Capítulo 2
[Creo que iniciaré con una pequeña
prueba.] La joven hechicera ante mí dijo. Linaria Etherheart tenía un largo
cabello carmesí y usaba un par de pequeños lentes. Y aunque tenía una espada
encantada en su mano derecha, era la izquierda que se levantó y luego bajo
rápidamente.
La grotesca criatura que había
conjurado— el hechizo supremo Firebird— fue hacia mí.
Traté de entorpecer el hechizo, pero
para mi sorpresa, un laberíntico encriptado me bloqueó. Me recordó a una
conversación que una vez tuve con la abuela de Lydia, Scarlet Heaven Lindsey
Leinster. [Allen, querido.] Ella dijo. [Hay más en la magia de lo que sabes.]
Cambiando de tema, lancé barreras
resistentes al fuego, apliqué magia de viento a mis pies, y me retiré con todo
lo que tenía. Para mantener a Linaria ocupada, en silencio lancé el hechizo
elemental Divine Light Shot, apuntándose a todos sus costados. O al menos, ese
era el plan.
[¡Tienes que estar bromeando!] Gruñí,
tumbándome en el suelo luego de evitar el ataque del Firebird.
[Mi hermano y hermana solían jugar así
todo el tiempo cuando eran niños.] El hechicero dijo. [Claro, te hubieran
derrotado en velocidad y precisión.]
Tan difícil como era de creerse, no
había recurrido a sus defensas mágicas, solo a su espada— había cancelado todos
mis disparos con un nivel similar de poder. La silenciosa y retrasada
activación no había hecho nada para hacerla tropezarse. ¡Su habilidad era
sobrehumana!
Me puse de pie y empecé a correr
mientras el Firebird se venía sobre mí. ¡Perdí el balance— a menos que se me
ocurriera algo, no sería capaz de esquivarlo!
Lance el hechizo elemental Divine Earth
Wall bajo mis pies, golpeándolo para lanzarme al cielo. Una vez en vuelo, me
dispuse a usar magia de viento, retirándome sobre una de las estanterías del
cuarto.
El Firebird no siguió. circulé el
cuarto, dispersando ardientes ascuas que producían espinosas serpientes de
fuego cuando tocaban el suelo. Las criaturas estaban imbuidas con un asombroso
maná— tan potente para incendiar todo el cuarto. Aunque nada se quemó. La mesa,
sillas y numerosos estantes antiguos estaban todos sin daños, dejando mi chamuscada
piel como único daño.
Miré a Linaria. No había dado un paso,
aunque sostenía su espada en su mano derecha, y poseía esa leve y transparente
cualidad de un no vivo. Esta gran hechicera había perecido hace quinientos
años, cuando el continente estaba en una era de crisis. Se llamaba a sí misma
los Gemelos Celestiales porque ella sola en los anales de la historia había
sido nombrada como un Caballero Celestial y un Mago Celestial— títulos que
denotan la supremacía en combate de corto y largo rango. En la era presente se
le conocía como el Demonio de Fuego, y para mi conocimiento, ningún documento
preservaba su nombre.
Sus logros en batalla eran, en una
palabra, magníficos. Incluso de acuerdo a puñado de leyendas sobrevivientes,
había usado el gran hechizo Blazing Qilin para arrasar la mitad de lo que ahora
es nuestra capital este; inventó siete tipos de tabús tácticos antes que su té
de la tarde se enfriara; logro matar sola a tres de los cuatro monstruosos
Reyes del Mar los cuales habían plagado el continente; aniquiló a un vampiro
feudal, quien se jactaba de la inmortalidad, en siete días y siete noches de
destrucción sin calma; enterró y selló los huesos del muerto dragón de agua
debajo de la municipalidad en la ciudad del agua. Esta lista de sombrosas
hazañas le dio forma a una heroica saga, sin suda embellecidos por sobre los
siglos siguientes. Para ser franco, dudaba de su veracidad. Pero viéndola
interceptar mis hechizos había aclarado mi escepticismo.
Divine Light Shot estaba entre los
hechizos conocidos más rápidos, aunque había contrarrestado el mío solo
reflejándolos perfectamente. Había practicado magia de control cada día desde
que me había resuelto en convertirme en un hechicero, y esa experiencia solo me
había dado una apreciación más grande para lo tan fuera de juego que estaba.
”Genio” era una palabra demasiado dócil para la mujer ante mí. Ella negaba toda
razón. Su Firebird lo remató, pensé, viendo a la hermosa criatura en el aire.
Linaria rápidamente se estaba desvaneciendo, lejos de la talla de sus poderes,
aunque era el hechizo más fino que había visto nunca.
Solté una risa vacía— la única
respuesta que podía dar. Desde que conocí a Lydia durante el examen de entrada
de la Academia Real, había luchado contra muchos enemigos más allá de mi
habilidad:
·
El
siniestro dragón negro, prácticamente una calamidad viviente.
·
Un
demonio de cuatro alas, un archienemigo de la raza humana capaz de desafiar a
toda una nación solo.
·
Un
vampiro pura sangre, cuya especie asechaba en las sombras y rara vez entraban
libremente a los libros de la historia.
·
El
Rey del Mar, un monstruo milenario el cual había llevado a varios pequeños
países a la ruina.
Si no es por el Héroe, Alice Alvern,
habría muerto luchando contra el dragón negro. Contra el demonio y el vampiro,
tuve la ayuda de mi querido y lejano amigo, Zelbert Régnier. Había logrado
matar al Rey del Mar porque el monstruo había perdido mucha de su fuerza debido
a la edad, y también por la ama de llaves de la Casa Ducal de Leinster, Anna,
se había unido a la batalla. Y sobre todo, pensé, apretando mis puños, había
enfrentado cada crisis con Lydia Leinster a mi lado. Firmemente creía que,
juntos, éramos invencibles.
Pero Lydia no estaba conmigo ahora.
Tendría que ganarme la confianza de los Gemelos Celestiales solo— lo cual
significaba que probara ser competente para escoltar a Atra, también conocida
como el gran elemental Thunder Fox, al mundo exterior.
Vaya prueba. Si solo tuviera un arma
para—
Linaria se desvaneció. Sentí una leve
perturbación en su maná, aunque eso me habría eludido si no fuera por mi
diligente entrenamiento. Un escalofrío desde atrás y por encima de mí acompañó
su desapasionado comentario:
[Si solo te concentras en el ave,
estarás muerto antes que lo sepas.]
Me agache debajo del horizontal corte
de su encantada espada.
¡Magia de teletransportación táctica a
corta distancia!
Conjuré una doce o más de espejos de
hielo en medio del aire y salté, usándolos como escalones para ganar distancia.
Pero el Firebird impactó de nuevo, y perdía un espejo tras otro mientras
luchaba por evadirlos.
[Qué feo hielo.] Linaria remarcó. [Mi
hermanita lo usaba para ocultar su posición al teletransportarse de espejo a
espejo.]
Siguió su cruda crítica con un fortuito
corte de su espada. Cada espejo en el camino de la encantada hoja se partía en
dos, luego el resto se destruyó por la onda de choque de su ataque.
[¡D-Debes estar bromeando!] Grité,
apenas evadiendo el corte. Me lanzó al vacío, pero me estabilicé con un hechizo
de levitación momentáneo y salí bien parado en un estante lejano. En un rincón
de mis ojos, vi un pequeño estante. Varias pinturas yacían allí, y una daga
adornaba el muro sobre ellas.
No pude rechazar el ataque de mano
limpia de Linaria. Necesitaba esa daga. Aunque también necesito sobrepasarla
sin ella, ya que el estante donde se para yace entre mí y el arma.
[Aparte de mi hermanito, eres la
primera persona que he visto usar trucos infantiles como ese en combate.] La
hechicera dijo, descansando su espada en su hombro. [Pero si insistes en
intentarlo…]
[¿Ahora qué?] Grité. Cada fibra de mi
ser estaba en alerta máxima mientras continuaba creando hechizos y matando mis
neuronas por una solución óptima. No podía permitirme un paso en falso.
Una hermosa brisa verde jade empezó a
arremolinarse alrededor de los pies de Linaria. Lentamente apuntó su espada
encantada hacia mí, recostándose al frente mientras entraba a una postura de
ataque. Su Firebird de pronto ganó velocidad y continuó yendo tras de mí,
mientras una sucesión de espinosas serpientes en fuego salía del suelo.
¡Un triple ataque!
Conjuré nuevos espejos, bien consciente
que estaba bailando en la palma de su mano.
Un gruñido de dolor se me escapó
mientras esquivaba por los pelos la amenaza aviar, usando hechizos de agua para
enfriar mi piel quemada. Brevemente me coloqué en un espejo cerca de la
lumbrera y luego—
[¡Debes usar esto!] Linaria respondió,
saltando del estante para correr tras de mí a través del aire. Tenía una
perfecta visión de su remolino verde jade y una vivida estela de luz que dejo
detrás de ella.
[¡¿Magia de vuelo?!] Grité. Sabía que
existió, y había estado experimentando con la fórmula con mi estudiante Ellie,
pero nunca la había visto en uso antes.
Francamente, consideré mis opciones.
¿Debería interceptarla con hechizos ofensivos? No. Incluso si lograba tomarla
por sorpresa, nada en mi arsenal podría dañarla. Debo evitar a cualquier costo
el intercambio de golpes.
¿Me retiro? Menos. Estaba en una
abrumante desventaja en términos de movilidad aérea. La evasión sería suicidio.
Incluso si sobrevivía a su primer ataque, no podría esquivar el segundo. ¿Conclusión?
Exhalé. [¡Parece que esta es mi única
opción!]
Creando varios hechizos a la vez,
juntándolos en una imitación del movimiento clave de Caren, usando magia de
ratos para fortalecer mis sentidos. ¡Luego le di al espejo una firme patada y
me dirigí de frente a Linaria!
Por primera vez, duda pasó por mi cara.
Entonces ella reveló sus afilados caninos en una sonrisa digna de un lobo
hambriento. [Muy bien.] Ella dijo. [¡Si eso es lo que quieres, más que
encantada de hacerlo!]
Su mortal ataque de remolino me llenó
de miedo. Si recibía un golpe así…
La voz de mi profesor de artes marciales
vino a mí: [Escucha, Allen. Mantén tus ojos bien abiertos y observa el ataque
de tu oponente hasta el último momento con una gran sonrisa en tu rostro. ¡No
dejes que el miedo te gane! Creo que puedes hacerlo. Después de todo, eres mi
pupilo estrella.]
Mi profesor siempre había estado listo
con una cariñosa sonrisa y unas palabras de coraje— incluso en el despertar de
la tragedia de la Ciudad Nueva que había tomado la vida de Atra del clan lobo,
cuando la mayoría de hombres bestias me habían dado la espalda.
Forzando mi cara a una mueca de
sonrisa, usé mi magia de viento para contraatacar los vendavales de Linaria,
debilitándolos a una fuerza que podía aguantar. Entonces me acerqué lo más
posible y—
[Muy bien.] ¡Linaria murmuró otra vez
mientras apretaba mis dientes y me retorcía en una fracción de segundo antes de
que su espada me impactara!
Por un momento, el amortiguador
vendaval me puso paras para arriba. Linaria mantuvo una postura perfecta a
pesar de su ataque fallido, cambiando lugares conmigo sin más sobre la
lumbrera. La palabra “increíble” pasó por mi mente.
Activé mis hechizos elementales Divine
Darkness Threads y Divine Water Chains, temporalmente restringiendo a las
fieras serpientes. En un desesperado gateo, aterricé en un pedazo del piso que
había limpiado, luego salté otra vez con todas mis fuerzas, buscando la daga en
el muro. En el proceso, tuve un breve vistazo de una de las pinturas.
Desplegaba a una sonriente Linaria en el uniforme de la Academia Real,
diferente a la actual imitación, pero aún reconocible. Con ella estaba un joven
y una chica— sus hermanos, quizás, aunque ni su cabello o rostros se veían
similares.
[¿Quién dijo que podrías tocar esa
daga?] Linaria demandó, teletransportándose frente a mí.
Bloqueé su golpe con la envainada daga,
aunque eso me mandó a volar. Di vueltas en medio del aire y lancé un hechizo de
levitación para amortiguar mi caída.
Habiéndose liberado de sus ataduras,
las fieras serpientes me rodearon, cortando mi escape. El Firebird de Linaria
descendía, y su espalda se unió al ataque. Apreté mi agarre en la daga.
[Ni te molestes.] Ella dijo, dándome
una fría mirada. [No puedes sacarla. No es que yo pudiera— solo mi hermano y
hermana podían.]
El ataque de su espada no había dejado
marca en el extraño patrón de la vaina. Esta daga, parecía, tener algunos
encantamientos propios.
Linaria incrustó su espada en el suelo.
Un vasto— muy vasto— flujo de maná empezó a converger dentro de ella.
Yo… conozco este sentimiento. N-No me
digas…
[Me cansé de jugar contigo.] Linaria
declaró, mirándome de frente. [Basé este hechizo tabú, Ermita de las Frondosas
Olas, en los secretos mágicos creados por el primer Etherheart. ¡Te daré una
demostración especial, así que trata de sobrevivir!]
Un complejo círculo mágico estaba
expandiéndose de ella para cubrir todo el cuarto.
¡E-Esto no luce bien!
Un momento después, un océano de raíces
y ramas estalló a través del suelo.
¡Lo sabía! ¡Magia botánica!
[¡Nunca antes había conocido a otro
humano que pudiera lanzarla!] Dije, rápidamente lanzando Divine Fire Wave para
quemar el follaje y Divine Ice Wave para tener a raya a las serpientes.
Mientras, salté al más alto de los estantes. Desde allí, conjuré otro espejo
cerca de la lumbrera y brinqué sobre ella.
El cuarto, el cual era más grande que
la mayoría de campos de entrenamientos, se estaba volviendo en una jungla.
Incluso las ardientes serpientes estaban siendo tragadas.
[Nunca había imaginado la magia
botánica a esta escala.] Murmuré.
Ninguno de los hechizos de tabú usados
durante la época de desastre había sido pasado al día presente. Para mi
conocimiento, la Despiadada Espada del Demonio de Fuego era la única fórmula
sobreviviente que se activaría de forma confiable. Por todo el continente, los
maestros de tales hechizos se pensaban que estaban extintos ahora, aunque
Linaria había lanzado uno con facilidad.
Incluso mientras me maravillaba, ramas
continuaban enrollándose alrededor de los estantes y otros muebles,
desplomándolos. Solo el área alrededor de Linaria y su pequeño estante de
recuerdos se mantenían intocables.
El formidable hechicero sacó su espada
del suelo, y su hechizo se completó. En solo momentos, había transformado el
suelo en el que estábamos luchando.
[No deberías dejar que una pequeñez te
asombre.] Dijo. [Y como sea, ye dije que la magia botánica es una invención del
primer Etherheart— uno de los últimos brujos. Solo usaba entre los hombres
bestias porque ellos disfrutaban del sabor del Árbol del Mundo, y porque el
primero pasó a adoptar a uno de ellos.]
[¿Árbol del Mundo? ¿El primer
Etherheart?] Repetí, abrumado por los desconocidos términos. Aunque, esas
preguntas podían esperar.
Otra vez, apreté mi agarre en la daga.
[No puedes sacarla.] Linaria repitió.
[Es imposible.]
¿Es mi imaginación, o hay un deseo
enterrado en sus palabras? Bueno, da igual…
[¡No lo sabré a menos que lo intente!]
Grité, armándome de valor mientras jalaba el mango. Y entonces…
¡La hoja se liberó!
Tenía un único filo y los patrones de caracteres
más hermosos que había visto— olas de blanco, azul, verde y negro. Al instante
después que la saqué, un fiero vendaval de nieve se levantó, congelando las
ramas las cuales por ahora llegaban al techo. Sin ser capaces de soportar su
propio peso, el follaje se rompió y cayó, haciéndose pedazos. Y el Frost estaba
esparciéndose hasta los troncos de los árboles también.
[¿Qué carajos…?]
Apenas pude entender la magnitud del
maná desplegado. ¡Esta congelante daga rivalizaba— o quizás superaba— a la ancestral
espada de los Leinster, la Verdadera Espada! Y el hielo conjurado era un
compuesto de cuatro elementos— agua, viento, luz y oscuridad. No reconocía a
ninguna de las fórmulas involucradas.
[Oh, ya veo.] Linaria murmuró, tan
asombrada como yo.
[Eso es. Tú eres su…] Una sola lágrima
bajo de su mejilla. Entonces regresó a mí, sonriendo y dijo. [Allen del clan
lob, ¿verdad? Linaria Etherheart los “Gemelos Celetiales” reconoce tu valor. Mu
amado hermano y hermana imbuyeron a esa daga con su maná y me la dieron como un
amuleto. ¡Ningún cobarde podría— nunca— sacarla! Así que…]
La gran hechicera levantó su mano
izquierda sobre su cabeza. Los árboles rugieron, y mis ojos se abrieron
mientras levantaba mi mano izquierda para protegerme.
El mismo espacio se dobló mientras se
materializaba una varita, envuelta en un aura de divinidad. Estaba hecha de
madera, juzgándolo por el color del material, y los hermosos orbes colocándose
sobre su punta me recordaban a una flor. No era un adorno ordinario— de eso estaba
seguro.
[Sería descortés contenerme.] Linaria
terminó, con una maliciosa sonrisa. Tomó su espada encantada en su mano derecha
y la varita en la izquierda, lista para luchar. [Deberías sentirte orgullosa—
forzarme a usar ambas manos es todo un logro.]}
Solo podía forzar una sonrisa y decir.
[Vaya cumplido.] Mientras con calma ajustaba mi agarre en la daga. Con el maná
que contenía, sería capaz de activar hechizos supremos y cualquier otra cosa
que quisiera probar. Pero ¿funcionarían contra la hechicera y espadachina más
grande del mundo?
Linaria hizo un amplio movimiento con
su varita. Ocho círculos mágicos aparecieron en el aire, de los cuales ocho
Firebirds emergieron. Y eso no fue todo— ocho alas de fuego carmesí salieron de
su espalda, y las puntas de su espada y varita se tornaron en un tono del mismo
color. Cerró sus ojos, y cuando los abrió, también eran carmesí. Su maná se fue
por las nubes.
[Esto es lo mejor que puedo hacer
ahora.] Dijo. [Es una pena que no puedo mostrarte la suprema magia arcana omni
elemental, o las dieseis alas. Y ya que son tan buena, te lo recordaré una
última vez: vuela como si tu vida dependiera de ello. El maná de Atra—]
[Está fuera de mis límites.]
Interrumpí.
Linaria arqueó sus cejas.
Con agitación, añadí. [¿Lo has olvidado?
Está bien dormida ahora. ¿No sería una lástima despertarla? Además, siendo un
hombre, me gustaría hacerlo solo si puedo. Aunque, ya que estoy luchando contra
una mujer, supongo que ese argumento no tiene mucho peso.]
[Mi hermano una vez dijo la misma
cosa.] Linaria respondió. [Muy bien…] El ambiente cambió. Su largo cabello se
levantó por las corrientes de maná. [¡Muéstrame todo lo que tienes!]
[¡Con gusto!] ¡Grité, sacando todo el
maná que podía controlar de la daga y lanzando el hechizo supremo Frost Gleam
Hawks!
Luces blancas y azules bailaban por el
aire mientras, con un salvaje vendaval de nieve, tres halcones de hielo se
lanzaban en las ocho aves de Linaria. Mientras tomaban vuelo, lancé tres seudo
Lightning Apotheosis, lanzando la daga y transformándola en la cabeza de una
lanza eléctrica con la cual ataqué a Linaria.
[Muy bien. Te has acercado a reinventar
la plateada nieve.] La descendiente de brujas remarcó, exponiendo una risa de
deleite. [Nada mal. Pero…]
Mis tres Frost Gleam Hawks desaparecieron
uno de sus Firebirds antes de evaporarse. Baje mi lanza y—
[No me alcanzarás.] Ella concluyó
mientras mi rayo explotó otra vez su barrera sobrehumana, sin golpear a su
objetivo. La hechicera suspiro. [Sin creatividad. ¡Quizás sea esa cosa del
orgullo de hombre, pero que decepción!]
Gruñí mientras sus alas de pronto se
encendían con poder, haciéndome retroceder.
Linaria se levantó del suelo y cruzo su
espada y varita. Mientras absorbía sus restantes Firebirds uno tras otro, un
complejo círculo mágico apareció en el aire. ¡Dentro se movía una colosal
serpiente de fuego, cubierta en espinas y llevando espadas como alas!
[Este es el hechizo más poderoso que
puedo lanzar en este momento.] Ella declaró. [El primer Etherheart fue un
compañero para la Serpiente de Piera y esta magia derivo de ella. Solo una
persona ha logrado bloquearla— mi herma cuando estaba con el Frigid Crane. ¡Sé
el segundo, si puedes!]
[No puedo tomarlo de frente.] Dije.
[Así que…]
[¡Espera!] Linaria exclamó en sorpresa.
[¡¿Imitaste mi maná?!]
[¡Recurriré a unos modestos trucos!]
¡El cuarto Frost Gleam Hawk, el cual
había activado en silencio y mantenido oculto debajo de nosotros, cayó sobre
Linaria! La asombrada hechicera de inmediato interrumpió su hechizo y cortó al
ave con un destello de su espada— solo para transformarla en incontables
enredaderas de hielo y luz.
[¡Y eso no es todo!] Grité mientras un
gritó de asombro se le escapaba a Linaria.
Lancé otro Frost Gleam Hawks y
concentré ambas aves en la daga, activando la Lanza Azul. ¡Luego la lancé a
Linaria con todas mis fuerzas!
[¡Te tomará más que eso!] La hechicera
respondió, sus abrazadoras alas hicieron nada mi hielo y retomó su libertad.
Ella interceptó mi Lanza Azul con su
varita— un feroz choque de ventisca e infierno. Por un momento, el vasto acopio
de maná de la daga ponía una intensa resistencia. Entonces una pálida nube se
formó y la rota espada cayó al suelo.
Linaria disipó la niebla con un ondeo
de su espada. [Ahora se—]
[¡Terminó!] Grité, usando el Black Cat
Promenade— el hechizo experimental de teletransportación táctica de corta
distancia que había compartido con Lydia— para aparecer directamente arriba de
mi oponente. Entonces liberé los dos hechizos finales que había mantenido en
reserva: ¡Los hechizos supremos Firebird y Blizzard Wolf!
Estaba por golpear a Linaria con ellos
en un punto clave cuando me di cuenta que el pequeño estante y sus pinturas
estaban en mi línea de fuego. Sus ojos vacilaron levemente, incluso cuando
preparaba un hechizo de teletransportación de su propia creación a una
velocidad sobrehumana.
Qué tan preciadas deben ser esas
pinturas para ella, pensé. Y si ataco, pueden verse atrapadas en la explosión.
En una fracción de segundo, dudé.
[¡Estás abierto!] Linaria gritó. Se
había teletransportado más arriba y dejó caer su varita.
[Oh, mier—]
Mi exclamación terminó en un gritó de
dolor. Incapaz de defenderme, recibí toda la fuerza del golpe, y mis hechizos
se desintegraron mientras me desplomaba en el suelo. Logré evitar una dolorosa
colisión al amortiguarme con un hechizo de levitación, pero mi mente estaba
nublándose. Y justo así, me quedé en blanco.
Alguien estaba cantando a gusto.
Conocía el tono— era el mismo que Atra había cantado.
Mi nuca estaba cálida. Con sangre,
¿quizás? Pero no me dolía. Con miedo, abrí mis ojos.
Una cabeza de sedoso cabello carmesí
caía alrededor de mí mientras su dueño me miraba. Tenía una mirada de sincero
alivio mientras decía. [Veo que estás consciente.]
[¿Perdón?] Respondí, asombrado por mi
situación ahora que lo percibía. Linaria se estaba sentando en el suelo, descansando
mi cabeza en su regazo. El color de sus ojos había regresado a la normalidad, y
sus ardientes alas se habían desvanecido. Tambaleé para levantarme. [¡Yo… lo
siento! Me moveré justo a—]
Linaria me detuvo con una mano en mi
hombro.
¡Q-Qué agarre mortal! Yo… no puedo
moverme.
[No.] Ella dijo. [Ya te lancé otro
hechizo de curación, pero no te levantes hasta que haya terminado el otro.
Debes sentirte honrado— eres el segundo hombre que ha tenido el placer de
descansar su cabeza en mi regazo.]
[N-No digas eso.] A pesar de mi
confusión, hice lo que se me dijo. La experiencia me enseñó que la
desobediencia no era un movimiento ganador en momentos así.
Miré alrededor y no vi rastros de los
estragos que habíamos provocado. El cuarto había regresado a su estado
original, aunque no podía entender cómo. Cálida luz del día entraba por la
lumbrera. La rota daga se mantenía en su pequeño estante.
Linaria tocó mi cabeza y empezó un
hechizo de curación mientras decía. [Defectuoso o no, eres una peculiaridad en
cuanto se refiere a las llaves. A los que conocí durante la época de precariedad
y ese lobo de hace doscientos años hicieron mucho más con sus habilidades,
¿sabes? Tú pudiste haber dado una buena pelea si te hubieras enlazado con el
maná de Atra.]
[No me gusta pensar en lo que puedo
hacer.] Respondí lentamente. [Y no estoy seguro a qué te refieres con “llave.”
Si sabes más de este poder, apreciaría una explicación.]
[Oh, ¿en serio? Bueno, lamento decir
que tampoco sé mucho— solo que los grandes elementales llaman a las personas
como tú “llaves” y que puedes enlazar tu maná con el de otros. Todas las llaves
a diferencia de ti tenían un considerable maná y podían desmantelar las
barreras y sellos tan fácil como respirar. Me enfrenté a ellos más de una vez
durante la guerra, y siempre fue un martirio.]
[Ya veo. Supongo que soy un
“defectuoso.”] Sin la ayuda de Atra, dudaba que pudiera haber levantado el
sello de este lugar.
Linaria despeino mi cabello. [Ese lobo
dijo, “No habrá más llaves. Soy uno de los últimos— más razón para que deba
cumplir con nuestro deber.” Aunque no puedo saber a lo que se refería, ya que
me dio un par de dagas y se las envió empacadas. Ahora, Allen del clan lobo, es
hora que enfrentes mi juicio.]
[¿Disculpa?] Dije, mirándola.
Ella es bastante hermosa, ahora que la
veo de cerca. Incluso me recuerda a Lydia.
[¡Primero, maná!] Linaria pronunció,
levantando su dedo índice izquierdo. [¡Apenas tienes!]
Gruñí, ambas manos se presionaban en mi
corazón. ¿Ella debió ponerlas así?
[¡Segundo, esgrima!] Ella continuó,
luciendo como una villana. [¡Has dominado las bases, pero es todo!]
[B-Bueno, no me llamaría un
espadachín.] Respondí, mi voz temblaba.
Lydia nunca debe saberlo. Prácticamente
puedo oírla decir, “¿Después de aprender de mí? esto requiere un entrenamiento
intensivo.”
[¡Tercero, combate desarmado! Nada mal.
Te daré puntos por intentarlo. Pero si intentas eso en un campo de batalla…]
Linaria rio.
En silencio, enterré mi rostro en mis
manos. Mis habilidades de combate desarmado eran de lo único de lo que había
estado orgulloso.
[¡Cuarto, control mágico! Decente, pero
sigue practicando. Ese camuflaje estuvo bueno.]
[M-Muchas gracias.] Respondí, sonrojado
por el repentino halago.
[Finalmente, tu coraje y amabilidad
están sobresaliendo. Dudaste porque mis pinturas estaban en tu línea de fuego,
¿verdad? Fallaste como un guerrero… pero no como persona. Tus padres deben ser
buenas personas.]
[Estoy orgulloso de ellos. Y también de
mi hermana.] Asentí empáticamente, entonces añadí. [Perdóname por usar tu daga
sin preguntar.]
No esperaba romperla.
Linaria agitó su cabeza. Luz estaba
empezando a dejar su cuerpo. [Se habría perdido en el tiempo si no la hubieras
sacado. Me alegra poder sentir su maná una última vez. Gracias.]
[Pero…] Dudé.
Ella se silenció también. Y dijo
suavemente. [Entonces, escucha una pequeña historia. No tomará mucho tiempo.]
✽✽✽✽✽
Nací en la ciudad divina, o eso se me
dijo. ¿Por qué no estoy segura, preguntas? Porque los Etherhearts me adoptaron
tan pronto nací. Pero supongo que el fuego corría en mis venas. Digo, solo mira
mi cabello.
Los Etherhearts son un antiguo clan
mágico. Mencioné a su fundador antes, ¿recuerdas? Sí, ella era una de las
últimas brujas y el progenitor de la magia botánica. Al parecer, tengo sangre
de bruja en mis venas también, aunque no son del mismo linaje.
No sabes a qué me refiero por “bruja”,
¿verdad? Ese lobo dijo más o menos la misma cosa. Así que supongo… la raza
finalmente muró. Incluso en mis días, el linaje directo de los Etherheart
estaba diluido a casi irreconocible.
Ahora, ¿dónde estaba? Una raza de
brujas que una vez habito nuestro continente. No estoy hablando
metafóricamente— eran algo serio. Se venían como humanos, pero he luchado
contra uno en un campo de batalla, y basada en esa experiencia… diría que era
algo distinto. Ella me llamó una “falsa bruja”— ya que mi sangre no era tan
pura, ella dijo.
Puramente en términos de guerra mágica,
las brujas probablemente eran el pináculo en este planeta – dragones y demonios
incluidos. No es que fueran unas vagas en combate cercano; una bruja que podía
aplastar a un vampiro con sus manos y reírse mientras lo hacía. Esas eran el
tipo de criaturas de la que los Etherhearts descendían.
Viví en los años del crepúsculo de un
continente en expansión. La clase dominante estaba podrida desde el núcleo, y
los poderes en alza superaron la magia con la cual una vez habían dominado a
sus prójimos. He estado llevando una espada y lanzando hechizos tanto como
recuerdo. Odio jactarme, pero siempre fui la persona más fuerte aquí, incluso
de niña.
El líder de la Casa de Etherheart en
ese momento quería hechiceros poderosos, así que conseguí un hermanito o
hermanita adoptiva prácticamente todos los años. Y el año después que venían,
se iban. No, los Etherheart no hacían nada de lo que imaginas— la familia no
era capaz de ello. Les encontraban a todos los niños buenos hogares, o eso oí.
Como sea, cuando cumplí trece y me
enviaron a estudiar al extranjero en el Reino Wainwright, solo me quedaba un
hermano y hermana. Mi hermanita heredó mucho de la sangre Etherheart, aunque
venía de una rama de cadete. Sí, la Academi Real. Técnicamente era una
estudiante, pero mi trabajo principal era llevar un semillero del Árbol del
Mundo a la capital real, plantarlo allí y fortalecer su crecimiento.
¿Perdón? ¿”Qué es el Árbol del Mundo”?
Santo Dios. Supongo que incluso las leyendas se desvanecer luego de cinco
siglos. No tengo tiempo suficiente para entrar en detalles ahora, pero dicho
simple, el Árbol del Mundo es como un pilar sosteniendo nuestro planeta. Los
Etherheart trataron de cultivar su semillero y plantarlos por todo el mundo.
Aunque juzgando por la mirada en tu cara, supongo que fallaron. Qué pena.
Disfrutaba mi vida en la capital real.
Mi hermanito y hermanita se me unieron luego de un rato, y también hice amigos.
Diría que fue el momento más feliz de mi vida.
Regresé a la capital imperial cuando
tenía quince. Entonces todos empezaron a ir a la guerra con el otro. ¿Por qué?
Aún no lo sé. De pronto, la lucha había abarcado todo el continente. Pero
supongo que la mayoría de cosas que las personas hacen son igual de difíciles
de explicar.
Luego de eso— has leído las partes de
mi diario, ¿verdad? ¿No mencionaba mi nombre ni nada acerca de los Etherhearts?
Es extraño. Recuerdo escribir un poco de ello. Aunque, no siempre estaba
concentrada, así que pude haber borrado esas partes.
Sí, hice más que solo luchar. Y
mientras luchaba, luchaba y luchaba, muchas personas morían— mis padres
adoptivos, otros miembros de mi casa, amigos que había hecho en la capital
real, compañeros de armas… y mi hermanita, a quien amaba. Cuando estaba acaba
por luchar sin fin, él se fue a luchar en mi lugar. ¡Claro que traté de
detenerlo! ¿Y qué crees que me dijo— a la Gran Duquesa Linaria Etherheart, de
los Gemelos Celestiales?
[¡¿No te das cuenta que eres una chica,
Linaria?! ¡Soy un hombre, y juro que te mantendré a salvo! Cuando regrese a
casa, me gustaría que te casaras conmigo.]
Estaba alegre— dichoso. Lloré como un
niño cuando dijo eso. Las únicas personas que me han tratado como una chica
ordinaria son mi hermano y cierta excéntrica llave defectuosa.
Pero mi hermano nunca llego a casa. Se
hizo pasar por un señuelo para ayudar a escapar a sus aliados y encontró una
honorable muerte en batalla.
¿Qué? ¿No es mi título de condesa? ¿Es
lo que dicen la historia? Qué pregunta tonta. ¡Los Etherhearts pudieron haber
caído en tiempos oscuros, pero somos una de las únicas ocho casas en el mundo
que se le permitió un gran ducado!
Ahora, ¿terminaste de interrumpirme?
Después de eso, bueno, mucho pasó. La armada real lanzó una invasión secreta en
la divina ciudad, así que luché contra ellos y terminé separándome de mi
hermana. Ese despreciable vampiro feudal vino a secuestrar a una bruja, así que
seguí quemando esa maldad hasta que ya no se pudo más. Realmente fueron días de
locos.
¡¿Perdón?! ¡¿Mi hermana y yo luchamos
para quedar en un empate?! ¡Ha! ¡Claro que no! ¡La hermana mayor siempre es
fuerte!
El imperio estaba en un innegable
declive, pero no habría perdido la guerra si me tuvieran de su lado. Las líneas
frontales estaban el suelo extranjero hasta que me abrí paso allí. Aunque,
cuando mi fin llegó, no quedaba nadie a mi lado.
He olvidado quién me mató o cómo.
Supongo que mis instintos se entrometieron para protegerme de la cruda verdad.
En cuanto a la única cosa que recuerdo es cerrar el sello con toda la fuerza
que pude reunir. Y el por qué me quedé por quinientos años, la respuesta es
simple— solo podía existir en este suelo sagrado y dentro de la torre. Me
desvanecería si los dejara. Así que seguí esperando por alguien a quien pudiera
confiarle a Atra. Al menos, hasta que sufra otra traición.
¿Dónde estamos? ¿Y qué es esa puerta
negra? En cuanto a lo último, tengo tanta curiosidad como tú. Estoy segura que
puedo suponerlo si tuviera los antiguos tomos de la biblioteca hereje de los
Etherhearts, pero todas se hicieron cenizas cuando luche contra mi hermana.
Todo lo que puedo decir con seguridad es que esa puerta no es de ese tipo. Y
que todo más allá de ella es una amenaza para el mundo.
Me encerré aquí porque tuve suficiente.
Las guerras prolongadas no me estaban llegando ningún lado, así que decidí
terminarlas— usando los grandes elementales.
Materialicé a los elementales por
primera vez en siglos, y créelo o no, me sentí responsable por la aplastante
expansión militar y la serie de retorcidos hechizos resultantes. Supongo que
estaba asustada de irme a los extremos. Pero mi hermana y yo solo usamos una
fracción del poder de los elementales. Si pudiera hacerlo mío, podría terminar
la guerra. Al menos, genuinamente creía eso en ese tiempo.
Aunque una vez vi las sonrisas de Atra
y los otros elementales…
✽✽✽✽✽
Linaria abruptamente cortó su historia
y dijo. [Qué lástima— parece que nos quedamos sin tiempo. Oh, bueno. ¡El
final!]
Liberé un grito mientras mi cabeza
pasaba por sus piernas y golpeaba el suelo. Acariciando mi cabeza, me levanté y
entonces me puse de una rodilla.
[¡No te la creas!] La poderosa bruja
dijo, levantando su dedo índice y deslumbro una sonrisa burlona. [Especialmente
no alrededor de encantadoras señoritas como yo.]
[Lo tendré en mente.]
[¡Como se debe!] Ella caminó, evidentemente
satisfecha, y se tiró en la mesa, donde giró con un elegante baile. Su largo
cabello carmesí reflejaba la lluvia de luz solar en un asombroso despliegu e.
Sin embargo…
Entrecerré mis ojos. El cuerpo de
Linaria lenta, pero establemente se desintegró en partículas.
[No llegué a decirte todo lo que me
habría gustado.] Dijo, bajándose de hombros. [Pero así es la vida. Hay muchas
cosas que es mejor no saberlas, y cuando te pongas manos a la obra, mi tiempo
habrá terminado. Allen del clan lobo, dejo a Atra— el gran elemental Thunder
Fox— a tu cuidado. Cuídate.]
[Acepto la responsabilidad. Juro por el
nombre que mis padres me dieron que la defenderé. Gracias.] Respondí,
poniéndome de pie e inclinándome. Dudo que más que un puñado de infelices en
toda la historia pudiera reclamar el beneficio de una lección personal de los
Gemelos Celestiales.
Linaria consideró. [¿Queda algo que
discutir?]
[Déjame pensar.] Un momento después,
dije. [¡Oh! ¡Por favor, dime de cómo salir! ¡Y apreciaría cualquier cosa que
sepas de las personas que ataron a Atra y la forma de levantar sus marcas de
maldiciones! Además, ¿qué debería hacer si un gran elemental habita en una niña
maldita? ¿Es posible liberarlos?]
El camino que había tomado para llegar
aquí se había cerrado detrás de mí, así que necesitaba encontrar otro. Y no
podía olvidarme de Atra, Tina y Lydia.
[¿Un gran elemental en una niña
maldita?] Linaria repitió, sacándose su guante derecho. [No había oído que algo
así pasara. Pero no te preocupes— los grandes elementales aman a las personas.
Ahora que lo pienso, ese lobo de hace doscientos años trajo dos niñas malditas
con él también.]
Así que ni ella conoce la respuesta.
Mis pensamientos se estaban poniendo
negativos cuando Linaria añadió. [Toma. Atrápalo.] sacando algo de su dedo y
lanzándomelo.
[¿Qué es esto?] Pregunté, atrapando un
anillo con una piedra roja.
[La ruta de escape está detrás de mis aposentos.
Ese anillo es la llave. Y recuerda: debes usarlo en tu dedo anular derecho. Es
mágico, así que cambiará el tamaño paca encajar.]
[Está bien.] Dije dudando, sintiendo un
pavor crecimiento mientras deslizaba el anillo en mi dedo. Estaría en un aprieto
si Lydia o las otras chicas me encontraran usándolo.
[Ese fue un regalo de mi hermano a mí.]
La bruja me informó, con una adorable— pero burlona— sonrisa. [No puedes
quitártelo a menos superes mi habilidad.]
[¡¿Qué?!] Asombrado, de inmediato traté
de pedirle al anillo que se soltara. Pero no se movería.
¡Ya… la cagué!
[Múltiples grandes elementales
trabajando juntos deberían ser capaces de levantar la maldición en Atra.]
Linaria continuó, luciendo positivamente feliz. [Estoy segura que te ayudarán,
sabiendo lo compasivos que son, y tienes algo de tiempo para trabajar en ello.
Pero no trates de enlazar maná con ella hasta que esa marca se vaya. Ella no
tiene toda su fuerza, y ella consume mucho maná cuando se llega a cansar. En
cuanto a quién le puso esas horribles cadenas—]
[Debieron haber sido un partido para
ti. Y afiliados con la Iglesia del Espíritu Santo, juzgando por su fórmula de
hechizo.] Intervine, haciendo de lado el problema del anillo y viendo de frente
a Linaria.
Ella me vio de vuelta. [Quién sea que
ideara los hechizos rivaliza con la Santa. Su mismo emisario se llamó el actual
Sabio.]
No podía creer en lo que oí. El “Héroe”
se suponía ser el único título pasado por las generaciones en nuestro
continente. Registros antiguos sostenía que “Maestro Espadachín” había sido
otro en los días de antaño, pero el actual retenedor del título no fue un héroe
antiguo. Había desafiado a Lydia durante nuestra época en la Academia Real,
perdió, y ahora se confino en tierras lejanas.
¿Cómo podrían tales leyendas vivir aún?
Recordé a Gaucher, un caballero del Espíritu Santo con el que había luchando en
la capital este. [¡Por el Espíritu Santo y la Santa!] Había sido su grito de
guerra. Aunque no podía ser. El otro jugador de este tablero era—
[No sé si era un genio.] Linaria dijo,
con una pizca de burla. [Pero esas cadenas son de la misma fórmula que la Santa
una vez usó contra las brujas, y él conocía de Atra y de mí. así que ten
cuidado— si es por algo, este llamado Sabio era fuerte.]
Me tomé un momento para digerirlo. Al
menos, dije. [Entiendo.] Necesitaría hacer más investigaciones una vez saliera
de aquí y solventará la rebelión Algren.
El cuarto estaba alumbrándose más.
Linaria miró arriba, luego a mí. [Muy bien, este es el adiós. No puedo creer
que la última persona con la que me reuní fuera un rarito como tú. ¡Ha sido una
vida tormentosa, pero liberar a Atra hace que valiera la pena! Oh, e inclusos i
no puedes lanzar la teletransportación de larga distancia, no tendrás problema
llegando a algunos lugares siempre que ella esté contigo.]
Levanté mi pecho. [Atra estará a salvo
conmigo. Y dejaré este lugar imperturbable. Asumo que se sellará solo— pareces
del tipo que planea el después de la vida.]
Su librería tenía un gran riesgo. Si
sus libros llegaban al mundo exterior, fácilmente podían encender guerras por
el continente. Aunque también era un lugar donde una solitaria y rara bruja y
una pequeña chica habían pasado sus días juntas— y la tumba de Linaria
Etherheart. No podía permitirme quemarla— mis padres me enseñaron a respetar a
los muertos.
[Mm-hm, gracias.] Linaria dijo. [El
sello regresará cuando me vaya y he logrado hacer que toda la isla desaparezca.
Es una vieja, vieja promesa. Oh sí, y acerca de tu maldición…]
Podía oír la sangre dejar mi rostro.
Estaría muerto en diez días a menos que hiciera algo al respecto. [Lo dejé
pasar.] Dije con algo de dificultad, revisando mi muñeca derecha. La marca era
claramente más oscura que antes, pero algo se sentía raro.
¿Maná está fluyendo del anillo?
[Mi anillo puede retrasar la expansión
mientras lo uses, y la maldición es menos potente en campo sagrado.] La bruja
anunció desde arriba de la mesa. [También trabaje en hechizos para rastrear al
lanzador y para alertarte cuando los grandes elementos estén cerca. Ahora, ¿qué
me dices de eso?]
[Cuando estuviste en la escuela, ¿un
chico te rechazó por ser tan entrometida?]
[C-Cómo tú— ¡Mi diario! ¡Leíste eso en
mi diario, ¿verdad?!] Ella demandó, sonrojándose.
Debe ser la Linaria real, pensé, mientras decía. [Gracias.
Realmente lo aprecio. En cuanto al anillo.]
[Es tuyo ahora, así que— Oh, sí nos
quedamos sin tiempo.] Una deslumbrante luz cálida llenó el cuarto mientras
Linaria se estiraba. [¡Mmm! Bueno, me iré con la última advertencia.]
[¿Sí?] Me paré más recto y esperé a que
la bruja hablara.
Ella, sin embargo, me dio una siniestra
sonrisa y lanzó una maldición. [Estás destinado a los problemas de faldas—
¡Está escrito en tu cara! ¡He visto a muchos grandes hombres en mi tiempo, y la
vas a cagar con tus waifus! ¡Felicitaciones!]
Presioné una mano en mi frente y suspiré.
Entonces, la ahuyenté con mi mano derecha y respondí. [¡Solo date prisa y
vete!]
Linaria sacó su lengua y me lanzó un
encanto mientras desaparecía en la luz. Luego, de pronto, oí rápidos pasos
ligeros y sentí un abrazo. [Eres un chico fuerte, Allen.] Ella dijo. [Muy
fuerte. No hay nadie como tú— ninguno niño lobo— en esa era se hubiera enojado.
Pero es más razón por la que nunca debes olvidarlo: ¡Nadie derramó lágrimas por
mí, pero toda una armada de personas llorará si mueres! No trates de cargar todo
solo o, algún día, terminarás como yo. El aislamiento es más solitario, más
triste y más doloroso de lo que sabes. ¡Así que comparte la carga! ¡No puedes
imaginarte lo feliz que las personas a tu alrededor estarán para ayudarte si
las dejas! Muéstrate un poco más de amor propio y ten confianza en las otras
personas. Me enseñaste a confiar en las personas otra vez, ¿sabes? ¡Ese es un
gran logro!]
Luego de una larga pausa, ella
continuó. [Me alegra conocerte en el final. Me alegra que tú seas al que le confié
a Atra. Gracias. Muchas, muchas, muchas gracias, desde el fondo de mi corazón.
Linaria Etherheart nunca olvidará esto. Nunca— ni siquiera que haya dejado
nuestro mundo. Quiero decir…] La mujer quien había protegido a un gran
elemental del mundo sola encontró mi mirada y me dio una cálida sonrisa. [Me
recordaste lo cálida que las personas pueden ser. Hasta que nos encontremos de
nuevo.]
✽✽✽✽✽
Me levanté lentamente, murmurando.
[Linaria.]
Empecé a sentarme, luego noté a Atra—
una pequeña chica de orejas de zorro con largo cabello blanco— aferrándose de
mi brazo izquierdo en su pacífico sueño y me detuve. Gradualmente para no
despertarla, saqué mi brazo y miré alrededor. Estábamos en la misma cama a la
que habíamos estado el día anterior.
[¿Todo fue un sueño?] Me pregunté,
entonces miré mi mano derecha— a su deslumbrante anillo. Cerré mis ojos, y mi
voz se agitó mientras murmuraba. [En serio. ¿Qué haremos con una leyenda como
tú?]
No podía suponer dónde está este lugar,
y no sé si tendré la oportunidad de regresar. Aun así…
Apreté mi mano derecha y la presioné en
mi corazón. [Este es un regalo de tu prometido— un recuerdo, supongo. Y me lo
dejaste, con a esas palabras de advertencia. Eres una entrometida, señorita
bruja.]
Aparte de mis padres y Caren, las
únicas personas que me han declarado un lobo son Dag, mi maestro de artes
marciales, Lydia, Alice y ahora tú. Te prestaré el anillo por el momento, pero
prometo, algún día lo regresaré—
De pronto, me sentí objetivo de una
intensa mirada. Atra se levantó, me dio un abrazo, y empezó a acariciar su
cabeza contra mí, una pequeña carga de energía. Luego de un rato, levantó la
mirada a mí y extendió sus pequeñas manos hacia mi rostro.
Por un momento, no estaba seguro qué
hacer por su gesto. Entonces dije. [Oh, lo siento.] Mientras me daba cuenta
que, impropio de mí, había estado llorando.
“No trates de cargar todo solo.”
Linaria lo dijo, y sus palabras me atravesaron rápidamente. No tenía remedio.
Para la chica, dije. [Atra, Linaria se
fue.]
Se veía perpleja, entonces le dio a mi
pecho un pequeño golpe. Evidentemente, disgustada.
[¿Qué?] Pregunté.
Atra estaba viéndome, tratando de
comunicar algo.
[¿Podremos verla otra vez?]
La chica postró en mis brazos y empezó
a cantar— no una melodía de partida, sino un deseo lleno de esperanza.
[Parece que debiste haber tomado tu
propio consejo. Mira lo mucho que Atra te ama. Es algo de lo que estar
orgulloso.] Sequé mis ojos con mi manga, levanté a la chica de mis brazos y la
deje en la cama.
[¡Bien!] Dije, peinando el cabello de
Atra con mis dedos. [Tengo hambre. ¿Qué me dices de desayunar?]
Atra saco un chillido feliz, saliendo
de mis brazos, abrió la puerta y corrió.
[¡Ah! ¡Espera!] Grité. Pero justo
cuando estaba por perseguirla, mis ojos cayeron en la vieja silla de madera y
un asombrado “¿Qué?” salió de mis labios. Contra ella descansaba la espada
encantada y varita de Linaria. Un sobre blanco y un paquete de papeles yacía en
el asiento. La carta dentro se leía:
Un regalo de partida. Sus nombres son
Cressent Fox y Silver Bloom. Su maná está casi drenado, y se recuperará
lentamente, pero úsalos como gustes.
Liberé una risa vacía, consciente de lo
tenso que debía haberme visto mientras revisaba los otros regalos: una camisa
blanca y pantalones negros para mí, y para Atra, una fina capa, pequeños
zapatos y un listón violeta bellamente adornado.
[Debió haber tenido esto listo para el
día que Atra finalmente pudiera salir. Increíble.] Gruñí, pensando en la bruja
mientras recogía los zapatos y listón para salir por la puerta. No podía
esperar a mostrárselos a Atra.
Luego de una deliciosa comida de frutas
cuyos nombres no conocía y té hecho de hierbas nativas, regresamos al cuarto y
de inmediato empezamos a prepararnos para nuestro viaje.
[Atra, ven aquí.] La llamé.
La chica se detuvo inspeccionando el
listón violeta atado en la parte frontal de su cabeza y sus nuevos zapatos en
un espejo y camino a mí.
[Debes usar esto.] Dije, ayudándola con
su adorable capa blanca que había encontrado en la silla. [Es verano, pero las
noches puede ser frías, y es peligroso andar descalzo. Linaria escogió esto por
ti también.]
Las rejas y cola de Atra se retorcieron
de felicidad mientras corría por el cuarto, con ojos brillantes. Me dispuse a
cambiar mi ropa mientras apreciaba sus encantadoras expresiones.
Entonces, vestido con una nueva camisa
blanca y pantalones negros que Linaria había escogido para mí en sus últimos
momentos, le añadí la túnica que mi madre me había dado. Incluso desastrosa
como estaba, no podía soportar dejarla.
Atra enérgicamente saltaba en la cama y
empezaba a robarme miradas. Parecía que quería jugar.
[Hey.] Dije. [No hagas eso con tus
zapatos puestos.]
Con un feliz chillido, se metió bajo
las sabanas y desapareció de la vista.
Empaqué una bolsa de trapo que había
encontrado luego del desayuno con varias frutas desconocidas y té herbal,
también como un botiquín y unos cuantos rollos de vendajes. Entonces caminé a
la cama, tomé la sabana, y, con un pequeño esfuerzo, sin más ordené.
Rápidamente abrí la sabana y lo añadí a mi saco, dejando a una descontenta Atra
en la cama.
Reí mientras levantaba la espada
encantada Cresset Fox de su lugar en la silla y la enfundé en mi cintura. Luego
levanté la varita encantada Silver Bloom. Ambas armas era de una gran calidad
que me agité al tocarlas.
[La espada estará mejor en las manos de
Lydia.] Murmuré. [No puedo llevarme la mayoría de—]
Un toque de dolor del anillo en mi mano
derecha corto mis pensamientos. Suponía que me estaba echando la culpa.
Cargué mi bolsa y la llamé. [Atra, hora
de irnos.]
Con una musical respuesta, la chica se
paró en la cama y saltó a mi lado.
[Bien. ¡En marcha!]
Atra cantó su acuerdo, y marchamos a
una puerta que no había probado. Ondeé mi mano derecha sobre su pesada
superficie café oscuro y sentí leves trazos de maná, seguido de un escalofrío
mientras se desbloqueaba. Un gentil empujón y estábamos en camino.
Luego de la recamara, pasamos por más
cuartos de los que podía contar. Extraños cuartos alineados con filas de
químicos en frascos de cristal. Cuartos repletos con brazos y armaduras
arregladas en estrechas columnas. Almacenes llenos con nada más que trapos e
hilo. Cuartos de acumuladas gemas, monedas de oro, y otros tesoros. No había
uniformidad para sus dimensiones. ¿Estábamos siendo transportados cada vez que
pasábamos entre ellos? ¿O todos estos diferentes lugares podían estar
conectados?
Todo mientras, el anillo emitía un
delgado rayo carmesí para guiarnos. Mientras pasábamos un cuarto lleno con
tipos de huesos de los cuales nunca había visto antes, murmuré. [No puedo decir
si es sobreprotectora o solo ama mucho a Atra.]
La chica se giró para darme una mirada
escéptica, apretando un enorme colmillo de monstruo en ambas manos.
Caminé, regresé el colmillo a donde lo
había encontrado, y acaricié su cabeza. [No me importa. Pero creo que sería
mejor que buscaras por, digamos, encantadores sobreros que viejos dientes.]
Ella se alumbró y corrió alrededor de
mí en círculos, los vendajes negros en sus muñecas y tobillos revoloteaban.
Debo levantar esa marca de la
maldición.
Llegamos al final del cuarto. [¿Puede
ser el último?] Me preguntaba mientras empujaba la puerta. Se abrió a una
recamara de piedra alumbrada por antiguas lámparas de maná. Detecté un leve
olor a sal, y cuando me acerqué a un muro, lo encontré difícil de tocar. [Así
estamos de vuelta a la torre en el Océano de los Cuatro Héroes.]
Atra jaló mi mano derecha, señalando al
fondo del cuarto.
[¿Sí?] Respondí, girándome a ver. Mis
ojos cayeron en una imponente puerta negra.
¡La ruta de escape que Linaria
mencionó!
Miré mi mano. La marca cubría más de mi
piel de la última vez cuando lo había revisado. Tenía una vaga noción de
cuántos días habían pasado, pero parecía como si debiera regresar a la capital
este tan pronto como pudiera.
Atra me lanzo una mirada.
[No es nada.] Dije. [¡Ahora, abramos
esta puerta! ¡Whoa! ¡Adelante!]
La chica no debió haberme entendido
porque continuó corriendo. Un leve brillo apareció en sus pies en cada paso,
entonces estallaba, esparciéndose como ondas en el agua. Pero numinosas como el
espectáculo era, no era hora para jugar. Recordando que una joven Caren había
estado tan feliz por un juego cuando había perdido mi temperamento y corrí tras
de ella, caminé a por las esparcidas ondas hacia la puerta negra.
[Solo espero que no haya un sello de
ocho capas en este.] Murmuré, levantando mi mano derecha. El anillo destelló en
carmesí.
Un hechizo de fórmula apareció en la
superficie de la puerta negra, la cual se abrió posteriormente. Más allá se
extendía la profunda, profunda oscuridad.
Atra vagó, asombrada por mi fracaso en
perseguirla, así que la tomé con mi mano derecha.
[No hubo nada injusto en eso.] Dije en
respuesta a su propuesta. Aún no estaba satisfecha. Linaria había perdido a su
amante en medio del fuego de la guerra, quemado la mitad de la capital este en
un ataque de ira, e incluso formulado un hechizo de atadura cegador para
capturar a grandes elementos, aún había dado todo para preservar esta sonrisa—
su rango, dignidad, riqueza, familia, amigos, tierra madre, y al final, incluso
su vida.
Blazing Qilin, Stone Serpent, y Thunder
Fox habían estado aquí, pero Linaria había liberado a dos y detenido a su
nación de capturar a un cuarto. Aunque sabía que el Blazing Qilin y Stone
Serpent habían sido robados. No tenía idea de quién la había traicionado— quién
había sido un rival para Linaria Etherheart, los Gemelos Celestiales, el
pináculo del éxito individual. Deben ser una rareza de la naturaleza. Aun así—
Atra me estaba mirando.
[No me importa.] Le dije otra vez,
dándole una palmada en la cabeza que la hizo retorcerse de la felicidad.
Esa reclusa, solitaria y rara bruja
había defendido a esta chica hasta el amargo final, incluso cuando todo lo
demás falló. Debió haberlo querido como saldo de sus actos en vida, pero me
sentía seguro: Linaria Etherheart era digna del título los Gemelos Celestiales.
Deseaba haber tenido la oportunidad de aprender más de ella. Digo…
[Toda modestia de lado, fuiste una gran
persona.]
Atra empezó a darme golpecitos otra
vez, demandando una explicación.
[No es nada.] Le aseguré, agachándome
para cerrar su capa. [Cuando regresemos a la capital este, te presentaré a mi
compañero, mi hermana, y mis estudiantes. El Blazing Qilin y Frigid Crane están
dentro de ellas dos. Me pregunto si los otros elementos se volverán como tú.]
Atra me miró, entonces empezó a saltar
de arriaba abajo. Estaba emocionada, por no decir que estaba encantada.
¿Por qué Linaria no pudo liberar a Atra
sola?
No había tenido la oportunidad de
preguntarle a la bruja directamente, pero podía suponerlo: había estado
asustada. Asustada del gran elemento Thunder Fox siendo usado para reavivar el
trágico destino de la ciudad divina— de un ciclo sin fin de destrucción. Como
un estudiante de historia, respetaba su juicio. En la época de luchas se había
visto grandes hechizos usados una y otra vez para ganar batallas y tomar
ciudades, si se creía en las leyendas. Y había indicaciones de magia tabú había
sido empleada más de una vez en la Guerra del Señor Oscuro. Mucha gente sintió
la falta de la fuerza de Linaria… pero la reclusa bruja sabía que ellos podían
ser muy crueles cuando la necesitaba salía.
Atra me dio un abrazo, se lo regresé.
Con eso en mente, la enigmática mente
maestra responsable de enviarme aquí, había previsto mi liberación de Atra y
abrir la puesta negra. De otra manera, habrían seguido lanzando tropas en el
problema, subiendo sus pérdidas. Aunque había arreglado el problema más grande,
el sello de Linaria, ningún nuevo intruso apareció.
Recordé las tácticas de los Caballeros
del Espíritu Santo en la capital este. Sus fuerzas habían hecho preocupantes
movimientos. Solo Gaucher había mostrado su mano en combate, y su pelea contra
Caren, Richard y yo evidentemente había sido un experimento. Quizás vieron toda
la rebelión no más que un medio para tomar lo que necesitaban y probar sus creaciones.
No, no podía ser, me dije mientras
liberaba a Atra y paraba. La Casa Ducal de Algren había llevado a toda la
nobleza este a un caos, e incluso los Caballeros del Espíritu Santo estaban en
marcha. Si… Si todo eso fuera una fachada, entonces la mente maestra…
[Debe ser sobrehumano.] Murmuré.
[¡Whoa!]
Atra estaba jalando mi manga izquierda.
Su mensaje era claro. [¡Date prisa!]
[Sí, tienes razón. Vamos.]
Ella soltó una feliz nota en respuesta
mientras avanzábamos más en la recamara.
No sabía cómo la guerra estaba
progresando, pero tenía un poco de miedo por los Leinster y Howards— nunca
mostrarían piedad al enemigo. En cuanto a la defensa del Gran Árbol, solo podía
rezar.
En esta época de menguante magia, la
mente maestra poseía un abundante conocimiento de los grandes hechizos. Más
pronto que tarde, vendrían por Atra. Pero le había dado a esa solitaria bruja
mi palabra que mantendría a salvo a la chica, y quería mantenerla. Como mi papá
me había dicho una vez. [Nunca rompas una promesa, Allen— en especial no una
promesa de muerte.]
Sí, lo sé. Después de todo, soy tu
hijo.
Miré al anillo en mi mano derecha y
gruñí. [A Lydia, Caren, y Tina se les irá la cabeza cuando vean esto.]
Atra miró al anillo con curiosidad,
entonces sus ojos se alumbraron y apretó sus pequeños puños. Al parecer,
vendría a mi defensa. Me reí.
Mano a mano, entramos en la puerta
negra. De inmediato, la puerta de la recamara se desvaneció detrás de nosotros.
Así que este era un vieje de una vuelta. Un leve y parpadeante brillo apareció
en nuestro camino.
Miré atrás y asentí. [Adiós, Linaria
Etherheart, los Gemelos Celestiales. Tu tristeza, lamento y amor por Atra me
toco el corazón. Prometo que volveré otra vez. Hasta entonces, te prestaré tu
espada, varita y anillo. Soy Allen del clan lobo, y honro mi palabra hasta la
muerte.]
Atra me miró, entonces se giró y ondeó
su pequeña mano a la desaparecida puerta con una sonrisa en su rostro.
[Volvamos juntos.] Dije. [No importa
qué.]
La chica asintió vigorosamente y dio su
aprobación. Entonces nos dimos la vuelta y pasamos por la puerta negra. Se
cerró detrás de nosotros con un ruido seco y sordo— se cerró con fuerza.
El rayo de luz del anilló salió, yendo
hacia arriba. Un campo de incontables estrellas parpadeaba.
¿A dónde carajos nos lleva esto?
✽✽✽✽✽
[Sí, la salida.] Jadeé cuando
finalmente llegué a la cina de la escalera invisible. La cima parecía sin
final. En mi espalda, Atra murmuraba felizmente en su sueño.
Salí de la oscuridad, blandiendo mi varita,
y el oscuro vació se alejaba de nosotros. Pronto, podía ver donde estábamos
parados: en una antigua ruina de piedra. Manchas de rayos de sol se vertían a
través de los hoyos en el techo y las brechas en las ramas de arriba. La
estructura estaba desierta y casi todo consumido por árboles. Toqué un muro de
piedra cercano, y sucumbió debajo de mis dedos.
[Esto debió haber sido un mirador.]
Murmuré. [Construido durante la Guerra del Señor Oscuro, o quizás, en la Guerra
Continental.]
Miré atrás de mí y encontré que esa
impenetrable oscuridad se había ido, junto a la invisible escalera espiral. En
su lugar, vi solo unos muros y pisos de piedra envueltos en raíces.
Así que solo podemos pasar por aquí una
vez. Bueno, ella lo llamó una ruta de escape.
Atra sacó su cabeza sobre mi hombro.
[Buenos días.] Dije. [Estamos aquí.
¿Crees que puedes caminar sola?]
La chica se bajó de mi espalda, tomé
unos cuantos pasos, y miré alrededor en silencio con los ojos abiertos. Pronto,
claro, regresó y se aferró a mi brazo izquierdo, evidentemente asustada.
Reajusté mi saco y golpeé el suelo con mi varita, silenciosamente lanzando
Divine Lightning Detection.
Parece que no estamos en un islote, así
que no puede ser el mismo lugar al que me llevaron. Pero…
Doblé mi rodilla y dije. [Atra, parece
que hay personas malas arriba. Pero no te preocupes; yo te protegeré.]
La chica se veía sorprendida, entonces
sus orejas y cola se ondearon. Le di una palmadita a su cabeza y despaché a
varias pequeñas aves mágicas por los hoyos en el suelo.
No dolerá saber con quién voy a estar
luchando.
[Muy bien, vamos de camino.]
Atra dio su aprobación.
Luego de dejar las ruinas, me apoyé en
la magia botánica para forjar un camino por los maderos. Mientras, mis aves
regresaban con noticias.
Oh vaya. Espero que estemos dónde creo
que estamos.
De pronto, Atra jaló mi brazo izquierdo
y señaló al frente. La vegetación se extinguía delante de nosotros, y sentí un
poco de sal. Una de mis aves regresó y aterrizó en la punta de mi varita,
alertándome que una problemática fuerza detenía nuestro camino.
¿Está Lev con ellos?
Revisé el anillo— estaba inactivo.
[Atra.] Dije. [Me ocuparé de las
personas malas, así—]
La chica gesticuló salvajemente, al
parecer con ganas de ir. [No trates de enlazar maná con ella hasta que esa
marca se vaya.]
Me agaché y dije. [Vamos juntos. Pero
no necesitas enlazar maná conmigo, ¿bien? Me gustaría probar esta espada y
varita.]
Atra asintió vigorosamente, ondeando su
cola con entusiasmo.
Deliberadamente levanté mis hechizos
bloquea sonidos y seguí caminando. Pronto, el bosque apareció, y emergimos en
un promontorio. El campamento miliar cercano era una reciente adición al
paisaje. Debajo de nosotros se esparcía un vasto charco de agua. Juzgando por
lo que mis aves me habían dicho del campo, este era el Océano de los Cuatro
Héroes, el lago de sal más largo del continente.
Pero por desgracia, no estábamos del
lado del reino. Las banderas del campamento estaban engalanadas con un dragón
portando una espada.
[Nunca me imaginé que saldríamos en
Lalannoy.] Murmuré mientras una profunda intranquilidad me gobernaba. Qué
estaban haciendo los soldados Lalannoyanos con—
Varias docenas de cadenas negras
cayeron delante de nosotros.
[¡Whoa!] Para la sorpresa y deleite de
Atra, saqué la espada encantada Cresset Fox. Su hoja brillaba mientras, con un
solo corte, derribaba las defensas mágicas de nuestros atacantes ocultos y los
tiraba al océano junto a los restos de una extraña caja. Había visto un
dispositivo así en la capital este. Los hechiceros usaban túnicas grises con
capucha y llevaban dagas de un solo filo.
[Inquisidores de la iglesia, ¿verdad?]
Murmuré.
Varios caballeros armados emergieron
del campamento, gritando. [¡Te tenemos ahora, hereje!] Ellos llevaban espadas
largas, escudos y cascos ocultando sus cabezas por completo. Un número igual de
hechiceros de túnica gris los seguían desde atrás, así como cerca de veinte
soldados Lalannoyanos. Los últimos usaban capas militares y armadura ligera
blanca, con emblemas en sus pechos, y se dirigían a nosotros con extraños palos
de madera— armas encantadas.
Dos soldados Lalannoyanos salieron de
la retaguardia. Uno de ellos, un joven dandi, sacó su espada y gritó.
[¡Prepárense para disparar!]
[¡Mister Snider, Su Santidad los quiere
con vida!] Un caballero del Espíritu Santo en la línea frontal gritó,
señalándole a los otros detenerse. [¡Como ella predijo, emergieron de la torre
del Demonio de Fuego luego que pasaron dos semanas! ¡No podemos fallar con
nuestro deber!]
El compañero del dandi— un oficial de
apariencia elegante con un sombrero de tres cuernos— tembló y dijo. [Snider,
déjenlos pasar.]
[Pero Capitán Minié—]
[Debes estar cansado de las pruebas de
fuego luego acabar con todos esos nobles del reino que trataron de correr
cuando vieron a qué lado el viento estaba soplando. ¡Hey, tú! ¡Lad! ¡No te
molestes en luchar! ¡No queremos matarte o a la pequeño si no tenemos que!]
Atra se puso detrás de mí, sorprendida
por el fuerte grito.
Así que la Santa profetizó nuestra
ruta. Y extrapolándose de lo que acaban de decir…
Ajusté mi agarre en mis armas
encantadas.
[Hey.] Minié dijo en voz baja. [¿No me
escuchaste?]
[Te oí.] Respondí. [La rebelión Algren
está en sus últimas. Además de lo cual…]
El Cresset Fox y Silver Bloom empezaron
a irradiar maná. Los caballeros, inquisidores, y soldados empezaron a ponerse
intranquilos.
[Mientras luchamos en la capital este,
me encontré extrañas cajas que suministraban tropas invisibles— cajas como la
que estabas usando.] Continué con Minié, manteniendo mi voz calmada. [Así que,
¿pudo asumir que la Republica Lalannoy estaba involucrada en la rebelión? Eso
explicaría ciertamente quien armó al Caballero Negro, William Marshal, y sus
subordinados. Y cuando los aristócratas en las islas en el Océano de los Cuatro
Héroes oyeron cómo la guerra iba y buscaron refugio en la república, ustedes
los rechazaron y—]
[¡Fuego!] El tipo gritó.
[¡Minié, espera!] Snider gritó, pero
demasiado tarde— los soldados ya habían empezado a cumplir la orden. Entonces,
uno tras otro, sus armas hechizadas fallaban, y la fuerza perdió el sentido
común.
[¡¿Qué?!]
[¡Ow!]
[¡¿P-Por qué?!]
[¡¿M-Mala… puntería?!]
[¡Esto no ha pasado antes!]
[¿E-Está lleno con… hielo?]
[¡Yo… no puedo derretirlo!]
[¡Olviden las armas hechizadas! ¡Saquen
sus espadas!]
Los tres caballeros del Espíritu Santo
rugieron furiosamente (respectivamente “¡Maldito!” “¡Falsa Bestia!” y “¡¿Qué
has hecho?!”) y atacaron. Un ataque de mi espada sin esfuerzo con mi mano
izquierda los dejo atónitos y en pedazos sus espadas, escudos y armaduras. La
onda de choque hizo que las armas restantes se fueron por el risco. Un momento
después, los oí golpear la superficie del agua. Para mejorar, le di a mi varita
en mi mano derecha un giro, incitando otro grito mientras brillante hielo
plateado— el cual había conjurado en silencio y mágicamente ocultado de su
vista— recorrió las extremidades de mis enemigos y cada arma que aún poseían.
Snider miró a su congelada pistola
hechizada, entonces me miró y demandó. [¿Quién eres?]
[Un humilde tutor.] Respondí.
[¡Nel! ¡Nel pastel! ¡¿Cómo podría un
tutor realizar una hazaña así?!]
[Qué malote. Ahora, tengo prisa, así
que me voy.] Agité mi cabeza, incrusté mi espada en el suelo, y sostuve mi
varita. Grandes círculos mágicos empezaron a formarse debajo de los pies del
enemigo.
Don un grito y un “¡Por Su Santidad la
Santa!” el líder caballero y inquisidor destrozaron el hielo que los ataba con
la fuerza bruta de su maná y se vinieron con un último ataque desesperado.
[Atra, atrás.] Le advertí a la pequeña
detrás de mí, quien se retiró un par de pasos.
De inmediato, mis círculos mágicos
convergieron— para el asombro y delirio de mis enemigos.
[Muy bien, caballeros.] Dije. [Por
favor, disfruten su nadada de verano.]
Un destello carmesí se disparó del
borde de la colina delante de nosotros, partiendo el suelo con un retumbar. Una
nube de polvo se levantó mientras el promontorio temblaba.
Por un momento, la mi mirada encontró
la de Snider, y murmuró. “Gemelos Celestiales” antes de desvanecerse entre un
colosal pilar de agua sucia. Asumiendo que tenía un decente manejo de magia,
probablemente sobreviviría.
Exhalé y regresé la espada encantada a
su vaina. En toda esa serie de ataques, no había usado nada de mi maná— solo el
poder imbuido en el Cresset Fox y Silver Bloom. Fueron afinados para el uso de
Linaria, demandando la más grande precisión. Incluso el más mínimo ataque
podría crear un demandante ataque. Sus propios hechizos habían sido más
delicados, pero— debió haberse estado burlando de mí con este regalo.
Suspirando, recogí una pistola
hechizada y una insignia de la iglesia del suelo y las añadí a mi saco.
Servirían como material de evidencia, aunque podrían acusarme de traspasar y
dañar el suelo de Lalannoyan. El problema era…
[¿Cómo regresamos a la capital este?]
Linaria me había asegurado que podría
cruzar largas distancias con facilidad siempre que viajara con Atra, sin acceso
a la teletransportación. Sin embargo—
Atra jaló mi manga izquierda y señaló
que debo dejarle esto a ella. Entonces empezó una silenciosa canción. Pronto,
oí aleteos en el cielo arriba.
[Increíble.] Murmuré, poniendo una
sonrisa.
La chica rebosaba de orgullo mientras
un Griffin salvaje aterrizo delante de nosotros y bajó su cabeza en reverencia.
Quizás los grandes elementos poseían el poder para mandar las bestias mágicas.
Un rayo de luz se disparó del anillo,
señalando a la capital este.
[¿Nos vamos?] Pregunté, con una firme
asistencia.
Atra parecía dispuesta, así que la puse
en mis brazos y salté en el Griffin. Naturalmente, carecía de una silla, así
que nos acomodé en un lugar con magia de viento. Luego, acariciando su cuello,
dije. [Por favor, haznos el paro de llevarnos. ¡A la capital este!]
El Griffin aleteó sus alas y se lanzó
al cielo. ¡Entonces estábamos surcando, siguiendo la luz del anillo!
Atra se retorcía en su asiento delante
de mí, el listón violeta en su cabello atrapaba la briza.
¡Ahora, pongámosle un fin a esta rebelión!
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