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Capítulo 3

 

Era el Día del Agua, aún iniciando la semana, y por primera vez, no tenía nada que hacer. Me desperté temprano como es usual sin más— un hábito es algo para tener en cuenta.

 

La joven noble a mi par estaba durmiendo; debió haber sido la causa del dolor que había experimentado en mis sueños. Gentilmente toqué su cabello escarlata, entonces liberé mi mano y salí de la cama sin despertarla. Habíamos tenido una larga charla sobre el vino rojo anoche, así que decidí que era lo mejor dejarla dormir. Podríamos dejar su turno para hacer el desayuno para la próxima.

 

Aunque, ¿qué le había hecho ser tan insistente anoche? [Voy dormir en tu cama esta noche.] Ella había declarado. [Si intentas algo, te cortaré, quemaré y volverte a quemar. ¡Lo digo en serio!] También era la que había capturado mis manos. Había explicado la situación con Felicia, pero Lydia había terminado demandando afecto como un niño mimado y se había dormido antes que lo hiciera.

 

¿Qué hizo tan hostiles a Lydia y Caren de dormir en el cuarto de invitados? Incluso me había puesto a rentar una casa con espacio para uno. E incluso eran propensas a perder el juicio cuando proponía mudarme a un lugar más barato. Era difícil argumentar con su posición, la cual era, “Ese lugar prácticamente era la casa embrujada del distrito industrial cuando te mudaste. ¿Por qué te mudarías ahora que lo has arreglado?”

 

Me habría gustado enviar más de las ganancias de mis tutorías a casa, pero Lydia y Caren tampoco me dejarían hacerlo. El par me había impuesto un subsidio desde mi regreso a la capital real, y me la montarían siempre que fallase en gastarla toda. A penas lo consideraba razonable.

 

Completé mi rutina matutina de practicar esgrima, combate desarmado, y magia en mi pequeño jardín. Luego de cambiarme de ropa, revisaba mi actual circunstancia mientras preparaba el desayuno en mi cocina. Mi trabajo de examinar socios de negocios para las nuevas exportaciones se terminó, y ya no era un peso en mis hombros. Las sumas de dinero que cambiaban de manos habían sido absurdas, incluso en el paso experimental. Maneje una porción de las finanzas de Lydia, pero aún era un plebeyo ordinario, así que las transacciones de las dos casas ducales eran propensas a darme un ataque al corazón. Por el bien de mi futura salud, quería que Felicia llenara ese papel— necesitaría asegurar que Anna y Mrs Walker tuvieran claro ese punto.

 

Ser el tutor privado de las chicas mantiene mis semanas vividas y mis findes potentes pero disfrutables. Los cercanos exámenes de fin de semestre también ayudaron a mantener un sentimiento de tensión. Estaba que Ellie dominaría un hechizo avanzado a tiempo, pero menos esperanzador con Tina y Lynne, quienes probablemente requerían un poco más de tiempo debido a su excedente de maná. Las tres chicas estaban sudando la camiseta por llegar a la velocidad de lanzamiento de la Lydia de 13 años, pero quería que siguieran— el éxito las colocaría entre los escalones superiores de los hechiceros del reino.

 

Las chicas habían hecho asombrosos progresos en unos pocos meses. Necesitaría poner más de mi parte, de otra manera hay posibilidad de que me superen. Ellas eran grandiosas para enseñarles, aunque Caren tendría la cara larga si me escuchara admitir eso. Mi adorable hermanita sabía mejor que nadie el corazón de pollo que tenía, y secretamente quería algo de ese cariño para sí misma. En sus propias palabras, “La exigencia es algunas veces necesaria— pero no conmigo”. Ella podía ser una rarita cuando se trataba de pedir afecto.

 

El profesor y el director por fin estaban colaborando para descifrar el diario. Anko, mientras, se había cansado de sus peleas y se encerró en un salón de seminario. Las primeras nuevas de la familia habían traído numerosas entregas de suplementos por toda la capital y desde lejanos campos también— la pata de Anko ya estaba en todas partes. Necesitaría darle mis respetos.

 

En cuanto al contenido de la carta, al parecer estaban fríos. Solo esperaba que facilitaran alguna información de los grandes hechizos.

 

Aparte de eso… Bueno, estaba Lady Stella. Su Alteza era bastante seria— probablemente más seria para su propio bien— así que su ansiedad debió haberle pasado factura. Me di cuenta que no era de mi incumbencia, pero también parecía una buena idea que hablara con ella.

 

Corté los vegetales para una ensalada, arregle cada porción individualmente, y luego las coloque en mi nevera casera. Entonces, quebré y revolví varios huevos antes de verterlos en un sartén engrasado con caliente mantequilla. Mientras añadía quedo y le daba forma de un omelet, me hice una pregunta.

 

Fallé en convertirme en un hechicero de la corte luego de trabajar por ello durante tanto tiempo. Traicioné las expectativas de mi padre, aunque aún no he logrado explicárselos en persona. ¿Ahora qué?

 

Le di la vuelta al omelet y moví la olla de sopa hirviendo dentro, produciendo un delicioso olor de consomé.

Una vez las vacaciones de verano inicien en la Academia Real, iré a casa y se los diré con mis propias palabras.

 

Tiré gruesas rebanadas de jamón en una sección desocupada del sartén. El aroma resultante era maravilloso.

 

¿Y qué? ¿Pasar el resto de mi vida como un tutor privado? Seguramente no me haría un noble.

 

Lo haría todo en mis manos para enseñarle a las chicas y ayudarlas a pararse por sí solas. También encontraría una forma para controlar el gran hechizo Frigid Crane para estar seguros.

 

El ennoblecimiento está fuera de cuestión, decidí mientras le daba al tocino. Así que unos cuantos plebeyos se habían alzado para afiliar los rangos de la nobleza en doscientos años desde la Guerra del Señor Oscuro que no podía contarlos con mis dedos. Para ser francos, necesitarías salvar al reino solo para tener una oportunidad. De lo que recordaba, el título más alto creado había sido un vizcondado, e incluso eso solo había durado una generación. Su receptor se había ganado el honor al matar a un dragón— un miembro de la especie más poderosa y loca en el mundo— que había asaltado la capital real. Con honestidad, intentar tal hazaña era un suicidio. A penas había logrado ahuyentar a una de esas destructivas criaturas. Sobre todo, el reinado ahora estaba, en sí, en paz. Aunque la introducción de la meritocracia estaba incrementando el número de plebeyos trabajando en el corazón del gobierno, pasaría tiempo antes que alguno se volvieran un noble.

 

Me gusta estar ocupado, así que estoy seguro que encontraré algo para mantenerme ocupado unos cuantos años desde ahora. Tendré que pensar en cuánto tiempo pasaré con el albatros como— ah, eso resultaría bien. Es hora de despertarla.

 

Apagué la llama, pasé el omelet y el tocino a los platos, preparé una cesta de pan, y regresé al cuarto. El albatros se escondía bajo las mantas mientras entraba, su cabello escarlata brillaba en la luz de la mañana.

 

[Lydia.] Dije. [El desayuno está listo. Lava tu rostro.]

 

[No.] Llegó su suave respuesta. [Me estoy tomando el día libre hoy. Iré de compras a la capital contigo luego.]

 

[No puede hacer eso. Es una hechicera de la corte— y guardia personal de Su Real Alteza.]

 

[La guardia real se ocupará de las cosas mientras el embajador esté cerca. Necesitas hacerme tu prioridad.] Lydia se pausó brevemente antes de añadir. [Me has estado tomando el pelo últimamente. ¿Quieres que te ataque en serio? ¡Un hombre real habría hecho algo!]

 

[Su Alteza, Lady Lydia Leinster, ha estado llevando su broma muy lejos. Ahora, a levantarse.]

 

La caprichosa noble lanzó y se agitó en la cama. [¡No eres divertido!] Ella gruñó con evidente disgusto. [¡Para nada divertido! Esa era tu señal para decir, “¡Sus deseos son mis órdenes, Señora!”.]

 

[Sí, sí.]

 

[¡Solo un “sí”! ¡Dios!]

 

Lydia venía a pasar la noche en mis aposentos así unas cuantas veces cada mes. No había nada sexual en ello— charlaríamos con un poco de vino y eventualmente se dormiría a media conversación. Además de lo cual, había recibido una terca advertencia de Lisa.

 

[Allen, nada me gustaría más que te volvieran en mi hijo.] Ella dijo. [Pero debes mantenerte firme hasta casarte. Lyadi es ingenua y propensa a perder el control, así que cuento contigo.]

 

Quería hacer un comentario. Pero no podía, pero quería.

 

Siendo muy honestos, estaba encantando de la cascarrabias señorita envuelta en mis sabanas. No podía decir si lo que sentía era “amor” porque— trágicamente— nunca había salido con nadie en todos mis 17 años. Aunque, mis sentimientos por ella eran lo más cercano a ello basado en mi experiencia, y los apreciaba profundamente.

 

Habíamos pasado por algunas intensas experiencias terríficas juntos en los pasados años. Si incluía el incidente con el Héroe y la siguiente batalla con el dragón negro, incluso podía llamarla mie otra mitad. ¿Había querido alejarme de ella? Bueno, sí. Muchas veces. No tenía tendencias suicidas. Sin embargo, estábamos juntos. Permanecíamos juntos.

Pero en mi opinión, casarse era otra cosa. Lydia era la hija mayor de un duque, y yo era un huérfano. Las reformas estaban progresando gracias a la familia real metiendo la meritocracia, pero no demolerían la barrera en algún momento pronto. La oportunidad de casamiento entre el albatros y yo era cercana a cero. A menos que fuera un nuevo duque, entonces algún día—

 

El albatros se sentó en mi cama, envuelta en una sábana. [Estás pensando sin sentidos, ¿verdad?] Ella demandó.

 

[No, para nada.]

 

[¡¿A quién crees que engañas?! Te mentes mucho en eso. ¡Deja que tus instintos tomen el mando! Y entonces— ¡Eek!]

 

Mis ojos se abrieron mientras Lydia colocaba sus manos en su cintura y se levantaba de la cama, dejando que la sábana se cayera. Estaba vestida únicamente en mi camisa blanca— demandó una vez quedarse la noche— significando que debajo de la cintura estaba…

 

Alejé mis ojos, y luego de un raro silencio, ella sacó una pregunta vergonzosa. [¿Viste?]

 

[No.] Respondí. [No vi nada. Ya es hora del desayuno.]

 

[Oh, ¿en serio? Eres bastante perceptivo para bloquear mi espada, ¿y esperabas que me creyera eso?]

 

[¿Puedo decir una cosa?]

 

[¿Qué?]

 

[Puede que nunca seas demasiado cuidadosa, incluso conmigo, así que podría que quieras considerar menos la ropa interior provocativa.]

 

[¡Prepárate para mo—! Espera, ¿les llamaste “provocativa”?]


[Oh, acabo de recordar que necesito calentar el pan. Ponle algo antes que te enfríes.]

 

[¡E-Espera! ¡Esta conversación no se acabó! ¡Allen!]

 

Cerré la puerta, lancé un hechizo de insonorización, y entonces hice una retirada táctica. Mi conciencia que estaba sonrojándome no tenía nada que ver con eso, ni el hecho que Lydia se viera tan encantadora con solo una camisa que había encontrado difícil el resistirme a abrazarla. Era una decisión por aparte.

 

Cerca del tiempo que terminé de calentar el pan, saqué las ensaladas y lagunas infusiones de frutas, y puse los platos de omelets y tocino en la mesa, Lydia llegó vestida con shorts y mi camisa blanca, la cual era demasiado larga para ella. ¿Por qué insiste en usarla cuando necesitaría cambiarse luego de todos modos? Su cabello aún era un desastre por haber estado acostada en la cama. No era de diario que llegara a ver sus flequillos levantados así. Lynne me había dado una mirada de confusión cuando le había preguntado de la verdadera naturaleza del cabello del albatros, así que había una chance que fuera un secreto para unos cuantos.

 

Lydia estaba sonriendo satisfecha por todo lo que valía mientras se sentaba frente a mí. Ese había sido me mayor desliz en meses, y ella no podía dejar de echarle sal a la herida.

 

[Buenos días. Comamos.] Dije con fingida sangre fría. [¿Te das cuentas que tienes un almohadazo?]

 

[Buenos días.] Ella respondió. [Antes que comamos, ¿me responderías una pregunta?]

 

[El tiempo es dinero, trata de ser breve.]

 

[¿Te gusta el escarlata?]

 

Me tomó un momento para responder. [Soy un hombre, sabes.]

 

[Lo sé. Un hombre que me ama, ¿cierto?]

 

[No responderé a eso.]

[¿Oh? Bueno, no importa. ¿Cuál es tu color favorito?]

 

[V-Vamos. La comida se enfriará.]

 

[Sí, sí.] Lydia dijo, ganándose un gruñido de mí. Se la pasó molestándome todo el desayuno, y sospechaba que lo estaría disfrutándolo a mis expensas por un buen tiempo. Realmente había metido la pata.

 

Nos pusimos hombro a hombros mientras lavábamos nuestros dientes en el estrecho lavado, el cual solo tenía una taza, y entonces Lydia se cambió su ropa usual. Estaba peinando su cabello cuando un tranquilo toque en la puerta frontal.

 

[¿Quién puede ser tan temprano en la mañana?] Pregunté.

 

[Lydia, termine de arreglar tu almohadazo.]

 

[Mmm…] Ella respondió.

 

[No te duermas.]

 

[No lo haré.]

 

Oh, en serio… De verdad intentaba volverse a dormir, incluso doblo su ropa. No había tiempo que perder en eso, sin embargo, el toque se repitió.

 

[Sí, estaré allí.] Dije mientras corría. Pero cuando llegué a la puerta, encontré que ya estaba desbloqueada.

 

¿Oya?

 

Solo otra persona, aparte de Lydia, tenía un duplicado de la llave de mis aposentos. Abrí la puerta y dejé entrar a una chica del clan del lobo en su uniforme escolar— mi hermanita Caren. Se veía molesta, y podía ver que había estado llorando. No estaba usando su boina o blazer, y sus orejas estaban caídas, y su cola estaba colgándose.

[¿Caren? ¿Qué te trae aquí tan temprano?] Pregunté.

 

[¡Allen!] Ella gritó y se tiró a mí.

 

[Vamos.] Dije, abrazándola. Estaba temblando levemente y empezó a llorar. Acaricié su espalda y esperé a que se calmara mientras sus lágrimas se secaban en mi camisa.

 

[¿Qué pasa?] Pregunté levemente.

 

Luego de llorar por un rato, Caren sacó una palabra: [Stella.]

 

[¿Qué hay de Lady Stella?]

 

[Se fue. Desde la noche anteayer.] Caren se pausó y entonces añadió. [La esperé con Felicia, pero tampoco regresó ayer. Dijo que era fuerte— que estaría bien— pero yo… yo la lastime. Si solo la hubiera escuchado antes…]

 

[Caren.] Dije, acariciando su espalda tan gentilmente como podía para que mis sentimientos le llegasen. Mi hermana se veía dura a primera vista, pero se preocupaba por sus amigos cercanos tanto como nadie más. El pensamiento que pudo haber dañado a uno de ellos la hacía miserable. [No te preocupes. Todo estará bien.]

 

[Allen… Gracias.] Ella metió sus dedos en mi camisa y enterró su rostro en mi pecho. Como vicepresidenta del consejo estudiantil, debió haber estado poniendo una cara valiente en el dormitorio todo este tiempo.

 

Lydia salió detrás de mí. [Caren, dale algo de espacio.]

 

Caren me miró con ojos que decían. [Allen, ¿tengo que?] Mi hermana era adorable— más adorable que cualquiera en todo el mundo. Tampoco abandonaría mi deber como su hermano mayor, ni caería en las amenazas del albatros.

 

[¿Puedo hacerte unas preguntas?] Dije. [No se lo has contado a Tina, Ellie y Lynne, ¿verdad? ¿Felicia está en la academia?]

 

[No les he contado.] Ella respondió. [Llegaron a verla ayer, pero les dije que tenía un resfriado. Le di la misma excusa a la academia. Stella está—]

 

Los sonidos de torpes pisadas la interrumpieron mientras una chica con lentes vestida en un uniforme escolar con un largo y desaliñado cabello llegaba a la entrada, jadeando con pesadez. Tan ponto como había llegado descanso sus manos en sus rodillas y empezó a jadear y agitarse. No estaba seguro a dónde ver.

 

[C-Caren.] Ella resopló. [¡N-No me dejes solo así! ¡¿E-Estás tratando de detener mi débil corazón mental y físicamente?! No puedo permitirme morir mientras— ¿Es un mal momento?] Una mirada a mi hermana con sus brazos alrededor de mí y el albatros detrás de nosotros parecía decirle todo lo que necesitaba saber.

 

[Si tu corazón se detiene, te traeré de vuelta con mi magia de luz.] Caren respondió. [¿Estás segura que quieres hablar así en frente de mí hermano?]

 

[¡A-Allen!] La chica exclamó, asombrada.

 

[No dejes que te moleste, Felicia.] Dije. [¿Tienes alguna idea de dónde pueda estar Stella?]

 

Felicia bajo su cabeza y apretó sus pequeñas manos. [No.] Respondió con una voz temblorosa. [Pensé en la mansión Howard, pero Tina y sus amigas no la mencionaron.]

 

[Ya veo. Seguiré con algunas de mis suposiciones.]

 

[¡E-Entonces iremos contigo!]

 

[Ambas tienen clases a las que asistir. Y tú, Felicia—] Estiré una mano y levemente golpeé su frente con mi dedo indicié, causando que se tambaleara. [Necesito que te ocupes de ti. No olvides nuestra promesa.]

 

[Está bien…] Ella murmuró, presionando una mano en su frente.  Carne me dio una mirada que preguntaba. [¿Qué promesa?] Pero ondeé mi mano para rechazar la pregunta.

 

[Te les diré cuando la encuentre.] Les prometí. [Permítanme revisarlo de momento.]

Ambas chicas se callaron. Felicia luego asintió, y Caren pronto siguió el ejemplo en mis brazos. [Por favor, salve a nuestra mejor amiga. Lydia, te quedaste la noche, ¿verdad? Debes ser más consciente de tu posición como la hija del Duque Leinster. Ese tipo de comportamiento está estrictamente prohibido.]

 

[¡¿Perdona?!] Lydia respondió. [Él es mío, y yo soy— ¡Ya suéltalo!]

 

[No finjas que no dormiste en la cama de Allen, usando uno de sus camisas como un vestido de noche.]

 

Lydia se puso roja mientras su boca tambaleaba sin palabras. Caren estaba de malas. Nunca sabría si ellas eran amigas.

 

Al momento que solté a Caren, ella y Lydia se prepararon para una batalla conmigo metido entre ellas. Tomaron los mangos de su daga y espada, respectivamente, y desplegaron una docena o más de fórmulas de hechizo. ¿Se dan cuenta demolerían mi casa si se dejaban llevar?

 

Felicia se puso pálida. [S-Sabía que no tenía oportunidad…] Ella murmuro. No podía intervenir en el corazón de una daña enfermiza, así que detuve el hechizo de fórmula y los desmantelé con un chasquido de mis dedos.

 

[Hay un tiempo y lugar para esas cosas.] Le advertí al par.

 

[Caren lo empezó.] Lydia protestó.

 

[Creo que tienes algo de culpa, Allen.] Caren respondió casi al instante.

 

[Lydia, ve al palacio.] Dije. [Vas tarde. Caren, Felicia, regresen a la academia— y no olviden que las chicas y el personal sepan que la presidenta del consejo estudiantil estará ausente otra vez.]

 

✽✽✽✽✽

 

Un rugido se me escapó mientras despertaba con los deslumbrantes rayos del sol matutino a través del marco de la ventana. La hora era—

 

Me estiré y giré al costado. [¡Caren, Felicia!] Grité.

 

[¡Esto es espantoso! Nos quedamos dor—]

 

No había señales de mis mejores amigas, quienes ordinariamente habrían respondido. [Lo lograremos sin perder tiempo. ¿Qué haremos de desayuno? Y Stella, Caren, siéntanse libres de dejarme atrás.] Mi mente se estaba enfriando.

 

Eso es. Me salí del dormitorio anteayer y—

 

Alguien tocó. Probablemente era Shelley.

 

Me escondí bajo las sábanas y cerré bien mis ojos. Mis sentimientos no cambiarían. No podía decidir nada por mí misma, como sea; lo más que podía hacer era mentir y sentirme triste. Tal vez conseguir la expulsión no sería tan malo. Podía dejar mi nombre en los anales de la Academia Real— la expulsión de una chica que era la hija de un duque y la presidenta del consejo estudiantil sería una desgracia sin precedentes. Mi corazón se agitaba solo al pensarlo. ¿Qué le diría a mi padre? Seguro que estaría furioso.

 

Los rostros de Caren, Felicia, Tina, y Ellie parecían surgir detrás de mis ojos. Me metí más profundo de las sábanas.

 

¡Alto! ¡No me vean así! Yo… yo no soy tan bendecida como ustedes. No puedo seguir, y tampoco puedo hacerme a la idea. No puedo tomar tanto como un simple paso al frente. Lo logré cuando me inscribí en la Academia Real, pero… también estoy asustada ahora. solo déjenme sola. Y-Yo estoy…

 

[Así que esta es la villa de los Howard.] Una voz tranquila dijo no muy lejos. [Es mucho más grande de lo que me imagine que sería. Dicho eso, es justo como Mrs Walker lo mantiene en perfecto estado, incluso cuando no está en uso.]

 

¡¿Qué?! ¡¿C-Cómo?!

 

Había cerrado las puertas y ventanas e incluso las sellé con muchas capas del hechizo de barrera más fuerte que podía lograr como buena medida. Miré desde debajo de mis sábanas y vi a un joven con un cabello castaño y ojos amables.

 

[Buenos días.] Él dijo.

 

[B-Buenos días, All— ¡Digo, ¿cómo llegaste aquí?!]

 

[Por la entrada. Mrs Walker me dijo dónde encontrar la villa.]

 

Estaba sin palabras. Mis barreras solo estaban a unos pasos, pero ni siquiera lo había notado meterse. [¿Tienes algo conmigo?] Pregunté, haciendo un esfuerzo para sonar fría. [No iré a la escuela, y no tengo nada que decirte.]

 

[Eso no es cierto.]

 

[¿No?]

 

[No. Estás mintiendo.]

 

Me mordí mi labio, y mis lágrimas salieron. Había visto a través de absolutamente todo. Estaba mintiendo. Sabía que mis mejores amigas me buscarían en todas partes cuando se dieran cuenta que faltaba, y es por eso que me había retirado a una villa lejana. Cada casa ducal tenía varias en y alrededor de la capital real, y esta en particular era conocida solo por Shelley y unos pocos— ni siquiera Tina y sus amigas sabía de ella. Caren y Felicia no tuvieron la oportunidad de conocer a la ama de llaves de los Howard, ¿y qué harían? ¿A quién iría primero Caren?

 

Era un truco sucio. No puedo creer lo cobarde que soy.

 

Ni siquiera había sido capaz de acercarme a él. En cambio, había abusado de la amabilidad de mis mejores amigas para traerlo aquí.

 

Allen se sentó en la cama. [Querías preguntarme algo, ¿verdad?] Él dijo. [No hay nadie aquí más que nosotros, así que nadie nos escuchará.]

Quería esas palabras— querías por tanto tiempo— pero era tan débil para responder. No podía suponer cuánto tiempo pasó antes que finalmente pudiera decirlas. [Allen.]

 

[¿Sí?] Él respondió.

 

[¿No te molesta? Lady Lydia es extraordinaria. Como tú lo eres, pero… cuando enseñaste en la Academia Real, dijiste que no podías lanzar hechizos avanzados. Debiste haber sufrido mucha bufonería e insultos debido a eso. ¿No quería alejarte de las personas más extraordinarias de lo que tú eras?]

 

[Hm…] Consideró mis preguntas por un momento. [Me avergüenza decir esto, pero es cierto que estar con ella me hizo acreedor de más de los suficientes comentarios malignos.] Su tono era relajado, y podía decir que estaba sonriendo genuinamente en su propio mundo.

 

[Entonces…]

 

[Pero nunca he pensado en dejarla debido a eso.] Él declaró sin dudar. No era como yo. Podía sentir la profunda, profunda oscuridad acercándose. [Por otro lado, no sé si fue la decisión correcta.]

 

[¿Qué…?] Miré a Allen. Había una leve soledad en su sonrisa.

 

[Su Alteza, Lady Lydia Leinster, era un genio innegable. Es la más fuerte más noble y la persona más bella que he conocido. Me he preguntao si realmente tengo algo que contribuir a su crecimiento.]

 

[P-Pero, los dos se complementan entre sí a la perfección.] Protesté.

 

[Ella es “Su Alteza, Lady Leinster”, y soy un huérfano criado por animales.]

 

Suspiré.

 

[Hay algunas cosas que la hija mayor de un gran noble y el hijo adoptado de una pareja del clan del lobo no pueden hablar entre sí.] Él siguió. [Ha sido mucho que ni siquiera pude decirle. Pero al mismo tiempo, es cierto que no tengo el estatus, autoridad, o el maná.]

[Lo sien—]

 

[No lo sientas.] Allen dijo antes que pudiera terminar mis disculpas. Había convicción en sus palabras. [Me considero muy afortunado que mis padres me recibieran. Recibí a una adorable hermanita por ello. Y ya que hay muchas personas más excepcionales que me allí afuera, e incontables personas con más maná, no significa que no haga el esfuerzo. Mi mamá siempre me decía. “¡Da lo mejor, trata de sonreír, y sé amable con tus amigos y familia! Pero recuerda: no necesitas compararte con las otras personas”.]

 

Me tomó un momento para responder. [Eres fuerte, Allen. Yo no podía vivir así nunca. Al fin que…] Lágrimas obstruían mi visión. Traté de limpiarlas, pero se rehusaban a detenerse. Apreté mis dientes y grité. [¡Caren es realmente, realmente increíble! ¡No puedo compararme a ella en nada! Pero porque es un hombre bestia y no una noble, no pudo ser la presidenta del consejo… y el honor recayó en mí— solo porque soy “¡Su Alteza, Lady Stella Howard, la futura Duquesa Howard!”]

 

Escupí los oscuros sentimientos que había estado construyendo dentro de mí por tanto tiempo.

 

[Aunque Felicia es físicamente frágil, ella realmente es bastante fuerte.] Seguí. [Escoge su propio camino, y se apega a él, incluso si hacerlo la llevara a una tierra desierta. Así es como es ella, aunque nunca lo noté. Nunca pude decidirme a dejar la Academia Real por mi futuro como ella lo hizo…]

 

La oscuridad estaba envolviendo mi corazón. Necesitaba detenerme. Esto estaba mal. Y aun así…

 

[Incluso Ellie y Lynne claramente tienen más talento para la esgrima, artes marciales, y magia de lo que yo puedo. Dudo que pueda derrotarlas ahora. incluso podrían graduarse antes que yo— no tengo la energía para asistir a clases.]

 

No servía. Una vez las palabras habían empezado a salir de mi boca, y no podía detenerlas. Mi descontento conmigo misma rompía mi corazón.

 

[Y mi hermanita Tina ha dominado el Blizzard Wolf, un hechizo supremo. Ella fue marcada como la “¡Niña maldita de los Howard!” ¡No podía lanzar un solo hechizo! Pero lo logró, mientras que yo ni siquiera empezaba a comprenderlo. Nuestro padre debe considerarla su sucesora ahora, incluso no hay nada más que pueda hacer con mi vida. Todo mi trabajo duro fue por nada.]

Mi voz empezó a desaparecer por el cansancio. Bajé mi cabeza, me eché al frente, y cubrí mi rostro con mis manos.

 

[Cuando veo de lo que Lady Lydia es capaz, es difícil creer que ambas venimos de casas ducales.] Gruñí. [Ella es como… como una de las heroínas de los cuentos de hadas, quien usaba sus grandes hechizos para salvar al mundo. Y yo tendré que enfrentarla como un igual algún día. No puedo hacerlo. Es imposible.]

 

La Dama de la Espada y el Cerebro de la Dama de la Espada— había idolatrado a ambos. Mi corazón había saltado con los nuevos reportes de sus logros. Cuando había atestiguado su poder en persona, sin embargo… había estado más lejos de lo que había imaginado. Demasiado alejado. Y entonces me di cuenta— no podía evitar notarlo.

 

Mi cuerpo estaba temblando. Mis lágrimas se rehusaban a detenerse. Todos cerca de mí estaban llenos de talento. Todos tenían brillantes futuros por delante. Pero ¿yo? No había nada en mi futuro más que oscuridad.

 

[Yo… No sé… qué debería hacer.]

 

Oh. Lo dije.

 

No había me había quejado con nadie desde que mi madre falleció. Era Stella Howard, la futura Duquesa Howard y la confiable presidenta del consejo estudiantil de la Academia Real— llorar así era muy inapropiado.

 

El silencio llenaba mi cuarto. Allen debía estar disgustado conmigo, y ¿quién lo culparía? Era patética. Pero para mi sorpresa, lo que oí fue lo siguiente… el sonido de un chasquido.

 

[Lady Stella.]

 

Levanté la mirada para encontrar a Allen teniendo su usual sonrisa. Estaba desconcertada; ¿por qué lucía feliz?

 

[¿Qué dices si te saltas las clases por hoy y te vienes conmigo en una cita en la ciudad?] Él dijo.

 

[¿Huh…?] Mi mente se congeló y se descongeló un momento después.

 

¡E-Espera! ¡¿Por qué?!

 

Mi cabeza estaba dando vueltas. Miré alrededor, pero no había nadie más en el cuarto.

 

¿Conmigo?

 

[También le avisaré a Caren y Felicia.] Allen añadió. Conjuro dos pequeñas aves verdes jade, y se posaron en sus manos. Entonces se acercó a la ventana y las abrió, admitiendo la briza del verano prematuro. Las aves acariciaron sus cabezas contra las manos de Allen, entonces extendieron sus alas y se echaron a volar. [Ahora, ¿deberíamos marcharnos?] Él me preguntó.

 

[¡¿A-Allen?! ¡Eep! Um…] Balbuceé en incredulidad mientras me levantaba de mis brazos y mi sábana caía.

 

Oh. Los hombres sí que tienen manos grandes, incluso cuando son tan delgados… ¡Espera un segundo! ¡A-Aún estoy en mi vestido de noche, y mi cabello es un desastre! ¡N-No puedo salir viéndome así!

 

[Por favor agárrate fuerte.] Allen me advirtió mientras se acercaba a la ventana, ignorando mi agitación.

 

[¿Huh? ¿Qué? ¡¿Qué?!]

 

Un instante después, Allen estaba surcando por el lugar conmigo en sus brazos. Me agarré fuerte de él— era cálido— y cerré mis ojos.

 

¿No estamos cayendo?

 

Esperé y esperé, pero la sensación caer nunca llegó. Abrí mis ojos, y un llanto de sorpresa salió de mí. Allen estaba caminando en el aire— o en robustas enredaderas pasaban por allí, siendo precisos.

 

¡¿Mágica botánica?! ¡Pero solo unos cuantos hombres bestias pueden usar eso!

 

Miré abajo, vi a personas pasando debajo de nosotros, y me encogí.

 

[Eres tan ligera, Lady Stella.] Allen remarcó con un amistoso aire. Su sonrisa lo hacía verse más joven de lo que era. [¿Comiste lo suficiente? Vayamos a atragantarnos en un delicioso restaurante luego. He lanzado un hechizo de bloqueo de percepción, así no podrán vernos.]

 

Gruñí. ¡Era tan malo— justo como Tina me había dicho en todas sus cartas!

 

[Necesitamos conseguirte algo para usar.] Él continuó. [Aunque, si quisieras quedarte en tu vestido de noche, no me quejaría.]

 

Pasamos un momento en silencio y entonces dije. [Por favor, permítame cambiarme.]

 

Le di puñetazos en el brazo de Allen en desesperación. Andes de saberlo, mi pesado corazón se había hecho más ligero.

 

✽✽✽✽✽

 

Me di la vuelta ante el largo espejo del cuarto, me sorprendí por mi propia apariencia desconocida. Mi cabello estaba suelto para variar— había dejado mi listón detrás— pero era mi ropa lo que más se veía fuera de lugar. Desde que llegue a la capital real, había pasado la mayoría de mi tiempo en mi uniforme escolar, y la ropa casual que ocasionalmente compraba consistía enteramente de camisas y pantalones que eran fáciles para moverse. No estaba metida en la ropa femenina, así que el vestido blanco y cárdigan de azul pálido que estaba usando se sentía como una desgracia en mí.

 

[Se encantadora, Lady Stella.]

 

[Shelley…] Dije lentamente, girándome a ver al rostro familiar de la vieja ama de llaves de mi casa. Ella era una mujer calmada y juiciosa, pero sus ojos estaban rojos de llorar. Había intercambiado cartas con ellas, pero ahora que la vi en persona otra vez, pensé que podía tener más canas en su cabello.

 

Sabía que Shelley había acompañado a Tina y Ellie a la capital real, pero me había faltado el coraje para visitar la mansión Howard hasta hace dos días, cuando me había aparecido en medio de la noche. Shelley me había recibido con lágrimas en sus ojos e incluso me permitió usar la villa sin decirle a Tina y Ellie.

 

Shelley, su esposo Graham, y el resto de los sirvientes de los Howard me habían hecho sentir que Tina y yo éramos amadas— verdaderamente amadas— luego que mi madre falleciera. Había hecho mucho para salvarnos. A pesar de eso, yo había peleado con mi padre y entonces huido de la mansión sin decirles nada. Había sido capaz de cubrir mi matrícula en la Academia Real usando el dinero de mi madre— ella había destinado su fortuna en Tina y yo, dándonos la mitad a cada una— pero sabía poco del mundo. Al final, Shelley y Graham había llegado a mi rescate, justo como lo habían hecho cuando era pequeña.

 

Soy la peor ingrata.

 

Me deshice del pensamiento con una exagerada sacudida de cabeza y entonces regresé i atención a Shelley. [No tienes que endulzarlo.] Dije.

 

[¡No estoy haciendo nada de eso!] Ella respondió. [Eres positivamente radiante. Casi te confundo por la señora— por la Duquesa Rosa.]

 

[Gracias, aunque no estoy segura como era mi madre.]

 

Un reservado golpe causo que me pusiera rígida y revisara el espejo. Mi cabello no estaba atado, y había logrado que Shelley eliminara las señales de mi llanto con una combinación de magia y maquillaje. Lucía… bien. Al menos, esperaba que lo pareciera. Quizás debería ponerle más esfuerzo a mi apariencia.

 

[Lady Stella, Mrs Walker, ¿puedo entrar?] Una voz preguntó desde afuera.

 

[Espera—]

 

Antes que pudiera protestar, Shelley me interrumpió de golpe. [Entre.]

 

[Disculpa—] Allen entró al cuarto y entonces se congeló al momento que puso sus ojos sobre mí. Quizás la ropa realmente no quedaba.

 

[Allen, por favor denos su opinión.] Shelley dijo con evidente deleite.

 

[¿Huh?] Allen respondió. [Oh, mis disculpas. No podía apartar mis ojos de usted, Lady Stella. Luce asombrosa.]

 

[G-Gracias.] Respondí con rareza y le di la espalda. No me reconocía en el espejo, y el sonido de pisadas acercándose hicieron que mi pulso se acelerase.

 

Debo estar loca por saltarme la escuela por algo como esto.

 

Un sombrero blanco fue colocado en mi cabeza. [Esto debería impedir que alguien te reconozca mientras estemos afuera.] Allen dijo.

 

[Muchas gracias, Mrs Walker.]

 

[Simplemente realicé mi deber como una maid.] Shelley respondió. [Espero que cenen aquí esta noche.]

 

[¿Qué?] Dije, en pánico. [Y-Yo—]

 

[Regresaremos para el anochecer.] Allen interrumpió y entonces intercambiaron silenciosas inclinaciones con Shelley. Evidentemente no tenía vela en este entierro.

 

Entre el cambio y los eventos en la villa, parecía que Shelley tenía una gran fe en Allen. Debió haber hecho más en el norte de lo que Tina me había escrito en sus cartas.

 

[Ahora, ¿nos ponemos en marcha?] Allen me dijo. [Mrs Walker, ¿les enviaría el mensaje a las chicas, mi hermana Caren, y a la amiga de Lady Stella; Felicia, que están invitadas a cenar a qui? Dudo que viviré para ver el mañana a menos que les dé una buena explicación.]

 

✽✽✽✽✽

La capital real era una de las ciudades más grandes en el continente, y atraía a las personas y servicios de no solo de todo el reino, sino de los países vecinos también. Era especialmente obvio ahora que la meritocracia estaba impregnándose con los niveles más bajos de la sociedad. El distrito industrial en el lado norte de la ciudad estaba abarrotado con inmigrantes desde lejanías— esos quienes provenían de las naciones de las islas del sur son particularmente sobresalientes— para hacerse de un nombre por sí solos. El área también era hogar de muchos restaurantes que servían deliciosa comida a bajos precios— no es que pudiera llevar a Lady Stella allá. Era difícilmente la parte más segura de la capital.

 

[Aquí va.] Dije, pasándole un congelado a la chica sentada en la banca. El mío estaba hecho de leche congelada, mientras que el suyo contenía frutas de la temporada. [Estoy seguro que te encantará.]

 

[M-Muchas gracias.] Su Alteza respondió.

 

Era temprano en la tarde, y estábamos en la plaza rodeados por la gran fuente en el centro de la ciudad. El espacio estaba alineado con los puestos callejeros y cafeterías, entre las cuales multitudes de personas iban y venían. Vi humanos, hombres bestias, elfos, y enanos… La única raza notable no representada eran los gigantes, cuyos cuerpos masivos habrían obstruido el considerable tráfico de carruaje en el camino.

 

Se sentía bien sentarse y ver la escena con un dulce helado. Incluso pensaba que vi a una camarera de un café familiar, pero debió haber sido mi imaginación.

 

[Allen.] Lady Stella dijo.

 

[¿Sí? ¿Qué pasa?]

 

[¿Viste a menudo restaurantes como estos?]

 

[Sí, gracias al epicúreo gusto del profesor. Es por eso que también encontré el restaurante en el que comimos antes.]

 

[La comida fue deliciosa. Me recuerda a casa.]

 

[Cocinan con vegetales del norte y usan licor del norte como su ingrediente secreto. Aunque sus porciones bien podrían ser más grandes.]

 

[¿Eso cree? Yo no podía darle otra mordida.]

 

[¿Oh? ¿Entonces cómo explica las mordidas que le está dando a ese postre ahora?]

 

[B-Bueno…] Su Alteza se alteró. Ella se veía como de fotografía con su largo cabello ondeando con la briza, y su fina figura era llamativa. Todos los transeúntes— hombres y mujeres— se paraba para verla. La misma Lady Stella era ignorante a ello. La ignorancia podía se cruel.

 

[Pasaba todo mi tiempo estudiante o entrenando, así que nunca noté que lugares como estos existían.] Ella dijo. [Tampoco conozco los famosos paisajes de la capital.]

 

[Entonces vayamos a darles una vuelta.] Respondí. [Podemos abastecernos con los postres necesarios estando en marcha.]

 

Lady Stella hizo un puchero y me dio un golpe con una de sus pequeñas manos. Ella era mayor que Tina, pero incluso pensé que podría ser más adorable— especialmente porque Tina era rápida para disparar un Blizzard Wolf. Ese comportamiento era algo que necesitaría corregir; una persona actuando así era más que suficiente para mí.

 

[¿Por qué no empezamos por recoger nuestros tributos— disculpe, regalos— en el bazar y luego hacemos una visita de cortesía?] Sugerí.

 

Tan pronto como habíamos entrado a la oficina de la universidad una negra masa se lanzó a Lady Stella. La capturé en medio del aire— su cabello sobresalía sobre un vestido blanco.

 

[Cuida tus modales, Anko.] Dije. [Lady Stella, este es Anko, el familiar del profesor.]

 

[Oh, sí. Lo sé.]

 

[Oh, claro. Ese maldito— ahem, el profesor es un socio cercano del Duque Walter y el Duque Liam Leinster. ¿Creo que se quedó con tu familia durante unas largas vacaciones?]

[En serio, Allen…] El profesor dijo y entonces envió un saludo sin dejar su silla. [Pero qué, Lady Stella. Es bueno verte.] El antiguo profesor de Lydia y mío aún era un caballero de apariencia de erudito, pero sus mejillas se habían demacrado levemente, y unos cuantos cabellos grises sobresalían de su cabeza. Su escritorio era una ruina.

 

[Ha pasado tiempo.] Lady Stella respondió. Ella se pauso por un momento y luego añadió. [¿Está enfermo?]

 

Mientras, le presenté mi regalo a Anko.

 

El profesor se tocó su nariz. [Oh.] El gruñó. [¡Eres la única que pregunta por mi salud! ¡Ninguno de mis estudiantes lo ha hecho! ¡El peor de ellos incluso ha intentado meterme a una… una esposa! Está frustrado de ver a Lydia mucho menos, y se la está tomando contigo. ¿Eso te parece justo?]

 

Mi antiguo profesor estaba ocupado llenando la cabeza de Lady Stella con mentiras mientras observaba a Anko incarle el diente a mi tributo de carne seca de la ciudad del agua, así que decidí dejar las cosas claras.

 

[¿Tienes algo más que decir?] Intervine. [Creo que los Howard y Leinster tienen candidatas para que considere. También recuerdo a un cierto profesor llevando a una trampa para un estresante trabajo de buscar socios de negocios…]

 

[Ahora, no es de diario que los veo a los dos juntos.] El profesor llevó la conversación a otro rumbo, presuntamente habiendo determinado que la ventaja estaba en su contra. [Qué te trae— ¡¿No me digan que se la están jugando a Lydia?! ¡Sé sensible, Allen! ¡¿Estás tratando de reducir a la capital a un océano de llamas?!]

 

[Profesor.] Respondí lentamente. [Incluso yo tengo mis límites.]

 

[¿No puedes con una bromita? Asumo que tienes tus razones, y saltarse la escuela de vez en cuando no es algo malo. Tengo mis buenos recuerdos de mi época de estudiante.]

 

[Hemos venido a visitar a Anko en su hora feliz.] Dije, acariciando al magnifico familiar mientras se engullía el pescado seco. [Oí que estaban escondidos y arrinconados, pero parece que han llegado a un arreglo.]

 

Lady Stella estaba mirando alrededor de la oficina y exclamando en deleite a los libros que encontraba.

 

[¿Y no has traído nada para mí?] El profesor dijo decepcionado.

 

[Oh, pero tengo— probé esos postres congelados en la fuente de la plaza central.]

 

La información atrapó mi atención. [¿Y qué tal estaban?]

 

[En conclusión, fueron exquisitos.]

 

El profesor sonrió y yo hice lo mismo. Compartir información acerca de la deliciosa comida y los platillos que servían era una tradición del departamento— mejor dicho, una regla de oro.

 

¡La buena comida debería disfrutarse!

 

[Le compramos un regalo a Anko en el bazar cuando estábamos en camino.] Añadí. [Fue una experiencia entretenida; los vendedores vendían sus mercancías sin perder tiempo para atrapar a Lady Stella, y el problema no tuvo fin hasta cuando—]

 

[¡¿A-Allen?! ¡L-Le dije que lo mantuviéramos entre nosotros!] Lady Stella gritó, poniendo sus manos sobre mi boca con una impresionante velocidad. Un mechón de su flequillo me recordó a Tina, aunque su pánico era más como Ellie. prefería ese lado suyo a su usual yo imperturbable. Le di un ligero golpe, al punto que me libero, bajó el borde de su sobrero, y empezó a enredar sus dedos.

 

El profesor de sacó una risa. [Stella es llamativa.] Él remarco. [Aún tengo que explorar el bazar a profundidad.]

 

[Otra razón para que termine ese cifrado.] Respondí.

 

[Créeme, estoy consciente de ello. Aunque lloré día y noche por la forma que mis estudiantes me tratan y contenga mis ganas de matar a ese retorcido elfo. Me niego el placer de mis pequeñas expediciones para poder esclavizarme—]

[Estamos planeando visitar la catedral luego. ¿Tiene algunos restaurantes cercanos que recomiende?]

 

Luego de un atónito silencio, el profesor respondió. [¿No crees que estás pidiendo mucho de mí, Allen? Y hay un café que sirve deliciosas crepas que está de camino a la catedral. Incluso pueden comerlas mientras caminan.]

 

[Nos pasaremos. Oh, por cierto— vi a Gil.]

 

[Eso oí. Apenas evité ser puesto en un tribunal por mis propios estudiantes. Solo pude salvar mi pellejo al avisarle a otros de tus reuniones. Ahora, acerca de Gil…] La expresión del profesor se agitó— inusual para un hombre que generalmente estaba causándole problemas a otros. [Se metió en algo preocupante. Dicho eso, tampoco es asunto tuyo ni mío.]

 

[¿Se refiere a que involucra a su casa?]

 

[¿D-Debería de salir?] Lady Stella preguntó.

 

[Eres la futura Duquesa Howard. No necesitas preocuparte.] El profesor respondió.

 

[Claro…]

 

¡Profesor! ¡Muestre algo de sensibilidad! ¿O eso fue aposta? Claro que lo fue; tipo de usted.

 

[No debí decirle que el actual Duque Algren, cuya casa defiende el este de nuestro reino, es un tipo viejo. Por los pasados años, las personas han empezó a discutir la sucesión, y los cuatro hijos del Duque están en la contienda.]

 

[¿Incluyendo a Gil?] Pregunté. [Dudo que alguien le daría su apoyo; es el hijo más joven y además de un estudiante.]

 

[Se me dijo que está favorecido por el mismo duque, pero las casas ducales se han apegado a primogénito desde la Guerra del Señor Oscuro. Hay problemas en el horizonte.]

 

Lady Stella se pudo rígida. Casi puse una mano en su hombro, pero me detuve— era una trampa. La amistosa sonrisa del profesor me estaba diciendo que la confortara. ¡Maldito viejo podrido! Entonces, probablemente había más de su malicia. El profesor era un firme amigo de los— y una mala influencia para— Duques Walter Howard y Liam Leinster.

 

“Eres la futura Duquesa Howard”, ¿no? El Duque Howard podía ser tan indirecto. Desearía que se lo dijera él mismo.

 

[Gil puede ser bendecido, pero no estoy seguro que quiera el honor.] Le dije al profesor.

 

[Concuerdo, pero el problema son los otros hijos del Duque Algren. Son bastante capaces, pero todo son leales al privilegio de la aristocracia y no les importa quién lo sepa. Los rumores incluso los relacionan con Gerard— el Duque Algren ofreció supervisar el confinamiento del príncipe con el fin de reprimir ese rumor. La devoción del viejo duque a Su Majestad es indudable, así que tener dudas con la sucesión.]

 

La sociedad aristocrática es un fastidio. Gracias a Dios que soy un ciudadano ordinario.

 

Le di a Anko una palmadita y entonces revisé mi reloj de bolsillo. Mi antiguos kohais estaban por llegar pronto.

 

[Muy bien, Profesor, nos vamos.] Dije. [Lady Stella.]

 

[Está bien…]

 

Mira lo que has hecho— está deprimida. ¿Qué? ¿Quieres que le ponga un brazo alrededor de sus hombros? No caeré en eso.

 

Anko flotaba en el aire y lamió la mano de Lady Stella, propiciando un pequeño chillido de la joven noble. [Anko dice que te animes.] Le dije. [Ahora, en marcha. Dulces crepas nos esperan.]

 

La sobresaliente Catedral del Espíritu Santo, la cual se erguía en una colina en las afueras del distrito este de la capital, tenía una larga historia.

 

En contrate a la mayoría de la arquitectura del reino, cual había sido construida en los doscientos años desde la Guerra del Señor Oscuro, la catedral se estimaba estar por los cinco siglos de antigüedad. A pesar de su edad y la yedra que la cubría, el edificio exterior se había mantenido en la condición original, y aún era usada para servicios religiosos del Día de la Luz— ambos, supongo, testamentos de la piedad. El fervor religioso no era tan fuerte en el reino, pero la catedral aún era el edificio más grande en la ciudad, incluyendo el palacio real. Esos en el Dominio del Pontificio— la tierra de la iglesia— y famoso imperio devoto incluso podía ser más impresionante.

 

Aunque se estaba haciendo tarde, muchas personas del extranjero estaban rezando en silencio en la capilla. Lady Stella estaba supervisando nuestros alrededores con interés mientras masticaba su crepa.

 

[¿Allen?] Pregunto. [¿Ocurre algo?]

 

[Nada.] Respondí. [Lady Stella, por favor no se mueva.]

 

[¿Qué? ¿A-Allen? U-Um, bueno…]

 

Limpié su boca con mi pañuelo. [Ya estamos. Tenía un poco de crema en su rostro.]

 

[G-Gracias.] Ella respondió, evidentemente sonrojada, y empezó a devorar el resto de su crepa. Al parecer estaba encariñada con los dulces, pero no se había consentido mucho porque eran “e-engordador”— aunque la había encontrado tan ligera como una pluma— y nunca había tocado su cartera para dulces antes. Se parecía mucho a Tina en momentos como este.

 

[G-Gracias por esperar a que termine.] Ella dijo. [Um…]

 

[Vayamos a ver adentro. Está bastante lleno aquí.] Le ofrecí mi mano, pero la miró y se congeló.

 

¿Fue demasiado confianzudo? Ya veo un regaño de Caren en el futuro.

 

[Perdóneme.] Dije, retirando mi mano. [Supongo que eso fue impertinente.]

 

[Oh, p-para nada.] La mirada de Lady Stella iba y venía entre su mano y la mía por un momento; entonces, tímidamente extendió la suya y suspiro mientras la tomaba gentilmente. Ese lado suyo me recuerda a Ellie.

 

[Aún tenemos tiempo, así que disfrutemos.] Dije.

 

[¿Huh? ¿T-Tiempo hasta qué?] Ella preguntó.

 

Lady Stella hizo un puchero para mostrar su disgusto, pero aun así me dio un apretón en mi mano. Debió haber cuidado bastante de Tina y Ellie durante su tiempo en la mansión Howard; podía ver cosas de ambas chicas en ella.

 

[No venden dulces aquí.] Dije. [Tendremos que esperar a la cena para disfrutar de más postres.]

 

[¡N-No lo estaba esperando! A-Ahora, vamos.] Lady Stella dijo y me arrastró con ella.

 

Se ve más animada ahora. Pensé mientras tocaba el objeto en mi bolsillo y me recordé de dárselo luego.

 

[Oh, wow… Es hermoso.]

 

La primera cosa que llamo nuestra atención una vez estuvimos dentro de la catedral fue una masiva ventana manchada que transformaba la luz del sol de la tarde pasando por ella en un color deslumbrante. Los fieles estaban recitando individualmente las escrituras ante su símbolo sagrado. El diseño puesto en la ventana principal representaba a la doctrina de la Iglesia del Espíritu Santo— una escena del Espíritu Santo regresando a los cielos después que su trabajo salvando a las personas se terminó, o así lo recordaba. Mi memoria era un desastre.

 

Las vidrieras que atraían mi atención cada vez que las visitaba adornaban pequeñas ventanas redondas sobre la principal, cerca del techo. Eran ocho, y cada una representaba a un humano lanzando un hechizo. Reconocía cuatro, pero ninguno se parecía al Frigid Crane, Blazing Qilin, o el hechizo que Tina me había contado, Tempest Kingsfisher.

 

[Esos son los grandes hechizos, ¿verdad?] Lady Stella casualmente remarcó. [Déjame ver… empezando desde la derecha, creo que son el Rayo, la Estrella Fugaz, Radiante Escudo, Resplandor de la Ruina, Tumba de Agua, Matriz Sísmica, Resurrección, Viento Divino.]

 

Miré a la joven noble atónita. ¿Cuáles habían sido los últimos cuatro nombres?

 

Lady Stella se veía asombrada, entonces sonrojada y bajo el borde de su sombrero. [P-Por favor no me miré así, Allen. ¿Lo hice mal?]

 

[Lady Stella, ¿quién le dijo esos últimos cuatro nombres?] Dije.

 

[Mi madre me los enseñó. Solía contármelo. “¡Los antiguos héroes manejaban increíble magia! Sus hechizos ahora están en el olvido, pero eran reales.”]

 

[Ya veo… Tu madre te lo enseñó.]

 

Una vez más, me había encontrado con la Duquesa Rosa Howard. No había documentos restantes que valieran la pena hablar, y por mi conocimiento, incluso libros ilustrativos solo mostraban cuatro de los grandes hechizos. ¿Cómo había obtenido información que yo había sido incapaz de aprender luego de años de búsqueda en los libros del profesor y los archivos de los Leinster y Howard?

 

[¿Allen?] Lady Stella preguntó.

 

[Por favor escúchame y no trates de reírte.] Dije.

 

[Me interesé en la magia porque admiraba las imágenes de los héroes antiguos usando grandes hechizos en esos libros de historia. El mundo los considera como cuentos de hadas, pero aún los estoy investigado.]

 

Casi le menciono la situación de Tina, pero me detuve; Lady Stella tenía suficiente en su plato sin la repentina revelación que su hermanita hospedaba a un ser que parecía ser el Frigid Crane y había estado impidiéndole lanzar hechizos.

 

Lady Stella apretó más mi mano. [También creo en ellos.] Ella dijo. [Mi madre me contó de ellos, y solía soñar con lanzar un gran hechizo por mí misma. También pensé que la “magia suprema” sonaba más poderosa que la “gran magia”.] La joven noble sonrió.

 

Como hermanas, como hermanas. Ellas tenían el mismo corazón. Palmeé su cabeza— o mejor dicho, su sombrero— mientras la puesta de sol y las lámparas de maná se encendían dentro de la catedral.

 

[¿A-Allen?] Lady Stella pregunto, asombrada.

 

[Estoy en deuda contigo.] Dije. [Acabo de aprender los nombres de más grandes hechizos. permíteme mostrarte un lugar secreto mío como agradecimiento.]

 

[E-Explíquese. ¡Demando una explicación!]

 

[No tan alto, Lady Stella.] Puse un dedo en mis labios para callarla, y ella respondió al darme una mirada tosca y girando su cabeza a un costado.

 

Saqué mi reloj de bolsillo. Íbamos a llegar tarde a menos que nos moviéramos.

 

[Ahora, permítame escoltarla.] Dije. [Por favor no le cuente a nadie más de esto, ¿está bien?]

 

El sol se había puesto a la hora que salíamos de la catedral, pero el área alrededor estaba abarrotada. Hablando de piedad. Entramos a un callejón a la par del edificio, donde lance hechizos de bloqueo de percepción y sonido sobre nosotros.

 

[¿Allen?] Lady Stella dijo, confusa.

 

[¿Sostendría su sombrero en sus manos y cerraría sus ojos?] Pregunté.

 

[¿Huh?]

 

[Por favor.]

[¿Q-Qué? Um, bueno… y-yo…]

 

¡Oh! Ahora, esa es una cara divertida. Tina ha sido demasiado cuidadosa de no mostrármela últimamente; debía haberse vuelto más astuta con mis trucos.

 

[Alístate.] Dije.

 

[¿Huh? ¡Oh, e-está bien!] Lady Stella se quitó su sombrero y cerró sus ojos con fuerza, lucían más tensos de lo que la situación lo ameritaba. Gentilmente envolví un brazo alrededor de su cintura, mucho para que se apareciera.

 

[No te preocupes.] Dije. [Por favor relájate. Se acabará antes que lo sepas.]

 

[E-Está bien…]

 

Miré alrededor— solo para estar seguros— y vi que estábamos solos.

 

Bien.

 

Controlé la enredadera con un hechizo botánico y nos levanté hasta el techo de un solo salto. La leve briza se sentía maravillosa mientras sostenía la asta de la bandera y conjuraba varias luces pequeñas flotando en el aire.

 

[¡¿Allen?!] Lady Stella gritó, evidentemente alarmada.

 

[Ahora puedes abrir los ojos, por favor no se asuste.]

 

[Está bien.] Lady Stella abrió sus ojos y entonces jadeó. Ella soltó mi mano, posiblemente en sorpresa, así que envolví mi brazo alrededor de ella.

 

[Whoa. Toma, sujeta esto.] Dije, sacando un pañuelo y envolviéndolo alrededor de la asta como asidero para ella.

 

[M-Muchas gracias.] Ella respondió débilmente.

 

Debajo de nosotros había una encantadora vista de la capital real en la noche. Las luces de la ciudad estaban encendidas, la luna se levantó, y las estrellas sobre nosotros habían empezado a brillar.

 

[Es… es hermoso…] La chica suspiro en admiración. [Nunca había visto algo así antes.]

 

[En noches cuando no puedes dormir, quédate calmada y observaba la luna y las estrellas. Entonces, la luz guiará tu camino. No hay nada que temer.]

 

[¿Qué…?]

 

[Eso estaba escrito en un libro ilustrativo que mi madre me leyó hace mucho tiempo.] Continué, asegurándome que mi mirada estuviera al frente. [Creo que era acerca de la Santa y el Mago. Nunca lo olvide. Aún vengo aquí solo para observar la luna y las estrellas cuando me siento deprimido, aunque nunca me he encontrado un elemento.]

 

[¿Solo?] Lady Stella repitió. [¿Nunca con Lydia, o Caren, o… con Tina y sus amigas?]

 

[Nadie más conoce de esto. Eres la primera persona que se lo digo.]

 

[Ya… veo…]

 

Le sonreí a la chica en mis brazos. [Las personas me llaman el Cerebro de la Dama de la Espada. Es un impresionante apodo, pero no soy nada especial. A diferencia del Héroe del imperio o la misma Dama de la Espada, dudo que cumpliré con mi sueño de la niñez de volverme un héroe de leyenda. Aunque, quiero verlos.]

 

[¿Qué quieres ver?]

 

Desde la primera vez, Lady Stella y yo nos vimos directo a los ojos.


[Tengo confianza de eso, en un futuro cercano, grabarán sus nombres en los anales de la historia.] Dije. [También Caren, Felicia, Tina, Ellie, y Lynne. Quiero ver que eso pase, y para asegurarlo, al menos necesito ser lo suficiente fuerte parar quedarme con ellas sin morir. Es por eso que sigo luchando por mejorar, incluso si solo es un poco a la vez. Toma.]

 

Los ojos de Lady Stella se abrieron mientras tomaba un listón azul de mi bolsillo.

 

[Un pajarito me lo dijo.] Expliqué. [Es un recuerdo de tu madre, ¿verdad?]

 

Le entregué el listón a Lady Stella, y de inmediato lo apretó en su pecho. Luego de un rato, ella dijo mi nombre. [Allen.]

 

[¿Sí?]

 

[Me hice a la idea. Así que… Así que, ¿estaría despuesto a… ayudarme?]

 

Sus ojos estaban vagando, pero había determinación en la profundidad. No esperaba menos de la hermana mayor de Tina y Ellie y la mejor amiga de Caren. Esta incómoda jovencita tuvo el coraje de pararse y moverse; solo necesitaba un poco de apoyo.

 

[Claro, Su Alteza, Lady Stella Howard.] Respondí empáticamente.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡¿U-Un duelo?!] Los asombrados gritos de las chicas quienes habían estado esperando nuestro regreso llenó el cuarto de espera de la mansión Howard.

 

Lydia las siguió con una reservado. [Muy bien.]

 

[Sí.] Lady Stella le respondió a Tina, Ellie, y Lynne. Su listón estaba en su cabello, y ella no tenía dudas.

 

Lydia estaba observando tranquilamente desde su asiento, mientras Lynne se veía en pánico. Felicia no se le podía ver por ninguna parte, aunque había estado presente hace un momento. ¿Por qué había estado usando un uniforme de maid de los Howard?

 

El largo cabello de Lady Stella relucía mientras inclinaba su cabeza. [Me disculpo por hacerles preocuparse.] Ella dijo. [Pero he tomado mi decisión. No puedo continuar— no puedo progresar— como están las cosas. Por favor, enfréntenme con espadas y hechizos.] Entonces levantó su cabeza para ver a Tina, Ellie y Caren, quienes estaban agitadas.

 

[S-Stella.] Tina protestó. [¿No estás apostando la sucesión de nuestra casa en un repentino duelo?]

 

[L-Lady Stella.] Ella dijo. [No quiero pelear contra usted.]

 

[¿Cederá la oficina del presidente del consejo estudiantil si pierde?]

 

Caren añadió. [¡Esto es ridículo! ¡No tienes las de ganar enfrentándote a todas nosotras tú sola!]

 

[Y es por eso que Lady Stella y yo lucharemos como un equipo.] Dije, parándome detrás de Lady Stella como sombra de apoyo.

 

Tina libero una exclamación de sorpresa, Ellie gruñó, Caren gritó mi nombre y Lynne dijo. [Nii-sama, permítame unirme a su equipo.] Lydia, mientras, seguía en su mundo.

 

[Creo que tendremos una buena pelea de dos contra tres.] Dije. [Pero no ahora. me gustaría tener dos semanas para prepararme con Lady Stella.]

 

Ese anunció trajo miradas de consternación de Tina, Ellie, y Caren, como también un dolido “Nii-samaaaa” de Lynne, con quien me disculpe mentalmente. El albatros estaba preparando un Firebird, y ese saber hizo que empezara a sudar frío.

 

[A-Allen, ¿qué de nuestras lecciones?] Tina dijo.

 

[No tendrán ninguna conmigo por las dos siguientes semanas, pero voy a darles notas, así que entrenen con Caren. Diría que ella es mejor tutora de lo que yo soy.]

 

[¡Objeto!]

 

[Y-Yo también.]

 

[Nii-sama, ¿qué hay de mí?]

 

[Pondré a pruebas sus asignaciones durante nuestro duelo.] Les aseguré a las tres chicas. [Y Lynne, te concederé cualquier favor una vez terminemos.]

 

Los ojos de Lynne se abrieron. [Bueno, en ese caso…]

 

Claro, ese comentario propició gritos de: “¡¿Lynne?!” y “¡¿L-Lady Lynne?!” de sus compañeras.

 

[Tina. Ellie.] Dije. [Su hermana mayor ha tomado una decisión, así que por favor, ¿no pagarían su coraje con la misma moneda?]

 

Las chicas intercambiaron miradas en silencio y luego asintieron dudosas. Lo que quedaba…

 

[Caren.]

 

Ella me hizo esperar por un momento antes de responder. [Siempre eres así. ¿Supongo que no vas a cambiar de idea?] Ella dijo.

 

[Nopi.]

 

Caren libero un suspiro y luego le dirigió una mirada perforante a Lady Stella. Puedo decir qué tan seria era. [¿Tienes confianza que puedes vencerme?] Ella preguntó.

 

La joven noble cerró sus ojos y lenta pero empáticamente sacudió su cabeza. Tenía razón que sus posibilidades de ganar eran extremadamente bajas— Caren era fuerte.

 

[¡Esta es una pérdida de tiempo!] Mi gentil hermana gritó. Había algo de desesperación en su voz.

 

[No lo sabremos hasta que luchemos.] Lady Stella respondió, soportando la presión con un puño apretado en su pecho. [Tan inútil como soy, Allen cree en mí. Incluso yo tengo mi orgullo, Caren.]

 

[Stella, yo no quiero heredar el ducado. Se supone que los títulos sean para el hijo más grande.] Tina interrumpió.

 

[Tina, los Cuatro Grandes Ducados son las piedras angulares de nuestra reinado. Nosotros que nacimos en las casas ducales tenemos el deber de defender a la tierra, la familia real, y a las personas. Esa responsabilidad debería recaer en un digo heredero. Dicho eso… no voy a perder.]

 

Tina me miró a modo de súplica, pero agite mi cabeza.

 

Tu hermana ya te lo dijo— ya se hizo a la idea.

 

[Stella-neesama…] Ellie dijo, al borde de las lágrimas.

 

[Ellie.] Lady Stella respondió. [También he estado celosa de ti, sabes. Solías ser una bebé llorona y una atolondrada, pero eres más talentosa de lo que soy mágica y físicamente. Aunque… no daré marcha atrás.]

 

La visiblemente agitada maid estaba aferrándose a la manga de Tina.

 

¿Lo tomo que ya todos estamos en un arreglo técnico?

 

La puerta se abrió para dejar entrar a Felicia, Mrs Walker, y varias maids que reconocía. Felicia estaba llevando una hoja de papel enrollada, mientas las maids sostenían telas.

 

Lydia bajo su copa y me miró, con sus ojos fruncidos. [No he accedido a nada.] Ella dijo. [Esencialmente, vas a dedicar al menos dos semanas de tu tiempo— días de semana y días de fin de semana— a Stella. ¿Estoy en lo correcto?]

 

[Lo estás.] Admití.

 

[¿Y crees que permitiré eso? Sé que vas a presionarte más allá—]

 

[L-L-Lady Lydia. P-Por favor mire esto.] Felicia intervino abruptamente, con los nervios de punta, y desenrollo la larga hoja de papel. Mrs Walker entonces desplegó la tela que llevaba.

 

¿Tela de invierno? Es la especialidad del norte.

 

El albatros las revisó y después las telas en las manos de las maids. Al final, le preguntó a la chica de lentes. [¿Estará listo a tiempo?]

 

[Me aseguraré de eso.] Felicia respondió. [Mrs Walker y Ms Anna ya han dado su aprobación. ¿Puedo tener su permiso?]

 

[Ya veo.] Era la corta respuesta de Lydia. Luego de una breve pausa, dijo. [Si Stella está de acuerdo, entonces no veo por qué no. Pero les prohíbo a ambos sobrepasarse. Asegúrense de descansar apropiadamente.]

 

En un inesperado giro repentino, la Dama de la Espada le había dado su bendición. Eso me alarmaba, era peligrosa cuando fingía calma.

 

Lynne inspeccionó el papel también y exclamó. [¡Felicia, permíteme contribuir!] Con estrellas en sus ojos. Mi intranquilidad se dobló.

 

[¡P-Pero, ¿por qué, Lydia?! ¡Acaparar a Allen solo para usted es su primordial principio!] Tina gritó, reprochándole al albatros por su deserción mientras Ellie balbuceaba en acuerdo.

 

[¡Lydia!] Caren se unió.

 

[¡S-Silencio!] Lydia respondió. [¿No creen que puedan ganar?]

 

Esa respuesta provoco gruñidos de frustración de las dos jovencitas y un brusco. [Ganaré por lo alto.] de Caren.

 

Todos estábamos de acuerdo. La expresión de Lady Stella era una mezcla de jubilo y miedo, pero daríamos lo mejor que pudiéramos. El problema era Lydia, Lynne y también Felicia, quienes se paraban a unos pasos detrás de ella. Las tres estaban sonriendo con un gran brillo en sus ojos y Mrs Walker y las maids de los Howard lucían inusualmente acaloradas.

 

Frío recorría a través de mí. ¿Qué estaban tramando? Quería descubrirlo, pero en lugar revisé el cuarto y declaré:

 

[El duelo será en el Día de la Luz en dos semanas desde hoy. Les informaré de la locación en una fecha posterior.]

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