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Capítulo 3

 

[Oye, ¿lo oíste? Terminaron de reparar los rieles de aquí a la capital real.]

 

[¿Te refieres a que los Tres Grandes Duques finalmente llegaron aquí con sus tropas?]

 

[Oí que la fuerza de avanzada se pasó la ciudad y se dirigió directo a la frontera este.]

 

[Es difícil de creer que han pasado diez días desde que acabamos con la rebelión. Los Algrens están acabados. Pero apuesto que el consejo de jefes volverá a reunirse antes que algo más pase.]

 

Estaba paseando por los distritos de los hombres bestias en la capital este bajo la cubierta de una túnica encapuchada cuando oí a un joven, un elfo, un enano y un humano hablar acerca de los actuales eventos bajo las lámparas de maná de un calle en la Ciudad Nueva.

 

[¿Estás bien, Konoha? Te ves pálido.] Mi compañero preguntó desde mi costado. Ella era una belleza sureña alta en un kimono floral, con largo cabello negro y piel tan negra como la mía— mi hermana Momiji, con quien recientemente me había reunido.

 

[Estoy bien.] Le aseguré. [Debemos apurarnos.]

 

Ella no respondió.

 

Dolorosamente consciente de su preocupación, me forcé a repetirlo más firmemente. [Estoy bien. En serio.]

 

Una proclamación real enviada justo después del final de la rebelión había ordenado a todos los implicados en ella a abstenerse de salir de sus lugares hasta que sus castigos fueran determinados. No era tan ansiosa por violar ese decreto o iniciar una batalla. Mi señor— Su Alteza, Lord Gil Algren, cuarto hijo del viejo duque— ya estaba en una precaria situación. Yo solo era su maid y guardaespaldas, pero incluso yo estaba jugando con el futuro al salirme solo así.

 

Naturalmente, mi señor no había estado directamente implicado en esta ridícula insurrección. No había sido informado de ella por adelantado, y había sido confinado en su mansión una vez inició. Había usado la fuerza para mantenerlo allí. Sin embargo…

 

Apreté mis dientes y tomé el brazalete en mi mano izquierda— un recuerdo de mi difunta madre— con fuerza.

 

Momiji se puso frente a mí y tomó mis hombros. [Konoha, debes tomar un descanso.] Dijo. [A mi prometido no le importa si llegamos tarde.]

 

[No quiero dar una mala impresión.] Murmuré. [Oí que tu prometido es amigo de Allen. Estoy preparada para recibir unos azotes.]

 

[Él no haría eso.]

 

¿Quién había emergido de la rebelión con la más grande gloria? ¿Los caballeros de la guardia real, quienes habían unido fuerzas con la milicia de los hombres bestias y luchado en defensa del Gran Árbol, a pesar de sus pequeños números y superados en número? ¿Lord Richard Leinster, quien había liderado a sus tropas de elite con un indomable espíritu? ¿El Legendario Vendaval Esmeralda y los otros oficiales de la Brigada de la Estrella Fugaz, quienes habían llegado de la lejana capital oeste con una fuerza de rudos veteranos a buena hora, cumpliendo su Viejo Pacto con los hombres bestias? Las personas de la capital este daban una respuesta diferente.

 

Encontré la mraida de mi hermana. Sus ojos eran como las joyas que recordaba. [Allen hizo más que cualquier otro para terminar la guerra.] Dije, sonriendo débilmente. [Todos esperan que sea llevado a un rango que sea digno de sus hazañas. Y Lord Gil una vez lo derrotó— todo porque hablé y me dejé tomar como prisionera. No tengo derecho a quejarme de uno o dos golpes.]

 

La vista de Lord Gil luego de esa batalla se selló en mi memoria. Se veía como un niño perdido, sin fuerzas. Y aún lo lucía. A pesar del bien que hizo— recatar al comatoso viejo Duque Guido Algren; derrotar al fuerte líder de la rebelión, Grant; y arrinconar a Gregory, quien había estado en unión con la Iglesia del Espíritu Santo— ya que mi lord continuaba recriminándose. Apenas había comido.

 

 

Bajé mi mirada y hombros. [Pero ninguna casa en la ciudad ayudará a un Algren ahora.] Admití. [Incluso los Condes Harclay, Hayden y Zani están bajo arresto domiciliar, justo con sus familias. Y las personas que huyeron del estado Algren tomaron sus riquezas con ellos. Eres la única a la que puedo recurrir ahora. Lo siento… mucho.]

 

[Tonta.] Momiji apretó mis manos. Sus ojos brillaban con lágrimas, y parecía que estaba por llorar en cualquier momento. [Eres mi hermana. Claro que te ayudaré. Hablaré con mi prometido por ti.]

 

Era todo lo que pude decir. [Gracias.] Si no era cuidadosa, estallaría en lágrimas.

 

[Escucha.] Mi hermana dijo, mirándome a los ojos otra vez. [¿Por qué no solo hablas con Allen en persona? Estoy segura que entenderá si lo explicas.]

 

Probablemente tenía razón. Él, después de todo, era buena por naturaleza que se tomó la molestia de decirle a Lord Gil que contara conmigo como un aliado momentos antes de ser derrotado por él. Sin embargo…

 

[Como dije, Allen se ha convertido en una leyenda viviente para las personas de esta ciudad. La gran mayoría de visitantes están abarrotados en su cuarto de hospital, y su casa familiar está bajo estricta guardia también. Nunca pude llegar a verlo. Y estoy segura que Lord Gil ni siquiera lo intentara.]

 

Momiji me dio otra mirada de preocupación. [Konoha—]

 

[Vamos.] Dije. Si nos apresuramos, podremos llegar a tiempo a nuestra reunión.

 

En cuanto a lo que debo hacer, mi mente se mantenía vaga.

 

✽✽✽✽✽

 

Para el momento que regresé a la Villa Algren en las afueras de la ciudad con comida, ya era después de la media noche. Exhalé, cuidadosamente deshaciendo mis capas de barreras de bloqueo de la percepción, e hice atrás mi capucha. Aún sosteniendo la pequeña lámpara de maná que Momiji había dejado en mis manos. (¿Qué si caes en un canal, Konoha?) ella había dicho, y bajé las escaleras.

Dentro, el aire era tan frío que nunca darías por hecho que era verano. Aunque el camino parecía desierto desde la ventana, la casa estaba siendo vigilada. Oí de los rápidos arrestos que había caído en los nobles que trataron de huir al Reino del Espíritu Santo.

 

El futuro esposo de mi hermana, Sui del clan lobo, resultó ser una buena persona.

 

[¡¿Qué?!] Gritó en nuestro primer encuentro. [¡¿Trabajas para el chico que derrotó a Allen?! Tienes agallas, viniendo aquí y— Hey, no parece que vayas a llorar. ¡Tampoco trates de rogar! Konoha, ¿cierto? Una vez Momiji y yo estemos, uh, casados, serás mi cuñada. Y los hombres bestias nunca le dan la espada a la familia. Habla con Allen. Oí que salió del hospital ayer, y sé que se le ocurrirá algo.]

 

El bolso lleno de comida que me había preparado se sentía pesado en mis brazos.

 

¿Debería de hablarle a espaldas de Lord Gil? Me pregunté mientras llegaba a las escaleras y seguía un largo corredor a la cámara de mi lord. El viejo duque una vez había dirigido sus debes aquí, había oído, aunque solo durante el verano.

 

Me detuve frente a una pesada puerta al final del corredor. Luego de varias respiraciones, me dispuse a tocar. Aunque no había respuesta, sentía maná en acción y sonreí. Mi lord aún estaba despierto, a pesar de que no había tomado una buena siesta en varios días.

 

[Lord Gil, es Konoha. Si me disculpa.] Dije, abriendo la puerta y entrando.

 

El cuarto estaba en lo mínimo de muebles: un viejo escritorio de madera, dos sillas, una mesa redonda, un librero y una cama para uno. Entre esos modestos alrededores, mi lord, Gil Algren, escribía bajo la luz de una lámpara de maná en su escritorio. Usaba una camisa y unos pantalones negros. Vendajes envolvían su cabeza cubierta de heridas de guerras sin tratar.

 

[Lord Gil, por favor coma algo.] Rogué con pesadez. [Haré una bebida para—]

 

[No molestes.] Interrumpió. [Pero no te preocupes; no moriré aún. Escribí una cronología de la rebelión y todo lo que sé acerca de lo que pasó detrás de escenas. Dale una vista y corrige cualquier error que encuentres.]

 

[Sí, mi señor.] Respondí. Esta formal conversación carecía de la vieja alegría de Lord Gil. Aunque mi corazón dolía, puse el saco en una silla cercana y me moví a su lado.

 

Ya que los tres duques habían enviado una orden que él sería confinado a esta villa por el momento, mi lord no había hecho nada más que trabajar en este escrito para la corona. Consistía de información que solo un Algren sabría; un grupo de figuras y secretos militares relacionados al gobierno, la fórmula para el hechizo supremo Lightning Lord Tiger, los pasos para activar la Acha Violeta— y todos los papeles de la rebelión y sus antecedentes. Había firmado todos esos documentos y sellado con su maná.

 

Lord Gil intentó cargar todos los pecados de su casa. Una vez un veredicto se aclamará, no dudaría en presentarse en la capital real para aceptar su sentencia solo.

 

A menos que encontrara una forma de hacerlo reconsiderarlo.

 

[La reconstrucción de la ciudad parece estar dando sus frutos.] Remarqué, forzándome a hablar mientras revisaba los documentos.

 

[¿Sí?]

 

[El servicio de tren a la capital real se reanudará pronto.]

 

[Solo para uso militar.] Mi lord dijo. [El servicio de tren civil no regresará en meses. Las personas necesitarán apoyarse en la Compañía Skyhawk, wyverns del occidente, y redes de envíos que usan vagones o automóviles para hacer entregas. Y hay algo sospechoso cocinándose en Lalannoy. ¿No las armas hechizadas y otros artilugios mágicos que la unidad de Zani usó venían de la república? Nuestra frontera este está bajo ataque— un ataque sorpresa sería fatal.]

 

[Grant y Greck están muy lastimados para ser interrogados, y evacuaron a sus familias al Reino del Espíritu Santo.] Lord Gil continuaba con su gélido tono. [Gregory está desaparecido. Las “Alas” de los Algren, Haag Harclay y Haig Hayden, están en el hospital. Creo que la Orden Violeta debe ser desplegada a la frontera este de inmediato, pero…] Un sentimiento de impotencia se pintaba en su rostro.

 

Temblé a la cantidad de crímenes que tenía que responder. Durante nuestro tiempo en la capital real, siempre había estado sonriendo.

Retorciéndose en el arrepentimiento, me forcé a preguntar. [¿Cree que la invasión de los tres duques llevará a una guerra contra los poderes del este?]

 

[Pueden reunir tropas en la frontera este.] Lord Gil consideró. [Pero no pueden invadir. Nuestras líneas de suplementos no resistirían.]

 

Las fuerzas Algren habían sido temporalmente capturadas en la capital real. Pero a pesar que la astuta mente táctica del viejo gran caballero Haag Harclay y la elite de la Orden Violeta habían logrado esa hazaña, no habían sido capaces de hacer más. Incluso si las otras casas ducales incapacitaron a los Algrens en términos de logística y personal, cualquiera podría ver que una campaña en tierras extranjeras donde la Iglesia del Espíritu Santo tenía sus raíces sería un gran desafío.

 

[No es imposible.] Lord Gil concluyó con certeza, levemente bajando su bolígrafo. [Pero ahora no es el momento. El reino no puede permitirse hacer guerras en el extranjero hasta que termine de ordenarse luego que una acabara de terminar. No es que sea de mi incumbencia.]

 

Se levantó y puso su mirada en la ventana, mirando a un solo punto— la Ciudad Vieja de los hombres bestias. Sentí un dolor en mi pecho. Lord Gil adoraba al Cerebro de la Dama de la Espada. Aunque por mi propia arrogancia, yo… lo había metido… en esto…

 

Presioné una mano en mi pecho, soportando el dolor. Entonces, luchando contra la indiferencia, me dirigí a su espalda— la cual era más pequeña de lo que recordaba. [Eso me recuerda. Oí que Allen ha salido del hospital.]

 

Sin palabra, Lord Gil lentamente giró su cabeza. Llevé mis manos a mi boca en sorpresa ya que, por primera vez desde que había sido encerrado en esta villa, lo vi sonreír.

 

[¿Sí?] Murmuró casi inaudible. [Bien.]

 

Pronto regresó a su antigua expresión, pero… mi mente estaba resuelta. Le diría a Allen todo y pondría el asunto en sus manos. Salvaría a Lord Gil, mi gentil maestro.

 

Si nunca puedo ver a mi lord otra vez... que sea así. Necesito pagar por mis crímenes. Pero esta vez… esta vez salvaré a Lord Gil. ¡Lo daré todo por él!

 

Recordé las palabras de aliento de Sui: “Allen será llamado a un consejo de jefes mañana, en el Gran Árbol. Si quieres llegar a él, hazlo en la casa de sus padres. En cualquier otro lugar, las personas lo rodearan antes que tengas una oportunidad. El discípulo de mi hermano preferiría morir que darle la espalda a alguien con el que es cercano.”

 

Sui era un entrometido, y me sentía segura que Momiji sería feliz con él. Nuestra difunta madre habría estado alegre. Esperaba que mi hermana viviría lo suficiente por ambas.

 

Lord Gil se hundió en su silla y continuó escribiendo. Este reporte parecía relacionarse a la transferencia de la encantada alabarda la Profunda Violeta y la daga imbuida con los remanentes del gran hechizo Radiant Shield. Estaba cediendo los grandes tesoros de su casa— significando que había escrito todo lo que debía escribir.

 

✽✽✽✽✽

 

La primera cosa que sentí, al despertar con un gruñido, fue la calidez de otra persona. Aunque no creía que alguien se hubiera escabullido luego de mi conversación con mi papá la noche anterior— aunque Lily había dejado a Atra a mis pies.

 

Lentamente abrí mis ojos… y de inmediato miré a una joven del clan lobo con largo cabello blanco y un vestido blanco. Estaba bien dormida y se veía en paz. Casi soltaba su nombre de la sorpresa, pero cubrí mi boca a tiempo— no quería despertarla. En cambio, coloqué una mano en su pequeña cabeza.

 

Pálido maná brillaba mientras la durmiente chica sonreía feliz y acariciaba su cabeza contra mi estómago. Ella era Atra el Thunder Fox, uno de los Ocho Grandes Elementales, y hasta el día de ayer, había tomado la forma de un zorrillo. Había perdido una vez ya, cuando me protegió en la batalla contra el inquisidor Lev. Y aunque los grandes elementales dentro de Tina y Lydia me habían ayudado a recuperarla, el intenso dreno de maná de Atra la había confinado a su forma animal.

 

[¿Se está sintiendo mejor?] Me pregunté en alto mientras mi mente se despertaba. [Pero esto se parece al maná de Stella.]

 

Alcancé reloj— y entonces recordé que se lo había dado a mi papá. Pero sin él, podía decir que había despertado en mi usual horario.

 

 

Si solo supiera como descansar y llevarlo fácil.

 

Las aves cantaban en el frío aire matutino. Dentro, la casa estaba tranquila— incluso las maids parecían estar durmiendo. La forma en que la niebla en el jardín recibía la luz sola era simplemente sublime.

 

Levanté mi mano derecha y observaba el anillo de Linaria en el tercer dedo. De acuerdo a los documentos de la bruja, sería capaz de removerlo si superaba su habilidad. Y necesitaría hacer algo al respecto, considerando lo serio que Lydia y Stella habían discutido la posibilidad de cortarlo.

 

La niña se movió y me miró. Tenía hermosos ojos dorados y un almohadazo en la cabeza.

 

[Buenos días, Atra.] Dije. [¿Te desperté?]

 

[¡Allen!] Gritó, poniendo una sonrisa. Aunque su voz era musical, sonaba como si no tuviera bien el habla.

 

Me levanté de la cama y empecé. [Me estoy levantando ahora, pero—] Nunca tuve la oportunidad de decirlo- [Puedes regresar a dormir si gustas.] Mis ojos se encontraron con los de la chica observando mi cuarto. Claramente despertándose, y su mirada se fijo en Atra.

 

Oh vaya.

 

[Tina, no es lo que crees.] Dije.

 

[¿Qué no es?] La joven noble demandó.

 

[Verás, esta chica es—]

 

[¡No quiero escucharlo!] Tina me refutó, un mechón de su cabello plateado se levantó. Entonces juntó sus manos, inhalando un fuerte respiro, y gritó. [¡Chicas, despierten! ¡Tenemos una emergencia!]

 

Cada ave en el jardín salió volando.

 

Así que llegamos a esto.

 

Atra pestañeó, asombrada por el grito de Tina. Oí pasos pasar en el pasillo. Así que con resignación— y la pequeña se acurrucó en mis brazos— salí de la cama y me preparé para la tormenta.

 

[¿Así que no te diste cuenta que era Atra?] Lydia dijo. [Pero si es obvio. Lo siento por su maná.]

 

[Pensé que algo estaba mal.] Lynne añadió, casi al mismo tiempo que Caren intervino para decir. [Necesitas ser más observadora.]

 

[E-Escucha, Tina…] Stella dudó desde su asiento a mi lado.

 

La cabeza de Tina se vino abajo por el regaño. [P-Pero no podía evitarlo.] Ella dijo, tomando otra mordida de su tostada.

 

Estábamos comiendo afuera, ya que era un hermoso día y teníamos muchos invitados en la casa. Lo encontraba particularmente increíble sentarse bajo la tienda que las maids habían puesto para nosotros. Todas habían terminado de vestirse antes de llegar a desayunar—m quizás porque no querían que mis padres las vieran comiendo en pijamas.

 

Ellie estaba vestida en su uniforme de maid y energéticamente particionaba la ensalada. Pero se detuvo y pestañeó en sorpresa cuando vio a Atra asomarse en mi regazo y se comía el recién horneado pan.

 

[A-Aunque…] Dijo. [Nunca pensé que los grandes elementales podrían lucir como personas. ¿Crees que el Frigid Crane y Blazing Qilin pueden hacer eso también?]

 

[Estoy seguro que pueden.] Respondí. [De hecho, lucen casi idénticas a Atra cuando las vi.]

 

La niña levantó la mirada, estupefacta. Debió haber pensando que había dicho su nombre. Oí un tosido de una de las maids de Leinster esperándonos, seguido de un agitado bullicio de sus colegas.

 

[¡¿S-Señora?! ¡O-Oh no! ¡Ella desborda lindura!]

 

[¡Un médico! ¡Médico!]

 

[¿Están grabando esto en un orbe de vídeo?]

 

[¡Naturalmente!]

 

Pensé, no por primera vez, que las maids Leinster parecían disfrutar cada día al máximo.

 

Aunque, no he visto a Anna esta mañana. Me pregunto si algo pasó.

 

Entre todo esto, dos mujeres se mantenían sin inmutarse.

 

[Lisa, una vez las cosas se acomoden un poco, ¿le gustaría salir a comprar juntas?] Mi mamá preguntó en su usual tono musical. [Los curanderos no necesitan mi ayuda, y las tiendas parecen estar regresando a la normalidad lentamente.]

 

[Sí, me gustaría.] Lisa se detuvo antes de añadir. [Asumiendo que no te importa, Ellyn.]

 

Mi mamá libero una risa musical. [Nunca me molestaría hacer algo contigo.]

 

Allí siguió un “Gracias.” Para mi asombro, la Duquesa Lisa Leinster se veía avergonzada.

 

Mi mamá era algo serio. Y mi papá, quien se sentaba calmado observando al par, tampoco era algo normal.

 

Le lancé una mirada a Caren, y se bajó de hombros. Evidentemente en acuerdo.

Alguien llegó a mi para poner un tazón en mi lugar. La hermosa sopa ámbar dentro despertaba mi apetito.

 

[¡Esta es una sopa local de vegetales!] Lily me informó, limpiando la boca de Atra con un pañuelo. [¡Lo hice yo!]

 

[No digas eso.] Respondí, metiendo una cuchara en mi boca. No pude suprimir la emoción: [Delicioso.]

 

[¡Me alegra que te guste! ¿Y qué de ti, Atra? ¿Está delicioso?]

 

[Delicioso.] La niña respondió. [Atra es como Lily.]

 

Tina, Stella, Ellie, Lynne y Caren estaban en shock, mientras que Lily juntaba sus manos en deleite.

 

Me mírame si gustas, Lydia, pero no veo cómo es mi culpa. Estoy seguro que dirá todos sus nombres eventual—

 

Una pequeña ave verde aterrizó en mi hombro, deteniendo mi tren de pensamientos.

 

[No, Atra.] Dije, restringiendo a la curiosa niña mientras transfería al recién llegado a mi dedo. Era una criatura mágica conjurada por Lord Rodde, el directo elfo de la Academia Real, cuyas proezas arcanas le había ganado el nombre de “Archimago”. Los ojos del ave brillaban, proyectando su mensaje en el aire.

 

Oh, eso es un truco inteligente. Debo copiarlo alguna vez.

 

[¿Allen?] Stella preguntó.

 

[¿Qué dice el director, Allen?] Caren dijo un momento después. Sonaba un poco curiosa también.

 

[El consejo de jefes se reunirá hoy.] Dije. [Deja todo— insisto que asistas. No podemos movernos sin ti. También deseo discutir con el hijo menor del Duque Algren… y el gran elemental.]

 

[¡¿Qué estamos esperando?!] Tina exclamó.

 

[Y-Yo también voy.] Ellie murmuró.

 

[¡Permíteme acompañarte, Nii-sama!] Lynne gritó.

 

[Allen, yo también me uniré.] Stella anunció claramente, una vez los voluntarios habían terminado de hablar entre sí. Una nube de brillante maná blanco se esparció mientras hablábamos.

 

[Aprecio la oferta.] Respondí. [Pero este consejo no será divertido. Y aún no estás totalmente recuperado, recuerdas.] Odiaba sobrecargar a Stella ya que su salud sufrió de un inexplicable incremento en su maná.

 

[Me siento perfectamente bien esta mañana, y estaré bien mientras no lance ningún hechizo. Y además—] Su voz se transformó en un susurro. [Quiero estar con usted.]

 

Rasqué mi mejilla.

 

[También iré, claro.] Caren se entrometió, levantando la taza a sus labios. [No puedo confiar en los jefes, y creo que algunos de ellos tratarán de hacerte un hazmerreír como Toneri solía hacerlo.]

 

[No deberías decir tales cosas.] Regañé a Caren. [Pero gracias.]

 

Le hice una señal a Lydia. Su respuesta llego sin más. El resto del grupo, mientras, vio nuestro intercambio con enfado.

 

Atra tocó mi mejilla.

 

[¿También quieres venir?] Pregunté. [Pero cuánto tiempo puedes quedarte en esta fo—]

 

Para nuestra consternación, la luz envolvió el cuerpo de la niña, y se transformó en un zorrillo. Supongo que podía permanecer como una persona por un tiempo limitado.

 

Lily se agachó y tomó a la pequeña criatura, riendo. [¡Vamos, Atra! ¡Vayamos juntos!] Profesó. [¿Podemos, señora? La ama de llaves me pidió que cuidara de esta pequeña cuando se fue a la capital real anoche.]

 

[Puedes.] Lisa accedió, asintiendo.

 

Así que Anna está en la capital real. Ciertamente se fue en un apuro.

 

[Mamá, papá, pasaré por el Gran Árbol luego. No creo que haya más peleas.] Le aseguré a mis padres, quienes tienen la preocupación escrita en sus rostros.

 

Lentamente, mi mamá dijo. [Allen—]

 

[Ellyn.] Mi papá interrumpió antes que pudiera terminar, poniendo su gran mano en su pequeño hombro.

 

Liberé a la pequeña ave verde al aire y sonreí. [Vayamos luego del desayuno. Podemos tomar una góndola al Gran Árbol.]

 

Justo entonces, desde la calle, una voz gritó. [¡Intruso! ¡Sométanla!]

 

Era una maid gritando, y lo dijo con urgencia. Intercambiamos miradas, entonces Caren, Tina, Ellie y Lynne de inmediato empezaron a crear un arsenal de hechizos. Lydia y Stella se estacionaron a cada lado de mí.

 

[¡Le daré una mirada!] Lily dijo, feliz como siempre. Puso a Atra arriba de su cabeza antes de saltar del techo.

 

Salimos con el resto del grupo. Emergimos de la entrada para encontrar a todo el vecindario rodeando a una joven mujer en una capa, a quien las maids habían derribado frente a la casa. Su cabello negro estaba atado, su piel era oscura, y sus ojos ardían con desesperación.

 

[Te recuerdo.] Stella murmuró.

 

[Estabas en la mansión Algren en la capital real.] Caren terminó por ella.

 

Le señalé a Lily, quien dijo. [Por favor, libérenla.]

 

[¡Sí!] Las maids se hicieron hacia atrás para obedecer la orden de su superior, desatando a la joven de cabello negro.

 

[Pensé que te vería pronto, Konoha.] Dije. [¿Asumo que has venido por Gil?]

 

Esta mujer— Konoha— era tanto guardaespaldas como maid de mi viejo amigo, Lord Gil Algren. Y aunque la sangre había dejado sus mejillas, logro responder. [Me doy cuenta que no tengo derecho de pedirte esto. Sin embargo…] Se estiró y se aferró a mis piernas. Las chicas trataron de intervenir, pero Lydia las detuvo con una mirada.

 

[Por favor.] Konoha rogó, lágrimas de cocodrilo bajaban por sus mejillas. [Por favor, salva a mi lord. Por favor salva a Lord Gil. ¡Planea cargar la responsabilidad por todo! Eres el único al que puedo acudir. Por favor. ¡Te lo ruego!] Se inclinó tanto que temía que su cabeza tocara el suelo.

 

[Por favor detén esto. Dime exactamente lo que— Lily.]

 

[Lily.] Lydia dijo al mismo tiempo.

 

[¡Entiendo!] La maid respondió, entendiendo nuestro dilema. Con un amplio movimiento de su mano, desplegó flores de fuego detrás de Konoha— donde ardieron en un hilo invisible.

 

[¿Q-Qué carajos?] Murmuró la chica de cabello negro. El resto de nuestro grupo estaba igual de perplejo.

 

[Un hechizo de rastreo remoto diseñado por mi antigua compañera, Teto Tijerina.] Expliqué. [Parece que Gil estaba cuidándote.]

 

Konoha tembló, sin palabras.

 

Mierda, Gil. Si estás dispuesto jugar así, realmente debes estar pensando en tomar toda la culpa. Un considerado amigo no se habría pasado el visitarme en el hospital para trabajar en un plan como este.

 

Todos estaban sorprendidos.

 

[¿Quién es Gil?]

 

[El menor de los Algren.]

 

[Un Algren, ¿cierto?]

 

[Oí que lastimó a Allen.]

 

[¿Ella trabaja para ese tipo?]

 

[¿En qué están ahora?]

 

Esto no se ve bien. Para las personas de la capital este, el nombre Algren se había convertido en un objeto de odio. Sin embargo, sabía exactamente lo que iba a hacer.

 

Me puse de rodillas, coloqué una mano en el hombro de Konoha mientras se sentaba, sollozando y dije. [Muy bien. Vayamos a eso.]

 

La mujer de cabello negro me miró incrédula. [¿En serio?]

 

Tina, Ellie y Lynne estaba detrás de mí, pero podía sentir su sorpresa.

[¡Pero Allen, ¿qué hay del consejo de jefes?!] Caren demandó.

 

[Me lo pasaré.] Respondí. No parecía satisfacer a mi hermana, así que le guiñé y añadí. [¿No harías lo mismo en mis zapatos? No quiero que pienses mal de tu hermano mayor.]

 

[Nunca pensaría mal de ti, pero…] Caren suspiró. [Bien. Haz lo que quieras.]

 

[Gracias. Stella, realmente odio pedirte esto cuando no estás bien, pero…]

 

[Déjame el consejo a mí.] Stella respondió, calmada pero feliz. Estaba dando grandes pasos por sí sola.

 

Las manos de Tina y Lynne se levantaron en el aire.

 

[¡Allen! ¡Iré con usted!]

 

[¡Igual yo, Nii-sama!]

 

No había nada de malo con ser asertivo.

 

[¿Y qué quieres hacer, Ellie?] Le pregunté a la maid de apariencia preocupada.

 

[B-Bueno, yo…] Ellie miró a Stella. Entonces, firme, respondió. [Me preocupo por Lady Stella, así que me gustaría ir al Gran Árbol.]

 

[Muy bien. Stella no siempre conoce sus límites, así que espero que cuides de ella.]

 

[¡S-Sí!]

 

[Allen, Ellie.] Stella interrumpió, asombrada por el acuerdo entre la maid y yo.

 

Un fuerte aplauso llevo todos los ojos a Lydia, quien tenía que hablar. [Las únicas personas que iban a sacar a nuestro viejo compañero de sus burradas somos yo, Allen, y esta chica de cabello negro.] Ella anunció. [El resto de ustedes diríjanse al Gran Árbol y luchen por los derechos de Allen con todo lo que tengan.]

 

[¡¿Qué?!] Tina protesto. [¡Lydia, eso es tiranía!]

 

Lynne intervino con reproche. [¡Nee-sama!]

 

[Nada de noes, mi lady.] Una fuerte objeción vino de Lily. [No lo olvide, soy su guardaespaldas.]

 

Di mi veredicto.

 

[Lily vendrá con nosotros a ver a Gil.] En respuesta al gritó, añadí. [Al igual que Atra.]

 

Tina y Lynne sin ganas respondieron. [Sí.]

 

Ellie, Caren y Stella fueron más firmes en su respuesta.

 

[¡S-Sí!]

 

[Está bien.]

 

[Cuídese, Allen.]

 

Lydia se bajo de hombros y dijo. [Que así sea. Tina, Ellie y Lynne vayan a ver lo que es la sociedad adulta. Espero que me lo cuenten luego.]

 

✽✽✽✽✽

 

[¡Allen, grandísimo idiota!] Dag gritó. [¡Viniste hablando idioteces en la mañana, ¿y ahora qué dices?! ¡Saca tu góndola! ¡Tenle paciencia a este anciano, ¿por favor?!]

A pesar de sus duras palabras, el una vez jefe del clan nutria— de cabello y cola canadas, y vestido en un jinbei azul— remó con gran habilidad. Así que aunque aún estaba molesto por quedarse atrás para resguardar la retaguardia durante nuestra retirada de la Ciudad Nueva, su vieja góndola se deslizaba velozmente por los canales que llevan a las afueras de la ciudad. Encontré el viaje lo más refrescante.

 

[¡¿Me estás escuchando, chico?!] Demandó.

 

Estaba sentado por la borda con Atra, quien estaba recostándose al costado y viendo el agua, y Konoha, quien estaba tratando de hacerse ver lo más invisible posible. Mientras lanzaba un hechizo de viento para prevenir que el zorrillo se cayera de la borda, me giré y respondí. [Dag, por favor ya paralé. No quiero que Atra aprenda palabrotas.]

 

[¡Ha! ¡Como si dejara que te salgas con la tuya!] En un tono más calmado, la vieja nutria continuó. [¿Así que vas a reunirte con el chico del Duque Algren? Sería mejor ir con él que con el consejo, porque tu futuro puede estar en juego.] Se veía preocupado, pero ablandó mi corazón saber lo mucho que se preocupaba por mí.

 

[Lo sé.] Respondí. [Cuando era pequeño, un gondolero quien solía contarme viejas historias me enseñó a nunca traicionar a un amigo, incluso si mis amigos me traicionan. Esta es una elección entre la gloria y la amistad, y me gustaría pensar que he aprendido lo que más importa.]

 

Dag dijo. [Pequeño granuja. Escucha, Allen.] Sacó su pipa de su chaqueta y me la lanzó. Su voz se agitó y sus ojos se humedecieron más. [Nunca… nunca hagas algo como eso otra vez, ¿me escuchaste? ¡Si lo entiendes, habla!]

 

Atra se hizo atrás, asustada por su rugido. Pero pronto se levantó, luciendo confusa, y regresó a Lydia, quien estaba sentándose bajo un paragua y vestida de espadachina. Observé al zorrillo ponerse en su regazo mientras me preparaba a reponerle a Dag, pero ella me ganó.

 

[No se preocupe. Siempre estará conmigo.]

 

¿No tengo palabra en esto?

 

Dag pestañeó, entonces se hecho a reír. [Si dices eso, Niña Escarlata, entonces puedo quedarme tranquilo. Cuida de él.]s

[Sí.]

 

[¿Confías en Lydia sobre mí? ¿No cuenta para nada nuestra larga historia, Dag?] Demandé, mirando a la vieja nutria. Había cuidado de mí por los pasados diez años y era prácticamente familia.

 

[¡Ha! ¡Ponte la mano en el corazón y pienso por qué! Pero como sea…] Dag se giró a ver al agua detrás de nosotros con admiración e incredulidad. [Eso… Bueno… Estaré maldito. ¿Cómo le va? Oh, ¿cómo decirlo?] Respondí evasivamente, mirando atrás también.

 

Lily estaba jugando en la superficie del agua, su negro listón y trenzas escarlatas estaba revoloteando detrás de ella. Tenía un largo y delgado bolso. Y un hechizo se activaba cada vez que su pie tocaba el agua— un mejorado Heavenly Wind Bound, el cual había modificado para ella. Claro, nunca pude llegar a dominar la magia bi-elemental tan fácilmente.

 

[¡Yoo-hoo! ¡Alleeeen!] Ella dijo, vigorosamente ondeando su mano izquierda. [¡Este hechizo es tan divertido!]

 

[¿Y bien?] Su Alteza demandó, su fría mirada ponía peso en mi espalda— aunque no veía cómo era mi culpa.

 

[¡Por favor, no te pases!] Dije. [Aún es experimental.]

 

[¡Bien! ¡Hup!] Sin importarle mi advertencia, la maid dio otro salto en la superficie del agua e hizo una voltereta antes de aterrizar a la par de la góndola. Estaba adelantándose.

 

Dag puso su pipa en su boca, tan asombrado que estaba actuando por instinto. [Es un mundo grande.] Murmuró. [Aunque, ¿por qué está vestida como una escolar del este? Pensé que dijiste que era una maid.]

 

Cansado, respondí. [Es complicado.]

 

Estábamos cerca de las afueras, y tenía a un viejo compañero con el que necesitaba hablar.

 

[Bueno, aquí estamos.] Dag anunció, anclándose en el pequeño puerto. Konoha salió primero y aseguro la cuerda.

 

[En verdad lo apreciamos.] Le dije a Dag. Entonces desembarqué y levanté mi mano. [Lydia.]

 

[Muy bien.] Su Alteza remarcó mientras la tomaba y se paraba en el puerto.

 

Dag rugió de la risa. [¡Bueno, sí que hacen una buena pareja!]

 

[Por favor, no te burles.] Dije— justo mientras Lydia respondía. [Naturalmente.]

 

Lily, quien había llegado antes, gritó. [¡Yo también, Allen! ¡Hazlo conmigo!]

 

[No.] Respondí.

 

[No, claro que no.] Lydia añadió con mayor énfasis.

 

[Ambos son tan duros conmigo.] Lily se quejó. [Supongo que Atra es mi única aliada.]

 

El zorrillo dobló sus orejas, al parecer en protesta.

 

[Gracias otra vez, Dag.] Le dije a la vieja nutria.

 

[¡Ni lo menciones!] Respondió. [Cuenta conmigo con el viaje de vuelta. Pescaré mientras espero. Este es uno de los mejores puntos en la “capital del bosque”, aunque no muchas personas lo saben.]

 

[Sí, una molesta nutria me lo enseñó cuando era más joven.]

 

[¡Bien!] Dag se enorgulleció con satisfacción, ajustando su sombrero de paja y me dio un poderoso pulgar de aprobación. [¡Ahora ve a sacar a ese pequeño de su escondite!]

[¡Con gusto!]

 

✽✽✽✽✽

 

[Así es.] Murmuré, firmando con mi nombre— Gil Algren— y deposité los documentos en una vieja maleta de mi padre, la cual había sellado con un hechizo. Solo el profesor, sus otros estudiantes y Anko serían capaces de abrirlo. Ellos y dos alumnos del departamento, a los que les tenía el mayor de los respetos. Una vez lo lean, entenderán mi posición.

 

Ya había terminado de poner el cuarto en orden. Y el hilo que había anclado a Konoha se había quemado, así que era tiempo para irme, pensé mientras tomaba mi túnica de la silla. Me llenaba de admiración por Allen, al igual que los otros tres estudiantes del departamento de mi año. Era mi tesoro, aunque ya no tenía el derecho de usarla.

 

[Al menos debería escoger la ropa con la que moriré.] Me dije, poniéndome la túnica.

 

Dejando el cuarto, caminé por el largo pasillo y descendí por las escaleras. La casa estaba desierta, al igual que el camino exterior. Nadie quería acercarse a este lugar. Unos cuantos viejos sirvientes Algren se habían ofrecido a quedarse, pero los había rechazado.

 

Mi casa no tenía futuro, y no podía permitirme arrastrar a viejos retenedores con ella. Además, alguien necesitaría cuidar de mi padre luego que enfrentara mi destino. Solo una persona se había rehusado a irse no importa qué: la antigua esclava de cabello negro.

 

[Y eso termina hoy.] Me dije mientras entraba al vestíbulo.

 

Entonces me di cuenta que algo estaba mal— todo el campo estaba encerrado con una gran barrera de fuego.

 

[No puede ser.] Murmuré. [¿Quién pudo lanzar esto tan silenciosamente?]

 

[Es una barrera táctica de fuego floral. Yo dibuje la fórmula subyacente.]

 

Mis ojos se abrieron mientras un joven hechicero caminaba fuera del pasillo del primer piso. Llevaba una varita en su mano izquierda, y la mirada en su rostro era tan serena y pasiva como siempre.

 

No podía dejar de temblar mientras murmuraba. [Allen.]

 

Allí, frío como un carámbano, se paraba el Cerebro de la Dama de la Espada, el único compañero y el más genial hechicero. [Hola, Gil.] Dijo, tan casual como si nos hubiéramos visto ayer. [Me hospitalizaron dos veces mientras estaba en la ciudad, y nunca viniste a verme. ¿Desde cuánto has sido tan inhumano?]

 

Estaba conmovido. Tanto como admiraba y respetaba a Allen, es que lo había derrotado en el campo de batalla. Así que apreté mis dientes, y dio lo mejor por seguir calmado y dije. [¿No te llamaron al consejo?]

 

Sabía que Konoha trataría de salvarme, pero este era un día crucial para Allen. Los hombres bestias necesitaban llegar a un conceso antes que los duques y la realeza llegara, y cómo se le tratara era el problema más grande en la mesa. Era necesario en el Gran Árbol.

 

[Sí.] Respondió. [Pero los deje esperar.]

 

Por un momento, estuve sin habla. Entonces. [¡¿Qué?! ¡¿Estás lunático?! ¡Están reuniéndose para trabajar en lo que se reportará a la corona! ¡Todo tu futuro pende de ello!] Dije, aunque no le estaba diciendo nada que no sabía ya. [¡Regresa al Gran Árbol ahora!]

 

[No gracias.] Dijo. Su mirada parecía entenderme. [Bueno, me preocupa más hacer entrar a sus cabales a mi viejo compañero que algún aburrido consejo.]

 

Estaba sombrado, pero podía decir que decía cada palabra en serio. Argumentar me llevaría a nada. Y ya que el muro de flores de fuego era desconocido, probablemente podría atravesarlo si realmente lo intentara. Me resolví y estaba por atravesar la entrada frontal— cuando la puerta se abrió.

 

[¿Te vas sin decirle algo a tu compañero? Quizás necesitas ser educado.] La indiscutible señora del departamento pronunció en gélidos tonos mientras entraba, rodeada por Konoha y una mujer de cabello escarlata sosteniendo un zorrillo. Aunque se había cortado el cabello ella misma, usaba su usual traje de espadachina con una daga en su cintura.

Su maná se había desplomado— tenía menos que Allen. Pero retrocedí unos cuantos pasos, horrorizado mientras balbuceaba. [L-Lydia.] No importa cuánto maná había perdido— ya que Allen estaba con ella, era invencible.

 

Me rendí en pelear y rogué. [¡Trata de hacerle entender a nuestro salvador! ¡Es tan desinteresado por su propio bien, y está tomando la decisión equivocada! ¡¿No quieres verlo alzarse en el mundo también?!]

 

Tanto como me concierne, Allen era el mejor hechicero que el reino tenía que ofrecer. ¿Qué si él no tenía mucho maná? ¡No importaba! La única cosa que le faltaba era el estatus. Si solo pudiera conseguir un título…

 

Lydia rascó su frente y suspiró. [Realmente eres un idiota.] Ella dijo. Cuando bajo su mano, su mirada era de furia y enojo. [Debes saber que no puedo hacerle cambiar de opinión una vez se propone algo. ¡Siempre se pone de testarudo! ¡Solo mira a cuando luchamos contra el dragón negro o fuimos contra ese demonio de cuatro alas y el vampiro de sangre pura o matar al Océano Punzante! ¡Cuando ve a alguien en apuros, se le da por ayudar! ¿Gloria? ¿Estatus? ¿Recompensas? Tienes idea lo fácil que mi vida sería si algunas de esas fueran suficientes para calmarlo. ¿Quieres que te corte?]

 

Allen sacó una sonrisa.

 

[¿Qué quieres de mí?] Pregunté.

 

Sus ojos se mantuvieron tan placidos como siempre.

 

[Mi estúpido padre, Haag, Haig y Zaur andaban haciendo cosas a mis espaldas, entonces vinieron y me lo contaron, “Vive y haz tu parte como un Algren”] Exploté. [¡Y eso haré! ¡Limpiaré todo el desastre en la capital real y tomaré toda la culpa! Solo olvídenme. Yo solo empañaré tu gloria—]

 

Allen se hundió, cerró la distancia entre nosotros en un instante, y lanzó una devastadora patada. Apenas logré levantar mi guardia, pero aun así me impactó.

 

[Oh, ¿bloqueaste eso?] Dije. [Estoy sorprendido.]

 

Lo miré. [¿Qué te pasa?]

 

[¿Qué crees? Te estoy retando a un duelo. Digo, sabes que no estaba en mi mejor forma la última vez.]

 

Mi cabeza dolía. ¿Un duelo? ¿De qué está hablando?

 

[Ahora no es el momento para—]

 

[Gil Algren.] El suave tono de Allen me hizo levantarme y ponerme recto. Desapasionado, continuó. [Siento decir que no hay cargos contra ti, y apelar a la capital real no cambiará eso.]

 

Yo estaba más consternado. ¿A qué se refería a que no hay cargos?

 

[¡Ha!] Grité, tratando de sonar más confiado de lo que me sentía. [Eso es tonto, viniendo de la misma víctima. Yo… luché contra ti, y…]

 

[Gil, ese fue un encuentro arreglado.]

 

Lo miré, incapaz de creer lo que decía. Al menos, logré decir. [¿Qué?] Podía sentir la ira brotar de mi pecho.

 

[¿Qué más sería?] Allen preguntó, abriendo sus brazos en un gesto teatral. [Fuimos a la universidad juntos, y no lastimaste a nadie más que a mí. Cuando lo cuestioné, trate de decir, “Solo estábamos jugando, y no dejaré que alguien diga lo contrario. ¿Por qué más seguiría vivo?” Lejos de enfrentar las acusaciones, diría que mereces ser elogiado por tus logros.]

 

Mientras digería sus palabras, me pesó. Claro, solo había luchado contra Allen, Grant, Gregory y el Caballero Negro.

 

[¿Lo dices en serio?] Pregunté lentamente, más irritado de lo que me había sentido desde que lo había enfrentado en mi examen de entrada al departamento.

 

[¿Yo bromearía con algo como eso?]

 

De una vez, la ira en mi corazón explotó. Me paré y grité. [¡Suficiente de tus mierdas!]

 

Electricidad pasó por el vestíbulo, rajando los muros y ventanas. Aunque Allen se veía contento. [Veo que finalmente te lo estás tomando en serio.] Remarcó. [¡Lily!]

 

[¡Entiendo!] La mujer de cabello largo dijo y me lanzó el saco.

 

Tan pronto lo atrape, la cosa dentro respondió a mi maná, desintegrando el trapo en un estallido de rayos. Mis ojos se abrieron mientras murmuraba. [E-Esto es…]

 

La encantada alabarda la Profunda Violeta, el más grande tesoro de mi casa.

 

[Te la regreso.] El Cerebro de la Dama de la Espada dijo con una sonrisa. [Así que muéstrame de lo que Gil Algren está hecho. Si ganas, dejaré que lo hagas a tu manera. Pero si yo gano…]

 

Oh cierto. Siempre, siempre ha sido así. Una vez te mezclas con él, no hay marcha atrás.

 

[¡Insisto que sigas siendo mi amigo, no importa lo duro que encuentres el camino! ¡Y lo siento, pero no vine aquí a perder!]

 

✽✽✽✽✽

 

[Cada una de las Cuatro Grandes Casas Ducales ha heredado su propio hechizo supremo y arte secreto.] Gil recitó. Mis burlas lo habían callado por un momento, pero entonces apretó su agarre en la Profunda Violeta.

 

Allí. Esa es la mirada que estaba esperando.

 

[Firebird, Blizzard Wolf, Gale Dragon y el Lightning Lord Tiger. La Espada Escarlata, los Puños Azures, la Lanza Esmeralda y la Acha Violeta.]

Ruidosas chispas volaban mientras giraba su alabarda. No podía evitar admirar su maná.

 

[Pero el mundo es un lugar grande, y no es suficiente para tomarlo todo. Las casas ducales son la espada y escudo del reino. No tenemos permitido perder.]

 

Gil movió su alabarda en un amplio arco, y el hechizo supremo Lightning Lord Tiger se materializo con el rugido de un trueno. Recordé que algunos lo llamaban “la segunda llegada del Primer Duque Algren,” y con buena razón— mi viejo compañero era un prodigio. Entonces mis ojos encontraron los de Lydia y vi celos en ellos.

 

Realmente debo agradecerle a su caída de maná.

 

[Así que seguimos con nuestras ases bajo la manga.] Gil dijo.

 

Levantó en alto su alabarda, y dibujo el Lightning Lord Tiger, ardiendo los rayos mientras absorbía el hechizo. Una lluvia de relámpagos aplastó los muebles y junto trozos de la mansión. Pero Gil ni se inmuto.

 

[¡Esta es la otra arte secreta de los Algren!] Gritó. [¡La Acha Aniquiladora! ¡Ahora, ven, Cerebro de la Dama de la Espada! ¡Mira si puedes detener este ataque!]

 

Gil tomó la Profunda Violeta— ahora digna de su nombre— con ambas manos y la movió en un movimiento sin cuartel. Ocho pilares de rayos vinieron a mí, dominando el campo de batalla mientras avanzaban.

 

Muy parecidos a los pilares que Atra me disparó, me asombré, sacando mi encantada varita Silver Bloom para interceptarlo. Impactó el rayo, creando una fiera onda de choque y un cegador flash. Sin embargo…

 

Gil libero un grito de asombro mientras mi varita rápidamente dispersaba sus rayos. Como pensaba, realmente se parecía a Atra.

 

Aunque, no puedo creer que esa bruja entrometida me despediría con esto. ¡A esta varita apenas le queda maná, pero resiste y amplifica los hechizos tan bien como siempre!

 

Con ello en mente, fui capaz de destruir la fórmula de hechizo más rápido de lo normal. Incluso el encriptado arcano familiar de Gil no había puesto resistencia.

 

[Ese sí que es un golpe.] Opiné, escondiendo mi asombro y preparé mi varita para otro ataque. [Puedo ver por qué lo llamarías el as bajo tu manga. Dicho eso…]

 

Entré en el rango, forzando a Gil a retirarse ante mi golpe.

 

[Falta pulir.] Concluí, dándole a mi varita una vuelta. [Supongo que tu casa sustrajo conocimiento de las ruinas del Océano de los Cuatro Héroes y trató de aprovecharlo en una nueva técnica, pero no lo terminaron. El hechizo completado—] Conjuré ocho pilares de rayos y al instante los aplasté a la parte de Gil, dejando grandes grietas en el suelo que exponían los cimientos del edificio— [Puede lucir algo como esto.]

 

[¿Ya lo has recreado?] Gil preguntó, aunque había seguido con su usual tono. [Eso fue demasiado para mí.]

 

[Sí, aunque puedes suponer el daño que supone.] Respondí. [Gil, te dije que me mostraras de lo que estás hecho. Ven a mí con ese hechizo— con el que me venciste.]

 

El noble pestañeó. [No soy rival para ti.] Gruñó cansado. [Has sido un demonio desde que te conocí.]

 

[¡Qué rudo! ¿Esa es la manera de hablarle a la única persona en nuestro departamento con el derecho a llamarse “normal”?] Dije, haciendo que se enderezara nuestro antiguo compañero mientras desplegaba un hechizo con el que había estado trabajando.

 

Lily, quien estaba parada frente a Lydia y Konoha con un muro protector de flores de fuego, levantó su mano y dijo. [Perdón, Allen, pero no creo que las personas normales puedan bloquear artes secretos.]

 

[Lily, no creo que las maids normales se vistan como tú lo haces.] Respondí, y mi golpe acertó.

 

[¡¿C-Cómo puedes decir eso?! ¡Oh, monstruo!]

 

Santo Dios. Pensé mientras Lily fingía llorar. Ahora, ¿este hechizo funcionará?

 

Sin palabras, Gil levantó la Profunda Violeta sobre su cabeza. Ocho alabardas avanzaron con los hechizos de rayos desplegados alrededor. Este era el Fulgurous Lightning Axe, un nuevo hechizo que le había entregado a Gil antes del inicio de las vacaciones de verano. Y aunque un hechizo supremo era técnicamente más poderoso…

 

[Claramente está por encima de esa arte secreta tuya.] Dije.

 

[Prepárate.] Gil me advirtió. [¡Este es mi— de Gil Algren— mejor disparó!]

 

[¡Estoy listo!]

 

La encantada alabarda se vino abajo, y ocho avanzados hechizos de rayos se dirigían a mí. De cara a este furioso ataque, golpeé el suelo con mi báculo y…

 

[¡Ese hechizo!] Gil exclamó alarmado.

 

Ardientes pétalos de flores se reunían, sobreponiéndose para armar un hechizo, y las crujientes alabardas se esparcieron. Había mermado la tormenta.

 

Gil gruñó y gritó. [¡Hay más de donde eso vino! ¡No me has derrotado!]

 

Tomó la Profunda Violeta con ambas manos y corrió, aplastando el arma en mi escudo con todas sus fuerzas. Un fuerte destello agitó la mansión, aplastando la ventana, muros y suelo sin dejar paso a la reparación.

 

Cuando las últimas chispas de electricidad finalmente se desvanecieron, Gil golpeó su alabarda en el suelo y se puso de rodillas, su maná fluía. [Así que no puedo medirlo.] Jadeó. [Me lo imaginaba.]

 

[Para nada.] Respondí, levantando levemente mi manga izquierda. Gil había atravesado mi barrera. [Supongo que me superarás algún día. Puede que no sea capaz de derrotarte sin este báculo.]

 


[¿Se supone que sea divertido? Ganaste, perdí. Haz lo que quieras.]

 

[Sí, claro.] Le informé, con una empática asistencia. Entonces miré a Lydia por aprobación. Los labios de la noble se movieron silenciosamente. [Haz lo que quieras.]

 

[Allen.] Gil sollozó. [Yo… realmente— ¡Ow!]

 

Interrumpí su lloro con un dedo imbuido de maná en su frente. dudó, al borde de las lágrimas.

 

[Si te disculpas…] Le informé a mi antiguo compañero. [Te espera una buena por el resto de tu vida. Hiciste lo mejor. ¿Qué más se te puede decir excepto a “Bien hecho”? incluso si todos los demás en el reino te culpan, Gil Algren, estaré a tu lado.]

 

Gil no dijo nada, pero su espalda se agitó. Entonces sus sollozos resonaron por la mansión. Luego de un rato, finalmente levantó la mirada, con ojos rojos de llorar. [Allen.] Dijo, inclinándose más. [Gil Algren jura eterna lealtad a—]

 

[Deja de burlarte y párate.] Interrumpí.

 

Una vez había ayudado a Gil a pararse y se cayó otra vez, puse mi puño en su pecho y dije. [Te ayude porque quería. Y creo que realmente tienes un duro camino por delante. Se tomará su tiempo volver a construir la confianza que una vez perdiste. Si resulta ser mucho para ti, no te reserves. Esto puede sorprenderte, pero mis padres me criaron bien. Nunca le daría la espalda a un amigo.]

 

Las contenidas emociones de Gil explotaron. [¡Alleeen!] Gritó, echándose a llorar como un niño.

 

Ahora, eso me deja…

 

Oí la puerta frontal abrirse mientras una joven de cabello oscuro huía.

 

[Lily.] Lydia ordenó.

 

[¡Entiendo!] La maid se desvaneció, y en un parpadeo, estaba de regreso con Konoha atascada bajo un brazo.

 

[¡Vamos!] La joven gritó, luchando ferozmente. [¡Por favor! ¡Suéltame!]

 

[¡Nel pastel!] Lily respondió, riéndose. Camino a mí y puso a Konoha a la par de Gil.

 

[Excelente trabajo, Lily.] Dije, inmediatamente lanzando un hechizo botánico y até las piernas de la mujer con enredaderas para prevenir otro intento de escape.

 

[¿Qué esperas?] Gritó, con una sonrisa apagada. [Soy una maid. Y tomaré ese escudo floral de fuego como recompensa.]

 

[Te lo enseñaré más tarde.]

 

Había ideado ese hechizo para el uso de Lily en cualquier caso. Y si puedo ponerle mis manos a esa daga imbuida con el Radiant Shield que Gil había blandido, podré ser capaz de hacer más mejoras.

 

Mientras observaba, el noble y la sirviente se enfrentaron, ambas igualmente sonrojadas.

 

[K-Konoha…]

 

[L-Lord Gil…]

 

No había pensamientos serios entre ellos— simplemente se tomaban la vida muy en serio.

 

Lydia tomó custodia de mi brazo izquierdo. [Pensaste que se toman la vida muy en serio, ¿verdad?] Ella demandó. [Ahora no hay mucho que decir.]

 

[No creo que concuerde con eso.] Dije.

 

[¡Sin peros!]

Debió haberse sentido sola al ser dejada atrás.

 

[Gil.] Dije, alzando mi báculo en el espacio vacío. [Lo primero que necesitas hacer es comer apropiadamente, descansa muy bien, y habla largo y tendido con Konoha. Todo lo difícil puede esperar. Konoha, por favor cuida de mi amigo.]

 

Dudosamente, Gil murmuró. [Eres el jefe.] Mientras Konoha respondía. [Lo haré. Gracias. Muchas gracias…]

 

Está hecho. Liberé a Konoha y acepté a Atran de Lily. Todo lo que quedaba era ir a casa y escuchar a Stella y las chicas—

 

[Pero incluso si Allen te perdona...] Lydia dijo. [Ellos van a demandar una explicación. Ese es un tema del que no puedo verte salir bien parado.]

 

Silencio cayó. “Ellos” eran el resto del departamento, quienes aún estaban en la capital real. Y se me había ido completamente.

 

[¡A-A-Allen!] Gil dijo, aferrándose a mi pierna. [¡Por favor! ¡Tienes que salvarme! ¡Yen es una cosa, pero una paliza de T-Teto y su grupo es otra diferente! ¡Moriré! ¡V-Voy a morir!]

 

Solo conocía una respuesta para tales ocasiones. Miré a mi amigo y dije. [Gil, siempre te recordaré.]

 

El grito angustiado de mi antiguo compañero resonó por la mansión:

 

[¡¿Qué pasó con ese apoyo que acabas de prometerme?!]

 

✽✽✽✽✽

 

[¿Hm? ¿Hmm? ¿Hmmmm?]

 

[Ruego su perdón, pero, um, ¿q-quién puede ser?]

Le pregunté a la elfa. Me había reunido con ella en la puerta de la casa de mis padres, luego que había dejado a Gil y Konoha, y de inmediato había empezado a jalar mis mejillas. Su cabello jade brillaba en la luz, y su figura era tan impecable que difícilmente se veía real. Su pálido vestido verde no era algo que pudiera recordar haber visto en la capital real, solo una vez en el este.

 

Lydia no estaba conmigo. Se había reunido con las chicas de camino a casa, y todas se habían ido a un vieje de compras, llevándose a Atra con ellas.

 

Aún estaba preguntándome qué hacer cuando una belleza escarlata salió de la casa usando un delantal como el de mi madre. [Letty, Allen no sabe qué hacer contigo.] Lisa le dijo a la elfa, exasperada. [Al menos podrías presentarte.]

 

[¿Hm? ¡Oh! ¡Cierto!] La mujer me soltó y se enderezó, y dijo. [Soy Leticia Lebufera. Algunos me conocen como el Vendaval Esmeralda, pero puedes llamarme Letty.]

 

Me congelé, asombrado. Oí que la Brigada de la Estrella Fugaz se había unido a la batalla, y Caren me había contado de su encuentro con ellos, pero se habían ido a la frontera este antes de que tuviera la oportunidad de reunirme con ellos.

 

[¿Qué ocurre?] La Duquesa Emerita Letty preguntó, poniendo una sonrisa. [¿Tanto te sorprendí?]

 

[Oh, s-sí.] Balbuceé. [Perdón. Yo… soy Allen. He leído mucho de sus hazañas, empezando con los libros ilustrados de cuando era niño, apenas se siente real. P-Puedo…]

 

[¿Sí?]

 

[¿P-Puedo tomar su mano?] Pregunté tímidamente.

 

[C-Claro, si gustas.]

 

[¡Muchas gracias!] Grité, tomando su mano por un momento. Mi corazón latía, no podía suprimir mi emoción. ¿Cómo se supone que siga calmado cuando he tocado a uno de mis héroes? Su cabello era más corto de lo que lo había sido en los libros, pero era el legendario Vendaval Esmeralda— o el Cometa, como se le conoció durante la Guerra del Señor Oscuro.

Caren sacó su cabeza del costado, usando un delantal y le acompañaba el dulce aroma de pastel horneado. [¿Allen?] Dijo. [Qué ocurre—]

 

[¡O Caren, tu hermano es un hombre del que estar orgullosa!] La Duquesa Letty dijo, viéndola.

 

[Baja la voz.] Caren se molestó. [Y no tiene que decirlo. Digo, él es mi hermano.]

 

[¡Bien dicho!] La Duquesa Letty libero una carcajada, entonces se giró a mí y dijo. [No te he convocado antes porque he estado en la frontera este con el resto de la brigada. Ahora, ya que ambos marqueses han situado sus fuerzas, pude regresar un día antes que mis compañeros. ¿Puedo hablarte, O Allen del clan lobo?]

 

En la cocina, una Stella con delantal y varias maids Leinster estaban observando un horno. Lisa y la Duquesa Letty pasaron de largo al jardín. Mis padres, al parecer, habían salido a buscar partes de reloj tan pronto como Caren y Stella habían regresado.

 

[¿Crees que saldrá bien?] Stella preguntó, perdida entre la ansiedad y emoción. No parecía haberme notado.

 

Las maids estaban calmándola.

 

[¡No tema, mi lady!]

 

[¡Allen seguramente lo amará!]

 

[Oh, esa soberbia expresión de perfil es divina.]

 

[Le jure lealtad a Lady Lydia y Lady Lynne. Aunque…]

 

Al parecer, nuestra santa estaba ganando adeptos incluso en las filas Leinster. Y las maid superiores aún tenían que regresar de la frontera.

 

[¿Cómo estuvo el consejo?] Le pregunté a Caren.

[Lo dejaron para otro momento.] Respondió. [¿Qué más podrían hacer sin el invitado de honor de hoy? Dijeron que se reunirían una vez el Duque Howard y Lebufera llegaran a la ciudad.]

 

[¿El Duque Liam no vendrá?] Pregunté lentamente.

 

[No, no puede. Y sus fuerzas regresarán a la capital sur.]

 

Dado que las hostilidades con la Alianza de Principados aún estaban en marcha, apenas estaba sorprendido que las fuerzas principales Leinster vendrían al este. Aunque, ¿Era sabio dejar la capital real sin un duque que vigile? Aunque el plan del viejo Duque Guido Algren había acertado un golpe a la nobleza conservadora, muchos simplemente se alejaron de la rebelión. ¿Qué podrían hacer en ausencia de mano dura en la capital real?

 

Su Alteza dejó de ver el horno y miró a Caren. [¡Mira!] Ella exclamó emocionada. [¡Se levanta! Ahora estoy segura que Allen—]

 

[Es bueno verte otra vez, Stella.] Dijo.

 

Stella se puso roja. [¡¿A-A-Allen?! C-Cuánto tiempo ha pasado desde… Oh…] Detuvo sus palabras y su mirada caía mientras se me acercaba y jalaba mi manga derecha.

 

Las maids se veían felices.

 

[Oh vaya…]

 

[Lady Lydia, Lady Lynne, por favor perdonen mi traición.]

 

[Mi corazón… Mi corazón no puede asimilarlo.]

 

[¿Deberíamos formar una facción para nuestra santa?]

 

[¡Debemos!]

Caren abrazó mi brazo izquierdo. [El derecho está libre, ¿sabes, Stella?] Ella le aconsejó a su mejor amiga.

 

[¡¿C-Caren?! P-Pero yo… B-Bueno… ¡C-Como quieras!] Nuestra santa tomó mi brazo derecho, sonriendo mientras su maná vibraba de la emoción. Se mantuvo en esa posición mientras me reportaba. [Le informé al director y a los jefes por qué sentías la necesidad de visitar la casa Algren. Nadie objetó.]

 

[Gracias.] Respondí. [¿Debemos pasar al jardín?]

 

[¡Sí, vamos!] Stella y Caren dijeron. Así que me pasé por el salón con mi hermana aferrada a un brazo y la noble al otro.

 

Bajo la tienda, Lisa y la Duquesa Letty estaban bebiendo té de las tazas de porcelanas. A la espera estaban varias maids tensas y una imperturbable Lily.

 

[¡Una belleza a cada brazo, O Allen!] Gritó la leyenda viviente.

 

[Desearía que guardaras eso para mis hijas.] La duquesa añadió con una exagerada desaprobación.

 

Lily sacó sillas para nosotros mientras pasábamos al jardín. Caren, Stella y yo le agradecimos antes de sentarnos.

 

[¡Ni lo mencionen!] Ella respondió.

 

Una vez estábamos todos en nuestros asientos, la Duquesa Letty se inclinó y dijo. [Primero, te debo las gracias. Muchas gracias por darnos la oportunidad de cumplir el antiguo pacto con nuestro difunto comandante, la Estrella Fugaz.] La leyenda viviente levantó su cabeza y nos dio una sonrisa, dejándonos sin palabras. [Para ser franca, me había rendido. Dos siglos han pasado desde la Guerra del Señor Oscuro. Muchos de mis compañeros de armas se han ido, y nosotros quienes quedamos no somos inmortales. Ya no creía que sería capaz de mantener mi promesa en esta vida. O Allen, tienes una buena hermana. ¿Sabes que se esforzó en su viaje del este al oeste sola? Las casas del oeste hablarán de ella por años.]

 

[Lo sé.] Respondí, asintiendo en completo acuerdo. [Ella es la mejor hermana en el mundo mundial.]

 

[A-Allen, no me estás haciendo nada feliz, idiota.] Caren dijo. Sus orejas y cola estaban meneándose.

 

[¿Es todo lo que tenías que decir, Letty?] Lisa preguntó.

 

[¡Claro que no! Eso no fue más que el inicio. O Allen.]

 

[¿Sí?]

 

El elfo campeón me miró con una mirada seria. [Aún no cumplimos nuestro pacto.] Ella dijo, en un tono más serio. [¿Has oído del deseo de los hombres bestia?]

 

[No te pidieron que liberaras la capital—]

 

[¡No!] La Duquesa Letty aplastó su puño en la mesa.

 

Me giré a Caren y Stella, las encontré luciendo deliberadamente despreocupadas. No iba bien.

 

La leyenda viviendo conocida como el Vendaval Esmeralda, un teniente del héroe del clan lobo la Estrella Fugaz, me miró directo a los ojos y habló. [Los hombres bestias deseaban, O Allen, tu rescate. No solo escapaste del cautiverio sin ayuda, sino que salvaste a la ciudad en un santiamén. Los jefes del oeste están en un debate. Esperan que se demande un deseo substituto a su regreso. No es que yo quiera lo contrario.]

 

Libero un jadeo de asombro, entonces le di una mirada cuestionadora a mi hermana.

 

¡¿Q-Qué significa esto?! No me digan que me impedían ver a otros o de saber mucho porque…

 

[¿Cómo es que estás sorprendido?] Caren preguntó, con una sonrisa maliciosa.

[Eres el único que no lo sabía.] Stella añadió, igualmente luciendo siniestra. [Lydia y Tina lo propusieron.]

 

Miré al cielo en silencio. ¡Este es el problema con los genios! Justo entonces, oí las voces de las chicas desde la entrada, alzadas en una amigable argumentación.

 

[¡Muestra algo de modestia, Lydia! ¡Estás demasiado pegada a Allen!]

 

[¿Oh? ¿Crees que aferrarse a él es inapropiado, Tiny? Vaya. Bueno, está bien— me aseguraré de contarle.]

 

[¡Yo… no dije tal cosa!]

 

[Nee-sama, no lo veo inapropiado.]

 

[¡L-Lynne!]

 

Oía pisadas pasar en el pasillo, seguidas por un frenético grito de Ellie. [¡Oh, Atra! ¡E-Espérame!] Al parecer, Atra había regresado a su forma de furra.

 

Me levanté de mi asiento y regresé mi atención a la Duquesa Letty. [Entiendo su dilema.] Dije. [En cuanto al deseo… Por favor, permítame pensarlo.]

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