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Capítulo 1

 

[Buen trabajo, chicos. La ciudad de Fouha ahora está bajo nuestro total control. La mayoría de las fuerzas rebeldes parecen haberse retirado debido a los problemas logísticos.] Mi madre anunció, la Dama Ensangrentada, la Duquesa Lisa Leinster. Qué galante se veía, parada allí en su uniforme y sombrero escarlata oscuro. [Verán que los citadinos están muy bien cuidados, y pide a la capital sur cualquier cosa que les falte. Mi esposo Liam ya se ha ido para presentarse con su amigo jurado, el Duque Walter Howard.]

 

Los oficiales reunidos liberaron una ovación.

 

[Hasta ahora, muy bien, Lady Lynne.] La belleza pechugona a mi par susurró. Lily, la número tres de la Corporación de Maids de Leinster, usaba un listón negro en su adorable cabello escarlata largo, una chaqueta con un diseño de flechas, una falda larga, y un par de botas de cuero.

 

[Sí.] Susurré de vuelta. [Pero no tenemos tiempo que perder.]

 

Estábamos en el sur de la capital real, en la cámara de consejo de la municipalidad de la ciudad Fouha. Por las rajadas ventanas, podía ver oscuridad, bajando de las nubes. Un poco menos de un mes había pasado desde que la Casa Ducal de Algren había llevado a la aristocracia conservativa del nuestro reino a una insurrección. Simpatizantes rebeldes en la Alianza de Principados habían aprovechado la oportunidad para invadir, pero nosotros los Leinster y nuestros vasallos sureños repelimos su ataque y aplastamos su armada en la Planicie Avasiek. Nuestra fuerza principal había avanzado a la capital real, y nuestra marcha nos trajo aquí.

 

Esta reunión consistía de los nobles y comandantes más prominentes del sur, junto con Lily, yo y un puñado de caballeros. Viendo que el discurso de mi madre había encendido su coraje, apreté mis puños junto a ellos.

 

Mi padre estaba fuera para presentarse con el Duque Walter— significando que las fuerzas Howard estaba acercándose a la capital también. Mi mente iba con Tina Howard y Ellie Walker, con quienes me sentía segura estaban marchando con la armada. Nunca consistirían quedarse atrás en la capital norte, especialmente no ahora que Nii-sama— nuestro tutor privado y el irremplazable Cerebro de la Dama de la Espada— había sido secuestrado en la insurrección.

 

Tina, Ellie y yo no podemos esperar a verte. Tenemos mucho de lo que contarte—

Un repentino jalón en mi mejilla detuvo mi pensar. Ya casi gritaba, logre contenerlo con mis manos. Era la hija de un duque, sí, y tenía algo de vergüenza.

 

[Lily, ¿cuál es tu problema?] Susurré con ira.

 

[Te veías tan feliz que no pude evitarlo.] La maid susurró igual. [Has estado un poco apachada desde que le dijiste adiós a Sid en la capital sur.]

 

Sida era una maid en entrenamiento quien había sido asignada a servirme en las vacaciones de verano. Ella era una chica dulce— aunque con un toque de excentricidad— pero no podía llevarla conmigo a la campaña, así que la había dejado. Quizás su presencia me había ayudado a tranquilizar mi soledad durante estos tiempos difíciles.

 

Un caballero en galante armadura escarlata— el Conde Tobias Evelyn, comandante de nuestra elite de la Orden Escarlata— levantó su mano en un entusiástico saludo y gritó. [¡Señora, deje que mis caballeros y yo lideremos el ataque a la capital real!]

 

Un coro de objeciones siguió.

 

[Lord Evelyn está muy impaciente por la gloria. Mi Casa de Pozon sería mejor opción.]

 

[¡La Casa de Bor está lista y dispuesta!]

 

Mi madre sonrió elegantemente. Pero antes que pudiera hablar, otra voz dijo. [Ruego su perdón.] Un toque siguió, luego entró una asombrosa mujer de anteojos con cabello negro y piel oscura— la segunda al mando de la Corporación de Maids de Leinster, Romy. Había traído a otra maid con orejas largas, piel un poco oscura, y cabello escarlata pálido atado detrás de su cabeza— sin mencionar un pecho que hacia que su presencia se sintiera a pesar de la pechera que usaba.

 

[¡Celenissa! ¡¿Volviste de la capital este?!] Grité. La segunda al mando, Celenissa Ceynoth, era la quinta de la corporación. Había acompañado a nuestra ama de lalves, Anna, al fuerte de los rebeldes del este, donde habían propuesto llevar el reconocimiento en fuerza.

 

Mi madre levantó su mano izquierda, silenciando las voces. [Romy,] Dijo, pidiendo un reporte.

[Sí, señora.] Romy respondió. [Primero, la Casa Ducal de Howard ha capturado la ciudad de Nanoff, al norte de la capital real. Y debido a la rapidez con la que tomaron a los rebeles, creo que ninguna noticia del ataque ha llegado a la ciudad.]

 

Todo el grupo acordó con miradas de aprobación. Como habíamos esperado, los Howards estaban marchando a pasos agigantados.

 

[Siguiente, tengo asombrosas noticias que relatar. Verán…] La segundo al mando dudó.

 

[Romy está en un aprieto.] Lily murmuró.

 

Y así, Romy ajustó sus lentes con una mano y anunció. [Las ciudades del este de la capital parece haber sido retomadas también— y por la Casa Ducal de Lebufera.]

 

Una asombrada conmoción llenó la cámara. Incluso mi madre abrió los ojos.

 

La Casa Ducal de Lebuera resguardaba el oeste de nuestro reino. Y por los pasados doscientos años, se habían apegado a la línea de los fuertes que habían construido a las orillas del Río de Sangre, se encerraron en una competición con nuestros némesis demoniacos. Temblé, segura que estaba atestiguando un gran evento el cual se quedaría en los anales de—

 

Mi madre juntó sus manos. [Ignoraremos el asunto de los Lebuferas por ahora.] Ella dijo. [Romy, confió que has informado a Liam.]

 

[Sí, señora. El maestro envía un mensaje para usted: “Moveremos nuestra conferencia al oeste, y los tres duques asistirán.”]

[Ya veo.]

 

Otra vez, los oficiales se asombraron. Sus rostros se sonrojaron, y, sin pensar, apretaron sus puños y tomaron sus vainas y armaduras. Tres de nuestros Cuatro Grandes Ducados del Reino se habían reunido en el campo de batalla para un consejo de guerra.

 

 

Esto es increíble. ¡Simplemente estupendo! Nada como esto ha pasado desde la Guerra del Señor Oscuro. Ahora rescatar a Nii-sama debería ser—

 

Celenissa le dio a mi madre una mirada.

 

[La batalla por la capital real iniciaría tan pronto sea el regreso de Liam. Todas descansen mientras.] La Duquesa Lisa Leinster ordenó. [Lynne, Lily, quédense conmigo. Romy, Celenissa, busca a Lydia— y ve que Maya te acompañe.]

 

✽✽✽✽✽

 

[Madre, ¿es, um… adecuado contarle a Nee-sama de las nuevas noticias de la capital este—y de Nii-sama?] Pregunté francamente una vez los otros habían dejado el cuarto.

 

[No puedo pretender.] Mi madre respondió, cruzando sus brazos y frunciendo el ceño. [Pero no tengo el corazón para ocultarlo de Lydia ahora.]

 

No tenía nada que decir a eso; Nee-sama estaba desesperada por cualquier noticia de Nii-sama. Pero si… si lasa noticias de Celenissa eran malas—

 

Lily suavemente apretó mis manos y dijo. [Allen es fuerte, Lady Lynne.]

 

[Lily…] Mi intranquilidad se llevó lo mejor de mí, y abracé a la maid como lo hacía cuando era pequeña. Ella acarició mi espalda.

 

Aunque maná estaba acercándose— poderoso, turbulento y horriblemente inestable. Me alejé de Lily y me paré recta mientras la puerta se abría para admitir a Romy y Celenissa, ambas llevando una silla. Luego una pequeña mujer de cabello castaño en uniforme de maid entró, apoyando a una andrajosa joven con corto cabello escarlata. Esta vestía un uniforme militar negro, sus ojos brillaban con una débil luz, y el listón escarlata en su muñeca izquierda estaba empezando a caerse. Lily y yo nos congelamos, asombradas por verla por primera vez en días.

 

[Nee-sama.]

 

[Lydia.]

Esta joven era Lydia Leinster, la Dama de la Espada, a quien algunas enaltecían como la más poderosa maga y espadachina del reino. También era mi querida hermana, y la idolatraba.

 

Ella murmuró. [Gracias, Maya. Puedo caminar por mi cuenta.] Luego caminó a nuestra madre, y su tonó se tornó repentinamente duro. [Asumo que tienes noticias de él, ¿madre?]

 

[¿Has comido lo suficiente, Lydia?] Nuestra madre preguntó lentamente. [No luces en condiciones para—]

 

[Suficiente de mí. Nada más importa que él ahora.]

 

[Lydia.] Angustia se retorcía en el rostro de mi madre. Con calma, Romy y Celenissa se sentaron en sus sillas. [Siéntese. Por favor.]

 

Nee-sama accedió a su suplica en silencio. Maya y Romy tomaron posiciones detrás de ella.

 

Nuestra madre también se sentó y dijo. [Celenissa, cuéntanos lo que está pasando en la capital este. Y trata de ser breve.]

 

[Sí, señora.] La maid inclinó su cabeza. Como la segundo más grande de las tres hermanas Ceynoth, sus adorables gestos mostraban un rastro de sangre élfica.

 

Mi hermana junto sus manos como en rezo. Nunca habría mostrado tal debilidad antes. Pensé, apretando mi puño contra mi pecho con dolor.

 

[Llevaré mi reporte a lo esencial.] Celenissa dijo con calma, luego dio su reporte de guerra.

 

[Ya veo. El Gran Árbol aún está resistiendo. ¿Y Richard está herido, pero a salvo?]

 

[Sí, señora. Miss Caren con éxito destruyó el impregnable Gran Puente y el mismo árbol es resguardado por una banda de Griffins oceánicos verdes bajo el mando del anterior Griffin de la legendaria Estrella Fugaz. Y ya que la ama de llaves, Nico y Jean también se quedaron para la defensa y reconocimiento, creo que el peligro ha pasado por ahora.]

 

Mi madre sonrió, evidentemente aliviada por el reporte. [¡Richard es ciertamente útil— siempre escoge los momentos más difíciles para probar sus límites! Me pregunto de dónde lo sacó. ¿Tú qué crees, Lynne?]

 

[B-Bueno…] Reí con rareza. Digo, ya que Richard-niisama pasó mayor parte de su vida haciéndose el tonto, en el fondo era tan serio como nuestro padre. Pero sea como fuese, esta noticia ofrecía prospectos más brillantes que el reporte inicial de Sir Ryan Bor.

 

Y los hombres bestias escogieron a Caren para viajar al oeste e invocar el Antiguo Pacto. ¡Qué barbaridad! Pensé, imaginándome a la amada hermana del clan lobo y vicepresidenta del consejo estudiantil de la Academia Real. Si los Lebufera se han unido a la batalla, puede que esté marchando con ellos.

 

[¿Y es un prisionero de guerra?] Nee-sama presionó a Celenissa. [¿No está muerto? ¿Estás segura?]

 

[El general enemigo Haig Hayden dijo eso.] La maid respondió. [Aunque es un rebelde, él es un gran caballero— creo que podemos tomar su palabra.]

 

[Está vivo.] Nee-sama murmuró mientras lágrimas bajaban de sus ojos. Lily y yo corrimos a su lado, llamándola suavemente, y juntamos nuestras manos. Estaban frías y pálidas.

 

Mi madre también se paró y secó los ojos de Nee-sama con un pañuelo. [Lydia, Allen está vivo. Pero le daría algo si te ve ahora. Dale a tu mente y cuerpo algo de descanso. Maya, Romy.]

 

[Sí, señora. Lady Lydia.]

 

[Por favor, si nos disculpa.]

 

Las dos maids levantaron a mi hermana, quien estaba tocando el pañuelo y murmurando. [Vivo. Él está vivo.] Lily y yo nos unimos, pero mi madre nos detuvo con una mirada.

 

¿Qué?

 

Tan pronto Nee-sama salió del cuarto, un centenar de hechizos mata sonidos y barreras se desplegaron. ¡¿Esa fue la magia de Maya y Romy?!

 

Me giré a ver el rostro de mi solemne madre y la maid restante. Luego lo noté— Celenissa había mentido para proteger el corazón de pollo de Nee-sama.

 

[Por favor, dime la verdad.] Dije, buscando la mirada de la maid.

 

Un momento de silencio siguió. luego Celenissa respondió. [De acuerdo a la palabra de Hayden y otra información que juntamos en la capital este, Mr Allen fue tomado de prisionero. Sin embargo, subsecuentemente fue abducido y enviado al Océano de los Cuatro Héroes por un grupo diferente a las fuerzas rebeldes.]

 

[¡¿Se llevaron a Nii-sama?!] Exclamé, agitada.

 

[¿Abducido? ¿Quién sabe los detalles?] Lily preguntó. Habló calmada, pero sus manos estaban temblando.

 

Celenissa bajó su mirada. [Quizás el líder enemigo, Gran Algren, o su hermano Greck, quien comando sus fuerzas en la capital real. Pero si se les puede creer a los rebeldes que capturamos, el valor de Mr Allen le ganó una reputación incluso entre los insurreccioncitas y la población humana de la capital este. Dudo que lo traten mal.]

 

[Entonces quién pudo haber—]

 

Hice que mi pregunta se detuviera, sin terminarla. Tenía una buena cabeza sobre mis hombros, y había recordado la amenaza que encontramos en Avasiek— los inquisidores de la Iglesia del Espíritu Santo. Para mi sorpresa, prácticamente podía oír la sangre drenarse de mi rostro.

 

[¡Señora!] Lily gritó. [¡Romy y Maya no pueden dejar a Lady Lydia, pero por favor— deme a mí, Celenissa, y las otras maids de altos rangos el permiso para ir a la capital este! A menos que hagamos algo—]

 

Mi madre puso una mano sobre la boca de mi prima y la silenció.

 

¿Qué quiere decir? ¿Por qué Romy y Maya deben quedarse al lado de Nee-sama?

 

Mi madre quemó el pañuelo con el cual había secado las lágrimas de Nee-sama. [Lydia es más astuta que nosotras.] Ella gruñó. [Estaba oyendo a escondidas. No es normal de ella, pero no tiene escrúpulos cuando se trata de Allen. Supongo que es mi hija.]

 

[Madre…]

 

[Señora…]

 

[Lynne, Lily, Celenissa.]

 

Las tres respondieron con un apagado “Sí, señora.”

 

Mi madre se puso de pie y dijo. [En lugar del Duque Liam Leinster, les ordeno: regresen a la Dama de la Espada a la capital sur de inmediato. Si lucha en su actual estado mental, bien puede ser una amenaza para aliados y enemigos por igual. Si se resiste…] Gentilmente tocó su vaina, y vi lamento en sus ojos. [Pueden tratarla con dureza. Si lo peor ocurre, yo la enfrentaré. Soy la única madre que esa chica tiene.]

 

✽✽✽✽✽

 

Fuimos directo de la cámara del consejo al cuarto a la par de mi Nee-sama.

 

[¿Y Nee-sama siempre estuvo rodeada por Maya y oficiales de la corporación de maids como seguro? ¿Se te informó esto?] Demandé mientras caminábamos.

 

[Nadie me dijo nada.] Mi prima gruñó. [Sol pensé que era un poco raro. Debí haber sabido que no confiaban en mí como maid, a pesar de llegar al número tres.]

 

[Sin quejidos.] Celenissa intervino detrás de nosotros, dándole a Lily un gentil golpe en la cabeza.

 

[¡Ow! ¡C-Celenissa, eso dueele!] Lily hizo todo un espectáculo que le dolía.

[¿Qué haremos contigo?] Sin dejar de caminar, la experta maid puso su mano izquierda en su cintura y señaló con su dedo índice. [Eres una de nosotras— ¿A menos que prefieras ser degradada a una aprendiz?]

 

[¿C-Cómo nunca me dejan tener un uniforme de maid?] Lily sollozo, jugando con sus dedos índices. Celenissa la observó con afecto.

 

De pronto, recordé una lección de la libreta que Nii-sama me había dado. [Se hará fuerte, Lynne.] Dijo. [Pero más razón por la que nunca debe olvidar ser amable y considerada con los otros.] Presioné mi mano derecha en mi corazón.

 

No puedo evitar sentirme atemorizada de Nee-sama ahora. Pero dejarla andar así no es lo correcto. ¡Debo detenerla! ¡Soy Lynne Leinster, hermana de Lydia Leinster, la Dama de la Espada, y pupila de Allen, su Cerebro!

 

Tanto mi prima y las atentas maids se giraron a verme.

 

[¿Lady Lynne?]

 

[¿Ocurre algo?]

 

[No es nada— Solo fortalecí mi resolución.] Dije, con un movimiento de mi mano derecha. Entonces recordé a las dos maids conversando al final del corredor. [Maya, Romy. Mi madre nos ha ordenado regresar a Nee-sama a la capital este, aunque preferiría no ser dura con ella.]

 

Maya se veía sorprendida, pero dijo. [Sí, mi lady.]

 

[El maná de Lady Lydia no se ha movido.] Añadió la segundo al mando de la corporación, con un cabeceo de entendimiento. [Deberíamos encontrarla en sus aposentos.]

 

[Nos aseguraremos.] Mientras las maids volvían, toqué levemente la puerta y llamé. [Nee-sama, soy yo, Lynne. Voy a entrar.]

 

Ella no respondió. Sentí un temblor en mi pecho.

No puede.

 

Abrí la puerta y entré… a un cuarto vacío.

 

Afuera de la ventana abierta, pude ver oscuras nubes hacia la capital real, pero sin rastros de la luna y estrellas. Un clip negro de cabello, el cual servía como un orbe de comunicación y vídeo, yacía deshecho en la cama, y una espada recostada contra una silla.

 

Lily frunció el ceño. [No me días que Lydia…]

 

Maya corrió a la ventana y lanzó un hechizo de detección. [El maná que sentimos antes debió haber sido un señuelo.] Ella murmuró. [Oh, Lady Lydia.]

 

¿Qué hago? ¿Qué debería hacer? ¿Qué puedo hacer?

 

Nii-sama no estaba aquí. Tampoco estaban Tina, Ellie, Lady Stella, Caren o Felicia. Y el tiempo apreciaba, si la locura de Nee-sama iba en serio. Tenía que tomar una decisión.

 

Tomé la abandonada espada, luego me di la vuelta y dije. [¡Maya, repórtaselo a mi madre de una vez! No tengo duda que Nee-sama se ha ido sola… para obtener el paradero de Nii-sama del comandante enemigo. Celenissa, infórmale a mi padre.]

 

Ambas Maids estaba algo agitadas, pero reconocieron mis órdenes.

 

[S-Sí, mi lady.]

 

[¿Y qué hará, Lady Lynne?]

 

[Es obvio.] Ajusté mi boina militar, deslicé la espada de Nee-sama en mi cinturón, y tomé un profundo respiro.

 

¡Nii-sama, por favor, dame el coraje!

 


[¡Perseguiré a Nee-sama! Mi madre le confió a Lily y a mí ser su vaina mientras Nii-sama no está. ¡Romy, por favor, acompáñanos!]

 

✽✽✽✽✽

 

Las banderas de los Lebufera volaban arriba de una colina sin hombre al oeste de la capital real, al igual que las de sus vasallos. Humanos, elfos, enanos, dragones, gigantes, semiespíritus, y otras razas rodeaban su campamento principal. La moral estaba por los cielos— como debía ser, luego que hubieran aniquilado una fuerza enemiga bajo el mando del Conde Sven y tomado las ciudades exteriores en un ataque sorpresa unos días antes.

 

[Por aquí, Su Alteza.] Mi guía dijo, un oficial elfo.

 

[Gracias.] Respondí y lo pasé para entrar al pabellón de conferencia.

 

Una profunda voz resonó. [¡Tarde, Liam! ¿La liga es tan intensa que has perdido la cordura? Han pasado décadas desde la última vez que te vi en uniforme. Sí, siempre te viste bien de rojo.] Un hombre grande barbado con cabello palteado y uniforme azul levantó su mano izquierda en saludo sin pararse de su asiento. Es era mi viejo amigo, para bien o mal, Walter Howard, uno de los Cuatro Grandes Ducados y gobernador del norte.

 

[Madrugador, Walter.] Respondí, tirándome en una silla vacía. [¿O debería decir “Lobo del Norte”? ¿Limpiar el suelo con la arma sureña Yustiniana no fue suficiente para ti?]

 

[Oh, ¿eso? Juego de niños.] Gritó el “Dios de la Guerra,” bajando su taza de té negro y un puñado de papeles. [Aquí un regalo para ti— aunque no son tan precisos como lo eran en la capital norte.]

 

Asentí y recogí los papeles, los cuales resultaron ser las predicciones del clima para la capital real y sus regiones circundantes. [¿De dónde sacaste esto?] Pregunté.

 

[Mi hija Tina los hizo.] Walter dijo, una sonrisa atravesó su dura expresión.

 

[Son magníficos…]

 

Oí que era tan brillante como Lydia, pensé, sorbiendo mi té. Las hojas eran una nueva variedad del oeste. Luego bajé mi copa y retiré mi caja de cigarros— un regalo que mi hijo Richard había comprado con su primer pago de la guardia real.

 

Ese idiota es demasiado serio para su propio bien. Apuesto que está arriesgando su vida en la capital este. Como el Duque Leinster, debo felicitarlo. Pero como su padre, deseo que sobreviva.

 

Sonreí, recordando que mi amigo sentándose frente a mí también era un padre. Solo el profesor no había cambiado.

 

[¿Puedo tentarte?] Pregunté, sacando dos cigarros y ofreciéndole uno a Walter.

 

[Sí, gracias.]

 

Encendí los cigarros con un hechizo, y nos sentamos en silencio por un rato, envueltos en humo.

 

Al final dije. [¿Fue sabio traer a la pequeña Tina a la campaña?]

 

[Por ahora.] Walter respondió, viéndose molesto. [Traté de detener a mis hijas, pero ambas insistieron en que marcharían directo a la capital este si les ordenaba quedarse en el norte. Le consulté al profesor, y lo aprobó.] Luego de una leve pausa, añadió. [También debiste haber recibido un mensaje urgente. Una de las chicas Ceynoth nos trajo un listón.]

 

[Ya veo.] Incendié lo que quedaba de mi cigarro y bajé mi cabeza.

 

[Lydia debe estar mal si te ves así.] Mi amigo dijo con evidente preocupación. ¡Ambos teníamos niñas malditas como hijas— dos a la vez, en el mismo país!

 

[Lo está.] Admití. [Lisa teme lo peor.]

 

Walter se terminó lo último de su cigarro también. [¿Tan mal?] Preguntó.

 

[Así de mal.]

 

Walter cerró sus brazos, suspiró profundamente, y gruñó. [Necesitamos que esté vivo, no importa lo que requiera.]

 

[Mi casa también está en deuda con él. No podemos dejarlo morir. Y sobre todo…] Recordé a mi pequeña como la había visto luego de Avasiek, durmiendo en un rincón del pabellón con sus espadas en sus brazos. [No puedo ver a Lydia luciendo tan demacrada sin queder hacer nada. Mi hija necesita a Allen. Walter, cuando la guerra se acabe, voy a promover a ese chico, incluso si tengo que llevarlo a rastras. ¿Estás conmigo?]

 

[La guerra aún no ha iniciado. Podemos hablar de lo que viene después que hayamos ganado.] El Dios de la Guerra gruñó, con una mirada conflictiva de una batalla perdida. [Stella y Tina están muy apegadas a él también. Y Graham dijo lo mismo que tú. Los Walkters también pueden adelantársenos si no somos cuidadosos.]

 

[Vaya problema.]

 

Y los Walkers también van por Allen.

 

[Allen tiene mi gratitud.] Walter dijo. [¡Pero no tendrá las manos de mis hijas para matrimonio!]

 

[Walter, tomé la misma postura hace cuatro años, y he estado perdiendo terreno desde entonces. Ríndete.]

 

[¡Nunca!] Walter se tomó un momento para calmarse. Luego preguntó. [¿Y qué hay del sur? Se me dijo que tienes una buena mano.]

 

¿Recibió las noticias de nuestras batallas con la alianza mientras estaba en el norte? Walker el Abismo es una fuerza a tomar en cuenta.

 

[Nuestros Griffins de guerra probaron ser más eficaces de lo que imaginaba.] Respondí. [Hay una chica mercante que contratamos. Por recomendación de Anna, le investí con toda la autoridad de Allen en tiempo de guerra.]

 

[¿Felicia Fosse? ¿Cómo lo hace?]

 

[¿Tienes que preguntar? Allen la reclutó, y nuestra ama de llaves le dio su voto.] Dije, recordando a los asombrosos logros militares de la chica con lentes. [Mi suegro también le ha tomado un gusto. Aunque, emparejarla con la chica de los Sykes pudo haber sido un error. Sus hazañas tienen a nuestros hombres demandando que anexemos a Atlas y Bazel.]

 

La hija del Conde Sykes, Sasha, viene de una larga línea de bendecidos espías. A su corta edad, su talento para el espionaje y planes ya superaron a las de su padre. También es la prometida de Richard.

 

[Nunca cambias.] Walter movió de forma exagerada su cabeza. [¡Tú y los Leinster siempre se sobrepasan!]

 

[Humph. ¿Cómo te ha ido?]

 

[Ya hemos llegado a un secreto acuerdo con el anciano en el norte— la paz, en esencia. Las negociaciones fueron sin más. El profesor estaba a cargo, y nuestros prisioneros de guerra incluía al príncipe de la corona imperial y una de sus princesas.]

 

[¡¿Qué mierda?! ¡Debiste haber enviado al profesor al sur tan pronto terminara!]

 

[El trato está detenido, pero estará ocupado por un rato. Nuestros intereses pueden estar en orden, pero los suyos no.]

 

Estudié la expresión de mi viejo amigo.

 

Así que el viejo Emperador Yustin ha tomado la oportunidad para hacer un poco de “limpieza.”

 

[En Rostlay, Stella y el Héroe lucharon contra un agente de la Iglesia del Espíritu Santo.] Walter anunció. [El enemigo usó soldados hechizados, huesos de dragón, y Resurrection. Al final, incluso recurrió al viejo hechizo tabú de la Fantasía de los Renacidos Intranquilos.]

 

[¡¿El Héroe?!] Grité, incrédulo.

[Ella aún está con mis fuerzas, hablando felizmente con Stella y Tina.] Él añadió con pesadez. [Creo que está aquí por tu hija.]

 

La iglesia estaba moviéndose detrás de escenas. Soldados hechizados, huesos de dragón, y grandes hechizos estaban en juego. Y como si no fuera lo suficiente malo, el Héroe— al parecer indiferente a los conflictos humanos— ¿iba tras Lydia? Con todo el dolor de mi corazón le dije a Walter. [Lydia luchó contra la iglesia en uno de nuestros campos de batalla también. Creo que lanzaron un hechizo cegador.]

 

La expresión de Walter se oscureció. [La iglesia anda metida hasta la cocina.] Él dijo. [Con seguridad podemos asumir que manejaron al imperio y la alianza, además de incitar a los rebeldes.]

 

[Tendremos que dejar nuestro trabajo cuando la guerra termine.] Dije sombríamente. Los grandes nobles del este serían castigados, al igual que esos en alianza con la Iglesia del Espíritu Santo, pero nuestro reino estaría muy ocupado para ejercer su influencia en el extranjero por un tiempo.

 

De pronto, un pensamiento me llegó. [¿Qué pasó con la tierra donde la Fantasía de los Renacidos Intranquilos? ¿El profesor la purificó?]

 

[Esa es otra preocupación. Una extraña nueva fe se ha esparcido por mi ducado y el imperio. Verás, Stella y el Héroe fueron los que—]

 

[¡Perdón por mi tardía llegada!]

 

Con esa animada intervención, el Duque Leo Lebufera entró al pabellón. El joven aristócrata elfo tenía cabello verde pálido y usaba un uniforme en de un color similar más profundo.

 

[No te disculpes.] Dije.

 

[Eso fue repentino.] Walter añadió. [No pensábamos que tu casa saldría.]

 

[¡Yo tampoco!] Leo exclamó, tomando asiento. Cualquiera podía ver que estaba ansioso por luchar. [Los he invitado aquí para planear la toma de la capital real.]

 

[No tan rápido.] Dije, tratando de calmar al elfo, quien parecía listo para declarar el ataque en cualquier momento.

 

[Primero, dinos por qué te uniste a la guerra.] Walter presionó.

 

A eso, Leo se enderezó en su asiento y dijo. [Marchamos por una simple razón— el Antiguo Pacto ha sido invocado.]

 

Nuestros ojos se abrieron. El Antiguo Pacto era un juramento jurado por las Casas de Lebufera y Algren seguido de la Guerra del Señor Oscuro. Tenía sus raíces en el legado que la Estrella Fugaz, el legendario héroe del clan lobo tenía por el continente, había dejado durante la Batalla del Río de Sangre. Cumplir ese juramento era el más grande deseo de todas casas del oeste.

 

[Ya veo.] Dije, sin dudar más.

 

[No me sorprende que su moral sea tan alta.] Walter observó. [¿Fue el deseo de retomar la capital este? ¿Qué hay de Su Majestad?]

 

Leo rio. [En cuanto a eso—]

 

Sin advertencia, un repentino vendaval asaltó el pabellón, acompañado por un ruido de alas. Entre todo el escándalo, una maid entró. Su uniforme estaba desordenado, y llevaba una gran guadaña en su espalda. Su pálido cabello escarlata bailaba detrás de ella mientras se inclinaba profundamente y dijo. [Ruego su perdón Sus Altezas en consideración de las noticias urgentes que tengo.]

 

[¡Celenissa!] Exclamó. [¿Qué pasó?]

 

La recién llegada era Celenissa Ceynoth, la número cinco de la Corporación de Maids de Leinster. Su bello rostro estaba pálido, pero respondió claramente.

 

[¡Lady Lydia ha salido para la capital real sola!]

 

Los tres nos quedamos en shock. Mi cabeza se congelo.

¿Sola? ¿Dijo “Sola”?

 

Mi hija Lydia era fuerte. A su edad, ya había heredado el apodo de la “Dama de la Espada.” Pero los rebeldes tenían cerca de cien mil tropas en la capital real. ¡Eso era más que imprudencia pura!

 

[¡Mientras hablamos, Lady Lynne y Lily están persiguiéndola en sus Griffins, acompañadas por una fuerza selecta de maids bajo el mando de la segunda de la corporación! La señora envía la noticia que se unirá a la persecución tan pronto sus preparaciones estén completas.] Celenissa dijo.

 

[¿Lynne y Lisa también?] Gruñí.

 

Walter se levantó de su asiento y anunció. [Regresaré a mi campamento y enviaré a mi vanguardia a la ciudad.]

 

[Gracias.] Dije.

 

[No lo menciones; es solo cuestión de tiempo. Leo, ¿qué de tus fuerzas?]

 

[Marcharemos de una vez.] Leo declaró, apretando sus puños. [Ya hemos perdido el honor en el primer compromiso. Y compartiré lo que sé: la Orden de Caballeros Reales están ocupando los fuertes a lo largo del Río de Sangre. Su Majestad y el Príncipe de la Corona John están en la capital oeste. La Princesa Cheryl y sus guardias están en la retaguardia de nuestra armada— aunque la tuve difícil convenciendo a Su Alteza Real quedarse allí. Y recién, recibí mensajeros de los dos marqueses del este.]

 

¿Dice que los Lebuferas no eran la fuerza que había capturado a los suburbios del oeste? ¿Por qué Su Majestad se quedó atrás? ¿Y qué tenían que decir los Marqueses Gardner y Crom? Estaba al borde de expresas mis preguntas cuando las puertas se abrieron, y una voz dijo:

 

[¡Los elementales me lo han contado, jovencitos! ¡Otra vez, seré la primera en la batalla!]

 

Walter y yo miramos, asombrados.

 

[Vaya, tú…]

 

[Ya veo. Las ciudades del oeste cayeron por…]

 

Allí, se paraba una hermosa elfa sonriendo con un cabello verde jade a la altura de sus hombros y se veía como una diosa. Llevaba una lanza desgastada y usaba un uniforme verde. Una cola de un trapo negro estaba atada alrededor de su muñeca izquierda. Era la Duquesa Emerita Leticia Lebufera, el Vendaval Esmeralda, quien había tenido el título de dos generaciones antes de Leo. Una leyenda viviente, una vez había seguido en los campos de batalla junto a la Estrella Fugaz e incluso cruzado espadas con el Señor Oscuro. Décadas debieron haber pasado desde nuestro último encuentro.

 

[¡Contrólate, abuela!] Leo respondió. [Dejar que la Brigada de la Estrella Fugaz tome el liderazgo en cada encuentro no es—]

 

La Duquesa Leticia agitó su cabeza, sus ojos brillaban en peligro. [No hay pero que valga— el tiempo es oro. ¡O Liam!]

 

[¡Sí, señora!]

 

[¿Cuál es el mayor número de alas que has oído que aparecieron en la espalda de tu hija?]

 

[¿Perdón?] Balbuceé, asombrado por la inesperada pregunta.

 

[¡Respóndeme!] Gritó.

 

[O-Ocho, creo.]

 

[Su caso es serio. Rezo que no lleguemos tarde.]

 

Oí más Griffins aleteando arriba, seguido de gritos de “¡Caren, eso es peligroso! ¡Le diré a Allen!” y “Teto, no digas una palabra de esto.” Entonces alguien entró al campo y metió su cabeza en el pabellón. Tenía un uniforme de la Academia Real, pero su sombre no era uno escolar; era uno floral que los semiespíritus usaban para luchar. En sus hombros se montaba un gato negro— el familiar del profesor, Anko.

¿Dónde he visto a esta chica antes?

 

[Soy preparada, Duquesa Letty.] Ella dijo. [Al igual que el director, Teto y sus compañeros, y la Brigada de la Estrella Fugaz.]

 

[O Caren, qué chica más capaz eres.] La anterior duquesa respondió. [¿Qué dices? ¿Segura que no te gustaría casarte con lo mejor que mi casa puede ofrecer cuando la guerra termine?]

 

¡Claro!

 

Walter debió haberse dado cuenta, porque murmuró, “La hermana de Allen,” bajo su respiración.

 

[Los Jefes Leyg y Chise me hicieron la misma oferta.] La chica dijo. [Lo consideraré si lo mejor que tiene puede derrotar a Nii-san.]

 

[¡Tienes una lengua venenosa, niña!] La Duquesa Leticia se echó a reír. Entonces se giró a nosotros y dijo. [¡Jovencitos, los esperaré en la capital real! Y dense prisa— si lo peor sucede, los duques pueden necesitar entrar en batalla. El caído de ocho alas pondría en peligro a todo el reino.]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Noticias! ¡Fuerzas reales de la Casa Ducal de Howard y sus vasallos han sido avistadas en una colina al norte de la ciudad! ¡Mientras eleven la bandera del duque, creemos que el mismo Walter Howard viene con ellos! ¡Para Su Alteza, tengo el orbe de vídeo aquí!]

 

[¡Noticias! ¡Fuerzas reales de la Casa Ducal de Leinster y sus vasallos han sido avistadas en una colina al sur de la ciudad! Tienen un gran número de Griffins, buscar más reconocimiento aéreo sería difícil. Por favor, vea el orbe de vídeo.]

 

[¡Noticias! ¡Las comunicaciones mágicas han sido cortadas por toda la ciudad! ¡Fuerzas hostiles parecen ser las responsables! ¡Hemos perdido contacto con la capital este, y la comunicación entre unidades está cayendo!]

 

[¡F-Fuerzas reales de los Marqueses Gardner y Crom han ocupado los suburbios del este! Ambos señores proclaman su intención de “castigar a la amenaza rebelde en la capital real.” ¡Han cortado nuestra retirada! ¡Lord Greck, d-denos sus órdenes!]

 

Corredores entraban al salón, todos portando increíbles noticias. Tanto como me habría gustado negar los reportes, los orbes de vídeo mostraban tropas alzando las banderas de Howard y Leinster, y el papel colocado en mis manos tenía los sellos de Gardner y Crom. Esto era la realidad.

 

Cuando me asusté, mis hombres actualizar el mapa de la ciudad con un nuevo marcador tras otro. Enemigos nos rodeaban del norte, este, y sur. Agité mi cabeza como una hoja.

 

¡¿A qué están jugando el Imperio y la Alianza?! ¡¿Por qué no supimos nada hasta que estaban frente a nuestras narices?! ¡Malditos, Gardner y Grom! ¡Todo este tiempo, han estado poniéndonos contra las otras casas ducales!

 

A pesar de mis alocados pensamientos y furioso respirar, me levanté y estudié el mapa, buscando algún medio para salvar nuestra posición. Incluso luego de regresar a la Orden Violeta a la capital este, tenía cien mil tropas bajo mi mando, mientras nuestros enemigos se listaban apenas en los ochenta mil todos juntos. Iniciaríamos por eliminar a la amenaza más débil— los dos marqueses— y asegurar nuestra retirada. Entonces—

 

Un mensajero entró al salón, jadeando. Su notorio estrés atrajo la mirada de los nobles quienes se reunían en mis cuarteles.

 

[¡N-Noticias!] Gritó. [¡Noticias nuevas!]

 

[¡Vamos!] Respondí. [Puedo oírte. ¡Habla!]

 

Gritos como estos son para cuando mantener la cabeza fría es lo vital. Conquisté la capital real. Mientras esté a cargo, ninguna situación es muy difícil para—

 

[¡L-L-Las banderas de los Lebufera han sido avistadas en la colina oeste de la ciudad!]

 

Un escándalo cayó en el salón. Luego el caos.

 

[¡Imposible!]

 

[¡¿Dejaron a la deriva el Río de Sangre?!]

 

[Los Lebuferas tienen tropas especializadas en tomar fortificaciones.]

 

[Incluso encerrarnos en el palacio no contendrá a los g-gigantes por mucho tiempo.]

 

[¿Deberíamos regresar a la capital este?]

 

[Entonces… no podríamos alcanzar a nuestras fuerzas oeste porque…]

 

[¡¿F-Fueron eliminados?!]

 

Golpeé la mesa con toda mi fuerza y grité, en un tono que no podía dejar de temblar. [¡S-Silencio! ¡L-Los Lebufera nunca saldrían! ¡Es absurdo! Es—]

 

[¡Un orbe de vídeo, Su Alteza!]

 

Todos vimos en asombro al orbe en las manos del mensajero, el cual mostraba una armada de las minorías del oeste. En su grupo había infantería pesada— gigantes como colinas envueltas en pesadas armaduras y llevan enormes armas y escudos. Llevan viejos estandartes grabados con… ¿una estrella fugaz? Luego venían los enanos zapadores, armados con artefactos mágicos que nunca antes había visto. Estos especialistas habían tomado un fuerte durante la Guerra del Señor Oscuro. Jinetes dragonicos, famosos por sus proezas marciales, volaban por arriba. También vi un cuerpo de temerosos hechiceros semiespíritus y numerosas formaciones de elfos y humanos. Y equívocamente arriba de la colina soplaba la enorme bandera Lebufera.

 

Esta vez, el salón se congeló.

 

Uno de las suposiciones clave bajo el cimiento de la Gran Causa— que la Casa Ducal de Lebufera nunca dejaría el oeste— se había caído. Ahora nos encontrábamos superados y rodeados por todas partes. Y la capital real apenas era defendible.

 

Mi teniente, Raymond, estaba ausente. Se había llevado a ese mercante, Ernest, a una misión para negociar un fin a nuestro problema de suplementos con los negociadores de la ciudad. Los otros condes también estaban fuera, esparcidos por la ciudad para fortalecer sus posiciones. Las únicas personas conmigo eran…

 

Es inútil. ¡No puedo confiar en estos inútiles para nada!

 

[Su Alteza.] Dijo un dudoso aristócrata, con dura mirada en sus ojos. Dudaba que pudiera mover una espada. [Estamos completamente rodeados. Seguramente no tenemos posibilidad de—]

 

[¡No seas ridículo!] Respondí. [¡Debemos ganar! ¡Si perdemos esta batalla, perderemos todo! Riqueza, tierra, honor, títulos— incluso quizás nuestras vidas.]

 

[P-Pero ¿qué se supone que haremos?]

 

[En cuanto a eso—]

 

Un repentino estruendo detuvo mis palabras. Toda la casa se agitó, las luces parpadearon, y los nobles se pusieron más inestables.

 

Se está acercando.

 

Otro mensajero entró. Pero antes que pudiera abrir su boca, demandé. [¡¿Qué fue eso?!]

 

[¡C-Corran… corran por sus vidas! ¡No… podemos detenerla!]

 

[¿Qué están balbuceando? Los reportes deben ser entregados con precisión y compostura…]

 

Otro choque, como si algo estuviera siendo lanzado. Gritos y llantos siguieron. Claramente, algo estaba extraño.

 

[¡El enemigo está atacando los cuarteles generales!] Gritó el mensajero, con una cara pálida. [¡Nuestras fuerzas están dando batalla, pero no soportarán! ¡La defensa parece imposible! ¡E-Evacuen de una vez!]

 

Consternación llenó el salón. Habíamos establecido nuestros cuarteles en una residencia Algren, el edificio más resguardado en la ciudad. Numerosas líneas de defensa obstaculizaban el camino, e incluso una armada ducal tendría difícil abrirse paso entre las fuerzas que lo respaldaban.

 

[Oh, ¿es todo?] Dije. [Sin duda esperan atemorizarnos con una unidad de reconocimiento. ¡¿Qué tan grande es la tropa enemiga?!]

 

El mensajero se asustó.

 

[No puedo escucharte. ¡Habla!]

 

[¡Solo una persona, Su Alteza!]

 

Silencio cayó por enésima vez ese día— entonces de inmediato dio paso una risa aliviadora.

 

[¿Una persona?] Repetí. [¡Imbécil! ¡¿Estás perdiendo la cabeza?! ¡Dales lo que su imprudente ataque se merece! O me estás diciendo que los caballeros Algren no son competencia para una sola—]

 

Entonces el impacto más ruidoso del día, acompañado por un coro de metal partiéndose. Gritos resultantes venían con una mezcla de miedo y asombro. El intruso había penetrado en lo profundo de la casa. Los nobles y guardias tomaron los mangos de sus espadas, mientras yo llegaba a mi alabarda, la cual había dejado a mi costado.

 

El aire se agitó. A una corta distancia, fuego apareció en mi escritorio. Algo se estaba acercando más. Algo maligno.

 

Entonces, sin sonido, las pesadas puertas se deslizaron en seco. Un aristócrata a la apr de ellas tembló y se tropezó.

 

¡Qué desgracia!

 

Las puertas fueron al frente y entró… una joven mujer. Su cabello escarlata era corto. Su uniforme estaba teñido de negro. Sostenía una espada en cada mano, y las alas de fuego detrás de ella se movían como si tuvieran vida propia. Algo estaba atado alrededor de su muñeca— un pedazo sucio de tropa, creo.

 

[¿Quién sabe dónde él estaaaá?]

 

¿No está en sus cabales?

 

Mientras los nobles se recuperaban y se formaban alrededor de mí, busqué en mis recuerdos.

 

[¿Lydia Leinster?] Dije. [No me digas que has venido por mi cabeza. ¡Pueden llamarte la Dama de la Espada, pero debes estar loca si crees que puedes hacerlo!]

 

Mi retador no respondió. Lydia Leinster lentamente se giró a verme, empezando a concentrarse. [¿A dónde se lo han llevado?] Ella demandó. [Responde rápido.]

 

[¿Él? ¿De quién diablos estás hablando?]

 

[¿No es… obvio? Me refiero a mi Allen— mío, y solo mío. ¿Dónde lo tienen metido? Debes de saberlo, Greck Algren.]

 

Afiladas dagas salieron de sus alas, quemando los muros, mesas, y sillas en rápida sucesión.

 

¡Q-Qué maná!

 

[¿Allen?] Repetí, creando hechizos y componiendo mi compostura, aunque mentalmente estaba sudando frío. [Oh, esa bestia falsa.] Reí. [Ahora que lo pienso, las personas lo llamaban tu “Cerebro”.]

 

[Responde.] Lydia Leinster demandó. Su tono y mirada eran inestables, y su mana se alzaba.

Un orbe de comunicación yaciendo en el suelo resonó. […alivio…darse prisa…] Evidentemente, una fuerza de alivio estaba corriendo a mi rescate.

 

Me puse a pensar. Si podía detener a esta pendeja chica lo suficiente, tendría una posibilidad de capturarla para usarla como un cebo contra los Leinster. ¡Mi situación era precaría, pero saldría vencedor!

 

Le di otra mirada a Lydia Leinster, quien se paraba con sus espadas, lista. Parecía bastante apegada a esa bestia falsa.

 

[Es un hecho que lo tomamos de prisionero en la capital este.] Dije con deliberada lentitud. [Aunque se me dijo que él mismo se hizo una molestia.]

 

[Entonces a-aún está—]

 

[Sin embargo…] Interrumpí su hablar, lanzando una maligna mirada a los nobles y guardias a mi alrededor. Recordando las noticias que Raymond me había traído esa mañana, continué. [Siento decir que esa bestia falsa lo más probable es que esté muerta ahora.]

 

El color dejo la cara de la Dama de la Espada. La luz dejo sus ojos, y sus alas de fuego con ella. Un asombrado “¿Qué?” fue todo lo que dijo.

 

[¿Qué esperabas?] Continué. [¿Por qué deberíamos dejar que esas bestias falsas y animales vivan— especialmente eso que han dañado nuestras fuerzas? Ríndete, Lydia Leinster. El Cerebro de la Dama de la Espada ya no está.]

 

Las espadas dejaron las manos de la chica y se pegaron en el suelo. Sucumbió en el suelo, mirando al espacio vacío y murmuró. [No es cierto. No lo es. ¿Allen no está? Entonces yo… yo… al menos debería estar a su lado cuando yo…]

 

¡Perfecto!

 

[¡Ahora!] Ordené, lanzando mi alabarda. [¡Aprendan a esta pendeja!]

 

Los nobles y hombres armados quienes habían estado observando con el aliento contenido se acercaron alrededor de la Dama de la Espada. Con este ataque, llegaremos bien a—

 

Lydia Leinster levantó la mirada y mis instintos de peligro salieron a flote— y con eso, libero un gritó ahogado. Los otros se detuvieron, temblando.

 

Sus ojos no reflejaban luz y se habían transformado en sangre carmesí. Su mirada tenía una vacía oscuridad… y un inconmensurable odio. La chica inhumana se paraba allí, tomando sus espadas, cuyas puntas seguían incrustadas en el suelo. El acabado trapo en su muleca emitía un leve brillo, pero pronto se apagó y desintegró. Un misterioso sello apareció en la parte trasera de su mano derecha mientras su maná abruptamente se elevaba a nuevas alturas.

 

[¡F-Fuego!] Ordené. [¡No se guarden nada!]

 

[¡S-Sí, Su Alteza!]

 

Los congelados soldados levantaron sus espadas, lanzas y bastones, preparándose para liberar todos los hechizos que habían estado creando en un solo bombardeo. Fue cuando ella atacó.

 

Todos nosotros en el salón nos incrustamos en los muros y suelos. Miré una siniestra llama— como sangre negra— explotar el techo.

 

[M-Mierda, tú—] Mis maldiciones se transformaron en gritos tan dolorosos que agitaban mi cuerpo.

 

[Dime todo lo que sabes.] El enemigo dijo ya sin ganas de vivir, tomándome por el cabello y mirando en mis ojos. La marca en su mano derecha se había extendido a su mejilla. [Todo. Ahora.]

 

Escupí. Necesitaba hablar, pero estaba tan asustado para decir palabra.

 

[¡Me dirijo al de las alas ardientes!] Gritó una voz desde la puerta. [¡Fuego!]

 

Docenas de picos se incrustaron en el cuarto, lanzando mares de lanzas de rayos. ¡A la cabeza de la fuerza se paraba el Visconde Zad Belgique!

 

La Dama de la Espada me tiró y se retiró a las ventanas sin decir palabra. Sus fieras alas cortaron la mayoría de lanzas en el aire, y donde su fuego caía en el suelo, se retorcían como serpientes espinosas.

 

Mientras Belgique corría a mi lado y me ayudaba, sus tropas gritaron, sus voces se quebraban.

 

[¡Su Alteza, evacue por el sótano! ¡Le compraremos tiempo!]

 

[¿E-Ella bloqueó todos esos hechizos?]

 

[E-Ese ataque me dio miedo.]

 

[Yo… no puedo medir cuanto maná tiene. ¡Está por las nubes! ¡E-Ella… no puede ser humana!]

 

La cosa que había sido Lydia Leinster se giró a vernos. [Estará enojado si lo sigo.] Ella dijo. [No quiero eso. Nunca, pero nunca querría eso. Si él me odia… no puedo seguir viviendo. Pero… no importa ya. No necesito un mundo sin él. No me importa si se enoja conmigo; iré a dónde esté. Después de todo, el único lugar para mí en todo el mundo es a su lado. Y si tratan de detenerme de ir allí…]

 

Para nuestra sorpresa, dos siniestras alas mas se encendieron de la espalda de la Dama de la Espada. Tenía cuatro ahora, y ardían de un oscuro carmesí. Serpientes de fuego se retorcían sobre los restos de los muros y techo. Los medidores de maná de los soldados explotaron con una serie de ruidosos impactos. Sus barreras resistentes al fuego estaban adelgazándose.

 

Esa cosa enmascarada de chica cruzó sus espadas, luego las apartó. Un vendaval de viento nos asombro mientras fuego envolvía sus espadas.

 

¡Q-Que demonio! E-Ella es… es como un…

 


El demonio alado de fuego lanzó sus espadas a nosotros y rugió. [¡Cortaré y quemaré todo a la vista! ¡Así que fuera de mi camino!]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Romy, Lily, miren allí!] Grité. [¡Puedo ver fuego!]

 

[¡Deje de adelantarse, Lady Lynne!] Romy respondió en nuestros orbes de comunicación. [¡Lily!]

 

[¡Sí!] Lily respondió mientras ella y las otras maids movía al frente a sus Griffins, sobrepasando el mío.

 

Gruesas nubes oscuras bajaban sobre la capital real. La armada Lebufera parecía estar acaparando las comunicaciones mágicas, así que nuestros orbes solo eran efectivos a un rango cercano. Podía recibir unas cuantas señales de las transmisiones rebeldes. Por orden de mi mare, el resto de nuestros jinetes Griffin también estaban volando por el cielo, infiltrándose en el espacio aéreo de la ciudad y tomando las posiciones rebeldes. Tanto como podía ver, su dominio no tenía rival.

 

Aunque solo leves luces brillaban de las remanentes de la batalla del palacio real, lámparas y fuentes de maná aún estaba acudiendo a la residencia Algren. Desde dentro del ardiente edificio, sentí una alocada tempestad de maná.

 

[Nee-sama.] Murmuré, presionando mi mano derecha al corazón.

 

Justo entonces, Romy y Lily dieron una advertencia.

 

[¡Cuidado!]

 

[¡Algo viene volando por aquiiiiií!]

 

Un momento después, docenas de masivos proyectiles salieron de entre las nubes. Caían sobre las fuerzas rebeldes, tanto en marcha como en el campamento, y nos asombró que estallaran en potentes infiernos. Las explosiones llenaron el aire con ondas de choque y nubes de polvo. Ni un solo proyectil había caído sobre estructuras civiles.

¡Qué increíble precisión!

 

[¿E-Esas eran rocas?] Murmuré, frenando a mi Griffin.

 

[¿Están usando químicos?] Romy se preguntó casi al mismo tiempo. Lily, mientras, exclamó. [¡¿Quién está lanzando esas montañas?!]

 

Habíamos llegado a una altitud más alta y asumimos una formación de defensa circular cuando la voz de una mujer resonó desde nuestros orbes de comunicación. [Llamando a todos los Griffins en vuelo. Supongo que son los Leinster. Esta es Chise Glenbysidhe de los semi espíritus. Los enanos y gigantes ansiosos por salir, así que esos ataques seguirán llegando. Tenemos francotiradores, pero cuidado de no verse atrapadas en el fuego cruzado. Los dragones están por lanzar un ataque aéreo también. Es todo lo que tengo que decir.]

 

Con eso, su mensaje terminó, y una segunda oleada de rocas— cientos esta vez— salían de las nubes, las cuales se hacían pedazos mientras caían. Otra vez, explosiones sacudieron la ciudad.

 

¡¿Un semi espíritu?! ¡¿Del oeste?!

 

[¡Lady Lynne, parece una oportunidad de oro!] Romy dijo.

 

[¡Justo ahora, podemos volar sobre ellas!] Lily aceptó.

 

Asentí y había empezado a maniobrar mi Griffin cuando dos voces familiares entraron en mi comunicador.

 

[¡Lyyyne! ¡¿Estás allí?!]

 

[¡Lady Lynne!]

 

[¡Tina! ¡Ellie!] Grité, asombrada. Mi voz se agitó, y lágrimas nublaron mi visión.

 

[Lynne, ¿estás llorando?] Tina preguntó, seguido de un nervioso balbuceo de Ellie.

[¡Yo… no estoy haciendo eso!] Dije. [¡Y tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos! ¡Tina, Ellie! Nee-sama están en la casa Algren, y— ¿Tina? ¿Ellie? ¡Oh, Dios!]

 

La interferencia había continuado, y perdimos contacto. Esperaba que recibieran mi mensaje, pero no podía contar con ello. ¡Aunque, con ellas a mi lado, incluso detener a Nee-sama era posible! Y mientras, nosotras íbamos a la casa de Algren y el turbulento humo negro que se lo estaba tragando.

 

¡Nee-sama! ¡Por favor, por favor, mantente a salvo!

 

Bajamos a nuestros Griffins sobre la casa, eludiendo sus encerrados muros.

 

¡Sin enemigos a la vista!

 

Vi mi oportunidad y salté al techo, donde rápidamente saqué mis dos espadas. Romy y Lily siguieron, la anterior armada con un enorme martillo y la otra a mano limpia.

 

[Den apoyo aéreo.] La segundo al mando ordenó a las otras maids. [A menos que Celenissa llegue… Pia, toma el mando.]

 

[Sí, señora.] Pia respondió. La número nueve en la corporación, tenía un suave cabello corto castaño y usaba un clip en sus flequillos. [Que la suerte les favorezca, Lady Lynne, Lady Lily, señora.] Entonces lidero a las maids a una altitud más grande, tomando a nuestros Griffins con ellas.

 

Lily dijo que ella no era “lady” mientras sacaba dos espadas largas del aire. Una vez la vi lista, corrí por el techo. Ella y Romy cayeron detrás de mí.

 

La tempestad de maná estaba haciéndose más fiero.

 

[Nee-sama parece estar en el sótano.] Dije. [Debemos encontrar un camino para bajar.]

 

[En ese caso…]

 

[¡Haremos uno!]

 

Romy y Lily se me adelantaron, bajando su enorme martillo y largas espadas. Una sección del techo estalló en una lluvia de desechos, dejando un hoyo. Una decena o más de asombrados caballeros levantaron la mirada del pasillo inferior.

 

Nunca me fallan en asombrarme.

 

[Yo me ocuparé. Quédense fuera de esto.] La segunda al mando de la corporación de maids dijo, dándole una vuelta a su martillo.

 

Lily ignoró la orden, cabello escarlata fluía mientras saltaba con un enérgico “¡Woosh!”

 

[¡¿Una… maid?!]

 

[¡I-Intrusos!]

 

[¡Ataquen!]

 

[Suenen el—]

 

Lily libero un animado Whoop y se dio la vuelta, con dos gemelas espadas largas en mano. Fieras flores se arremolinaban mientras derribaba a todos los asombrados caballeros de un solo golpe que cortó sus espadas, lanzas y escudos en trozos.

 

[¡Ta-da! ¡Vamos, Lady Lynne! ¡Y usted también, señora! ¡En marcha!] Ella dijo y se echó a correr.

 

[¡Hey! ¡No tan rápido!] Grité, cayendo al pasillo después de ella. Romy la siguió, murmurando que Lily estaba “esperando un regaño a nuestro regreso.”

 

El maná de Nee-sama se estaba haciendo más fuerte. ¡No tenía tiempo que perder!

 

Corrimos y corrimos a través de la ardiente casa Algren. Los caballeros y soldados enemigos se esparcieron ante mí, su desastrosa baja moral posiblemente evidencia que alguien había roto su cadena de mando. Corrí por la larga escalera, buscando el maná de Nee-sama.

 

¡Ella… está en el sótano, debajo del primer piso!

 

Prácticamente saltaba en los restos de las escaleras, aterrizando frente al salón, donde—

 

[¡Fuego!]

 

Una formación de caballeros salió de su escondite, lanzas preparadas, y liberaron un conjunto de explosiones de rayos. Flores de fuego se me adelantaron, rechazando los hechizos. Lily se preparó para atacar— entonces chillo y se detuvo cuando Romy la tomó por la nuca.

 

[Espera.] La segunda al mando me miró y dijo. [Lady Lynne, por favor adelántese con Lily. Tu humilde servidora Romy verá las cosas aquí.]

 

[Romy…] Dudé, luego me recompuse y dije. [¡Claro! Gracias.]

 

[Ese es el deber de una maid. Confió que lo entienda, ¿Lady Lily?]

 

[¡Yo… soy una maid! ¡Una maid!] Lily se quejó, levantando sus largas espadas gemelas mientras la otra maid la liberaba. [¡Romy, eres una malota!]

 

Un asombrado grito estalló de los caballeros rebeldes mientras el hechizo supremo los atacaba, surcando por un centenar de barreras y perforando sus gruesos escudos también. ¡El ave caída impactó en las puertas frontales de frente, abriendo un gran hoyo en ellas y dejando el salón en llamas en su despertar! Mientras los restos de las puertas se quemaba, Lily incrustó sus espadas en el suelo. Luego, cerrando sus brazos— de una manera que no podía evitar notar su empatizado pecho— ella dijo. [¡Whew! ¡Bien hecho!]

 

Miré a mi prima, pensando que no podía esperar igualarla en combate.

 

Las tropas rebeldes pasaban por la entrada frontal.

[¡Lady Lynne! ¡Lily!] Romy gritó.

 

[¡Bien!] Respondimos y corrimos por un pasillo. Desde atrás de nosotros, podía oír un choque de una batalla. Pronto, llegaríamos a las escaleras del sótano. Y entonces—

 

[¡Lynne, alto!] Lily gritó ansiosamente.

 

Me congelé mientras una gota de fuego carmesí oscuro estalló del suelo delante de nosotras. Para nuestra sorpresa, estalló por el primer piso, luego el segundo, tercero, cuarto… pasando por el techo y más allá. El siniestro fuego parecía casi vivo— como serpientes revestidas en espinas— mientras se arrastraba por los muros y pisos, expandiendo su dominio.

 

[Yo… he visto esto antes.] Murmuré, temblando. [En Avasiek.]

 

[¡Vamos, Lady Lynne!] Lily me apresuró.

 

Debajo de nosotras estaba Nee-sama, Lydia Leinster. Me resolví, desplegué las barreras de fuego resistentes al fuego más poderosas que podía crear, y me metí de lleno en el hoyo ante mí. De una vez, mi visión se expandió para revelar una encantadora iglesia.

 

¿Qué está haciendo algo como esto debajo de la residencia Algren?

 

Un infierno toco mi piel, y el hedor de carne quemándose se impregnaba en mi nariz. Espadas y lanzas estaban incrustadas en los muros, suelo y el techo. Los restos de cascos y armaduras yacían a la par de docenas de caballeros sin vida— inconscientes, creo. El emblema de la Iglesia del Espíritu Santo se colgaba en el centro del cuarto, pero había sido cortada en dos, al igual que el altar y los pilares. Debajo de la rota bandera, una mujer en un informe negro desgarrado tomaba a un hombre con la vestimenta de los Algren de la garganta. Sus alas de fuego oscuro carmesí revoloteaban, y sus dos espadas estaban incrustadas en el suelo.

 

El hombre— Greck Algren— gruñó. [A-Ayuda… ayúdenme.]

 

[¡Nee-sama!] Temblé. [¡Por favor, detén esto!]

 

Sin cuidado enterró a Greck contra un muro. Él libero un último gruñido, luego se silenció, evidentemente inconsciente. ¡¿Nee-sama había acabado con el comandante líder rebelde sola?!

 

Mientras pensaba, Lily dijo. [¡Lydia!]

 

[Él dijo que Allen está muerto.] Nee-sama murmuró. [Y Grant sabe dónde. Así que llevaré todo a cenizas e iré a la capital este.]

 

[N-Nii-sama está—]

 

[¡Está mintiendo!] Lily interrumpió. [¡Despierta, Lydia!]

 

Nee-sama sacó sus espadas del suelo y dijo. [¿Te interpondrás en mi camino?] Ella levantó sus espadas, y empezó mientras su maná se acrecentaba. Llamas salían de sus siniestras alas, produciendo incontables serpientes espinosas de fuego. [Si lo haces…]

 

[¿Qué?] Murmuré, asombrada.

 

[¡Lynne!] Lily gritó.

 

Sentí una perturbación en el maná de Nee-sama. Lo siguiente que supe, se había desvanecido y reaparecido a mi lado.

 

¡Ese es el hechizo de teletransportación con el que Nii-sama estaba trabajando!

 

Reaccioné sin pensar y bloqueé con mi confiable espada— una hazaña que nunca pude haber logrado si no fuera por mi diario entrenamiento. Aun así, grité y Lily gruñó mientras salíamos volando a un muro. Con un chillido metálico, mi espada cayó al suelo, dañada en toda la mitad de su largo total. Luché por levantarme, usando la espada de repuesto de Nee-sama como un bastón. Entonces un pequeño gritó se me escapó.

 

Los ojos de Lydia Leinster, la Dama de la Espada, se habían tornado carmesí, y ocho oscuras alas del mismo tono se extendieron detrás de ella. La marca del Blazing Qilin cubría su brazo derecho, extendiéndose hasta su mejilla.

E-Ella es… es como un…

 

[D-Demonio.] Murmuré, asombrada.

 

[¡Lydia!] Lily la llamó otra vez, poniéndose de pie.

 

Nee-sama nos ignoró y miró al cielo. Sabía qué pasaría si la dejaba ir a la capital este ahora, mis temblantes piernas se rehusaban a actuar.

 

¡Alguien! ¡Quien sea! ¡Por favor, detengan a Nee-sama!

 

Entonces, mientras extendía sus ocho alas para tomar vuela, incontables hilos negros la contuvieron, atándola a ella y sus alas. Los hilos se rompían uno tras otro, pero nuevos hechizos los reemplazaban rápidamente.

 

¡¿Magia oscura?!

 

Dos mujeres venían de los pisos superiores, aterrizando sin hacer un sonido y murmuraron el nombre de Nee-sama.

 

[¡Madre! ¡Maya!] Grité.

 

[¡Es no es todo!] Declaró una voz que había añorado oír, seguido de otro gritó. [¡Lady Lynne!] y un tosco. [Mm-hmm.] Con la ayuda de un hechizo de levitación, tres chicas aterrizaron frente a mí.

 

[Tina, Ellie.] Jadeé, mi voz se llenaba de emociones.

 

Una chica portando una varita con cabello plateado teñido de azul y con un uniforme militar blanco y azul, y un listón azul en su muñeca derecha— Tina Howard— me miró y se soltó una risita. [¿Tan sola estabas, Lynne?] Ella preguntó. [Supongo que la pequeña Señorita Segundo Lugar no puedo vivir sin nosotras.] NT: Ya salió esta puta castrosa

 

[Yo…]

Baje mi cabeza, incapaz de terminar mi oración, cuando la cálida y gentil luz de magia de curación me bañó y a Lily. Una chica con coletas rubias y un uniforme de maid— Ellie Walker— gentilmente tomó mi mano y me apoyó a ponerme de pie.

 

[Ellie.] Dije lentamente.

 

[Todo estará bien, Lady Lynne. Después de todo…]

 

Una hermosa mujer con cabello casi del mismo tono que el de Tina y un inconfundible aire de fineza aterrizó ante nosotras. Tenía una varita y un estoque, y el uniforme que usaba era blanco.

 

[Tina, Ellie, su reunión puede esperar.] Ella dijo. [Mina, las maids y las tropas de las otras casas están trabajando duro para asegurar nuestro perímetro, pero este es el cuartel enemigo. Lynne, ¿estás lastimada?]

 

[Lady Stella. (NT: mi amor, su traductor es un SIMP)] Murmuré. Era la hermana mayor de Tina, Stella Howard, aunque no podía imaginar lo que había pasado para que diera un comentario tan confiado. [Estoy bien. Pero… ¡Pero Nee-sama!]

 

 [Alice.]

 

[Hmm. Ella aún no ha caído.] Dijo la chica a la que Lady Stella se había dirigido. Una vieja espada colgaba de su cintura, y su largo cabello rubio plateado, brillando, dejaba rastro detrás de ella mientras, con un “Hup,” saltó al cielo. Las retorcidas alas de Nee-sama lanzaron dagas de fuego, pero la chica las aplastó con sus manos y aterrizó detrás de ella.

 

Incapaz de creerlo, giré a Tina y Ellie.

 

[¡Esa es Alice Alvern, el Héroe— y también mi compañera!] Tina declaró.

 

[E-Ella me llamó su “enemigo”.] Ellie añadió, gruñendo.

 

¡¿El verdadero Héroe?! ¡¿El asesino de dragones y demonios?! Q-Qué está haciendo alguien como ella— ¿A menos que esté aquí para cazar un… demonio?

Lentamente, mi madre desfundó su espada. Su mano temblaba levemente mientras decía. [Para esto, Lydia. Si no te detienes… no tendré más opción que usar la fuerza.]

 

Sentí un apretón en mi pecho. ¡Si tan solo Lily y yo hubiéramos sido más confiables!

 

Alice frunció sus ojos y fríamente dijo. [Ahora mismo, eres solo un bebé llorón— no eres rival para mí. Detente.] Luego de una leve pausa, añadió. [Harás llorar a Allen.]

 

A esas palabras, Nee-sama dejo de luchar contra sus ataduras. Tragué saliva. Ante ella se paraba la Dama Ensangrentada, Lisa Leinster. Detrás de ella, el Héroe, Alice Alvern. Con ellas estaba Maya Mato, la “Sombra Guardiana,” una vez se alzó como el más grande maestro de magia oscura en el sur. Incluso Lily y yo estábamos curadas y de vuelta a la pelea. Nee-sama debía estar perdida ante estas entidades. Tenía que razonar.

 

Mi madre y Alice la llamaron otra vez.

 

[Lydia.]

 

[Bebé llorón.]

 

¡Al instante que esas palabras dejaron sus bocas, pasó! Toda el área se retorció mientras cientos fieras serpientes venían a por nosotras. Un destello de una abrazadora luz me hizo retroceder. Levanté mis defensas mágicas y protegí mis ojos con mis manos.

 

[¡Nee-sama!] Grité entre los fieros y salvajes vendavales. Pero cuando el destello y ondas de choque se calmaron y abrí mis ojos, se había ido. A través de un nuevo hoyo, pude ver parpadeantes llamas y las oscuras nubes que escondían el cielo.

 

No. No puede ser. ¡¿Lydia Leinster, la Dama de la Espada, huyó sin luchar?!

 

Mi madre se mordió el labio e hizo a un lado su espada. Maya se veía al borde de las lágrimas.

 

Mi… Nee-sama nos ha dejado. Se ha ido a la capital este para atacar a Grant Algren, quien podía saber dónde encontrar a Nii-sama.

Mi rota espada y la de Nee-sama se deslizaron de mi agarre y cayeron con un sonido seco. Toda la fuera me dijo, y me hundí en el suelo, frías lágrimas corrían por mis mejillas. Tina y Ellie corrieron a mí, diciendo mi nombre, pero no podía pararme.

 

Mi albina amiga puso sus manos en mis hombros y me agitó, gritando. [¡Lynne! ¡No hay tiempo para lloriquear! ¡Necesitamos perseguir a Lydia ahora!]

 

No pude responder a la primera. Pero al menos, dije. [No sirve.]

 

[¿Lynne?]

 

Lágrimas nublaban mi visión.

 

¿Cómo pudo Nee-sama… golpearme en serio?

 

[¡¿De qué estás hablando?!] Tina demandó, agitándome más. [¡Allen no está aquí, ¿recuerdas?! ¡¿Y quién salvará a Lydia si nosotras no lo hacemos?!]

 

Sequé mis ojos e hice a un lado las manos de mi amiga. [¡No podemos!] Le respondí. [¡Solo no es posible! ¡No puedo llenar los zapatos de Nii-sama y nunca podré!]

 

[¡Lynne!]

 

Me estremecí por el dolor mientras Ellie jadeaba. [¡Lady Tina!]

 

Tina me había cacheteado. NT: al fin hizo algo bueno esta castrosa.

 

Ella se paró, me miró desde arriba, mientras la marca del Frigid Crane en su mano derecha brillaba con una luz fría y clara que apago el listón por su muñeca. [Bien.] Ella dijo. [Si eso es lo que piensas, Lynne, adelante y llora, puta. ¡Ellie, Stella y yo tendremos a Lydia solas!]

 

Mi rabia explotó. [¡Solo puedes decirlo porque no has luchado contra ella!] Grité, parándome y tomando a Tina. [¡No podemos detener a Nee—sama— la Dama de la Espada— en ese estado mental en el que está!]

[¿Qué harás entonces?] Ella respondió. [¿Esperar aquí, jugando con tus pulgares y llorando, como yo lo hacía cuando no podía usar magia? ¡Sabes que Allen nunca lo consideraría!]

 

[Tina…]

 

Mi mejor amiga apretó mis manos, saqué una sonrisa y dije. [Lynne, ¿recuerdas lo que él nos dijo en el carruaje en el día de la ceremonia de entrada de la Academia Real? “Usen su poder cuando se tengan que proteger, a eso que les importan y sus creencias.”]

 

No lo he olvidado. Recuerdo cada palabra que salió de la boca de Nii-sama.

 

[Antes de conocerlo, no podía lanzar un solo hechizo.] Tina continuó, con una madura sonrisa. [Obtuve mi poder de él. Así que… así que…]

 

Ella ya no dijo más, pero entendí. Nii-sama y Nee-sama eran preciados para mí también, y haría absolutamente todo en mis manos para salvarlos. Y le debo esa revelación a…

 

[¿Lynne?] Tina preguntó.

 

Para la chica frente a mí. No es que se lo diría— ¡No puedo soportar admitirlo!

 

Recogí mi rota espada y la de Nee-sama, las enfundé, y me crucé de brazos. [Oh, está bien.] Dije, hablando rápido. [Te acompañaré, ya que estás toda preocupada por irte sola. Luego me das la gracias.]

 

[¡¿Qué?!] Tina gritó. [¡Parece que recuerdo a una cierta Señorita Segundo Lugar llorar que no estaba a la altura de la misión!]

 

[¡¿Ni idea quién pudo ser?! ¡Ni la topo!]

 

Tina gruñó.

 

Ambas soltamos asombrados gritos mientras Ellie se nos veía con un abrazo y llorando. [¡L-Lady Tina, L-Lady Lynne!] Mi mejor amiga también estaba toda risas.

Tina y yo compartimos una sonrisa entre el abrazo de la maid.

 

¡Salvaremos a Nii-sama y Nee-sama! ¡Sé que podemos hacerlo!

 

[¡Oh, que encantador!] Lily remarcó, juntando sus manos y soltando una leve risa. Era difícil creer que había estado en un campo de batalla.

 

Lady Stella, quien había estado observándonos con afecto, hizo una elegante reverencia ante mi madre y dijo. [Duquesa Lisa, parece que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos reunimos.]

 

[Apenas te reconozco, Stella.] Mi madre respondió. [Y usted, Heroína.]

 

[Mmm.] Alice medito, viendo a los hoyos en el techo. [Ella no es tan fuerte, pero conoce los hechizos de Allen, lo cual la hace un incordio. Y alberga el Blazing Qilin. Una niña maldita con sangre de bruja y un gran elemental. Si la dejamos sola, puede terminar en el primer caído de dieseis alas. Pero aún tenemos tiempo. ¿Verdad, Dama del Viento?]

 

[¡Así es!] Una voz cantora respondió, y un hechizo de bloqueó de percepción se levantó para revelar…

 

[¡¿Un Griffin oceánico verde?!] Tina y Ellie exclamaron mientras la criatura hacia su aterrizaje. Una encantadora elfa con cabello verde jade y una vieja lanza en mano se había bajado, seguido por una chica del clan lobo usando una capa sobre su uniforme de la Academia Real— aunque su boina floral no era de la escuela.

 

[¡Caren!] Lady Stella gritó dichosa, corriendo a ella.

 

[¡Stella!] Caren dijo de vuelta, y el par se abrazó. Ella era la vicepresidenta del consejo estudiantil de la Academia Real y la querida hermana mejor de Nii-sama.

 

Pero ¿quién era la “Dama del Viento”?

 

[¿Ella es el Vendaval Esmeralda de las historias de mi madre?] Tina murmuró.

 

La Duquesa Emerita Leticia Lebufera observó la reunión de Lady Stella y Caren con cariño, luego se giró a Alice y murmuró. [El actual héroe. Un siglo ha pasado desde la última vez que te vi.] Después de eso, se movió al lado de mi madre, quien la recibió con un murmuró.

 

[Letty, yo—]

 

[No te avergüences. Ninguna madre encuentra fácil poner su espada contra su propia hija. Los sentimientos de esa chica por el hermano de Caren son tan fuertes. Y si hubiera caído por completo y vuelvo un demonio, no habría huido. Incluso el Héroe dará una mano por un tiempo.]

 

[Depende.] Alice dijo. [Dama del Viento, tú fuiste una niña maldita. Dime, ¿uno de ocho aladas puede recuperarse?]

 

Un shock pasó por todo el grupo. ¿El Vendaval Esmeralda una vez había sido una niña maldita?

 

[Pueden. ¡Si hablas de pruebas, estoy parada ante ti!] La Duquesa Leticia sonrió y se apuntó a sí misma.

 

[Bien. Esperaré, igual se la debo.] El Héroe asintió, luego caminó y lanzó sus brazos alrededor de Lady Stella. [Santa del Lobo, tengo sueño. Compañera, y medio compañera, despiértenme en la mañana. ¡Enemigos número uno y dos, quédense y observen la capital real! Las encuentro molestas. Violeta Gruñona, buen trabajo. Tu daga también fue buena.]

 

[¿Alice?] Stella preguntó dudosa.

 

[¡Sí, compañera!] Tina saludó.

 

Ellie bajo su cabeza y gruñó, mientras Lily, luciendo igual de deprimida, se lamentó. [¡¿Yo… también soy un enemigo?!]

 

¿Por qué nos trata tan diferente? Miré a mi pecho… ¡Aún… estoy creciendo!

 

[¿Gruñona?] Caren murmuró, viéndose perpleja.

Oí un cambio en la respiración del Héroe. Evidentemente, se había quedado dormido.

 

[¡La chica tiene una voluntad de hierro!] La Duquesa Letty exclamó, estallando en risa. [Ya que nuestros caminos se cruzaron aquí, bien puedo decirte lo que de verdad significa ser una “niña maldita.” No necesitamos temer por la interrupción— la Brigada de la Estrella Fugaz, Rodde, el gato nocturno, y los retorcidos pupilos del profesor se han unido a las maids de los Leinster y Howard en las áreas cercanas.]

 

¡¿La Brigada de la Estrella Fugaz?! ¿La de las viejas historias? Y el director y…

 

Regresamos a Caren, quien dijo. [Se refiere a Anko y los antiguos compañeros de Allen de la universidad. Ellos me mantuvieron a salvo aquí.]

 

[Maya, restringe a todos los soldados enemigos y levanten barreras.] Mi madre le ordenó a la anterior número tres de la corporación de maids, quien estaba en espera.

 

[Sí, señora.] Maya ondeó su mano izquierda, e hilos negros se ataron a los muchos enemigos caídos, mientras un muro se levantaba alrededor del grupo.

 

La Duquesa Leticia esperó hasta que la barrera estuviera completada, entonces empezó. [El tiempo apremia. Tanto como al público concierne, una niña maldita es una nacida sin alguna aptitud mágica. Sin embargo, la verdad, el término destaca a aquellos que nacen marcados con una maldición genuina— el potencial para convertirse en demonios. Este secreto es conocido solo por el rey, los Cuatro Grandes Ducados, y unos cuantos de la nobleza.]

 

Nos quedamos sin palabras. Podía decir que Tina estaba apretando sus manos.

 

[Sin más decir, no todos tenemos ese destino.] La antigua duquesa continuó. [La mayoría se quedan como son, aunque a un costo— aquellos incapaces de usar magia para la edad de los veinte perecen. Esos que la dominan no enfrentan un peligro inmediato.]

 

[Entonces… ¡¿Esperas que me crea que Nee-sama se convertirá en un demonio?!] Intervine. Lily se veía tan normal como siempre.

 

[Si nada de hace. Aunque creo que podemos rescatarla— siempre que la sobrepasemos. Los rieles a la capital este están detenidos, y ni Griffin o wayvern pueden superar a uno de ocho alas.]

 

[N-No.] Tina jadeó, mientras Ellie gruñía.

 

[¿Qué si no podemos alcanzarla?] Murmuré, mordiendo mi labio y bajando mi mirada.

 

Nee-sama…

 

[Aunque la hazaña está más allá de tu habilidad.] La Duquesa Leticia dijo. [¿Verdad, O Flor Sabia, Chise Glenbysidhe?]

 

El espacio se retorció sin advertencia.

 

¡¿Teletransportación a través de la barrera de Maya?! ¡Y recuerdo ese nombre de la transmisión de emergencia!

 

Allí apareció un hechicero semiespíritual con un cabello naranja pálido y translucidas alas en su espalda. Tenía una boina floral y llevaba un báculo más grande de su altura.

 

[Es fácil para ti decirlo.] La Jefa Chise dijo, flotando en medio del aire y mirando a la Duquesa Leticia. [Dama Ensangrentada, mi corazón está contigo, pero un caído de ocho alas es un asunto serio. Y con el Héroe involucrado, recomiendo que te prepares para lo peor.]

 

[¿Oh? Muy bien.] Esa fue la respuesta de la Duquesa Leticia.

 

[Jefa Chise.] Mi madre murmuró.

 

[¿No puedes hacerlo?] Tina demandó, entrometiéndose en la conversación.

 

 

La Jefa Chise entrecerró sus ojos y murmuró. [¿Una niña maldita con un gran elemental?] Mientras lentamente aterrizaba ante nosotros. Era cerca de nuestra altura, y sus ojos se abrieron mientras observaba a Tina, luego a Ellie y Lady Stella. [No lo creo. Esto… Esto no es solo— ¿A dónde se dirige el mundo?]

 

Entonces, en una amable voz, ella dijo. [Caren, querida.]

 

[¿Sí?] Caren respondió.

 

[¿Había un Tijerina y un Glenbysidhe entre tus guardaespaldas?]

 

[¿Te refieres a Teto y Suse?]

 

[Oh, bien. Ellos están aquí. Eso simplifica las cosas. Señora, Lisa Leinster.]

 

[¿Me llamas?] La anterior duquesa dijo, mientras mi madre respondía con un más reservado. [¿Puedo ayudarla?]

 

[Reúnan a todos. Voy a lanzar un hechizo estratégico.]

 

¡¿Un hechizo estratégico?! ¡Toda esa clase mágica que está prohibida excepto en tiempos de emergencia nacional!

 

La Duquesa Leticia y mi madre se silenciaron y se pusieron rectas.

 

[Entiendo. Te enviaré a Rodde, ese gato nocturno, los estudiantes del profesor y varios hechiceros Lebufera.]

 

[Tienes mi gratitud. Los Leinster también enviarán ayuda. Maya.]

 

[Sí, señora.]

 

Caren intervino. [Jefa Chise…]

[¿Nos ayudarán?] Lady Stella preguntó, terminando su frase.

 

[¡Claro que lo haré!] La legendaria hechicera respondió, con una maravillosa sonrisa. [Viaje hasta aquí para mantener mi promesa con ese tipo— nuestro solo y único comandante. ¡Correré a la capital este, y luego desde allí a dónde sea que el hermano de Caren esté siendo prisionero! Oh, y este es un asunto personal—] Ella bajó el borde de su sombrero. [Pero oí que el tutor de ustedes chicas le dio una mano a un descendiente de mi viejo amigo Tijerina también como a mi desheredada biznieta. ¡Así que déjamelo todo a mí, Chise Glenbysidhe, la Flor Sabia! ¡Juro que los haré llegar a la capital real antes de la Dama de la Espada!]

 

[¡Sí, señora!] Las cinco respondimos juntas. Mi madre y la Duquesa Leticia nos observaron, mientras Lily observaba, lamentándose el que deseaba poder unirse.

 

Tina levantó su varita y declaró. [¡Regresaremos a Lydia a sus cabales en la capital este! ¡Y luego será nuestro turno de salvar a Allen!]

 


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