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Capítulo 3

 

Los residentes restantes de la Ciudad Nueva habían evacuado a la colina la cual la milicia usaba como un almacén y lugar de reunión de emergencia. Llegar desde el norte, este, o sur requería que subieras una cuesta. Áspero terreno y densa flora hacía su cara oeste inadecuado para un avance militar. Era un lugar fácil para esconderse… y un lugar fácil para encontrarse sitiado.

 

Tan pronto como Sui y yo habíamos terminado nuestra subida por la cuesta sur que una luz pálida empezó a cubrir toda la colina. Miré alrededor y miré varios árboles. Algunas de sus hojas y ramas parecían marchitas.

 

[¿Una barrera táctica usando pimpollos del Gran Árbol como un canal?] Dije. [Me asombra que lo hayas hecho. Necesitas múltiples maestros de magia botánica solo para activarlo.]

 

[¡Teníamos a nuestro jefe con nosotros!] Sui me miró, tomándome del cuello, y gritando. [Tienes agallas, Allen. Sacarte una payasada que pudo haber—] Entonces, el color se drenó su rostro y levantó su voz en pánico. [¡E-Estás todo acabado! ¡¿Has estado luchando así?! ¡T-Traigan un curador, rápido! ¡Y una silla! Oh vaya, estás sangrando de todas partes…]

 

[Sui, estás gritando.] Dije. [Cálmate. Eres un líder de equipo, y—]

 

[¡Claro!]

 

¿Qué fue de todo ese atrevimiento que mostró salvándome?

 

Mi viejo discípulo estaba en pánico. Sus orejas estaban presionadas contra su cabeza mientras frenéticamente rompía tiras de su ropa y las presionaba contra mis heridas. Sangre mojaba los trapos. Mientras me relajaba, dolor pasó mi cuerpo de pies a cabeza.

 

Una joven mujer del clan cabra usando ligera armadura y una insignia de la milicia atada alrededor de su brazo izquierdo y corría. Una mujer de la guardia real llego casi al mismo tiempo. Ambas estaban claramente en su adolescencia.

 

Un militar del clan rata conocido me trajo una silla. [¡Allen, gracias a Dios has venido!] Exclamó, llorando profundamente.

[Tenemos una posibilidad de sacar a las mujeres y niños ahora.]

 

Los cercanos miembros de la milicia también estaban llorando. Aunque el anciano nos daba frías miradas.

 

Me senté en la silla proveída, entonces la mujer revisó mis heridas e hizo una mueca.

 

[Qué horrible.] Una remarcó.

 

[Está cubierto de cortes.] La otra dijo.

 

El leve brillo de la magia de curación de inmediato envolvió mi cuerpo.

 

[Por favor, háblenme de la situación.] Le pregunté a Sui mientras. Fracasó en responder. [¡Sui! Cálmate. ¿Por qué no evacuaste hacia el Gran Árbol?]

 

[¡O-Oh, cierto!] Sui salió de su agitación y fue a la explicación. [Planeamos lo del Gran Árbol primero. Pero entonces, de la nada, recibimos una comunicación mágica de allí. Decía: “¡El puente este ya está destruido! ¡Pasen por lo alto!”]

 

[¿Quién dio esa orden?]

 

Sui dudó. [No lo sé.]

 

[No lo entiendo.]

 

Traté de pararme, pero la mujer me regañó con un “¡Quédate quieto!” Qué estrictas son. Me dispuse a buscar a Sui con los ojos, y bajó su cabeza.

 

[No lo sé.] Repitió. [Todos los jefes estaban en el Gran Árbol, y el mensaje estaba en un código que solo ellos pueden usar. Los antiguos jefes también lo escucharon. Es por eso que lo creímos. Apuesto que Rolo, Toma, o Shima pudieron haberlo previsto… pero yo no.] Sus hombros temblaban de la vergüenza.

[Sui.] Estiré una adolorida mano y levemente impacté mi puño contra mi pecho. [Sin lágrimas, por favor. Siempre fuiste un llorón.]

 

[¡C-Cállate!] El joven respondió, secando sus ojos con su manga.

 

Este intercambio me trajo recuerdos. También había llorado durante las lecciones de artes marciales. Recordé a nuestro maestro hacer exactamente lo mismo que había hecho y decir. [Los hombres no lloran.]

 

Mientras mi tratamiento continuaba, me recuperé lo suficiente para mirar alrededor. La mayoría de evacuados eran del clan lobo. También vi miembros de los clanes cabra, buey y comadreja, aunque pocos del clan rata de la Ciudad Nueva. Ningún humano entre ellos. El pelirrojo vicecomandante de la guardia real, cuyo tratamiento ya había terminado, me dio detalles.

 

[Allen, hay cerca de trescientos residentes aquí, y cien de la milicia.]

 

Un momento de silencio siguió. Por último, respondí. [¿Cien?]

 

Rolo del clan leopardo estaba liderando una fuerza de aproximadamente trescientos en la defensa del Gran Árbol. La milicia como un todo era una fuerza de quinientos. Así que, en defensa de los ciudadanos, todos los que seguían desaparecidos tenían…

 

Ya veo. Así es como es.

 

[Sui, ¿asumo que entiendes nuestro predicamento?] Pregunté, forzándome a mantener la cabeza fría a pesar de la creciente ira. [Estamos sitiados, y hay Caballeros del Espíritu Santo en los rangos enemigos.]

 

[Sí, lo sé.] Sui respondió. [¡Estaremos muertos si nos quedamos aquí! Es por eso que dije que deberíamos tomar un descanso. No es que todos escucharan.]

 

[¿Dices que no lanzaste esas tres llamas rojas?] Pregunté, asombrado.

 

La señal que había visto del Gran Árbol significaba “Emboscada. Aléjense. Abandónennos.” Es decir, era un último adiós.

 

[Los antiguos jefes lanzaron una señal primero.] Sui dijo. [¡Me entrené con el mismo maestro que tú! ¡Ni una mierda tiraré la toalla!] Un poco avergonzado, añadió. [Ese último fue mío.]

 

Richard y yo intercambiamos miradas. Sonaba a problemas.

 

Hice otro intento para pararme, solo para encontrarme con los gritos de “¡No, Allen!” y “¡Aún necesitas revisar tus heridas!”

 

[Oh, pero yo ya estoy—]

 

[Quédate sentado.]

 

Las miradas fieras de las mujeres silenciaron mis protestas. Levanté mis manos en rendición mientras se pusieron a examinarme. Los espectadores cercanos tenían leves sonrisas.

 

Eso me recuerda— No veo a la prometida de Sui.

 

[Sui, ¿dónde está Momiji?] Pregunté. [¿No está contigo?]

 

[Nos separamos.] Dijo levemente. [Le dije fuera al Gran Árbol. ¿No te la encontraste?]

 

[Miles de personas toman refugio allí, y me puse en camino tan pronto llegué.] Sentí una vaga intranquilidad. Y en momentos así, mis malos sentimientos probaron ser correctos.

 

Las mujeres regresaron su atención y entregaron sus reportes: [Todas tus heridas se han cerrado.]

 

[Pero no deberías estar cerca del campo de batalla con tus heridas.]

 

[Muchas gracias.] Dije. [Se la curraron. ¿Puedo preguntar sus nombres?]

 

[Soy V-Valery.] La humana respondió. [Fui asignada a la guardia real luego de graduarme de la escuela de caballeros esta primavera.]

 

[Y-Y yo soy Shizuku.] Añadió la mujer del clan cabra. [Sui siempre está hablando de todo tipo de cosas que has hecho, así que—]

 

[¡Cállate, Shizuku!] Sui intervino. [Ella es una chica local. Solo tiene 16 años, pero tiene la habilidad.]

 

Añadí en acuerdo con su evaluación. Shizuku bajó su mirada.

 

[Valery también tiene 16.] Richard añadió. [El caballero más joven en la historia de la guardia real.]

 

[Es todo un logro.] Dije, genuinamente impresionado.

 

[¿Qué estás haciendo?]

 

[¡Sui! ¡Danos tu reporte!]

 

Me volteé a ver a los antiguos jefes del clan lobo y cabra mirándome con amargura.

 

[Oh, son los ancianos.] Sui respondió. [Ya iba en camino.]

 

[¡¿Por qué te llevaste a la mitad de la milicia a la batalla sin nuestro permiso?!] Uno demandó.

 

[¡No actúes bajo tu propia iniciativa!] Otro añadió.

 

Los ojos de Sui se fruncieron y su toca se vino abajo. Los otros miembros de la milicia les dieron miradas frías a los antiguos jefes.

[¿Disculpen?] Él respondió. [¿Qué están tratando de decir? Allen y la guardia real vinieron a rescatarnos. ¿Querías que solo nos sentáramos y los observáramos ser acabados en esa emboscada?]

 

Uno de los antiguos jefes dijo. [¡No necesitamos ayuda humana!]

 

[Dejamos claro nuestros deseos a los jefes cuando lanzamos esas—]

 

Las expresiones de los antiguos jefes se pusieron rígidas.

 

[¿Q-Qué?]

 

[¡N-No discutimos nada!]

 

[Me gustaría ver algunas cosas con ustedes.] El pelirrojo caballero continuó. [Déjeme presentarme. Soy Richard Leinster, el vicecomandante de la guardia real.]

 

Eso asustó a los dos ancianos. En términos de nivel social, Richard está sobre ellos. Le fue dado el título “Alteza”, mientras un jefe de los hombres bestia era equivalente a un título de barón.

 

[Ahora, vayamos a otra parte.] El vicecomandante continuó, envolviendo sus brazos alrededor de los hombros de los ancianos. [Sui, llévanos. Allen, descansa un poco.]

 

[Claro.] Sui respondió. Él se dirigió a un edificio, y Richard lo siguió con los antiguos jefes en cola.

 

Mientras, decidí pedirles un favor a las personas cercanas.

 

[Disculpen. Estoy buscando a alguien. ¿Hay una chica del clan lobo aquí? Tiene una hermana menor llamada Ine.]

 

✽✽✽✽✽

 

Me senté en mi silla, pasando mi lápiz en un mapa. Como esperaba, la retirada no sería imposible. Pero sin la ayuda de Deg y Dag, el antiguo jefe y delegado del clan nutria, mi plan no valía más que un papel en el que estaba dibujando.

 

Envié un ave para contactarlos en el Gran Árbol. Le había hablado a Deg antes de salir, así que esperanzado—

 

[Allen.] La voz de Bertrand interrumpió mis pensamientos. El barbado veterano se me acercó, llevando a dos jóvenes caballeros— Ryan y Celerian. Ambos se veían nerviosos.

 

[¿Ocurre algo?] Pregunté.

 

[Esos dos tienen algo que decirte.]

 

De pronto, los caballeros se arrodillaron y gritaron. [¡Te retrasamos en la batalla de antes! ¡Por favor, acepte nuestras humildes disculpas!]

 

Me encontré perdido, miré a Bertrand por ayuda… pero el fuerte caballero solo sonrió y se apartó.

 

[¡Revisen sus armas y descansen!] Él le gritó al resto de la guardia. [¡En pronto, estarán de vuelta a la dura batalla que los hará desear estar muertos! ¡Confió que todos hayan aprendido a temer a nuestro supremo comandante!]

 

Eso no fue muy lindo.

 

[Por favor, dejen eso.] Les dije al par, quienes aún estaban arrodillados. [¿Aprendieron su lección?]

 

Luego de un momento, Ryan respondió. [Sí. Fui muy impaciente por la gloria.]

 

[Actué a lo loco.] Celerian añadió.

 

[Entonces todo está perdonado.] Dije.

Ryan y Celerian levantaron la mirada en sorpresa.

 

[¿Qué?]

 

[Pero…]

 

Me bajé de hombros. [En mi experiencia, regañar al arrepentido hace algo de bien. Sui y yo los salvamos esta vez, pero ¿quién sabe lo que el futuro deparé? Dicho eso…] Me saqué una sonrisa burlona para el par, quienes tenían bandas a juego en sus dedos derechos. [Si están tan desesperados para proteger al otro, un poco más de comunicación no haría daño.]

 

Ryan y Celerian se congelaron y pusieron rojos. Los otros caballeros de la guardia real, quienes habían estado escuchando, tomaron la oportunidad para levantar sus voces.

 

[¡Sí que es rápido perdonando, Allen!]

 

[¡Mierda Ryan! ¡Te dejaste toda tu suerte en el amor!]

 

[Pero eso también va para Allen, ¿no?]

 

[Las jovencitas nobles van por él.]

 

[Cierto. Incluso Valery empezó a enamorarse de él.]

 

[¡N-No sean ridículos!]

 

La guardia real, parecía, ofrecer un ambiente de trabajo entretenido.

 

[No sean apresurados para arriesgar sus vidas.] Dije, palmeando a Ryan y Celerian en los hombros. [Sigan luchando hasta el amargo final.]

 

[¡Sí!] Ellos respondieron juntos.

[¡Allen! ¡La encontré!] Shizuku, corriendo a mí con su cola ondeando. Su emoción la hacía verse más joven de lo que era.

 

Detrás de ella estaba un par de chicas del clan lobo tomándose las manos. La más joven de las dos tenía el cabello rubio y se veía de cuatro o cinco años, mientras la más grande, la chica de cabello gris no podía tener más de diez. No se parecían.

 

La más joven miró mi rostro intensamente. Entonces sus ojos se abrieron, y exclamó. [¡Oh, hiciste magia para mí ayer!]

 

[Es cierto. Me alegra que estés a salvo.] Le di a la chica una gentil palmada en la cabeza y sentí un nudo subir por mi garganta cuando noté pequeños rasguños en sus brazos y piernas. Entonces, arrodillándome en el suelo, dije. [Ine me pidió venir a salvarte. ¿Me dirías tu nombre?]

 

[¿Ine?] Ella repitió. [¡Soy Chiho!]

 

[Ese es un nombre adorable.] Me giré a la mayor. [¿Y tú?]

 

[Bueno… Chico no podía encontrar a su familia, así que…]

 

[Ya veo. Gracias.] Dije, inclinándome. [Estoy muy agradecido.]

 

Sus adorables ojos negros se abrieron, y un frío paso por ella.

 

[¿Ocurre algo?] Pregunté.

 

[Yo… sé quién eres.] Ella respondió.

 

[¿Quién soy?]

 

Chiho llevó sus manos a mí, así que le di un abrazo.

 

Mientras, la mayor siguió mirándome. Me di cuenta que sus ojos en realidad eran de diferentes colores— el izquierdo negro y el derecho gris. [Te colocaste segundo en el examen de entrada de la Academia Real a pesar de ser hombre bestia, y te graduaste de segundo en tu clase un año después.] Ella dijo. [Entonces, te inscribiste en la universidad. Y al mismo tiempo, realizaste más hazañas de las que puedo contar junto a Lady Lydia Leinster, la Dama de la Espada.]

 

[Tienes un buen vocabulario.] Remarqué.

 

[Siempre te he admirado…]

 

[¿Lo repites?] Me sorprendí, nunca había esperado oír esas palabras de alguien más excepto de Tina, Ellie, y Stella.

 

[¡Oh, claro!] Shizuku se infló. [Siempre he admirado—]

 

[No tan fuerte, por favor.] Intervino una mujer militar del clan comadreja, juntando sus manos sobre la boca de su emocionada compañera.

 

[¿Tú me admiras, no a la Dama de la Espada?] Pregunté mientras palmeaba la cabeza de Chiho.

 

[Sí, claro.] La chica respondió. [Soy… una huérfana. Así que por mucho tiempo, pensé que no podría tener un futuro. Pero ya no. El jefe del orfanato siempre nos cuenta lo duro que estás trabajando, y eso me hizo pensar que quizás incluyo yo podría convertirme en una hechicera si pongo el esfuerzo suficiente.] Su rostro tenía una mirada de madurez y determinación.

 

No podía evitar sonreír. [No sé qué decir en momentos como este… pero aprecio el sentimiento, y me gustaría darte una muestra de gratitud. ¿Apretarías tus manos? Y Chicho, me gustaría que también observaras.]

 

[E-Está bien.]

 

 

Las manos de las chicas estaban manchadas con suciedad y sangre. Las limpié con un hechizo de agua, entonces conjuré pequeñas esferas de los ocho elementos en su palma. Ella libero un grito de sorpresa, y Chiho murmuró “Qué lindo” mientras ponía bolitas en rápido movimiento. Con la adición de una algo larga esfera comprimida, construí un globo celestial miniatura.

 

[Si quieres ser un hechicero.] Dije. [Práctica los hechizos más simples cada día. Sigue así, y eventualmente serás capaz de hacer esto también.]

 

[¿Cada día?] Ella repitió.

 

[No puedes mejorar de la noche a la mañana, pero harás un poco de progreso luego de una semana de práctica. Trata de hacerlo por un mes, luego tres, entonces seis, y luego un año y más. Eso empezará a llevarte por el camino de ser un grande hechicero.]

 

La chica se vio asombrada por un momento, entonces: [Lo haré. ¡Lo prometo! Y, um, si… si entro a la Academia Real—]

 

[¡Allen!] Bertrand gritó. Mi descanso, al parecer, terminó.

 

[Suena a que tengo trabajo que hacer. Por favor cuida de ella.] Le dije a la chica mayor mientras bajaba a Chiho.

 

[¡Lo haré!] Ella respondió.

 

[¿Señor?] Chiho dijo.

 

[No te preocupes.] Le aseguré. [Todo estará bien.]

 

Luego de darle una palmada en la cabeza a ambas niñas, caminé y tomé una posición a la par de Bertrand. [¿Le parece un gesto vacío?] Pregunté.

 

[No.] Él respondió sin dudar. [No tengo dudas que el recuerdo de usted y sus palabras apoyara a esas niñas en el camino de sus vidas. Creo que las personas con tal experiencia tienen la fuerza para levantarse.]

[Gracias. Ahora, en marcha. ¿Asumo que vamos a unirnos a Richard y los antiguos jefes?]

 

Mientras hablaba, de pronto recordé una historia que uno de mis kohais en la universidad me había contado. [Una vez, cuando era pequeño, mi padre me llevo al Reino del Espíritu Santo.] Él dijo. [Mientras estaba allí, usé mi propio dinero para comprar dos chicas esclavas. Luego, mi papá me golpeó. Él lo llamó un “gesto vacío” y quería saber lo que planeaba hacer por todas las personas quienes estaban esclavas. Pero no lo hice por alguna razón especial. Liberé a las dos por un impulso del momento, sin darle mucho pensamiento. Nunca las había visto desde entonces.]

 

Gil, ahora sé cómo te sentiste.

 

Simplemente había hecho lo que gustaba, sin razón particular. Y no me arrepentiría. Como un niño, no había tenido el poder para actuar cuando mi amiga Atra murió.

 

[Bertrand.] Dije. [¿Me gustaría que me hicieras un incómodo favor?]

 

✽✽✽✽✽

 

Voces furiosas emanaban del almacén militar en la cima de la colina.

 

[¡Allen y yo entrenamos con el mismo maestro!] Sui gritó. [¡Nadie se saldrá con la suya insultándolo así!]

 

Le lancé una mirada a Bertrand y los otros caballeros y miembros de la milicia quienes se habían unido a la caminata. Entonces, entré solo al edificio.

 

[Sui, baja la voz.] Dije. [Pude escucharte desde afuera.]

 

Él se veía asombrado. [Allen…]

 

Seis hombres ocupaban el almacén, sus asientos pegados alrededor de una mesa con un mapa acostado. Conté a los antiguos jefes del clan lobo, comadreja, cabra y buey— faltaba el representante del clan rata. Richard sentado en silencio con sus brazos cruzados, mientras Sui estaba lleno de ira.

 

Los antiguos jefes me lanzaron una mirada.

 

[¡¿Quién te dejo entrar aquí?!]

 

[¡Estamos en medio de un importante debate!]

 

[¡Los humanos no tienen palabra aquí— especialmente uno sin rango o título!]

 

[¡Fuera!]

 

Sui imbuyo sus extremidades con maná y los miró con sed asesina. [Parece que necesitan un puñetazo para volver a sus sentidos.] Él gritó.

 

Despreciado en la capital real, y ¿ahora excluido de mi ciudad natal? No pude suprimir una amarga sonrisa.

 

[Sabes, Allen…] Richard rompió el silencio.

 

[Me estado preguntando: ¿así son la mayoría de hombres bestias? Lo mismo va para los jefazos en el Gran Árbol.]

 

Los antiguos jefes estaban balbuceando con ira.

 

[¡¿Qué?!]

 

[¡Hablas con mucha libertad!]

 

[¡Incluso para un Leinster!]

 

[¡Claro que somos hombres bestias!]

 

[En ese caso…] El pelirrojo caballero continuó con calma, una mirada de genuino asombro en su rostro. [No deben ser los mismos hombres bestias de las historias de cuna que escuché— los que nunca cedieron, valoran el honor, y defienden a sus familias y niños a cualquier costo. ¿Tienen idea cuántas vidas Allen ha salvado hoy solo? Sus esposas, niños, y nietos pueden estar entre ellos. ¿Incluso pueden concebir eso? ¿Lo los líderes de los hombres bestias no son más que una panda de payasos?]

 

La injuria de Richard hizo que los antiguos jefes se pusieran rígidos y saliera un murmullo “Carajos” de Sui.

 

[Durante la Guerra del Señor Oscuro, mi Casa de Leisnter entró en batalla junto a los Howards en el norte y la brigada de hombres bestias liderados por la Estrella Fugaz. Nuestras tradiciones preservan cuán valientes y feroces lucharon, así que diría que sabemos más de los hombres bestias que la mayoría de nobles. Pero Allen fue criado entre ustedes. Él se anda alocando para defenderlos a todos. Y aquí están sentados, tratando de deshacerse de él.] El pelirrojo caballero lentamente se puso de pie y estampó su pie en la mesa. Un iracundo resplandor se encendió en sus ojos. [No sé qué sucedió en el pasado. Probablemente tienen sus razones para no confiar en los humanos. Pero Allen no es parte de esa historia, ¿verdad ¿Qué les da el derecho a menospreciarlo cuando no han hecho nada mientras él está ensangrentado?]

 

Los antiguos jefes se quedaron en la nada y apartaron la mirada. Sabía también como nosotros que solo querían a alguien para cargarle su frustración.

 

Richard tomó el mango de su espada y gritó. [¡Allen es mi amigo, y yo, Richard Leinster, estoy en deuda con él! Un insulto a él es insultarme a mí— ¡Es razón suficiente para cortarlos donde están sentados!]

 

[Richard, déjalo. Pero gracias.] Dije, entonces a los antiguos jefes. [Sui me informó que tomaron la decisión de enviar su último adiós. ¿Por qué?]

 

[Por el honor de los hombres bestias. Información falsa nos llegaría a retirarnos de aquí, y arrepentirnos.]

 

[Teníamos una pequeña posibilidad de llegar al Gran Árbol con las mujeres y niños, y perdimos la esperanza de rescate.]

 

[Así que al menos, esperamos no deshonrar a nuestros ancestros.]

[La barrera generada por los pimpollos del Gran Árbol es algo inexpugnable. Esperábamos soportar.]

 

Al menos, habían empezado a decir sus verdaderos sentimientos.

 

[Por desgracia, no hay absolutismo en este mundo nuestro.] Fríamente les informé. [Ninguna barrera impenetrable, y esta se romperá antes que el día acabe.] Retiré la marchitada hoja de mi túnica y la coloqué en la mesa. Y drenó el maná.

 

Tensas miradas venían de los antiguos jefes.

 

[¡Nosotros… nos desgraciamos a nosotros mismos aquí, en la tierra del Gran Árbol!] El viejo del clan lobo gritó. [Más que caer innoblemente mientras nos hundíamos, debimos morir en la gloría—]

 

[No dudo que el buen nombre de los hombres bestias sea preciado.] Intervine, preparándome para golpear al anciano con toda la fuerza verbal que podía. [Pero no puedo tolerar el arrojar el futuro de los niños para preservarlo. ¿Qué podría ser más vergonzoso que sacrificar las vidas de prometedores jóvenes en aras del honor? La infamia perduraría por décadas— siglos— vinientes. Si han olvidado lo que es la vergüenza, entonces ya no son los hombres bestias que conozco.]

 

Los antiguos jefes no dijeron palabra. Parecía un buen momento para revelar mi plan de retirada.

 

Cuando terminé de hablar, los ancianos estaban más agitados de lo que los había visto hasta ahora.

 

[¿S-Si quiera es posible?]

 

[No puedo creer que pueda hacerse.]

 

[Incluso si se puede, piensa en los pimpollos.]

 

[Necesitaríamos la cooperación del clan nutria y los otros que recorren los canales de agua.]

[Hemos pasado el punto de consideración de lo que es posible.] Dije. [Lo haremos porque debemos. Ya he recibido una respuesta favorable de Deg y Dag, los antiguos líderes del clan nutria. Dicen que los otros clanes contribuirán con sus góndolas y esquifes también.]

 

Los antiguos jefes de los clanes comadreja, cabra y buey intercambiaron miradas. Sus rostros estaban pálidos, pero asintieron en acuerdo.

 

[¡¿Y quién cubrirá la retaguardia en este plan tuyo?!] El anciano del clan lobo demandó, golpeando la mesa y apartando su silla. [¡Es una misión suicida!]

 

Oh, ¿es todo?

 

Sonreí y respondió. [Claro que yo.]

 

Mi explicación concluyó, miré abajó a la cuesta sur en la miríada de estandartes revoloteando de la armada enemiga. Hostiles fuerzas se reunían al norte y este también. Los Caballeros del Espíritu Santo, de quienes más temíamos, mantenía su posición al este de la colina. Las silenciosas tropas no tenían que mostrar ningún movimiento.

 

Comparar nuestras fuerzas era una perdida de tiempo. En una batalla cerrada, nuestra aniquilación sería inevitable. Ni siquiera la guardia real podría triunfar contra la fuerza bruta de los números.

 

A pesar de mis palabras a los antiguos jefes, lo dejaríamos a la suerte. Si fallara, muchas mujeres, ancianos, y niños morirían. Mi corazón se hundía bajo la presión. Liberé un profundo suspiro, luego toqué el tronco de un pimpollo. Lentamente, mi mente se fue aclarando.

 

No hay nada de lo que temer. Puedo hacerlo.

 

[Muy bien, qué vista. No me la perdería por nada en el mundo.]

 

Me giré e hice una mueca. Allí parada el vicecomandante de la guardia real, junto a Bertrand y todo el Segundo Pelotón.

 

[Richard, creo que te pediré luchar en la vanguardia.] Dije. [Y tus caballeros deberían estar contigo.]

 

[No hay señales del enemigo al oeste, y Sui está allí para liderar el ataque.] Richard contestó. [Hablando prácticamente, estás casi sin maná y fuera de forma para proteger nuestra retaguardia solo. No creerías los problemas que tuve reduciendo tus esfuerzos— toda la guardia se prestó, y la milicia también.] Abruptamente, dejó su tono casual. Rascando su nariz, incómodo continuó. [Escucha, Allen, sé que este no es el mejor momento para preguntar… pero ¿qué dirías si te conviertes en un Leinster? Idealmente como el esposo de Lydia, pero si no estás feliz con eso, siempre podemos abrir una nueva rama para ti. Sé que todos amarían tenerte como familia.]

 

Estaba asombrado. [Richard, qué estás—]

 

Él descansó su mano derecha en mi hombro y me fijo una seria mirada. [Necesitas alzarte en el mundo. Enseñarles a las jovencitas está bien por el momento, pero…] El rostro de Richard se abrió en una sonrisa, e hice un leve gesto con su mano izquierda, indicando que debería ver alrededor.

 

Y lo hice. Ryan, Celerian, los otros jóvenes caballeros, un tipo de la milicia que no conocía, e incluso los niños me estaban viendo.

 

Richard guiñó. [Les das esperanza a los niños, Allen. La milicia, nuestros nuevos reclutas, y, más importante, los niños todos te admiran y creen en ti. Tienes lo que se requiere para ser su luz de guía.]

 

[Oh, pero…] El inesperado halago me dejo sin palabras. Todo lo que pude hacer fue forzar una sonrisa y decir. [No estoy para el cargo. Tengo mis manos llenas cuidando de Lydia y las chicas.]

 

Entonces, una pequeña ave bajó hacia mí.

 

[Creo que es tiempo.] Anuncié.

 

[Recuerda— Richard Leinster te lo debe. Salvar a mi hermana no fue un pequeño logro, iré hasta casi los extremos para pagártelo.] Richard dijo. [Oh, pero por favor, no me días desafiar a mi madre, abuela o Anna.]

[Tampoco yo lo intentaría.]

 

Compartimos una risa. Luego, golpeé el suelo con mi báculo. Luz corrió por él, enlazando mi maná a los pimpollos.

 

[¡Empecemos!] Richard gritó. [¡Caballeros de la guardia real, ¿están listos?!]

 

[¡Sí, capitán, estamos listos!]

 

[¡Ahora!] Grité mientras me metía en la barrera y unía, dándole dirección a la vasta cantidad de maná. Luego concentrar el poder, lo disparé por todos lados. Agudo dolor me asaltó mientras controlaba la lluvia de luces. Mis pequeñas aves me permitieron observar los efectos de mi bombardeo y objetivo como muchas unidades enemigas fue posible. Al mismo tiempo, sesgué los árboles en la colina oeste, creando un camino por el denso bosque.

 

Una brillante luz alumbró, seguido de un poderoso rugido y una explosión de viento. Los pimpollos rápidamente se estaban marchitando.

 

Sui lanzó las señales de fuego— azul, azul, azul. “Comenzando operación.” El mensaje sería claramente visible desde el Gran Árbol.

 

Perdóname, en silencio rogué, poniendo una mano en el tronco de uno de los pimpollos marchitados y cerrando mis ojos por una fracción de segundo.

 

Entonces, grité. [¡Sui!]

 

[¡Muévete, idiota!] Mi amigo gritó. [¡En honor de la milicia de hombres bestias, no dejaré a nadie atrás!]

 

[¡Cierto!] La milicia gritó. Entonces, se formaron en una cuña, con Sui en la punta y los ciudadanos en el centro, bajaron por la nueva cuesta oeste tan rápido como podían.

 

Richard retiró su espada y superviso a las fuerzas enemigas, las cuales estaban tratando de reagruparse y avanzar a pesar del caos. [Ahora, démoslo todo.] Dijo. [¡Me gustaría un trago de buen vino cuando esto se acabe!]

[Como presidente de Allen&Co, te encontraré el más fino.] Lo prometo.

 

Preparé mi báculo y él, su espada. Los caballeros asumieron posiciones de batalla también. ¡Batalla tras batalla se habían llevado hasta su límite, pero eso no nos detendría!

 

[En ese caso…] Richard dijo mientras él y yo nos enfrentábamos a la línea enemiga ya avanzando por la cuesta sur. [¡Pondré suficiente esfuerzo para cubrir una o dos botellas!]

 

[¡He perdido la cuenta de los honores que hemos ganado hoy, pero es hora de añadir otro!]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡De prisa, pero no corran! ¡Sean calmados! ¡Niños primero, luego mujeres y ancianos!]

 

 

[¡Sí!]

 

Para cuando nosotros, en la retaguardia alcanzamos al resto del grupo, ellos ya habían iniciado su evacuación al Gran Árbol. Aquí, en las afueras de la Ciudad Nueva, habíamos usado magia para construir un lugar de aterrizaje temporal en la entrada de los canales subterráneos. Mientras observaba, una flota de grandes y medianas góndolas estaban remando y desvaneciéndose en el túnel, todas llenas de personas. Solo los hombres bestias conocían el diseño de los canales de agua subterráneos. Dudaba que nuestros enemigos continuaran su persecución adentro.

 

Una canosa nutria estaba dando órdenes a los varis gondoleros. Mientras pasábamos, miró arriba y gritó. [¡Allen!]

 

[Gracias por toda tu ayuda, Dag.] Respondí. [¿Realmente necesitabas venir en persona?]

 

El antiguo delegado del clan nutria dijo. [¡Claro que sí!] En un solemne tono, añadió. [Deg y los otros antiguos jefes están liándola ahora con la panda de idiotas en el consejo ahora. Dejaron de optar por usar el Antiguo Pacto para llevar a los Algrens a la mesa de negociaciones, pero ahora no pueden ponerse de acuerdo si levantar la barrera del Gran Árbol.]

 

El Antiguo Pacto era un convenio forjado entre los hombres bestias y las Casas Ducales de Alegren y Lebufera en el pasado de la Guerra del Señor Oscuro. Los Algrens, sin embargo, han abandonado su convenio.

 

[¿Cuánto tiempo crees que tomará evacuar a todos?] Pregunté.

 

[Estamos trabajando tan rápido como podemos. Aunque…] Dag le hizo un gestó a la multitud de personas en el puerto y en las escaleras y calles adelante.

 

Asentí. [Entiendo. Contamos contigo.]

 

[¡Y no te arrepentirás!] Dag me aseguró.

 

Tan pronto me había alejado de él que Valery y Shizuki corrieron a mí. La anterior gritó. [¡Allen! ¡Necesita tratamiento inmediato!] Mientras la última añadía. [¡Alguien traiga una silla! ¡Para ya!]

 

[Por favor, no se molesten.] Dije. [Ayudaré a fortificar nuestra posición con—]

 

[¡Claro que no!] El par respondió juntas. Entonces me sentaron en una silla de madera tomada de una casa cercana y empezaron a atender mis heridas.

 

Estaba hecho nada, para decirlo simple. Mi maná estaba casi agotado, y aunque había evitado heridas serias, había adquirido más heridas menores que las que podía contar. La sucesión de fieras batallas también había pasado factura en mi precisión de lanzamiento de hechizos, y solo podía mantener unas escasas criaturas mágicas. Detallado sondeo me sobrepasaba ahora.

 

[Permítame expresar mi opinión como un caballero y curador.] Valery rogó. [¡Por favor, absténgase de más combates!]

 

[Allen, ha hecho suficiente.] Shizuku añadió. [¡Más que suficiente! ¡Déjenos tomarlo desde aquí!]

 

Ambas chicas se veían al borde de las lágrimas.

[Aprecio su preocupación.] Respondí. [Pero por favor, déjenme seguir trabajando. Solo hay una cosa que queda por hacer.]

 

Se silenciaron, lágrimas bajando de sus ojos mientras el brillo de curación se intensificaba.

 

Soy tan tonto cuando se trata de lidiar con mujeres.

 

Entonces, miré a dos chicas del clan lobo en la línea de personas esperando por los botes. Gracias a Dios estaban a salvo.

 

La pequeña encontró mi mirada, y su rostro al instante se alumbró. [¡Señor!] Ella gritó, corriendo y ondeando sus brazos alrededor de mí.

 

[¡Vaya!] Dije. [Hola, Chiho. ¿Cómo estás?]

 

[¡Genial!] De pronto, lágrimas llenaron sus ojos. [¿Tienes una herida? ¿Duele?]

 

[Estoy bien.] Respondí, acariciando su cabeza. [Esas amables señoritas lo están curando por mí.]

 

[¿En serio?]

 

[Sí. Ahora, corre. No querrás perder tu bote.] La bajé, y ella bajó su cabeza. La grande se acercó, pero se veía que también estaba a punto de llorar.

 

[¿No se irá con nosotras?] Chiho preguntó en silencio.

 

[Me iré en el último bote. No tienen que preocuparse por mí.] Les dije, entonces miré a la mayor. [Um…]

 

[Lotta.] Ella respondió.

 

[Lotta, por favor cuida de Chiho. Vi a su madre y hermana en el Gran Árbol, así que búscalas. La milicia ayudará si les dices que le estás haciendo un favor a Allen.]

 

[¡Lo haré!] Lágrimas salen de sus ojos mientras lo repetía, más tranquila. [Lo haré.]

 

Valery y Shizuki estaban conteniendo sus sollozos, aunque sus hechizos de curación nunca vacilaron.

 

Me paré, arrodillé, y coloqué una mano en la cabeza de Lotta. [Por favor, no llores. Reunámonos en la capital real algún día— Estoy deseando verte inscrita en la Academia Real.]

 

[Está bien.] Ella dijo lentamente. [Yo… ¡Lo veré allí!]

 

[Ahora, por favor en marcha. Chiho, te enseñaré más magia divertida la siguiente vez que te vea.]

 

[Bien.] Chiho asintió. Entonces, Lotta tomó su pequeña mano y regresaron a la línea. Una pareja de comadrejas presionó sus puños en sus pechos y asintieron. Las chicas estarían a salvo con ellos.

 

El brillo de curación se desvaneció. [Muchas gracias.] Le dije a las chicas. [Ahora, ambas, por favor aborden las góndolas.]

 

Sus respuestas fueron inmediatas. [¡Me rehúso!] y [¡Lo veremos todo!]

 

[Claro que no.] Les informé. [Richard, ¿tienes algún otro caballero en su adolescencia?]

 

[Solo ella.] Llego la rápida respuesta. [Valery Lockheart, retírate al Gran Árbol ahora. Esta es una orden formal de tu vicecomandante.]

 

[¡Pero señor!]

 

[¿Y quién de los tuyos es el más joven, Sui?] Pregunté.

[Shizuku.] El líder de unidad respondió sin dudar. [¡Deja de lloriqueos y muévete!]

 

[¡Pero Sui!]

 

Me agaché levemente para ver a las talentosas mujeres a los ojos. [Se estarán retirando a otro demandante campo de batalla. Prometo que regresaremos a unirnos a ustedes allí.]

 

El llorón par no dijo nada en respuesta, pero asintieron y obedientemente regresaron al puerto. Sus corazones estaban en el lugar correcto. Levemente me uní a Richard y Sui, quienes recibieron mi llegada con exageradas risas.

 

[¿En serio, Allen?] El caballero pelirrojo dijo.

 

[Siempre ha sido así.] Mi compañero discípulo añadió. [No tiene arreglo.]

 

[Escuchen, ustedes dos—] Empecé.

 

[Oh, entiendo.] Richard interrumpió. [No le diré nada a Lydia o las otras chicas. Probablemente. Quizás.]

 

[Y yo no le diré a Caren.] Sui dijo. [Pero algunas veces se me suelta la boca y no puedo evitarlo, ¿sabes?]

 

[En ese caso…] Dije. [Le enviaré una carta anónima a Lady Sasha y Momiji detallando todas sus historias de aventuras nocturnas.] (NT: Iban con las putas básicamente)

 

[Mis labios están sellados, Allen.] Richard rio. [Pero no estaría tan seguro con Sui.]

 

[¡¿Qué?!] Sui exclamó. [¡¿No pudiste escoger peor momento que este para apuñalarme por la espalda?!]

 

Los caballeros y milicia rieron. Estaban bendecidos con sus líderes.

 

Entonces, la última de mis aves aterrizó y se desvaneció. El enemigo estaba cerca.

 

[Richard, Sui.]

 

[No tienes que decírmelo dos veces.] El vicecomandante dijo. [¡Caballeros de la guardia!]

 

[¡Somos las espadas que defienden el reino! ¡Somos el escucho que defiende al reino! ¡Somos los caballeros que ayudan al débil!] Un coro de voces rugió desde atrás mientras los caballeros se disponían a prepararse para la batalla.

 

[¡Escuchen!] Sui gritó. [¡Lo que sea que pase, mantengan la línea!]

 

[¡Ni que lo diga!] Vino la respuesta mientras la milicia iba a sus estaciones con miradas de fría resolución en sus rostros.

 

Richard y Sui se movieron también a la línea frontal. En su lugar, Bertrand llegó con un breve reporte: [Allen. El mensaje está enviado. Todos estaban encantados.]

 

Incliné mi cabeza levemente. [Muchas gracias. Te lo recompensaré en el purgatorio.]

 

[No hay de qué. Después de todo, somos caballeros.]

 

La trompeta de una masiva armada llegó a mis oídos mientras me movía a la par del veterano.

 

Aún no hemos terminado. Necesitamos aguantar hasta que la última góndola se vaya.

 

Los estandartes de la fuerza que llenaba el camino llegaron pronto.

 

[El líder principal de la Casa Ducal de Algren escogió un buen momento para hacer su aparición.] Dije, parcialmente exasperado. [Y a menos que leyera mal esa bandera, su comandante supremo está con ellos. Richard, ¿qué has hecho?]

 

[No yo, Allen.] El vicecomandante respondió. [¿Quizás han venido por ti?]

 

[No recuerdo hacer algo que saque el lado malo de Lord Algren. Las únicas personas que pueden tener un cuchillo en la oscuridad con mi nombre encima son el profesor, Lord Rodde, y mi antiguo kohai de la universidad. Ahora, es una lista larga, ahora que lo pienso.]

 

[La mayoría de personas se asustaría si el profesor y el director la tuvieran contra ellos. Y oí que tus viejos compañeros tampoco son para pasar por alto.]

 

Me bajé de hombros y miré la línea de batalla delante de nosotros. Liderando la vanguardia estaba un hombre de buen físico usando un uniforme violeta y una capa. Su cabello era rubio excepto por sus flequillos, los cuales eran de violeta pálido. Sostenía una alabarda negra, y una magnifica espada larga colgando de su cintura. Ese era Grant Algren, el supremo comandante de la armada rebelde.

 

Venas sobresalían de su frente mientras gritaba. [¡Bribón Leinster y la falsa bestia! ¡Los maldigo y a sus dudosas magias! ¡¿No tienen vergüenza?!]

 

[¿“Dudosas magias”?] Richard y yo repetimos, intercambiando miradas de ignorancia.

 

A nuestra par, Sui molesto murmuró. [¿A quién llamaste “falsa bestia”? ¿Allen? Bueno, ya te jodiste.]

 

Nuestras actitudes debieron haber indignado más a Grant, porque golpeo su alabarda contra el suelo. El tremendo maná que contenía lo marcaba como una obra maestra hecha en la época de la Guerra del Señor Oscuro.

 

[¡Me refiero a su ataque anterior a nuestras armadas!] Su portador grito. [¡Mi hermano Gregory rastreó el hechizo hacia ti!]

 

[Oh, ¿eso es todo?] Richard respondió, sus palabras van con fría indignación. [No veo que un rebelde que indiscriminadamente atacó no combatientes tenga algún derecho para quejarse. No perteneces a un campo de batalla si un hechizo de larga distancia antimilitar es suficiente para sorprenderte. Mucha paz hay en tu cabeza, Grant Algren. Claro, no debería estar sorprendido que el vástago de una casa ducal que invito a tropas extranjeras al reino sea un estúpido.]

 

[¡¿Qué?! Como… ¡Cómo te atreves! ¡Cómo te atreves!]

 

Al parecer, el bombardeo en el que había sacrificado los pimpollos para lanzarlo había probado ser efectivo. Tanto como mis aves habían sido capaces de ver, el ataque no clamó vidas, pero si causó muchas bajas.

 

Grant blandió su alabarda en preparación para atacar. [Yo, el Duque Grant Algren, los mataré personalmente.] Las venas en su frente se hacían más pronunciadas en respuesta a su creciente ira. Para los caballeros detrás de él, gritó. [¡Que ninguno interfiera!]

 

[¿Duque Algren?] Richard y yo repetimos, sorprendidos. Entones, nos miramos y reímos.

 

[Suficiente.] Grant dijo, su rabia llego a nuevas alturas. [¡Mueran!]

 

Un rápido movimiento de su alabarda liberó el hechizo avanzado Imperial Lightning Dance. Numerosos rayos de electricidad se dispararon hacia nosotros… y entonces se disiparon una vez los tocaba con el hechizo de fórmula. Su simple construcción me pidió un extra esfuerzo.

 

[¡¿Qué?!] Grant gritó, congelándose del asombro.

 

[Ya que ambos somos hijos de duques, permíteme educarte.] Richard dijo. [En este reino, un duque necesita ser un habilidoso guerrero— lo suficientemente habilidoso para defender la nación. Y a eso me refiero cuando digo que—] Él se hizo al frente. [¡No tienes lo que se requiere!]

 

[¡¿Maldito?!] Grant apenas se defendió del golpe de la espada de Richard con su alabarda.

 

[¡¿A quién estabas llamando “falsa bestia”?!] Sui demandó, llevando una patada voladora al abdomen del líder rebelde.

 

Grant gruñó y se tambaleó, pero ya estaba yo allí esperando por él con una espada de rayos en mi báculo. Los dos cortes perpendiculares rasgaron su capa. Él mismo evadió el golpe y recuperó su postura, aunque su rostro estaba blanco.

 

[Hm…] Puse mi mano en mi barbilla y consideré.

Grant solo podía lanzar hechizos avanzados, pero su encriptado era insignificante. Dudaba que hubiera mejorado su propia fórmula de hechizo. Era tan despreocupado que había permitido que Richard cerrara la distancia entre ellos, y había estado desprevenido para el golpe de Sui. El hombre ni siquiera había disipado mi espada de rayos.

 

[Eres bastante débil.] Pronuncié. [¿No estás de acuerdo, Richard?]

 

[Sí.] Dijo el caballero pelirrojo. [Ni cerca del estándar de una casa ducal. ¿Qué crees, Sui?]

 

[Está a años luz de ese hechicero anciano.] Sui añadió.

 

[¡¿Qué?!] Grant estaba estupefacto. Entonces, se ponía rojo mientras gritaba. [¡Yo… haré que se coman esas palabras!]

 

Apunté a su arma negra. [Asumo que es la Violeta Profundo, la alabarda encantada blandida por generaciones de Duques Algrens, pero… no parece que te reconozca como su dueño.]

 

[Estoy seguro que solo la tomó de las manos de su viejo padre.] Richard añadió.

 

[Oh, ¿así que ni siquiera es un verdadero duque?] Sui intervino.

 

Grant se enojó, temblando de la humillación. Incluso las filas de caballeros detrás de él se veían perdidos. Tenía una abertura.

 

Corrimos al frente, sin dar paz. El mismo estilo del duque busco retirar su larga espada por la sorpresa, pero fue demasiado lento como para interceptarlo.

 

Grité. [¡Es ahora…!]

 

[¡Sal de este lugar!] Richard concluyó.

 

[¡Y Allen no es una “falsa bestia”!] Sui rugió.

 

Golpeamos al Grant de tres lados, y casi que era incapaz de defenderse. Habíamos ganado.

 

[No lo permitiré.]

 

Para nuestro asombro, un áspero sonido metálico llenó el aire mientras una lanza de una sola hoja apartó mi báculo, la espada de Richard, y la patada de Sui. Con un gruñido de esfuerzo, todos estábamos impactados. Y entonces… ÉL pareció en el campo de batalla.

 

✽✽✽✽✽

 

[Su alteza es el comandante supremo de nuestra armada. No les hagan caso a esos soldados comunes y retírense. Me ocuparé de esta batalla.] El anciano caballero canoso y barbado declaró. Ese era el Gran Caballero Haig Hyden, una de las renombradas “alas” de los Algren, y su tono no admitía discusión.

 

El general enemigo apretó su agarre en la Violeta Oscura, quien se mantuvo en silencio como siempre, y nos miró con odio. Pero se retiró, diciendo. [¡Muy bien, pero veré cómo perecerán! ¡Tu duque lo ordena! ¡Y el resto de ustedes, dejen de holgazanear y vayan tras el enemigo!]

 

[Considérelo hecho.] La respuesta del anciano caballero fue detenida.

 

Me habría gustado perseguir a Grant. Al derrotarlo, potencialmente pudimos influenciar en toda la guerra. Además de lo cual, era imperativo que detuviéramos el avance enemigo. Aunque no podía dar un paso ni quitarle mis ojos al canoso caballero. Este hombre era mucho, mucho más fuerte que ese idiota señor.

 

Haig Hayden frunció sus ojos. [Joven hechicero y Lord Richard. Han superado muchas feroces batallas para llegar aquí. Los elogió— en verlo, lo hago. ¡Pero eso termina aquí! ¡Ahora que he llegado al campo, están perdidos!]

 

Temor nos abrumó a los tres mientras magia de viento salía del cuerpo del viejo caballero, armando una tormenta. Así que ese era uno de los cuatro grandes caballeros del reino.

 

[Dime.] Dije, tocando los listones escarlatas y azures en mi báculo. [Luego que nos derrote, ¿se propone llevar su lanza a los indefensos niños, mujeres y ancianos?]

 

[Si se resisten, entonces debo. Los eventos ya están en marcha. ¡Por eso, yo… yo necesito cumplir mi deber como un vasallo de los Algren!] Él gritó las últimas palabras como si estuviera escupiendo sangre.

 

Un “vasallo de los Algren”, ¿no?

 

Por como quiera, el viejo Duque Guido Algren se preocupaba profundamente por sus dominios. El rumor iba que incluso había hecho visitas frecuentas a los cuartales de los hombres bestias en incognito. Nunca había esperado oír tales palabras de su confiable retenedor, Haig Hayden. Algo se veía raro, pero no podía ponerme pensar más en ello.

 

Le lancé una mirada a Richard y Sui. El resto de la guardia real y la milicia había empezó a abordar al enemigo— necesitaríamos detener a este caballero canoso nosotros mismos.

 

Levanté mi báculo. [¡En ese caso, supongo que nuestro único recurso es derrotarte!]

 

Antes que las palabras salieran completamente de mi boca, lancé los Divine Light Shots desde arriba y atrás de Hayden. Richard bajo su espada en un corte angulado, lanzando un tiroteo de al menos una docena de Divine Fire Spears en un ataque frontal. Nos echamos a correr mientras recitábamos, corriendo para reducir el alcance de la larga lanza.

 

Con un tremendo disparo, Hayden meneó su armada alrededor en un gran movimiento de una sola mano, y las lanzas ardientes dejaron de existir. El viejo caballero ni siquiera vio mis disparos, los cuales se desintegraron ante su dura armadura de viento. Nuestros hechizos no hicieron más que retrasarlo.

 

Está bien. Iré por sus defensas y— ¡Nunca había visto un encriptado así!

 

[¡En esfuerzo fútil!] Hayden rugió. [¡Recibí el reporte de Zaur! ¡Tu interferencia se retrasa mientras que siga lanzando mi fórmula!]

 

Richard liberó cuatro cortes consecutivos. Aunque la lanza del viejo caballero debió haber sido pesada en combate cercano, perfectamente desviaba cada ataque. Y aunque Sui lanzó un bombardeo de puños y patadas imbuidas con magia mientras, ninguno pudo acabar con los hechizos defensivos de Hayden.

 

 [¡Esto sí que me sorprende!] Richard jadeó, mientras Sui gritaba. [¡¿Cuán dura esa barrera puede ser?!]

 

Envolví mi báculo en llamas e intenté un rápido estoque que había aprendido de la misma Lydia, pero Hayden lo recibió con su mano izquierda libre sin mirar y sin dejarles un espacio a mis amigos.

 

[¡¿Qué?!] Exclamé.

 

[¿Una variante de la esgrima de los Leinster?] El viejo caballero remarcó. [Lo hiciste bien para apuntar a las brechas más vulnerables en mi armadura. Sin embargo…]

 

Lanzó espadas de viento de todo su cuerpo, echándonos hacia atrás. Richard y yo nos defendimos a tiempo para salir con leves heridas. Pero ¿qué hay de Sui? ¡Se la llevo duro!

 

[Enfrentar a un gran caballero es peor de lo que imaginé.] Reí mientras bañaba a mi mejor amigo con los mejores hechizos de curación a los que podía recurrir en la brevedad del momento. [Richard, ¿supongo que no tienes ningún truco bajo la manga?]

 

[Por desgracia no.] Richard respondió, teniendo una sonrisa falsa.

 

Haig Hayden había mermado nuestro ataque conjunto sin retirarse un paso. Solo nos observó, con la lanza encerrada en su mano. De continuar su ofensiva, Sui estaría muerto.

 

Mi compañero discípulo de tambaleaba.

 

[Sui.] Dije.

 

[No iré a ninguna parte. Sé qué hacer…] Él gruñó. [Cualquiera puede ver que estamos fuera de su liga. Pero sabes qué, ¿Allen? ¡Aún tengo mi orgullo!]

 

Sui estaba sangrando de pies a cabeza, pero su espíritu de pelea no había disminuido en lo más mínimo. ¿Qué haré con él?

 

La magia ofensiva normal no funcionaría en Hayden, y yo no podía intervenir con sus hechizos. Incluso en combates improvisados, su habilidad era una fuerza a la que tener en cuenta. Mientras, me estaba quedando sin maná, Sui estaba hecho nada, y Richard estaba exhausto. Conclusión: no teníamos más opción que presionarnos más allá de los límites por milésima vez en este día.

 

Le señalé a Richard con una mirada. El caballero pelirrojo guiñó, tomando su espada con ambas manos, e inclinó su punta detrás de él— una de las favoritas posturas de Lydia.

 

[Simple, ataques decisivos son la esencia de la esgrima Leinster.] Él dijo. [No me importaría probar mis habilidades contra un gran caballero.]

 

[¡Yo tampoco me contendré!] Sui deslizó un pie al frente y concentró todo su maná en su puño derecho, preparándose para el preciso golpe que había sido la especialidad de nuestro maestro.

 

Me desempolvé y me paré. [Gracias por su paciencia.] Le dije al anciano caballero, quien se paraba calmado donde lo habíamos dejado. [¡Pero no te daremos una ventaja!]

 

[Naturalmente. ¡Aplastaré su mejor ataque!]

 

Su rugido partió el aire. El hombre era la misma imagen de un gran caballero luchando por su país. ¿Por qué alguien de su calibre se metería en este lio?

 

Respiré, entonces cargué mis piernas con magia de viento y rayos, y corría al frente, al instante cerrando la brecha entre nosotros. Envolviendo mi báculo en fuego, viento y rayos para tomar velocidad, liberé el ataque más rápido en mi repertorio— una serie de ocho cegadoras estocadas que aprendí de Lydia.

 

Aunque Hayden fue incluso mejor. [¿Oh? ¡Impresionante! ¡Pero no suficiente!] Él gritó, interceptando mi ataque con ocho estocadas de su propio— justo como lo había anticipado.

 

En silencio lancé un hechizo.

 

[¡Eso no te salvará!] El canoso caballero rugió mientras apenas bloqueaba un movimiento de su lanza. [¡Zaur me advirtió acerca de tu forma de manipular fórmulas! Tus trucos no funcionarán en— ¡¿Qué?!]

 

[¡Ya lo veremos!] Grité mientras un repentino ataque se sentía sobre el hechizo de viento rodeando a Hayden. Las defensas del viejo caballero se aferraban a su cuerpo, literalmente congelándolo en el lugar. Si no podía sellar sus hechizos, entonces meter a la fuerza otro elemento era lo mejor. Él se libraría de esas restricciones en poco tiempo, pero sería suficiente para nosotros.

 

[¡Sui!] Grité, haciendo a un lado la lanza del gran caballero.

 

[¡Voy!] Mi viejo amigo respondió. Dio un paso al frente, llevando su puño al punto exacto con todas sus fuerzas. [¡Cómete esto!]

 

Pero Hayden ya no se lo tomó a la ligera. Abandonó su barrera por completo, destrozó el hielo usando solo el aumento de fuerza, y bloqueó el más poderoso golpe de Sui con su mano izquierda. El viejo caballero gruñó con dolor mientras grietas recorrían su guantelete y sangre salía. Pero para nuestra sorpresa, su maná entró en acción, produciendo una onda de choque que nos hizo atrás— y un espacio que Richard atravesó.

 

[¡Te enfrentas a Richard Leinster!] El futuro duque gritó mientras se lanzaba en un destello escarlata.

 

Por primera vez, Hayden tomó su arma con ambas manos. Pude ver solo unas cuentas plumas y una ligera briza mientras la voladora espada chocaba con la lanza. Ambos hombres rugieron con fuerza— estaban igualados.

 

Sin advertencia, Gregory Algren y dos figuras de túnicas grises aparecieron detrás del viejo caballero. Sus manos apretaban talismanes.

 

¡¿Un hechizo de teletransportación?!

 

[¡¿Lord Gregory?!] Hayden exclamó, evidentemente tan sorprendido como nosotros estábamos.

 

Una de las figuras encapuchadas, un hombre, nos apuntó a los cuatro con un movimiento horizontal de su báculo.

 

[Procura no pegarle a Allen, Lev.] Gregory comandó, sonriendo todo el tiempo.

 

[Sí.]

 

Un instante después, incontables cadenas negras filosas se materializaron detrás de nosotros.

 

¡¿Cuatro hechizos oscuros avanzaos a la vez?!

 

Las cadenas estaban apuntando a… ¡Richard! ¡¿Estaban tratando de matar a Hayden justo con él?! Entre el desconocido cifrado y mi deficiente maná, nunca sería capaz de desmantelar la fórmula a tiempo.

 

El gran caballero de inmediato se retiró. Richard, aunque tomado con la guardia baja, aún se las arregló para lanzar múltiples Divine Fire Waves, desviando el curso del primer ataque de cadenas. Junté el maná suficiente para conjurar Divine Ice Spikes para golpear al otro grupo desde abajo. Eso dejo dos más para interceptar.

 

Logré lanzar más picos… pero en lugar de colapsarse, tosí.

 

[¡¿Allen?!]

 

El grito de Sui resonó en mis orejas mientras ponía una mano en mi boca. Muy sangriento. Después de todo lo que hice pasar a mi cuerpo, finalmente había tenido suficiente. Caí de rodillas.

 

¿Por qué ahora, en este momento?

 

Aun así, Richard movió su espada rechazando el primer hechizo y luego el siguiente. Entonces, la otra figura de túnica gris, una diminuta mujer, conjuró dos olas más de cadenas detrás de él. ¡Su velocidad de lanzamiento era increíble!

 

Aunque, el pelirrojo caballero bajó su espada para interceptarlo. Se paró firme y desafiante. La primera ola, la bloqueó perfectamente. Entonces…

 

[¡Richard!] Grité mientras un hechizo finalmente encontraba su punto, destrozando su armadura blanca y llenando el aire con su sangre. Richard rugió del dolor mientras la cadena golpeaba su costado. Aunque seguía de rodillas e incrustó su espada, presionando su maná a sus límites para rechazar más ataques con un muro de fuego.

 

Podía ver una repugnante sonrisa en la cara de Gregory y una humillante mueca en la de Hayden.

 

Richard clavó su espada en el suelo y colapsó. Cojeé a su costado, recostado en mi báculo. La guardia real también corrió. Mantuvieron un constante flujo de hechizos de curación, se pusieron pálidos… pero su herida era muy profunda, y esa barrera había drenado lo último de su maná.

 

[Me descuidé.] El vicecomandante dijo débilmente, forzando una sonrisa. [Vaya hora para dejar que alguien me detuviera. Supongo que estoy cansado.]

 

[Por favor no hables.] Dije. [Déjame el resto a—]

 

[No te olvides de mí, Allen. Aún puedo luchar. Y dudo que estés en mucha mejor forma que yo.] Los ojos se Richard se clavaron en mí,

 

Así que sabía lo que tenía en mente.

 

[Claro.] Respondí, con una asistencia. [¿Creíste que te dejaría ir a estas alturas del partido?]

 

[Gracias. Significa mucho para mí.] El ensangrentado noble sonrió y cerró sus ojos.

 

Me paré y vi al frente. Las cinco barreras de fuego nos comprarían algo de tiempo, pero su destrucción era inevitable. Endurecí mi resolución.

 

Perdónenme, mamá y papá. He sido una pena de hijo. Caren, por favor no te enojes. Perdónenme, Tina, Ellie, Lynne. Quería ver lo que lograrían. Stella, Felicia. Cuiden de las otras por mí. Por favor, no lloren. Y… Lo siento, Lydia. De verdad que lo siento.

 

Liberé un suspiro y limpié la sangre de mis labios. Entonces, le lancé una mirada a Bertrand, quien no había relajado su guardia ni por un momento. El engrandecido caballero respondió con una leve asistencia. Esto no era un gusto para nosotros.

 

[Dag.] Grité. La vieja nutria estaba observando las operaciones en el puerto. La mayoría de las góndolas ya habían partido, pero ninguno de los caballeros de la guardia faltos de maná como para continuar luchando estaban abordando el último grupo.

 

[¡Ya casi!] Él gritó. [¡Solo tú tonto y los viejos faltan ahora, así que muévete!]

 

[Aprecio la oferta. Sin embargo…] Recordé con cariño la primera vez que había conocido a este tosco, pero amable nutria en la biblioteca del Gran Árbol cuando era niño. Muchas veces me había mecido en sus rodillas, recordándome los viejos tiempos mientras navegábamos en su góndola a lo largo de los canales. Él solo fue otra persona que me amaba. Sonreí. [No necesitas reservar ningún bote para la guardia y yo. Alguien necesita quedarse atrás y contener a los rebeldes en la bahía.]

 

Los pasajeros a borde de las góndolas se veían asombrados, al igual que los antiguos jefes y los otros ancianos esperando en el puerto. Sui, su ropa empapada en sangre del desesperado combate, grité su nombre.

 

[¡Descerebrado!] Dag gritó. [¡Tú… ¿Esperas que me vaya con ese bacalao?! ¡¿Esperas que yo— yo, de entre todas las personas— me haga atrás y te vea morir?!]

 

[Sí, déjame a mi destino.] Dije. [Es nuestra mejor opción. Todos moriremos si no. Esta es mi primera y última petición egoísta, así que por favor, haz lo que te pido… Abuelo Dag.]

 

[¡Allen!] Él grito, su voz vacilaba.

 

[Muchas gracias por todo. Ahora, por favor de prisa; estamos cortos de tiempo.] Me incliné, entonces giré para enfrentar al enemigo. Una de las cinco capas de la barrera ya había cedido.

 

Ahora al grano.

 

Richard aún estaba sentándose en el suelo y bajo tratamiento. La pérdida de sangre había drenado el color de su rostro, sus ojos estaban cerrados, y su respiración era una locura.

 

Sin más me desvié al más grande caballero y susurré. [Bertrand.]

 

[Todo está listo.] Él respondió sin dudar. Los otros experimentados caballeros alrededor de nosotros también asintieron.

 

Regresé el gesto y cerré mis ojos. Entonces lamentando que salvar a todos como la Estrella Fugaz había probado estar más allá de mis medios, me acerqué a Richard.

 

El vicecomandante abrió sus ojos y se tambaleó. [¿Supongo que es hora de empezar?] Preguntó.

 

[Parece así.] Respondí. [Richard.]

 

[¿Sí? Oh, si estás esperando liderar el ataque, lo siento, pero ese es mi trabajo.] Él dijo. [Yo… soy el Vicecomandante Richard Leinster de la Guardia Real. No puedo deshonrarme frente al enemigo. Como dicen en mi casa. “Cuando estás en deuda, toma la decisión más difícil.” Vaya lema, ¿no lo crees? ¿Hm? Sabes, te ves bastante andrajoso.]

 

Incluso con sus heridas, mi viejo amigo nunca dejo de tirar bromas. En serio necesitaba asegurar que sobreviviera.

 

[Tienes razón.] Respondí. [Muy bien…]

 

[¿Allen?] Richard preguntó, asombrado por la repentina pausa.

 

Puse una mano en su ensangrentada armadura, luego toqué el mango de su espada, la cual aún estaba metida en el suelo. [Te haré tomar la decisión más difícil: defiende el Gran Árbol con tu vida.]

 

[¡¿A-Allen?!]

 

Con un hechizo de viento, empuje a Richard a la góndola de abajo. Los caballeros a bordo se movieron para atraparlo.

 

[¡A menos que les haya dicho lo contrario, prepárense para la retirada!] Bertrand gritó. [¡Muevan el culo! ¡No tenemos mucho tiempo!]

 

[¡Sí!] Los caballeros más veteranos golpearon sus pecheras, luego rieron mientras empezaban a formar una línea de batalla.

 

El resto de la guardia y milicia, por otro lado, estaban sin palabras. Todo era nuevo para ellos. Un momento después, todos se echaron hacia y Bertrand.

 

[¡Allen!] Richard gritó desde la góndola. Su rostro era una rojiza máscara de ira, y los otros caballeros a bordo lo estaban sosteniendo. [¡¿Qué crees que estás tratando de realizar?! ¡Yo… aún puedo luchar!]

 

[No con esas heridas.] Respondí, con un ondeo de mi mano. [Es hora de retirarse. Lo mismo va para el resto de ustedes. ¿Qué hará Richard si ustedes mueren aquí? ¡Sui! Esta orden es de tu senpai discípulo: ¡Déjame!]

 

[¡Allen!] Sui gritó. [Eso… ¡Eso no es jugar limpio!]

 

[Empecé a entrenar con nuestro maestro antes que tú lo hiciste, así que tengo el deber de velar por ti. No es que pudiera hacer mucho.]

 

[¡No! ¡No digas eso!] Él gritó. [¡Siempre… he seguido tus pasos!]

 

El segundo y tercer muro de fuego se desvaneció de una vez. Nos quedamos sin tiempo.

 

[¡De prisa!] Bertrand gritó. [¡No tenemos tiempo que perder!]

 

[¡Sui!] Grité.

Luego de un tenso momento, los jóvenes caballeros de la guardia respondieron “Sí, señor.” Mientras, Sui gritaba “¡Mierda! ¡Mierda! ¡MIERDA!” ENTONCES, “¡De prisa! ¡Salgamos de aquí!” Todos apretaron sus dientes mientras marchaban por el puerto y subían a las góndolas.

 

Los seguí con mi mirada y vi que el vicecomandante estaba forcejeando mientras los botes se alejaban de la orilla. Nuestros ojos se encontraron.

 

Richard, dijiste que estaba en deuda conmigo. Pero… yo también. No tengo nombre de familia, y ni siquiera sé si soy humano o bestia, pero tú me llamaste tú amigo. No puedo decirte… cuán feliz me hizo. Y es por eso…

 

[No puedo dejarte morir aquí.] Dije. [El futuro de este reino descansa en tus hombros. Su Alteza, Lord Richard Leinster, por favor sé un duque digno.]

 

Richard dejo de moverse, asombrado. [¿Allen?] Preguntó. [¿Qué… qué estás diciendo?]

 

Decidí decirle mi último deseo— un sueño que había compartido una vez antes, con mi querido amigo quien ya no estaba entre los vivos.

 

Zel, no parece que seré capaz de hacer realidad el mío. Así que…

 

[Y algún día… por favor cambia el reino. Por favor, por favor, hazlo un lugar donde ningún niño sea despreciado o se llevado a las lágrimas por ser hombre bestia, o un inmigrante o sin hogar, o un huérfano. Sé que puedo contar contigo. Dile a Lydia y Lynne que lo siento, cuida de Caren. Oh, te prestaré tu espada.]

 

[¡Allen!] Richard gritó, más fuerte que antes. [¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡No soy el que debería ser salvado! ¡No lo soy! ¡Suéltenmeeee!] Él forcejeaba, pero sus caballeros lo contuvieron otra vez, llorando todo el tiempo.

 

Mientras su góndola se desvanecía dentro de los canales acuáticos subterráneos, les dije mis adioses a Dag y Sui.

 

[Dag, por favor cuida de mis padres. Sui, por favor no llores. Y trata bien a Momiji.]

 

Luego de un momento, la vieja nutria asintió. [Está bien. Entiendo. Déjame… déjame el resto a mí.]

 

[Idiota.] Sui lloró a bordo de la góndola. [¡Gran idiota!]

 

Le di la espalda al puerto y levanté mi báculo. Solo fue cuestión de tiempo hasta que los restantes muros de fuego cayeran.

 

[Bertrand, chicos, mis más sinceras disculpas.] Dije, inclinándome a los caballeros remanentes, quienes ya estaban en el medio de sus preparaciones finales antes del combate. [Siento meterlos en este lío.]

 

[¡Ni pienses en ello!] El endurecido veterano golpeó su pechera. [Como sea, ninguno de nosotros somos caballeros que juramos ser. ¡Luchar al lado de un valiente tipo como tú en nuestra última batalla es el más grande honor que pudimos esperar! Nos diste la oportunidad de salvar a mujeres y niños, y por eso, te agradecemos. ¡Saluden!]

 

Los caballeros lo hicieron de la forma magnifica. Respondí con amabilidad.

 

[Oh, una última cosa.] Bertrand dijo. [Ryan, Celerian.]

 

[¡Sí, señor!] El par entro y se pusieron de rodillas ante mí.

 

[Bertrand, por favor déjelos escapar.] Protesté, confundido. [Son muy jóvenes para morir.]

 

[Allen, eres el más joven de nosotros.] Me lo recordó. [Insistieron en quedarse. Pido humildemente que tomes un último intento de hacerlos entrar en razón, Comandante Supremo.]

 

Acepté el desafió y me giré a los caballeros, cuyos rostros tenían miradas de firme resolución. [Ryan, Celerian.] Dije. [¿Tienen miedo?]

 

[¡N-No!] Ellos respondieron juntos.

 

[Entonces no tienen derecho a estar aquí.] Incrusté la espada de Richard en el suelo y les mostré mi mano izquierda. Para su sorpresa, estaba temblando. [Todos estamos horrorizados— Bertrand y yo incluidos. No tenemos intenciones de rendirnos, pero esta balla no se puede ganar. Servir en la retaguardia aquí significaba una muerte certera. No tengo a la Dama de la Espada a mi lado, y no podemos esperar un milagro.]

 

[¡Entonces nos uniremos a usted!] Gritaron.

 

[Lo siento, pero este combate es solo por reservación, y ya estamos completos. Por favor, conviértanse en buenos caballeros que sientan miedo, pero que se rían de ello— los caballeros se comprometieron a defender a las personas y a esos que puedan querer. No tengo duda que ustedes dos podrán hacerlo.]

 

Un breve silencio continuó. Entonces, como uno, dijeron, “¡Sí! ¡Lo haremos!”

 

La barrera se agitó. Solo un muro permanecía. Bertrand y los otros ancianos de la guardia real empezaron a tomar sus posiciones.

 

De pronto, mi ojo vislumbro los listones, escarlata y azul en mi báculo.

 

Oh, casi lo olvido. Necesito regresarlos. Los desaté, imbuyéndoles con la fórmula de hechizo mientras pasaban por mis manos. Por favor, protejan a ambas.

 

Le entregué un listón a cada uno de las dos jóvenes caballeros, quienes estaban limpiando las lágrimas de sus ojos.

 

[¿Allen?] Ryan preguntó.

 

[¿Qué es esto?] Celerian añadió.

 

[Tengo una difícil petición para ambos.] Dije. [Por favor, regresen estos listones a Sus Altezas, Lady Lydia Leinster y Lady Tina Howard. Y…] Les confié a los caballeros un mensaje para el albatros— un bebé llorón como era— y para mi adorable y trabajadora pupila. [Es todo. El resto está en sus manos.]

 

El par asintió repetidamente con el flujo de sus lágrimas.

 

[Sí… ¡Sí, señor! Yo, Ryan Bor—]

 

[¡Y yo, Celerian Ceynoth, juro… juro…!]

 

Un viento caliente me pasó mientras el muro final empezaba a desintegrarse. Retiré la espada de Richard del suelo y dije. [Ahora, deberías estar en camino, Dag.]

 

[¡Entiendo!] Gritó. [Cuenta conmigo.]

 

No miré atrás a la vieja nutria, quien estaba remando la última góndola, mientras empezaba a caminar hacia el campo de batalla. Los dos caballeros bajaron los escalones detrás de mí. y entonces, oí a un grupo más grande descender. Me giré.

 

[Pero ¿por qué?] Jadeé, asombrado.

 

Allí estaban parados los antiguos jefes y los otros ancianos quienes estaban por irse en la última góndola. Cada uno de ellos llevaba una lanza, espada, o báculo deteriorado. Llorando, los viejos me rodearon.

 

[¡Idiota! ¡Completo cabeza hueca! Tú y esos caballeros salvaron a nuestras esposas y niños. ¿No es… no ser escudos lo último que podemos hacer para balancear los lados?]

 

[Si debemos morir, los viejos deberíamos ir primero. ¡Los siento— tanto— por la forma en la que te hemos tratado!]

 

[Siempre hemos oído y dicho lo mucho que nos lamentamos de la pérdida de la Estrella Fugaz en el Río de Sangre. Aunque casi dejamos que la historia se repitiera— dejar que la nueva Estrella Fugaz arriesgara su vida ante el Gran Árbol, para ser peor.]

 

[¡Sabemos que nuestra sangre no puede limpiar las atrocidades que te hemos hecho pasar, pero… aunque perdimos nuestro camino, aún somos hombres bestias! Dejar que un niño muera para salvar nuestros ancianos traseros es algo que nunca, nunca podríamos hacer.]

 

El antiguo jefe del clan lobo tomó mi mano y dijo. [Ahora, por fin, finalmente, por fin hemos recordado lo que realmente importa… aunque estoy seguro que nuestros ancestros aún tendrán duras palabras para nosotros. ¡Allen! ¡Tú… eres nuestro niño y nuestra familia!]

 

Lágrimas perdidas bajaban de mis mejillas.

 

No creo en ningún Dios— e incluso si muero, no me salvarían— pero… Lydia, los milagros pueden ser reales.

 

Sequé mis ojos, preparé mi báculo y espada, y me paré recto. [Gracias.] Dije. [¡En ese caso, por favor acompáñenme!]

 

Los ancianos liberaron un rugido de consentimiento mientras las últimas llamas terminaban.

 

Un enrabiado Grant Algren vino desde la retaguardia de la línea enemiga para plantarse ante nosotros. El Gran Caballero Haig Hayden se veía sombrío. El viejo Conde Zani se paró a su lado. También estaban las dos enigmáticas túnicas grises que habían golpeado a Richard, y los Caballeros del Espíritu Santo. Detrás de sus rangos, el tercer hermano Algren, Gregory, fingía una mirada de lamento.

 

Un solitario hechicero emergió de la línea enemiga. Era alto y apuesto, y su cabello, un poco largo en el costado, era rubio con un solo mechón violeta pálido sobre su frente. Sus manos tomaban una alabarda, y tenía una daga en su cintura. Se venía al borde de las lágrimas. Ese era mi antiguo kohai de la universidad y el cuarto hijo del viejo duque— Gil Algren.

 

[¡Lord Gil! ¡No debe!] Un desdeñoso gritó vino detrás las líneas. El guardaespaldas de Gil y maid vestida de hombre, Konoha, estaba llamándolo, su cabello negro era un lio, ya que los caballeros del Espíritu Santo la contenían. [Todo… ¡Todo menos eso! ¡Abandonaron a mi hermana y a mí!]

 

[¿Su hermana?] Murmuré, viendo hacia la fuente de los gritos. Vio a otra mujer de cabello negro, cojeando en el agarre de los caballeros del Espíritu Santo, con un collar de cadenas alrededor de su cuello.

 

¡¿Tienen a Momiji?! Un momento después, todo tenía sentido. Oh, ya veo. Así que… así que es así.

 

Mi mente no me había estado jugando trucos cuando vi a Konoha en Momoji. En todo caso, las hermanas de cabello negro quienes Gil una vez había emancipado con su “gesto vacío” en el Reino del Espíritu Santo debieron haber sido… Qué extraño y complejo mundo en el que vivimos.

 

Mi viejo compañero se detuvo a una corta distancia de mí, aún viéndose miserable.

 

[Hola, Gil.] Lo llamé. [Estoy asombrado que no me visitarás en el hospital. Solías ser más considerado.]

 

Gil ignoró mis burlas. [¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué estás aquí?!] Él lloró, apretando su agarre en su alabarda. [Yo… ¡Sé que haberlo logrado tú solo! Y… ¿Y por qué te pusiste en todo esto?]

 

[No llores así, Gil.] Giré mi báculo y levanté mi ensangrentada espada. [Estás haciendo lo correcto. Salvaste sus vidas una vez; no deberías decepcionarlas solo porque es difícil para ti. Así que no llores, Gil Algren. Mantén tu cabeza en alto, ten fe en tus convicciones, limpia tus lágrimas, y párate orgulloso ante mí. permíteme presentarme.] Me paré recto, mi espíritu en lo alto mientras decía. [¡Soy Allen del clan lobo! Mis padres me nombraron como el legendario Estrella Fugaz de los hombres bestias. Soy el compañero de Lydia Leinster, la Dama de la Espada, y el tutor privado de Tina Howard, Stella Howard, Ellie Walker, y Lynne Leinster. Por el honor de mis padres, quienes me dieron un nombre cuando no tenía uno; mi querida hermana; y la Dama de la Espada, quien supera a los otros en dignidad, fuerza y belleza, y por el bien de mi amable amigo, solicito un poco de tu tiempo. ¡Juro por todo lo que soy que no irás a más!]

 

[¡Mátalos a todos!] Grant se agitó, señalando el ataque.

 

Bertrand, los caballeros de la guardia, y los viejos soldados bestias empezaron a crear sus hechizos.

 

Entre el tumulto, Gil lentamente levantó su cabeza, la cambió a su alabarda en su mano derecha, y retiro su daga con la izquierda. Luz se derramaba del arma, formando una miríada de brillantes barreras octagonales. Era el mismo cuchillo que Gerard una vez había llevado— ¡La que se imbuía con los restos del gran hechizo Radiant Shield!

 

[Al menos…] Mi amigo dijo. [¡Al menos, yo, Gil Algren, seré el que te derrotará! ¡Cerebro de la Dama de la Espada, atestigua la habilidad marcial y hechicería de mi casa!]

[¡Estoy listo para ello!] Grité, conjurando una espada de llamas en la punta de mi báculo. Entonces, me eché a correr. Mientras Bertrand y los veteranos se lanzaban en su último ataque, mi báculo chocó contra la alabarda de Gil Algren.

 

✽✽✽✽✽

 

[No sé lo que sucedió después de eso… Dejamos el rango del orbe de comunicación y ya no podíamos mantener criaturas mágicas. Ninguno de los evacuados sufrió más ataques, el Vicecomandante Richard se retiró al Gran Árbol a salvo. Entonces, Celerian y yo tomamos los Griffins de la Compañía Skyhawk que estuvieron tomando refugio allí y de inmediato escapamos de la capital este a la primera oportunidad que tuvimos.]

 

Un sombrío silencio impregnó el salón mientras la larga historia de Ryan llegaba a un fin. Incluso yo abracé a Maya, enterrando mi rostro en su uniforme mientras lloraba. [Nii-san, Nii-san… Maya, mi… Nii-san está…]

 

[Mi lady.] La antigua maid acarició mi espalda, pero mis lágrimas… mis lágrimas seguían fluyendo.

 

Mi madre miró al cielo. [Qué estúpido niño.] Ella murmuró. [En verdad que es estúpido. Tomó absolutamente todo en sus hombros— el destino de los hombres bestias, la guardia real, e incluso la vida de Richard. ¿Con qué cara vere a Ellyn?]

 

[Sir Ryan, ¿alguno de esos que se quedaron atrás regreso al Gran Árbol?] Anna preguntó tranquila, su cabeza estaba abajo.

 

El joven caballero lentamente agitó su cabeza. [Ninguno de la retaguardia regresó. Y porque el enemigo fortaleció sus hechizos de interferencia y tomó precauciones más estrictas contra las criaturas mágicas, no sabemos nada de ellos.]

 

[Dime su mensaje.] Nee-sama dijo. Su voz era tranquila, casi inaudible, pero atravesó todo el salón.

 

Levanté mi cabeza para verla, aunque seguía aferrada a Maya. Su rostro estaba blanco como la nieve y vacío de sentimientos.

 

Con un obvio esfuerzo, Ryan repitió. [Lo siento, Lydia. Parece que no seré capaz de celebrar tu cumpleaños. Pero regresaré pronto, y cuando lo haga, tiraremos la casa por la ventana para conmemorar que Lady Lydia Leinster es mayor que yo un año otra vez.]

 

Nee-sama se sentó asombrada, su silencio no tenía ninguna pista de emoción.

 

[¡Nii-san!] Me quejé, enterrando mi rostro en el uniforme de Maya otra vez mientras mi corazón se salía de control. [Nii-san… ¡Mentiroso!]

 

[Anna.] Nee-sama dijo, liberando el más profundo de los suspiros. [Tráeme un cuchillo.]

 

[Mi lady, no debe.] La ama de llaves respondió sin dudar. [Allen nunca le mentiría.]

 

[Oh, lo sé. No te preocupes— no planeo morir en este instante.] Ella habló con calma.

 

Levanté la mirada otra vez, justo a tiempo para ver el hermoso cabello largo escarlata de Nee-sama ser cortado sin más.

 

Mi madre, Anna, y yo gritamos su nombre mientras una confusión llenaba el salón.

 

Escarlatas mechones volaban al suelo mientras Nee-sama lentamente levantaba su cabeza para ver a nuestros padres. [Madre. Padre.] Ella dijo. [Suficiente. He esperado lo suficiente. Si los Leinster no actuarán, me iré sola. ¿Asumo que no tiene objeción?]

 

[Lydia.] Nuestra madre lentamente respondió. [Dime: ¿Qué planeas hacer?]

 

[¿Necesitas preguntar?] Ascuas de fuego atravesaban el cuarto, irradiando una ira que había sobrepasado el simple enojo… y las inconmensurables profundidades de la tristeza. [Iré a la capital real y la quemaré, entonces iré a la capital este y haré añicos todo.]

 

[¿Y entonces?]

 

Nee-sama sonrió tristemente. [Si está vivo, estaré furiosa con él— realmente furiosa. Si está muerto… entonces mi vida termina allí también. No puedo seguir caminando en un mundo oscuro sin mi estrella.] Ella se pausó, entonces repitió. [No puedo.]

 

Nuestros padres, Anna, Maya, Romy, Lily, y yo liberamos horrorizados gritos de “Lydia” “Lady Lydia” y “Nee-sama” Todos los demás en el salón jadearon.

 

Entonces sin ganas, Ryan habló. [Si me disculpan.] Todos los ojos se concentraron en él. [Allen me dio un mensaje más para entregar si Lady Lydia amenazaba con tomar su vida.]

 

Silencio. Entonces, tan leve, Nee-sama dijo. [Dime.]

 

El joven caballero bajo su cabeza, inseguro si continuar. Pero al final, supero su duda y respondió. [Si tratas de seguirme a la muerte, entonces te odiaré por eso. Espero que no lo hagas necesario. Por favor, Lydia.] Luego de una pausa, Ryan añadió. [Y envió esto.]

 

Nee-sama estiro su temblante mano para tomar el ensangrentado listón escarlata ofrecido a ella— el mismo listón que había atado a su báculo cuando lo dejo con Nii-san. Lo apretó en su pecho y se quedó quieta, asombrada. Sus ojos estaban abiertos, y lágrimas bajaban de sus mejillas. Entonces todo su cuerpo se agito mientras cubría su rostro y se quejaba. [Increíble. Idiota, incorregible idiota. ¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué siempre, siempre, siempre piensas en mí y nunca en ti?!]

 

[¡Lady Lydia!]

 

[¡Nee-sama!]

 

Maya y yo lanzamos nuestros brazos alrededor de ella mientras sucumbía al suelo. El aire resonaba con sus sollozos y frío gobernaba el salón. Todos los ojos estaban bien cerrados.

 

Entonces, oí voces argumentando en el corredor.

 

[¡P-Por favor alto!] Sid gritó.

 

[¡Qué insolente!] Un hombre respondió. [¡Representamos a nuestros principados!]

[¡Sí! ¡Tenemos una reunión importante!] El otro añadió.

 

Este no era el momento para echarle leña al fuego. Sin embargo, las puertas se abrieron sin ningún toque.

 

Entraron dos hombres— los enviados de Atlas y Bazel. Pestañaron en sorpresa cuando vieron a Nee-sama y se asustaron ante la helada mirada de todos los presentes. Aun así, uno aclaró su garganta y dijo. [Perdón por la molestia.]

 

[Aunque esta asamblea debe ser un milagro.] Otro añadió. Ambos enviados concentraron su atención en mi padre.

 

[Su Alteza, la hora que acordamos ha pasado. Solo nosotros pudimos esperar mucho tiempo.]

 

[Por favor, denos su respuesta. Si usted concede la gradual restitución de Etna y Zana, las armadas de nuestras naciones se retirarán de sus fronteras y—]

 

[Anna, Romy.] Mi madre dijo, cortando el discurso del enviado.

 

[¡Sí, señora!] Nuestra ama de llaves y segunda al mando respondió.

 

[¿Las preparaciones están completas?]

 

[¡Perfectamente completas!] Anna respondió.

 

[¡Podemos empezar ya, usted manda!] Romy intervino.

 

[Ya veo.] Mi madre dijo. [Liam.]

 

[Sí, Lisa, entiendo. ¿Todos estamos de acuerdo?] Mi padre le preguntó a la plenaria.

 

Uno a uno, los líderes de cada casa se levantaron y golpearon sus pechos.

[¡No tengo objeción!]

 

[¡Las pequeñas llamas es mejor extinguirlas de una vez!]

 

[¡Depende de mí!]

 

[Todos estamos contigo, Liam.] El tío Lucas dijo, asintiendo. [¡No podemos permitir que los niños lleven toda la carga!]

 

Mi padre miro a mi madre. Ella se paró serenamente, sus escarlatas trenzas se meneaban, y proclamó. [¡Entonces, sonaremos la alarma! ¡Muévanse todos! ¡No toleraré rezagados en esta campaña!]

 

[¡Sí, Su Alteza!]

 

Uno de los invitados corrió al consejo sin retraso. Incluso Ryan se fue, apoyado por brazo alrededor de su hombro del Conde Bor. Solo mis padres quedaban, junto con el Conde Simon Sykes; Nee-sama, quien se aferraba a Maya y a mí mientras sollozaba profundamente; y una Lily de apariencia preocupada. Anna y Romy no estaban por ninguna parte.

 

Pronto, oí una masiva campana sonar. Los otros recibieron el sonido, esparcieron el estruendo por toda la capital este. Debieron haber puesto en uso el gran campanario.

 

[En cuanto a su propuesta.] Mi padre le informó a los enviados, quienes que quedaron estupefactos por el repentino giro de eventos. [Nuestra respuesta es no. Mil veces no.]

 

[¡¿Qué?! ¡A-Absurdo!]

 

[¡¿Su casa desea la guerra con toda la alianza?!]

 

Los enviados balbucearon en confusión una vez habían superado su impacto. Mi padre, en contraste, se mantuvo calmado.

 

[Patrañas. Quizás, ustedes caballeros tomaron esta situación muy a la ligera.] Él dijo, irradiando terror mientras se ponía de pie. Su maná golpeaba las ventanas de cristal.

 

Casi lo olvido. Aquí y ahora, mi padre es el Duque Leinster, guardián del sur.

 

[Somos los Leinster.] Continuó. [¡En la Guerra del Señor Oscuro, nos unimos con los Howard al norte y la legendaria brigada de la Estrella Fugaz para marchar a la capital demoniaca Dracul y darle fin al Señor Oscuro! ¿Por qué deberíamos temerle a la alianza, o a los rebeldes? ¡Las casas ducales de nuestro reino son sus piedras angulares— existen para defender al rey, al país y sobre todo, las personas, el débil, y los jóvenes! ¡Sin embargo, la poderosa armada a la que nos enfrentamos… la derribaremos con fuego y espada!]

 

El rugido de mi padre palideció el rostro de los enviados. Se veían listos para desmayarse.

 

Entonces, tan calmado, pero con una herviente ira, dijo. [Este disturbio deje a mi hijo mayor y a un chico al que le debo mucho varados en la capital este. Y ellos hicieron su deber con distinción. Como padres, nosotros— debemos— ayudar a esos niños en momento de necesidad. Se ven bien informados, así que permítanme enseñarles uno de los mandatos de mi casa.] Él golpeó la mesa, y la destruyó bajo sus pies. Los rostros de los enviados estaban más que pálidos, fantasmales. [¡Cuando la familia— especialmente un niño— recibe daño, no muestren misericordia!]

 

Los enviados se tambalearon hacia atrás al suelo, sus dientes castañeaban del miedo.

 

Mi padre suavizo su expresión. [También les diré qué significan esas campanadas. Como me recordaron ayer, mi casa no mantiene una gran armada a la espera en tiempos de paz. Pero ahora que las campanas han sonado, no hay quién las detenga. Señalan una movilización general de todas las casas sureñas. Estaremos listos para invadir su territorio en dos días máximo.]

 

Los enviados lucharon por recuperar su posición.

 

[¡N-No gana nada de la guerra con nosotros!]

 

Mi padre les fijo una helada mirada y rugió. [¡No tomen a los Leinster a la ligera! ¡Nos vale caca sus penosos planes! ¡Si se meten en nuestro camino, hundiremos a los once principados y la ciudad de agua en un océano de fuego, entonces movernos para detener la insurrección de raíz! ¡Lily, saca a esos idiotas de la casa!]

[¡Entiendo!] La maid tomó a los enviados y los saco por una ventana. Oí gritos mientras salían por el jardín.

 

[¡Whew! ¡Todo perfecto!] Lily se jactó mientras regresaba al lado de Nee-sama. En ese momento, su exuberancia casi era una bendición.

 

[Maestro, Señora.] Anna dijo, apareciendo ante mis padres sin sonido. [El venerable señor ha llegado. Reporta que la venerable señora ya ha entrado en acción.]

 

[Ya veo.] Mi padre respondió. [En ese caso, dejaré nuestros cuarteles a las confiables manos de mi suegro.]

 

¡El abuelo está aquí! ¡E incluso la abuelita está en movimiento!

 

[Anna, ¿tienes algo más que reportar?] Mi madre preguntó.

 

[Dos cosas, señora.] La ama de llaves respondió, levantando dos dedos de su mano derecha. [Primero, deseo que temporalmente dote a cierto individuo con toda la autoridad conferida a Allen. Segundo, humildemente pido su permiso para colocar a Lady Sasha Sykes bajo el comando de ese individuo.]

 

Mi padre frunció sus cejas. Mientras, mi madre se paró y llegó a abrazar a Nee-sama, murmurando. [No te preocupes. Todo estará bien. Prometo que salvaremos a Allen. No tienes nada que preocuparte.]

 

[¿Toda la autoridad de Allen y Sasha?] Mi padre repitió. [Apruebo la transferencia de poder. En cuanto a Sasha… Simon, ¿tienes una objeción?]

 

[No.] Simon respondió, viendo los documentos que había estado estudiando. [Usa todo el talento de mi hija.]

 

Un momento pasó. Entonces, mi padre preguntó. [Anna, ¿qué estás planeando? Asumo que asignaras a esas dos al mando de mi suegro.]

 

La ama de llaves respondió a su razonable pregunto con una sonrisa incluso más siniestra de lo usual. [Estoy planeando una guerra, claro— una peleada con oro y cada medio a nuestra disposición. Para acelerar nuestra marcha a la capital real y al este, me ocuparé que la Alianza de Principados ruego por misericordia. Romy comandará la fuerza principal de la Corporación de Maids, con Maya como su teniente. Mientras…] Anna apuntó sus dedos, conjurando un mapa de todo el reino en medio del aire.

 

¡He visto a Nii-san hacer eso!

 

La capital real apareció, entonces la capital este. Sin más decir, ambas ciudades debieron haber estado abarrotadas con tropas rebeldes. Infiltrarse sería cercano a lo imposible. Pero la ama de llaves de la Casa Ducal de Leinster sonrió.

 

Nunca he visto a Anna tan enojada.

 

Abracé a Lily, quien se paraba a mi lado. Ella me abrazó fuerte.

 

Nuestra ama de llaves dejo de sonreír mientras anunciaba. [Lideraré una pequeña unidad y desempolvaré mis viejas habilidades para explorar antes que nuestras armadas. Su humilde servidora no fracasará en descubrir que ha sido del Joven Maestro Richard y Allen. Por favor sean pacientes un poco tiempo más.]


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