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Capítulo 4

 

Lydia y yo estábamos sorprendidos dentro del cuarto privado del hospital más grande en la capital este. ¿Y quién podía culparnos? Cuidando del galán pelirrojo ante nosotros estaba una joven elegantemente vestida con cabello a la altura de los hombros de color escarlata pálido. Debía rondar la edad de Caren y Stella, y ni siquiera nos notó mientras tomaba una pequeña rebana de una fruta con un tenedor y se lo ofrecía al caballero.

 

[Aquí tienes, Richard, querido. Di “Aah”.]

 

[Sasha, puedo comer solo.] Él protestó.

 

[¡No debes! ¡Estás gravemente herido!] La jovencita gritó. [¿Qué tal sabe?]

 

[Delicioso.] Richard respondió luego de aceptar el bocado. [Gracias.]

 

[Es lo menos que puedo hacer por mi prometido.] Ella dijo sonrojada. [Cuando oí que habías sido lastimado, yo… yo…]

 

Richard se recostó contra ella. [Nunca imaginé que harías todo el viaje hasta aquí sin decirle nada a tu padre el conde.] Él dijo. [No es que hayas visto documentos clasificados. ¡Has sido una niña picara, mi querida Lady Sasha Sykes!]

 

[¿Mi picardía te molesta, Richard, querido?]

 

[Ni lo más mínimo.]

 

El vicecomandante de la guardia real y su noble prometida acercaron sus rostros. Estaban por tocarse… cuando el albatros aclaró con fuerza su garganta. Richard sonrió y levantó su mano izquierda en saludo, así que regresé el gesto.

 

La joven, mientras, lentamente giró su cabeza. Cuando nos vio, libero un grito mudo, se puso roja, y salió corriendo de la habitación como un rayo. Incluso se le olvidó decir hola a Lydia.

[Hola, Lydia, Allen.] Richard dijo, sonriendo. [Estaba pensando que ya estaban por llegar aquí.]

 

[Eres una desgracia.] Lydia respondió. [Deberías avergonzarte de ti.]

 

[Richard, espero que hagas algo para consolar a esa pobre chica.] Dije.

 

[¿Por qué me tomas? Sus furiosos reproches son parte de su encanto.]

 

[Menudo idiota.] Lydia dijo, dándole a Richard una mirada de sincero desprecio. Tenía una inescrutable forma de mostrar su afecto, aunque ya me lo sabía de sobra. Esperaba que Lynne creciera para ser más directa.

 

El ceño fruncido de la joven noble sugería que había sentido mis pensamientos, así que decidí interrumpir. [Richard, ¿qué pasó?] Pregunté. [Trata de ser breve.]

 

[Hemos estado persiguiendo a Gerard en secreto por más de un mes, bajo sospechas de rebelión.] El vicecomandante respondió sombríamente.

 

[Puedes ser un idiota, pero sé que eres más fuerte que ese cabeza hueca. Me rehúso a creer que es mejor que tú.] Lydia interrumpió. Ella se preocupada por su hermano, incluso si tenía una forma graciosa de mostrarlo.

 

[No puedo acordar más.] Richard respondió.

 

[Entonces por qué—]

 

[Asumo que el estado de tu brazo derecho tiene algo que ver con ello.] Dije, interrumpiendo a Lydia.

 

[¿Le quitarías la venda por mí?] El vicecomandante preguntó, gentilmente sonriendo. [Me es difícil hacerlo por mi cuenta.]

 

Los vendajes de Richard incorporaban resistentes barreras al fuego, y mientras las desenvolvía, el hedor a carne quemada llenó el cuarto. Una vez su herida estaba a plena vista me di cuenta lo que bizarro era. Su brazo derecho no solo estaba quemado— oscuras llamas aún lo estaban consumiendo lentamente.

 

[Ves cómo es.] Él dijo. [¿Qué Leinster se quema a sí mismo? Soy una desgracia para el nombre de la familia.]

 

[Un hechizo de fuego antiguo, bastante encriptado.] Murmuré. [Richard, cómo—]

 

[Nos enfrentamos de frente a Gerard tres veces.] El vicecomandante dijo, ignorando mi pregunta sin terminar. Lydia cruzo sus brazos y empezó a azotar sus dedos. [La primera vez fue en una vieja casa cerca del Océano de los Cuatro Héroes.  Fallamos… debido a William Marshal.]

 

[¡¿El Caballero Oscuro?!] Exclamé. [Pero oí que se perdió luego de las heridas que obtuvo de ese dragón oscuro hace cuatro años.]

 

[Difícilmente era lo que solía ser cuando ganó el Torneo Real.]

 

[Entonces, incluso contra el anterior campeón del reino, no veo cómo—]

 

[No podría ser lo mismo contra aquellos como la Dama de la Espada o nuestro comandante.] Richard acordó, interrumpiéndome otra vez. [En realidad logramos lidiar con él. O eso habríamos, si solo hubiera estado solo.]

 

[¿Gerard tenía otros soldados?]

 

[Por segunda vez lo rastreamos, sus filas habían aumentado a varias docenas de hombres armados, construyendo un núcleo de expertos luchadores. No eran retirados y usaban hechizos y esgrima de los Caballeros Reales.]

 

[¿Te refieres a que miembros de la Orden de Caballeros Reales están apoyando la rebelión?] Demandé, impresionado.

 

Richard me ignoró y siguió. [Entonces llego nuestro tercer encuentro. Entramos a unas ruinas a las afueras de la capital este, determinados a lograrlo. Y parecía que íbamos a— hasta que Gerard saco un viejo pedazo de papel andrajoso y lanzó un hechizo que nunca antes había visto. Lo que sea que fuera, era demasiado para ignorar. La ciudad probablemente es su objetivo. Y entonces… ¡La capital real!]

 

Al escuchar eso, Lydia se dio la vuelta y dejo la habitación. Podía ser tan retraída con sus sentimientos.

 

Lancé un hechizo en el brazo derecho de Richard.

 

[¿Hm? ¿Qué acabas de hacer?] Preguntó. [El dolor está desapareciendo.]

 

[Es un hechizo anti-fuego que he estado investigando en secreto. Debo comprar algo de tiempo.] Le coloqué el vendaje a mi viejo amigo, entonces le bajé a mi tono y dije. [Tres redadas fallidas en cola… ¿La información se puede estar colando de alguna parte?]

 

Un poco de angustia entró en la expresión de Richard. [Luego de la primera falla, le pedí a Algren refuerzos más veces de las que puedo contar. Pero el viejo duque debía estar en mala forma, porque no lo he visto desde que llegue al este. Grant, quien ha estado llenando sus zapatos, me llenó de excusas acerca de las maniobras que estaba realizando en la frontera y la Orden Violenta alejándose de la capital real. Al final, no me dio un solo soldado. Entonces, nuestra siguiente redada tuvo muchas trampas y mercenarios. Oí que Gregory al final involucro a sus guardias ahora que Gerard está cerca de la capital, pero aún siento a la rata. Cuida tu espalda, Allen.]

 

Por un momento, estuve tan asombrado para responder. [Muy bien.] Dije.

 

Así que hay un traidor en la Casa Ducal de Algren. ¿Pueden estar detrás del llamado que me llevo al Gran Árbol? ¿Quieren involucrarme? ¿O quizás a Lydia?

 

[Lydia debe estar disgusta por el terrible estado en el que estoy.] El vicecomandante de la guardia real murmuro, asombrado. Como su hermana, perdió la fe por fuertes razones.

 

En silencio, revelé un secreto. [¡Claro que no! No te preocupes; Lydia te ama.]

 

✽✽✽✽✽

 

El Comandante Owain Albright de la guardia real me saludo a mí y a Lydia en las afueras de la capital este. El gran hombre oso se veía pequeño por alguna razón. Había conocido a Richard desde que eran niños, y había oído que los dos amigos— junto con el oficial-vicecomandante, quien se había quedado en la capital real— habían formado a los caballeros en la fuerza elite que eran ahora.

 

Entramos a la tienda del comandante, y tan pronto como los otros caballeros se retiraron, Owain se inclinó ante nosotros. [Lo siento. Odio hacerte limpiar nuestro desastre.] Él dijo.

 

El albatros se cruzó de brazos y le lanzó una mirada. [¿Para qué sirven los caballeros? No hagas que mi idiota hermano haga todo el trabajo.] Ella escupió.

 

[Sé que estás preocupada, Lydia, pero no hay necesidad de apresurarse.] Dije. [Richard no estará en peligro por ahora.]

 

[No estoy preocupada.] Ella dijo, alejando su cabeza.

 

[Owain, ¿cuál es la situación?] Pregunté.

 

El comandante tocó un mapa con uno de sus robustos dedos. [Estamos en posición para atacar en cualquier momento.] Dijo. [Los Algrens enviaron a sus guardias también, pero no podemos contar con ellos para una pelea.]

 

[¿Y tu evaluación de las fuerzas enemigas?]

 

[Cerca del 50% en las afueras. En cuanto a dónde consiguieron equipo y fondos…] La mirada de Owain se endureció. También sospechaba de los Algrens, lo cual explicaba la ausencia de Lord Gregory de esta reunión.

 

Yo, también, encontraba difícil de creer que los Algrens— una de las cuatro casas ducales en todo el reino— permitirían ejercicios militares para mantener a sus mejores tropas de los frentes de línea en una situación tan volátil. Aunque, el susto del hermano mayor parecía ser genuino. Incluso si secretamente estaba con Gerard, probablemente no había planeado este resultado.

[¿No solo podemos quemar la casa con ellos adentro?] Lydia preguntó. [Parece que es la solución más rápida.]

 

[No.] Respondí. [Necesitamos identificar esas llamas oscuras que quemaron el brazo de Richard, y eso significa capturar al Príncipe Gerard. De otra manera, el hechizo puede seguir activo, incluso luego de la derrota del lanzador.]

 

Todo mi tiempo con Lydia desde nuestra inscripción en la Academia Real me había dado una vista de su carácter, y puedo decir que estaba ansiosa. Gentilmente tomé su mano, y apretó la mía fuertemente.

 

Owin aclaró con fuerza su garganta. [Me gustaría que los dos lidiaran con Gerard.] El fruncido comandante de la guardia real anunció. [Asumo que saben por qué.]

 

[¿Por las llamas oscuras?] Dije.

 

[Cierto. Si… si incluso tú y Lydia no pueden detenerlo, entonces… yo lo cortaré.]

 

Sentí su determinación, pero no creía que necesitará actuar. Pensé que sabía lo que eran esas llamas oscuras.

 

La luna y las estrellas brillaban en lo alto cuando dejamos nuestra reunión con Owain. Desde allí, nos movimos a un edificio cercano a la vieja mansión donde se suponía que Gerard se está escondiendo. El lugar ya estaba dentro de los límites de la ciudad, no muy lejos del distrito de los hombres bestias en la Ciudad Nueva.

 

Nuestro objetivo era un extenso complejo rodeado por un muro de piedra alto y grueso. El edificio mismo era de piedra también, con torres que llegaban a la luna— una inusual vista en la capital este. Para mi pesar, vi que fue construido como un pequeño fuerte; solo las entradas frontales y traseras ofrecían vías de ataque, y al parecer cada cuarto dentro era lo suficientemente grande para acomodar varios soldados. El propietario original del edificio, el Conde Rupert, debió haberle temido al ataque de los hombres bestias— era el noble que había huido al Reinado del Santo Espíritu luego de atropellar a una pequeña chica del clan zorro con su carruaje. Oí que su mansión está a la venta para un comprador, pero no había esperado que se encontrara así.

 

 

Las tropas de los Algren estaban tan desmoralizadas que ni siquiera podían poner un adecuado muro contra los escapistas. La fuerza principal de los hechiceros de Lord Gregory era la única excepción. Ellos también eran buenos luchadores, si su maná fuera algo a juzgarse.

 

Owain, comandante de la cuarta compañía de la guardia real, Lydia, y yo empezamos nuestra revisión de la nueva operación.

 

[Tomaré el frente.] El comandante de la guardia real dijo, cotando un plano del edificio extendido en la mesa. [¿Alguna objeción, señorita?]

 

[Para nada. Circularemos la retaguardia. Allen y yo seremos toda la fuerza necesaria.]

 

[Entiendo. Les asignaré un mensajero en caso que tengan una fuerte resistencia.]

 

Los comandantes de compañía asintieron en silencio. Todo el reino conocía a la Dama de la Espada por su reputación.

 

Nuestros enemigos ocultos nos superaban con varias decenas de anónimos soldados y algunos reconocidos veteranos. En comparación, apenas teníamos cien caballeros de la guardia real— el pico de cuatro compañías— junto con su comandante y la Dama de la Espada. Nuestra victoria estaba asegurada, pero estaríamos en problemas si Gerard liberaba esas llamas oscuras— un hechizo que se parecía al Radiant Shield en su incontrolable estado. Necesitaría prepararme para lo peor si—

 

Una mirada de Lydia corto mis pensamientos. [No dejaré que arriesgues tu vida bajo mi guardia.] Ella dijo. La había conocido lo suficiente para darme cuenta a lo que se refería, así que cerré mis ojos y levanté mis manos en rendición.

 

[Si las estimaciones son certeras, lo logaremos. Confió en que no se opondrá, Owain] Dije.

 

[¡No me escucharas quejarme! Si alguien pondrá su vida en la línea, seré yo.] El comandante sonrió y añadió. [¡Esa es una de las obligaciones de estar al mando!]

 

La declaración de Owain propició un estallido de quejas de sus comandantes de compañía.

 

[¡Eso es abuso de autoridad!]

 

[Por favor permita que la Segunda Compañía—]

 

[¡Tampoco dejaré que te bañes en gloria, Bertrand! ¡La Tercera Compañía vengará al vicecomandante!]

 

[Simon, la Cuarto Compañía merece una oportunidad para brillar. Hemos estado en espera todo este tiempo.]

 

Al final, los cuatro se ofrecieron. Su moral no podía estar más alta.

 

Owain resumió nuestra misión. [¡Vamos a atraparlo aquí, así que den todo lo que tienen! Tan pronto como todos estén en posición, atacaremos.]

 

[¡Disculpe señor!] Un joven caballero gritó, entrando al cuarto. Estaba como mensajero. [¡Un emisario de la capital real está aquí!]

 

[¿Un emisario?] Owain repitió. [¿No puedes ver que estamos ocupados? ¡Dile a ese don nadie que espere hasta que la operación termine!]

 

[Oh, bueno, vera, señor…] El caballero dudó, inseguro de su respuesta.

 

[¡¿Qué?!] El comandante rugió. [¡Espabila, Ryan! ¡¿Quién diablos es?!]

 

[Veo que eres tan malhablado como siempre, Owain.] Un sonriente caballero remarcó mientras entraba al cuarto. Un gato negro saltó de su hombro al mío.

 

Espero que el viaje largo no fuera tan duro para ti, Anko.

 

Los caballeros se congelaron, alarmados por la llegada de uno de los hechiceros más prominentes del reinado.

 

[Profesor.] Dije.

 

[Hola, Allen. Me alegra ver que luces bien. Y tú también, Lydia.] Nuestro antiguo profesor respondió.

 

[Supongo que no necesito preguntar qué lo trae aquí, dado que ha venido con la bata de hechicero y llevando su báculo.]

 

El profesor asintió. [Nosotros logramos— con gran dificultad, pudiendo añadir— descifrar la página final. Como sospechábamos, es su diario. Pero…] El frunció el ceño y me entrego una nota. [La última página conteniendo la fórmula de hechizo fue borrada, aparte de un mensaje garabateada; “Nunca dejaré que ustedes lo tengan”. Sin embargo, había señales que alguien se había tomado la molestia de hacer una copia de la eliminada fórmula en la página final. Debió haberles tomado un siglo. Esta es una reproducción de la fórmula de las páginas anteriores— un antiguo hechizo de fuego.]

 

Mi corazón se hundió. La fórmula de hechizo perdida, señales de una copia de la página final, ese“viejo pedazo de papel” que Richard había mencionado… Era el peor escenario.

 

[Muchas gracias.] Dije con una reverencia al profesor. [Ahora, ¿explicaría por favor por qué trae a las chicas con usted?] Tres pequeñas figuras familiares se detuvieron.

 

[Pasé por la casa de tus padres y las encontré ansiosas por ir tras de ti.] El profesor dijo, acentuando su respuesta con sus típicos gestos burlones. [Me considero un amigo de las señoritas.]

 

Tina y Ellie tomaron mis mangas, gritando “¡Allen!” y “¡S-Sensei!”. Podía ver lágrimas apareciendo en sus ojos. Lynne dudaba, mientras Caren me observaba sospechosamente; al profesor debió habérsele salido lo del diario.

 

Le di la cara a mis estudiantes y hermana. [Tina, Ellie, Lynne, Caren.]

 

[¡No!] Tina exclamó antes que tuviera la chance de decir más. [Voy con usted. ¡Si sus enemigos usan fuego, entonces puedo ser de ayuda!]

 

[¡Y-Y mía!] Ellie intervino. [Por favor, Allen. Por favor, por favor deje que nos unamos.]

[¡Nii-sama, tengo fe en ti, pero esa es más razón para que te acompañe!] Lynne añadió.

 

Caren estaba en silencio.

 

Owain y sus comandantes de compañía salieron del cuarto. Mientras el profesor— ese sinvergüenza— actuó desentendido de mi predicamento.

 

[¡¿Por qué todas están aquí?!] Le demandé a mi antiguo profesor.

 

[Varios días antes, un pedazo de carne de Richard ardiendo oscuramente llegó a la capital real. Lo analicé.] Dijo, de pronto se agravó.

 

Así que la noticia ya se ha esparcido. Ese debe ser el por qué Lady Sasha está aquí.

 

El profesor golpeó el suelo con su báculo. [Esas llamas oscuras tienen que ver con el letal Radiant Shield y un hechizo de fuego desconocido. Dado que tenía el poder de infligir serias quemaduras en Richard… Sospecho del gran hechizo Blazing Qilin.]

 

[¡Más razón por la que debió haber dejado a las chicas fuera de esto!] Grité.

 

Tina y Ellie se pusieron rígidas.

 

[Deje a Lord Rodde trabajar, junto con cada experimentado hechicero elfo o enano que la capital real puede permitirse.] El profesor continuó fríamente, ignorando mi estallido. [Se preparan para lanzar un hechizo estratégico de barrera centrado en el Gran Árbol.]

 

[¿Qué? Entonces, que usted esté aquí significa que—]

 

[Activar la barrera tomará tiempo. ¿No decías que esto requiere un fuerte muro?]

 

[¿Se refiere a que ambos— o más bien, Su Majestad anticipan lo peor?] Pregunté, asombrado.

 

[Naturalmente.] El decepcionado analista asintió. [Un gobernante debe considerar sacrificar a unos cuantos para salvar a muchos otros.]

 

No respondí.

 

[Allen, las personas inocentes de la capital este deben ser nuestra prioridad.] Dijo sin más. [Usaré cada cosa a mi disposición para asegurar su seguridad. Eso incluye pedirles a estas chicas unirse a mí para levantar una barrera resistente al fuego aquí. Puedes retener a Caren, pero Tina, Ellie y Lynne son descendientes de los duques o sus retenedores— tienen el deber de arriesgar sus vidas por las personas.]

 

Apreté mis dientes. Lógicamente, veía su punto, pero… mi corazón se rehusaba a seguir a mi cabeza. [Las cuatro aún son niñas.] Argumenté. [¡Esta es nuestra responsabilidad!]

 

[Repréndeme hasta saciarte cuando esto acabe.] Mi antiguo profesor respondió, riendo tristemente. [Allen, Lydia, desde la perspectiva de Lord Rodde y la mía, también son niños que deben ser protegidos. Espero que nos perdonen por fallar en hacerlo así.]

 

De cara a su oscuro comentario, bajé mi mirada antes que él lo hiciera. [Profesor, eso no es jugar limpio.] Murmuré.

 

[Allen, ¿es cierto lo que dijo del Blazing Qilin?] Caren intervino.

 

Tina y Ellie apretaron mis manos con una fuerza dolorosa.

 

[Sí, aunque es solo una posibilidad.] Respondí, asistiendo.

 

[¡Entonces voy contigo!] Caren gritó, tirándose a mí. [¡Seré de más utilidad a tu lado que levantando una barrera!]

 

Agité mi cabeza. [No sabemos contra qué vamos. Puedo no ser capaz de mantenerte a salvo.]

 

Mi hermana se congeló, luego se recompuso.

 

[¡Entonces, llévame, Nii-sama!] La chica pelirroja proclamó, tocando la vaina de su espada con su mano izquierda y presionando su mano derecha en su pecho. [¡También soy una Leinster!]

 

[Gracias, pero ya tengo a Lydia. Debemos hacer lo mejor en esta situación.] Respondí, viendo a las cuatro chicas. [Perdón por ocultarlo de ustedes, pero por favor descansen— todo estará bien.]

 

[No puedo aceptar esto.] Tina dijo, liberando mi mano.

 

[N-Ni yo puedo.] Ellie añadió, siguiéndole sus pasos.

 

[Allen, sé que no podemos estar a la altura de Lydia.] La chica de pelo plateado continuo, ambas manos apretadas en su varita. [Pero… ¡Pero aun así!]

 

[Tina…] Apreciaba su genuina preocupación.

 

Ellie libero un pequeño chillido mientras Anko saltaba de mis hombros a los suyos.

 

[Cuida de Anko por mí.] Le dije a la maid.

 

[A-Allen…]

 

[Por favor no llores. ¿Aún tienen quejas, Lynne, Caren?]

 

[Atenderé tu decisión, Nii-sama.] Lynne respondió lentamente. [¡Pero aun así!]

 

[¡No me interpondré en tu camino, Allen!] Caren gritó. Sus ojos se pusieron violetas mientras chispas llenaban el aire. Estaba dispuesta a acompañarme— como la noble de pelo plateado, quien no me había apartado la mirada en un tiempo.

 

No soy bueno para estos abordajes. Aunque, creo que hice lo mismo con Gil en su primer día en el departamento.

Lancé cuatro orbes mágicos.

 

[Perdón. Pero todas fallaron.] Les informé a las asombradas chicas. Ni siquiera fueron capaces de reaccionar. [Esa fue mi velocidad de lanzamiento de hechizos en combate. Estoy seguro que me superarán algún día si se aplican, pero por ahora, están bajo mi protección. Por favor dejen que las mantenga a salvo.]

 

Tina, Ellie, y Lynne mordieron sus labios.

 

Caren suspiro profundamente, me miró, y dijo. [Actuaré como una mocosa mimada una vez esto termine.]

 

[No me importa. Cuida de las chicas por mí, Caren.] Respondí.

 

[Nii-sama y Nee-sama, por favor… Por favor sean cuidadosos.] Lynne prácticamente sollozaba.

 

[Gracias. Estaremos bien.] Le aseguré.

 

[Sí. Los dos lo solucionaremos.] Lydia añadió, casi antes que las palabras salieran de mi boca.

 

[Tina, Ellie.] Dije, dirigiéndome a mis dos estudiantes quienes aun tenían que decir algo.

 

Tina no respondió de inmediato. Y cuando finalmente lo hizo, simplemente dijo. [No me gusta esto.]

 

[¿Realmente estarán bien?] Ellie preguntó dudosa.

 

[Prometo que lo estaremos, y soy un hombre de palabra.]

 

La maid asintió, abrazando a Anko. Le envié una sonrisa y limpié las lágrimas apareciendo en sus ojos con mi pañuelo.

Eso solo deja…

 

[Tina…]

 

La joven noble tembló y bajo su mirada cuando dije su nombre. [¿Realmente debo quedarme atrás?] Ella preguntó tranquilamente. [¿No importa qué?]

 

[Debes.]

 

[¿Y solo Lydia puede ir contigo?]

 

[Eso es. Por ahora.] Dije.

 

[¿Solo por ahora?]

 

[Sí.]

 

Tina levantó la mirada con determinación en sus ojos. [Me haré a un lado para ella esta vez, pero la siguiente vez que algo pase, estaré a su lado también.]

 

[Lo estoy esperando.] Respondí. [Profesor, el resto está en sus manos.]

 

[Lo sé.] Mi antiguo profesor dijo. [He enviado una orden a todos los hombres bestias para evacuar al Gran Árbol— tus padres incluidos. Y en cuanto al hermano mayor Algren… Se me dijo que se fue de la ciudad.]

 

Así que todo le vale. Era algo realmente desagradable. Aunque, el profesor era la persona que quería al lado de las chicas si el Blazing Qilin está totalmente activado. Se sacrificaría antes de abandonar a un niño.

 

Lydia salió del cuarto sin decir nada. Esperaba que no me dejara atrás.

 

[Prometo que nos ocuparemos de esto y regresaremos a casa antes que se den cuenta.] Le dije a las chicas. [Y nunca he roto una promesa.]

 

Una vez estuve en el corredor, Lydia empezó a caminar en silencio, y me quedé un paso detrás de ella. Lucía furiosa. Abruptamente, se detuvo y me miró directo a los ojos.

 

[Qué… ¡¿A qué te referías con “por ahora”?!] Ella demandó. [Ella nunca estará a tu lado. Ese lugar es mío y solo mío, y se quedará de esa manera hasta el fin de los tiempos.] Ella estaba tan poderosa como lo había estado cuando la conocí por primera vez en la Academia Real hace cuatro años.

 

[Nunca cambias.] Dije. [Eres tan pura y directa como siempre. Estoy orgulloso de haber tenido la oportunidad de ser tu compañero.]

 

[Mentira. Solo lo dices por decir.]

 

[No soy un mentiroso, y siempre he sido honesto contigo. Lo sabes mejor que nadie.]

 

[¡No es a lo que me refiero! Tendremos una charla larga y tendida cuando esto acabe, y no lo olvides.] Entonces, Lydia bajo su cabeza y murmuró. [No tengo que contenerme esta vez, ¿verdad? La Escarlata Verdadera es un hecho, pero ¿qué hay de mi magia?]

 

[¿Contra un hechizo? El cielo es el límite. Lydia, toma mi mano.] Le ofrecí mi mano derecha, y velozmente la tomó, estableciendo un enlace superficial. Su maná era cálido y agradable.

 

[¡Nunca te dejaría atrás y escapar!] El albatros respondió. [¡Por nada del mundo!]

 

[Lydia, puedes ser la Dama de la Espada, pero eres una chica. No importa lo que pase, te protegeré.] Respondí.

 

[Idiota. Siempre escoges momentos como esté para engrandecerte.]

 

Incluso un enlace superficial me hacía imposible esconder lo que quería decir sinceramente. Por lo mismo, sabía que la joven noble llorosa frente a mí nunca cambiaría de idea.

 

[Deberíamos irnos.] Dije. [Owain y sus caballeros están esperando por— ¿L-Lydia?]

 

Sin advertencia, el albatros me lanzó contra la pared y puso sus manos en mi pecho. [Tus predicciones nunca han sido malas. Van a usar un gran hechizo. Lo que significa—] Ella dijo.

 

[No.] Interrumpí su comentario.

 

[¡¿Por qué?! ¡Un enlace de maná más profundo es nuestra mejor opción! Si nuestra conexión es fuerte, ni siquiera un gran hechizo puede—]

 

[Lydia.] Abracé al albatros con fuerza. [No debemos. En ese entonces, cuando luchamos con ese dragón oscuro, solo me enlacé tan profundo como lo hice porque no tenía otra opción— tu vida colgaba de un hilo. Pero ese poder no debe ser usado a la ligera. Ciertamente no más de lo que ya lo hacemos.]

 

[¿Estás hablando del riesgo que tendrás más control de mi maná? No me importa ser tu espada. De esa manera, nunca tendré que dejar tu lado…]

 

[Preferiría que seas la noble que me regaña con un vaso de vino en mano.]

 

[Eres increíble.] Como una reflexión, añadió. [Si mueres, yo también.]

 

[Q-Qué amenazante…] Balbuceé.

 

Lydia es seria— ahora de verdad no puedo permitirme morir. ¿Se me adelanto solo para llegar a este punto?

 

[Lo he estado diciendo por décadas, idiota…] El albatros murmuro.

 

[Esa es mi Señorita Primer Lugar. No soy rival para ti.]

 

[Si necesito recordártelo otra vez, juro que encontraré una forma de lanzar el Blazin Qilin. Considérate advertido.] Con su humor restablecido, Lydia tomó mi brazo izquierdo y empezó a caminar.

No tenía aprecio por Gerard, pero aún simpatizaba con él cuando pensaba en la tragedia que se le venía. Nadie ni nada— ni siquiera uno de los legendarios grandes hechizos— podrían detener a Lydia Leinster, la Dama de la Espada, cuando estaba de camino a la batalla.

 

[Creo que te refieres a que estamos de camino a la batalla.] Elle remarcó.

 

[Te lo dejo como tarea.]

 

[Sí, sí. Como mi señora mande.]

 

Owain estaba esperándonos en la entrada.

 

[¿Terminaron de pelear, tortolitos? Pónganse esto.] Él dijo, lanzando un par de orbes de comunicación como auriculares, los cuales atrapamos y nos equipamos. [Tenemos el lugar totalmente rodeado, y no hay pasajes subterráneos que mencionar. Están atrapados allí.]

 

[Pongan las fuerzas restantes bajo el comando del profesor.] Sugerí, asintiendo. [Puede ser retorcido, pero puedes confiar en el en un aprieto.]

 

[Tienes razón— especialmente acerca de su personalidad. Lo podré a trabajar.]

 

[Siéntete libre de castigarlo a cómo te dé la gana.] Lydia añadió. [Puedes enseñarle una lección— Aunque lo dudo.]

 

En ese momento, pensé oír a alguien quejarse acerca de lo poco que sus estudiantes se preocupan por él. Solo se tenía a sí mismo como culpable. Aunque, el espectáculo parecía haber beneficiado a los caballeros de la guardia real, quienes ahora estaban menos tensos.

 

[Muy bien, buena suerte.] Owain dijo. [Claro, la necesitaremos más que ustedes.]

 

[Concuerdo. Allen y yo somos un equipo invencible, así que deja toda la suerte para ustedes.] Lydia respondió, dejándole toda mi suerte a los caballeros antes que pudiera intentar objetar.

 

[Yo apreciaría un poco.] Comenté, descubriendo mi báculo para revelar un brillante listón escarlata atado a él. [Pero buena suerte, Owain.]

 

[¡Gracias!]

 

El comandante y yo chocamos puños mientras los caballeros empezaban a correr— siguiendo nuestra señal. Lydia y yo pasamos las oscuras calles a un callejón con una vista de la entrada trasera de la mansión.

 

[Owain, estamos en posición y listos para movernos a su señal.] Reporté en mi orbe de comunicación. Su encriptado era impresionante— quizás obra del oficial mayor del que había oído tanto hablar.

 

[También estamos listos.] Llego la respuesta. [Ahora, empecemos con esta revuelta.]

 

Le señalé a los caballeros y saqué mi reloj de bolsillo.

 

[Ha pasado tiempo desde que lance un Firebird sin contenerme. ¡No puedo esperarlo!] Lydia dijo en un tono agradable.

 

[Por favor trata de no pasarte.] Le rogué.

 

[No seré yo la que haga los arreglos, ¿verdad?]

 

[¿Dónde me equivoque al criarte, me pregunto? Me gustaría viajar a cuatro años antes y darle una advertencia a mi yo del pasado.]

 

[Dudo que cambiaría algo. Incluso si no nos hubiéramos encontrado cuando lo hicimos, aún te habría encontrado.]

 

¿Cómo puedo argumentar contra eso?

 

Entonces, era hora.

[Lydia, andando.] Dije.

 

[Bien.] Levantó su brazo derecho sobre su cabeza, y una colosal masa de maná empezó a juntarse sobre ella, formándose en un Firebird que debía ser dos veces su tamaño normal.

 

[¡A la carga!] Owain rugió.

 

A su señal, el brazo de Lydia bajo. El ave de la muerte se abalanzó en la entrada trasera de la mansión con un tremendo rugido, atravesando las puertas como si estuvieran hechas de papel. Me dejé llevar por el instinto mientras Lydia y yo entrabamos en la masiva abertura.

 

✽✽✽✽✽

 

El interior de la mansión era oscuro— tan oscuro para mi gusto, así que lancé un hechizo de luz. La iluminación revelaba un gran salón y un tramo de escaleras al exterior. El lugar estaba casi sin magia.

 

[Lydia.] Dije.

 

[Parece que nos han estado esperando.] Ella respondió. [Si vas a salir, sugiero que seas rápido.]

 

[No puedo creer que lo notaras.] Una voz respondió, acompañado por el chasqueo de una lengua. [Supongo que no te llaman la Dama de la Espada por nada.]

 

Más de diez luchadores armados salieron del escondite, mientras otros descendían de las escaleras. Su desequilibrio en equipo sugería una mezcla de deshonrosos caballeros y mercenarios. Al menos conté treinta— más de lo que había anticipado.

 

Un hombre en sus veinte en la vanguardia saco su espada. Basado en sus ropas caballerescas, lo tomé como uno de los aristócratas de Gerard. [¡Pero no puedes luchar contra tantos!] Continuó. [Ríndete ahora, y te perdonaremos la vida— aunque no a tu vulgar acompañante. ¡Morirá una vez terminemos de enseñarle a reconocer sus errores!]

 

[Oh, ¿en serio?] Fue la respuesta del albatros.

[Lydia.] Le avisé; necesitaríamos restringirlo hasta que el hombre nos dijiera lo que sabía. Me di la vuelta a él, fingiendo agitación, dijo. [N-No me digas… sabías que veníamos.]

 

[¡Naturalmente!] Él dijo. [¡Muchos simpatizan con nuestra causa! ¡Ven el error en esas nuevas políticas estúpidas que niegan el linaje mismo! ¡Y con el poder del Príncipe Gerard, no tenemos nada que temer!]

 

[¿Gerard realmente es tan poderoso?]

 

[¡Sí! Tan poderoso para poner a todo nuestro reino— no, todo el continente, bajo su—]

 

[Has dicho suficiente.] Un gran hombre interrumpió. Estaba cerca de la vejez y llevaba una gran espada en su espalda. A pesar de la manchada y cubierta capa gris que usaba, podía ver su mano derecha prostética y una terrible cicatriz donde su ojo izquierdo debía estar.

 

[Idiota.] El guerrero de un ojo— Sir William Marshal, el Caballero Oscuro— dijo, lanzando una dura mirada al joven. [No regales nuestros secretos.]

 

[¡¿Qué?!] El hombre balbuceo. [T-Te das cuenta quién—]

 

[Estoy al mando, y estamos enfrentando a la Dama de la Espada y su Cerebro. Espero que te des cuenta que dar ayuda al enemigo algunas veces amerita la pena de muerte.]

 

[¡C-Como te atreves! Te crees que un poco de habilidad con la espada te da el derecho a—]

 

Extinguí mi luz. Lydia y yo corrimos por la oscuridad resultante, mientras los hombres nos rodeaban vacilando; la mayoría de ellos eran chusma. Uno a uno, mis hechizos de tierra hicieron lodo el suelo debajo de nosotros. Era un truco infantil, pero efectivo bajo estas circunstancias, como un grito de “¡M-Mi pierna!”.

 

[¡C-Calma!] Alguien gritó. [¡Haz luz!]

 

[¡Lo estoy intentando! ¡N-No funciona!] La respuesta llego mientras obstruía los intentos del grupo de lanzar hechizos.

Una fuerza organizada podía ser una amenaza, pero individuos eran cosa fácil. Lydia había tomado una espada de un tipo cerca y estaba golpeando a los asustados nobles y mercenarios sin hacer sonido o siquiera permitirle a sus victimas gritar. Solo el Caballero Oscuro seguía sin emociones. La espada de Lydia se dirigió a él… y se detuvo con un sonido metálico. Su gran espada había detenido su corte.

 

¡¿Un caballero que puede bloquear sus golpes sin recurrir a trucos?!

 

El par intercambió varios golpes más en la oscuridad. Lancé los Hilos de Oscuridad Divina para distraerlo, pero cortó cada hebra.

 

¡Es bueno!

 

Me hice atrás y luz llenó el cuarto. Habilidosos caballeros uniformados a juego estaban resistiendo mi interferencia. Aunque, mi truco había hecho su trabajo— menos de la mitad de nuestros treinta enemigos seguían parados.

 

[¡Imposible!] El caballero quien nos había dado información exclamó, la sangre se drenó de su rostro. [¡¿Esperas que me crea que puedes acabar con más de diez hombres en un instante?!]

 

Lydia arrojo su prestada espada, la cual impacto en el suelo, y remarcó. [Qué pedazo de porquería. ¿Crees que están cortos de fondos?]

 

[Tienen defensores y hechiceros, pero la calidad del armamento está más allá de sus medios.] Respondí, haciendo todo un show. [Eso reduce las cosas considerablemente. Añadiré tu nombre a mi reporte en reconocimiento a tu ayuda al resolver este incidente.]

 

[¡M-Muere!] El psicópata noble gritó mientras iba hacía mí, con sus ojos llenos de sangre.

 

Tenemos peces gordos que cazar.

 

[¡No quites la mirada! Tu arrogancia te costará tu—]

 

Antes de terminar de hablar, un Firebird al instante vaporizo su espada. Un golpe directo no habría dejado ni huesos, así que probablemente aún estaba vivo. Pateé al asombrado noble en el estómago, y se tumbó en el muro mientras la mortal ave aterrizaba en el brazo izquierdo de Lydia con evidente insatisfacción. Sus llamas no quemaron lo suficiente.

 

[¡Menuda maestría de magia suprema para tu edad!] El caballero armado de un ojo exclamó. [¡Los rumores no te hacen justicia!]

 

[¿Te harías a un lado?] Lydia preguntó, ignorando su alago. [Tenemos cosas que lidiar con tu descerebrado príncipe.]

 

[No puedo hacer eso. ¡Un caballero debe ser leal a su señor! Y sería entretenido probar mi habilidad contra la renombrada Dama de la Espada.] Se pausó. [Soy William Marshal.]

 

[Oh. Entonces muere.]

 

Lydia liberó su Firebird sin pensarlo. Pero mientras caía glamurosamente sobre el Caballero Oscuro, rápidamente lanzó más de diez hechizos de agua avanzado Ocean Orb para interceptarlo, entonces rugió con todas sus fuerzas mientras recibía la peor parte de ello en su espada. Aun así, falló en neutralizar el hechizo supremo por completo. La consiguiente conflagración debió haber sido fatal, pero el caballero atravesó el infierno, su ardiente capa revelaba una negra armadura armada con orbes resistentes al fuego.

 

[Astuto. Si no se quema, lo cortaré.] El albatros remarcó, frunciendo sus ojos. [¿Te importa si lo uso ahora?]

 

[¡Sírvete!]

 

El Caballero Oscuro ignoró nuestra conversación y fue por nosotros, gritando. Me hice atrás para evadir su corte, el cual destrozo el piso y llenó el aire con escombros. ¡Era un hechicero ortodoxo de vanguardia como un caballero también!

 

Los refuerzos estaban llegando desde más adentro de la mansión, pero el albatros no parecía importarle. [Te ves bastante lindo cuando estás preocupado.] Ella me dijo, sonriendo.

 

[Eso no me hace feliz, cabrona (chopper meme).] Respondí.

 

[¡En el campo de batalla, palabras vacías invitan a la muerte!] El Caballero Oscuro rugió, desplegando otro hechizo de agua avanzado— lo dispersé con un movimiento de mi báculo. Los hechiceros apoyándolo desde atrás intentaron eliminar mi interferencia, pero en valde; la fórmula encriptada que había construido en el hechizo los atacó, sellando su magia también.

 

[No podrán lanzar ningún hechizo mientras yo esté aquí.] Dije. [¡Lydia!]

 

[¡En ello!]

 

Otro Firebird se materializo, esta vez con cuatro alas en lugar de dos. El Caballero Oscuro ni se inmuto. Los caballeros y hechiceros que llegaron para apoyarlo obviamente estaban bien equipados. ¿Y qué estaban sosteniendo? ¿Pergaminos?

 

De una vez, la mortal ave tomó vuelo, lista para quemar todo en su camino.

 

[¡Ahora!] El Caballero Oscuro rugió. [¡Levanten la barrera!]

 

Un coro de “¡Sí, señor!” siguió mientras sus hombres desplegaban sus pergaminos, cubriendo todo el salón en una barrera militar resistente al fuego—y no una formulada en el reino. El substancialmente debilitado Firebird colisiono con la gran espada del Caballero Oscuro, luego de luchar, se desintegró.

 

¿Bloquearon uno de los hechizos de Lydia?

 

Rápidamente escaneé los alrededores y noté más barreras activadas en el suelo, muros y techo. Así que toda la mansión era una trampa, y sabían a quien esperar. Había más información que solo interceptar nuestras comunicaciones que pudieran haber percibido.

 

[¡Allen, es Owain!] La voz del comandante llegó al orbe en mi oído.

 

[¿Las trampas también te están desacelerando?] Pregunté.

 

[Tú también, ¿huh? ¡Hay magia de sellos por todas partes, sin mencionar habilidosos luchadores! ¡Mierda!] Oí espadas chocar, hechizos estallar, y gritos. Las fuerzas de Owain deben haber estado pasando un mal rato.

 

De nuestro lado, el Caballero Oscuro ya había recuperado su postura y levantó su espada otra vez. Numerosos caballeros, hechiceros, y soldados se organizaron detrás de él.

 

[¡Allen!] La transmisión Owain siguió. [¡Gerard está en el salón del segundo piso! ¡Estaremos aquí atrapados por un momento! ¿Puedes ir por él?]

 

[Sin problema.] El albatros intervino. [Enviaré a Allen primero.]

 

[¡¿Lydia?!] Grité.

 

[Entiendo.] Owain respondió. [Y trata de no cortarnos junto a todo lo demás, ¿sí?]

 

[No puedo prometer nada. Si realmente eres un hombre, aprende a esquivar.] Lydia respondió.

 

[Violenta. ¡Intentaré darme prisa!]

 

Y con eso, la comunicación se cortó.

 

Soldados se formaron alrededor del Caballero Oscuro y empezaron a desplegar hechizos tras otros. Se estaban juntando.

 

[Es nuestra mejor opción.] La ansiosa noble a mi lado dijo, anticipando mis objeciones. [Asumo que no estás dispuesto a dejarme atrás.]

 

En momentos como este, nuestra larga relación era tanto una bendición como una maldición. Suspiré profundamente. [Lo siento. Te seguiré luego.]

 

[Solo ve. Oh, y no lo mates— quiero hacerle unos cortes.]

[¡No creas que puedes pasarnos tan fácilmente!] El Caballero Oscuro gritó. [¡Nunca dejaré que llegues a Su Alteza Real!]

 

Con su grito, los caballeros y mercenarios corrieron. El listón escarlata en mi báculo se ondeaba mientras movía el arma, congelando algunos de los armamentos de nuestros enemigos y luego destrozándolos con hechizos de viento. Lydia bombardeó a los caballeros con lanzas de fuego mientras tratan de tapar el hoyo en su línea. Ella había escogido hechizos elementales para evitar la interferencia de la barrera, y el bombardeo resultante resulto en causar un infierno de llamas.

 

[Te veré pronto, Lydia.] Dije.

 

[Muy pronto.] Respondió.

 

Pateé a los soldados mientras corría a las escaleras, lanzando Divine Earth Chains y Divine Darkness Threads para bloquear la persecución. Con unas cuantas explosiones de Divine Lightning Shot estaba incapacitando a los soldados atrapados, rebajando sus números.

 

Listo para la reunión con un viejo enemigo.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Sir Marshal!] Mi soldado me gritó, alarmado por el hábil escape del chico.

 

[¡Estén firmes!] Dije, entonces gruñí con pesar mientras levantaba mi espada, acomodé su hoja con magia de agua para frenar el fiero ataque.

 

Dicho eso, me di cuenta de la situación. Mercenarios caídos llenaban las escaleras, y el joven hechicero incluso había planeado retrasar la persecución usando una variedad de hechizos elementales. Su habilidad superaba por escandalo lo que el rumor decía— tanto que no podía comprender cómo había estado escondido detrás de la sombra de la famosa Dama de la Espada. Aunque todo eso fue tomado en cuenta. Su Alteza Real seguramente—

 

 

 

[Dime… Estás esperando que ese príncipe zoquete esté en la cima, ¿verdad?] La Dama de la Espada dijo, su voz llena con enemistad. Sonaba como a una mujer diferente de la que había sido antes que el joven se fuera. Las viejas heridas en mi ojo izquierdo y brazo derecho dolían; no había sentido tal intimidación desde que enfrenté a ese dragón oscuro.

 

Mi piel se quemaba mientras remolinos de ascuas de fuego llenaban el salón. Antes que la moral del hombre se quebrara por completo, rugí. [¡Dama de la Espada! ¡¿Usas ese pedazo de acero en tu cintura como decorativo?! ¡Saca tu espada!]

 

[No esperes que te corte cuando él esté observando. Se enojo conmigo la última vez.] Ella respondió fríamente. Ella no nos estaba intimidando— solo diciendo los hechos mientras nos veía. La dama del fuego entendía que su dominio era impenetrable.

 

[Estoy enojada, sabes.] Ella añadió, sonriendo mientras más ascuas ardientes llenaban el aire. [Heriste a mi estúpido hermano, e insultaste a Allen.]

 

Su maná surgía, y nuestra línea de batalla instintivamente se retiro ante ello. Los infames nobles estaban al borde de la rendición. Sudor frío bajaba de mis mejillas.

 

Así que esa es la actual Dama de la Espada. ¿Pude haberle hecho frente en mi época dorada?

 

La joven extendió su mano derecha al aire vacío. [Tu juicio es por demás, optimista.] Ella dijo. [¿Cómo alguien puede tener una oportunidad contra mí y él juntos? Pero en situaciones como esta, él puede ser un poco… malo. Después de todo, es la persona más amable de aquí.]

 

Tan pronto eso termino, palabras susurradas dejaron la boca de la Dama de la Espada y el espacio se distorsionó alrededor de su mano extendida. Llamas se disparaban y desaparecían, consumidas en una concentración de maná que parecía ser demasiado grande para que las manos de un humano dominasen.

 

Al menos, eso parecía; una siniestra vaina roja sangre— tan oscura que casi parecía negro— envuelta en cadenas caía y se desvanecía mientras ella iba por el mango de la espada. Sacó el arma de un solo movimiento, levantando un fiero vendaval que incitó gritos de sorpresa y dolor de mis hombres y mercenarios. Mis ojos se abrieron incluso cuando levanté mi gran espada. Uno a uno, los intrincados diseños en la galante y amplia hoja ardían con una luz escarlata, como reuniéndose luego de una gran esperada libertad.

 

Así que esta es la afamada reliquia de la Casa Ducal de Leinster…

 

[¡La espada flameante, la Verdadera Escarlata!]

 

[Estás bien informado.] La chica remarcó. [Me pregunto si reconocerás esto.]

 

Un Firebird se materializo sobre ella, entonces cayó precipitosamente. Cuatro alas de fuego se dieron forma en la espalda de la chica mientras absorbía el hechizo. Su hoja empezó a hacerse más brillante, y sus llamas perforaron nuestras barreras, echando fuego en rápida sucesión.

 

Semejante dominio sin necesidad de la secreta Espada Escarlata, me maravillé, y endurecí el agarre en mi arma.

 

[Bien, ¿continuamos?] La Dama de la Espada dijo, sacando una diabólica sonrisa. [Oh, pero estoy sola ahora, así que puede que también dé con todo. Si debes culpar a alguien, culpa a tu descerebrado príncipe.]

 

✽✽✽✽✽

 

Corrí por la mansión. Mi objetivo no tenía posibilidad para escapar— Conocía su maná y había memorizado el plano del piso del edificio. El príncipe estaba atrás del segundo piso.

 

Abrí las masivas puertas con ambas manos para revelar un vasto salón vacío. Todas las ventanillas estaban destrozadas, pero había luces en los muros. En el centro del cuarto está parado un hombre con su espalda a mí. La sucia capa gris que usaba incluso ocultaba su distintivo cabello rubio.

 

Gerard Wainwright, al anterior segundo príncipe del reino, se giró para verme.

 

[Dijeron que vendrías, ignorante.] Él dijo lentamente. [Sabía que aquellos como William no podrían detenerte.]

 

 

Las palabras no me salieron cuando vi su rostro. Aun con todo, nadie negaría que Gerard había sido apuesto. Aunque los rasgos del hombre ante mí hacían ese hecho difícil de creer. Sus mejillas estaban hundidas, rojos verdugones cubrían su rostro, e incluso su lucido cabello había perdido su lustre. Lo peor de todo eran sus ojos— sin luz y pálidos como un hombre muerto.

 

[Si no fuera por ti… ¡Si solo me hubieras dado a Lydia, pude haber hecho a mi idiota hermano a un lado y heredado la corona de nuestro estúpido padre!] Él grito, con un tono resentido. [Algún día, habría acabado con el imbécil Señor Oscuro, reclamado la Tierra Santa, y convertido en un rey de leyenda… Pero ¿ahora? ¡Ahora mi lugar en la línea de sucesión está no solo detrás de mi hermana, nacida de sangre impura, sino de las chicas Howard y Leinster quienes se burlaron de mí! ¡Y para colmo de males, fui enviado a vivir en una casa construida por hombres bestias! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡MALDITO! ¡Todo es tu culpa! ¡Te enseñaré la diferencia entre nosotros mientras mueres en agonía, falsa bestia!]

 

Me alegra no haber traído a las chicas. Esto requiere un buen rechazo.

 

[Debo declinarme.] Respondí. [Y mi respuesta no cambiará no importa cuántas veces preguntes; no te dejaré tener a Lydia.]

 

[Entonces… ¡Mueeere!] El príncipe movió su mano izquierda, al instante lanzando decenas de algo de un hechizo de fuego que nunca antes había visto.

 

¿Estos hechizos están construidos enteramente sin cifrado? Y se activan tan rápido.

 

[¡Tus trucos no te ayudarán!] Gerard rugió mientras su magia repelía mis intentos de interferir. Evadí fieras serpientes, pero me persiguieron.

 

¡Hechizos de localización!

 

Desplegué Divine Water Walls mientras corría. Me ganaron distancia, pero rápidamente se evaporaron mientras las serpientes las atravesaban. La diferencia en maná era demasiado grande.

 

[¡¿Bueno?! ¡¿Qué ocurre?!] Gerard gritó. [¿Escurrirte es todo lo que puedes hacer? ¿No?]

 

Sus burlas resonaron en mis oídos mientras esquivaba las serpientes de fuego y me gastaba el cerebro por un plan. Si esa noble sobreprotectora sentía mi pánico a través de nuestro enlace de maná, correría directo a mi lado, cortando y quemando todo a su paso.

 

Preferiría no traerla a tener un cara a cara con este hombre.

 

[¡No creas que esos hechizos son mis únicas armas!] El príncipe rugió. Estaba esperándome con una filosa daga en su mano izquierda mientras evadía una de sus serpientes. Rápidamente cambié de trayectoria con la ayuda de mi báculo y un hechizo de viento, agitando el suelo.

 

[¡Vamos! ¡Puedes hacerlo mejor que eso! ¡¿Qué le paso a esa magia de control de la que tanto estás orgulloso?!]

 

Puse mi cerebro a trabajar mientras evitaba los golpes vinientes de sus hechizos y dagas— los cuales se parecían a las hojas que la Iglesia del Santo Espíritu usaba en sus rituales. Había visto la fórmula de cifrado de Gerard antes de entrar a la mansión; las notas del profesor estaban siendo útiles más pronto de lo que había anticipado. Mientras, me encontraba acorralado en un rincón del salón. Y la capa del príncipe aún ocultaba su brazo derecho.

 

[No podía esperar menos de esos como tú.] Gerard se burló, ciego de victoria mientras manejaba docenas de fieras serpientes. [¡Perece en dulce agonía entre mis sublimes llamas!]

 

[No, gracias. Sé que algunas chicas estarían molestas si muriera.]

 

Con molestia, Gerard lanzó un ágil hechizo de fuego de su daga a la entrada. Había cortado por completo mi retirada.

 

[Ahora estás atrapado.] Se mofó. [Y una vez termine contigo, será el turno de esa detestable mujer. Todos esos que fallaron en apreciar mi valor merecen la muerte, pero al menos ella es algo lindo de ver. Me divertiré con ella antes de—]

 

[Suficiente de charlas. Deja de holgazanear y pelea, maldito idiota roto.]

 

El rostro del príncipe se enrojeció y los diseños en su daga se tornaron carmesí mientras levantaba el arma. Cuando la bajo, más de cien serpientes ardientes se alzaron a mí. Defender usando otros elementos tendría poco efecto, mientras que saltar al aire solo incitaría una persecución. ¡Pero conocía la fórmula del hechizo!

 

Ágilmente desplegué un número equitativo al de las fieras serpientes desde mi báculo. Su activación intercepto cada ataque viniente.

 

Gerard se congeló echándose atrás. Habría preferido desmantelar sus hechizos antes que se activaran, pero a esas serpientes les faltaba aberturas para que saliera toda su magia. Mi opinión era, por lo mismo, nulificar cada golpe con uno de los míos— un enemigo que nunca podría haber manejado sin el maná de Lydia.

 

Cerré la distancia con el príncipe y moví mi báculo hacia su muñeca izquierda. Su daga voló al cielo y aterrizó con su punta incrustada en el suelo.

 

[¡C-Como te atreves!] Él grito.

 

[¡Aún no he terminado!]

 

Gerard grito de dolor mientras incrustaba mi báculo relampagueante en su estómago y lo empujaba al muro. El impacto lanzó una vaina carmesí al suelo, así que tome la oportunidad para tomarla. Tan pronto como había retirado la caída daga y enfundado de nuevo fue que las llamas bloquearon la entrada. Coloqué un hechizo de sello en el arma y la deslicé en mi bolsillo de pecho. Con eso dicho, presioné la punta de mi báculo contra la garganta de mi viejo enemigo y lo até con Divine Darkness Threads.

 

[Es suficiente.] Le informé. [Ríndete. Estoy seguro que te perdonaran la vida.]

 

El sinuoso príncipe estaba viéndome con ojos llorosos. Luego, sus aullidos de burla empezaron a llenar el aire. [¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiotaaaa! ¡Eres tan ingenuoooo!] Siniestras llamas carmesí negras estallaron de su brazo derecho, quemando los incombustibles hilos de magia oscura. [¡Mueeeere!]

 

Salté atrás ágilmente mientras las llamas oscuras me atacaban. Luego, un agudo dolor atravesaba mi costado.

 

✽✽✽✽✽

 

Luego que Nii-sama y Nee-sama se fueran, el cuarto se silenció y se quedó así. Ni siquiera Tina me molestó con sus usuales quejas, Ellie y Caren estaban igual sin palabras. El profesor había salido, diciendo que iba a hacer los preparativos para la barrera. Debíamos seguir el ejemplo.

 

Hasta hace unos momentos, había sido engreída. Sabía que no podía esperar a llegar a la grandeza de Nii-sama y Nee-sama, pero que se me dijera que me interpondría en su camino me había dolido más de lo que había imaginado.

 

No, no era eso. Estaba celosa. Celosa de Nee-sama, a quien amaba y respetaba. Celosa que solo una de nosotras había sido escogida por Nii-sama. Había estado pretendiendo no notar cómo me sentía. Unirme a Tina y Ellie haciendo jueguitos por su afecto fue mí límite, es lo que me dije. No podía presionarme más.

 

Lo siento, Nii-sama; Soy una chica mala. Nee-sama, yo… yo…

 

Sonidos de manos aplaudiendo cortaron mi corta reflexión. Me pare recta mientras Caren daba lo mejor para inspirarnos.

 

[Es bastante deprimente.] Ella dijo. [Vamos a ayudar al profesor. Mi hermano pudo salirse con la suya por casi nada, pero Lydia nunca permitirá que hagamos algo.]

 

Ellie y yo asentimos entre nosotras. Caren tenía razón— necesitábamos hacer lo mejor que podíamos en este momento. Ella dejo el cuarto con Ellie desde atrás. Estaba por seguirlas, pero entonces me pause para fastidiar a la chica quien no había movido un músculo.

 

[¿Estás planeando cuidar la casa mientras no estamos, Señorita Primer Lugar?] Pregunté con un sarcasmo.

 

Tina me fijo una mirada. [No puedo soportarlo, Lynne. ¡Si solo hubiera trabajado más duro!]

 

[¡¿Estás implicando que Nii-sama tomó la decisión equivocada?!] Demandé, sintiendo ira en mi pecho.

 

[¡No dije tal cosa!] Ella respondió.

 

[Entonces qué—]

 

[¡Pero aun así!]

 

Oh vaya; que tontas somos, una parte de mí con la cabeza fría se burló. Esta tonta discusión no nos llevara a ninguna parte. Aunque al mismo tiempo, mi corazón me decía que necesitaba pasar por esto para descubrir el camino que debía tomar.

 

Tina y yo continuamos dando cabezazos, lágrimas bajaban de nuestros rostros, hasta que una joven maid se interpuso entre nosotras.

 

[¡N-No deben pelear!] Ellie gritó. Debió haber vuelto por nosotras. Me di cuenta del familiar del profesor— creo que su nombre era Anko — subiéndose en su hombro. [Allen se preocupará cuando vuelva. ¡O-Oh, yo también quería ir con él y luchar a su lado!] En ese punto, empezó a llorar a gritos. Tina y yo nos encontrábamos sonriendo, conmovidas por su entrada.

 

[¿D-De qué se están riendo?] Ella demandó. [Y-Yo quiero ayudar a Allen cuando—]

 

[Ellie.] Dije, y abracé a mi amiga. Era un año mayor que yo, pero nadie podía tomar su lugar en mi vida.

 

El magnifico familiar se veía incómodo mientras la Señorita Primer Lugar se unía a nuestro grupo. [Ellie, Lynne, nuestra batalla solo está empezando.] Ella anunció con una renovada determinación. [Luchemos a tope.]

 

[L-Lady Tina… Sí, vamos.] Ellie respondió.

 

[Tina… estoy de acuerdo.] Dije, secundando su noción.

 

Las tres asentimos, entonces nos separamos. Mi mente había sido un torbellino hace un momento, pero ahora estaba calmada. Haría lo que pudiera, y algún día, me uniría a Nii-sama en—

Una siniestra oleada de maná familiar me sacó de mis pensamientos y nos envió a Ellie y a mí a correr a la ventana, gritando el nombre de Nii-sama. Sabíamos por instinto que el siniestro poder estaba dirigido a él. ¡Y era lo bastante poderoso para perforar la estratégica barrea militar que el profesor y los caballeros de la guardia real estaban levantando!

 

De pronto, el mundo se puso blanco.

 

¿Qué?

 

Tomé la mano de Ellie y de prisa saqué mi espada, tratando de neutralizar el ataque con magia de fuego. Aunque dije el nombre de la Señorita Primer Lugar, mi voz no le llegó. Que estaba—

 

[¡Lady Lynne!] Ellie gritó mientras me tiraba al suelo. Oí un maúllo y una barrera oscura nos cubrió.

 

Al momento siguiente, algo pasó sobre nosotras. Con un impacto, el muro con la ventana se congeló y destrozó. Una ventisca rugió, pero al instante que nos pasó, pude ver hermosas alas azures de hielo en su espalda.

 

[¡Tina… Nii-sama… Nee-sama!]

 

Las palabras salieron de mi boca y se desvanecieron en el furioso aullido de la tormenta de nieve.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Sir Marshal! ¡Ahora!] Uno de mis hombres gritó.

 

Había poco más de diez de nosotros restantes conteniendo la línea en la entrada envuelta en llamas. Los otros estaban presionando sus límites y concentrado sus hechizos en la Dama de la Espada— todo en un esfuerzo por permitirme la más mínima oportunidad.

 

 

Todos los mercenarios y el débil sequito de Su Alteza Real ya habían caído— vencidos de un solo golpe. Habíamos recibido advertencias por adelantado y preparado más barreras resistentes al fuego de las que había empleado antes, incluso en mis días como caballero de la Orden. Tenía confianza que había escogido el mejor equipo posible y acercamiento. Sin embargo, nos encontrábamos en una abrumadora desventaja.

 

Mis hombres eran todos hombres temidos, veteranos de las fuerzas principales de la Orden de Caballeros Reales. Aunque la señorita escarlata rechazaba sus más poderosos hechizos usando solo sus alas de fuego. Su espada mágica se movía sin más mientras calmadamente se dirigía a nosotros, como si nada se antepusiera en su camino.

 

[Eres para ser temida.] Murmuré, una expresión de pura admiración.

 

Mi vida como caballero había llegado a su fin hace cuatro años, cuando había perdido mi ojo izquierdo y brazo derecho con el dragón oscuro que el Héroe había estado persiguiendo. ¡Solo podía agradecerle al Santo Espíritu por concederme otra oportunidad de compartir golpes con un oponente de este calibre!

 

Levanté mi confiable gran espada sobre mi cabeza, listo para atacar, e inicié mi ataque final. Rugí con fuerza mientras lanzaba hechizos de agua avanzada con todas mis fuerzas, concentrando más de veinte explosiones en el movimiento de mi espada. ¡Incontables enemigos habían caído ante este ataque mortal— ni siquiera la actual Dama de la Espada podría esperar salir sin un rasguño!

 

Entonces llego un parpadeo de luz escarlata, con una explosión de abrazador aire siguiendo sus pasos. La punta de mi confiable espada, la cual había sobrevivido incluso a la ira del dragón, voló por los cielos, cortada limpiamente por la hoja. La armadura que había ordenado de la república crujió, y caí al suelo, gritando en agonía.

 

[Nada mal para uno de los subordinados de ese estúpido real. En lo más bajo de lo bajo, diría yo.] El demonio escarlata remarcó fríamente. Su frente tenía un corte y su ojo izquierdo estaba rojo.

 

Mis hombres yacían inmóviles, sus masivos escudos y armaduras se destrozaron, por no decir sus espadas y lanzas también. Las barreras que habíamos puesto con tanto cuidado se desmantelaron. Apreté mis dientes a pesar del sabor a sangre que llenaba mi boca. Ella nos había superado a todos de un solo golpe. Nunca— ni en mis más salvajes sueños— hubiera imaginado que la Dama de la Espada podría poseer tal poder.

 

Dejar que el joven hechicero nos pasara había sido parte del plan. La habilidad marcial que esta joven había desplegado luego de su partida, sin embargo, dejo todas nuestras predicciones en el suelo. Los rumores que incluso ella había combatido con el Héroe ahora parecían plausibles. ¡Ella era sin duda el pináculo de la esgrima!

 

Y por esa razón, forcé a mi descuartizado cuerpo a levantarse, usando mi quebrada espada como un sostén. Sangre brotaba de cada pulgada de mi cuerpo a pesar de los continuos hechizos de curación aplicados. Aun así, levanté lo que quedaba de mi gran espada una vez más.

 

[No te ves como un idiota, pero parece que no sabes cuándo darte por vencido.] La dama del fuego frunció el ceño, perpleja. [No tienes una oportunidad contra mí.]

 

[¡Como digas!] Respondí. [¡Aunque soy un caballero! ¡Puedo repeler a todos los que dañen a mi señor!]

 

[No tengo tiempo para esto.]

 

Sin advertencia, un Firebird de cuatro alas se materializo y se lanzó hacia mí. Ni mis cenizas quedarían si me permitía tomarlo de lleno. Por eso, junté lo último de mi maná y lancé al frente mi brazo prostético. Las palabras del arzobispo de la Iglesia del Santo Espíritu quien me había dado la extremidad artificial pasaron por mi mente: [Magia antigua aviva este brazo. Nunca debes invocar su poder.]

 

¡Perdóneme, pero no puedo atender a su advertencia!

 

El choque entre el Firebird y mi prostético trajo consigo un agudo dolor y el hedor de carne quemada. Rugí y canalicé todo el maná que podía juntar dentro de la desintegrada extremidad. Siniestras llamas pálidas estallaron de mi brazo, consumiendo al portador de la muerte.

 

¡¿Q-Qué demonios?! No— ¡Puede esperar!

 

Más allá del derrotado Firebird, la dama estaba inmóvil, una mirada de preocupación en su rostro se mostraba.

 

[¡En el campo de batalla, la distracción invita a la muerte!] Grité, manifestando mi fuerza para tomar la espada en mi mano izquierda en—

 

Vi el jardín lleno de flores del palacio real— un bueno recuerdo de mis días de gloria.

 

[¡Seré el más grande rey que haya existido, William!] El joven Príncipe Gerard gritó, con sus mejillas sonrojadas. [¡Sé que lo seré! ¡Sígueme!]

 

Dicen que tu vida pasa antes tus ojos cuando estás por morir. En cuyo caso… Oh, mi príncipe…

 

Un momento después, dolor sobre dolor atravesaba mi cuerpo mientras sentía cada músculo y tendón en mi cuerpo ser cortado y quemado. Colapse en el lugar, incapaz de gritar.

 

[Lo que tienes es narcisismo, no caballería.] Un frío comentario llego. [¡Tu deber era detener a tu idiota príncipe antes que hiciera una idiotez, ni se diga de invocar magia como esta!]

 

Sentí a la Dama de la Espada desparecer, seguido de un estruendo mientras fragmentos del techo caían alrededor de mí. Al parecer, estaba apresurada. Aunque, me sonreí, se había mantenido bárbara hasta el final.

 

Mi visión se oscurecía más. Ya no podía mover ni un solo dedo, pero podía sentir el maná de Su Alteza Real. El gran hechizo Radiant Shield, la famosa reliquia familiar de la familia real, se parecía al maná de mi brazo prostético.

 

Sé que esto está mal. Pero por favor, Santo Espíritu… Deja que mi príncipe sea…

 

Mi consciencia estaba oscureciéndose y todo mi cuerpo estaba hundiéndose en la oscuridad.

 

[Supongo que esto es lo mejor que podemos esperar de un caballero fracasado.] Una desdeñosa voz dijo. [Ahora, ¿esta bestia falsa cumplirá con las expectativas de mi maestro?]

 

Esto me suena a los Algren…

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Vamos! ¡¿A dónde se fue toda tu confianza?!] Gerard gritó.

 

Siniestras llamas oscuras salían de su brazo derecho mientras me perseguía por el corredor.

 

Un golpe directo de su maná me mataría. Ese primer ataque probablemente habría sido fatal si el talismán protector de mi papá no lo hubiera recibido en mi lugar. La construcción y cifrado del hechizo del príncipe había cambiado por completo y variaba con cada lanzamiento, incluso haciendo imposible cancelarlos.

 

[¡De prisa! ¡De prisa! ¡De prisa! ¡De prisa! ¡De prisa! ¡De prisa y muereeee!]

 

Habiendo salido corriendo del corredor, rápidamente me detuve y salté a un tramo de las escaleras que llevan hacia arriba. Mi costado dolía donde Gerard me había atacado, pero ignoré la herida y lancé Divine Earth. Acribillé su rostro con un bombardeo de Divine Light Shots.

 

[¡No más truuucos!] Él grito mientras llamas oscuras interceptaban todos mis ataques.

 

Así que tiene defensas automáticas.

 

Corrí hacia el último piso y entonces atravesé una ventana cercana. Una combinación de fuego y bengalas proveía suficiente visibilidad. Con la ayuda de hechizos de levitación y viento, salté hacia el techo y empecé a correr por casi toda su plana superficie. Ascuas de oscuras llamas desde los pisos más bajos pasaban por el techo justo detrás de mí.

 

[¡Owain!] Llamé al comandante por mi orbe de comunicación.

 

[¡¿Este es el maná de Gerard?!] Su fuerte respuesta llegó.

 

[Me está persiguiendo mientras hablamos. Diles a tus caballeros que se hagan atrás.]

 

Me revestí con un hechizo de viento, rápidamente arrojándome a una sección del techo colapsado en una masa de fuego negro. El príncipe flotaba arriba del hoyo resultante. Su capa y la mayoría de su camisa estaba quemándose para revelar su brazo derecho envuelto en vendajes que lo hacían más un animal que un humano. Una fórmula de hechizo escrita cubría el lado derecho de su cuerpo y estaba haciéndose más densa mientras observaba. El lado izquierdo de su torso tenía una insignia que no había estado allí durante nuestra pelea en la Academia Real. En una inspección más cercana, la agitada luz negra emanando de su lado derecho parecía estar suprimiendo las brillantes llamas escarlatas en su brazo derecho. Reconocí la reluciente fórmula de hechizo como el Radient Shield— la había incrustado en su propio cuerpo.

 

Esto parece un problema serio.

 

[¡Hey, Allen! ¡¿Qué ocurre?!] Owain gritó.

 

[¡Estoy en el techo cerca de la torre más alta!] Respondí. [Espero que eso responda tu pregunta. Adiós.]

 

[¡Hey! A—]

 

Apagué mi orbe de comunicación y enfrenté a Gerard. Había intenso odio en sus ojos.

 

Debo asegurar que esté inconsciente cuando lo capture. Decidí mientras alistaba mi báculo. El listón escarlata brilló.

 

Gerard libero una estruendosa risa malévola. [¿Crees que tienes una oportunidad?] Dijo. [¡Aquí es donde muereees!]

 

[Puedes pensar que me tienes—]

 

Dejé mi oración a medias y levanté la mirada, asombrado por una oleada de un conocido, pero inesperado maná. Una chica con alas azules con blanco aterrizo en el techo, el cual empezó a emblanquecerse alrededor de ella.

 

[¡¿Tina?!] Grité.

 

[No deberías dejar que esas imitaciones te ganen, mi hermana. La victoria será nuestra.] Ella dijo calmadamente. Esa era la misma voz que había oído en la mansión Howard, en la Academia Real, y en la Villa Algren. ¿Significaba que estaba viendo al Frigid Crane?

 

[Mi hermana, Blazing Qilin, gobernante del fuego.] La chica de blanco dijo otra vez. [Te lo ruego— triunfa.] Ella estaba hablando con Gerard— o más bien, a lo que sea que Gerard mantenía aprisionado. Su dominio se estaba extendiendo, chocando con las llamas oscuras que lo tocaban.

 

[¡Alto! ¡Un animalete no puede hacerme estoooo!] El príncipe gritó, poniéndose de rodillas y retorciéndose de dolor.

 

Los ojos de la chica se abrieron. [Hay dos imitaciones aquí— la del Caballero y el Santo.] Dijo con tristeza.

 

La fórmula de hechizo en el costado de Gerard parpadeaba, y sus llamas ardían con renovada intensidad, haciendo retroceder al mundo helado. El príncipe sonrió y luego se lanzó a la chica.

 

[¡Tina!] Grité, canalizando todo mi maná en mis piernas y corriendo para interceptarlo.

 

El brazo derecho de Gerard impactó mi báculo— un golpe tan fuerte que me tensé por el impacto. Las llamas oscuras, mientras, se extendían del cuerpo del príncipe, ignorándome para atacar a la chica. Me forcé a moverme, retorciendo para—

 

[¡Idiooota!] Gerard rugió, riendo maniáticamente. Esta vez, sus llamas me habían perforado. Dolor me atravesaba mientras sangre fresca se esparcía de la herida.

 

[¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! ¡Solo muereee!] Él gritó, preparándose para capitalizar su oportunidad.

 

Logré esquivar su segundo golpe y recuperé mi estabilidad. Con una descarga de flechas mágicas, cubrí mi retirada por el techo para poner distancia entre Gerard y yo.

 

 

Ignoré deliberadamente mi dolor. Me había protegido con barreras mágicas resistentes al fuego, pero me habían surtido poco de efecto. Magia de curación tenía poca eficiencia. Una batalla de desgaste sería difícil— imposible si también necesitaba proteger a Tina. Lydia estaba… en camino. Por eso, mi mejor opción era comprar tiempo hasta que llegara.

 

[¡Solo ríndeteee!] El príncipe gritó.

 

Me abrí camino por sus llamas y arremetí con una lanza de hielo, la cual había formado con la punta de mi báculo… pero no era de utilidad. Había visto mi golpe llegar y lo bloqueó con cadenas de fuego oscuro. El incremento en su habilidad física era atemorizante.

 

[¡Tina! ¡Aléjate de allí!] Grité.

 

Aún estaba parada allí inmóvil, pero sus ojos se reenfocaron y sus alas empezaron a desaparecer. [¿Huh? ¿Q-Qué estoy haciendo a-aquí?] Ella balbuceó. [¡¿S-Sensei?!]

 

[¡Idiotaaaa!] Gerard grito. [¡Vas a morir, y lo mismo con la chica corazón de éter!]

 

Gruñí mientras sus cadenas se multiplicaban y la presión que ejercían se incrementaban.

 

[¡De prisa, Tina! ¡Corre!] Grité otra vez.

 

[¡Preocúpate por ti!] Gerard hizo a un lado mi báculo. Me hice atrás, pero sus cadenas me golpearon en varios lugares. Tina gritó mientras luchaba por evadir sus seguidos ataques.

 

[¡Calla y observa, niña maldita!] El príncipe respondió. [¡Obsérvame destrozar a este malnacidoooo!]

 

[¡No lo escuches, Tina! ¡Sal de aquí!] Grité.

 

[¡Sensei!] Tina gritó. [Yo… yo… ¿Qué? ¿Q-Qué ocurre?]

 

Flores de hielo empezaron a llenar el aire y se esparcieron para cubrir todo el techo. Los ataques de Gerard se detuvieron mientras caía de rodillas y manos, gritando de dolor.

[¿Q-Qué?] Él balbuceó. [A-Alto. ¡Alto! ¡ALTO!] Fuego oscuro salía de su cuerpo y se unía con las cenizas llamas desde su lado izquierdo, formando un remolino infernal que lo escondía de la vista.

 

Un torrente incluso más fuerte de maná estalló desde atrás. Me giré a ver a Tina temblando en una tormenta de hielo y cubría su rostro con sus manos.

 

[¡Tina!] Gritó.

 

[Sensei, yo… no puedo detenerlo.] Ella respondió. [Sensei, e-esto es—]

 

La ventisca impactó mis pies y mi cuerpo se resintió mientras golpeaba el techo. Cuando recuperé mi compostura, respirando con pesadez, encontré un infierno oscuro que casi parecía vivo comiéndose la tormenta de hielo alrededor de Tina.

 

No pude haber imaginado un peor giro de eventos. Dos grandes hechizos— el Radiant Shield de los caballeros y la Saint Resurrecction— estaban saliéndose de control y tratando de consumir al Blazing Qilin y Frigid Crane. El poder combinado de los cuatro grandes hechizos era una amenaza para más que solo la capital este; toda la región— incluso quizás todo el reino— estaba en peligro.

 

El remolino de llamas negras y cenicientas y la desenfrenada ventisca estaban alzándose al cielo lentamente.

 

Debo salvar a Tina.

 

Traté de ir al frente, pero mis piernas estaban temblantes. Justo cuando estaba por caer, alguien me sostuvo. Un muro circular de fuego tomó forma alrededor de nosotros.

 

[Tú gran idiota.] Lydia dijo, sofocando sus lágrimas. [¿Quién te dio permiso de estar todo sangriento? ¿Quieres que te corte?]

 

[Preferiría evitar más cortes.] Respondí. [Oh, lo siento. Estoy manchando tu ropa.]

 

[Si lo dices en serio, me enojaré de verdad.]

Lanzo un asombroso número de hechizos de curación, luego gritó cuando vio la herida en mi costado y aplico una barrera resistente al fuego más poderosa.

 

[Gracias.] Dije mientras el dolor se reducía. [Lydia, tengo un favor que pedir.]

 

[Si pides que te deje y corra, la respuesta es no. Tienes un plan, ¿verdad? Lo veré hasta el final.] Luego de una pausa, añadió. [¡Se te hizo tarde para dejarme sola!]

 

No soy rival para esta noble caprichosa.

 

[¡H-Hey!] El albatros protestó mientras desarreglaba su cabello.

 

[Vamos contra los grandes hechizos Radiant Shield y Resurrection, con el especial del Frigid Crane y Blazing Qilin.] Dije. [Lydia, me gustaría que tú—]

 

[Mantener a raya al Blazing Qilin, supongo.]

 

[No se ha materializado por completo. Yo veré a Tina; con estas heridas, no puedo seguirte el paso.]

 

[Tengo mis dudas en cómo planeas salvarla. Espero que sepas que la infidelidad es una sentencia de muerte garantizada.] El albatros gruñó, molesta. No puedo guardarle secretos mientras estemos enlazados, especialmente a corta distancia. [Oh, cierto. Pero no estoy feliz con esto. ¡No esperes que te la deje pasar cuando esto se acabe!]

 

Lydia disperso sus muros de llamas con un rápido flash de la Escarlata Verdadera, revelando la cosa que una vez había sido Gerard. Se había transformado en una bestia de cuatro patas en llamas oscuras y cenicientas con rasgos de numerosas criaturas, incluyendo un rostro como un león y alas de murciélago. Este era al gran hechizo Blazing Qilin, e incluso en esta dudosa forma incompleta, poseía un tremendo maná.

 

Tina permanecía dentro de la ventisca que la había engullido.

 

[Confórmate con esto.] El albatros dijo, pasándome un Firebird. [Y vuelve pronto.] Su rostro estaba tan cerca del mío que podía sentir su respirar. Miedo de perderme llenaba sus ojos.

[Detenlo por un momento.] Dije. [Siéntete libre de usar lo que sea necesario para lograrlo.]

 

[Increíble. Esa fue tu señal para quedarte en silencio y— Eres tan denso.]

 

Le di un beso a Lydia en la frente. Nuestro enlace se profundizo, y nuestro maná se incrementó eficientemente.

 

Las misteriosas llamas que formaban el Blazing Qilin dejaron de revolotear. Estaba preparándose para atacar.

 

La Escarlata Verdadera se había hecho más brillante, y cuatro alas de pálido fuego brotaron de la espalda de Lydia. Me encontré pensando— no por primera vez— que nadie podría igualar su belleza.

 

[Terminaré con esto para cuando regreses.] Ella dijo.

 

[¡Me alegra oírlo!] Respondí.

 

Lanzamos el Firebird y ambos empezamos a correr. El Blazing Qilin se quedó inmóvil. ¿Algo le dolía?

 

Me adentré en las llamas oscuras y cenicientes y dentro de las furiosas garras de la ventisca, pero el Firebird de Lydia atravesó un muro de hielo tras otro. Entonces, pude ver a Tina— ¡Enroscada y sollozando!

 

Con mi última chispa de fuego, arremetí contra el muro de hielo final. Y entonces llegué… a un blanco mundo.

 

Tina estaba justo frente a mí, pero incluso mis más desesperados gritos fallaron en llegarle en un silencioso reino. Y todo mientras estaba tratando de hacer contacto, mis extremidades se pusieron blancas por la escarcha. Me arrodillé y tomé el hombro de la chica con mi mano derecha, sacudiéndola mientras decía su nombre… pero ella solo agitaba su cabeza en rechazo.

 

¡Oh, en serio!

Conjuré una pequeña llama de mi báculo y la deje caer a mis pies. La misteriosa blancura… disminuyó.

 

[¡Tina!]

 

Y a mi tercer grito, ella dio un indicio y lentamente levantó su cabeza para verme. Sus ojos estaban rojos por el llanto, y las grandes lágrimas que caían de ellos se congelaban antes que cayeran al suelo.

 

[S-Sensei, yo lo s-siento.] Ella dijo temblorosamente. [S-Se lastimó debido a—]

 

Lancé mis brazos alrededor de ella. [Tina, todos cometen errores— incluso Lydia y yo. No te atormentes solo por uno. Además, esto no es tu culpa. Lo sabes, ¿verdad?]

 

La presión de la fría blancura estaba aumentando, mientras que más allá de sus límites, oscuras llamas se retorcían. Estaba quedándome sin tiempo.

 

Supongo que no puedo permitirme ninguna duda.

 

[Tina, ¿entiendes al ser dentro de ti?] Pregunté.

 

[¡N-No!] Respondió, sus ojos ahora están secos. [¡Solo lanza hechizos por cuenta propia!]

 

[Entonces, déjame disculparme por adelantado. Lo siento.]

 

Presioné mis labios con los de Tina, profundizando nuestro maná. Tremendo poder mágico y turbulentas emociones fluían a través de mí. No sabía cómo logaría controlar la puteada de Lydia, pero lo hice.

 

[¡S-Sensei!] Tina exclamó, con ojos llorosos. También debió haber sido capaz de oír a la chica de blanco sollozando. El Frigid Crane estaba lamentándose más y más, como un niño extremadamente estresado.

 

Asentí y tomé la mano de Tina. [Ayudémosle— juntos.] Dije.



[¡C-Claro!]

 

[Mantendré tu maná bajo control. Solo concéntrate en llamar al Frigid Crane.]

 

[¡E-Está bien!]

 

Con cuidado y gradualmente, me dispuse a poner bajo control el fatal torrente de maná. Mientras, Tina se dedicó a rezar.

 

[Por favor, nótame y a Allen.]

 

El maná empezó a concentrarse. ¡Está funcionando! La descontrolada ventisca estaba calmándose, dando paso a la absoluta tranquilidad. Pronto, seríamos capaces de—

 

La pálida mano de la chica tocó mi costado, y para mi asombro, mi dolor se desapareció de pronto. [Gracias por salvarme, Allen.] Su voz resonó en mi mente. [Mi— nuestra— llave.]

 

Entonces, el mundo de blanco sucumbió. Las oscuras llamas se dispersaron también, dándome un mayor campo de visión. El primer panorama que mis ojos encontraron fue Lydia, cortando sin misericordia una de las alas del Blazing Qilin

 

Santo Dios. Es una gran hazaña contra un gran hechizo— o incluso una imperfecta manifestación de uno.

 

[¡¿Terminaste?!] Lydia gritó sin darse la vuelta. La Escarlata Verdadera colgaba de su hombro. [¡Tiny! ¡No estás lastimada, ¿verdad?!]

 

[¡N-No!] Tina respondió.

 

[Bien. En ese caso—] Lydia chasqueó con irritación mientras se ponía atrás de mí, evadiendo un bombardeo de oscuras y fieras cadenas.

 

El Blazing Qilin libero un rugido que sacudió los escombros regados en el techo y los envío a volar en nuestra dirección. Lancé un hechizo defensivo— o estaba en ello cuando los misiles estallaron y se solidificaron.

 

[¿Qué es lo que crees?] Le pregunté al albatros.

 

[Puedo cortar su cuerpo principal, más o menos, pero probablemente se me pase la mano si corto sin un plan.] Ella respondió, apuntando su fiera espada a la bestia de llamas oscuras y cenicientas.

 

La carne de la criatura burbujeaba y estalló en nubes de vapor, siempre pareciendo estar a punto de entrar a su apropiada forma. Se agitaba con dolor, y ocasionalmente un escarlata resplandor se asomaba por el siniestro fuego. Gerard estaba usando su Radiant Shield y Resurrection para dominar al gran hechizo a su voluntad.

 

[¿El Blazing Qilin te ve como un demonio?] Pregunté, dándole la espalda a Lydia.

 

[Ese fuego me da cosa, pero nada más.] Ella respondió. [Supongo que la cosa debajo está sufriendo.]

 

[¡S-Sensei! ¡L-Lydia!] Tina intervino, con determinación en sus ojos. [¡Ayudémosle también!]

 

El albatros se nos adelanto sin decir palabra. Soterré mi báculo en el techo y le ofrecí mi mano derecha a la chica de cabello plateado

 

[Nuestro objetivo son esas llamas oscuras y nada más.] Dije.

 

[¡S-Sí!]

 

Mis dedos se enlazaron en la pequeña mano de mi estudiante. Me estaba arrepintiendo por no tener un arma cuando una piscina de oscuridad se formó a nuestros pies. Un grito de sorpresa escapó de la joven noble mientras su adornada varita entraba a la vista.

 

[¡Muchas gracias, Anko!] Dije. [Por favor, entrégale esto al profesor.]

 

Retiré la daga de Gerard de mi capa y la deposité en la oscuridad, la cual lo recibió con un maullido de consentimiento.

 

Dicho eso, regresé mi atención a mi estudiante. [¡Tina, toma tu varita!]

 

[¡S-Sí!] Ella tomó su arma favorita, y coloqué mi mano izquierda sobre las suyas. Juntos, tratamos de canalizar el poder del Frigid Crane.

 

¡Te imploro, escucha el llamado de esta chica!

 

El Blizing Qilin se preparó, y Lydia levanto la Escarlata Verdadera.

 

Si solo tuviéramos un poco más—

 

[¡La espera termino!] La voz de Owain rugió desde mi orbe de comunicación. [¡Prepárate para el impacto!]

 

Restringidos hechizos militares tácticos estallaron en el campo de la mansión, apunté al Blazing Qilin. La bestia rugió en agonía mientras cadenas de luz restringían sus llamas oscuras y cenicientas. Los caballeros no pudieron haber llegado en mejor momento, aunque el estruendo de las espadas y ruido de golpes sugerían que estaban siendo presionados.

 

[Perdón, pero no esperes más refuerzo pronto.] Owain dijo. [¡Confórmate con esto!]

 

Tina y yo asentimos, apretando su varita mientras formulábamos nuestro hechizo. Y luego la chica de blanco añadió su mano a la nuestra.

 

Una pequeña ave de hielo blanca como la nieve se formó ante nosotros— el primer derivado del Frigid Crane que la voluntad de los humanos había conjurado en siglos.

 

[Es bellísimo…] Tina murmuró, en trance.

 

¡Ahora estamos listos para terminar con esto!

Lydia sacó su usual espada con su mano izquierda y cambio de postura, sosteniendo dos espadas. Mientras, el Blazing Qilin había acabado con sus restricciones y continuado su avance, siendo más poderoso que antes, sin duda.

 

[¡Tina! ¡Ahora!] Grité.

 

[¡Bien!] Ella respondió mientras levantábamos la varita y liberamos el ave de hielo.

 

La misma Tina parecía congelarse mientras la pequeña ave surcaba el ardiente techo, volviendo todo en su camino de un blanco nevado. El Blazing Qilin— o más bien, Gerard— debió haber sentido su peligro, porque conjuró más de sus masivas esféricas llamas oscuras. Pero aun así la bola de fuego se congelo y destrozo ante el ave mientras se acercaba al cuerpo principal de la bestia.

 

El deformado rostro de Gerard sobresalía en parte del cuerpo del Blazing Qilin, retorciéndose del dolor mientras aullaba. [¡Alleeen!]

 

Revitalizándose, las llamas oscuras y cenicientas pusieron una dura resistencia. Luche por controlar el ave de hielo, pero estaba determinado a ponerle un fin a esta pelea, y estaba seguro que Tina sintió lo mismo.

 

Lydia sin esfuerzo levanto sus dos espadas hacia arriba. Un colosal Firebird empezó a materializarse sobre su cabeza, sus seis alas probaban que no se estaba guardando nada. Esa escena le provocó otro susto a Gerard.

 

[¡Lydia Leinsteeer!]

 

[¡Pensé haberte dicho que me mostraras más respeto!] Ella respondió, luego bajo su espada. Su Firebird se sumergió en el gran hechizo, encontrando resistencia mientras una porción de las siniestras llamas se movían para interceptarla, pero desviaron la posición de nuestra ave de hielo.

 

[¡Puedes hacerlo!] Tina gritó. A pesar de todo el maná que estaba vertiendo en nuestro hechizo, mi cabeza no me dolía.

 

¡Entonces, al menos, logramos pasar!

[Imposibleee…] Gerard gritó mientras el ave impactaba de frente, congelando su masivo cuerpo. Todo el techo se volvió un campo de nieve junto con al imponente carámbano detrás del príncipe.

 

No podía suprimir un suspiro de alivio, estaba por sonreírle a Lydia y Tina cuando una voz infantil en mi cabeza interrumpió. [Aún no, Allen.] Dijo

 

Gerard cayó al suelo con estrépito, su forma humana se restauró. No podía ver señas de las llamas alrededor de él. Aunque…

 

[Nunca aprende.] Lydia dijo, chasqueando su lengua con enojo.

 

Tina, mientras, señalaba al frente de nosotros y gritó. [¡S-Sensei! ¡Vea eso!]

 

El fuego oscuro y cenizo que había dejado Gerard, estaba tomando forma de un cuadrúpedo alado— ¡O más bien, tres! La palabra imitación pasó por mi cabeza mientras observaba a esas cosas. Eran grotescamente viles, apenas reconocibles como animales, y las otres estaban atadas con cadenas de fuego oscuro.

 

Sordos repiques de risa llevaron mi atención a Gerard. El príncipe aún yacía tumbado en el techo. Su rostro lucía como el de un viejo, mientras su brazo derecho… ¿no estaba?

 

[¡Muere! ¡Muere, hasta lo último de ti!] Él gritó, lanzándonos su odio. [¡Quiero que todo prenda fuego! ¡Deja que esa mujer y el reino se hagan cenizas si no serán míos!]

 

[¡No me digas que sacrificaste parte de tu fuerza de vida para tener maná!] Grité.

 

¿Realmente su obsesión con Lydia y la corona puede ser tan profunda?

 

Cerré mis ojos. Era tiempo para que tomara una decisión.

 

[Lydia, tu espada.] Dije.

 

[Toma.] Casualmente me entregó su confiable espada.

La tomé con mi mano izquierda e invoqué mi mejor imitación de la Escarlata Verdadera. Entonces, jalé el báculo de Lydia del techo con la derecha, y dije. [Lydia, Tina, apreciaría su ayuda.]

 

Las chicas de fuego y hielo lucían asombradas, pero pronto radiantes. Incontables ascuas de fuego y flores de hielo bailaban en el aire. Tina desató el listón en su cabeza y estaba por atarlo a su varita cuando su mirada cayó en mi báculo. Se lanzó a mí, ató su listón sobre el escarlata de Lydia, y declaró. [¡Así está mejor!]

 

[Tiny…]

 

[Tenemos las mismas oportunidades y un juego limpio… aunque puedo ganar.] Tina dijo, gentilmente pasando sus dedos contra sus labios mientras provocaba a Lydia.

 

La invencible Dama de la Espada tembló como una hoja mientras sus fieras ascuas surgían alrededor de ella. [Está bien. Te enseñaré donde estás parada, hazte a un lado para la mejor.] Ella dijo.

 

[¡Si tú eres mejor que yo, entonces te superaré!] Tina levantó su varita, y alas azures brotaban de su espalda.

 

Lydia tomó su flameante espada con ambas manos y entró en una postura hecha al frente con la punta de su espada detrás de ella.

 

Entonces, un vendaval de nieve anunció la llegada del Blizzard Wolf más grande de Tina. De inmediato empezó su ataque, Lydia y yo seguimos de cerca sus pasos. Las imitaciones se movieron para interceptar a la congelada bestia, y su choque creó una lluvia de hielo y fuego oscuro.

 

Lydia se me adelantó, revestida en sus alas de fuego, y deslizó su espada horizontalmente con una velocidad sobrehumana. [¡Ahora!] Ella me gritó mientras un flash escarlata cortaba limpiamente las llamas oscuras y cenicientas de las dos criaturas.

 

Sobrepasé a las dos imitaciones, sosteniendo mi báculo al frente. Ascuas de hielo salían de su punta, formando el Azure Shield.

 

[¡Hey!] Lydia suspiro, seguido de un asombrado [¡Ese es el hechizo de mi hermana!] de Tina.

 

La imitación reunió sus siniestras llamas y las liberó hacia mí en una explosión concentrada.

 

Qué mundano. ¡He visto ese movimiento antes!

 

Cientos de ascuas de hielo flotaban, rebotando salvajemente mientras las juntaba. Entonces dejé de girar mi báculo y lo moví con todas mis fuerzas. Las congeladas ascuas formaron una punta filosa, transformando el báculo en la Azure Spear. El arma perforó la pata delantera derecha y floreció en un majestuoso árbol de hielo, conteniendo allí a la bestia.

 

[¡No otra vez!] Gerard gritó en agonía de muerte. [¡¿Por qué siempre, siempre, eres túuuu?!]

 

[Te sugiero hacer tu retirada.] Respondí, poniéndome entre el príncipe y la imitación. [¡He tenido más que suficiente de ti en mi vida!]

 

Un movimiento de mi Espada Escarlata cortó las cadenas de llamas oscuras y cenicientas. Pegué una y otra vez, destruyendo una ráfaga de ascuas que se partieron en tres en todas direcciones y dejo a Gerard inconsciente.

 

[¡Sensei, eso fue increíble!] Tina exclamó, con sus ojos abierto.

 

[Hm… nada mal.] Lydia añadió.

 

Apreciaba sus halagos, pero la hazaña habría sido imposible sin su maná.

 

Me transporté otra vez, apareciendo frente a Tina, y Lydia se hizo atrás para reunirse con nosotros. Las tres imitaciones sucumbieron al suelo con un fuerte impacto. Aunque cuando pensé que eso fue todo, brillantes llamas escarlatas brotaron de los cuerpos de esas cosas. Las tres se veían impresionadas mientras las llamas se unían en medio del aire y empezaban a formar a un cuadrúpedo alado. El aire se estaba sacudiendo.

 

[¡S-S-Sensei!] Tina gritó, aferrándose a mí.

Me tomó un momento procesar la situación antes de decir. [Parece que tenemos problemas.]

 

La cansada chica de blanco murmuró. [Gira la llave. Enciérrala en la caja.]

 

¿Qué podría significar eso? Probablemente era el Blazing Qilin lo que ella deseaba confinar… pero ¿en quién? Albergar un gran hechizo dentro de tu cuerpo requiere un extraordinario suplemento de maná, si la situación de Tina fuera a tomarse en cuenta. En cuyo caso…

 

¡Oh!

 

Lydia me miró. Entonces, dio un paso hacia mí, sin esfuerzo de esconder el deleite en sus ojos. Di un paso atrás. Otra vez ella avanzó, y otra vez me alejé.

 

[¡Espera!] Le rogué. [¡N-No podemos hacer eso! ¡Sabes que resultará en un problema mayor!]

 

[Pero no tanto como perder la capital este.] Ella contestó.

 

[¡Sensei! ¡Lydia!] Tina gritó.

 

Una onda de choque destrozo los alrededores mientras las llamas del Blazing Qilin entraban en su forma original. Lancé varios cientos de barreras de viento en su camino, dejándonos atravesar el bombardeo. Aun así, encontraba difícil creer que el gran hechizo fuera capaz de tanto sin siquiera usar su fuego.

 

Lydia tomó mi mano izquierda y me dio tremendo abrazó de oso.

 

¡M-Menuda fuerza que tiene!

 

[Vamos. Se supone que el hombre tome la iniciativa en momentos como este.] Dijo.

 

[Es no es el proble—]

Su apasionado beso cortó en seco mis protestas.

 

Nos unimos con una fiera intensidad, entonces… nos separamos. Lydia llevó sus delicados dedos a sus labios antes de sacar su lengua y hacer una demostración de gustación al lamerlos.

 

Tina se quedó sin palabras, aunque su boca se movía en silencio.

 

Estaba sonrojada como tomate— y así estaba yo también, sin duda.

 

Mientras, la caprichosa noble estaba del mejor humor que la hubiera visto antes mientras desplegaba poderosas alas de su espalda.

 

[¡Ahora ya no podré casarme!] Débilmente protesté.

 

[Es tu culpa por princeso.] Ella respondió. [¿No te gustó?]

 

[Esa es la forma de preguntarlo— Lydia.]

 

[Estaré bien. Te tengo conmigo.]

 

Tomé la mano del albatros, introducimos la Escarlata Verdadera en el Blazing Qilin. El gran hechizo rugió, pero fue solo confusión. Un solo movimiento de espada dispersó la onda de choque restante.

 

Tina liberó un sorprendido. [¿Huh?]

 

[Vamos.] Le dije a Lydia.

 

[En marcha,]

 

Y con eso, abrí la “caja”.

 

Todo el edificio crujió mientras vendavales de llamas escarlatas brillantes pasaban sobre él y luego empezaban a reunirse en Lydia. Entonces, por el punzante dolor en mi cabeza, las vi— dos mujeres paradas enfrentándose entre sí y riendo, con el Gran Árbol detrás de ellas. Una era una hechicera, usando un sombrero de bruja sobre su largo cabello azul profundo, y la otra era una espadachina hechicera con brillantes mechones escarlatas y un par de pequeños anteojos.

 

¿Estoy viendo el pasado?

 

A mi par se paraban dos chicas en juego de vestidos blancos, una con cabello blanco y azul, y la otra de negro y escarlata.

 

[Mi— nuestro— Allen, nuestra única y sola llave.] Ellas dijeron. [Por favor, por favor… séllanos.]

 

Giré la “llave” y todos los trazos del Blazing Qilin se desvanecieron.

 

Luego de eso, recordé apoyarme en una cansada e inconsciente Lydia y darle instrucciones a Tina. Pero justo cuando estaba por dirigirme a Owain, quien finalmente había llegado al techo, oí los gritos de angustia de mis estudiantes “¡Sensei!”, y quedé inconsciente.


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