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Capítulo 3

 

[I-Imposible. C-Cómo puede la capital real… ¡Cierto, Recuerdo a la Orden Violeta, pero aún teníamos cien mil tropas en esa ciudad! ¡¿Cómo pudo caer en una sola noche?! ¡¿E-Espera que crea semejante reporte?! D-Debe haber algún error, o— ¡Claro! ¡Nuestros enemigos buscan desbalancearnos!] Grité, azotando mi puño derecho en mi escritorio.

 

El gran salón de mi casa, lugar del supremo comando en la capital este, resonaba al sonido de un poderoso crujido— un siniestro trueno desde más allá del paisaje. Ante mí se arrodillaba el tembloroso Vizconde Zad Belgique, quien clamaba haber escapado de la capital real vía Griffin un día antes. No se veía como un mentiroso, empapado en su sangre— y el uniforme manchado— había, por propia palabra, tirado su armadura e incluso su espada en su vuelo.

 

Los agitados nobles y caballeros quienes abarrotaban el salón entraron en un coro de molestos ladridos y asustados gritos.

 

[¡¿La capital real ha caído?!]

 

[S-Su Alteza, Duque Grant…]

 

[¡¿Quién es responsable?!]

 

[Los Howards o Leinster, seguro.]

 

[¡Pero están refundidos en las fronteras!]

 

[¿Quizás Lord Gardner y Crom se cansaron de estar sentados?]

 

[Dos marqueses nunca podrán juntar tropas suficientes.]

 

[Entonces, los fuertes y estaciones entre aquí y la capital real empezaron a dejar los contratos regulares ayer porque…]

 

Tomé agitadas respiraciones, luego rondé a Belgique y demandé. [¿L-La capital real en verdad cayó en una sola noche? ¿Qué fue de Greck? ¿E-Esperas que me crea que la flor de nuestra armada fue derrotada?]

 

El vizconde me miró, pálido y reafirmó. [El enemigo marchó bajo el mando de los Duques Howard, Leinster… y Lebufera.] Respondió. [Crom y Gardner también se alinearon en nuestra contra y sus fuerzas tienen las rutas entre la capital real y este.]

 

Silenciosos gritos llenaron el salón. Toda la asamblea estaba aterrorizada hasta la medula.

 

No puede ser. ¡No puede ser, no puede ser, no puede ser!

 

Los Howards estaban ocupados con el Imperio Yustinian, mientras los Leinster estaban igualmente ocupados con la Alianza de Principados, y los Lebuferas, con las armadas del Señor Oscuro. Ninguno de ellos podría montar un contrataque inmediato. Por eso, una vez la capital real estuvo bajo nuestro control, tendríamos varios meses— al menos— para hacer nuestros siguientes movimientos. Esas suposiciones eran fundamentales para la Gran Causa.

 

¡¿Y Lord Crom y Gardner en nuestra contra?!

 

Me tambaleé hacia atrás y colapsé en mi silla. Un opresivo silencio quedaba en el salón. Aunque el vizconde se veía casi aliviado.

 

[La guarnición de la capital real había ocupado sus ciudades remotas.] Él continuó. [Pero Lord Greck los llamó debido a las dificultades con nuestras líneas de suplementos, esperando levantar las defensas de la capital. Aunque la retirada permitió que los tres duques tomaran las ciudades ya que no fuimos sabios. Antes que supiéramos qué nos pegó, atacaron los cuarteles generales, y Su Alteza desapareció. Las armadas ducales lanzaron un triple asalto desde el norte, sur y oeste, y nuestras fuerzas se redirigieron. Escapé en Griffin, cabalgando día y noche sin descansar para entregarles las noticias.]

 

[Greck y Raymond no reportaron problemas de suplementos.] Dije, menos confiado de lo que me habría gustado. [Tampoco oí de la retirada. Y a pesar de la emergencia que describes, no teníamos noticia de la capital real.]

 

[Creo que la perdida de comunicaciones mágicas es el trabajo de los semiespíritus en las filas enemigas. El enemigo de alas en fuego que atacó los cuarteles pudo haber sido humano.]

 

¿Los semiespíritus y alguna criatura inhumana? Peiné mi cabello. Greck tenía más tropas de las que manejaba ahora. ¿Cómo puedo repeler a tres duques con otros ocho marqueses sin ellos?

 

[Aún no hemos perdido, Grant.] Dijo una voz sin inmutarse.

 

[Gregory…] Murmuré lentamente.

 

Mi segundo hermano mejor usaba una túnica gris con capucha, y un hombre con subordinado siguieron sus pasos. El hombre, si recordaba bien, era llamado Lev y le servía a la Iglesia del Espíritu Santo. Gregory usualmente estaba contento con estar en el fondo de un consejo, pero no parecía importarle las miradas dudosas que se ponían en él ahora mientras caminaba al mapa de guerra desplegado en el centro del salón.

 

[Incluso si la capital real ha caído, nuestros enemigos necesitarán tiempo para alcanzarnos.] Dijo, señalando a la capital real y luego la capital este con un dedo. [Y el este es nuestro principal fuerte— líneas de suplemento no serán problema.]

 

[C-Cierto.] Accedí, asombrado de ver a mi hermano bastante animado, no típico de él. [S-Sí, tienes un punto.]

 

Tiene razón. ¡No… hemos perdido aún!

 

[¡Hayden, Harclay! ¡Denme su consejo!] Les grité a los dos viejos caballeros— las “Alas” de mi casa— quienes habían estado lejos con sus brazos cerrados y pensando en sí mismos.

 

[No tengo nada que añadir.] Haig Hayden respondió.

 

[No obedecemos más que órdenes.] Haag Harclay añadió.

 

[¡No es momento para contenerse!] Respondí, tomando la alabarda encantada, la Oscura Violeta— símbolo de los duques Algren— de su lugar a mi par. [¡Tú y el herido Zaur Zani eran los perros generales de mi padre, pero la derrota sería tan desastrosa tanto para ustedes como para el resto de nosotros! ¡Nadie puede ver que toda la aristocracia este enfrentará una amarga purga si perdemos esta guerra! ¡Ahora, digan lo que tienen en mente!]


¡Debo ganar! ¡Usaré todo a mi disposición para lograr la victoria!

 

Hayden y Harclay no abrieron sus ojos, pero se forzaron a hablar.

 

[Creo que Lord Gregory tiene la razón. Tenemos algo de tiempo a favor.]

 

[Pero también tenemos enemigos a nuestras espaldas aquí en la capital este.]

 

[¡Primer, el Gran Árbol!] Gregory exclamó, tocando la capital este en el mapa con su dedo. [Los Caballeros del Espíritu Santo se han retirado temporalmente más allá de nuestras fronteras porque dicen que fallamos en tomar la confianza. No debería, claro, debemos depender en sus refuerzos.]

 

Sus palabras quedaron en el aire por un momento.

 

[Ya veo.] Dije. Entonces fui a mi hermano, y con algo de esfuerzo, agité el salón al bajar mi alabarda en el mapa. Aunque el arma encantada se mantuvo en silencio, sin ganas de liberar su poder, sin embargo, partió la mesa. Observando a la asamblea, grité. [¡Tomen ese maldito árbol a cualquier costo! ¡Maten a todo el que se resista! ¡Debemos ganar! ¡Nuestra causa es justa!]

 

[¡A la victoria! ¡Nuestra causa es justa!] Toda la campaña gritó, con puños al aire. [¡Larga vida a Su Alteza, el Duque Grant!]

 

Con esa ovación, salieron del salón a dar órdenes a sus respectivas fuerzas. ¡Sus espíritus de luchan eran inquebrantables!

 

[Bien dicho.] Dije, colocando una mano en el hombro de Gregory. [Tomaré el mando del frente de línea. Por eso, ustedes supervisarán nuestra retaguardia.]

[Yo… no soy digno del honor.] Dijo débilmente. [U-Um… Acerca de Gil…]

 

[¡Decide con esas trivialidades!]

 

[C-Claro.] Gregory vio al hombre de túnica gris detrás de él. [Además, me gustaría enviar a Lev para ayudar en el ataque del Gran Árbol.]

 

[Me retiro.]

 

[Muy amable de tu parte. Que la fortuna esté a tu favor, hermano.]

 

[¡Lo estará! ¡Hayden! ¡Harclay! Los quiero en marcha. ¡Muéstrenme lo que las Alas de los Algren pueden hacer! ¿Seguramente Zaur aun puedo luchar? ¡Tráelo contigo!]

 

Los viejos grandes caballeros se inclinaron.

 

[Sí, señor.]

 

[Como desee.]

 

Había algo acerca de su comportamiento que no podía procesar. Me recordaba a la lamentable mirada que el idiota de mi padre— Guido Algren, ahora en coma— me había sado antes de lanzar la Gran Causa. Pero mientras la Oscura Violeta fuera mía, nunca me traicionarían.

 

Corrí fuera del salón.

 

Así como lo miras, padre. Solo estoy empezando a luchar. ¡Y cuando el polvo se baje, yo, el Duque Grant Algren, saldrá victorioso!

 

✽✽✽✽✽

 

[¡¿Qué?!] Exclamé, tratando de levantarme. [Anna, es es— ¡Yowch!]

[Quieto, Joven Maestro Richard.] La ama de casa de la Casa Ducal de Leinster me reprendió mientras mi dolor tomaba lo mejor de mí. [No he tenido noticias de Celenissa desde que la envié de vuelta a reportarlo, pero dada la perdida de comunicaciones mágicas y el pánico en la Casa Ducal de Algren, es natural asumir que nuestros aliados han liberado la capital real.]

 

Estábamos en la fortificada posición entre el Gran Árbol y lo que había sido el Gran Puente antes que Caren lo derribara con un hechizo de rayos. Anna me había acosado y forzado—a pesar de mis protestas— a atender mis heridas. Mi grito de dolor sacó una risa sarcástica de los caballeros, milicia, y voluntarios alrededor de nosotros.

 

[Te dije que no necesito curación. Puedo moverme bien.] Gruñí, dándole una dura mirada a la chica de cabello azul pálido quien estaba aplicando medicina en mi lastimado brazo de una caja en su otra mano— Nico, la número siete de la corporación de maids.

 

[No escucho.] Anna dijo.

 

[Mi lord.] Nico dijo. [Sus heridas son serias, flojito y cooperando.]

 

Miré alrededor, esperando ayuda de cara a ese duro rechazo, pero todos les dieron una mirada a los rostros de Anna y Nico y se dispersaron.

 

Diez días han pasado desde que Caren salió al oeste para invocar el Antiguo Pacto. La perdida del puente había hecho lo suficiente para detener a los rebeldes, y los jefes de los hombres bestias finalmente se habían unido a la pelea, empleando su magia botánica para construir duras fortificaciones. Nathan y los otros artesanos, mientras, nos habían suplementado con una variedad de implementos mágicos hechos del material abandonado del enemigo. Como resultado, estábamos sufriendo muchas menos bajas, liberando al habilidoso curado Shima del clan liebre para dirigir a Shizuku del clan cabra y otros jóvenes militares dentro del Gran Árbol, donde una vez más formaron una fuerte unidad médica. Sobre eso, Luce— un Griffin oceánico verde con plumaje blanco que la legendaria Estrella Fugaz del clan lobo había montado en la Guerra del Señor Oscuro— había dirigido a su manada para defender al Gran Árbol.

 

No es sorpresa que ahora tuviéramos tiempo para libre atender las heridas que una vez habíamos ignorado. Y si la capital real estaba en manos amigas, nuestras dificultades también podrían llegar a su fin.

 

[Anna, ¿te refieres a que los rebeldes arrojaran todo lo que tomaron de nosotros?] Pregunté.

[Estoy segura de ello.] La ama de llaves respondió mientras prepara una taza del té que había traído consigo. [Mover decenas de miles de tropas de la capital real al este será una tarea difícil, incluso con la ayuda de los rieles. Sospecho que los rebeles quieren hacer una apuesta final con el Gran Árbol antes que nuestros aliados lleguen.]

 

[Probablemente.] Dije. [Y liderando el ataque…]

 

[Serán las Dos Alas de los Algrens, los Grandes Caballeros Haig Hayden y Haag Harclay, a la cabeza de la Orden Violeta y el guardia Algren. El Conde Zani puede unírseles, si sus heridas lo permiten.]

 

[Estaremos presionados si tratan de abrumarnos.]

 

[¡No tema, Joven Maestro Richard! ¡Solo lanza unos cuantos Firebirds en sus filas y dejarles caer con tu Espada Escarlata!]

 

[No pidas imposibles.] Cansado de la delgada ama de llaves de cabello castaño, regresé a la chica vendando mi brazo y pregunté. [Nico, ¿dónde está Jean?]

 

[Con Mrs Ellyn.] Ella respondió.

 

[¿Con Ellyn?] Dije, asombrado.

 

Ellyn era la madre de Allen, quien se había ganado el apodo del “Cerebro de la Espada” por las hazañas que había realizado con mi hermanita Lydia. También era el idiota que me había dejado la defensa del Gran Árbol en mis manos y apuntado para la guardia de nuestra retaguardia. Mientras viviera, nunca olvidaría la mirada en el rostro de Ellyn cuando habíamos regresado y reportado lo que él había hecho. No creía que alguien pudiera llegar a tales profundidades de la desesperación— o amor. Allen no compartía su sangre, pero daría mi palabra que ella era su madre.

 

[La relación de Jean con su propia madre es algo tensa, pero está más necesitado de lo que crees.] Nico explicó, frunciendo el ceño. [Mrs Ellyn amablemente atendió sus heridas, y Jean ha estado con ella desde entonces.]

 

[Oh.]

La Corporación de Maids de Leinster era una estricta meritocracia. Mi casa se había deshecho de los mayordomos hace más de una década, luego que uno hubiera tratado de secuestrar a Lydia. Como resultado, la autoridad de nuestras maids había crecido a saltos agigantados. En tiempos de guerra, los oficiales de la corporación tomaban precedencias ante muchos nobles. Y venían de una mezcla de varios trasfondos: Anna era Yustiniana, por boca propia. Su segunda al mando, Romy, provenía de las islas sureñas, y Nico, de la ciudad del agua. Jean era del oeste, o eso había oído.

 

[Joven Maestro Richard, consideramos que la Corporación de Madis de Leinster es nuestra familia.] La ama de llaves añadió, colocando una taza de té negro. [Y, rogando su perdón, nos sentimos igual hacia su casa.]

 

[¿En serio? Supongo que so te hace mi ti—]

 

Una cuchara atravesó el aire, tomando unos pelos de mi flequillo que caían en el lugar. [¿Dijo algo, Joven Maestro Richard?] Anna preguntó.

 

¡Esto requiere de la técnica secreta que aprendí en mi juventud!

 

[No, para nada.] Reí, levantando sus manos arriba en muestra de completa rendición.

 

[La iniciativa de nuestro señor es una lección para todas nosotras.] Nico dijo, tapando un pequeño frasco de ungüento mágico. [Todo hecho.]

 

Flexioné mi brazo derecho. ¡No dolía nada!

 

[Gracias.] Dije. [Ni siquiera magia de curación pudo minimizar ese dolor, y lo curaste por completo.]

 

[Solo hacía mi deber.] Nico respondió, volteándose hacia el Gran Árbol. [Llamaré a Jean.]

 

Solía ser tan atractiva.

 

Anna se río mientras servía mi té y remarcaba. [Ah, joven.]

 

[¿Qué?]

 

[Oh, nada. Solo hablo conmigo misma.]

 

Miré a la reluciente ama de llaves mientras levantaba mi taza de té y tomó un sorbo. Delicioso.

 

Ahora unas carcajadas familiares estallaron detrás de mí. [¡Parece que te la estás gozando, Señor Rojo! Pero ser denso no es una virtud.]

 

[Dag.] Dije, girando mi silla. [Diría soy tan perceptivo como el siguiente—]

 

[¡Whoops!] Anna tomó mi taza mientras se deslizaba de mi mano.

 

Detrás de la vieja nutria se paraba Bertrand y varios caballeros veteranos más de la guardia real. Alguien parecía haberles dado primeros auxilios, pero aún estaban cubiertos en heridas, y sus ropajes estaban manchados con la negrura de la sangre seca.

 

[Bertrand.] Jadeé, poniéndome de pie. [Chicos.]

 

[Richard.] Dijo. [Gracias… gracias a dios estás a salvo.]

 

Ninguno de nosotros podía decir más. Apreté mis dientes— había tan pocos de ellos. Aunque, era su vicecomandante, tenía un deber. Junté mis pies, saludé, y dije, en una temblorosa voz. [Señores, en verdad… en verdad los elogió por un deber bien hecho.]

 

[¡Saluden!] Bertrand gritó, y los veteranos caballeros regresaron mi saludo.

 

[Tengo tantas preguntas.] Dije, bajando mi mano. [Pero primero: ¿Qué hay de Allen?]

 

Mi hombre de confianza era un veterano capitán. Nunca mostraba debilidad, incluso de cara a la muerte. Aunque sus hombros temblaban, y lágrimas llenaron los ojos de los otros veteranos caballeros.

[Mr Allen luchó… luchó valientemente.] Bertrand dijo. [Estaremos orgullosos de haber estado a la par de él hasta el final de nuestros días. Pero nosotros… fallamos en defenderlo. Salvo nuestras vidas y…] En ese punto, las palabras le fallaron, y empezó a sollozar.

 

¿Allen salvó a Bertrand y los otros veteranos?

 

[El antiguo jefe del clan zorro dijo la misma cosa.] Dag añadió, masticando su pipa. [Ese idiota mantuvo la línea hasta el último momento posible, entonces arrojó a los sobrevivientes al canal. ¿Puedes creerlo, Señor Rojo? Cargó con su vida en contra no solo de sus compañeros de armas, sino de los vejestorios que no querían relacionarse con él, y los escogió sin pensarlo dos veces. Debió haber huido— ¡Se había ganado el derecho! Pero… Pero el estúpido fue y…] Lágrimas bajaban del rostro de la vieja nutria.

 

Puse una mano en su hombro. [Seremos quienes salven a Allen.] Dije firmemente. [¡Y le daremos una buena tunda mientras estamos en ello!]

 

Dag secó sus ojos y sonrió. [Es una idea.] Dijo. [¡No estaré feliz hasta que me lo haya madreado!] Él movía su pipa mientras declaraba. [Estaba usando los canales subterráneos, buscando a los rebeldes y tratando de rastrear a nuestros jefes traidores, Nishiki del clan mono y Yono del clan rata, cuando recogí a tus caballeros. ¿Y quién pensaría que los encontraría? ¡La futura prometida de Sui! ¡Yo los traje de vuelta, y debiste haberlo visto llorar! Dice que su hermana perdida lo saco de un calabozo, si puedes creerlo. No pude encontrar a los traidores, pero estoy seguro que tomaron los canales subterráneos del este.]

 

[¡¿Encontraste a Momiji?!]

 

Sui dijo que no la había visto desde el primer día de la insurrección. Y parece que los traidores ya están fuera del país.

 

[¿Qué pasó, Bertrand?] Demandé.

 

[Te mantendré al tanto.] Respondió el milagroso sobreviviente. [Los rebeldes están por ir con todo lo que tienen a nosotros. ¡A la defensa!]

 

Oscuras nubes cubrían el cielo, tapando el sol. Las fuerzas enemigas se amasaban en el lado opuesto del puente caído. Juzgando por sus banderas, la Orden Violeta y la guardia Algren estaban en la vanguardia.

[Bertrand, sé que has visto a los curadores, pero ¿realmente volverás al campo de batalla?] Le pregunté a mi veterano compañero, quien usaba armadura ligera prestada de la milicia de los hombres bestias.

 

[Claro.] Respondió, acariciando su canosa barba mientras observaba las filas enemigas. [Los rebeldes estarán desesperados por abrumarnos esta vez. Cada luchador capaz debería estar aquí para recibirlos.]

 

Solos líderes de los hombres bestias— tanto del clan y milicia— sabía de nuestra especulación acerca de la toma de la capital real. Si dejamos nuestras guardias abajo, seríamos aplastados por el peso de los números.

 

Más Griffins oceánicos verdes de los que podía contar volaban cerca del Gran Árbol, listos para atacar sin misericordia si nuestros enemigos trataban de restaurar el puente y la calle.

 

[¿Las bestias mágicas mantienen una vieja promesa de doscientos años?] Bertrand murmuró, mirando al cielo. [Desearía que las personas fueran leales.]

 

[Quizás lo sean.] Dije. [Si la capital real está de vuelta en buenas manos, entonces los Lebuferas deben—]

 

[¡Vicecomandante! ¡Movimiento en los rangos enemigos! ¡Vienen!] Valery Lockheart gritó. A pesar de ser el caballero más joven en la guardia, había luchado en toda esta tormenta sin sufrir una sola herida. Algunos incluso habían llegado a llamarla “Suertuda”.

 

Los caballeros armados de pies a cabeza estaban avanzando, grandes escudos se alzaban, mientras los hechiceros usaban magia de tierra para crear un camino para ellos.

 

[Anna, ¿cómo lees las tácticas enemigas?] Pregunté, mirando a la ama de llaves, quien esperaba con Nico y Jean en la retaguardia de nuestras líneas.

 

[Un ataque frontal, debo decir.] Respondió. [Aunque… algo no va conmigo.]

 

 

 

Haig Hayden y Haag Harclay eran generales veteranos; tenían que saber cuán expuestas sus tropas estarían a la magia ofensiva mientras vadearan el canal. El capitán de la milicia, Rolo del clan leopardo, quien estaba atrás en el frente de línea gracias a las medicinas de Nico, se veía tan asombrado como yo.

 

[¡Richard! ¡La milicia está lista para cuando nos necesites!] Sui del clan zorro gritó, corriendo a mí.

 

[¿Realmente deberías estar aquí, Sui?] Pregunté.

 

[¿Por qué no? Estoy curado.] El asombrado joven en un uniforme marcial andrajoso respondió, quien se había reunido con su prometida, Momiji Toretto.

 

[No me refería a eso. ¿Realmente dejaste a Momiji?]

 

[¡¿Qué?! ¿D-De qué estás hablando? Yo… yo no—]

 

[¿Quieres estar con ella?]

 

[Claro que quiero estar con ella, tú— ¡Ah!]

 

Su rápida respuesta sacó una cálida risa de los soldados. El Capitán de Unidad Toma del clan oso estaba hecho mierda.

 

Bien. Ahora todos están bien y relajados.

 

Le guiñé a Sui, quien respondió con una maldición y un murmuro. [Te la haré pagar luego.]

 

Hechiceros enemigos empezaron a trabajar para restaurar el puente caído en el este. Sería tan fácil atacarlos. Y así…

 

Sui retorció su nariz y murmuró. [Esos fósiles no están.]

 

[¿Fósiles?] Dije. [Quién— ¡Mierda! ¡Nico! ¡Busca el maná de Zaur Zani!]

 

[¡Sí, mi señor!] La chica de cabello azul pálido de inmediato entró en acción. Su falda revoloteaba mientras movía su báculo en un amplio arco, conjurando una enorme parvada de aves de agua, las cuales envió en todas las direcciones. Los que volaban arriba de nuestra formación se desvanecieron uno tras otro.

 

[¡Drat! ¡Rolo, el ataque frontal es para apoyo y una distracción! Su fuerza principal está—]

 

[Bien visto.] Una voz dijo desde arriba.

 

[¡Pero demasiado tarde!] Otra añadió.

 

Entonces, con un grito de guerra “Ve lo que haces” incitó que hechizos de rayos vinieran a nosotros,

 

[Vaya.] Anna dijo mientras atravesaba el bombardeo con sus hilos.

 

Gruñí mientras bloqueaba una lanza lanzada de uno de los tres ancianos quienes habían aparecido. Jean, la número diez de la corporación, rugió. [¡Se ve divertido!] Mientras hacía lo mismo.

 

Fieras chispas volaban, pero las repelimos luego de un breve choque. Los dos viejos caballeros aterrizaron en borde roto del Gran Puente, acompañado por un viejo hechicero que usaba un sombrero amplio y un parche sobre un ojo y tomó una antigua lanza hechizada. Aquellos eran las famosas “Alas” de los Algren— los Grandes Caballeros Haig Hayden y Haag Harclay. El tercer hombre era el Conde Zaur Zani, renombrado por su gran conocimiento.

 

Un momento después, una extraña caja cayó en el canal. Arriba, los Griffins que la habían llevado y nuestros tres enemigos giraban frenéticamente, escabulléndose de sus perseguidores.

 

Hayden y Harclay prepararon sus largas lanzas.

 

[Lord Leinster y los valientes caballeros de los hombres bestias.]

 

[Aunque no le llevamos contigo, no podemos retractarnos.]

 

El maná de los viejos caballeros fluía mientras gritaban en conjunto. [¡La victoria será nuestra!]

 

¿Un ataque suicida de tres hombres?

 

Levanté mi espada y grité. [¡Caballeros de la guardia real, no dejen que las tropas enemigas crucen el río! ¡Bertrand, toma el mando! ¡Anna, Jean, los tres lidiaremos con los ancianos! ¡Nico, cuida nuestras espaldas!]

 

[¡Sí, señor!] Mis caballeros gritaron, mientras las maids respondieron. [Será mi placer], [¡Déjemelo a mí!] y [Sí, mi señor.] Respectivamente.

 

[¡Toma, fortalece nuestra guardia ante el Gran Árbol!] Rolo gritó. [¡Sui asiste a la guardia real! ¡Los jefes, mantengan sus fortificaciones ordenadas!]

 

La milicia respondió con un caluroso “Sí” y los jefes, con un firme “entiendo”. El sentimiento de urgencia estaba llenando el lugar.

 

Creé un hechizo de fuego en la punta de mi espada. Anna sonrió y abrió sus brazos. Jean descansó una espada en su hombro y descubrió sus caninos. Nico estaba ocupada conjurando unos leones de agua.

 

Entonces, justo cuando la batalla estaba por iniciar, un enorme círculo mágico apareció en el cielo arriba del Gran Árbol. Su diseño me recordaba fuertemente a pétalos flores.

 

Enemigos y aliados por igual miraron arriba, estupefactos por este increíble espectáculo. Todos menos la sonriente Ángel de la Muerte.

 

[Oh, qué lástima.] Anna dijo, lanzando una mirada de lamentación a los grandes caballeros y sus compañías. [Parece que se les acabo el tiempo. Pero no sean duros con ustedes mismos— tales cosas pasan a menudo en el campo de batalla.]

[Anna.] Lentamente me esforcé por preguntar, mis ojos aún centrados en los cielos. [¿Qué diablos es eso?]

 

La ama de llaves juntó sus manos y explicó. [Miren a la magia que el jefe de los semi espíritus del oeste, la Flor Sabia Chise Glenbysidhe, paso un siglo diseñándolo para atacar a los demonios: el hechizo de teletransportación estratégico Phantasmal Falling Star Blossom. Ahora, observen con cuidado, damas y caballeros. ¡Esto es raro de ver, y odiaría que se lo perdieran!]

 

✽✽✽✽✽

 

Nos adentramos en el círculo mágico que sobrevolaba la capital real como una flor en floración. Entonces el Gran Árbol entró a la vista.

 

[Increíble.] Murmuré, asombrada.

 

[¡N-Nos teletransportamos desde la capital real!] Ellie exclamó, igualmente pasmada. Estábamos montando nuestros Griffins lado a lado, pero necesitábamos nuestros orbes de comunicación para hablar entre nosotras.

 

¿Cómo puede semejante hechizo ser real? Es algo salido de un cuento de hadas.

 

[¡Lynne! ¡Ellie! ¡Stella! ¡Caren! ¡Miren!] Tina gritó, señalando al Gran Puente antes del árbol. Había sido la primera en volar al círculo.

 

Ante nosotras, enemigos y aliados se enfrentaban a lo largo del abismo donde el puente había estado. En el lado del Gran Árbol, las tres personas con el potente maná estaban arremetiendo contra mi hermano Richard, junto a Anna y sus maids.

 

Detrás de nosotras, el círculo mágico se desvaneció en una explosión de pétalos y un rayo de luz. De acuerdo al Jefe Chise, el primer lanzamiento fue solo una prueba para afinar las coordinadas de teletransportación. El segundo sería uno de gran escala y requería tiempo para prepararse. ¡Así, como una unidad de avanzada, necesitaríamos comprar tiempo hasta que mi madre, Lily, y el resto de nuestras fuerzas llegara!

 

[¡Vamos!] Tina dijo, poniendo el báculo cruzado en su espalda y nos miró sobre el hombro. [¡Si mi compa tiene razón, Lydia está en camino!]

El Héroe Alice dijo que— una vez se despertó— [El bebé llorón se dirigirá hacia la capital este, acabando con los trenes y todo lo demás que encuentre en su camio. Tengo el tiempo para ir por un chuche. Nos vemos.]

 

[¡S-Sí!] Ellie respondió.

 

Regresando al presente, grité. [No necesito que me lo digas. ¡Babosa!]

 

Los Griffins oceánicos circulando arriba aleteaban sus alas y venían hacia nosotras. Sentía un aparador viento mientras el Griffin de Caren aceleraba.

 

[¡Luce!] Caren gritó, sacando su daga. [¡Soy yo! ¡Volví!]

 

Un Griffin blanco en el centro de la manada libero un aullido perforante. Podía sentir su dicha. Los Griffins que se habían movido para atacarnos se alejaron y reunieron a la manada. ¡Entonces varios cientos de Griffins oceánicos verdes entraron a la vez, atacando a la armada en la orilla!

 

Incluso desde la distancia, podía oír los gritos y rugidos de los soldados. Magia ofensiva llenaba el aire, levantando fieros vendavales. Un hombre en montadura en el centro de la fuerza rebelde— su general, supongo— agitaba ferozmente su alabarda.

 

[¡Ahora, a la carga!] Lady Stella gritó mientras su Griffin pasaba los nuestros. Caren siguió, y ambas saltaron sin esperar aterrizar. Sus Griffins sin jinetes volaron hacia el Gran Árbol.

 

Lady Stella saco su varita y estoque en medio del aire y lanzó un hechizo de levitación antes de que cayera al suelo. Ella y Caren aterrizaron levemente justo entre las líneas enemigas y aliadas.

 

[Oh, Stella…] Tina murmuró, con admiración.

 

[M-Ms Caren es tan genial…] Ellie añadió. Ambas tenían chispas en sus ojos.

 

¿Incluso ha dominado la levitación? Pensé, disgustada, y dirigí mi Griffin para descender.

 


Tina y Ellie cayeron detrás de mí, gritando. “¡Hey, Lynne!” y “¡P-Por favor, espéranos!”

 

[¡Richard-niisama!] Dije. [¡Anna! ¡Chicas!]

 

Gritos asombrados de “Lynne” “Lady Lynne” y “Mi lady” nos recibieron mientras aterrizábamos nuestros Griffins ante las líneas aliadas. Saqué la espada de Nee-sama.

 

De las fuerzas enemigas, solo dos caballeros y un hechicero ya habían cruzado el río. Aunque ellos eran equívocamente guerreros maduros— sin perturbarse incluso mientras la fuerza rebelde principal se asustaba detrás de ellos.

 

[Esos dos son los grandes caballeros, Haig Hayden y Haag Harclay.] Caren nos informó, entrando con Lightning Apotheosis. [El viejo hechicero atrás de ellos es Zaur Zani. Todos son oponentes temibles, así que no bajen su guardia.]

 

[Primero, déjenme presentarme.] Lady Stella dijo, encontrando los ojos de los viejos condes. Copos azul pálido empezaron a bailar alrededor de ella, mezclándose con los últimos pétalos del Jefe Chise en un encantador espectáculo. [Soy la hija mayor del Duque Howard, Stella Howard. Harclay, Hayden, no puedo creer que nos hayamos reunido en esa fiesta hace tres años. Y asumo que su compañía es el Conde Zani, renombrado como el mejor escolar en el este de nuestro reino. En resumen: ríndanse. Ya no tienen esperanza de victoria.]

 

Me pareció segura de sí misma, imponente, casi sublime. Y siento que ella tenía que agradecerle a Nii-sama por esa inspiradora confianza.

 

[Vaya, cuánto ha crecido Lady Stella.] Anna se arrulló, desplazándose frente a mí. [¿Por favor, se quedarían detrás de mí, señoritas?]

 

Fue una orden dicha como una petición. Bajé mi mirada y murmuré. [Anna, Nee-sama… mi hermana ha—]

 

[Lady Lynne, Lady Lydia ya no está sola. Las tiene a ustedes jovencitas— y Mr Allen.] Anna declaró empáticamente, su mirada siempre se fijaba al frente, abriendo sus brazos. [¿Y qué dice si terminamos esto rápido?]

 

Hayden y Harclay alistaron sus lanzas.

[Fracasamos en anticipar la magia de teletransportación.]

 

[Aun así, aún no estamos acabados.]

 

¡Ambos grandes caballeros hicieron a un lado sus lanzas, conjurando tempestuosos remolinos de viento!

 

¡¿Diez lanzamientos del hechizo avanzado Imperial Storm Tornado?!

 

[¡Somos firmes en nuestra resolución!] Zani rugió, desplegando un verdadero arsenal de lanzas te truenos y hacas. [¡Y quitaremos a todos los que se pongan en nuestro camino!]

 

Anna dio otro paso al frente.

 

Tina y Ellie gritaron, “Stella” y “M-Ms Caren” casi al mismo tiempo.

 

[¡Déjanos ayudare!] Grité con ellas.

 

Pero Lady Stella deslumbró una sonrisa sin miedo y dijo. [Déjanos esto a nosotras.]

 

[¡Anna! ¡Cuida de las chicas!] Caren gritó, igualmente sin dudar, entonces se echó a correr. No parecía dejar de ganar velocidad.

 

Los avejentados grandes caballeros se veían sombríos mientras bajaban sus lanzas.

 

[Así que escogieron luchar.]

 

[¡Pero no cederemos!]

 

Los diez tornados fueron al frente para asaltar a nuestros senpais. Pero Lady Stella, quien no había dado un paso, movió su espada y estoque y conjuro dos aves con las de hielo en el aire ante ella— su hechizo supremo Frost Gleam Hawks. Disiparon los torbellinos entre una ventisca de copos de nieve, congelando el puente debajo de ellos mientras volaban.

[¡¿Un hechizo supremo desconocido?!] Zani exclamó en asombro incluso mientras liberaba su propia magia. Un bombardeo de lanzas de truenos y hachas acribillaron a los halcones mientras los grandes caballeros levantaban barreras y trataban de detener su avance.

 

[¡Asombroso!]

 

[¡Magnífico, pero aún no estamos vencidos!]

 

Caren arrulló su daga en el cielo. [¡Stella no es la única en su contra!] ¡Gritó, pasando a los grandes caballeros con una lanza cabeza de cruz en sus manos y un manto de rayos con la forma de la cabeza de un lobo!

 

Ella impresionó a Zani con una serie de asombrosos ataques rápidos. En anciano hechicero libero un gruñido de sorpresa, pero rechazó los golpes con su lanza hechizada y rodo por el suelo para ganar distancia, enviando su sombrero al canal. Era bastante ágil para su edad.

 

Los grandes caballeros gritaron con ganas, concentrando todo su poder en sus defensas mágicas. El Frost Gleam Hawks se desintegró en una repentina ventisca.

 

[¿Lo puedes creer?] Jadeé en admiración. [Cierto, tienen apoyo, pero aun así detuvieron un hechizo supremo.]

 

[¡Entonces solo seguiremos atacando hasta que caigan!] Tina respondió, levantando su varita. [¡Ellie!]

 

[¡Sí!] Ellie respondió, empezando a crear sus hechizos.

 

Delante de nosotras, Lady Stella movió su varita y estoque, su Frost Gleam Hawjs se volvió a materializar. Caren, mientras, soltó furiosos rayos de luz violeta mientras levantaba una lanza de luz más grande. El Griffin oceánico blanco estaba volando directamente arriba de ellos.

 

Oí pisadas, y luego Richard-oniisama se paró al lado de Anna. [Hayden, Harclay, Zani.] Dijo. [Es inútil. Bajen sus armas, y garantizaré su seguridad. Pero solo díganme una cosa: ¿Por qué? ¿Por qué el viejo Duque Guido Algren permitió esta absurda rebelión?]

 

Los tres viejos estaban sombríamente en silencio. En el otro lado de la orilla, sus fuerzas aún estaban evadiendo desesperadamente el ataque de los Griffins— asustados, pero evidentemente determinados por mantener su posición.

 

Haig Hayden cambió a un agarre de doble mano con su lanza. [Lord Richard.] Dijo. [Nosotros… en verdad apreciamos su oferta.]

 

Haag Harclay levantó su enorme arma en una postura alta. [Aunque el Duque Guido Algren es nuestro maestro.]

 

Zaur Zani blandió su lanza hechizada. [Aunque no olvidaremos tu generosidad, acataremos lo que se nos enseñó.]

 

Los ojos de los tres ancianos brillaron con un espíritu guerrero mientras gritaban en conjunto. [¡Un caballero es un defensor de la voluntad de su señor! ¡Y somos los caballeros del Duque Guido!]

 

Su desbordante maná hizo que se me pusiera la piel de gallina. ¿Por qué tales luchadores expertos se aliarían con los rebeldes?

 

Richard-oniisama frunció sus ojos y tomó el mango de su espada. Entonces, sin advertencia, Anna movió su mano izquierda en un amplio arco. Sus invisibles cuerdas se deslizaron por el borde del Gran Puente, esparciendo fragmentos de hielo.

 

[Solo no puedo soportar el voyerismo.] La ama de llaves declaró.

 

[¿Oh? Me sorprende que lo notaras.] El espacio se distorsionó y un hombre apareció. Usaba una túnica gris con capucha y llevaba un báculo y un puñado de talismanes— justo como Racom y Rolog, los inquisidores de la iglesia que habíamos enfrentado en Avasiek.

 

Caren y Lady Stella se veían mal.

 

Nuestros ancianos oponentes fruncieron el ceño y se dirigieron al extraño.

 

[Te conozco.]

[Le sirves a Lord Gregory.]

 

[¡Lev! ¡¿Cuál es el significado de esto?!]

 

[¿Seguramente fueron informados? Estoy aquí para reforzarlos— y para realizar unos cuantos experimentos. Después de todo…] Lev miró lascivamente a Lady Stella. [Parece que Lady Howard ha dominado una nueva forma de magia suprema. Fascinante.]

 

Rabia surgió de los rayos de Caren. [Dónde… ¡¿A dónde te has llevado a Nii-san?!] ¡Ella demandó, lanzándose al frente en un salvaje ataque!

 

Lev lanzó un talismán. Un fuerte sonido metálico y un rugido eléctrico siguieron mientras un siniestro maná se esparcía alrededor de nosotros. Una larga espada había emergido de un círculo de invocación frente a Leve, bloqueando el ataque de Caren. Lo siguiente que supe, un caballero apareció, altamente armado y blindado con una espada larga, escudo, armadura plateada y un casco por el cual solo los ojos del guerrero eran—

 

[¡Conozco… ese ojo!] Caren gritó. [Es igual a Gaucher cuando estaba—]

 

Anna liberó un gruñido mientras el caballero la repelía. Lady Stella y Anna la atraparon, gritando. “Caren” y “Miss Caren” respectivamente.

 

Entonces flores congeladas me sobrepasaron en turbulentos vendavales. Mis amigas habían terminado sus hechizos.

 

[¡Chicos, atrás por favor!] Ellie gritó.

 

[¡Déjanos intentarlo!] Tina gritó, y el hechizo supremo Blizzard Wolf liberó un aullido desde el fondo de la tormenta de hielo que lo envolvía.

 

¡¿El hechizo compuesto que lanzaron durante nuestro duelo de práctica con Lady Stella?!

 

El lobo de hielo entró en un furioso ataque hacia el misterioso hombre y su caballero. Al mismo tiempo, los viejos condes tomaron una formación evasiva, murmurando. “¿Puede ser?” “Más magia suprema” y “¿Estos son los frutos de sus tutorías?”

El caballero mantuvo su posición, su único ojo visible brillaba con un extraño rojo. ¿Por qué no lo esquivó?

 

¡Un instante después, el Blizzard Wolf lo atacó de frente! La tormenta de nieve se fortaleció, congelando el escudo que levantó para detenerlo. Podía ver los efectos del impacto transformando el amplio canal debajo en un río de hielo, y fría niebla llenó el aire.

 

[Tina, ¿le diste?] Dije, manteniendo mi mirada en su mano derecha mientras caminaba al frente. La marca del Frigid Crane brilló en la parte de atrás, y la fórmula de hechizo se mostraba a través del listón azul en su muñeca.

 

[¡Claro!] Ella dijo. [Pero se siente algo raro.]

 

Miré a Ellie. Ella tampoco se había relajado. Y tampoco Lady Stella, Caren, Anna, y Richard-oniisama. Los inquisidores a quienes habíamos enfrentado en Avasiek habían sido monstruosos. Era difícil creer que un solo golpe, incluso de un hechizo supremo, podría—

 

¡Un bombardeo de enorme umbral de agujas estalló por la helada niebla, se dirigía hacia nosotros! ¡¿Qué fue ese ataque?!

 

[¡Permíteme!] Anna dijo brillantemente. Un ondeo de su mano izquierda envió un destello de luz que atravesó toda el área, adhiriéndose en cada aguja y también disipando la niebla.

 

El caballero estaba congelado, pero de pie. Su casco destruido, y lo que yacía debajo nos dejo sin palabras. La mayoría de la cabeza del caballero estaba cubierta por una retorcida fórmula de hechizo. Podía ver a los expertos guerreros mirando a Lev, pero el inquisidor solo se mataba de risa.

 

[Esplendido, esplendido.] Dijo. [Estoy impresionado que lograras contrarrestar mi nuevo hechizo tan eficientemente.]

 

[Sir Gaucher de los Caballeros del Espíritu Santo usó ese hechizo luego que se convirtiera en un monstruo.] Richard-oniisama dijo. [Lev, creo que era tu nombre. ¿Qué le has hecho a ese caballero? Y a menos que mi suposición esté mal, esas agujas negras tampoco provienen de magia ordinaria.]

 

Lady Stella murmuró. [Es como el falso Resurrection imbuido en esos soldados hechizados.]

 

[Este es un experimento.] El hombre respondió, abriendo sus brazos. [Tengo más buenos especímenes de lo que puedo hacer— con la forma de los antiguos caballeros de tu reino.]

 

Nos congelados, asombrados por esta inesperada revelación.

 

Tina miró a Lev mientras creaba un segundo Blizzard Wolf con su varita. [Te refieres a los hombres del Caballero Oscuro, quien desapareció luego del ataque de Gerard, ¿verdad?] Ella demandó. [¡Les implantaste con Resurrection contra su voluntad! ¡Y también te hiciste algo raro!]

 

[Eso es.] Lev admitió, mirando a Tina con interés. [Los investí con un gran poder. ¡Oh, toda la gloria a Su Santidad! Ahora, creo que es suficiente de charlitas. Tengo que hacer en el Gran Árbol. ¡¿Me dejarían pasar, por favor?!]

 

Él produjo una docena o más de talismanes y los lanzó. ¡Una tropa de nuevos caballeros emergieron del espacio retorcido en los círculos de invocación y formó una línea de batalla!

 

[¿Una armada de caballeros armados con Resurrection?] Caren gritó. [Esto no será fácil.]

 

[Pero no podemos permitirnos retirarnos.] Lady Stella dijo firmemente. [Vamos a poner a Lydia en sus cabales y rescatar a Mr Allen. Y mientras estemos juntos, esto no será problema para nosotras. ¿No es cierto, Caren, Tina, Ellie, Lynne?]

 

No podía evitar verla en admiración. Tina y Ellie se veían igual de sorprendidas, sonrojadas levemente mientras murmuraban. “Alta waifu que es” y “Qué perro el que se carga”.

 

Lev río maléficamente. [Qué SIMPatica eres, Lady Howard. Admito que tu magia suprema es poderosa, pero ¿realmente crees que puedes a todos estos soldados hechizados?]

 

[Para nada.] Lady Stella admitió, agitando su cabeza con una malévola mirada que me recordaba a Nii-sama. [Pero tenemos aliados con lo que apoyarnos.]

 

Lev se veía sorprendido. [Qué—]

Entonces levantó la mirada.

 

Detrás de nosotros, nuestros aliados empezaron a murmurar.

 

[M-Mira.]

 

[¿C-Cómo hay tantos?]

 

[Son hermosos.]

 

Un campo de destellantes flores se anclaba arriba en el cielo. Había docenas de ellas, y también flotaban sobre la armada rebelde en la costa opuesta. Entonces Griffins y wyverns travesaban los círculos mágicos. Elfos, humanos, y dragones tenían sus riendas, y más luchadores aterrizaban en sus espaldas. ¡La segunda ola ha llegado!

 

Arriba de nosotras, dos mujeres gritaron. “Bien hecho” y “Gracias por esperar” mientras se bajaban de sus Griffins. Una era una elfa con hermoso cabello verde jade brillante. La otra, una maid con trenzas ondeando detrás de ella. ¡Era la Duquesa Emerita Leticia Lebufera y Lily! El par— que se habían amigado en la capital real— lanzó hechizos de levitación justo antes de tocar el suelo y aterrizar gentilmente.

 

[¡O Lily!]

 

[¡Lo tengo!]

 

Su lanza y espadas gemelas atravesaron a varios soldados hechizos sin misericordia. Ni siquiera les dieron a los caballeros una oportunidad para luchar de vuelta.

 

[Ineptos.] La Duquesa Leticia remarcó. [Y sobre todo…]

 

[¡Me siento mal por ellos!] Llily intervino.

 

Siguieron con el hechizo avanzado Imperial Storm Tornado y el hechizo supremo Firebird. El mensajero de la mortalidad engullo a los soldados hechizados con más de su poder usual, forzándolos a palpitar brillantemente con la luz de Resurrection.

 

Lev chasqueó su lengua con irritación y apretó un puño, lanzando otro bombardeo de agujas negras.

 

[¡No tan rápido!] Tina gritó, lanzándose al frente. Ellie y yo estábamos justo a su par, gritando, “Sí” y “No me olvides.” Nuestra triple barrera de hielo, viento y fuego nulificaron por completo el ataque.

 

Los soldados hechizados restantes se habían reorganizado.

 

[¡¿Quién son ustedes?!] Lev gritó desde atrás.

 

[Qué horrible fórmula, y tan desagradablemente construida.] La antigua duquesa opinó. [Me atrevo a decir que la Iglesia del Espíritu Santo tiene algo que ver. O Lily, hazlos cenizas a todos. Nunca dejan de parlotear acerca de la recuperación de la tierra santa y la llegada del Espíritu Santo, como si todo nuestro mundo pudiera ser explicado en tales términos. ¡Mi vida sería mucho más simple si fuera así!]

 

El mordaz comentario de la Duquesa Leticia puso una sonrisa tensa en el rostro del hombre encapuchado. La maid, sin embargo, se río alegremente y dijo. [¡Me metería en problemas si lo hiciera! Digo—]

 

[Me gustaría ese placer, Letty.] Una nueva voz dijo, justo cuando un enorme Firebird escarlata cayó directo sobre Lev. Los soldados hechizados levantaron sus grandes escudos, desplegando barreras resistentes al fuego y otras defensas mágicas— pero sin resultados. El hechizo supremo los destrozó como papel, reduciéndolos uno tras otro en cenizas.

 

[¡Chicas, preparadas!] Lady Stella gritó alarmada.

 

[¡Y levanten más barreras resistentes al fuego!] Caren añadió.

 

[Mis señoritas, por favor háganse atrás.] Anna nos instruyó. La obedecimos de inmediato.

 

[¿Qué hay de mí?] Richard-oniisama preguntó mientras lanzaba varias docenas de barreras resistentes al fuego.

 

[¡Eres bastante fuerte como para defenderte solo!] Lily respondió como si se lo dijera a sí misma.

 

Y así, todos los soldados hechizados fueron incinerados por completo, y la maliciosa ave ardiente fijo su trayectoria en Lev.

 

[E-Esto no p-puede ser—]

 

¡Antes de que pudiera terminar grito de incredulidad, el Firebird explotó! Llamas más allá de lo que hubiéramos visto se tragaron al inquisidor, agitando todo el aire sobre toda la ciudad y derritiendo el hielo en el gran canal. Miré detrás de mí y vi a la guardia real y los hombres bestias frenéticamente agachándose.

 

Delante de mí, una mujer aterrizó. Usaba un uniforme militar escarlata y una capa, sostenía una espada en su mano derecha.

 

[¡Madre!] Grité.

 

[Veo que vengo tarde.] Ella respondió. [¿Confió que todas estén a salvo?]

 

✽✽✽✽✽

 

Mi madre— la Duquesa Lisa Leinster— y la Duquesa Emerita Leticia Lebufera, el Vendaval Esmeralda, se posicionaron frente a nosotras, sus perforantes miradas se concentraron en el energético infierno.

 

[Escapó.] La Duquesa Leticia dijo. [Debo elogiarlo por eso. bueno, no importa por ahora.]

 

Más adelante, podía ver a los grandes caballeros y sus hechiceros acompañantes manteniendo desesperadamente sus defensas mágicas contra el furioso infierno. Mientras, en el lado opuesto, nuestros repentinos refuerzos estaban sometiendo a los enemigos con un tremendo ataque. Su antigua bandera de batalla, ondeando, tenía una estrella fugaz.

[Vaya.] Anna remarcó, escondiendo su boca con una mano. [Es la Brigada de la Estrella Fugaz. Es el Maestro, el Jefe Egon Io, quien lidera el ataque. Y el capitán de la infantería pesada de los enanos con la enorme hacha de batalla es el Capitán Leyg Vaubel, el “Demonio Asesino.”]

 

¡¿La Brigada de la Estrella Fugaz, los héroes de la Guerra del Señor Oscuro?!

 

La legendaria fuerza de batalla, una vez exaltada como la más fuerte en el continente, se había separado luego de la muerte de su líder, la “Estrella Fugaz” Allen. Aunque aquí estaba, derrotando a nuestros enemigos.

 

Un círculo mágico floral especialmente grande metió una masiva línea de objetos a la pelea. Las tropas enemigas, quienes habían estado aferrándose un poco al orden, rompieron sus filas y entraron en pánico mientras rocas caían en los restos del puente, levantando nubes de polvo. Un anciano gigante de barba gris envuelto en armadura les siguió por el círculo, otra roca se colgaba sobre su hombro izquierdo.

 

[¿Dormur, Gang, el “Demoledor de Montrañas”?] Murmuró Richard-oniisama. [¿Todos los viejos soldados han regresado al frente?]

 

Tina, Ellie y yo juntamos nuestras manos y saltamos dichosas, animadas.

 

[¡Oh, wow!]

 

[¡I-Increíble!]

 

[¡Hay tantísimos!]

 

Mi madre sacó su espada otra vez y liberó un rápido corte, disipando el infierno y reveló a los viejos condes. Zani parecía lastimado.

 

[Ahora, ¿les importaría explicarse?] Ella dijo.

 

Sentí un escalofría en mi piel mientras ardientes ascuas llenaban el aire. Estaba furiosa.

 


[¡O Lisa, déjame algo!] La Duquesa Leticia intervino, retorciendo su lanza con una sonrisa sin miedo. [Tengo un pendiente con estos pendejos.]

 

Hayden y Harclay habían atravesado las llamas de mamá sin heridas. Sus ojos se fruncieron.

 

[Duquesa Leticia.]

 

[La recordamos con cariño.]

 

[O Haag, Haig, ¿y ese es el pequeño Zaur al que veo allí? ¿Seguro que no has olvidado mis lecciones contigo y Guido?] La antigua duquesa preguntó. El viento se arremolinaba en armonía con su maná.

 

Los experimentados caballeros no respondieron. En cambio, Hayden dijo tranquilamente. [Nuestra hora ha llegado. ¿Podemos, Haag?]

 

[Claro que sí.] Harclay respondió.

 

Zani se levantó, apoyándose sobre su báculo. [¡Haag, Hayden, me quedaré con ustedes hasta el amargo final!] Él declaró, su rostro puso una sonrisa de determinación. Aunque la gravedad de sus heridas saltaba a la vista. No estaba en condición para enfrentar a mi madre.

 

Hayden y Harclay agitaron sus cabezas.

 

[No.]

 

[Quédate atrás.]

 

[¡Me rehúso!] Zani insistió, aunque inestable. [¡Ese día lejano en la capital este, juré morir con el Duque Guido y con ustedes! ¡No crean que me dejaran fuera ahora!]

 

Hayden y Harclay tomaron a su viejo amigo por el cuello.

Con un gritó de dolor y un despliegue marrón, ellos lo lanzaron dentro de la Orden Violeta y la guardia Algren, los cuales estaban luchando por contener la línea en el lado opuesto. Entonces, usando magia de viento para amplificar, gritaron:

 

[¡Huguemont! ¡Sandra! ¡Háganse atrás! ¡Debemos cumplir con nuestro deber final!]

 

[¡Por ende, Slavarin comandará la Orden Violeta! ¡Les prohíbo morir en vano! ¡Zaur, aprecio tu espíritu, pero no cuestiones las órdenes de tus mayores!]

 

Zani estaba agitando su cabeza mientras los jóvenes caballeros y hechiceros lo levantaban. Los caballeros de la Orden Violenta, quienes seguían luchando a pesar que la batalla se les fue en contra, sonaba como una retirada.

 

No me digas que el plan de esos viejos—

 

[Bien.] Hayden dijo, su rostro se torno amigable. [Suficiente.]

 

[Te dejamos el resto.] Harclay añadió. Entonces, en una voz que cruzó el Gran Puente, él gritó. [¡Leales oficiales, caballeros, y soldados del este!]

 

Aliados y enemigos por igual se congelaron mientras Hayden alzaba el gritó. [¡Hemos perdido esta guerra! ¡Aunque la Casa Ducal de Algren y sus vasallas son la espada y escudo del este! ¡La siguiente batalla del reino los espera!]

 

[¡Este no es el campo de batalla en el que deberían morir! ¡Defiendan el renovado reino en una nueva era! ¡Dejen toda la culpa de esta estúpida guerra en nuestras viejas cabezas!]

 

[¡No confundan lo que juraron proteger! ¡Y nunca— nunca— lo olviden otra vez!]

 

[¡No nos disculparemos ni rogaremos perdón!]

 

Hayden y Harclay gritaron mientras movían sus lanzas, conjurando docenas de tornados para cerrar la brecha entre los lados opuestos del puente caído.

[¡¿Qué?!] Tina gritó en asombro.

 

[I-Increíble…] Ellie murmuró.

 

[¿C-Cómo pueden lanzar tantos hechizos avanzados de una sola vez?] Me preguntó.

 

¡Así que este es el poder de las Alas de los Algrens!

 

Lady Stella y Caren nos lanzaron miradas de advertencia. Su mensaje era claro: [¡No bajen la guardia!]

 

De prisa regresamos nuestra atención a los grandes caballeros, quienes se inclinaron.

 

[Nos disculpamos por el retraso.]

 

[Y de verdad nos sentimos agradecidos por su paciencia.]

 

[Hayden, Harclay.] Mi madre dijo.

 

[O tontos, ¿Guido se ha olvidado todo lo que ha aprendido de mí?] La Duquesa Leticia preguntó, con una sombría mirada. Un repentino vendaval agitó no solo las fortificaciones, sino las ramas del mismo Gran Árbol. Su maná explotaba.

 

Los grandes caballeros levantaron sus cabezas y respondieron:

 

[Tomaremos toda la responsabilidad por este desastre.]

 

[Estábamos insatisfechos con las políticas de la familia real.]

 

[Mienten.] Mi madre pronunció.

 

[¿Esperas que creamos todas esas pendejadas después de todo lo que ha pasado?]

Nos tensamos, al igual que la guardia real y la milicia. Entonces los viejos estallaron en risas.

 

[Lo recuerdo como si fuera ayer, Duquesa Letty.] Hayden dijo, mirando nostálgicamente a la distancia. [Todos éramos tan jóvenes cuando el antiguo duque y nuestros padres nos llevaron, junto al Duque Guido, a aprender lo que significa ser un caballero y escuchar la historia de los últimos momentos de la Estrella Fugaz de sus labios.]

 

[Si no fuera por esos días y sus enseñanzas, habríamos dejado nuestros cadáveres en algún campo de batalla hace mucho. El Duque Guido siempre lo decía.] Harclay lo dijo.

 

[Sus ojos son tan claros.] Tina murmuró. [Pero se ven tristes.]

 

Hayden y Harclay levantaron la mirada y cerraron sus ojos.

 

[Qué idiotas hemos sido, arrastrando a los jóvenes en esta absurda guerra, a morir por nada e incluso… matar a los hombres bestias que debimos haber protegido.]

 

[Hemos dejado la caballería y meremos ser juzgados como criminales. ¡Aunque, el Duque Guido fue envenenado y aprisionado en su cama, su preocupación siempre fue el futuro del reino! “Mi vida es no tiene importancia,” él nos reprochó cuando tratamos de salvarlo. “Esta insurrección ya no puede ser detenida— la enfermedad es tan profunda. Fui muy lento para buscar ayuda. Pero incluso si el nombre Algren es arrastrado por el lodo y nuestro linaje cae, debemos defender a nuestro rey, nuestro país, y su gente de las retorcidas manos de la iglesia.”]

 

Un pasmado silencio siguió a esta revelación.

 

¡Yo… no puedo creerlo! ¿El Viejo Duque Algren les ordenó a sus grandes caballeros y Zani unirse a esta rebelión?

 

[¿Dices que usó a la misma Casa Ducal de Algren como cebo para los nobles y las otras fuerzas en alianza con la Iglesia del Espíritu Santo?] Lady Stella preguntó. [¿Y enlistó a sus Alas para apoyar a la credibilidad de la rebelión militar?]

 

El sacrificio involucrado nos quitó la respiración.

 

[Avergonzado como estoy, lo admito.] Hayden respondió arrepentido, luchando por pronunciar las palabras. [Fracasamos en trasmitir sus enseñanzas a la siguiente generación.]

 

[No podemos ofrecerle excusas a los caídos o los hombres bestias.] Harclay continuó con el mismo tono desalmado. [¡Aún así!]

 

[¡Al menos… queremos que sepan esto!]

 

[Esta es nuestra decisión. El Duque Guido nos prohibió hablar de esto.]

 

Los grandes caballeros lloraban mientras apelaban a mi madre y la Duquesa Leticia.

 

[Nuestro primer y único señor, Su Alteza, el Duque Guido Algren, es un leal vasallo del reino y la corona. ¡Nunca— nunca podría rebelarse!]

 

[No tenemos derecho de pedirles esto Sus Altezas, pero por favor, por favor… por favor, cuando todo esto termine, infórmenles a Sus Altezas, los tres duques y— aunque dudo de sugerirlo— Su Majestad también.]

 

Juntos, concluyeron. [¡Se los rogamos, concédanos esto en cambio de nuestras antiguas cabezas!]

 

Silencio cayó sobre el Gran Puente.

 

Puede ser… realmente puede ser…

 

A estas alturas, mi madre dijo, [Muy bien.]

 

[Entiendo.] Añadió la Duquesa Leticia. [Tienen mi palabra.]

 

Hayden y Harclay sonrieron serenamente, como si no tuvieran nada más que cumplir.

 

[Oh, gracias. Ahora, el peso ha caído en mis hombros.]

[¡En gratitud, permítannos mostrarles el orgullo de los caballeros Algren!]

 

Todos miramos a su intenso espíritu de lucha.

 

La Duquesa Leticia agitó su cabeza. [¿No han tenido suficiente, tontos? No sean obstinados.]

 

[Lo sabemos.] Hayden dijo.

 

[No tenemos la victoria.] Harclay añadió.

 

[¡¿Entonces por qué?!] La antigua duquesa demandó.

 

Ambos viejos caballeros sonrieron.

 

[¡Solo seguimos órdenes!]

 

[¡Y esas órdenes incluyen nuestra derrota!]

 

El héroe de guerra dudo. [Aun así…]

 

Mi madre, Anna, Lady Stella y Caren igualmente renuentes, así como nosotras.

 

[¡Un caballero defiende a su señor hasta el amargo final, incluso sacrificando su vida si las circunstancias lo demandan! ¡Y un caballero no reconoce a un señor indigno para tal lealtad!] Hayden dijo a todo pulmón.

 

[¡Usted nos dijo eso cuando éramos niños con el Duque Guido!] Harclay gritó. [¡Y la lección aún esta fresca en nuestras viejas mentes! No necesita estar recordándolo.]

 

La Duquesa Leticia pestañó sus hermosos ojos verdes y levantó su lanza. [Bien dicho.] Lo dijo en serio. [Leticia Lebufera está orgullosa que los tontos que una vez recostó en su regazo se hayan apegado a la caballería. ¡Muéstrenme cómo lo hacen los caballeros del este!]

[¡Sí, señora!]

 

[Hayden, dime una cosa.] Mi madre intervino, levantando su espada. Cuatro Firebirds se materializaron en rápida sucesión.

 

[¿Qué quieres saber?] El gran caballero respondió.

 

[¿Dónde está Allen? Oí que fue llevado al Océano de los Cuatro Héroes.]

 

¡Nii-san!

 

Suspiré, y mi corazón latía más rápido.

 

[Creo que Gregory Algren conoce su paradero.]

 

La leve respuesta de Hayden quedó en el aire por un momento. Al final, mi madre dijo. [Ya veo. Gracias.]

 

Gregory Algren es el tercer hijo del duque. No puedo recordar su rostro, aunque… Me encontré con las miradas de Tina y Ellie, y asentimos entre nosotras. ¡Debemos capturar a ese hombre!

 

La Duquesa Leticia le dio una vuelta a la lanza, luego se detuvo abruptamente. [Sabía que preguntarías por Allen.] Ella dijo. [¡He empezado a desear conocerlo!]

 

Violentos vendavales esmeraldas soplaban, luego se transformó, y formaron en cuatro del hechizo supremo Gale Dragon. La punta de la lanza de la Duquesa Leticia se tornó de un vivido verde, y una abrumadora explosión de viento esmeralda se reunió alrededor de su cuerpo.

 

Los grandes caballeros se prepararon para atacar y dijeron sus nombres.

 

[¡Soy Haig Hayden, vasallo de Su Alteza, el Duque Guido Algren!]

[¡Y yo, Haag Harclay, también lo juré al mismísimo duque!]

 

En conjunto, gritaron. [¡Debemos ver nuestro deber terminado!]

 

[Soy Lisa Leinster.] Mi madre respondió.

 

[Leticia Lebufera.] Dijo la antigua duquesa.

 

Entonces, como uno, cuatro veces gritaron. [¡Los tenemos!]

 

Ante nuestros ojos, las Dos Alas de los Algren sacaron todo el maná que poseían y lanzaron su ataque final contra la Dama Ensangrentada y el Vendaval Esmeralda. Todo lo que podía hacer era observar, apretando con fuerza las manos de Tina y Ellie.

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Imposible!] Grité, arreando mi caballo. [¡Absurdo! ¡Esto no puede estar pasando!]

 

[¡Grant Algren ha huido!] Una voz gritó del orbe de comunicación sobre mi sillón.

 

[¡Tras él!] Otro respondió. [¡No dejen que huya!]

 

Ni un solo noble o caballero cabalgaba a mi par; once asaltos de infantería y ataques aéreos de wyvern y Griffin los habían dispersado todos. Las últimas órdenes de Hayden y Harclay también habían significado un serio golpe a nuestro moral. Unidades enteras parecían estar rodeadas.

 

[¡Malditos!] Grité, temblando de la rabia. [¡Malditos! ¡Los maldigo y aborrezco!]

 

¡¿Cómo es que esos vejestorios pueden rebajarse tanto?!

 

 

La torre del reloj de la Estación Central tocaba la alarma con constantes sonidos. Ya estaba fuera de los distritos de hombres bestias y entré a las áreas humanas residenciales, aunque seguía cabalgando solo. ¡Ni una sola alma levantó un dedo para ayudarme, el gran Duque Algren! Todos estaban ocupados cargando los vagones con provisiones de auxilio “para las personas en el Gran Árbol.”

 

[¡Es el Duque Grant Algren!] Grité en mi orbe de comunicación. [¡Aún no estamos vencidos! ¡Todas las fuerzas reúnanse en la casa Algren! ¡Enviaremos de regreso a esos insolentes invasores!]

 

¿La respuesta? Silencio.

 

¡Maldita sea! ¡Malditos sean!

 

Apreté mi agarre en la Oscura Violeta, atormentándome con un tren de preguntas que no podía responder.

 

[¿Q-Qué diablos está pasó aquí?] Demandé débilmente.

 

Había cabalgado al estado Algren, nunca bajando el paso de mi caballo. Mi viaje me había dejado pasar los derrumbados muros, y ahora que me paraba frente a la entrada, descubrí que la casa también había sufrido daños. Levanté la mirada y wyverns en vuelo— ¡Caballería dragónica!

 

Abandoné mi caballo sin aliento y entré con la Oscura Violeta y mi orbe de comunicación. [¡¿Hay alguien aquí?! ¡Soy yo, Grant Algren!]

 

Sin respuesta. ¡¿Todos habían regresado con la cola entre las piernas y huyeron sin pelear?!

 

[¡Gregory! ¡¿Dónde estás?! ¡Muéstrate!]

 

Otra vez, silencio. ¡¿Incluso él había dejado su posición?!

 

 

Apreté mis dientes y, con un fuerte rugido, incrusté la Oscura Violeta en un muro. En las tontas manos de mi padre, un ataque de la encantada alabarda había derribado cientos de bandidos con una explosión de rayos. En las mías, solo dejó un rasguño en la pared. Rabia nublaba mi visión.

 

¡Yo… soy el Duque Algren! Aquí no puede ser donde yo—

 

Entonces un pensamiento me llegó. Liberé la Oscura Violeta. La casa se agitó incesantemente— probablemente de los ataques de los wayvern. El tiempo era esencial. ¡Mataría a mi descerebrado padre, Guido Algren, con mis propias manos!

 

Llegué al piso superior y entré al corredor— donde encontré a la persona más inesperada esperándome. Tenía un mechón violeta pálido y usaba las túnicas de un hechicero, y no su uniforme militar. Sus manos tomaban una alabarda, y una daga colgaba de su cintura.

 

[Te tardaste, Grant.] Dijo, reconociéndome con una perforante mirada.

 

[Gil.] Le dije a mi hermano menor, quien debía haber estado confinado en una villa. [¡¿A qué estás jugando?! ¡Quédate al margen!]

 

[Vas en camino a matar a papá, ¿cierto? Bueno, mala suerte. Él no está aquí.]

 

Le fruncí el ceño, alistando un hechizo en la punta de la Oscura Violeta, y dijo. [Explícate.] Gil aún era un estudiante en la Universidad Real. Sin la daga que alberga el Radiant Shield, no sería oponente para mí.

 

[Le pedía nuestros viejos retenedores que lo pusieran a salvo y envié a Konoha para guiarlos. No es que papá estuviera despierto.]

 

[¿Konoha? ¡Absurdo! Esa mujer sirve a mi—]

 

[Ella no es de los tuyos.]

 

Gil se lanzó a atacar con su alabarda, y dudosamente levanté mi Oscura Violeta para bloquear.

¡Q-Qué velocidad!

 

[¡Gil! ¡¿Te atreves a desafiar a tu hermano mayor?!] Respondí mientras luchábamos por superar al otro. Aunque este tonto compartía mi sangre, su madre había sido una simple plebeya.

 

[¡Nunca he pensado que seas mi hermano, y estoy seguro que el sentimiento es mutuo!] Él respondió, ambos nos hicimos atrás.

 

La cadena de oro de la Iglesia del Espíritu Santo se movía por mi cuello mientras activaba el hechizo avanzado que había preparado— ¡Imperial Lightning Dance! Pero Gil sacó la daga de su cinturón y rechazó mis fuertes rayos con un escudo de luz.

 

[¡¿Radiant Shield?! Pero le ordené a Gregory recuperarlo de— ¡Claro! ¡Estaban juntos en esto!]

 

[Gregory no es mi amigo. Ya se había ido para cuando llegué aquí. Pero si tanto quieres esta daga, toma.] Gil sin cuidado lanzó la daga a mis pies, donde aterrizó en el suelo. [Úsala, Grant Algren. El Viejo Haag probablemente quería que la usara para hacer la limpieza— para terminar contigo y Greck. Pero no la necesito.]

 

[¿Qué?] Dije lentamente, recogiendo la daga con mi mano izquierda.

 

Gil agitó su cabeza. [Tu Gran Estupidez estaba destinada a fracasar desde sus inicios. Los Howards, Leinsters, y Lebuferas han pasado doscientos años afilando sus colmillos, decididos a una revancha contra el Señor Oscuro incluso en estos días de declive mágico, mientras los Algrens se encerraron en el este. Incluso si ganabas el primer encuentro, nunca tendrías una oportunidad. Pero papá, Haig y Haag dejaron que lo intentaras igual.] Detuvo sus palabras por un momento. Entonces, [¿Sabes por qué, Su Alteza, Lord Grant Algren? Claro, parece que los viejos subestimaron lo que las otras casas ducales podrían hacer cuando llegara la guerra.]

 

Luego de un extenso silencio, grité. [¡Pendejadas!]

 

[Te usaron como cebo.] Gil continuó, levantando su alabarda sobre su cabeza. [Un cebo en la caña para eliminar a todos los nobles radicales con lazos con la Iglesia del Espíritu Santo. Papá pensó que valía la pena para arruinar a nuestra casa.]

[¡¿T-Te has vuelto loco?!]

 

¿Llevar a la Casa Ducal de Algren a la ruina? Era absurdo. Sabía que era absurdo, pero…

 

[Y al parecer, recae en mí limpiar este desastre.] Mi idiota hermano dijo mientras convergía maná en su arma. [La dura verdad, ¿cierto? No te contengas, Grant, porque yo no lo haré. Te lo ganaste a pulso.] Él se detuvo, entonces explotó. [¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Cómo te atreviste a hacer que le hiciera daño?! ¡¿Hacerme lastimar a Allen?!]

 

Todo el corredor crujió con electricidad, y los ventanales se destruyeron uno tras otro.

 

¡Yo… conozco este hechizo!

 

Moví la daga, esforzándose por invocar el poder del Radiant Shield— pero nada se materializó.

 

[¡Pedazo de mierda!] Grité, cediendo a la ira e incrustando la hoja en un muro mientras Gil completaba su hechizo.

 

Con un trueno, tomó forma: el hechizo supremo Lightning Lord Tiger, símbolo de la Casa Ducal de Algren.

 

[¿C-Cómo?] Demandé, temblando de la rabia. [¿Cómo alguien como tú, con sangre bastarda, puede usar ese h-hechizo?]

 

[¿No es así lo que buscabas? Además, no tengo el derecho a usar los hechizos de Allen.]

 

[Gil, espe—]

 

[¡¿Quién te estaría esperando?!]

 

El Lightning Lord Tiger vino hacia mí, derribando los muros, suelo, y techo mientras pasaba. Me dispuse a disparar lanzas de rayos, pero en vano— simplemente las absorbió. La rugiente bestia abrió su amplio hocico. Temblé.

Entonces, justo antes de devorarme, el tigre dio un gran salto, demoliendo el suelo mientras pasaba sobre mi cabeza. Caí de espaldas, superado por el terror.

 

Gil vino hacia a mí por el corredor, sacando la daga del muro.

 

[¡S-Suficiente!] Grité, alejándome. [¡Alto! ¡Deja esto!]

 

Golpeé el miro. Gil bajó su daga— y rozó mi oído mientras se incrustaba en el maderaje.

 

Antes que pudiera recuperar mi consciencia, dijo. [¿Dónde está Allen? ¡¿A dónde lo has llevado?! ¡¿Qué estás haciendo con él?!]

 

[E-Está medio muerto en un islote en el Océano de los Cuatro Héroes.] Respondí, luchando por encontrar las palabras. [¡E-Es todo lo que sé! ¡P-Pregúntale a Gregory si quieres más!]

 

[Está bien— ¡Salta!]

 

Sin advertencia, Gil me golpeó con una explosión de magia de viento. La Oscura Violeta atravesó una ventana y salió de la casa. Un momento después, vi una gran espada gotear agua negra clavada en el suelo.

 

¿Dónde he visto esa espada?

 

Antes que pudiera pensar en la respuesta, me lancé por la ventana. Golpeé el suelo y perdí la consciencia.

 

✽✽✽✽✽

 

Salté hacia atrás, lanzando un hechizo de viento a Grant. La gran espada saliendo del suelo se detuvo, entonces se erizó con espinas acuosas. Las espinas se dirigieron a todo en su camino mientras se acercaban a mí. Moví mi daga, activando el Radiant Shield, y aceleré mi retirada.

 

El suelo colapsó alrededor del enorme agujero que se abrió en él. Del polvo resultante, algo salió del piso de abajo y aterrizó en el corredor. Oí el sonido metálico de una armadura, el susurro de una espada despejando la nube de polvo, y entonces— aplausos.

 

[Estoy impresionado que sobrevivieras a eso.] Una nueva voz dijo. [Pero no tenía de otra.]

 

[Gregory.] Dije lentamente.

 

Allí, en el corredor, se paraba mi tercer hermano, Gregory Algren, vestido en una túnica gris con capucha y llevando un báculo de la iglesia. Ante él estaba un caballero usuario de espada vestido de negro de pies a cabeza, su rostro es visible debajo de su casco. Atrás, un viejo hechicero, también vestido de gris. El hombre llamado Lev no estaba con ellos.

 

[No me importa lo que estén planeando en las sombras.] Dije, alzando mi alabarda. [¡Solo díganme dónde está Allen!]

 

[¿Allen? Oh, te refieres a la falsa bestia.] Él respondió. [Está muerto.]

 

[¿Qué?] Podía oír mi propia voz vacilante tornarse fría. ¿Allen estaba muerto? ¿El mismo Allen que había salvado a este inútil? Apreté mi alabarda y daga con fuerza mientras gritaba. [¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?]

 

[Sí, perfectamente. Ahora, ya que estoy por hacerte uno de mis sujetos de prueba, también te lo diré: esa falsa bestia es una llave.]

 

[¿Una llave?] Repetí, aun cuando sus palabras me daban escalofríos en la espalda. ¿Un “sujeto de pruebas”? ¿Eso era lo que el caballero negro entre nosotros era?

 

[Sí, una llave— aunque una defectuosa. Lev lo registró con una marca de un maleficio que lo mataría en diez días y lo arrojó a la torre del Demonio de Fuego, pero nunca regresó. Eso fue hace dos semanas.]

 

Luego de una larga pausa, dije. [Oh.]

 

[¿Qué? ¿Esa noticia no te molesta? Pensé que estabas bastante apegado a esa falsa bestia.]

En silencio, empecé a desplegar el Lightning Lord Tiger en mi alabarda.

 

[¡Mi espada! ¿Un segundo hechizo supremo? Maravilloso. ¡Siempre supe que eras el mejor de todos, Gil! ¡Nada como esos imbéciles de Grant y Greck! Serás un mejor sujeto de pruebas que el Caballero Negro, William Marshal.]

 

¡¿En eso fue lo que se convirtió el Caballero Negro luego del complot de Gerard?!

 

[Eres una vil criatura, Gregory.] Dije, temblando. [¡Por el nombre de Algren, acabaré aquí y ahora contigo!]

 

Imbuí mis pies con magia de viento y corrí. Un bombardeo de siniestros escudos grises apareció frente al Caballero Negro— ¡Las imitaciones del Radiant Shield y Resurrection de los reportes de Konoha!

 

Moví mis dagas, conjurando mis Radiant Shields, y seguí al ataque. Los ojos de Gregory se abrieron en sorpresa mientras el Lightning Lord Tiger en mi alabarda se activaba.

 

[¡Mi señor!] El hechicero gritó. Su voz sonaba jovial.

 

El Caballero Negro bajó su gran espada— y el aura de los rayos de mi alabarda la cortó. Esa era el hacha Violeta, el arte secreta de mi casa y mi arma secreta. Como el Lightning Lord Tiger, me había llevado a conocer a Allen y devotarme al constante e intenso entrenamiento para dominarlo. Invertí mi espada, cortando al Caballero Negro por el pecho con mi contraataque, y me fui contra Gregory.

 

Mientras el hechicero trataba de meterse entre nosotros, sentí una explosiva hostilidad detrás de mí y me dirigí a la ventana rota hacia el espacio vacío. ¡Miré una horda de zarcillos rojos viniendo hacia mí del brazo derecho del Caballero Oscuro!

 

[¡¿Q-Qué diablos?!] Exclamé, rechazándolos con mi alabarda mientras caía. Una fuerte explosión de magia de viento me permitió aterrizar de pie en el jardín.

 

El Caballero Negro llego aplastando la casa, su brazo derecho ya no era humano. Sentí un extraño maná mientras Gregory y el hechicero aparecían en el jardín también.

 

¿Magia de teletransportación?

 

Podía sentir las gotas de sudor salir de mi frente, había sacado el Radiant Shield, lanzado el Lightning Lord Tiger, e incluso usado el hacha Violeta. Los hechizos supremos y artes secretas consumían maná, y el mío se estaba agotando. ¡Pero ¿qué diferencia hacía?! Allen había seguido luchando hasta que su maná estaba completamente agotado. Había perdido el derecho de llamarme su compañero, pero había estudiado con él. ¡No podía ponerme en vergüenza!

 

[Vaya maniobra.] Gregory dijo. [Pero debes estar en tu límite ahora. Deja de luchar.]

 

Oí sus dedos chasquear, entonces gruñí mientras un dolor agudo me atravesaba. Caí de rodillas, agarrando mi pecho. Se sintió como si tuviera mi corazón enfrascado.

 

¿La marca del maleficio que tomé de Konoha?

 

[Sé lo amable y cariñoso que eres.] Gregory continuó. [Así que presentí que te transferirías mi marca una vez descubrieras de su existencia. Estaba en lo correcto. Ito, átalo.]

 

[Sí, señor.] El viejo hechicero avanzó hacia mí.

 

Tiene razón— ¡Todo está de acuerdo al plan!

 

Tambaleé y me abalancé a Gregory, manteniéndome en el suelo.

 

[¡No! ¡Mi señor!] El hechicero gritó.

 

[¡¿C-Cómo eres inmune a mi maldición?!] Gregory demandó.

 

[¡Lento!] Respondí mientras mi alabarda rompía en dos su báculo. De inmediato ataqué otra vez, pero el hechicero detuvo el golpe con una espada de oscuridad que había formado en su báculo, gritando. [¡Nunca!]

 

El brazo derecho del Caballero Negro se levantó, liberando otra honda de zarcillos.

[¡Mierda!] Maldije, corriendo por el jardín para esquivarlo.

 

[¡¿C-Cómo levantaste mi maldición?!] Gregory se lamentó. [¡Integré distintos patrones de encriptado en esa marca! ¡Era mi obra maestra!]

 

[¡Sí, me hizo sudar!] Jadeé, manteniendo a raya al Caballero Oscuro y hechicero con rápidos disparos de rayos. Mis ojos encontraron los de Gregory. [¡Pero comparado con la fórmula de Allen, tu marca era fácil!]

 

[¡Mátalo, William!] Gregory se agitó, su rostro se puso rojo de la rabia. [¡La vida de Gerard depende de ello, y la de tus hombres!]

 

Ahora, ¿cuál es el siguiente movimiento?

 

Justo entonces, el hechicero y yo levantamos la mirada en sorpresa. Incluso el Caballero Negro se congeló. Algo estaba llegando— algo terrorífico.

 

[¡¿Qué estás esperando?!] Gregory gritó. [¡Ahora es tu oportunidad! Termina—]

 

[¡Mi señor!] El hechicero gritó mientras incontables espadas en llamas reinaban los cielos.

 

Con duda activé el Radiant Shield, pero las barreras de luz estaban cayendo como moscas. El bombardeo había cogido a Gregory con la guardia baja, pero Ito lo tomó y se retiró a un lugar seguro. El Caballero Oscuro, quien era el objetivo del ataque, levantó su escudo de carbón para defenderse, pero había demasiadas espadas. Aunque detuvo la primera ola, estaban empezando a abrumarlo—

 

Entonces, para nuestra sorpresa, una mujer en llamas carmesí oscuras se plantó de frente al caballero. Dejó una estela de siniestra luz detrás de ella mientras sus dos espadas lastimaban su brazo y pierna derecha.

 

Reconocí a este “demonio.”

 

La luz de Resurrection se iluminó mientras el brazo del Caballero Oscuro trataba de crecer. Entonces las ocho fieras alas de la mujer se transformaron en espadas, y una cortante tempestad lo arrojó a la casa. El impacto fue tan ruidoso para ser real.

 

[¿Q-Qué?] Gregory preguntó, entonces su ira regresó. [¡Yo… nunca planeé esto! Oh, irritante. ¡Ito, nos reuniremos con Lev! ¡Ya obtuve todo lo que quería! ¡Nuestro objetivo está cumplido!]

 

[¡Espera! ¡Gregory!] Grité, pero el hechicero me ignoró. Ella tenía un talismán, y los dos desaparecieron.

 

Un momento después, el Caballero Negro se arrastró fuera de los escombros. Se veía incapaz de mantener su forma humana— parecía como un animal de cuatro piernas con retorcidos zarcillos donde su brazo derecho debía haber estado. Lo que le habían hecho era inexcusable. Pero en ese momento, estaba más preocupado por…

 

[¡Lydia!] Grité a todo pulmón. [¡Por favor! ¡Entra en sí!]

 

La fuente del siniestro maná, la cual estaba consumiendo toda el área con su sola presencia, era Lydia Leinster, la Dama de la Espada. No había luz en sus ojos carmesís, y su cabello escarlata no tenía lustre y estaba asqueroso. Una extraña marca cubría su brazo y mejilla derecha, y ocho siniestras alas de fuego se esparcieron de su espalda. ¿Qué le habían hecho? Era obvio— debió haber escuchado lo que le pasó a Allen.

 

¿Qué debería hacer? ¿Qué puedo hacer?

 

[Lydia—]

 

Nunca tuve la oportunidad de terminar la oración. El Caballero Negro soltó un salvaje bombardeo de lanzas de agua de todo su cuerpo, todas apuntaban a la Dama de la Espada. Sus alas sin más las interceptaron, reformando el paisaje con duros golpes y oscuras llamas carmesís.

 

[¡Lydia!] Grité otra vez. Entonces gruñí del dolor mientras una onda de choque me lanzaba a un muro de piedra que circulaba el área. El Caballero Oscuro estaba conjurando una segunda oleada— grandes torres de agua oscura esta vez— mientras Lydia creaba una horda de serpientes.

No va bien. A menos que haga algo…

 

Me estiré, luchando por ir al frente, pero mi cuerpo se rehusaba a moverse. Siempre, siempre era inútil cuando más importaba. Lágrimas empañaban mis ojos.

 

[Allen.] Murmuré. [Lo… siento.]

 

Otra gran onda de choque me envió a volar. Sin salida, salí por los aires y me desplomé en un canal cercano. La alabarda y la daga se deslizaron de mis manos. El agua era fría, y me estaba hundiendo, mi mente se estaba oscureciendo.

 

Oh. Voy a morir. Aún estoy en gran deuda con Allen— Nunca logré hacer algo por él. Me pregunto… si Konoha logro huir.

 

Oí algo arriba de mí. Entonces alguien tomó mi brazo y empezó a jalarme hacia la superficie.

 

¿Quién está allí?

 

Antes que me desmayara, vi a una mujer de cabello negro abriéndose paso por el agua con su brazo alrededor de mí.

 

Ella es tan tonta como yo. ¿Por qué no solo me abandonó? Aunque…

 

Con lo último de mi maná, lancé un hechizo de viento para impulsarnos.

 

[¡Lord Gil!] Konoha gritó, balbuceando mientras salíamos a la superficie. A pesar de que estaba mojada, podía decir que estaba llorando.

 

Tiene sentido. Allen habría estado más tranquilo con esto, pensé, tratando de sonreír mientras perdía la consciencia.

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