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Epílogo

 

El campo de entrenamiento interior de los Howard fue el lugar de una fiera batalla matutina. Una asombrosa cantidad de maná predominaba el área, y sus barreras, las cuales eran más resistentes a las fortalezas militares promedio, estaban crujiendo por la tensión. Dos combatientes colisionaron en el centro de la arena, al igual que torres de fuego y relámpagos violetas cuando una espada de madera chocaba contra una daga.

 

[No eres tan mala ahora.] Lydia remarcó. [Estoy impresionada, Caren— y no lo estoy diciendo como tu cuñada.]

 

[Su Alteza tiene una mala memoria.] Caren respondió. [¡Debe estar pensando en alguien más, porque yo no tengo cuñada, y nunca la tendré!] Luego de una breve pausa, añadió. [Lydia, si tienes excusas por lo de esta mañana, estoy dispuesta a escucharlas.]

 

[Él insistió que quería dormir conmigo, y no pude decirle que no.]

 

[¿Allen…?] Caren preguntó y volvió a mí. Solo me bajé de hombros y respondí en negación.

 

La puse a dormir en un cuarto diferente. Además, eso de “nunca” puede ser un problema para mí.

 

[¡Mentirosa!] Caren le gritó al albatros, y sus chispas violetas enloquecieron.

 

[Es la verdad.] Lydia comentó. [Le concedí su deseo escondido.]

 

[¡Patrañas!] Caren respondió y se hizo atrás, lanzando su daga al aire y materializando su lanza relámpago.

 

Lydia posó su espada de madera en su mano derecha sobre su hombro y giro la varita en su mano izquierda con evidente despreocupación. ¿Se le había olvidado que eran mías? [Bien. Dame lo mejor que tengas.] Ella dijo. [Le daré gusto a mi revoltosa cuñada.]

 

[¡Cerraré esa desvergonzada boca tuya!]

Chocaron otra vez, y reforzó la barrera por la preocupación que dañarían la mansión. A pesar de su pelea, ellos estaban riendo. Solo era un juego, y las riendas que mantenían en su mana lo probaba. Aunque, desearía que no se sobre exigieran.

 

Justo entonces, la ama de llaves de los Howard entró y se dirigió a mí. [Allen.]

 

[Buenos días, Mrs Walker. Perdón que estemos usando sus instalaciones.]

 

[Eso no es problema. Lady Stella desea verle. Mantendré la guardia aquí, y las señoritas siguen durmiendo, así que dese prisa.]

 

¿Qué está tratando de implicar? Me pregunté mientras me pasaba una nota conteniendo las direcciones al cuarto. Miré a Lydia y Caren, pero aún estaban jugando.

 

[Iré de camino.] Dije. [Sospecho se detendrán una vez se aburran.]

 

[Lo entiendo. Puede confiar en mí para retrasarlas.] La legendaria maid a quien Anna al parecer aspiraba ser, me despidió con una respetuosa inclinación.

 

Ahora, ¿qué es lo que me pedirá Su Alteza?

 

[Por favor, entra.] La amistosa voz de Stella respondió a mi toque.

 

[Permiso.] Dije. [Buenos di—]

 

[Buenos días, Allen.]

 

La jovencita sentada en una silla era una innegable belleza. Casi se veía como una santa con sus hermosas trenzas plateadas teñidas con azul brillando en la luz, y su vestido de noche solo le añadía más impacto. Sus encantos eran irresistibles, inevitable, e incluso a la par de Lydia usando solo una camiseta.

 

Me silencié, y se acercó a mí con una mirada escéptica en su rostro. Entonces, luego se puso de puntillas y tocó mi cabeza.

[¿L-Lady Stella?] Pregunte.

 

Ella sonrió. [Tienes un adorable almohadazo en la cabeza. Y solo “Stella” es suficiente.] Se pauso por un momento y luego dijo. [Allen.]

 

Respondí con una mirada preguntona, pero titubeo y parecía dudar.

 

[No logré ganar.] Ella siguió con su leve intranquilidad y persuasión en su voz. [Pero di lo mejor, así que… ¿Me haría el favor?]

 

[Ciertamente lo intentaré. ¿Tuviste oportunidad de hablar con las demás?] Respondió.

 

[Sí. Tuvimos una larga y tendida plática ayer. Caren y Felicia me regañaron, mientras Tina y Ellie no me soltaban.] Ella rio otra vez. [Esas dos son unas lloronas.]

 

La sonrisa de Stella era tanto gentil como deslumbrante. Supongo que ya estaba bien ahora.

 

[Allen.] Dije, continuando y viéndome.

 

[¿Sí?]

 

[Um… ¿No solía arreglar el cabello de Acaren cuando eran pequeños?]

 

[Estoy sorprendido que sepa de eso.]

 

[Estaba un poco celosa por eso ¿Arreglaría el mío?]

 

[Pero estoy oxidado.]

 

[Mentiroso. Tina y Ellie me dijeron ayer que siempre arregla los de ellas.]

 

[No puedo hacer nada tan elegante.] Le advertí.

[No me importa. Quiero que lo haga.] Un momento después, añadió. [Um… ¿por favor?]

 

[Sus deseos mis órdenes, Su Alteza, Lady Stella Howard.]

 

Me posicioné detrás de ella, tomé un peine de la mesa, y empecé a desenredar gentilmente su cabello, el cual era similar al de Tina y bastante hermoso. La joven se retorcía y giraba como si le estuviera haciendo cosquillas, pero se veía contenta.

 

[Stella.] Dije.

 

[¿Sí?] Respondió.

 

[Hable con el Duque Walter anoche.]

 

[¡¿Con mi padre?!] Ella exclamó con miedo.

 

[Me pidió darte un mensaje.]

 

[¡Aguarda! Por favor un momento.]

 

Stella respiro profundamente varias veces, eso no debió haberla calmado, porque se dio la vuelta y me miro. Las caras que hacía eran extremadamente peligrosas, palmeé su cabeza y tomó una angelical sonrisa como las de Ellie.

 

[Adelante.] Ella dijo con una sonrisita.

 

[Dejo dos mensajes. El primero, “El Ducado de Howard pasará a manos de Stella Howard. Mi mente nunca ha cambiado en eso, y que adquiriera un hechizo supremo y un arte secreta me hace confirmarlo más.]

 

[P-Pero Allen, eso fue…]

 

[Te defendiste del más fuerte ataque que aquellas tres pudieron producir juntas. Estoy seguro que dominará ese hechizo.]

 

Stella se calló por un momento. Entonces, respondió, [Sí, lo haré.]

 

[¿Y si alguna vez tienes dudas?] Le pregunté.

 

[Lo hablaré contigo. Y con Caren, Felicia, Tina, Ellie, y Lynne.] Luego de un momento, añadió, [Lydia es punto y aparte, bueno…]

 

[Hazlo por favor. Haremos lo que podamos por ti. Ahora, el segundo mensaje.]

 

Había terminado de arreglar su cabello, y empecé a trenzarlo. Esperaba que resultara bien— no le había arreglado el cabello a nadie más excepto a Lydia hace un tiempo, y solo había hecho a medias el de Tina y Ellie.

 

[Ven para las vacaciones de verano, regresa a casa a como dé lugar.] Repetí.

 

[Lo prometo.] Ella lentamente dijo.

 

[Y hablando de tu padre, dijo; “Lo siento. Estoy esperándote”.]

 

No respondió con palabras, pero una sola lágrima bajo por su mejilla. Suponía que la fría relación entre padre e hija se había empezado a derretirse.

 

Terminé de trenzar. Ahora, solo quedaba con qué atarlo—

 

Stella me entregó un listón. [¿Por favor?] Preguntó.

 

[Claro.] Respondí y até el listón azul cielo detrás de su cabeza.

 

¡Hecho! Quedo bastante bien, si tuviera que decirlo.

La joven bajo su cabeza en silencio.

 

¿Qué es esto?

 

Estaba empezando a asustarme cuando Stella se volteó a verme. Había lágrimas chorreando de sus ojos.

 

[¿S-Stella?]

 

[Allen, muchas gracias. Para mí, realmente es un genuino—] Ella dijo.

 

La puerta se abrió para dejar entrar a una pequeña chica con cabello plateado. Estaba medio dormida, y su vestido de noche era un relajo.

 

[Buenos días a ambos.] Tina dijo. Caminaba adormilada a su hermana mayor, lanzó sus brazos alrededor de su cintura, y reposo su cabeza en su regazo. [Estaba preocupada que te hubieras ido a saber dónde, Stella.]

 

[Lo siento.] Stella respondió, gentilmente acariciando la cabeza de su hermana menor.

 

[No te dejaré.] Esperaba que eso significaba que volverían a la normalidad.

 

Ahora, Tina— has trabajado muy duro, así que atemos ese cabello y—

 

[¡No! ¡Yo primero! ¿No es así, Nii-sama?]

 

Una chica pelirroja con el cabello despeinado se paraba en la entrada. Fue seguida por una Felicia de apariencia dormilona, quien no parecía haberse recuperado aún de su cansancio. Felicia se veía nerviosa al descubrir que Tina ya estaba abrazando a Stella, pero pronto tomó asiento en el sofá y empezó a dormirse con sus brazos envueltos alrededor de un cojín.

 

Tina se quedó en blanco por un momento, y luego hecho rabia. [¡Lynne!] Ella exclamó. [¡N-No me lo creo! ¡Estabas profundamente dormida y babeando hace un momento!]

[No estaba babeando.] Lynne respondió.

 

[¡Tú también! ¡Y tu vestido de noche estaba desatado hasta el botón de la barriga!]

 

[Te quejabas que estabas cansada y te fuiste a dormir en nada más que tu interior—]

 

Tina gritó para sofocar a su compañera. [¡Cuida de lo que dices frente a Allen!] Ella grito. El cuarto de inmediato se volvió más bullicioso.

 

Ellie se unió después de eso, y estaba impresionada de ver que era la única de las chicas que estaba vestida apropiadamente, usando su uniforme de maid. No le diría a nadie que había sido la más necesitada entre todas las demás la noche anterior.

 

[¡Allen!] Ella dijo, rápidamente corriendo y abrazarla.

 

[Whoa.] Respondí. [¿A qué viene esto?]

 

Ellie sonrió. [Solo estoy feliz. ¡Tú también, Stella-neesama!]

 

[¡Eek! ¿E-Ellie?]

 

Estaba pensando que el angelito con sus brazos alrededor de la asombrada belleza había sido una obra de arte, pero fue cuando oí voces peleando en el corredor.

 

[¿Qué esperabas que hiciera?] Lydia dijo. [Sabes cómo es. Es tan generoso a más no poder.]

 

[Concuerdo. Deberíamos ser más cuidadosas que nunca. Ahora, ¿ya les has explicado el tú ya sabes qué?]

 

[No te preocupes; les dije. Pero incluso sino lo hubiera hecho, nuestra mamá y papá nunca tomarían a mal a Allen. ¿Pasarás el verano al este de la capital? No es que te quiera allí.]

 

[¡Claro! Recuerda, te cedí el derecho de quedarte a dormir en días de semana, y puedo retractarme.]

 

[Como su hermana, ese derecho solo me pertenece a mí. Los intrusos como tú no deberían meterse donde no les llaman.]

 

[¡¿Y-Yo, una intrusa?! ¡¿Dónde está su opinión?!] Luego de una prolongada pausa, Lydia dijo. [Muy bien…]

 

Sería mejor detenerlas antes que se carguen toda la casa.

 

Justo entonces, sentí un jalón en mi manga derecha, y una vocecita susurro en mi oído. [En verdad, estoy realmente agradecida. Puede que nunca pudiera haberlo hecho sin ti, Allen.]

 

¿Qué?

 

A mí par, Stella sacó su lengua levemente. Estaba tan sonrojada que incluso su cuello estaba rojo. [Nunca antes había llamado a un hombre que sea casi de mi edad por su nombre.] Ella me informó.

 

Que encanta— ¡¿Qué es esto que siento?!

 

Felicia nos estaba grabando con un orbe de vídeo. ¡¿Qué tan fácilmente se deja llevar?!

 

Tina y Lynne estaba tonteando, mientras la maid trataba de separarlas. Detecté un siniestro ambiente en el corredor también. ¿No era muy temprano para esto?

 

[Stella.] Dije. La sonriente jovencita respondió con una mirada de curiosidad. [El Duque Walter me pidió que también le enseñe. ¿Cuál es su decisión?]

 

Tina, Ellie, y Lynne se congelaron en el instante. Estaban un 80% encantadas, y el resto del porcentaje cedió a otras emociones.

 

[¡Sí! ¡Por favor enséñeme!] La futura Duquesa Howard respondió de inmediato y ambiguamente. Stella estaba determinada, y mientras siguiera avanzando un paso a la vez, debería ser capaz de seguir adelante.

 

[Ahora, sería mejor que todas se vistieran.] Dije. [Es hora del desayuno. Yo detendré al par en el pasillo. Felicia, te voy a confiscar ese orbe de vídeo, y por favor trata de resistirte a las malas influencias.]

 

✽ ✽ ✽ ✽ ✽

 

[Vamos.] Dijo mi madre. [Termine, Stella. Te ves adorable. ¡Esa es mi pequeña!]

 

[Madre, ¿puedo pedirte algo?]

 

[¿Sí?]

 

[Papá arregla mi cabello a veces, ¿por qué no es buena idea que le pida a otro hombre que me ayude con eso?]

 

[Esa es una buena pregunta. Piénsalo de esta manera: ¿te gustaría que otro hombre además de tu padre arreglara mi cabello?]

 

[No…]

 

[¡Por eso!]

 

No había entendido lo que había dicho.

 

Mi madre se había reído. [No te preocupes.] Me dijo. [Lo entenderás un día. Que alguien que te importe arregle tu cabello es un maravilloso sentimiento. Eso es lo que yo creo. Sé que encontrarás a alguien con el que te sientas de esa manera.]

 

[¡Quiero que tú y Shelley siempre arreglen mi cabello!]

Por un momento, mi madre se silenció. Entonces, me preguntó. [¿Así es?]

 

[¿Madre?]

 

Mi madre, Rosa, había estado llorando. Debió haberse dado cuenta que ya no le quedaba mucho por vivir.

 

Pero madre, realmente lo encontré. Conocí a un mago bajo la luz de la luna y de las estrellas que ilumina mi camino en la oscuridad de la noche. Así que por favor, no te preocupes y cuídame. ¡No soy Caren, Tina, Ellie, Lynne, o Lady Lydia— soy tu hija, Stella Howard!

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