Capítulo
4
Una semana en el reino es de 8 días, de
acuerdo con el Calendario del Continente Unificado. Los días de la semana
fueron nombrados por los ocho elementos— fuego, agua, tierra, viento,
electricidad, hielo, luz y oscuridad. La magia contemporánea solo reconocía
siete elementos, pero esa decisión había sido tomada luego de la Guerra del
Señor Oscuro dos siglos antes, haciendo al Día del Hielo un recuerdo de los
días de los ocho elementos clásicos.
Tradicionalmente, el Día de la Luz era
considerado un día de oración, aunque como un no creyente, rara vez iba a la
iglesia por mi cuenta. Además, últimamente Dios solo me envía pruebas, no
importa cuánto oré. Algo de salvación sería estupendo. Claro, la religión no
era especialmente poderosa en el reino, así que esperaba que los feligreses
semanarios eran una minoría. El día siguiente, el Día de la Oscuridad, era un
día de descanso. Incluso las instituciones públicas solo hacían el mínimo en
esos dos días libres.
La Academia Real tiene clases hasta
mediodía en los Días del Hielo. Una vez las chicas lleguen a su segundo año,
podrían escocer sus cursos y manejar sus propios horarios. Como los de primer
año, sin embargo, numerosos cursos fundamentales los mantienen retenidos por
largas horas. Por lo tanto, había asumido que les estaría enseñando en los Días
de la Luz, los Días de la Oscuridad, o alguna combinación de los dos—
naturalmente querrían días para relajarse o disfrutar. Con eso en mente, supuse
que estaríamos pasando a lo máximo un día y medio juntos, dejando el resto de
mi finde libre. En retrospectiva, me di cuenta, cuán ingenuo mi pronóstico
había sido.
Tenía muchas investigaciones en marcha
con el agregado de preparar las lecciones de las chicas— Frigid Crane y los
otros grandes hechizos, el diario que le había pedido al director descifrar, el
destino de la Duquesa Rosa… También me encontraba más ocupado de lo que había
anticipado durante el primer mes del primer año de la Academia Real. Aunque,
unos días antes, mi período de enseñanza en la academia había llegado a su fin,
dejándome las mañanas de los días de semana libres. La suspensión de Lydia
también había sido levantada, y había reanudado sus deberes en el palacio.
Hacerla ir había sido una faena, claro.
Espera. ¿Tengo los mismos pensamientos
siempre?
[¿Qué te pasa para que estes muy
bajado?] El profesor interrumpió mi discurso. [Toma un descanso. Hice té.]
[Oh, gracias.] Respondí, poniendo mi
lapicero en mi cuaderno y me estiré. Estaba cansado, pero había terminado mis
preparaciones para el siguiente día. Esperaba que las chicas disfrutasen lo que
se me había ocurrido.
Estaba en la oficina del profesor,
donde Lydia y yo habíamos pasado tres años juntos. El espacio oculto estaba
amueblado con escritorios y sillas, rodeado por todos lados por libreros.
Dudaría en llamarlo espacioso, pero había algo tranquilizador en el cuarto.
Revisé el desastre de los viejos e inusuales libros mientras sorbía mi té, el
cual estaba bastante delicioso.
Él vive por sus hobbies, maldito. Veo
que se está burlando de mí.
[Lamento prestarle un espacio en su
oficina cada semana.] Dije.
[Ni que te moleste. Mis estudiantes
casi nunca están aquí a esta hora, como sea, siéntete como en casa. Dicho eso,
tus visitas son un secreto. Eres un hombre popular, y sería un problema para mí
si sale a la luz que he estado monopolizando tu tiempo.]
[¿Por qué se molesta con tal mentira?]
Pregunté. [Solo mis viejos kohai de su departamento me han dirigido la
palabra.]
[Claro que no.] Él dijo. [A nadie se le
permite hablarte sin Lydia… Olvídalo, no dije nada. Fue solo un desliz de
lengua. En todo caso, tu popularidad está más allá de toda duda. Espero que hayas sido cuidadoso cuando caminabas
por la universidad.]
[He sido discreto.] Dije, lanzándole
una miradita burlona.
[Bien. Siéntete libre de seguir
haciendo tu trabajo aquí. Ciertamente eres apasionado en eso— No puedo creer que
realices tres libretas para tres estudiantes cada semana.]
El mayor cambio en mis planes era la
adición de Lydia y Lynne a mis sesiones de enseñanzas en findes. Lydia se me
había unido como instructor— estaba muy a pegada a ayudar a otros, y era lista
para ver y revisar mis notas. Las cosas habían funcionado por sí solas así que
enseñé teoría junto con técnicas de largo y medio alcance, mientras que ella se
encargaba de todo lo relacionado a combate cercano. Estaba seguro que había
sido un buen mes para las chicas. No tenías que ser una espadachina para
beneficiarte de saber cuánto te movías y pensabas, y habían mejorado sin duda
de la forma en que iban.
Desde esa semana en adelante, estaría
enseñando solo, y en la mansión Howard. De acuerdo a Tina y Ellie, el Señor
Walker y las otras maids estaban listos por el cambio. Aunque tenía que
preguntarle a Lynne si seguiría participando o si tomaría esta oportunidad para
retirarse; debo hacerlo cuando visite a los Leinsters en la tarde. Estaba
alegre que se hubiera hecho amiga con Tina y Ellie, pero me parecía como si
solo se hubiera unido a nuestras lecciones porque Lydia se lo había dicho, y
quería respetar sus deseos en este asunto. No tenía que preocuparse de quedarse
atrás en sus estudios, esperaba que se hiciera un especio de gozo en su vida
estudiantil más que pasar cada momento estudiando.
Eso iba también para Tina y Ellie.
Tomarse tiempo para descansar y jugar es importante, al menos en mi opinión. Sus
lecciones conmigo ahora empezaban en las tardes del Día del Hielo y terminaban
en las noches del Día de la Oscuridad. Tenía las mañanas del Día de la Luz
libre, ya que era un día de culto, pero tendíamos a pasar tiempo juntos igual,
significa que yo estaba con ellas todo el fin de semana.
Debería llevarlas a una excursión. Las
chicas están creciendo al fin de cuentas.
[Allen, nuestras lecciones van de las
tardes del Día del Hielo a las noches de Día de la Oscuridad, ¿verdad? ¿No es
cierto?] Tina me había presionado durante nuestro almuerzo en la Academia Real.
No sabía qué decir. Había hecho lo mejor para salirme del tema, pero tanto ella
y Ellie habían sido firmes. Incluso Lynne se había lanzado a mis espaldas.
Luego de una discusión de ida y venida, nos habíamos comprometido que solo me
quedaría en la noche del Día de la Luz. Pensé que me conocía muy bien, aunque
Caren había estado más fría conmigo de lo usual cuando escuchó los detalles.
[¿Tienes jovencitas esperándote con el
sello de aprobación de Lydia?] Ella dijo. [Le reportaré esto a papá y mamá.]
Lo tienes todo mal— ¡Es mi trabajo!
¡Deja de hacerlo ver siniestro!
Para mi mal, Caren ha sido dura conmigo
últimamente. Dicho eso, sospechaba que tenía algo que quería discutir luego que
recibiera eso de— así que requería muestras de afecto de vez en vez. No era
como si quisiera mimarla.
Anko se me acercó, y acaricié la
barriga del familiar para recuperarme mentalmente mientras continuaba mi
conversación con el profesor.
[Me gustaría que aceptes esa oferta, si
no te importa.] Dicho eso. [Es difícil trabajar sin pausa en la mansión
Leisnter o Howard. Siempre puedo hacerlo en mi estadía, pero mi hermana ha
estado visitándolos más a menudo.]
El profesor río. [Qué adorable taza de
té.] Él remarcó. [¿Qué le hizo ese podrido elfo al diario con el que le pediste
ayuda? Supongo que ahora estará hasta el caldo. Supongo que tiene la mirada en
ese desastre.]
[Tiene razón. Profesor…]
[Mi respuesta es “no”. ¡Si me evitara
la molestia de trabajar con ese hombre, incluso me haría con una esposa! Debo
decir, es para el colmo.]
[Sabe, independientemente considere
sentar cabeza.] Sugerí.
[No lo creo, Allen.] Él proclamó. [¡Amo
la libertad sobre todas las cosas!]
[¿Así es?] Pregunté por inercia y luego
intenté un abordaje diferente. [El Frigid Crane puede estar estable ahora, pero
aun necesitamos establecer algunos medios para controlarlo. No hay garantía que
lo encontraremos en el diario, pero era el único documento en posesión de los
Howards que puede ofrecernos una idea.]
[Si ruega por mi ayuda, lo
consideraré.] El profesor ofreció de mala gana. [Ese código es difícil. Se data
a cinco siglos atrás aproximadamente, durante la era cuando los grandes
hechizos estaban a disposición en el continente. Como especulas, fue escrito
por una mujer— una que poseía un gran talento. Y lo que es más—]
[Descifrarlo no revela nada más que
quejas. Es una prueba que te pone de los nervios.]
[Más razón para dejar que lo descifre
tanto como le sea posible. Su edad avanzada debió haberle dado algo de
sabiduría— Al menos, es lo que espero.]
Allí estaba— el peor lado del profesor,
reservado para sus confrontaciones con el director. Había dicho lo que tenía,
no sonaba a que cualquier plegaria lo movería para ayudarle en el futuro
cercano.
[Dejaré este asunto en sus manos.
Preferiría que hiciera algo lo más rápido posible.] Dije.
Ya había hecho las preparaciones para
mover los hilos y que el profesor se pusiera en acción, y metería mis narices
cuando me diera el tiempo. Aunque, no era una hazaña fácil. El diario había
asombrado a ese elfo, y eso que odiaba mostrar alguna pizca de debilidad.
[El cifrado se hace más difícil con el
pasar de las hojas. Los hechiceros que lo escribieron desafían la lógica.]
Honestamente, el director quería ayuda
lo más pronto como pudiera conseguirla. Lisa, quien ahora estaba residiendo en
la capital, había acordado forzar al profesor, pero no sin alguna compensación.
[Te haré una petición formal pronto.]
Ella declaró. [No debería ser problema para ti. ¿Creo que estás libre los
primeros días de cada semana?]
Lo esperaría con calma. Estaba seguro
que su petición tendría algo que ver con las numerosas entrevistas y tratos de
negocios a las que me había llevado como su escolta recién, pero no tenía ni la
más mínima idea de lo que planeaba que hiciera. Las astronómicas cantidades de
dinero, bienes, y personal prometedor que habían llegado a esas discusiones
eran ajenas a mí.
Personalmente, encontraba que el número
de almuerzos que compartíamos en días de semana era el problema mayor. No había
ningún inconveniente con ellos, claro— nos reuníamos para el almuerzo porque no
parecería apropiado que la Duquesa Leinster cene con compañía noche tras noche
luego que su esposo hubiera regresado a su ducado. La comida era deliciosa
también— deseaba que pudiera invitar a mis padres y Caren a cada restaurante en
el que habíamos cenado.
Dicho eso, cada almuerzo que pasaba comiendo
con Lisa era un almuerzo que no lo pasaba en la mansión Leinster, lo cual no
parecía hacerle gracia al albatros. Por atrevimiento, Lisa era la única persona
que la superaba. Y la frecuencia de todas sus pataletas por atención y la
fuerza de su Firebird estaban incrementando día a día, y eran una causa seria
para preocuparse. Y señalar eso solo causaría que se enojase y perdiera su
temperamento.
¿Qué haría sin acariciar el pelaje de
Anko? Ah, qué tranquilizador.
[Lydia volvió al servicio el otro día,
¿verdad?] El profesor pregunto. [Supongo que se agito por eso.]
[Dejo eso a su imaginación.] Respondí
de un largo silencio.
El profesor rio. [A la corte de
hechiceros no les interesa ella si no es parte de ellos. Si fuera por mí, la
señalaría para liderarlos y de una vez me retiraría a una vida de descanso.
Incluso la recomendaría para comandar a la guardia real al mismo tiempo.]
[Estoy seguro que podría hacerlo, pero
no quiere. Aunque puede entrar al escenario diplomático; ha estado leyendo
mucha literatura de exteriores recientemente.]
[Tanto como me concierne, Allen, la
parte más disfrutable de cualquier viaje es planearlo. Sin embargo, Lydia, es
una dama de armas tomar. Estoy seguro que quiere visitar cada palacio que dé su
talla— contigo de cola.]
[No tengo planes de ver el continente
completo.] Respondí luego de una pausa.
No se lo dejaría pasar— una vez se hace
a la idea de hacer algo, no dudaría en seguirlo. Si fallase, solo lo intentaría
otra vez. Pensé que debía seguir su ejemplo— tiendo a verme enfrascado al
pensar de más las cosas, y admiro su habilidad de resolver las cosas con
hechizos y la esgrima. No se lo diría, claro.
Anko levantó su cabeza y miro a la
puerta; debió haber captado alguna señal. El profesor y yo le seguimos, y un
momento después, vino un leve toque en la puerta.
[Entre.] El profesor respondió.
[Perdón, ¿Allen está aquí?] El
inesperado visitante dijo.
[¿Anna? ¿Ocurre algo?] Pregunté.
Dentro del cuarto entro una delgada
mujer en uniforme de maid— Anna, la ama de llaves de la Casa de Leinster. No la
había visto en un buen rato. Ella era la mano derecha de Lisa, y era obvio
incluso desde mi perspectiva de exterior que ella había estado ocupada recién.
Había dejado de grabar a Lydia y Lynne— su “razón de vivir”, nunca dudo de
admitirlo abiertamente— y había estado yendo y viniendo entre al capital real y
el sur. Creo que incluso había ido al norte el otro día.
¿Qué es en lo que me meterá? Qué con tanta
ansiedad. En todo caso, la presencia de la maid solo podía significar que algo
iba mal. Lisa lo habría dicho a su tiempo en persona.
[Ruego su perdón por interrumpir.] Anna
dijo, saludando al profesor y a mí con una perfecta cortesía.
[¿Es Lydia?] Pregunté. La cara del
albatros fue lo primero que se me vino a la cabeza. Había hecho lo mejor para
advertirle, pero dudaba que tomaría mi consejo de todo corazón. Ella era tan directa
como la hoja de su espada— una de calidad encantadora, también como una
problemática.
Sin embargo, el nombre que Anna
pronunció, desafió mis expectativas.
[No es Lady Lydia.] Ella dijo. [Hubo
una pelea entre Lady Lynne y el Príncipe Gerard y sus compañeros en la Academia
Real. He recibido un reporte urgente de ello, pero se me informo que puede
terminar en un duelo. Mi señora me ordeno alertar a Allen de una vez. Por favor
acompáñeme, y por favor, salve a Lady Lynne.]
✽✽✽✽✽
La academia estaba a una corta caminata
desde la Universidad Real. Las dos bien podían haber estado la una junto a la
otra, pero el director al parecer argumentó que en los campus era “más sano
mantener a las dos instituciones por separado”. Podía ver su punto, pero era un
inconveniente en momentos como este.
Estaba a tal urgencia que incluso el
momento que se tomaba para ir con la guardia en la puerta principal parecía ser
una eternidad. Mi destino era tan claro como el día— solo necesitaba ver el
maná desencadenado. Venía del campo de prácticas de la Academia Real, el lugar donde
Lydia y yo nos habíamos conocido por primera vez.
La academia estaba en la parte trasera
mientras que todos se dirigían a la misma dirección que yo. El caos ya estaba
acabando con varios lugares, y mientras los profesores estaban dando lo mejor
para mantener el orden, dudaba que tendrían éxito bajo estas circunstancias. Incluso
Anna y yo tuvimos dificultades para hacernos paso.
[Ciertamente está lleno.] Ella remarcó.
[Sí, sospecho que llegaremos tarde si
esperamos en la cola, así que sugiero que usemos un truco.] Dije.
[¿Un truco?]
[Anna, prepare un hechizo de
encubrimiento.] Dije, llegando a tocar una de las venas del Gran Árbol. Una vez
estaba seguro que el hechizo de Anna estaba activado, hice que la vena se
moviera.
Los ojos de Anna se abrieron. [Allen,
este es un hechizo de la tribu de hombres bestias.]
[Por favor, no le diga a nadie. Aparte
de mi familia, solo el profesor, Lisa y Lydia saben de esto. Es el maná
concentrado, así que solo lo uso en emergencias.] Expliqué mientras incontables
venas recorrían por el aire, formando un camino para nosotros. Gracias. [Ahora
en marcha.]
[¡De prisa!] Anna respondió.
Corríamos por las venas, rápidamente
cruzando la academia. Parecía como si Lynne no fuera la única luchando; Tina y
Ellie estaban con ella. Ellas estaban enfrentando a muchos oponentes, uno ya
había sido derrotado.
Me gustaría saber qué está pasando. Hay
alguien que conozca que pueda— ¡Oh!
[Caren.] La llamé usando magia de
viento.
Mi hermana, quien estaba con la multitud
de abajo, miro alrededor con sorpresa. Rápidamente la eleve de entre la
multitud.
[¡¿La vicepresidenta se desapareció?!]
Alguien gritó.
Perdón por asustarte. Prometo que
solucionare el malentendido luego.
[¡Allen!] Caren exclamó. [¿Está bien
que estés usando este hechizo en público? Sé que tienes el permiso del jefe,
pero muchas personas están de mala gana con eso.]
[Aceptaré cualquier castigo que me
asignen.] Dije observando que Caren y Anna siguieran moviéndose. [Podemos
hablar en el camino.]
[Está bien.] Caren accedió luego de una
corta pausa. Sus ojos habían cambiado de su usual café oscuro a un profundo
violeta, sus orejas y cola estaban al borde, y su maná fue amplificado. Estaba
asombrado de verla tan furiosa.
[El Príncipe Gerard y varios de sus
compañeros llegaron a la academia sin previo aviso y demandó ver a Lynne
Leinster.] Ella explicó. [El director no estaba aquí; había ido al palacio con
algunos de los profesores. Tampoco fui quien los guio a la clase de Lynne, ya
que Stella se preocupó pudiera ser un “disgusto” para mí. Al parecer el
Príncipe insultó a Lynne, al punto que ella y sus amigas perdieron la calma con
él. Los compañeros del Príncipe le llamaron “insolente”, y…] Ella se permitió
detener sus palabras.
[Ya veo. ¿Lady Stella está con ellos?]
Dije.
[Sí, aunque no creo que esté metida en
la pelea.] Caren se pauso por un momento y luego dijo. [Tenemos que darle un
alto a esto lo más rápido posible. Sé que esas chicas son asombrosas, pero van
contra el príncipe.]
[A darnos prisa.] Accedí.
Debieron haber buscado una hora cuando
el director y el reformista de la facultad estuvieran ausentes. La mayoría de
la facultad restante estaría entre los cuidadores y apoyos de la nobleza—
debieron ser los otros que le informaron al príncipe. Pero ¿cómo pudo causar un
desorden cuando su suspensión solo había terminado? ¿Estaba en sus cabales? ¿No
se dio cuenta que el quitarle la caballería afectaría su lugar en la línea de
sucesión? Conociéndolo, es probable que no.
La anormal obsesión del Príncipe en
Lydia era la base de eso. En toda su vida, había conseguido todo lo que quería;
ella era la única excepción. Aun así, sería cauteloso de empezar una pelea en
el palacio luego de la regañada que Su Majestad le había dado. Debió haber
decidido que podía hacer algo con la hermana menor Leinster— ella sería igual a
Lydia en algunos años. Ese pensamiento me dio nauseas.
[Allen.] Caren dijo, apretando mi mano
para mostrarme su preocupación.
[No te preocupes, Caren.] Respondí.
[Esas chicas nunca perderían con aquellos que se parecen a él. Eso me recuerda—
Tendré que presentarte apropiadamente a Tina y Ellie luego. Hemos estado muy
ocupados que nunca tuve la oportunidad. Estoy orgulloso de ser su tutor.]
✽✽✽✽✽
Nunca he sentido confianza en mí misma.
Ni una vez en mi vida. Creo que he hecho cada esfuerzo posible como la hija
mayor de la Casa Ducal de Howard. El esfuerzo me ayudo a convertirme en la
presidenta del consejo estudiantil y ganar las más altas notas de mi año. Todo
eso a pesar de la fría actitud de mi padre y su insistencia que era “inútil”.
Esos logros significantes me daban un poco de orgullo— o al menos los tenían,
solo hasta hace un mes.
De cara a la realidad de lo que me
faltaba, mi orgullo resulto ser mero egoísmo. Ahora vino a mí por la sombra de
mi hermanita, una maid que había conocido desde la niñez y la hermanita de mi
ídolo, la Dama de la Espada.
[Esto… ¡Esto es indignante! Tienes
alguna idea de quién—]
El grito del Príncipe Gerard termino en
un gruñido de dolor mientras el fuego y hielo— dos hechizos supremos—
perseguían a su objetivo. El príncipe y sus polluelos trataban de evitar el
ataque, pero su escape los llevo directo a una trampa. Múltiples hechizos de
viento intermedios se activaron debajo de sus pies, atrapando a los polluelos y
enviándolos a volar. Estaban tratando de enderezarse en medio del aire cuando
Ellie los persiguió con una serie de brillantes golpes de palmas escarlatas que
se conectaron y enviaron a un hombre tras otro aplastados en el suelo, donde se
desmayaron de la agonía y yacían inmóviles.
El príncipe bloqueó los hechizos de
viento con su espada e hizo un intento desesperado para cancelarlos, pero el
Firebird y Blizzard Wolf volvieron a atacarlos desde lados opuestos. Se encogió
mientras corría en un esfuerzo por escapar, su irreconocible uniforme de
caballero bajo la suciedad y polvo se destrozaba.
No podía creerlo. Tina, había sido
incapaz de usar magia por completo, y ahora había dominado un hechizo supremo
mientras Ellie la llorona estaba logrando hechizos intermedios.
Había oído de la brillantez de Allen
mucho antes de conocerlo. Él era la única persona a quien la Dama de la Espada
permitía estar de su lado. La opinión pública se inclinaba a alabar a Lady
Lydia, pero desde mi perspectiva, él era bastante impresionante. Saltarse años
para graduarse de la Academia Real y la Universidad como segundo de su clase
era en sí una proeza sobrehumana.
Cuando había conocido a Allen en
persona, había sido como mi hermana lo describió— extremadamente amable, y un
poquito malo… y cruel. Realizar hechizos de elementos opuestos era bastante
desafiante, pero él lo había cumplido con facilidad. Había conjurado criaturas
mágicas de cada elemento como si fuera nada e incluso retrajo hechizos
supremos. Apenas podía creer que fueran de la misma especie, pero también tenía
sentido para mí. Había demostrado que merecía su lugar junto a la Dama de la
Espada.
Entendía lo suficiente de la realidad
para saber que había algunas personas a las que nunca podría esperar superar— a
quienes sería una perdida de tiempo el incluso desafiarlas. Era más sabio
evitar luchar con personas como esas. Tomando por ejemplo a mi mejor amiga
Caren; no tenía fe en derrotarla.
Su magia de mejora física y hechizos de
rayos era tan magnífica que siquiera podía estar celosa de ellos. A ley, ella
debía ser la presidenta del consejo estudiantil. Había ganado el rol a pesar de
mi poca habilidad porque era la “futura Duquesa Howard”— un título vació— y
debido al legado de los hombres bestia de Caren. Era por esas razones que,
cuando había sido escogida para liderar al consejo estudiantil, había estado un
tanto aliviada como avergonzada de mí misma. Evité desgraciar mi nombre.
Había pensado. Estoy segura que mi padre me alabará.
La escena de las jovencitas luchando
con valentía frente a mí fue lo que me hizo desesperarme. El Príncipe y su
equipo había llegado sin previo aviso. Me había forzado y a un nervioso profesor
a llevarlo con Lynne, a quien había procedido a comerse con los ojos
lujuriosamente.
[Habría preferido a tu hermana, pero
supongo que tú lo harás. Regocíjate— voy a hacerte mía. ¿Qué es eso? ¿Es la
“niña maldita de los Howards” la que se sienta a tu lado? Qué divertido. Se nos
unirá.]
Había sido incapaz de comprender su
significado. ¿Estaba enojado? Lynne había estado asombrada, y todos los demás.
[¿Qué estás esperando?] Él continuo con
un tono de disgusto.
[Ven aquí. Aún eres una niña, pero
tienes tus encantos.]
La respuesta de Lynne había sido baja
para escucharse.
[¡Dije “no”! ¡Mi respuesta es y siempre
será “no”!] Lynne había dicho, azotando su escritorio con todas sus fuerzas y
echando fuerza con su pie.
[¡¿Y a qué te refieres con “niña
maldita”?! ¡Como te atreves a insultar a mi amiga!]
Tina y Ellie, quien habían estado
sentándose a su par, empezaron a realizar hechizos y preparándose para el
combate.
El Príncipe se había agitado,
impresionado por el rechazo de Lynne.
[¡¿Qué?!] Él gritó. [¡T-Te muestro
amabilidad, ¿y esto es lo que me gano?! Ya veo que estás al cuidado de tu
hermana, ¿o es ese tipejo de mala vida? ¡Cómo se atreve un huérfano criado por
hombres bestias a desafiarme a mí, Gerard Wainwright, un pilar de la familia
real!] Se detuvo en ese punto y luego siguió en un tono más calmado. [Algo
apesta. Esa chica apesta como un animal; ¿también se ha convertido en su mujer?
Humph. Qué par de hermanas, y que desgracia al nombre de Leinster. Bueno,
¿Howard? ¿Compartes sus gustos?]
Sus palabras habían sido groseras,
faltas de nobleza… y habían sido las últimas.
[¡Retira eso!] Tina gritó, blandiendo
su varilla al príncipe. [¡No te atrevas a burlarte de mi amiga Lynne!]
[¡Allen y la señorita Leinster no son
así!] Ellie añadió. [¡Y no insultes a Lady Tina y Lady Lynne!]
[Su Alteza, habría sido una cosa si
solo me hubiera insultado a mí, pero no podemos pasar por alto esos insultos
contra el hermanito y mi hermana… o el otro contra Tina.] Lynne dijo luego de
un momento de silencio.
Ni de las tres había dudado en desafiar
a Su Alteza, el Segundo Príncipe Gerard. ¿Por qué razón? ¿Cómo pudieron
reaccionar cuando su antagonista era el segundo en la línea al trono? Si no
fueran cuidadosas, este asunto podría afectar a todas sus familias, e incluso
sus propias vidas.
¿No están asustadas?
El Príncipe y sus compinches, quienes
habían estado observando al trio, no habían esperado que chicas más jóvenes que
ellos les gritasen. Luego de un momento de silencio, empezaron a reírse. Sin
embargo, las chicas, ignoraron su reacción. Las tres ajustaron sus gorros y se
echaron al frente, luciendo como si estuvieran actuando en un escenario.
Era indudablemente un desafió a un
duelo, pero la desdeñosa sonrisa del príncipe y sus compinches solo se hizo más
ruidosa. La gravedad de la situación se escapaba de ellos. Las chicas, por otra
parte, estaban serias a filo. No tenían intención de dejar que nadie— siquiera
el príncipe— insultase a sus seres queridos y se salieran con la suya.
[¿Puedo tomarlo como un rechazo?] La
fría voz de mi hermana detuvo la burlona risa, congelando la clase. [En ese
caso, debo demandarle al trono un duelo formal para una fecha próxima, con la
asistencia de Su Majestad, los Cuatro Grandes Duques y los Ocho Grandes
Marqueses. ¿Qué respondes?]
En ese punto, el Príncipe y sus amigos
por fin parecían darse cuenta del enemigo del que se habían hecho. A pesar de
su juventud, Tina Howard y Lynne Leinster eran descendientes directos de casas
ducales. La Familia Real no podría ignorar su petición. Ellie Walker igual era
la única heredera de la reconocida familia Walker; nadie con asuntos en el
norte la ignoraría. Si las tres presionaran en el caso, y llegase a los oídos
de Su Majestad… sería un problema.
Sin ninguna otra opción restante, el
lado del príncipe había aceptado el duelo— sin sospechar que eso probaría ser
la alternativa más difícil.
El Blizzard Wolf y el Firebird con el
cual Tina y Lynne habían abierto el duelo había incapacitado a la mitad de los
compinches del Príncipe, y el resto había caído preso de los hechizos y artes
marciales de Ellie.
Eso dejo a cuatro personas paradas en
el campo de pruebas. Tina estaba conteniéndose y armando hechizos con una
hermosa varita, a la cual le había atado su listón. Lynne era la vanguardia,
tomando su espada en su mano derecha mientras comanda llamas con la izquierda.
Ellie seguía alerta mientras apoyaba a las otras dos con una variedad de
hechizos. y el príncipe…
El príncipe estaba en un estado
lamentable.
El resultado era obvio. Los estudiantes
observando a los costados liberaron una ovación mientras los profesores se
asustaban. Estaba alegre— al menos yo lo debería haber estado. Debía haber
estado alegre que mi adorable hermanita y mi amiga de la infancia hubieran
crecido tanto— que Tina había aprendido a lanzar hechizos. De verdad había
estado alegre cuando me lo había dicho en una de sus cartas. Sabía cuánto había
sufrido.
Pero… Me lo preguntaba. ¿Podía Allen
ser un mago como los que había leído en los cuentos cuando era pequeña? Tina se
había colocado en el primer lugar de su examen de entrada. Ellie se había colocado
en lo alto. Y ese día, mis sospechas cambiaron a ciertamente— Allen había
realizado un milagro, justo como Tina había dicho en la ceremonia de entrada.
Solo cuatro meses antes, mi hermana había sido incapaz de lanzar magia
elemental. Ahora había dominado el hechizo supremo de hielo Blizzar Wolf, el
símbolo de la Casa de Howard. Su maid Ellie había sido un gato asustadizo.
Ahora estaba creando fórmulas de hechizos meticulosamente y desplegando más
hechizos intermedios que podía cantar en silencio para dominar el área. Incluso
Lynne estaba lanzando el Firebird y probando que estaba en iguales en esgrima
con el príncipe.
Las tres me habían superado de lejos,
me di cuenta mientras me costaba contener el oscuro sentimiento que amenazaba
con llenar mi corazón.
No… Soy Stella Howard, su hermana, su
superior, y la presidenta del consejo estudiantil de la Academia Real. Tengo
que aguantarlo. No soy la única que está haciendo el esfuerzo; no estoy
trabajando lo suficiente. Es buena hora de ponerle un fin—
[¡Me mamaste!] El Príncipe Gerard rugió
en una rabia asesina mientras estaba por moverme, arrojando su espada de
caballero y sacando la daga en su cintura. Cegadora luz llenó el campo de
pruebas mientras un tremendo maná se juntaba en los alrededores.
[¡¿P-Príncipe Gerard?!] Grité,
tartamudeando. [Eso es de la Familia Real… ¡Si lo liberas aquí…!]
[¡Calma!] Él dijo. [¡Le enseñaré a esas
presumidas chiquillas cuál es su lugar!]
[¡¿Estás molesto?!] Grité luego de un
momento de silencio.
[¡Cuida tu lengua, buena para nada! ¡He
oído todo de cómo nunca serás capaz de dominar un hechizo supremo! ¡Los Howards
han caído en tiempos oscuros si alguien como tú es—!]
[Es suficiente, gracias.] Una gentil
voz interrumpió la rabiosa voz del príncipe mientras un joven caía frente a las
chicas sin sonido o trazo de maná. Se veía como alguien fuera de un cuento de
hadas.
Oh. Lo sabía. Realmente eres un…
✽✽✽✽✽
El trio se hizo atrás al momento de mi
llegada en el campo de entrenamiento. Entonces, se sorprendieron.
[¡¿Allen?!]
[A-Allen, um, v-verá…]
[¡O-Onii-chan!]
Las chicas de prisa trataron de
esconder sus armas detrás de sus espaldas. ¿A quién creen que están engañando?
Sonreí sarcásticamente mientras me daba la vuelta para ver al príncipe.
[Ese objeto que tienes allí es
peligroso.] Dije.
[¡Silencio! ¡¿Tú otra vez?! ¡Hazte a un
lado! ¡Esas chicas pretendían dañar a la Familia Real, y tengo que enseñarles
una lección!] El príncipe gritó.
[¿En serio? Dudo que haya punto con mi
pregunta, pero ¿entiende la situación? Su posición no es exactamente viable, y
solo la está empeorando.] Respondí.
[¡¿No te das cuenta quién soy?!] Él
gritó. [¡Soy el gran Príncipe Gerard, heredero del gran linaje Wainwright!]
¿Siempre fue así de idiota? Hay algo malo
en su discurso.
Tan pronto como el segundo príncipe
había regresado de su suspensión, se había pasado por algunas escolares de la
Academia Real, solo para que se le volteara la tortilla. Y sus objetivos
incluían a las hijas de los Cuatro Grandes Ducados. Ninguna orden sería capaz
de hacer que las personas dejaran de hablar de ello, y a pesar de lo que me
había pasado, este incidente sería imposible de encubrir. Podría afectar al
prestigio de la Familia Real. Incluso una reorganización de la línea de sucesión
estaba dentro de lo posible. El profesional superior del príncipe, el
comandante de la Guardia Real, no era del tipo de preferir a la realeza. Solo
podía imaginar lo que diría.
¿Qué has hecho? Demostrar tu débil,
estúpida y irrespetuosa conducta a todo el mundo, eso es lo que es. ¿Hay algo
más qué debería añadir a mi reporte?
No podía haberlo dicho mejor. El
principie simplemente falló en darse cuenta que— No, debió parecerle normal.
Pensó que siendo de la realeza— ser especial— le daría pase a hacer lo que le
gustase, sin darse cuenta que aquí, sería tratado como el octavo en la línea de
mando de la guardia real. Era un inútil.
[¡En primer lugar debiste dejarme a
Lydia, malnacido!] El príncipe grito. [¡Te has deshecho de toda la consideración
que te he mostrado! ¡Esto demuestra que los animales no entienden la
misericordia! ¡No esperes ver la luz del día en este reino!]
[Anna, Caren.] Dije.
[La favorita de todos, Anna, a su
servicio.] La ama de llaves intervino.
[Allen.] Caren respondió.
[Voy a ir enserio con esto.] Les dije.
[Anna, ¿puedo pedirte que mantengas a todos a salvo? Caren, tú y Lady Stella
protejan a las chicas.]
[¡Como diga!] Anna respondió.
[Está bien.] Caren acordó luego de una
corta pausa.
Estaba por empezar a crear mis
hechizos— cuando los bordes de mi bata fueron tomados en tres direcciones.
[¡No!] Tina protestó.
[N-Nos gustaría ayudar.] Ellie dijo.
[Onii-chan, no soy la chica que solía
ser.] Lynne añadió.
Miré detrás de mí y vi que Caren no
estaba segura qué hacer.
Qué problemático grupo de estudiantes…
El maná del príncipe era el elemento de
luz, y… estaba en el proceso de desplegar parte de una fórmula de hechizo que
nunca había sido visto antes. Era bastante antiguo— es probable que predecía de
la Guerra del Señor Oscuro. El hechizo estaba emanándose de la daga del
príncipe.
Ya veo. Una reliquia pasada en la
Familia Real. Hm… Podía no estar muy lejos de ellos, pero aún es demasiado
pronto.
[No, Lady Stella.] Le dije al trio.
[¡¿S-Sí?!] Lady Stella respondió.
[¿Ha contactado al director?]
[No, fue al palacio real.] Ella dijo.
[En ese caso—]
[¡¿Qué estás balbuceando?!] Gerard
gritó, yendo al frente con su daga. [¡Muere!]
Bien podría intentarlo. Pensé mientras atraía su atención a mí
con una barrera de volteos de magia elemental de todas direcciones— con fuerza
para obstruir sus movimientos. Luz salió de la hoja de su daga para formar
incontables “escudos” octagonales flotantes que rechazaron cada hechizo que les
caía.
¿Defensa automática?
Cambien de hechizos y empecé a levantar
un muro de piedra tras otro. La luz de inmediato empezó a extenderse por la
hoja de la espada al corte de una espada larga, un golpe el cual se adhirió por
más de mis diez barricadas. El príncipe siguió su ataque.
La defensa y ofensiva en una. Me
encantaría hacer un estudio de sus capacidades en ambos frentes, pensé mientras
tomaba una de las espadas clavadas en el suelo y pase mi mano por su hoja para
activar mi Espada Azur. Bloqué un corte de la espada de luz, pero mi espada
crujió alarmantemente. La habilidad del príncipe en combates sin armas no había
cambiado, ni su esgrima— solo la fuerza de su ofensiva había incrementado
drásticamente.
[¡Muere!] Gritó otra vez. [¡Date prisa
y muere! ¡Maldito! ¡Muere!]
[No, gracias.] Dije. [Espero vivir una
larga vida.]
[¡Allen!] Tina gritó mientras su
Blizzard Wolf se hecho contra el príncipe.
Gerard se retiró, chasqueando su
lengua, y el lobo me siguió. Lo tomé como que requería un tiempo para
prepararse con el fin de bloquear un hechizo supremo.
[¡¿Quién te crees que soy?!] Él gritó,
interceptando al lobo con la hoja de su espada. Al área alrededor de él empezó
a congelarse mientras luchaba por rechazar el hechizo. Entonces, una siniestra
ave cayo sobre él desde atrás— era el Firebird de Lynne.
[¡Malditoooos!] Gerard gritó mientras
el maná de su daga incrementaba y escudos de luz se materializaban frente y
detrás de él, deteniendo los hechizos avanzados. Su defensa era impresionante y
omnidireccional, pero no tan poderosa para destruir hechizos supremos. Debía
ser seguro dejarles intentarlo un poco.
Con un grito de Ellie, un masivo
torbellino— el hechizo de viento intermedio Divino Tornado de Viento, y
posiblemente más de uno— recayó en el príncipe. Excelente trabajo de equipo.
Gerard gritó incoherentemente mientras
sus escudos empezaban a derrumbarse por el triple ataque, pero su poderoso maná
era desmedido. Un poco de seguridad no le mataría, así que decidí continuar.
Reuní el maná en mi espada, lo aumenté con viento y rayos, y lo lancé. Mi
puntería fue certera; la espada perforó el lugar donde los escudos de Gerard
estaban más fortalecidos y liberó enredaderas de hielo dentro de sus defensas.
Se enrollaron alrededor de él, dispersando el maná e interfiriendo con su
control.
[¡C-Cobarde!] El asombrado príncipe
gritó con fuerza.
[No seas ridículo. Este duelo se
acabó.] Dije.
Derribé sus escudos y los hechizos de
las chicas lo despedazaron desde tres frentes. Calor, frío, y vendales se
dispersaron por el área, acompañadas por un tremendo rugido. Ovaciones y gritos
venían de la audiencia de estudiantes y la facultad.
Dos hechizos supremos, varios hechizos
intermedios, y una Espada Azur a la medida— algunos podrían considerarlo fuerza
excesiva. Entonces otra vez, había usado esa extraña daga; no debería suponer
un problema mientras consiguiera que testificase. Ráfagas de llamas y
fragmentos de hielo produjeron una visibilidad bastante pobre, pero pude sentir
el maná de Gerard, así que no estaba muerto.
[¿Qué fue todo eso?] Dije, rascando mis
mejillas mientras caminaba hacia Tina y le daba una gentil palmada en su
cabeza, obteniendo un grito en respuesta.
[Te dije que te retiraras Tina. Veo que
te estás comportando peor que antes. Casi me echó a llorar.]
[P-Pero…] Ella murmuró. [Pero estaba
preocupada por usted.]
[Y te estoy agradecido. Lo mismo va
para Ellie y Lynne.]
[S-Sí.] Ellie respondió mientras se nos
acercaba. [L-Lo siento.] Le di un leve golpe en su cabeza también, provocando
un llanto. [¡Eso duele!] Seguido de una risa. No podía entender el por qué se
reía.
La noble chica pelirroja no se había
movido de su posición original y se rehusaba a verme. [Me rehúso a
disculparme.] Ella anunció. [Soy una chica traviesa que no hace lo que le
dicen.]
[Oh, ¿en serio?] Dije. [En ese caso,
¿cómo puedo convencerte para enderezar tu camino?]
[Esto lo hará.] Ella respondió luego de
una pausa, posicionando ambos brazos abiertos al frente, casi como cierto
alguien que le encantaba hacerlo.
¡¿D-Dónde aprendiste ese truco?! Tina,
Ellie, Caren, les prometo que no le enseñé eso. Lo digo en serio.
[¡Esto será!] Ella repitió.
N-No voy a hacer eso… Oh, en serio. Soy
tan blando.
¡Estaba preparándome para darle a Lynne
un abrazo cuando ráfagas de luces rojizas explotaron llevando fuego y hielo en
el aire, apuntando a todos nosotros! De inmediato lance ráfagas de viento a mi
alrededor, levantando varios muros de viento en el camino, pero todas se
hicieron polvo. La diferencia en maná era indudable.
[¡O-Onii-chan!] Lynne gritó mientras
las ráfagas impactaban.
[¡Lynne, ve con Anna!] Grité. Estaba
lanzando cada hechizo defensivo en el que podía pensar, pero parecía que
desviar las ráfagas era lo más que podía hacer.
Su maná está a una magnitud más grande
que antes.
[¡Tina, Ellie, no se pasen de listas!]
Grité. [Esto es—]
[¡Leinsteeer! ¡Howaaard!] Un rugido de
odio y obsesión interrumpió mi corta advertencia y dejo mis oídos retumbando.
La cosa que emergió del vendaval, destrozó
las llamas y acaba con el hielo… ya no era Gerard. Aún parecía humano— casi—
pero ahora era algo más. Algo siniestro. Cristales octagonales que brillaban
con una luz rojilla cubrieron todo su cuerpo como las escamas de un dragón. Su
cabello había cambiado de rubio a blanco cristalizo solo por partes. La mitad
faltante de su rostro se cayó y su ojo izquierdo se había convertido en un
cristal. Su mano derecha tomó una gran espada de luz mágica que se había hecho
más grande que su propia altura, mientras la izquierda tenía un gran escudo de
cristal. Su ojo derecho restante estaba concentrado en…
[¡Lynne!] Grite mientras Gerard se echo
al frente, esparciendo ráfagas de luz. Lancé varios Espejos de Hielo Divino
para rechazarlos y le devolví el fuego con una barricada de hechizos
elementales de todos los elementos, pero mis ataques no lo retrasaron nada.
Puse mis manos en el suelo y traté de entorpecerlo al enredarlo con Cadenas de
Tierra Divina fortalecidas, pero a lo máximo probo ser nada.
[¡Anna, busca asistencia inmediata!]
Grité.
[¡Como diga!] La ama de llaves
respondió.
[Caren, toma a las chicas y llévalas a
un lugar seguro. Lynne, date prisa y únete a ellos.]
Gerard blandió su espada, segando mis
hechizos mientras los desplegaba. Una nube de polvo obstruyo mi visión, pero le
di una miradita a una sombra acercándose a Lynne mientras corría.
[¡Leinsteeer!] Gerard grito mientras
lanzaba muchos hechizos de fortalecimiento físico y de viento en mis piernas y
al instante me di a la marcha para bloquear su avance. Lance un hechizo de
viento para aventar a Lynne hacia las otras chicas sin tener que verla y luego
tome un movimiento evasivo. Mientras lo hacía, pude ver los labios de Gerard
retorcerse en una cara burlona.
Oh no. Una trampa.
Muchas espinas de cristal brotaron del
cuerpo de Gerard mientras cambiaba de objetivo hacia a mí y se me acercaba de
una vez, clavando su masiva espada. Empecé a crear hechizos para al menos
evitar una herida fatal… y luego detenerlo. Fue una pérdida de maná— nunca
llegaba a tiempo.
A la vista de la figura derribándome
brillaba con locura y rabia. Su espada estaba por perforarme— cuando tanto la
espada y su escudo fueron partidos en dos, y Gerard salió volando hasta el muro
con un fuerte sonido. Cientos de ardientes plumas flotaban alrededor de mí.
[Que patética forma de pelear…] Ella se
entrometió en el mismo tono burlón que solía usar antes. [Sé que puedes hacerlo
mejor que esto.]
[¿Q-Qué otra tenía?] Murmuré. [Necesito
hacerlo testificar antes que muera.]
[Oh, pero supongo que no hay necesidad
de contenerse ahora.] Ella dijo.
[Eso es cierto.] Empecé a entenderlo
ante la realidad de la situación que me golpeó. [¡Espera! ¡¿Qué estás haciendo
aquí, Lydia?! ¡¿Qué hay del palacio?!]
[Vaya, que estúpida pregunta.] El
albatros me deslumbro con una sonrisa mientras su brillante cabello escarlata
vagaba por el viento. Entonces, reposo su espada favorita en su hombro, me
guiñó, y dijo. [Estoy de tu lado, y tú eres mío. ¿Qué de malo tiene eso?]
Bueno, no podía argumentar contra eso.
A pesar la urgencia de la situación, me eche a reír.
[¿Q-Qué es tan divertido?] Ella
preguntó.
[Nada. Tienes razón. Tienes toda la
razón. Perdón, y gracias. Pensé que estaba acabado.] Dije.
[¿Ibas a morir sin el permiso de tu
señora?] Ella preguntó luego de un momento de silencio. [Eres una falla como
sirviente. Si mueres, te mataré, así que olvídalo.]
[¿Vas a matarme luego que ya esté
muerto? Ese es un pensamiento aterrador. En ese caso, creo que me mantendré con
vida.]
[Es lo mejor.] Ella dijo. [Hay muchos
lugares que quiero visitar, y necesito que lleves mis maletas.] Ciertamente
parecía gustarle la idea.
Gerard— lo que solía ser Gerard— se
arrastró fuera de los escombros, usando innumerables espinas que brotaban de
sus piernas y torso como las piernas de insecto. Encontraba difícil imaginar
que aún estaba consciente, y aunque…
[¡Lydia Leinsteeeer!]
Un rugido inhumano llenó el campo de
pruebas.
Aún está obsesionado con ella, ¿incluso
en ese estado? No puedo evitar sentir lástima por él.
Lydia libero un bostezo desinteresado.
[Como sea, ¿qué es esa cosa?] Ella pregunto. [No parece humano. ¿Por qué no
solo lo corto y terminamos con esto? ¿Te importa si desenfundo la Verdadera
Escarlata?]
[Me importa. Ya te lo dije.] Respondí.
[Nunca me dejas divertirme. Lo quemaré,
entonces.]
Lydia al instante lanzó un Firebird más
de dos veces del tamaño de Lynne y más poderoso que aquellos de los que estaba
habituada a lanzarme. Puedo decir que iba en serio, ya que la fórmula era de mi
propia creación. Ella le lanzó el hechizo al príncipe antes que pudiera
recuperar el paso. Gerard ni siquiera tuvo el tiempo para desplegar sus escudos
antes que el hechizo le pegase, haciendo un purgatorio a sus alrededores e
incluso derritiendo los muros, los cuales se suponían haber estado reforzados
desde el examen de entrada de Lydia y mío. Oí un grito y ruidosos impactos de
alguien retorciéndose en el suelo desde dentro de las llamas.
[¿Es todo?] Preguntó. [Desearía que le
hubiera echado ganas; aún no estoy satisfecha.] Luego de una pausa, añadió. [La
muerte es muy indulgente para el crimen de tratar de herir a mi hermana, mis
estudiantes y mi… sirviente personal.]
Lydia se veía calmada a primera vista,
pero las ardientes plumas en el aire estaban multiplicándose en respuesta a sus
emociones. Me recordé que enojarla era cometer suicidio y me di una nota mental
para tenerlo en cuenta en el futuro.
Gerard arrastró su carbonizado cuerpo
fuera de las llamas.
¿Aún puede moverse luego de eso…?
[Ahora estamos hablando, ya sabes qué
hacer.] Ella dijo.
[Sí, señora.] Respondí. [Solo
concéntrate en cortar.]
[¡Ese siempre fue mi plan!]
Lydia corrió y la seguí desde atrás.
Una luz rojiza se salió de la mano derecha de Gerard, recubriendo todo su
cuerpo y curando sus heridas. Su maná era mucho más grande que antes— ¿había
absorbido una porción del Firebird?
El ojo izquierdo de Gerard se giró y
emitió una luz fantasmal.
[¡Lydia!] Grité.
[¡No me detendré!] Ella gritó y cogió
más velocidad.
¡Increíble!
Gerard irradió una intensa sed de
sangre mientras su maná se concentraba en su ojo izquierdo y luego disparó.
Rápidamente lance hechizos. Un rojizo disparo pasó por el aire— y entonces se
reflejó, destrozando las paredes en pedazos.
Mi predicción había sido correcta;
mientras tuviera el tiempo de prepararme, podría neutralizar ese ataque al
apilar docenas de Espejos de Hielo Divino.
Mientras tanto, Lydia había entrado en
la guardia de Gerard y liberado esos cortes perpendiculares en las que era
buena. Al menos, tres veces, de hecho— eran tantos como mis ojos podían seguir.
Sangre negra se esparció por todo el cuerpo del príncipe.
¿Negra? ¿No roja? ¿Incluso está alterando
su composición física?
Me pregunté mientras hacía uso del agua, rayo y oscuridad para llenar las
heridas del príncipe con el mejor hechizo de composición venenosa que podía
hacer. Lydia siguió con otro Firebird, el cual traspasaba por los escudos automatizados
de Gerard como papel para dar un golpe directo.
Gerard liberó un grito de agonía que no
parecía humano mientras impactaba en el muro por segunda vez para quedar
enterrado bajo ardientes escombros. Temporalmente fue neutralizado, pero un rojizo
brillante estaba pulsando dentro de las llamas.
[¿Qué piensas?] Le pregunté a Lydia,
quien se hizo atrás con una mirada de disgusto.
[No tengo problemas con cortarlo o
quemarlo, pero será un incordio.] Ella dijo.
[Mantenerlo con vida no será fácil, y
sospecho que es inmortal mientras le dure su maná.] Asentí.
[Pensar es tu trabajo. Yo solo corto
cosas.]
[Tengo un plan, pero preferiría no
usarlo.] Admití luego de un momento de silencio.
Muchos de los estudiantes y profesores
rodeando la arena habían huido, pero no todos. Pude haber sido capaz de
manejarlo sin público, pero a como están las cosas, estaba arrinconado.
¿Hm?
[Por cierto, Lydia… ¿Cómo terminaste
aquí?] Pregunté.
[Ese maldito elfo me envió, me lo encontré
en el palacio.] Ella respondió.
[Espera.]
[¿Para qué?]
Concentré mi mente en detectar el maná.
Maldito director. Se suponía que lidiar con este lio es su trabajo, si solo se
hubiera tomado la molestia de hacerlo. Pero por lo retorcido que es, sabía que
le preocuparía la academia. ¿De verdad dejaría las cosas en nuestras manos?
¿Sabes qué? Solo se lo preguntaré.
Desplegué las más poderosas lanzas
mágicas que podía manejar en los más exclusivos asientos de los espectadores,
las cuales dirigí a plena vista desde campo de pruebas.
[¡N-No seas imprudente!] Una asombrada
voz respondió.
[¡En ese caso, sugiero que muestres tu
rostro y te expliques!] Dije.
[E-Eso es lo que hace tan difícil el
trabajar contigo. Desearía solo resolver el problema y darlo por terminado.] El
director gruñó, viéndose resignado mientras se acercaba a nosotros en su bata
blanca de hechicero.
[Puedo decirte lo mismo.] Le respondí,
manteniendo un tono acusatorio. [¿O está por revelar que era el traidor en todo
esto?]
[C-Claro que no. Espera. Levantaré una
barrera.] Él murmuro.
Una barrera empezó a cubrir todo el
campo de pruebas mientras los estudiantes restantes y la facultad, e incluso
los inconscientes compinches de Gerard, desaparecieron del mapa, dejando solo a
nuestros amigos y conocidos en la arena. El director debió haber lanzado un
hechizo de teletransportación.
[Estuve investigando mientras me hacías
tiempo.] Él explicó. [Una vez su transformación esté completa, emergerá por
completo con la fórmula de hechizo, y su cifrado hará difícil estudiarlo.
Espero que me perdones.]
[¿A qué te refieres con eso?]
[Por favor no sueltes palabra de esto.]
Respondió renuente. [La fórmula del hechizo incrustado en esa daga es un
genuino vestigio del gran hechizo perdido Escudo Radiante. El Caballero, quien
portó el original, es un ancestro directo de la Casa Real de Wainwright, y han
preservado ese remanente como una reliquia familiar. En las manos equivocadas,
ocasionalmente devora el maná de su portador y los transforma en un monstruo
errante, como pueden verlo. Tuve una mala pasada lidiando con un caso similar
hacer un siglo. Es inmortal mientras su maná lo soporte, y vestigio o no, es un
gran hechizo— su maná es prácticamente inagotable. También consume porciones de
hechizos para restaurarse por sí solo.]
[¿Cómo lo arreglaste la última vez?]
[Reconocidos hechiceros de la época combinaron
sus esfuerzos por siete días y siete noches para sellar a la criatura. Desde
luego, varias ciudades perecieron en el proceso.] El director me dijo.
[Perdón por preguntar.] Dije luego de
un momento de silencio.
Se nos agotaban las opciones. Entre las
llamas, Gerard lanzó su mano derecha al espacio vacío. Su siniestro resplandor
aún deshacía el infierno y lo dividía en docenas de llamas más pequeñas. Luego
le brotaron espinas en todo su cuerpo mientras una retorcida esfera se
materializaba alrededor de él.
Innumerables cristales volaban por el
aire, rodeándolo para protegerlo. Parecía que se hacía menos humano.
Tengo un plan, pero…
Un tercer Firebird despegó. Los
cristales de Gerard formaron varios escudos, pero el hechizo de Lydia acabo con
su resistencia en unos segundos. Un tercer grito resonó mientras sumergía al
príncipe en otro panorama del purgatorio.
Definitivamente se está fortaleciendo
más.
Lydia miró por su hombro y vio a Tina
tomar su varita. Lynne y Ellie estaban cerca, de las manos, mientras una Caren
lista para la batalla y una Lady Stella de cara pálida andaban. No había
señales de Anna— Pudo no haber entrado en la barrera.
[¡Ven aquí, Tiny!] Lydia ordenó. [¡El
resto de ustedes, a un lado! ¡Maldito elfo, ya descubriremos algo, así que
mantenlo ocupado hasta que lo hagamos!]
[Sabes, soy una persona muy importante.
El Archimago, en caso que lo hayas olvidado. Pero, muy bien. Supongo que puedo
retrasarlo.] El director respondió luego de un rato de silencio.
[¡¿T-Tiny?!] Tina balbuceó. [¿Cuántas
veces debo de decirte que mi nombre es Tina?]
[¡Solo ven aquí! ¡Y sé rápida!] Lydia
le gritó.
El director se retiró de nuestra
posición y una molesta Tina corrió para tomar su lugar, con su varita en mano.
Lydia tenía el ceño fruncido también— se veía menos entusiasta al parecer.
[¿Asumo que sabes qué hacer?] Lydia me
preguntó.
[Me gustaría evitar el involucrar a
Tina, si es posible.] Respondí luego de un momento.
[No. No quiero perder más de mi tiempo
en ese descerebrado príncipe. Si ese maldito elfo no puede manejarlo, entonces
tendremos que hacerlo nosotros mismos. Tiny.] Lydia respondió de inmediato.
[T-Te lo dije, mi nombre no es—] Tina
balbuceó.
[Has enlazado tu maná con mi sirviente,
¿verdad?]
Tina se vio sorprendida por un nombre, luego
volvió a mi indignada. [¡Allen!]
Una larga pausa se dio, pero no servía
el tratar de ocultarlo. [Perdóname.] Dije, pidiendo disculpas. Por desgracia,
Lydia era la pionera. El mero hecho que hubiera logrado ocultar los eventos de
esa noche de ella era un logro remarcable.
[¡Oh, mentiroso!] Tina exclamó. Sus
mejillas estaban más infladas con una indignación que nunca antes había visto.
[¡Dijo que sería nuestro secreto! ¡T-Te… jodes ahora!]
No la tuve fácil cuando lo descubrió,
sabes. Honestamente, estoy asombrado que aún siga con vida.
[Bueno, eso no importa.] Lydia siguió,
casualmente restando la revelación. [Lo aceptaré. Dudo que esto sea noticia
para ti, pero también estoy enlazada con él. Así es como me gané el uso
apropiado de la magia— así como tú, Tiny.]
[¿Qué? ¡¿E-Eso es cierto?!] Tina dijo.
[Bastante.] Lydia confirmó. [Y es por
eso que voy a pedirte un favor.]
[¿L-Lo hará? ¿Q-Qué puedo hacer yo por
usted?] Tina preguntó con los ojos bien abiertos. Sonaba como si Lydia
estuviera pensando la misma cosa que yo, aunque eso no me hacía para nada
feliz. Al fin de cuentas—
Está bien. Bien. No me des esa mirada.
[Tú eres la única que puede hacer esto
por mí.] Lydia se lo dijo a Tina. [¿Lo harás?]
[¡C-Claro!] Tina accedió enérgicamente.
Me viene bien su entusiasmo, pero aun deseaba que hubiera alguna alternativa—
alguna que se me ocurriera. El solo derrotar a Gerard no supondría un desafió;
asegurar su supervivencia haría difíciles las cosas. Lydia podría recurrir a la
Escarlata Verdadera, una espada encantada de fuego y el tesoro más grande los
Leinster… pero si fuera a sacarla y darle rienda suelta a su esgrima y su
Firebird, se arriesgaría a matar al príncipe. Dicho eso, tampoco podía
permitirse contenerse— apresurados ataques solo fortalecerían a Gerard.
Necesitábamos la ayuda de Tina.
[Escucha, quiero que enlaces tu maná
con Allen y lances el hechizo más fuerte de hielo que puedas hacer. Que no te
moleste ir en serio con el tontorrón príncipe— Al parecer es medio inmortal.]
Lydia dijo.
[¡¿I-Inmortal?!] Tina exclamó.
[Una vez esté hecho, déjanos el resto.
¿Captaste?] Lydia continuó.
Tina se silenció por un momento.
[Allen.] Me dijo.
[Tina, estoy seguro que no será de tu
gusto, pero—] Respondí.
[¡N-No será el último tampoco! ¡A-A por
ello!] Tina me interrumpió.
[Gracias.] Gentilmente acaricié su
cabeza y luego toqué el listón atado alrededor de su varita. Podía sentir
nuestros corazones acercándose más mientras lenta y cuidadosamente forjaba el
enlace.
Tina gruñó y cerró sus ojos con temor.
[¿Estás bien?] Pregunté.
[L-Lo estoy.] Ella dijo. [Pero se
siente, um, algo extraño— como que estoy flotando. Estaba más allá de mí
recordar la última vez, pero supongo que esto es lo que se siente enlazar el
maná. Es cálido, y estás tan cerca. Me gusta. Me gusta mucho.]
[N-No digas eso.] Murmuré.
[Una vez estés enlazada, date prisa y
alístate.] Lydia interrumpió, acabando con el incómodo silencio mientras me
alejaba con Tina. La mirada en su rostro hacía claro que no estaba muy alegre.
Qué desconsiderado de ella. Claramente
le importa mucho.
Tina resopló. [¡Allen, daré lo mejor de
mí!] Ella dijo.
[Tómalo con calma.] Le advertí. [Tienes
mi total apoyo.]
[¡Sí!]
[Recuerda, no te contengas.] Lydia
dijo.
[Ni que me lo digas.] Tina respondió,
dando un gran paso al frente y levantó su varita mientras empezaba a preparar
un hechizo. [¡Nunca se la pondría fácil a alguien como él!]
Ahora es cuando la verdadera batalla
inicia. Lo que sigue…
[Um, ¿Lydia?] Dije.
[¿Qué?] Ella respondió.
[¿Va en serio?]
[Claro que sí.] Ella dijo, postrando
sus brazos frente a ella y me hacía señas.
[Espera. No estoy mentalmente
preparado.] Objeté.
Solo gruñó con más énfasis. Parecía que
no tenía de otra. Abracé su delicado cuerpo mientras acariciaba su cabello,
estableciendo un enlace superficial. Se veía feliz en mis brazos.
[¿Sin beso?] Ella protesto, frunciendo
sus labios.
[Ese sería un enlace muy profundo.] Le
dije.
[Tacaño…] Ella se quejó. El enlace fue
establecido, pero no se movió para alejarse de mí. Al mismo tiempo, necesitaba
ser cuidadoso; demandaría iniciar otra ve si terminaba el abrazo muy rápido,
así que—
¡Ow! Sin morderme el brazo.
[Este es el momento que he estado
esperando. ¡Ahora, dime el secreto que has estado guardando!] Ella declaró.
[¿Perdona?] Dije, asombrado. [¡No me
digas que de eso se trataba!]
[¿Qué más sería?] Ella respondió. [¡Sé
que aún estás escondiendo algo!] Luego de un rato, añadió. [Además, no te has
conectado conmigo últimamente.]
¡¿R-Realmente es el momento para
truquitos?!
Tina se dio la vuelta para vernos y
entonces grito. [¡A-Allen!] Ella exclamó.
[¡Aléjese de ella! ¡No se tomó mucho
tiempo conmigo, y tampoco me dio un abrazo! ¡Es injusto! ¡Demando hacerlo de
nuevo!]
[Calla, Tiny.] Lydia le dijo. [Sigo
siendo mil veces más fuerte que tú, incluso en esta situación. Si te molesta
esto, entonces te sugiero que me superes— o nunca te dejaré.]
Tina se tiró una rabieta.
En serio, Lydia podía ser tan inmadura.
Ese lado suyo no había cambiado nada desde nuestro primer encuentro hace cuatro
años. Había afinado su esgrima y magia, se hizo más alta, y le creció el
cabello. Espera… ¿Por qué se dejó crecer el cabello?
[¡A-Acabas de leer mi m-mente,
¿verdad?!] Ella balbuceó sonrojándose como una manzana bajo mi escrutinio.
[¡I-Increíble! ¡Y-Y tienes algo malo en tu cabeza si crees que te tome en
serio! No me deje crecer mi cabello porque así te gusta; pasa que—]
[Odio interrumpir su leve coqueteo,
pero estoy en mi límite.] El director interrumpió, su maná se redujo
significativamente.
Gracias. Haz hecho lo suficiente. Y eso
no era “coqueteo”.
Me alejé de Lydia y examiné la
situación. El director manteniendo a Gerard bajo control con varias barreras
reforzadas, pero el ímpetu del príncipe se logró.
Un jalón de mi lado derecho de mi bata
me distrajo. [Allen.] Tina pregunto desde mi costado. [¿Le gustan las chicas de
cabello largo?]
[Um, ya eres perfectamente adorable.]
Presioné.
[Quizás también debería dejarme el
cabello largo.] Ella medito tras una larga pausa.
[No. Ya estamos bien. Prueba con otro
estilo.] Lydia intervino.
[¡P-Pero tenía el cabello corto cuando
se inscribió!] Tina objetó. [¡Lo vi cuando hice que Lynne me mostrara unos
viejos orbes de ustedes dos el otro día!]
Qué inesperada situación. ¿Qué “viejos
orbes”? ¿Sus grabaciones venían de tan atrás?
[Ojos al frente, las dos.] Les ordené
mientras calmaba mis nervios.
[Tina.]
[¡S-Sí!] Tina respondió. [Estoy
preparada. De hecho, creo que me irá mejor de cuando lo hice durante mi examen
final. Siento como si pudiera hacerlo todo.]
[Lydia.]
[¿Con quién crees que estás hablando?]
Lydia respondió. [Manos a la obra.]
[Director, deshaga sus barreras a mi
señal.] Dije.
[Entiendo.] El director respondió.
Tomé una de las manos de Tina con la
derecha y una de las de Lydia con la izquierda. Luego, cerré mis ojos y me
concentré en refinar los hechizos que estaba creando con las dos.
Eso me recuerda— no escuché esa voz.
Desearía que nos diera una demostración de lo que puede hacer, considerando que
vamos contra el Radiante Escudo, otro gran hechizo.
[¿Voz?
¿Qué voz?] Lydia preguntó.
[¿Allen?] Tina añadió.
[¡Director!] Grité, abriendo mis ojos.
[¡Bien!] Él respondió y retiró sus
barreras.
El viscoso líquido que una vez había
sido Gerard fue hacia nosotros. Si tuviera que compararlo con una criatura
existente, diría que es lo más parecido a un limo. Lo que creí que era su
rostro mantuvo su mirada fijada en Lydia en una increíble obsesión.
[¡Tina!] Grité.
[¡Sí!] Tina blandió su varita delante
de ella.
Y entonces, oí la “voz”.
[USA MI PODER SI TANTO LO DESEAS. LA
LLAVE ESTÁ EN TUS MANOS. ANIQUILA A LA IMITACION.]
Tina y Lydia… se venían inconsciente de
ello. Quizás nuestro enlace era demasiado débil. Estaba contento de descubrir
que Frigid Crane fuese tan meticuloso— ¿O había accedido a ayudar porque nos
estábamos enfrentando a uno de sus camaradas de los grandes hechizos?
Da igual, me habría gustado un
encuentro cara a cara.
El hechizo de fórmula que había visto
en la mansión Howard tomó forma, sobrescribiendo al Blizzard Wolf, y se activó.
[Oh, qué hermoso…] Tina dijo ante el
espectáculo.
[¡¿C-Cuál es el significado de esto?!]
El director demandó, sus gestos tensos de la sorpresa.
[Muy bien.] Lydia frunció sus ojos.
El lobo de Tina, su poder era
magnifico, crujió y empezó su ataque, congelando todo dentro de su sólido
alcance mientras avanzaba. Las espinas exteriores se pusieron en marcha, pero
al instante se hicieron pedazos y no se regeneraron. El hechizo de Tina siempre
era tan poderoso, pero este fue el mejor.
[¡Howaaard!] Gerard llenó el campo de
pruebas con un llanto de resentimiento, acompañado por un sonido de burbujeo, mientras
un masivo y siniestro escudo del mismo negro como su sangre se formó frente a
él.
El lobo y el escudo chocaron, liberando
torrentes de maná tan potente que eran visibles al ojo. ¡Puede que estemos
en problemas!
El rostro de Gerard en la superficie
del líquido se movió violentamente y luego tomó una posición fija mientras el
maná se concentraba en su ojo izquierdo. Era un ataque de magnitud mucho más
grande que antes, y tomaría más de mis trucos para defenderse contra eso. Lydia,
quien estaba haciendo sus propias preparaciones además de mí, tomó un paso al
frente, pero le lance una mirada que decía “No te preocupes; lo puedo hacer. No
estoy solo”.
[¡Tina! ¡Mantente!] Grite, creando un
nuevo hechizo mientras controlaba el Blizzard Wolf.
[¡Adelante!] Tina respondió, apretando
su agarre en mi mano.
[¡Estaré bien! Usa tanta de mi magia
como necesites; ¡Yo no puedo!]
Qué tranquilizador.
El resplandor de la joya en la varita
de Tina se intensifico mientras su suplemento de maná rápidamente incrementaba.
Al área alrededor de nosotros empezó a congelarse como un efecto secundario,
pero no sentía ni una pizca de frío.
[¡Alleeen!] El rostro de Gerard se
retorció. Estaba honrado que recordara mi nombre, aunque esperaba que nunca
pasara por sus labios otra vez.
Su ojo izquierdo centro su vista en mí
mientras algo oscuro se incorporaba en sí y entonces estalló como un rayo de
luz oscuro. Lance el hechizo que había construido usando el maná de Tina,
manifestando delgados Espejos de Hielo Divino delante de mí, cada uno cargado
con maná mucho más grande a mis anteriores intentos. ¡Los espejos penetraron y
reflejaron el rayo… y entonces regresó todos los rayos resultantes a su fuente
original!
[¡Alleeen!] Gerard gritó otra vez.
¡Pensé en pedirle que lo detuviera!
¡Los rayos impactaron en el escudo con
una precisión inigualable, luego que el Blizzard Wolf se soltara otro rugido y
por fin se hiciera paso! El hechizo impacto en el cuerpo principal de Gerard,
escupiendo una gota de sangre negra que se congelaba mientras se esparcía. El
príncipe se quedó quieto mientras un mundo blanco engullía todo alrededor de
él. Di lo mejor para contener los efectos— si se esparcen más, se extenderían
más allá de la barrera. Mi mente y cuerpo estaban gritando bajo la tensión del
control del hechizo de Tina y la construcción de Lydia, pero las ignoré.
[¡Lydia!] Grité.
[¡Es todo lo que tengo!] Ella gritó.
[¡Llévatelo al infierno!]
Un enorme Firebird se manifestó en la
punta de su espada. Tenía cuatro alas— el doble del número usual. El Frigid
Crane debió haberle prestado su ayuda a través de mí.
[JOVEN AVE DE FUEGO, LA LLAVE ESTA EN
TU MANO. ANIQUILA A LA IMITACION.] Su voz se entonó.
“Joven”, ¿huh? supongo que debe ser un
juego para el gran hechizo, incluso fuera de gustos. ¿O su odio en la
“imitación” lo llevo a tales extremos?
El ave de fuego liberada incinero toda
el área congelada. Puse todas mis energías en controlar el hechizo, dejando que
algunas partes se quemaran y dejando otras sin daños para sacar a la superficie
la daga fusionada en Gerard.
¡Lo tengo!
[Ahora el golpe final.] Se lo señalé al
albatros, liberando sus manos y las de Tina.
[Es lo que yo diría.] Lydia respondió
con una sonrisa sin miedo. No lo querría de otra forma. Se veía hermosa en
lujosos vestidos, pero era esa gallardía suya la que admiraba tanto—
Oh. Casi me había olvidado que aun
estábamos conectados. Mi olvido me hizo acreedor de una mirada y un reproche
desde mi costado.
[Qué lástima, Tiny.] Ella dijo con una
voz triunfante desde mi lado izquierdo. [Suena a que él es mío. ¿No sabes que
el mejor contendiente siempre aparece al final?]
[¡A-Aún no has ganado!] Tina dijo.
[Sí, sí. Sigue mintiéndote.] Lydia
respondió.
Luego de un momento de silencio, estaba
por decir. [Solo uno—]
[Te cortaré si terminas esa oración.]
Lydia con ganas me interrumpió.
[E-Eso me parece irrazonable.]
El cuerpo de Gerard salió a la vista.
Las llamas habían quemado mucha de su masa, regresándolo a una simple forma
humana. Su mano derecha estaba fusionada con su daga, y su piel estaba dotada
con cristales carbonizados. Fuego y luz luchaban por el dominio de su cuerpo—
parecía como si su recuperación no tuviera comparación con el daño.
[¿Cuál es mi objetivo?] Lydia pregunto,
preparando su espada otra vez.
[Entiendo. Te mostraré de lo que está
hecha la Dama de la Espada. ¡No hay nada en este mundo que no pueda cortar
contigo a mi lado!]
El sello en la espada de Lydia vibraba
con la luz, como simpatizando con su señora. Me puse a crear el mejor hechizo
que podía lograr usando el maná de Lydia.
[VUESTRA LLAVE, MI LLAVE. MUESTRAME TU
PODER.] La voz se agitó en gozo.
No necesitas decírmelo dos veces. Pensé mientras sentía un gentil agarre
en mi mano derecha y los sentimientos se transmitían. Gracias. Daré lo
mejor. Lo sé— ¿por qué no hacemos esto juntos? No tengo oportunidad por mi
cuenta, pero juntos, la victoria puede estar a nuestro alcance.
[¡Ahora!] Lydia gritó y corrió como el
viento.
A pesar de nuestro predicamento, Tina
estaba calmada mientras levantaba su varita sobre su cabeza. La joya y el
listón en su punto vibraba con la magnífica luz de su maná. Miles— quizás
cientos de miles— de flores heladas se materializaron y luego se transformaron
en penachos de llamas.
[Oh, es hermoso.] Tina se maravilló.
Un Firebird se había manifestado sobre
nuestras cabezas. Era más pequeña que la anterior, pero tenía seis alas en su
espalda y casi como la blanca nieve. ¿Todo esto con una varita con inclinada al
hielo? Me lo pregunté mientras Tina bajaba su varita y liberaba a la aterradora
ave, la cual voló directo a la espalda de Lydia.
[¿Qué? ¡¿A-Allen?!] Ella exclamó.
[No hay nada de qué preocuparse.
Observa de cerca. No tendrás muchas oportunidades de ver esto.] Le aseguré.
El Firebird envolvió a la chica de
cabello escarlata desde atrás— y luego se desvaneció, solo para ser absorbida
por ella un momento después. Su espada se volvió una de un profundo escarlata,
y seis sublimes alas de fuego brotaron de su espada. Ella se echó al aire con
ellas y ganó velocidad.
[¿Huh? ¡¿Qué?!] Tina gritó, aferrándose
a mi mano derecha y saltando de arriba hacia abajo. [¡¿Q-Qué ocurre?! ¡¿Qué es
eso?!]
[Es el arte secreto de la Casa de
Leinster: la verdadera Espada Escarlata. Solo conozco dos cosas en el mundo que
pueden detener a Lydia en ese estado. Una es la anterior Dama de la Espada, la
Duquesa Lisa Leinster, y el otro es el actual Héroe. Dicho eso, Lydia es más
que impresionante ahora que en el pasado.] Expliqué.
Los ojos de Tina se abrieron.
[Ella va a lograrlo.] Añadí.
Escudos de negro azabache se
materializaron en el camino de Lydia, su superficie se cubría con rostros,
rostros y más rostros. La cantidad de maná reunido en ellos era asombrosa—
Podía creerme que esa cosa una vez había arrasado con ciudades. ¿Realmente era
un vestigio del gran hechizo del Radiante Escudo, una herencia familiar de la
familia real? Me pareció algo mucho más siniestro.
Una “imitación”, ¿no…?
[¡Lydia Leinsteeer!] Gerard gritó.
[¡Calma!] El albatros le respondió.
[¡No te pertenezco, así que muéstrame algo de respeto! Yo… yo solo estoy para—]
No pude entender el final de su oración entre los perforantes gritos de Gerard,
pero sonaba como si Lydia fuera de corazón puro y honesta como—
Un poco de dolor causado por las uñas
clavándose en mi brazo derecho interrumpió mis pensamientos. No te
preocupes, Tina. Todos lo experimentan diferente. No es una competición.
La espada de Lydia emitió un flash
escarlata que destrozó los escudos de Gerard e hizo que derramase sangre negra
por todo su cuerpo. Los chorros se transformaron en lanzas y atacaron a Lydia,
pero las llamas de sus alas al instante las aniquilaron.
¿Lo cortó atravesando sus escudos? Sus
absurdas hazañas nunca dejan de asombrarme.
Lydia enfundó su espada con chillido
sonoro. Sus alas se desvanecieron mientras se daba la vuelta y empezaba a
caminar hacia nosotros. Detuve mis enlaces con ella y Tina— estaba en mi
límite, tratando de esconder la tensión que había estado asomándose de a pocos.
Bien hecho.
Lydia me deslumbro con una sonrisa y
estaba por hablar cuando algo se retorció detrás de ella. Maná de negro
azabache rodeó a Gerard y se concentró en su brazo izquierdo restante. Estaba
listo para golpear, sellándolo en el palacio. Esta vez, Gerard se mantuvo
firme.
Y tú también lo hiciste.
[Escucha, Tiny.] La caprichosa chica
gruñó luego de una pausa. Su mano ya estaba en el mango de su espada. [¿Qué te
parece si no te metes donde no te llaman para la próxima?]
[¡¿Q-Qué?!] Tina exclamó. [¡Te salvé,
pero ni siquiera r-recibí un gracias! ¡Allen, es su culpa que se comporte así!]
[A mí me parece que es la misma de
siempre.] Dije.
[No lo creo. ¡Estoy segura que es
porque la ha mimado!] Tina se detuvo por un momento y luego añadió. [Siempre,
siempre he sido capaz de saber lo que Lydia está sintiendo y pensando— quizás
porque ambas somos mujeres. ¡¿Se da cuenta que nunca usa tacones con sus
vestidos solo para que no sea más alta que usted?! ¡Y solo se unió a la corte
de hechiceros porque usted lo iba a hacer! Su verdadero objetivo es estar a su—]
[¡T-Tiny!] Lydia intervino, apretando
sus manos en la boca de Tina.
[¡¿N-Nadie te enseñó cuando eras
pequeña que está mal hablar de cosas como esas?!] Un momento después, me rodeó
con mejillas rojizas y una dura mirada. [¿Qué? ¿Tienes algún problema con eso?
¡S-Si te la estás buscando, te la daré ahora!]
No tengo problemas con nada. Pensé mientras ponía una mano en cada
una de sus cabezas. Hey, no quiero que su cabello se desaliñé.
Múltiples bandas de luz pasaron el
campo de pruebas para reforzar las ataduras de Gerard.
Oh. Aun no se termina, ¿cierto?
[¡Bien hecho! Ambos tienen mi
agradecimiento como el director de la academia y Archimago.] El director rio.
[Los dos han añadido una nueva página a la leyenda de su— Disculpas. ¿Puedo
hacer una pregunta?]
[Claro.] Dije.
[¿Por qué estás creando peligrosos
hechizos apuntándome mientras la Dama de la Espada prepara su espada? Los otros
niños me están dando miradas poco amistosas también.]
[Bueno…] Empecé.
[¿No es obvio?] Lydia terminó.
El director había estado tirando de las
cuerdas. Dudaba que hubiera planeado todo lo que había pasado, y sabía que no
era una persona malvada. Lo más probable es que hubiera filtrado la información
que él y el claustro reformista que lo apoyaban estarían ausentes en un complot
para purgar a los conservadores de la academia. Incluso mi designación de
profesor temporal había sido el cebo para su trampa. Para esos que valoran el
estatus, una persona de ascendencia humilde enseñando en la más prestigiosa
academia de nobles estudiantes era equivalente a los cielos cayéndose. Nada los
atraería más eficientemente. No era un plan malo— aunque dudaba que el director
hubiera esperado atrapar a Gerard en sus redes— pero eso no era suficiente para
excusarlo.
[¿Cómo pudo meter a mis estudiantes en
sus jueguitos y exponer a los pupilos bajo su cuidado al peligro?] Pregunté.
[Creo que es hora que arreglemos lo que dejamos sin terminar hace cuatro años.
Además de eso, necesitamos que lo escupa— Disculpe, que nos enseñe todo lo que
sabe del Radiante Escudo, el Caballero y muchos otros temas. ¡En efecto, todo
lo que sabe!]
[Tienes razón. Huyó de nosotros antes
de que termináramos las cosas hace cuatro años.] Lydia rio. [Ir al tu por tu
con este maldito elfo en el lugar donde por primera vez hicimos equipo no me
suena a una mala idea. Y para tu información, no habrá trucos que nos haga más
débiles de lo que solíamos ser. ¡Ahora, alístese!]
[¡E-Esperen! ¡C-Calma!] El director
suplico. [¡N-No tenía de otra con este asunto! ¡Esas medidas eran necesarias!
¡El destino de la Academia Real y sus estudiantes— no, de todo el reino— yacía
en mí!]
Reí. [Ese no es asunto nuestro,
¿verdad? Me suena a un problema que ustedes los adultos debieron haber
resuelto.]
Es tan cansón. Me dio por informarle al
profesor de esto luego, lo cual me recordaba a algo que había pasado antes.
Mientras lo recordaba, había sido, um…
[¿Qué con esa rara miradita…?] Lydia me
preguntó.
[Oh, bueno…] Dije. [¿Recuerdas?]
[¿Huh? Qué estás—] Lydia de pronto se
detuvo, dándose cuenta a lo que me refería. [Maldito elfo. ¡Voy a cortarte!]
Ella rodeó al director y sacó su espada.
[¡N-No sean ridículos!] Él exclamó.
[¡¿D-De verdad me apuntarías con tu espada solo para esconder tu
avergonzamiento?!]
[Da lo mejor para entretenerme y
muere.] Lydia dijo dulcemente mientras empezaba a caminar hacia el director con
una sonrisa en su rostro. Iba en serio. Le desee la mejor de las suertes al
director— no es que le surtiera mucho efecto.
Está bien. Me uniré y—
El rápido abordaje de varios sets de
pisadas atrajo mi atención. Lo siguiente que supe, había brazos envueltos alrededor
de mi cintura y brazo izquierdo.
[A-Allen, usted… no está herido,
¿verdad?] Ellie balbuceó.
[P-Por favor no se mueva; le daré una
revisión completa.] Un momento después, añadió. [Estaba tan, tan preocupada.]
[Onii-chan, l-lo siento.] Lynne se unió.
[Lo retuve y… y se puso en peligro.]
[Ellie, Lynne.] Las recibí. Solo habían
sido espectadoras la mayor parte de la batalla, pero parecía que habían
recibido una gran conmoción. ¿Y por qué no dejarlo? Probablemente esta había
sido su primera experiencia en una batalla mortal. Me arrepentí de no haber
manejado mejor la situación. Para la próxima… No, esperaba que no hubiera una
próxima…
Miré a los stands mientras confortaba a
las dos chicas lloronas aferradas a mí. Lady Stella había caído, aunque dudaba
que hubiera sufrido efectos con algún hechizo perdido o algo así. Caren estaba
apoyándola y hablándole.
[Stella.] Tina murmuró, apretando mi
manga. Sonaba preocupada.
[No deberíamos molestarla.]
[P-Pero…]
Tina había sido la primera en notar que
la condición de su hermana mayor era rara. Su preocupación demostraba que
poseía amabilidad, la más preciada cualidad que una persona podía tener. Dicho
eso, la preocupada chica a mi par probablemente también era la causa de la
condición de su hermana, como lo eran la maid aferrándose de mí y la chica de
cabello rojo rizado que no había dejado de llorar. El albatros— quien ya estaba
en el proceso de ocuparse del director sin ayuda— y yo probablemente también
éramos los culpables.
Caren me miró.
Perdón por preocuparte. Hablaremos
luego.
También tendría que pedirle que no
hablara de mi examen de hechicero de la corte. No podía aguantar a la idea que
nuestros padres lo descubrieran.
[Dejémosla con mi hermana.] Le dije a
Tina, reposando una mano en su cabeza.
[Ella es confiable a diferencia de mí.]
Tina lucía disgustada por un momento.
[¿Qué? L-La vicepresidenta es tu hermana.] Ella dijo.
[¿Huh? ¿No lo mencioné?] Respondí. [Sé
que nunca la presenté, pero estoy seguro que dije algo.]
[¡No lo hizo!] Ella gritó y luego
empezó a murmurar para sí. [O-Oh no. D-Deje que me viera en un estado
deplorable… Y pensar que puede ser mi cuñada algún día.]
[¿Tina?] Pregunté. La mayoría de lo que
murmuro había sido tan leve para que lo escuchase.
[¡Nada!] Ella exclamó, regresándome al
presente.
[Onii-chan, la Señorita Primer Lugar de
aquí ha hecho unos comentarios sin mucho pensar. Debe estar avergonzada de sí
misma. Por lo tanto, sugiero que cambie su mano a mi cabeza.] Lynne se
entrometió.
[¡L-Lynne, n-no me digas que escuchaste
eso!] Ellie intervino. [No está lastimado, Allen. Me daría una guecom— ¿una
recompensa?]
[¡E-Ellie!] Tina gritó.
Oh vaya. El peligro es palpable y estás
están muy metidas en ello.
Le sonreí al trio, pero entonces—
El campo tembló bajo mis pies.
¿Huh? ¿Por qué me siento tan débil?
[¿Allen?]
[¿Allen?]
[¿Onii-chan?]
Estaba por decirles que estaba bien
cuando Lydia nos miró y libero un grito insonoro. Un momento después. Perdí la
consciencia.
✽✽✽✽✽
Desperté con la vista de un familiar
techo. Luego de sentarme y mirar alrededor, descubrí que estaba solo en lo que
parecía ser un cuarto en la mansión Leinster. La luz lunar se filtraba por la
ventana.
Ugh. Me siento terrible.
Estaba adormecido, mi cabeza dolía, y
mi maná estaba agotado. Supongo que este era el precio que pagué por enlazarme
con dos personas a la vez. Aunque, solo haberme conectado con Lydia, su
Firebird habría matado a Gerard. Incluso teniendo el hielo de Tina para
mitigarlo.
Me estiré al tarro de agua y mi reloj
de bolsillo, los cuales habían sido dejados en la mesa de al lado… y era mucho
mejor. Eso fue miserable. No lo había pasado tan mal desde la primera vez que
me había enlazado con ella.
La puerta se abrió para que el albatros
ingresara en su vestido de noche.
[Oh. Buenos días.] Dije.
Ella no respondió.
[¿Lydia?] Traté otra vez.
Más silencio. Se acercó a mí sin soltar
palabra, se sentó en una silla a mi lado, luego llenó una copa de agua y me la
entregó.
[G-Gracias.] Murmuré.
[Hey.] Ella eventualmente, rompiendo el
hielo.
[¿Sí?]
[¿Sabías que esto pasaría?]
[Bueno…] Dudé.
[Respóndeme.] Ella demandó, de pronto
algo llorona.
No será fácil. Pensé mientras bebía un
buen trago de agua. Era delicioso.
Había previsto este resultado, aunque
parecía que ella no lo había captado— nuestro enlace había sido superficial, y
había hecho lo mejor para mantener las consecuencias fuera de mis pensamientos
durante la batalla. Lydia tenía más experiencia enlazándose conmigo que nadie
más, pero siempre iba contra mis límites cada vez. Incluso el solo controlar un
hechizo supremo era extenuante e intenso. Y si ese fuera el caso con solo una
persona, entonces el resultado de dos era más que obvio.
La solución era sorprendentemente
simple. Solo necesitaba suplir mi maná. Es decir… Podía haber evitado este
lamentable estado al tomar el maná de Lydia o Tina, aunque nunca lo había hecho
y nunca lo había intentado.
[Sí. Lo sabía.] Le respondí a Lydia con
una sonrisa.
[¿Por qué lo hiciste entonces?] Ella
preguntó luego de una breve pausa.
[Era la única solución.]
[No lo era. Bien pude haber tomado a
ese idiota príncipe y—] Ella objeto.
[Lydia. No debes pensar de esa manera.]
[Sabes, soy una persona terrible. Si se
trata de una opción entre tu vida y la vida de alguien más. Escogeré la tuya
cada vez.] Ella siguió luego de una larga pausa.
[Gracias, pero no te preocupes. Estaré
como nuevo luego de una noche de sueño. Um, ¿Lydia?]
[Hay una mejor manera, ¿verdad?]
[¿L-Lydia?]
Sus delicados dedos trazaron las líneas
de mi mejilla y eventualmente se hicieron paso a mis labios. Sentí algo nuevo
en la cama. Se veía lista para llorar en cualquier momento; De hecho, ya podía
haber estado llorando. Debió haber estado preocupada por mí— más que todo
porque la batalla había sido tan cerrada.
Debí haberle dicho, pensé mientras envolvía mis brazos
alrededor de su pequeña cabeza y la abrazaba en mi pecho.
[Está latiendo. Puedo oírlo.] Ella dijo
luego de un rato.
[Sí, lo está. Aún estoy vivo.]
[¿Crees que me engañaste…?]
[Para nada. Era nuestra mejor opción.]
[Mentira. Lo diré las veces que sea
necesario, Allen— quiero ser tu espada.] Luego de una pausa añadió.
[Prefiero a la amable chica que me
sigue con mis bromas y se deja crecer el cabello por mí.]
[N-No lo hice por ti.] Ella balceo. [Mi
madre solo… Lo siento. Supongo que también soy una mentirosa.] Ella restregó su
cabeza contra mi pecho. Ambos podemos ser cabezones.
El leve click de una molestia entró en
mis pensamientos. Palmeé a Lydia en el hombro y le di una miradilla. Su
comprensión era evidente.
[¿Y qué me perdí?] Pregunté,
liberándola de mi agarre. [¿Qué pasó con el director?]
[Le di una buena tunda, pero huyo antes
que pudiera hablarle.] Ella respondió. [Eso me recuerda— ¿Qué era ese hechizo
que Tiny lanzó? ¿A qué te referías con una “voz”? Mi Firebird también era
diferente. Y si vas a guardar más secretos, ahórranos tiempo y ya déjalos. Si
confiesas—]
[¿Me lo perdonarás todo?] Dije.
[Claro que no. Supongo que puedes
ganarte una sentencia reducida.]
[Te prometo que te lo diré una vez las
cosas se calmen.] Dije. [Me he dado cuenta que no puedo manejar esto solo. Lo
siento, pero me gustaría ayuda.]
Mi franca confesión cogió a Lydia con
la guardia baja, aunque no podía entender lo que encontró tan impresionante en
ello. [¡D-Debiste haberlo dicho en primer lugar!] Ella balbuceó. [Como
castigo…]
[Sí, sí.]
[¡Solo un “sí”!]
Concluí nuestro usual intercambio con
otro abrazo. Lydia sonrió y se retorció como un niño en mis brazos mientras
acariciaba su cabeza.
[Da cosquillas.] Ella protestó. Luego
de un momento, añadió. [Tu control fue perfecto. Ese maldito príncipe está
vivo, y la daga solo está dañada. Después de todo eso, incluso mi brazo derecho
está parcialmente regenerado. ¿Puedes creerlo? Dudo que se recuperará por
completo, pero ¿a quién le importa? ¡Se lo merece! El profesor y mi estúpido
hermano aparecieron con la guardia real luego que colapsaras para arrestarlo—
parece que Anna les avisará. Él no puede hablar de más con esto, y me aseguraré
que no lo haga. Digo, casi trae un desastre en la capital. No han anunciado su
castigo aún.]
Así que no lo habíamos matado. Gracias
a Dios. No quería manchar las manos de Lydia o Tina con la sangre de un hombre
como Gerard.
[Estabas pensando en algo pretencioso,
¿verdad?] Lydia pregunto acusando.
[Claro que no.] Dije. [¿Qué hay del
director y el profesor? ¿Y qué le pasó a Caren y las chicas?]
[El director y el profesor insistieron
en visitarte tan pronto estés recuperado.] Ella respondió. [Caren quiere hablar
contigo también. Stella… puede tomarse algo de tiempo.]
[¿Alguno fue castigado?]
[No, y no importaría si lo fuera. Solo
abandonaría el país.] Lydia me dijo.
Si hicieran responsable a Lydia y las
chicas de este desastre, puedo considerar unírmele. Dicho eso, la escala del
peligro de este caso era abrumador. El gran hechizo Radiante Escudo, la voz que
había llamado una “imitación”, ese Firebird— los rastros de la gran magia que
había usado los pasados cuatro años vanamente desaparecieron de la capital real
para así empezar a revelarse por sí solos. El director también había mencionado
del incidente de hace cien años; seguramente había registros de ello. Esas
chicas estaban transformándose en mis hadas de la buena suerte, o quizás
ángeles, al paso que las cosas—
[Hey.] Lydia interrumpió mis
pensamientos, presionando un dedo en mis labios.
[¿No sabes que no tienes que pensar en
otras chicas en un momento así?]
[Supongo que tienes razón. ¿Deberíamos
besarnos entonces?] Admití.
[Sí.] Ella respondió luego de una pausa
prolongada.
Nuestros rostros se acercaron, y cuando
nuestros labios estaban por tocarse… la puerta se abrió de portazo. Tina,
Ellie, y Lynne se juntaron en el cuarto, todas en sus vestidos de noche. Eran
tan predecibles.
[¡Alto, Lydia!] Tina proclamó,
apuntándonos su varita.
[¡Amañaste esa lotería para decidir
quién lo iba a cuidar mientras dormía, ¿verdad?! ¡Qué desgracia para el buen
nombre como la Dama de la Espada! ¡¿Y-Y qué crees que e-estás haciendo?!]
[Besar a Allen.] Lydia respondió.
Tina se silenció a eso, pero
eventualmente se sacó un: [Culpable.]
[Sé que también lo has hecho.] Lydia
dijo. [No puedes engañarme.]
[C-C-Cómo lo—] Tina empezó a balbucear
una pregunta, ojos abiertos en sorpresa, solo para ser interrumpida por una
mano en su hombro derecho.
[Tina, necesitamos hablar.] Lynne dijo
con una sonrisa.
[E-Espera. E-Ella está tratando de
engañarte. Sí, eso es. ¡N-No caigas en sus artimañas!] Tina protestó.
[Allen. N-No creo que esté bien que
haya besado a Lady Tina y Lady Lydia, pero no me besas a mí.] Ellie intervino.
[¡Ellie!] Tina y Lynne rodearon a la
Maid en sorpresa, y el trio empezó a molestar. Estaba alegre de verlas tan
llenas de energía.
Espera. Si Lydia sabía de ese beso,
¿por qué ella no me ha dicho nada de eso? Tengo un mal presentimiento sobre
esto.
Un hombre apuesto y de apariencia
cansada siguió a las chicas entrando al cuarto. Parecía que había regresado a
casa.
[Hola, Allen.] Dijo. [Veo que estás
despierto.]
[Richard, perdón por ponerte en todos
estos problemas.] Respondí.
El peso de Lydia dejó la calma. No
había luz en sus ojos. C-Corre, desesperadamente traté de señalarle a
Richard. ¡Tienes que salir de aquí! Pero no importaba cuánto lo
intentara, no se daría cuenta. Era inútil. Si va a acercarse más, sería mejor
que—
[Richard, idiota. ¿Qué tienes que decir
en cuanto al desastre que el príncipe idiota causo?] Lydia dijo.
O-Oh vaya. Su sed de sangre era visible
al ojo. El estimado vicecomandante de los caballeros de la guardia real se dio
la vuelta e intentó huir, pero las chicas se le adelantaron y bloquearon la
puerta. Estaba completamente rodeado.
[¡E-Espera!] Él gritó. [Admitiré que
pudimos haberlo vigilado mejor; nadie pensaba que se sacaría un estúpido truco
como ese al momento que se liberó de la suspensión. Lo siento, especialmente
con lo que te pasó, Allen. Para ser honesto, no puedo creer que renunciaras a
la corte de hechiceros por tipos como él, incluso si fuera por tu familia y
Lydia—]
¡Richard! ¡No diga ni una palabra! Aún
no le contado a Lydia y Lynne de… E-Espera. ¿Por qué están reaccionando así?
N-No… ¡N-No puede ser!
[Idiota.] Lydia se dirigió a Richard.
[Richard…] Lynne añadió.
Ambas hermanas Leinster empezaron a
crear Firebirds, mientras Tina y Ellie preparaban hechizos por su cuenta.
[¿Qué ocurre?] Richard preguntó.
[Debiste haberlo escuchado hace mucho; es una la plática de… ¿Allen?]
[Desearía estar muerto…] Murmuré,
tirándome a mi cama y cubriendo mi rostro con mis manos. Así que el
interrogatorio de Lydia había sido tan superficial porque…
Creo que me quedaré en la cama y
descansaré. Sí, esa suena a una gran idea. Me despertaré mañana temprano para
descubrir que todo fue un sueño.
[L-Lydia, Lynne, e incluso los
Howards…] Richard dijo. [¡P-Por favor! ¡Piensen en mi adorable prometida!
¡A-Ayuda!]
[No…] Lydia y Lynne empezaron.
[¡Perdón!] Tina y Ellie terminaron.
Mientras el cuarto se llenaba con los gritos de Richard, cerré mis ojos y caí inconsciente.
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