que dio frutos la práctica. Nos topamos de frente en silencio, los espectadores parecían estar conteniendo su respiración. Había más de ellos que antes.

 

[Alístate.] Lydia me dijo.

 

[Lo estoy. Empecemos.]

 

Asentimos y entonces aceleramos sin más. Segundos después, la brecha entre nosotros desapareció, y los ataques de nuestras espadas se cruzaron. Chispas volaron y el polvo revoloteó. Gruñí con dificultad mientras Lydia se adelantaba con un perforante grito. ¡Ella iba a vencerme!

 

Lo siento. Aunque esta es una competición.

 

Mi hoja volvió a ser azul y echó brotes de enredaderas de hielo que ataron la encantada espada de Lydia. Sus ojos se abrieron. [¡Me engañaste!] Ella gritó. [¡Cobarde! ¡¿No tienes vergüenza?!]

 

[¿Podrás decir eso una vez hayas perdido?] Pregunté. [¡Trato ganar!]

 

Ondeé mi mano izquierda y lancé Cadenas de Tierra Divinas en el suelo debajo de los pies de Lydia, causando que las cadenas de tierra se enrollaran alrededor de sus piernas. Ahora si pudiera lanzar a quemarropa mi Disparo de Luz Divina…

 

He ganado. ¡Sé que solo es un juego, pero luego de cuatro agotadores años, por fin he ganado!

 

Tenía mucha confianza. Lo siguiente que supe, Lydia había soltado su espada, me tomó por el cuello, y lanzó con un grito. Mi cuerpo giró a través del aire antes de ser aplastado en el suelo. El impacto destruyó los hechizos que había estado preparando. Era todo lo que podía hacer soportar la caída— y aún dolió. Sentí el borde de una espada contra mi cuello.

 

[Ow. Bien. Tú ganas.] Dije, levantando ambas manos y forzando una sonrisa. [Perdí otra vez.]

 

[¡Necesitas entrenar más fuerte si un movimiento como este es todo lo que toma para arrojarte como un papel!] La alocada noble anunció. Sonaba que aún quería más.

 

En serio, incluso jugar con ella significaba poner mi vida al límite. Su magia era impresionante, pero aún era una espadachina, y su esgrima hacia que sus hechizos fueran triviales en comparación. Había limitado la dirección de sus ataques, sorprendido con una técnica desconocida, y lanzar un ataque sorpresa, pero ese fue el resultado. Ella estuvo increíble.

 

Me paré, desempolvándome, y recogía la espalda del caballero.

 

Oh, lo sabía.

 

[Es todo por ahora. Solo ve a esta espada; le hace falta un gran pedazo aquí. Oh y aquí. Y otro por acá. No puedo creer que le hicieras esto al equipo de la guardia real. Entonces, supongo que aplastaste cosas más importantes que esta— ¿Cuál es el punto de hacer nada el orgullo y confianza de los caballeros y hechiceros de la corte en su primer día?] Le dije.

 

[Me contuve tanto como me fue posible, ¿y termino en un desastre?] Lydia escupió. [No estuviste bloqueando apropiadamente. ¡Necesitas entrenar más!]

 

[Sé razonable.] Suplique. [Sí que lo intente, ¿sabes? Creo que merezco un cumplido.]

 

[Bueno, no. ¡Date prisa y hazte mejor para hacerme usar mi Espada Escarlata en serio!]

 

T-Tratar de bloquear eso sería un suicidio. Si tuviera ese talento, habría aplicado para entrar a la guardia real.

 

Naturalmente, la espada de Lydia estaba sin daños por completo a pesar de los cientos de hechizos que le había lanzado.

 

N-No dejaré que me afecte. Solo monstruos— Ahem, maestros como el “Maestro Espadachín”, el comandante de la guardia real, o el Héroe son capaces de detener su espada de frente.

 

A diferencia de ellos, solo era una persona ordinaria, e insisto que había dado una buena pelea. Me pregunto si Lydia seguiría. Una vez se emociona, no quiere detenerse hasta que estuviese satisfecha. Lydia sacó algo plateado de uno de sus bolsillos. Era el reloj de bolsillo que le había dado. Revisó la hora y lo cerró de golpe.

 

¿Qué cosa…?

 

[Supongo que no tengo opción.] Ella dijo. [Te dejaré ir con eso.]

 

[Gracias. No me di cuenta que trajiste ese reloj para que esté contigo.]

 

Lydia de pronto se puso sonrojada. [¡¿P-Por qué no debería?!] Pregunto sin más. [¡T-Tú me lo diste, es mío! ¡Puedo hacer con él lo que guste!]

 

[Me alegra ver que le has encontrado un uso.] Le aseguré. [Pero ¿siempre tuvo esa cresta en la tapa? Pensé que solo tenía números y letras.]

 

[¡V-Vamos!] Lydia gritó para cubrir su avergonzamiento, aunque su rojizo rostro brillaba. [¡Terminamos aquí! ¡Límpiate!]

 

Es por eso que le había dicho que no moviera su espada a lo loco. ¿Se da cuenta qué tan cansado estaba luego de lanzar tantos hechizos elementales de corrido? Mi lanzamiento de hechizos era más eficiente de lo que solía ser, así que no se había agotado mi suplicio de maná, pero aun así no tenía el suficiente…

 

Me perdí en mi corriente de pensamientos mientras revisaba el área.

 

Oh, está bien. Llenaré los hoyos y rajaduras.

 

Lancé múltiples hechizos de tierra y me puse a reparar el campo de maniobras, el cual se veía que había pasado por una horrenda guerra.

 

[Increíble.] Lydia murmuró— ahora estaba parándose a mi par.

 

[Todo ese control y nada más.]

 

[¿Cómo?] Pregunté. [Pudiste hacer lo mismo.]

 

[Es tedioso. Cosas como esas son tu responsabilidad.]

 

No tenía respuesta, pero desearía que no lo hubieras dicho con una sonrisa.

 

Oh me di cuenta, esta sería una excelente oportunidad para aprender para las chicas.

 

[Date prisa y arréglalo ya.] Lydia dijo. [Estoy segura que estabas pensando que esta sería una buena oportunidad para aprender, ¿verdad? La mayoría de personas llamaría a eso bullying.]

 

[¿Y quién me estuvo tocando las narices hasta ahora?] Dije.

 

[¿Discúlpame? Deberías estar derramando lágrimas de gratitud por el privilegio de luchar contra mí.]

 

[Sí, sí. ¡Richard!]

 

Busqué al traidor quien me había abandonado y lo encontré pronto… ¿arrodillado en el suelo? Anna estaba a su par con una sonrisa en su rostro. Decidí no involucrarme. Esa era Anna en su más estricta— un duro capataz temido por todos los sirvientes de los Leinster.

No me des esa miradita, Richard. Me vendiste, ¿recuerdas?

 

[A-Allen, a-ayúdame—] Él suplicó.

 

[¿Te importa si curó a los heridos?] Le pregunte.

 

[Ve libre, p-pero no ignores—]

 

[Gracias. Adiós.]

 

Pensé que oí un grito detrás de mí, pero debí haberlo imaginado. En efecto, no pude escuchar nada. Además, Richard debe considerarse afortunado que no tiene que lidiar con Lydia y Lisa. ¿O eso significaba que su verdadera prueba estaba por llegar? Rezaba porque tuviera la fuerza.

 

Empecé a administrar hechizos de primeros auxilios a los caballeros de la guardia y hechiceros de la corte recostados en los muros. Mi encuentro con Lydia debió haber prevenido que la ayuda les llegase. Les señalé con mis manos a los caballeros y hechiceros esperando afuera que era seguro acercarse.

 

Muchos ojos parecían estar sobre mí. Me preguntó por qué. Supongo que había sobresalido un poco— Lisa y el Duque Leinster podían regañarme por esto— pero no recuerdo hacer algo para que merezca tal interés. ¿Quizás sentían lástima por mí? Estaban en lo correcto, si es eso— ciertamente la tenía difícil.

 

Completé mis reparaciones en el campo de maniobras y estiré mis rígidos hombros. Estaba exhausto. Mientras, Lydia enfundaba su espada con un impresionante sonido. Pensé que fue genial, pero no se lo diría— una vez la dejé de mal humor por varios días por hacer eso.

 

[Whew. Estoy cansado.] Dije. [Oh, solo ve al estado de esta grandiosa ropa. No tengo ni la mitad en mi billetera para devolverte el dinero por esto.]

 

[¿Cuántas veces tengo que decírtelo?] Lydia grito. [Sé que amas a tus padres, pero no necesitas dejar de enviarles tanto porque apenas te queda para ti.]

 

Me forcé a reír. [Lo siento.]

 

Lydia se pauso para considerar mi disculpa. [¿En serio?] Ella preguntó, mirándome mientras cerraba la distancia entre nosotros. Lo siguiente que supe, me había tomado por el pecho y me acercó a ella.

 

¿Alguna vez había escuchado del espacio personal?

 

[Apestas a sudor.] Ella dijo.

 

[¡Q-Qué cosas dices!] Murmuré. [¡No puedo controlar mis necesidades fisiológicas!]

 

[No estoy sudando. ¿Te, um… gustaría revisar?]

 

[Lydia, no creo que deberías ofrecerlo si no puedes soportar el avergonzamiento.] Le dije luego de una breve pausa.

 

[¡E-Eso no depende de ti! C-Como sea, es hora de almorzar.] Ella se silenció por un momento y luego añadió. [Tengo lo que quería, da igual.]

 

Habiéndose levantado por su propia cuenta, Lydia me ofreció su mano derecha. Aún me estaba preguntando por el significado de su último comentario cuando tomó mi mano con evidente impaciencia.

 

E-Espera. Aún estoy sudoroso y—

 

[Asqueroso. Estás todo pegajoso.]

 

[R-Recuerdas lo que te dije ayer.] Le recordé. [Caren comerá con nosotros hoy. ¿Te importa?]

 

[Ni lo más mínimo.] Ella dijo. [Luego, enséname a cómo ocultar una espada encantada como lo hiciste antes. ¡Siempre estás pensando en tácticas ocultas como esa!]

[Ejercito mi ingenuidad.] La corregí. [No me importa enseñarte, pero dudo que lo necesites.]

 

[¿Porque los hechizos de fuego es la única magia avanzada que puedo lanzar apropiadamente?] Ella preguntó luego de un momento de silencio.

 

[No, porque deberías concentrarte en cortar las cosas. Todo lo demás es mi trabajo.] Le aseguré con una sonrisa.

 

Lydia me dio una leve asistencia. Lucha en la vanguardia mientras yo la ayudo en la retaguardia. Así es como siempre habíamos trabajado y no vi razón para cambiarlo. Estaba aliviado porque pareciera estar de acuerdo. Claro, me gustaría enseñarle luego.

 

Estábamos por unirnos a Richard y Anna cuando una sombra oscura corrió y saltó a mí. Sentí un peso en mi nombro. Era Anko, el familiar gato negro.

 

Claro. Debí haber sabido que estaría aquí.

 

Los actuales ministros estaban forzados a invitar al antiguo líder de la corte de hechiceros y a Su Majestad, el instructor en magia, no importa cuánto quisieran que no. Recordaba como el hombre en cuestión solía tener una sonrisa mezquina por eso cada año.

 

[Ciertamente te tomó tu tiempo llegar aquí, considerando que uno de tus estudiantes estaba en peligro.] Llame al hombre al tope de la fila de los asientos de los espectadores mientras acariciaba a Anko con una mano. [Te das cuenta que no te haría nada el hacer un esfuerzo, ¿cierto, profesor?]

 

✽✽✽✽✽

 

El caballero en traje formal descendió de los asientos de espectadores con una sonrisa. Los espectadores cercanos se pusieron de pie e inclinaron sus cabezas ante él mientras pasaba. No era nadie más que el líder del departamento al que Lydia y yo habíamos pertenecido en la Universidad Real— uno de los hechiceros más consumados del reino, comúnmente conocido como el “profesor”. También había ideado la razón por la que estaba posicionado como el tutor de Tina y Ellie.

 

Ahora, ¿cuál era su verdadero nombre?

 

Estaba seguro que tenía un nombre largo, viniendo de un linaje venerable y distinguido, pero nadie lo llamaba así, por lo que lo había pasado por alto en mi mente.

 

El profesor se río. [Nunca sería tan grosero, Allen. Dios me salve.] Él dijo.

 

[¿Qué quieres? ¿Necesitas que te corte?] Le pregunté luego de una pausa, amenazándolo con la punta de mi espada. No era una mala persona, pero tenía el mal hábito de echar la casa por la ventana, así que recibía lo que merecía. El albatros estaba creando un Firebird mientras hablaba.

 

[¡¿D-Desde cuándo es tu linaje?! ¡Te jodes!] Él protestó antes de voltearse a la chica de mi par. [Hola, Lydia. Mis sinceras felicitaciones como un hechicero de la corte. Veo que andas ahí.]

 

[Fue defensa propia, Profesor.] Ella dijo. [Ellos empezaron. ¿No testificará eso?]

 

[Sí.] Accedió. [Lo vi todo, y nadie podrá culparte. Al fin que, esos patanes se pasaron al llamar a Allen un—]

 

[Una palabra más y lo quemaré, cortaré y luego quemaré otra vez.] Lydia dijo, apretando el mango de su espada y preparándose para atacar. Tenía un Firebird listo para lanzar, y seguía lanzándome miradas. Era fácil suponer que estaba pensando.

 

Le di un gentil golpe de cabeza. De inmediato me vio, pero su avergonzamiento lucía ser más fuerte que su enojo.

 

[No la provoques.] Le dije al profesor. [Claro, si estás dispuesto a enfrentarla, no diré nada.]

 

[Aún no planeo terminar en un ataúd.] Él respondió. [Un caballero estaba expresando su interés de reunirse con ustedes dos, y sabiendo como son ustedes, estaba seguro que se lo saltarían juntos, su momento ha llegado. Ahora, parece que su debut termino, así que denme un momento de su tiempo.]

 

[Tampoco te burles de ella.] Le suplique. [¿No acabas de decir que valoras tu vida? ¿Y a qué te refieres con “debut”?]

 

[No es nada.] Lydia dijo luego de un momento de silencio. [Muy bien. No es como si fueran a ir a cualquier parte juntos… ¿verdad?]

 

Le di otro golpecito en la cabeza con una mano mientras rascaba mi mejilla con la otra. Desearía que no cayera en los juegos del profesor.

 

[Para la siguiente que nos la juegues, te llevaré a un tribunal estudiantil.] Le dijo. [Si confiesas todas tus maliciosas acciones ahora, disminuiré el interés— pero solo un poco.]

 

[S-Sería menos desconcertante si nombras a cierta persona.] El profesor dijo. [Pero en serio, nunca me aburriré de observarlos; no puedo controlarme. Nunca he tenido tales pensamientos maliciosos en mi mente, pero… Aquí está.]

 

El profesor le indicó al nuevo con un gesto de mano y de inmediato se inclinó, me estaba preguntando a quién en el reino le mostraría tal respeto cuando salió del corredor por encima de los asientos de los espectadores—

 

De inmediato baje a una rodilla y baje mi cabeza, Anko igual dejo mi hombro y se sentó a mi par.

 

¡Oh no! ¡Sabía que nos metería en problemas! ¡Debía haber tomado a Lydia e irnos cuando tuvimos la oportunidad!

 

El albatros parecía compartir mi opinión, porque estaba murmullando a mi par. [Cuando se acabe, lo cortaré, quemaré, y luego volverlo a quemar…] No podía estar más de acuerdo.

 

Múltiples juegos de pisadas se nos acercaron.

 

[Pueden levantar sus cabezas.]

 

 

Una profunda voz acaparó el campo de maniobras. En la entrada se paraba un imponente y gran hombre vestido de blanco con un musculoso físico y una corona dorada arriba de su rubia cabeza. Era Su Majestad, el Rey. Era seguido por otro gran hombre cuyo cabello platead era teñido de azul— Su Alteza, el Duque Howard— y un delgado hombre con cabello rojo rizado cuyo comportamiento aplacible se confundía con su severidad interna— Su Alteza el Duque Liam Leinster. Ambos nos estaban dando miradas de preocupación.

 

[Lydia, Allen, ha pasado tiempo. Veo que se han estado divirtiendo demasiado; ¿por qué no me invitaron?]

 

[Su Majestad.] Eso fue todo lo que Lydia había dicho en respuesta.

 

Me mantuve en silencio, decidiendo que es mejor que ella se encargue de esto. Me había reunido con Su Majestad extraoficialmente en varias ocasiones, pero no estaría bien que un plebeyo como yo le respondiera directamente en frente de un gran— podría causarles problemas a ambos duques. Además, Su Majestad no le había preguntado específicamente a Lydia por qué se había alocado. El silencio concedía.

 

¡Ow! Lydia no pellizques mi espalda así. No te preocupes. Puedes superar esto. ¡No empujes! ¡Este no es el lugar!

 

Risas contenidas interrumpieron nuestro ir y venir.

 

[Suficiente. Puedes responder.] Su Majestad declaró. [Lydia.]

 

[Sí, Su Majestad.]

 

[No culparé a los jóvenes por empujarse entre sí para alcanzar nuevas alturas. Dicho eso, este día es el de la ceremonia de investidura para los nuevos caballeros de la guardia real y hechiceros de la corte— las futuras espadas y escudos de mi reino. Es una ocasión para celebrar. Confió que tengan una buena razón para seguir la ceremonia con esa lucha.]

 

[Preferiría no decirlo aquí.] Lydia respondió claramente.

 

[¿Oh? ¿Y por qué no?]

 

[Confió que Su Majestad no necesite preguntar.]

 

Así que él estaba involucrado. Eso explica mucho, incluyendo a los espectadores.

 

Lydia se veía digna a primera vista, pero podía ver que su mano derecha estaba temblando levemente. Le di un gentil apretón.

 

Está bien. Si no quieres decir nada más, me ocuparé. Soy un hombre, al fin de cuentas.

 

[Su Majestad, ¿puedo?] Dije claramente, levantando mi cabeza.

 

La agitación atravesó a los espectadores y varias bocas abiertas se posaban en mi caminar. Oía la curiosidad y desprecio— la multitud parecía estar al tanto de mis orígenes, y sonaba a que él y sus sanguijuelas estaban asistiendo. Por gracia, los dos duques silenciaron a sus revoltosos al limpiar sus gargantas.

 

[Puedes.] Su Majestad declaró. Parecía divertirse. Sentí a Lydia apretar mi mano izquierda.

 

No te preocupes.

 

[Gracias, Su Majestad. Su Alteza, Lady Lydia Leinster, renombrada como la Dama de la Espada, nunca alzaría su espada sin razón. Habiendo pasado cuatro años a su lado, la conozco mejor que nadie. Su Majestad, Lady Lydia ha dicho que prefiere no dar sus razones aquí— humildemente le pido que confié en su juicio. Si puedo reiterar, Lady Lydia es amable. Nunca apuntaría su espada— ni dirigiría una palabra— sin una buena justificación.]

 

[Muy bien. Liam, Walter.]

 

[¡Su Majestad!] Ambos duques respondieron juntos.

 

[Repórtenme los detalles luego. Incluso si estos conciernen a la familia real.]

 

Ambos duques asintieron en silencio.

Gracias a Dios. Ahora podremos—

 

Un joven alto en el uniforme de la guardia real salió corriendo de los asientos y cruzo el campo de maniobras antes de detenerse ante Su Majestad. Supongo que sus sanguijuelas estuvieron observando en la distancia.

 

[¿Por qué, padre?] Él demandó, su rostro rojo de la ira. [¡¿Por qué no castigas a esta insolente mujer?!¡ No solo ha rechazado persistentemente mis ofertas de matrimonio, se ha opuesto violenta a las preocupaciones de mis amigos, quienes de todo corazón le advirtieron del tipo ese y la humilde mujer bestia que él llama familia! ¡Y sin razón alguna más que eso, arruinó la paz de este día de celebración! ¡Las víctimas de sus arranques dicen la verdad!]

 

El joven hombre dirigió su furia a mí. [¡Y tú, campesino! ¡¿Realmente crees que puedes hablarle directamente a mi padre y salirte con la tuya?! ¡Conoce tu lugar! ¡No eres más que un perdedor que no tiene lo suficiente para ser un hechicero de la corte!]

 

[Gerard.] Su Majestad interrumpió a la fuente del abuso.

 

El furioso joven era el segundo hijo de Su Majestad y segundo a la línea al trono, el Príncipe Gerard Wainwright. El príncipe tenía 23 años, dos años más joven que Richard. Como Richard, él servía en la guardia real, de la cual era el octavo al mano. Debía estar bastante agitado— su cabello rubio, del cual estaba bastante orgulloso, estaba hecho caos, sus apuestos rasgos estaban bastante deformados, y los estaba gesticulando demasiado. No podía recordar verlo hacer tremendo show de ponerse de pie bastante rápido.

 

El príncipe había sido mi oponente en la parte práctica del examen de hechicero de la corte y la razón de mi fallo— un incidente que había oído requirió un considerable esfuerzo para ocultarse. Además, ¿quién es para llamarme “perdedor” cuando había perdido la pelea? Claro, si su objetivo principal hubiera sido asegurarse que fallase el examen, entonces de hecho se habría hecho con toda la victoria.

 

Mientras un tenso silencio se apoderaba del campo de maniobras, le di una mirada a Lydia y la encontré afectada por una mezcla de vergüenza e ira. Su hermoso perfil estaba sonrojado de punta a punta, pero también estaba apretando mi mano con bastante fuerza.

 

Había sido tan imprudente. ¿Se dio cuenta que podía haber sido forzada a resignarse de su plaza de hechicero de la corte? Tengo que enojarme con ella luego— no es que estuviera alegre por lo que había hecho.

 

[¡¿No tienes nada que decir por ti mismo?!] El Príncipe Gerard sonrió.

 

[Fuiste criado por bestias, y eso te hace medio fenómeno. Gente como tú no tiene lugar al lado de la hija de la Casa de Leinster, un pariente lejano de mi familia. Es impensable. ¿Te das cuenta que a Lydia le es difícil encontrar un prometido debido a ti? Tu hedor a animal se le ha pegado. Le he ofrecido generosamente aceptarla en numerosas ocasiones, pero la chica se rehúsa a escuchar razones. Debes convencerla para que acepte como un castigo por su imprudencia. Hazlo así, y le mostraré algo de favor a tipos como tú que se revuelcan en la suciedad con las bestias—]

 

[No debiste haber dicho eso.] Luego de soltar la mano de Lydia, cerré la distancia entre el príncipe y yo, lo tomé por el cuello, y lo levanté, estrangulándolo en el proceso. Una conmoción invadió los asientos, acompañado de gritos de enojo, maldiciones e insultos.

 

El príncipe gruñó y dijo. [Q-Qué significa esto… N-No puedo respirar…]

 

Nunca aprende. Debería de haber sabido que no era lo suficientemente maduro para ignorar menudas cosas. ¿Qué sería de mí luego? No me importa.

 

Lentamente le expliqué mis sentimientos a Su Majestad. [Como dices, hay una gran diferencia en el estado social entre Su Alteza y yo. Si mi presencia tiene un efecto negativo en el futuro de Lady Lydia… entonces nunca más la volveré a ver. Me hice a la idea desde la primera vez que nos conocimos. Lo juro por mis padres y el Gran Árbol de mi tierra.]

 

Lydia me tomó desde atrás. Pude sentir la agitación pasando por ella, pero dije lo que quería. Había forjado mi resolución hace mucho tiempo.

 

[Pero no puedo ignorar tus otros comentarios.] Seguí. [Me he resignado a recibir insultos personales, pero ¿insinuar que Su Alteza apesta a “animal”? ¿O que mi familia se “revuelva en la suciedad”? Puedes ser de la realeza— no, porque eres de la realeza, no deberías decir tales comentarios descerebrados. Ahora, mi respuesta depende de ti. ¿Puedo asumir que tus ideas representan la opinión de la familia real?]

 

El príncipe se agitó. [Duele… A-Ayúdame…]

 

Su Majestad libero un largo, largo suspiro. De pronto se veía cansado. [Allen.] Dijo luego de un rato.

 

No. No he escuchado su respuesta aún, pensé mientras apretaba más el cuello del príncipe. El azul en su rostro era señal que le faltaba oxígeno.

 

[La familia real está con su gente.] Su Majestad dijo. [Naturalmente, eso incluye a la raza de los hombres bestia. Un día, de ser necesario, lideraré mis tropas en persona y defenderé a mis súbditos incluso al costo de mi propia vida— ese es mi deber como rey. En mi nombre, retiro los roces contra Lady Lydia y contra tus padres.] Se pausó por un momento. [Ahora, calma.]

 

Solté al príncipe, quien colapsó en el suelo con un sonido seco, respirando con pesadez. Me puse a una rodilla e incliné mi cabeza.

 

[Sinceramente me disculpo por mi indiscreción.] Dije. [Ahora que me doy cuenta que mi humilde cabeza tiene algo de valor, le ruego que perdone a Su Alteza, mi familia y al clan del lobo.]

 

[No seas absurdo.] Su Majestad se mofó. [Es claro como el día quién merece el castigo. Tu examen de hechicero de la corte fue—]

 

[Su Majestad. No necesita sacar eso otra vez.] El profesor interrumpió. No me gusta la mirada en su rostro. Estaba tratando que le debiera una porque sabía que no le había dicho la verdad a Lydia. Y para ser francos, estaba agradecido por eso.

 

Muchas gracias. ¡Eso estuvo cerca!

 

Mi corazón estaba acelerándose, y esta experiencia me había quitado unos años de mi vida, pero estaba seguro por el momento. Nunca podré decirle a Caren o las chicas de esto— no tenía duda que me preguntarían por eso.

 

El Príncipe Gerard por fin estabilizó su respiración y me miró. Había furia y locura en sus ojos. Sin advertencia, se interpuso frente a Lydia, su mano en el mango de su espada.

[¿Qué crees que estás haciendo?] Richard, quien había estado recibiendo un regaño de Anna la última vez que lo había visto, tomó la mano del príncipe.

 

[¡S-Suéltame!] El príncipe gritó en consternación. [¡Es una orden!]

 

[¿Una orden?] Richard repitió.

 

[¡Sí! ¡Soy el príncipe! ¡Es tu deber obedecerme! Todos los súbditos reales viven para servirme, su futuro potencial rey. ¡La Casa de Leinster no es la excepción!]

 

[Gerard, eres un caballero de la guardia real, y soy el vicecomandante y segundo al mando. Y en la guardia real…] Richard dijo.

 

El príncipe balbuceó mientras Richard le tomaba sus manos y lo podía de rodillas, restringiéndolo. Los espectadores se echaron protestas y tremendos aplausos. Su Majestad hizo muecas, al parecer bastante sorprendido a la poca popularidad de su hijo.

 

[No aprobamos a caballeros débiles como tú. También tenemos sanciones para cualquiera que menosprecie a las personas que juramos proteger o se deje llevar por su posición social. Te sentencio a dos semanas de suspensión de labores. Ese es el veredicto oficial de Richard Leinster, vicecomandante de los caballeros de la guardia real. Estás más que bienvenido de hablarlo con el comandante si quieres resolverlo, pero estoy bastante seguro que te matará. ¿Su Majestad tiene alguna objeción?]

 

[¡¿Qué?!] El príncipe exclamó. [¡E-Eso es absurdo! Nunca te saldrás con—]

 

[Dos semanas no es suficiente.] Su Majestad respondió, ignorado al príncipe. [Hazlo un mes. Por lo tanto tiene prohibido hacer contacto con Lydia Leinster o Allen, y si perturba la paz durante su suspensión, quítenle su título de caballero de la guardia real.]

 

[¡¿Padre?!]

 

[¡Eres todo un idiota! ¡Caballeros, reprendan a este imbécil!]

 

Por orden de Su Majestad, los caballeros de la guardia quienes habían estado observando desde fuera de los muros del campo de maniobras entraron a restringir al príncipe.

 

[Por favor espere, Su Majestad.] Una estridente y nerviosa voz interrumpió, haciendo que el profesor frunciera el ceño. Un hombre usando una bata de hechicero y llevando un grueso báculo emergió del corredor. El monóculo en su ojo izquierdo y su larga barba blanca atraían la atención.

 

Lord Gerhard Gardner, el actual líder de la corte de hechiceros, era un conservador y defensor de la nobleza. Como un segundo hijo, había sido incapaz de heredar el título de marques, pero también era riguroso con las líneas sanguíneas y crítico de la meritocracia. Estaba envuelto en numerosos rumores oscuros.

 

[Que no se le olvide que Lydia Leinster causó el disturbio.] Él le aconsejo a Su Majestad con una voz sin emociones. [Ahora es una maga de la corte y debe hacerse responsable. Además, ese plebeyo es presunto de dañar al príncipe. El castigo debe ser imparcial para que sea un buen ejemplo.]

 

Su Majestad parecía que lo considero por un momento. [En ese caso, Lydia también recibirá un mes de suspensión. ¿Liam?]

 

[No tengo objeciones. Por el bien de mi hija.] El Duque Leinster respondió.

 

[Allen por lo tanto está baneado del palacio real excepto por algún permiso especial.] Su Majestad continuó. [¡Quiero que todos recuerden que amo a mi gente, ya sean nobles, plebeyos, hombres bestias, o quién sea! Eso no hace diferencias para mí. La familia real está con su gente. Gerard, si quieres culpar a alguien, culpa al padre que nunca tuvo el tiempo de enseñarte eso. ¡Llévenselo!]

 

[¿P-Padre?] El príncipe tartamudeó. [¡Padre! ¡Padre! ¡Padreeee…!] Sus gritos se volvieron nada mientras los caballeros de la guardia real lo escoltaban fuera del campo de maniobras. No era menos de lo que se merecía. Lydia tenía razón— incluso respirar el mismo aire que él era un disgusto. Esperaba nunca volverlo a ver.

 

Su Alteza se veía triste. En cuanto a los dos duques… El Duque Leinster estaba furioso— algo sorprendente, dado cuanto adoraba a Lydia. El Duque Walter a su costado se veía más bien preocupado, un desafortunado desenlace del que me sentía mal. Lord Gardner estaba callado, pero su fría mirada estaba sobre mí. El profesor estaba pensando; esperaba que no se metiera en nada más.

Una cálida y gran mano se posó en mi hombro. Podía oír dientes crujir en las cercanías.

 

[Perdón por hacerte pasar por mucho otra vez. Te lo compensaré.] Una voz murmuró a mi oído. [Visita a mi hija una vez el escándalo se haya calmado— ha estado pidiendo verlos a ambos.]

 

La mano fue retirada, y las pisadas que se habían acercado antes, ahora empezaron a alejarse. Otro mano se poso en mi hombro, esta vez, era Anko.

 

Se acabo, pensé mientras acariciaba la espalda del familiar. Estoy muerto— realmente cansado. En realidad, “acabado” es más preciso.

 

Me paré, estiré, y luego me volteé a la chica a mi costado, quien no había dicho ni pio en un tiempo. [Gracias, Lydia.] Dije.

 

[¿En serio?] Ella respondió luego de una larga pausa. Algo estaba mal.

 

[¡E-Espera!] Tartamudeé. [Yo solo… Cuando se trata de nosotros, yo…]

 

Ella empezó a sollozar, y empecé a asustarme. Espera. E-Eso no es lo que pienso. No me refería a eso.

 

[¿Qué crees que estás haciendo, Allen? Ciertamente tienes un don para hacer llorar a las chicas.] El profesor interrumpió, nunca perdiendo la oportunidad de hacer problemas. [Ahora, confió que sepas cómo confortarla en un momento así, así que hazlo.]

 

[Por favor, no nos preste atención, Allen.] Anna se metió. ¿Cuánto es que había estado allí?

 

[Me siento conflictivo al ver a mi hermanita dar otro paso en el camino de la adultez.] Richard añadió.

 

¡Qué pendejos son todos! Solo porque creían que no era su problema, lo usaban como su entretenimiento. Los espectadores en las filas incluso empezar a apostar. ¿Iba a besarla? ¡No! Dicho eso, Lydia estaba tomando el borde de mi chaqueta y mirándome intranquila, al menos iba a confortarla.

 

[Está bien.] Le dije a la llorona chica, acariciando su cabeza tan gentilmente como podía. [Estoy aquí, a tu lado.] Ella debió haberse sentido abrumada— hacer más que esto en público me haría acreedor de una buena metida.

 

[Mentiroso.] Ella dijo luego de un momento. [Sé a lo que te referías. Nunca te dejaré ir así.]

 

[Oh vaya. ¿Qué puedo hacer para que me des tu perdón?]

 

Ella se pausó otra vez antes de responder. [Nada. No te perdonaré, así que nunca me dejes.]

 

[Está bien. Lo prometo.] Cedí y luego relajé con un suspiro. [Estaba tan nervioso que empecé a sudar otra vez.]

 

[Lo aseguro, apestas a sudor.] Ella remarcó.

 

[¡N-No me olfatees!]

 

Santo Dios… Y este fue su primer día. No me considero un desafortunado; llegar a reunirme con mis padres, Caren, Lydia y las chicas era más suerte de la que tenía derecho a esperar. Oh, quizás eso explique algunas cosas— había usado mi suerte para reunirme con esta gente, así que…

 

Un jalón a mi mano izquierda interrumpió mis pensamientos.

 

[Apuesto que tenías algunas raras ideas en tu cabeza.] Lydia dijo.

 

[Vamos. En marcha.]

 

[Eso no es muy bueno. Te veías mucho más encantadora cuando andabas de llorona.]

[¡N-Nada del otro mundo!] Ella balbuceó. [¡Y no estaba llorando!]

 

[Ciertamente lo estabas. ¿No es cierto, Anna?]

 

[¡Si puedo decir algo, este es Premio al Mejor Vídeo de Lady Lydia del año!] La ama de llaves respondió.

 

[La escuchaste.] Le dije a Lydia. [Ese es un buen augurio, ¿no crees?]

 

[Bueno, ¿qué más se suponía que hiciera?] Ella me preguntó luego de una pausa.

 

[Oh bueno…] Busqué por una respuesta. [Lo lamento.]

 

Lydia siendo honesta con sus sentimientos no era justo. Si no estuviéramos en público…

 

Revisé la hora en mi reloj de bolsillo para encubrir mi avergonzamiento y descubrir que este lio había tomado más tiempo del que había pensado. La ceremonia de entrada había acabado, y no llegaríamos a tiempo para el almuerzo. Tendría que disculparme con Caren.

 

[Sí, vamos.] Dije. [Deben estar cansados de esperarnos.]

 

✽✽✽✽✽

 

No la tuve fácil luego que volvimos a la mansión Leinster. Tina, Ellie, y Lynne estaban a nuestra espera ansiosas— Anna, quien no perdió tiempo de su regreso al palacio, había llenado sus cabezas con quién sabe qué. Como resultado, Tina y Lynne llegaron a mi sin más mientras le daban un vistazo a mi sucio traje.

 

[¡Allen! ¡¿En qué estuvieron Lady Lydia y usted sin nosotras?!]

 

[Onii-chan y Nee-san, ¿cómo pudieron dejarme afuera? Estoy triste.]

 

La reacción de Ellie me había asustado un poco. Su sonrisa había sido casi intimidante cuando dijo. [Por favor desvístase, Allen; lavaré su ropa. No pierda tiempo.] En ese punto, Lydia y Anna se había unido. Todas se habían confabulado contra mí mientras me cambiaba y… y…

 

Fui profanado. No podré casarme ahora. Oh Dios, realmente no te agrado, ¿verdad? Y debes estarla pasando bien. Lo siento tanto, pero ya tengo a todos los matones que necesito.

 

[Quédate la noche.] Lydia ofreció. [Puedes preparar tu trabajo de tutor aquí, ¿verdad?]

 

[Me encantaría, pero tengo que escoltar a Tina y Ellie a casa, y creo que Caren está de visita en mi casa.]

 

El sol se había puesto, y la luna estaba en el cielo. La capital real era una ciudad segura, pero aun tendría que llegar a casa con las chicas. Tina y Ellie ya estaban observándonos desde dentro del carruaje de los Howards esperando fuera de la puerta frontal. Lynne, quien había llegado a despedirnos, estaba burlándose de Tina.

 

Hey. Sin lanzar nada. Ellie, no trates de unirte.

 

El albatros se rehusaba a mirarme. Mucho había pasado, y había sido suspendida, incluso si fue por su bien. No podía estar feliz al respecto.

 

[Lydia.] Dije.

 

[¿Qué?] Ella preguntó luego de una pausa.

 

[Gracias por enojarte por mí. Y esa pelea de hoy fue para demostrar de lo que soy capaz, ¿verdad? Pero tenía que ir y…] Dejé que mis palabras se detuvieran y empecé otra vez. [Lo lamento. Termine ensuciando tus registros.]

 

Ella se tomó otro rato para responder. [No lo lamentes. No me importa.]

 

[Está bien. ¿Qué hay de la ropa?] Pregunté.

[¡L-Las recogí, haré lo que guste con ellas!] Ella balbuceó. [¿Y mañana?]

 

[Vendré.] Pasé una mano contra su cabello y luego empecé a caminar por el pasaje hacia el carruaje. Me pregunto qué planeaba hacer con el traje que había usado. Se ensucio bastante y se rompió que no sería fácil repararlo.

 

Lisa sonaba bastante a gusto cuando oyó lo que había sucedido en el palacio.

 

[Bien hecho. Estoy orgullosa de ti. Richard, arrodíllate. Anna, busca algunos lingotes de piedra.] Ella dijo.

 

[Mi señora, todo está listo.] La ama de llaves respondió.

 

[Vaya, eso fue rápido. ¿Con cuántos deberíamos empezar?]

 

Nunca te olvidaré, Richard. Te redimiste al final.

 

El Duque Liam lo había apreciado igual. [Perdón por hacerte pasar por constantes problemas.] Él dijo. [Cuida de mis hijas.]

 

Daría lo mejor, pero… ¿”hijas”?

 

El duque al parecer regresaría al sur al siguiente día. Planeaba quedarse la velada bebiendo con el Duque Walter, quien igual estaría regresando al norte, y su viejo amigo el profesor.

 

En todo caso, todo había sido algo muy conocido— apartando la plática con Su Majestad. Llamar a cierta persona, sin embargo, tendría que esperar, dado que estaba vetado del palacio.

 

Caren probablemente tendría una charla a la espera para mí cuando volviera a mis aposentos. Había roto mi promesa de comer con ella luego de la ceremonia de entrada, así que tenía mis manos llenas calmando su humor ahora. Podía imaginar lo que diría; [La forma que tratas a tu adorable hermanita deja mucho que desear. Arrepiéntete.] Necesito prepararme.

¿Tina, Ellie, y Lynne en la mañana, Lydia por la tarde, y Caren en la noche? Haha. No es fácil ser tan popular… Bien, me detendré ahora. Estoy algo cerca de la casa.

 

Al día siguiente, llamaría a la Mansión Leinster y luego me reuniría con el profesor para discutir la agenda que los Howards habían dejado a mi cuidado. Probablemente terminaría en las manos del director— el cifrado era su mejor área. También tendría que idear materiales para las clases de las chicas. Puedo no ser un hechicero de la corte, pero mis días estaban llenos con—

 

Un gentil golpe desde atrás interrumpió mis pensamientos.

 

[¿Lydia?] Pregunté.

 

[No te des la vuelta.] Ella dijo. [Solo escucha.] Estaba presionando su cabeza contra mi espalda, estando oculta de las otras chicas.

 

[No tienes permitido dejarme. Todo está dicho y hecho; nunca lo hagas otra vez. No importa que mi padre sea un duque y que tú seas un plebeyo. Si…] Ella dudo. [Si alguien tratase de separarnos, renunciaré a mi familia y dejaré el país contigo. La ciudad del agua puede ser genial.]

 

Estaba seguro que no tendría problemas haciendo una vida en otro país, pero no podía dejarla hacer eso. La Duquesa y el resto de su familia la ama y sería triste ver que se va.

 

[Lydia.]

 

Trate de verla sobre mi hombro, pero sostuvo mi cabeza antes que tuviera la oportunidad de voltearla. No podía moverme una pulgada.

 

[E-Eso duele.] Protesté.

 

[Te dije que no te voltearas.] Ella respondió luego de un rato. [Como castigo, tienes que…]

 

[¿Qué tengo que hacer?]


Su respuesta apenas fue audible.

 

[¿Qué?] Pregunté.

 

[M-Me oíste.]

 

[¡H-Hey! ¡Sin patear!]

 

Requería destreza para patear a alguien en las pantorrillas y retenerlo al mismo tiempo. ¿Qué iba a hacer con ella?

 

[Te oí, vendré a verte todos los días.] Le aseguré.

 

[Gran idiota.] Ella respondió luego de un momento. [Gracias.] Ella añadió en una leve voz que era prácticamente un susurro.

 

Sentí algo mojado en mi espalda. Trate de darme la vuelta, pero un llanto me interrumpió.

 

[¡A-Allen! ¡¿Qué está haciendo?!] Tina exclamo.

 

[Uh, um, no creo que sea el tiempo o lugar para esas cosas.] Ellie balbuceó.

 

[Querida hermana, eres diabólica…] Lynne añadió.

 

Nos habían visto. Ellie y Lynne estaba mirándome, mientras Tina estaba recostándose fuera del carruaje y ondeando sus brazos.

 

Lydia lentamente partió. Ninguno de los dos se volteó para— sabíamos mejor que nadie que estábamos conectados. Mi apodo era el “Cerebro de la Dama de la Espada”, al fin de cuentas, significa que era su compañero.

 

Todo funcionaría al final; nada podría interponerse en nuestro camino mientras nos tuviéramos. Lydia realmente no quería decir todo eso de huir del país. Era solo un cliché… ¿verdad?

 

[¡Allen!]

 

[¡Allen, señor!]

 

[¡Onii-chan!]

 

Sí, sí. Oh, casi lo olvido— necesitaré felicitar a las chicas por todo lo que han hecho.

 

No podía evitar sonreír a mi predicamento. Tenía mis manos llenas con una salvaje noble; ahora no tendría tiempo para siquiera preocuparme.

 

Y así, me puse a caminar al carruaje bajo la luz de la luna, mi corazón estaba lleno de cálidos sentimientos.

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