Capítulo 19
Inquietantes Acontecimientos
El príncipe se sentó en su escritorio, su
cara tenía una fuerte expresión, aun revestido en la capa gris que usaba para
exteriores. Hasta hace poco, había estado afuera en la ciudad, reuniendo
información personalmente. Por desgracia, no había logrado descubrir algo útil—
la capital real había sido la imagen de la paz misma. Y aun así…
[Necesitamos encontrar una pista de
inmediato.] El príncipe pensó. [Si no estamos preparados…]
Algo estaba viniendo— estaba seguro de
ello— y necesitaban encontrar las señales que encenderían una luz sobre lo que
era. Había dado órdenes a toda la unidad de inteligencia para reunir cualquier
información posible. Si algo fuera de lo ordinario pasara, no importa cuán
insignificante, el príncipe quería saberlo.
El trabajo del príncipe era conectar
los vagos rastros de información esparcidos por la ciudad y usarlos para
predecir lo que sea que venga. Esa era la única orden que le había dado su
padre, el rey. Hace cinco años, cuando el príncipe había cumplido quince años,
se le había dicho, “Debes entender el estado de nuestro reino mejor que nadie
más, dirigir bien a tus hombres, y estar preparado para lidiar lo que sea que
esté en tu camino.”
Ahora, el príncipe tenía a sus
subordinados entrevistando a los ciudadanos quienes tenían a otras personas
bajo su patronato. Las redes que el príncipe y sus hombres habían lanzado de
antemano, no habían atrapado nada, así que su única opción había sido
concentrarse en lo que pudo haberse difundido y reunir información de lo más
mínimo a lo más grande. Sin embargo, ese paso lento había resultado en el
actual tenso estado de los asuntos.
Ansiedad impacto al príncipe. No tenía
tiempo suficiente, ni personas. Estaba perdido en qué hacer.
Entonces, oyó el sonido de las pisadas
pasar por el pasillo.
[Alguien viene…] El príncipe colocó los
reportes de investigación de clasificación secreta que había estado leyendo de
vuelta el estante. Podía decir por la ligereza de las pisas que la persona
acercándose no era Darchen, su jefe de personal. En todo caso, podía ser uno de
sus subordinados a quienes el príncipe había enviado a realizar
investigaciones— un miembro de la unidad de inteligencia bajo el mano de Carew,
el Soberano de las Sombras.
Luego de un breve momento de espera,
llegó un toque a la puerta. [Vengo portando noticias urgentes, Su Alteza.]
[Entre.] El príncipe dijo.
La puerta se abrió para revelar a un
hombre, quien entró, se inclinó, y empezó a hablar. [Su Alteza. Un Emperador
Goblin fue descubierto dentro del Bosque de las Bestias.]
El príncipe se puso de pie de la
impresión, quitándose la capucha de su capa gris. [¡¿Un Emperador Goblin?!
¡¿Cuántas bajas ha habido?!]
[Los reportes que recibí indican que ya
ha sido asesinado por la Princesa Lynneburg y el caballero llamado Noor.] El
hombre dijo. [Como resultado, no hemos sido capaces de formalmente verificar el
número de bajas. Los exploradores que estaban estacionados cerca cerraron el
lugar de la batalla y ahora están examinando los restos del monstruo.]
[Lynne y…] El príncipe se detuvo. En
serio, los Emperadores Goblins tenían un rango de peligro A, igual a los Reyes
Goblin. Reunir a un grupo de aventureros rango Oro era el primer paso para
poder matar a uno. Claro, quizás no fue inesperado que Lynne hubiera logrado
tal hazaña, dado que había sido acompañada por un hombre que había matado a un
minotauro. Aunque, si hubiera estado sola…
En el peor escenario, pudo haber
muerto. Sudor frío bajó de la cien del príncipe.
[Hicimos contacto con la Princesa
Lynneburg luego de confirmar el recuento del encuentro.] El hombre continuó.
[Nos dio esto— una piedra de maná de alta pureza, similar a la que se encontró
en el desenlace del ataque a la princesa hace unos días. Había sido incrustada
en la frente del goblin.]
[He oído de estas piedras de maná.] El
príncipe dijo. [Son incrustadas en los Emperadores Goblin para darles poder…
Espera. ¡¿Qué es esto?! ¡¿Me estás diciendo que esta era la piedra de maná del
Emperador Goblin?!]
Los Emperadores Goblin eran creados
artificialmente. Era un acto tabú que involucraba incrustar una piedra de maná
en la piel de un goblin y verterle una vasta cantidad de maná, hasta que se
convirtiera en un monstruo con la fuerza a rivalizar— o incluso exceder— la de
un Rey Goblin. Ya que el proceso podía salirse de control, resultando en
excesivas cantidades de daños y bajas, cualquier experimentación relacionada a
ella había sido prohibida por muchos países.
Eso, el príncipe lo sabía. Sin embargo,
el tamaño y pureza de la piedra de maná ante él le hacía dudar en sus ojos.
[¿Qué tan fuerte sería un Emperador Goblin, con una piedra de maná tan pura
como esta? Puedo apenas imaginarlo…]
[De acuerdo a nuestros exploradores, el
cadáver era muchas veces más grande que un Rey Goblin normal.] El hombre
explicó.
[Eso sería…] El príncipe murmuró. [Esta
piedra de maná es anormal.]
Rara vez tenías la oportunidad de ver
piedras de maná de tal calidad. La que se equipaba en el anillo del mago que
había usado para invocar al Minotauro había sido absurdamente pura también, pero
está también se jactaba de un excepcional tamaño. Ambos eran artículos
superlativos que rivalizaban contra las piedras de maná usadas en las
herramientas mágicas de nivel tesoro nacional.
¿Cómo el dueño de estas piedras de maná
había llegado a poseerlas? Más aún, ¿cómo pudo haberlas incrustado en un
goblin, como si fuera algo desechable? ¿Quién haría tal cosa?
Los recientes incidentes habían sido el
trabajo del Imperio Mágico. Eso no requería mucho esfuerzo en la deducción; era
fácil decirlo por el estado actual de las cosas. Sin embargo, ninguna piedra de
maná conocida de esta calidad existía— con la sola excepción de los Corazones
de Demonio producidos por la Santa Teocracia de Mithra.
La piedra de maná que había sido
colocada en el anillo del mago había sido de un tamaño donde adquirirla aún
estaba dentro de lo razonable, siempre que alguien tuviera el dinero. Pero esta
piedra de maná debía haber sido poco accesible. Aun así, su propietario se lo
había dado a un goblin, como si hubiera sido desechable…
No podía ser. ¿El Imperio Mágico y la
Santa Teocracia habían unido fuerzas?
El príncipe rápidamente detuvo esa
corriente de pensamientos; tal pensamiento no lo llevaría a ninguna parte en la
situación actual. Le tomó un momento para recomponerse antes de decir. [Debió
haber sido bastante peligroso. Lo hicieron bien para matarlos solos.]
[Sí, Su Alteza.] El hombre de la unidad
de inteligencia dijo. [Además, de acuerdo al reporte de la Princesa Lynneburg,
el monstruo se había estado escondiendo en el Bosque de las Bestias con la
ayuda de un nivel avanzado de <Ocultamiento>. Estimó que había estado
allí por unos días, si no que más.]
El príncipe momentáneamente se quedó
sin palabras. [¡¿Qué?! ¡¿<Ocultamiento>?!]
Un Emperador Goblin había estado escondiéndose
dentro de los alrededores de la ciudad por días, bajo un <Ocultamiento>
que ni siquiera los subordinados del Soberano de las Sombras en la unidad de
inteligencia de la capital real habían sido capaces de percibir. La realidad ya
no parecía tener sentido. El príncipe sabía que era muy posible que el Imperio
Mágico pudiera haber desarrollado alguna herramienta mágica desconocida que
fuera capaz de tal hazaña por su investigación de las reliquias de la mazmorra.
Pero incluso si tuviera tal tecnología en su posesión, ¿cómo habían
transportado al enorme Emperador Goblin en el Reino?
Un carruaje o vagón estaban fuera de
cuestión. Magia de invocación era difícil de imaginarlo; la red sensorial del
reino lo habría notado al momento que se activara. Y el Imperio Mágico no pudo
haber hecho que el monstruo viajara tan lejos con sus dos piernas… ¿o podían?
Pero incluso sí podían, ¿cómo?
El mismo príncipe se detuvo otra vez.
No haría un progreso así; había mucho que considerar. Sobre exigirse en
momentos así— cuando mantener su compostura era esencial— era un hábito suyo.
[Así que había estado escondiéndose en
el Bosque de Bestias por días con <Ocultamiento>…] El príncipe repitió.
[¿Habíamos notado alguna señal que nos lo advirtiera?]
[Ahora no estamos en temporada de
recolección de hierbas en el Bosque, y prácticamente ningún aventurero había
incursionado en las profundidades.] El hombre empezó. [A lo mejor podamos
decirlo, que tampoco hubo personas desaparecidas. Sin embargo, hace tres días,
el maestro del Gremio de Aventureros solicitó una inspección del Bosque debido
al bajo número de goblin, los resultados de lo que compiló en un reporte
escrito enviado a la guardia de la capital real, menciona sus intenciones para
limitar la cantidad de comisiones de caza de goblins. Aunque, como un declive
temporal en la población goblin es bastante común. Creo que la guardia priorizó
otros asuntos sobre su respuesta.]
[Hace tres días…] El príncipe murmuró.
[Entonces es posible que la misma cosa esté pasando en otras regiones.]
[Aún no está totalmente organizado.] Su
subordinado dijo. [Pero hemos compilado el reporte que solicitó sobre nuestras
investigaciones con las personas desaparecidas y eventos sospechosos en los
pasados tres meses.]
[Muéstrame.]
[Sí, Su Alteza. Aquí.]
El príncipe aceptó el grueso racimo de
documentos y empezó a hojearlos rápidamente, hoja por hoja, cuidadosamente
concentrándose en cada fragmento de información para memorizarlos y juntarlos
en su mente. A primera vista, los incidentes no estaban relacionados.
·
Ciudadanos
incapaces de dormir debido a sospechosos sonidos durante la noche.
·
Un
incremento en el número de perros y gatos callejeros.
·
Un
abuelo quien no había regresado de su caminata del día anterior.
·
Un
bosque cercano que de pronto se había vuelto calmado de golpe.
·
La
abrupta desaparición de un dedicado esposo.
·
Los
ciudadanos se asombraron debido a que el ganado actuaba temeroso por los
pasados días.
Y más. El príncipe leyó cada una de las
entradas, mentalmente marcando sus locaciones en el mapa de la capital real que
desplegaba en su mente. Al considerarlo, los incontables incidentes no tenían
conexión entre sí en nada… pero ya que sus sospechas lo llevaban a ponerlos
juntos, lento, pero seguro, formaban una conclusión. Por su cuidadosa
observación, notó que los triviales alborotos se originaban en áreas cercanas a
localizaciones centralizadas.
Dentro del racimo de documentos estaba
cada reciente fenómeno que no tenía explicación. Mientras la información que
había sido reunida por los operativos de inteligencia del príncipe llenaba su
mapa mental, docenas de locaciones que habían visto un repentino incremento en
el número de inexplicables fenómenos dentro de los pasados días empezaron a tener
sentido.
Y cuando el príncipe se dio cuenta del
significado detrás de ello, se le pusieron los pelos de punta, horrorizado.
[Preparen a la unidad de investigaciones para marcharse— incluyan a todo aquel
que tengamos que sea capaz de usar <Detección de Ocultamiento> y
<Descubrimiento>. Ya tengo una lista de lugares preparada. Y llamen a los
Seis Soberanos— díganles que es una emergencia. Tan pronto como estén reunidos,
le pediremos al rey sus órdenes. ¿Entendido? ¡Bueno, si entendieron, en marcha!
¡Vamos! ¡Ya!]
[¡Sí, Su Alteza!]
A los gritos del príncipe, el hombre
salió de la oficina y empezó a correr por el pasillo. El príncipe de inmediato
se arrepintió de su involuntario arranque. En su posición, mantener la
compostura era necesario— un pensamiento que no hizo nada para calmar la
intensidad de su actual ira.
[¡Mierda!] El príncipe levantó su puño
y lo estampó en su escritorio donde el racimo de documentos yacía. Sangre
empezó a salirse de sus apretados puños. Tales demostraciones de emoción eran
raras de él— siempre se esforzaba por mantener la calma en público— pero de
cara a la situación actual, lo encontraba imposible. Dudaba que alguien pudiera
haber mantenido su compostura.
[¿Por qué no me di cuenta antes?] El
príncipe murmuró. Si lo hubiera, pudo haber hecho preparaciones. Pero ¿lidiar
con estas circunstancias? Cada movimiento que hacía sería dar un paso atrás.
Incluso si cada respuesta fuera lo más rápido posible, temía que pudiera ser
demasiado tarde.
La turbulenta intranquilidad e intenso
enojo en el corazón del príncipe estaban dirigidos a nadie más que él— y los
culpables detrás de todo esto. Solo en su oficina, su frustración llego a un
punto de ebullición y se desató.
[¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué es esto?!
¡¿Realmente irían tan lejos?! ¡¿Qué crimen ha cometido el Reino?! ¡¿Seres
humanos no significan nada para ellos?!]
El príncipe sabía que el Imperio Mágico
deseaba las reliquias de la Mazmorra del Perdido. Sin embargo, nunca había
esperando que ese deseo fuera tan fuerte. Había estado convencido de eso, a
pesar de las irritantes demandas del Imperio, había sido un miembro sentado en
la misma mesa, aún abierta a negociaciones.
El príncipe había sido ingenuo. Los
enemigos del reino ya no los miraban como iguales— ya no los consideraban
dignos de negociaciones.
¿Codician los recursos de nuestra
mazmorra tanto?
Las
locaciones de las amenazas ocultas para su reino estaban grabadas en la mente
del príncipe. Su distribución solo podía significar una cosa.
[Es como… como si…] El príncipe se
recostó sobre su escrito que tenía los documentos ahora manchados con su propia
sangre, murmurando para sí en una voz manchada en desesperación.
[Es como si quisieran arrasar con todo
el reino…]
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