Capítulo 3
Luchando la Batalla Decisiva Solo
[¡¿Sir Sid desapareció?!]
Agitación se esparció por el temporal
palacio real mientras estaban preparándose para atacar al reino demoniaco
norte.
[¡¿Por qué?! ¡¿Qué ha pasado,
Isabella?!] Alvin gritó, haciendo que los vasallos y caballeros la vieran
intranquilamente.
[No lo sé… Realmente no lo sé…]
Isabella respondió, agitando su cabeza. [Sir Sid me llamó al templo, y luego me
apuntó la cresta en su mano derecha y murmuró algo. Al siguiente instante, la
cresta brilló y la luz me bañó. Luego… después de eso, perdí la consciencia.]
[¿L-La cresta brilló…?]
La cresta era la prueba del contrato
entre Alvin y Sid. Era una técnica antigua secreta dada a los descendientes del
Santo Rey. Gracias a eso, Sid, quien no era una persona de esta era, podía
manifestarse y quedarse en este mundo. Era la prueba del lazo entre ellos. Como
tal, Alvin tenía la misma cresta en su mano derecha.
Ella miró su mano y…
[¿Huh…?] Alvin se agitó.
La cresta estaba perdiendo su color.
Estaba desvaneciendo.
Sir Sid… ¡Por favor, respóndeme! Alvin trató de invocarlo como antes,
pero no funcionó. La cresta había perdido su poder. ¿P-Por qué…? ¿Qué ha
pasado…? Sintió un escalofrío pasar su espalda acompañado de un horrible
presentimiento. Algo irreversible iba a suceder.
Mientras Alvin miraba a su cresta,
estupefacta…
[¡¿A dónde se fue Sir Sid?!]
[¡Si no está aquí, no podemos ganar
contra el reino demoniaco!]
[No me digas… ¡¿Se asustó y huyó?!]
[¡¿Cómo dices eso?! ¡No hay forma que
el maestro huyera en tal situación!]
[¡Sí! ¡Estoy seguro que hay una razón
para que tuviera que irse!]
El gabinete de ministros y los
estudiantes de la Clase Blitze se peleaban.
Era natural que tal suceso pasaría. Sid
Blitze era el afamado caballero como el más fuerte en la era legendaria.
Desaparecer antes de su batalla contra el reino demoniaco era un golpe duro.
Sin incluir las estrategias, incluso los niños podían entender que la razón por
la que muchas personas decidieron luchar contra la inmensa armada demoniaca y
no perder la fe fue gracias a Sid, el caballero más fuerte, que está a su lado.
No solo estaba apoyándolos militarmente, sino también mentalmente. Se había
vuelto una existencia indispensable para el Reino de Calvania.
Sin embargo…
[Silencio.] Alvin ordenó en un firme y
solemne tono. Dio lo mejor para suprimir sus dudas y actuar como un rey
debería. Era efectivo, y el esplendor en su voz hizo que todos se silenciaran.
[Chicos, continuemos el consejo de guerra.]
[¡P-Pero, Príncipe! ¡Sir Sid está…!]
[¡Si Sir Sid no está aquí, nosotros…!]
[Si Sir Sid está aquí o no, lo que
debemos hacer no ha cambiado.] Alvin le respondió a sus vacilantes vasallos.
[Además, están malentendiendo algo.]
[¿Estamos… malentendiendo?]
[Sí. Sir Sid es alguien de la era
legendaria. De milagro, fue invocado a nuestra era, y, por casualidad, le
sirvió a este país hasta ahora. Sin embargo, la actual invasión es algo que
está pasando en nuestra era, así que somos los que deberían luchas. Está mal
depender de alguien de la era legendaria. Tenemos que ganar por nosotros
mismos.]
El argumento de Alvin era calmado, pero
nadie podía objetar. Crear una caballerosa presencia le ayudó a controlar la
intranquilidad de todos. Irónicamente, tener al mundo en peligro ayudó a afilar
el carisma de Alvin y su posición como rey.
Aunque… Sir Sid… No cambiaba el hecho que estaba
ansiosa en su mente. Porque siempre estuviste a mi lado, lo olvide, pero
¿quién eres? Pensando, aún había muchos misterios acerca de él.
Sid Blitze, el primer caballero del
Santo Rey Arthur y el más fuerte en la era legendaria. A veces conocido como el
Caballero Relámpago, un héroe correcto, también era conocido como el Bárbaro,
un lunático enemigo. El mismo Sid nunca afirmó o negó la veracidad de ninguna
de ellas. Sin embargo, su muerte fue ser ejecutado por su señor, el Santo Rey
Arthur. La razón fue traición contra el rey también como ser juzgado por todos
sus pecados y maldades como el cruel Bárbaro. Aunque, basado en la tradición
oral de la familia real, por alguna razón, ese gran pecador había hecho un
contrato para proteger a los descendientes de Arthur. Gracias a eso, Alvin se
reunión con Sid en esta era, pero…
En primer lugar, ¿qué es esta cresta?
¿Por qué mi ancestro le hizo eso a Sir Sid…? No importa lo mucho que se lo preguntara, había muchos
misterios.
Aunque, había una cosa que casi era
segura. Si las cosas continuaban así, perdería a Sid para siempre. La cresta
desvaneciéndose en su mano derecha era toda la prueba que necesitaba.
¿Qué debería hacer…? ¡¿Qué debería
hacer?! Si tenía que
ser honesta, quería ir de inmediato a la búsqueda de Sid. Sentía que algo irreversible
pasaría si no lo encontraba. Estaba segura de ello. Sin embargo…
¡Pero tengo mi deber como rey!
Tenía que preparar a una armada para
enfrentarse contra el reino demoniaco. Como rey, no podía renunciar a su deber
y salir a buscar a Sid.
[Alvin…] Tenko la miró ansiosa,
habiendo adivinado lo que estaba pensando, y también los otros estudiantes de
la Clase Blitze.
Yo… Mientras la duda y los conflictivos
pensamientos estaban vagando en el corazón de Alvin…
[¡P-Perdón por la intromisión, pero
tengo un reporte!] Alguien entró al cuarto, sin aliento. Era Libella, la
ayudante de Isabella y una candidata a ser la siguiente líder sacerdotisa de
las Damas del Lago.
[¿Qué pasa, Libella?] Alvin preguntó
sin mostrar su intranquilidad por la desaparición de Sid.
[¡Rastros de un Camino Mágico siendo
abierto han sido descubiertos!]
[¿Qué?]
Un Camino Mágico era una vieja magia
que usaba al reino mágico para viajar grandes distancias. Había muchas
restricciones y requerimientos, pero una vez invocado, podrías llegar a tu
destino muchas veces más rápido de lo que normalmente lo harías.
[¿No deberías ser la única capaz de
usar tal dificultosa magia, Isabella?] Alvin preguntó.
[Sí.] Ella asintió. [Aunque la gran
bruja, Flora, también puede hacerlo… Libella debería ser capaz de hacerlo
pronto, pero aún no puede…]
[¿Entonces quién? Además, ¿dónde fue
usada?]
[Bueno… En el campo sagrado de la
familia real… En lo profundo del bosque de Shaltos…] Libella respondió,
perpleja.
Alvin jadeó. [¡¿A dónde conecta?!]
[M-Mayormente al reino demoniaco…]
Alvin abrió sus ojos. El bosque de
Shaltos era donde estaba la tumba de Sid. Cuando ella había sido atacada por el
caballero oscuro, fue donde había corrido y reunido con Sid. Era donde la
relación de Alvin y Sid empezó.
[Es Sir Sid…] Alvin susurró, segura de
sí hasta el punto que prácticamente fue previsto.
Justo cuando Sid había desvanecido, un
Camino Mágico había aparecido en algún lugar relacionado con él. En ese caso,
era lógico pensar que era cosa suya. No sabía cómo un caballero simple como él
podría usar tal magia, pero la situación actual era la prueba que necesitaba.
Y… también podía suponer su objetivo.
[¿Qué harás, Alvin?] Tenko preguntó.
Alvin se quedó en silencio con su mano
ante su boca y miró alrededor. Elaine, Christopher, Theodore, Lynette y Yuno…
Los estudiantes de la Clase Blitze estaban observándola, esperando su
respuesta. No solo ellos, sino Louise, Johan, Olivia y los otros estudiantes
quienes habían recibido las enseñanzas de Sid también estaban viéndola.
[Seguiremos con tu decisión, Alvin.
Estoy segura que todas las personas aquí sienten lo mismo. Eres quién decide.]
Tenko se detuvo. [¿Qué harás?]
Alvin no respondió. Ya conocía la
respuesta que un rey debería dar. No era el momento para moverse. Incluso si
quería seguir a Sid, si actual fuerza militar no era suficiente. Los que podían
luchar apropiadamente eran los escuderos que habían aprendido la Voluntad. Incluso
si seguían a Sid, no sería de gran ayuda. En efecto, lo más probable es que le
estorbarían y morirían en vano. Si tuvieran más personas, sería diferente, pero
como no era el caso, tenían que prepararse apropiadamente antes de la batalla.
Para incrementar sus posibilidades para ganar contras las bajas, hacer
preparaciones era la cosa más importante por hacer. Y para eso, el rey tenía
que estar presente.
Alvin entendía todo eso. En verdad que
sí. Pero…
[Príncipe. Su decisión, por favor.]
Tenko dijo una vez más, su tono era más serio y vacío de lo usual.
[Mi objetivo no cambió. Yo…] Justo
cuando iba a anunciar su decisión como rey… el sonido de las puertas del cuarto
del consejo de guerra siendo abiertas resonó violentamente.
Preguntándose qué era, todos se giraron
a la entrada. Las personas paradas allí eran…
_________________
[Tienes un
talento increíble, Sid.]
Fue cuando
era un niño y aún un escudero.
Un grupo
pequeño de caballeros de un país remoto fue encomendado con la supresión de los
lunáticos bandidos que atacaban villas, las saqueaban, asesinaban a los
aldeanos, y secuestraban a las mujeres. El grupo de escuderos del que era
parte, los acompañó como entrenamiento.
Sin
embargo, los caballeros que habían perdido a su señor se unieron con los
bandidos, y lo que debió haber sido una misión fácil, terminó terriblemente.
En esa
batalla, no hubo planificación, nadie daba órdenes. Todos estaban arrejuntados,
enemigos y aliados por igual, gritando, rugiendo, y lanzando insultos mientras
el sonido de la carne siendo cortada resonaba, seguido por maléfica agonía. Era
una caótica lucha, y estábamos en un pentano.
No había
nada de noble caballería u honor en el campo de batalla. Lo que pensaban todos
era que no querían morir mientras temerariamente, miserablemente, y
lunáticamente movían sus espadas.
Era un
terrible alboroto donde todos, enemigos y aliados por igual, se alocaron. Las
personas rugando por sus vidas fueron decapitadas, algunos cortados en pedazos,
atacados por tres personas desde atrás, y los que no podían moverse debido a
sus heridas fueron torturados hasta la muerte. Algunos golpeaban a persona sin
notar que eran cadáveres. Sus gritos eran bestiales y ya no tenían nada de
humanidad.
No había
reglas. Solo era una lucha brutal. Lejos de ser la batalla de nobles
caballeros, era más como una fiesta de lunáticos luchadores.
Y así, en
el infierno donde todos estaban embriagados con la esencia de la sangre, y
estaba calmado. Sentía que no era mi problema. Era como si el infierno ante mis
ojos fuera de otro mundo, y estaba viéndolo arriba de las nubes. Así que siendo
honestos, incluso yo estaba moviendo mi espada en la línea frontal, estaba
aburrido. Solo corté, corté, y corté y corté a un bandido tras otro. Cada vez que
lo hacía, cabezas, brazos y piernas salían volando, y me bañé en sangre,
entrañas y fluidos espinales.
Incluso
cuando un caballero veterano, quien estaba tan confundido como parar ser capaz
de distinguir a los enemigos y aliados, me atacó, me quedé calmado y lo
decapité. De hecho, incluso lo critiqué en mi cabeza, pensando que era un
fastidio por confundirme como un enemigo.
Entonces,
luego de un rato, noté que la fiesta en el infierno había terminado.
Los
bandidos estaban todos muertos, y solo unos cuantos caballeros aún estaban
vivos. Todos ellos estaban profundamente lastimados. Algunos tenían
extremidades perdidos. Y era el único mentalmente roto. La mayoría de ellos, no
importando su edad, estaban agachándose, vomitando y jadeando. A pesar de que
estaban vivos, estaban mortalmente pálidos y se sentía más como cadáveres que
aquellos esparcidos alrededor de nosotros.
No podía
evitar preguntarme por qué la mayoría era así.
El otro
escudero que había sobrevivido dijo que ya no quería ser un caballero, pero no
podía entender por qué.
Mientras
acampábamos en la retaguardia, estábamos actuando como soldados derrotados a
pesar de que ganamos noblemente.
Tenía
hambre, así que atrapé un jabalí, lo corté con mi desgastada espada, lo cociné,
y me lo comí. Al parecer, todos los demás no tenían hambre, así que era el
único comiendo. Por alguna razón, algunos incluso me observaron comer.
Continué
comiendo, preguntándose cuál era su problema… Y, viéndome así, mi instructor
dijo:
[Tienes un
talento increíble, Sid.]
[Pero es
uno peligroso.]
[Tienes
dos posibles futuros.]
[Ya sea
que te convertirás en un despiadado bárbaro o un extraordinario héroe.]
[Busca a
tu señor, Sid Blitze.]
[Necesitas
encontrar a un señor al que quieras servir desde el fondo de tu corazón.]
[De otra
manera, tú…]
_________________
Entonces
el tiempo pasó.
Antes de
saberlo, lo que pudo ser considerado mi hogar fue destruido, y me convertí en
un caballero errante sin un maestro.
En ese
entonces, el mundo era caótico, con todos librando una guerra por la hegemonía.
Como tal, al vagar por ahí, me encontraría en un campo de batalla creado por
naciones, clanes, o tribus luchando entre sí. No tenía ningún credo, creencias
u objetivos mientras iba de uno a otro sin pensarlo mucho. No me importaba cuál
era el más correcto y solo escogía uno al azar y luchaba por ellos por algo de
dinero. Solo me concentraba en cortar a todos los soldados enemigos y
caballeros que aparecieran ante mí. Debido a que siempre ganaba el campamento
por el que luchaba, el balance de poder del mundo se hizo un lio.
En cuanto
a por qué lo hice, bueno, era la única forma que conocía para vivir. Pero más
que nada… era la única cosa que podía hacer. Después de todo, si tomabas mi
espada, nada quedaría. No tenía ningún objetivo— una razón de ser— en mi vida.
Solo podía matar a las personas en el campo de batalla, apilando cadáveres y
haciendo dinero con ellos mientras afilaba mi espada con sangre y huesos. Si
detenía eso, ¿qué haría? No tenía nada más.
Es decir,
antes de darme cuenta, me convertí en lo que mi antiguo instructor había
temido: un irredimible y desamparado enemigo, el Bárbaro.
Tenía
tales pensamientos, pero sabía que no duraría mucho. Algún día, en algún lugar,
moriría lamentablemente y sin sentido en un campo de batalla cualquiera. Así
que, al menos, quería continuar siendo el Bárbaro hasta el final.
Sin
embargo, un día, mientras casualmente vagaba por el mundo, un cierto caballero
apareció ante mí.
[¿Así que
tú eres el rumoreado Sid Blitze el Bárbaro?]
Era un
hombre completamente diferente de mí. usaba un hermoso manto y una lujosa
armadura mientras cabalgaba en un duro caballo de guerra y tenía una espada
mágica divina en su cintura. Pero la más grande diferencia estaba en sus ojos.
No eran como los sucios y podridos ojos que vería cada vez que veía a la
superficie de un lago. Estaban ardiendo silenciosamente con pasión mientras
veía algo a lo lejos.
[Soy
Arthur Calvania. Soy… bueno, solo un tipo normal. Por ahora, digamos.]
[Sé que es
repentino, pero quiero batirme en duelo contigo.]
[Si eres
un caballero, no huirás, ¿verdad?]
[¿Mi razón
y objetivo? Es porque quiero, claro.]
[Luego de
mi victoria, te convertirás en mi vasallo. ¿Entiendes?]
[Te
convertirás en un leal caballero para mí, tu rey.]
[Entonces,
prometo que te mostraré algo maravilloso. No dejaré que te aburras, y no
tendrás que mover tu espada desinteresadamente otra vez.]
[¿Qué si
yo gano…? Puedes hacer conmigo lo que gustes. Después de todo, eso significaría
que era el tipo de hombre que no pudo llegar más lejos.]
Ese
hombre— Arthur— sonrió como un niño maléfico. Sus ojos brillaban, llenos de una
luz que yo no tenía.
Por alguna
razón, un tipo de premonición iluminó mi corazón vacío— mi gris mundo
recuperaría sus colores.
[Está
bien, estoy dentro.] Acepté.
Era la
primera vez que pensé que algo era interesante. Y así, para acertar la
premonición que tenía, saqué mis espadas gemelas obsidianas de hierro y fui a
Arthur, fieramente moviéndolas.
Incluso
ahora, claramente recordé mi pelea con Arthur. Incluso luego de cruzar eras y
perder mis recuerdos, era algo que nunca olvidaría. Podría reproducir la lucha
dese el inicio al final sin una sola diferencia. Así fue lo intensa de la
batalla y lo mucho que mi alma estaba ardiendo.
Cruzamos
espadas 187,324 veces y luchó tres días y noches sin descansar o dormir. Y, al
final de nuestra lucha, la cual se sintió como una eternidad, luego de llegar
nuestros límites, Arthur y yo…
_________________
El duro frío y la perforante ventisca
sacaron a Sid de su nostálgico recuerdo y regresó a la realidad.
Levemente abrió sus ojos y miró
alrededor. Estaba en la colina más alta en un cierto cañón. Todo era blanco
puro, cubierto en nieve y hielo por la fiera ventisca, y debajo de él, en la
reviere, estaba una ciudad arruinada con un viejo castillo sobresaliendo como
un misterioso gigante en su centro.
Era la punta norte del continente
Alfeed, norte de Calvania, una tierra vasta de permafrost rodeada por
imponentes y empinadas montañas atrapada por el infernal aire frío, nieve y
hielo. Aquí era donde el reino demoniaco de Dachnesia, gobernado por el Rey
Demonio estaba, y debajo de Sid estaba su capital, la capital demoniaca
Dachnesia.
Naturalmente, nadie vivía aquí. Todos
sus ciudadanos eran muertos vivientes congelados.
“¿Hay algún problema, Sir Sid?” La espada en su cintura— la espada
mágica de luz— envió sus pensamientos directamente a la mente de Sid.
Motas de luz aparecieron a la par de la
espada, y una chica brillante apareció— el avatar de Éclair— hecha solo de luz
y sin cuerpo.
[Solo estaba recordando el pasado…] Sid
respondió con una sonrisa mientras se sentaba en una roca.
“¿El pasado?”
[Sí. El momento que me convertí en el
Caballero Relámpago y dejé de ser el Bárbaro.]
Éclair escuchó silenciosamente.
[Esa pelea estuvo cerca…] Él gruñó, pero
siguió sonriendo gentilmente. [Solo necesitaba un movimiento más. Sí, solo uno,
y habría ganado contra Arthur. Pero… es exactamente cuando iba a hacerlo que mi
espada derecha se rompió.]
Éclair se quedó en silencio.
[Pero es gracias a esa derrota que
empecé como un caballero. Yo, quien estaba vació, finalmente encontré el
significado de mi vida. Realmente no puedes saber cómo resultará la vida.]
Aún sin respuesta.
[El Caballero Relámpago puede ser un
título demasiado grande para mí. Aunque… es mi orgullo.] Se paró y bajó la
mirada a la arruinada ciudad. [Hora de volver a ser el Bárbaro… Justo como
entonces.]
“Sir Sid…”
[Es igual a cuando traicioné a Arthur y
los demás, rebelándome solo. Sí, solo estoy haciendo lo mismo. Así que…] Sid
sacó su espada obsidiana de hierro. [Hoy, no soy un caballero. Soy el Bárbaro,
un enemigo que extermina a todos los enemigos parándose ante él y destruye
todo. Para cumplir el antiguo pacto que hice… y hacer lo que debo hacer,
regresaré a ser el Bárbaro.]
Sid tomó el mango de su espada con
ambas manos y lo levantó arriba de su cabeza. Tomó profundos respiros para usar
la Voluntad— más profundos de lo usual. Entonces…
[Soy el niño del salvaje dios
relámpago…]
Como si escuchara el grito de Sid, un
rayo de luz cayó del cielo, partiendo en dos el mundo gobernado por oscuridad.
Un poderoso sonido resonó, tan fuerte que se sintió que podía partir los cielos
y agitar el suelo. El relámpago cayó desde arriba del cielo, rasgando la
oscuridad y la ventisca antes de llegar a la espada de Sid. A través de la
espada de Sid, el cielo y la tierra estaban conectadas con un pilar de luz.
[Su atroz rabia y violencia…]
Aún conectando el cielo y la tierra, el
pilar de luz estalló ferozmente, alejando la oscuridad con su luz mientras
crecía lentamente. La intensidad del relámpago se alzó casi sin límite y era
abrumador, tiñendo el congelado mundo oscuro en una blancura brillante.
Entonces finalmente…
[¡Conviértete en la espada del demonio
que cortará al mundo en dos!]
Era una espada gigante hecha de
relámpagos. No era algo que una persona debería ser capaz de usar. Solo un
Titán sería capaz de usar tal larga y enorme espada. Aunque, Sid, un simple
humano, la levantó sobre su cabeza, luego de un solo respiró, la bajó.
[¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!]
La gigante espada de luz descendió
desde el cielo al suelo, cortando el horizonte, como si tratara de partir en
mundo en dos.
El mundo se agitó, y con el increíble
sonido del gran impactó resonó. La intensidad de las vibraciones levantó y bajó
al mundo unos cuentos metros. Lo más probable es que el terremoto llegara
incluso a la punta sur del continente. El impacto fue tal que solo podía ser
llamado un desastre natural.
La espada de relámpago de Sid había
cortado las montañas, el cañón y la capital demoniaca en dos. Derrumbó el
impregnable fuerte natural que eran las montañas, destruyó las rampas que eran
consideradas una defensa absoluta, y creó un camino hacia el Castillo Dachnesia
en un solo golpe cuando normalmente tomaría medio mes.
[Phew… Bueno, supongo que eso es.] Sid
dijo, su espada apuntaba hacia abajo. [Incluso con mi actual fuerza, pensé que
al menos podría medio destruir el castillo, pero supongo que es imposible.]
Sid miró abajo una vez más. Una
profunda fisura pasó desde donde él estaba a lo que parecía el fin del mundo,
cortando la arruinada ciudad en dos, pero el Castillo Dachnesia en su centro
estaba completamente bien.
“Puedes haber recuperado tus recuerdos
y antiguas habilidades a cierto grado, pero pensar que tu actual cuerpo
imperfecto podría usar tanto poder…” Éclair murmuró, impresionada. “¿Por qué los cielos
le daría tan fuerte poder a un solo hombre…?”
[Hahaha, eres el Dios. No me
preguntes.] Sid se rio.
“Cierto… Me alegra que tal poder se le
diera a un caballero como tú.”
[Deberías de agradecerle a Arthur, mi
primer señor.]
Éclair no respondió.
[Como sea, es hora de luchar, Éclair.
Al igual que antes.]
Ella se enderezó con una seria
expresión.
[Vaya, realmente me trae recuerdos.
Todo es al igual que antes.] Se pausó. [Vamos, Éclair. Cumplamos con nuestro
antiguo pacto y hagamos lo que debemos hacer.]
“Sí, te lo dejo, Sir Sid…” Ella dijo. Entonces se transformó en
motas de luz y regresó al interior de la espada colgando en la cintura de Sid.
[Soy el Bárbaro. ¡Luego de mil años, el
demonio ha regresado otra vez!]
Sid se transformó en un rayo de luz y
corrió hacia el castillo usando el camino que creó.
_________________
Un fuerte terremoto y un fiero sonido
que se sintieron como que podrían destruir al mundo agitó el Castillo
Dachnesia.
[¡¿Q-Qué está pasando?!] Endea gritó,
saltando del trono en el que había estado sentándose, aburrida. Estaba en el
piso más alto del castillo, el salón del trono. [¡¿Qué fue ese sonido?! ¡¿Y ese
impacto?! ¡¿Qué está pasando?!]
Ella salió corriendo a la terraza. El
perforador frío y la fiera ventisca asaltaron su cuerpo, pero no le importó.
Puso sus manos en la baranda y dobló su cuerpo para ver abajo. De inmediato
notó algo anormal.
[¿Qué… es…?]
Su base, la capital demoniaca, se
partió en dos. Desde algún lugar en la distancia— hacia la entrada del
castillo— las montañas, el valle, los edificios, todo se había desvanecido,
creando un camino recto. Residuos del relámpago permanecieron en el suelo,
agrietando y haciendo que el camino se viera como un puente de luz.
Frente a tal anormal vista, Endea solo
podía pestañar, con su boca abierta.
[Esto es… Ah, debe ser Sir Sid.] Flora,
parándose a la par de Endea, sonrió en alegría, viendo el escenario de abajo.
[¡¿Qué?! ¡¿Sir Sid hizo eso?!]
[En efecto, no hay duda.] Flora
respondió. [Lo más probable, Sir Sid recuperó sus recuerdos también como su
antiguo poder. Aunque, supongo que no puede usarlo todo en su actual cuerpo…]
[¡Ese hombre está loco!] Endea golpeó
la baranda con furia. [¡Estúpido! ¡Idiota! ¡Hay un límite en lo absurda y rota
que su fuerza pueda ser! ¡Idiota, idiota, idiota!] Ella gritó, sus emociones
son una mezcla de agitación e irritación, mientras continuamente golpeaba la
baranda. [¡En primer lugar, ¿cómo llegó aquí?! ¡No debería ser posible!]
[Ya veo… Así es cómo… Ella lo ayudó…]
Flora murmuró.
[¡¿Acabas de decir algo?!]
[No, nada.] Flora fingió ignorancia.
Mientras hablaban, relámpagos estaban
explotando en la distancia. Endea usaba magia para ver más allá y observarlo.
Lo que vio fue… Sid, su cuerpo lleno
con relámpagos, corría directo hacia el castillo. Era tan rápido que era como
si un rayo de luz estuviera en paralelo al suelo.
[Parece que Sir Sid vino a la masacre
solo.] Flora rio.
[¿Huh…? ¿Masacre…? ¿A quién…?] Endea
preguntó, estupefacta.
[¿Hmm? ¿No es obvio, mi adorable
maestra?] Flora puso su boca cerca al oído de Endea y dijo, con una pisca de
gozo. [Sir Sid vino a matarla, el Rey Demonio.]
Endea jadeó mientras agitación la
recorría, como si hubiera sido golpeada por el relámpago. Pensando en ello, era
natural. Ella era el Rey Demonio, tratando de destruir el mundo, mientras que
Sid era el heroico Caballero Relámpago. Si él era como había oído de las
historias de Sid del pasado, sin duda, superaría cualquier dificultad para
matar al Rey Demonio y mostrarle a todo el mundo lo noble y honesta que la
justicia era.
Ese era el Sid que conocía. Un recto
caballero que protege a todos y tiene una profunda lealtad hacia su rey.
[S-Sir Sid… vino a…]
Era natural. Tal resultado era obvio. Debió
haberlo sabido desde el principio. Ella lo sabía, aunque se rebeló contra el
mundo. Quería destruir al mundo que no había sido bueno con ella. Aunque…
[¡¿Sir Sid vino a matarme…?!] Endea
gruñó mientras recordaba el pasado.
~~~~~~~~
[¡Quiero oír del Caballero Relámpago
otra vez!]
[Ahaha… ¿Quieres oír de Sir Sid?
Realmente lo amas, ¿huh?]
[¡Sí! ¡Realmente es genial! ¡E
increíble!]
[Si solo un caballero como Sir Sid
existiera en esta era…]
[Si Sir Sid estuviera aquí, estoy
segura que te ayudaría una vez te conviertas en rey. Y… también me salvaría…]
~~~~~~~~
Sabía lo que pasaría. Me preparé para
ello. Hice todo lo conocido.
Así que… Endea pensó mientras se movía. ¿Por qué no dejo de llorar? ¿Por me
siento tan triste y frustrada?
Al lado, Flora liberó una baja risa de
alegría mientras miraba a Endea.
[¡Alma!] Pero Endea no lo notó y golpeó
el barandal otra vez.
[¡Alma! ¡Alma! ¡No te perdonaré!
¡Nunca! ¡Jamás! ¡De los jamases! ¡Te! ¡Perdonaré! ¡Nunca!] Ella siguió
golpeando el barandal. [¡Teo odio! Sí… ¡Los odio a los dos! ¡Voy a matarte Sir
Sid! ¡Entonces cortaré tu cabeza en tu cara, Alma! ¡Juro que lo haré!]
Entonces, mirando a Sid en la distancia, ella gritó, [¡¿Eres estúpido?! ¡Qué
idiota para venir solo! ¡Soy el Rey Demonio! ¡El verdadero gobernador del
mundo, el Rey Demonio Endea! ¡Aquí, en la capital demoniaca Dachnesia, 500,000
congelados caballeros de la era legendaria están bajo mi control! ¡Tengo la
autoridad para movilizarlos solo con mover un dedo!]
Esa era una de las razones por la que
el Rey Demonio no tenía rival.
El reino demoniaco Dachnesia fue la
tierra que fue más corrompida por Opus durante la era legendaria. Opus era
quien lo había encerrado en un mortal invierno eterno. Por ende, las congeladas
almas de todas las víctimas estaban atadas a esta tierra, estaban destinadas a
vagar en el interminable invierno para siempre. Sin embargo, se entregaron por
completo al Rey Demonio, y porque ya estaban muertos, no sentían miedo a la
muerte, haciéndolos la armada más fuerte y temible que existía.
[¡Ellos no son como los pusilánimes que
envié al reino la última vez! ¡Solo lo mejor está aquí, protegiendo esta
tierra! ¡Todos ellos son caballeros de la era legendaria, al igual que tú!
¡¿Aunque crees que puedes ganar?! ¡No te emociones solo porque cortaste mi
capital en dos! ¡No creas que puedes ganar solo!] Ella gritó.
Entonces extendió sus brazos y con un
imponente aire, haciéndola digna de ser llamada el Rey Demonio, declaró. [¡Es
una orden! ¡Escuchen, los caballeros congelados durmiendo en mi territorio!
¡Pobres almas congeladas para la eternidad! ¡Seré piadosa y les daré amnistía!
¡Liberaré de este infierno congelado al que cumpla mi deseo! ¡Respondan a mi
llamado! ¡Tomen sus espadas y formen tropas! ¡Preparen sus lanzas y prepárense
para atacar! ¡Mátenlo! ¡Maten a Sir Sid! ¡Maten a ese odioso de Sir Sid!]
La voz de Endea iba por la fiera
ventisca y se extendió por la capital demoniaca, resonando fuertemente.
Al siguiente instante, un inusual
fenómeno ocurrió. Frío fuego fatuo blanco apareció en todas partes en la
capital. Su número se incrementaba rápidamente, fácilmente superando los
cientos de miles, y su formación cambió. Se transformaron en caballeros
muertos. Espadas en mano, estaban usando trapos negros y dentro de sus capuchas
no había caras, sino un infinito abismo. Eran caballeros de la era legendaria que
habían muerto en esta tierra. Todos eran fuertes y habilidosos guerreros. Y
eran los esclavos del Rey Demonio, quien había atrapado sus almas en una eterna
prisión.
Estos fuertes hombres llenaban la
capital demoniaca. Todas las llamas blancas hacían que la ciudad pareciera como
un cielo estrellado. Se reunieron, formaron tropas y tomaron una formación.
Entonces marcharon hacia Sid como una gigante ola.
[¡Ahahahaha! ¡¿Qué piensas, Sir Sid?!
¡Esta es mi armada! ¡500,000 caballeros de la era legendaria! ¡No importa lo
absurdo que sea tu fuerza, solo, no serás capaz…!] Un relámpago interrumpió las
palabras de Endea.
Sid fue directo a su primer batallón de
la armada congelada.
[¡Aaaaaaaaaaaaah!] Él rugió, moviendo
su espada obsidiana de hierro.
El relámpago golpeó al centro del
primer batallón, y entonces explotó en todas direcciones, pasando por el campo
de batalla y dominando todo. En un instante, el primer batallón salió volando.
[¿Huh…?] Endea liberó una estupefacta
voz.
Claro, no llego a Sid. Él ya estaba de
camino hacia el segundo batallón que estaba esperándolo en una formación de V
para atacarlo en ambos lados. Sin embargo, Sid se transformó en un flash de luz
y zigzagueó entre ellos, acabando con todos en cada lado de la formación, y
fácilmente abriéndose pasó.
Entonces la tercera. Estaba en una
formación de falange, pero Sid solo corrió a ellos. El flash cortó al batallón
en dos, enviándolos a volar.
Entonces la cuarta, quinta, sexta y
así. Sid no huyó o trató de hacerse a un lado. Corrió directo sin pararse,
fácilmente cortando las formaciones enemigas como papel mientras avanzaba,
gradualmente acercándose al castillo.
[Qué… ¡¿Qué diablos es esto?!] Endea
gritó a lo que estaba ante ella, lo cual parecía como una broma. [No importa lo
absurda que sea su fuerza, debería haber un límite… ¡¿Cómo se supone que lo
detenga?!]
[Como lo esperaba de Sir Sid.]
[En efecto. Así es como debería ser.]
Contrario a Endea, tanto Sir Lion y Sir
Unicorn estaban calmados.
[¡¿Por qué están tan calmados?! ¡Pronto
estará aquí! ¡¿Pueden ganar contra eso?!] Endea gritó.
Sir Lion y Sir Unicorn suprimieron sus
risas, pero no respondieron.
[¡¿Qué con su actitud?!]
Flora sonrió y explicó. [Estás
sobrestimando su poder como el Rey Demonio, mi adorable maestro.]
[¿Lo estoy…?]
[Sí. Aún está atrapada en el sentido
común humano. Ya no eres uno. Eres el Rey Demonio. Puede ser un héroe, pero
solo es un simple caballero, un humano. Tu poder es igual… no, supera al suyo.
Ese es el tipo de existencia que el Rey Demonio es, como el enemigo del mundo.
No debería estar agitada solo porque fácilmente puede derrotar a los débiles.]
[¿Ya… veo…?] Endea inclinó su cabeza,
sin entenderlo del todo.
[Pero es cierto que Sir Sid no es algo
que podamos subestimar.] Flora miró a Sid, quien estaba dominando el campo de
batalla. [En efecto… lo peor podía pasar… Justo que en ese entonces.] Ella
murmuró sin su usual calmada sonrisa.
[¿En ese entonces…?]
[No, no es nada…] Ella sonrió,
fingiendo ignorancia. [Como sea, debería pedirle a la armada de muertos
continuar su ataque hacia Sir Sid, mi adorable maestro.]
[¿N-No es eso inútil? No creo que
incluso los 500,000 caballeros puedan derrotarlo…]
[No tienen que. Hay un significado con
hacerlos luchar contra él continuamente.]
[¿La hay…?]
Flora sonrió dulcemente, como segura de
su victoria, dijo. [En efecto. Después de todo, no le queda mucho tiempo.]
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Sid estaba luchando solo contra una
armada hecha de cientos de miles. Aunque la diferencia en números era absurda,
Sid no dudo ni huyó.
Corrió de frente y envió a los enemigos
a volar con cada relámpago estallando de su espada. La fuerte y heroica luz se
deshizo de los desagradables muertos.
Era la reencarnación de una batalla de
la era legendaria— de una historia heroica— en el día presente. Si alguien
fuera a observarlo, le daría nostalgia, encantado.
Pero al mismo tiempo, algunos pudieron haberse dado cuenta que el brillo de Sid y la forma en la que intensamente luchaba eran iguales a como una llama ardiendo ferozmente antes de morir.
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