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Capítulo 8

La Casa de Lynne

 

[¿Esta es tu… casa?]

 

Había pensado que la chica por seguro me estaba llevando a su casa, pero cuando llegamos a nuestro destino, fui recibido con lo que básicamente era un castillo. Tenía robustos muros de roca, y guardias armados con lanzas parados en ambos lados de su masiva puerta, estando en guardia. En general, se veía menos que una casa y más como el castillo de un rey— o fuerte— sacado de un cuento de hadas.

 

Lo encontraba difícil de creer que esta era su casa, pero aquí estábamos, así que…

 

[Sé que esta no es de las casas más típicas.] La chica anotó. [Pero es una casa. Por favor, entra.] Diciendo eso, sin más pasó a los guardias de la entrada.

 

[¿Vamos a entrar?] Pregunté.

 

[Sí.] Respondió. [El tiempo es oro, y no servirá distraer a los guardias de su trabajo.]

 

Estaba bastante seguro que mantener la guardia y detener a sospechosos individuos de entrar era su trabajo. Sin embargo, no hicieron más que pestañar por nosotros allí, probablemente por la habilidad de “Ocultamiento” de la chica. Aún tenía mis reparos, pero los hice a un lado y obedientemente hice mi entrada. Era su casa, sus reglas.

 

[Ahora que lo pienso, aún no he preguntado tu nombre. Si no es una molestia, ¿podrías hacerme el honor?] La chica dijo.

 

[Oh, ¿yo?] Dije mientras continuamos caminando. [Mi nombre es Noor.]

 

[Es un gusto conocerle, Sir Noor.]

 

Al escuchar mi nombre, me di cuenta por un momento que no conocía el suyo. [Ahora que lo mencionas, ¿cuál es el tuyo?]

[¡Oh! D-Discúlpame; ¡Se me pasó por alto!] La chica se detuvo, se giró a verme, y me dio una educada reverencia, su mano derecha contra su pecho. [Mi nombre es Lynneburg Clays. Es un poco más largo que la mayoría, así que por favor siéntete libre de llamarme Lynne. Es el nombre que he estado usando mientras gano experiencia como un aventurero.]

 

[Lynne.] Repetí. [Entiendo.]

 

Tenía razón; “Lynne no sé qué” era un poco largo y difícil de recordar, mientras “Lynne” no tenía ese problema. Pensé que era un buen nombre.

 

[Terminaré mi “Ocultamiento” ahora.] Ella dijo. [Estamos seguros aquí, y no quiero que piensen que somos intrusos.]

 

Hizo lo que dijo, y continuamos hacia la casa. Era bastante grande; hemos estado caminando por un rato ya, pero aún no hemos llegado a nuestro destino. Por cómo se miran las cosas, la familia de Lynne era bastante rica. ¿O quizás eran nobles? Eso explicaría toda esta situación. No es sorpresa que el tipo del gremio me hubiera dicho no ser descortés. Aunque con eso dicho, no tengo la más mínima idea qué hacer. Nobles, personas ricas, y su etiqueta eran completamente ajenas a mí.

 

[¡Oh!] Lynne exclamó. [Justo la persona que quería ver. Podemos preguntarle dónde está mi padre.]

 

Habíamos estado pasando por un largo y espacioso corredor por un rato antes que la figura de una mujer con fluido cabello rubio entrara a la vista. Aunque tenía una falda parecida a esas usadas por maids, encima, tenía una armadura plateada de dura apariencia.

 

[Bienvenido a casa, Lady Lynneburg.] La mujer dijo.

 

[Gracias, Ines.] Lynne respondió. [Nos gustaría reunirnos con mi padre. ¿Es demasiado tarde para tener una audiencia con él?]

 

La mujer armada se pausó y me frunció sus ojos. [¿Puedo preguntar quién es este hombre?]

 

Podía sentir que estaba siendo examinado— y del comportamiento de la mujer, no parecía como si estuviera intentando darme una cálida bienvenida.

[Ines, él es mi invitado. Por favor, abstente de actuar descortésmente con él. Es el hombre que arriesgo su vida para salvarme cuando fui atacada.]

 

La mujer estuvo aturdida en silencio por un momento antes que se recuperar y dijo. [Entiendo, mi lady. Por favor, sígame.]

 

¿Era la maid de la casa? Su armadura se veía pesada, así que me costó imaginármela limpiando o hacer la lavandería sin alguna dificultad seria…

 

Nuestros ojos se encontraron mientras estaba viendo su curiosidad, y me dio una filosa mirada. Parecía que estaba bastante cautelosa de mí, lo cual era enteramente entendible— no había tenido la oportunidad de cambiarme o limpiarme luego de mi sucio trabajo de antes. De hecho, incluso estaba más sucio de lo usual hoy.

 

Pensándolo, había empezado el día limpiado drenajes, entonces fui directo a sitio de construcción para mover la basura hasta la tarde. Había luchado con la vaca, y en mi camino el Gremio de Aventureros, había necesitado quitarme a los extraños hombres siguiéndome. La mujer debió haber estado pensando que estaba fuera de lugar en una lujosa casa llena de sirvientes. No la culpaba; pensaba así también.

 

[Por aquí, por favor.] Dijo la mujer en armadura plateada— Ines— mientras abría la pesada puerta de mental al final del largo corredor.

 

Más allá de la puerta se paraba un hombre sosteniendo una hermosa lanza plateada ornamentada. Causalmente la preparó y luego nos miró— no, a mí.

 

[¿Qué contigo para andar por ahí tan tarde, Ines?] Dijo. [Y bienvenida, Lady Lynneburg.] Hubo una pausa antes de preguntar. [¿Quién es el chico?]

 

Aunque el tono del hombre se mantenía tranquilo por su rápida sucesión de preguntas, su mirada era filosa. Como la mujer, también estaba cuidadoso de mí. De una cercana inspección, la punta de su dorada lanza estaba apuntando directo a mi garganta, como preparado para golpearme en cualquier momento.

 

Estaba empezando a tener el sentimiento que la casa de Lynne era realmente un lugar peligroso…

 

[Déjalo pasar, Gilbert.] Ines dijo. [Este caballero es el valioso invitado de Lady Lynneburg. Debe concedérsele una audiencia con Su Majestad de una vez.]

 

[¿Oh? ¿Su invitado?] El hombre preguntó. [Así que eres el chico, ¿huh?]

 

Por un momento se sintió como si su mirada se hiciera más filosa… pero mientras miraba a mi rostro, su tranquilo comportamiento rápidamente volvió.

 

[Realmente no lo veo.] Dijo.

 

[No seas rudo con el invitado de nuestra lady.] Ines intervino. [Además, mejor nos acompañas para la audiencia. Entre más… escoltas, mejor.]

 

[Entiendo.] El hombre dijo. [Sigan.] Él dejo de apuntar su lanza a mi garganta, la descansó en su hombro y empezó a seguirnos.

 

Aunque con Ines liderando el camino, nuestro grupo se dirigió a la puerta que el lancero había estado resguardando y pronto llego al cuarto que al parecer era nuestro destino. Esta también tenía un juego de puertas pesadas, y, al abrirlas, fuimos recibidos con el panorama de dos hombres— uno joven y el otro de media edad— hablando entre dientes.

 

[Hermano.]

 

[¿Lynne…?]

 

De cómo sonaba, el joven era el hermano de Lynne. Se veía cerca de los 20 años, y mi suposición; no más grande que Lynne.

 

[¿Esa es mi Capa del Ermitaño?] Preguntó. [No saliste, ¿verdad? ¡Expresamente te dije que te quedaras adentro por el momento!]

 

[Lo siento, hermano…] Lynne dijo. [Por favor entiende— necesitaba encontrar a mi salvador.]

 

[¿Y este hombre…?]

 

[Sí. Este caballero es la persona que me salvó.]

 

El hermano de Lynne me miró, impresionado. Parecía que le tomó unos momentos para tener sus siguientes palabras. [¡¿Este hombre es tu salvador?!]

 

[Perdón por mi apariencia.] Dije. [Lynne dijo que estaba apresurada.]

 

Disculparse se sintió como el movimiento más sabio. El hermano de Lynne aún me estaba mirando, en silencio, y Ines estaba viendo mi cara. Quizás esa mirada en sus ojos era su expresión de fábrica, pero no cambiaba el hecho que su intensidad me preocupaba que hubiera hecho algo mal. Me imaginé que había sido claro; cuando miró a Lynne por una respuesta a mi intranquilidad, estaba teniendo una sonrisa feliz.

 

[Para nada.] Una voz nueva respondió. [Nosotros somos, al fin de cuentas, los que te pedimos la repentina reunión. Mis disculpas por el lio.]

 

La voz resonó por todo el espacioso cuarto, todo hasta lo alto del techo. Llevaba tal dignidad que, si alguien me hubiera dicho que le pertenecía al rey de un país, de inmediato les habría creído. Su tono era extrañamente gustoso tanto como imponente; por alguna razón, me encontraba parándome más recto.

 

De una vez, Ines y el lancero— Gil-cómo-se-llame— se pusieron de rodillas e inclinaron sus cabezas. El propietario de la voz debía ser el señor de la casa— y por ende, el padre de Lynne.

 

[Así que eres el salvador de mi hija, ¿hm?] El hombre continuó. [Eres más joven de lo que esperaba. Hablemos, ¿sí? Cara a cara.]


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