Capítulo 2
[Cuenta, Graham, ¿qué está pasando en
las mentes de Walter Howard y el siempre elusivo profesor?] Preguntamos. [¿Por
qué ofrecer la bandera blanca luego de la victoria, luego cambiar las
negociaciones antes de que estén selladas? Oh, y guárdate las excusas de vista
al público. ¡Todos aquí conocen cómo están las cosas!]
[Sin duda todo es como Su Majestad
Imperial lo imagina.] Graham el “Abismo” Walker respondió gentilmente desde su
asiento ante nosotros. El Duque Howard le había concedido a su experimentado
mayordomo total autoridad para conducir las negociaciones.
Nos ubicábamos en el jardín interior de
nuestro palacio en nuestra capital imperial. A parte de nosotros— Yuri Yustin,
soberano gobernador del Imperio Yustinian— Moss Saxe también estaba asistiendo.
Nuestro gran mariscal se hizo atrás, puso sus brazos detrás de él y la
encantada espada Castle Breaker colgaba de su cinturón. Una taciturna mujer con
largo cabello tan blanco como su vestido la deslumbraban con pequeñas aves
mientras su desgastada espada larga descansaba en una silla. Ella era el
antiguo Héroe, Aurelia Alvern. Graham completaba la organización. Todos
nosotros éramos locos superhumanos. Esperábamos lavarnos las manos de este
asunto, aunque el deber llama.
Así que, amargamente, miramos a la
leyenda viviente y dijimos. [No deseamos tal invasión, Graham. Tú y yo solo
somos extraños. Hablando a secas. Asesínanos justo aquí, si te sientes con
ganas. Nos regresaste a nuestro tonto descendiente Yugene, y, como dicen, está
conspirando una rebelión con nuestros tontos aristócratas. ¡Estamos cansados!
Admitimos que nosotros y Moss hemos sido algo tontos desde que ambos éramos
jóvenes. Pero, 70— 80% de las burradas no caben duda que recaen en Moss. Pero—]
[¡Sire!] Exclamó nuestro amigo. [¡Me
huele mal! ¡No le creas, Graham!] A pesar de sus avanzados años, no ha cambiado
nada.
Con un ligero movimiento de nuestra
mano, continuamos. [Pero como sea, ahora tenemos 73 años. Apenas se ve justo
que debamos ser condenados por hacer cosas en nuestra vejez. Si así lo sientes,
no dudes en atacar nuestra delgada y débil garganta.]
[¡Pero señor!] Nuestro gran mariscal
intervino. [Su cuello está obeso.]
[¡Oh, cállate, Moss!] Respondimos. [¡Dame
un descanso!] En un lugar, avistamos una pequeña ave volar.
[Bromas de Su Majestad Imperial.]
Graham dijo con impecable decoro. [Nunca pensaría en ponerle mis manos a un
descendiente del Arquero, uno de los renombrados salvadores que ayudo a
finalizar la Guerra Continental.]
Según la historia del Primer Gobernador
Yustiniano, era un temido francotirador, capaz de dispararle a las mismas
estrellas del cielo. Nos habíamos ganado algo de reputación como un arquero en
nuestros días de juventud, aunque…
[Cualquier gloria en nuestra sangre
está más que quemada.] Respondimos, riéndonos a nuestras propias pretensiones.
[Yana es la única que queda de nosotros que puede manejarse bien en una batalla
real.]
[Su Alteza Imperial, la Princesa Yana
Yustin y el Maestro Huss Saxe ahora están tomando sus vacaciones en nuestra
capital norte, así como Su Majestad Imperial solicitó.] Graham nos informó. [Se
me dijo que han disfrutado las excursiones de paisajes en días recientes.]
Resoplamos. Nuestra armada sur se había
encontrado con las fuerzas del imperio, bajo el mano del Duque Howard, en una
batalla en Rostlay al sur de Galois— una vez una provincia imperial y luego un
sitio para nuestra humillación. El resultado, como habíamos predicho, había
sido una aplastante derrota. Nuestras fuerzas fueron rodeadas, y sus
comandantes— nuestro hijo y heredero Yugene, la nieta de nuestra difunda
hermana, Yana, y el nieto de Moss, Huss— se convirtieron en prisioneros de
guerra. Howard había tratado de regresar a los tres de inmediato, pero solo
habíamos aceptado a nuestro idiota heredero.
[Graham Walker.] Ordenamos, enderezándonos
en nuestro asiento. [El Emperador Yuri Yustin está haciéndote una pregunta. ¡Habla
en serio!]
El viejo retenedor asintió y nos
entregó una carta. Su parte trasera tenía el sello Howard. [Puede encontrar
esto interesante, mi señor.] Dijo.
Sin cuidado, la abrimos y pasamos
nuestros ojos en su contenido.
¡¿Qué?!
[¿Qué significa esto?] Demandamos
cuando volvimos a la realidad.
[No le entiendo, señor.] Graham
respondió.
[Nuestra armada perdió— perdió tan
miserablemente que futuros historiadores arremeterán contra nosotros pro esto.
Los jóvenes en la armada parecen creer que nos han engañado, pero sabes que
nuestras fuerzas sureñas están mal. Y no pudimos llevar refuerzos rápido de
nuestros otros frentes, incluso si nos sentimos con ganas— especialmente no al
norte o este.]
[Estoy al tanto, señor. Pensó en la
República Lalannoy como un enemigo que solo buscaba como liberarse de las manos
del Imperio. Retirar las tropas de sus fronteras seguramente sería una difícil
decisión. Y oí que Lalannoy está tan resuelta en su devoción a la expansión
militar que, si no es por el Gran Mariscal Saxe, fácilmente pudo lanzar una
invasión. ¿Creo que tuvo una buena demostración de eso el otro día en la
frontera?]
Sentimos un leve escalofrío. Ni
siquiera nosotros o Moss supimos del conflicto con los rebeldes Lalannoyanos
hasta esta reunión secreta.
[Así es.] El mayordomo continuó,
bebiendo su té. [Me temo informarle, señor, que mi maestro, Walter Howard, puede
ocupar sus tierras sureñas si así lo desea. Sospecho que su armada imperial
puede enviar una pequeña cantidad de tropas en respuesta, y temo que tales unidades
se encuentren a nuestras fuerzas en su camino. Vaya, qué espléndido té de
hojas.]
Sentimos una repentina fatiga.
Geográficamente, nuestro imperio no tenía más opción que estacionar nuestras
tropas junto a la frontera de los rebeldes Lalannoyanos. Nuestra gente sobrevaloraba
a la armada que no había visto una gran guerra en el pasado siglo. Los idiotas—
nuestro príncipe heredero entre ellos— había confiado en las dulces palabras de
los Algrens, aunque esa casa casi había condenado a la humanidad durante la
Guerra del Señor Oscuro. Y la detestable Iglesia del Espíritu Santo los había
ayudado. Mientras, nuestros corruptos burócratas buscaron aprovecharse de
nuestra avanzada edad y frágil salud, concentrándose solo en beneficiarse en
sus posiciones.
El sabio aprende de la historia y nunca
deja de aplicarse. Los idiotas se olvidan de la historia y descansan sobre
laureles, ebrios en el ego y su arrogante orgullo. No es sorpresa que la
victoria nos evite.
[Somos conscientes.] Respondimos.
[Nuestra derrota está asegurada siempre y cuando no le pidamos a Moss y a
nuestra armada principal luchar. Por eso nuestra confusión. ¿Por qué? ¿Qué hace
que el Duque Howard esté tan desesperado por la paz? Y…]
Colocamos la carta que recibimos en la
mesa. Consistía en una simple y llana oración:
Los lunáticos del Espíritu Santo deben
ser purgados.
[¿Por qué el Duque Howard, el profesor,
y todo su reino los percibe como una gran amenaza?] Presionamos a Graham.
[Su imperio, la Alianza de Principados,
el Reinado del Espíritu Santo, e incluso la República Lalannoy tomaron la
reciente insurrección como una señal para intervenir en nuestros asuntos.] El
mayordomo respondió. [Y un factor los enlaza a todos.]
[¿La iglesia?] Respondimos lentamente.
[Moss.]
[Limpiaré la armada a toda prisa,
señor.] Nuestro gran mariscal rápidamente respondió.
Esos idiotas no podían abrir sus bocas
sin balbucear que “la voluntad del Espíritu Santo” y esto y lo otro. Realmente
podrían—
Y nos dimos cuenta. El Imperio
Yustiniano, el Reino Wainwright, y la Alianza de Principados eran los más
grandes poderes en el continente. Y los tres— cuatro, contando Lalannoy— habían
estado bailando en las manos de la iglesia. Si alguien había planeado todo esto
antes de la guerra— No, la idea era absurda. Ningún simple mortal podría
realizar tal hazaña.
[Aurelia.] Dijimos, girándonos a la
belleza de cabello blanco que no soltó una palabra en toda la discusión hasta
ahora. [¿Tienes algo que añadir respecto a esta paz?]
[Un Alvern no se involucra en las
peleas mortales.] Respondió en una voz prácticamente vacía de emociones. [Las
tormentas pueden impactar el imperio, pero nosotras solo debemos hacer nuestro
deber. El actual Héroe, quien está en el este, diría lo mismo.]
Fruncimos el ceño, descontentos. Los
Alverns eran una casa de Héroes— podría llover sangre en la capital imperial, y
no levantarían un solo dedo. Ya hartos con todo este asunto, miramos afuera en
nuestro jardín, desde el cual el breve verano ya estaba partiendo.
[Aceptos tus términos.] Le informamos a
Graham. [Una guerra civil puede impactar al imperio en el futuro cercano, sin
embargo, le agradeceríamos no intervenir.]
[Lo entiendo, señor. Ciertamente, le
haré saber sus deseos a mi maestro.] El mayordomo respondió, con una educada
reverencia. Él no era nada divertido.
De pronto, recordamos uno de los
reportes de Moss. El reinado, parecía, haber atestiguado el nacimiento de una
nueva leyenda durante su reciente rebelión. Y los Howards buscaban el
conocimiento de los grandes hechizos.
[En realidad, nos gustaría pedir una
condición.] Dijimos.
Graham frunció sus ojos. [¿Y cuál
sería, señor?]
Sentimos que Moss entró en una posición
de combate detrás de nosotros mientras respondíamos. [Deseamos cederles Shiki,
en la frontera de Galous, al reino.]
[Señor—]
[Suficiente.] Intervenimos, cortando la
corta protesta de Graham. [Sabemos que una vacía condición no te convencerá.]
Shiki era una gran tierra con un denso
bosque, poblada por una minoría étnica y sin hablar de los recursos. Cederla no
minimizaría el poder de nuestro imperio en lo más mínimo, aunque les daría a
nuestros desleales seguidores la excusa perfecta. Ya que ellos estaban poco dispuestos
a ceder un poco de nuestras tierras. Seguramente podríamos tomar a todo aquel
se oponga como nuestro enemigo.
Al mismo tiempo, desocupar nuestras
fronteras con el Ducado Howard, lo cual rápido se volvería una carga, nos
compraría tiempo para poner en orden el sur. El gobierno demandaba oro, tiempo
y esfuerzo, y ya que los Howards se ocupaban gobernando su nueva provincia,
revolucionaríamos nuestro imperio. Una vez tengamos un paso seguro, nuestros
herederos desafiarían una vez más a los Howards. Naturalmente, estos planes no
perdieron a Graham, pero teníamos un poco de historia en nuestro haber.
[Shiki.] Le informamos. [Es la tierra
donde nuestro ancestro derribo a la Estrella Fugaz. Si buscan a los grandes
hechizos, eso puede darles una pista.]
[¿Sí?] El Abismo arqueó una ceja,
evidentemente agitado. Luego de un breve silencio, respondió. [No puedo
responder ahora. ¿Me concedería una prolongación en las negociaciones, señor?]
[Muy bien.]
A pesar de su leyenda, una completa
investigación de Shiki nos había asegurado que no tenía nada de valor. Si los
Howards la tomaban, que mejor. Si no, lo podríamos usar como ventaja en nuevas
negociaciones.
[Graham.] Dijimos, recostando nuestro enorme
cuerpo contra el respaldo del asiento.
[¿Sí, señor?]
[¿Te gustaría trabajar para nuestro
imperio? Te incrementaremos tu salario dos— no, diez veces y te crearemos un
título de tu elección para meterte en la familia imperial.]
[Respetuosamente lo rechazo.] El
mayordomo respondió. [Además, señor, está buscando al hombre equivocado.]
Sorprendidos, nos giramos a
intercambiar una mirada con Moss. Incluso Aurelia se vio asombrada por primera
vez.
[¡Ha!] Dijimos. [¡Eres el pilar de los
Howards! Hombres de un calibre más grande difícilmente podrían—]
Los ojos de Graham el “Abismo” no estaban
sonriendo.
[¿Quién es este tipo?] Demandamos,
frunciendo el ceño. [No somos eternos en este mundo— ¡Danos algo para recordar!
Asumimos que esto involucra el rumoreado portador de un nuevo hechizo supremo. ¿Te
refieres a la “santa” de los Howard que se supone que cortó a un dragón
esquelético y purificó Rostlay?]
[No puedo decir nombres, pero todos
estamos muy endeudados con esta persona. Así que, en efecto, esas tierras
serían una pequeña recompensa. ¿Confió, señor, que usted haya escuchado de Su
Alteza, Lady Tina Howard?]
[¿La chica sin aptitud mágica?]
Preguntamos lentamente. [Ahora domina la magia suprema.]
Moss gruñó. Los ojos de Aurelia se
fruncieron por un momento. En nuestras mentes, los hilos empezaron a
conectarse. Y formaron una imagen de este nuevo campeón que había salido en
medio de esta rebelión.
[Veamos.] Dijimos, suspirando. [Eso
explica mucho. Sin embargo, Graham, has cometido un error.]
[No me diga, señor. ¿Y cuál,
escuchemos, puede ser?]
[Lo sabes tan bien como nosotros.]
Reímos. Los Howards habían ganado fama por sus brillantes hazañas de guerra en
la Guerra del Señor Oscuro, y en esta reciente campaña, se aseguraron de
demostrar que aún eran conocidos como los “dioses de la guerra.” Y si ellos se
sienten en deuda con esta persona, entonces…
[Oculta el nombre si gustas— al igual
que las leyendas del pasado, esto pasará de boca en boca por el continente en
poco tiempo. Solo necesitamos vivir lo suficiente para escucharlo. Y mientras, le
daremos a nuestro imperio una buena limpieza.]
✽✽✽✽✽
El Día de la Luz marcaba una semana
desde el inicio de mi estadía hospitalaria. Me sentía muy recuperado— listo
para irme en cualquier momento. Y así…
[Parece que no puedo obtener el
permiso.] Gruñí, sentándome en una techada banca de madera en el espacioso
jardín. Las personas parecían convencidas que trabajaría hasta morir.
Reposé mi pluma en la mesa y me estiré.
Verde follaje mitigaba el calor de verano, y la abundancia de flores
floreciendo relajaban mi mente. Era una tarde tranquila.
Stella— cuya estadía hospitalaria había
sido prolongada debido al inexplicable crecimiento de su maná y la enfermedad
que la acompañaba— se había ido a tomar unas copas con Lydia. Atra se había
vuelto muy apegada a ella y la seguía a dónde sea que fuera. Aunque su
condición me preocupaba, pensaba que tomarse algo de tiempo ocasional como este
le podría hacer bien.
[¿Algo te preocupa, Allen?] Una melodiosa
voz interrumpió mis pensamientos. [Toma, te traje una nueva libreta.]
[Gracias, Lily.] Respondí.
[¡Ni lo menciones! ¡Al cabo que soy una
maid!] Ella se sentó directamente frente a mí y observó mis notas con gran
interés. [¿Estas son tareas para las señoritas?]
[Cierto. Todos me siguen diciendo que
descanse, mis padres ni siquiera me visitan por temor de molestarme, y mis
otros visitantes se mantienen al mínimo, así que tengo mucho tiempo libre con
el que sé que hacer. Y mis estudiantes aprenden rápido que me estoy quedando
sin ejercicios para ellas.]
Ahora, le estaba enseñando a cuatro
chicas— Tina, Ellie, Lynne y Stella— todas ellas habían resuelto cada problema
en las libretas que les había dado antes del estallido de la rebelión. Aunque
su crecimiento me asombraba, sería el hazmerreír si fracasara en seguirles el
paso.
Lily descanso un codo en la mesa y su
mentón en su mano. [Debe ser difícil para ti.] Ella comentó. [¡Por cierto, también
me gustaría tener nuevos hechizos!]
[¿Si quiera me estabas escuchando?]
Pregunté. [Y en todo caso, ya eres más de lo que puedo manejar.]
La Corporación de Maids de Leinster era
una estricta meritocracia. Ningún tipo de conexión personal y familiar podría
asegurar una posición como su número tres.
[¡Quiero algo nuevooo!] Ella se quejó,
inflando sus mejillas como una niña mimada. [¡No tiene que ser uno de tus
experimentos!]
Suspiré. [Oh, muy bien.] Con un
movimiento de mi mano derecha, desplegué la actual iteración de la base de mi
fórmula de hechizo. Lily pasó sus ojos sobre ella, y una sonrisa pronto pasó
por su rostro.
[¡Muchas gracias! Lo intentaré luego.]
[Por favor hazlo. Creo que es un
mejoramiento significante en lo que estaba lanzando hace cinco años.]
[¡Claro!] Lily rio con exuberancia.
[Sabes, eres la única que ha dominado
mi fórmula así como es. Ni siquiera o nuestros compañeros de la universidad lo
han logrado.]
Mi fórmula de hechizo difería de la
norma en la que dejan un considerable espacio en blanco para que los elementos
funcionen. Como resultado, de alguna manera eran menos estables que sus
convencionales contrapartes y requería ajustes para encajar con cada lanzador.
Lydia, nuestra antigua compañera Teto, e incluso Ellie— quienes probablemente
eran las más cercanas a mí en términos de control mágico— no eran excepciones.
Solo esta maid, quien ya había empezado a practicar con los hechizos mientras
yo observaba, podía lanzar mi fórmula sin modificaciones, y no tenía idea de
por qué. Originalmente las había entendido bastante rápido durante nuestra
aventura en la capital sur, aunque ni siquiera habíamos enlazado maná. Era un
misterio.
[A cambio de la lección, ¿me contarías
lo que sabes de la situación actual?] Pregunté. [Solo puedo saber lo que hay en
el hospital— aunque no tengo duda que es deliberado.]
[¡Claro que lo es! Solo un poco,
¿bien?] Lily asumió su rostro de la “número tres.” [Por hecho, la Casa Ducal de
Algren y las otras grandes casas nobles del este ya no existen. Sin la
protección que proveían, la segunda al mando de la corporación de maids y la
Brigada de la Estrella Fugaz no pueden permitirse dejar la frontera este.]
No es sorpresa que Lily fuera la única
maid de rango que he visto. Aunque la rebelión había acabado, los problemas
evidentemente se amontonaban.
[¿Los Caballeros del Espíritu Santo
hicieron algún movimiento?]
[Ninguno. Han estacionado sus tropas,
pero no hemos oído ni un solo movimiento de ellos.]
[¿Y te quedaste aquí como
guardaespaldas y cuidadora?] Pregunté disipando mi hechizo. Lily no había
dejado el hospital ni una vez durante nuestra estadía— significando que lo más
seguro es que había sido asignada como el protector personal de Lydia.
La maid levantó su mentón con su otra
mano también. [¡Claro!] Ella confirmó. [¡Estaba bastante preocupada, así que me
ofrecí para el trabajo!]
[Bueno, su maná aún no se ha
recuperado, así que no puedo culparte.]
La condición de Lydia no había cambiado
y no mostraba señales de mejoramiento. Podía entender por qué Lisa se sentía
nervioso.
Lily continuó mirándome, su expresión
no se alteraba. Me estiré a su cabello.
[¿Allen?] Preguntó.
[Tu clip torcido.] Expliqué. [Vamos.
Está mejor.]
Lily pestañeó en sorpresa, entonces
empezó a moverse felizmente. [¡Muchas gracias!] Exclamé, con una musical risa.
No podía suprimir mi risa mientras
llevaba la conversación de vuelta a asuntos más serios. [Aún estoy asombrado
que la Casa Ducal de Lebufera y las otras casas del oeste se unieran a la
guerra. E incluso más que las leyendas como el Vendaval Esmeralda y la Flor de
Sabia regresaran a los frentes de línea.]
Los Lebufera y sus vasallos pasaron dos
siglos observando a los demonios frente al Río de Sangre. Bajo circunstancias
normales, nunca considerarían marchar a una campaña. Y Leticia Lebufera, el
Vendaval Esmeralda, los había liderado dos generaciones antes del actual duque.
Una experimentada veterana, luchó en la Guerra del Señor Oscuro como un
confiable seguidor del héroe la Estrella Fugaz del clan lobo e incluso
intercambiaron golpes. Oí que los hombres bestias la habían traído a la acción
al invocar el Antiguo Pacto dejado por la Estrella Fugaz. Al parecer habían
deseado la liberación de la capital este.
[Umm…] La maid intervino. [En realidad,
Allen—]
[Cuida tus palabras, Lily.] Lydia
intervino al igual que lo hizo Stella con un más leve. [Lily, no.]
Las dos habían regresado con un jarrón
de jugo de frutas y varias copas, las cuales colocaron en la mesa antes de
sentarse en cada uno de mis lados. Usaban ropa de diario— en escarlata y azul,
respectivamente— las cuales habían llegado de la capital real el otro día. El
servicio de entregas de Griffin debió haber regresado a la normalidad
gradualmente.
Espero que sea el mismo caso para el
servicio postal. ¿Mi carta la ha llegado a Felicia?
Atra se lanzó al regazo de Stella en su
forma de zorrillo y felizmente se tumbó. Qué ternura.
Lily se le acercó a Lydia y Stella y
empezaron una conversación en secreto.
¿No podemos
contarle, mis señoritas? Allen debe saber que le pidieron a los Lebuferas
salvarlo.
Claro que
no. Debemos esperar por el momento adecuado cuando sea necesario. Ahora, ¿de
qué estaban hablando los dos?
Allen se
preocuparía si lo sabe. Y sí, por favor cuéntanos luego.
A-Ambas me
están asustando.
¿Qué podría ser lo que este trio no
podía decirme? Le lancé una mirada a Lydia, pero su expresión no me decía nada,
y su mirada de respuesta solo decía. “¡Sírveme un trago!”
[¿Han oído algo más de la guerra?] Le
pregunté a Lily mientras lleva vaso de Lydia.
[Bueno, en cuanto a la situación
Yustiniana en el norte… ¿Lady Stella?]
[Creo que hemos concluido la paz. Y ya
que el profesor manejo las negociaciones, sospecho que los términos fueron
favorables.] Con una mirada a Lydia, Stella respondió. [Nuestra preocupación
más latente puede estar… en el norte.]
[Estamos ganando la guerra.] Su
compañera de cabello escarlata reportó sin más. [¿Qué más esperarías, con mi
abuela comandando los frentes de línea y mi abuelo a cargo de la retaguardia?
Aún tenemos a Sasha y Felicia en los altos mandos.]
Una vez había sido bastante afortunado
para conocer a la Duquesa Emerita el “Cielo Escarlata” Lindsey Leinster y el
Duque Emeritus Leen Leinster en la capital sur. Ambos habían sido
extraordinarios. Añadirles a Felicia y Lady Sasha Sykes, la prometida de
Richard, no podía ver como los Leinster podrían perder esta guerra en casa o de
visita.
[Aunque la pelea continua.] Murmuré,
entregándole a Su Alteza su vaso. [Lydia, no parece que el Duque Liam visitará
la capital este, ¿verdad?]
[No. Aunque la armada del Señor Oscuro
no ha intentado nada, la frontera este aún está a mitad de poder, así que el
Duque Lebufera regresará a sus tierras muy pronto también.] Ella respondió.
[Bien, suficiente de cosas serias.]
[Por favor, cuida de tu mente y tu
cuerpo también.] Stella añadió. [Y yo, um, que lo hagamos j-juntos.] NT: Stella
al ataque.
[¿Stella?] Lydia gruñó. [Tienes
agallas.]
[Lo dije de todo corazón.]
[¡Allen!] Lily intervino. [Acerca de
esa fórmula que me enseñaste—]
[¡Espera tu turno!] Las nobles gritaron
en conjunto.
El jardín abruptamente se volvió más
ruidoso. Si las tres estaban tan enérgicas, tendría mis manos llenas una vez
dejemos el hospital.
Entre la deficiencia de maná de Lydia,
la irregularidad de Stella, y el futuro de Gil, las demandas por mi atención
seguían multiplicándose. Pero ¿no era siempre el caso? Por lo menos, había
regresado a la normalidad, pensé mientras descansaba mi cabeza en una mano y
observaba a Sus Altezas jugando.
✽✽✽✽✽
[Diría que con eso está. ¿Verdad,
Stella?]
[Sí, Lydia, claro. Lily, busca las
túnicas.]
[¡Ya voy! ¡Alto, Allen! ¡Espere!]
Sin ganas, gruñí. [Hazlo como quieras.]
Era la siguiente tarde, y tan pronto el
elfo medico me había dado el permiso para acabar con mi estadía hospitalaria
fue que Lydia, Stella y Lily me transformaron en una muñeca en mi propio
cuarto. En momentos así, mi resistencia solo hacía las cosas peor.
Lydia y Stella también habían recibido
el permiso para irse. Dicho eso, ninguno de ellas estaba completamente—
[¿Qué estás pensando?] Mi compañera
demandó, deteniendo mi tren de pensamientos con un jalón en mi mejilla.
[No puedo evitarlo.] Protesté. [Tú y
Stella aún están—]
[Eso no importa. Al fin que…] Lydia
tocó su frente con la mía, incitando un grito de asombro de Stella y un
emocionado chillido de Lily. [Yo te tengo. ¿Y? ¿Me equivoco?]
Luego de un momento de silencio,
murmuré. [Oh, er, no.]
[¡Responde!]
[¡L-Lydia!] Stella intervino antes que
pudiera encontrar algo que decir. [Debemos cambiarnos también.]
[Cierto.] Lydia admitió, alejándose de
mí. [Lily, ayúdanos a vestirnos.]
[¡Claro!] La maid respondió.
[A-Allen.] Stella añadió, mirándome.
Entonces, casi inaudible. [Yo… me gustaría…]
[¿Stella?] Respondí, mirando atrás
mientras esperaba que continuara.
El rostro del presidente del consejo
estudiantil se enrojeció ante mis ojos. Entonces tomó mi manga y balbuceó. [Uh…
E-Eso es… Oh…]
[¡No pierdas el tiempo, Stella!] Lydia
respondió desde el pasillo.
[¡S-Sí! M-Muy bien, Allen, ya volveré.]
Con asombro, Stella gritó desde el cuarto. Su adorable plateado cabello largo,
atado con un listón blanco, tomaba la luz mientras se revoloteaba detrás de
ella.
Ya había terminado de poner mi cuarto
en orden, así que me encontraba sin que hacer. Mi equipaje restante consistía
en la espada Cressent Fox y la varita Silver Bloom, los cuales descansaban en
una silla, y una bolsa contenía mis mudas de ropa. Las armas encantadas que guardé
en un hechizo de suspensión que había ideado en imitación de Anko. Aunque era
conveniente, solo podía retirar objetos que poseían maná propio. Y ya que había
logrado formular el hechizo, aún tenía que descifrar los principios que lo envolvían.
Quizás le pediría a mis compañeros que lo investigaran la siguiente vez que los
vea.
[No te caigas.] Le advertí mientras me
ponía a una rodilla y me sentaba para observar el crepúsculo citadino. Quemadas
y destrozadas casas aún llenaban la capital este. Es probable que hubiéramos
demolido algunas nosotros mismos cuando lanzamos el Lightning Flash. En la
distancia, la campana de la estación resonó. Nunca me cansaría de la belleza
del Gran Árbol en la puesta de sol.
De pronto, Atra empezó a dar vueltas a
mi alrededor.
[¿Qué ocurre?] Pregunté.
El cachorro escaló en mi hombro derecho
y chillo una vez más. [Mira.] Parecía decir.
Eso hice, y pronto avisté una bola de
pelos aletear sus alas— el polluelo Griffin oceánico verde del cual me hice
amigo y quien previamente me había visitado en el hospital. A pesar de mi
confusión, asistí a la pequeña criatura con magia de viento y levitación. Pronto,
sus aleteos se volvieron estables, y aterrizó en mis brazos.
El polluelo se agitó y chillo
felizmente. El zorro, sin embargo, lo reviso por un par de momentos antes de
chillar, como si dijera que ese era su lugar. Una vez bajé al polluelo en el
techo, el par empezó a juguetear como buenos amigos.
Y a dónde el niño va…
Sentí un gran maná arriba y miré arriba
otra vez para ver a un Griffin de largo cuello y dos Griffins comunes. Y en la
espalda del Griffin estaba Caren, vestida con un samue violeta— una normal y
cómodo, chaqueta y pantalones desgastados del trabajo diario.
Mágicamente suprimí el vendaval que
acompañaba su aterrizaje, cuidando que ni Atra o el polluelo se cayeran del
techo mientras se paraba. La madre Griffin extendió su cuello, así que sostuve
al polluelo para que ella lo tomara mientras mi hermana se bajaba.
[¿Qué te trae aquí, Caren?] Pregunté.
[¡Vinimos para recogerte!] Ella
declaró.
[Pero planeaba caminar a casa. No está
lejos, y—]
Antes que pudiera terminar, gritos de
“Allen” y “¡Nii-sama!” venían a mí a través del aire. Atra se salió de mis
brazos y retomó su lugar en mi hombro derecho mientras los Griffins llevando a
Tina y Lynne haciendo su aterrizaje en el techo. Las nobles soltaron sus
montaduras, usando samue escarlata y azul pálido, respectivamente.
[Tina, Lynne.] Dije. [¿También estás
aquí? Gracias. Pero ¿de dónde consiguieron esa ropa?]
Tina soltó una pequeña risita. [¡Pero
claro!] Ella proclamó, un mechón de cabello plateado se paraba llamando la
atención mientras se desbordaba de orgullo. [¿No se da cuenta que es el
salvador de la capital este? ¡Será acosado si camina por las calles!]
[¿Qué?] Protesté. [No, eso no puede—]
[¡Eso es!] Ella insistió con vehemencia
que no dejaba lugar para argumentar.
[Dag nos regaló el samue.] Lynne
añadió. [Porque “necesitaremos cosas de diario,” dijo. Creo se lo pidió a los
otros hombres bestias en nuestro lugar.]
[¿Dag lo hizo?] Pregunté, con los ojos
abiertos. Miré a Caren, y ella asintió.
Me imagine al viejo Dag. El anterior
jefe del clan nutria era como un abuelo para mí. necesitaría agradecerle tan
pronto pudiera.
Desde abajo, oí el grito de Lydia “Oye”
y el llamado de Stella “Allen.”
[Oh, perdón.] Respondí, lanzando un
hechizo de levitación para ayudarles a unirse al techo. No tenían el uniforme y
vestían de blanco, con respectivos listones escarlatas y azules. Ambas también
llevaban pequeños bolsos.
[¡Malvado!] Lily dijo. [¡¿Por qué me
dejan por fuera?!] Con un gran “Hiyah” saltó fuera de la ventana, llevando mi
bolsa. Entonces, para nuestro asombro, lanzó el Heavenly Wind Bound— un hechizo
avanzado experimental bi-elemental el cual apenas le había mostrado la fórmula
durante mi estadía hospitalaria. Saltando al aire, completó un giro mientras
aterrizaba en el techo.
Atra y el polluelo Griffin agitaron sus
orejas, colas y alas con emoción. ¡Lily era una mala influencia!
[¿Les gustó eso?] La maid preguntó.
[¿Me extrañaron?]
Tina, Lynne, Stella y Caren se giraron
hacia mí con expresiones acusatorias. Pero antes de que pudieran vociferar sus
quejas, Lydia y yo respondimos. [No dejen que se le suba.]
No había nada más que decir— la velocidad
en la cual Lily replicaba los hechizos era simplemente asombroso.
Atra se bajó de mi hombro y corrió
hacia la maid.
Tina, mientras, superó su shock y jaló
mi mano. [¡Vamos!] Ella presionó. [Suba a mi Griffin y—]
[Tina, deberías venirte conmigo.]
Stella interrumpió, tomando a su hermana de la mano y deslumbrando una sonrisa
que solo Caren y yo podíamos ver. Nuestra santa sabía cómo ser considerada.
[¡¿S-Stella?! ¡S-Suéltame! ¡Yo… quiero
ir con Allen!]
[Suficiente. Necesitas saber cuándo
dejar de joder.] Stella reprendió a Tina
mientras llegaba a uno de los Griffin militares.
[En serio, ¿cómo puede ser tan
castrosa?] Lynne aclaró su garganta y continuó. [N-Nii-sama, si me acompañas—]
[Lynne, nos vamos.] Lydia anunció.
[¡¿N-Nii-sama?! ¡P-Pero yo esperaba
irme con Nii-sama!] Lynne se quejó mientras era arrastrada de la mano.
[E-Ella siempre escoge m-momentos como
este para actuar madura.] Caren murmuró. Lydia estaba bastante encantada.
Luego de golpear sus propias mejillas,
mi hermana se giró a mí con perfecta compostura y dijo. [Ahora, vamos, Allen.
No te sueltes durante el viaje.]
[Um… Quizás pueda sentarme al frente—]
[¿Allen?] Caren repitió, enunciando
cada silaba mientras se acercaba y se paraba de puntillas. Nuestras narices
parecían casi tocarse. [No te escuché.]
Levanté mis manos en muestra de
rendición y respondí. [Sí, señora.] Contra mi adorable hermanita, no tenía
oportunidad de ganar.
[¡Allen, caminaré con Atra!] Lily dijo,
con su mano en el aire. Ella tenía sostenía al cachorrito encima de su cabeza.
[¡Quiero probar mi propio hechizo!]
[¿Seguro que no prefieres volar?]
Pregunté, provocando un fuerte “¿Allen?” e incluso una mirada más fuerte de
Caren.
Oof.
[¡Nos vemos luego! ¡Lista o no, Atra,
aquí vamoooos!] La maid gritó mientras, con gran maná y una fuerte risa, saltó
fuera del hospital. Entonces estaba saltando de techo en techo, cubriendo la
distancia con una increíble velocidad— y al parecer sin inmutarse con el gran
consumo de maná del hechizo.
Caren recostó su cabeza en mi hombro y
murmuró. [Nunca sé qué hacer con Lily.]
[Yo tampoco.] Admití. [Pero sé que su
corazón es puro.]
Un repentino vendaval nos impactó
mientras dos Griffins militares despegaban y empezaban a circular para ganar
altitud.
Le di una caricia a la cabeza de mi
hermana. [¿Nos unimos?]
[Sí. Vamos, Allen.]
✽✽✽✽✽
Incluso desde el aire, era obvio que el
distrito de los hombres bestia de la Ciudad Vieja, donde mi familia vivía,
había sufrido un considerable daño. Me estaba preguntando cuánto tomaría
reconstruirlo cuando Caren se giró a mí.
[Casi llegamos.] Gracias a la magia de
viento, no tuvimos dificultades para escucharnos.
[Sí.] Dije, abrazando al peludo
polluelo.
Nuestro hogar pronto estuvo a la vista,
no luciendo tan bien. Caren y yo habíamos luchado contra los inquisidores allí
en el primer día de la insurrección, pero incluso los hoyos dejados por ese
encuentro parecían haber sido reparados. Una gran mesa, con al menos una docena
de sillas, y una plancha de metal descansaba en el espacioso jardín interior.
Las maids Leinster quienes se habían quedado en la ciudad estaban dando
vueltas. Vi a Anna, pero mis padres, Lisa, y Ellie no estaban a la vista.
Lydia y Stella ya habían aterrizado sus
Griffins, y Lily había llegado antes que nosotros también. ¿Qué tan rápido
viajo?
En el entre tiempo, la madre Griffin
ondeó sus alas y gentilmente bajó. Incluso se agachó para que pudiéramos
bajarnos más fácilmente. Dejé al polluelo en su espalda, Caren y yo le
agradecimos antes de aterrizar en el suelo. El cachorro de inmediato saltó
sobre mí.
[¡Vaya, Atra!] Exclamé. [¿Disfrutaste
la caminata?]
Ella puso su cabeza contra mí, lo cual
tomé como un sí. Entonces, con su reporte, se subió sobre la madre Griffin y
empezó a jugar con el polluelo.
Tina y Lynne se acercó, ondeando su
mano.
[¡Allen!]
[¡Nii-sama!]
Ahora, ¿qué tenemos aquí?
Revisé el jardín. Magníficos platillos
cubrieron la mesa, intercalados con varias bebidas en botellas de vidrio, y las
maids aún estaba trabajando con gran entusiasmo. Mi voz salió algo apagada
mientras murmuraba. [¿Qué carajos?]
[¿Tienes que preguntar?] Caren
respondió, corriendo a mí.
[¡Estamos celebrando su recuperación!]
Tina anunció orgullosamente.
[Mi querida madre y los suyos lo han
hecho.] Lynne añadió. [Han estado planeando esta fiesta con mi hermana y Lady
Stella.]
[¡¿Qué?!] Me giré a Lydia, quien se nos
había unido con Stella. ¿Qué significa esto?
[Bueno, te habrías negado a todo esto
si te lo decíamos.] Ella respondió.
[Sabe, Allen, el plan original requería
de algo más grande.] Stella intervino.
[No digas eso.] Respondí lentamente,
sin muchos argumentos. De la casa venía un hombre del clan lobo usando unos
pequeños lentes antiguos— mi padre Nathan. Ellie estaba con él, vestida con su
uniforme de maid, y ambos llevaban grandes charolas.
Nuestros ojos se encontraron. Mi papá
me dio un pequeño saludo y procedió a la mesa— donde, al parecer, estaría dando
los honores. Ellie, sin embargo, corrió tan pronto como puso sus ojos sobre mí.
aunque la observaba sin respirar, llegó a mí sin caerse.
Tina, Lynne y Caren intercambiaron
miradas y empezaron a murmurar entre ellas.
[Lo sabía.]
[Sí.]
[Esto
requiere algo más.]
[¡B-Bienvenido, Allen!] Ellie exclamó.
[Oh, um… ¡M-Mire esto!] Ella sostenía el plato para que lo revisara. Tenía un
enorme pescado, todo cocido y recubierto en una apetitosa salsa.
[Este es el festín.] Dije. [¿Lo
cocinaste, Ellie?]
[¡Sí! ¡Con su madre, la Duquesa Lisa,
Anna y las maids Leinster! ¡También recibí muchos consejos de Lily cuando fui a
visitarlo!]
La completa puridad de su afecto se ve
tan claro como el día. ¡A toda costa debo proteger a este ángel!
Mientras resolvía mi resolución, Lily
saludó entusiásticamente desde donde había estado puesta la mesa. [¡Allen!
Alábame—]
Así que dos de los altos rangos de la
Corporación de Maids de Leinster están asistiendo. Si incluyo a esas
estacionadas en la frontera este, entonces— No, mejor no pensar en eso. solo
incrementará mi ansiedad.
[Gracias.] Le dije a Ellie. [Esto es
encantador. Ahora, ¿por qué no lo pones en la mesa?]
[¡Sí!] El ángel intervino y se puso más
animada. Tina, Lynne, y Caren estaban murmurando.
[Yo cocinaré mañana.] Lydia anunció,
tomando custodia de mi brazo izquierdo.
[Y-Y yo, um, ayudaré.] Stella añadió,
tomando mi manga.
Hacer que dos hijas de duques cocinen
para mí estaría más que asombroso. Pero antes que pudiera decirlo, una pequeña
mujer del clan lobo y una hermosura de cabello escarlata trenzado salieron de
la casa, vestidas con delantales a juego. Un aire de tensa expectación cayó
sobre el jardín. Mi madre Ellyn y la Duquesa Lisa Leinster habían llegado.
Lydia y Stella me dieron espacio, y las
chicas se hicieron atrás.
Los ojos de mi madre se abrieron cuando
me vio. Se acercó con un paso despacio y me apretó con el abrazo más fuerte que
podía hacer. Dicho eso, ella pasó sus manos sobre mi cabeza y rostro. Una vez
estuvo satisfecha que estaba allí, sonrió y dijo. [Bienvenido, Allen. ¿Te
duele? No estás tratando de ocultarlo, ¿verdad?]
[Estoy bien mamá.] Le aseguré. [Y yo,
bueno, siento que—]
[Nada de eso.] Ella acarició mi cabeza.
Solo podía sentir a todos mirarme… pero no proteste. [Ahora, dame una sonrisa.
No lo olvides, estamos aquí para celebrar.]
Asentí y murmuré. [Cierto.] Solo luego
de poner una rara sonrisa fue que mi mamá me soltó.
Entonces fue el turno de Lisa para
darme un abrazo y murmurar, [Allen.] Solo podía sentir a la impresión de las
seis chicas, pero era impotente para moverme.
Mientras, mi mamá exclamó. [¡Santo
Dios! ¿Quién eres, pequeña bolita?] Evidentemente, le estaba hablando a Atra.
Dado a lo restringidos que mis visitas habían sido en el hospital, suponía que
esta podía ser su primera reunión.
La antigua Dama de la Espada y actual
Duquesa Leinster apretó mis manos. [Me he visto forzado de depender de ti otra
vez.] Dijo, con lágrimas en sus ojos. [Apreció todo lo que has hecho por
Richard— y por Lydia. En serio, gracias por salvar a mis niños. Lisa Leinster
siempre recordará esta deuda.] Con una sonrisa, añadió. [Me pregunté si seré
capaz de pagarte en vida.] Lisa se preocupada por su hijo e hijas.
[Deberías ser el que te agradezca.]
Respondí. [En verdad no sé qué habría hecho sin la ayuda de Richard— aunque
estoy seguro que estará molesto en nuestro siguiente encuentro. Y fueron las
chicas quienes salvaron a Lydia.]
[Para nada.] Lisa dijo. [¿No lo crees,
Lydia?]
[Sí, claro.] Su hija de cabello
escarlata, quien había estado observando desde el costado, respondió sin duda.
Entonces dijo. [¡P-Pero madre, s-suéltalo ya! ¡Él es mío!]
[No estaría segura de eso.] Lisa se
burló, riéndose a todo poder.
Lydia gruñó, molesta. Las chicas
pestañearon, agitadas por la rara escena de la Dama de la Espada en el lado
perdedor, y entonces se echaron a reír.
[¡O-Observen!] Lydia miró a las chicas,
entonces rodeó a Lisa. [Yo… dije… ¡Qué lo sueltes! ¡Carajo!]
Sí que estoy en casa.
[¡Está bien!] Mi papá dijo. [Todos
tomen un vaso.]
Las maids Leinster se pusieron a
destapar las botellas.
[Aquí están, Duquesa Lisa, madre,
Allen, Lydia.] Ellie dijo, entregándonos vasos de vino blanco— y entonces le
entregó jugo de frutas a sus compañeras mientras estaba en ello. En serio, ella
era una buena maid.
Una vez se aseguro que todos habían
sido servidos, mi padre levantó su vaso. [No molestaré con formales charlas.]
Dijo. [Nuestro hijo está de vuelta en casa, sano y salvo. Muchas gracias.
¡Salud!]
[¡Salud!] Todos dijimos, levantando
nuestras copas y nos las bebimos. Los brindis y aplausos que siguieron fueron
enteramente espontáneos.
Luego del brindis, entramos en la
fiesta. Las tres chicas se pusieron en fila ante la mesa.
[Ellie, Lynne.] Tina remarcó. [¡Esta
carne y vegetales están deliciosas! ¿De qué variedades crees que son? Debo
preguntarle madre— ¡Ah! Yo… ¡Quería ese pedazo de carne!]
Lynne dijo. [Primero ven, primero—
¡E-Ese pescado era mío!]
[Dilo— ¡Primero ven, primero sirve!]
[¡P-Por favor, n-no peleen!] Ellie dijo
mientras sus amigas metían sus cabezas.
[Tomen su tiempo.] Mi papá intervino.
[Hay mucho por hacer.]
[Bien.] Las chicas dijeron
obedientemente.
A una corta distancia, una Stella de
apariencia nerviosa se sentó a hablar con mi mamá. [U-Um…] Ella empezó. [Verá,
ma— ahem. ¡Suegra Ellyn!]
[Sí, ¿Stellita?]
[O-Oh, bueno… ¡E-Este platillo
ciertamente sabe bien!]
[Gracias.] Mi mamá respondió, liberando
una musical risa. [Ha sido uno de los favoritos de Allen desde que era niño,
y…]
Las dos deben estarla pasando bien.
Lydia y Caren, por el otro lado, se miran entre sí con el plato de pescado de
Ellie.
[Espero que hayas hecho algo de
investigación luego de todo ese escándalo que causaste.] La otra dijo. [Y
recuerda: ganamos esa pelea en la mansión Algren.]
Lydia cortó un pedazo de pescado. [¿Esa
es la forma de hablarle a tu cuñada, Caren?] Ella preguntó, ofreciéndole la
porción a mi hermana en un pequeño plato. [¿Ganar una ventaja temporal sobre mí
cuando estaba en mi punto más débil fue suficiente para ti?] Se detuvo a
suspirar. [Qué lamentable.]
[¡Yo no tengo cuñada!] Caren respondió,
sacando chispas mientras aceptaba el plato. Entonces, en un tono más calmado.
[¿Te sientes bien?]
[Tonta.] La noble escarlata respondió a
la genuina preocupación de mi hermana sin más. [¿Por qué no lo estaría? Pero
veo que finalmente aprendiste algo de respeto de tu cuñada. Eres mucho más
adorable cuando te abres y admites las cosas.]
[¡E-En tus sueños, quizás! ¡Allen es
mío, y no puedes tenerlo!]
[Sí, sí.]
[¡Un “sí” es suficiente!]
Tome asiento, sonriendo, y Lily se
sentó a mi par. Atra, quien había estado jugando con el polluelo Griffin bajo
la mesa, se subió por la falda de la maid y se recostó en su regazo.
[¿Cuándo se hicieron amigas tan
rápido?] Pregunté.
[Desde que tomabas la siesta con Lady
Lydia en las tardes.] Lily respondió, con una sonrisa.
Inmediatamente levanté mi voz para
ahogar sus palabras. Por desgracia, nadie parecía haberlo notado.
[No le pongas demasiadas ideas raras en
la cabeza de Atra.] Le advertí por sí acaso.
[¡¿Y qué significa eso?!] Lily se
enojó.
[Exactamente cómo suena—]
[¿Allen?] Preguntó, sin agitarse, me
agaché tan bajo como podía.
Sentí un leve peso en mi palma, y
cuando levanté mi mano otra vez, un pequeño gato negro descansaba en ella. Un
sobre apareció del aire.
[¿Un mensaje de Anko?] Murmuré.
[¿Alleeeen?] Lily dijo, pero abrí el
sobre y pasé mis ojos sobre su contenido. El gato salió de mi mano y fue por
Lydia.
Siento este de Teto Tijerina, quien
había sido mi compañero y el de Lydia en la universidad. Escribió que estaba en
la capital real, donde ella y los otros estudiantes de nuestro departamento
estaba protegiendo a la Princesa Cheryl Wainwright. El profesor está en
la capital norte, su mensaje continuó. Su Alteza Real saldrá a la
capital este tan pronto los trenes regresen y funcionen.
Habría preferido que Teto le diera más
espacio de acción. Sin embargo…
[Si el profesor…] Murmuré, pensando.
[No, debió haber sido Anko. En todo caso—]
Mi suposición terminó con asombrado
grito mientras Lily cubría mis ojos sin más. La ultima cosa que había visto, en
un rincón de mi visión, estaba Lydia recibiendo su carta del gato.
[¿L-Lily?] Balbuceé. [E-En serio, hay—]
[Esto es lo que pasa con los chicos que
no escuchan a sus mayores.] Ella dijo, riéndose. En un susurro, añadió. [Y no
tenemos muchas oportunidades para hablar, solo los dos.] Una inesperada
necesidad de atención era otro rasgo que ella y Lydia tenían en común.
Levanté mi mano en rendición. [Muy
bien. ¿Hablamos?]
Lady Lily Leinster quitó sus manos y
descanso su cabeza en una de ellas. [Me alegra que lo entiendas.] Respondió,
asintiendo. [Y enséñame un nuevo hechizo también— ¡Algún tipo de barrera de
fuego sería encantador!]
[No puedo refutar a una maid.]
✽✽✽✽✽
[Va bien.] Murmuré, bajando a Lydia en
la cama. Tenía una encantadora sonrisa inocente y se retorcía cuando le
acaricié su mejilla.
Tina se recostaba a su par, durmiendo
bien— presuntamente soñando, ya que murmuraba. [Allen, Ellie, Lynne.] También
oí la respiración de los soñadores de la otra cama, donde Ellie, Lynne, Stella
y Caren yacían lado a lado. Atra y el otro gato mensajero estaban acurrucados a
sus pies. Una sonrisa se cruzaba en mi rostro.
Metí en las sábanas a Lydia y Tina,
entonces me paré. A la luz de las lámparas de maná, podía ver que el jardín
estaba desierto. Incluso los Griffins oceánicos se habían ido a casa.
La segunda parte de la fiesta había
sido un caos. Mi hermana y mis estudiantes se embriagaron— por beber ya sea por
error o en exceso— y se me vinieron encima.
[Alleeen.] Tina había dicho. [¿Qué…
cree usted de míii?]
[Allen.] Ellie había intervenido, su
hablar ligeramente se dificultaba. [Yo… ¡He sido buena! Y me gustaría una
recompensa.]
[Nii-sama.] Lynne había añadido. [Por
favor, ponme algo de atención.]
Lentamente, Stella había rogado.
[Allen… y-yo también déjeme descansar mi cabeza en su regazo.]
[¡Eres demasiado suave con Lydia y
Stella, Allen!] Caren había gritado. [¡Yo soy tu hermana, así que es tu deber
ser más amable conmigo que con cualquier otro! ¡Ahora, ven a acariciarme!]
Solo Lydia se había visto feliz entre
el bullicio— inmediatamente había puesto su cabeza en mi regazo y se quedó
dormida. Cerca, Anna se restringió y castigo a una molesta Lily.
[Oh, santo Dios.] Mi mamá dijo,
acompañada por una leve risa de Lisa. Atra, el polluelo Griffin, y el gato
mensajero habían estado jugando en sus regazos mientras las maids se
sorprendían por la escena— y miraban los orbes de vídeo.
[Yo… ya no puedo soportarlo.]
[S-Su lindura no conoce límites.]
[¿Crees que pasarían algo de tiempo en
mi regazo también?]
[¡Puedo haber ganado en la categoría de
lindura en los Premios Vídeo del Año!]
En serio, había sido un completo
desastre. Aunque, el cantar de mi mamá había sido adorable. Podía creer que una
vez había sido de las mejores cantantes en el clan.
Gruñí y me estiré. Llevando a las seis
chicas a la cama, cada una acurrucada en mis brazos, había probado ser algo
agotador.
Lily asomó su cabeza por una banca en
el pasillo. Su cabello estaba liso, y usaba un vestido de noche blanco. Tenía
una cesta de mimbre llena con vino rojo y bocadillos.
[¡Allen, escogí estos yo!] Ella
anunció. Entonces, casi como un pensamiento. [Pero de verdad debes ir a la cama
pronto.]
[Gracias.] Dije, tomando la cesta. [Iré
a dormir tan pronto como le haya escrito a un viejo compañero.]
[¿Lo prometes?] Lily presionó sin
dudar. Nunca la había visto con el cabello suelo antes y encontraba el cambio
refrescante.
[Sí, lo prometo. ¿Te he mentido alguna
vez, Lily?]
[¡Siempre! Si quieres que te crea,
entonces, um, d-dime lo que piensas de mi n-ni…] La usualmente vivaz maid
dudaba y retorcía sus dedos mientras sus palabras se detenían, pero su mirada
fue insistente.
[Tu vestido de noche es encantador.]
Respondí honestamente.
Una sonrisa se iluminó en el rostro de
Lily, y presionó sus manos en sus mejillas. [¡Gracias!] Sonrió. Un flequillo de
su cabello se paró y se meneaba de lado a lado, justo como lo hacían a menudo
los de Lydia y Lynne.
[¡Buenas noches!] La animada maid dijo,
metiéndose bajo las sábanas con Lydia y Tina. [¡Qué rico está aquí!]
[Buenas noches. Te veo en la mañana.]
Me senté en una silla que había sido
dejada en el jardín y dejé la cesta en una mesa redonda. Mientras me vertía una
copa de vino rojo sureño, pensé en lo que le escribiría a Teto.
Tenía mucho que decirle— incluyendo
muchas cosas que no podía llegar a escribir. Aunque una carta confiada a uno de
los gatitos mensajeros de Anko sería bastante seguro para robarlo, alguien
siempre podía leerlo en su destino— incluso inadvertidamente. Cheryl, al menos,
leería lo que sea que escriba, así que no podía permitirme a contar los
detalles de la locura de Lydia. Eso, debo explicarlo en persona.
Tomé un sorbo de vino y lo encontré
bastante bueno. Lisa debió haberlo seleccionado ella misma.
Aún estaba saboreando el frío aire
nocturno y planeando mi carta cuando sentí a alguien más en el jardín.
[Allen.]
[Papá.] Dije. [¿Aún estás despierto?]
[Sí, no puedo conciliar el sueño.] Mi
padre, Nathan, respondió. Usaba un samue como pijamas. [¿Te importa si tomo
asiento?]
[No.]
Mi papá se sentó frente a mí. Incluso a
mis propios ojos, él era un tipo apuesto.
[¿Quieres algo de vino?] Pregunté,
tomando un vaso de sobra de la cesta.
[Me encantaría.]
Le serví. Entonces chocamos los vasos
en un brindis— había perdido la cuenta de cuánto había bebido esta tarde. Luego
de tomar un sorbo, mi papá me miró en silencio.
[¿Hay algo en mi cara?] Pregunté,
asombrado. Pero no sentí nada cuando pase mi mano sobre mi boca y mejillas.
[Solo estaba pensando que mi sueño se
ha hecho realidad.] Respondí, con una sonrisa. [Siempre he querido compartir un
trago contigo, solo los dos.]
Alejé la mirada, muy avergonzado para responder.
Para espabilar, recogí un lápiz y le di vueltas.
[¿Le estabas escribiendo una carta a
alguien?] Mi papá preguntó.
[Oh, sí, a un amigo de la universidad.]
Respondí. [Pero parece que no puedo decidirme en qué escribir.]
[Pasa. Piensa, y las palabras adecuadas
vendrán a ti.]
Lentamente, pregunté. [¿Hablas por la
experiencia?]
[Solía escribirle a Ellyn todo el
tiempo.]
Mis padres dicen que solían viajar por
todo el continente. Entonces me habían encontrado y se asentaron en la capital
este. Pero levemente recordaba a mi papá irse a numerosos viajes largos incluso
luego que se hubiera convertido en un artesano mágico.
Oh, eso me recuerda.
[Papá, ¿puedes reparar el reloj? El
reloj de bolsillo de Lydia parece estar fallando.]
[La chica con cabello largo escarlata,
Lily, creo— me preguntó la misma cosa antes.] Respondió. [¿Por qué no me dejas
darle una mirada al tuyo mientras estoy en ello? Me hizo muchas preguntas
acerca de dispositivos mágicos también. Es una buena chica con una buena
cabeza.]
[¿No me digas?] Respondí, pensando que
mejor no le digo que había estado hablando con Lady Lily Leinster.
Bebimos nuestro vino y comimos el queso
y pan tostado sin hablar, pero el silencio era cómodo, no incómodo. Una leve
briza agitó los árboles. El verano terminaría pronto.
¿Cuándo reabrirán la Academia Real?
Tendré que preguntarle al director.
Mi papá bajó su vaso en la mesa y dijo.
[Allen.] Su sonrisa era seria y calmada, pero lagrimas brillaban en sus ojos.
[En serio… que has crecido. Nunca soñé con que ese pequeñito crecería en tan
buen hombre.]
[Solo porque tú y mamá me criaron.]
Respondí, sonrojado al directo alago. [Si luzco como un buen hombre, entonces
ustedes dos se merecen el crédito.]
[No, para nada. Nos estás echando
muchas flores, Allen. Arriesgaste tu vida y salvaste no solo a muchas personas,
sino a toda la ciudad. No cualquiera podría haberlo logrado. Ellyn y yo
queremos que sepas que estamos orgullosos de ti. Dicho eso…] La expresión de mi
papá se oscureció. La luna se ocultaba en las nubes, oscureciendo la noche.
[Soy tu padre. Necesito decirte cómo yo— nosotros nos sentimos.] Por su tono,
suponía que esta era la verdadera razón por la que se me unió.
[Aunque nací en el clan lobo, no sirvo
para luchar.] Continuó. [Lo sabes igual que yo. Nunca he sido bueno con la
lanza, o mis puños o incluso hechizos. Ellyn puede ser más fuerte que yo.]
Lo sabía. Ya que mi papá estaba entre
los artesanos más buenos, no sobresalía ni disfrutaba la violencia.
[La única cosa que puedo hacer al igual
que otra persona es leer. Así que me devoré libros— historia, viajes,
biografías, mecanismos técnicos, ves. Me enseñaron algunas que nunca sabría de
otra manera.]
De niño, había descubierto la dicha de
leer en el estudio de mi papá. Tenía buenos recuerdos de Caren divirtiéndose
antes de ir a la cama con viejas historias y cuentos de héroes que había
aprendido allí.
Mi papá me miro. Su mirada tenía una
intensa lamentación mientras decía. [Allen, muchas personas te aman. También
eres extremadamente talentoso. El reino va a seguir cambiando a grandes pasos…
y no creo que serás dejado a tu suerte mientras sigas.]
[Me tomas por mucho.] Protesté
débilmente. [El reino está lleno de personas impresionantes.]
Al menos conocía a dos genuinas genios:
Lydia Leinster y Tina Howard. Por ahora, aún podía seguir con ellas e incluso
llevarlas hacia adelante. Pero en el futuro cercano, me sobrepasarían. Lo mismo
era para Ellie, Lynne, Stella, Caren y mis antiguos compañeros. Ni una vez me
había sentido más talentoso que todos ellos.
Mi papá alejó la mirada y la bajó. [Muchas
personas me preguntaron y a Ellyn por ti mientras estabas en el hospital. Todos
se veían preocupados por ti, y se lamentaban por lo que hicieron en el pasado.
¿Tienes idea de cuántas veces Lord Richard, Rolo, y Dag inclinaron sus cabezas
ante nosotros? Incluso la Duquesa Lisa Leinster tomó a Ellyn de las manos y se
disculpó entre lágrimas. Allen, debes haberte dado cuenta ya. Los hombres
bestias no son suficientes para retenerte— estás destinado para la grandeza.]
El silencio era la única respuesta que
podía decir.
Mi papá levantó la mirada. [Pero
también lo sé.] Dijo, lágrimas bajaron de sus mejillas. [Los más grandes
hombres caen y mueren antes de lograr lo que se propusieron hacer.]
La luz de la luna caía en el jardín.
Evidentemente, las nubes se habían alzado.
[Sé que te hemos dicho que has sido
nombrado en honor a la Estrella Fugaz, el gran héroe que lucho contra el clan
lobo hace doscientos años, en la Guerra del Señor Oscuro. Ellyn y yo amamos las
viejas historias, y esperábamos fueras como él— como él antes de volverse en
una leyenda.]
Se decía que la Estrella Fugaz ha sido
universalmente amado. Incluso sus enemigos lo habían honrado. Había aprendido
esas historias hace tiempo por mis padres.
[Allen.] Mi papá continuó, sin siquiera
tratar de esconder su estrés por la desesperación de aclarar punto. [¡Todo lo
que Ellyn y yo queríamos para ti era una buena de felicidad y todo! Ni siquiera
el Gran Árbol o el futuro de nuestra gente sería suficiente para sacrificarte.
No necesitas convertirte en una leyenda. ¡En verdad que no!]
Pero entonces, sentí el maná que
conocía mejor en todo el mundo— aunque bastante más débil del que estaba
acostumbrado. Una leve— pero intensa— voz siguió. [Por favor, perdón por
interrumpir.]
Lydia salió al jardín y se paró a mi
lado. Ni siquiera se había molestado en ponerse sus zapatos. Mirando directo a
mi papá— y no solo a mi papá— dijo. [No puedo culparlo por preocuparse, suegro.
Admito que Allen y yo hemos visto muchos campos de batalla en los pasados
cuatro años, y que ha sufrido heridas en muchas de esas ocasiones. Mis fallas
son las culpables. Ruego su perdón.]
[¡Lydia!] Protesté. [Eso no es—]
[¡Tranquilo!] Respondió la noble de
cabello escarlata, señalándome hacer silencio con su mano. Entonces continuó.
[Allen salvó mi vida. Estaba en la profunda oscuridad. Ni siquiera sabía cómo
caminar. Pero cuando lo conocí, por… por primera vez en mi vida, fui capaz de
seguir adelante. Suegro.]
Para la sorpresa mía y la de mi papá,
Lydia— la hija mayor del Duque Leinster— se puso de rodillas ante él y sus
manos se unieron como en rezo.
[Esta vez, pondré mi vida al borde para
mantener a Allen a salvo. Así que… ¡Por favor! Denos su bendición para seguir
caminando juntos. Por favor, yo se lo ruego.] Su voz se hizo las fuerte, y sus
lágrimas cayendo mancharon el suelo. [No puedo dar otro paso sola. Ni uno
solo.]
Me levanté y tomé las manos de Lydia.
Entonces la ayudé a pararse y puse mis brazos alrededor de sus hombros. La
acerqué a mi pecho.
[Papá.] Dije, asintiendo a él.
[Gracias. En serio, estoy orgulloso de ser tu hijo. Pero… pero esteré bien. Las
lecciones que me enseñaste siempre están en mi corazón. No me equivocaré.]
[Allen—]
[Lydia no es la única.] Una nueva voz
interrumpió.
[¿Tina? ¿Lily?] Dije, asombrado.
Dos hijas más de duques, también
vestidas en sus vestidos de noches, habían aparecido desde atrás de un pilar de
la casa. Tina siguió el ejemplo de Lydia y camino descalza en el jardín. Una
vez llegó a su centro, se giró y dijo. [Lily, si gustas.]
[¡Entiendo!] Lily le dio un buen
sacudón de manos, unas flores se esparcieron. Rodearon todo el jardín, formando
un espacio alrededor.
Tina levantó su mano derecha. Potente
maná pulsó, como un corazón latente, mientras sus muchas flores de hielo se
esparcían por la luz de la luna.
[Vaya.] Mi papá murmuro, sobrepasado
por el espectáculo.
¿No es la barrera que estaba creando
antes?
Le lancé una mirada a Lily y la maid
sonrió.
Santo Dios.
Tina presionó su mano derecha sobre su
corazón. [Hace unos cuantos meses, no podía lanzar un solo hechizo.] Ella le
confesó a mi papá. [Había tratado y tratado y tratado tanto como podía
recordar… pero no hacía ni una diferencia. Actuaba feliz en casa, pero por
dentro, que ya había perdido la esperanza. Me había reasignado a nunca aprender
a usar magia, a pesar de haber nacido en una casa ducal.] La noble de cabello
plateado lo dijo.
Ni siquiera yo podía imaginar la
presión por la que había estado como una inútil hija de un duque. Lydia clavó
sus uñas en mi pecho. Debía tener una idea más clara.
Entonces una leve risa llego, y el
rostro de Tina se alumbró. [Y cuando estaba en el abismo, pasó que me reuní con
Lydia en un baile en la capital real, y ella me contó de Allen. “¡Tengo al
compañero más increíble del mundo!” fue lo que dijo.] Tina se detuvo. [Y estaba
en lo correcto.]
Ella se paro recta, luciendo madura y
digna. [“¡Fui llamada la niña maldita de los Howards!”] Ella continuó en una
temblante voz. [Y Allen… Me dio la verdadera magia. Nunca podré agradecerle lo
suficiente. Aún me levanto en las noches a veces, preguntándome si esto es un
sueño. ¡Pero… pero aún no he logrado hacer una sola cosa para regresárselo! Y
no solo yo— Ellie, Lynne, y mi hermana se sienten igual. Padre, sé que esta es
una petición egoísta, pero por favor— ¡Por favor! – ¿Nos dejará pagar nuestras deudas?]
Bolas de cristal se alocaron en
sincronía con las emociones de Tina. Las contuve con un movimiento de mi mano
derecha para que no atravesaran la barrera que Lily estaba ocupada reforzando.
Mi papá se quitó sus lentes y limpió
sus ojos. [Lady Lydia Leinster, Lady Tina Howard.]
[¿Sí?] Ambas nobles respondieron. Lydia
levantó su cabeza, y Tina se tensó mientras esperaba lo que diría.
Mi papá se levantó de su asiento y se
inclinó. [Espero que Sus Altezas continuarán dando lo mejor por mi hijo. Tiende
a no conocer sus límites— ¿Me pregunto de quién lo sacó? – así que por favor,
deténganlo cuando actúe temerario. tienen mi permiso para ponerse algo duras
con él.]
[¡¿P-Papá?!] Exclamé, sorprendido.
Lydia y Tina, mientras, se quedaron
paralizadas con sus manos sobre sus bocas. Cuando el significado de sus
palabras se asentó, sonrisas se iluminaron en sus rostros, y ambas dijeron
alegres. [¡Nos encantaría!]
[Suegro.] Lydia añadió, mirando a Tina.
[Estaremos bien sin Tiny. Yo puedo cuidar de él sola.]
[¡¿Qué?! ¡N-No serás capaz de echar
pecho por mucho!] Tina respondió, yendo a ella. [¡Pronto te alcanzaré! ¡Antes
que lo sepas!]
[¿Pronto?] Lydia respondió en burla.
[Oh, en mil años, dirás. Bueno, inténtalo si puedes.]
Tina apretó sus dientes en frustración.
[¡Solo eres un bebé llorón sin Allen!] NT: Se papeó a Lydia. Igual te odio
Tiny.
[Repítelo.]
[¡Con gusto!]
Las dos hijas de duques empezaron a
pelearse. Mientras lamentaba este predecible resultado, la barrera empezó a
disolverse. Los labios de Lily se movieron en silencio. [Me debes una.]
[Al igual que la leyenda.] Mi papá
remarcó, riéndose.
Levanté la mirada en confusión y lo
encontré mirándome.
[La Estrella Fugaz tenía dos tenientes:
el Cometa y la Luna Creciente. Y la leyenda dice que ambas también le
prometieron a su padre que lo mantendrían a salvo.] Luego de un rato, añadió.
[Esa promesa no fue cumplida, pero tengo fe que ellas lo harán realidad.]
✽✽✽✽✽
Querida
Auto Proclamada “Persona Normal,”
Holi, Teto.
¿Cómo vas?
Déjame
adivinar lo que dirás: “Realmente te paste, Allen. ¿Cuántas veces con esta?”
Por favor
no sigas. No pude evitarlo. Y Lydia y yo estamos bien, así que no te preocupes
por nosotros.
Gracias por
resguardar a mi hermana Caren en el viaje entre la capital oeste y real. Si
todo va de acuerdo al plan, ella será tu compañera el siguiente año. Por favor
cuida de ella.
Leí tu
carta, pero ¿realmente eres el guardaespaldas temporal de Cheryl? ¡Igual, lo
que sea que tome, resígnate! Te estoy escribiendo por tu bien. ¿A menos que
quieras una ulcera estomacal por estrés?
Ella es
seria, dedicada a corregir errores, y salida— quizás muy salida. Pero déjame
ser directa: durante nuestro tiempo en la Academia Real, Cheryl destruyó más
edificios que Lydia. Imagina el dolor de cabeza con el que tuve que lidiar y
escoge sabiamente.
La
reconstrucción de los rieles parece haber avanzado, pero reunámonos en la
capital este. No debes tener problemas encontrando donde mi familia vive— solo
menciona mi nombre en los distritos de hombres bestias.
Dile a los
demás en el departamento que se cuiden y eviten el riesgo.
Cordialmente.
Allen.
(La única
persona en nuestro departamento que puede llamarse “normal”)
PD: No te preocupes por Gil. Se me ocurrirá algo.
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